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Uruguay: Donde hay niños y niñas, ¿Hay centros de cuidado?

América del Sur/Uruguay/6 de octubre de 2016. Banco Interamericano de Desarrollo

El siguiente trabajo es una línea de análisis para aportar al desarrollo de Sistema de Cuidados (SC) y fue realizada por la Dirección de Evaluación y Monitoreo (DINEM) del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) de Uruguay.

Los autores principales del trabajo son Richard Detomasi y Germán Botto, quienes han recibido la colaboración de Martín Hahn y Guillermo D´Angelo así como de otros integrantes de la dirección.

Uno de los grandes desafíos de ofrecer servicios para la primera infancia, es la cobertura de los centros disponibles para todos los niños y niñas. Es así que varios países de la región, se encuentran usando herramientas y metodologías innovadoras para determinar las zonas geográficas que carecen de estos servicios. Luego de publicar el ejemplo de Chile, esta vez te presentamos la experiencia de Uruguay. Este país se encontró con la necesidad de una evaluación en la planificación de su oferta pública de educación inicial para los niños de uno a tres años. Continua leyendo el proceso de esta evaluación y toma lo que te sirva para mejorar los servicios que se ofrecen en tu país.

Los pasos que siguió Uruguay

Lo primero que cabe mencionar es que Uruguay basó sus criterios en la  proximidad a los hogares y la priorización de la cobertura a aquellos socio-económicamente más vulnerables. Para esta evaluación en particular se usaron técnicas de análisis espacial para determinar el uso óptimo de los recursos para la ampliación de la oferta pública existente y su demanda potencial objetivo, es decir, la población de niños entre uno y tres años en hogares más vulnerables desde el punto de vista socio-económico. Esta metodología se aplicó a datos de todo el país.

1. Como primer paso fue necesario definir la oferta de servicios. Para ello se utilizó la ubicación de los servicios actuales de losCentros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y los centros diurnos (CD) del Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay (INAU), junto a la ampliación de servicios propuesta por ANEP para el quinquenio 2015-2019. Como un indicador de la capacidad efectiva de cada servicio, se consideró la matrícula registrada por las instituciones, mientras que para las ampliaciones se consideró el cupo proyectado. La información se obtuvo a través del Sistema de Información Integrado del Área Social (SIIAS). En este estudio en particular se utilizó la base de datos de niños matriculados de ANEP y CAIF, las proyecciones de ampliaciones de cupos en jardines de ANEP y la ubicación de los centros de ambas instituciones.

2. El siguiente paso fue determinar la demanda potencial. Con ese fin se construyó una capa de información con la distribución de los niños de uno, dos y tres años para todo el país, a partir de la información publicada a nivel de segmento censal de los Censos 2011, obteniendo la cantidad de niños por edad, el tipo de asistencia a centros educativos, y su probabilidad de estar en un hogar vulnerado socio-económicamente. Luego se pasó el dato de cantidad de niños que no asiste a centros de educación privada, o vive en hogares con Índice de Carencias Críticas (ICC) superior al umbral mínimo de vulnerabilidad para prestaciones de políticas sociales, del nivel de segmento censal a un dato de dirección de la vivienda. Pero al carecer de sistemas de información tan exhaustivos que cuenten con la georreferenciación de todos los niños, se procedió a sortear la ubicación de ellos sobre una capa de puntos de hogares construida a partir de direcciones de servicios (energía eléctrica y agua potable), y viviendas rurales georreferenciadas durante los Censos 2011.

3. Con todo lo anterior quedó como producto para la evaluación un modelo de la distribución espacial actual de unos 77.000 niños de uno y dos años, y unos 35.000 de tres años. Así, se determinó un km como distancia máxima a desplazarse desde su hogar al centro más cercano.

cuerpo

Con estos tres componentes: la oferta pública, la demanda potencial y la distancia, se procedió a distribuir a los niños entre la oferta educativa correspondiente según cupos disponibles y el criterio de distancia. Adicionalmente se realizaron dos análisis complementarios. Por un lado la geolocalización de las ubicaciones óptimas para nuevos centros CAIF para los niños de 1 y 2 años, y por otro, la evaluación de la propuesta de ampliaciones y nuevos centros de ANEP para los niños de 3 años.

 

La meta de Uruguay

Un escenario hipotético de universalización para los niños de unlo y dos años, implicaría la apertura de 269 centros CAIF de 100 niños y 206 centros CAIF de 50 niños. Además de esto, un remanente de 9.504 niños dispersos quedó asignado a 234 centros atípicos. Dadas las limitantes de recursos disponibles, y la aplicación gradual de las políticas, el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC) ha decidido priorizar sólo centros de 100 niños cuyos asistentes provengan por lo menos en un 60% de hogares vulnerables. Esta priorización fija su objetivo concreto para el quinquenio en 171 centros propuestos.

Por su parte, aunque la cobertura proyectada al inicio aparentaba ser suficiente en números absolutos, las restricciones de distancia vuelven muy relativa esta afirmación. Según el análisis realizado, habría 4.546 niños de tres años distribuidos por todo el territorio nacional que no serían cubiertos. A la vez, de los 8.100 cupos proyectados, 2.757 se pierden por no encontrar niños a cubrir.

Esto  ha llevado a la propuesta de seguir trabajando en acciones orientadas en dos ejes: la posibilidad de reorientar lo proyectado por ANEP, y/o la asunción por parte de CAIF de nuevos grupos de 3 años para las situaciones donde se encuentre mejor localizado. Estas reflexiones en conjunto llevan a considerar oportuno el diálogo interinstitucional enfocado en la optimización de la aplicación de la política, en particular del abordaje territorial de la misma.

El proceso documentado en el presente artículo representa una de las primeras experiencias de planificación espacial de una política social en Uruguay. La misma no se hubiera podido concretar sin el uso de tecnologías de la información geográfica y disponibilidad de datos (facilitada por la existencia de sistemas de información).

¿Qué opinas de la metodología utilizada? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo o mencionando a @BIDgente en Twitter.

Richard Detomasi es Doctorando en Ciencias Sociales, perfil Estudios de Población. Magister en Estudios Contemporáneos de América Latina. Lic. en Ciencias Antropológicas. Asesor en Secc. Análisis Espacial. Dpto. Geografía (DINEM-MIDES)

Germán Botto es Licenciado en Biología Humana, perfil Epidemiología. Estudiante de Doctorado, becario Fulbright. Docente de Estadística y Geografía, Universidad de la República.

Martín Hahn es Bach. en Geografía Facultad de Ciencias, Universidad de la República. Técnico en SIG en Secc. Análisis Espacial. Dpto. Geografía (DINEM-MIDES).

Guillermo D´Angelo es Bach. en Geografía Facultad de Ciencias, Universidad de la República. Encargado del Dpto. Geografía (DINEM-MIDES).

Fuente: http://blogs.iadb.org/desarrollo-infantil/2016/10/03/centros-de-cuidado/?mc_cid=1d11974c1d&mc_eid=37402ddfd1

Imagen: blogs.iadb.org/wp-content/blogs.dir/90/files/bfi_thumb/Centros-de-cuidados-en-Uruguay-mxp7o4e8upp8j3g4folms1j41x7zt9pwqqan2gy6qo.jpg

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Uruguay:En busca de emprendedores con ideas para la educación

Uruguay / www.elpais.com.uy / 5 de octubre de 2016.

