Al problema de la deserción escolar se suma que más de 4 millones de estudiantes aún no se han matriculado, estando en el mes de marzo, por lo cual, no se sabe si ellos niños abandonaron o siguen.
El gobierno nacional no ha podido acabar con la deserción escolar, porque no ha hecho lo que debe para acabarla. Es una problemática que no disminuye y que continúa afectando a más de 300 mil estudiantes anualmente en todo el país.
En 2015, más de 300.000 estudiantes en Colombia abandonaron la escuela, dejando en evidencia que las políticas del gobierno no han sido suficientes para prevenir el abandono escolar en niños, niñas y adolescentes.
“La falta de maestros, de aulas y de dotación en las instituciones educativas como pupitres, baterías de baños, bibliotecas, entre otros elementos, llevan a que los estudiantes no se sientan motivados a continuar con sus estudios”, expuso Luz Dary Bolaños, directora del Ceid de la ADE.
Un estudio realizado por la Fundación Dividendo por Colombia, revela que el abandono por parte de los estudiantes se presenta con un mayor índice en la secundaria, el 35% de ellos abandonan sus estudios, mientras que en la primaria la deserción no supera el 15%.
“Estas medidas del gobierno orientadas a implementar algunos programas que no tienen que ver con incentivar la permanencia o el gusto de los niños y jóvenes a seguir en la etapa escolar conllevan a generar los problemas de deserción”, indicó Raúl Vázquez, secretario de Asuntos Educativos y Pedagógicos de la ADE.
Bolivia, Brasil, Venezuela y Colombia registran las tasas de abandono más altas en la región. Es así como los programas de apoyo económico y complementarios, han sido insuficientes para que estudiantes quieran permanecer en la escuela, y que los padres de familia quieran dar continuidad a la educación y formación de sus hijos.
Durante los días 9 y 10 de marzo se realiza el encuentro internacional La escuela como espacio educativo integral: funcionarios, profesionales, técnicos y administrativos de la educación. En este encuentro se discute sobre el papel de los funcionarios, profesionales y técnicos en el proceso educativo, además del quehacer sindical.
El encuentro cuenta con 300 participantes de 29 sindicatos afiliados a la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación de Brasil (CNTE), Afiliada a la Internacional de la Educación y representantes de de 8 países latinoamericanos: Costa Rica, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Uruguay, Argentina, Chile y Honduras. El encuentro es organizado por la Internacional de la Educación para América Latina y la CNTE.
La mesa estuvo dirigida por Combertty Rodríguez, Coordinador Regional de la Internacional de la Educación para América Latina, quien saludó a los presentes recalcando la importancia del trabajo que CNTE y la Internacional de la Educación para América Latina han venido realizando en torno al tema.
En la apertura del encuentro, Roberto Franklin de Leão, Presidente de la CNTE y Vicepresidente del Comité Ejecutivo Mundial por América Latina de la Internacional de la Educación, saludó a las personas presentes: «Debemos mantenernos unidos pues somos todos trabajadores y trabajadoras de la educación. Este encuentro será muy valioso para nuestra formación y perfeccionamiento, los intercambios de conocimiento que se realizarán en este espacio serán fundamentales para el éxito en nuestras luchas por una educación pública socialmente referenciada en toda América Larina», declaró Leão.
Hugo Yasky, presidente del Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latina y Secretario General de la CTA/Argentina, hizo un análisis de la coyuntura del continente, con atención especial a los momentos políticos vividos en Brasil y Argentina. «Tenemos que combatir la instauración de gobiernos que no tienen lógica de trabajar para reducir las desigualdades ni construir una sociedad igualitaria. Nuestra tarea es fortalecer la unidad del campo popular y defender a nuestros líderes progresistas, pues cada golpe contra ellos será un golpe contra nosotros y la clase trabajadora no nació para ser sometida, sentenció Yasky.
Fátima Silva, Vicepresidenta del Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latica y Secretaria de Relaciones Internacionales de la CNTE hizo un reconocimiento al avance que los y las trabajadoras de la educación han alcanzado en los últimos 25 años, mencionó también que pocas organizaciones tienen la comprensión y la práctica de la CNTE que agrupa bajo la misma representación a funcionarios administrativos y del área pedagógica, en un proceso de construcción de unidad. «Este encuentro es parte de la estrategia de la CNTE y la Internacional de la Educación para América Latina para la revaloración de quienes hacen la escuela pública en el continente, para defender juntos y unificados la democracia, la autonomía y la diversidad» dijo Silva.
