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Clase política disociada de la Escuela Mexicana

Por: Randolph Méndez González

«La educación y la salud son rubros prioritarios que deben ser atendidos constantemente en todo gobierno que se diga democrático y humanista»

Ardua tarea la asignada a profesores de todos los niveles académicos, donde la actual Escuela Mexicana determina preceptos morales que deben inculcarse y transmitir a los educandos, quienes a la par de los conocimientos disciplinares deben adquirir habilidades que les permitan “aprender a ser” y “aprender a convivir”. Se hace difícil inducir valores a alguien, cuando en su entorno social, sea este familiar o escolar (incluyendo en esta última categoría a profesores, tutores escolares y directivos) suman factores que en nada abonan al propósito educativo.

Si un niño o joven convive en el mundo tecnológico a su alcance, lo primero que se le presenta son programas con contenidos eróticos, violentos, con términos cargados de palabras soeces y ofensivas, violencia de todo tipo como asesinatos, robos, peleas de hombres contra hombres y mujeres con mujeres, entes políticos de “primer nivel” con “léxico de carretonero” (así decía mi abuela, pero hoy la comparación más adecuada es con “léxico de senador o senadora”), legisladores insultándose con todo tipo de oprobios; youtubers e “influencers” cuya única gracia es decir y hacer tonterías; féminas destruyendo monumentos y lo que encuentren justificándose en su derechos feministas; religiosos acusados de pederastia; programas televisivos de carácter informativo y redes sociales plagadas de mensajes de odio, y como guinda del pastel, se destapa el caño de un caso de deshonestidad académica en nuestra Máxima Casa de Estudios Universitaria en una de sus Facultades que debiera ser ejemplo de legalidad y ética, al denunciarse un plagio de tesis de una licenciatura de quien es hoy una alta personalidad jurídica, siendo estos profesionales los encargados de impartir justicia y quienes deben poseer cualidades morales a prueba de cualquier “error de formación”.

Cualquier tesista, director o asesor de tesis, conoce de Metodología de Investigación y lo que es un plagio, ¿cómo explicarles hoy lo contrario?, ¿Cómo explicar a nuestros estudiantes que el plagio es una práctica deshonesta y tiene consecuencias, sin importar que se pertenezca a la clase política?… ¿O no es así?; no actuar en consecuencia implicaría una vergüenza y quizá una complicidad amoral.

En esta realidad diaria los jóvenes aprenden a distinguir lo bueno, lo malo y lo peor. Se dice que los mexicanos somos extremadamente solidarios con nuestros semejantes y los mejores del mundo (califica nuestro presidente), pero la realidad nos dice otra cosa si de transar al prójimo se trata. Nos sabemos portar a la altura de las circunstancias cuando ocurre una tragedia, pero al menor incidente vial o provocación, aflora el folclor, muy mexicano por cierto. Debemos ser empáticos con todos, pero siempre y cuando piensen como nosotros…Quizá esto sea el significado del llamado “Humanismo Mexicano”.

Si bien a nivel estratégico se han reestructurado planes y programas de estudio, integrando asignaturas con enfoque ético-humanista y de visión inter-disciplinaria, el comportamiento humano no termina de aterrizar en valores firmes en nuestros jóvenes, quizá porque falla en la fase táctica y operativa de esta estrategia, pues quienes están a cargo de aplicarla y vigilar que se cumpla son parte de los grupos de poder educativo que han medrado desde antaño, hoy con casaca 4T, y no entienden que trabajar en varios sistemas educativos ya no se vale pues repercute en la calidad del quehacer educativo.

A horas de concluir otro año más de “cuarta transformación”, persisten los docentes que tienen o buscan doble pensión por jubilación, por parte del ISSSTE, IMSS u otro organismo, proceder nada ético ni moral, pues los recursos que por ello se eroga hacen falta para cubrir rubros en materia de salud; amén de que hacen quedar muy mal a las autoridades educativas estatales y federales, y al propio gestor de esta nueva corriente de “Humanismo Mexicano” pues para nadie pasa desapercibido el hecho de que no existen medicamentos ni servicios básicos como radiografías, estudios clínicos en hospitales del ISSSTE o ISTECH (en mi entidad), donde además tienen los derechohabientes que cuidarse del herrumbre en sillas, camas, mesas, carretillas y todo lo que contenga metal.

Quizá quien no lo ha vivido, no puede comprender la angustia y desesperación de los padres de niños y jóvenes enfermos de cáncer que no encuentran la medicina que hay que aplicar en tiempo y forma, pues esa enfermedad no espera y avanza con rapidez mortal. En el año 2007 recuerdo la mirada que cruzaron entre sí una pareja de humildes padres de una joven con leucemia cuando formados delante de mí en la fila de la farmacia del Instituto Nacional de Cancerología de la Ciudad de México (INCAN), les cotizaron el medicamento de una quimio. Sí había medicamentos, pero no recursos económicos para adquirirlos; ahora imagino la situación de desatención actual, donde no hay estos medicamentos en existencia (ni para los más humildes, ni para los que puedan costearlos), y me asalta el recuerdo de aquellas miradas de angustia, miedo y aflicción que quedaron grabadas en mi mente. Hoy no creo que quienes se manifiestan en las calles por tal motivo, sean adversarios…nadie juega con esto.

La educación y la salud son rubros prioritarios que deben ser atendidos constantemente en todo gobierno que se diga democrático y humanista, y no bastan los informes que puedan dar los encargados de dirigirlos, ni planearlos con criterios puramente políticos; bien vale hacerlo también con visión administrativa, con enfoque de sistemas donde no se pierda de vista la interacción entre cada una de las áreas que conforman el todo, hacía adentro y hacia afuera; es decir, los sub y los supra sistemas. Los recursos siempre serán escasos, si se dejan de atender factores que pueden ser prioritarios por “optimizar” otros, el sistema se desestabiliza, lo que se traduce en políticas públicas fracasadas y nula credibilidad para sus ideólogos (políticos todos), que más temprano que tarde batallarán por recuperar un ápice de confianza ciudadana en los periodos electorales que se avecinan; ante este escenario vale la pena recordar a Miguel de Unamuno cuando decreta: “Venceréis, pero no convenceréis”.

