Page 249 of 441
1 247 248 249 250 251 441

El futuro de las universidades

Colombia / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Catalina Uribe / Fuente: El Espectador

En una reciente entrevista, Dan Levy, profesor de políticas públicas de la Universidad de Harvard, auguró el fin de muchas universidades. Según Levy, las pocas universidades que seguirán funcionando serán las que se repiensen a sí mismas en la sociedad digital. Ya no tendrá sentido que haya profesores dando la misma clase. Por el contrario, habrá un profesor de referencia que le llegará a estudiantes alrededor del mundo haciendo uso de las nuevas tecnologías.

A pesar de caer en el error de pensar las universidades únicamente como transmisoras de conocimientos, y no como formadoras de ciudadanos, la entrevista da para pensar en el futuro de la educación superior, más aún cuando la moda de ciertos políticos es reducir el presupuesto destinado a investigación y formación.

Es una realidad que la educación está cambiando. Cada vez son más los profesores y alumnos que se valen de plataformas virtuales para acompañar el proceso de aprendizaje. Las nuevas tecnologías están simplificando la vida de muchos, así como democratizando el acceso al conocimiento. Sin embargo, estas herramientas digitales deben ir acompañadas de cambios en las prácticas y actitudes frente a la educación.

Durante años hemos estado acostumbrados a una especie de listas de control que nos dan los criterios para evaluar si alguien está lo suficientemente educado para desempeñarse en una profesión. De ahí salen las planeaciones arbitrarias de currículos que culminan en diplomas supuestamente eternos que permanecen a pesar de la rapidez con la que cambia el mundo. Oímos más veces la pregunta: ¿por qué siguió estudiando?, en vez de: ¿por qué no se ha actualizado?

Pero tanto universidades como estudiantes deben entender que el profesional de hoy es el estudiante del futuro. Un profesional que debe actualizarse no solo en contenidos, sino en habilidades que le otorguen además la capacidad para reevaluar y pensar el mundo en su respectivo tiempo. Los ojos jóvenes que leyeron cierto conocimiento a los 20 años leerán el mismo texto con madurez y experiencia a los 50. Así, aunque la esencia de las universidades permanecerá, estas posiblemente tendrán un enfoque más personalizado, rescatando diferentes estilos de aprendizaje, y adaptándose a experiencias y contextos particulares.

Fuente del Artículo:

http://www.elespectador.com/opinion/el-futuro-de-las-universidades-columna-714117

Fuente de la Imagen:

http://www.talcualdigital.com/Nota/119454/la-universidad-del-futuro

Comparte este contenido:

El lado oscuro de la OCDE (II): de regreso al analfabetismo

Colombia / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Julián López de Mesa Samudio / Fuente: El Espectador

Una de las deficiencias más graves y serias del actual sistema educativo promovido por la OCDE, adaptado por el Ministerio de Educación y forzado sin mayor reflexión en colegios y universidades, es aquella que tiene que ver con la progresiva disminución y atraso en las aptitudes básicas de lectura y escritura de los estudiantes en todos los órdenes de la educación.

De unos años para acá, las instituciones de educación superior se han visto en la necesidad de cubrir las muy serias deficiencias en habilidades comunicativas de los estudiantes de primeros semestres, a quienes reciben cada vez peor preparados en estas competencias. Esta carencia, que con el tiempo se vuelve cada vez más difícil de superar (como con las operaciones matemáticas básicas, lo ideal es aprenderlas más pronto que tarde pues de éstas dependen otras competencias), se desprende del poco interés que los colegios le ponen a la lectura y a la escritura, debido en parte a la presión estatal que condiciona sus sellitos de “alta calidad” a hacer énfasis en materias y habilidades matemáticas, fácilmente mensurables y por tanto necesarias para los tales rankings y las absurdas exigencias de pseudocalidad aparejadas a aquellos (a su vez mecanismos de control, homogenización y nivelación por lo bajo de la educación como parte del plan OCDE para Colombia).