Después de analizar la coyuntura, se abrió el debate a la plenaria, este momento se dedicó a contrastar la realidad que Argentina vive en este momentos, a raíz de la reciente derrota de la izquierda en las elecciones presidenciales y el clima de inestabilidad política y económica que ha sido fomentada en Brasil por sectores que buscan intereses financieros en detrimento de la clase trabajadora.
Además, este día las personas participantes del encuentro pudieron conocer la realidad de los funcionarios y las funcionarias, profesionales, técnicos y administrativos de la educación en otros países latinoamericanos presentes. También exploraron y debatieron sobre el papel que los sindicatos desempeñan en la conquista y la garantía de derechos.
Resumen: En esta entrevista , Miriam Abramovay, coordinadora del estudio «Jóvenes en la escuela, direcciones y búsquedas: Por qué participan», da Flacso Brasil, habla de las principales conclusiones de la investigación, que se convirtió en un libro. Ella explica cómo los jóvenes valoran un buen maestro. «Lo que piden es que el profesor conoce el tema, saber enseñar, aprender a dialogar y responder a las preguntas y los problemas de los adolescentes».
Nesta entrevista ao Canal Futura, Miriam Abramovay, coordenadora do estudo “Juventudes na Escola, Sentidos e Buscas: Por Que Frequentam?”, da Flacso Brasil, fala das principais conclusões da pesquisa, que virou um livro, acessível neste link. Ela explica o quanto os jovens valorizam um bom professor. “O que eles pedem é que o professor saiba a matéria, saiba ensinar, saiba dialogar e que responda as dúvidas e questões dos adolescentes”. Veja a entrevista abaixo:
Por Julio C Valdez/ Venezuela
Siempre he creído substancial y reconfortante volver la mirada hacia seres humanos extraordinarios. Seres que en su tránsito por esta vida han logrado dejarnos una obra que subvierte nuestro modo de ver el mundo y de vernos a nosotros y nosotras; que nos abren posibilidades de ir más allá de nuestras cotidianas fronteras, de superarnos y participar cada vez más en un estadio vital superior…
Es el caso del maestro Simón Rodríguez. Siguiendo a personas como él podemos dar nuevos sentidos a nuestras vidas, asumir horizontes de pensamiento y acción más amplios y fecundos; asomarnos –desde nuestras limitaciones- a montañas más elevadas, y crear miradas más complejas a la historia que construimos y nos construye.
Así, el propósito de esta conversación es mirar a Simón Rodríguez como un gran creador de significados, de proyectos sociales, de sentidos históricos. Crecer visualizando a un ser que puede ayudarnos a avanzar en caminos de mayor plenitud, de superior vínculo con otros humanos y con la naturaleza…En pocas palabras, como la posibilidad de un mayor desarrollo espiritual.
Pero, ¿no estamos exagerando? ¿Cómo podemos referirnos al desarrollo espiritual al hablar de una persona más bien solitaria, precursora del pensamiento materialista, de alguien que se enfrentó a la iglesia, de alguien que enaltecía el trabajo manual?…
Recordemos que Simón Rodríguez es una persona autopoiética. Es alguien que –dicho en términos modernos- se hizo a sí mismo, mediante un descomunal esfuerzo de disciplina personal. Inició su periplo en Caracas, pasando de ser un niño expósito a un joven maestro reconocido y respetado en diversas clases sociales, con ideas claras para reformar de la educación colonial. Luego, en un viaje iniciático, largo y sostenido, de al menos 20 años, por Estados Unidos, Europa, Rusia, entre otros territorios, aprendió, ensayó posibilidades científicas y educativas, observando, meditando, escribiendo, incubando ideas y propuestas de largo alcance y eventualmente factibles. Y luego en América, bajo el amparo del Libertador Simón Bolívar, intentando realizar su magna obra de educación para la libertad, para el trabajo digno, para la justicia y la inclusión social.