Bajo el lema “La Educación necesita emprendedores ¿te sumás?” SocialLab quiere encontrar ideas innovadoras para aplicar en la educación pública media

SociaLab organiza el Desafío Educación, una convocatoria que invita a emprendedores a proponer ideas y proyectos para solucionar problemas educativos mediante el uso de tecnologías. Bajo el lema “La Educación necesita emprendedores ¿te sumás?” buscan premiar ideas innovadoras para aplicar en la educación pública.

El llamado es abierto y está en curso. En una primera etapa habrá una pre selección de cinco proyectos. Luego, tres iniciativas serán elegidas y recibirán dos mil dólares como capital semilla y tendrán cuatro meses de pre-incubación con expertos y asesoramiento de especialistas. En ese tiempo se les brindará apoyo para el desarrollo del proyecto y se trabajará en la creación de un prototipo.

Ya en abril de 2017 un jurado será el encargado de elegir entre esos tres al proyecto ganador. Esa idea y ese equipo volverá a trabajar e incubarse en SocialLab por tres meses y con nuevas inversiones para ponerla en práctica.

Las convocatorias se reciben hasta el 10 de noviembre en la plataforma de SociaLab.

 Fuente: http://www.elpais.com.uy/vida-actual/busca-emprendedores-ideas-educacion.html
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Uruguay: Los fondos que se invierten en la educación son un botín de guerra para muchos.

América del Sur/Uruguay/04.10.2016/Autor y Fuente: http://www.ei-ie-al.org/

Asdrubal de los Santos, integrante de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (FeNaPES), participó en el encuentro del Comité Internacional de la Educación para América Latina que se realizó el viernes 30 de setiembre y en el cual participaron representantes de la región.  Esta reunión tuvo como objetivo “recoger las experiencias colectivas de los docentes de cada país participante y a partir de las mismas se apunta a definir las estrategias de futuro”. Denunció, además,  que en el Día del Patrimonio Nacional, se realizará “en un liceo emblemático como es el Instituto Vázquez Acevedo (IAVA) una mesa redonda sobre la educación pública. Lo insólito es que quien patrocina este encuentro es una multinacional que se lleva el 60% del comercio mundial de la educación”.

También opinaron para el Portal: Hugo Yaski, Secretario General de la central sindical de Argentina y Presidente de la Internacional de la Educación de América Latina; Fátima Da Silva, dirigente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación de Brasil y vice presidenta de la Internacional de la Educación de América Latina; y Elbia Pereira, Secretaria General de la Federación Uruguaya del Magisterio (FUM) e integrante de la Internacional de la Educación de América Latina.

El dirigente de FeNaPES, por su parte, indicó que el encuentro realizado se enmarca dentro de esta Internacional de la Educación para América Latina, una organización que nuclea a sindicatos de Latinoamérica y forma parte de un organismo internacional. En esta oportunidad la actividad es regional y se desarrolló dentro del módulo Movimiento Pedagógico Latinoamericano. El objetivo es de esta actividad fue recoger las experiencias colectivas de los docentes de cada país y a partir de las mismas definir estrategias, así como líneas de acción políticas”.

De los Santos subrayó que “nuestro sindicato está comprometido con que cada docente en su aula y a través de sus experiencias puede cambiar la realidad. Apostamos a lo colectivo y al desarrollo dentro de las comunidades educativas dentro de un marco amplio, lo que necesariamente implica a otros sindicatos de la educación y a organizaciones populares. Si entendemos que debe existir una sociedad de determinadas característica el proyecto tiene que ser conocida por el pueblo. La idea es que a partir de las experiencias colectivizadas se puedan extraer líneas políticas a fin de que los sindicatos de la educación puedan incidir”.

El otro tema destacado por el dirigente sindical se refiere a la “privatización de la educación. Hoy los fondos que se invierten en la educación son un botín de guerra para muchos, principalmente las multinacionales. En el Día del Patrimonio Nacional, que es el sábado 1º de octubre, en un liceo emblemático como es el Instituto Vázquez Acevedo (IAVA) se realizará una mesa redonda sobre la educación pública. Lo insólito es que quien participa de este encuentro es una multinacional que se lleva el 60% del comercio mundial de la educación, a través de la empresa Pearson. Esto es muy grave. No se puede entender que se avale a una multinacional que vive del comercio de la educación para participar en una actividad que se desarrolla en el marco del Día del Patrimonio Nacional. Si se entiende que la educación pública es un patrimonio nacional no tiene sentido que participe Pearson en una mesa redonda sobre educación pública”.

Recordó de los Santos que a principios de año se denunció en el Consejo de Secundaria que se estaban llevando adelante “salas docentes para profesores de inglés con libros de texto que le costaban a los estudiantes $ 1.000 y que luego no se pueden reutilizar al año siguiente porque contienen unos componentes electrónicos que bloquean las bases de datos que contiene. Por lo tanto no entendemos cómo se avaló la participación de esta empresa”.

Destacó el dirigente de FeNaPES que este tipo de encuentros sirve para conocer la realidad que viven otros países, ya que participaron delegados de Perú, Chile, Paraguay, Brasil y Argentina. “Lo que ha quedado claro es que se plantearon líneas de acción en general a futuro. Más allá de que la realidad de cada país y las políticas educativas son distintas en cada lugar. Por lo que cada país debe fijar su línea de acción para el corto plazo. Es importante establecer criterios pedagógicos latinoamericanos en perspectiva”.

Yaski: “contexto de crisis”

Hugo Yaski, Secretario General de la central de trabajadores de Argentina y Presidente de la Internacional de la Educación de América Latina, señaló que en el encuentro regional del Cono Sur del movimiento pedagógico Latinoamericano se “profundizó en el análisis de la situación que en esta materia viven nuestros países. La lucha por la educación pública es permanente y por eso se intercambiaron posiciones sobre los avances y retrocesos que se registran en la región. Se viven momentos en los que se registran avances de los sectores neoliberales y conservadores. A partir de la destitución de Dilma Rousseff, por la incidencia que tiene en la región, influye de forma importante. Se le suma, además, el hecho de que en Argentina por primera vez en la historia ganó un gobierno de derecha, conservador. El contexto de crisis económica ha favorecido las políticas que se identifican con las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ortodoxia del Banco Mundial”.

Como forma de síntesis Yaski sostuvo que se está viviendo un contexto desfavorable para la región. “Ya que los distintos gobiernos reducen los presupuestos educativos bajo el pretexto de que se debe nivelar a la baja el gasto fiscal. Esto significa un retroceso salarial y de inversión en el área educativa. En este marco se intenta acotar la libertad de acción de los sindicatos a través de la ley o de la represión directa. Por eso es muy importante apuntar al crecimiento de la alianza estratégica con los padres y los estudiantes. Esta es la razón de ser del movimiento pedagógico si se quiere sostener una propuesta educativa que siga apuntando a construir un pensamiento crítico y de valores. La idea es que la escuela pública democratiza las sociedades”.

Da Silva: “la educación es un derecho humano”

Fátima Da Silva, dirigente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación de Brasil y vice presidenta de la Internacional de la Educación de América Latina, señaló que “los problemas en la región son comunes y por eso la educación pública es un desafío permanente en todo el mundo. Tenemos fuerte proceso instalado por organismos multilaterales que apuntan a que la educación no sea un derecho y responsabilidad del Estado, por eso se impulsa la privatización de la educación. Ante este diagnóstico es que tenemos que actuar con mucha unidad de los sindicatos de América Latina. El objetivo es la defensa de la educación pública como un derecho humano y debe estar en manos del Estado”.

