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Ecuador: Cierre de Guagua Centros, un problema para las madres

América del Sur/Ecuador/05-07-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Son 9.000 niños beneficiarios del proyecto. Sin estos espacios la brecha laboral ente hombres y mujeres aumenta.

Carmelina Cabezas es madre de un niño de 4 años, él tiene microcefalia y epilepsia. Conseguir un espacio donde cuidaran a su pequeño, con especialistas en discapacidad, fue complicado hasta hace dos años, cuando ingresó al Guagua Centro de Santa Mónica, especializado en discapacidad infantil.

“Para mi hijo ha sido como un segundo hogar y para mi una oportunidad de poder estar trabajando en paz”, dice Carmelina.

A inicios de mayo, el Municipio de Quito decidió suspender el trabajo de los 180 Guagua Centros (dos son especializados en discapacidad), enfocados en cuidar y estimular a pequeños entre 1 y 4 años, de forma gratuita.

Quienes trabajan en estos centros no tienen una relación de dependencia con el Municipio, explica la parvularia Gabriela Villacís. Cada directora firma un contrato y se convierte en asignataria del servicio.

La Unidad del Patronato San José, a través de un comunicado, indicó que planteó el inicio del proceso de “composición amistosa”. Una figura jurídica con la que buscan “una terminación de los convenios por mutuo acuerdo, debido a los riesgos sanitarios de ejecutarlos, tal como se encuentran planteados”.

Luego de esto, las asignatarias de los Guagua Centros pidieron acción de protección, para impedir el cierre; sin embargo, la Unidad Judicial negó el pedido. Ellas decidieron apelar.

Al ser consultada, la entidad, liderada por Lilia Yunda, señala que están a la espera a la decisión de la autoridad judicial; mientras tanto, no hay un proyecto alterno para los beneficiarios.

Trabajar o cuidar a los niños

Carmelina es madre soltera. “Soy el único sustento de mi hogar, tengo cuatros hijos”, dice la mujer que se siente preocupada, pues el Municipio no ha planteado un plan de acción para los beneficiarios del programa infantil. “Tampoco puedo buscar otros lugares, porque son particulares y no me alcanza”, dice. Aunque sus hijas de 16 y 14 años le ayudan, ella es conscientes de que no es el rol que les corresponde.

Lo mismo le pasa a Jesenia Sandoval, quien está a la espera de reincorporarse a su trabajo, en un restaurante.  “Cuando abramos no sé con quién le voy a dejar. Vivo con mis papás, pero igual trabajan. Estaba viendo para que mi hermana le cuide”, cuenta Sandoval, cuyos ingresos le permitían solventar los gastos de la casa junto a su esposo.  “Ahora tal vez me toque quedarme en la casa”, señala.

Araceli Vinueza también se plantea la idea de dejar su trabajo. Ella es empleada doméstica, pero no puede llevar a su pequeña, tampoco le alcanza para ir a un lugar particular. “Sí va a estar difícil. Trabajar es una posibilidad de ayudar a mi esposo y organizarnos en el hogar”.

Villacís señala que hay un gran porcentaje de madres solteras con trabajos informales que llevaban a sus hijos a los Guagua Centros. “También chicas que tuvieron su bebé a temprana edad y tratan de terminar sus estudios (…) Nosotros los cuidábamos de 07:00 a 16:00”, comenta la parvularia, quien no sabe si la reubicarán o quién asumirá el sueldo de abril que tienen pendiente.

El Patronato señala que al haber suspendido el convenio no hay base legal para pagar sueldos.

Desigualdad y falta de oportunidades

A Cristina Almeida, presidenta de la Fundación Nina Warmi, le parece una medida “insensible con la dura realidad que atraviesan todas esas mujeres y madres. Se está invisibilizando la urgencia de las madres jefas de hogar, que necesitan trabajar para sostenerse”.

Solo el 6,4% de los niños realiza actividades de estimulación con su papá. El 50,6% recae en la madre.Denisse Melo, abogada y activista, señala que esto trunca el derecho a trabajar de las mujeres lo que amplía la brecha de desigualdad que ya existe con los hombres. “Son miles de mujeres que se apartarán del ámbito laboral, porque la crianza y el cuidado sigue, erróneamente, recayendo en la figura materna”.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), a través de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), publicada en enero de 2020, dan razón de esto.

Los Guagua Centros funcionan desde 2014. Han sido reconocidos por organizaciones internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.Se estima que a penas el 6,4% de padres cuida o se involucra en las actividades de los hijos. Mientras que este mismo rol lo cumple un 50,6% de madres. El porcentaje restante está en otros miembros del hogar, como hermanos, abuelos o tíos.

“Todavía hay una visión machista sobre el cuidado en el hogar y de los hijos. Además, casi siempre, en momentos de crisis las mujeres son las que prescinden del trabajo, porque ganan menos que sus parejas”, añade Melo.

ONU mujeres ha indicado que en Ecuador y otros países, en promedio, las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres; ocupando los mismos cargos. (AVV)

Guagua Centros

Beneficiarios

  • 9.000 niños, aproximadamente, eran beneficiarios.
  • 720 educadoras.
  • 360 personas de personal de apoyo.
  • El Municipio pagaba $173,58 por menor al mes.
  • Eran 200 establecimientos, antes de la pandemia quedaron 180.

Con esto que cierran los Guagua Centros es un poquito difícil, no voy a poder ir a trabajar porque no tengo dónde dejarle”. Araceli Vinueza, beneficiaria.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102321781/cierre-de-guagua-centros-un-problema-para-las-madres

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Ecuador: Continúa la huelga de hambre de los maestros rurales

Redacción: El Periódico

El ejecutivo del Magisterio Rural de Tarija, Efraín Sánchez, manifestó que continúan en la huelga de hambre en protesta a ley educativa para las clases virtuales que fue lanzada por el ministro de Educación, Víctor Hugo Cárdenas, pues consideran que con ese decreto se estaría discriminado al sector del área rural.

«Hoy sumamos ya 10 días de huelga de hambre y hasta el momento no tenemos ninguna respuesta por parte de las autoridades del Gobierno, esta ley que ha lanzada el ministro discrimina a muchas familias, porque los estudiantes en el área rural no cuentan con los recursos suficientes para contar con el servicio de internet y en muchos casos ni siquiera para contar con una computadora o celular que le permita el acceso», declaró Sánchez.

Fuente: https://www.elperiodico-digital.com/2020/07/03/continua-la-huelga-de-hambre-de-los-maestros-rurales/

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Entrevista a la Ministra de Ecuador Monserrat Creamer: “Uno de los retos ha sido evitar que nuestros niños abandonen la escuela”

Entrevista/02 Julio 2020/Autora: Soraya Constante/elpais.com

La titular del ministerio de Educación en Ecuador defiende dar un aprobado general para no castigar a los estudiantes que no han podido seguir el ritmo de la educación a distancia por carecer de medios

Monserrat Creamer lleva apenas un año como ministra de Educación en Ecuador y ha debido enfrentarse a un gran desafío: cuidar de que los 4,6 millones de estudiantes de su país sigan aprendiendo durante la pandemia de covid-19. A esa tarea se añade la complejidad de manejar dos calendarios escolares. Los estudiantes de las regiones Sierra y Oriente (casi dos millones) estaban a mitad de curso cuando se interrumpieron las clases presenciales, el pasado 13 de marzo, mientras que los de la costa estaban en receso. Con los primeros, y con sus padres, se ensayó la educación en casa, y la falta de conectividad fue el principal obstáculo a sortear, tal como contábamos en este artículo que mostraba cómo para muchos alumnos era imposible (y por tanto, un sistema injusto) y para el que pedimos valoración al ministerio. Al habla con la ministra, un aprobado general es la propuesta de Creamer para no castigar a los estudiantes que no han podido seguir el ritmo de la educación a distancia.

