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Biografías vemos… canallas no sabemos

Por: Fernando Buen Abad

Basta y sobra con que algún canalla tenga la ocurrencia de escribir, por ejemplo, tu biografía para arruinar la obra de una vida. Especialmente si se trata de algún bicho “posmoderno” incubado en los estercoleros estéticos de esas editoriales que creen saberlo todo respecto a los “gustos” del “público” o de los “lectores”. Especialmente si, ungidos por la creatividad de mercado, escriben “pinceladas de color” como: “en su casa lo tenían por torpe”, “gustaba de dormir mucho”, “tenía mal aliento” o era un “personaje polémico”. Todas esa muecas narrativas son hervideros de canalladas que sirven de “marco literario” para destruir personas. Así han hecho con Marx, Lenin o Trotsky… Hugo Chávez por mencionar algunos de los más calumniados “literariamente” hablando.

Así las cosas, más vale escribirse uno mismo su “biografía” y en defensa propia. Sea uno conocido o no, se corre el riesgo de ser usado por cualquier patán literato para decorar sus deyecciones. Al fin y al cabo la ética les importa mucho menos que sus negocios y su egolatría. Ya es incontable el número de víctimas que arrastran por la vida el estigma impuesto por un imaginativo canalla que se autorizó a sí mismo para echar mano de la vida ajena y deleitar su idiotez de escritor se-dicente. Y abundan como plaga.

Son necesarias leyes, reglamentos y acción política muy enérgicos para frenar la estulticia de esa manía perversa. Son necesarios los críticos rotundos, y los escarmientos sociales más inolvidables, para resarcir a las víctimas denigradas por el manoseo literario de los tinterillos mediocres hambrientos fama y dinero. Especialmente de dinero.

Cuídense aquellos que han tenido episodios “especiales” en sus vidas. Cuídense aquellos que se salvan de la mediocridad reinante y de la andanada de clichés que nos impone la ideología de la clase dominante. Cuídense los bendecidos con alguna gracia, con algún talento, con alguna belleza. Cuídense los que encontraron un aporte científico, filosófico o poético. Cuídense los entusiastas y los optimistas, cuídense los líderes populares y sus seguidores. Y también cuídense los que vivieron (o viven) todo lo contrario.

Medran los usurpadores de “anécdotas” que reptan la realidad para llevar a sus madrigueras cualquier destello de vida que puedan manosear bajo sus fines aviesos. Y los hay también en otros géneros. Son arribistas y oportunistas. Hacen suyas las vidas y las ideas de otros por la vía de un tipo de secuestro o de plagio enmascarado con bondad de buen burgués. Y lo hacen parecer tan “natural” que ni las víctimas se percatan convencidas de que alguien, por fin, pone interés en sus vidas. Sin explicar qué tipo de interés. Dicen que el pensamiento y la creatividad no tienen dueño mientras cobran por vender las historias o los argumentos usurpados. Tenemos el horizonte infestado con esas lacras. Y publican con frecuencia.

No pocos de ellos viven como parásitos de otros parásitos. Alguno de ellos, si se encumbra, arrastra consigo jaurías de pupilos entrenados para ir por presas jugosas que entregan mansamente a los pies de sus ídolos. Acarrean todo tipo de anécdotas, episodios o detalles. Algunas veces hurtan joyas con valor histórico a las que sacan el jugo que no tienen. Pero la presa más codiciada es la que escurre en morbo. Eso se paga con creces.

Basta con que alguien padezca un accidente, una pérdida, una desgracia… para que surja de la nada la jauría de escritores que, sin moral y sin permiso, hagan del episodio una mercancía sin importar cuánto cuesta al protagonista de manera directa o indirecta. Negocio es negocio (dicen). No pocas veces ganan premios y aplausos venidos de los jefes y de los ídolos.

El asunto no es un chiste. Pónganse a salvo las excepciones de rigor pero no se omita la gravedad de un vicio ideológico cuya base de sustentación es adueñarse de lo ajeno con toda impudicia e impunidad. No nos cansemos de denunciarlo ni nos agotemos en esas luchas que se dan en los intersticios de la “Batalla de las Ideas”. No se trata de “un matiz” intrascendente ni se trata de “episodios aislados”. En una manía propia de la lógica de la propiedad privada y de la lógica de mercado que en sus dogmas centrales anida su “derecho” unilateral y permanente a manosearlo todos para convertirlo en negocio de unos cuantos.

