Page 31 of 78
1 29 30 31 32 33 78

Desigualdades inaceptables

Por: Luis Armando González.

La situación actual del país se caracteriza por varias dinámicas no sólo políticas, sino también socio-culturales y medioambientales. En este último rubro, las intensas lluvias que azotan al país –principalmente, aunque no únicamente, en su zona costera— están poniendo en evidencia las críticas condiciones de vulnerabilidad en que viven miles de familias salvadoreñas.

Esas condiciones son un recordatorio hiriente de que en El Salvador existen graves desigualdades de carácter social y económico que no han sido resueltas, y que reclaman urgentemente su atenuación y, por qué no, su erradicación. Esto último exige reformas profundas en el modelo económico y en la forma cómo se distribuye y se concentra la riqueza, lo cual sus beneficiarios directos han logrado sacar del debate público (a partir de una estrategia mediática de largo aliento, que comenzó a operar desde finales de los años ochenta, pero de modo abierto y exitoso desde los años noventa).

Parte de su éxito ha consistido en hacer de los “vicios” del aparato político –la corrupción, en primer lugar, pero también el uso ineficiente los recursos y su carga laboral— el causante de todos los problemas sociales y económicos del país, obviando el papel que el sector empresarial juega, para bien y para mal, en la estructuración de la sociedad.

Cuando los desastres afectan primordialmente a los más pobres, algo anda mal en la estructuración social y económica de la sociedad; y la razón de ello se tiene que buscar en la concentración extremadamente inequitativa de la riqueza, de lo cual se derivan desigualdades inaceptables en seguridad, bienestar e integración social.

El aparato político, en una democracia, debería obrar para que aquella concentración sea disminuida, mediante mecanismos de distribución de la riqueza que generen condiciones de bienestar y seguridad para la mayor parte de la sociedad. Si las desigualdades originadas en la estructura económica no se atacan frontalmente, países como el nuestro siempre condenarán a la mayor parte de sus miembros a vivir indignamente.

Lo anterior repite una lección que Monseñor Oscar Romero dio a la sociedad salvadoreña –a su oligarquía y a sus militares—en los años setenta y hasta el 24 de marzo de 1980. Es una lección que, gracias a las argucias mediáticas de la derecha, ha sido relegada al olvido interesado; y de este olvido son partícipes incluso quienes se dicen seguidores Monseñor Romero.

En el marco del acontecimiento socio-cultural más significativo de la historia reciente de El Salvador, como lo es la canonización del Arzobispo mártir, es oportuno rescatar su denuncia de los males estructurales del país, es decir, lo que él definió en una de sus Cartas Pastorales como “violencia estructural”, raíz de otros tipos de violencia. Esos males siguen vigentes, generando otras violencias, y golpeando a los más pobres y excluidos de la sociedad.

Los “dioses del poder y del dinero” siguen siendo adorados por quienes concentran la riqueza en El Salvador. Que casi nadie hable de ellos –sólo unos cuantos sociólogos y unos pocos, muy pocos, economistas— no quiere decir que hayan dejado de existir, o que su influencia en los destinos del país sea nimia. Para nada: los ricos más ricos de El Salvador –principalmente los amos de las finanzas— han sido y son determinantes en la configuración de la realidad nacional, especialmente en sus desigualdades estructurales.

Usar –y haber impuesto— el discurso “anticorrupción” para ocultar la naturaleza de esas desigualdades estructurales supone un triunfo ideológico extraordinario de la derecha salvadoreña. Es un reto, en quienes se dicen cultivadores del “pensamiento crítico”, la tarea de desmontar esa y otras elaboraciones ideológicas de la derecha –como la “antipolítica”, el “emprendedurismo” y el “nuevo generacionismo”, entre otros— que nublan la vista y bloquean la capacidad de razonamiento.

Como quiera que sea, honrar y celebrar a Monseñor Romero es hacer propia esa capacidad suya de razonar críticamente sobre los ejes configuradores de la realidad nacional. El impacto social y cultural que ello tendría sería en verdad extraordinario; quizás así la sociedad salvadoreña –o al menos sectores significativos suyos—comenzaría a comprometerse decididamente en la construcción de un proyecto de nación distinto, por justo y por inclusivo, del existente.

Y es que sin virajes culturales profundos, que replanteen o reemplacen los valores, las creencias y los hábitos vigentes, es imposible que una sociedad emprenda nuevos derroteros.

El Salvador está aún a la espera de un viraje cultural de envergadura, un viraje que permita superar la cultura neoliberal globalizada, con arraigos autoritarios y conservadores de larga data, y de pie a una matriz cultural humanista, tolerante, libre, responsable con el bien público y activa en lo político en función del bienestar colectivo. Se trata de algo difícil, pero no imposible. Más aún, se trata de algo posible y necesario, pues de lo contrario nunca tendremos un país en el que dé gusto vivir.

En un nuevo marco cultural, muchas de las cosas que ahora hacemos, importantes, pero que han perdido sentido –como las elecciones— cobrarán un nuevo significado. Y ello, al menos, porque los ciudadanos tendrán mejores criterios para discernir acerca de la calidad y capacidad de quienes piden su voto.

Hoy por hoy –a juzgar por los resultados de las encuestas de opinión— esos criterios son sumamente pobres. Los cantos de sirena, la pose y el desplante, la arrogancia y el “me vale todo porque soy yo” gozan de amplia aceptación entre sectores amplios de la sociedad.

La contracara de ello es la incapacidad para detectar filiaciones ideológicas, intereses reales, trayectorias políticas (y, ahí donde aplica, empresariales), alianzas y compromisos, etc., que son los que en definitiva condicionarán el quehacer político efectivo de quien resulte electo presidente en 2019.

En fin, una cosa es aprender a leer críticamente la política (y la economía, y la cultura, y la sociedad) y otra bien distinta dejarse llevar por creencias, valoraciones y percepciones impuestas por entornos mediáticos (y también religiosos, empresariales y universitarios) que tienen como finalidad enturbiar la capacidad de razón de las personas para así manipularlas mejor. Mientras la gente se “deje llevar” –ya sea que se trate de gente popular o de gente que procede de la “academia”— estará lejos de haber asimilado una pizca siquiera del legado crítico de Monseñor Romero.

Fuente del artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/195798

Comparte este contenido:

Nuevo hito en gesta alfabetizadora en El Salvador

Centro América/El Salvador/01 Noviembre 2018/Fuente: Prensa Latina
La Paz avanza hoy en su objetivo de ser declarado el primer departamento de El Salvador libre de analfabetismo, tras erradicar dicho flagelo en el municipio de San Luis Talpa.
La cruzada alfabetizadora impulsada por el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén, alcanzó un nuevo hito al alfabetizar a 110 de los 262 municipios de esta nación centroamericana, con el apoyo crucial del voluntariado.

De hecho, en San Luis Talpa laboraron una treintena de policías egresados de la Academia Nacional de Seguridad Pública, comprometidos con esta otra manera de combatir el crimen, pero mediante la prevención.

Francisco Castaneda, viceministro de Educación, reconoció que la tarea es difícil pero posible, inspirados en el llamado del ‘Profesor’ Cerén de alfabetizar hasta el último rincón del país.

Según el censo del Programa Nacional de Alfabetización, en San Luis Talpa aprendieron a leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas 751 personas mayores de 15 años, el 97.53 por ciento de los analfabetos.

