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UNESCO: El desarrollo continuo de los docentes como catalizador de la educación inclusiva

El desarrollo continuo de los docentes como catalizador de la educación inclusiva

El Día Mundial de los Docentes se celebra el 5 de octubre desde 1994 para honrar a los educadores de todo el mundo. El Día brinda un momento para reconocer las formas en que los docentes están mejorando la educación, pero también es un día para considerar el apoyo que necesitan para utilizar sus habilidades al máximo y reconsiderar el futuro de la profesión en todo el mundo.

«El acceso al desarrollo profesional continuo es crucial para nosotros los docentes, ya que nos permite evolucionar y mejorar nuestro desempeño en las aulas».

Ahlam

Conozca a Ahlam Tlaib, profesora de química en una escuela secundaria de Beit Our El-Foqa, un pueblo al oeste de Ramallah. Ahlam es uno de los alrededor de 2.500 docentes de toda Palestina que participaron en la capacitación sobre Educación Inclusiva impartida por la UNESCO en el marco del Programa Plurianual de Resiliencia (MYRP), financiado por La Educación No Puede Esperar.

Ahlam lleva más de 15 años en la profesión docente. Para ella, la docencia es una de las profesiones más gratificantes. Sin embargo, el acceso limitado al desarrollo profesional continuo y el contexto palestino aumentan el número de obstáculos que enfrentan los docentes palestinos.

Sin embargo, a pesar de las dificultades que enfrentan Ahlam y sus colegas, ella está decidida a seguir mejorando la experiencia educativa de sus alumnos. 

Ahlam, profesora de química de Palestina.

Ahlam. Una maestra de química en Palestina

«A través de la capacitación en Educación Inclusiva de la UNESCO, pude llevar los aprendizajes y las prácticas a mi salón de clases. Estoy utilizando algunas de las prácticas que aprendimos con mis estudiantes con discapacidades y estudiantes con dificultades de aprendizaje y he notado una diferencia positiva en su motivación. y actitud en el aula”.

De acuerdo con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, la UNESCO pretende ayudar a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos, al mismo tiempo que promueve el aprendizaje permanente en pos de un futuro más sostenible y próspero. 

El Día Mundial de los Docentes conmemora el aniversario de la adopción de la Recomendación OIT/UNESCO de 1966 sobre la situación de los docentes , que estableció directrices para los derechos y deberes de los docentes, así como normas para su preparación inicial y educación superior, contratación, empleo, y condiciones de enseñanza y aprendizaje. 

El tema global para 2023 es “Los docentes que necesitamos para la educación que queremos: el imperativo global de revertir la escasez de docentes”, cuyo objetivo es poner la importancia de una profesión docente digna y valorada en lo más alto de la agenda global.

El Día Mundial de los Docentes es organizado conjuntamente por la UNESCO en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), UNICEF y la Internacional de la Educación (IE).

Una escuela en Palestina
Una Escuela en Palestina

“El desarrollo profesional continuo nos permite contribuir a la transformación que se espera en la educación. Recibimos capacitación de vez en cuando, pero debería ser más consistente. La formación nos permite aprender nuevos métodos, técnicas y habilidades de enseñanza. También permiten el aprendizaje entre pares».

“En Palestina, nosotros, como docentes, enfrentamos múltiples desafíos. Por ejemplo, muy a menudo nos encontramos en situaciones en las que tenemos que intentar proteger toda una clase de ataques violentos”.

Fuente de la Información: https://www.unesco.org/en/articles/teachers-continuous-development-catalyst-inclusive-education

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Informe sobre la infancia palestina

Informe sobre la infancia palestina

Por Ramón Pedregal Casanova

Me basta con morir encima de ella, / con enterrarme en ella; / bajo su tierra fértil disolverme, acabar, / y brotar hecha yerba de su suelo; / hecha flor, con la que juegue / la mano de algún niño crecido en mi país. / Me basta con seguir en el regazo de la tierra: / polvo, azahar y yerba.

Poema titulado Me basta con seguir en tu regazo. La autora es la poetisa Palestina Fadwa Tuqán.

«Save The Children» ha presentado su informe el 10 de julio, lo titula: Injusticia: La experiencia de los niños palestinos en el sistema de detención militar israelí, donde se declara que cada año hay una media de entre 500 y 700 niños palestinos que son capturados por las tropas de ocupación sionista y los encierran en las prisiones hasta 11 meses, y más de la cuarta parte los tienen prisioneros más de 1 año, a lo que hay que añadir que 1 de cada 3 niños ha sido detenido más de 1 vez. En los últimos 20 años el total de niños capturados por el sionazismo supera la cifra de 10.000, que han ido a engrosar las filas de los prisioneros.

En el informe se apunta que el 42% de los niños detenidos fueron tiroteados y golpeados, resultando heridos con roturas de huesos.

El 65% han sido capturados tras asaltar sus domicilios en medio de la noche, y las tropas de ocupación neocolonial torturaron e insultaron al 86%.

El 73% fueron obligados a firmar documentos en hebreo, idioma que en su gran mayoría no entiende.