Muy rara vez una víctima de tales atropellos tiene oportunidad de defenderse o derecho a resarcirse. Aunque se cambien los nombres o se maquillen los hechos, no son pocas las veces en que es evidente de quiénes se trata y qué acontecimientos se alude. Sea en libros, películas, reportajes o anecdotarios… por alguna parte se devela la identidad de las víctimas. La inmensa mayoría de los casos sin consultar su anuencia ni garantizar la privacidad. Es esa la moral de los mercaderes que es más monstruosa cuando se trata de personas fallecidas que no cuentan con punto de defensa.

Un ejemplo que estremece por lo alevoso y lo injusto es la serie “El Comandante” en la que con desfachatez de mercado se mansea la vida y la obra de Hugo Chávez líder de la Revolución Bolivariana. Por antojo de un guionista-biografío (o de varios) aplaudidos por sus jefes y sus tutores ideológicos, se comete un atropello de consecuencias morales, políticas y humanísticas irreparables. Y lo pasan por la tele, lo anuncian a todas horas y se preparan para repartirse premios bendecidos por una jauría de cómplices iguales o peores (si se puede). Ejemplo acabado, no único ni último, de lo que son capaces y de lo que puede ocurrirle a cualquier persona en la intemperie comunicacional en que nos han dejado los monopolios y sus delincuentes literarios. (También)

Debería haber sanción social y penas fuertes. Leyes de los pueblos, democráticas y humanistas. Debería imperar una moral de respeto y de cuidado por la vida ajena, una moral de lucha vigilante de la vida que nos es propiedad de comerciantes sino responsabilidad colectiva. Debería reinar una ética de la Comunicación y de la Cultura, intransigente y escrupulosa, con todo lo que se edita o se exhibe. Rigor con las fuentes y los hechos, rigor con los nombres y con el respeto. Rigor con la responsabilidad jurídica y profesional del que escribe y del que publica. En suma, debiera haber esa justicia comunicacional y cultural que no hemos conocido.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223770&titular=biograf%EDas-vemos%85-canallas-no-sabemos-

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Las chicas se consideran menos competentes en ciencias que los chicos pese a sacar mejores notas

Por: Pau Rodríguez

Las estudiantes de Secundaria y Bachillerato tienden a infravalorar sus conocimientos de matemáticas, química, física y tecnología, mientras los chicos hacen todo lo contrario.

Ellas no lo saben, o al menos no lo perciben así, pero tienen un nivel más alto de ciencias que los chicos. Las estudiantes de Secundaria y Bachillerato obtienen mejores notas en las asignaturas de física, química, tecnología y matemáticas, pero aun así se consideran a sí mismas inferiores que los chicos en estas materias. Este error de percepción es una “infravaloración” en toda regla, según Milagros Sáinz, directora del grupo de investigación de Género y TIC de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), autora de un estudio que ha seguido durante seis años la evolución de 1.500 estudiantes de Barcelona y Madrid desde Segundo de ESO hasta el Bachillerato, centrándose en cómo los roles de género han condicionado sus opciones académicas.

En física y química, por ejemplo, si las chicas obtienen de media un 5,98 (sobre 10), los chicos un 5,41, pero la sensación de ellas –lo que el estudio llama “habilidad percibida”– es que tienen un nivel de 3,8 (sobre 7), mientras que el de ellos sería de 4,07. En matemáticas y tecnología, la diferencia es muy similar. Sólo en biología las alumnas se muestran convencidas de que son mejores que sus compañeros. Probablemente, apunta Sáinz, porque esta asignatura se acerca más que las otras a un estereotipo relacionado con las mujeres, el que les reserva a ellas los saberes y tareas relacionados con los cuidados.

