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Uruguay: ejemplo de control epidemiológico en medio de la crisis sanitaria en América Latina

Redacción: France 24

El país ha conseguido mantener estable la curva de contagio durante toda la crisis del Covid-19 a pesar de no decretar confinamientos obligatorios y estar localizado junto a Brasil, el principal foco de la enfermedad en el continente.

En Uruguay ya se empieza a hablar de la “nueva normalidad”. Este pequeño país latinoamericano lleva ya semanas intentando retomar el pulso de la actividad normal, gracias a un control efectivo de la pandemia que se ha podido efectuar sin la necesidad de decretar confinamientos obligatorios.

El primer caso positivo por coronavirus en el país se dio el día 13 de marzo de 2020, después de que una uruguaya que había viajado por Italia y España lo llevase al país. Como en toda Latinoamérica el virus fue importado. Esta mujer había asistido a una boda y había contagiado a varios asistentes, por eso, en esa misma fecha hubo cuatro confirmados.

Esto hizo saltar las alarmas al gobierno de coalición de Luis Lacalle Pou y ese mismo día decretó el cese de todas las actividades públicas y grandes eventos multitudinarios. Lacalle apenas llevaba por esas fechas 15 días en el poder, ya que juramentó el cargo de presidente de la República el 1 de marzo. Un liderazgo nuevo al mando de un gobernante nuevo de índole conservador, tras 15 años de hegemonía del Frente Amplio.

La consigna desde le principio fue clara: las personas debían permanecer en casa. Pero si algo llama la atención de todas las medidas adoptadas por el país es que no se decretó el confinamiento obligatorio. Se apeló por la responsabilidad individual de los uruguayos para frenar al virus.

El punto más crítico que atravesó el país fue durante los últimos días del mes de marzo y los primeros de abril. Ahí el incremento de casos diarios estuvo a punto de rebasar los 40 positivos en 24 horas, pero después esa cifra bajó. El número de muertos no ha subido de dos al día, haciendo que este país, de algo más de tres millones de habitantes, tenga poco más de 850 casos y 19 fallecidos.

Es cierto que Uruguay no es un país densamente poblado más allá de su capital, Montevideo, pero si algo ha demostrado este virus es que se puede expandir con facilidad por zonas remotas. Para comparar, la región colombiana de Amazonas tiene solamente 79.000 habitantes, pero, a pesar de prácticamente carecer de infraestructuras que propaguen con más rapidez el virus, cuenta con varias decenas más de contagiados que Uruguay al 14 de mayo.

Uruguay tiene además la dificultad de compartir frontera con Brasil, el foco más grande de Latinoamérica.

Imagen tomada en la escuela rural 30 el día de su reapertura a las clases. En la ciudad de San José, Uruguay, 22 de abril de 2020.
Imagen tomada en la escuela rural 30 el día de su reapertura a las clases. En la ciudad de San José, Uruguay, 22 de abril de 2020. © Mariana Greif / Reuters

A pesar de esto, el país está sufriendo los problemas generales que entraña esta crisis, aunque algo mejor que sus vecinos regionales. El FMI estimó la contracción del PIB uruguayo para 2020 en un 2,7%, algo menos que la media latinoamericana, que se espera sea del 5,5%.

100.000 personas han perdido su puesto de trabajo durante estas semanas. A pesar de que el gobierno se ha comprometido en ayudar a todos los trabajadores con subsidios públicos, el ministerio de trabajo estima que en todo el territorio hay unas 400.000 personas que se dedican al trabajo informal y que no podrán tener acceso a esas ayudas.

Reapertura de escuelas

El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, no quiso dar por perdido el curso escolar en el país. Aunque las clases se suspendieron durante un tiempo, el 22 de abril se decretó el regreso a más de la mitad de las escuelas rurales del país. Un total de 4.000 niños y 500 profesores llevan varias semanas de curso escolar. Cuatro de los 19 departamentos no han registrado ni un solo caso hasta la fecha, y otros siete apenas tienen entre uno y cuatro casos.

Los principales focos son los departamentos con grandes ciudades, es decir, Montevideo y Canelones. Es de destacar que los barrios más afectados del país han sido los de clase rica, debido a que el contagio no ha sobrepasado los focos originales donde vivían las personas pudientes que tenían la posibilidad de viajar a Europa.

Aun así, la situación en estos lugares también es estable. Se estima que en todo el país hay unos 290 casos activos y la cifra de recuperados es muy superior, rondando los 550. Datos que han alentado al Ejecutivo a dar un paso más: preparar la apertura de todas las escuelas primarias de la nación.

Aún no hay un calendario fijado, pero según anunció Lacalle Pou la intención es reabrir las escuelas de carácter primario lo “antes posible”, ya que el equipo epidemiológico de expertos que asesora al gobierno así lo ha indicado. La secundaria y las universidades ya están manteniendo conversaciones con el ministerio de Educación, pero aún no se ha concretado nada.

La intención es que todos los profesores porten mascarillas en las aulas de forma obligatoria, pero para los alumnos será solamente una opción voluntaria. Se tiene pensado dividir las aulas para que se respeten las distancias de dos metros y obligar a los estudiantes a mantener la higiene al entrar y salir del centro educativo y a dejar el calzado en la entrada.

La Educación es un sector más que está dispuesto a abrir en el país, después de que tras el paso de la Semana Santa se retomase las actividades industriales y de la construcción.

Cierre de fronteras solidario

Como la mayoría de los países del planeta, con el inicio de la pandemia se decretó el cierre de fronteras, pero eso no ha significado que Uruguay se cerrase herméticamente al exterior.

El 27 de marzo, el barco australiano Greg Mortimer desembarcó en Uruguay después de varios días pidiendo asistencia humanitaria, que le fue rechazada por Chile, Argentina y las islas Malvinas -que como ellos son miembros de la Commonwealth británica-.

