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Bolivia: Una Senadora boliviana pasó un mal momento ante un movimiento indígena y campesino de Guatemala

Una Senadora boliviana pasó un mal momento ante un movimiento indígena y campesino de Guatemala

Silvia Salame. Senadora boliviana por Comunidad Ciudadana

Hace unos días atrás, una representante del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), organización política creada por movimientos sociales en Guatemala, me invitó a una reunión virtual con una «Senadora de Bolivia que busca hacer puentes con organizaciones sociales del Continente.

Una vez en sala, grande fue mi sorpresa cuando escuché a la Sra. Silvia Salame (Senadora boliviana de #Chuquisaca, por la agrupación Comunidad Ciudadana): «Gracias por crear este espacio para conocernos y contarles que lo que ocurrió en Bolivia no fue un Golpe de Estado. Evo Morales y su gente abandonaron el poder, y lo que hicimos fue prevenir el desgobierno…» Fue su interlocución introductoria.

La Senadora, segura en su explicación y afirmaciones categóricas, no sabía que hablaba con integrantes del movimiento sociopolítico CODECA y su brazo político MLP, hasta que las preguntas de sus interlocutores (bastante diplomáticos) fueron incómodas para Ella, e intentó salir al paso mostrándose como indigenista: «En mis décadas de trabajo con indígenas en Bolivia, he capacitado decenas de promotores indígenas… Evo Morales, para expandir el narcotráfico quiso imponer la carreta del TIPNIS sin consultar a los indígenas», recalcó.

La reunión fue cortada de tajo, y la sala se cerró

La representante de MLP, con diplomacia y carácter, minutos después de haber comenzado la reunión, respondió: «Señora Silvia, no sabemos cómo es que se dio esta reunión. Nosotros como movimiento indígena campesino. Sabemos que lo que ocurrió en noviembre del 2019, en Bolivia, fue un Golpe de Estado. Y estuvimos también nosotros en las calles en Guatemala, exigiendo se restituya el gobierno constitucional de su país. Nosotros somos indígenas, y no necesitamos que otras personas como Ud. hable por nosotros o nos capacite. Sabemos lo que tenemos que hacer. Así que muchas gracias. No podemos seguir escuchándola…» Y finalizó la sala del zoom.

Y efectivamente, el movimiento sociopolítico Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), que desde hace más de una década impulsa procesos de cambios estructurales hacia el Estado plurinacional en Guatemala, denunció y protestó frente a la Embajada norteamericana exigiendo se restituya el gobierno constitucional en Bolivia.

¿Por qué una Senadora anciana hace de ridículo en el ámbito internacional?

En Bolivia, luego que Jeanine Áñez (presidenta de facto con el Golpe de Estado) fue sentenciada a 10 años de cárcel, y ante el avance irremediable en la misma dirección de otros dos juicios por el Golpe de Estado, las y los responsables de aquel macabro acto sanguinario están asustados y desesperados: Saben que la justicia les va a alcanzar.

Por eso, ante el repudio que sienten dentro de Bolivia, ahora, salen (en modo Guaidó) hacia la palestra internacional en busca de apoyo internacional.
En la situación de desesperación en la que se encuentran, ya no les importa conocer el «terreno» donde van a locutar. Como tampoco ya no les importa las vergüenzas o humillaciones que puedan sufrir en ese «grito desesperado». Y, claro. En el caso de Guatemala, no se dieron cuenta que hablaban con CODECA MLP que tiene su propia lectura sobre los sucesos en Bolivia y otros países.

La otra explicación es: Como toda indigenista o mestiza caritativa con la «subalternidad boliviana» (según ellos), consideran que las y los originarios y campesinos del Continente somos «esponjas» que aún absorbemos el adoctrinamiento señorial colonial. Por eso la Sra. Salame, cuando su asistenta le organizó una reunión con una organización indígena campesina de Guatemala, repitió el mismo discurso «anti indio», con muecas de amabilidad con su audiencia virtual.

Por donde se mire, lo que ocurrió en Bolivia, en 2019, fue un sangriento Golpe de Estado. Revertido políticamente en las urnas en las últimas elecciones generales. Castigado penalmente en la sentencia judicial reciente contra Áñez y ex altos mandos militares.

Y se deberá castigar ejemplarmente también a Carlos Meza (dueño de Comunidad Ciudadana), Jorge Quiroga, Waldo Albarracín, algunos integrantes de la Jerarquía Católica de Bolivia, y a todos los y las analistas, ambientalistas, opinador@s, oneger@s, dueños de medios de desinformación, que promovieron dicho Golpe criminal.

Si no se castiga a todos los y las responsables del Golpe de Bolivia, con seguridad dicha impunidad será un premio o un aliciente para próximos golpes sangrientos contra los pueblos de Abya Yala.

 

Fuente de la Información: https://ollantayitzamna.com/2022/07/13/una-senadora-boliviana-paso-un-mal-momento-ante-un-movimiento-indigena-y-campesino-de-guatemala/
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Venezuela: Pedagogía popular, crítica y emancipadora

Pedagogía popular, crítica y emancipadora

Yuleima Rodríguez Torcatt

¿Qué se entiende por pedagogía critica emancipadora?