Si tomamos en cuenta todo lo antes citado, podemos deducir que el entorno de nuestros educandos no es nada propicio para construir el mundo ideal que propone una educación humanista, y si lo es, será a largo plazo y habrá que hacer verdaderos cambios en la actitud y comportamiento de algunos dirigentes del país que parecieran vivir en un largometraje de Disney (uno sin balazos); valdría la pena retomar el humanismo de Tomás Moro (referente histórico de esta corriente de pensamiento) cuando afirma que “ser utópico no es soñar lo imposible o lo inasequible, sino soñar lo que es difícil”; espero que el 2023 nos traiga un poco de ese humanismo realista… el que urge al país.

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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Mujeres violentadas de la Montaña

Por: tlachinollan

Para las niñas y mujeres indígenas de la Montaña

Que luchan contra el yugo devastador de la violencia machista

Las condiciones deplorables de los habitantes de la Montaña han trastocado prácticas comunitarias que denigran y cosifican a las mujeres y niñas indígenas. La cultura machista que persiste en nuestra sociedad se reproduce al interior de las comunidades. Las autoridades municipales se encargan de remarcar el trato desigual entre los hombres y las mujeres. Aplican la ley en favor de los hombres y dejan en estado de indefensión a las mujeres. Están muy lejos de reconocer los derechos y la dignidad de las mujeres. Argumentan que los pueblos tienen sus propios usos y costumbres y por lo mismo, se tiene que respetar lo que la gente decide. Las autoridades municipales en lugar de brindar de manera gratuita sus servicios y de proteger a la población más vulnerable, se ensañan poniéndole precio a cualquier trámite o escrito que realizan. No importa el nivel socioeconómico de la gente porque en el ayuntamiento todo se maneja con dinero. Es común ver a la gente pobre  esperando varias horas para ser atendidos. Los funcionarios municipales imitan a sus jefes actuando con despotismo y reproduciendo prácticas corruptas, como pedirle dinero a la población para atender sus asuntos. La cárcel es el recurso más eficaz para obligar a que la población pague lo que requiere la autoridad.

El síndico o síndica municipal cuando interviene en algún caso es porque el quejoso ya dio un pago en efectivo o llevó un cartón de cerveza y una reja de refrescos. Los policías son personajes que causan miedo porque portan armas de grueso calibre y amedrentan a la población cuando acuden a los domicilios en busca de las personas que están siendo citadas. Tratan como delincuentes a cualquier ciudadano o ciudadana. Son más abusivos y agresivos contra las mujeres. Nadie se atreve a llamarles la atención para que brinden un trato respetuoso a las personas. Se han acostumbrado a usar las armas para someter a la población y demostrar que son la ley.

Cuando el hombre acusa y paga, el regaño es severo contra la mujer. No se le da oportunidad para que se defienda, por el contrario la autoridad le pide que acate lo que está determinando. Son comunes los casos en que las esposas son señaladas de que no cumplen con sus obligaciones. A la síndica municipal no le interesa conocer la situación de la mujer, mucho menos le pregunta si ha sido violentada. Más bien se coloca de lado del marido no solo porque ha pagado por su intervención sino porque la mujer debe asumir un rol de obediencia ciega, de sumisión y de sometimiento al poder del hombre. Hay ocasiones en que la esposa se resiste a mantener la relación matrimonial. Esta postura en lugar de ser respaldada por el síndico o la síndica municipal es sancionada con reprimendas, al grado que se le obliga a regresar con el esposo. La situación es grave porque las mujeres no encuentran apoyo en las autoridades municipales y sus mismos padres las abandonan, debido a que recibieron un pago para entregarla a quien ahora la violenta. Por defender sus derechos son encarceladas. En el encierro quedan en manos de los policías que en muchas ocasiones las violan. No permiten que reciban alimentos porque para las autoridades es parte del castigo que reciben. Además de las detenciones arbitrarias, las autoridades municipales violan flagrantemente sus derechos al privarlas de la libertad sin causa justificada. Para dejarlas libres tienen que pagar una multa de mil a 3 mil pesos, de lo contrario permanecen encerradas y sin posibilidades de probar alimentos.

En el municipio de Cochoapa el Grande estas prácticas son comunes entre las autoridades municipales. Son parte del negocio que les da grandes dividendos violentando los derechos de las mujeres. A nivel estatal la secretaría de la mujer le ha apostado a realizar  talleres con los funcionarios municipales con la idea peregrina de que con esas pláticas van a cambiar la cultura machista que está enraizada entre las mismas familias indígenas. Parten de la idea de que existe un verdadero compromiso y mucha sensibilidad entre las autoridades municipales para salvaguardar los derechos de la mujer. La realidad es que en los mismos ayuntamientos se violenta dignidad porque las consideran inferiores, a causa de su monolingüismo y no tener la oportunidad de asistir a la escuela.

La estrategia implementada por la gobernadora Evelyn Salgado orientada a revertir la violencia contra las mujeres, se centra en los gobiernos municipales excluyendo a las mujeres indígenas que padecen esta violencia. Se requiere focalizar la atención en las comunidades trabajando directamente con las madres de familia, revalorando su rol como principales protagonistas para desmontar esta estructura patriarcal. Mientras no se coloque en el centro de la acción gubernamental a las mujeres indígenas será imposible que las autoridades municipales, ya sean hombres o mujeres, tomen la iniciativa para cancelar el negocio de los matrimonios forzados de niñas indígena.

