Por: Paula Huenchumil
Distintas estatuas de personajes vinculados al pasado esclavista y colonialista fueron destruidas o intervenidas, como la de Cornelio Saaverda, Dagoberto Godoy, Pedro de Valdivia y Cristóbal Colón, expresión que también se ha visto en otros países. Según el Consejo de Monumentos Nacionales, hubo más de 400 monumentos públicos afectados entre diciembre de 2019 y febrero de 2020. ¿Cómo esta desmonumentalización está resignificando la historia?
Iniciado el Estallido Social, el 29 de octubre de 2019, manifestantes derribaron en Temuco la estatua de Pedro de Valdivia y de Dagoberto Godoy, su cabeza quedó en las manos de la estatua del toqui mapuche Caupolicán.
Días después, comunidades lafkenche derribaron en Cañete las estatuas de Pedro de Valdivia y de García Hurtado de Mendoza, el fundador de la ciudad, en una masiva concentración en la Plaza de Armas de la localidad. Manifestaciones que se repitieron en diferentes territorios, como en Arica o en La Serena.
A día de hoy, esos espacios en general continúan vacíos, profundizando más el debate sobre qué debe hacerse con estatuas o bustos de personajes vinculados al pasado esclavista y colonialista. El cuestionamiento principal se ha centrado en cómo se está resignificando la historia a partir de estos hechos.
En la Plaza Dignidad, la estatua de Manuel Baquedano, militar que perteneció al Ejército Chileno desde 1838 hasta 1881 -lo que le permitió participar tanto de la Guerra del Pacífico como de la Ocupación de la Araucanía- ubicado en el epicentro de las protestas, fue intervenida y dañada en las manifestaciones. Finalmente, tras más de un año de protestas, fue removida en marzo de 2021 por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).
En el mismo lugar donde se emplazaba el monumento a Baquedano, en la conmemoración de los dos años del 18 de octubre, los asistentes instalaron ahí al perro «El Negro Matapacos”, uno de los mayores simbolos de la revuelta social.
La imagen del Negro Matapacos nació desde la calle, no provenia de ningún partido politico y hasta la actualidad es protagonista en murales, pañoletas, poleras, lienzos y llaveros. Un quiltro que existió y que murió en 2017, un perro sin raza, que simboliza el movimiento Chile Despertó y que fue bautizado así por acompañar a estudiantes universitarios que se enfrentaban a Carabineros.
Negro Matapacos en Plaza Dignidad, 2021. Foto Daniel Miranda
Negro Matapacos en Plaza Dignidad, 2021. Foto Daniel Miranda
Desde la Secretaría Técnica del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) informan a este medio, que tras el 18 de octubre de 2019 se registró “un amplio daño a diferentes monumentos nacionales en las distintas regiones de Chile. Se realizaron una serie de acciones y gestiones al respecto”. Según un catastro que ejecutó la entidad, entre diciembre de 2019 y febrero de 2020, más de 400 monumentos públicos fueron afectados.
“En paralelo, y como una forma de velar por la seguridad de las personas y contribuir en el proceso de recuperación de los inmuebles y zonas protegidas que han sido dañadas o alteradas, el CMN aprobó un protocolo que agiliza la autorización para ejecutar obras provisorias de seguridad, reparaciones menores y obras de reposición en áreas e inmuebles protegidos por la Ley de Monumentos Nacionales”. También añaden que la Ley 17.288 sobre Monumentos Nacionales entrega a las municipalidades la responsabilidad de la mantención de los Monumentos Públicos.
En el caso de Temuco, Roberto Neira, alcalde de la ciudad, señala que por ahora como municipio tienen “otras prioridades más sociales”. “No tenemos un plan todavía respecto a ello, pasará a la comisión de urbanismo y patrimonio, pero no hemos tomado ninguna decisión sobre los monumentos que fueron vandalizados”. A su vez, plantea que la imagen de Pedro de Valdivia, es algo que deben poner sobre la mesa y analizar, “por todo lo que está viviendo el país, principalmente por la situación del pueblo mapuche”.
“La revuelta anticolonial”
Para Claudio Alvarado Lincopi, historiador e investigador del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, CIIR, “no es posible comprender la revuelta en una sola dimensión”, por lo que explica que en “la revuelta anticolonial, una de las expresiones más importante es el ejercicio de desmonumentalización, porque pone en tensión el relato colonial que fundó la nación chilena, homogénea, sobre un ethos de la blanquitud, donde la biografía de las élites masculinas blancas son las que aparecen como las más relevantes. Hay un ejercicio de rebelarse contra eso e invertir aquel relato y que emerjan otros”.
A dos años del fenómeno, sostiene que esto también se ve de alguna forma reflejado en la Convención Constitucional, “las biografías que están escribiendo la nueva constitución no se circunscribe precisamente a esos cuerpos monumentalizados en los siglo XIX y XX, sino que más bien emerge la condición barroca, abigarrada, compleja, plural, de la sociedad chilena”, dice el investigador a INTERFERENCIA que ha ahondado en este temática en sus artículos académicos, como en Derribar, sustituir y saturar. Monumentos, blanquitud y descolonización, en coautoría junto a Ivette Quezada Vásquez.