Para conseguirlo fue fundamental la participación de 151 voluntarios como facilitadores de la metodología diseñada por pedagogos de Cuba, que además supervisaron el proceso y garantizaron su calidad.

Mediante círculos de alfabetización en cantones y escuelas de La Paz se hizo realidad el sueño de superación imposible para muchos antes de la llegada al poder del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Así, en 19 de los 22 municipios de ese sureño departamento ya ondea la bandera de territorio libre de analfabetismo, y en este mes está prevista la declaratoria en San Francisco Chinameca, Zacatecoluca y Olocuilta.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=224876&SEO=nuevo-hito-en-gesta-alfabetizadora-en-el-salvador
Comparte este contenido:

El Salvador según los ideales de San Romero

Por: Luis Armando González. 

El día ayer, en las vísperas de canonización de Monseñor Óscar Arnulfo Romero –y con motivo de tan extraordinario acontecimiento— el Presidente Salvador Sánchez Cerén dirigió un mensaje a la nación, en el cual, en una de sus partes medulares, dijo lo siguiente:

San Romero de América continúa alentando las esperanzas de los pueblos. Su identificación con las poblaciones más vulnerables, su enérgico rechazo a la violencia, su valiente defensa de las víctimas son ejemplos para millones de personas que luchan por la dignidad humana… La mejor forma de honrar a San Romero es mantener vivo su mensaje de amor y paz en nuestras acciones. En sus palabras encontramos la fortaleza para ser mejores y avanzar en el camino de la paz y el bienestar de todos los ciudadanos.

Su canonización convoca a toda nuestra sociedad a una profunda reflexión para comprender que es urgente un ¡Basta ya! a la violencia, que tanto sufrimiento provoca a muchas familias. A eso nos llama hoy San Romero, a un cambio de conducta, a sumar esfuerzos para que nuestras comunidades avancen en convivencia y con tolerancia, poniendo en práctica una nueva cultura de paz basada en el respeto a la vida, a las diferencias y a los derechos humanos”.

Ese texto condensa lo que para una gran mayoría de personas –creyentes y no creyentes— es el mensaje esencial de Monseñor Romero, quien desde el 14 de octubre de 2018 se ha convertido San Romero de América. Al transmitir ese mensaje, el Presidente Sánchez Cerén no sólo se puso en sintonía con los ideales fundamentales de San Romero, sino también en sintonía con las aspiraciones de figuras católicas de primer nivel –como el Papa Francisco, el Cardenal Gregorio Rosa Chávez y el Nuncio Apostólico, Monseñor Santo Gangemi— que, guiados por los ideales y el ejemplo del santo salvadoreño, han hecho llamados para trabajar por la paz, la justicia y la vida en El Salvador.

Y es que el desafío por edificar un país sin violencia, con justicia, sin desigualdades hirientes y con un pleno respeto a la dignidad humana sigue siendo tan actual y urgente, como lo fue en tiempos de San Romero. Eso no podrá hacerse sin un vuelco radical en los ejes configuradores de la realidad nacional: la economía, la política y la cultura.

En algunos ambientes se escucha decir que debemos edificar un país según el corazón de Dios. Para los que no son creyentes –lo cual no quiere decir que sean malas personas, que no tengan ideales o que no deseen trabajar un El Salvador distinto al actual— la apelación al “corazón de Dios”, como fuente orientadora, escapa a sus pretensiones o, más aún, no tiene ninguna fuerza para desencadenar, en ellos, un compromiso cívico o para delinear un proyecto social, cultural, político y económico, viable y realista, y para lo cual son herramientas imprescindibles el conocimiento científico, y sus aplicaciones tecnológicas, y una sólida base moral que no debe agotarse, aunque se nutra de su riqueza, en fuentes morales de procedencia religiosa.

Por otro lado, para los creyentes cristianos –sobre todo esos a los que no les son ajenas las enseñanzas de la teología negativa— la pretensión de querer conocer a Dios –su voluntad y deseos, que tiene corazón y que hay algo inscrito en ese corazón— no es más que un ejemplo de la soberbia humana y, por qué no, también de la inevitable ignorancia que se deriva de la inaccesibilidad a ese misterio en que consiste lo absolutamente absoluto.

Más prudente sería decir que, en el caso concreto de nuestro país –con su historia, condicionamientos, estructuras de poder, formas de convivencia y cultura—, una figura como San Romero podría convertirse en ese desencadenante de un proceso de transformación de El Salvador, en sus estructuras fundamentales, para lo cual –como punto de partida— no debería perderse de vista la integralidad de su trayectoria de vida y su legado, es decir, se trataría de mantenerlo vigente, actuante y operativo, como “Monseñor Romero”. La tentación de afirmar que el país debería ser edificado según el “corazón de Monseñor Romero” se impone casi automáticamente.

Pero es una tentación a la que –por lo menos en estas líneas— no hay que ceder. Por un lado, la noción está fuertemente teñida de romanticismo y sentimentalismo, lo cual fácilmente puede conducir, en el caso de Romero, a una espiritualización de su vida y legado. Por otro lado, la noción es heredera de una visión que pone al corazón (y a su lugar en el cuerpo) como centro de la voluntad y decisiones morales de las personas.

Por eso se dice de una persona que hace el mal que “no tiene corazón”; o también, cuando se quiere respaldar la solidez moral de una afirmación, se dice “te lo digo con el corazón en la mano” o “te lo digo desde el fondo de mi corazón”. En realidad, lo correcto sería decir “te lo digo desde mi cerebro”, pero hasta ahora el corazón sigue teniendo la primacía como fuente de las decisiones (y compromisos) más firmes y profundas.

Pero ciertamente, no sólo el cerebro de Monseñor Romero estuvo en la base de sus decisiones y opciones más reflexivas, sino todo su cuerpo, sus sentidos, sus emociones y sus sentimientos. Aunado todo ello a sus conocimientos filosóficos y teológicos, a su cultura –tejida a partir de sus orígenes familiares en Ciudad Barrios—, a sus gustos musicales, a sus conocimientos históricos, políticos, económicos, sociológicos, a su experiencia con las víctimas de la violencia, a las tensiones eclesiales que enfrentó, a sus lecturas del Evangelio y a su fe. Todo esto cristalizó en un conjunto de principios, valores, exigencias y obligaciones morales: los ideales de Monseñor Romero.

Son esos ideales –entre los que destacan la primacía de la dignidad de las personas, la promoción del bien común y la justicia, la opción por las víctimas, el rechazo de la violencia que genera violencia, la defensa de los derechos humanos, el compromiso con la paz justa, el respeto de la memoria histórica, la resistencia a la opresión, la solidaridad, la fraternidad y la tolerancia— los que, por universales, tienen toda la potencialidad para mover a los distintos sectores del país a un compromiso con un nuevo proyecto de nación.

Ninguna persona de buena voluntad, con una decencia mínima y con capacidad de razonar, puede sustraerse a esos ideales, independientemente de sus opciones y creencia (o increencias) religiosas. Y ello porque los ideales de San Romero –del obispo y mártir Monseñor Romero— apuntan al universo moral de las personas, es decir, al marco de principios, valores y creencias a partir del cual aquéllas actúan y toman decisiones.