De otra parte, dicha carencia también se debe a que el Gobierno se ha encargado de privatizar aún más la educación, fomentando los monopolios de empresas privadas que se lucran de la misma —dentro de las que sobresale la Editorial Santillana—, entregándoles los procesos que tienen que ver con el acceso a la lectura y la escritura, así como la preparación de las pruebas estandarizadas que exige la OCDE, atando a colegios y padres al mediocre y costosísimo “plan lector” que liga la lectura y las habilidades académicas dependientes de ésta a los obscuros títulos y aún más obscuros escritores cuyos derechos de autor manejan esas mismas editoriales.

¿Cuánto nos cuesta a los padres el anodino plan lector atado a una serie de servicios obligatorios y restricciones absurdas, como la imposibilidad de que otros niños puedan usar los libros ya usados debido a que cada plan tiene un “código de acceso” personal para entrar a la plataforma virtual de Santillana, por ejemplo? En algunos casos, el precio supera el de las matrículas.

Mientras que sería fácil para colegios, muy barato para padres y de infinita mayor pertinencia para los estudiantes crear un plan lector con autores y obras que pertenezcan al dominio público, textos cuya calidad ha sido probada por el tiempo —los cuentos de los hermanos Grimm o las poesías de Rafael Pombo, por ejemplo, de seguro estimulan más la lectura en los niños que ¡Hola!, que me lleva la ola—, nuestro Gobierno prefiere seguirle apostando a subirle los costos a la educación, bajando la calidad de la misma y privilegiando a pocas empresas cuyo interés no es educar sino lucrarse.

El pésimo contenido de los planes lectores, sumado al escaso estímulo para seguir leyendo y escribiendo por la baja calidad del plan lector, del tiempo y de los recursos dedicados por los colegios a estimular y a fomentar la lectura y la escritura, está creando una generación entera que no se puede comunicar de manera adecuada ni profesional ni personalmente, con la infinitud de problemas a todo nivel que esto desencadena, además de generar costos para las instituciones de educación superior que han de asumir una falencia en la educación básica que no les corresponde.

La paulatina vuelta al analfabetismo, otra de las herencias de la OCDE.

Fuente del Artículo:

http://www.elespectador.com/opinion/el-lado-oscuro-de-la-ocde-ii-de-regreso-al-analfabetismo-columna-714122

Fuente de la Imagen:

http://ediciones-sm.com.mx/?q=blog-Las-aulas-mexicanas-tienen-exceso-de-alumnos-OCDE

Comparte este contenido:

Colombia: Quinta Emisión de ‘El Abecedario, La Educación de la A a la Z’ – Radio Educativa (Los Programas de Formación de Maestros)

Colombia / 24 de septiembre de 2017 / Autor: El abecedario La educación de la A a la Z / Fuente: Youtube

Publicado el 29 jul. 2017
En este programa, continuamos el ciclo relacionado con la formación de maestros, hoy abordaremos, a partir de entrevistas a expertos, el tema relacionado con los programas de formación para maestros. En Huellas de Maestros, estará el profesor Eduardo Giraldo de la Normal de Marinilla. El la nota informativa, cifras importantes sobre la formación de maestros.

Fuente:
https://www.youtube.com/watch?v=CJKhn01p1OQ
Comparte este contenido:

Colombia: En colegios de Cali, los ‘Ciberhéroes’ luchan contra matoneo en aulas

América del Sur/Colombia/24 Septiembre 2017/Fuente:eltiempo /Autor:Cali

En varios colegios públicos y privados hubo piloto por ciberacoso, con técnicas alemanas.

Nueve colegios de Cali fueron escenarios de un novedoso piloto implementado por la Universidad de Los Andes para tratar de combatir el ciberacoso o ‘ciberbullying’ en las aulas de clase.

El programa ‘Ciberhéroes’ (Medienhelden), fue desarrollado en Alemania, e implementado por primera vez fuera de Europa en la capital del Valle y sus resultados serán presentados hoy durante una conferencia en el colegio Liceo Benálcazar.

El profesor Enrique Chaux, del Departamento de Psicología de la Universidad de Los Andes, explicó que con la implementación de este programa se logró un descenso significativo en casos de ‘ciberbullying’.

“Logramos ver disminución en los niveles de ‘ciberbullying’, en particular en los estudiantes de grado sexto, y una disminución mayor en niñas que en niños”, explicó Chaux.

De acuerdo con el académico, incluso se presentó una mejora en las condiciones de salud de los estudiantes.