En esa misma línea, el libro La Resistencia Mapuche y el Estallido Social en Chile del Centro Vives y el Programa Territorios de la Universidad Alberto Hurtado, sostiene en el capítulo «La protesta mapuche más allá (y más acá) del Estallido Social» que la desmonumentalización “emerge como un nuevo repertorio desde el Estallido e incluso durante el año 2020, ha continuado desplegándose. Estos hitos del Estallido en Wallmapu se desplegaron naturalmente en plazas de ciudades y tuvieron, por tanto, un carácter urbano, no obstante, en ellos confluían diversos actores mapuche y no mapuche, militantes urbanos y también de comunidades rurales”.
En La Serena en 2019, la estatua de Francisco de Aguirre, militar de la colonización española, fue arrancada en 2019 y, en su lugar, se colocó una escultura de una mujer diaguita, la Milanka, confeccionada e instalada por la agrupación Casa La Nuez y que posteriormente fue quemada por desconocidos. «Ahora no hay estatua pero se dejó ese espacio para ritualidad y arte», dice Carolina Herrera Rojas, meica (sanadora) diaguita.
Milanka en la plaza de La Serena, 2019
Así está actualmente el espacio donde estaba la estatua de Francisco de Aguirre en La Serena
Un fenómeno y discusión en occidente
Herson Huinca Piutrin de la Comunidad de Historia Mapuche, explica en una de sus reflexiones que “estas intervenciones públicas tienen que ver, también, con lo que significa desmonumentalizar a figuras icónicas de lo que en la memoria histórica han sido violentas y que tienen consigo las acciones de conquista y colonialismo establecido desde el siglo 16. Por tanto, no debieran verse como hechos de vandalismo, sino que más bien vienen a interpelar la memoria histórica concebida en contextos coloniales”.
Pero el acto político de derribar estatuas no es algo que se haya visto solo en Chile. En 2020, la muerte de George Floyd en Estados Unidos levantó una ola mundial de protestas contra la brutalidad policial y el racismo, bajo la consigna Black Lives Matter. Varias estatuas de Cristóbal Colón y de líderes confederados fueron pintadas o derribadas en diferentes ciudades del país.
Fenómenos que también se vivieron en Europa, por ejemplo, en Bristol (Reino Unido) manifestantes derribaron la estatua del esclavista Edward Colston en medio de las protestas, o en Barcelona donde se retiró el monumento al también esclavista del siglo XIX, Antonio López, la cual fue trasladada al Centro de Colecciones del Museu d’Història de Barcelona, hecho que consignó eldiario.es.
Según un artículo de Patrimonio y cultura Monumentos derribados: ¿reescribiendo o destruyendo la historia de la Universidad de Chile, la violencia contra símbolos culturales ha sido recurrente a lo largo de la historia de la humanidad. “Durante la Revolución Francesa numerosas estatuas que recordaban al antiguo régimen fueron atacadas y destruidas, especialmente las que representaban a reyes. Asimismo, durante la ocupación nazi en Francia y el régimen de Vichy, estatuas dedicadas a Voltaire, Rousseau, Marat o Victor Hugo también fueron destruidas sin miramientos”.
David Blight, profesor de Historia en la Universidad de Yale experto en la Guerra Civil, la Reconstrucción y estudios afroamericanos, durante una entrevista con BBC Mundo, dijo “puedes derribar todos los monumentos del mundo, pero eso no cambia necesariamente lo que ocurrió. Aún estamos obligados a aprender ese pasado». “Hay algunos monumentos que habré defendido, como el Memorial de Freedmen, una estatua de Lincoln de pie y un esclavo arrodillado en Washington D.C.
«Pero no podemos purificar el pasado. Y lo que quiero decir con eso es que no puedes volver atrás y simplemente hacer del pasado algo que sea más aceptable y que se ajuste mejor a nuestros deseos de hoy”, fue parte de lo que comentó en la entrevista.
Lugar donde estaba la estatua de Pedro de Valdivia en Temuco
Así está actualmente el espacio donde estaba la estatua de Pedro de Valdivia en Temuco
El investigador Claudio Alvarado Lincopi, sostiene que hay una tensión evidente al interior de occidente que se viene desarrollando, “una serie de fenómenos culturales que tiene una expresión en los 60’, que fueron de alguna manera vencidos en la arena político militar. Los elementos más fundamentales de esos movimientos, contraculturales, incluso contraidentitarios, comienzan a tomar mucha fuerza hasta hoy en día. Un circuito reflexivo que está muy presente en el pensamiento contemporáneo, y en ese sentido, Chile no es la excepción de los quehaceres que están repensando las sociedades para el siglo 21”.
“Han surgido nuevos conceptos y preguntas, por ejemplo, en torno a qué significa ser francés, inglés, chileno, etcétera, son preguntas que están muy presentes hoy en día, creo que es un fenómeno global de movimientos contraculturales que vienen desenvolviéndose desde los 60 con claridad, pero probablemente de antes también, que tiene expresiones múltiples, movimientos indígenas, feministas, antiracista, trayectorias densas, complejas, entrelazadas que acontecen en Europa, Estados Unidos y América Latina”, finaliza Claudio Alvarado Lincopi.
Fuente de la información e imagen: Interferencia