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Los niños refugiados, la prioridad en la atención a la infancia en 2018

Por: UNICEF

UNICEF estima que necesitará casi 3.000 millones de euros este año para atender a 48 millones de menores alrededor del mundo. Casi un cuarto del presupuesto se destinará a los refugiados sirios, mientras el éxodo de los rohingya dispara la ayuda a Asia meridional. 

Educación y acceso a agua, saneamiento e higiene serán los pilares de la acción de Unicef para este año, según el informe Intervención Humanitaria 2018 divulgado este martes por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. La organización estima que necesitará 2.920 millones de euros para hacer frente a las necesidades de 82 millones de personas en 51 países. Su objetivo es llegar a 48 millones de niños, uno de los colectivos más vulnerables, ya que uno de cada cuatro de ellos vive en países afectados por conflictos o desastres y casi 50 millones tuvieron que abandonar sus hogares debido a violencia, pobreza o catástrofes naturales.

Oriente Medio y Norte de África se mantiene como la región que acapara la cifra más elevada, con 1.509 millones de euros, repartidos principalmente entre atención a refugiados sirios y otras poblaciones afectadas en Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía (767 millones de euros, alrededor de un cuarto del conjunto del presupuesto global), Yemen (272 millones de euros) y Siria (270 millones de euros). Nigeria y República Democrática del Congo son los principales destinatarios del presupuesto de África central y occidental (567 millones de euros en el conjunto), así como Sudán del Sur, Somalia y Etiopía en la zona meridional y oriental del continente (cuyo presupuesto asciende a 523 millones de euros).

Uno de cada cuatro niños vive en países afectados por conflictos o desastres

Los niños refugiados, la prioridad en la atención a la infancia en 2018
 En porcentajes, el Fondo de las Naciones Unidas prevé gastar un cuarto del presupuesto para que 8,9 millones de niños puedan tener acceso a la educación. Otra prioridad fijada por el informe es el acceso a agua, saneamiento e higiene (21% del total) para garantizar este derecho a 35,7 millones de personas. Unicef aspira también a tratar 4,2 millones de casos de malnutrición aguda infantil (a través del 18% del presupuesto) y vacunar a 10 millones de niños contra el sarampión. La protección de los menores concentrará el 11% del gasto anual con el objetivo de brindar apoyo psicológico para 3,9 millones de niños.

«Deberíamos estar hablando de desarrollo en estos tiempos, pero debido a la situación actual hemos tenido que volver a poner el foco en las emergencias», ha lamentado Javier Martos, director ejecutivo de Unicef Comité Español este martes en la presentación del informe en Madrid.

Cinco crisis que marcarán 2018

1. El éxodo de los rohingya

Pese a que el número de nuevas llegadas se vaya estabilizando, la emergencia se mantiene elevada en el campo de refugiados rohingya Kutupalong, en Cox’s Bazar, uno de los distritos más pobres de Bangladés. A las 688.000 personas huidas del vecino Myanmar desde el pasado mes de agosto, cuando se recrudeció la persecución contra esta minoría, se suman otras 75.000 llegadas hace un año, además de una cifra estimada entre los 300.000 y 500.000 acumulada a lo largo de cinco décadas de éxodo. Unicef calcula que, incluyendo a los comunidades locales, los niños suman al menos 720.000.

“Responder a las necesidades de agua, higiene y saneamiento es un reto muy complicado, debido a la congestión del campo y la falta de letrinas”, explica Sara Bordas, jefa de operaciones del Fondo de las Naciones Unidas en Kutupalong. “En los centros de educación, se ven niños muy sucios, no tienen bases de higiene. Nos queda mucho trabajo por hacer”.

El hacinamiento y la escasez de higiene favorecen la proliferación de enfermedades. El campo ya ha registrado varios brotes de sarampión, difteria, infecciones agudas a las vías respiratorias y abre la puerta al riesgo de una epidemia de cólera.

Bordas se muestra preocupada también por los niveles de desnutrición aguda grave. “El ratio registrado el pasado mes de octubre era del 7,5%, muy por encima del límite de emergencia, fijado en el 3%”, asegura. “En el campo, además, también hay 80.000 mujeres embarazadas, muchas de las cuales ya están desnutridas”.