Pregunta. Usted ha dicho que un 70% de los estudiantes tuvo dificultades de conectividad en Ecuador, ¿qué se ha hecho al respecto?

Respuesta. Desde el principio hicimos un diagnóstico para ver cómo eran los alcances que teníamos en tecnología. El problema era en la ruralidad donde, en efecto, solo el 16,6% tiene Internet en sus hogares. Un gran desafío. Pero cuando hablamos de la conectividad hay tres componentes: los dispositivos, los programas y la conectividad misma. Estamos trabajando todos ellos con el ministerio de Telecomunicación (Mintel), la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) y con un comité de organizaciones internacionales y el sector privado. Vamos a empezar toda una estrategia para adquirir mayor cantidad de dispositivos y programas para nuestros docentes y estudiantes.

La ministra enumera durante la entrevista todas las iniciativas estatales que se han puesto en marcha para suplir la falta de conectividad: el programa de tele educación A-prender la tele, que tiene una franja en la mañana y otra en la tarde, y que es difundido por 140 canales de televisión; y la radio educación, que se repite tres veces al día en más de 1.000 estaciones.

Pero estos todavía no llegan a todos los alumnos…

R. Somos muy conscientes que todavía hay un grupo que no tienen ni electricidad, ni radio ni televisión. Conscientes de eso, hemos trabajado en la impresión de guías. En el caso de la educación intercultural bilingüe, se repartieron 150.000 guías en 12 lenguas para nuestros pueblos y nacionalidades. En el caso de la educación hispana se han repartido casi medio millón de guías.

Estas guías son fichas pedagógicas diseñadas para que el estudiante realice de forma autónoma las actividades que le permitan alcanzar el objetivo del aprendizaje semanal que ha fijado el ministerio rector de la Educación. Según la explicación de la ministra para cumplir con esos objetivos “no se necesita estar conectados a una computadora durante horas”, pero lo cierto es que los padres por lo menos deben contar con un teléfono inteligente para informar al profesor de las actividades hechas.

P. ¿Podría especificar la estrategia para mejorar la conectividad? ¿Van a entregar dispositivos gratuitos en las zonas rurales?

R. Sabemos que Mintel está trabajando en el traspaso a Ecuador Digital, en el paso de tres a cuatro y a cinco gigas en las diferentes zonas del país. Con CNT estamos trabajando en la sostenibilidad de nuestra plataforma, de recursos educativos, que tiene cerca de un millón y medio de usuarios permanentes. Y, aparte, en coordinación con esas mismas entidades, pero también con el sector privado y organizaciones internacionales, queremos que el acceso sea total. Me refería a dispositivos, pero también beneficios de programas.

P. ¿Hay alguna fecha y un plan para implementar todo eso?

R. El Presidente hará un anuncio próximamente. La semana pasada ya se entregaron 500 programas para docentes y alrededor de 50 tabletas para los departamentos de Consejería Estudiantil. Esperamos que al terminar este año haya un verdadero acceso en la zona rural, que es la más afectada.

P. ¿Qué harán con los estudiantes rezagados?

Somos muy conscientes de que todavía hay un grupo de estudiantes que no tienen ni electricidad, ni radio ni televisión

R. Cuando dijimos que la educación continuaba, pese a los grandes desafíos, como la brecha tecnológica, el cambio de escenario súbito y del modelo pedagógico, uno de los grandes objetivos fue evitar que nuestros niños abandonen la escolaridad.

P. ¿Hay cifras ya de abandono escolar?

R. Lo tendremos cuando registremos el ingreso en la Sierra y Oriente, pero espero que la lesión sea mínima. Ahora en la [región] Costa, sí tenemos un traslado de la educación particular [pública] a la fiscal [privada], de cerca de 80.000 estudiantes. En cuanto al impacto en los aprendizajes, obviamente se afectan las destrezas básicas, como el tema de la comprensión lectora, conceptos matemáticos… Pero hay que entender que avanzamos en otros sentidos. Haremos una evaluación total de aquellos conceptos esenciales que ellos tienen que dominar para continuar sus estudios, como también el desarrollo de habilidades para la vida. Iremos viendo el impacto y qué medidas tomar en el camino. Al inicio del próximo año vendrá una fase de nivelación.

P. Pero los docentes tienen que tener alguna información de los niños que siguen conectados al sistema ¿no?

R. Los docentes dan cuenta semanalmente de todo su trabajo, con quiénes se han conectado, cuántas veces… Los nudos críticos. En ese sentido, sabemos que han tenido dificultad para contactar con el 10% de sus estudiantes, ya sea porque se dispersaron en zonas rurales alejadas. Eso no implica que no aprueben el año escolar. Como diseñamos un currículo que puede ser realizado de manera autónoma, a lo mejor en su comunidad ellos se están apoyando. Con que nos entreguen el portafolio al final del año escolar, ellos pasarán de año.

P. Entonces ¿habrá un aprobado general?

R. Va a haber un aprobado general, aunque recordemos que en el ciclo escolar de Sierra y Oriente [similar al calendario europeo, el de Costa es de abril a febrero] tenemos una evaluación real de los primeros cinco meses. Pero son criterios diferentes, ahora no nos interesa si se cumplió o no con el deber. Evaluamos el esfuerzo, la creatividad, el progreso e identificar nudos críticos, pero no lo sancionaremos con una mala calificación. Ahorita el objetivo es identificar qué le falta comprender para ver qué tenemos que reforzar en el proceso de nivelación.

P. ¿Ecuador se está inspirando en la experiencia de algún otro país?

R. El hecho de que sea una crisis global tiene sus grandes lecciones y enseñanzas. Sabemos que en Ecuador tenemos que planificar una estrategia muy efectiva, ya que tenemos un diagnóstico claro de muchas brechas. El desafío está abierto y nos corresponsabiliza a todos. En ese sentido, a través de un comité internacional del que forman parte Unicef y Unesco, estamos compartiendo experiencias validadas en otras partes del mundo. En América Latina ya volvieron a clases en el área rural en Paraguay, Uruguay y Colombia. Validamos esas experiencias y las adaptamos a nuestro contexto.

P. ¿Cómo será el retorno a las aulas en Ecuador?

Esperamos que al terminar este año haya un verdadero acceso en la zona rural, que es la más afectada

R. El retorno progresivo a clase será siempre opcional. Dejaremos tres modalidades permanentes para que escojan las familias. Si ellos no se sienten seguros como familia o tienen algún nivel de vulnerabilidad, simplemente pueden optar por la educación en casa, el famoso homeschooling También pueden optar a la educación abierta, que es una combinación de tecnologías, pero deberán terminar el año lectivo en esa modalidad.

P. ¿Cuándo tienen planificado volver?

R. Empezaremos en agosto con las escuelas rurales de la costa. En Ecuador hay más 16.000 escuelas, de las que 12.500 son públicas. De esas, aproximadamente, el 50% son rurales. Tenemos colegios con uno o dos docentes que no tienen más de 35 estudiantes. Empezaremos con 2.071 centros educativos, pero estamos haciendo un diagnóstico, porque recordemos que han estado seis meses sin uso.

P. ¿Y cómo será el retorno en el área urbana?

R. Tenemos definidos los escenarios por tipologías de escuelas: las tenemos de 100, de 500, de 1.000 y hasta de 2.500 alumnos. En el caso de los centros más grandes se realizará con diferentes jornadas. Ellos nos dirán, por ejemplo, que van dos o tres días a la semana con tales asignaturas y tales horarios, y nosotros aprobaremos sus propuestas.