La pedagogía crítica emancipadora tiene como principio la valoración crítica de la percepción, de teorías,  enfoques y practicas contextuales sobre los fenómenos históricos, culturales  sociales de los contextos institucionales y comunitarios, así propiciar en las y los estudiantes la constante búsqueda de la integración y mediación en la dinámica democrática y participativa en el hacer educación y el aprender desde la colectividad.

Es por lo mencionado que el proceso educativo emancipatorio se torna en la praxis protagónica, con derecho al pensar, sentir y el hacer de la comunidad educativa que inter se relacionan, con ello compartir aprendizajes como vía a la soberanía cognitiva y favorecer el sentido de pertenencia para transformar realidades desde una perspectiva crítica.

¿Qué cambios observa en la educación recibida (constitución del año 61 y la ley orgánica de educación del año 1980) y la educación actual (con constitución del año 99 y la ley orgánica de educación del año 2009)?

Gracias al establecimiento de nuevas políticas públicas y legalidades desprendidas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en la actualidad, en materia educativa a partir de la LOE se ha avanzado en protagonismo ciudadano, el cual se ha venido acelerando a través de la participación colectiva, de diversos colectivos insurgentes, tangibles y concisos en la voluntad de impulsar propuestas transformantes desde la organización e integración de las instituciones educativas y comunidades, para el desarrollo de planes, programas y proyectos acordes con la realidad nacional.

Hablar de la cuarta república, de la constitución del año 61 y la LEO de aquel entonces, es hablar de castración, reproducción, positivismo, individualismo, dominación, imposición, entre otros elementos que no correspondían al surgimiento del desarrollo de capacidades, voluntades, potencialidades y de libre expresión de todas las personas que hacían vida en los contextos educativos y comunitarios. Las y los docentes ponían en práctica la reproducción de lo aprendido en universidades de igual forma reproductora, siendo esto lo que transmitían a las y los estudiantes, quienes eran solo sujetos y objetos de la educación bancaria, donde no cabía espacio para el pensar, criticar, manifestar los sentires e ideas.

¿Cuál es el perfil del docente en el marco de la pedagogía crítica?

El o la docente en el marco de la teoría critica es aquel o aquella que  renace, se transforma y desarrolla en sus praxis el reconocimiento y la valoración  de la identidad, de pertenencia y pertinencia institucional y comunitaria, donde su postura reconoce los aportes del ayer y del hoy, con trascendencia visible y tangible en las aulas y comunidad.

Es aquel o aquella que vincula la escuela y el contexto social; con inclusión, participación en la toma de decisiones, de gestión y producción educativa. También promociona en sus estudiantes y grupos de familia la reflexión y el sentido crítico en colectivo, sobre las practicas pedagógicas, investiga y prioriza el desarrollo bio-psico-social de las y los estudiantes.

¿Qué nudos críticos encuentra para su aplicación?

El nudo crítico con carácter relevante que se presenta en una notable población de docentes y personal directivo es la resistencia a los cambios y a la  de superación progresiva de la visión que tienen sobre las y los estudiantes  como depósitos de contenidos reproductores; al igual que la asimilación corresponsable de reflexionar  colectivamente sobre sus prácticas educativas con necesidades de transformarlas.

 

 

Fuente de la Información: CII – OVE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Guinea Ecuatorial: Convocatoria para el Premio Internacional UNESCO-Guinea Ecuatorial de Investigación en Ciencias de la Vida 2022

Convocatoria para el Premio Internacional UNESCO-Guinea Ecuatorial de Investigación en Ciencias de la Vida 2022

Plazo de presentación de solicitudes: 15 de noviembre de 2022

El Premio Internacional UNESCO-Guinea Ecuatorial de Investigación en Ciencias de la Vida premia los esfuerzos significativos de personas o instituciones a través de la investigación científica para mejorar la calidad de vida humana.

El Premio se otorga anualmente a un máximo de tres laureados, seleccionados por el Director General de la UNESCO sobre la base de las evaluaciones y recomendaciones de un jurado internacional.

La Secretaría debe recibir las solicitudes en inglés o francés a más tardar el 15 de noviembre de 2022 (a medianoche, UTC+1)

Los ganadores del premio reciben una dotación económica de 350.000 dólares estadounidenses, un diploma y una estatuilla “ Integración Tribal ” del artista ecuatoguineano Leandro Mbomio.  

Más información

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Ecuador: Mitad demonios, mitad niños, estructuras de raza en Ecuador

Mitad demonios, mitad niños, estructuras de raza en Ecuador

Gabriela Bernal Carrera

Fuentes: Revista Ñawpa – Foto Crédito: Andrés Camacho. Paro Nacional 2022.

En la gramática social colonial lo indio surgió como un elemento destinado a ser adjetivo: sucio, apestoso, traicionero, ladino, manipulable, salvaje entre otros. En los sintagmas sociales, todo lo nombrado como indio, fue destinado a ser un calificativo. Durante 500 años, esos adjetivos siempre fueron negativos. En el Ecuador de finales del s. XX, tras la irrupción, tan violenta como definitiva, del movimiento indígena, lo indio empezó un camino sin vuelta atrás: un cuestionamiento sustancial a esa gramática social colonial.