Una mujer rohingya sostiene su hijo mientras espera la repartición de ayuda humanitaria en el campo de refugiados de Balukhali, cerca de Cox's Bazar (Bangladés)
Una mujer rohingya sostiene su hijo mientras espera la repartición de ayuda humanitaria en el campo de refugiados de Balukhali, cerca de Cox’s Bazar (Bangladés) MANISH SWARUP AP
 “No hay mucho que hacer en el campo, pero los niños frecuentan centros de educación no formal, donde reciben también apoyo psicosocial, en especial las víctimas de abusos sexuales. Trabajamos también en la prevención, para que no vuelva a ocurrir en un campo en el que hay mucha gente desesperada”, asegura.

“Al principio, nos centramos en no perder vidas, trabajando en salud, nutrición, agua, saneamiento e higiene, pero ahora podemos agregar una parte de esperanza, basada en educación y protección. Solo estamos en el quinto mes de respuesta, pero aún no hemos alcanzado nuestros objetivos”.

Durante la presentación del Informe sobre Acción Humanitaria 2018 en Madrid, algunos niños intervinieron en directo desde Kutupalong para contar sus historias sin casi levantar la cabeza desde la hoja en la que dibujaban flores de colores. «Cuando llegaron al campo el pasado mes de septiembre, solo dibujaban helicópteros y gente que huía», explica Bordas.

2. El conflicto sirio y la crisis de refugiados en Oriente Próximo

El conflicto en Siria, a punto de cumplir siete años, ha causado más de seis millones de desplazados internos y más de cinco millones de sirios, entre ellos 2,5 millones de niños, viven como refugiados en Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Los fondos recaudados el año pasado apenas alcanzaron la mitad de la cifra necesaria para atender a las necesidades básicas en el país, especialmente las de los menores que viven en zonas sitiadas (se estima que sean 200.000) y en áreas de difícil acceso (1,7 millones).

El pasado mes de diciembre, organizaciones internacionales alertaron de un déficit de 60 millones de dólares (50,6 millones de euros) que pone en riesgo la atención a 1,5 millones de menores ante el frío del invierno.

A los estragos del conflicto, se suma el desplazamiento interno de personas como consecuencia del calentamiento global y de la progresiva desertificación de algunas zonas del país. Acnur calcula que los años de sequía consecutiva y crónica entre 2005 y 2011 obligaron a emigrar a más de un millón y medio de personas de las áreas rurales del sur de Siria.

Fran Equiza, representante de Unicef en Siria, ha aprovechado la presentación del informe para poner rostro a los niños de este país que en su vida solo han vivido y experimentado las consecuencias de la guerra civil. Y la vida para los que escapan, ha agregado, no es más simple. «Huyen de las balas, de las minas y del riesgo de ser reclutados por cualquiera de las partes en conflicto», ha explicado.

MÁS DINERO EN 2017, PERO MÁS EMERGENCIAS

Pese al incremento en comparación con el año anterior, la financiación en 2017 no fue suficiente para responder a las necesidades de los más vulnerables, sobre todo para emergencias crónicas, como la de República Centroafricana o de Malí. Unicef cerró el mes de diciembre pidiendo 3.790 millones de dólares (frente a los 3.360 millones de dólares estimados en enero), debido sobre todo a los flujos de refugiados y desplazados en Bangladés y en República Democrática de Congo; el riesgo de hambruna en Nigeria, Somalia y Sudán del Sur; el brote de cólera en Yemen; los huracanes en el Caribe y las inundaciones en Nepal.

A lo largo de 2017, los refugiados y migrantes que llegaron a Europa fueron 164.000 —incluyendo a 29.000 niños—, al mismo tiempo que distintos conflictos de larga duración se enquistaron alrededor del mundo. El de Siria, por ejemplo, está a punto de cumplir siete años y ha causado más de seis millones de desplazados internos, mientras que cinco millones de sirios, la mitad niños, viven como refugiados en los países vecinos. En Irak, casi nueve millones de personas necesitan ayuda humanitaria. Entre ellos, hay más de cuatro millones de niños. La escalada de violencia en República Democrática del Congo ha obligado a más de 1,7 millones de personas a abandonar sus hogares y los niños que sufren malnutrición aguda ya superan los dos millones. La crisis de la cuenca del lago Chad sigue afectando a 17 millones de personas en Camerún, Chad y Níger, al mismo tiempo que se recrudece la violencia y se incrementa el número de desplazados internos en la zona nororiental de Nigeria.

La sequía que azota el Cuerno de África ha afectado a 17 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenia, que quedan expuestas al riesgo de epidemias. El paso de los huracanes Irma y María por el Atlántico, por su parte, se dejó atrás a más de 1,4 millones de personas —un cuarto de ellos, niños— con necesidad de asistencia humanitaria.

