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Un nuevo reto para los maestros

Por: Carlos Muñiz Osorio

Para Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), reconoce hace mucho el beneficio que tiene la educación directamente en el bienestar de los pueblos.

Desde nuestro archipiélago borincano, Eugenio María de Hostos ya destacaba la educación como medio idóneo para el desarrollo del conocimiento, la paz y la libertad. Los hermanos Cordero, en particular Celestina Cordero, plasmaron su confianza en el tiempo invertido en la educación, en particular para una población rezagada y marginada.  Nuestra historia y desarrollo como seres humanos, como ciudadanos del mundo, como humanidad y como pueblo, se enmarcan en la educación.

La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) recomendó recortar la jornada laboral para empleados públicos del gobierno de Puerto Rico por hasta cuatro días por mes. Y en el caso de los maestros y maestras por dos días al mes.

Una mirada crítica a los posibles efectos de esta decisión en nuestro sistema educativo público resulta inevitable.  Además del tiempo dedicado a las actividades de enseñanza, puede afectarse la dinámica general de la escuela, proyectos de apoyo al estudiante, así como la formación de los estudiantes —futuros educadores— que practican en nuestras escuelas.

Si, por ejemplo, se opta por rotar la ausencia del maestro para no reducir el tiempo dedicado a la enseñanza, posiblemente, se altera la calidad de las experiencias educativas como consecuencia de la redistribución de los grupos o de horarios. La coordinación de actividades extracurriculares, talleres de desarrollo profesional y de la integración de la comunidad escolar docente podrían ser impactadas por la reducción laboral propuesta.

No menos importante es el impacto en la ya maltrecha economía de estos hombres y mujeres a quienes se les exige cada vez más, en muchas ocasiones con pocos recursos. La tensión del maestro como ser humano, por las presiones que supone la restricción económica, es otro elemento en juego.

Paulo Freyre ya nos recordaba que “si no somos tratados con dignidad y decencia por la administración privada o pública de la educación es difícil que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos”.

Muchos y muchas coincidimos en la necesidad de cambios significativos en la formación educativa de nuestra niñez y juventud. Y podemos coincidir en que una mayor calidad educativa —sensible, pertinente y efectiva— puede darse por medio de diversas modalidades de enseñanza donde el tiempo y su buen uso es un factor central. Pero es difícil coincidir con medidas abruptas, no resultantes de un proceso de reflexión participativo, guiado por los mejores intereses de nuestros estudiantes. Mucho más si, por razones económicas, son menos los recursos disponibles para el desarrollo de nuestras comunidades de aprendizaje y muchos los que se pierden debido a la corrupción y la burocracia.

Si bien la educación no cambia el mundo, cambia las personas que cambiarán el mundo. Quizás la solución a nuestros retos y desafíos educativos está más en nuestras manos, en nuestra creatividad, en nuestras comunidades de aprendizaje.  Además, ya nos advierten algunos del error de considerar que la educación es cara, cuando olvidamos el alto precio de la ignorancia.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/unnuevoretoparalosmaestros-columna-2305559/

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República Dominicana: Modificaciones de la Ley de Educación 66-97

Por: Hernán Porras M

Sugiero que el Ministerio de Educación tome la decisión de introducir las modificaciones necesarias a la Ley de Educación No. 66-97 para realizar los avances e importantes decisiones que se han protagonizado en el área de la Educación a nivel mundial y local de lo cual nuestro país no es una excepción. Para implementar tan importante decisión la anterior ministra conformó una comisión integrada por juristas del área constitucional y administrativa en la que se destacan reputados profesionales del área de Derecho y educativo entre los cuales figuró el autor de esta entrega.

Desde el punto de vista legal y estratégico vi con simpatía la decisión del Ministerio de Educación de introducir las modificaciones a la Ley de Educación, a través del Consejo Nacional de Educación porque según la misma y de acuerdo a lo especificado en el capítulo II, Artículo No. 76 define al Consejo Nacional de Educación como el máximo organismo de decisión en materia de política educativa y junto al ministro es el encargado de establecer la orientación general de la educación dominicana en sus diferentes niveles de competencia. Estos especialistas debíamos referirnos, principalmente, a sugerir las modificaciones a la ley así como correlacionarla con otras leyes que directa o indirectamente inciden sobre ella. A continuación destaco los aspectos más importantes que debíamos estudiar y corregir:

Revisar la Ley de Educación No. 66-97 utilizando la especialidad que ha definido su inclusión en esta comisión, como tamiz en el proceso de revisión. Revisar la Ley de Educación No. 66-97 en un ejercicio de transversalidad con la Constitución promulgada en el 2010 y la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo del 2012. Correlacionar la Ley No. 66-97 con las leyes orgánicas de otras instituciones gubernamentales, que inciden directa o indirectamente con el Sistema Educativo dominicano.

Conciliar los artículos que se contraponen, se duplican o se invalidan en la Ley No. 66-97 con sus leyes adjetivas y las normativas que establecen los institutos descentralizados. Identificar las leyes adjetivas posteriores a la Ley No. 66-97, susceptibles de integrarse a esta Ley Orgánica del MINERD. Articular el nuevo Reglamento Orgánico del MINERD/Decreto No. 645-12 con la ley 66-97. Compartir un informe de progreso ante los demás comisionados y a un equipo de gestión designado por la entonces ministra, en un tiempo no mayor de dos meses. Sistematizar y articular resultados para posteriormente presentarlas ante el CNE y como documento inicial de una propuesta de modificación de la ley No. 66-97. Promover encuentro con otros comisionados, con la finalidad de solicitar y/o compartir hallazgos significativos en el proceso de revisión de la Ley No. 66-97. Rendir informe final al MINERD. La presente iniciativa fue obra de la anterior ministra Dra. Josefina Pimentel, pero conocedor de la preocupación del actual ministro y su reconocida capacidad intelectual, espero que esta iniciativa se continúe, aunque la Ley 66-97 apenas tiene dieciséis años de promulgada no es menos cierto que la misma debe ser actualizada, para que recoja los avances que a nivel nacional y mundial se han hecho a los sistemas educativos actualmente imperantes.