“Encontramos, por ejemplo, que gracias al programa hubo menos estudiantes que tuvieron problemas de dolor de cabeza y de estómago, lo cual está relacionado con que el ‘bullying’ puede generar efectos en la salud”, explicó.

La iniciativa fue adelantada entre estudiantes de sexto y séptimo en cinco colegios privados y cuatro públicos durante un año lectivo, con capacitación a docentes de ética e informática que imparten en catorce lecciones, una a la semana, los contenidos de la estrategia. 

“El proyecto busca, por un lado, que los jóvenes sean más conscientes de los riesgos que pueden haber en los medios virtuales y busca desarrollar empatía, eso hace que sean conscientes del daño que puede generarse por ofensas que ocurren en medios virtuales. A veces quienes realizan esas acciones no son tan conscientes de que eso puede ser una pesadilla para quien los sufre. Es importante que puedan desarrollar una sensibilidad a ese dolor”, explicó Chaux, quien agregó que con ‘Ciberhéroes’ también se busca que todos sientan cierto compromiso para actuar cuando vean que puede ocurrir maltrato contra otro.

El rol de los testigos en situaciones de ‘bullying’ también debe cambiar. Si actúan, pueden llegar a frenarlo

En el primer semestre de este año la fase empírica del Sistema de Información de Convivencia Escolar recibió reportes de 16 casos de acoso escolar en 31 instituciones educativas oficiales de Cali. De estos casos, 13 fueron por apariencia física.

Luz Elena López, coordinadora del Comité de Convivencia Escolar de la Secretaría de Educación, señaló que “el acoso escolar es una forma de discriminación aprendida social y culturalmente por los niños, niñas y adolescentes a través de los procesos de socialización primaria (familia) y secundaria (escuela y otras instituciones). 

Es necesario ‘desaprender’ lo que no va en vía de aprender a convivir juntos en medio de todas nuestras diferencias”, dijo.

Agregó que en Cali se conformó una mesa interinstitucional para comprender y evitar agresiones a través de medios tecnológicos.

Para Jorge Granados, personero estudiantil del colegio Francisco Eladio Ramírez, es clave que desde los colegios se trabaje tanto en colegios como en casa en la prevención e identificación del ‘bullying’.

“Cuando no me enseñan qué es, seré víctima, porque lo desconozco”.

El Personero Municipal, Héctor Hugo Montoya, explicó que desde el Ministerio Público se han hecho requerimientos para que se generen espacios de participación para los estudiantes.

En donde ellos intervengan en la toma de decisiones de manera real y efectiva articulando a través del personero estudiantil esos espacios participativos

Señaló que han hecho presencia de carácter preventivo para determinar casos que están en proceso de inicio, “y que, por no estar generando situación critica, no son atendidos de manera oportuna por el cuerpo docente y directivo, vinculando igualmente al núcleo familiar”.

Montoya señaló que se debe empoderar a personeros estudiantiles en colegios.

Fuente de la noticia:http://www.eltiempo.com/colombia/cali/capacitacion-contra-el-matoneo-y-el-ciberacoso-en-los-colegios-de-cali-133462

Fuente de la imagen:

 http://images.etn.eltiempo.digital/files/article_main/uploads/2017/09/21/59c4722472c7b.jpe

Comparte este contenido:

Colombia: Inversión de 1,75 millones de dólares en educación financiera por BBVA Colombia

América del Sur/Colombia, 23 de septiembre de 2017.  Fuente:  www.eldiario.es

El BBVA Colombia invertirá en los próximos cinco años 5.000 millones de pesos (unos 1,75 millones de dólares) en educación financiera para más de 400.000 personas con el fin de ayudar al país a salir del atraso en este campo, anunció hoy el presidente de la entidad, Óscar Cabrera.

El banquero subrayó que Colombia debe fomentar la educación financiera para superar el rezago que tiene frente a otras economías latinoamericanas y de esta forma hacer que el país sea más eficiente y más productivo.

«No se trata de que todo el mundo tenga una tarjeta, tenga una cuenta, se trata de conseguir una vinculación profunda entre el sistema financiero y los usuarios para que sepan, por ejemplo, para qué sirve endeudarse y para qué no», dijo Cabrera en una rueda de prensa en Cartagena.