En 2017 se registró también un incremento sin precedentes en brotes de cólera, en países como República Democrática del Congo, Irak, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen. Esta “emergencia en la emergencia” -como la define el informe de Unicef- en muchos casos está relacionada con los conflictos armados, a la raíz del colapso de las infraestructuras de agua y saneamiento.

El Gobierno de EE UU se mantuvo a lo largo de 2017 como el principal donante del Fondo para la Infancia con 441,8 millones de euros, a pesar de que la Administración Trump anunciara a principios de año su intención de aplicar un tijerazo de «al menos» un 40% de las contribuciones voluntarias a la ONU y otros organismos internacionales por parte de EE UU.

Equiza ha lamentado que en el país se registraran 72 casos de polio en 2017, una enfermedad a punto de ser erradicada, cuando en 2011 el 100% de los niños estaba inmunizado.

El representante de Unicef participó el pasado mes de diciembre en un convoy dirigido a Guta oriental, un distrito cercano a Damasco que lleva cuatro años bajo asedio, donde registraron índices de malnutrición de casi el 12%. «Hace unas semanas, intentamos volver, pero no nos autorizamos. Lamentablemente, ahora no sé cuál es la situación de estos niños».

3. La guerra en Yemen

La muerte el pasado mes de diciembre del expresidente Ali Abdalá Saleh, desalojado durante la Primavera Árabe, a manos de los Huthi hace temer que se recrudezca la guerra en el país.

Yemen acumula casi tres años de conflicto y está al borde de una de las hambrunas más terribles de la era moderna, con 17 millones de personas que no saben si comerán mañana. Las tasas de desnutrición siguen siendo de las más altas del mundo, con casi dos millones de pequeños desnutridos y, de ellos, 385.000 con desnutrición severa aguda.

El colapso del sistema de salud, la falta de agua y alimentos constituyen un caldo de cultivo que no permite bajar la guardia ante la posibilidad de un nuevo brote de diarrea aguda (cólera).

4. República Democrática del Congo

Las revueltas en Kasai, región del centro de la República Democrática del Congo (RDC), han originado cerca de un millón de desplazados internos, 30.000 refugiados a lo largo del último año, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Aunque se ha reducido la violencia, sube la alerta ante la crisis humanitaria. La desnutrición severa en menores alcanza el 10% y ya se cuentan 38.000 afectados por el cólera, mientras que los centros de salud han sido abandonados o carecen de medicamentos y personal.

5.Sudán del Sur

Más de un millón de niños sursudaneses sufren desnutriciónsevera. Las organizaciones humanitarias aún se enfrentan a muchos obstáculos para entregar ayuda en distintas zonas del país, consideradas demasiado inseguras desde que comenzó el conflicto en 2013.

La infancia en Sudán del Sur se enfrenta a muchos otros retos, más allá del hambre. Más de 2.300 niños han resultado muertos o heridos en los últimos cuatro años y se han registrado cientos de casos de violaciones y agresiones sexuales, según datos de Unicef. Dos millones de menores están fuera de la escuela y, si la situación actual se mantiene, es probable que solo uno de cada 13 niños acabe la escuela primaria, alerta Médicos sin Fronteras.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/01/26/planeta_futuro/1516964600_620547.html

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UNICEF pide invertir en los tres millones de niños a los que la guerra en Irak ha dejado sin educación

Irak/22 de Enero de 2018/Europa Press

El director regional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Geert Cappelaere, ha pedido a los donantes que se reunirán entre el 12 y el 14 de febrero en Kuwait para discutir la aportación de fondos a Irak que inviertan en la educación de los más de tres millones de niños que no han podido formarse en estos años de guerra contra el Estado Islámico. Cappelaere ha indicado que el conflicto armado ha sido especialmente devastador para los niños.

Cappelaere ha indicado que el conflicto armado ha sido especialmente devastador para los niños. Más de cuatro millones de ellos se han visto afectados por la «extrema violencia». Solo durante el año pasado, murieron 270 menores a causa de los combates. «Les han robado su infancia (…) y tendrán que lidiar con las cicatrices físicas y psicológicas de por vida», ha lamentado.

En Mosul, la capital iraquí del ‘califato’, escenario de «una destrucción inenarrable», Cappelaere ha visitado uno de los colegios reconstruidos por UNICEF y ha podido hablar con Noor, de 12 años, en su nueva clase. «Me ha contado cómo su familia se quedó en la ciudad incluso durante el auge de los combates. Me habló del miedo que tenía. Ha perdido tres años de colegio y ahora está trabajando duro para recuperarlos. Está aprendiendo inglés», ha relatado.