Ojalá importantes representantes de la comunidad educativa nacional envíen sus sugerencias al actual ministro que puedan ayudar y servir como marco de referencia a los especialistas que se designen para este loable propósito.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/9807444/REPUBLICA-DOMINICANA-Modificaciones-de-la-Ley-de-Educacion-6697-01042017

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Pensamiento Crítico. El marxismo en Cuba hoy

Por: Natasha Gómez Velázquez

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Ya no se puede esperar más… [I] Hace mucho tiempo, la comunidad académica y científica cubana se debe a sí misma una reflexión extraordinaria sobre el marxismo. Esa deuda se remonta a la época en que tuvimos conocimiento y conciencia para hacerlo (no siempre fue así); actitud (no estoy segura de que esta condición se […]

Ya no se puede esperar más… [I]

Hace mucho tiempo, la comunidad académica y científica cubana se debe a sí misma una reflexión extraordinaria sobre el marxismo. Esa deuda se remonta a la época en que tuvimos conocimiento y conciencia para hacerlo (no siempre fue así); actitud (no estoy segura de que esta condición se mantenga hoy); y no lo hicimos. Ni la caída del socialismo en la URSS y Europa —que dejó muy comprometido al marxismo—, tuvo fuerza suficiente para convocar a dicha discusión.

La ausencia de debates fundamentales y las características que el marxismo tiene en Cuba, poseen causas que exceden el campo intelectual. Guardan relación con la historia del socialismo y del marxismo, también en nuestro país [2]. La inexistencia de una cultura marxista que permitiera sostener un criterio de selección informado [3]; la familiarización unilateral con la teoría de personas encargadas de su instrumentación educativa desde los 60 [4]; y hasta la urgencia revolucionaria (acompañada de auténtica avidez, entusiasmo, e interés por la teoría), terminaron facilitando la imposición progresiva de la específica versión soviética denominada “marxismo-leninismo” [5], que apaga los espíritus teóricos, y sobre la cual se acumula casi un siglo de críticas (para 1960, esa valoraciones negativas databan de tres décadas y más). No obstante, puede aceptarse que en los inicios, se hizo lo que se pudo…

En la actualidad, reconsiderar el marxismo —su enseñanza, edición, investigación—, no ha de ser un acto coyuntural sino estratégico. Este ejercicio reflexivo, crítico, y proactivo no puede ser postergado más [6]. Paradójicamente, después de los años 90 pareciera que existen actitudes de nihilismo y escepticismo hacia todo el marxismo.

El objetivo no puede consistir en engañarnos: efectuando una exégesis más; sustituyendo aleatoriamente el discurso teórico que se repite por uno “nuevo” o “actualizado” (que cambia el orden de los asuntos o reincorpora los que se pusieron en reposo, empleando el mismo criterio voluntarista); o injertando contenidos ajenos a la preocupación marxista utilizando de manera instrumental su nombre. ¡Y pretender hacer todo esto, sin que medie un verdadero ejercicio intelectual o desde fuera de la ciencia! No. Se trata de preguntarnos: ¿el marxismo corriente es marxismo? Eso obliga a estudios y debates, que no son de un día, lógicamente.

Las premisas de un eventual debate no pueden seguir siendo apriorísticas. Las de siempre: tradición; emoción; facilismo (lo sabido o lo que se cree saber); el discurso vacío (pero que, desde el desconocimiento, se considera correcto); las empatías personales (el llamado aleatorio a especialistas, cuyos criterios o silencios son conocidos y predecibles, y no van a disentir, sino a confirmar); los dogmas; y la norma. Todas estas constituyen actitudes tan interiorizadas, que no las reconocemos como tales y las continuamos reproduciendo. Esas, las confortables premisas de siempre, han negado las condiciones de posibilidad para la vida —no reductible a la condición de existencia— de una auténtica intelectualidad marxista.

La reflexión que corresponde debe ser extraordinaria (en su sentido literal); abierta (por los alcances sociales de este asunto); radical; y fundarse realmente en el conocimiento y la investigación, con teorías y estudios históricos primarios. No es momento de doxa, catarsis, indiferencia, negligencia, enamoramiento facilista que ciega (y convierte a X interpretación de segunda mano, en “piedra filosofal”), o saber vulgar y ordinario. Tampoco puede reducirse a la confirmación del pasado/presente por medio de consultas a los considerados a priori “expertos”, sino de un debate que involucre a especialistas con capacidad y disposición para avanzar (las dos dimensiones, son imprescindibles). El resultado de tales debates ha de expresarse en una transformación efectiva (en sentido marxiano) y no aparente.