Así, el maestro Rodríguez asumió sus propios hábitos de creador, de pensador profundamente original, de actor consciente y protagónico en la historia de su tiempo, y aún en la historia venidera. Era un hombre de época y de síntesis. Sus escritos nos muestran un mundo que languidece (la Europa monárquica, el pueblo-objeto, obediente) y un mundo con posibilidades emergentes (la América que había librado la Guerra de Independencia)…
Si el poeta alemán Goethe decía que un genio es aquél capaz de encarnar el mundo, Simón Rodríguez vivió en el viejo mundo, lo estudió a fondo, lo sufrió, mientras su voluntad, su extraordinaria visión, sus habilidades se enfocaban hacia posibilidades de crear nuevas alboradas, nuevas sociedades, nuevos espacios vitales para los seres humanos. ¿No hablamos aquí de un sentido profundamente profético?
Si bien fue precursor de la filosofía materialista, en el sentido de que todo proyecto de transformación social debía partir de los seres humanos concretos, de sus necesidades, de sus posibilidades de insertarse en la historia y transformarla, el sentido de su proyecto trasciende el materialismo como tal. Habla del bien común como principio rector para los seres humanos. Habla de sociabilidad, de hermandad, de solidaridad (“piense cada uno en todos para que todos piensen en él”), en un mundo que se iría edificando mediante el trabajo honesto y colaborativo de todas y todos, mediante la producción y distribución compartidas, mediante la creación progresiva de sociedades económicas, hechos que apuntan a un vivir mejor y con mayor satisfacción social.
Así, tenemos a un maestro que curiosamente habla de asuntos materiales pero apuntando a un estado de espiritualidad creciente. Nos referimos a una persona que si bien se enfrentó a sacerdotes amigos de los poderosos, en su obra escrita florecen regularmente las imágenes de “resurrección”, “milagro”, e incluso “reencarnación”, pero no en su sentido literal, sino referidas a estados de ánimo posibles para provocar cambios en los hábitos humanos (costumbres, en sus palabras). De alguien que, en la medida que iba siendo cercado, desacreditado, por las fuerzas de poder de la época, se mantenía en el desarrollo de ensayos sociales y de la escritura que “pinta ideas” para soltar semillas de palabras al viento, buscando terrenos fértiles para florecer…
Búsqueda espiritual, no solitaria, sino en compañía de todos y todas, generando una hermandad creciente… ¿No es esto un auténtico camino espiritual, lejos de dogmas añejos y rutinas languidecientes?
Following the publication of the proposed global indicators – by which governments will measure their efforts to deliver the Sustainable Development Goals – 214 civil society organisations, academics, and education professionals across the world have voiced their concerns that the indicators for education threaten the vision for every child to complete 12 years of free primary and secondary education. Among the signatories are the Malala Fund, the organisation co-founded by education activist and Nobel Peace Prize Laureate Malala Yousafzai; the Kailash Satyarthi Children’s Foundation, founded by child rights activist and Nobel Peace Prize Laureate Kailash Satyarthi; international, regional, national, and grassroots human rights and development organisations; and members of the Global Campaign for Education.
“By 2030, ensure that all girls and boys complete free, equitable and quality primary and secondary education leading to relevant and effective learning outcomes”: this is the first target of the SDG for education, and – crucially – it commits governments to providing free, quality education for 12 years. However, the indicators that have been selected to measure progress on this goal capture neither the importance ofcompletion of primary and secondary education, which obliges countries to attend to the population of out-of-school children, nor that these 12 years must be free. Instead, the proposal is only to measure learning achievement through standardised testing at early grade, end of primary and the end of lower-secondary education. The omission of completion of education, which must be free, significantly alters the nature of the target, and lowers the agenda’s overall ambition.
The inclusion of learning assessments at early grade levels is another cause for concern. Letter signatories, including the World Organisation for Early Childhood Education, expressed that such assessments directed towards small children could negatively impact the development of a child’s personality and of critical thinking, ultimately undermining the wellbeing of children at an early age. These concerns are also well-reflected in General Observation 1 of the Committee on the Rights of the Child.