La dirigente de la educación afirmó que “la mercantilización de la educación es un desprestigio para la profesión docente y esto es común para la región. En América Latina existieron períodos de dictadura y los mismos afectaron directamente a la educación. Luego vinieron gobiernos neoliberales que se encargaron de privatizar todo, especialmente la educación. Después aparecieron gobiernos que calificamos como integrantes del campo popular y democráticos, los cuales fueron productos de coaliciones que contienen muchas contradicciones. Estos gobiernos, que duraron aproximadamente una década, aplicaron políticas públicas que apuntaron a disminuir la brecha entre los pobres. Hoy estamos viendo un retroceso en Argentina y Brasil, por ejemplo. En el resto de los países de la región se ven amenazados por una reorganización de la derecha que no acepta los cambios que benefician a los pobres”.

Pereira: “con el intercambio nos enriquecemos todos”

Elbia Pereira, Secretaria General de la Federación Uruguaya del Magisterio (FUM) e integrante de la Internacional de la Educación de América Latina, recuerda que el movimiento pedagógico se comenzó a gestar en el Uruguay y que ya se han hecho varios encuentros sobre este tema en todo el país. A partir de estas reuniones se redactan una serie de documentos sobre políticas educativas que luego son colectivizadas en la región. Destacó que “este tipo de encuentros son sumamente importantes porque se hace una mirada que trasciende las fronteras. Las miradas deben ser nacionales y situadas, pero deben tener en cuenta lo que pasa en la región y en el mundo. Nada de lo que ocurre de la frontera de nuestro país hacia afuera nos puede ser indiferente. En este intercambio de experiencias que realizamos los docentes de la región nos enriquecemos todos”.

Fuente: http://www.ei-ie-al.org/index.php/1354-los-fondos-que-se-invierten-en-la-educacion-son-un-botin-de-guerra-para-muchos

Imagen:http://www.ei-ie-al.org/images/161003UY.jpg

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Violencia en el deshielo: imaginarios latinoamericanos post-nacionales después de la guerra fría de Mabel Moraña

América del Sur/Uruguay/Octubre 2016/Mabel Moraña/http://revistazcultural.pacc.ufrj.br/

Latinoamérica siempre ha sido menos efectiva en la tarea de contar a sus muertos. Hasta el día de hoy, no hay métodos consagrados que permitan estimar con cierta exactitud el saldo del colonialismo…

And out in the Wild West,
–you have seen this movie before–
Four lone cowboys and their skinny ponies ride the range
And suddenly up over the ridge
A thousand Indians rise up around the edge of the plateau
Like they came out of nowhere
And there are only 4 cowboys
But the cowboys look at the Indians and they say:
“Lets go get’em.” – Laurie Anderson

Al iniciar su libro Mémoire du Mal, Tentation du Bien. Enquête sur le Siécle (2000) Tzvetan Todorov pasa revista a las atroc idades que marcaron la historia del siglo XX: Primera Guerra Mundial: 8 millones de muertos en los frentes, más de 10 millones en la población civil, seis millones de inválidos. Genocidio de armenios a manos de los turcos. Tremendos saldos de muertos a consecuencia de las guerras civiles en la Rusia soviética. Segunda Guerra: 35 millones de muertos en Europa (por lo menos 25 en la Unión Soviética), exterminio masivo de judíos, bombardeos múltiples a poblaciones civiles en Alemania y Japón, sin olvidar el costo social de la liberación de las colonias. Todorov comienza su libro con una propuesta preliminar: si el siglo XVIII fue el Siglo de las Luces, el XX debería quizá ser conocido como el Siglo de las Tinieblas, un siglo donde la historia es indisociable del totalitarismo y la violencia, en sus diversas formas y contextos.

Latinoamérica siempre ha sido menos efectiva en la tarea de contar a sus muertos. Hasta el día de hoy, no hay métodos consagrados que permitan estimar con cierta exactitud el saldo del colonialismo (incluyendo la muerte por colonización de territorios, superexplotación, condiciones de vida sub-humanas, esclavitud) o el balance dejado por las intervenciones estadounidenses durante los siglos XIX y XX, ni hay números que registren las bajas producidas por los enfrentamientos de pandillas urbanas, las movilizaciones obrero-estudiantiles, la violencia policial, el narcotráfico, la violencia doméstica, las dictaduras o los levantamientos indígenas, ni hay cifras que acumulen el costo social – como suele decirse – de las batallas de la independencia, de la resistencia antiimperialista, anti-totalitaria, las bajas guerrilleras, los que cayeron en la tortura, los que sucumbieron a la miseria escuchando las promesas de orden y progreso y hoy agonizan en los escenarios del neoliberalismo. No hay cifras que den cuenta de quienes han sido y siguen siendo víctimas de la violencia en Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela.

Las reflexiones de hoy se enfocan en lo que podríamos llamar el microsistema de América Latina, particularmente en algunas de las dinámicas que en el contexto de la globalidad y el neoliberalismo acompañan la entrada del continente al nuevo siglo. Deseo aquí sugerir solamente algunas bases para el análisis del significado que asume la relación entre nación, violencia y subjetividad en América Latina a partir del fin de la Guerra Fría.

A modo de introducción, habría que señalar que es imposible realizar una crítica histórico-político-filosófica de la violencia en América sin una crítica de las modernidades que desde el período colonial se impusieron a través de una práctica sistemática y articulada de violencia económica, social, cultural, epistémica, sobre las sociedades americanas. Desde la “violencia del alfabeto” que arrasó con los espacios simbólicos de las sociedades prehispánicas, la occidentalización de América y la formación de la nación-estado nacen marcados por liderazgos e intereses de clase que apelan sistemáticamente a la violencia con el apoyo de discursos legitimadores de muy distinto orden que coinciden en la idea de que el progreso y la civilidad dependen de la reducción de todo rasgo, práctica o proyecto que no coincida con los intereses de los sectores dominantes. Así, desde los orígenes de la vida republicana, la práctica democrática y liberal implantada en América Latina propone sofísticamente la coincidencia absoluta entre Estado y sociedad, marginando e invisibilizando a grandes sectores que no se integran productivamente a la estructuración nacional. Con estos precedentes puede afirmarse entonces que la historia de América Latina es la historia de las múltiples e intrincadas prácticas y narrativas de la violencia que atraviesan sus distintos períodos y se entronizan a todos los niveles de la vida política y social de la nación moderna. Sin embargo, lo que hoy nos ocupa es el fenómeno de incremento de diversas formas de violencia ciudadana a nivel continental, y las transformaciones que los modelos de ejercicio y conceptualización de la violencia han sufrido en las últimas décadas.

Así, aunque la historia de la violencia puede rastrearse a lo largo de la historia latinoamericana desde el descubrimiento, deseo referirme aquí específicamente a la indudable relación que existe entre las transformaciones que se registran desde el fin de la Guerra Fría en los países periféricos de América Latina a nivel económico, político y cultural, y el incremento de la violencia, a distintos niveles.

En lo económico, la imposición de políticas neoliberales ha logrado acorralar, en las últimas décadas, a las economías nacionales incrementando las áreas de marginación, de des y subempleo. A los procesos de transnacionalización acelerada y masiva del gran capital e influencia creciente de las empresas transnacionales en la definición de políticas económicas y culturales, se suma la cancelación de canales institucionales para la presentación de demandas populares, eliminación de espacios de debate político, reafirmación de focos hegemónicos a nivel internacional, etc. El estado benefactor, interventor, paternalista, ha ido cediendo lugar a una entidad desdibujada que hipoteca el bienestar de la mayoría a las necesidades de protección y de reproducción del gran capital.