Entretanto, el marxismo común continúa siendo el “marxismo-leninismo”, de efectos nocivos para la teoría y la política socialistas, y que se diferencia y opone a la naturaleza crítico-revolucionaria del marxismo y leninismo originarios, y a su más legítima tradición. Una vez más, no por denominarse comúnmente “soviético” (¡y ese no es todo el marxismo soviético! [7]), representa la dignidad de la Revolución bolchevique y sus líderes; no por denominarse “marxismo-leninismo” expresa la teoría y la praxis de Marx, Engels, y Lenin; es más bien todo lo contrario. No por haber autolegitimado el monopolio de los nombres (en época de intrigas, purgas, y pugnas por el poder inmediatamente después de la muerte de Lenin, durante el resto de la década del 20 y los años siguientes), es el único marxismo. Es, una tendencia bien definida —e identificada casi siempre a través de sus errores teóricos y políticos—, al interior de la plural tradición que inicia en Marx. Este es un asunto que el universo marxista diagnosticó, debatió, describió, y superó hace décadas. Hay que ponernos al día. ¿Cómo ser marxista, sin conocer críticamente su teoría e historia, o su presente diverso?

Sin embargo, aún no existe consciencia del carácter necesariamente múltiple, y por tanto, heterogéneo y contradictorio de la tradición marxista, o de que nuestro marxismo intelectual no es El marxismo (porque tal cosa no existe).

Las investigaciones genealógicas recientes —iniciadas en los años 90— sobre la trayectoria del marxismo en Cuba y sus conflictos en los 60, no han logrado un replanteo fundamental de la teoría, una reconstrucción personal y colectiva de los conceptos y su historia, o una consciencia crítica generalizada sobre el marxismo corriente. No han promovido la pasión por volver con ojos propios a Marx y a todo el marxismo clásico de fines del XIX e inicios del XX que ha sido omitido —Luxemburgo, Trotski, Pannekoek, Korsch, Lukacs, y tantos otros—; a las especificidades teóricas de Engels y Lenin; e ir al encuentro de Adorno, Horkheimer, Marcuse, Benjamin, Sartre, Habermas, Althusser (Gramsci está tan de moda que ha entrado en la norma), y a los más contemporáneos aún, que integran el marxismo a políticas de izquierda en Cuba, Latinoamérica y el mundo. En el contexto cubano, las lecturas extemporáneas de algunos de los nombres citados y de otros, pueden resultar inmensamente reveladoras en pleno siglo XXI.

Si lo sugerido pudiera parecer simple “historia” —de la que se puede prescindir—, hay que recordar que el marxismo es su historia. A diferencia de otros discursos, en el marxismo cada concepto, cada praxis, cada libro, solo tiene sentido en relación con su contexto. Además, los nombres citados y otros tantos, no son personajes de reparto (prescindibles) del “verdadero” y “exitoso” marxismo; tampoco fueron siempre, por siempre y para siempre la negación (criticada, “equivocada”, “tergiversada”) del pensamiento de Marx o Lenin; ni su repetición, pues tienen su propia obra; ni siquiera constituyen precisamente su continuidad.

Las contradicciones y polémicas de la historia y el presente del marxismo, no pueden seguirse interpretando según la lógica aristotélica: si un enunciado es verdadero —históricamente “exitoso”—, el otro es falso. La voluntad polémica de ayer y hoy, no obedece a la erudición ni a las características personales de los líderes marxistas. Obedece a la necesidad de definir estrategias políticas, que no pueden contrastarse con ninguna verdad prescrita. En ese sentido, puede decirse que cada uno de esos teóricos y revolucionarios, daba constantemente un salto al vacío. Formados en culturas marxistas (¡no solo!) distintas y con urgencias propias de sus naciones y Partidos, se sentían en igualdad para contender ante la praxis política. Precisando: la capacidad de reflexión personal de la inteligencia militante —entendida como cualidad política—, y la voluntad crítico-polémica, constituyó siempre —ayer y hoy— un signo de vitalidad y no de vergüenza para la tradición marxista.

El marxismo es crítico y contradictorio. Ni lineal, ni positivo, ni siempre y únicamente exitoso. No solo son Marx, Engels y Lenin. Desde los años 90 es de buen gusto incluir a Gramsci, y en época más reciente se menciona a Luxemburgo, sin especificar que la dimensión de su obra solo es comparable a la de Lenin (su coetáneo). Sin embargo, siempre se les sitúa a uno detrás de otro, como “desarrollo” de las tesis del anterior en las “nuevas condiciones”. Pero, No. Es también: Engels distinto a Marx; Lenin diferente de Marx; Lenin igual a Engels y ambos diferentes de Marx. Incluso es Marx versus Marx, hasta resultar difícil de comprender. Al marxismo originario no se le puede adjudicar una razón teórica a priori, porque no se escribió de una vez, tiene inconsecuencias, búsquedas, reconstrucciones, vacíos y problemáticas coyunturales.

De manera que no existe una teoría marxista sobre la organización política, la institucionalidad, la estrategia, el imperialismo, la Revolución, o el materialismo. Debemos considerar la feliz oportunidad de contar con soluciones teóricas diversas a un mismo asunto. Esto no significa que se asuma el marxismo de manera relativista, sino que hay que estudiarlo todo (¡si de estudiar se trata!).

Descuidar, excluir, omitir, o desconocer sistemáticamente una parte significativa de esa producción política, no es un simple error cometido en nombre de la “didáctica” o de que el auditorio no es “especialista”. Eso es falsear el marxismo y su historia. El relato de un marxismo sin vida real solo puede alejar a los potenciales interesados. ¿Será que eso nos ha pasado?