Este buque había partido el 14 de marzo con la intención de hacer una visita turística a la Antártida, pero su travesía se convirtió en una pesadilla cuando, a los pocos días, 128 personas de los 217 pasajeros y miembros de la tripulación se contagiaron de la enfermedad.

Uruguay aceptó al barco y asistió a aquellos que estaban en una situación más grave en un despliegue catalogado como “histórico” por la prensa local. El pasado 10 de abril, las personas con peores condiciones tomaron un vuelo a Melbourne que les devolvió a sus hogares. Y este 12 de mayo, personas que pertenecían al personal del barco y no infectados pudieron pisar Montevideo.

Fuente: https://www.france24.com/es/20200514-uruguay-covid19-coronavirus-desescalada-pandemia

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De la seguridad al coronavirus

Por: Raúl Zibechi

Desnudos ante el poder: Si aceptamos el confinamiento y la decisión unilateral del ejecutivo de restringir libertades y de imponer formas de conducta como el distanciamiento social; si las mayorías las aplauden mientras condenan a quienes las transgreden, es porque la sociedad ha sido ablandada y modelada por décadas de políticas de seguridad.

Los institutos de opinión pública uruguayos detectaron un cambio abrupto en la percepción de la población respecto a los problemas principales que enfrenta. Así, el diario La República titula en su edición del 23 abril “La salud desplazó a la inseguridad y ahora es la primera preocupación de los uruguayos”

La directora de Equipos Consultores, Mariana Pomiés, asegura. “Nos llevamos una sorpresa porque hace años la principal preocupación era la inseguridad y ahora se desplomó”. En su evaluación, la preocupación por la seguridad cayó del 58 al 5%, siendo desplazada por la salud y la economía, por ese orden.

La serie histórica que Equipos presentó el 14 de abril de la mano de Ignacio Zuasnábar, en canal 12, no deja lugar a dudas. Desde 2008 la seguridad y la delincuencia desplazaron a la desocupación como tema excluyente de los uruguayos. El año pasado, el 72% lo consideraron el problema principal en sus vidas.

Son datos relevantes ya que la serie histórica recorre más de una década, desde 2007, atravesando casi todo el período de los gobiernos progresistas. La seguridad es el dato central que permite explicar los resultados electorales de octubre y noviembre, o sea la derrota del Frente Amplio y el triunfo de una coalición multicolor que llevó a Luis Lacalle a la presidencia, pese a no existir nada que se parezca a una crisis económica en Uruguay, a diferencia de otros países de la región.

Aunque los datos son reales e indiscutibles, el enfoque me parece desacertado. La pandemia de coronavirus no desplaza a la seguridad como tema principal, porque se trata del mismo fenómeno social. El coronavirus es la expresión, en este período, de la preocupación ciudadana por la inseguridad, excusa para la aplicación de las políticas de seguridad desplegadas en los últimos 20 años, no sólo en Uruguay sino en toda América Latina.

Estamos ante una construcción política que está íntimamente ligada a lo que el filósofo Giorgio Agamben denomina como “estado de excepción”, devenido en el “paradigma de gobierno” en el período actual*. En su estudio sobre el origen el estado de excepción se remonta al “estado de sitio” durante la revolución francesa, ligado a la guerra contra enemigos externos que enfrentaba la Asamblea Constituyente en 1791. Posteriormente, a lo largo de los siglos XIX y XX, el estado de sitio se emancipa de la situación bélica que lo generó, “para ser usado como medida extraordinaria de policía frente a desórdenes y sediciones internas, deviniendo así de efectivo o militar en ficticio o político” (p. 29).

Insiste, mal que nos pese, en que fue la tradición democrático-revolucionaria y no la absolutista, la creadora del estado de excepción. Los “plenos poderes” que asume el poder ejecutivo supone en los hechos un vacío de derecho. Lo sucedido durante las dos guerras del siglo XX, con el ascenso del nazismo en el seno de regímenes democráticos, llevó a Walter Benjamin a decir que “el estado de excepción…ha devenido la regla”.

Agamben registra que la ampliación de los poderes del ejecutivo va mucho más allá de las conflagraciones bélicas, cuando todos los países en guerra aplicaron el estado de excepción. Bajo esa tendencia inexorable, “es la totalidad de la vida político-constitucional de las sociedades occidentales lo que comienza progresivamente a asumir una nueva forma, que quizá sólo hoy ha alcanzado su pleno desarrollo” (p. 43).

¿Cuáles son los mecanismos que llevaron a que el estado de excepción se haya convertido en el paradigma de las democracias? La mutación principal, consiste en que “la declaración del estado de excepción está siendo progresivamente sustituida por una generalización sin precedentes del paradigma de la seguridad como técnica normal de gobierno” (p. 44).

El filósofo sostiene, en una reciente entrevista, que el control a través de videocámaras y teléfonos celulares, “excede, por mucho, cualquier forma de control utilizada bajo regímenes totalitarios como el fascismo o el nazismo” y que las medidas que limitan nuestra libertad “nunca se habían aplicado en la historia de nuestro país”.

Si aceptamos el confinamiento y la decisión unilateral del ejecutivo de restringir libertades y de imponer formas de conducta como el distanciamiento social; si las mayorías las aplauden mientras condenan a quienes las transgreden, es porque la sociedad ha sido ablandada y modelada por décadas de políticas de seguridad.

Porque nos hemos acostumbrado a que el poder decida, con la sola aprobación de “técnicos” y “especialistas”, una gama cada vez más amplia de decisiones: quiénes son pobres y quiénes indigentes, quiénes pueden recibir ayudas y subvenciones, qué empresas están exentas del pago de impuestos y cuáles pueden vulnerar la soberanía nacional, y un largo etcétera. Hasta llegar a decidir en qué lugares debo usar tapabocas, cuántos pueden estar en un almacén y a qué distancia de otras personas debo sentarme.