Correlativamente, estos cambios propulsaron una redefinición de la idea de democracia, que se ajusta hoy en día a un modelo mucho más restrictivo y excluyente que el que sirviera para describir a los regímenes modernos: democracia = oligarquía + populismo. Según estudiosos del período (Greg Grandin, por ejemplo) esta redefinición se ha realizado a partir de estrategias tales como la ruptura de alianzas existentes entre elites reformistas y clases populares, el quiebre de movimientos alternativos que quedaron reducidos a estrategias acotadas de resistencia circunstancial, y la destrucción de formas de liderazgo social y político a distintos niveles. Se transforma así radicalmente la relación entre sujeto y sociedad, entre política, ética y subjetividad, reemplazando los objetivos sociales por un individualismo consumista a veces aderezado de remozadas religiosidades tradicionales o de propuestas new age, que prometiendo consuelo y trascendencia ante las traiciones de la modernidad, brindan una alternativa de socialización que permite eludir los desencantos y desafíos de la historia presente.

El vaciamiento político del Estado, el debilitamiento de las políticas partidistas, y la disminución de alternativas ideológicas que permitan pensar lo social desde un afuera – aunque sea utópico – del neoliberalismo, ha incrementado el sentimiento de desprotección ciudadana. Esto se suma al desvanecimiento del estado benefactor, interventor, paternalista, que rigiera con variantes hasta la primera mitad del siglo XX. Los imaginarios urbanos están atravesados por sentimientos de desamparo económico, agotamiento político e inestabilidad social. La “ciudadanía del miedo” de que hablara Susana Rotker, se corresponde con las evaluaciones que realizan politólogos y analistas sociales en las últimas décadas. Si, según la conocida frase de Raymond Aron, “con la Guerra Fría la guerra se hizo improbable y la paz imposible” [1], el fin de ese período ha producido un desbalance en el equilibrio internacional del terror. Hoy en día, “la paz se ha convertido en una guerra latente” [2]: hay un notorio aumento de tipos diversos de batallas internas a nivel nacional, conflictos grupales armados más o menos restringidos a ámbitos locales o transnacionalizados, movilizaciones indígenas, desestabilizaciones radicales y violentas del llamado orden democrático por sectores populares muchas veces desorganizados pero disidentes a los partidos en el poder, aumento del delito común con estrategias innovadoras tales como asaltos colectivos, secuestros, etc., movilizaciones de grupos armados que actúan en un plano subnacional (pandillas) o supranacional (narcotráfico), etc. Aún en sociedades que presentan índices de seguridad ciudadana mucho más altos que los que se registran en Colombia, Venezuela o México, el sentimiento colectivo se mantiene aferrado al miedo cotidiano, a la idea de que en cualquier momento, como señala Robert Kaplan, “cualquier vagón del metro puede volverse una pequeña Bosnia.” Aunque las estadísticas de algunas latitudes registren datos más tranquilizadores, la “ciudadanía del miedo” ha marcado su impronta” y, como ha apuntado Beatriz Sarlo, “con el imaginario no se discute”.

Ya nadie cree que la violencia de estado ejercida a nivel nacional o internacional sea un momento imprescindible en el logro de la paz universal. Como ha indicado Bolívar Echeverría, lo que llamamos paz es apenas un provisional “cese del fuego.” Estos fenómenos que quiebran la utopía de unificación, centralismo y control estatal de la nación moderna requieren nuevas nominaciones: los críticos sociales hablan de “conflictos de baja intensidad” (Martin van Creveld), “guerra civil molecular” (Enzenberger) o “guerras inciviles” (John Keane) que desgarran la trama de lo social indicando “el retorno de lo reprimido”: lo marginado, sometido, o invisibilizado por la modernidad, que vuelve por sus fueros.

La violencia que se registra en América Latina en las últimas décadas ha sido interpretada como una serie de respuestas o reacciones inorgánicas, aunque no por ello menos elocuentes, a los efectos de laglobalización. En algunos casos, la violencia obviamente precede a este período y sus raíces deben ser estudiadas en relación con las políticas modernizadoras, con la aplicación de determinados modelos de nación y de estado, y – a partir, todavía, de perspectivas dependentistas – con la vinculación de los capitalismos periféricos a los grandes sistemas internacionales y a sus agresivas políticas de expansión económica. En otros casos, las formas más actuales, en muchos casos inéditas, de violencia, aparecen como respuestas que surgen y se incrementan ante la imposibilidad de organizar agendas locales, nacionales o regionales que puedan contrarrestar el efecto arrasador de las políticas neoliberales.

Bolívar Echeverría ha estudiado las relaciones entre las manifestaciones de “violencia salvaje” y la disolución de la identificación entre Estado y Sociedad. Las percepciones que acompañan a los procesos de globalización parecen asumir que al haberse ampliado la superficie social que el estado debe cubrir, se ha incrementado la incapacidad institucional para absorber las contradicciones y demandas sociales dando así lugar a “una posible reactualización catastrófica de la violencia ancestral no superada.” Ante el descaecimiento de la utopía de la paz perpetua y las crisis políticas que acompañan el fin de la modernidad, lo único que pervive como propuesta de articulación ciudadana es la creencia en el mercado como el espacio por excelencia de confluencia, participación y libre intercambio de bienes materiales y simbólicos, es decir la concepción de la posibilidad de realización de todos los valores sociales, individuales y colectivos, en el mundo de la mercancía. Libros como Consumidores y ciudadanos, de Néstor García Canclini exploran la vigencia de esa propuesta en épocas actuales. Pero desde posiciones más críticas que descriptivas, quizá es hora de comenzar a entender el mercado ya no como una instancia de socialización participativa, sino como una arena de lucha entre ofertas que entran a la competencia marcadas por las improntas de la desigualdad productiva, el monopolio de las transnacionales, la explotación masiva y la subalternización de vastísimos sectores sociales que sólo alcanzan una integración deficitaria a la cultura política de nuestro tiempo. Si la modernidad creó a través del mito de la productividad el modelo utópico de una sociedad insaciable, atravesada por el deseo inacabado, el escenario posmoderno de la globalidad incrementa al infinito esa voracidad y las frustraciones que su insatisfacción produce, en una dinámica de producción constante y artificial de la escasez (el consumidor ideal es aquel que no puede tener satisfacción, que vive en un estado de carencia permanente). Hoy queda claro que el monopolio estatal de la violencia tendría como cometido fundamental el de “proteger la integridad y pureza del intercambio mercantil, tanto de sus enemigos externos como internos.” (Echeverría) Pero en tiempos postmodernos ese monopolio se encuentra amenazado por las formas salvajes en que se expresa la frustración de los consumidores/ciudadanos, los sectores relegados de las dinámicas integradoras de la legalidad productivista y los que eligen formas anómalas de inserción en el mundo de la oferta y la demanda. No sería excesivo decir, desde esta perspectiva, que al lenguaje supranacional del capital nuestra época responde de manera casi instintiva, dispersa, y aparentemente inorgánica, con el lenguaje supranacional de la violencia. En otras palabras, la lengua universal del capital tiene también sus dialectos particulares. Muchos han caracterizado algunas modalidades de violencia postmoderna como una forma de regresión tribal arcaizante. Robert Kaplan habla de la aparición del segundo hombre primitivo que pasaría a formar una sociedad de guerreros que combina de manera inquietante la falta de recursos con una extensión planetaria sin precedentes, que articula clandestinidad con espectáculo, marginación y protagonismo. Sin embargo, la caracterización deprimitivismo debería revisarse. En civilizaciones “primitivas” (premodernas) algunos investigadores han visto en el carácter bélico un recurso colectivo para mantener la autonomía y para defender a la comunidad de “la aparición de instituciones estatales de carácter opresor” o sea de la posible institución de un Estado centralizado con monopolio de la violencia “legítima”, recurso que podría, en cualquier momento, volverse contra los miembros mismos de la comunidad a la que ese estado debería defender.[3] Pero al mismo tiempo, en muchas culturas, el ejercicio de la violencia se daba a sí mismo mecanismos internos de control. En muchos casos, el jefe que decretaba el movimiento bélico no se limitaba a declarar la guerra ni se mantenía en la retaguardia sino que por su mismo liderazgo debía ser el primero en salir al campo de batalla (y casi seguramente, por tanto, el primero en morir). La gloria consistía justamente en el heroísmo de la muerte por la fe en una causa colectiva que legitimaría la apelación a la violencia que involucraba a toda la comunidad. Muerto el líder, ya no existía la posibilidad de que éste pudiera usufructuar de la violencia políticamente, como una forma de popularidad que serviría, por ejemplo, para una reelección presidencial.