El 69% sufrió violencia sexual.

Se les obligó a estar desnudos mientras sufrían el interrogatorio.

Al 58% no le dejaron comunicarse con su familia.

El 70% fueron llevados a prisiones dentro del territorio del establecimiento sionista, lo que impedía que se les pudiese visitar y así los mantenían más aislados.

El informe denuncia que son trasladados en autobuses abarrotados y son encerrados en jaulas y cajas.

Una vez puestos en libertad se comprueba que las torturas les han causado un daño mental y físico, sufren mareos, insomnio, dolores de cabeza continuos y dolores en órganos y músculos.

Una tercera parte no puede volver a estudiar con normalidad y tiene dificultades de convivencia con familia y entorno.

El sionismo es señalado como enemigo de la justicia en general y concretamente enemigo de la infancia palestina, declara UNICEF, que le exige permitir el seguimiento de la Cruz Roja y de Naciones Unidas.

El ente sionista es denunciado año tras año por la ONU, UNICEF, Save The Children y demás organizaciones relacionadas con la infancia porque la entidad neocolonial viola sistemáticamente la Convención de los Derechos del Niño, la Convención Contra la Tortura y la Convención de Ginebra.

Además de los datos ofrecidos por UNICEF hay en la página de Al Mayadeen un apartado con datos precisos de última hora: el establecimiento sionista desde enero a junio de este 2023 ha metido en prisión a 570 menores palestinos, de los que 29 tienen menos de 12 años. En total un 15% más que en el mismo periodo de 2022. La mayoría de los menores fueron capturados en Al-Quds, en total 435. En este momento hay 160 niños en prisiones sionazis.

Los regímenes burgueses imperialistas que ocultan la persecución a la infancia de Palestina, son los mismos que ocultan su participación en el sostenimiento del neocolonialismo sionazi, principalmente EEUU y la UE, y lo ocultan por que su carácter de clase explotadora como tal, tienen como escudo sus intereses en la obtención de beneficios que sacan de la reconquista de Palestina después de la entrega inglesa a los sionistas, vía ONU, de más de la mitad de Palestina en 1948: los regímenes imperialistas son colaboradores necesarios en el crimen sionazi.

Acompaña la denuncia de UNICEF, Save The Children, ONU y demás organismos internacionales del ataque permanente del sionazismo, y sus encubridores, a la infancia palestina en todas las redes y medios, es solidarizarse con la defensa de la generación más vulnerable, la que en su corazón y en su mente tiene creciendo el futuro en libertad de Palestina.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/informe-sobre-la-infancia-palestina/

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Una familia palestina relata la horrible noche del pogromo de Huwara. Un camino trillado

Una familia palestina relata la horrible noche del pogromo de Huwara. Un camino trillado

Yuval Abraham

Cuando nació su primer hijo hace seis años, Uday Dumeidi y su esposa, Ahlas, decidieron adoptar un gatito pelirrojo. Construyeron una casita en una calle lateral de la ocupada ciudad cisjordana de Huwara [al sur de Nablús], junto a un olivar. Llamaron a su hijo Taym, que proviene de una de las palabras árabes que significan «amor», y a su gata Bousa, que significa «beso». Así es como Dumeidi me contó la historia, temblando, de pie junto a un charco de sangre negra.

La noche del pogromo llevado a cabo por los colonos de Huwara [del 26 al 27 de febrero de 2023], alguien mutiló al gato y lo dejó en el patio de la familia Dumeidi, justo al lado de la habitación de invitados, que quedó completamente calcinada. La noche después del pogromo, Uday Dumeidi y yo conversamos frente a las paredes ennegrecidas y la sangre que se había coagulado en el suelo. Una lata vacía de comida para gatos, una almohada de colores donde había dormido el gato y fragmentos de cristal ensuciaban el suelo. Uday Dumeidi dijo que amaba a los animales desde niño, que sabía comunicarse con ellos. «Son como un espejo de mis emociones», me dijo.

Tras la violencia, el silencio acaparó la ciudad. Pocas personas se atrevían a salir de sus casas. A primera hora del día, caminé por la calle principal hacia la casa de Uday. Había soldados junto a tiendas que habían cerrado, junto a coches quemados y sólo se permitía la entrada de vehículos israelíes en la ciudad, cuya carretera principal sirve de arteria central para los colonos que se desplazan por Cisjordania de norte a sur.

Un coche aminoró la marcha cuando pasé. «¿Qué estás mirando?» oí gritar a una voz desde el interior. Antes de que pudiera responder, dos colonos israelíes saltaron del coche. Sólo cuando dije una palabra en hebreo volvieron a subir al coche y se marcharon.

Según el ayuntamiento de Huwara, los colonos incendiaron al menos 10 casas. Según informes israelíes, 400 colonos participaron en el pogromo, en venganza por el asesinato de Hillel y Yagel Yaniv, dos hermanos que vivían en el cercano asentamiento de Har Bracha. Esta es la historia de una de las familias que sobrevivieron al pogromo.