El presidente del BBVA Colombia destacó que la educación financiera es un instrumento determinante para la inclusión social, pues genera mejores hábitos en los consumidores.

«La bancarización cambia la calidad de vida y cambia los hábitos de los consumidores, los hace más productivos, más eficaces y más salubres», añadió al explicar que, por ejemplo, el uso de billetes en el día a día conlleva riesgos de seguridad y de higiene por la circulación de papel moneda muchas veces deteriorado.

Cabrera citó datos del Banco de la República (autoridad monetaria) y de la Asociación Bancaria de Colombia, según los cuales de un millón de transacciones financieras que se hacen al mes en el país, cerca del 98 % son en efectivo, el 2 % con tarjeta débito y una porción marginal con tarjeta de crédito.

Si se comparan los datos de pagos y transferencias electrónicas per cápita anuales con los de otros países se evidencia el atraso de Colombia en este campo frente a economías similares, entre ellas sus socios de la Alianza del Pacífico, bloque que integra junto con Chile, México y Perú.

En Colombia ese indicador es de 12 operaciones per cápita anuales, muy por debajo de Perú (17 operaciones), México (27), Argentina (34), Chile (46) y Brasil (135).

En comparación con los países desarrollados la brecha es mayor, pues en Canadá este indicador es de 317, en Estados Unidos alcanza las 357 y en Suecia llega a 429 transacciones per cápita anuales.

«La educación financiera es un tema de responsabilidad fundamental de los bancos y tenemos que hacer que la gente entienda para qué sirve una cuenta», pero también hay responsabilidad del Estado y una cuestión cultural de fondo, según explicó.

En ese sentido, Cabrera dijo que hay una concepción de los latinos que piensan que en el tiempo no cuesta y por eso no les importa hacer filas en bancos para hacer operaciones que podrían hacer cómodamente desde casa.

«También tiene que ver con la nación; el sistema financiero no puede hacer nada si el Estado no acompaña. El Estado tiene que relacionarse con el ciudadano con mecanismos electrónicos», agregó.

Cabrera indicó que aunque las transacciones electrónicas tienen un costo, es más alto el de la burocracia y al final quien acaba pagando es el consumidor.

«Esto (la burocracia financiera) es tremendamente ineficiente, tremendamente costoso para un país como el nuestro», aseguró Cabrera, quien propuso «que eliminemos el uso de efectivo de forma radical» y con eso «todos vamos a vivir en este país mucho mejor, con mucha mas eficiencia, con mucha más productividad».

Para avanzar en este campo, el BBVA implantó hace cinco años el Programa de Educación Financiera, que ha capacitado a 140.000 personas, cifra que a la que se sumarán 400.000 beneficiarios con la inversión anunciada.

Esta iniciativa, que consta de cinco talleres sobre ahorro, tarjetas de crédito, salud financiera, crédito hipotecario, y canales transaccionales y seguridad bancaria, tiene entre sus componentes un autobús que circula por el país como «Aula móvil de educación financiera».

Con programas como este, la proporción de adultos colombianos con productos financieros, que en 2008 era de casi 16 millones, equivalentes al 55,5 % de la población, subió a 25,4 millones (76,4 %) en 2016.

Fuente de la noticia: http://www.eldiario.es/economia/BBVA-Colombia-invertira-educacion-financiera_0_689432047.html

Comparte este contenido:

Las universidades no están formando mejores ciudadanos

Por: Julián de Zubiría 

Las instituciones de educación superior colombianas privilegian la enseñanza académica y dejan de lado la formación integral. Si queremos construir la paz, hay que equilibrar esta situación.

Hace dos décadas, la Comisión de Educación de los Estados Unidos invitó a las universidades a promover entre los jóvenes estrategias que les permitieran cualificar el manejo del dinero y seleccionar las ideas más relevantes al interpretar la información que circula a diario en las redes. Los expertos que la conformaban insistieron en que eran competencias muy poco trabajadas en la educación superior. Un estudio similar en Colombia realizado por Corpoeducación y la Universidad de Antioquia seleccionó doce competencias esenciales para trabajar en todas las carreras profesionales, la gran mayoría socioemocionales y comunicativas tales como trabajo en equipo, autodisciplina, inteligencia emocional, planeación, escucha, lectura y escritura.