“Las chicas no tienen conciencia de que sus resultados de ciencia en conjunto son mejores”, sostiene Sáinz, que explica cómo muchas de las alumnas recurren precisamente a los estereotipos de género para justificar esta baja valoración de sí mismas: “Nos cuentan que simplemente las ciencias no se les dan bien, que son más para los chicos, y que ellas son de letras”, afirma la investigadora.

Además, este es un argumento que se da en la dirección inversa: los chicos se sienten muy confiados en el estudio de estas disciplinas. “A los chicos se les incita a sobrevalorarse en todos aquellos ámbitos que están más masculinizados”, observa la autora del informe.

La adolescencia, la etapa en la que aflora con más intensidad la identidad de género, coincide con los cursos más decisivos a la hora de escoger itinerario formativo (el final de los estudios obligatorios y el acceso a la universidad y la formación profesional). Es aquí donde los prejuicios sexistas pueden decantar vocaciones. Y se dan en todos los ámbitos, sobre todo en el entorno más inmediato de las jóvenes. Un 35% de las encuestadas afirma que sus amigos les han hecho más comentarios sexistas sobre su rendimiento en ciencias que los profesores o los miembros de su familia.

Menos del 10% de los estudiantes de Informática son mujeres

Si hay una carrera que ejemplifica las desigualdades de género en los estudios superiores es la Ingeniería Informática. Es por ello que en la presentación de este informe han participado también los decanos de estos estudios en la UOC y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Entre ambas forman dos de cada tres ingenieros informáticos que salen de las facultades catalanas, pero menos del 10% son mujeres. En la UOC, las estudiantes representan el 9,38%. En la UPC, el 8,65%. “En la matrícula de este año hemos superado el 10%, pero esto quiere decir que en años anteriores el porcentaje de mujeres se ha acercado al 6%”, se lamenta Nuria Castillo, decana de estos estudios en la UPC.

Las dos universidades han puesto en marcha una campaña conjunta para reivindicar el papel de las mujeres en la historia de la informática y las telecomunicaciones. Su objetivo es romper con la idea de que este es un mundo reservado a los hombres, y conseguir así que el porcentaje de ingenieras informáticas crezca poco a poco.

Uno de los motivos por los que atraen pocas mujeres, según algunos expertos, es que desde fuera no se perciben como unos estudios que tengan una utilidad social clara. De hecho, en ingenierías como la Biomédica, donde la aplicación de los estudios es más evidente, el porcentaje de mujeres supera el 60% (en el caso de la UPC). “Tenemos que romper con la idea del informático como un hombre descuidado, pegado a la pantalla con una lata de refresco sobre la mesa, obsesionado con la programación”, reclama José Prieto, decano de los estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, que añade, por el contrario, que la figura de este profesional tiene que ver también con “la creatividad, el diseño, la dirección de proyectos y la coordinación de equipos”.

La incorporación de más mujeres a los estudios de ingeniería es una preocupación de la mayoría de facultades de todo el mundo. En España, según datos del Instituto de la Mujer, sólo un 25,8% de los estudiantes de ingenierías y arquitectura son mujeres. “Hace años que conocemos el problema y seguimos donde estábamos, cuesta saber cuál es el momento y el lugar claves para incidir con este mensaje”, concluye Castillo, que reconoce que los estereotipos se han de combatir todas partes, desde la familia hasta la televisión, pasando por la escuela o el ocio.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/07/las-chicas-se-consideran-menos-competentes-en-ciencias-que-los-chicos-pese-a-sacar-mejores-notas/

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Haciendo del cine una herramienta transformadora

Por: Pablo Gutierrez Álamo 

Luces apagadas, resplandor de luz sobre la pantalla ennegrecida por la oscuridad, silencio… Barcelona, mediados del siglo XX, blanco y negro, silencio. Barrio Chino. Este podría ser el inicio de una de las sesiones del proyecto CinEd, un proyecto europeo de cine y educación que comienza su andadura en España de la mano de la asociación A bao a qu. De hecho lo es.

Se trata de los primeros compases de En construcción, filme de 2001 del director José Luis Guerín, una de las dos películas españolas que participan en este proyecto. La otra, El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, de 1973. Junto a ellas, filmes de otros siete países europeos. El objetivo: llevar el cine europeo de autor al mayor número de estudiantes posibles.