P. El grueso del recorte en Educación será en los salarios de los maestros. ¿Cómo manejan la motivación del personal?

R. Es una reestructuración del gasto. El país está en crisis y tenemos que priorizar los proyectos, ese es el acuerdo con Finanzas. En Educación se acordó reducir una hora de trabajo con eso tendremos 125 millones de ahorro que irán retornando para ejecutar los programas prioritarios; entre estos, fortalecer la calidad docente.

P. Pero hay incertidumbre entre los maestros por el pago de sus sueldos…

R. Es verdad. Lo que pasa es que son 168.000 docentes, más 18.000 funcionarios; es un fuerte porcentaje de los funcionarios públicos. Se seguirá cumpliendo con los pagos, en ese sentido yo agradezco al mayor porcentaje del magisterio que realmente se ha abierto a superar esta crisis. Hay pocos que hacen ruido y desmotivan a sus compañeros.

P. ¿Cuáles son los desafíos de la región en educación?

R. Definitivamente, la educación debe caminar hacia el cierre de brechas y fortalecer el derecho en el acceso a la educación, pero de calidad. Con eso no quiero reducir todo el problema a la tecnología. La calidad de la educación tiene un gran componente humano. Hay que fortalecer la esencia de la persona y sentir el desafío de una nueva escuela, de una nueva forma de enseñar.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/06/29/planeta_futuro/1593424848_580360.html

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Ecuador: UNIR beca a 2.000 estudiantes ecuatorianos en la segunda edición del Plan de Movilidad Virtual Mejía Lequerica

América del Sur/Ecuador/21-06-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

El programa Mejía Lequerica de la Universidad Internacional de La Rioja impulsa la internacionalización y la movilización virtual universitaria. Los participantes podrán elegir asignaturas entre 40 programas de pregrado de UNIR para hacerse un currículum a su medida.

La Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) ha iniciado la segunda edición del Plan de Movilidad Virtual Mejía Lequerica, que ofrece a los universitarios ecuatorianos la posibilidad de hacerse un currículum académico a su medida.

Este programa, que se imparte en línea y de forma gratuita, permite a sus participantes compartir una experiencia educativa única con estudiantes de más de 90 países a través de clases magistrales, contenidos digitalizados y tutores personalizados.

La movilidad virtual permite al alumno de una universidad presencial cursar estudios con una universidad extranjera través de clases en línea.Manuel Herrera, catedrático de Sociología y Director académico de Relaciones Internacionales de UNIR, expresó su satisfacción por el éxito obtenido por este programa que arrancó hace un año, en la localidad riojana de San Millán de la Cogolla, con la presencia de los rectores de las 15 universidades pioneras.

El plan Mejía Lequerica es un auténtico puente entre dos realidades: la realidad educativa europea y la realidad educativa ecuatoriana; dos mundos que se enriquecen mutuamente.

Manuel Herrera, director académico de Relaciones Internacionales de UNIR.

En el mismo sentido, agregó que “el auténtico beneficiario es el estudiante ecuatoriano que tiene la posibilidad de ampliar su formación adquiriendo competencias y habilidades necesarias en un mundo donde la formación no acaba nunca.”

El rector de UNIR José María Vázquez García-Peñuela (en el centro) encabeza el acto de firma del Primer Plan de Movilidad Virtual Mejía Lequerica.

Compartir experiencias con estudiantes de 90 países

Manuel Herrera subrayó que “los estudiantes participantes viven una experiencia de movilidad virtual y de internacionalización muy importante para el desarrollo de su carrera profesional”.

El programa Mejía Lequerica se iniciará en septiembre de este año y terminará en julio de 2021. Representa una inversión de más de un millón de dólares.Esta opinión es compartida por Miryam Félix, rectora de la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí (ESPAM). Para la rectora manabita, el trabajo de UNIR es una oportunidad única para sus alumnos. “Son jóvenes de escasos recursos, pero con ansias de superarse. Si no fuera por la Universidad Internacional de La Rioja, les habría sido imposible acceder a un programa de estas características”.

La inversión de UNIR para el Plan de Movilidad Virtual Mejía Lequerica asciende a más de un millón de dólares.

Universidades hermanas

El esfuerzo que realiza UNIR para colaborar con las universidades ecuatorianas es importante y es reconocido por los estudiantes de las distintas instituciones de Educación Superior, como lo demuestra Zully Cedeño, estudiante de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM), beneficiaria de una beca del pasado año.

“La Universidad Internacional de La Rioja hace un esfuerzo espectacular por nosotros, apoyándonos en el aprendizaje sobre nuevas tecnologías”, afirma Moreira, quien subraya que a ella le ha permitido “ser parte de UNIR y poder cumplir todas sus expectativas”.

“Estudiar en UNIR fue extraordinario, ya que aprendí a salir de mi zona de confort. Por primera vez estudié de manera virtual y fue una experiencia positiva. Se notaba una excelente calidad académica, tanto por parte del docente como del tutor responsable de cada uno de nosotros”.

Zully Cedeño, estudiante de la Universidad Laica Eloy Alfaro, de Manabí (ULEAM).

Asignaturas de 40 programas de pregrado

Los beneficiarios de las becas pueden escoger materias de entre los más de 40 programas de pregrado que tiene UNIR. Entre otros, Psicología, Trabajo Social, Derecho, Psicopedagogía, Ingeniería Informática, Comunicación, Humanidades, Administración, y Dirección de Empresas.

El requisito es que estas materias cursadas a distancia se puedan convalidar con asignaturas de su carrera en su universidad de origen. El abanico de posibilidades es muy amplio: está abierta toda la malla curricular de UNIR.

El programa se iniciará en septiembre de este año y terminará en julio de 2021, con la modalidad de cuatrimestre.

“La experiencia y la oportunidad de poder cursar una materia en UNIR, a través del programa Mejía Lequerica, me permitió adquirir nuevos conocimientos e interactuar con personas de otros países. Esa experiencia me preparó para la pandemia, porque se está consolidando la modalidad de clases en línea”.

Paula Jara, estudiante de la Universidad Politécnica Salesiana, (UPS).

Miryam Félix, rectora de la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí (ESPAM).

¿Cómo acceder al programa?

Las becas se distribuirán a partir de la selección llevada a cabo por las universidades ecuatorianas que han suscrito el convenio de colaboración. Según nos comenta la rectora de la ESPAM, en estos momentos se está llevando a cabo el proceso de selección de alumnos.

50 a 70 ALUMNOS de cada universidad ecuatoriana participante accederán a una beca.

Programa ampliado

La gran diferencia entre la primera y la segunda edición es que se ha ampliado el número de materias, las universidades participantes y los becarios.

Herrera indicó que el reto para la tercera edición del Plan será ampliar el programa a otros países de América Latina: “En estos momentos, estamos en conversaciones con la Unión de Universidades de América Latina y del Caribe (que aglutina a más de 250 universidades). Estamos ante un plan que supone un respaldo a la internacionalización de las Universidades y una experiencia única de movilidad para los estudiantes”.

Motivación de UNIR 

Quienes han sido beneficiarios de los proyectos académicos de UNIR la describen como una universidad ‘solidaria’. El Programa Mejía Lequerica forma parte de un plan de responsabilidad social corporativa que la institución está activando en Ecuador.

Buena muestra de este programa es que la UNIR lideró la formación gratuita de más de 5.000 docentes universitarios en competencias digitales.

La rectora Miryam Félix sostiene que esta acción les ayudó a superar la pandemia del COVID-19. “Nuestra Universidad siempre fue presencial. Nosotros pudimos impulsar la modalidad virtual gracias a que más de 150 de nuestros docentes se capacitaron gratuitamente con la Universidad Internacional de La Rioja”.

Otra de las iniciativas de UNIR fue la formación de más de 2.200 profesores universitarios en “cultura de la investigación”. En la misma línea se ubica el Programa de Formación para Rectores y Directivos universitarios, cuyo objetivo es capacitar a los responsables de las instituciones de educación superior ecuatorianas en los ámbitos de la dirección y gestión universitaria.