La conclusión de los dos estudios anteriores es significativa: a juicio de los empresarios, lo que se enseña en las universidades no es esencial para desempeñarse en el mundo laboral y, en cambio, lo que sí que requieren las empresas de sus trabajadores, las instituciones de educación superior no lo abordan.

Una reciente investigación elaborada también en Estados Unidos concluye que mientras el 96 % de los directores académicos de las universidades están satisfechos con la formación ofrecida, tan sólo el 10 % de los líderes empresariales la considera pertinente. La queja es similar a la que años atrás presentaban investigadores y miembros del gobierno, aunque ahora enfatizan en la carencia de pensamiento crítico, creatividad y capacidad para enfrentar problemas complejos y semiestructurados. Aun así, la crítica más generalizada sigue siendo la misma: en las universidades –dicen los empresario– no se desarrolla la inteligencia emocional de los jóvenes, debido a lo cual suelen presentar serios problemas de empatía, tolerancia, persistencia y capacidad para trabajar en equipo.

 Varios grupos sociales también comparten esta queja. Les preocupa la ausencia de formación en competencias ciudadanas vinculadas con el respeto a la diferencia y la responsabilidad social de los egresados del sistema.

Lo extraño es que, pese a las reiteradas críticas de los sectores sociales y empresariales, no parece haber ningún cambio significativo en las universidades que siguen concentradas, casi de manera exclusiva, en un trabajo técnico y académico. Pero las evidencias de que esta lógica formativa no funciona no podrían ser más dramáticas: buena parte de los estafadores de “cuello blanco” han sido formados en universidades del país y la mayoría de ellos posee títulos de pregrado y maestrías. Un hecho desconcertante y simbólico en esta paradoja es el grado con honores que recibió Guido Nule en 2002 después de culminar su tesis titulada “Ética y responsabilidad social de las empresas”. Las instituciones de educación superior se defienden con el argumento de que son “casos aislados”. Pero no es cierto.

Hay que reconocer que las universidades fueron creadas bajo un enfoque tradicional que suponía que el papel de la educación era transmitir las informaciones científicas y que la formación ética y ciudadana debería realizarse por fuera de las instituciones educativas. Por eso, en ellas no hay evaluación ni mediación de actitudes: ser solidario o autónomo no incide en la promoción de semestre y los docentes dejan por completo de lado el trabajo ético. No se orienta a los estudiantes para que mejoren el conocimiento de sí mismos, no se cualifica el trabajo en equipo, ni se analizan los dilemas éticos que plantean la ciencia y la vida. Tampoco existe algún tipo de apoyo para construir de manera mediada el proyecto de vida personal. Más grave aún: el docente universitario realiza un trabajo casi por completo aislado e independiente. En este contexto de amplia fragmentación es imposible asumir la tarea colectiva de la formación de mejores ciudadanos.

Lo extraño es que, pese a las reiteradas críticas de los sectores sociales y empresariales, no parece haber ningún cambio significativo en las universidades que siguen concentradas, casi de manera exclusiva, en un trabajo técnico y académico. Pero las evidencias de que esta lógica formativa no funciona no podrían ser más dramáticas: buena parte de los estafadores de “cuello blanco” han sido formados en universidades del país y la mayoría de ellos posee títulos de pregrado y maestrías. Un hecho desconcertante y simbólico en esta paradoja es el grado con honores que recibió Guido Nule en 2002 después de culminar su tesis titulada “Ética y responsabilidad social de las empresas”. Las instituciones de educación superior se defienden con el argumento de que son “casos aislados”. Pero no es cierto.

Hay que reconocer que las universidades fueron creadas bajo un enfoque tradicional que suponía que el papel de la educación era transmitir las informaciones científicas y que la formación ética y ciudadana debería realizarse por fuera de las instituciones educativas. Por eso, en ellas no hay evaluación ni mediación de actitudes: ser solidario o autónomo no incide en la promoción de semestre y los docentes dejan por completo de lado el trabajo ético. No se orienta a los estudiantes para que mejoren el conocimiento de sí mismos, no se cualifica el trabajo en equipo, ni se analizan los dilemas éticos que plantean la ciencia y la vida. Tampoco existe algún tipo de apoyo para construir de manera mediada el proyecto de vida personal. Más grave aún: el docente universitario realiza un trabajo casi por completo aislado e independiente. En este contexto de amplia fragmentación es imposible asumir la tarea colectiva de la formación de mejores ciudadanos.