Camilla Croso, President of the Global Campaign for Education, which coordinated the letter, stated:
“The incredible efforts of governments, UN bodies, and civil society activists – working collectively – resulted in a Sustainable Development Goal for education which we all believed would give every child, adolescent, youth and adult a serious chance to realise their right to free, inclusive, quality education. The unanimous adoption of the SDGs was a moment we celebrated, but today, just six months later, this vision is being threatened. Our demands are not controversial – we simply want an indicator which reflects the goal and targets to which the world has already agreed.”
The indicators, which have been selected by the Inter-Agency and Expert Group (IAEG-SDGs), are being discussed by the UN Statistical Commission this week, 8-11 March, in New York. Following this, the next meeting of the IAEG-SDGs is to be held in Mexico at the end of June. The letter has been addressed to members of both the Commission and the IAEG-SDG in a bid to revise this indicator before they are proposed to UN Member States for final adoption.
The letter and full list of signatories is available here. http://www.campaignforeducation.org/docs/statements/Education_Civil_Society_IAEG_SDGs_FINAL_EN.pdf
Estudiantes de enseñanza media y universitaria, jóvenes investigadores y equipos de científicos graduados podrán presentar trabajos que representen una potencial contribución para el desarrollo científico y tecnológico de la región
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva lanzó este semana su convocatoria para que estudiantes de enseñanza media y universitaria, jóvenes investigadores y equipos de científicos graduados participen del Premio Mercosur. El 29 de abril es la fecha límite para presentar los trabajos.
La iniciativa tiene como objetivo que los jóvenes presenten trabajos que brinden soluciones para problemas concretos de la región. El 29 de abril es la fecha límite para presentar los proyectos.
Bajo el lema «Innovación y emprendedorismo», en esta edición se crearon cuatro categorías: Iniciación científica, Estudiante Universitario, Investigador Senior e Integración. El premio persigue la contribución para el desarrollo científico y tecnológico de la región.
El Premio fue creado por la Reunión Especializada de Ciencia y Tecnología (RECyT) y está auspiciado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil (MCTI/Brasil), el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Venezuela (ONCTI / Venezuela) y la Confederación Nacional de la Industria (CNI Brasil), con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq/Brasil), el Movimiento Brasil Competitivo (MBC), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología del Paraguay y el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.
Quem acompanhou os eventos espantosos da sexta-feira passada, dia 4 de março, talvez tenha reparado no rapaz de blazer escuro, cabelo sem corte e barba preta que em momento algum se afastou de Lula. Era Ricardo Stuckert, fotógrafo oficial de Lula. Na coletiva na sede do PT, não é possível vê-lo pela transmissão da TV dos Trabalhadores, emissora do Sindicato dos Metalúrgicos do ABC. Mas ele aparece na câmera da Globo, que, ao contrário da TVT, mostrou tudo num quadro mais aberto. Stuckert está à esquerda da cena, filmando e fotografando ininterruptamente, às vezes se debruçando sobre Rui Falcão para apoiar a câmera no tampo da mesa, a menos de um metro de Lula. Às cinco da tarde, quando Lula volta para casa e sai do carro ainda na rua, Stuckert se cola a ele e os dois são engolidos pelos militantes. Minutos depois, já no playground do prédio, Lula acena para os simpatizantes enquanto Stuckert se move em todas as direções, num balé agitado. À noite, no Sindicato dos Bancários, Stuckert está na primeira fila do palanque, a um corpo de distância de Lula, câmera fixa nele.
Uma seleção das fotos que Stuckert produziu nesse dia está disponível no site do Instituto Lula. Elas variam de lugar a lugar, mas o motivo se repete: Lula sobre galhadas de braços que se estendem para tocá-lo, como nas romarias. É a retórica do herói do povo, feliz junto aos seus, nos quais busca as energias para a luta política. Sem dúvida um contraponto legítimo à narrativa visual dos veículos da grande imprensa, nos quais Lula em geral aparece isolado (eis um uso político das fotografias e, como se verá, das lentes), seja de cabeça baixa, seja de rosto crispado, a demonstrar raiva, quando não fúria.