Afrontar lo que viene después
Todo empezó a las 6 de la tarde, cuenta Uday Dumeidi. Estaba trabajando cuando le llamó su mujer. «Me dijo que estaban entrando en casa. Oí gritos de fondo. Mis dos hijos gritaban por teléfono: ‘Papá ven, papá ven'».

Ahlas, la esposa de Dumeidi, dijo que encerró a sus dos hijos pequeños en el baño. Vio a los atacantes a través de la ventana. Relató los hechos sin detenerse. «Había decenas de colonos fuera, rodearon la casa. Al principio rompieron todas las ventanas. Luego prendieron fuego a trapos empapados en gasolina e intentaron incendiar la casa desde las ventanas. Consiguieron prender fuego a una habitación. La ventana del baño es muy pequeña, así que escondí allí a los niños. Intentaron entrar por la puerta. En ese momento, no sé qué pasó, me quedé petrificada. No podía moverme». En algún momento del ataque, los colonos también intentaron prender fuego a la bombona de gas del patio, con la esperanza de que explotara. Afortunadamente, esto no ocurrió.

Ahlas abandonó Huwara el lunes por la mañana y regresó a casa de sus padres en la ciudad de Salfit [en el centro de Cisjordania]. Se llevó a sus dos hijos, Taym y Jood, que tiene cuatro años, después de que la noche anterior fueran atendidos por inhalación de humo. Desde entonces, han tenido problemas para dormir.

Varias familias de Huwara dijeron que habían trasladado temporalmente a sus hijos a un lugar más seguro, la mayoría a casa de parientes en ciudades más grandes como Nablus y Salfit. Huwara es una pequeña ciudad de la Zona B de Cisjordania, lo que, según los Acuerdos de Oslo, significa que la policía palestina no tiene autoridad en materia de seguridad y no puede actuar sin coordinación con el Ejército israelí. Por lo tanto, son los soldados israelíes quienes deben proporcionar protección a los palestinos en estos lugares. Ha habido suficientes testimonios y pruebas que demuestran que, en la práctica, los soldados son una garantía para los ataques de los colonos. Así que la población palestina se ven obligada a defenderse, a valerse por sí misma.

Conocí a Uday Dumeidi cuando estaba sentado solo en su casa entre cristales rotos. Los miembros de su familia se unieron a él más tarde, para protegerse colectivamente en caso de ser atacados de nuevo.

Aquella noche, Ahlas le llamó varias veces desde Salfit, preocupado por su salud. Cada vez, Uday Dumeidi se disculpaba, miraba hacia otro lado y hablaba en voz baja por teléfono. Le dijo que por el momento estaba en paz. Que estaban preparados para lo que fuera a ocurrir. Le preguntó si había comido, luego le preguntó qué había comido, y sus ojos se llenaron de lágrimas de repente.

«Estás completamente sola».
La noche del pogromo, Uday Dumeidi tardó una hora en llegar a su casa debido a los controles del Ejército. «Estaba en la carretera principal cerca de mi casa en el momento del ataque, pero los soldados no me dejaron pasar», dijo. «Me volví loco. Sólo sé un poco de hebreo. Mi padre estaba conmigo y les gritó en hebreo: ¡Están quemando nuestra casa, hay niños pequeños y mujeres dentro!, pero no nos dejaron pasar».

Uday Dumeidi describió cómo sacó su teléfono para mostrar a los soldados una foto de Jood, que utiliza como salvapantallas. «Pero no tuvieron tiempo de verla, porque llamó mi mujer. Puse el altavoz para que pudieran oírme. Sólo se oían gritos. Recuerdo que oí a alguien [uno de los colonos] gritar en hebreo: Abre, zorra. Fue entonces cuando uno de los soldados me dejó pasar».

Varios otros testigos que resultaron heridos durante el pogromo contaron historias idénticas. Inmediatamente después del ataque, el Ejército impuso el toque de queda en Huwara. El tráfico hacia y dentro de la ciudad fue acordonado por puestos de control. Hacia las 6 de la tarde, cientos de colonos franquearon los puestos de control. Durante al menos una hora, los atacantes prendieron fuego a casas dentro de la ciudad, mientras los soldados permanecían en sus afueras, impidiendo físicamente la entrada a los residentes.

Uday Dumeidi corrió a su casa. El aire estaba viciado por el fuego. Los atacantes se habían dividido en grupos, según los residentes, y se comportaban de forma relativamente organizada. Alrededor de la casa de Uday Dumeidi había 30 personas, un pequeño número de ellas enmascaradas. Algunos llevaban adoquines, cócteles molotov y barras de metal. Otros iban armados con pistolas. Intentaron prender fuego a la casa. Él se les acercó por la espalda.

«Pensé: ¿Cómo voy a entrar así en mi casa? Así que intenté hacerme pasar por uno de ellos. Cogí unas piedras en las manos, me puse una capucha y me puse a su lado. Funcionó. Grité a mi mujer desde la ventana: Estoy aquí, estoy aquí». Entonces se dieron cuenta de quién era yo, es decir, el dueño de la casa. Empezaron a tirarme piedras. La espalda de Dumeidi todavía tiene las marcas de las piedras. Cuando me reuní con él, también cojeaba a causa de los golpes recibidos.