A lo largo del último paro nacional (junio 2022), hemos sido testigos de la explosión de una multiplicidad de violencias. Sin embargo, muchos de los discursos expresados por analistas políticos, periodistas, actores políticos y gente común y corriente, pretenden comprender la profundidad de estos fenómenos políticos a través de una única perspectiva: la brutalidad de los indios; en el mejor de los casos la explicación se ubica entre los intersticios de lo políticamente correcto y el desprecio históricamente recurrente. Los epítetos usados para describir los hechos se esconden en la dinámica ubicua de las redes sociales y plataformas como Whatsapp; ahí donde lo público y lo privado desdibujan fronteras, aflora de forma inconfundible y casi imposible de rastrear, el racismo. Este escrito pretende ofrecer algunas pistas para reflexionar.

Me gustaría empezar señalando que, en este texto, usaré intencionalmente la palabra indio para recoger el desprecio atávico hacia aquellas personas que colonialmente fueron catalogadas como tales. Los pactos silenciosos que estructuran nuestra acción individual y social implican significados claramente establecidos[1]. En la práctica conocemos los usos y funciones que las palabras ocupan no solo en la gramática de nuestro español kichwizado, sino en la gramática social que nos permite comprendernos y ubicarnos en la sociedad; cada persona sabe lo que significa ser llamada: indio, india, longo, longa; todos ellos sustantivos que al ser adjetivados (indio sucio, longo atrevido, india puta, longa vaga), ponen en evidencia la gramática social colonial. Es necesario desarmar la vida cotidiana de los “ecuatorianos” para comprender qué les permite actuar de forma exitosa, “coherente”, dentro del sistema. Es decir, develar un poco la gramática social colonial que nos estructura como sistema.

Nos guste o no, hay que reconocer una “larga duración”. Una larga duración que en países como el Ecuador está profundamente vinculada al hecho colonial, que difícilmente se ha desgastado y menos aún, transformado. Braudel (1979, pág. 70) al hacer referencia al tiempo en la construcción histórica, vincula la larga duración a una noción de estructura que reconoce como: “una organización, una coherencia, unas relaciones suficientemente fijas entre realidades y masas sociales. Para nosotros los historiadores, una estructura es un ensamblaje, una arquitectura; pero más aún, una realidad que el tiempo tarda enormemente en desgastar. Y transformar”. La sociedad ecuatoriana actualiza de forma reiterada, más aún cuando el conflicto se desata en las calles, los elementos que organizaron el régimen colonial y que sustentaron la expoliación de los llamados indios, sus posesiones y territorios.

Jaime Litvack (1933-2006), arqueólogo mexicano sintetizaba bien en sus clases las paradojas que se derivaron del “descubrimiento” y conquista de América. Las discusiones acerca de la humanidad de los indios, señalaba, encerraban dos dilemas a los que se enfrentaron los conquistadores: si los indios eran humanos, la guerra en su contra era injusta y había que proceder a devolver lo robado; pero si los indios no eran humanos, toda la violencia sexual, legitimada como mecanismo de conquista (y reivindicada luego como crisol originario del mestizaje), en realidad era pecado de bestialismo. La forma en que estas paradojas se superaron fue reconocer la humanidad de los indios, pero considerándolos “inocentes” como niños, de tal manera que era necesario administrar sus bienes y posesiones. Esta forma de disponer de los bienes ya se aplicaba a las mujeres españolas a través del tutelaje. Esta figura jurídica se asentaba en la idea de la fragilidad femenina misma que provenía de la fragilidad física y que se asimilaba con debilidad mental (Sánchez Vicente, 1985)[2]. La deshumanización de indios y mujeres hace parte del entramado primigenio sobre el que se construyó este país, que en el s. XXI actualiza una vez más las estructuras de larga duración.

Para comprender pues el racismo, hay que reconocer la existencia unas estructuras de larga duración que se actualizan de forma periódica. Esta actualización de las estructuras de larga duración se da especialmente en momentos de conflicto, cuando la tensión generalizada permite que afloren los núcleos duros que estructuran la sociedad y al calor de las discusiones se adaptan a las formas, nociones y mecanismos que el contexto provee. Las formas que hemos presenciado durante los paros de 2019 y 2022, son en general, una actualización en el s. XXI de aquello que nos configura como sociedad.

Sin embargo, la novedad de estos dos últimos momentos es que la raza ha salido del armario. Por distintas razones sobre las que no me extenderé ahora, durante gran parte de la historia republicana del Ecuador, la administración de la población indígena se desplazó hacia el ámbito doméstico (Guerrero, 2000, pág. 45). Y es justamente, ese espacio doméstico, casi inaprensible, el que ha sustentado los procesos de dominación y racialización que operan más allá de los grandes procesos sociales e instala en las subjetividades los lineamientos que delimitan las formas y las acciones[3].  Las redes sociales, sin embargo, han abierto una ventana a los entramados domésticos y la raza y el racismo han saltado a la esfera pública. Si bien los debates políticos tienen lugar preferentemente en la esfera de lo público, las redes sociales han permitido que se entrecrucen con aquellos temas que permanecían en el espacio privado. Los resultados, como hemos visto son explosivos.