El caso de Noor no es único, ha recalcado. «El conflicto y la pobreza han interrumpido la educación de tres millones de niños en todo Irak. Algunos nunca han estado en un aula», ha denunciado y ha considerado que, justo ahora cuando Irak se prepara para la reconstrucción, «no hay mejor momento para priorizar el interés de los niños».

Cappelaere se ha mostrado optimista porque, a pesar de que «la acción del hombre ha probado una y otra vez en Mosul y en otras partes de Irak su masivo poder de destrucción, pero un poder mucho mayor ha dejado una impresión más profunda: la determinación a reconstruir y seguir con la vida».
UNICEF pide invertir en los tres millones de niños a los que la guerra en Irak ha dejado sin educación

«También me reuní con Samir, un profesor jubilado y desplazado que sobrevivió a los fuertes combates. Lleno de esperanza y vida, habló de la capacidad de los niños para reponerse y superar la devastación de la guerra a través del colegio y el juego. Samir es un testimonio de que no debería haber una generación perdida en Irak», ha señalado.

Cappelaere ha considerado que la conferencia de donantes «es otra oportunidad única para que el Gobierno de Irak y la comunidad internacional fortalezcan su compromiso con los niños en Irak» con «medidas concretas». «Invertir en ellos ahora es invertir en Irak», ha afirmado.

Fuente: http://www.europapress.es/internacional/noticia-unicef-pide-invertir-tres-millones-ninos-guerra-irak-dejado-educacion-20180119155458.html

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Irak: Los maestros intentan en Mosul que sus alumnos olviden al Estado Islámico

Asia/Irak/13 Enero 2018/Fuente: El nuevo diario

En Mosul, los maestros se forman para aprender a acompañar a sus alumnos a menudo propensos a pesadillas y comportamientos violentos, traumas heredados de tres años de reinado yihadista y nueve meses de combates devastadores en esta ciudad iraquí.

En el gimnasio de la universidad de esta ciudad del norte, de donde los yihadistas de Estado Islámico fueron expulsados hace seis meses, varias decenas de maestros rodean a un instructor que dibujó en un pizarrón blanco «el árbol de problemas» de sus alumnos.

En la base están «los padres muertos», «el espectáculo de las decapitaciones», «las destrucciones» pero también «la pobreza» que obliga a algunos niños a abandonar la escuela para trabajar.

En la cima, en las ramas, «la sonrisa que hay que volver a encontrar», «la esperanza» y «el optimismo». Los objetivos de esta formación que deben permitir a los maestros ayudar a que sus alumnos alcancen.

Con juegos, mimos y actividades deportivas, Nazem Shaker enseña a los hombres y mujeres, algunos traumatizados por EI y sus matanzas, a escuchar y acompañar a los alumnos.

En primer lugar buscan ayudar a los niños a reconstruirse y evacuar su estrés, la presión y los malos recuerdos. Pero se debe también, dice, enseñarles «a vivir juntos» y «desarraigar la violencia».

‘Agotado’

Noamat Sultan, director de una escuela, observa día a día los comportamientos violentos de los niños escolarizados.

«Uno de nuestros alumnos era particularmente agresivo y provocaba todo el tiempo a sus compañeros», cuenta a la AFP. Luego de una enésima pelea «hablamos con él y supimos que su padre y su hermano murieron en una explosión».

Desde ese día, comunicando con los colegas y con la ayuda «de su hermano mayor», Sultan y sus maestros prestaron más atención y escucha a ese alumno.

«Ya logramos convencerlo de no abandonar la escuela», dice el director.

Rasha Ryadh, profesora de gimnasia, siente cada día en sus alumnos «la enorme presión psicológica que sufrieron al ver las ejecuciones, las muertes, explosiones, la muerte de allegados».

Escenas de horror que los niños recuerdan, de día en clase o la noche en pesadillas.

Pero si Rasha sigue la formación es que está convencida de que esos niños «están listos para responder de manera positiva a los programas de rehabilitación, porque quieren terminar con los recuerdos que los llevan otra vez a la época de EI».

Es el caso de Ahmed Mahmud que, con sólo 12 años, dice estar «agotado» por todo lo que vio con los yihadistas.

«Todavía hoy estamos cansados y todo eso no terminó. Cuando me siento en clase, no tengo la cabeza libre como para estudiar», explicó a la AFP.