Un obstáculo que no puede ser subestimado, radica en nosotros mismos. Las personas comprometidas con el marxismo en Cuba, hemos sido formadas en el paradigma de ese marxismo de manual que prolonga hasta la actualidad su estatus hegemónico (aunque hoy reciba otros nombres y tenga otro sumario). De manera que cualquier acción de juicio tiene implicaciones epistémicas, existenciales y sociales que se resisten, por definición, al autoexamen crítico. Además, ese tipo específico de marxismo ha generado una actitud de fidelidad, que hace parecer el interés por otras interpretaciones —legítimo y necesario, si se pretende ser intelectual orgánico—, como herejía.

Por otra parte, la práctica teórica mantiene divisiones disciplinares. Aquello que recordaran Lukacs, Korsch, y Gramsci, sobre la esencia originaria del marxismo como teoría unitaria de la revolución, ha quedado fuera de consideración, en favor de una desmembración de contenidos positivos que se expresa por excelencia en la docencia y en nuestras propias formaciones perimetrales [8]. Los “filósofos” no dominamos la “economía política” (¡no se trata de sacar cinco puntos en la Asignatura!) y viceversa. ¿Cómo afirmar entonces que somos marxistas o somos “especialistas” en marxismo, si no poseemos la capacidad sintética —en su sentido teorético— para comprender los fundamentos totalizadores de la obra de Marx?

Una consecuencia de ese marxismo vulgar consiste en la interpretación determinista. Esa tesis en su carácter absoluto y estructural, simplemente no se corresponde con la experiencia histórica de las revoluciones ni del socialismo. También se relegan contenidos histórico-sociales a status de segmento particular de una “concepción del mundo” especulativa, expresada en leyes y categorías en abstracto, que supuestamente sirven para efectuar cualquier análisis y garantizan corrección política. Esta conversión traiciona el legítimo objeto de investigación marxiano: clases, plusvalía, enajenación, Estado, política, capitalismo, modo de producción, praxis, mercancía, ideología, revolución… Estas son las auténticas categorías de Marx.

Otro problema consiste en la presencia de actitudes excluyentes que discriminan sin criterio fundado todo marxismo de autor, porque el “marxismo-leninismo” en particular —por su esencia y génesis— es estandarizado, y desconoció siempre lo que se produjo más allá de sus fronteras intelectuales (también con carácter retroactivo, es decir, antes de abril/mayo de 1924).

Muchos de los nombres omitidos o a los que nos referimos con negligencia, vivieron solo para la idea (¡aunque fuera solo para la idea!) de la Revolución. Resulta necesaria, entonces, una deconstrucción lógica e histórica a la vez, para concretar una definitiva y demorada ruptura con el marxismo sistémico que confunde todo en un solo pensamiento —supuestamente verdadero y siempre exitoso— fundido en monolito falso.

La inconsistente voluntad de saber en que nos encontramos obedece, por ejemplo, a la imposibilidad de disponer de una voluminosa información que se ha generado internacionalmente al interior del marxismo (¡no solo!), y que ha estado por décadas a disposición de las viejas y nuevas izquierdas. En consecuencia, profesores, especialistas y ciudadanos no han podido ir asimilando esos contenidos en tiempo real. La deuda de lecturas es extensa y se sigue acumulando.

Este panorama se hace visible en los escasos foros donde caben los estudios de marxismo en sí. En estos “eventos científicos” se multiplican las presentaciones formales que repiten lo de siempre y lo de casi todos. Falta debate informado y actualizado. A penas se perciben evidencias de investigaciones seguidas y sustentadas con criterio personal.

Además, resulta insuficiente la capacidad integrativa de saberes (dialéctica de historia, política (también a nivel noticioso), economía, filosofía, arte, situación ambiental, avances científicos). Y esa carencia de capital cultural —como decía Pierre Bourdieu— resulta, por definición, incapaz de reconocer su propia condición.

Por otra parte, todavía se reservan espacios de gran convocatoria y amplificación a voces que han probado no tener disposición hacia la reflexión, la crítica y la superación de su propio discurso, construido a la medida de la norma. Cuando se niegan sistemáticamente a incorporar variedad de fuentes históricas y teóricas, y al empleo de recursos hermenéuticos que expongan las posibilidades analíticas y políticas del marxismo —proponiendo, en cambio, tesis de sentido único, simplificado y muy reiterado—, continúan contribuyendo a alejar a otros y a la opinión pública del interés por esa teoría.

Otra fuente de problemas proviene del ejercicio laboral de personas de profesión marxista y no de vocación (y formación) marxista, que se pronuncian desde fuera de la ciencia. Esta zona externa, ajena totalmente a los parámetros de rigor (y de imaginación) de estudio e investigación, se ha legitimado a través de habilitaciones masivas con fines docentes; y además, por medio de la percepción de que ser políticamente correcto califica automáticamente para hablar de marxismo. El marxismo no es tratado como ciencia [9].

Las interrogantes, proposiciones, tendencias, y diversidad histórica y teórica que el marxismo ha generado… lo que constituye esta tradición teórico-política, puede comprenderse únicamente por medio de conocimientos sistematizados y presupuestos intelectuales (me refiero al deber ser de la dimensión científica y académica). Solo una operación de reducción instrumental sucesiva y reiterada en el tiempo, puede sugerir otra cosa.

Y, si de la formación de sujetos políticos se trata, no está de más recordar que desde la propia plataforma marxista (para no ir a Aristóteles), se entiende que la política coincide con el espacio existencial humano. De manera que hacer ciencia o literatura y enseñarla —biología, matemática, arte, comunicación, diseño—, es también hacer política. La educación ideológica —para referirme solo a lo institucional— ocupa todo el espacio escolar. ¿Por qué confinarla a la hora de “marxismo”? Conviene recordar entonces el sentido fundamental —¡y no otro!— de una de las tesis antológicas de la ejemplar Rosa Luxemburgo, relativa a que la Revolución no se aprende en las Escuelas, sino en la vida política activa [10].