Si bien siempre política y racismo han sido debates ubicuos puesto que se dan paralelamente en los espacios considerados públicos y en los espacios menos formales, considerados más bien “privados” – domésticos, las reglas (no dichas) con las que se gestionan estos espacios impedían que se entrecrucen y exploten. Sin embargo, las redes sociales abren vías de tránsito entre lo público y lo privado-doméstico y generan conflictos entre ambos espacios. Expresiones coloquiales, cuerpos que se exhiben y desean abiertamente[4], son consideradas en el ámbito de lo público como poco “educado” o “indecente” y guste o no, hoy intersecan con el debate acerca de las políticas públicas. Las expresiones que censuran estas formas, parten del reconocimiento de un código doméstico que abre al infinito expresiones de todo tipo y que fundamentalmente permite la discriminación y la violencia sustentadas en el género y la raza (“trapos sucios se lavan en casa”). Del lado contrario, se exige que lo público sea manejado con “decencia” y “respeto” [5] que se asimilan a formas blancas. Las aparentes contradicciones que operan en lo público y lo privado-doméstico, en realidad permiten la existencia de decisiones y acciones políticas que sustentan la estructura colonial de la sociedad ecuatoriana y que inherentemente poseen estructuras violentas.

Sin embargo, la negación de la existencia del racismo y sus formas de racializar toda experiencia vital no es casual, tiene una doble función: por una parte, permite que las reglas racializantes implícitas tanto en lo público como en lo privado puedan ejercerse sin ponerse en cuestión; y por otra, su ocultamiento permite que en el ámbito doméstico se ejerzan un sinnúmero de violencias estructurales que se diluyen en los códigos del ámbito de lo privado. Las “violencias encubiertas” (Rivera Cusicanqui, 2010) del racismo como un sistema organizado de reglas y disposiciones que gestiona el funcionamiento de lo privado, se instalan en los cuerpos sexuados. Género y raza van configurando las estructuras en las que operará el sistema de significados de la racialización[6]. La codificación de un orden que racializa signos y símbolos que rigen el espacio doméstico/privado, permite y obliga al silencio y la complicidad propios de esta esfera, pero sobre todo impide que se llegue a las discusiones públicas. Esta imposibilidad de ubicar cualquier debate acerca de la raza en el orden público tiene profundas consecuencias en las nociones de igualdad, autonomía y democracia que deberían sustentar la política nacional. La irrupción de las redes sociales desestabiliza los pactos de silencio de lo doméstico y pone en la discusión aquello que se debe ocultar siempre.

Como ya he mencionado en las primeras líneas, las reacciones sociales, privadas y ahora públicas a través de las redes sociales, ponen en evidencia ciertos núcleos discursivos que permean el tiempo, desde las primeras crónicas españolas que se refieren a los indios de Quito como “behetrías”, pasando por los escritos indigenistas, hasta las reacciones en redes sociales de gente del común y analistas políticos o periodistas[7]. Dos elementos centrales parecen nuclear estas continuidades: por una parte, la irracionalidad, propia de lo indígena, y que inevitablemente deriva en violencia (salvajismo). En segundo lugar, la falta de educación de los indígenas como uno de los ejes centrales para su situación y reacción frente al Estado y la sociedad. Estas dos afirmaciones constituyen un núcleo argumentativo al que se articula un repertorio de posiciones que oscilan entre lo positivo (el buen salvaje idealizado, inocente como un niño), y lo negativo (el salvaje brutal como un demonio), con la educación como una herramienta para ir del extremo negativo al extremo positivo. Sin embargo, la lógica que plantea la irracionalidad como característica fundamental de lo indígena impide salir del denominativo salvaje.

No obstante, mientras el Estado y la sociedad mantienen sin cambios profundos sus argumentos con relación a los mundos indígenas -subrayo el plural-, las dinámicas de los pueblos y nacionalidades indígenas han cambiado dramáticamente en estos últimos 30 años. Mientras la mirada racializante del Estado y la sociedad continúan comprendiendo el mundo indígena desde la lógica del irracional buen o mal salvaje, los integrantes del mundo indígena se han embarcado en procesos de modernización complejos, dolorosos y diversos. Así, mientras el Estado y grandes sectores intelectuales insisten en comprender el mundo indígena desde lo estático, las nuevas generaciones de jóvenes indígenas están en un movimiento constante y rico en experiencias. Las nuevas generaciones indígenas están lejos, muy lejos, no solo de la experiencia de sus padres y abuelos (sometidos a la brutalidad de las violencias explícitas del régimen de la hacienda o las dolorosas vivencias de las experiencias migratorias nacionales o internacionales), sino de los cánones construidos desde la raza como factor de análisis de la sociedad ecuatoriana. Los jóvenes indígenas viajan dentro y fuera del país, conforman circuitos comerciales y culturales de una complejidad muy rica[8] que es desconocida o invisibilizada ya que se encuentra fuera de aquello que racialmente les está permitido o desde lo que la academia cree que se debe estudiar.

A lo largo de los últimos años, siendo profesora universitaria he podido presenciar de primera mano, uno de los elementos más dramáticos que afecta a estos jóvenes: el “techo de cristal”[9] del racismo. Esta barrera invisible opera de forma constante sobre los y las jóvenes de manera diversa, pero en todos los casos, limita su acción, sus ambiciones y la concreción de sus deseos. Todo el desarrollo del marco jurídico ecuatoriano, reconocido a nivel mundial, no ha incidido directamente en el cambio de los patrones que se establecen a partir de la racialización de la sociedad y que definen lugares permitidos, comportamientos aceptados, relaciones o enlaces apropiados, participaciones legítimas, discursos aceptables, ropa aceptable, etc. De los jóvenes indígenas se espera una actitud silenciosa y sumisa por el solo hecho de ser indígenas, pero ésta va totalmente a contracorriente de sus experiencias vitales. Los abismos entre la construcción de sujetos indígenas, runas o kichwas, shuar, saraguros u otavalos, como prefieran denominarse, y la experiencia social reconstruye la violencia, crea muros infranqueables.

