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Explosiones sociales

Por: Manuel Castells.

Arde Barcelona. Pero también Santiago de Chile. Y Hong Kong. Y Quito. Y hasta hace poco París. Y múltiples focos de indignación a lo largo de este planeta en crisis ecológica, social y política. Las causas son diversas, pero las reacciones y el paso del movimiento pacífico al enfrentamiento con el orden establecido son muy similares. Reivindicación de salir del olvido de las regiones marginadas francesas. El precio del combustible en Ecuador. Aumento de tarifas del metro y la creciente carestía de la vida en Santiago. Demanda de derechos democráticos en Hong Kong. Lo común es que en ninguno de esos casos y otros muchos han existido canales políticos e institucionales para negociar: el Estado se ha cerrado en banda y la respuesta han sido los antidisturbios y el ejército. Empieza a tener sentido (y lo digo con tristeza) el análisis de mi reciente libro sobre la crisis de la democracia liberal, donde mostré que la gran mayoría de los ciudadanos no confían en los partidos políticos, no se sienten representados por parlamentos y gobiernos y piensan que la clase política en su conjunto está atrincherada en la defensa de sus intereses y de su corrupción. La democracia no existe, por muchas elecciones que se hagan, si no anida en la mente de los ciudadanos. Es esa confianza en las instituciones la que está siendo puesta en cuestión, induciendo, en primer lugar, nuevas alternativas políticas de izquierdas o derechas. Y cuando estas tampoco funcionan (porque las estigmatizan como populistas y van a por ellas las cloacas del Estado y los medios de comunicación), no queda más que la calle, las acampadas, las manifestaciones. Y a la violencia de las tropas de élite responden espontáneamente los que no pueden ya contener la rauxa –palabra catalana que siempre ha acompañado al seny cuando desborda el sentimiento de injusticia y faltan canales de expresión institucional–.

La fuente de esa violencia puntual es la frustración política de toda una generación

¿Pero es así en Catalunya? ¿No vivimos en un Estado que garantiza las libertades democráticas en la Constitución salida de la transición? Pues resulta que en torno a la mitad de la población de Catalunya no lo piensa así. Y que, hasta hace poco, más de tres cuartos de los ciudadanos eran favorables a la celebración de un referéndum en que se decidiera la estructura del Estado.

Hace más de una década se aprobó un nuevo Estatut d’Autonomia en los parlamentos catalán y español y fue refrendado por una gran mayoría de ciudadanos catalanes. Tras lo cual, entre el PP y un Tribunal Constitucional ideológicamente anclado en el nacionalismo español hubo una regresión de la autonomía. Como reacción surgió un movimiento independentista espontáneo, al cual se apuntaron los partidos catalanistas por intereses electorales. Fueron desbordados por opciones políticas más coherentes, aunque pudieran considerarse utópicas, empujando al independentismo político a la organización de un referéndum fuera de la instituciones españolas. Fue pacífico y masivo, aunque sólo participó la mitad de la población. La represión fue violenta por parte del gobierno español, apoyado por la mayoría de los partidos y jaleado por muchos medios de comunicación.

Lo que empezó como un proceso gradual de redefinir pacíficamente las relaciones entre Catalunya y España desembocó en confrontación. En ese contexto, la desmesurada e injusta sentencia de unos jueces nombrados por un Consejo General del Poder Judicial designado por componenda política ha indignado a una mayoría de la población catalana, incluso a aquellos que no somos independentistas. Era de esperar la reacción que se ha producido, pacífica y masiva en su inmensa mayoría, violenta y minoritaria en algunos sectores radicalizados, como suele ocurrir en toda gran protesta social. Esta violencia es condenable éticamente y contraproducente políticamente. Pero hay que entenderla en lugar de demonizarla y tratarla como un problema de “orden público”. Porque si no se abordan las raíces de la violencia, resurgirá. Y las heridas profundas en la sociedad catalana harán ingobernable el Estado español. No se trata de infiltrados y provocadores, aunque los haya (algunos de ellos probablemente fascistas y policías), sino de miles de jóvenes catalanes que, como dijo una de ellas, han visto como pegaban a sus abuelos el 1 de ­octubre y quieren ponerse en primera línea. Cuantas más jóvenes apaleen, cuantos más nuevos presos políticos haya, más se irá ­creando una reserva de rauxa que se expresará de mil formas. Y cuanto más se culpe a los anarquistas, más anarquistas aparecerán, porque es la ideología de oposición al Estado autoritario.