Los seres humanos somos el resultado de múltiples procesos de mediación sociocultural, histórica, familiar, institucional y personal, de ahí que sería equivocado responsabilizar sólo a uno de ellos de los resultados. Lo que haga un docente y una universidad en un momento dado es sólo uno de los factores que influyen el desarrollo. Lo que sí sería muy grave es que no hiciéramos todo lo posible para garantizar una mejor formación integral en la universidad. Desafortunadamente, no lo estamos haciendo.

No basta formar contadores si al mismo tiempo no analizamos los costos morales de la doble contabilidad. De nada sirve formar buenos abogados, si ellos creen que el derecho no tiene que ver con la ética. De muy poco le sirve a la sociedad un administrador cuya finalidad es la maximización de las utilidades, si ella implica la subfacturación de costos y la evasión tributaria. Nuestros científicos sociales le agregarían poco a la sociedad si creyeran que la corrupción es natural a la vida y salieran a hacer política pensando en las próximas elecciones y descuidando a las próximas generaciones. Nuestros científicos naturales quedarían en deuda con la sociedad si fueran indiferentes al cambio climático o si, ante el dilema ético que representa botar desechos, primaran exclusivamente los intereses económicos de las empresas para las que trabajan.

Las universidades colombianas tienen que asumir de manera íntegra el compromiso que el momento histórico les demanda. La tarea para la educación en las próximas décadas tendrá que ligarse a la construcción de la paz e impulsar un cambio que permita superar una cultura heredada de las guerras y las mafias. Pero esto es válido desde la educación inicial hasta el doctorado. Estamos ante la infinita posibilidad de superar un pasado bañado en sangre y se requiere de un esfuerzo colectivo y conjunto de toda la sociedad para lograrlo. Obviamente no será una tarea exclusiva de los educadores, pero universidades y colegios tendrán necesariamente un rol protagónico en las nuevas condiciones históricas que nos correspondió vivir. Se trata de garantizar una formación más integral, que garantice un trabajo que involucre el cerebro, el corazón y el cuerpo. Se trata de reconocer que el papel esencial de toda educación es formar un mejor ser humano y que ello sólo se garantizará si todos los docentes, de todas las asignaturas y carreras, entendemos que la formación de mejores ciudadanos es una responsabilidad colectiva.

Un trabajo integral exigiría abordar propósitos y contenidos que ayuden a los jóvenes a pensar, valorar y hacer en cada una de las carreras y asignaturas. No se trata de crear cátedras formales, aisladas y desarticuladas, como ha sido la costumbre equivocada en Colombia, sino de asumir colectivamente y de mejor manera nuestra profunda responsabilidad con la historia.

Lo primero que hay que entender es que el propósito de la educación universitaria, necesariamente debería consistir en desarrollar procesos y competencias de carácter más general y no aprendizajes de carácter particular y fragmentado. Eso implica que la educación –tanto en la básica como en la universidad– debe estar focalizada en el desarrollo integral y no en el aprendizaje particular. Sin embargo, ello no será posible de alcanzar con currículos diseñados desde la fragmentación y la súper especialización. Por ello, una condición previa es elevar la reflexión pedagógica en las universidades colombianas –la cual es hasta el momento muy baja– para gestar nuevos currículos y nuevos modelos pedagógicos.

Somos seres que pensamos, sentimos y actuamos. De allí que una educación universitaria que no le asigne el mismo valor a la formación de mejores ciudadanos, seguirá en deuda con la sociedad. Esa deuda histórica debe ser saldada, sin falta y de manera general y estructural, por las universidades colombianas en las próximas décadas. De lo contrario, estaremos dejando que nos roben la esperanza de vivir en un país en paz, tal como de manera inspiradora, ética y profunda nos recordaba el papa Francisco en su reciente visita a Colombia.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/formacion-en-competencias-socioemocionales-en-universidades-colombianas/540281

Comparte este contenido:
Page 249 of 441
1 247 248 249 250 251 441