Las niñas indígenas no tienen la oportunidad de estudiar porque no hay escuelas y donde existen no hay maestros. Los pocos docentes que atienden a los niños y niñas son de contrato y regularmente se encargan de dar clases a varios grados. Muchas escuelas son unitarias y otras funcionan con el sistema de multigrado. Existe un gran desarraigo de maestras y maestros que no son de la región y regularmente permanecen tres días a la semana en las comunidades. Varios de ellos no hablan la lengua materna y solo se reducen a castellanizar. Ante la ausencia de las instituciones y los graves estragos del hambre por falta de trabajos remunerados, los padres deciden casar a sus pequeñas hijas a muy temprana edad. Los pagos oscilan entre 200 a 300 mil pesos y lo inaudito es que los padres del niño optan por endeudarse para cubrir esa cantidad. Para testificar estos matrimonios al margen de la ley, la síndica municipal se encarga de formalizar esta alianza y de contar el dinero en la mesa de la familia paterna. Su presencia también tiene un costo que va de 20 a 30 mil pesos, dependiendo de la distancia y de la hora. Ante la ausencia de la sindica son los comisarios municipales los que se encargan de contar el dinero y de cobrar por esta transacción. Las niñas son rehenes de sus mismos padres y suegros y del niño que también es obligado a casarse. Son matrimonios forzados donde se impone la decisión de los padres, obligando a que los niños y niñas asuman a temprana edad el rol de madre y padre, en condiciones sumamente adversas, por lo que implica formar una familia sin el apoyo y la protección de las instituciones del estado. Lo que caracteriza estas relaciones tempranas es una convivencia forzada, entre dos personas extrañas, que nada tienen en común y que se vieron obligadas a vivir juntos por la decisión de sus padres. La violencia nace, crece y se reproduce desde el momento mismo en que se forza al niño y a la niña a convivir como pareja. Se institucionaliza la violencia y se da un trato indigno a las niñas por el dinero que recibieron sus padres como si se tratara de una mercancía. Quedan inermes ante la casa de los suegros que en muchas ocasiones las violan. Son condenadas a padecer la violencia asumiendo también una maternidad forzada. Ellas, además de soportar el maltrato, tienen que velar por el cuidado de sus hijos.  También están obligadas a trabajar en los campos agrícolas donde el suegro cobre su salario. Quedan a expensas de que la familia del esposo les permita acceder a los alimentos y a tener algún apoyo para comprar la medicina y la ropa de sus hijos. Están condenadas  a trabajar día y noche, a depender económicamente del esposo y de la familia paterna. A soportar los golpes y a obedecer ciegamente las órdenes del marido.

Para las mujeres y niñas indígenas no se vislumbra un futuro promisorio donde sean respetadas y reconocidas como personas con derechos. Las obligan a cargar con el estigma de la inferioridad y de su indianidad. Ninguna persona se atreve a salir en su defensa, quedan atrapadas en el círculo de la violencia machista que protegen las mismas autoridades municipales, porque la venta  de niñas es un gran negocio. Son ingresos extraordinarios engrosan sus bolsillos asumiéndose como cómplice de la violencia feminicida.

La gobernadora Evelyn Salgado tiene que responder a este gran reto. Las acciones que ha implementado a través de la secretaría de la mujer son insuficientes, porque no atacan de raíz los problemas estructurales que persisten en los gobiernos municipales y en las mismas comunidades indígenas. La ausencia de las instituciones del estado y la carencia de oportunidades para el desarrollo personal y comunitario, son parte de este ciclo de violencia que se transmite de generación en generación entre las mujeres y niñas indígenas de la Montaña.

Las autoridades estatales tienen que trabajar con las mujeres indígenas que sufren violencia. Sus acciones no se pueden reducir a la impartición de talleres, tienen más bien que empoderarlas con creando empleos remunerados, para salvaguardar sus derechos y romper con el pacto de impunidad que existe entre las autoridades y los perpetradores. Son las mismas mujeres indígenas las que han demostrado tener el valor y la decisión para liberarse de estas cadenas del oprobio. Varias de ellas fueron asesinadas y lo más doloroso es que las autoridades no investigaron estos feminicidios. Su silencio y sus lágrimas son parte de la resistencia y de la lucha que desde sus precarias viviendas están protagonizando. Las niñas y mujeres de la Montaña nos están demostrando que la batalla contra la violencia es una pelea diaria en condiciones sumamente adversas. Son ellas las que escriben con sangre este capítulo de la ignominia marcada por los rastros de la violencia feminicida.

Fuente de la información e imagen: https://www.tlachinollan.org

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La ilusión del cambio

Por: Carolina Vásquez Araya

Fugaz como todo aquello que carece de raíces profundas, la idea del cambio sólo sobrevive hasta el primer golpe de realidad.

No cabe duda de que la línea ininterrumpida del tiempo -almanaques más, almanaques menos- nos lleva indefectiblemente a pagar por los errores, a perseguir sueños fatuos y a persistir en las acciones erradas.  Y así, comenzamos una agenda de hojas vírgenes cuyas líneas impresas se irán poblando de citas nuevas demasiado parecidas a las de la agenda anterior y uno que otro proyecto previsiblemente similar a ese no realizado durante los 12 meses pasados.

Afuera, en la calle, dejando aparte la basura de los cohetes que alteraron el silencio nocturno, la misma violencia acecha a los ciudadanos confiados, porque el crimen no descansa ni depende de un cambio de dígito que se desvanezca su ominosa y abrumadora presencia.

La lección del día es que la magia no existe ni se dan los milagros de una manera tan básica y pedestre como el hecho de pasar de diciembre de un año a enero del siguiente.  Todo lo contrario, es preciso mantenerse alerta y analizar los errores cometidos:  el entusiasmo infantil por los augurios de un cambio de gobierno, el silencio cobarde ante los abusos de los legisladores, esa especie de adormecimiento cívico inducido por muchas décadas de represión, pero también el egoísmo de quienes tienen algo y no desean arriesgar su precaria estabilidad por aquellos que nada poseen.

El tsunami bélico que ha llenado de ruinas y cadáveres las pantallas de los televisores, aunado a la tragedia de los emigrantes -víctimas de las guerras, del hambre y la violencia es sus territorios- debería haber despertado un poco la conciencia colectiva, al demostrar con su rotunda realidad que frente a las grandes tribulaciones es importante la solidaridad humana. La violencia desatada contra la población civil en naciones cuyo único pecado es la inmensa riqueza de su subsuelo o su estratégica posición geográfica, nos ha dado una idea bastante aproximada de los alcances de la ambición de aquellos países que se han enriquecido como resultado de su poder de agresión.

Todo cuanto nos ha golpeado durante 2022 nos seguirá azotando en el nuevo año: la pérdida de certeza jurídica en nuestros países tercermundistas; el aumento de la pobreza extrema y los abusos de los gobernantes; la indiferencia de la comunidad internacional ante la violencia contra los pueblos indefensos.

Lo importante, entonces, es involucrarse y despejar las brumas de una parranda alegre y trasnochada sin mayor relevancia, cuyo estruendo solo camufló, por algunas horas, la tristeza de quienes perdieron su empleo o de aquellos que no tenían nada que celebrar. El sol sigue su eterno camino arrastrando a un planeta mal administrado, poblado por unos seres incapaces de convivir en paz y empeñados en destruir su entorno. Los esfuerzos aislados por convertir los avances de las ciencias en mayor bienestar para los pueblos, chocan de frente contra el inmenso poder de grupos consolidados de empresas dedicadas a manipular y transformar los descubrimientos en más dinero para sus accionistas.