En fin, edificar un país según los ideales de Monseñor Romero –de San Romero— supone la permeabilización de la sociedad por esos ideales, de modo que sean el crisol de una nueva cultura, una cultura del compromiso solidario, del respeto y cuido del débil; de renuncia a la ostentación, el consumismo, el individualismo y el abuso; de la justicia económica y de la convivencia en paz.

San Salvador, 14 de octubre de 2018

Comparte este contenido:

Desigualdades inaceptables

Por: Luis Armando González.

 

La situación actual del país se caracteriza por varias dinámicas no sólo políticas, sino también socio-culturales y medioambientales. En este último rubro, las intensas lluvias que azotan al país –principalmente, aunque no únicamente, en su zona costera— están poniendo en evidencia las críticas condiciones de vulnerabilidad en que viven miles de familias salvadoreñas.

Esas condiciones son un recordatorio hiriente de que en El Salvador existen graves desigualdades de carácter social y económico que no han sido resueltas, y que reclaman urgentemente su atenuación y, por qué no, su erradicación. Esto último exige reformas profundas en el modelo económico y en la forma cómo se distribuye y se concentra la riqueza, lo cual sus beneficiarios directos han logrado sacar del debate público (a partir de una estrategia mediática de largo aliento, que comenzó a operar desde finales de los años ochenta, pero de modo abierto y exitoso desde los años noventa).

Parte de su éxito ha consistido en hacer de los “vicios” del aparato político –la corrupción, en primer lugar, pero también el uso ineficiente los recursos y su carga laboral— el causante de todos los problemas sociales y económicos del país, obviando el papel que el sector empresarial juega, para bien y para mal, en la estructuración de la sociedad.

Cuando los desastres afectan primordialmente a los más pobres, algo anda mal en la estructuración social y económica de la sociedad; y la razón de ello se tiene que buscar en la concentración extremadamente inequitativa de la riqueza, de lo cual se derivan desigualdades inaceptables en seguridad, bienestar e integración social.

El aparato político, en una democracia, debería obrar para que aquella concentración sea disminuida, mediante mecanismos de distribución de la riqueza que generen condiciones de bienestar y seguridad para la mayor parte de la sociedad. Si las desigualdades originadas en la estructura económica no se atacan frontalmente, países como el nuestro siempre condenarán a la mayor parte de sus miembros a vivir indignamente.

Lo anterior repite una lección que Monseñor Oscar Romero dio a la sociedad salvadoreña –a su oligarquía y a sus militares—en los años setenta y hasta el 24 de marzo de 1980. Es una lección que, gracias a las argucias mediáticas de la derecha, ha sido relegada al olvido interesado; y de este olvido son partícipes incluso quienes se dicen seguidores Monseñor Romero.

En el marco del acontecimiento socio-cultural más significativo de la historia reciente de El Salvador, como lo es la canonización del Arzobispo mártir, es oportuno rescatar su denuncia de los males estructurales del país, es decir, lo que él definió en una de sus Cartas Pastorales como “violencia estructural”, raíz de otros tipos de violencia. Esos males siguen vigentes, generando otras violencias, y golpeando a los más pobres y excluidos de la sociedad.

Los “dioses del poder y del dinero” siguen siendo adorados por quienes concentran la riqueza en El Salvador. Que casi nadie hable de ellos –sólo unos cuantos sociólogos y unos pocos, muy pocos, economistas— no quiere decir que hayan dejado de existir, o que su influencia en los destinos del país sea nimia. Para nada: los ricos más ricos de El Salvador –principalmente los amos de las finanzas— han sido y son determinantes en la configuración de la realidad nacional, especialmente en sus desigualdades estructurales.

Usar –y haber impuesto— el discurso “anticorrupción” para ocultar la naturaleza de esas desigualdades estructurales supone un triunfo ideológico extraordinario de la derecha salvadoreña. Es un reto, en quienes se dicen cultivadores del “pensamiento crítico”, la tarea de desmontar esa y otras elaboraciones ideológicas de la derecha –como la “antipolítica”, el “emprendedurismo” y el “nuevo generacionismo”, entre otros— que nublan la vista y bloquean la capacidad de razonamiento.

Como quiera que sea, honrar y celebrar a Monseñor Romero es hacer propia esa capacidad suya de razonar críticamente sobre los ejes configuradores de la realidad nacional. El impacto social y cultural que ello tendría sería en verdad extraordinario; quizás así la sociedad salvadoreña –o al menos sectores significativos suyos—comenzaría a comprometerse decididamente en la construcción de un proyecto de nación distinto, por justo y por inclusivo, del existente.

Y es que sin virajes culturales profundos, que replanteen o reemplacen los valores, las creencias y los hábitos vigentes, es imposible que una sociedad emprenda nuevos derroteros.

El Salvador está aún a la espera de un viraje cultural de envergadura, un viraje que permita superar la cultura neoliberal globalizada, con arraigos autoritarios y conservadores de larga data, y de pie a una matriz cultural humanista, tolerante, libre, responsable con el bien público y activa en lo político en función del bienestar colectivo. Se trata de algo difícil, pero no imposible. Más aún, se trata de algo posible y necesario, pues de lo contrario nunca tendremos un país en el que dé gusto vivir.

En un nuevo marco cultural, muchas de las cosas que ahora hacemos, importantes, pero que han perdido sentido –como las elecciones— cobrarán un nuevo significado. Y ello, al menos, porque los ciudadanos tendrán mejores criterios para discernir acerca de la calidad y capacidad de quienes piden su voto.

Hoy por hoy –a juzgar por los resultados de las encuestas de opinión— esos criterios son sumamente pobres. Los cantos de sirena, la pose y el desplante, la arrogancia y el “me vale todo porque soy yo” gozan de amplia aceptación entre sectores amplios de la sociedad.

La contracara de ello es la incapacidad para detectar filiaciones ideológicas, intereses reales, trayectorias políticas (y, ahí donde aplica, empresariales), alianzas y compromisos, etc., que son los que en definitiva condicionarán el quehacer político efectivo de quien resulte electo presidente en 2019.

En fin, una cosa es aprender a leer críticamente la política (y la economía, y la cultura, y la sociedad) y otra bien distinta dejarse llevar por creencias, valoraciones y percepciones impuestas por entornos mediáticos (y también religiosos, empresariales y universitarios) que tienen como finalidad enturbiar la capacidad de razón de las personas para así manipularlas mejor. Mientras la gente se “deje llevar” –ya sea que se trate de gente popular o de gente que procede de la “academia”— estará lejos de haber asimilado una pizca siquiera del legado crítico de Monseñor Romero.

Fuente del artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/195798

Comparte este contenido:

El trabajo del docente investigador

El Salvador / 07 de octubre de 2018 / Autor: Fidel López Eguizábal / Fuente: El Mundo

En toda institución de educación superior debe haber investigadores y laboratorios especializados; empero, algunas universidades carecen de laboratorios idóneos, y no cuentan con equipo y personal capacitado para realizar el trabajo de docente investigador. El que ejerce en el mundo de la investigación tiene que estar actualizado y contar con equipo tecnológico de punta para poder hacer su trabajo eficaz y eficiente. Es necesario posea maestría en investigación científica, como mínimo. Conste que, existen investigadores que no son docentes universitarios.