Cuando Uday Dumeidi se acercó a su casa, vio a su madre inconsciente junto a la puerta de la casa contigua, donde vive con su abuela. Inmediatamente cruzó el patio hasta la casa contigua, para encontrar a su abuela en el salón.

«Tiene 87 años y padece una enfermedad neurológica. Estaba tumbada en el suelo del salón, temblando, y le salía algo de la boca, como espuma. Tenía los ojos abiertos, pero no se le veían las pupilas. No hablaba. No sé cómo describir lo que sentí. ¿Adónde tenemos ir [para ayudar] a mi madre, a mi abuela, a los niños? Mientras cuido a mi madre, veo a los colonos rompiéndo todo desde fuera. Estás completamente solo y tienes que protegerte».

Un mecanismo bien perfeccionado
Dos testigos presenciales palestinos afirmaron que, mientras tanto, varios soldados israelíes permanecían junto a los colonos. «Se limitaban a mirar», confirmó Udy Dumeidi.

En un momento dado, cuando otros familiares y vecinos llegaron a la casa, los palestinos empezaron a arrojar piedras, tazas y otros utensilios de cocina a los colonos. Los soldados empezaron entonces a empujar a los colonos hacia atrás mientras disparaban granadas de gas lacrimógeno a los palestinos, antes de que uno de los soldados abriera fuego contra los residentes. Según testigos y el dispensario local de Huwara, cuatro palestinos resultaron heridos de bala mientras defendían su casa familiar; tres recibieron disparos en la pierna y uno en el brazo.

Se trata de un modelo bien ensayado que se repite en ataques similares en toda Cisjordania. Un grupo de colonos israelíes invade un pueblo y cuando los habitantes les lanzan piedras los soldados disparan contra los palestinos para proteger a los israelíes atacantes. De este modo, el ataque se prolonga y a veces resulta mortal.

Desde 2021, el fuego del Ejército ha matado al menos a cuatro palestinos en pueblos del norte de Cisjordania en ataques probados de colonos enmascarados: Muhammad Hassan, de 21 años, en Qusra; Nidal Safdi, de 25 años, en Urif; Hussam Asaira, de 18 años, de Asira al-Qabilyia; y Oud Harev, de 27 años, en Ashaka. No sería de extrañar que Sameh Aqtesh, muerto durante los actos violentos del domingo por la noche en Huwara, falleciera en circunstancias similares, aunque los detalles exactos de su muerte aún no se han aclarado del todo.

Los vecinos que acudieron en ayuda de Uday Dumeidi consiguieron finalmente repeler a los atacantes. Los colonos quemaron una habitación y robaron relojes, un televisor y un ordenador portátil. «Se lo llevaron todo, y el último que salió quemó la habitación». Cuando la familia salió, encontró a su gato, Bousa, mutilado.

¿No es una pena morir así?
Ya entrada la noche, mientras caminaba hacia mi coche para regresar a Jerusalén, oí silbidos procedentes de uno de los tejados. Un grupo de 10 hombres palestinos estaban en el tejado de una casa en la que habían destrozado todas las ventanas y me hacían señas para que tuviera cuidado. Me dijeron que caminara despacio en su dirección porque habían visto desde el tejado que los colonos acababan de entrar de nuevo en el pueblo. Alguien bajó, abrió una puerta cerrada con candado y me llevó arriba. Me ofrecieron esperar con ellos hasta que pasara el tumulto y me dijeron que esperaban que no quemaran mi coche, que estaba aparcado en la carretera principal.

En el techo vi dos contenedores llenos de piedras y algunas hondas. El grupo explicó que durante el pogromo nadie pudo llegar a tiempo para proteger sus casas, lo que explica por qué los colonos pudieron hacer tanto daño. Unos 15 familiares y vecinos viajaron durante una hora por carreteras sinuosas desde Nablus para sortear los controles del ejército y llegar a Huara. Es importante estar aquí juntos como una familia por si pasa algo, me dijeron.

Estaba oscuro. Alguien me ofreció un abrigo. Los tejados que nos rodeaban también estaban ocupados por familias que observaban. Esperando. Abajo, en la tranquila calle principal, brillaban luces blancas. Arriba había una alta montaña, con una estructura redonda encima y, en su cima, una fina franja de luz. Son las casas del asentamiento de Yitzhak. De repente parpadeó un teléfono. Alguien recibió un mensaje. «Ha habido un atentado en Jericó, hay víctimas». Otra persona me preguntó si era cierto que había manifestaciones en Israel contra el pogromo.

Al enterarse de que yo era judío, el hombre de más edad del grupo se acercó a mí y me dijo en un hebreo fluido: «¿Qué sentido tiene? Toda esta gente muriendo, en nuestro bando y en el vuestro. ¿No es una vergüenza morir así, por una tierra? Nuestro destino es vivir aquí juntos». Dijo que había trabajado toda su vida en Israel, que había participado en grupos de diálogo y que era necesaria una paz real, con igualdad y respeto para su pueblo, que vive como súbdito de segunda clase controlado por el Ejército, con tarjetas de identidad verdes» [expedidas por el poder policial israelí].