Si hubiera cambio al ritmo de los días, que sea para involucrar a la población en lo que sucede con su futuro y el de sus hijos y contribuya a despertarla del letargo acomodaticio en donde ha permanecido mientras sus bienes se esfuman en bancos extranjeros, sin esperanza de retorno.  Que el protocolo del calendario funcione como conjuro para despertarla del sueño en que la ha sumido la corrupción, la amenaza y el miedo a enfrentar la realidad.

El Sol sigue su ruta arrastrando a este planeta maltratado y peor administrado.

 

Fuente de la información e imagen: www.carolinavasquezaraya.com

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Aguinaldo ¿Compromiso cumplido?

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

 

«Tenemos el ejemplo del pago del aguinaldo al personal de la educación estatal jubilado en Chihuahua que durante décadas se estuvo pagando invariablemente en el mes de noviembre, en una sola exhibición…»

Vivimos en un tiempo de grave extremismo político, a nivel nacional y local solo hace falta ver los medios impresos y digitales para darse cuenta del radicalismo exacerbado que se vive en el día a día, lo que hace que, la propia esencia de la política que es la construcción de acuerdos se diluya de manera inconveniente como agua que se desvanece de entre las manos y con ello a cada paso perdemos la oportunidad de construir en conjunto un mejor futuro para la sociedad. Tan malo es un extremo como el otro.

En este marco, no es inusual encontrar aspectos, en donde incluso con compromisos escritos, con la mano en la cintura se asume que hay nuevas condiciones y se eliminan o modifican acciones y compromisos, incluso cuando se trata de compromisos laborales, especialmente en tiempos del neoliberalismo en que se trastocaron y transformaron la vida de cientos o miles de trabajadores y sus familias.

Así, en educación, ejemplos sobran, a nivel local, por ejemplo, la pérdida de prestaciones como la llamada Clave “L” en el nivel básico, la eliminación de la Comisión Mixta de Escalafón para el caso del Nivel Superior que no tenía por qué verse afectado y que tiene a decenas de trabajadores a expensas de las “buenas intenciones” de funcionarios que poco o nada conocen al respecto al igual que en el caso de decenas de trabajadores de este mismo nivel que se han pronunciado permanentemente porque no se les ha hecho el pago del estímulo de por sus 28 y 30 años de servicio respectivamente sin mayor declaración que “vamos a estudiar el caso” a pesar de que las últimas décadas se haya pagado de la misma manera.

Asimismo, tenemos el ejemplo del pago del aguinaldo al personal de la educación estatal jubilado en Chihuahua que durante décadas se estuvo pagando invariablemente en el mes de noviembre, en una sola exhibición y antes que lo recibiera el propio personal en activo, en reconocimiento explícito al agradecimiento por una vida dedicada a la educación de decenas de miles de niñas y niños en la entidad y que con la mano en la cintura, a partir de hace un par de años, se decidió hacerlo hasta el último momento, después del personal activo y en dos emisiones, lesionando la economía y organización de cientos de familias de dicho gremio.

Es por eso por lo que no se entiende cómo, en un marco en el que la hoy Gobernadora Maru Campos repitió hasta el cansancio en radio y en propaganda escrita en su campaña política dirigida a este sector, que se mejoraría el servicio médico, que se darían las prestaciones al personal de nuevo ingreso de inmediato entraran y que se volvería a pagar el aguinaldo en una sola exhibición al personal jubilado.

En este sentido, no se entiende como el innecesario pleito y obstaculización por parte de legisladores locales del Partido Acción Nacional, quienes ADUCIENDO UNA LEGISLACIÓN QUE JAMÁS HA EXISTIDO, expresaban que era improcedente dicho pago en una sola exhibición como fue propuesto en su momento, a la par de que se requiriera el pago de los organismos estatales que adeudan a Pensiones Civiles del Estado (PCE) y que tienen en riesgo de operación de dicho Organismo Descentralizado.

Así, hubo que realizarse una importante movilización política en medios y de manera presencial por parte de la Organización Sindical para forzar la emisión que, aunque sigue en dos partes y fue un día después de la fecha límite establecida en la ley, para que se llevara a cabo.

No cabe duda de que es necesario que este y otros compromisos pendientes, se asuman por escrito y el próximo año no se esté en esta situación de incertidumbre que no contribuye más que a la precarización de la vida de cientos de familias chihuahuenses. Felices fiestas y muy feliz año 2023.

 

Fuente de la información: https://profelandia.com

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Balance político y perspectivas para el 2023

Por: Javier Tolcachier 

En el año que se va, en términos electorales, lo sobresaliente han sido los triunfos de las fuerzas progresistas en Colombia y Brasil, llevando a la presidencia a Gustavo Petro y por tercera vez, a Lula da Silva, luego de la persecución judicial encarnizada de la que fue objeto.

De gran importancia es el fortalecimiento del proceso de paz en Colombia y también el cambio de signo en la relación entre Colombia y Venezuela, gobiernos que han dado pasos concretos con la apertura de sus fronteras y la progresiva normalización en sus relaciones.

También en Cuba se produjo un avance relevante con la aprobación mayoritaria de un nuevo Código de las Familias, que amplía y actualiza derechos de protección de niñas y niños, adultos mayores, personas con discapacidad, condena la violencia intrafamiliar y reconoce la diversidad de realidades que existe entre las familias cubanas, entre otras cuestiones positivas.

En el Caribe anglófono, destaca la re-elección de la laborista Mía Mottley como primera ministra de Barbados, convertida en república independiente de la corona británica, en un nuevo avance de descolonialización.

Tanto en Granada como en San Cristóbal y Nieves, triunfaron las oposiciones, tratándose en el caso del granadino Dickon Mitchell, del Congreso Nacional Democrático, de una renovación generacional en el ambiente político de la isla.

La derecha pudo también cosechar algunas victorias, como la obtenida por Rodrigo Chaves en Costa Rica contra José María Figueres Olsen, candidato del ya vetusto Partido de la Liberación Nacional, ex presidente e hijo del caudillo fundador de la Segunda República.

Una de las derrotas más dolorosas de este año ocurrió en el plebiscito constitucional de salida en Chile, que debía ratificar el nuevo texto constitucional para dejar atrás la herencia pinochetista y fue rechazado por una mayoría abultada.