¿Quién decidió que la pandemia es una guerra que debe ser enfrentada con métodos y modos militares? Los gobiernos, sin el menor debate público, argumentando la urgencia, la salvación de la población, el bien público, y otros similares. Todo ello sin que mediara el menor debate en la sociedad. Porque la fruta de la militarización de la sociedad fue madurando durante décadas de gestión de la seguridad con políticas de control policial.

El Estado/policía toma las decisiones y aplica las penas luego de marcar la falta, aunque en muchos casos el policía sea sustituido por un asistente social. La sociedad queda, de ese modo, desnuda ante el poder. Una desnudez, como dice Agamben, que es “una producción específica del poder y no un dato natural”.

* Giorgio Agamben, Estado de excepción, Adriana Hidalgo, 2004.

Fuente  : https://zur.uy/de-la-seguridad-al-coronavirus/

Imagen: https://www.shutterstock.com/image-photo/digital-crime-by-anonymous-hacker-1095422036?irgwc=1&utm_medium=Affiliate&utm_campaign=Pixabay+GmbH&utm_source=44814&utm_term=https%3A%2F%2Fpixabay.com%2Fimages%2Fsearch%2Fseguridad%2F

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Uruguay: Por primera vez en 15 años aumentó la matrícula de educación primaria

Redacción: La Diaria

Según el Monitor Educativo, se debe a estabilización de nacimientos, leve traspaso desde los privados y a población inmigrante.

El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) presentó ayer los datos del Monitor Educativo 2019, con información sobre la matrícula, el tamaño de los grupos, resultados educativos en materia de repetición y asistencia, y las condiciones de egreso de los estudiantes de educación inicial y primaria. Tania Biramontes, integrante de la División de Investigación, Evaluación y Estadística de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), fue la encargada de presentar los datos.

Matrícula

La matrícula del CEIP aumentó 0,7% en 2019 respecto de 2018, y fueron en total 340.276 estudiantes (242.873 de 1° a 6°, 91.592 de educación inicial y 5.811 de educación especial). Es el segundo año consecutivo en que se registra un crecimiento de la matrícula total del CEIP, y el primer año, desde 2004, en que se interrumpe la tendencia de caída que tenía la matrícula en educación común (de 1° a 6°) (ver gráfica).

Biramontes explicó que en educación inicial la matrícula venía creciendo en los últimos ocho años y así continuó en 2019 (fundamentalmente aumentó la cobertura de tres años, de 64% a 76%), pero en educación común, que venía en descenso desde 2004, “este año se interrumpe la tendencia”, se registraron 425 alumnos más que en 2018. Los motivos no se encuentran en un aumento de la cobertura porque ya es universal, por lo que la investigadora presentó tres motivos que explicarían el dato. En primer lugar, la estabilización de la caída de los nacimientos entre 2005 y 2015, que según Biramontes da cuenta de que “finalizó ese breve bono demográfico”. En segundo lugar, mencionó que hubo “un leve traspaso de matrícula de educación privada a pública”, ya que la participación de la escuela pública era de 82,5% en 2018 y pasó a 83% en 2019. Y en tercer lugar, señaló que hubo una mayor incorporación de matrícula de niños nacidos en el extranjero, algo que se viene registrando desde hace unos años: en 2019 fueron 4.454 los niños inmigrantes en el CEIP, 421 más que en 2018. Según Biramontes, “es esperable que esa tendencia continúe”.

Tamaño de grupos

En educación común el promedio de niños por clase en 2019 fue de 22,2. Si bien los datos dan cuenta de una caída importante (en 2006 el promedio era de 27 alumnos), la investigadora marcó que a partir de 2015 se vio “una detención de ese proceso de caída”. La cantidad de grupos numerosos (más de 30 alumnos) también ha disminuido: en 2006 eran 2.500 y actualmente son 390.

En inicial el promedio de niños por clase es más alto, de 24,7, y en los últimos años aumentaron los grupos numerosos (también de más de 30): en 2016 eran 414 y en 2019 fueron 555. Eso, apuntó, se vio acompañado “con el aumento de la matrícula en inicial, que fue enorme”.

Repetición y asistencia insuficiente

La repetición en la educación común llegó a 3,5%, el valor más bajo desde 2002, es decir, desde que hay registros. A su vez, la repetición disminuyó en todos los grados salvo en 6° (está en 0,7%), y en 1º, en que históricamente es más alta, bajó a un dígito por primera vez, llegando a 9,4%.

Biramontes también explicó que el indicador presenta claras diferencias en función del contexto sociocultural de las escuelas: mientras que en las de quintil 1, el más desfavorable, es de 5,6, en el quintil 5, el más favorable, es de 1,9%. No obstante, dijo que a partir de 2006 la repetición disminuyó en todos los quintiles y que se acortó la brecha entre el quintil 1 y el 5, aunque existe “bastante para mejorar”.

Respecto de la asistencia, la investigadora informó que el porcentaje de asistencias en relación con la cantidad de días lectivos del año se mantuvo similar al de años anteriores en 2019 para la educación común (86,2%), con el dato de que hubo 186 días lectivos el año pasado. Otro indicador que presentó es el de asistencia insuficiente, aquellos que concurren más de 70 días a la escuela pero menos de 140 (tuvieron 40 faltas o más en el año), que en 2019 fue el de 10,7% de los estudiantes. Señaló que el quintil al que pertenece la escuela también incide en las inasistencias: en el quintil 1 aumenta a 18,5% de los estudiantes y en el 5 baja a 4,7%.