La fuente de esa violencia puntual es la frustración política de toda una generación que se siente traicionada no sólo por el Estado español sino por los propios dirigentes del independentismo político que los lanzaron a la calle y ahora acusan a misteriosos agentes extranjeros, olvidando que en Barcelona viven muchos jóvenes extranjeros que creen en la ciudadanía europea. Es vergonzoso tirar la piedra y esconder la mano. Pero lo más grave es, como escribía recientemente el semanario alemánStern , la incapacidad congénita de los políticos españoles para negociar. Ni para una investidura de gobierno ni para encontrar fórmulas de solución para un conflicto que afecta fundamentalmente la convivencia en el país. Porque sin negociación el Estado de derecho se reduce al derecho del Estado.

Fuente del articulo: https://www.lavanguardia.com/opinion/20191025/471186542407/explosiones-sociales.html

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Chile: Mientras la TV transmiten Los Simpson y recetas de cocina… en Valparaíso están REPRIMIENDO a miles de familias que marchaban pacíficamente hasta el Congreso.

América del Sur/ Chile/ 28.10.2019/ Fuente: twitter.com.

#Chile: Mientras la TV transmiten Los Simpson y recetas de cocina… en Valparaíso están REPRIMIENDO a miles de familias que marchaban pacíficamente hasta el Congreso.

Fuente de la noticia: https://twitter.com/piensaprensa/status/1188553325215735812?s=12

 

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Chile: Valparaíso mientras los canales de señal abierta transmiten películas y programas grabados #seguimosenlacalle

América del Sur/ Chile/ 28.10.2019/ Fuente: twitter.com.

Esto pasa hoy en Valparaíso mientras los canales de señal abierta transmiten películas y programas grabados #seguimosenlacalle

Fuente de la noticia: https://twitter.com/danieljadue/status/1188550833388085251?s=12

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Chile: 18 millones de ‘vándalos’ exigen Constituyente

América del Sur/Chile/27-10-2019/Autor(a): Manuel Cabieses Donoso/Fuente: www.prensa-latina.cu
Por: Manuel Cabieses Donoso
La casta política de Chile se aferra al poder y apela a un escandaloso y llorón strip tease que pone al desnudo los privilegios que hasta hace una semana consideraba derechos intocables.

Sus lágrimas de cocodrilo se derraman a raudales en los matinales de la tele en un esfuerzo de convencer que ‘hemos oído la voz del pueblo’.

La conmovedora -pero tardía- generosidad de la élite intenta aplacar la rebelión a través de la farándula de la crisis social. Sin embargo la protesta no cede ante el halago ni se somete a la brutal represión que ya registra 20 muertos, más de 300 heridos, dos mil detenidos y un número indeterminado de personas desaparecidas.

Los administradores del Estado no terminan de admitir que carecen de legitimidad para establecer un diálogo con la rebeldía popular. Sus medidas coercitivas, en tanto, se sitúan en el terreno de la violación de los derechos humanos y suscitan más repudio al gobierno, la policía y las Fuerzas Armadas.

La insurrección no reconoce la autoridad del gobierno ni del Congreso porque no representan la soberanía del pueblo. Son producto del modelo que la calle repudia. La ‘clase política’ representa (¿representaba?) solo al 40% de los ciudadanos. La abstención electoral -mensaje silencioso de esta crisis que los partidos no supieron oír-, constituye la mayoría que está en la calle. A esta se han sumado vastos sectores que se han sacudido de la tutela de organizaciones y capillas ideológicas.

En diciembre del 2017, Piñera fue elegido con tres millones 800 mil votos de un padrón electoral de más de 14 millones. Asumió la presidencia representando a una fracción minoritaria de ciudadanos, y en menos de dos años su respaldo se ha convertido en sal y agua.