«Vuelvo a pensar en la época de EI, me acuerdo de la gente ejecutada, como mi tío. Tiraban a la gente de los techos de los edificios y nos obligaban a mirar», cuenta.

‘Ya no come’

Además del terror que los yihadistas hicieron reinar, los nueve meses de combates urbanos agotadores que permitieron retomar Mosul en julio, dejaron rastros.

Osama, de 12 años, dejó de hablar el día en que la casi totalidad de los edificios de su calle se derrumbaron sobre sus vecinos, en donde tenía amigos de su edad, destruidos por los bombardeos aéreos, cuenta su madre.

«Durante semanas no dijo ni una palabra. A veces sale de casa sin avisarnos y camina durante horas sin rumbo. Muchas veces tuvimos dificultad en volver a encontrarlo», dice esta mujer de 33 años.

Y desde ese día «ya no come, no se vista, no se lava sin mi ayuda o la de su padre».

Osama no volvió a la escuela este año. Pero los que sí lo hicieron siguen clases en complejos destruidos y clases sobrecargadas, dice Sultan.

En su colegio los 900 alumnos sólo siguen sus cursos en la mitad del complejo, la otra mitad es un inmenso montón de escombros.

En las clases, sobre los dos bancos de un pequeño pupitre los alumnos se sientan a veces de a cinco.

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/452128-maestros-intentan-mosul-que-sus-alumnos-olviden-es/

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“Contramarea”, película documental en Lesbos

Reseña: La historia discurre a través de dos puntos de vista: la experiencia de una refugiada y los testimonios del equipo de la ONG andaluza Proem-Aid.

El realizador  Carlos Escaño, la periodista  María Iglesias y el operador  Jaime Rodríguez presentaron en Lesbos (Grecia) la «espantosa situación», como explican en la nota enviada, vivida por sirios, iraquíes, iraníes, afganos, paquistaníes, bangladesíes que llegan a una Grecia azotada por las crisis, tras su complicada travesía por el mar Egeo.

 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=Xd6Akb270o8

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Libro: Aprender Escuchando. Autonomía, Educación, Guerrilla en Chiapas y Kurdistan

México / Irak / 29 de octubre de 2017 / Autor:  Janet BiehlJérôme BaschetCarlos Lenkersdorf y Petar Stanchev / Fuente: Pensaré

Hoy empieza a rodar nuestro nuevo libro “Aprender Escuchando. Educación, Autonomía y Guerrilla en Chiapas y Kurdistán” con ilustración de La Espora(dibujante del movimiento estudiantil chileno) y textos de Janet BiehlJérôme BaschetCarlos Lenkersdorf y Petar Stanchev sobre como se construyen los aprendizajes en estas experiencias de autogobierno.

 

Una Invitación a leer:

Autonomía, Educación y Guerrilla

La revolución es un tema de debate hoy o no, según el profeta que más nos guste. Estamos ante una crisis de inmovilidad, quizá, de cansancio social, del sistema; una crisis de malestar generalizado o de vulnerabilidad extrema de la vida. La revolución, queda claro, es un tema de sensibilidad, de marcos de referencia, de afectos, de sentir y pensar. Senti-pensar la revolución como un acto cotidiano. Desatascar los poros de la piel para entrar en contacto con los cambios que están sucediendo: a un día vista, a un año, … la clave de la revolución hoy es tener un horizonte que pueda perder el norte: dejarse desorientar, reeducar los sentidos. Pero ¿cómo se entienden estas potencias del desorden con una mínima articulación que permita construir y proteger una vida y un proyecto que merezcan ser vividos? ¿Cómo nos educamos hoy para eso? ¿Hace falta educarse?

Entendemos que hay diversas teorías educativas que son en definitiva formas de moldear el presente y proyectar la sociedad del futuro. La educación libertaria, la educación en valores, la educación moderna, la educación creativa o la educación para la autonomía prefiguran y -como diría Judith Butler- prácticamente “performativizan” un tipo de sociedad concreto. Este ha sido un tema asociado siempre a las ideas de transformación social, a lo largo de la historia que este concepto ha arrastrado hasta nuestros días: educar para cambiar el futuro. En las dos experiencias que aquí nos atañen, Chiapas y el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), y el kurdistán inicialmente con el PKK (Partido de trabajadores de Kurdistán) y las demás organizaciones (PYD, KNC, YPJ). Ambas experiencias parten de finales del siglo XX para ofrecer un recorrido de más de una década de creación colectiva a través de nuestro siglo. Son lugares del mundo que han sido paulatinamente alejados de los focos de los medios de comunicación a los que nos entregamos por comodidad. Este estado de cosas, “entre la luz de los focos y la sombra del olvido”, les ha permitido recomenzar tras desaparecer guardando las armas: estar construyendo autonomía, un mundo volcado sobre un nosotras concreto y propio.