Y es que en la gramática social colonial lo indio surgió como un elemento destinado a ser adjetivo: sucio, apestoso, traicionero, ladino, manipulable, salvaje entre otros. En los sintagmas sociales, todo lo nombrado como indio, fue destinado a ser eternamente calificativo. Durante 500 años, esos adjetivos siempre fueron construidos en negativo. En el Ecuador de finales del s. XX, tras la irrupción, tan violenta como definitiva, del movimiento indígena, lo indio empezó un camino sin vuelta atrás: un cuestionamiento sustancial a esa gramática social colonial. Ese camino, como tantos otros, ha venido siendo hecho con mingas. Fuera de las mingas, la Revolución Ciudadana de Correa (2007-2017) pretendió cambiar el eje paradigmático: en el escenario de la política nacional lo indio dejó de ser presentado como sucio, feo o pobre. De la mano de camisas bordadas, collares, aretes y/o blusas, lo indio se transformó en una cenefa, discreta pero agradable que acompañó la política represiva de las organizaciones indígenas contemporáneas.

Con los compases y discursos rimbombantes de “Patria Tierra Sagrada” además del uso de la estética indígena, la ambición de la Revolución Ciudadana fue crear un proyecto de nación que invistiera de legitimidad a quienes lo llevaban adelante. Una expropiación simbólica de luchas sociales, que en la memoria de individuos y organizaciones se remontan más allá de las crónicas coloniales de la resistencia andina, y la anclan en el discurso mítico del Pachacuti y el retorno del Inca. Pero, las pretensiones correístas no pudieron con las poderosas dinámicas que el proceso organizativo, entre otros, había abierto para los mundos indígenas (me interesa que se resalte el uso del plural). De hecho, ni siquiera las organizaciones que en los 90 pusieron contra las cuerdas al Estado republicano gestado por los criollos, podían imaginar los derroteros que su trabajo político iba a gestar.

Considero que dos hechos deberían interpelar a la sociedad ecuatoriana tras los sucesos de julio de 2022. La primera, la ceguera social frente a las características de los procesos de subjetivación indígena que se vienen gestando desde finales del s. XX y lo que va del XXI. Nadie parece darse cuenta que no existe la masa indígena que se moviliza al tenor del humor de sus “despóticos” dirigentes. Existen sujetos indígenas modernos como el que más. Mucho más sujetos que muchos mestizos que no han vivido los procesos de prueba que para llegar a ser sujeto debe experimentarse (Araujo, 2009) (Araujo & Martuccelli, 2010). Desde el 2019 insisto en que la violencia, la rabia, no puede ser explicada desde la racista mirada del salvaje (bueno o brutal, pero salvaje, al fin y al cabo). Hay que comprender los cambios sociales, culturales, políticos y económicos que han experimentado las sociedades denominadas “indígenas”.

El segundo hecho relevante, es cómo, los procesos modernizadores que hemos vivido a lo largo del s. XXI, han actualizado la economía moral de la hacienda, expresión más fuerte del racismo en Ecuador. Thompson (Aguirre Rojas, 2010), el historiador inglés, muestra como entre el “código legal” generado en el marco de los procesos modernizadores, y el “código popular” pueden existir abismos. El autor retrata como en el s. XVIII inglés, las clases dominantes agudizaron represión y castigos mientras que los oprimidos intensificaron transgresiones abiertas y motines populares. La economía moral apela a “modelos de comportamientos establecidos por la costumbre, que norma en general las acciones de la multitud, y que establece los límites de lo que es todavía soportable, o en otro caso de lo que es intolerable, de lo legítimo o por el contrario de lo inaceptable, en cada situación específica o determinada” (Aguirre Rojas, 2010: 5). Sostengo desde hace algunos años, que, en este país, colonial y racista desde su origen, vivimos desde los códigos y normas establecidos por la hacienda y sus dinámicas, valga la redundancia, racistas, coloniales y violentas. Dominados y dominadores nos comprendemos, permitimos y sancionamos desde esos códigos. Comprenderlos, traerlos a la conciencia es una de las tareas básicas para poder combatir el racismo.

Las aguas han bajado y hoy vivimos una tensa calma que se construye sobre heridas profundas y brechas cada vez mayores. Las redes sociales nos enrostran aquello de lo que pretendemos huir constantemente y la ausencia de debates realmente políticos sobre este y otros temas, alimenta las violencias encubiertas; esas que se esconden detrás de los llamados a “nuestros hermanos (menores) indígenas” a la paz y que refuerzan la idea de que los indígenas son como niños a los que debemos llamar al orden.