Sin embargo, en América Latina, muchos de los que podríamos llamar “rasgos de estilo” de la violencia tienen una indudable cualidad arcaizante. Dentro de lo que Jean Franco llamara “el costumbrismo de la globalización” aparecen prácticas culturales y textos apocalípticos con estas características, que reflejan el horror de la clase media ante la explosión de su mundo, versiones presentistas que eligen ignorar toda genealogía, toda relación con el pasado colectivo, toda posible proyección de futuro, como si la historia se agotara en la peripecia de la supervivencia individual, el consumo, la transitoriedad y el espectáculo de una rebelión desarticulada y explosiva, casi hollywoodense, contra el status quo. En plena postmodernidad muchas narrativas articuladas al eje de la violencia representan conflictos y personajes que evocan modelos de conducta y discursividades que parecerían anacrónicas en los tiempos que corren. El sicariato, por ejemplo, articula la práctica mercenaria con las matrices de la religiosidad tradicional. El estudio de la llamada sicaresca aproxima la novela de sicarios (La virgen de los sicarios,Rosario Tijeras, etc.) a los modelos de la picaresca por las similitudes en torno al protagonismo del joven marginado que intenta medrar en una sociedad estratificada que lo relega y a la que le es imposible integrarse productivamente. (ver von der Walde) Incluso los narco-corridos remiten a modelos discursivos de épocas anteriores, en un lenguaje popular, paralelo a la retórica política dominante, que reinventa la oralidad, como documentando la cancelación de las formas “modernas” e institucionalizadas de comunicación y socialización.

La violencia articula así, en los sentidos antes aludidos, elementos residuales de la modernidad, dejando al descubierto los puntos ciegos de la política burguesa y liberal. Refiriéndose a las primeras etapas de formación del Estado, Eric Hobsbawm hablaba del bandidismo como de “insurrecciones inorgánicas” que a través de prácticas espontáneas y discontinuas marcaban de manera beligerante los afueras de la emergente institucionalidad burguesa. Hoy en día, la sociedad incivil obliga nuevamente, en el contexto de la crisis epistémica de nuestra época, a revisar los conceptos de gobernabilidad, socialización, y civilidad; obliga a repensar los límites de la tolerabilidad social, los extremos reales y simbólicos del liberalismo y el valor ético de sociedades despolitizadas que no conciben su existencia fuera del fetichismo del capital. A través de estrategias radicales, arcaicas o inéditas, la violencia pone en un primer plano de la escena social justamente a los desplazados, subalternizados y “desechables,” es decir a los núcleos irreductibles nunca completamente articulados a la economía cultural de la modernidad que ponen en práctica formas anómalas de agencia individual o colectiva. Desde una productividad negativa (¿o negatividad productiva?) la violencia enfrenta a la sociedad con sus fantasmas, con lo indecible y lo irrepresentable, inaugura “territorios existenciales” (Guattari), formas alienadas y residuales de subjetividad, sustentadas en formas perversas y cerradas de solidaridad grupal. Se apoya en la producción de lenguajes opacos que descreen de la transparencia comunicativa y la socialización fuera del núcleo de solidaridad grupal y que desconfían de la democracia deliberativa, del consenso, y de la pedagogía nacionalista. La violencia relativiza así lo global frente a lo contingente, lo colectivo frente a lo individual, lo local frente a lo transnacional, y viceversa.

La violencia social en sus múltiples manifestaciones existe así como un mecanismo trans-sectorial, infra o trans-nacional, trans-subjetivo, y también trans-histórico, que opera a partir de una vinculación cruzada de intereses, tiempos, agendas, y recursos, redefiniendo éticas y estéticas que atraviesan lo social integrando de una manera inédita clases, sexos y razas, creando nuevos universos de referencia simbólica y procesos intensos de resignificación cultural y política. Si la que Bhabha llamara “la anodina noción liberal de multiculturalismo” propone reducir los antagonismos y las desigualdades sociales a mera diferencia cultural, la violencia recupera la idea de que la sociedad está atravesada por intereses y modelos identitarios ya no sólo diversos sino esencialmente conflictivos y antagónicos, irreconciliables dentro de las condiciones impuestas por las forma ineficaces, perversas y excluyentes de control estatal. Así, sin glorificar sus métodos, ni estetizar sus prácticas, ni reducir sus consecuencias, debe reconocerse que en su funcionamiento siempre excedido e irracionalista, la violencia implementa formas extremas de socialización intergrupal, funciona dentro de lógicas que el status quo no puede absorber, ni resolver, ni comprender. Redefine las ideas de lealtad grupal, de éxito, poder y valor personal, creando una adecuación otra entre medios y fines. No intenta superar ni reemplazar con algo mejor los mitos de la modernidad, sino que los expone y los extrema, como en un simulacro monstruoso, en el que mundos paralelos reproducen perversamente, en la clave de un desesperado y desesperanzado individualismo, los ideales civiles de las burguesías nacionales: el ideal de la conquista de mercados (narcotráfico), la sustentación de identidades territorializadas (pandillas), el poder de detentar la violencia para la consecución de fines autolegitimados. Redefinen el concepto de elite y liderazgo, la relación entre discurso y cuerpo individual o colectivo, llamando la atención sobre los biopoderes que atraviesan lo social e impactan a distintos niveles el constructo ideológico de la ciudadanía. Como síntoma y también como causa del deterioro de la sociedad, la violencia hace resurgir el trauma del origen (el del colonialismo, la dependencia, la exclusión, la modernización para pocos).

Sin minimizar de ninguna manera las consecuencias perversas y a menudo catastróficas de la violencia, no puede negarse que en su despliegue de acciones, escenarios y signos la violencia es, esencialmente una performance que por medio de prácticas extremas opera a través de la creación de un desorden simbólico. A través de su puesta en escena, de sus extremadas modalidades de dramatización y su frecuentemente obsceno exhibicionismo, la violencia abre un espacio teórico que reconstruye – o destruye – los mitos de orden y progreso, dejando en evidencia la incapacidad del estado para atender demandas, canalizar expectativas y corregir desbordes. Su praxis desbordada y sensacionalista obliga a revisar desde otras perspectivas lo que Josefina Ludmer llamara la “frontera móvil del delito”: los criterios y procesos de legalización y criminalización de prácticas sociales protagonizadas por sujetos considerados un excedente del sistema.

