Por Alí Marcano Velásquez
El presente artículo relacionado con los acontecimientos del 19 de Abril de 1810, en Venezuela, obedece a la celebración de tan importante hito histórico, que marca la continuidad geohistórica definitiva y decisoria desarrollada por la Venezuela de entonces para ser un país independiente, libre y soberano, luego de más de tres siglos de coloniaje español. Coloniaje que despojado de su ropaje europeo pretende seguir tutelado e impuesto por el pentágono y las transnacionales estadounidenses, impuesto a un país que está decidido a no ser nunca más colonia de nadie.
En tal sentido partiendo de esa continuidad histórica de luchas por la independencia se construye un discurso geohistórico, partiendo de la configuración política, social y económica de la Venezuela de este presente en lo que va del siglo XXI, con sus diferentes dinámicas como determinantes de la concreción de las luchas históricamente desplegadas por el pueblo venezolano por su independencia y autodeterminación, ayer violentada por el imperio español, hoy por el imperio de Estados Unidos y sus criollos lacayos oligarcas.
Es por ello la intitularidad de esta discursiva hace referencia a la continuidad histórica que se deviene en los tres líderes que a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI, cada uno en su momento geohistórico: Bolívar, Chávez y Maduro, han configurado un continuo revolucionario, con la participación siempre activa de las masas populares por la independencia venezolana. Pretendiendo entrelazar las luchas que se libraron y hoy se libran por tan identitario y soberano motivo. “Las luchas de ayer se entrelazan con las luchas de hoy, seguimos siendo los mismos protagonistas tal vez con otras caras y otros ropajes pero los motivos de las dinámicas humanas y sus determinaciones sociales, económicas y políticas son los mismos”.
Nuestro presente-presente es devenir de un pasado, que vuelto al presente por la activación de la memoria histórica nos permite develar las contradicciones y posibilidades de los acontecimientos que se generan entre las fuerzas socioeconómicas y políticas en pugna a lo interno del país y a lo externo con las potencias opresoras imperiales, marcando la necesidad de un futuro que ha de tener futuro si de independencia hablamos y es verdaderamente independientes lo que queremos ser como pueblo.
Por lo tanto impregnado de un texto y contexto Pedagógico, esta discursiva y apunta al reto para la formación, para la toma y elevación de la conciencia. Esperando que la condición docente en conjunto con el compromiso revolucionario militante de quien escribe, haya tocado la fibra patria y haya generado el interés –de los asistentes a este acto- por comprender analíticamente, críticamente la coyuntura que la Revolución Bolivariana hoy confronta a la luz del 19 de Abril de 2016, luego de 206 años del 19 de Abril de 1810, proyectando las consecuencias que se pudieran desprender por el cuestionamiento y pérdida de nuestra soberanía y autodeterminación.
Esperando y esperanzado, también, que el lector(a) de este discurso (Hecho artículo), seguidamente presentado en su tenor original con la finalidad de contextualizar y poder hacer sentir en la dermis de usted, las emociones, los gestos y la atención vivida en los predios de la Plaza Bolívar de Casanay, igualmente lo(a) toquen, lo(a) sensibilicen como hombre y mujer con sentido de patria Venezolana, Latinoamericana, Caribeña y Nuestra América toda en continua lucha antiimperialista y por la INDEPENDENCIA.
Espero que este discurso, el cual he intitulado “19 de Abril de 1810. A 206 años de la continuidad geohistórica de luchas por la independencia y liberación de Venezuela», esté preñado de elementos pedagógicos para coadyuvar a la comprensión de la coyuntura que en este presente-presente vive Venezuela.
En un tiempo, en una de las cartas intercambiadas entre Bolívar y su amada Manuela, la Libertadora del Libertador escribe: “Si una palabra sola puede cambiar el curso de la historia, otra palabra, en la oscuridad, derrota la tormenta” (2010:110). En otro tiempo Chávez en uno de sus siempre pedagógicos discursos nos dice: “Nadie quien tenga conciencia podrá quedarse con los labios cerrados y los brazos cruzados” (Consulta en Línea: Video).