Un joven que estaba a su lado sonrió. Luego me dijo en árabe: «Mira, mira», mientras cogía una piedra, la colocaba en la honda y la lanzaba. La piedra se estrelló contra las paredes de un tejado. Me ofreció un cigarrillo. Intenté romper el hielo diciendo que parecía que pronto habría una guerra. «Me gustaría», contestó despreocupado.

Resultó que teníamos exactamente la misma edad. Pero nunca ha salido de Cisjordania. Nunca ha visto el mar ni ha visitado Jerusalén. Su padre fue encarcelado durante la segunda Intifada [de septiembre de 2000 a 2004/2005] y desde entonces toda la familia está en la lista negra del Shin Bet, lo que significa que no pueden obtener permisos y los soldados les paran de vez en cuando en los puestos de control. Apenas sabía hebreo. Como todos los jóvenes que esperaban allí, vigilantes en el tejado, forma parte de una generación nacida en el régimen de los diferentes permisos concedidos por Israel y a la sombra del muro de separación.

Hablamos durante una hora sobre la violencia. Dijo que había aumentado desde la elección del nuevo gobierno, pero que siempre había estado ahí. Habló de su frustración con la Autoridad Palestina, que «hace todo lo que Israel le pide» y no hace más que mantener la ocupación; y de cómo espera que algo cambie ya -aunque sea una guerra- a ver si hay un cambio. Me habló de un amigo suyo al que unos soldados dispararon por tirar piedras. Desde entonces, siente una rabia que no puede quitarse de encima.

Debajo de nosotros, un grupo de colonos con banderas israelíes intentó entrar de nuevo en Huwara. Esta vez los soldados se lo impidieron. En este tejado, al menos, la noche transcurrió tranquila. (Artículo publicado en el sitio web israelí +972, el 2/03/; traducción al francés de A l’Encontre)

Yuval Abraham es periodista y activista y vive en Jerusalén. Una versión de este artículo se publicó por primera vez en Local Call en hebreo.

Traducción: viento sur

 

Fuente de la Información: https://vientosur.info/una-familia-palestina-relata-la-horrible-noche-del-pogromo-de-huwara-un-camino-trillado/

 

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Para combatir a la derecha israelí hay que volver a aprender los fundamentos de la solidaridad

POR: OREN ZIV

Pocos días después de que estuviera claro que el electorado israelí había elegido un gobierno supremacista judío de extrema derecha, hablé con varios activistas palestinos que estaban recogiendo aceitunas en la Cisjordania ocupada. A pesar del ambiente decaído que impera en la izquierda en Tel Aviv, donde vivo, ni uno solo de los activistas con que hablé mostró algún signo de estar deprimido. Nadie dijo que pensaba abandonar el país para irse a Berlín, y sobre todo, nadie se planteaba abandonar las protestas, el boicot a Israel o la resistencia activa a la ocupación por otros medios.

Entre ellos había algunos que habían estado encarcelados durante un tiempo en Israel, mucho antes de que apareciera en escena [el diputado de extrema derecha] Itamar Ben Gvir. Hubo quienes expresaron su temor de que el nuevo gobierno fuera peor, mientras también se preguntaban si habría alguien en la comunidad internacional que pudiera negar ahora que Israel es un Estado fascista.

Por otro lado, no resulta difícil entender por qué el reciente triunfo electoral de Ben Gvir despierta temores entre muchas personas judías israelíes, pues hasta ahora han estado relativamente protegidas frente a políticas que afectan a grupos indeseables, sobre todo palestinos. Pero antes de empezar a formular un plan más amplio sobre el trato a dar al nuevo gobierno, la izquierda ha de recuperar los fundamentos de la resistencia y la solidaridad, no solo contra Ben Gvir, sino también contra el supremacismo judío, el colonialismo y la apartheid, que ya existen desde mucho antes que el líder de Otzma Yehudit.

Debemos estar al lado de quienes más sufrirán las consecuencias de su política, no para cambiar o reforzar la izquierda, sino porque combatir la injusticia es lo que hay que hacer. En este ambiente tan extremo, la solidaridad es el paso fundamental, y a veces el único, que es preciso dar.

Al menos en un futuro previsible, el cambio no vendrá del parlamento. De ahí que la gente judía israelí tiene que inspirarse en grupos de acción directa como Anarquistas Contra el Muro, Ta’ayush y otras organizaciones que han actuado contra la ocupación durante más de 20 años. Ya sea documentando ataques de colonos, demoliciones de viviendas y actos de violencia cotidianos por parte del ejército; acompañando a pastores y agricultores que sufren la violencia y el acoso por parte del ejército y de los colonos; o manifestándose en solidaridad con la gente palestina amenazada de expulsión y sustitución por colonos, estos grupos han ayudado a sentar un precedente de cómo la población judía debe alzarse contra la opresión israelí.