Es obvio que ningún estudio sobre violencia puede prescindir de los deslindes y entrecruzamientos entreviolencia estructural (económica, política), violencia emancipatoria(como en los movimientos de liberación – Lenin decía que no se puede hacer una tortilla sin romper los huevos-), o violencia dialéctica(que se registra en movimientos de carácter político-emancipatorio tanto como en las experiencias del erotismo, el misticismo, etc.[Echeverría]), violencia epistémica, o violencia “salvaje” (no institucionalizada), etc. Es obvio también que en contraste con las consideraciones biologistas, filosóficas, políticas, etc. de corte universalista que trabajan la teoría de la violencia como pulsión o estrategia transhistórica, transcultural, la evaluación crítica de la violencia requeriría más bien constantes contextualizaciones que dejen al descubierto su carácter primordialmente contingente, particularizado; contextualizaciones que implican una toma de posición política frente a las realidades analizadas. Finalmente, es también evidente que no en todos los casos la violencia es “partera de la historia”. Pero también es obvio que en tanto práctica social, la violencia popular que se da al margen o en respuesta a la violencia estructural o institucionalizada, no puede ser simplemente descartada o repudiada desde las posiciones salvaguardadas del orden burgués. En tanto práctica social, toda violencia es un lenguaje cifrado, opaco, que llama la atención sobre sí mismo, que debe ser entendido y decodificado, una lengua a través de la cual se expresan sectores desarticulados de la estructuración social y del status quo. Sectores que responden a la pregunta sobre si puede hablar el subalterno aún con la réplica arcaizante de Calibán: sólo puedo balbucear y maldecir en la lengua del amo.

Mabel Moraña é Professora de Literatura Latino Americana e Estudos Culturais na University of Pittsburgh. Autora deCrítica impura. Madrid: Vervuet, 2004, entre outros.

NOTAS


[1] ARON, Raymond apud KEANE, John. Reflexiones sobre la violencia. Madrid: Alianza Ed., 1996. p. 110.

[2] KEANE, John. Ibidem, p. 132.

[3] Idem.Ibidem, p. 115

BIBLIOGRAFIA


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Fuente: http://revistazcultural.pacc.ufrj.br/violencia-en-el-deshielo-imaginarios-latinoamericanos-post-nacionales-despues-de-la-guerra-fria-2/

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/gjEq11zU0g-YOjTJH_yUUvHp4ExyEc7ICz70sDpCd4KD3CHSEaOm_27d0h_ufXAHh5DU9Q=s85

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Uruguay: Antigüedad dejará de ser factor de avance en formación docente

Uruguay/03 de Octubre de 2016/Entorno Inteligente

El Consejo de Formación en Educación (CFE) de la ANEP trabaja en una transformación de la estructura docente basada en cargos y grados a los que se accederá por concurso y la efectividad será renovable mediante evaluación. La iniciativa, que requiere aprobación del Codicen , supone terminar con la antigüedad como factor de crecimiento en la carrera profesional de los docentes, una premisa largamente acuñada en el sistema educativo uruguayo. Esta decisión se prevé aplicar a los docentes que forman a los futuros profesores.

La directora general del CFE, Ana Lopater, adelantó a El Observador que la propuesta se está discutiendo en una comisión bipartita con la Intergremial de Formación Docente y en la Asamblea Técnico Docente (ATD). Además, se constituyó un ámbito de trabajo en el que también participan estudiantes y egresados. En todos ellos, la discusión viene avanzada y se estima que en breve el documento será publicado.

La propuesta del CFE coincide con la voluntad del Poder Ejecutivo de retomar la creación de la Universidad de la Educación, para lo cual los legisladores oficialistas ya se encuentran trabajando en el Parlamento. Incluso, mantuvieron reuniones con la ministra de Educación, María Julia Muñoz. Según informó El Observador días atrás, la idea del gobierno es incluir el presupuesto de esa universidad en la Rendición de Cuentas para 2018.

Más allá de esto, Lopater manifestó que de ser aprobada, la transformación de la estructura docente en el CFE se llevará a cabo independientemente de lo que se resuelva en el Parlamento sobre una eventual universidad. De hecho, el consejo tiene previsto comenzar a realizar los primeros concursos el año que viene.

Concursos y evaluaciones

La transformación de la estructura docente que se propone el CFE establece una organización en cinco grados, donde los docentes deben concursar para acceder y ser efectivos en ellos, y donde al cabo de unos años son sometidos a evaluación para renovar la efectividad.

Esto supone una ruptura con el estatuto docente de ANEP, dado que este señala que el pasaje de grado de los docentes estará marcado básicamente por los años de antigüedad en la actividad y la antigüedad calificada (desempeño e informes de inspección). Según Lopater, estos méritos influyen en menor medida.

Además, actualmente los docentes solo concursan por efectividad, pero no para ascender de grado. El nuevo sistema les permitirá concursar para obtener la efectividad en cierto grado.

En la nueva estructura, el título de grado docente o el título universitario serán condiciones excluyentes para presentarse a concursar. A partir del segundo grado se exigirá también posgrados o formación equivalente. «Hay gente que no hizo posgrado, pero puede demostrar investigaciones, actuaciones o participación de proyectos» con el mismo valor, afirmó la directora del CFE.

Explicó además que el primer grado será tomado como un período de iniciación a la actividad docente. Por lo tanto, la idea es que la persona permanezca en él no más de 10 años. En los otros grados, los docentes se podrán mantener el tiempo que quieran, siempre y cuando obtengan buenos resultados en las evaluaciones, que se realizarán cada tres o cinco años, según el grado. De esta manera, renovarán o no su efectividad.

Las evaluaciones tendrán múltiples elementos como la evaluación de los pares, de los docentes de mayor grado y de los estudiantes. Lopater dijo que el año pasado hubo una experiencia pilotoen el Instituto de Profesores Artigas (IPA), donde los estudiantes evaluaron a sus docentes. Este año la experiencia se extenderá a todos los centros de formación en Educación, pero los resultados aún no tendrán consecuencias sobre los docentes.

Otro avance que se propone el CFE es la definición de un perfil para cada uno de los grados. Según señaló la directora del CFE, los integrantes de los distintos grados deberán cumplir con las tres funciones propias del nivel universitario: enseñanza, investigación y extensión. El perfil estará dado por la carga horaria que se dedica a cada una de estas actividades. «Los grados cuatro y cinco van a tener más funciones de investigaciones y de dirección de proyectos, aunque igualmente van a tener que mantener algún contacto con el aula», manifestó la jerarca. La antigüedad será reconocida a los efectos de la remuneración. Al docente se le pagará según el grado y la antigüedad que tenga, y se reconocerá la que ya acumuló.

Nuevo estatuto La nueva estructura docente del CFE deberá ir acompañada de cambios en el estatuto docente aprobados por Codicen, que habiliten estas modificaciones. Sin embargo, como en ANEP hay un estatuto para todos los consejos (Primaria, Secundaria, UTU y Formación en Educación) y estos cambios están previstos solo para el CFE, Lopater adelantó que lo más probable es que se apruebe una ordenanza aparte dentro del estatuto. Señaló que en el Codicen ya hay cierto acuerdo y que probablemente antes de 2018 la nueva ordenanza ya estará pronta.

Laura Motta, consejera del Codicen, dijo a El Observador que el camino a seguir para concretar estos cambios todavía no está definido. Subrayó además que las transformaciones que se hagan en formación docente deberán contemplar también al Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU) en lo que tiene que ver con sus cursos de educación terciaria.