El tiempo, la palabra y la acción son las claves de estas dos sentencias que siempre contextualizadas en el amor a la patria, nos vienen a marcar el horizonte de una excepcional continuidad geohistórica de tres vidas, que tal como lo dijera el mismo Bolívar en su presente histórico, al pronunciar su discurso ante el Congreso de Angostura aquel 15 de febrero de 1819, siendo caja de resonancia en el ayer inmediato de la vida de Chávez y en el hoy vivido por Nicolás Maduro y nuestra Venezuela heroica, son estas tres vidas “…un vil juguete del huracán revolucionario que [los] arrebataba [arrebata] como una débil paja (…) fuerzas irresistibles han dirigido la marcha [de sus sucesos] de nuestros sucesos…” (Pereira. 2007:152) Hay allí una singular conjugación sustantiva en el devenir de aquellos y de estos aconteceres signados por la definición de un tiempo y una palabra, la palabra comprometida con la transformación de una realidad que siendo de opresión, su transformación necesariamente debía y debe siempre avanzar en continua marcha hacia la emancipación. Tiempo y palabra revolucionaria que jamás perderán su sentido de poder, y menos aún en momentos de situaciones críticas, donde la memoria histórica abre brecha.
Así Manuela y Chávez en su amor por Bolívar, conjugan un sentido de patria libre y soberana que hoy estamos todos –como venezolanos- obligados a defender, en continuidad geohistórica al lado del pueblo que ayer, un 19 de abril de 1810, dijo NO a un gobierno español en tierras venezolanas y hoy en este 19 de abril de 2016, 206 años después, estamos obligados a decir con mayor fuerza y decisión ¡NO! A LOS QUE PRETENDEN COARTAR NUESTRO DERECHO A LA LIBERTAD Y A LA INDEPENDENCIA.
Son 206 años ya transcurridos de aquel 19 de abril caraqueño cuando los descamisados, el pueblo llano apostado frente al Cabildo de Caracas, hoy lugar donde funciona la Cancillería de Venezuela denominada la Casa Amarilla, dijera ¡No! al gobierno de España representado en la persona del Capitán General Vicente Emparan, estimulados en rechazo a la opresión imperial y por el particular no que el Presbítero José Cortés de Madariaga señalara, al Vicente Emparan consultar a un pueblo que tomando conciencia de su opresión, construyendo su soberanía procuraba una forma de gobierno autónoma e independiente, por tanto no aceptaba gobierno alguno promovido por España. A la vez permitió este acontecimiento que Bolívar, se desmarcara de las posturas reformistas de algunos de sus actores mantuanos integrantes de la Junta Suprema que se conformara respetando los derechos de Fernando VII; enfilándose Bolívar en conjunto con Miranda, y con una participación más activa de las masas populares a través de la Sociedad Patriótica, a la cual le dan un verdadero sentido revolucionario, a trabajar por la independencia definitiva de Venezuela. No es fortuito y menos un capricho que en el acta levantada ante estos acontecimientos el pueblo tuviera su representación. Recoge el acta del 19 de Abril de 1810 lo siguiente:
“…que se publique por bando esta acta, en la cual también se insertan los demás diputados que posteriormente fueron nombrados por el pueblo, y son el teniente de caballería don Gabriel de Ponte, don José Félix Ribas y el teniente retirado don Francisco Javier Ustáriz, bien entendido que los dos primeros obtuvieron sus nombramientos por el gremio de pardos, con la calidad de suplir el uno las ausencias del otro, sin necesidad de su simultánea concurrencia. En este estado notándose la equivocación padecida en cuanto a los diputados nombrados por el gremio de pardos se advierte ser sólo el expresado don José Félix Ribas”. (Consulta en Línea)
Decirlo se nos es fácil, pero dos siglos y algo más de un lustro de luchas de un pueblo gallardo, siempre cimarrón, cuya sangre ha regado los suelos de los campos, de las calles, en su devenir protagónico de acontecimientos que han dejado su impronta con transcendencia para nuestra América toda y para el mundo, como ejemplo de lucha por la libertad; amerita de nuestra más elocuente atención y reflexión crítica. Esta crítica reflexión NO pasa por el hecho de ser actores ajenos a la síntesis geohistórica y a sus dinámicas espaciales con sus múltiples determinaciones, ¡NO!, hemos de vernos y hacernos sentir con nuestras voces y buenas acciones como sujetos que hacemos la historia, ya que como nos dice Manuela Sáez, “La historia no se le cuenta ¡Se le hace!” (2010:189). O como bien lo afirmó el gran maestro de América, Simón Rodríguez en su obra Sociedades Americanas (1990): “El tiempo es el lugar de la acción”.