En cada universidad existe un equipo de docentes investigadores (a tiempo completo, medio tiempo y hora clase), los cuales dependiendo de su carrera, realizan trabajos de campo en áreas como: tecnología, ciencias biológicas, medicina, agricultura, vulcanología, cambio climático, ciencias jurídicas, etc. Realizar investigaciones para colaborar con la ciencia, eso implica, en ocasiones, meses o años para cumplir el objetivo. No se confunda la investigación de cátedra con la investigación científica, aunque, en algunos casos, las investigaciones que realizan en conjunto catedráticos y alumnos son importantes y logran tener éxito. De nada sirve tener carreras como Medicina, si no hay investigaciones científicas para mejorar la calidad en la salud. Un ejemplo a seguir en El Salvador es la doctora María Isabel Rodríguez, quien es reconocida a nivel nacional e internacional por sus aportes a las ciencias médicas.

Según datos del Nuevo Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología NCONACYT, son 799 investigadores de los cuales: 302 son mujeres y 497 son hombres. Las actividades científicas y tecnológicas e investigación y desarrollo realizadas entre los años 2007 al 2015, son: Ciencias Sociales con un 31 %; Ingeniería 19 %; Ciencias Médicas 15 %; Ciencias Exactas y Naturales 14 %; Humanidades 11 % y Ciencias Agrícolas 7 %. Otro dato proporcionado por NCONACYT, indica que el índice promedio de un proyecto de investigación por investigador entre los años 2008 y 2015 recae en Ciencias Sociales. Datos que hacen reflexionar que hace falta hacer más investigación en áreas de ingeniería y ciencias médicas en El Salvador. Según el directorio, las investigaciones realizadas a nivel nacional son 1,334.

Desde el año 1998, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, exhortó que las funciones de la universidad son: La docencia, proyección social y la investigación, a este último, es al que se le debe inyectar más recursos económicos. La Ley de Educación Superior también lo manifiesta. Un país con mejores docentes investigadores y con presupuestos idóneos, tendrá una mejor perspectiva de desarrollo. El Ministerio de Educación (Mined), realiza auditorías y cada universidad tiene la obligación de tener equipos de investigadores, laboratorios científicos, y, si es posible, crear patentes, de las cuales El Salvador adolece en el ámbito universitario.

Los 41 centros de educación superior en El Salvador (para el año 2017), deben contar con un equipo de docentes investigadores. En la Universidad Francisco Gavidia existe un equipo multidisciplinario de investigadores, los cuales están inscritos en el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación ICTI-UFG. Cada investigador tiene su respectivo campo a investigar, entre áreas de nanotecnología, turismo, comunicaciones, ciencias del mar, robótica, etc. Entre las actividades que realizan están: publicación de libros, ponencias, pósteres científicos, publicaciones en revistas especializadas, alianzas con otras universidades, etc. Además, le están apostando al modelo educativo STEAM (Science, Technology, Engineering, Art y Mathematics) en español: ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas.

¿Son todas las investigaciones realizadas difundidas o reconocidas a nivel nacional o internacional? Los indicadores en Investigación y Desarrollo I+D para El Salvador no son muy alentadores; sin embargo, cada instituto de investigación universitario, tiene sus planes de acción y objetivos que cumplir. Cada universidad debe tener revistas científicas; además, las investigaciones deben estar publicadas en revistas internacionales de renombre.

El docente investigador tiene que actualizarse, tanto en el área tecnológica como en programas de estadística y softwares especializados. No es fácil enfrentarse con estadísticas que reflejan que son un escueto grupo de personas que están indagando. Las universidades privadas están a la vanguardia y, con los proyectos de I+D, están llevando al país a ser reconocidas por sus aplicaciones y trabajos en el mundo de la ciencia y tecnología. No es fácil ser docente investigador, pero cada quien hace su esfuerzo en sus respectivas carreras o disciplinas.

Fuente del Artículo:

http://elmundo.sv/el-trabajo-del-docente-investigador/

Fuente de la Imagen:

https://www.investigacion360.com/2018/05/investigador-de-tiempo-completo-vs-docente-investigador.html

ove/mahv

Comparte este contenido:

EDUCO: cuidado con las críticas a la historia oculta

El Salvador / 16 de septiembre de 2018 / Autor: D. Brent Edwards Jr / Fuente: El Faro

Después de escribir un artículo en El Faro Académico sobre la historia oculta del program EDUCO, Óscar Picardo publicó una columna de opinión en la cual ofreció una perspectiva diferente y rechazó varios de los hallazgos que yo había compartido sobre la historia de EDUCO. En dicha columna, Óscar descalifica varios de los hallazgos, dejando en evidencia que no había leído de forma rigurosa las publicaciones en las cuales se basaron. Todo lo que digo en mi artículo ha sido investigado y explicado detalladamente en mis varias publicaciones académicas, que incluyen no sólo un libro sino numerosos artículos (aún escritos en español).

No es mi costumbre responder a columnas de opinión sobre mi trabajo científico y tampoco lo haré esta vez, sin embargo, dado el manto de duda que pudo haber generado sus ligeros comentarios sobre la seriedad de mi trabajo, me permito escribir este comunicado, no en respuesta a Óscar, sino en beneficio de las personas que deseen ir más allá de la opinión y quieran ir directo a las evidencias disponibles. Algo que él no hizo.

Paso entonces a ilustrar cada punto con algunas de las evidencias disponibles. Debo decir que este ejercicio no resultará difícil en tanto que todo está detallado en mis otras publicaciones sobre el tema:

  • Los archivos de Mirian Basso: Óscar menciona los documentos de Mirian Basso, quien trabajó con el Ministerio de Educación (MINED) en los años 90 (pero no fue empleada del mismo) y quien desempeñó un papel importante en la historia de EDUCO. Todavía tengo todos los documentos (220 páginas), y en forma digital, para quien desee revisarlos. Cabe destacar también que Basso sí fue consultora con UNESCO en El Salvador (no UNICEF, como dice Óscar), a partir del 11 de junio de 1990, como revelan sus archivos, con el “Proyecto movilizador de alfabetización y educación básica para todos”.  Parece que Óscar no conoce muy bien los detalles de los archivos que tiene. Después, entre marzo 1991 y diciembre 1993, Basso fue la coordinadora de EDUCO y su cargo fue financiado por un préstamo del Banco Mundial.
  • Otros archivos y entrevistas: Además de revisar los documentos de Mirian Basso, investigué los archivos de todas las organizaciones relevantes, incluyendo el MINED, el Banco Mundial, la Agencia de Desarrollo Internacional de los EE.UU. (USAID), FUSADES, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy. Se debe subrayar que sólo es posible acceder a importantes archivos del Banco Mundial si uno visita la sede de esta institución en Washington D.C. Esto fue, justamente, lo que tuve que hacer. Más allá de los archivos, en mi estudio realicé 82 entrevistas a representantes de dichas organizaciones. Entre los entrevistados están todos los ministros de Educación entre 1990 y 2009, la consultora de UNESCO (Mirian Basso), los miembros de la oficina de EDUCO del MINED (además de otras personas clave del MINED), los funcionarios del Banco Mundial y de la USAID que trabajaron en El Salvador antes y después del inicio de EDUCO, y especialistas de FUSADES, FEPADE, la UCA y otras organizaciones. Todo esto y más se detalla en el capítulo 4 de mi libro sobre EDUCO.
  • El interés en EDUCO de los países vecinos: Óscar plantea una discrepancia sobre la cronología de la atención que recibió el programa EDUCO. El hecho es que, en septiembre de 1992, el MINED de Guatemala hizo contacto con el MINED salvadoreño para arreglar una visita para estudiar el programa, como menciono en mi libro (capítulo 8, p. 197). Están de evidencia, también, los archivos de Mirian Basso.
  • La evidencia cuantitativa de EDUCO: Existen seis estudios cuantitativos de EDUCO producidos por el Banco Mundial; Óscar menciona sólo uno de ellos. Él también afirma que estos estudios indican la superioridad de EDUCO. Un análisis sobre la metodología y las limitaciones de las estadísticas de cada uno de los seis estudios puede verse en mí artículo “El programa EDUCO, las evaluaciones de impacto y la economía política de la reforma educativa global ” (Edwards y Loucel, 2016). Como podrá verse ahí, no hay evidencia clara de que EDUCO haya producido resultados mayores. Incluso los autores del estudio más famoso admiten esto. En 1999, en su discusión sobre el desempeño de los estudiantes, los autores Emmanuel Sawada y Yasuyuki Sawada sostuvieron lo siguiente: “el efecto de EDUCO sobre las calificaciones en los exámenes de lenguaje es positivo y significativo, mientras su efecto en el desempeño en matemática es positivo y no significativo” (Jimenez & Sawada, 1999, p. 428). Sin embargo, esta afirmación es precedida por la siguiente salvedad: “Nuestra medición de la ventaja que muestra EDUCO en las calificaciones de lenguaje, puede ser imprecisa. Nuestra medición del coeficiente de EDUCO es sensible a la especificación de la ecuación de participación” (p. 428). Ellos hacen referencia al hecho de que sus modelos más específicos (es decir, más completos) muestran claramente que los resultados tanto de lenguaje como de matemática no son significativos.
  • Pruebas estandarizadas: Óscar afirma que tiene resultados de pruebas estandarizadas que indican que los estudiantes de las escuelas EDUCO obtuvieron mejores resultados en tales pruebas, pero como él mismo debe saber, de los resultados absolutos o crudos nada se puede asegurar, pues hay que controlar las diferencias en los estudiantes para poder hacer una comparación entre el efecto del modelo EDUCO y el modelo de gestión de las escuelas rurales tradicionales.
  • Efecto negativo de EDUCO: Aunque no lo mencioné en mi artículo para El Faro, hay más evidencias que expresan los efectos de EDUCO. De hecho, Helga Cuéllar-Marchelli, quien trabaja para FUSADES, investigó los efectos de EDUCO en su tesis doctoral (Cuéllar-Marchelli, 2003) e intentó mejorar los modelos estadísticos de Jiménez y Sawada (1999). Increíblemente, cuando incorporó sus cambios, ella encontró que el programa EDUCO fue asociado con resultados peores a los de las escuelas rurales tradicionales. (Véase el capítulo 2 de mi libro).
  • La evidencia cualitativa: Hay por lo menos seis estudios cualitativos serios de la implementación de EDUCO (además de otras evaluaciones formativas de 1991-1992), la mayoría de los cuales no son bien conocidos. En un artículo -que ya fue aprobado y que saldrá proximamente en la Revista de Humanidades y Ciencias Sociales- reviso todos los estudios y examino lo que dicen sobre cada aspecto del programa en la práctica. Como noto allí, el estudio más profundo de la implementación del programa fue llevado acabo por el MINED en 2005 e incluyó 23 comunidades en 10 de los 14 departamentos del país. Es irónico que un estudio que salió durante un gobierno de ARENA (y cuando Darlyn Meza era la Ministra) documentara extensivamente los desafíos, limitaciones y fracasos del programa en la realidad (Ayala, 2005).
  • La Comisión Nacional de Educación, Ciencia y Desarrollo: Óscar cree que esta Comisión dirigió la Reforma Educativa en El Salvador en los años noventa. La verdad es que el informe de esta Comisión fue, más que todo, un aporte simbólico para el proceso de formación de la política educativa que tomó lugar durante 1993-1995. No había duda de que EDUCO iba a continuar como programa prioritario para el MINED. (Véase el capítulo 7 de mi libro).
  • Programas previos a EDUCO: Óscar menciona varios programas que cree que antecedieron al programa EDUCO. Como aclaro aquí, ninguno de los que Óscar subrayó tenía que ver con los inicios de EDUCO. Un informe escrito por Mirian Basso (1994) reveló que en noviembre de 1990 “se tomó la decisión de oficializar el modelo encontrado en donde la comunidad realiza la gestión en el nivel local” (Basso, 1994, p. 15). En términos específicos, tanto Óscar en su columna de opinión, como el Banco Mundial en los documentos internos, hablan del programa PAIN (PAIN significa Programa de Educación Pre-primaria y de Estimulación Temprana para Niños con 0-6 años de edad, o, en inglés: “Pre-primary Education and Early Stimulation Program for Children aged 0-6 years old”). Mientras Óscar no ofrece una fecha, el Banco Mundial mencionó este programa en noviembre de 1990. En todo caso, lo importante es que este programa se orientó a proveer servicios de salud a los 78 municipios más pobres del país y no involucró el aspecto de la gestión comunitaria. En el ámbito de la educación, los documentos internos del Banco Mundial también abordaron (por primera vez, en noviembre de 1990) las “Asociaciones Comunitarias de Educación Parvularia”. Fue esta iniciativa la que llegaría a ser el programa EDUCO, después de probar el modelo en seis comunidades piloto, lo cual comenzó en diciembre de 1990 (véase p. 184 de mi libro). En cuanto al programa SABE, que Óscar también mencionó, es otra vez fácil de responder. El nombre SABE significa Strengthening Achievement in Basic Education, o Solidificación del Alcance en la Educación Básica en español. Mientras el convenio de donación para el mismo fue firmado en septiembre de 1990, el programa no comenzó sino hasta 1991, como la evaluación final lo afirma (AED, 1998). Es más, el convenio de donación hace evidente que USAID tenía en mente otras formas de participación comunitaria. Tal como declara el convenio, las actividades en las cuales se enfocaban las acciones de USAID incluían “un fondo local de incentivo escolar que proporcionaría premios como juegos de enciclopedias para competencias entre escuelas y apoyo para la expansión de las asociaciones de Padres de Familia/Maestros” (USAID, 1990, p. 23).
  • Tensiones entre MINED y comunidades afiliadas con el FMLN: Óscar hace la afirmación de que EDUCO no fue un intento del gobierno para subyugar a las comunidades afiliadas con el FMLN. No obstante, no es un secreto que habían tensiones entre el MINED y estas comunidades, especialmente antes de la firma de los Acuerdos de Paz. Para saber más de la manera en que estas dinámicas afectaron el desarrollo de EDUCO, uno puede referirse al capítulo 7 de mi libro (pp. 181-187, 195-197). Como un ejemplo de estas tensiones, retomo las siguientes palabras de un alto funcionario de USAID, quien trabajó en El Salvador a principios de los años 90: “El MINED, a veces, sabotearía… cualquier cosa que avanzara con el FMLN. El MINED simplemente no estaría de acuerdo con que parte del dinero (v.g. asistencia internacional) sea para ellos. Y esa respuesta negativa hacia los rebeldes, tú sabes, era como una dinámica de hombre rico, hombre pobre. Si se comportan bien, están bien, pero, si no, necesitamos eliminarlos. Y ella, la Ministra Gallardo de Cano, tenía esa actitud… Y en términos de las escuelas con educación popular, ella quería que desaparecerian” (Edwards, 2018, p.182).
  • Cambios estructurales, FUSADES y FEPADE: Óscar arroja dudas sobre el papel de USAID en la evolución de FUSADES y FEPADE. Para empezar la respuesta, hay que notar primero que las estructuras políticas y económicas del país cambiaron en los años 80, tal como ha sido bien documentado por historiadores (LeoGrande, 1998) y los economistas políticos (Robinson, 2003). En este proceso, no hay ambigüedad cuando hablamos del apoyo que Alfredo Cristiani y la “nueva derecha lúcida” recibió de los EE.UU. y USAID (Foley, 1996; LeoGrande, 1998; Quán, 2005; Robinson, 2003, p. 87). Además, como parte de la estrategia de fomentar la emergencia de una élite política que estaría dispuesta a sacar adelante la liberalización económica, USAID ofreció apoyo significativo a FUSADES, una organización dedicada a los asuntos económicos y sociales que llegaría a ser “el ‘think tank’ (o tanque de pensamiento) con más influencia en El Salvador” (Foley, 1996, p. 71). Si bien FUSADES fue fundado en 1983 por unos salvadoreños ricos que contribuyeron con $1.600 cada uno, esa suma fue incrementada en 1984 por un contrato con USAID que eventualmente tendría un valor de $50,46 millones de dolares (Foley, 1996). A través del tiempo, entre 1983 y 1993, USAID otorgaría a FUSADES contratos con un valor no menos de $150 millones (Robinson, 2003). Pero de igual importancia, hay que reconocer que FUSADES sirvió como un espacio organizacional para incubar y promover la ideología económica neoliberal. Parte de esta estrategia fue traer economistas conservadores directamente de la Universidad de Chicago y de Chile para desempeñar el papel de asesores para el desarrollo de programas económicos y sociales que se convertirían en política de gobierno una vez que Cristiani ganara la presidencia. Y tal como escribí en mi artículo para El Faro Académico, “por lo menos 17 líderes del sector empresarial y otras personas vinculadas con FUSADES entraron al nuevo gobierno” (Segovia, 1996, p. 55). Esto contó con el apoyo político e intelectual del Banco Mundial. De hecho, un economista del Banco (José Marqués) tomó un año sabático para trabajar en el equipo económico de FUSADES, mientras su esposa ocupaba un importante puesto en el gabinete económico (Sollis, 1993). Como puede verse, no se trata de una teoría conspirativa, como sugiere Óscar, sino de una estrategia clara de colaboración por parte de USAID y el Banco Mundial durante una época en la cual el entorno político y económico del país cambiaba de manera drástica. Estos cambios sólo habrían sido posibles gracias a la co-occurrencia de la guerra civil y la Guerra Fría, pues esto detonó el involucramiento extensivo de los Estados Unidos en los asuntos salvadoreños, generando, además, limitaciones y oportunidades reales para los actores políticos y económicos del país. (Para ver con más detalle este contexto, véase el capítulo 6 de mi libro).
  • Investigaciones de Óscar Picardo: Óscar intenta establecer credibilidad para sus críticas cuando hace referencia a sus propios informes sobre EDUCO (la mayoría de los cuales no fueron publicados). También tengo estos (Picardo, n.d., 2001; Picardo et al., 2008). Dos de ellos abordan la historia de EDUCO, pero ofrecen una perspectiva sobre esta historia sin incluir documentación académica y sin una discusión de métodos de investigación. Por ende, son informes que presentan una visión limitada. Si bien son útiles, y mucho de lo que dicen es cierto, todavía son incompletos en su tratamiento de la historia de EDUCO. Es más, los informes indican que Óscar no tiene un entendimiento profundo del aspecto político del programa. A tal fin, aunque Óscar quiere ser “menos imaginativo y más realista,” parece que no quiere ser más riguroso ni completo en sus investigaciones o declaraciones acerca del mismo ni más realista en términos de reconocer que la reforma educativa siempre tiene un aspecto político y siempre se hace dentro de limitaciones de naturaleza política.
  • “La madre” de EDUCO contra la historia de EDUCO: Óscar concluye su artículo recordando que Mirian Basso fue la madre de EDUCO. Como fue escrito anteriormente en este ensayo, y como explico con más detalle en mi libro, Mirian Basso fue un personaje muy importante en la historia de EDUCO. Pero eso no cambia la realidad de que Miriam tuvo que enfrentar las limitaciones de su situación cuando interactuaba con otros actores del MINED y del Banco Mundial. Es esto lo que ella personalmente me explicó cuando la entrevisté en mayo y junio de 2012; es también esto lo que yo explico con más profundidad en el capítulo 7 de mi libro (específicamente páginas 181-187). Pero el punto más importante aquí es que la historia de un programa o una política va más allá del conocimiento y la experiencia de una sola persona. A tal fin, la historia que contiene mi libro es una historia matizada de los desafíos y posibilidades que dieron paso a la evolución del programa EDUCO. La mayoría de los matices se pierden en un artículo corto para El Faro Académico, pero resulta fácil encontrar todos los detalles que uno quiere—y más—si se hace un esfuerzo serio para buscarlos.
Alumnos del centro escolar Cantón San Antonio Grande, en El Paisnal. Esta aula reúne a estudiantes de sexto y séptimo grado, aunque en algunas escuelas se reúne en un mismo salón a tres grados distintos. Foto de archivo | El Faro 
 