(P)

“El auténtico beneficiario es el estudiante ecuatoriano que tiene la posibilidad de ampliar su formación adquiriendo competencias y habilidades necesarias en un mundo donde la formación no acaba nunca.”

Manuel Herrera, director académico de Relaciones Internacionales de UNIR.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102320858/unir-beca-a-2000-estudiantes-ecuatorianos-en-la-segunda-edicion-del-plan-de-movilidad-virtual-mejia-lequerica

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Entrevista a Ana Carrillo: «Nos movilizamos en defensa de la educación pública». Ecuador

En la vigésima entrega de la serie, la docente universitaria y activista Ana Carrillo analiza los efectos de la pandemia enlazados a las recientes medidas económicas del gobierno centradas en la reducción del gasto público, incluido el recorte de 98 millones de dólares al presupuesto de la educación superior. Dice: «De manera sincrónica a la pandemia, nos han golpeado las medidas económicas». Afirma que los recortes al presupuesto educativo atentan no solo contra el derecho humano de los estudiantes a recibir una educación de calidad sino también contra los derechos laborales de los docentes.

Ana, ¿podría hablarnos de su trabajo como docente en una universidad pública de Guayaquil?

Soy docente de la Universidad de las Artes, donde trabajo en el Departamento Transversal de Teorías Críticas y Prácticas experimentales. Entre las diversas tareas que hacemos en este departamento, creo que la principal es abrir una ventana para fomentar el pensamiento crítico desde una perspectiva latinoamericana. Esto incluye la práctica de una academia cuyo conocimiento y método sean pertinentes, como un capital social que debe ser democratizado y plural, no sólo en el acceso a los resultados, sino también y tal vez sobre todo, en el proceso de construcción y de coproducción de ese conocimiento. En ese sentido tenemos una asignatura que articula a la Universidad con varias comunidades, barrios organizados, sindicatos, grupos culturales… y que nos permite reflexionar sobre las violencias, exclusiones e inequidades que se reproducen en torno a la educación y el sistema educativo. Al mismo tiempo este proceso nos permite transformar las miradas sobre las metodologías de aprendizaje y fortalecer los procesos organizativos, intelectuales de lo que llamamos cultura popular…

A dos meses de la crisis humanitaria sufrida por miles de guayaquileños que clamaban por ayuda al gobierno nacional y al municipal para dar atención médica o sepultura a sus seres queridos, ¿cómo evalúa la situación, particularmente en la comunidad universitaria?

Han sido días ciertamente difíciles en varios sentidos. En primer lugar, creo que los traumas emocionales sufridos por la ciudad no han terminado de entenderse, menos aún de procesarse. No ha habido el lugar para el luto, sólo se nos ha ordenado seguir produciendo en condiciones adversas. Si bien es cierto la pandemia tuvo un pico estremecedor, del cual creo que nos vamos olvidando para negarnos a entender todo lo que significan las escenas que vivimos en Guayaquil, también ha develado la perversidad del sistema y ha traído una serie de efectos que necesitan ser atendidos.

En el pico de la pandemia la comunidad universitaria sufrió mucho, los casos de compañeras y compañeros cuyos familiares se convirtieron en víctimas mortales de la enfermedad, los costos que significaba el tratamiento médico, la especulación y la incertidumbre reinaron. Esto golpeó y golpea aún fuertemente las maneras en que se produce el conocimiento, nuestras reflexiones y nuestro proyecto de vida, pero al mismo tiempo son momentos de mucha empatía y búsqueda de soluciones.

¿Qué tipo de acciones solidarias surgieron desde la comunidad educativa?

Un grupo de docentes, estudiantes y trabajadores nos organizamos para conformar una Red de Apoyo que tuvo varios objetivos: contrarrestar la imposibilidad de conseguir alimentación para algunas de nuestras estudiantes y sus familias, tener información actualizada sobre los lugares y los precios de las medicinas, facilitar el acceso a servicios de contención psicológica, generar espacios virtuales de cuidado mutuo, facilitar información actualizada sobre servicios de transporte y otros; y eventualmente ayuda económica para aquellas que habían perdido familiares o estaban afrontando ellos mismos la enfermedad pues los costos de esto se hicieron insostenibles. En el pico de la pandemia cualquier cosa se convirtió en difícil de conseguir. Con el tiempo estas necesidades han ido cambiando, ahora los estudiantes están migrando hacia sus ciudades de origen así que la red se enfoca en cubrir los gastos de alimentación de algunos -pues como sabemos el nivel de desempleo y la imposibilidad de estabilizar las economías familiares es abrumador-, y buscar soluciones logísticas para otros.

Ahora, de manera sincrónica a la pandemia, nos han golpeado las medidas económicas y la descomposición de la institucionalidad estatal, las amenazas a los derechos laborales y humanos en las que nos desenvolvemos. En ese sentido los recortes a los presupuestos universitarios y la incertidumbre en términos laborales alteran el funcionamiento normal de los docentes.

¿Cómo se está realizando la educación online en una universidad pública como la Universidad de las Artes? ¿Cuáles son los principales desafíos mientras dure esta modalidad?

Hay muchas dudas sobre cómo realizar la educación a distancia desde las universidades públicas. Si bien es cierto que se hicieron unos cursos rápidos de capacitación, la verdad es que no somos expertos en el tema. No hemos repensado principalmente la modificación de contenidos y metodologías de enseñanza, solo nos hemos concentrado en el dominio de plataformas digitales. Esto ha hecho que tratemos de cumplir con lo que hacíamos antes de la pandemia, estando en condiciones radicalmente diferentes. Creo que, en general, hay un problema sobre cómo concebimos la educación que se hace más evidente en esta temporada; por ejemplo, la homogeneidad de contenidos y la elaboración de “contenidos estables”, tan estables que no se repensaron durante esta pandemia. Es decir, pensamos que existe la obligatoriedad de saber determinados conocimientos en lugar de pensar de manera estratégica, situada y empática con las vivencias y que nos ayude a mirar la educación como un lugar para sobrellevar los evidentes problemas críticos que destapó la pandemia.

Hay varios desafíos, ¿qué significa estudiar tal o cual cosa mientras afuera el mundo ha cambiado de una manera radical?  Habría que repensar los contenidos educativos y las metodologías. Es difícil, por ejemplo, que los estudiantes asistan a clases sin poder afrontar el luto de las familias o solucionar los problemas económicos. Emocionalmente las clases son una solución, pues dan la idea de que el proyecto de vida continúa, sin embargo se evidencia la brecha y las iniquidades. Los que mejor están en el proceso educativo son los que mejores condiciones económicas y anímicas tienen. Aquellos que han sido golpeados por esta situación están en peores condiciones al igual que los que vienen de hogares empobrecidos históricamente; en ese sentido la brecha se hace más grande. Por otro lado, el teletrabajo o las actividades de la educación a distancia generan una intromisión en la vida privada de los docentes, los límites entre trabajo y no trabajo se vuelven difíciles de establecer. Esto significa un aumento en el tiempo -que rebasa las 40 horas semanales de trabajo, el estrés, entre otras. El caso más sensible es el de profesores/as o empleados/as que son cuidadores/as, comparten su horario de trabajo con la exigencia de la casa.  Más allá de la anécdota personal, esta circunstancia empobrece y precariza a poblaciones que de por sí ya están empobrecidas o precarizadas, por ejemplo, las mujeres jefas de hogar que comparten el teletrabajo con el cuidado de les hijes y la propia educación a distancia de estos niñes.