A presença de Stuckert no dia 4 é a confirmação de que os que esperavam algum esclarecimento estavam fadados a se frustrar. Eis por que as cenas do fotógrafo colado ao grande líder são tão eloquentes. Lula quis ser fotografado naquele dia. Ora, quem quer ser fotografado quando se sente devedor? Clinton não deve ter pedido a seu fotógrafo oficial que registrasse todos os seus passos durante o processo de impeachment que sofreu. Lula, ao contrário, usou o dia 4 para reafirmar a própria imagem.
Há uma cena extraordinária em ABC da Greve, o filme de Leon Hirszman sobre a greve dos metalúrgicos de 1979. Os operários ocupam a praça à espera da fala do líder. Ele está lá, mas a massa não o vê. Surgirá, todos sabem, no terraço elevado que dá para a praça, espécie de parlatório improvisado onde outros sindicalistas já discursam.
Lula aguarda a hora. Está recuado, a uns dez passos do guarda-corpo, invisível à multidão. A câmera de Adrian Cooper o mostra de corpo inteiro. Veste uma camisa estampada de manga comprida e fuma. Tenso, porque seria irresponsável não estar, e determinado, porque o desenlace dependerá dele, parece ter plena consciência de que este é um momento histórico do qual é ele o protagonista.
Alguém lhe diz qualquer coisa ao pé do ouvido; Lula responde com duas ou três palavras. Outro vem com o braço estendido e o enlaça estreitamente; Lula inclina a cabeça e ouve uma recomendação que logo descarta com um meneio firme, afastando o braço do companheiro. Até o plano terminar, quase um minuto depois, ninguém mais lhe dirá coisa alguma.
Aos 34 anos, Lula exala autoridade, não hierarquia. Num gesto que só pode existir entre iguais, alguém puxa sua mão e acende um cigarro no dele. Lula nem olha. Mantém os olhos fixos na direção de onde chega o rumor da multidão. Todos se agitam à volta dele, satélites sob efeito de seu campo gravitacional. Lula, ele próprio, não sai do lugar. Embora cercado de companheiros, nessa hora grave é um homem sozinho. Nada chama mais atenção do que isso.
A solidão do poder é um lugar-comum. Poucos são os fotógrafos dos poderosos que não se rendem ao cacoete visual da figura solitária encerrada pelo mármore inóspito dos palácios, ou da silhueta de costas que contempla o horizonte pela janela do gabinete presidencial vazio. Mas essa nunca foi a iconografia de Lula. O mundo dele sempre foi gregário e ruidoso, mais arquibancada do que biblioteca, mais churrascaria do que casa de chá. Durante a campanha de 2002, que segui de perto para o documentário Entreatos, Lula nunca esteve só, nem mesmo no sentido da cena deABC da Greve, de isolamento introspectivo. Por isso a cena sobressai. Ao menos na minha memória, ela é o último registro público que se tem de um Lula apartado dos outros e fechado em si mesmo. Lula forma os seus juízos não em silêncio, mas na conversa, quando talvez fale mais do que ouça, um pouco à moda dos tenistas que aprimoram o jogo batendo bola contra uma parede.
Acima de tudo, Lula se revigora no encontro com a multidão, da qual precisa como uma planta de luz. Stuckert sabe disso. Fiel ao personagem retratado, ele produziu um conjunto de imagens públicas de Lula em que o líder está quase sempre cercado pelo povo. O fotógrafo húngaro Robert Capa dizia que é preciso estar próximo do objeto fotografado. Stuckert parece ter aprendido a lição. Ele não usa a teleobjetiva, essa lente que isola o personagem, própria para capturar a solidão, mas a grande-angular, que em termos de efeito ótico opera como um abraço coletivo, a envolver todos os que entram no campo. Tudo que se aproxima de uma grande-angular cresce, e assim também, nas mãos de Stuckert, o ex-presidente. Há política na escolha das lentes. A disciplina exige colar a grande-angular em Lula, para que ele não suma no bolo, e fechar o diafragma, para não negar foco a ninguém. “Aí vem tudo”, no jargão dos fotógrafos – vêm os olhos dos emocionados, o rosto marcado dos que trabalham ao sol, os calos de quem estende a mão, os dentes dos que gritam ou sorriem.