En la serie de textos que siguen recorremos prácticas que hacen ideas, y no ideas que generan prácticas encorsetadas. Una de las características fundamentales de los procesos de construcción de autonomía en el sureste mexicano y en el noroeste de los territorios kurdos es el aprendizaje y la escucha, la construcción a través del error convertido en herramienta propositiva. Se aprende luchando y resistiendo, desde lo concreto. El aprendizaje no está desvinculado de la vida, así como los tojolabales no entienden de las palabras desvinculadas de su significado (experiencia que se hace escuchar en el epílogo). En los currículos que nos dirigen, hay más control que apertura, la abstracción permite encauzar y marcar los caminos y destinos; sin embargo, tanto los zapatistas como la resistencia kurda no trazan puntos finales ni inicios claros, sólo procesos donde el aprendizaje es abierto y sus destinos desconocidos.

En geografías distintas se van tejiendo entramados educativos que están inscritos en una revolución delpueblo. En las formas de tomar decisiones, de alimentarse, de escuchar y construir juntxs está también la forma educativa que no es un aprendizaje para el pueblo sino un proceso pedagógico que surge desde abajo y va construyendo a la vez que resiste.

Como Pensaré queremos seguir tejiendo con nuestra labor editorial resistencias sin mediar con las empresas de la comunicación, construir mundos con nuestras manos y en nuestras palabras, lenguas y oídos. Hemos querido dejar notar nuestra presencia con un destacado de los textos, para entablar debate desde lo que a nosotras nos parece clave. Editamos para curarnos de esta confusión llamada capitalismo (El malestar en mayúsculas) y para curar (a) la comunicación.

Para ello, este ejemplo: un compendio de textos que nos trae a nuestro territorio experiencias de primera mano para educarnos en la revolución que podríamos estar viviendo. Nunca se sabe donde y cuando estaremos potenciando una.

aprender escuchando

 

El libro estrena formato cartonero, ahora más elaborado con revisión del diseño gráfico y edición comentada por nosotras mismas las Pensaré colectivo. Nuestra idea de la edición como experimento se detiene ahora en ver cómo funciona un libro anotado, trabajado, lo hemos editado desde un nosotrxs y hemos dejado nuestra huella señalando el texto aquello que nos parece más importante-discutible-debatible en vistas a emepzar a entrar en un debate común que genere lazos.

La traducción y transcripción de los textos se ha hecho de manera colaborativa con la ayuda de Joan Enciam (http://cooperativa.cat/es/rojava-construyendo-un-mundo-mejor/), los textos tienen afán de compartición, acompañamiento y difusión de luchas así como autogestión del colectivo editorial autónomo Pensaré.

Link para la descarga:

https://www.dropbox.com/s/lblejhdh0oeja2t/EDU%20EZLN%20PKK%200.1%20marz15%20%20sin%20portada%20exterior.pdf?dl=0

Fuente:

LIBRO / Aprender Escuchando. Autonomía, Educación, Guerrilla en Chiapas y Kurdistan

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Se duplica el número de niños soldado reclutados en el norte de África y Oriente Medio

 África/18 de Septiembre de 2017/El Guardián

Un informe señala que 28 millones de niños viviendo en países en guerra necesitan ayuda humanitaria.

El nivel de escolarización en Oriente Medio y el Norte de África han retrocedido a niveles de hace diez años.

Sólo en Yemen, 1.700 niños han sido reclutados como soldados en los tres años de conflicto en el país.

El número de niños reclutados para luchar en conflictos de Oriente Medio y el Norte de África se ha duplicado en un año, según ha revelado un análisis de la ONU. El incremento de niños soldado en Siria, Yemen, Irak y otros países proviene de años de violencia, desplazamientos y falta de servicios básicos, reduciendo así las posibilidades de salir adelante para las familias, según Unicef.

Al menos  uno de cada cinco niños en la región –28 millones en total– necesitan asistencia humanitaria de inmediato. Más del 90% de estos niños viven en países afectados por conflictos, y en algunos casos las familias mandan a sus hijos a luchar.