Alumnos del centro escolar Cantón San Antonio Grande, en El Paisnal. Esta aula reúne a estudiantes de sexto y séptimo grado, aunque en algunas escuelas se reúne en un mismo salón a tres grados distintos. Foto de archivo | El Faro

La diferencia entre el comentario de Óscar y mi análisis es que este último se basa en años de exploración sistemática de toda la información relevante, dentro y fuera de El Salvador. Como tal, soy capaz de proveer evidencia para cada aspecto de mis hallazgos. (A tal fin, digitalicé todas las miles de páginas de archivos que revisé, si alguien desee investigarlas). Es más, mi análisis ha sido juzgado y publicado en varias revistas científicas, y todos los artículos están disponibles gratis en mis páginas de web. Mi récord está allí para quien quiera investigarlo más.

Tal como demuestran mis publicaciones académicas, hago ciencia social; no me ocupo de escribir mis opiniones en periódicos para alimentar mi perfil público. Si alguien quiere presentar otra perspectiva de la historia de EDUCO, le sugiero que lo haga de forma académica. Uno puede buscar credibilidad en los archivos que posee (v.g. de Mirian Basso), pero los archivos no ayudan si uno no sabe la información que contienen y si uno no ha profundizado su conocimiento con otras fuentes que vayan más allá de la recolección personal.

Al final, lo importante es darse cuenta de que la reforma educativa sí tiene un aspecto político y que los intereses particulares siempre la afectan. Es imperativo que entendamos estos intereses, la manera en que interactúan y la forma en que se resuelven porque, al hacerlo, nos permite considerar si queremos que los procesos sean diferentes.