«Hoy el estatuto está pensado desde educación inicial hasta profesorado. El profesorado de carácter terciario requiere de otras condiciones», afirmó. Agregó que «el trabajo muy valioso que está haciendo el CFE es un aporte sustantivo a las transformaciones necesarias en el nivel terciario de la ANEP».

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/9009384/URUGUAY-Antiguuml;edad-dejaraacute;-de-ser-factor-de-avance-en-formacioacute;n-docente-28092016

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Sin plan para la pobreza

Por Natalia Gold / Álvaro Irigoitía

Revuelve cada cartera o bolso que tiene a su alrededor. Monederos, billeteras, bolsillos de las camperas. «Es la tarjeta azul. La que tiene el sol. ¿No la viste?», le dice Carla a su hijo de 11 años. Se refiere a la tarjeta de Uruguay Social, por la que desde hace más de una década recibe una transferencia monetaria por tener hijos menores, al igual que otras 60 mil familias consideradas en situación vulnerable. Por esa tarjeta, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) le transfiere poco más de $ 800 por cada uno de sus dos hijos.

Desde que el Frente Amplio llegó al poder en 2005, ha intentado que el calificativo «social» esté impreso en cada una de sus políticas como sello de identidad. Por eso en cada discusión presupuestal la distribución del gasto gira siempre en torno a esa prioridad.

En diferentes etapas de su vida, Carla, de 33 años, pasó por los distintos planes del Mides.

La evaluación de esos planes es diversa. Muchos de ellos hoy han perdido fuelle y sus resultados están lejos de los objetivos planteados en su definición. Entre gobernantes y expertos hay consenso en que el Plan de Emergencia cumplió su objetivo. El más elogiado es el Plan de Equidad. Uruguay Trabaja «funcionó mal», admite el exministro Daniel Olesker.

¿Y ahora? Pese a que el país ya no crece tanto como antes, no hay un plan específico de contención para atender a personas que abandonaron la pobreza pero no están afianzadas en las capas medias. Para ello solo se confía en poder mantener los niveles de empleo.

Y si bien el gasto social ha crecido de forma sostenida en la última década de la mano de una bonanza económica histórica, las restricciones presupuestales han limitado el poder de fuego a los planes específicos definidos o dirigidos desde el Mides.

Eso se suma a que más allá del logro de avanzar en la identificación del bolsón persistente de pobreza –compuesto por unas 30 mil familias– y en cuáles son sus principales necesidades insatisfechas, su nivel de marginación hace difícil el abordaje de parte de un Estado que, todavía y pese a los más de 10 años de trabajo en el área, no ha logrado establecer niveles de coordinación interinstitucional eficiente para llegar con éxito a esa población.

Pionero

Cuatro días después de que Tabaré Vázquez asumiera como el primer presidente del Frente Amplio, el 1º de marzo de 2005, el Poder Ejecutivo envió como ley de urgente consideración al Parlamento la creación del Mides. El Plan de de Atención a la Emergencia Social (Panes) fue el pionero de esa cartera, como respuesta a la explosión del desempleo y la desigualdad social que dejó la crisis económica de 2002 con un tercio de los hogares sumidos en la pobreza. El reto era claro: para fines de 2004, 32,1% de los hogares uruguayos eran pobres, y 5% no llegaban siquiera a cubrir sus necesidades alimenticias.

Por ese tiempo, Carla dejó la casa de su madre –que acababa de separarse– para vivir en pareja. Aunque nunca se enfrentaron al extremo de pasar hambre, llegar a fin de mes era una odisea. El día en que un equipo del Mides llegó al asentamiento cercano a la calle Isla de Gaspar, la puerta de la casa de su madre fue una de las que golpearon. «La vinieron a visitar, le tomaron los datos y ahí comenzó a recibir dinero por el Plan de Emergencia. Fue tremenda ayuda. Se pudo independizar cuando mi padre la dejó», cuenta Carla a El Observador.

El Plan de Emergencia llegó a unas 108 mil familias, pero la ayuda estuvo en muchos casos mal dirigida y se estima que el 50% de los beneficiarios no pertenecían a la población más vulnerable, mientras que otro 50% de aquellos que sí eran potenciales destinatarios no percibieron la ayuda, según evaluaciones posteriores del Mides.

Universalización

En la actualidad su madre no recibe dinero de ningún tipo y Carla continúa con la tarjeta del Plan de Equidad, que sustituyó al de Emergencia en 2008, otra de las banderas del primer gobierno de izquierda.

Uno de las principales mejoras del Plan de Equidad fue que se logró apuntar mejor los recursos hacia la población que lo requería, al tiempo que se avanzó hacia la universalización de la transferencia monetaria al readecuar las asignaciones familiares. Esas partidas dejaron de ser exclusivas para los trabajadores formalizados con menores a cargo, a fin de incluir a los sectores informales.

De hecho, en el hogar de Carla ni ella ni su pareja aportaron nunca al Banco de Previsión Social (BPS) cuando trabajaron. Hace nueve meses, enviudó y desde hace siete trabaja como cuidadora de ancianos en un residencial. Por primera vez en su vida, sabe lo que es el trabajo formal.
Para el exministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, el gran éxito del Plan de Equidad fue, precisamente, esa transformación de la transferencia de dinero. Con las asignaciones familiares se logró llegar a un universo de 200 mil hogares, casi el doble de lo alcanzado con el Plan de Emergencia.

Para 2008, la inversión social –que incluye educación, salud, además de los planes asistenciales– pasó a 49% del presupuesto anual del Estado, desde el 35% en 2005. En el mismo período, la indigencia se redujo de 4% a 1% y la pobreza de 31% a 21%.

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Por su parte, actualmente 0,3% de los uruguayos (unos 10 mil) son indigentes. En menores de 6 años, no obstante, la pobreza afecta a 20,6% de la población, lo que significa que los niños siguen siendo los más golpeados por esa situación.

Juan Pablo Labat, director Nacional de Evaluación y Monitoreo del Mides, considera que creer que se mejoraron los niveles de pobreza e indigencia solo con planes del Mides es una «ingenuidad».
En los últimos años el presupuesto de esa cartera se ha ubicado en el entorno del 0,3% del PIB –entre 1% y 1,5% del gasto estatal–, lo que implica menos de US$ 200 millones. La explicación tras la mejora de los indicadores debe buscarse, según Labat, en otras políticas implementadas desde que la izquierda accedió al poder en 2005.

La reinstauración de los Consejos de Salarios y las acciones tendentes a elevar la formalización del mercado laboral están en la base de la inclusión social. El año pasado cerca de 1,5 millones de personas eran cotizantes del Banco de Previsión Social, frente a los menos de 1 millón de 2004. En tanto, el Índice Medio de Salarios (IMS) creció 53% en términos reales desde el inicio de 2005 y hasta julio de este año.

La ministra Marina Arismendi cree que son, precisamente, esas políticas, como también el Sistema Nacional Integrado de Salud, las que apuntan a las «capas medias». «Tienen cobertura de salud, beneficios sociales», por lo que estas capas «pueden estar más tranquilas», dijo a El Observador.

Poca continuidad

El Plan de Equidad fue acompañado de iniciativas en el plano laboral, como Uruguay Trabaja, pensado para que personas desempleadas retomaran contacto con el mundo laboral. «Eso funcionó mal. Una persona ingresaba a Uruguay Trabaja y era todo un jolgorio y todos se abrazaban, pero cuando estaba por terminar era un velorio, pedían para quedarse por unos meses más», dijo Olesker a El Observador. Solo 25% de los participantes logró insertarse con éxito en el mercado formal luego de una experiencia de ese tipo.