Por ello no basta con observar una fecha o un hecho aislado y descontextualizado. Es ejemplarizante la siguiente nota del Maestro Luis Antonio Bigott, tomada de su libro Diálogo con mis Fantasmas (Reflexiones de un Educador), a quien me permito citar para que sea su palabra y no la mía la que recree. Nos dice el maestro Bigott, que por cierto también fue un sucrense adoptivo en un tiempo:
Tanto hablar, mire usted de raíces milenarias, de idiosincrasias seculares, de instituciones y tradiciones que han triunfado contra invasores, para que no se le tenga mayor respeto a los cachivaches y escenografías de cartón en la trastienda del viejo teatro de Yaguaraparo; el mismo teatro de mi infancia donde presintiendo el ancestral nacionalismo de bambalinas, recitábamos todos los muertos de entonces: “Simón Bolívar nació en Caracas, se tiró un peo y mató a cien vacas.” (s/f:35)
Esto era lo que aprendíamos de Bolívar, ese era el Bolívar que la oligarquía nos “vendía” para invisibilizar y ocultar al Bolívar atormentado por la libertad, la emancipación, el amor a su pueblo y a su libertadora Manuela. El acontecimiento, los acontecimientos y no las fechas o el hecho aislado, es lo fundamental. El acontecimiento como fenómeno humano desencadenante de un proceso que en devenir dialectico configura una serie de acontecimientos, que estructuran una malla témporo-espacial compuesta por encuentros y contradicciones cuyo protagonista cuantitativamente mayoritario es el pueblo, siempre acompañado de la guía de un líder o lideresa consustanciado(a) con las luchas populares, ya sea por su extracción social o por sus convicciones y principios de libertad, de emancipación, justicia, igualdad, sin ser estos excluyentes a la extracción social.
El 19 de Abril encara un hoy, un antes y un después, precedido de otros acontecimientos igualmente con sus contradicciones, marcados desde 1498 con la llegada de la bota imperial española a las costas sucrenses, allá en la población de Macuro, donde se inicia la Resistencia Indígena en contra del saqueo, la explotación y el exterminio impuesto por las ansias de riquezas del naciente capitalismo europeo. Acontecimientos siempre ayer como hoy tergiversados y/o desvirtuados por quienes encarnando la explotación pretendieron y pretenden mantener sumiso a un pueblo que despertó para más nunca portar cadenas de esclavitud. Dice Bolívar en su Carta de Jamaica del 06 de septiembre de 1815: “Pretender que un país tan feliz constituido, extenso, rico y populoso, sea meramente pasivo, (y aquí viene la interrogante) ¿No es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad?” (Pereira. 2007:79)
Es allí en los acontecimientos percatados en sus justas e interconectadas dimensiones, con sus protagonistas como sujetos geohistóricos con sus ideas latentes de libertad, determinadas por la sustantividad de sus luchas, atravesando las edades, constituyéndose en fenómenos humanos; donde debemos mirar la vida política y económica de la Venezuela del presente: ¿Podemos mirar el pasado como si se tratara de la actualidad? Esta sería una de las primeras y grandes interrogantes a hacernos a nosotros mismos. Maduro en esta epocalidad es continuidad de Chávez y a Chávez tuvimos la dicha de mirarlo y vivirlo, viviendo él el legado y la resemantización histórica de Bolívar, como protagonista en conjunto con el pueblo de los acontecimientos desprendidos en continuo revolucionario de la resistencia indígena (1498), la Insurrección del Negro José Leonardo Chirinos en la serranía de Coro (1795), la conspiración de Gual y España (1797), el Alzamiento de Cariaco (1798), la Expedición de Miranda (1806); y siempre convocó el 19 de Abril de 1810, entendiéndolo dialécticamente como efecto de los acontecimientos anteriores y secuencialmente luego causa de la firma del Acta de Independencia el 5 de julio de 1811, para continuar en devenir temporo-espacial hacia la Guerra Federal (1858-1863), el 23 de enero de 1958, el 27 de Febrero de 1989, la Rebelión Militar del 4 de Febrero de 1992, Chávez electo Presidente(1998) hasta llegar a nuestro presente hoy.