Desde hace algunos meses se está haciendo la prueba piloto en Galicia, de manos de Cgai, la filmoteca gallega, que ya ha pasado las dos películas españolas y que en los próximos meses continuará.

Y en Madrid, han estado trabajando también con En construcción. De hecho, hace unos días tuvieron un encuentro chicas y chicos con José Luis Guerín en el Cine Doré, la sala de la Filmoteca Nacional, en el que pudieron preguntarle dudas surgidas tras el visionado de su documental.

Preguntas sobre la elección de personajes, sobre los sonidos que se escuchan a lo largo del filme y su importancia a la hora de sostener parte de la historia, cómo se rodaron algunas de las secuencias o sobre los motivos para que unas historias se desarrollen más que otras.

Fanny Figueras es profesora de Visual y Plástica en el Instituto Broggi de Barcelona. Viene a Madrid para la presentación del programa, al igual que Guerín, con la intención de alentar a la participación. Ella lleva cinco años trabajando con el cine en su centro, de la mano también de A bao a qu, con el programa de Cine en curso. El uso del cine la ha hecho cambiar su práctica, “ahora trabajo con grupos más pequeños, incorporando el consenso, en vez de la votación”, por ejemplo.

También, dice, usar el cine la ha ayudado a abrirse a otras formas de trabajar el currículo, tirando más del proceso que del contenido y a entrelazar materias dentro del centro, a crear “relaciones entre el cine con el dibujo artístico o con historia del arte”. tirando de estas relaciones entre materias hace que el aprendizaje “tenga más sentido para el alumnado”.

“El conocimiento no es tan parcelado por materias”, dice, aunque admite que han sido 5 años de proceso de cambio de forma de trabajo. “Es algo que tiene que tocar alguna sensibilidad tuya, como docente, para que apuestes por ello”. Ahora, que una vez hecho, constata “cómo puede cambiar la mirada a mis alumnos, cómo los transforma, cómo llegan en 1º de Bachillerato y cómo salen”.

La piedra de toque, además del interés del docente, está en confiar en las capacidades del alumnado. “Cuando les das la consigna de ver algo desde el punto de vista de la luz, del encuadre, de la paleta de colores… ellos cambian”. “Tienen una actitud más activa, les interpela lo que ven. Están acostumbrados a ser consumidores de cine”.

– Hablabas también de su manera de expresarse.

– Sí, su lenguaje, su vocabulario. Cuando vemos algo, escriben, lo comentamos juntos en clase, qué hemos visto en un fragmento o en una peli, anotamos ideas en la pizarra y, luego, reescriben sus primeras impresiones.

Se trata de un trabajo con el que el alumnado mejora sus capacidades de expresión, pero además, puede ayudar en otras materias como Filosofía, o en su caso, en la clase de catalán o de castellano. “A través del cine aprenden a mirar, a escribir”.

José Luis Guerín conversa con alumnos sobre En construcción.

Núria Aidelman y Laia Colell son las culpables, o las responsables si se quiere, de buena parte de todo esto. Son las impulsoras de A bao a qu, la asociación que, por una parte, ha organizado los programas de Cine en curso, entre otros, y que, en España, es la responsable de CinEd. El proyecto está liderado por el Institut Francaise. Cuenta ya con películas francesas, portuguesas y rumanas, además de las españolas.

– A bao a qu es uno de los personajes de El libro de los seres imaginarios de Borges y Margarita Guerrero.

Se trata de un ser que acompaña a las personas de alma pura hasta la parte más alta de la Torre de la Victoria desde la que se divisa el paisaje más maravilloso del mundo. Ellas quieren hacer esa labor, acompañar a docentes y centros educativos en el viaje de la utilización del cine, de las artes en general, para ver el paisaje más maravilloso del mundo.

– El arte, la creación, la cultura es un paisaje maravilloso y el a bao a qu está esperando a quienes quieren descubrirlo, pero a la vez, todo depende del visitante, explican ambas.

Opinan que tanto CinEd como Cine en curso son proyectos complementarios. El segundo, que es el buque insignia, supone, entre otras cosas, la estancia continuada y regular de un cineasta a un centro educativo para trabajar con el alumnado, además de una formación y estrecha relación con el profesorado para compartir visiones e inquietudes. “Un proyecto que por definición puedes hacer en un número limitado de centros, con mucho acompañamiento”.