En contraste con la prosperidad que exhiben otras áreas del conocimiento en Cuba, casi no parece producirse marxismo en sí. Incluso, prometedoras inteligencias han reencauzado su talento hacia temas y campos más provechosos —en varios sentidos— y prestigiosos —desde la percepción social—, a la vez que resultan ¡menos problemáticos! No obstante, es cierto que puede admitirse la existencia de un trabajo científico desde presupuestos metodológicos, conceptuales, políticos y utópicos marxistas. Sin embargo, más allá de las individualidades, el dominio hegemónico del marxismo vulgar una generación tras otra —con su libro de certezas, omisiones y demarcación de legitimidad— ha terminado por apagar la preocupación teórica. Esa situación no se instaló durante los 90, más bien se prolonga ya por largas décadas.

Generaciones de cubanos viven creyendo que solo hubo tres marxistas. En el mejor de los casos, ciertas nociones de marxismo permanecen en el sentido común en calidad de conocimiento positivo que se da por aprendido después de haber aprobado un examen escolar, o se retienen en el pensamiento como sello de identidad política. Hemos llegado a un punto donde nuestro “problema fundamental” hoy en los ámbitos de la enseñanza, la investigación, la divulgación, y las ediciones —esta última resulta de primerísimo orden—, consistiría en emprender una verdadera arqueología crítica del marxismo corriente.

Pero todo esto era ya sabido en Cuba a fines de los 60, e internacionalmente al término de la década del 20 del siglo XX.

No pretendo ser original…

Notas:

1. El presente texto refiere ciertas cuestiones de naturaleza crítica, especialmente relativas a la enseñanza y a la esfera académica. Se ha seleccionado este enfoque (y no otro, que pudiera resultar más balanceado y posible también de concebir), en el entendido de que solo identificando los problemas, pueden ser superados. Decidí emplear estos minutos y espacio, para pensar, escribir, y hablar, sobre lo que considero que dejamos de hacer y sí se puede hacer. Por otra parte, las intervenciones de otros compañeros en “Dialogar, dialogar”, me motivaron a (re)considerar y precisar algunos asuntos.
2. Ver Bibliografía de la autora sobre el tema, por ejemplo: 2017, “Edición Revolucionaria (R): memoria y nostalgia del saber en Cuba. Entrevista a Rolando Rodríguez, fundador y director de Edición Revolucionaria (4 de febrero de 2016). Revista Estudios de desarrollo social: Cuba y América Latina, FLACSO, Vol. 5, No. 1; 2015-2016, “El marxismo: su difusión y enseñanza darwinista” http://www.filosofía.cu, No. 28, set-junio; 2016, “Marxismo GUIÓN Leninismo”, conferencia para profesores de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana (inédito); 2014, “Definiendo el Pensamiento Crítico”. Revista Temas, La Habana, No. 80; 2006, “La divulgación del marxismo en la revista Pensamiento Crítico”, Marxismo y Revolución, Ciencias Sociales, La Habana; y 2001, “La difusión del marxismo en las publicaciones periódicas cubanas: 1959-1970”, Tesis de Doctorado, Inédita, Universidad de La Habana.
3. Por una parte, antes de 1959 Cuba había estado sometida a propaganda anticomunista, y por otra, el marxismo que llegó a sectores políticos muy localizados, era el que se consideró oficial dentro de la Tercera Internacional, institución definitivamente desfigurada —en sus objetivos, funcionamiento, organización, estrategia y teoría políticas— después de la muerte de Lenin.
4. La masificación de la enseñanza del marxismo por vías institucionales, se inició en diciembre de 1960 con la inauguración de las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR), y un poco más tarde, con la Reforma Universitaria de 1962.
5. Cuestión referida también por el Diputado Dr. en Ciencias Filosóficas Miguel Limia David, en la Sesión Plenaria de la Asamblea Nacional (diciembre de 2015, presentado en la Televisión Nacional).
6. El proceso de “perfeccionamiento de la enseñanza del marxismo” en las Universidades cubanas (2015-17), impulsado por el Ministerio de Educación Superior (MES), puede ser una oportunidad para adoptar criterios pedagógicos, fundados en investigaciones y consensuados por medio de debates científicos.
7. Además, la URSS proporcionó a la Revolución Cubana, por décadas, una extraordinaria ayuda de todo tipo que ha de reconocerse y agradecerse. En este sentido, puede recordarse “lo que ha hecho la Unión Soviética por nosotros”. Palabras dichas por Fidel en la circunstancia contradictoria de la crisis de octubre, cuando “surgieron algunas discrepancias”. Informe del Comandante en Jefe Fidel Castro al pueblo de Cuba. Posición de Cuba ante la crisis del Caribe. (Discursos, Declaraciones, Comunicaciones, Cartas y Documentos publicados durante la Crisis). COR, 1962. págs. 71; 73.
8. Me refiero a los graduados de “Filosofía marxista-leninista” (Universidades de La Habana, Santiago de Cuba, y Las Villas); “Economía Política” (esta última especialidad cerró hace muchos años, pero como saber e investigación sólida —no necesariamente como carrera universitaria— ¡cuánta falta nos hace en su proyección educativa y de estrategia social!); y de “Marxismo-leninismo e Historia” en las Escuelas Pedagógicas (perfil que —según se ha dicho en los medios de comunicación nacionales— apenas tiene matrícula). El resto de las personas dedicadas hoy al marxismo fundamentalmente dentro del sistema educativo, y que la sociedad inviste de autoridad para su ejercicio —cuyo número crece, por distintas razones prácticas—, no son graduados de estas carreras.
9. Lenin recuerda y confirma la tesis de Engels: “el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie”. En ¿Qué hacer? dedica amplio espacio a destacar la importancia del conocimiento teórico del marxismo frente a las “formas más estrechas de actividad práctica”, y argumenta: la “amplia difusión del marxismo ha ido acompañada de cierto rebajamiento del nivel teórico. Mucha gente, muy poco preparada e incluso sin preparación teórica alguna, se ha adherido al movimiento por su significación práctica y sus éxitos prácticos”. Lenin, 1960, ¿Qué hacer? Obras Escogidas en 3 tomos, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, pp. 143-146.
10. Algunos de los compañeros presentes en el espacio “Dialogar, dialogar”, señalaron que el marxismo es una teoría política obrera, extensible en las condiciones de nuestro país, a los trabajadores y la ciudadanía. Hicieron notar, sin embargo, que el trabajo dialogado de preparación marxista (por tanto, política) con el pueblo, resulta insuficiente. Personalmente, suscribo la idea de que el marxismo tiene que encarnar en las masas (forma parte de su ideología, junto con el pensamiento nacional y latinoamericano, que conforma nuestra plataforma revolucionaria) y que debemos dirigirnos también hacia ese propósito. Hago constar que no por referirme en este texto a la esfera académica, dejo de comprender o compartir ese criterio. Más bien, lo confirmo.