Marcó que la asistencia insuficiente sigue siendo mucho más alta en educación inicial: fue de 31,2% de los estudiantes en 2019, y mencionó que llama la atención la diferencia entre los estudiantes de cinco años (27,8%) y los de primer año (14,9%): “Parecería que hay una cuestión cultural de las familias y la institución acerca del valor de la asistencia muy distinto asignado a la educación común y a la inicial”.

Extraedad

Por último, Biramontes presentó los datos relacionados con el egreso de los estudiantes: 25,3% terminó 6° con al menos un año de extraedad, y nuevamente las diferencias se profundizan al analizar los datos por quintil socioeconómico de las escuelas: en las del quintil 1 38% de quienes egresan tienen extraedad y en las del quintil 5 el porcentaje baja a 14%.

Cambios

El de la presentación del Monitor Educativo fue uno de sus últimos actos como integrantes del CEIP tanto para la directora general Irupé Buzzetti como para el consejero Héctor Florit, ya que la próxima semana asumirán Gabriela Fabeyro y Olga de las Heras en sus lugares. Buzzetti y Florit destacaron algunas de las políticas que se han desarrollado en los últimos tres gobiernos, como el programa Maestros Comunitarios, la extensión de las escuelas de tiempo completo y extendido o la política de inclusión. Florit también marcó los debes: dijo que “no logramos revertir la asistencia débil”, lo que “enciende las alarmas” puntualmente en los tres años, y señaló que “todavía tenemos una educación que tiene inequidades” y que, si bien “es más equitativa que años atrás, el ausentismo se concentra en sectores más desfavorecidos, la repetición es tres veces más en el primer año que en el promedio nacional”.

El presidente de la ANEP, Robert Silva, dijo que era un “día de celebración”, porque los datos “ponen en evidencia las buenas cosas que hemos hecho, a través del tiempo y más allá de los gobiernos”, y planteó seguir trabajando por ampliar la cobertura en niños de tres años y en la calidad: “Mejoramos los resultados de repetición, pero tenemos un gran desafío en que vaya acompañada con la mejora de los aprendizajes; sabemos que tenemos problemas ahí”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/por-primera-vez-en-15-anos-aumento-la-matricula-de-educacion-primaria/

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Invitación a compartir experiencias: la enseñanza en tiempo de confinamiento y más allá.

América del Sur/URuguay/LaDiaria.uy

Convencidos de que en este tiempo de aislamiento físico, las relaciones de enseñanza y aprendizaje se encuentran atravesando una multiplicidad de variaciones, novedosas e insospechadas formas de hacer del trabajo docente, los invitamos a que nos compartan cuáles son los caminos que han recorrido, las estrategias que han implementado y todo aquello que crean importante de ser contado.

Es con este sentido que nos proponemos el objetivo de registrar y contribuir a proponer formas de sistematizar las prácticas en este bucle del tiempo, donde todo parece acelerarse y ralentizarse simultáneamente. Queremos que ese material pueda traducirse en “notas de campo” a publicarse con cierta regularidad, a cargo de los docentes e investigadores María Eugenia Ryan y Antonio Romano, que aspiramos a que puedan contribuir a la reflexión pedagógica colectiva. Entendemos además que es una valiosa oportunidad para recoger testimonios que luego puedan continuar alimentando la reflexión sobre las prácticas docentes que se estén dando en el presente, pero también en el futuro, cuando se reanude la “normalidad”.

La consigna es relatar brevemente sus experiencias –mencionando en qué ciclo educativo enseñan– y enviarlas por escrito al correo electrónico educacion@ladiaria.com.uy. También se puede enviar audios o fotos por Whatsapp al teléfono 098335149.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/invitacion-a-compartir-experiencias/

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Uruguay: Comenzaron las clases presenciales en 344 escuelas rurales, con baja asistencia

América del Sur/Uruguay/Ladiaria.uy

Cerca de 90 de esas escuelas tuvieron cero asistencia; en total concurrieron 1.000 alumnos.

A las 8.45 dos perros paseaban por el patio de la escuela rural 27 de La Macana, en Florida. Dos maestras con túnicas blancas y tapabocas esperaban a los alumnos que reanudarían las clases presenciales luego de cinco semanas de conexión virtual. Ya estaba instalado el micrófono y el parlante en el patio, habían llegado los inspectores regionales junto con la directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti, que junto a la prensa local esperaban a los niños. De los 28 alumnos que asisten regularmente, 14 habían dicho que no iban a ir y los otros no habían confirmado. A las 9.00, cuando debían comenzar las clases en la escuela de La Macana, no había ningún niño.

“Esto estaba dentro de las cosas previsibles, no podemos asombrarnos; la gente toma sus recaudos y tiene todo el derecho”, comentó Buzzetti en el patio de la escuela 27. La directora general del CEIP agregó que “queda claro que hay que seguir el trabajo en línea e ir viendo la situación con estos padres, no enviar a los niños es una opción y hay que respetarla”. En general las maestras entienden que se podría haber esperado un poco más para retomar las actividades presenciales, para tener más información sobre la evolución de la pandemia en Uruguay.

La situación de La Macana se repitió en varias de las escuelas que abrieron este miércoles. De las 547 escuelas habilitadas abrieron 344, confirmó a la diaria Limber Santos, director del departamento de Educación Rural del CEIP. De esas escuelas, cerca de 90 no recibieron alumnos; Santos estimó que en la mañana del miércoles 1.000 niños concurrieron a las escuelas en el país, de un total de 3.900 que concurren al total de las habilitadas.

Entre las escuelas que no abrieron se encuentran las 137 que esperan el resultado negativo de la prueba de covid-19 de sus maestras, que deben viajar desde zonas donde circula el virus hacia las que todavía no ha llegado. Los resultados de las pruebas podrían llegar en las próximas horas, por lo que esas escuelas podrían abrir el jueves o el viernes. Otras 60 escuelas no lograron contar con auxiliar de servicio, un requisito establecido en el protocolo. Algunas otras escuelas tuvieron problemas con las bombas de agua u otras situaciones edilicias particulares, como la escuela 39 de Florida, que a pesar de estar en el listado original estuvo cerrada este miércoles. Las escuelas que recibieron niños tuvieron 32% de asistencia, según datos del CEIP del mediodía del miércoles.