CinEd, sin embargo, pretende un alcance mucho mayor. El visionado de las películas solo requiere la inscripción del centro educativo, pero también de cualquier entidad como Cgai en Galicia o la Cineteca de Matadero Madrid, para acoger visionados destinados a escolares. El trabajo de la asociación aquí será movilizar a la mayor cantidad de centros y polos posibles.

Algo, incluso, que podría verse como unas modernas Misiones Pedagógicas. Quieren dedicar un esfuerzo especial a los escolares de las localidades que presumiblemente lo tengan más complicado por no tener cerca ninguno de estos centros culturales.

Trabajo con concejalías de ayuntamientos pequeños y con docentes que quieran cambiar sus prácticas y que sean quienes acaben movilizando otro tipo de equipamientos culturales.

Confianza, tiempo, expectativas

Son tres claves que Laia, Nuria y Fanny destacan de los proyectos con cine y adolescentes. Sobre todo, cierto cine de autor que obliga al alumnado a enfrentar el cine de otra manera, con tiempos mucho más lentos, con imágenes y sonidos que ha de interpretar más allá de la obviedad de tanta imagen como les llega.

Confianza que adultos, tanto docentes, como familias han de tener o devolver, a sus adolescentes. “Parte de nuestro acompañamiento tiene que ver con que confíen en los alumnos. Vamos a tener expectativas; vamos a atrevernos a hacerlo”. Y, claro, luego, ha de haber tiempo para la reflexión, “no se trata de lanzar dos o tres preguntas”.

– Estuvimos 45 minutos para comentar un visionado de 3 minutos… 45 minutos. Pero es que no podíamos parar -explica Fanny.- Solo les tenemos que abrir la puerta. Si no se lo proponemos, no sabrán que existe.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/03/haciendo-del-cine-una-herramienta-transformadora/

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Aprendizaje Servicio para mejorar tres vidas

Por: Jaume Carbonell

Este programa, en progresiva expansión, fortalece la formación para la solidaridad y la mejora de las personas y las colectividades.

“De pequeñas, cuando salíamos del colegio, íbamos todas al Esplai (centro de tiempo libre) de La Florida”. Allí se conocieron Alba y Estela que hoy cursan primero de bachillerato en el IES Eduard Fontserè de este barrio de l´Hospitalet (Barcelona). Ahora, junto a Jonathan, han vuelto al Esplai pero en calidad de ayudantes de los monitores: ellas con un grupo de niños de cinco a siete años, y él con otro de ocho a diez. Lo hacen una vez por semana -de 4 a 8 de la tarde- durante un par de meses. “Organizamos juegos de distintos países -porque aquí hay mucha diversidad cultural- o pasamos documentales sobe la igualdad y la empatía. Hay piques y peleas y algún caso de bullying. Cuando hay conflictos no intervenimos directamente sino que se lo explicamos a las monitoras”.  Estela cuenta que una vez se encontró con un episodio racista: “En una actividad musical, un chico se negaba a tocar a otro debido al color de piel. La monitora lo cortó rápido diciendo que todos somos iguales”.

Estos tres bachilleres, junto a otros treinta más del Instituto, participan en el proyecto “Jóvenes para el barrio”, que consiste en una formación específica de iniciación al voluntariado y en un período de prácticas en el mencionado Esplai, ayudando a monitores y monitoras en sus tareas. Se trata de una experiencia de Aprendizaje-Servicio (APS): una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado en el que los participantes se forman al trabajar a partir de necesidades reales del entorno con el propósito de mejorarlo. Este proceso se sustenta siempre en este triángulo: necesidad social, servicio a la comunidad y aprendizajes.