Referencias

Aguirre Rojas, C. (2010). Economía Moral de la Multitud. Obtenido de Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Autónoma de Méxicp: http://conceptos.sociales.unam.mx/conceptos_final/424trabajo.pdf

Araujo, K. (2009). Configuraciones de sujeto y orientaciones normativas. Psicperspectivas, VIII (2), 248-265. Recuperado el 04 de 05 de 2022, de https://www.psicoperspectivas.cl/index.php/psicoperspectivas/article/view/60

Araujo, K., & Martuccelli, D. (2010). La individuación y el trabajo de los individuos. Educacao e Pesquisa. Sao Paulo, V. 36. n. especial, 77-91. Recuperado el 04 de 05 de 2022, de https://www.scielo.br/j/ep/a/QC9nJ5szz7hh8c3zGHwkyrn/?format=pdf

Braudel, F. (1979). La historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza.

Colloredo-Mansfeld, R. (1998). Dirty Indians., radical indígenas, and the political economy of social difference. Bulletin of Latin American Research. V. 17. No. 2, 379-403.

De La Cadena, M. (2004). Indígenas mestizos: raza y cultura en el Cusco. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

De La Cadena, M. (s/f). Formaciones de indianidad. Articulaciones raciales, mestizaje y nación en América Latina. Envión.

De La Torre Espinoza, C. (1996). El racismo en el Ecuador: experiencias de los indios de clase media. . Quito: Centro Andino de Acción Popular.

Guerrero, A. (2000). El proceso de identificación: sentido común ciudadano, ventriloquía y transescritura. En A. Guerrero, Etnicidades (págs. 9-77). Quito: FLACSO.

Rivera Cusicanqui, S. (2010). Violencias (re)encubiertas en Bolivia. La Paz: La mirada salvaje.

Sánchez Vicente, M. P. (1985). La condición jurídica de la mujer a través de las partidas. Memoria de licenciatura. Oviedo: Universidad de Oviedo. Recuperado el 11 de 07 de 2022, de https://ria.asturias.es/RIA/bitstream/123456789/78/1/Archivo.pdf

Wade, P. (2000). Raza y etnicidad en Latinoamérica. Quito: Abya Yala.

Weismantel, M. (2016). Cholas y pishtacos. Relatos de raza y sexo en los Andes. LIma: Instituto de Estudios Peruanos. Universidad del Cauca.

Weismantel, M., & Eisenman , S. (Vol. 17, No. 2 (May, 1998)). Race in the Andes: Global Movements and Popular Ontologies. Bulletin of Latin American Research.


[1] Para una descripción gráfica de cuán racializada es nuestra experiencia individual y social, sugiero a quienes leen este texto revisen el contenido de “Es que soy Brandon”, youtuber quiteño que ha logrado plasmar en 3 videos como funciona la racialización en nuestro país. https://www.youtube.com/watch?v=-yNy8JiO95U

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/mitad-demonios-mitad-ninos-estructuras-de-raza-en-ecuador/

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Sin tiempo que perder: la elaboración de libros de texto

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

«Inquietan pues las condiciones en las que se gestarán los próximos libros de texto gratuito. Da la impresión que hay prisa, tanta que se omiten o sobreponen procesos.»

La Secretaría de Educación Pública dio a conocer la Convocatoria para el registro de los aspirantes para la innovación de la nueva familia de libros de texto gratuitos de 3° a 6°, para educación primaria. El llamado va dirigido a docentes, autoridades escolares, pedagogos, investigadores y bibliotecarios que deseen contribuir a la elaboración de los próximos libros de texto. Los materiales a diseñar deberán estar en manos de los estudiantes en aproximadamente un año, pues para entonces, nuevamente en el ocaso del sexenio presidencial, el marco curricular se aplicará de manera generalizada en las escuelas del país. No hay tiempo que perder, la cuenta regresiva es breve.

Hace algunas semanas, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU) dio a conocer el documento Recomendaciones de mejora al plan y programas de estudio de educación básica 2022 y propuestas de colaboración (2022). En el escrito, además de reconocerse las bondades del marco curricular en construcción, aparecen sugerencias no en la fachada, sino en los cimientos del mismo: el replanteamiento de algunos ejes articuladores (p. 19), la construcción de “una base formativa común-indispensable de contenidos” (p.33) o la revisión de la conveniencia de proponer asignaturas por separado (p. 23). Se expresan dudas sobre “las condiciones institucionales que posibiliten el trabajo por campos formativos” (p. 21). ¿No serían, las anteriores, circunstancias que tendrían que ser solventadas previo al diseño de los libros de texto?

Una de las fortalezas que los organizadores del proceso de diseño señalan es que quienes construirán los libros de texto son los maestros. Sin embargo, la MEJOREDU advierte “retos importantes para la comprensión y concreción de los componentes curriculares por parte de las y los docentes” (2022, p. 30): no queda claro cuál es el referente principal para la enseñanza y la evaluación (contenidos, diálogos o progresiones de aprendizaje) o la gradualidad de saberes y conocimientos entre un grado y otro, por ejemplo. Las orientaciones didácticas, a decir de la Comisión, merecen una revisión (p. 31). Considerando el diagnóstico de la MEJOREDU en cuanto a los pendientes para comprender el marco curricular por parte de los docentes, parece arriesgado que éstos ahora se aventuren a la elaboración de los libros de texto.