Para sacar conclusiones sobre la asistencia, Santos pide no tomar lo que pasó hoy “como definitivo”, y prefiere esperar unos días. “Es derecho de las familias enviar o no a sus hijos; muchos puede ser que tienen temor o no están de acuerdo con la medida y por eso no los mandan, pero puede haber un componente de que es mitad de semana, de que fue el primer día y que se puede distorsionar la dinámica de las familias rurales con el cambio. Para despejar esas variables y ver a qué se debe esta baja asistencia tendremos que esperar a la semana que viene”.

Ruby Cuebas es la maestra directora de la escuela 27. En diálogo con la diaria, opinó sobre lo difícil que es mantener el protocolo establecido. “Es complicado mantener el metro y medio de distancia, sobre todo con los más chiquitos, en el recreo va a ser difícil que estén separados porque están acostumbrados a jugar juntos. Es horrible no poder darles un beso, que no se puedan arrimar al escritorio o corregirles en el cuaderno. Todo eso va a cambiar”, comentó.

Para la docente, que en la mañana del miércoles no recibió alumnos, el trabajo virtual ha sido un esfuerzo muy grande. “Hay padres que colaboran muchísimo, que están muy comprometidos con la educación, y otros que no tanto. Hay padres que tienen conocimiento y hay otros que me expresan que no se acuerdan de cuando fueron a la escuela, por eso tratamos de comunicar de la mejor manera, para que nos puedan ayudar. Esto también implica tener muchísimas más horas de trabajo, atendiendo a niños y padres; estamos disponibles todo el día en el Whatsapp, a veces es medianoche y seguimos recibiendo mensajes, es mucho más trabajo”, advirtió Cuebas, y agregó: “Por eso me parece que no no hay que pensar en sacar las vacaciones. Nosotros estamos trabajando más que antes, nuestra parte psicológica y emocional también está afectada”.

Un poco más allá

En la escuela 56 de Paso de Candil sí había niños. De los 25 alumnos que están anotados retomaron las clases presenciales tres: Rocío, Andreina y Maxi. Los tres dedicaron el primer día en la escuela a repasar el protocolo que establecieron las autoridades para extremar las medidas de higiene. En su cuaderno, Rocío, de 11 años, copiaba desde el pizarrón el “cambio de hábitos”: desde una nube con la palabra “bienvenidos” salían flechas con lo que serán las nuevas costumbres: utilizamos tapabocas, mantener distancia con los compañeros, lavado de manos más frecuente y con cuidados, alfombra con hipoclorito a la entrada, no compartir útiles y en el recreo jugar sin contacto (los ejemplos eran la coronita y la escondida).

Rocío de la escuela rural 56 de Florida. Foto: Federico Gutiérrez
Rocío de la escuela rural 56 de Florida. Foto: Federico Gutiérrez

Andreina, de ocho años, tenía un tapabocas rosado que hacía juego con la vincha. Explicó a la diaria que no extrañaba tanto a sus compañeros porque a algunos los seguía viendo en el campo donde su padre es capataz; a la maestra sí la extrañaba. Contó que podía hacer los deberes porque los papás estaban en un grupo de Whatsapp al que la maestra mandaba distintas tareas: “Mamá me ayudaba a veces cuando yo no podía, o mis hermanos que son más grandes”, comentó.

Maxi tiene siete años y está en la misma clase que Andreina. Mientras no iba a la escuela se encargó de hacer los deberes que mandaba la maestra por Whatsapp con la ayuda de su mamá. Extrañaba mucho ver a sus amigos y a la maestra, por eso este miércoles estaba contento de volver; la mejor parte del día fue cuando les enseñaron a lavarse bien las manos, aunque él aseguró que ya sabía hacerlo “muy bien”.

Unos seis kilómetros pasando Candil está la escuela 25 Villa Vieja, y allí estaba Sofía Parodi, la única maestra de la institución. En su escritorio cerca de la ventana preparaba algunos materiales para enviar a sus 16 alumnos por Whatsapp, porque ninguno había ido en la mañana del miércoles. Para ella fue una sorpresa, porque tres familias le habían confirmado, pero a primera hora del día le avisaron que preferían que los niños se quedaran en sus casas; el resto de las familias ya le había dicho que no iban a mandarlos por temor al contagio de covid-19.

Hasta ahora la maestra decidió comunicarse con sus estudiantes por medio del Whatsapp de los padres; “no nos hemos manejado con CREA porque esta zona es de muy baja señal”, aclaró. Esta dinámica, aseguró, es un poco más compleja que la planificación presencial: “Yo mando la tarea en el grupo, después, si no entienden algo los padres me preguntan por privado, si no entienden algo los niños me vuelven a consultar, me envían la foto del trabajo y yo hago la devolución, lleva un poco más de tiempo. Puse un horario pero no se pudo respetar, entonces nos escriben cuando los padres tienen el tiempo de poder ayudar a los niños”.

De todas formas, Parodi agradece que todas las familias hayan hecho las actividades: “Vamos mezclando todas las áreas para que vayan avanzando, aunque se ha modificado la planificación para adaptarse a la educación virtual. La respuesta ha sido muy buena, seguimos trabajando”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/comenzaron-las-clases-presenciales-en-344-escuelas-rurales-con-baja-asistencia/

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Colegios rurales de Uruguay retoman clases presenciales luego de un mes suspendidas

América del sur/Uruguay/23 Abril 2020/elperiodista.cl

La iniciativa involucra a 4.000 estudiantes y 500 profesores. En estos momentos, se registran 543 casos y 12 fallecidos en tierras charrúas.