Ojuiz Sergio Moro justificou a condução coercitiva aplicada a Lula dizendo que a medida servia para preservar a ordem pública. Diante da reação que se viu, defendeu-se no dia seguinte: “Cuidados foram tomados para preservar, durante a diligência, a imagem do ex-Presidente”. É uma afirmação na melhor das hipóteses ingênua; na pior delas, cínica. Ainda se decidirá se Moro atropelou a lei, mas, no mínimo, ele cometeu um erro tático. É difícil dissociar o elemento político de um mandado contra Lula. A política é feita de símbolos, e no Brasil ninguém os domina melhor do que Lula. Ao se dirigir ao país na sede do PT, Lula atualizou vários deles.
Em tom, espírito e decibéis a fala de Lula no dia 4 foi em tudo diferente do discurso do mensalão de 2005, quando o então presidente se disse traído e pediu desculpas à nação. É provável que nessa fase Stuckert tenha trabalhado menos. Lá atrás, Lula estava constrangido; agora se disse indignado. A diferença entre os dois discursos é a que existe entre uma coisa e outra. O tom de 2005 era formal e domesticado; o de agora foi improvisado e combativo. Lá o espírito era de recomposição; agora foi de ruptura. Lula falou baixo em 2005 e trovejou em 2016.
Durante a campanha de 2002 e, principalmente, nos anos do primeiro mandato, Lula não se furtava a dizer, sempre em tom galhofeiro, que, ao se tornar um homem influente, os luxos que até então lhe haviam sido negados agora lhe eram oferecidos. Gostava de insistir em como esses privilégios agora eram seus também, e o fazia não por empáfia, mas como sinal de que a classe operária tinha o direito de reivindicar para si os bens da burguesia. Era um velho tema seu que muitos não compreenderam. Havia o elogio dos ternos (“Só gosta de macacão quem nunca usou”) e a frustração que dizia sentir toda vez que o recenseador do IBGE batia à sua porta e não se interessava em registrar que ele tinha “um ventilador, uma tevê e um TL azul-turquesa”. Foi o período em que pretensamente as classes podiam se sentar todas à mesma mesa. Não mais. “Romanée-Conti” e “decantador” foram palavras que saíram de sua boca com desprezo, símbolos do que já não quer, do que será sempre negado a ele e a seus pares. Pobre Marco Aurélio Garcia, que o presenteou com o desgraçado decantador.
Do mesmo modo, quem o acompanhou nos anos de poder testemunhou as incontáveis vezes em que Lula incorporou palavras eruditas e expressões afetadas (chamava-as, com graça, de “chiques”) a seu vocabulário. Por exemplo, em 2009, depois que Caetano Veloso criticou nele um certo desapreço pelo idioma, Lula passou a encaixar sine qua non nos seus discursos, acrescentando sempre, de improviso, uma variante de “Viu, companheiros? Agora eu tô até usando expressões chiques como sine qua non”. Havia zombaria nisso, mas também um tanto de orgulho. Palavras raras, assim como vinhos, deviam e podiam ser experimentadas por todos. Na sexta foi diferente. Mais do que de hábito, Lula carregou na origem popular. Fez questão de demonstrar dificuldade com a expressão “condução coercitiva”, que agora, entenda-se, ele devolvia às elites.
E quando ele rugiu na sede do PT o que se ouviu foi uma voz já parcialmente esquecida, a do Lula pré-2002. No discurso de vitória daquele ano, diante de milhares de pessoas na avenida Paulista, o presidente eleito envolveu seus erres guturais no veludo da conciliação. Foi um discurso tão comovente quanto suave, próprio ao Lulinha Paz & Amor daquela campanha. A cena bonita de ABC da Greve termina com Lula avançando em direção à massa. Ele começa manso e aos poucos se inflama. É quando o espectador de hoje reconhece o orador de ontem. Os erres de 1979 e os de 2016 são os mesmos, rascantes e cheios de pontas; ferem os ouvidos dos adversários e galvanizam os militantes. Lula repôs sua mitologia em circulação.
Acontece que o rio correu. A água, antes cristalina, se turvou com as impurezas dos últimos anos. Resta saber, então, se quando ele avançar a praça estará cheia.
Por João Moreira Sales – documentarista e editor da Piauí
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