El nuevo gobierno también ha dejado clara su intención de promover terapias de conversión e implementar otras medidas draconianas contra la comunidad LGBTQ y en particular contra la comunidad trans. Actuará del mismo modo contra las y los solicitantes de asilo africanas. En estas luchas también hay organizaciones que han estado combatiendo durante años y que más que nunca necesitan un apoyo masivo.

Además de participar en manifestaciones u otras actividades, la izquierda debe adoptar la mentalidad de una minoría oprimida, como dijo el profesor israelí Idan Landau el día después de las elecciones. Los judíos israelíes que se oponen a la ocupación y al supremacismo judío no son más que un puñado. Esta es la realidad.

A los ojos de muchas personas de centroizquierda sionista, la victoria de Netanyahu, el ingreso en el gobierno de los kahanistas y la posibilidad de que se altere la composición de Tribunal Supremo supone un paso más en la erosión de supuestos valores liberales (por mucho que estos valores no existan más que en las mentes de quienes perdieron las elecciones), lo que comportará un cambio drástico en sus vidas. Aunque es improbable que Ben Gvir y Netanyahu intenten de inmediato poner coto a los desfiles del Orgullo en todo el país o cerrar los bares en sabbat, muchas personas del espacio liberal sienten que ya no reconocen a su país. A medida que entren en vigor nuevas políticas draconianas, este sentimiento puede intensificarse y hace que la gente salga a la calle para protestar.

Es posible que el nuevo gobierno se cuide mucho de soliviantar al público judío israelí laico. Sin embargo, es probable que veamos una intensificación de los ataques a la población palestina de Israel, así como un intento de impedir que sus representantes políticos accedan al parlamento. Esto comenzará con la inhabilitación del partido palestino Balad en las próximas elecciones, así como con ataques a las autoridades locales árabes, a activistas palestinos en los campus universitarios y a quienes traten de promover cooperaciones entre judíos y árabes en torno a cualquier asunto. Se impulsarán grupos de milicianos justicieros en las llamadas ciudades mixtas para que se tomen la justicia por su mano y se pondrá el punto de mira en los poblados no reconocidos en el Néguev con la excusa de luchar contra el crimen. Docentes y funcionarias que se desvíen de la línea oficial se enfrentarán a castigos cada vez más severos.

Ante esta situación, incluso la decisión de abandonar el país es legítima. Un votante de derechas, que celebraba la victoria de su bloque, me ha dicho a comienzos de esta semana que si tuviera mi edad, se iría. Quienquiera que no pueda o no desee irse al extranjero debería pensar a fondo cómo va a resistir y qué riesgos se dispone a correr. No hace falta establecer comparaciones con la Alemania de 1933. Basta con ver qué ocurre actualmente con activistas antigubernamentales en Turquía, Hungría o Irán.

El mes pasado, un grupo de colonos armados me amenazaron con romper mi cámara con un hacha y me tiraron piedras bajo la mirada de unos soldados. Agentes de policía abrieron fuego contra mi vehículo a la salida del poblado palestino de Nabi Saleh, y miembros de la “juventud en la cima” dañaron mi coche y los coches de otros periodistas y activistas durante la recogida de olivas en Cisjordania. Esto, por supuesto, no es una tendencia nueva, pero está claro que las cosas solo van a empeorar.

Con todo, en la realidad actual todo acto de resistencia es crucial y nos recuerda a todas y todos que no estamos solas en la lucha.

20/11/2022

+972 magazine

Traducción: viento sur

Fuente de la información e imagen:  https://vientosur.info

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Israel sigue impune en su invasión sobre tierra Palestina, dejando un reguero de fallecidos

Israel sigue impune en su invasión sobre tierra Palestina, dejando un reguero de fallecidos

Israel ha perpetrado durante 2022 la mayor matanza de niños palestinos en Cisjordania desde 2006, algo que la Representante Especial del Secretario General de la ONU para la cuestión de los niños y los conflictos armados, Virginia Gamba, declaró ser consciente al respecto.

Según la información de los medios Gamba expresó su indignación ante tales crímenes en una reunión con el ministro palestino de Asuntos Exteriores, Riyad Al-Maliki, en Ramala.

En este sentido la problemática es un hecho recurrente y año a año, con tal de amedrentar a la población.

Ya en 2013 el Comité de los Derechos del Niño manifestó su «gran preocupación por el hecho de que los niños de los dos bandos en conflicto sigan resultando heridos o muertos, constituyendo los niños que viven en los territorios palestinos ocupados un porcentaje desproporcionado de esas víctimas».

“La guerra emprendida por Israel contra la resistencia palestina, que se manifiesta en particular por el aumento de las incursiones militares, a menudo nocturnas, así como por los ataques directos contra los palestinos, se libra también contra los niños, en una lógica de aterrorizar a toda la población”, explican desde La Haine.

También el pasado mes de agosto Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se pronunció en este sentido, tras una semana precedida por el asesinato de 19 niños.