La brecha digital pone de manifiesto el lugar colonial de nuestros países; los servicios de internet colapsan pues no abastecen la demanda. Adicionalmente, los docentes estamos pagando costos/servicios que el empleador normalmente cubre y exponiéndonos de manera pública a ser espiados, pues todo nuestro material circula en redes, así como al ataque informático, que está tan de moda y que es de fácil acceso desde las plataformas que usamos.

¿Qué efectos tiene la crisis económica en los estudiantes?

La pandemia ayudó a destapar la inequidad del mundo en el que vivimos. La brecha económica de acceso diferenciado a derechos se refleja en la brecha digital. Algunos estudiantes están en la clara imposibilidad de acceder (en términos más reales que nunca) a un proceso educativo continuo. Hay momentos en que los estudiantes no siguen el hilo de la clase y las actividades porque el servicio de internet es malo o porque piden prestada la compu a la vecina, comparten los aparatos tecnológicos en la familia, etc

La pandemia ayudó a destapar la inequidad del mundo en que vivimos, una verdad que nos atraviesa, que no es lejana, que está dentro y fuera de nuestras vidas y que hemos naturalizado. La brecha económica de acceso diferenciado a derechos se refleja en la brecha digital. Algunos estudiantes están en la clara imposibilidad de acceder (en términos más reales que nunca) a un proceso educativo continuo. Es evidente, hay momentos en que los estudiantes no siguen el hilo de la clase y las actividades porque el servicio de internet es malo o porque piden prestada la compu a la vecina, comparten los aparatos tecnológicos en la familia, etc.

Las universidades públicas tenemos estudiantes de los quintiles más empobrecidos de la sociedad, en ese sentido la crisis económica que ha causado el gobierno central (los despidos masivos en el sector público y privado, la poca liquidez que existe en el país, retraso sistemático de los pagos en el sector público, disminución de la masa salarial en el privado, altas tasas de empleo informal o subempleo) se vuelca al sistema educativo. Los estudiantes ayudan económicamente en su hogar, en ocasiones son el sostén de sus familias, o son los repositorios de la tensión devenida de la precaria condición económica. Un tema que era ya importante para ellos y que se ha convertido en predominante ahora es pensar el futuro económico que deberán afrontar. La incertidumbre sobre el mercado de trabajo en los tiempos actuales se manifiesta en cada clase, a este respecto también hay que anotar que hay varias iniciativas que nacen en ellos para “emprender” soluciones en el campo de la cultura y la economía. Como docentes estamos comprometidos a apoyarlos.

Plantón del Foro Universitario por la Defensa a la Educación Superior (Guayaquil, del 25 de mayo de 2020)

¿Podría comentarnos sobre la reacción de la comunidad de docentes y estudiantes el recorte de 98 millones de dólares que quiere hacer el gobierno nacional en el presupuesto de la educación pública superior?

El recorte de 98 millones de dólares a las universidades públicas es parte de un proceso de precarización de la educación. Al respecto hemos participado en varias reacciones a nivel nacional de parte de profesores, rectores, estudiantes y trabajadores. Ante el recorte, nos hemos movilizado en defensa de la Educación pública, tanto por la vía jurídica presentando varias demandas por incumplimiento frente a la corte constitucional, así como la herramienta jurídica denominada Amicus Curiae. La idea es que las decisiones de facto del Ministerio de Finanzas contradicen e incumplen con la constitución de la república y lo estipulado en ella referente a la educación, la misma que es un sector prioritario en el cual es inadmisible, bajo ningún pretexto, reducir presupuestos. En este sentido las acciones tanto de la Asesec (Asamblea del Sistema de Educación Superior) como de algunas asociaciones docentes y algunos rectores han interpuesto las demandas frente a la corte. Otras federaciones de profesores como la FEPUPE (Federación de Profesores Universitarios y Politécnicos del Ecuador) han interpuesto también Amicus Curiae a fin de contribuir con pruebas que permitan determinar los fallos a favor de la protección del sistema universitario.

En la organización de estas iniciativas han estado presente con mucha fuerza los estudiantes pues entienden la importancia de acceder a los servicios públicos de educación superior, y que estos sean de calidad. En ese sentido creo que la comunidad universitaria se ha entendido como un todo en donde afectar a los profesores es afectar al estudiantado y viceversa.

Por otro lado, se han constituido algunos frentes de defensa de la educación en general y la educación superior en particular. En Guayaquil hemos conformado el Foro Universitario por la Defensa de la Educación Superior, por ejemplo.

Convocatoria de organizaciones sociales, Guayaquil, 25 de mayo de 2020. Foto cortesía de Mario Rodríguez Dávila.

¿Qué actividades ha impulsado el Foro Universitario por la Defensa de la Educación Superior y los otros frentes organizativos?

Estos frentes han organizado plantones, ruedas de prensa y conversatorios que permitan entender las afectaciones [recortes] en términos tangibles e intangibles del atentado contra la educación superior. A pesar de la pandemia y tomando las medidas de seguridad hemos impulsado los procesos de protesta en la calle. Esta medida -que resulta ser a veces controversial- debe ser vista como una medida a la que estamos obligados en medio de todas las injusticias que estamos sufriendo. Me parece importante pensar también por qué se nos permite ir a comprar, pero no se nos permite protestar en la calle. Ahí se evidencia un discurso contradictorio: la ciudadanía tiene sus derechos mientras consume, pero no cuando reclama para que sus derechos constitucionales sean restituidos.

Una de las cosas importantes es pensar que la asociatividad y la toma de conciencia son herramientas que han vuelto a tener sentido, después de un letargo intencionado de los procesos sindicalistas y asociativistas; las articulaciones gremiales entre estudiantes y docentes es básica. Han participado de estas iniciativas los trabajadores de las universidades, también amenazados por el recorte, y algunos actores de las universidades privadas o cofinanciadas.

El recorte del presupuesto educativo -que se hace básicamente afectando salarios del personal docente y administrativo- atenta contra los derechos laborales. Algo importante que ha destapado este hecho es la fragilidad de los contratos docentes, existen aproximadamente 16.000 contratos ocasionales en el sistema de educación superior, lo que hace inestable la relación laboral, y lo que los convierte en la primera fila de posibles víctimas de la disminución de estos presupuestos con el correlato en el traslado de la carga horaria y los estudiantes a los pocos que quedarían trabajando, atentando así contra la calidad de la educación y contra otros principios básicos establecidos en la normativa superior: educación centrada en la educación integral del ser humano, por ejemplo.

Convocatoria de organizaciones sociales, Guayaquil, 25 de mayo de 2020. Foto cortesía de Mario Rodríguez Dávila.

La Corte Constitucional dio lugar a las medidas cautelares en contra de los recortes presentadas por universidades y organizaciones sociales suspendiéndolos temporalmente, pero el gobierno persiste en seguir adelante. ¿Cuál es la situación en este momento?

Vivimos en la incertidumbre, por un lado la presión frente a la Corte Constitucional, que aún no llega a un fallo definitivo, y por el otro, las noticias a diario sobre la “flexibilización laboral” que no es otra cosa que un atraco a los derechos de los trabajadores en beneficio de las empresas y en detrimento de la calidad de vida. La mal llamada “Ley humanitaria” pretende unas transformaciones que dejan vulnerables a las/os trabajadoras/es, a esto se suman decretos que permiten la eliminación de nombramientos en las instituciones públicas, etc. Es decir, las/os profesoras/es, y a pesar de la autonomía universitaria, como trabajadoras/es del sector público estamos ejerciendo nuestras actividades en un ámbito de ataque a las garantías de estabilidad laboral y económica.

Además de nuestro salario, hay también un problema con los fondos que normalmente las universidades deberían invertir en procesos de investigación o vinculación, nuestras actividades están reducidas al mínimo posible que es la docencia y se está fomentando la cultura de una educación subsidiaria de procesos extranjeros, sumida en la falta de inversión en calidad, investigación y procesos de extensión o vinculación.