La representatividad del Parlamento es todavía menor. Caso paradigmático es una senadora -Carmen Gloria Aravena Avendaño- elegida por 4.200 votos, o sea el 1,2% de su circunscripción, ya reducida por la abstención.

El presidente del Senado, Jaime Quintana, segunda autoridad del Estado, representa solo al 10,2% de electores de su región. El titular de la Cámara de Diputados, Iván Flores, a su turno, fue elegido con apenas el 9,5% de los votos.

En el plano municipal la situación es aún peor. En la elección de alcaldes y concejales del 2016, la abstención alcanzó al 65%. Hay alcaldes que ‘representan’ menos del 10% del electorado -ya reducido por la abstención- de sus comunas.

Esta ‘democracia’ jibarizada y por tanto vacía de contenido, explica por qué la rebeldía en Chile no acepta la autoridad de instituciones moralmente inexistentes, ni reconoce como interlocutores a los administradores de esos fantasmales vestigios de institucionalidad.

Los amagos de sectores políticos para desviar el torrente popular hacia molinos partidarios, no han logrado ningún resultado.

La criminalización de la crisis por parte del Gobierno y los medios de comunicación, no ha conseguido mellar la fuerza moral del movimiento que sigue expresándose masiva y pacíficamente.

Esta verdadera insurrección desarmada demuestra una vigorosa creatividad cultural y artística. Incluso hace gala de ingeniosas expresiones de humor en las redes sociales.

Los actos de vandalismo que se le atribuyen -de un origen tan sospechoso como los incendios del Metro y supermercados- son por completo ajenos al espíritu que anima a las marchas y caceroleos masivos en que participan familias completas de sectores sociales muy diversos, hermanados en un rechazo frontal a los abusos del neoliberalismo.

Las acciones de vandalismo que han ocurrido traen a la memoria la explosión social del 2 y 3 de abril de 1957. La policía puso en libertad y azuzó a centenares de delincuentes para que destrozaran y saquearan bienes públicos y negocios privados en Santiago y Valparaíso.

Los atentados incendiarios de esta semana afectan más al pueblo que a los propietarios de los negocios saqueados e incendiados. La cadena norteamericana Walmart, de los supermercados Líder, y el grupo Solari Falabella, de Sodimac, no perderán un centavo.

Tienen seguros a todo evento que los protegen contra robos, saqueos, incendios, atentados terroristas, catástrofes naturales, etc. Los elevados costos de esos seguros tampoco los pagan esas empresas pues los trasladan a los precios y tarifas que cobran a los consumidores y usuarios.

Millones de ‘vándalos’ han convertido a Chile en una plaza fuerte de la lucha contra la injusticia, la desigualdad y la inequidad. Los ‘vándalos’ rechazan la violencia delincuencial contra pequeños y medianos comerciantes.

Los ‘vándalos’, en cambio, se movilizan por un cambio radical del modelo económico y social sobre el cual se levantan las instituciones del Estado.

Está en curso una transformación cultural de la conducta social cuya victoria permitiría derribar las barreras de la desigualdad y la discriminación. Asimismo se abre paso una demanda capaz de centralizar el conjunto de aspiraciones populares y atacar la raíz del conflicto.

Va surgiendo con fuerza la imperiosa necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente. Esa vía pacífica y democrática permitiría a Chile dotarse de una Constitución que genere nuevas instituciones y leyes para construir una sociedad diferente.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=315603&SEO=chile-18-millones-de-vandalos-exigen-constituyente
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Noam Chomsky sobre Chile: “Era previsible tras 40 años de asalto neoliberal a la población»

Redacción: El Mostrador

Chomsky indica que el neoliberalismo es «la razón básica de la ira, el resentimiento y el desprecio por las instituciones políticas que están barriendo gran parte del mundo»

Noam Chomsky, lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense, es ampliamente es reconocido como una de las figuras intelectuales más importantes del siglo por su activismo político, caracterizado por una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la política exterior de los Estados Unidos. Por ese estatus, siempre es interesante saber su opinión sobre la política internacional y económica, y en consonancia con esto, se ha referido la crisis política y social que se ha desatado en Chile.