Marc Bloch, historiador, militante, de origen francés, uno de los íconos intelectuales en los que se fundamenta la Geohistoria, sentencia: “Un fenómeno humano es siempre una malla de una serie que atraviesa las edades” (1986:134). Luego es necesario repreguntarnos: ¿Estamos construyendo nuestra propia malla histórica delineada desde la dialéctica histórica y política Bolívar-Chávez-Nosotros?
Nosotros y nosotras estamos atravesando una edad, un tiempo, un tiempo hoy en plenitud y con prestancia del ideal Bolivariano. Un tiempo de continuidad histórica de “Unidad, Lucha, Batalla y Victoria” como dijera Chávez, con un líder que ha atravesado y atraviesa las edades. Parafraseo nuevamente al gigante eterno: “Un líder [que] no es la causa de un proceso es la consecuencia de un pueblo, Bolívar fue parido por su pueblo”.
La continuidad y unidad histórica tal como he querido expresarla, es la síntesis de las múltiples determinaciones geohistóricas de una concreción que no es otra que la lucha del pueblo contra las fuerzas que lo oprimen y explotan. Carlos Marx, en su libro Contribución a la Crítica de la Economía Política, al respecto expresa. “Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso” (1980:301). Por ello es válido reiterar que todo lo antes dicho no es una banalidad o simple capricho de este Zapatero y Campesino que -devenido en Profesor- les habla. Es nuestra realidad “En pleno desarrollo” (a decir de Walter Martínez), es la lucha hoy del pueblo venezolano, unido en la diversidad y en contra de la adversidad y por la emancipación, que nos enfrentamos a las fuerzas telúricas, sísmicas de los movimientos causados por los estertores de la crisis estructural del capitalismo neoliberal globalizante.
Debo decir, asumiendo toda la responsabilidad de mis palabras y siendo autocrítico, lo que siento al ver jóvenes y no tan jóvenes cuya extracción social en nada comulga con la de estas familias capitalistas, miembros del pueblo llano; estar hoy en defensa de estas patrañas, confrontando al gobierno revolucionario y bolivariano, seducidos por el dinero, el consumismo, las falsas deidades del capitalismo y sus promesas incumplidas. Se olvida que este gobierno a lo largo de diecisiete años ha sido de redención para un pueblo que siendo mayoría y que venía existiendo invisibilizado por los gobiernos del Pacto de Puntofijo, ha encontrado en las Misiones Educativas, en la Misión Barrio Adentro, La Gran Misión Vivienda Venezuela, La Misión en Amor Mayor y Madres del Barrio, Mercal, Misión Alma Mater, Canaima Educativa; Magnas obras de Infraestructura y Transporte, reducción de la pobreza y el desempleo entre otros logros, que han permitido el resarcimiento de la deuda que con ellos se tenía para “vivir viviendo”, construyendo “sin calco ni copia”, siendo original este Socialismo Bolivariano del Siglo XXI.
Es la misma lucha que en devenir se ha venido protagonizando, conformando continuidad geohistórica en este presente-presente, entre estos tres hombres que hechos pueblo están combatiendo, y digo están, porque como dice el padre cantor Alí Primera, “Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”; están combatiendo porque sus espíritus se activan creativamente en el sentimiento y acción del pueblo para dar respuesta con “determinación radical” a las dificultades que afronta este proceso revolucionario. Por ello digo con István Mészáros “La Continuidad Histórica no significa repetición mecánica sino renovación creativa en el sentido más profundo del término” (2009:159).
Las luchas de ayer se entrelazan con las luchas de hoy, seguimos siendo los mismos protagonistas tal vez con otras caras y otros ropajes pero los motivos de las dinámicas humanas y sus determinaciones sociales, económicas y políticas son los mismos. Somos los explotados soñando por un mundo mejor posible, una Venezuela cada vez mejor posible donde prevalezca el Eros. Son los explotadores resistiéndose y oponiéndose a los sueños de los explotados, sufriendo pesadillas al ver que cada vez se les es más difícil tener el mundo a sus pies, a la Venezuela Bolivariana a sus pies, para aprovecharse de sus riquezas y de la fuerza de trabajo de sus habitantes a través de la imposición del Tanatos. Es el presente desprendido y articulado a la vez, a un pasado que no podemos olvidar tal como a gritos lo solicita, en presente y vuelto al presente, presente que ha de devenir en un futuro con futuro y además ese futuro ha de estar impregnado de esperanzas.