En Uruguay, pese al logro de la izquierda que cosechó 800.000 firmas para levantar la consulta popular sobre la Ley de Urgente Consideración, la coalición oficialista neoliberal de Lacalle Pou alcanzó un triunfo ajustado que abre la puerta a un programa de restauración conservadora.

En otros niveles de gobierno, se produjeron en México elecciones en algunos Estados que arrojaron como resultado el fortalecimiento de Morena y la figura de Andrés Manuel López Obrador, mientras que en términos municipales, el Frente Sandinista ganó todas las alcaldías en Nicaragua sin mayor oposición y la ultraderecha se hizo con la alcaldía central de Lima.

En lo que se pensaba sería un eclipse político total a causa del mundial de fútbol en Qatar, varios hechos políticos sacudieron el mapa regional.

En el Perú, luego de repetidos e infructuosos intentos, la oligarquía centralista violentó la voluntad popular derrocando al maestro rural y sindicalista Pedro Castillo a menos de año y medio de su mandato.

En Argentina, mientras la euforia popular se desataba ante la obtención de su tercera copa mundial de fútbol, el campo popular sufrió un fuerte revés. Maniatado el país por una deuda odiosa contraída por el gobierno de Macri y con claros visos preelectorales, la mafia judicial-mediática, en su carácter de gestora de los grupos de poder concentrado y de la estrategia de lawfare estadounidense, logró – al menos de momento – sacar de la cancha a la principal referente progresista, la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, proscribiendo su posible candidatura mediante una sentencia viciada.

Mientras tanto, en la convulsionada e intervenida Haití, los movimientos populares lograron un acuerdo con el gobierno irregular de Ariel Henry, que estipula una salida institucional ante las dificultades que atraviesa su población y la amenaza de una nueva invasión de fuerzas multinacionales.

Asimismo, en Chile se abre un nuevo capítulo para avanzar hacia un nuevo texto constitucional. Constitución que emergerá (en el mejor de los casos) de una modalidad “en la medida de lo posible” y destrabará algunas cuestiones, pero dada la naturaleza cupular de este renovado intento, de ningún modo logrará cumplir con las necesidades de cambio que expresó el “Despertar” chileno de 2019.

Ya en el estertor del año, se efectúa la detención de uno de los principales agentes del golpismo en Bolivia, Luis Fernando Camacho, quien en conjunto con las logias cruceñas dominantes escenificaron este año una nueva intentona para conmocionar al país, del mismo carácter racista y secesionista puesto de manifiesto en el transcurso del proceso constitucional que llevó a la fundación del Estado Plurinacional o con el desconocimiento de los resultados electorales en 2019.

Perspectivas para el 2023

Si se mantiene el contexto de un sistema capitalista hiperconcentrado y financiarizado, son pocas – o ninguna -, en este esquema, las válvulas de escape para los pueblos latinoamericanos.

La rasante tecnologización digital de la economía y las relaciones sociales promovida por los mismos actores (corporaciones y fondos de inversión) sin control ni incidencia social, se revela como falsa promesa de “innovaciones”, cumpliendo la función de fetiche distractivo, de reconversión de las fuerzas productivas sin progreso humano real y por ende, de postergación.

En términos geopolíticos, la cada vez más dura puja de los Estados Unidos por detener el avance de un mundo más multipolar genera un marco de tensión permanente contra las aspiraciones de soberanía y autodeterminación de los pueblos de la región, los que tendrán que fortalecer alianzas intrarregionales de signo emancipador (como por ejemplo la CELAC) y extra-regionales (como el BRICS+) para no ser arrastrados por las intenciones neocolonizadoras.

En este marco, es previsible que las derechas continúen usando todas las estratagemas a su alcance para evitar, minimizar los alcances, aislar e incluso liquidar nuevas experiencias progresistas o de izquierda en América Latina y el Caribe.

De este modo, no habrá que extrañarse ante una combinación de estrategias de demonización mediática, proscripción judicial, bloqueos parlamentarios, medidas coercitivas comerciales y financieras unilaterales, nuevos intentos de golpe o incluso magnicidios hacia gobiernos proclives a producir cambios a favor de sus poblaciones. Es decir, el repertorio completo de artimañas del poder establecido para frenar las demandas populares.

Por otra parte, es evidente que persiste una extendida y justa insatisfacción popular, lo que no deja mucho margen para procesos de mediano plazo. Los pueblos exigen de sus representantes electos coherencia y rapidez en la solución de las graves problemáticas que atraviesan, coherencia y velocidad que encuentra barreras difíciles de superar en la cerrada oposición del poder económico y mediático – principales ejecutores de la crueldad capitalista.

De este modo, habrá también nuevas protestas masivas, paros, rebeliones populares y también represión ante las pretensiones de gobiernos conservadores de mantener y profundizar el decrépito y asfixiante sistema establecido.

En general, el mapa político se ha vuelto algo más favorable a las transformaciones, haciendo eje en tres bloques. Por una parte, el “hexágono moderado” de inclinación socialdemócrata, que conforman México, Brasil, Argentina, Colombia, Honduras y Chile, gobiernos fruto de la unidad en la diversidad. Por otro lado, el “cuadrado” formado por Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, cuyo carácter antiimperialista es mucho más definido. Finalmente, el archipiélago de naciones anglófonas del Caribe, cuyo signo, por necesidad del presente y pasado compartido, es en general de actuación colectiva en pos de una mayor autodeterminación.

Frente a ello, persisten enclaves reaccionarios como Paraguay, Guatemala, Ecuador, Uruguay, El Salvador, Costa Rica o Panamá, que atestiguan con el incremento de la violencia en su interior, la imperiosa necesidad de cambio de dirección en el timón político.

En síntesis, el panorama de 2023 presenta retos similares al del año que culmina. 

Ante el deterioro de la democracia formal, es preciso avanzar hacia una democracia real de carácter multidimensional, es decir, de distribución progresiva del poder en todos los ámbitos, fortaleciendo las capacidades de decisión de la base social.

En esa dirección, la conquista de una comunicación plural, la redistribución de ingresos, la descentralización creciente del poder político, la elección directa del poder judicial, la democratización del espacio digital, la colaboración para la resolución conjunta de los desafíos comunes a través de la integración regional, la ampliación y cumplimiento de derechos humanos y sociales,  la inclusión plena de las demandas generacionales, la transformación del modelo de consumo que genera endeudamiento y depredación medioambiental, la supresión de la gestión corporativa multinacional de los recursos naturales comunes, la desmercantilización de la salud y la educación, son algunas de las medidas a encaminar en lo inmediato.