Fuente: https://dialogardialogar.wordpress.com/2017/03/27/el-marxismo-en-cuba-hoy/?fb_action_ids=1297635440292409&fb_action_types=news.publishes

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Puerto Rico: Abogan por el lenguaje de señas

Puerto Rico/03 de Abril de 2017/El Nuevo Dia

Proyecto de ley busca incluir este modo de comunicación en aulas públicas y privadas.

Los obstáculos que enfrentan las personas sordas no se limitan al ámbito académico, sino que son parte de un esquema que incluye falta de integración y orientación al público en general para facilitar y garantizarle una vida digna a esta población.

Así salió a relucir ayer en un encuentro del senador Juan Dalmau con representantes de organizaciones que representan a esta comunidad.

“Es una forma de integrarlos al proceso”, dijo Dalmau sobre el propósito principal del conversatorio.

Esto, a tono con el Proyecto del Senado 338, de la autoría del legislador de minoría, que busca “incluir cursos de lenguaje de señas en el currículo de las instituciones educativas de Puerto Rico a nivel elemental, así como fomentar la integración de este lenguaje en cursos regulares”.

Dalmau precisó que la medida busca uniformar el lenguaje de señas, romper barreras y fomentar empatía, sensibilidad y apertura a esta población.

“Es un paso necesario que tiene que tomar el sistema público”, dijo, y añadió que el proyecto también intenta incorporar los cursos a nivel privado.

 Mildred Gómez, del Movimiento para el Alcance de Vida Independiente, lamentó cómo la comunidad sorda ha sido y continúa siendo discriminada y marginada por la sociedad en general. Como ejemplo, mencionó que el Censo Poblacional más reciente no incluye una contabilidad de esta comunidad. Sin embargo, comentó que el Censo del 2000 había registrado 150,000 sordos en el País, datos que, estimó, deben haber variado bastante en los últimos 17 años.

Gómez recalcó que, aunque hay leyes que garantizan derechos hacia esta población, falta que se refuerce su cumplimiento. Entre estas, mencionó la Ley 136 de 1996, que estipula que “todas las agencias de gobierno deben proveer un intérprete para que asista a personas con impedimentos auditivos”.

 Marta Rodríguez, de American Sign Language Educational Services, recomendó que la oficina del secretario de Educación les ordene a los directores escolares que, junto a una persona sorda, evalúe al personal que trabaja con las destrezas de comunicación de señas.

Jorge Santiago O’Neill, del Registro de Sordos e Intérpretes de Señas, sugirió que el lenguaje de señas sea elevado a un lenguaje oficial del País.

Mariela Pratts, con su madre Sandra Rodríguez Cotto, explicó el proyecto de feria científica que trabajó recientemente, el cual concluyó la habilidad que tienen niños pequeños, de hasta cinco años, de aprender lenguaje de señas. “Este es un lenguaje con oportunidad de crecimiento”, opinó Rodríguez Cotto.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/aboganporellenguajedesenas-2305663/

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El Banco Mundial aprueba US$100 millones para combatir la desnutrición en Guatemala

Guatemala/Abril de 2017/Fuente: Banco Mundial

El Directorio Ejecutivo del Banco Mundial (BM) aprobó el pasado viernes 24 de marzo un préstamo de US$100 millones destinado a mejorar las prácticas, los servicios y los comportamientos claves para reducir la desnutrición crónica en Guatemala, con un énfasis en los primeros 1,000 días de vida.

El “Proyecto de Nutrición y Salud para Guatemala Crecer Sano”, busca apoyar la Estrategia Nacional para la Prevención de la Desnutrición Crónica 2016-2020, que lanzó el Presidente Jimmy Morales en marzo de 2016. Los beneficiarios principales serán los niños menores de 24 meses, así como las mujeres embarazadas y sus familias en siete departamentos con elevado porcentaje de desnutrición crónica: Alta Verapaz, Chiquimula, Huehuetenango, Quiché, San Marcos, Sololá y Totonicapán. Casi todos estos departamentos tienen población predominantemente indígena.