En el caso de Carla, su relación con el Mides empieza y termina en la asignación que recibe mes a mes, con la que compra la ropa de sus hijos, especialmente para la escuela. Ni ella ni su familia participaron de programas de empleo, aunque durante décadas la informalidad fue la regla.
Durante la última etapa del gobierno de José Mujica y luego de que el Mides «flotara» en 2010 y 2011
–según la visión de Olesker–, el ministerio tuvo como objetivos claros mejorar la focalización de las transferencias monetarias y reforzar programas que iban a buscar a las personas en situaciones vulnerables a sus hogares. Fueron los casos de Uruguay Crece Contigo, creado para atender a mujeres embarazadas y niños de 0 a 3 años, o Jóvenes en Red, que busca que adolescentes retomen el estudio o trabajo.

Cuidados por pobreza

El Sistema Nacional de Cuidados había sido una promesa de campaña del Frente Amplio para el gobierno que luego ganó José Mujica. Pero por falta de recursos nunca se aplicó. Para el tercer período de la coalición de izquierda, Tabaré Vázquez lo escogió como prioridad. El foco de esa nueva política son poblaciones que dependan del cuidado de otros (ver recuadro). De todas formas, se trata de una iniciativa que fue sometida a recortes tanto en la ley de Presupuesto como en la actual Rendición de Cuentas. En su primer intento por acercarse a la nueva bandera del Mides para este quinquenio, Carla no tuvo suerte. Intentó, pero las explicaciones que recibió sobre el programa no la sedujeron y no quiso interiorizarse mucho más, a pesar de que se dedica al cuidado de personas mayores.

En paralelo, las iniciativas oficiales enfocadas en combatir la pobreza continúan con un enfoque claro en la transferencia de dinero, mientras desde el Mides se trabaja en la «idea de proximidad» del Estado con la población vulnerable, en una «coyuntura económica mucho más dura que hace cinco años», dijo Labat a El Observador.

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Para ellos, la única opción en tiempos de menor dinamismo económico está en generar las condiciones para mantener el empleo y los ingresos de los hogares. Es por eso que se considera que el eje central de las transferencias monetarias se debería mantener durante por lo menos 5 o 10 años, de acuerdo a la recomendación de Olesker en su informe de transición, algo que es avalado por las autoridades actuales.

El objetivo de pobreza cero, tan caro para la izquierda, demandará «varias generaciones», según el exministro, y con niveles de gasto crecientes, algo impensado en el actual contexto económico.
De todos modos, Labat remarcó que, para ese 0,3% de personas que todavía viven en la indigencia y los 64 cada 1.000 hogares que aún son pobres, «no hay un plan» y el Estado termina siendo su peor enemigo. «Se está tratando de trabajar la idea de proximidad, la ayuda a la población para sacarla de ese lugar, pero el Estado no me ayuda a construir la otra parte del puente. El mostrador del Estado, su dinámica, las echa. Si tiene que ir una madre sola con cinco hijos a esperar una consulta médica, no puede hacerlo», afirmó.

Para Olesker, en el Estado se adolece de una «visión integral» de los esfuerzos. Y, según dicen, sin una «transformación del Estado» no hay política social que los saque de la pobreza. Por ahora, personas como Carla y varios miles más que siguen con algún tipo de carencia esperan esa respuesta.

El 85% de los menores recibe transferencias

Cuando era ministro, era común que en sus viajes en ómnibus de línea camino al trabajo, Daniel Olesker recibiera reproches de otros pasajeros por las transferencias monetarias. «Siempre me decían: ‘Yo trabajo y pago mis impuestos, y ustedes les dan plata a quienes no laburan’. La gente siempre va a decir que los pobres no laburan y nosotros siempre les damos plata», afirma.
A pesar de que existe una idea generalizada de que se debe «ser pobre» para recibir una transferencia monetaria, la realidad no es tan así. Según un estudio realizado por Florencia Antía y Carmen Midaglia, del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, 85% de los menores de 18 años reciben dinero por parte del Estado.

La forma y las condiciones en las que se recibe tiene tres variantes: por un lado, a través de las asignaciones familiares del Plan de Equidad, por el otro por asignaciones familiares que dependen del empleo de los responsables de los beneficiarios y, por último, a través de deducciones tributarias. Estas últimas, en tanto, se verán recortadas a partir del año próximo cuando cobre vigencia la Rendición de Cuentas de este año, que incluye un ajuste fiscal con aumento de impuestos.

El estudio, presentado en julio de este año en un seminario sobre transferencias monetarias y protección social, destaca que las asignaciones familiares del Plan de Equidad están orientadas a hogares vulnerables y se financian a través de rentas generales.

Las familias perciben entre US$ 48 y US$ 68 por el primer hijo y están condicionadas, por ejemplo, a que los menores asistan a la escuela o el liceo.

Algo similar sucede con las asignaciones que se basan en el empleo, donde el monto por tramo por hijo va de US$ 10 a US$ 20, se orienta a trabajadores formales con ingresos por hogar menores a US$ 1.190 y tienen como condición aportar al Banco de Previsión Social como trabajador. En ese caso, también se financian con rentas generales.

Por último, las deducciones tributarias son montos que reciben los contribuyentes de ingresos medios y altos (que superen los US$ 1.190). En su caso, por cada hijo perciben desde US$ 13 sin ningún tipo de condiciones. Eso significa que los menores de un hogar donde se les devuelve dinero, por ejemplo por IRPF, pueden no estar estudiando, pero perciben el dinero de todas maneras.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/sin-plan-la-pobreza-n972703
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Uruguay: «No sabés nada de educación» le cantaron alumnos del IAVA a Muñoz

América del Sur/Uruguay/01 Octubre 2016/Fuente y Autor:Elpais

La ministra acudió al liceo junto a autoridades de Anep y Secundaria para celebrar el Día de la Educación Pública. Docentes y estudiantes reclamaron mejoras edilicias.

 La ministra de Educación y Cultura (MEC), María Julia Muñoz, acudió esta mañana al Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA) para celebrar el Día de la Educación Pública. También estuvieron presentes autoridades de Anep y de Secundaria.

Junto a la celebración se llevó a cabo una movilización de docentes y estudiantes agremiados del liceo, en reclamo de mejoras edilicias.

En declaraciones a radio Monte Carlo, el vocero del gremio de profesores, Eduardo Clauset, señaló que le parecía una «paradoja» festejar el día de la educación pública y considerar patrimonio al IAVA cuando «no se lo cuida».

Según indicó, hace varios meses se envió una carta al Consejo de Secundaria, denunciando el estado de dos salones que fueron clausurados. Indicaron también que el techo se cayó y señalaron que existen carencias edilicias en el salón de química.

Finalizado el acto, la ministra Muñoz se retiró en medio de abucheos de los estudiantes. Al salir por la puerta principal, comenzaron a cantar «María Julia Muñoz, vos sí que estás pintada, no sabés nada de educación», seguido por los gritos de «se escucha, se escucha, arriba los que luchan»

Fuente de la noticia: http://www.elpais.com.uy/informacion/nada-educacion-cantaron-alumnos-iava-munoz.html

Fuente de la imagen:http://img.espectador.com/fotos/noticia/341812/658/341812_20160930135138_mu-oz.jpg

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