Uruguay dio a conocer que más de la mitad de sus escuelas primarias rurales volvieron a clases durante este día, luego de un mes de suspensión debido al COVID-19.

“Ante un momento histórico, es la educación primaria la que, con sus maestros y funcionarios, asume el desafío”, dijo el presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, Robert Silva.

En concreto, fueron 500 los recintos educacionales que retomaron sus quehaceres, de un total de 973. Esta medida abarca a alrededor de 4.000 estudiantes y más de 500 profesores.

En estos momentos, Uruguay registra 543 casos y 12 fallecidos por coronavirus.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.elperiodista.cl/colegios-rurales-de-uruguay-retoman-clases-presenciales-luego-de-un-mes-suspendidas/

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Andy Hargreaves: Los docentes deben liderar la respuesta de las escuelas durante la pandemia de covid-19

Redacción: La Diaria

El referente en educación inglés Andy Hargreaves, fundador de Atlantic Rim Collaboratory (ARC), una red colaborativa internacional sobre educación que Uruguay integra, resume 17 puntos que pueden haber sido olvidados por los líderes de los sistemas educativos en la prisa por responder al coronavirus.

Las escuelas están haciendo cosas extraordinarias en todo el mundo para enfrentar al coronavirus. Las escuelas son nuestras heroínas invisibles, que apoyan a los servicios de salud y reinventan la manera de ofrecer educación. Están haciendo milagros en las circunstancias más desafiantes.

Trabajo con ministros de educación y líderes docentes en todo el mundo (como presidente del Atlantic Rim Collaboratory), y en las aguas turbulentas que estamos navegando hoy no es posible ver el todo a la vez, especialmente no podemos ver lo que está adelante. Aquí, entonces, van algunas consideraciones adicionales (17 para ser preciso) que quizás hayan sido pasadas por alto por los sistemas educativos y por los políticos en la prisa por hacer lo correcto para los estudiantes y los docentes. Algunas deberán ser revisadas a medida que la crisis se desarrolle, y la lista no cubre todos los aspectos. Yo también estoy viviendo en aguas turbulentas, así que tengan paciencia.

1) No envíen a los padres cantidad enorme de deberes

En vez de eso, aliéntenlos a que aprendan de lo que tienen disponible en casa: cocinas, jardines, papel, etcétera. Es mejor dar ideas de cómo trabajar con estos elementos. Lo más importante en los próximos dos meses es no sentir la obligación de cumplir con un currículum o un programa, sino mantener a los jóvenes enganchados con el aprendizaje y con la idea de aprender. Mis nietos de entre cinco y siete años acaban de mandar un video con títeres que crearon usando papel de colores y palitos chinos para armarlos. Para los estudiantes de enseñanza media hay que considerar preguntas de investigación y cómo pueden acceder a recursos que están disponibles (Ted Talks, recorridos en museos interactivos, Kahn academy, aplicaciones y plataformas gratis, familiares o conocidos de la comunidad con quienes se pueden conectar por teléfono u online).

2) Atesoren la idea de que los estudiantes están escapando de horas de preparación de evaluaciones y exámenes que se acumulan cada día

Esta podría ser la oportunidad de engancharse en un aprendizaje más amplio, en crear historias, memorizar poemas épicos, cantar con un karaoke con Youtube, armar cosas, jugar afuera, escribir cartas (en papel) a amigos con quienes no podemos jugar presencialmente o a quienes no podemos ver, etcétera. Pueden aprovechar y aprender una nueva habilidad: hacer malabares, tocar un instrumento, comenzar con una lengua moderna o clásica, tejer, saltar, cocinar, el jardín (incluso las plantas de interior), ayudar a los padres a colgar pinturas y arreglar cosas en casa. Estoy llegando al final de dos semanas de aislamiento social y acabo de comprar un juego de palos para hacer malabares. La semana que viene, mi esposa nos enseñará a nuestros nietos y a mí a tejer. Llegar a un nuevo nivel en un videojuego no es la mejor manera en que los adolescentes pueden usar su tiempo. Comenzar un nuevo interés, mientras tienen tiempo ahora, va a resultar atractivo para sus amigos luego.

3) Hacer de covid-19 una oportunidad para aprender y no simplemente la interrupción del aprendizaje

Alentar a los padres a realizar experimentos científicos con jabón para que los niños aprendan cómo matar al coronavirus. Cuando uno lo transforma en una oportunidad de aprendizaje y no simplemente una obstrucción para aprender, una cantidad enorme de trabajo se puede hacer en matemáticas con uso de gráficas, probabilidades, ecuaciones de cómo se extiende el virus bajo determinadas condiciones. Los jóvenes pueden estudiar la historia y los efectos de la gripe española. La geografía puede mirar los patrones del covid-19 y cómo se extiende, y crear hipótesis que los expliquen. La política puede estudiar los patrones entre los gobiernos y sus medidas para combatir la covid-19, así como la protección de los principios de la democracia. Los programas de ética y religión pueden considerar qué principios deberían guiar las decisiones sobre quiénes deben morir y quiénes vivir cuando los recursos son escasos.

4) Distinguir entre aprendizaje en línea y aprendizaje en pantalla

En línea puede muchas veces considerarse interacción continua con la pantalla –un juego de matemáticas, por ejemplo–, pero también puede integrar la organización de una actividad que implique hacer collage con pasta, o modelos con barro, o hacer origami, o construir un robot con Lego.

5) Entregar materiales a los padres que no los tienen

Para algunos, esto significa dispositivos digitales. Pero para muchos otros con pocos recursos, esto también quiere decir lápices, colores, plasticina, goma de pegar, papel, cinta adhesiva, libros, revistas, etcétera.