En estas incursiones militares en suelo palestino Israel viola los derechos de los niños en cuanto a la dificultad que estos tienen para el acceso a la educación, agua, servicios básicos, etc.

Fuentes consultadas:

https://www.servindi.org/actualidad-noticias/26/12/2022/2022-termina-siendo-el-ano-con-mas-ninos-palestinos-asesinados-por

https://contrainformacion.es/2022-termina-siendo-el-ano-con-mas-ninos-palestinos-asesinados-por-israel/

Red Latina Sin Fronteras

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/israel-sigue-impune-en-su-invasion-sobre-tierra-palestina-dejando-un-reguero-de-fallecidos/

 

 

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El triunfo del día de la Nakba: cómo la ONU está corrigiendo un error histórico

Por The Palestine Chronicle

El próximo Día de la Nakba será conmemorado oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 15 de mayo de 2023. La decisión de la institución democrática más grande del mundo es significativa, si no un cambio de juego.

Durante casi 75 años, la Nakba palestina , la ‘catástrofe’ provocada por la limpieza étnica de Palestina por parte de las milicias sionistas en 1947-48, ha sido el epicentro de la tragedia palestina, así como de la lucha colectiva palestina por la libertad.

Hace tres décadas, concretamente tras la firma de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la dirigencia palestina en 1993, la Nakba prácticamente dejó de existir como variable política relevante. Se instó a los palestinos a superar esa fecha ya invertir sus energías y su capital político en un objetivo alternativo y más «práctico», el regreso a las fronteras de 1967.

En junio de 1967, Israel ocupó el resto de la Palestina histórica (Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza), lo que provocó otra ola de limpieza étnica.

Con base en estas dos fechas, las animadoras occidentales de Oslo dividieron a los palestinos en dos campos: los ‘extremistas’ que insistieron en la centralidad de la Nakba de 1948 y los ‘moderados’ que acordaron cambiar el centro de gravedad de la historia y la política palestina a 1967. .

Tal revisionismo histórico impactó cada aspecto de la lucha palestina: dividió a los palestinos ideológica y políticamente; relegó el derecho al retorno de los refugiados palestinos, consagrado en la Resolución 194 de la ONU; ahorró a Israel la responsabilidad legal y moral de su establecimiento violento sobre las ruinas de Palestina, y más.

El destacado historiador palestino de la Nakba, Salman Abu Sitta, explicó en una entrevista hace unos años la diferencia entre la llamada política pragmática de Oslo y la lucha colectiva de los palestinos como la diferencia entre ‘objetivos’ y ‘derechos’. Los palestinos “no tienen ‘objetivos’… (sino) derechos”, dijo. “… Estos derechos son inalienables, representan la línea roja inferior más allá de la cual no es posible ninguna concesión. Porque hacerlo destruirá su vida”.

De hecho, alejar la centralidad histórica de la narrativa de la Nakba fue equivalente a la destrucción misma de las vidas de los refugiados palestinos, como ha sido trágicamente evidente en Gaza, Líbano y Siria en los últimos años.

Mientras los políticos de todos los bandos relevantes seguían lamentando el proceso de paz ‘estancado’ o incluso ‘muerto’, a menudo culpándose unos a otros por esa supuesta calamidad, se estaba produciendo un tipo diferente de conflicto. Por un lado, los palestinos comunes junto con sus historiadores e intelectuales lucharon para reafirmar la importancia de la Nakba, mientras que los israelíes continuaron ignorando casi por completo el evento trascendental, como si no tuviera consecuencias para el presente igualmente trágico.

La ‘ Gran Marcha del Retorno ‘ de Gaza (2018-2019) fue posiblemente la acción palestina colectiva y sostenible más significativa que intentó reorientar a la nueva generación en torno a la fecha de inicio de la tragedia palestina.

Más de 300 personas, en su mayoría de la tercera o cuarta generación posterior a la Nakba, fueron asesinadas por francotiradores israelíes en la valla de Gaza por exigir su derecho al retorno. Los hechos sangrientos de esos años fueron suficientes para decirnos que los palestinos no han olvidado las raíces de su lucha, ya que también ilustraron el miedo de Israel a la memoria palestina.

El trabajo de Rosemary Sayigh sobre la exclusión de la Nakba del género traumático, y también el de Samah Sabawi, demuestran, no solo la complejidad del impacto de la Nakba en la conciencia colectiva palestina, sino también la continua negación, si no borrado, de la Nakba desde los discursos académicos e históricos.

“El evento traumático más significativo en la historia palestina está ausente del ‘género del trauma’”, escribió Sabawi en el volumen publicado recientemente, Nuestra visión para la liberación .

Sayigh argumentó que “la pérdida del reconocimiento de los derechos (de los refugiados palestinos) al pueblo y al estado creado por la Nakba ha llevado a una vulnerabilidad excepcional a la violencia”, siendo Siria el ejemplo más reciente.

Israel siempre fue consciente de esto. Cuando los líderes israelíes aceptaron el paradigma político de Oslo, entendieron que eliminar la Nakba del discurso político de los líderes palestinos constituía una gran victoria para la narrativa israelí.