En una entrevista con El Mostrador, Chomsky afirmó que no le sorprende para nada lo que ocurre en el país latinoamericano, ya que los hechos “eran perfectamente previsibles tras el asalto neoliberal a la población en los últimos 40 años, verificadas constantemente en todo el mundo”.

El intelectual agregó que uno de los principales riesgos en la actualidad es que esa ira, esa rabia, está “creando oportunidades para los demagogos de ultraderecha como Trump, Bolsonaro, Orban, Salvini y otros que buscan desviar la ira justificada hacia chivos expiatorios, como inmigrantes, negros, musulmanes, etcétera. Una táctica milenaria, con graves consecuencias”.

Chomsky explicó que “el neoliberalismo fue inventado por Von Mises y otros en Viena, en la década de 1920. Es una versión particularmente salvaje del capitalismo. Ganó poder con Reagan y Thatcher, con efectos devastadores en gran parte del mundo”. “Esa es la razón básica de la ira, el resentimiento y el desprecio por las instituciones políticas que están barriendo gran parte del mundo”, razonó.

La dictadura de Pinochet, explicó el intelectual, es la que “proporcionó condiciones experimentales perfectas para la aplicación de los principios neoliberales guiados por las principales figuras de la doctrina. Fue un fracaso total. Para 1982, la economía colapsó. El Estado tuvo que intervenir radicalmente. Los economistas internacionales bromearon diciendo que era ‘el camino de Chicago hacia el socialismo’. Sin embargo, los efectos perniciosos permanecieron y continuaron“.

Chomsky concluyó agregando que ya “Margaret Thatcher expresó bien el dogma neoliberal: no hay sociedad, solo individuos, solos para enfrentar las devastadoras fuerzas del mercado. La solidaridad es un crimen. Es por eso desde la década de 1920, las principales figuras del neoliberalismo, Von Mises, Hayek y otros, han acogido con satisfacción la violencia estatal a gran escala para destruir los sindicatos y otras interferencias similares a la ‘buena economía’».

“Pinochet es un ejemplo clarísimo de esto”, finalizó.

Fuente: https://spanishrevolution.org/noam-chomsky-sobre-chile-era-previsible-tras-40-anos-de-asalto-neoliberal-a-la-poblacion/

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La rebelión estudiantil y el quiebre de los consensos

Por: Sandra Trafilaf Yañez

Después de 7 días de protesta en Chile, que se convirtió rápidamente en un estallido social nacional imparable sin conducción de los partidos políticos tradicionales, con demandas más allá de las alzas en el pasaje del transporte público, y contra todo pronóstico de los analistas más avezados, lo que se avecina es la instalación de las ya conocidas “mesas de unidad” para negociar caminos de solución ante la crisis de las instituciones y la cultura republicana que repudia la violencia del pueblo y que se antepone a su violencia institucional cotidiana.

Este hecho, hay que decirlo con honestidad, se provocó luego que un puñado de adolescentes, estudiantes secundarios entre 12 y 19 años, llamaron a evadir los cobros espurios del pasaje de metro en la ciudad de Santiago, impuestos por el sistema económico neoliberal, impactando de forma negativa en la ya insostenible calidad de vida de la masa trabajadora. Primero estuvieron solos/as, pero en menos de cuatro días, no sólo Santiago ardía en llamas, sino todo el país salía a las calles a protestar, a destruir los símbolos del consumo y la propiedad privada de unos cuantos empresarios.

Ya en el 2006, estudiantes secundarios pusieron en jaque el sistema educacional, cuestionando el corazón del sistema impuesto por la dictadura, con una Constitución que nos gobierna hasta el día de hoy. En estos días, nuevamente lograron un quiebre en la forma de hacer política a través de los “consensos”, tan magistralmente administrada por todos los gobiernos pos dictatoriales, comenzando por Patricio Aylwin hasta Sebastián Piñera. En cuatro días, 71 estaciones de metro fueron destruidas, se atentó contra el gran capital saqueando supermercados y cadenas de farmacias que lucran con la vida y la salud, y el caos iluminó las noches, incluso en “Estado de Excepción”.