“Sin un fin a la vista para estos conflictos, y con el declive de los recursos económicos de las familias, muchos no tienen otra alternativa que enviar a sus hijos a trabajar o casar pronto a sus hijas”, explica Geert Cappelaere, director regional de Unicef. “El número de niños afiliados a la lucha ha hecho más que duplicarse”.

La agencia ha dicho que ha presenciado anteriormente casos en los que niños han trabajado de porteadores, guardas, o de paramédicos, pero que ahora está viendo cómo ocupan roles más activos, llevando armas, encargándose de puestos de control y siendo entrenados como soldados asalariados. El número de niños reclutados para luchar creció de 576 en 2014 a 1.168 en 2015, según cifras verificadas por la ONU.

La situación en  Yemen es particularmente grave, con cinco veces más niños reclutados para conflictos armados en 2015 en comparación con el año anterior, aunque en Unicef creen que esta cifras son una estimación a la baja. En  Sudán y en Libia también estaban siendo reclutados niños como soldados.

Años de violencia, desplazamientos y falta de servicios básicos han afectado principalmente a los niños y amenazan con afectar su desarrollo normal, según Unicef. “El conflicto sigue privando de su infancia a millones de niños y niñas”, afirma Cappelaere. “Décadas de progreso están en peligro de verse revertidas a lo largo de Oriente Medio y el Norte de África.”

Las infraestructuras civiles –incluidos hospitales e instalaciones sanitarias, de agua, y de energía– han sido objeto de ataques en países como Yemen, Siria, e Irak. Millones de familias se han visto obligadas a huir de sus hogares, algunas de ellas en repetidas ocasiones, y bajo fuego.

La semana pasada, la ONU comunicó que 1.700 niños, algunos de hasta 10 años, han sido reclutados para luchar en el conflicto de Yemen que ya va por su tercer año. La deteriorada situación del país lo convierte en la peor crisis humanitaria del mundo, con casi 18,8 millones de personas necesitadas de ayuda y siete millones al borde de la hambruna.

Más de la mitad de las instalaciones médicas del país están fuera de servicio, las instalaciones de agua han sido destruidas y más de 15 millones de niños carecen de infraestructuras sanitarias y de agua. El país se encuentra asolado por el peor brote de  cólera del mundo, con más de 610.00 casos hasta la fecha. Más de  2.000 personas han muerto desde abril del año pasado de esta infección bacteriana –muy contagiosa pero curable–, con miles de casos nuevos cada día.

Dentro de Siria y de otros países receptores de refugiados, como el Líbano o Jordania, alrededor de 12 millones de niños sirios precisan de ayuda humanitaria, según Unicef. Aproximadamente dos millones de niños en Siria viven en zonas de difícil acceso o sitiadas, que han recibido asistencia humanitaria escasa en los últimos años.

En Irak, más de cinco millones de niños necesitan asistencia al intensificarse las luchas, como en los casos de Tel Afar y de Mosul. Necesitan comida, refugio y educación.

En la franja de Gaza, la actual crisis energética ha reducido el acceso al agua en un 30%. Se han duplicado en tres meses los casos de diarrea en niños, según ha comunicado la agencia de la ONU.

“Los niños en Oriente Medio y el Norte de África han sufrido niveles de violencia sin precedentes y han sido testigo de horrores que nadie tendría que presenciar. Si la violencia y las guerras continúan, las consecuencias –no sólo para la región sino para el mundo en general– serán nefastas.  Los líderes mundiales tienen que esforzarse mucho más para poner fin a la violencia por el bien de los niños y las niñas y  de su futuro,” afirma Cappelaere.

La semana pasada, cifras de Unicef mostraron cómo está afectando la guerra a las oportunidades educativas de la infancia. Los conflictos en Irak y en Siria han significado que 3,4 millones de niños más no puedan ir a la escuela, haciendo que el número de menores  no escolarizados en Oriente Medio y el Norte de África vuelva a niveles del año 2007: 16 millones de niños.

Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/duplica-reclutados-Africa-Oriente-Medio_0_686282085.html

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La vuelta al cole en Irak después de las bombas del Estado Islámico

Irak/14 septiembre 2017/Fuente: El Mundo

  • El paso del IS por Irak ha dejado miles de escuelas destruidas, niños-soldado y profesores en el exilio.
  • Tras la liberación de sus bastiones, comienza la lenta reconstrucción para que millones de estudiantes vuelvan a clase

Escuelas destruidas, aulas abandonadas, altares ahora sin forma del aprendizaje perdido, profesores en el exilio, niños soldados, educación secuestrada y salvajemente violada. Desde que el Estado Islámico arrasara con el norte de Irak y Siria, la educación ha retrocedido décadas en el tiempo. Los terroristashan usado las escuelas como bases militares, han almacenado en ellas explosivos, han cambiado los currículos escolares, han extendido con fuego el oscurantismo más retrogrado, mientras que los colegios han sido testigos de las batallas más violentas.