Gracias a los palestinos comunes, aquellos que se han aferrado a las llaves y las escrituras de sus hogares y tierras originales en la Palestina histórica, la historia finalmente se está reescribiendo, volviendo a su forma original y precisa.

Al aprobar la Resolución A/77/L.24, que declaró el 15 de mayo de 2023 como el ‘Día de la Nakba’, la AGNU ha corregido un error histórico.

El embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, entendió correctamente la decisión de la ONU como un paso importante hacia la deslegitimación de Israel como ocupante militar de Palestina. “Trate de imaginar a la comunidad internacional conmemorando el Día de la Independencia de su país calificándolo de desastre. Qué vergüenza”, dijo .

En los comentarios de Erdan y otras respuestas de los funcionarios israelíes no se encuentra el mero indicio de responsabilidad política o incluso moral por la limpieza étnica de más de 530 pueblos y aldeas palestinas, y la expulsión de más de 750.000 palestinos, cuyos descendientes ahora se cuentan en millones de refugiados. .

Israel no solo invirtió décadas en cancelar y borrar la Nakba, sino que también la criminalizó al aprobar lo que ahora se conoce como la Ley Nakba de 2011.

Pero cuanto más se involucra Israel en esta forma de negacionismo histórico, más luchan los palestinos para reclamar sus derechos históricos.

El 15 de mayo de 2023, el Día de la Nakba de la ONU representa el triunfo de la narrativa palestina sobre la de los negacionistas israelíes. Esto significa que la sangre derramada durante la Marcha del Retorno de Gaza no fue en vano, ya que la Nakba y el Derecho al Retorno vuelven a estar ahora en el centro de la historia palestina.

Fuente de la información e imagen:  https://nuevarevolucion.es

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El Ejército israelí asesinó a una adolescente palestina en Cisjordania

Fue en la ciudad de Jenín donde las tropas israelíes ingresan periódicamente para perseguir y asesinar palestinos en la Cisjordania ocupada. La joven de 16 años fue asesinada de cinco disparos durante una incursión del Ejército. Al menos 150 palestinos fueron asesinados este año en el marco de la ocupación israelí.

Una adolescente palestina fue asesinada durante una redada del Ejército israelí en Jenín, una zona de Cisjordania ocupada por Israel que ha venido siendo hostigada periódicamente por las tropas israelíes en los últimos meses.

Jana Zakarna, de 16 años, recibió anoche un disparo en la cabeza (y al menos cuatro en el cuarpo) durante la represión desatada por las redadas que realizan las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) casi a diario en Cisjordania. Jenín en particular es uno de los lugares donde más ha crecido la resistencia a las fuerzas de ocupación y también donde han emergido distintas organizaciones, muchas de ellas formadas por jóvenes, que no responden a la dirección palestina colaboracionista de Al Fatah y la Autoridad Palestina. Es por esto que Israel realiza ataques sistemáticos sobre Jenín para amedrentar a los habitantes y asesinar a quienes resisten a la ocupación.

La adolescente estaba en el tejado de su casa en el barrio donde se produjo la incursión del ejército israelí y fue hallada muerta tras la retirada de las tropas israelíes, informó la agencia de noticias oficial palestina Wafa. Además, otros tres palestinos resultaron heridos por disparos del Ejército israelí en Jenín. Ambos fueron hospitalizados en condiciones moderadas y leves, indicó por su parte la Media Luna Roja palestina.

En una entrevista con la estación de radio Radio Ashams con sede en Nazaret, el tío de Zakaran dijo hoy que Jana escuchó disparos y subió al techo para ver qué estaba pasando.

Según el tío, Jana recibió un golpe en la cabeza pero en el hospital identificaron al menos cuatro heridas de bala más en su cuerpo.

En una conversación que mantuvo hoy con el medio israelí Haaretz, el tío destacó que la familia niega que Jana subiera al techo para fotografiar la actividad militar en la zona. Según él, tan pronto como llegó a la escena, encontró a Jana muerta sin teléfono ni equipo de filmación.

Las distintas facciones palestinas en el campo de refugiados y la ciudad de Jenín señalaron que van a conmemorar la muerte de Zakarna, tras el funeral que tiene lugar este lunes.

La intensificación de la violencia del Ejercito de ocupación israelí este año se cobró la vida de al menos 150 palestinos en Cisjordania, Israel y la ciudad disputada de Jerusalén. La cifra incluye más de 40 palestinos muertos en la zona de Jenín durante operativos de las fuerzas israelíes.

Junto a los asesinatos también creció una resistencia contra el Estado de Israel, el Ejército y los colonos. Israel ocupa Cisjordania y Jerusalén este desde la llamada guerra de los seis días de 1967. Por su parte mantiene a la Franja de Gaza asediada y bloqueada por tierra, aire y mar, donde viven hacinados dos millones de personas en lo que muchos definen como la más grande prisión a cielo abierto.

Fuente de la información e imagen:  https://www.laizquierdadiario.mx

 

 

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