El proyecto aprobado será financiado por el BM y el Mecanismo Mundial de Financiación en Apoyo a la iniciativa Todas las Mujeres, Todos los Niños (GFF por sus siglas en inglés). Este nuevo fondo multidonante fue creado para financiar esfuerzos destinados a mejorar la salud reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente (RMNCAH por sus siglas en inglés) y cuenta con el apoyo de un amplio conjunto de socios para el desarrollo, incluidos los gobiernos de Noruega, Canadá y la Fundación Bill & Melinda Gates. El GFF ayuda a financiar planes nacionales de ampliación de RMNCAH enfocándose en los resultados, apoya a los países a lograr una sostenibilidad en sus esfuerzos de movilización de recursos domésticos de RMNCAH y contribuye a una mejor coordinación entre los actores que financian actividades de RMNCAH.

Este préstamo es de suma importancia para Guatemala. Al reducir la desnutrición aumentaremos la productividad de nuestra futura fuerza laboral. Estamos agradecidos por la donación del GFF que nos permitirá beneficiarnos de mejores condiciones de préstamo y así canalizar más recursos para las poblaciones vulnerables de Guatemala”, señaló Julio Héctor Estrada, Ministro de Finanzas de Guatemala.

Entre las acciones previstas en el proyecto se incluye el apoyo a la prestación de servicios de nutrición y salud a las madres y los niños, destinado entre otros a los cuidados prenatales, y la mejora del acceso a agua potable y saneamiento. Asimismo, se busca promover intervenciones destinadas a cambiar comportamientos, como asegurar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida.

Guatemala es el primer país que se beneficia de un aporte del GFF para reducir el pago de intereses de un préstamo del BM en US$9 millones. Esta disminución está asociada al logro de unas metas predefinidas y permite a Guatemala gozar de unos términos más concesionales que los préstamos estándar del BM. El gobierno se ha comprometido a utilizar la contribución del GFF y a agregar una cantidad equivalente. La suma final de US$18 millones se destinará a un programa de trasferencias condicionadas que busca mejorar el estado de salud y de nutrición de las familias. “A través de este instrumento financiero innovador, estamos orgullosos de apoyar a Guatemala a ampliar los recursos que benefician a madres y niños«, dijo la Dra. Mariam Claeson, Directora del GFF.

Si bien la desnutrición en Guatemala ha disminuido del 55% en 1995 al 46.5% en 2014/2015, sigue siendo la más alta de América Latina y El Caribe y una de las más elevadas del mundo, superando a la de países con un ingreso per cápita mucho más bajo, como Bangladesh, Etiopía o Vietnam. Los índices de desnutrición son particularmente elevados entre las poblaciones indígenas guatemaltecas (61%). Ello afecta la calidad del desarrollo humano de su población, y en consecuencia, su potencial de desarrollo y crecimiento.

Cuando miramos al país, vemos a dos Guatemalas: la rural y la urbana,  la formal y la informal, la que tiene acceso a servicios básicos y la que no. Este proyecto y todo nuestro trabajo busca contribuir a cerrar esta brecha entre las dos Guatemalas y garantizar que las poblaciones vulnerables tengan acceso a un mejor futuro”, señaló Homa-Zahra Fotouhi, representante del Banco Mundial en Guatemala.

El préstamo tiene un plazo de amortización de 33 años incluyendo un período de gracia de seis años.

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2017/03/27/the-world-bank-approves-us100-million-to-combat-malnutrition-in-guatemala

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Reino de España y Gobierno de Honduras inauguran moderno centro de educación en Copán

Honduras/Abril de 2017/Autor: Marcos Rodriguez/Fuente: Radio HRN

A nombre del Presidente Juan Orlando Hernández, la Primera Dama Ana García, junto al Embajador del Reino de España Miguel Albero, inauguraron moderno centro de educación básica en la comunidad de Quezailica del municipio de Santa Rosa de Copán.

El moderno centro educativo Jesús María Rodríguez, forma parte del “Proyecto de Construcción, Equipamiento y Capacitación de Escuelas de Educación Básica Obligatoria de Nueve Grados y Prebásica” en comunidades de extrema pobreza.

El objetivo del proyecto es crear la infraestructura educativa rural de buena calidad, que cubra las necesidades de la educación básica, desde pre escolar hasta noveno grado, dotándolas de los medios adecuados para una formación apropiada dentro de su entorno.

“Esta es una obra que beneficia el desarrollo del país, es una obra de primer nivel necesaria para contribuir con los niños de esta región del pais, agradecemos al Reino de España por utilizer estos fondos de reconversion de la deuda para obras de infraestructura de centros educativos a nivel nacional” expreso la Primera Dama Ana de Hernández.

García agregó que en la moderna instalación podrán tener una educación completa a través de los diferentes talleres para que aprendan una actividad económica que les pueda server mientras terminan sus estudios.

Este proyecto que beneficiará cuatro Departamentos de Honduras (La Paz, El Paraíso, Comayagua y Copán), es un esfuerzo conjunto entre los Gobiernos de la República de Honduras y El Reino de España en pro del desarrollo social de Honduras, por medio del financiamiento de proyectos con recursos provenientes del Programa de Conversión de Deuda de Honduras frente a España.