Las publicaciones en español sobre la historia de EDUCO :

Edwards Jr., D. B. y Loucel, C. (2016). El programa EDUCO, las evaluaciones de impacto y la economía política de la reforma educativa global. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 24 (92), 1-53. Disponible en:https://epaa.asu.edu/ojs/article/view/2019

Edwards Jr., y Pages, M. (2016). Análisis crítico de las evaluaciones de impacto dentro de la economía política de la reforma educativa global : El caso del programa EDUCO. Epítome Educativo, No. 1. Disponible en:http://www.uca.edu.sv/mpe/wp-content/uploads/2016/05/01-Epitome-final.pdf

Edwards Jr., D. B. y Pages, M. (próximamente). La historia oculta de EDUCO y sus resultados desconocidos: Conexiones entre EDUCO, el apoderamiento comunitario y la Guerra Civil en El Salvador. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales.

Edwards Jr., D. B., Victoria, J.A., & Martin, P. (2014). Corrientes internacionales, desarrollos estructurales, preferencias nacionales y la implementación de políticas educativas: Hallazgos en El Salvador durante el periodo 1990-2005. Journal of Supranational Policies of Education, 2, 111-140. Disponible en:https://revistas.uam.es/index.php/jospoe/article/view/5630

Referencias:

AED. (1998). Strengthening Achievement in Basic Education SABE Project: Final Report.

Ayala, R. (2005). Evaluación del programa de Educación con Participación de la Comunidad-EDUCO. MINED: San Salvador.

Basso, M. (1994). EDUCO: Una experiencia en marcha. MINED: San Salvador.

Cuéllar-Marchelli, H. (2003). The cost-effectiveness of EDUCO and traditional public school in rural El Salvador. Unpublished dissertation. Teachers College, Columbia University: New York

Edwards Jr., D. B. (2018). The trajectory of global education policy: Community-based management in El Salvador and the global reform agenda . New York: Palgrave MacMillan.

Edwards Jr., D. B. y Loucel, C. (2016). El programa EDUCO, las evaluaciones de impacto y la economía política de la reforma educativa global. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 24 (92), 1-53. Disponible en:https://epaa.asu.edu/ojs/article/view/2019

Foley, M. (1996). “Laying the Groundwork: The Struggle for Civil Society in El Salvador.” Journal of Interamerican Studies and World Affairs, 38 (1): 67-104.

Jimenez, E., & Sawada, Y. (1999). Do community-managed schools work? An evaluation of El Salvador’s EDUCO program. The World Bank Economic Review, 13 (3), 415-441.

Lindo-Fuentes, H. y Ching, E. (2012). Modernizing minds: Education reform and the Cold War, 1960-1980.Albuquerque: University of New Mexico.

Picardo Joao, O. (sin fecha). Educación y participación: Dos experiencias Centroamericanas.

Picardo Joao, O. (2001). EDUCO: Diez años de educación de calidad con participación.

Picardo Joao, O., Escobar Banõs, J. C., y Pacheco, R. (2008). EDUCO, en Diccionario enciclopédico de ciencias de la educación. (pp. 171-176). San Salvador: Universidad Dr. José Matías Delgado.

LeoGrande, W. (2000). Our own backyard: The United States and Central America, 1977-1992 . Chapel Hill: University of North Carolina.

Lindo-Fuentes, H. y Ching, E. (2012). Modernizing minds in El Salvador: Education reform and the Cold War, 1960-1980 . Albuquerque: University of New Mexico.

Quán, A. (2005). Through the Looking Glass: U.S. Aid to El Salvador and the Politics of National Identity. American Ethnologist, 32 (2): 276-293.

Robinson, W. (2003). Transnational conflicts: Central America, social change, and globalization . Verso: New York.

Segovia, A. (1996). Macroeconomic performance and policies since 1989. In J. K. Boyce (ed.), Economic policy for building peace: The lessons of El Salvador. (pp. 51-72). Boulder: Lynne Rienner.

Sollis, P. (1993). Poverty alleviation in El Salvador: An appraisal of the Cristiani government’s social programme. Journal of International Development, 5 (5), 437-458.

USAID. (1990). Convenio de donación para Solidificación del Alcance en la Educación Básica entre la República de El Salvador y los Estados Unidos de América, septiembre 21, 1990. San Salvador, El Salvador: USAID.

Fuente del Artículo:

https://elfaro.net/es/201803/columnas/21656/EDUCO-cuidado-con-las-cr%C3%ADticas-a-la-historia-oculta.htm

ove/mahv

Comparte este contenido:

EDUCO: la otra historia desideologizada

El Salvador / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Óscar Picardo Joao / Fuente: El Faro

Tengo en mi oficina todo el archivo de EDUCO que me dejara Miriam Basso, una investigadora y consultora argentina de UNICEF (no de UNESCO), quien llegó al país a finales de los 80, procedente de Bolivia, en donde trabajó y diseñó el programa Sí Podemos de alfabetización de mujeres. Miriam era una profesora e investigadora bastante liberal, de izquierda, que jamás se prestaría a las conjeturas de Brent Edwards en su historia oculta de EDUCO… El archivo es muy detallado y cuenta con informes, memorándums, cartas y otros documentos mecanografiados de la época; algunos fueron revisados por Brent; otros, no… Para quien los quiera revisar están a la orden.

Es muy -pero muy- difícil de creer que investigaciones tan liberales como Participación de los Padres en la Educación: Hacia una Taxonomía para América Latina (María Martinello, Harvard) o Participación y Comunidad en las Escuelas EDUCO (1999 – 2000, Héctor Lindo Fuentes, IADB) se puedan prestar como fachada para proyectos neoliberales, tal como propone Brent en su artículo. Pero más allá de los estudios -excepto Do Community-Managed Schools Work? An Evaluation of El Salvador’s EDUCO Program? (Jimenez, Sawada, The World Bank, 1998)- yo le pondría cuidado a los datos y estadísticas que revelan contextos más profundos y complejos. Véase por ejemplo el cambio en la progresividad de la matrícula en Parvularia y Básica a partir del año 1992 con EDUCO.

Matrícula Sector Público y Tasas de Crecimiento por niveles y zonas 1989-96

 

Años

Niveles Educativos

PARVULARIA

BÁSICA

Urbana %

Rural (*) %

Urbana %

Rural (*) %

1989

35,869

——–

6,103

——–

476,198

——-

399,933

——-

1990

36,895

2.86

7,702

26,20

465,685

-2.21

354,861

-11.30

1991

39,440

6.90

13,266

72,24

465,318

-0.08

399,217

12.50

1992

44,749

13.50

20,736

56.31

445,307

-4.30

436,100

9.24

1993

47,615

6.41

44,410

114.17

466,675

4.80

469,210

7.59

1994

50,904

6.92

53,389

20.22

457,264

-2.02

492,512

4.97

1995

53,359

4.82

59,697

11.8

466,255

1.97

510,281

3.6

1996

55,914

4.80

94,108

57.6

457,256

-1.93

594,123

16.4

(*) Incluye EDUCO a partir de 1991

Y este crecimiento no corresponde al dudoso dato de los 13,000 estudiantes del sistema educativo del FMLN…. Existen muchos otros estadísticos de cobertura, deserción y calidad que demuestran el impacto de EDUCO en el sistema educativo, inclusive mejores resultados en ciertas áreas de pruebas estandarizadas en Lenguaje y Matemáticas.

Brent hace varias afirmaciones con pocos fundamentos y datos, por ejemplo:

Tesis de Brent Edwards

Otra explicación de los hechos

 

“El MINED transfirió la responsabilidad legal de la gestión de asuntos educativos del gobierno central al nivel local”.