También se ha fomentado la opinión pública en contra de la docencia, desprestigiando la capacidad de gestión de las universidades y justificando la decadencia de lo público, atentando contra la dignidad de los usuarios del sistema.

Se podría decir que la escuela gratuita -como la Universidad de las Artes- es uno de los canales para redistribuir la riqueza del país formando a jóvenes que de otra manera no tendrían acceso a la educación. Sin embargo, desde el gobierno y desde la prensa se hacen críticas insidiosas contra la educación pública, ¿cree que ese intento de deslegitimarla ha logrado algún consenso en la población guayaquileña?

La educación pública es un proceso de redistribución de la riqueza en varios sentidos: además de ser parte de un proyecto de vida de las clases populares que ven en el estudio y la profesionalización una palanca para conseguir una mejor posición social, también está el hecho de que es una inversión para crear conocimiento -que se transforma en un tipo de capital especialmente ahora- y que puede por lo tanto generar debates, soluciones, representaciones que permitan considerar un futuro no dependiente de epistemologías hegemónicas.

Respondiendo a la pregunta en sí: estamos viviendo una contienda explícita por la opinión pública, lo que se dice en canales oficiales se desdice por facebook o por medios alternativos; la disputa por el consenso sobre la educación superior pública está también envuelta en esta trama. Me parece que pudo haber sido efectiva la campaña de deslegitimación; sin embargo, hay que considerar que hay una historia de derechos ganados, de fortalecimiento de la importancia de la educación y de una población nacional bastante numerosa que está vinculada a este sistema -aproximadamente más de 500.000 estudiantes y 32.000 docentes-,  para la cual no hay alternativa de vincularse a las universidades privadas, me refiero a profesores, estudiantes y trabajadores. Además de un ecosistema (alimentación, ventas informales, servicios, entretenimiento) que giran en torno al funcionamiento de este sistema… por lo que es poco probable que ese discurso [contra la educación pública] surta un efecto masivo… pero hay que estar atentos y contrarrestar esta información constantemente con datos y cifras reales…

La propaganda contra la educación pública, ¿ha sido una constante desde que ejerce la docencia o se ha intensificado en los últimos años? ¿Cómo?

Yo me gradué en la Universidad Central del Ecuador en el año 2002. Al respecto creo que los ecuatorianos podemos recordar la deficiencia de los sistemas públicos en general. En mi universidad no habían puertas en los baños, ni agua… habíamos naturalizado que así es lo público.. un sistema que en realidad vulnera el derecho a la dignidad. al respecto se pueden decir muchas cosas.. por ejemplo, que estos servicios públicos de mala calidad, sin soluciones, representan también las formas en que un Estado clasista y racista se manifiesta. Es cómo si por ser pobres nos mereciéramos una mala atención, una mala educación, etc. Eso cambió sustancialmente en la década del 2008 en adelante, un pensamiento diferente sobre el lugar del Estado es evidente…. aunque con muchas deficiencias claro, pero sí una transformación del papel del Estado y por lo tanto de una relación digna con la población materializada en las maneras en que brinda sus servicios. Por otro lado, está la discusión sobre la modernización del Estado, un viejo ideal para América Latina… Creo que en el pensamiento de algunas élites que llegan al poder se sigue pensando en brindar servicios malos que corresponden al lugar que «el pueblo» ocupa en sus preocupaciones y sistemas: el último. Hay muchos ejemplos de esto, el exalcalde de Guayaquil [Jaime Nebot] en una entrevista difundida en febrero de 2019 justificaba el hecho de que en la Metrovía -el sistema de transporte público de Guayaquil- las y los usuarias seamos transportadas con un alto índice de hacinamiento y que no tuviera aire acondicionado (con los 32-34 grados centígrados de temperatura promedio) , la entrevista comienza explicando que este tipo de buses: «están hechos en beneficio del pobre, para que el pobre llegue rápido a su casa».

Creo por ejemplo que hacia allá va esta campaña de desprestigio de lo público, justifica que un docente universitario gane poco, que las clases sean de mala calidad y multitudinarias, que usemos malos servicios, que nos olvidemos de una atención buena en salud, porque lo público está hecho para los pobres, y los pobres se merecen ser maltratados, o por lo menos no están en posibilidades de exigir buenos tratos, de calidad, de tener una buena vida. Es ciertamente un error pensar eso, pero es una noción construida. Al respecto es necesario pensar como estas costumbres transmitidas a través del Estado construyen la privatización del Estado o la construcción de la dignidad vinculada al poder económico… Los recortes a la educación que se ven reflejados en la disminución de sueldos de los profesores de educación básica y bachillerato, en el despido de profesores universitarios, en la extirpación de procesos de investigación precarizan la educación pública afectando su calidad.

A nivel personal, ¿cómo está viviendo esta crisis humanitaria?

Este ha sido un proceso intenso de aprendizaje, de repensar el sentido de algunas cosas, de entender lo prioritario. Vivo sola pero me ha sido importante mantener las redes de cercanía con mis seres queridos, a pesar de la distancia. Mi preocupación principal ha sido encontrarnos como sociedad en un momento de indolencia en donde nuestros derechos han sido vulnerados por completo… Me gustaría que en el regreso a la normalidad se logre aprovechar esta oportunidad para transformarnos y transformar nuestras relaciones…

He decidido usar de la manera más reducida posible los sistemas que nos oprimen: las grandes cadenas de consumo, los grandes sistemas de entretenimiento, los grandes bancos y los grandes medios de comunicación. Y en su lugar, fomentar los procesos asociativos y el pensamiento autónomo. Creo que hay varios lugares donde se deposita el poder y que debemos desarrollar nuestro pensamiento y prácticas críticas para confrontar la obscenidad de este sistema empobrecedor y embrutecedor.

Quisiera agregar que algunos de mis esfuerzos personales se han enfocado en ayudar a otros… Hay bastante desempleo, en mi familia por ejemplo, la mitad de los hermanos tenemos trabajo y la otra mitad, no. Esto nos afecta mucho a todos pues nos movemos en una ambiente de incertidumbre donde contemplamos la desesperación de los otros, de nuestros cercanos y lejanos. Así que la fortaleza de ánimo y saber trasmitir esta fortaleza también ha sido crucial.

«Voces de Guayaquil, epicentro de la pandemia en Ecuador» consiste en una serie de entrevistas a residentes días posteriores a que su ciudad estuvo en la primera plana de los noticieros internacionales por los muertos sin sepultura y sus familiares clamando por ayuda a un Estado aparentemente inexistente. Trabajadores, artistas, estudiantes, docentes comparten sus vivencias desde la ciudad que es el centro económico y financiero del país y que paradójicamente también es la ciudad con mayor concentración de pobreza. Se estima que un 17% de los 2.700.000 habitantes de la urbe viven en condiciones de pobreza. Recostada sobre las aguas terrosas del río Guayas, con un clima muy cálido y húmedo que no hace mella en la actividad intensa y el carácter hospitalario y amable de sus habitantes, Guayaquil tiene la mayor densidad de población del país y el sistema de transporte público con más usuarios. Estos elementos junto a las profundas deficiencias del sistema de salud pública nacional cuyo presupuesto fue reducido un 36% en el último año y la desorganización del gobierno municipal son factores que ayudarían a explicar por qué la ciudad concentró el 70% de los casos de COVID-19 en Ecuador y la mayor cantidad de contagios per cápita en toda América Latina.