En esta lucha contemporánea, también en continuidad geohistórica, desde el 19 de Abril de 1810 hasta este presente, no podemos esconder las dificultades, los errores y los reveses, eso no es propio de la ética y moral de un revolucionario. No reconocer los errores cometidos, sería negar todo lo antes planteado, negar la vida misma revolucionaria de nuestros líderes. Sigue latente la crisis de identidad, crisis de endeudamiento, crisis de monoproducción, crisis de productividad y crisis de ética-ciudadana. Ante esto, ninguno de nosotros debe quedarse con las manos cruzadas, y todo el gobierno revolucionario debe abocarse a superar esta terrible situación.
Hoy como ayer la lucha es por el poder, por la supremacía de uno de los dos modelos económicos enfrentados: el Capitalismo y el Socialismo. Si eso no se entiende en su justa y real dimensión, entonces estamos pecando de inocentes, y por ello el compromiso ético y el buen trazado de las estrategias políticas y económicas a seguir deben estar atentas a lo que acontece en nuestra realidad de hoy.
Quienes históricamente lo han tenido todo a expensas del trabajo y las riquezas naturales de los pueblos, al apropiarse de ellas para su exclusivo beneficio y acumulación de capital, no pretenden despojarse de tales favores.
No es nada simple o poco importante lo que en el desarrollo de esta histórica lucha está en juego. Es la INDEPENDENCIA que Bolívar trazó con pinceladas de unidad y claridad revolucionaria descolonizadora y anti-hegemónica, entre un marasmo de complot, traiciones e intentos de magnicidio, que fue entregada con la Cosiata en 1830 y re-entregada con el Pacto de Puntofijo en la década de los 60, 70, 80 y 90 del siglo XX. Es la INDEPENDENCIA que reconquistó el pueblo de la mano de su líder Hugo Rafael Chávez Frías, con visión multipolar de una nueva hegemonía y que en el Plan de la Patria (2013-2019), como acimut que marca rumbo hacia nuestro Sur, porque a decir con Mario Benedetti “Nuestro norte es el sur”, sur de la felicidad, está en la Ley del Plan de la Patria la independencia firmemente establecida en su objetivo histórico N° 1, en puño y letra del mismo Chávez, cito: “Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la Independencia Nacional” (2013:4)
Es la INDEPENDENCIA que hoy el pueblo venezolano defiende en todo los terrenos de batalla, aun teniendo a cuestas una guerra económica, el bachaqueo, crisis inducida en los precios del petróleo, un modelo económico rentista agotado, la intimidación de un decreto que nos declara amenaza inusual y extraordinaria, una oposición golpista y fascista y con una quinta columna que diciendo ser rojita, parafraseo al Ché, “Lleva la revolución en la boca para vivir de ella y no en el corazón para morir por ella”. Por ello estamos obligados a obtener la victoria aun a costa de nuestras propias vidas, por el resguardo y bienestar de la madre Patria. Porque así como lo dijera el 8 de diciembre de 2012, Chávez. convencido de haber dejado la llama encendida de la Independencia: “Hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque; hoy tenemos pueblo que nadie se equivoque; hoy tenemos la Patria más viva que nunca ardiendo en llama sagrada, en fuego sagrado”.
Hay una posibilidad abarcante de todas las demás que puedan existir o podamos inventar, como diría el Maestro Simón Rodríguez: “Inventamos o Erramos”, para no perder nuestra independencia. Esa posibilidad dada también en continuidad geohistórica, es la Unidad. Es la unidad de verdad, sin ataduras, reinventada y sin condicionamientos; con desprendimiento y compromiso revolucionario; para la lucha contra el imperialismo y sus lacayos nacionales y las variadas formas de guerra asimétrica, de 4ta generación que nos aplican; por la patria y para la patria que hemos de legar libre, soberana e independiente a las nuevas generaciones que crecen hoy y a las generaciones por-venir. Decía Bolívar: “…unámonos o la anarquía nos devorará…”
En su Delirio sobre el Chimborazo (13 de Octubre de 1822) nos relata poéticamente Simón Bolívar su ideal revolucionario de unión Suramericana, allí en su tiempo plasma sus luchas en tiempo presente, avizorando un futuro de unidad. Nos dice Bolívar:
“Un delirio febril embarga toda mi mente: me siento como encendido de un fuego extraño y superior. (…) Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales; ha surcado los mares dulces; ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo, no ha podido detener la marcha de la Libertad. (…) miro lo pasado, miro lo futuro, y por mi mano pasa lo presente”. (Consulta en Línea)
De igual manera, Chávez, hace siempre y con persistencia el llamado a la unidad, “Unidad, Unidad, Lucha, Batalla y Victoria” es su más directo y concreto llamado. Nos está llamando siempre en sus discursos a la unidad de las fuerzas revolucionarias, a la unidad del pueblo, a la unidad del poder popular. Entonces está allí la clave para derrotar al imperio, así como un día lo derrotó Bolívar, así como Chávez le ganó un sin número de batallas y hoy Nicolás Maduro, en esta coyuntura con la convocatoria al Congreso de la Patria (13-04-2016), en este mes de abril de victoria revolucionaria, igual nos está llamando a la unidad de las fuerzas y “Poderes Creadores” del pueblo para vencer el poderío del capital imperial y de la burguesía parasitaria y apátrida. A la unidad para no desmayar en nuestro empeño por la independencia y la construcción del Socialismo Bolivariano.