Sin embargo, para que estas transformaciones adquieran nuevamente un carácter de revolución, es preciso incluir en la concepción de la misma, en simultáneo con las conquistas sociales, poner energía en promover cambios en la interioridad humana.

Es impensable creer que la lucha histórica colectiva hacia la liberación podrá acometerse sin modificar los sentidos comunes que guían el actual accionar de los grandes conjuntos humanos.

Desde la perspectiva de un nuevo humanismo, para ahondar la inacabable e indetenible ruta desde el campo de la determinación al campo de la libertad, es imprescindible la reflexión sobre el sentido más profundo de la existencia y sobre la necesidad de modificar en cada hogar, cuadra y vecindario, hábitos impuestos por la violencia, que dificultan, enlentecen o retrotraen el avance.

Se necesita una revolución que acople a la transformación del mundo exterior, la del mundo interior de cada persona, que estructure en una misma unidad ambos mundos, dotándola de coherencia entre el pensar, el sentir y la acción. En definitiva, una revolución integral, afuera y adentro, cuyo advenimiento no dependerá de fuerzas mecánicas sino de la intencionalidad de los pueblos.

¡Ojalá el nuevo año y la marea de la historia nos encuentre fortalecidos en la tarea de humanizar y humanizarnos, de aprender sin límites, de superar el resentimiento y las contradicciones y de amar la realidad que construimos, día a día, de todxs y para todxs! Entonces, el nuevo año será realmente nuevo.

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Guerra mediática, una guerra que no hemos entendido

Por:Fernando Buen Abad Domínguez 

Algunos dudan de que estemos en el epicentro de una “guerra mediática” híbrida. No ven que están desplegadas todas las armas ideológicas, financieras y militares del capitalismo. Algunos no se percatan de que hablamos los lenguajes colonizantes que nos imponen; que compramos compulsivamente sus tecnologías; que relatamos la historia con las premisas lógicas de ellos; que financiamos sus monopolios mediáticos; que regimos nuestras vidas con “valores” y “cultura” que nos infiltran. Piensan que es conspiranoia. ¿En qué guerra las víctimas financian sus victimarios?

A pesar de los logros de cierta izquierda y progresismo, o precisamente por eso, las ofensivas de las clases dominantes (militares, financieras, eclesiásticas…) avanzan retrógradas hacia un neo-nazifascismo porque atraviesan una crisis de vacío intelectual que se coagula en un proceso de condensación de odios y miedos. Ven que el “espíritu que recorre al mundo” gana adeptos. Supuran lawfare, persecuciones mediáticas, fake news, espionaje, represión y golpizas inflacionarias. Pergeñan “reformas laborales” y desorganización inducida contra la clase trabajadora. Mientras tanto, algunos gobiernos siguen transfiriendo sumas de dinero enormes a los monopolios mediáticos que los atacan o los chantajean. ¿Qué no entendimos?

Está bajo amenaza la cordura social. El arsenal mediático monopólico se organiza y se despliega en todos sus frentes camuflados como entretenimiento, como iglesias mediáticas, como noticieros y como programas de concursos. Las mesas de redacción y las direcciones editoriales están infestadas por “servicios” de inteligencia y espionaje. Casi todo está barnizado con canalladas y calumnias contra la voluntad organizativa de los pueblos en lucha y contra sus líderes. De mil maneras infiltran la “anti-política” y están reclutando jóvenes, académicamente anestesiados, con ilusiones de dinero o con ideología chatarra de orientación supremacista o nazi. ¿No lo vemos?

Está en la “tele”, las redes o los tabloides que despliegan los ataques diseñados por la manipulación simbólica. Para colmo, la impotencia nos gana encerrados en un festín de sorderas disfrazadas de “diálogo”. Y empeora en periodos electorales. Hay gobiernos de ricos encumbrados con los votos de los pobres; hay consumismo desaforado de mercancías encarecidas. Se generan ganancias siderales con los salarios raquíticos del pueblo trabajador. Una inmensa minoría hambrea a la inmensa mayoría. Con unas cuántas armas se reprime a masas de trabajadores. ¿Qué no entendemos?

La memoria también es un campo de batalla semiótica. Quieren resetearlo todo, el olvido es su gran negocio. Su “Teoría del Estado” se aferra a una concepción medieval de la “comunicación” que se dedica a fabricar predicadores armados con histrionismo mussoliniano. Se multiplican como hongos. Así avanza la “guerra mediática” convertida en comunidad de sentido opresor financiado por el “real poder” rumbo al dogmatismo férreo de la aniquilación del otro. Nazi-fascismo que soñó y vio crecer Hitler. En eso trabajan los centros de operación responsables de la guerra simbólica, repleta de vaciedades y banalidad. El objetivo es sembrar odio de clase contra todo lo que se organiza en clave de rebeldía. Inyectar miedo contra cualquier intento de modificación del status quo. A estas horas la catarata de falsa conciencia, vehiculada por los mass media, descarga emboscadas legaloides comandadas por las jaurías judiciales y sus aparatos policiales y militares, de represión objetiva y subjetiva. Lawfare le llaman a esa “guerra judicial”.

En el corazón de la Guerra Mediática habita la aberración supremacista, reloaded, empeñada en convencernos de que ellos siempre tienen la razón, que debemos agradecer que nos saqueen y exploten. Agradecidos por este mundo, al borde del desastre ecológico y ahogado en el fracaso civilizatorio del capitalismo. Agradecidos por un planeta intoxicado con hambre, miseria, pobreza, insalubridad, ignorancia y humillaciones. Quieren que agradezcamos esto como la mejor herencia para nuestra prole… que estemos orgullosos de eso. Guerra hibrida por todos los medios. ¿Qué parte no entendemos?

Paradójicamente la “guerra mediática” tiene frentes internos. Guerra entre nosotros mismos donde la tarea de la unidad, que es la más importante hacia una comunidad de sentido emancipador, se empantana entre refriegas de celos, sectarismos y burocratismos hacen grandes favores al poder fáctico hegemónico porque, entre otras cosas, nos somos capaces de comunicar una salida humanista superadora de nuevo género y les ahorramos el trabajo de dividirnos porque nos dividimos solos, y gratis (en el mejor de los casos). Nos urge una comisión internacional de los pueblos, extensiva de aquella que redactó el Informe MacBride, para solucionar los problemas mundiales de la comunicación. Enfrentar, ordenadamente a la Guerra Mediática en desarrollo. Vienen tiempos peores.