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Ecuador: la educación online desde casa es imposible e injusta

América del sur/Ecuador/18 Junio 2020/elpais.com

Un 70% de estudiantes tiene dificultad en el acceso a la enseñanza en línea en el país andino. La carencia de teléfonos inteligentes o Internet, la caída de ingresos y la falta de capacitación impiden la normal formación de millones de niños durante la pandemia. Padres, madres y profesores lo cuentan

Cuando la pandemia de covid-19 empujó la educación virtual en Ecuador, Anita Gualichico, madre de tres estudiantes, taxista de día y costurera de noche, tuvo que comprar un smartphone con mayor capacidad que el suyo para descargarse las aplicaciones que le pedían los profesores de sus hijos. Fueron 300 dólares que resolvió pagar a plazos. También tuvo que destinar uno o dos dólares para las recargas diarias y, cuando vio que eso era demasiado para su bolsillo, le propuso a su vecina, que tenía Internet fijo, compartir la cuota mensual de casi 30 dólares que cuesta el servicio.

Otro revés para esta madre de 37 años, que vive en el valle que colinda con Quito, fue no tener una impresora en su casa. Los primeros días dibujaba muchas de las actividades, sobre todo las de su hija de cinco años, pero desde que el centro de computadoras del barrio volvió a abrir, acumula las tareas de sus hijos y va a imprimir una vez por semana. Siempre encuentra una fila larga de otros padres. La espera suele ser de casi una hora. Gualichico se mantiene con su mascarilla casera y su cabello recogido.

—¿Cómo ve la educación a distancia?

—Yo a ratos no le veo bien, porque todos no tenemos las facilidades. A veces si me siento mal, en la noche me pongo a pensar si pudiera comprar la computadora y la impresora, no tuviéramos que estar así, pero la situación económica no nos da para endeudarnos más ahorita —dice Anita, y comenta también las dificultades que tiene para guiar a sus hijos con la tareas—. Nos toca tomar el tiempo de estar leyendo con tranquilidad para resolver, sí resulta complicadito. Las matemáticas es lo que más me cuesta, eso de las divisiones, la raíz cuadrada, una ya no se acuerda. Igual con mi chiquita, los fonemas, yo pronunció de una forma y ella me dice que no es así, que la profesora le explicaba de otra manera.

Llevar la escuela a la casa no ha resultado fácil en Ecuador. La ministra de Educación, Monserrat Creamer, ha reconocido que un 70% de estudiantes tiene dificultad en el acceso a la educación en línea, pero los datos estaban allí desde 2018: el porcentaje de hogares con acceso a Internet es de 37,17% a nivel nacional y baja al 16,07% en el área rural, según el Instituto de Estadísticas y Censos.

El ensayo del aprendizaje virtual en el país andino comenzó el 13 de marzo. Hasta ese momento se había evaluado el primer quimestre del año escolar. Casi dos millones de estudiantes de la sierra y el oriente del país cambiaron de modalidad abruptamente y deberán terminar el año escolar a distancia. Los alumnos de la costa, que suman algo más de dos millones y medio, se unieron al experimento en mayo.

El Ministerio de Educación informó que hasta el 18 de mayo hubo un flujo de casi 850.000 usuarios activos en su plataforma, que tiene 1.200 recursos educativos para reforzar los conocimientos. Andrés Bedón, director de tecnologías para la enseñanza en la Cartera de Educación, estima que los usuarios se duplicarán a partir de junio, con la incorporación de los estudiantes de la costa. Aún así es evidente que no todo el universo de los estudiantes en Ecuador (4,6 millones) visita la plataforma. La apuesta de las autoridades es la tele y radio educación, pero esta alternativa tampoco llega a todo el territorio. Hasta la casa de Gualichico, rodeada de campos de maizales, corrales de animales y caminos empedrados, no llega la señal de televisión. La radio sí, pero esta madre no tiene suficiente información.

—Los profesores nos mandaron un mensaje al celular diciéndonos de las clases por televisión y radio, pero no fue desde el principio. Además donde yo vivo no me coge bien la señal de la televisión, solo salen esas rayitas… Tendríamos que poner una antena arriba de la casa para coger un poquito de señal. La radio sí coge, pero en cambio no sé qué emisoras buscar para la educación.

El cierre de las escuelas también impactó a los 200.000 docentes que tiene Ecuador. La instrucción que dio el Ministerio de Educación a los docentes fue que usaran una plataforma llamada Team, pero no hubo ninguna capacitación previa. Susana Ponce, de 39 años, maestra de una escuela pública de Tulcán, ciudad fronteriza entre Ecuador y Colombia, hizo como muchos profesores:  crear grupos de WhatsApp para comunicarse con los padres de familia y enviarles las tareas.

—¿Qué opina de la disposición del Ministerio de Educación?

—Ellos se imaginan que todos tenemos capacidad de tener un Internet fijo, que la conectividad es excelente, que todos manejamos las plataformas, pero la realidad de nuestro medio es muy diferente. Ya es complicado para nosotros como docentes, mucho más para los padres de familia.

Los 21 alumnos de Susana deberían aprender a leer, escribir, sumar y restar en este año escolar, pero algunos están lejos de alcanzar esas metas. Menos aún cuando sus padres se conectan con menos frecuencia al WhatsApp.

—No avanzan al mismo nivel que en el aula. Los papitos no tienen la pedagogía o la paciencia para indicarles. A los papitos les pido que les pongan a sus hijos al teléfono, para ver si pueden leer y están todavía quedaditos.

El director de la escuela de frontera, Carlos Enríquez, está al tanto de las familias que dejan de comunicarse y dedica un par de días de la semana para llevar las tareas impresas hasta el domicilio de los estudiantes que han dejado de hacerlas. Va, sobre todo, al área rural donde evidencia que las familias tienen necesidades más apremiantes que la educación de sus hijos. «Los padres me dicen: ‘Señor director, ya no tenemos ni un dólar para poner recargas’. Ellos prefieren invertir ese dólar en alimentación», cuenta el docente. «Vemos gente muy pobre, por eso también estamos procuramos recoger víveres para llevarles».

En las comunidades indígenas y campesinas es más difícil seguir la educación virtual. Los padres de familia escasamente han completado algunos niveles de la educación básica. Tampoco pueden descuidar sus cultivos ni sus animales para ocuparse de las tareas de sus hijos. En estos casos, se espera que los profesores hagan un esfuerzo extra para que los estudiantes no desconecten de la escuela. Mercedes Curichimbi, profesora indígena de 40 años, explica una vez por semana las tareas en un grupo de WhatsApp y se toma el tiempo de llamar por teléfono convencional a los padres que no tienen un teléfono inteligente.

«Mi forma de trabajar es la siguiente: yo envío los lunes en la mañana la actividad y ellos mandan antes del fin de semana. La comunidad está a dos horas del pueblo más cercano y una persona sale los viernes para hacer la recarga de todos. Yo conozco la realidad de allá, hay una señora que tiene tres hijitos y no tiene esposo ni teléfono inteligente, a ella todos los lunes le doy las tareas a través de una llamada telefónica, uno a dos horas me toma. No quiero que ningún niño por la economia o la distancia quede perjudicado», explica. .

—¿Sus alumnos están siguiendo las clases por radio o televisión?

—La frecuencia no alcanza a esas comunidades tan alejadas y ellos no están como nosotros en la ciudad, quedando hasta muy de día en la casa. Ellos van a las tres o cuatro de la mañana a ordeñar la vaca, a deshierbar la chacra… Es dificil decirles que se queden en la casa para que oigan la radio. Gracias a ellos tenemos la comida en la ciudad.

Durante la entrevista, Mercedes comenta también su desazón por la reducción del salario que ha anunciado el Gobierno central por la situación económica que atraviesa el país. Hasta ahora los docentes ganaban 817 dólares, pero con la reducción ganarán unos 100 dólares menos. La maestra indígena, además, se queja de que en los dos últimos meses han recibido el salario con 20 días de retraso. «Eso nos perjudica, de nuestro bolsillo sale para el Internet, las llamadas, el transporte, el vestuario, pero hay que seguir».