6) Desarrollar estrategias para aquellos estudiantes que están justo por encima de la línea

Estos son jóvenes que no son suficientemente vulnerables para mirarlos con mayor atención, pero que están justo en el grupo por encima de esa línea. Están muchas veces en peligro, porque en general no están en el foco de atención. Esos jóvenes pueden tener padres que no leen, padres separados en conflicto, o pueden ser parte de familias que viven en espacios muy reducidos sin posibilidad de jugar afuera, etcétera.

7) Concentrar los recursos docentes y de tiempo en los jóvenes que más lo necesitan

Los profesionales de clase media y padres con cargos de gestión podrán autoorganizarse, haciendo la escuela en casa con un poco de ayuda en línea. Entonces, en vez de hacer siempre las clases en línea, es mejor concentrar tiempo y apoyo a un menor número de personas, de hogares con hay niños de alto riesgo que tienen dificultades para aprender.

8) Enfocar apoyo a estudiantes con dificultades de aprendizaje y emocionales

Esto puede suceder si docentes y personal de apoyo comunitario llaman a los padres y a los estudiantes en un formato uno a uno, por medio de correos electrónicos, construyendo planes educativos individuales, manteniendo relaciones personales mediante Skype siempre que sea posible (con niños en situación de vulnerabilidad), dando feedback estructurado el trabajo hecho en línea (puede ser escrito a mano, coloreado o construido, luego se le saca foto y se sube el trabajo desde un celular inteligente), u a otras plataformas en línea para asegurar que estos estudiantes no tengan más dificultades que las necesarias y no queden atrás.

9) Pensar en que las comunicaciones sean inclusivas para todo tipo de estudiantes y sus familias

La televisión canadiense tiene un programa en el que los padres pueden expresar cómo se sienten con la escuela en casa –la familia elegida estaba conformada por una pareja interracial y de lesbianas con un hijo/a único/a–. Se debe incluir a estudiantes y a la voz de los estudiantes en comunicaciones en televisión nacional –Noruega, Canadá y Nueva Zelanda han hecho esto especialmente bien–. La comunicación no sólo debe dirigirse a la clase media de estudiantes blancos. Este es un tiempo en que nuestros valores se hacen vivos. Ser inclusivo en nuestras comunicaciones no es sólo algo que debemos hacer cuando las cosas van bien y cuando tenemos tiempo, sino que también debe definir cómo y con quién nos comunicamos, todo el tiempo, a menos que esto cree una distracción y un atraso en las comunicaciones urgentes.

10) Hay que considerar un comienzo en etapas y temprano en el año lectivo (en el hemisferio norte) o para el semestre escolar (en el hemisferio sur)

Los jóvenes van a haber tenido un largo tiempo fuera de la escuela y las rutinas escolares. Muchos van a haber pasado muchos meses con sus padres sumergidos en la pobreza, dificultades y estrés. Van a haber tenido menos apoyo para el aprendizaje que la familia modelo de clase media. Entonces, la escuela en el hemisferio norte por lo menos quizás tenga que empezar antes en el calendario. Algunos días de desarrollo profesional deberán ser sacrificados y el resto deberá ser redireccionado para ocuparse de cuestiones prácticas de cómo apoyar a los más vulnerables y a los que quedaron atrás. Aquellos estudiantes que, por medio de comunicaciones personales entre docentes y sus familias, ya se tenga información de que están en situaciones vulnerables, quizás deban empezar antes que el resto. Esto será difícil para los docentes, pero por algunos meses deberán tener una carga de energía similar a la que han tenido nuestros trabajadores de la salud durante la crisis sanitaria.

11) Promover relaciones positivas entre las familias y amigos

Parte de la experiencia de la escuela es sentirse seguro y cuidado. Lo más importante en una familia que está pasando momentos de estrés, en este momento, más que apurarse en cumplir con planes de clase, es hacer que los jóvenes se sientan amados, seguros y reconfortados. Entonces, se debe comunicar la importancia de estar con los jóvenes parte del día, abrazarlos, escucharlos, hablarles, disfrutar de momentos de hacer tonterías y reír, y hacer cosas juntos como cocinar o leer. Debemos recordar esto a los padres y cuidadores en forma regular. Ayudar a los jóvenes a comunicarse con sus amigos a través de cartas, postales, usando Skype con los abuelos para mostrarles lo que han hecho, etcétera. Ahora los jóvenes, especialmente los más chicos, en situaciones vulnerables con dificultades emocionales o de aprendizaje y que viven en familias en situación de estrés, necesitan escuchar y ver a sus docentes como parte de sus experiencias por Skype o por teléfonos inteligentes o comunes, y ver sus fotos y compartir correos electrónicos. Debemos ser empáticos siempre y apoyar los sentimientos de los padres con respecto a lo que tienen que enfrentar ahora. Hay que entender que puede haber enfermedades en las familias, las propias responsabilidades laborales, pérdida de ingresos y otros problemas. Recordar a las familias que se pueden aflojar un poco los estándares de los jóvenes en cuanto a prolijidad y otros aspectos.

12) Valorar el juego

El juego, especialmente en los jardines o en los estacionamientos al aire libre (si las familias los tienen), es siempre una parte vital del aprendizaje, una manera de desarrollar la imaginación, engancharse en conversaciones, construir relaciones con otros o trabajar las ansiedades. Muchos sistemas educativos en el pasado tendieron a darle poca importancia al juego y a darle más importancia al trabajo, la preparación de evaluaciones, y comenzar el estudio serio con niños más y más jóvenes. Los niños más grandes también pasan más tiempo dentro de casa con sus teléfonos inteligentes, en un mundo donde incluso antes de la crisis ya era demasiado tiempo. Esta es en realidad una buena oportunidad de revertir el ciclo, para al menos a algunos niños y jóvenes dejarlos inventar sus propios juegos con algunos materiales como lana, piedras, cajas de cartón, para que empiecen. El juego es una manera de aprender juntos, creando cosas ridículas, armando cosas con deshechos que haya en la casa, y así sucesivamente. Más juego y menos trabajo puede transformarse en una buena dirección en estas circunstancias únicas.

