Por eltiempo.com
Al preguntarle a un grupo de personas adultas si hubiesen intervenido para ayudar a la estudiante de la Institución Educativa Inem José Félix de Restrepo, que fue agredida el pasado miércoles, todos se miraron y no supieron con certeza qué responder, pese a que minutos antes estaban expresando indignación ante la indiferencia de los espectadores ese día.
La anécdota la relató Edinson González, sicólogo clínico y director científico del Centro para el Neurodesarrollo Cognitivo y Emocional (Neuroideas), quien afirmó que con base en sus conocimientos el 90 por ciento de las personas no hubiese hecho nada.
Y es que el acto de violencia, en el que dos menores de edad fueron las agresoras y otras dos las agredidas, generó indignación por su magnitud (atípica en la ciudad en términos escolares, según datos de la alcaldía) y abarcó también críticas a la actitud de los testigos (menores y mayores de edad), quienes se limitaron a grabar con sus celulares, a burlarse y a lanzar una que otra frase.
Ya es conocido que la única niña que intervino para defender a su compañera, a quien le estaban cortando el cabello con un cuchillo, recibió una puñalada que, afortunadamente, no acabó con su vida.
Según González, la actitud que asumieron los espectadores del hecho es común en la actualidad en las grandes ciudades y es conocida como ‘ecspatía’, es decir, cuando una persona es capaz de entender el dolor del otro y generar sentimientos sobre ello, pero no toma la decisión de movilizarse para ayudarlo.
Nos hemos acostumbrado a ver videos de agresiones que nos conmueven, nos indignamos con el agresor pero al final no hacemos nada
El experto indicó que esta actitud se ha vuelto más fuerte debido a la masificación de herramientas como internet. La razón es que en vista de que a diario se ven y escuchan videos y noticias sobre hechos violentos, se está creando una especie de ‘normalidad’, que lleva a que el ciudadano se indigne, pero no pase de reaccionar con un me gusta, me enoja o me entristece. Es decir, es capaz de solidarizarse en la distancia pero no en la cercanía.
“Nos hemos acostumbrado a ver videos de agresiones que nos conmueven, nos indignamos con el agresor pero al final no hacemos nada, la vida continúa y eso es una anécdota más”, dijo el experto, quien añadió que la situación cambia cuando existe algún vínculo con el agredido o se da en comunidades más pequeñas en las que hay lazos más estrechos entre las personas.
Para Blanca Inés Zuluaga, integrante del Comité de Familia de la Fundación Bien Humano, es preocupante que haya una mentalidad generalizada de no meterse en los problemas ajenos, una enseñanza que se les da a los jóvenes y que lleva a que el interés por los otros disminuya.
“Ejemplo de ello fue lo sucedido con estos estudiantes: decenas de jóvenes observando, grabando, pero sin una respuesta solidaria a su compañera. La única que lo hizo terminó herida. Otra habría sido la situación, si al menos cinco de los que se reían o miraban la hubieran acompañado en defensa de la compañera”, dijo la experta.
La situación toma un tinte más grave, que no es exclusivo de los jóvenes hoy en día: la primera reacción cuando alguien está en peligro es tomar el celular y grabar. La causa es la gran importancia que tiene para un individuo que sus contenidos se viralicen y tengan popularidad en redes sociales.
En este caso también está la crítica por la manera cómo las redes sociales se usaron para poner en el escarnio público a las dos adolescentes agresoras, a quienes, según los expertos, se les vulneraron derechos dada su condición de menores de edad, pues recibieron múltiples amenazas contra su integridad.
Al respecto, Fernando Carvajal, rector de la institución, expresó que aunque es valiosa la solidaridad con las niñas agredidas, en la otra cara de la moneda hay dos menores de edad con una historia que debe ser tenida en cuenta, lo que no indica que no deban enfrentar una sanción por la falta que cometieron. “Ellas deben tener un debido proceso y ser sancionadas con dignidad”, agregó el rector.
Una campaña escolar para dejar de lado la indiferencia
Por ello, manifestó Carvajal, se van a fortalecer las campañas que desde tiempo atrás se realizan para fortalecer la convivencia. Justo este lunes, durante un acto de desagravio que se hizo en el colegio, se lanzó la iniciativa ‘Rompé la indiferencia, hacé la diferencia’, con la que se busca que frente a hechos como este los jóvenes no se queden en la risa y la grabación, sino que se solidaricen con el otro.
González dijo que el éxito de la campaña radica en que se convierta en conocimiento, a partir de los aprendizajes que dejó la riña. Para lograrlo, es indispensable que se cumplan tres condiciones: tiempo, motivación y oportunidad de práctica. Es decir, debe ser una actividad constante para que la situación no termine en el olvido.
“Si no se construye en esa premisa para lograr conocimiento, puede ir el alcalde, el gobernador, el presidente, pero todo lo que se está haciendo de nada sirve”, explicó González. Dijo también que la lúdica es una de las mejores maneras para realizar este tipo de iniciativas y que las redes sociales se convierten en una herramienta importante.
De hecho, el rector contó que van a fortalecer un programa de televisión que tiene el colegio para promover la empatía, la solidaridad, el respeto y la dignidad. También pidió mayor acompañamiento de parte de las familias en la formación de los estudiantes.
Entre tanto, hoy se lanzará la estrategia para el buen uso de las redes sociales por parte de los jóvenes, que es liderada por una alianza entre la alcaldía de Medellín y Tigo-UNE y está dirigida a los colegios oficiales, con el fin de que se asuman medidas preventivas entre los estudiantes para el uso seguro del internet y las redes sociales.
La iniciativa hace parte de ‘Familias Digitales’, que tiene como fin que padres de familia, estudiantes y docentes conozcan los peligros y las amenazas que pueden tener en la web, como el ciberacoso, el acoso y el uso que hacen de ella los delincuentes.
Fuente: http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/pedagogia-el-camino-para-combatir-la-indiferencia-ante-el-dolor-ajeno-179282