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¿Qué es la renuncia silenciosa? Te vi en línea y te escribí

Por Sofía Scasserra

La imagen de un trabajador que comienza joven en un puesto, hace su carrera y se jubila glorioso después de 40 años de servicio está en peligro de extinción. La falta de una estabilidad laboral propia de nuestra época nos vuelve disponibles 24/7.

No sólo hacemos lo que se supone que debemos hacer, sino que también estamos cada vez más ocupados en un mundo que no descansa. Frente a este escenario crece una tendencia: la renuncia silenciosa, una forma de ir “desapareciendo” del entorno laboral, sin iniciativa, sin compromiso, sin respuestas imaginativas.

Un trabajador comienza a temprana edad en un puesto, crece, adquiere conocimiento, hace su carrera y se jubila glorioso luego de 50 años de servicio (¡o más!) con un premio en la mano, una placa de agradecimiento y un brindis con compañeros a los que seguramente les enseñó cómo moverse en la empresa. Una imagen en peligro de extinción.

Se dice que vivimos una nueva revolución industrial, que existen nuevas formas de trabajo. No estoy tan segura de que así sea. Son, más bien, viejas costumbres laborales con elementos novedosos que cambiaron algunos procesos productivos. La introducción de tecnología de forma vertiginosa y masiva resulta disruptiva: nos agregó tareas y simplificó otras, nos resolvió problemas y nos generó nuevas demandas, nos exigió nuevas habilidades y capacitaciones, nos sumió a través de la hipercomunicación a una disponibilidad 24/7. Esto no quiere decir que antes no hacíamos más de lo que nos correspondía, sino todo lo contrario. Tener puesta la camiseta de la empresa significaba también hacer cosas que no eran propias de nuestra labor. Trabajar más, poner más de nosotros y sumarnos actividades fue la cultura del trabajo que nos enseñaron y se promocionó a nivel institucional en los espacios laborales.

A medida que la tecnología avanzaba se sumaban más tareas rutinarias, más informes, más cargas de sistema y más verificaciones. Hoy no sólo hacemos lo que se supone que tenemos que hacer, sino que también estamos cada vez más disponibles en un mundo que no descansa.

Con su llegada a Twitter, el multimillonario Elon Musk echó a la mitad de sus empleados, avisó que debían trabajar más horas y, si era necesario, dormir en la oficina. Hace pocos días publicó un tweet mostrando unas remeras encontradas en un placard de la empresa que decían #StayWoke(mantenete despierto), y entre risas y bromas sugirió cambiarlas por #stay@work (quedate en el trabajo). Evidentemente la cultura de la explotación en la compañía no comenzó con él. Solo la exacerbó.

***

Laura corrige exámenes en su casa desde hace varias horas. Es fin de trimestre, llega  exhausta. Todavía tiene que preparar contenidos para la clase de mañana. Por momentos se acuerda de ese chico, Matías, el del segundo banco a la izquierda, que siempre se olvida los útiles. Piensa en ir a comprar algunos y charlar con él para ver si pasa algo en su casa. Necesita un café. Se levanta. En el camino recuerda todo lo que le queda por hacer: cargar informes en el sistema, los presentes de la semana, mandarle un mail a la directora y hacer otro informe, uno interno para la institución. Mira el teléfono, son las 9 de la noche y el Whatsapp de profes está estallado. Alguien preguntó por ideas para una clase y algunos salieron a socorrer. Le cae un mensaje privado.

—¡Hola Lau! Te vi conectada y aprovecho para consultarte algo. Viene el egreso de los chicos de 6to grado, ¿les preparamos algún regalito? Ya estamos con la colación de grados. Quiero que salga bien la ceremonia, ¿pero tendremos que agregarle alguna cosa más personal?

Laura no puede más. Piensa si tan solo pudiera concentrarse en enseñar. No reniega de su trabajo, pero sí de las horas que nadie reconoce ni paga. Y le surge una pregunta: ¿qué pasaría si trabajamos a reglamento?

***

Estamos, también, frente a otro cambio importante: la falta de estabilidad laboral es propia de nuestra época. La terciarización, el teletrabajo, la volatilidad del mercado laboral y la puja por la flexibilidad son elementos que nos jugaron en contra como trabajadores y trabajadoras, y nos quisieron convencer de que a esa realidad había que disfrutarla y vivirla en incertidumbre. Existen películas de Hollywood en las que ser despedido no es más que un nuevo comienzo y que lo mejor es lo que está por venir. No nos mintamos: si las empresas buscan precarizar el mercado, necesitan convencernos de que lo mejor que nos puede pasar es el cambio, ser dúctiles y flexibles, ser resilientes y capaces de generar nuestro propio empleo o, de lo contrario, abrazar el salto de empresa a empresa como un plus. ¿Cómo pretenden sostener el compromiso con la empresa y el amor al lugar donde trabajamos si, por otro lado, nos convencen de que el touch and go laboral es lo mejor de la vida?

Hoy estamos, mañana no. ¿De qué sirve comprometerse con una institución que sólo desea descartarnos apenas pueda? Esto comenzó a formar una nueva cultura entre los jóvenes conocida como quiet quitting (en nuestro idioma, renuncia silenciosa). Esto es, trabajar de forma estricta dentro de los horarios estipulados y ejecutar solamente las tareas requeridas. Una forma de ir “desapareciendo” del entorno laboral, sin iniciativa, sin compromiso, sin respuestas imaginativas. Y un círculo vicioso: al trabajar cada vez menos, la demanda será cada vez menor. Esta tendencia comparte muchas características con una forma ya utilizada de protesta sindical: trabajar a reglamento, hacer sólo lo que se nos exige y en los horarios establecidos de forma exigente y taxativa. Esta práctica deja en evidencia no sólo todo lo que realizamos y que jamás se nos reconoce, sino que ralentiza el trabajo haciendo, en cierta medida, inoperativa a la empresa.

Un ejemplo de lucha sindical fue un vuelo de la empresa Iberia que venía para Argentina. Los pasajeros ya estaban listos para el despegue cuando el comandante anunció por parlantes que el vuelo no salía ya que no había cumplido con las 10 horas y media reglamentarias de descanso. En medio de un conflicto entre los trabajadores y la empresa, la medida fue efectiva y llamó la atención de quien correspondía.