«Durante el mandato de IS se cerraron más de 900 escuelas en Mosul…», explica Anne Kindrachuk, coordinadora del equipo de emergencias de UNICEF en Iraq mientras visitamos la zona liberada de la ciudad. «Si bien miles de niños están volviendo al colegio, el legado de terror del Estado Islámico va a tardar mucho en desaparecer. Hay que acondicionar de nuevo las aulas, apoyar psicológicamente a los niños, limpiar los colegios de explosivos y de cadáveres y adecuar los currículums de miles de estudiantes… Hay escuelas que han quedado completamente destruidas: para muchos estudiantes, es la primera vez que asisten a clase en casi tres años y son afortunados… Todavía hay miles de niños en los campamentos que no pueden volver a sus casas».

El timbre de una escuela para niñas se pierde entre el intermitente y errático goteo de morteros perdidos que resuenan a lo largo de Mosul. La pintura tapa tímidamente los agujeros de bala que recorren las paredes como si de una torpe cirugía plástica se tratara. A sus puertas, un mural con un dibujo infantil muestra las caras de unos niños borradas por ir contra la extrema interpretación del islam de IS. Dentro, una voz cargada de coraje enseña la lección a sus alumnas: «Tras casi tres años, vuelvo a impartir las clases sin miedo, sin amenazas de muerte o imposiciones», explica Bushra, de 51 años, con más de 30 años de experiencia: «Me dieron un ultimátum: o das clase o te matamos».

Aulas vacías, pupitres hacinados, amontonados, recubiertos con el polvo vacío de la ignorancia. Libros de texto quemados, fotos en el suelo, identidades perdidas, robadas, secuestradas. El Estado Islámico ha sido derrotado y desplazado a su nuevo bastión de Raqqa, pero la guerra no termina con el sonido final de una bala, un casquillo vacío en el suelo, una bandera que se alza… No hay cartas de la baraja que tachar, pero se repiten las escenas de Abu Ghraib en las calles asoladas de Mosul al son de la liberación o a golpe de selfie fugaz .

El iceberg de la batalla retumba, se siente en un horizonte no tan lejano… Las heridas abiertas de la guerra escriben con sangre el futuro de millones de niños. Por delante, devolverles la educación: un gran reto, aunque la pesadilla todavía no ha acabado.

Asaf en su refugio. El joven Asaf Ahmed se cobija en la escuela femenina Hag Ali. Al principio de la guerra, multitud de colegios fueron convertidos en refugios, con mantas y colchones en lugar de pupitres. En la página anterior, imágenes infantiles borradas por el Estado Islámico, prohibidas por su interpretación del Corán.

Restos de la invasión. Un centenar de imágenes curriculares de alumnos se apilan en la escuela de primaria Al Derbas, al norte de Irak. Identidades perdidas, abandonadas…La guerra ha herido de muerte el vapuleado sistema educativo iraquí.

La herida del mortero. Un aula de la localidad de Takh muestra los estragos de un impacto de mortero. Cientos de escuelas no podrán usarse más. Pese a la prohibición de la ONU, los insurgentes y las fuerzas militares usaron los colegios como bases de operaciones.

La profesora liberada. Jóvenes estudiantes atienden a Bushra, profesora de 51 años, obligada a dar clases por ISIS. «Por fin vuelvo a impartir clases sin miedo o imposiciones», dice. Su colegio, al contrario que otros tantos, ha sido remodelado con ayuda de UNICEF.

Cristales rotos. El patio de la escuela de Barima se ve a través de una ventana rota por un agujero de bala. Esta localidad fue una de las primeras en ser liberada, hace un año, cuando comenzó oficialmente la campaña para arrebatar Mosul a ISIS.

Niños a la espera. Una niña refugiada iraquí descansa en el campamento de Digaba tras huir del asalto del Estado Islámico a su barrio. Miles de niños ya ha conseguido volver al colegio. Otros esperan su oportunidad en sus refugios.

Fuente: http://www.elmundo.es/papel/historias/2017/09/10/59b2720522601d275e8b45a1.html

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