Dado que en el próximo ciclo escolar los docentes participarán en sesiones de capacitación sobre el nuevo plan de estudios, se especula que la versión definitiva del documento no tardará en aparecer. Es una incógnita si la SEP atenderá las recomendaciones de la MEJOREDU. En tal caso, ¿habrá tiempo suficiente para realizar modificaciones significativas a partir de las observaciones de la Comisión y de las múltiples asambleas en las que, se dijo, se contó con la voz crítica de decenas de miles de profesores? ¿Es aconsejable emprender la elaboración de libros de texto cuando, de acuerdo con la institución que se asume como conciencia del sistema educativo, el marco curricular aún requiere modificaciones importantes que se antoja tomen tiempo en concretarse?

Finalmente, hay otra condición que llama la atención en el proceso de elaboración de libros de texto: la falta de remuneración a los participantes. Lo anterior preocupa por dos razones. La primera, porque perpetúa un discurso que romantiza la vocación magisterial, situación que impide, como en este caso, al docente una condición básica de cualquier profesional: el pago por sus servicios. En cambio, se le ensalza banalmente por sacrificar tiempo familiar o de descanso. La segunda razón de las preocupaciones tiene que ver con el hecho de que la ausencia de pago pudiera ser un reflejo del valor que se le da al proceso.

Inquietan pues las condiciones en las que se gestarán los próximos libros de texto gratuito. Da la impresión que hay prisa, tanta que se omiten o sobreponen procesos. Tanta que, en entidades como Colima, se invitó a los maestros a registrarse como participantes del diseño de los libros de texto, sin tener lista aún la convocatoria para tal actividad: había que ganarle tiempo al tiempo, dijeron. Pudiera decirse que la inversión del orden de la convocatoria y el registro es un hecho sin importancia, pero dado el contexto descrito, parece más una situación sintomática. Ojalá, por el bien de un recurso educativo histórico tan valioso como el libro de texto gratuito, la prisa no sea la consejera pues, dicen, es la peor.

REFERENCIAS

MEJOREDU. (2022). Recomendaciones de mejora al plan y programas de estudio de educación básica 2022 y propuestas de colaboración. México: autor.


Fuente de la información e imagen: http://proferogelio.blogspot.com

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Prioridades de política educativa de la 4T: ¿cómo vamos a medio camino de la administración de AMLO?

Por: María Mercedes Ruiz Muñoz/Arcelia Martínez Bordón/Alejandra Luna Guzmán

Seminario de Política Educativa Faro-ODEJ

Departamento de Educación Universidad Iberoamericana Ciudad de México


El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el Campo Estratégico en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente

En el marco del séptimo Seminario de Política Educativa Faro-ODEJ, el pasado 20 de mayo tuvo lugar una mesa de diálogo en la que se discutieron las prioridades de la política educativa de la actual administración, autodenominada 4T. En el seminario estuvieron presentes Emilio Blanco, investigador del Colegio de México, Jimena Hernández, académica del INIDE de la Ibero CDMX, y Arcelia Martínez, investigadora del Departamento de Educación de la Ibero CDMX. La moderación estuvo a cargo de Mercedes Ruiz, también investigadora del Departamento de Educación de la Ibero CDMX.

El interés de este seminario se centró en el planteamiento de la titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez, a partir de su presentación en la conferencia Matutina del 26 de abril del presente año, en la que habló de los cuatro ejes de la política educativa: i) brindar mejores condiciones laborales al magisterio; ii) la implementación de programas y contenidos temáticos; iii) la dotación de becas para estudiantes, y, iv) la mejora de la infraestructura de los centros educativos con el programa La Escuela es Nuestra (https://www.youtube.com/watch?v=oHV0ybTDHU4).

Ante esta perspectiva, Emilio Blanco señaló que no hay agenda educativa en México más allá de la del presidente, que se configuró a partir del fracaso rotundo de la Reforma Educativa 2013, en conjunto con una desconfianza patente hacia las instituciones. Para Blanco, estos cuatro ejes no representan en realidad una política educativa que atienda los graves problemas en la educación, vinculados con los aprendizajes, las desigualdades y las brechas tecnológicas, y más bien persiste una tendencia a la desaparición, modificación o reducción de programas e instituciones, como es el caso de las Escuelas de Tiempo Completo que, de acuerdo con lo que reportan las investigaciones, resultaban bien evaluadas. Las acciones de política, dijo, parecen seguir un posicionamiento de anticorrupción que busca eliminar intermediarios y que la sociedad se autorregule.

Por su parte, Jimena Hernández también puso en duda la existencia de una política pública que atienda un problema en el campo de la educación. Subrayó la importancia del rastreo histórico de donde surgen los planteamientos actuales, y que ha resultado en que cada administración pública pretenda dejar su propia huella y no atender realmente los problemas educativos de fondo. A manera de ejemplo, señaló la exclusión de los profesores de inglés, que no cuentan con plaza como tal y que hoy están a la espera de que lleguen recursos para su pago correspondiente. Hernández dijo que la alianza que estableció AMLO con el magisterio claramente lo posicionó en la presidencia de la República. Ello determinó que la discontinuidad ya constante fuera aún más profunda en este sexenio, con el cierre de instituciones y la construcción discursiva que implicó incluso eliminar palabras vinculadas con la narrativa neoliberal.