13) Proteger el bienestar de los docentes

Los docentes están estresados también. Están preocupados en cómo preparar y dar clases a distancia. Están ansiosos por aquellos jóvenes cuyos hogares no son un lugar seguro. Estarán inseguros por momentos sobre cuánta iniciativa pueden tomar cuando se comunican con los hogares, sin la guía de directores o inspectores, gobiernos y sindicatos –y estas guías pueden no ser claras o consistentes–. Están trabajando mucho, pero sin mucha certeza del impacto de lo que están haciendo. Están extrañando a sus colegas y a sus estudiantes. Y muchos están atendiendo a sus propios hijos en casa. A diferencia de los trabajadores de la salud, cuyos esfuerzos heroicos son públicamente visibles, lo que los docentes están haciendo es menos visible, y el público va a empezar a preguntarse y a criticar lo que se está haciendo. Entonces, dar apoyo a los docentes es ahora crítico –ofreciendo tratamiento profesional para los que estén más estresados, ansiosos o deprimidos; asegurando que haya foros virtuales para que los docentes puedan colaborar– no sólo para preparar y planificar sino también para ofrecer apoyo moral; y asegurando que haya una comunicación fuerte que muestre apoyo a los docentes igual que a otros sectores de trabajadores públicos.

14) Subrayar el valor de la experticia

La crisis ha elevado la importancia de la experticia en la imaginación pública. Luego de años en los cuales los gobiernos han preferido la opinión popular y el sentido común a la experticia, todo tipo de líderes eligen profesionales de la salud para que se paren con ellos y expliquen y legitimen con experticia científica la base de las decisiones que se toman. Debemos asegurar que lo mismo suceda en la enseñanza y el aprendizaje. Muchos padres y personas a cargo de jóvenes harán un trabajo heroico con la escuela en casa en las próximas semanas y meses. El trabajo de los docentes y de líderes para guiar a los padres en lo que los padres están haciendo basado en la experticia y la ciencia del aprendizaje efectivo, y comunicarlo cuando se les pregunta, de forma clara y sin condescendencia, son tareas fundamentales. Los docentes deben sentirse confiados en su experticia profesional, deben compartirla en forma colaborativa con otros docentes para reforzar la confianza, y la clara comunicación con los demás.

15) Mantener el profesionalismo colaborativo

Trabajar colaborativamente siempre ha sido importante, pero ahora más que nunca. Hay que tratar de asegurar que hay tiempo destinado a construir colaboración profesional, planificación por comunidades educativas, equipos de aprendizaje, etcétera, en las escuelas. También buscar intercambios en redes con ideas para apoyar a las escuelas en estos momentos, sobre todo en las redes que ya existen. Habrá una tentación de creer que no habrá tiempo para colaborar con adultos o engancharse con redes ya existentes, porque todos están muy ocupados elaborando actividades para los estudiantes. El rol de los líderes en estos momentos no es abandonar las redes y las reuniones, sino asegurar que estas se usen para ofrecer la mejor enseñanza posible y el mejor cuidado a distancia de los estudiantes en estas circunstancias sin precedentes.

16) Promover liderazgo profesional público

Muchos padres sienten incertidumbre sobre tantas cosas en lo que respecta a sus hijos. ¿Habrá apoyo de calidad, ideas y actividades para acompañar a sus hijos? ¿Cuánto tiempo vamos a estar en esta situación? ¿Podrán los adolescentes graduarse y entrar en la universidad? ¿Se atrasarán sus hijos en los estudios, en lectura, matemáticas, o en otras áreas? Muchos gobiernos han ofrecido comunicaciones públicas excelentes sobre salud y economía, con expertos en esas materias. Lo mismo debe suceder con la educación: anuncios regulares y públicos sobre educación, aprendizaje y escuela en casa, y sobre lo que los docentes están y estarán haciendo, comunicados por los líderes políticos que trabajan con ellos y se presentan al lado de los profesionales en educación, tanto de los sindicatos docentes como de directores de organizaciones, etcétera.

17) Permitan que los docentes tomen el liderazgo

En los primeros días de la crisis hubo confusiones ineludibles sobre qué tipo de plataformas y recursos podían ponerse en funcionamiento para que los docentes puedan usar en sus comunidades o en los sistemas educativos en su totalidad. Esto puede ser frustrante para algunos docentes, así como para los padres y los jóvenes. No mostremos lo peor de nuestras burocracias. No permitamos que los docentes tengan que esperar a que las direcciones, las inspecciones o los ministerios decidan, antes de poder hacer cosas. Los docentes deben estar autorizados a ser los héroes del aprendizaje, igual que nuestros trabajadores de la salud son los héroes en el combate de esta enfermedad infecciosa. Los docentes son profesionales. Saben dónde están en la currícula. Conocen a sus estudiantes, en qué lugar está cada uno de ellos, quiénes tienen más necesidades que otros. Entonces, sólo con algunos lineamientos generales, mantener a los jóvenes aprendiendo e interesados en aprender, cuidando activamente y apoyándolos, comunicándose con ellos personal, individual y colectivamente, tantas veces como se pueda. Hay que liberar de las cadenas a los docentes y autorizarlos a que usen las plataformas que puedan para empezar y lograr conectarse lo antes posible. Y luego, sí, darles plataformas en las que puedan conectarse entre ellos como colegas y moverse juntos hacia adelante.

No hagan esperar a los docentes. Permitan a los docentes actuar.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/los-docentes-deben-liderar-la-respuesta-de-las-escuelas-durante-la-pandemia-de-covid-19/

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