Concluyo esta disertación haciéndome eco del llamado a la unidad que hiciera Bolívar en su última proclama el 10 de diciembre de 1830:
“Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales”. (Consulta en Línea)
Concluyo también siendo consecuente con el carácter pedagógico y formativo enunciado al principio de estas palabras y que consecuentemente marcan mi condición de hombre de pueblo y docente comprometido con este proceso de Revolución Bolivariana; de igual manera resaltando el verbo encendido del poeta cumanés, cuyo epónimo esta espacialidad municipal en la cual nos encontramos lleva su nombre. El poeta Andrés Eloy Blanco en su primer discurso político con fecha del primero de febrero de 1936, frente al Castillo de Puerto Cabello, con motivo de haberse lanzado al mar cientos de grilletes con los cuales se inmovilizaba a los presos políticos de la dictadura Gomecista, expresó:
“Hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora vayamos a las escuelas a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino de la tiranía. Y maldito el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla en la carne de un hijo de Venezuela”. (Consulta en Línea)
Acumulemos fuerza organizada para avanzar con audacia hacia una democracia “…para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso”, “vacilar es perdernos”, “No tenemos opción entre vencer o morir, necesario es vencer”. En continuidad geohistórica seamos como Bolívar, seamos como Sucre, seamos como Chávez y apoyemos a Maduro. Tengamos conciencia crítica, tengamos horizontes, y esto significa no limitar nuestro pensamiento a lo más cercano, sino ver los acontecimientos y las circunstancias históricas ligadas. Conciencia y realidad se construyen en armonía dialéctica.
Tenemos que ver lo cercano y por encima de lo cercano, ver más allá de una cola para comprar harina o arroz. Pero sobremanera nos falta potenciar nuestra acción consciente, percatar y desarrollar acciones concretas ante las carencias que hoy sufre nuestro pueblo. Debemos comprender y actuar ante esa realidad, a nivel del barrio, el pueblo, la urbanización, en una palabra, en la comunidad; estando obligados con humana sensibilidad a “…analizarla y comprenderla desde el sufrimiento de aquellos que en verdad sufren” (Bigott. 2011:16). Valoremos y reconozcamos la existencia de una plural heterogeneidad cultural, religiosa y política en el venezolano, por ello el trazado político de nuestras acciones no debe estar marcado por sesgos ideológicos ni por las exclusiones ante el que es diferente, porque corremos el riesgo de caer en una ilusión de la política o un totalitarismo político. Eso sí, que lo sepan las fuerzas contrarias a la independencia de la República Bolivariana de Venezuela, NOSOTROS, NOSOTRAS somos los HIJOS E HIJAS DE BOLÍVAR y nuestra moral revolucionaria nos convoca a un pensar y accionar militante. Como lo dijo el poeta José Martí (2002) en franca declaración alusiva al libertador Simón Bolívar: «SOMOS LOS HIJOS DE SU ESPADA«… ¡QUE NADIE SE EQUIVOQUE…! ”¡¡¡TODO EL PODER PARA EL PUEBLO!!!
Fuentes Consultadas.
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Fuente imagen: http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2012/08/Las-ideas-de-soberan%C3%ADa-y-el-esp%C3%ADritu-de-ciudadan%C3%ADa-del-19-de-abril-de-1810-pudieron-haber-venido-de-Espa%C3%B1a.jpg