Por su parte, Arcelia Martínez señaló que estamos asistiendo a una nueva forma de hacer política y que se enfrentan enormes retos educativos. De los cuatro ejes prioritarios, tres, dijo, tienen que ver con la transferencia directa de recursos (becas, aumento a salarios y PLEEN), lo cual nos habla de una política electoralmente rentable. En este sentido, señaló, la agenda política está por encima de la agenda educativa. Dijo, además, que la política educativa es simplista o reduccionista, pues no se parte de un diagnóstico de los problemas prioritarios del Sistema Educativo Mexicano, en particular aquéllos relacionados con el rezago educativo y el rezago de aprendizajes de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

En el seminario también se hizo alusión al nuevo planteamiento del Marco Curricular, cuestionando qué tanto debiera hacerse en este momento de crisis, agravado por la pandemia, toda vez que faltan dos años para el cierre de esta administración.

Ante un contexto postpandémico que cada día revela más impactos negativos en el rezago educativo y de aprendizajes y en el incremento de la deserción escolar, sin dejar de lado la posible postulación de la secretaria para contender por la gubernatura del estado de México, cabe preguntarnos varias cosas: ¿Es la educación una prioridad? ¿Qué tanto la transferencia directa de recursos (a escuelas y familias) puede abonar a resolver la crisis educativa que atravesamos? ¿Cómo podemos involucrarnos más como académicos e involucrar más a la ciudadanía para evidenciar el divorcio que existe entre la agenda de gobierno en materia de política educativa y la búsqueda de soluciones integrales?

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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Racismo y violencia escolar: el caso Juanito

Por: Carlos Ornelas

Un reportaje de Elías Camhaji (El País, 3 de julio) me agrietó el corazón y me llenó de enojo. Llega a la médula de una práctica que, pese a esfuerzos de muchos gobiernos, instituciones y personas, persiste en las escuelas mexicanas: el racismo, la exclusión y la violencia entre pares.

Un resumen apretado: En la escuela secundaria Josefa Vergara, de Querétaro, dos alumnos sentaron a Juan Zamorano, niño otomí, en una silla que habían rociado con alcohol. De eso hace ya tres semanas. Él sintió que el pupitre estaba mojado, pero pensó que era agua.

No obstante, cuando Juanito se levantó, uno de los niños gandallas le prendió fuego con un encendedor. Las consecuencias: Juanito sufrió quemaduras de segundo y tercer grados, aún no puede caminar y le practicaron cuatro cirugías. El motivo de la agresión y las burlas se deben a que es un niño otomí y no habla bien español, tal vez también por ser un poco introvertido. La agresión pudo ser mortal.

No fue un acto único, hay historia de agresiones y burlas anteriores que Juanito no contaba a sus papás ni sus hermanas, que van en la misma escuela, que también sufren de burlas y agresiones verbales, pero no lo habían hecho público. La calamidad que acongoja a su familia les dio valor para decirlo.

A Juanito le cortaron el cabello, se burlaban de su acento y se reían de su madre, que vendía dulces en la calle por las tardes para completar el gasto familiar. Contó a sus papás que no se entendía con su maestra, que lo exhibía y que no estaba cómodo con los otros muchachos.

Tras la agresión a Juanito, la maestra del grupo y la directora, minimizaron el asunto. Además, no le prestaron la atención debida. La maestra le consiguió otro pantalón para que se quitara el incendiado y le untó cebolla en las quemaduras. Hasta después lo llevó a su casa. Al día siguiente los papás lo llevaron al Hospital del Niño y la Mujer. Sigue internado.

El papel de las autoridades es execrable. La secretaria de Educación de Querétaro, Martha Elena Soto, no sólo evita hablar de la acción de la maestra (porque está bajo investigación del órgano de control), sino que esquiva hablar de racismo. Atribuye el caso a la “crispación provocada por la pandemia”. La directora se negó a cambiarlo de grupo a pesar de las quejas de Juanito.

La secretaria de Educación aseguró al reportero que las autoridades ofrecieron cubrir gastos médicos, dar acompañamiento psicológico a Juanito y apoyo económico a la familia para solventar los gastos. Pero nada se ha hecho realidad. Es más, el papá de Juanito aseguró que la maestra le dijo: “No pongan una demanda porque si lo hacen no cuentan con nosotros, no les vamos a ayudar”.

El abogado Fabián García asesora a los papás de Juanito (imagino que pro-bono, pues es una familia pobre) e interpuso tres demandas: una contra los muchachos que lo agredieron y dos contra la maestra. A Ella se le reclama una indemnización por un daño patrimonial al ser representante del Estado. Los adolescentes agresores fueron vinculados a proceso por lesiones dolosas, mas por tener 13 años no son sujetos de castigo penal.

¿Cómo no voy a estar iracundo y crispado? En lugar de tomar cartas en el asunto y hacer algo para reducir la violencia escolar, las autoridades la quieren hacer invisible. Pero es imposible, es cada vez más grave. Los culpables de tanto agravio no son el currículo y el mestizaje, como dice la propuesta de cambio de planes de estudio de la SEP. Son la política y conductas sociales aberrantes.

Pienso que los niños agresores aprendieron a proceder de esa manera en el seno familiar y en su comunidad. Puede hacerse mucho para evitar que la violencia se reproduzca en las escuelas, pero hoy propagan la polarización que induce el presidente López Obrador.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/racismo-y-violencia-escolar-el-caso-juanito/

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