Varias voces ya hablan del fracaso de acelerar la educación virtual en medio de la pandemia por la covid-19. “Ningún país estaba preparado para implementar un sistema nacional de educación virtual operando desde el hogar. La pandemia ha expuesto al rojo vivo los enormes déficits e inequidades tecnológicos y sociales que existen en el mundo y dentro de cada país”, dice Rosa María Torres, pedagoga e investigadora ecuatoriana. La Unesco ha alertado que la mitad del total de los alumnos en el mundo (unos 826 millones) no tienen acceso a una computadora en el hogar y el 43% (706 millones) no tienen Internet en sus casas. Además, a pesar de que mediante los teléfonos móviles los estudiantes pueden acceder a la información y conectarse con sus profesores, unos 56 millones de alumnos viven en lugares donde no llega la cobertura de las redes móviles.

La Unesco también llamó la atención sobre la formación que requieren los maestros para impartir eficazmente la educación a distancia y en línea, pero ese apoyo es particularmente escaso en los países de bajos ingresos. “Son temas críticos en toda la región la falta de preparación y experiencia docente en el manejo del mundo virtual”, opina la investigadora ecuatoriana. Esto se agrava en el caso de Ecuador donde la enseñanza de informática o computación salió del currículo escolar en 2015. Al hilo de eso, un grupo de profesores de esa asignatura, en abril pasado, hizo un pedido formal a las autoridades para que revisen esa decisión. En la carta se señala que el manejo de las nuevas tecnologías quedó a discreción de cada centro educativo y eso ha contribuido a los problemas que ahora enfrentan alumnos y profesores para manejar los dispositivos electrónicos necesarios para la educación virtual.

La autoridad educativa en Ecuador considera que un 7% de la población estudiantil no tiene acceso a nada. Eso equivale a unos 320.000 estudiantes. “Hay muchas lecciones que nos deja la pandemia y esto nos obliga a fortalecer esas deficiencias para repensar este proceso de enseñanza”, dice el funcionario de Educación consultado para este reportaje. “Las tareas que a futuro tiene el ministerio son fortalecer el sistema de tele-educación y radio-educación y mejorar los contenidos digitales abiertos, la conectividad y las competencias digitales de los docentes”.

Todavía no está claro en el país andino cómo será la calificación final de los estudiantes que desconectaron a mitad del año lectivo. De momento deben presentar un portafolio con los trabajos hechos. Torres opina que no debería haber un criterio punitivo en la evaluación final. “Sería un error monumental, penalizar a los estudiantes que no saben suficiente. Los profesores han hecho lo que han podido y los padres más de lo que han podido”.

Los problemas para seguir la educación a distancia no son exclusivos de las periferias, las fronteras o las comunidades indígenas o campesinas de Ecuador, en Quito hay estudiantes que han quedado rezagados por sus circunstancias familiares. En el seno de una familia venezolana, que vivía de la venta ambulante de productos de limpieza, dos estudiantes, de 12 y 14 años, no han podido continuar con su educación. Cuando la pandemia confinó a los adultos de la casa, fue imposible contar con los recursos para sostenerse. Lograron quedarse en la vivienda que alquilaban en el sur de la ciudad, por un acuerdo con la casera, y mantuvieron los servicios básico por la orden gubernamental de no cortarlos mientras dure la crisis. Pero la conexión a Internet empeoró.

«Tengo Internet, pero es malísimo. Las clases de Zoom no las agarra, los videos tampoco. En estos últimos meses solo un teléfono puede conectarse. Tenemos tres meses ya atrasados, debe ser por eso que no está bueno. Dejamos de cancelar por el tema de la pandemia, ahorita hay prioridad en la comida», relata Dayanira Blanca, 40 años, madre de las dos adolescentes. «Las clases de zoom no las descarga en el teléfono de mi esposo que no es tan bueno y nos perdemos las explicaciones del profesor».

El grupo familiar ingresó al país hace un año. Dayanira Blanca llegó primero con cuatro de sus cinco hijos, a los 15 días llegó su esposo y, un mes más tarde, su hija mayor con sus dos niñas y el esposo. Desde el día uno, esta familia numerosa hizo todo lo posible para arraigarse. La educación de las dos adolescentes fue una prioridad. Dayanira consiguió cupo para sus dos hijas, aunque en distintos centros educativos. Al final del primer quimestre, esta madre cuenta que solo una de ellas se había adaptado a la escuela ecuatoriana y fue más fácil conectar con sus profesores.

«Contactamos con una compañera de mi hija por Facebook y esa niña me dio el número del papá que creó el grupo de WhatsApp y nos incluyeron», cuenta Blanca. «La profesora de mi otra hija me llamó un día, me pidió el numero de Whatsapp, el correo y los datos de identificación de mi niña, pero no me volvió a llamar ni me ha mandado nada al correo. Intenté llamarla, pero parece que se comunicó desde una cabina y no hay forma», prosigue.

Diego Chango, de 30 años, obrero de la construcción y padre de dos niños de seis y ocho años, tampoco ha podido seguir el ritmo de la escuela virtual. Al igual que la familia venezolana, en su casa solo cuentan con un teléfono inteligente y hacen recargas semanales para recibir los deberes. «Trato de estar al día con los deberes de mis hijos, busco conexión a WiFi para mandar los deberes, pero no siempre lo consigo», dice este padre que dejó de percibir ingresos al igual que su esposa, que se dedicaba a cuidar carros en las calles. Ahora ambos venden frutas en las calles del sur de la ciudad y cuando pillan una señal de WiFi abierta, en alguna plaza o estación de autobuses, se detienen para tratar enviar los deberes de sus hijos.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/06/12/planeta_futuro/1591955314_376413.html

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Educación a paso tortuga

Por: lahora.com.ec

El Ecuador está por cumplir tres meses de emergencia sanitaria. Algunos cantones han retomado sus actividades, muchos con paso acelerado, no por temerarios o negligentes, sino por mera necesidad. La Educación, en contraste, avanza muy lento.

Por más de dos meses, los establecimientos de educación básica, media y superior  fueron el conejillo de indias en el apurado intento del sistema -público y privado- por subirse al tren de la educación en línea. Hubo casos de éxito en la Sierra, en los que ciertos alumnos ‘engancharon’, aprendieron y aprovecharon, en la medida de lo posible, la experiencia.

Sin embargo, los fracasos del ‘programa’ fueron también evidentes, especialmente en familias de bajos recursos y aquellas que habitan zonas remotas y desconectadas.

Tras esa experiencia, el ciclo Costa y Galápagos inicia este mes su año escolar.

Urge saber qué lecciones se aprendió del experimento en la Sierra y Amazonía. ¿Qué propuestas de mejoras, cambios y ajustes se pueden aplicar ya con los alumnos que inician el ciclo lectivo?

El Ecuador no puede darse el lujo de desperdiciar valioso tiempo en la corta ventana que se tiene para educar a los adultos del futuro.

El discurso de la resiliencia, de que los niños están mejor en casa, que aprenderán “otras cosas” como cocinar o colaborar con las tareas del hogar estuvo bueno para salir del apuro, pero es momento de que el Estado asuma esta responsabilidad con tanta pompa, recursos y seriedad como lo hace con su aparato de propaganda, o el flamante destello de lucha anticorrupción.

Los problemas del país no se resolverán hasta que se invierta en su recurso más abundante, productivo y valioso: los niños.

La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.

Immanuel Kant (1724-1804) Filósofo alemán.

Sólo cuando nos callan, nos damos cuenta de la importancia de nuestras voces.

Malala Ypusatzai (1997-  ) Activista pakistaní.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102320324/educacion-a-paso-tortuga

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