La respuesta de un gobierno que administra los intereses del gran capital es la misma de siempre, sacar todo el peso de la represión a las calles. Esta vez fueron más lejos, la madrugada del sábado se decretó el “Estado de Excepción” que dejó la seguridad pública en manos de las FFAA. Se prohíben las manifestaciones y el derecho a reunión. Un militar boina negra, Javier Iturriaga del Campo, apareció ante las cámaras de televisión, junto al presidente Piñera y sus ministros, anunciando las nuevas medidas. Los militares asumen el control del país y salen a reprimir junto a las fuerzas policiales.

Después de más de 30 años se vuelve a decretar el toque de queda, en cuatro regiones del país. En paralelo, los medios de información masivos, protectores de la propiedad privada, hacen infructuosamente su labor de aterrorizar al pueblo. Hay llamados a la paz, a proteger los bienes privados, a organizarse contra los saqueos. Informan minuto a minuto el estado de guerra, y llaman a la intervención de las fuerzas armadas, sin asco y hacen llamados a que el pueblo pare el saqueo, como si no tuvieran a los militares en la calles custodiando la rebelión.

Estos adolescentes quiebran con las políticas de los consensos, la misma que coordina la mejor forma de robarle todo al pueblo y a la naturaleza, para después sellar con leyes deformes que se aprueban en un parlamento cooptado por los empresarios. La gente siguió en las calles, pese a la invocación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, pese al toque de queda. Estos jóvenes, estudiantes secundarios entre 12 y 19 años, nacieron con sus ojos limpios del trauma que originó el terror del Golpe de Estado en 1973. Son nuestras hijas, nuestros hijos sin esa memoria emocional en sus cuerpos, sin la carga de vivir en un país impune, donde líderes de partidos políticos negociaron el genocidio por cuotas de poder. No le tienen miedo, no le dan ningún sentido a sus decretos y toques de queda, un boina negra en cámara, es otro milico más.

Habrá un antes y un después de estas luchas emprendidas por las y los secundarios. Incendiaron el mito de que responder con violencia a su violencia asesina, traería las penas del infierno. Sólo trajo lo que sabemos, lo que ya hemos vivido, los costos que siempre hemos tenido que pagar para avanzar en la justa lucha por cambiar sistemas que nos oprimen. Quebrantaron el miedo de tres generaciones que hoy desafía a militares y sus tanquetas en las calles, haciendo sonar las ollas. Pero al mismo tiempo, dejaron en un silencio, que hiere los oídos, a todos los dirigentes de partidos políticos y a quienes durante años transaron principios y demandas.

Ahora, el oportunismo que les caracteriza los mueve a tomarse el palco y quieren armar sus mesas de cuatro patas para negociar. Ya la están fabricando tras bambalinas, y la acicalan con sus mejores manteles y vajillas, para invitar a los de siempre y darse el gran festín con el estallido social que aún no para, que no quiere parar, que avanza y crece en cada rincón. Nos quieren instalar la paz como un mantra.

No es por los $30 pesos en el alza del pasaje de metro. Es por 46 años de dictadura, es por la apropiación de nuestras energías en trabajos esclavos, es por la negación de atención en salud, es por la mercantilización de la Educación, es por el derecho a una vivienda, a una vida digna, a una vejez sin sobresaltos económicos, es por la protección de nuestros recursos naturales, es por la represión al pueblo mapuche, es por el derecho a tener derechos, es por la vida.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261643

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Chile: Vídeos de lo ocurrido en la mega marcha de este viernes 25 de octubre

América del Sur/Chile/26-10-2019/ Autor(a) y Fuente: Manifestantes chilenos

Por: Otras Voces en Educación 

Militares ondean la bandera chilena en solidaridad con los manifestantes.

Emotivo vídeo donde los manifestantes se percatan que los militares ondean la bandera chilena desde arriba de un camión militar y van en su encuentro, no para violentarlos, sino para ondear juntos y juntas la bandera de su país.

Carabineros tiran gases lacrimógeno a manifestantes e intentan volver para seguir agrediéndolos, pero algo insólito ocurre, los militares se interponen protegiendo a los manifestantes y repelen a los carabineros (Video).

La Gendarmería de Arica, Chile se pronuncian en contra de los abusos de la dictadura del ministro de justicia, ya que reclaman que sus acciones tiranas se alejan de una democracia genuina.

 

 

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