Primero se descubre el modelo de gestión rural educativa –no sólo en comunidades controladas por el FMLN-, posteriormente se institucionaliza y se transfieren a las comunidades controles administrativos con alto nivel de participación, pero el MINED nunca perdió el control legal de la escuela.
Desde sus inicios, EDUCO fue adaptado por países vecinos (Nicaragua, Guatemala y Honduras), estudiado por diseñadores de políticas de todo el mundo y presentado en las publicaciones de alto perfil de las organizaciones internacionales como el Banco Mundial, la UNESCO y el Banco Interamericano de Desarrollo.  

No fue al inicio, sino a mediados de los 90 y fue sólo en Honduras –PROHECO- y en Guatemala (PRONADE). Ambos fracasaron.

Los partidarios de EDUCO lo han promovido como una política naturalmente superior (…) Esta narrativa dominante, o «historia oficial», se puede encontrar en publicaciones presentadas por el MINED, el Banco Mundial y varios consultores del Banco Mundial. Hay estudios muy serios y nunca se promovió como un “programa superior”, sino como un modelo que empodera a la comunidad organizada; nadie mejor que los padres y madres en el área rural saben qué sucede con la educación de sus hijos, en el MINED ni se dan cuenta…
‘(…) para recibir la aprobación de un préstamo del Banco Mundial, generalmente los países tenían que adoptar reformas económicas neoliberales rígidas. Fue por esta razón que el MINED, bajo el liderazgo de Cecilia Gallardo, nombrada ministra en agosto de 1990, consideró primero imitar la reforma educativa chilena. Falso. La reforma educativa de El Salvador se gestó con la Comisión de Educación, Ciencia y Desarrollo y gracias al fuerte apoyo del Departamento de Educación de la UCA, quienes dirigieron las reformas legales, la PAES, los libros de texto, las reformas curriculares, entre otros instrumentos.
Hacia fines de 1990, el MINED y el Banco Mundial comenzaron a implementar EDUCO. Lanzaron un breve programa piloto en seis comunidades a principios de 1991, y poco después se comprometieron completamente con el programa. A mediados de 1991, el Banco Mundial aprobó los fondos para el programa, lo que significaba que EDUCO se implementó incluso antes de que se firmaran los Acuerdos de Paz en 1992, y antes de que comenzara oficialmente el proceso de reforma educativa de posguerra.  

Falso. Primero se implementó el programa PAIN de alimentación escolar en 1989-1990, luego el programa SABE. Los registros de Mirian Baso son de julio de 1991 en adelante.

“Tanto el MINED como el Banco Mundial se resistieron a imitar un enfoque que tenía orígenes en las comunidades del FMLN”. En todos los informes se describe el modelo, sean comunidades “rurales” controladas o no por el FMLN.
“ (…) ese diseño permitiría al gobierno socavar y subvertir el sistema educativo que el FMLN había construido durante la guerra, y que se estima que atendió a más de 13,000 estudiantes con una coalición de aproximadamente mil educadores populares” El FMLN no tenía un sistema educativo, había comunidades aisladas –en tres Departamentos el 96%- en donde la acción educativa era dirigida por maestros populares, y se crearon programas para escalafonar a estos maestros. Hay datos y estadísticas sobre esto.
“El programa EDUCO requería que las ACE contrataran maestros con credenciales oficiales (es decir, un certificado de enseñanza), las comunidades del FMLN no podían contratar a sus educadores populares”. Las ACE les dieron a las comunidades institucionalidad legal, y se expandieron en todo el país. No tenía nada que ver si eran o no del FMLN; y eran parte del requisito para oficializar el sistema educativo alterno, parte de ello era que los maestros populares obtuvieran su escalafón, y varias universidades colaboraron con este proceso.
Un aspecto final de la historia oculta de EDUCO es el papel de los Estados Unidos y el contexto de la Guerra Fría. EDUCO nunca hubiera existido de no haber sido por la creación de FUSADES y FEPADE, ambos financiados en parte por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Esto parece de película. Ojalá pudiera demostrar el autor la relación de EDUCO con FEPADE y FUSADES como agentes del imperio…
Aunque los defensores de EDUCO hacen una variedad de afirmaciones sobre su éxito, una lectura atenta de la evidencia revela que no produjo mejores resultados educativos. Por el contrario, tuvo efectos negativos en los resultados de las pruebas. Tengo en mi poder resultados de pruebas estandarizadas que dicen todo lo contrario. No son resultados significativamente mejores, pero sí superan en su mayoría a las escuelas tradicionales rurales CDE, sobre todo el Lectura y Matemáticas de 9º grado.
No existe evidencia que indique que EDUCO fue más eficiente, que condujera a una forma más sólida de participación comunitaria, o que promoviera la rendición de cuentas entre los docentes y las ACE. Por el contrario, existe mucha evidencia sobre formas sólidas de participación y rendición de cuentas. Y aquí está el problema con las gremiales, que aducían falta de estabilidad laboral ya que en muchas ACE´s si el maestro faltaba no le renovaban el contrato.

 

No estoy de acuerdo con la permanencia Ad Infinitum de EDUCO, pues era como un sistema paralelo. No obstante, fue un modelo con alta participación comunitaria que permitió un buen y necesario nivel de empoderamiento de las comunidades y familias sobre las escuelas y su gestión y, sobre todo, permitió la transición de las escuelas rurales hacia el nuevo sistema educativo en democracia; que además posibilitó y enseñó a las comunidades la institucionalidad legal –todas las ACE lograron personería jurídica- y manejo de cuentas bancarias para EDUCO y para otros proyectos. Muchas de las ADESCO actuales tienen vida gracias a EDUCO.

Brent, como muchos becarios e investigadores que van tras el aporte “total y último” a las ciencias, buscan y presentan historias o descubrimientos de conspiraciones del “Imperio Yankee” en contra de los sistemas revolucionarios (así como otros enajenados creen que muchas políticas de Estados Unidos son inmaculadas). Seamos menos imaginativos y más realistas con las “historias ocultas”. Los académicos debemos ser serios y basarnos en la evidencia. Hablé bastante con Brent, le presté los archivos de Mirian Basso con agilidad y transparencia, pero desde el inicio noté que su aparato epistemológico estaba desviado. Tengo datos, estadística, documentos que pueden respaldar cada afirmación.

Creo, además, que EDUCO tiene una madre putativa y es Miriam Basso (no el MINED ni el Banco Mundial ni las Ministras de turno ni el fantasma neoliberal ni mucho menos los revolucionarios del FMLN). Algunas gremiales con apoyo del actual Presidente aniquilaron EDUCO, y pregunto: ¿está mejor el sistema educativo ahora sin EDUCO? ¿Cuál fue el verdadero argumento para eliminarlo? ¿La política neoliberal? ¿Entonces por qué no quitan la dolarización o los tratados de libre comercio?

No tengo ni una razón para atacar o defender a EDUCO más que los datos del sistema educativo; nunca tuve contrato con el BID, Banco Mundial, USAID o MINED para escribir o investigar sobre EDUCO, sólo realicé estudios eminentemente universitarios que nunca se publicaron. Hago ciencia, no politiquería.

Fuente del Artículo:

https://elfaro.net/es/201802/columnas/21484/EDUCO-la-otra-historia-desideologizada.htm

ove/mahv

Comparte este contenido:
Page 31 of 78
1 29 30 31 32 33 78