Cada centro dispondrá de una biblioteca, áreas administrativas, y agropecuarias que beneficiarán directamente a unos 1,500 estudiantes por año, 82 maestros e indirectamente 19,803 habitantes de los municipios a atender.

Fuente: http://www.radiohrn.hn/l/noticias/reino-de-espa%C3%B1-y-gobierno-de-honduras-inauguran-moderno-centro-de-educaci%C3%B3n-en-cop%C3%A1n

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Costa Rica: Apoyo de Estados Unidos en educación seguirá

Costa Rica/Abril de 2017/Fuente: El Financiero

Las relaciones de Costa Rica con Estados Unidos van más allá de la venta de bienes y servicios.

En el ámbito educativo, el país también contabiliza un aliado en el norte y hay indicios para creer que esas relaciones seguirán vigentes en los próximos años.

Por un lado, desde el Departamento de Estado de esa nación se envía un mensaje de optimismo, y se asegura que las relaciones no se verán alteradas pese a un gobierno que ha iniciado una revisión de sus políticas migratorias, por ejemplo.

Por otro lado, el número de estudiantes universitarios costarricenses que eligen Estados Unidos para formarse invita a pensar en positivo. En el último año las estadísticas reportaron un crecimiento del 3%, según datos provenientes del Instituto de Educación Internacional de los Estados Unidos (conocido como Open Doors ).

Hablamos de apoyo y movilización de estudiantes entre ambas naciones que llega mediante programas de becas interinstitucionales y personales.

Programas como Fulbright, que colecciona decenios, o el más recientemente lanzado 100.000 Strong in the Americas se enlistan en la oferta.

Solo esta última iniciativa, por ejemplo, contabiliza poco más de 64.000 estudiantes de América Latina y el Caribe –incluidos costarricenses– como beneficiarios del programa.

Claro está, al igual que en lo comercial, Costa Rica maneja un saldo deficitario. Es decir, recibimos más estudiantes de los que logramos enviar al exterior, pero los beneficios parecen apaciguar los números.

Oportunidades aprovechadas

En 2016, la Universidad de Iberoamerica (Unibe) fue merecedora de la beca 100.000 Strong…, siendo la primera universidad privada de Centroamérica en obtener el reconocimiento.

El programa fue lanzado durante la administración del presidente Barack Obama, y desde su creación contabiliza un total de 93 subvenciones a equipos de 205 instituciones de educación superior de 20 países en la latinoamericana.

Como su nombre lo dice, el objetivo es alcanzar los 100.000 estudiantes de intercambio, en ambas vías.

De acuerdo con el sitio web del programa, todavía hay espacio para crecer. Aproximadamente 40.000 estudiantes norteamericanos han llegado a las aulas de la región, mientras que 64.000 latinoamericanos han sido beneficiados de esa cooperación.

Elizabeth Rodríguez, directora de educación global de Unibe, explicó que el reconocimiento llegó luego de una postulación del centro educativo, pues justamente ese es el ingrediente diferenciador del programa: en lugar de entregar becas directas a individuos se promueve la formación de alianzas institucionales y transnacionales.

Como resultado, se les laureó con la posibilidad de movilizar en abril próximo a siete estudiantes de enfermería a los Estados Unidos, al tiempo que también serán sede de aprendizaje para alumnos de esa nación.

A nivel nacional, la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad de Costa Rica (UCR) también se registran como instituciones becadas con ese programa.

En el caso de la UCR, el intercambió de alumnos se dio a través de una universidad en Puerto Rico en noviembre del 2016.

En un primer intercambio, cuatro estudiantes de la Facultad de Microbiología de la UCR, lograron capacitarse en bioinformática, área destinada al procesamiento de datos masivos de ADN.

“Los estudiantes logran ampliar sus áreas del conocimiento con nuevas herramientas para el procesamiento y análisis de muestras, mientras las universidades anfitrionas avanzan en sus propios proyectos de investigación con una perspectiva internacional”, según un comunicado emitido por la universidad.

Unos van, otros vienen

Si bien el intercambio de estudiantes deja un saldo deficitario para Costa Rica, no se trata de una relación que deje pérdidas.

Por ejemplo, más allá de lo académico, las consecuencias que trae el dinamismo de este nicho se traduce en impactos directos e indirectos a la economía costarricense, muchos de ellos apenas contabilizados.

Como destino de estudiantes estadounidenses, Costa Rica sobresale como el octavo destino, por encima de países como Australia o Japón.

Para el 2015, 9.300 estudiantes estadounidenses universitarios eligieron el país. Un número que ha crecido en un 156% desde el 2001.

En la acera de enfrente, el número de costarricenses que se moviliza a Estados Unidos también viene en aumento, aunque a un ritmo menor.

En 15 años, el crecimiento ha sido de un 24%, pasando de reportar 928 estudiantes ticos en esa nación a 1.148 el año pasado.

Las estadísticas provienen del Instituto de Educación Internacional de los Estados Unidos (Open Doors), fuente oficial utilizada por la propia Promotora de Comercio Exterior (Procomer) para seguirle el paso a ese sector de la economía.

El comportamiento nacional le permite al país ubicarse como el tercer mayor destino emisor de estudiantes a Estados Unidos de Centroamérica, incluido México. Costa Rica tiene una tasa 23,2 becados por cada 100.000 habitantes. Para este cálculo se utilizó la población estimada por el Banco Mundial para cada nación en el 2015.

Fuente: http://www.elfinancierocr.com/economia-y-politica/estados_unidos-educacion-costa_rica-becas-intercambios_0_1149485063.html

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