La renuncia silenciosa ya es una práctica común en nuestros tiempos. Se estima que en Estados Unidos el 50% de las personas trabajadoras entran dentro de esa categoría. Para las empresas la situación es alarmante, puede significar serios problemas. Existen culpas cruzadas: ¿son los malos jefes que no saben motivar a sus equipos de trabajo y desalientan la participación? ¿O es la generación Z la que debe ser juzgada como una generación de vagos que quieren todo fácil y que tienen una falta de compromiso con sus entornos laborales?

Señalados con el dedo, culpabilizados y preocupados: si la tendencia es la deserción silenciosa, va a ser cada vez más difícil trabajar, hacer equipos, tener espíritu de empresa, comprometerse con los objetivos a perseguir y, finalmente, tener un capitalismo que no para de monetizar nuestras vidas. La pregunta que subyace es: ¿no será que se les fue la mano con la precarización y la rebelión silenciosa los pasó por arriba?

***

Ramiro está frente a la computadora en su casa. Quiere cerrar el día pero no puede. Tiene que entregar una ilustración para mañana a un cliente. Sigue dibujando. Sigue perfeccionando su trabajo. Sigue diseñando. Pero el teléfono no para de sonar. Entre chats familiares y de amigos que lo invitan a jugar al fútbol también hay nuevos trabajos, los que consultan por presupuestos, plazos y formas de entrega, los clientes ya fieles que se tomaron la confianza de pedir cualquier cosa y los que reclaman porque no les gustó algo que fue entregado hace semanas. Tampoco falta el que le pide favores, el que quiere que trabaje gratis porque —dice— “te va a servir promocionarte”, ni la invitación a dar alguna charla a estudiantes jóvenes que quieren saber qué tal es dedicarse a esto.

Todo se suma a la agenda. Todo parece hacerlo colapsar. Se acuerda que debería mejorar su página web y darle más bola a sus redes sociales. El trabajo no le falta, pero hay tanta competencia que si uno no se sostiene y muestra una imagen innovadora y diversa, esa suerte rápidamente puede cambiar. Los ojos se le cierran. “¡Bueno, basta!”, piensa, y apaga la computadora con el fiel compromiso de levantarse temprano para terminar y enviar antes del mediodía. Ya sabe que mañana es sábado, pero para el freelancer no existen los fines de semana. No se puede trabajar a reglamento cuando sos “tu propio jefe”. No se puede renunciar silenciosamente. Para la generación de monotributistas no existen formas de protesta sindical.

***

La misma revolución silenciosa que se gestó en los puestos de trabajo formales puede jugarnos en contra generando más “emprendedores” que no pueden renunciar a ser explotados 24/7. Si de algo sirvieron estas nuevas formas de emprendedurismo es para generar de nuevo empleados “con la camiseta puesta” para hacer lo que hay que hacer. La oficina virtual no cesa en un teléfono saturado de mensajes y de tareas por hacer. Aunque sea para potenciar el propio trabajo, esa búsqueda de excelencia se debe a un sistema que se plantea como una forma de explotación en un mundo que le ha dado la espalda al trabajo registrado. No somos autoexplotados. Somos explotados por un sistema.

Pero ese no es el camino inevitable. No es la única salida. No es aceptar o morir en el intento. Existen formas de cambiar la realidad, y es a través de más revoluciones silenciosas. En el mundo se está luchando por un nuevo derecho: el derecho a la desconexión digital. Ciertamente vivimos en una cultura de la disponibilidad legitimada con frases como “me clavó el visto” o “te vi conectado y te escribí”: si tenés un teléfono en la mano debés estar disponible para el mundo, donde sea, cuando sea, como sea. ¿No llegó la hora de poner cada cosa en su lugar y reclamar como sociedades el derecho a no estar disponibles? Que yo esté conectado, ¿le da a mi interlocutor el derecho a obtener una respuesta inmediata?

Es necesario empezar a imponernos límites de tiempo y de espacio, tanto para los trabajadores en relación de dependencia como para los autónomos. Hay que recuperar el orden en los nuevos espacios de trabajo virtuales y establecer, también, límites claros en los trabajos a realizar: plazos, formas, intervenciones, correcciones y otros menesteres deben ser fijados de antemano. Si no se puede trabajar a reglamento, deben existir las normas mínimas que permitan escudarse en lo pactado previamente. Y la responsabilidad no puede quedar en manos de individuos aislados. Se necesita organización, promoción y nuevas reglas.

Para el discurso hegemónico empresarial la culpa siempre es del otro: de los malos jefes que no saben motivar o de los empleados que quieren comodidad y la vida resuelta. Nunca se plantean la posibilidad de que el problema sea sistémico y estructural a una precariedad que avanza al ritmo de la extinción del trabajo asalariado. Si se va a poner en jaque al propio capitalismo a través de la renuncia silenciosa, la respuesta no puede ser hacer remeras que incitan a quedarse en el trabajo 24 horas al día, 365 días al año. Al contrario, es preciso humanizar el trabajo, brindar seguridad y reglas claras para combatir la cultura de la renuncia silenciosa. Si quieren que nos pongamos la camiseta, vuelvan a mostrar compromiso, vuelvan a enamorar a la clase trabajadora.

El Estado tiene mucho por hacer. En primer lugar, promover comunicaciones sanas desde la educación inicial. Hoy vivimos en internet, accedemos a nuestros derechos, a un trabajo, a entretenimiento, al consumo y a la información. Hay que enseñar a ordenar ese mundo online desde la educación. Esas comunicaciones saludables se deben promover también en espacios de trabajo, de militancia, de familia, y comerciales, prohibiendo el spam y las llamadas a cualquier horario.

En segundo lugar -y principalmente-, debe combatir esta cultura del descarte de los trabajadores que busca una flexibilización laboral a imagen y semejanza de los intereses corporativos. Las quejas y las líneas editoriales en contra de la defensa de los derechos de los trabajadores serán, en definitiva, para salvar un sistema capitalista que colapsa porque se está comiendo su propia cola. Por eso, y ante estos abusos, la renuncia silenciosa se instala en una generación desenamorada.

Fuente: https://www.revistaanfibia.com/renuncia-silenciosa-te-vi-en-linea-y-te-escribi/

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