La formación previa para el ejercicio del voluntariado tiene lugar dentro de la asignatura opcional ”Estancia en la empresa”, un par de horas semanales durante los meses de noviembre y diciembre a cargo de los monitores del propio Esplai.  Alba, Estela y Jonathan sostienen que esta formación les ayuda a colaborar en equipo, a afrontar la resolución de conflictos y a adquirir más seguridad, empatía y paciencia. “Uff, a mí me cuesta mantener la paciencia”, tercia Estela. Y, lo que es aún más importante: contribuye a mejorar su vida personal y de grupo: “Antes, en 3º y 4º de ESO todo el mundo sacaba su carácter y había muchos conflictos. En cambio ahora, nos conocemos mejor -sabemos de qué pie cojea cada uno- y nos aceptamos y respetamos”. Se han organizado para vender pastelitos en el recreo con la idea de recaudar fondos para dos viajes al término del Bachillerato: uno a Italia con el profesorado y otro a Mallorca por su cuenta. La educación recibida dentro y fuera del centro les ha hecho madurar y tienen en gran estima la labor del Esplai como espacio de cohesión social. Dicen que algunos de sus compañeros, tras participar en este proyecto, se han apuntado al curso de monitores. De momento ellos no se lo plantean porque la exigencia actual de los estudios no se lo permite.

Josep Maria, el director de este instituto de alrededor de 400 alumnos, e Inma, tutora del aula de acogida, subrayan la importancia sustantiva que aquí ocupan diversas modalidades o formatos de Aprendizaje Servicio desde hace una década: servicio de mediación, “Compartiendo derechos”,  “Con la música, tú puedes”, el programa de acompañamiento “Cicerone”, impulsado por el Ayuntamiento con el fin de facilitar la integración social y la convivencia entre culturas, etc.  “El trabajo con el entorno es una singularidad de este centro”. Algo así como su ADN. “El Instituto forma parte activa del barrio de La Florida y del proyecto educativo  de l’Hospitalet, la ciudad con más densidad demográfica de Europa”.

Ambos profesores valoran la extraordinaria labor del Esplai por la cantidad y calidad de sus intervenciones y como centro de acogida, acompañamiento, orientación y cohesión social. Y, por supuesto, el programa Jóvenes para el barrio: “Supone una vivencia intensa y un compromiso serio para los alumnos al tener que firmar un contrato. Por otro, proporciona un baño de autoestima al ver que se reconoce su trabajo y se sienten útiles”. Señalan también que han mejorado los vínculos y relaciones con el profesorado.

El actual director sostiene que, a partir de estos y otros proyectos, puede hablarse de un antes y un después claramente diferenciados en el centro. “Hace unos años el instituto estaba muy estigmatizado debido a su alto grado de conflictividad, con tasas altas de abandono y absentismo, y con menos matrícula que otros institutos. Pero ahora ya podemos hablar de un instituto más normalizado, con una imagen más positiva que le ha permitido aumentar la matrícula. También se han puesto mecanismos preventivos para evitar los conflictos”. Al propio tiempo, se obtiene una mejora de los resultados académicos y, sobre todo, en el clima y en toda la vida del centro.

La del IES Eduard Fontserè es una de las experiencias consolidadas de Aprendizaje Servicio (APS). Pero hay muchas más. En la web del Centro Promotor de Aprendizaje Servicio de Catalunya figuran más de trescientas. “Este centro, liderado y ubicado en la Fundació Bofill desde hace una década, actúa como laboratorio de producción de ideas, actividades y estrategias para promover el Aprendizaje Servicio en los diversos niveles y ámbitos de la educación formal y no formal, en colaboración con ayuntamientos y entidades sociales muy pegadas al territorio. Impulsamos proyectos y experiencias pero nunca nos apropiamos de ellas”.  Es la voz de Laura Campo, maestra y psicopedagoga, coordinadora del centro casi desde sus inicios y que se dedica en cuerpo y alma a este proyecto, sobre el que realizó su tesis doctoral. En este centro participan otras instituciones educativas y colectivos de investigación con una dilatada y sólida trayectoria en el trabajo teórico y de campo, como es el caso del GREM -“Grup de Recerca (Investigación) en Educació Moral”- de la Universidad de Barcelona.

Hace poco acaban de celebrarse las últimas jornadas de APS, con 350 asistentes, más que nunca. “Un dato del interés que mide el interés creciente que existe hacia estas experiencias.  Asimismo, se percibe un mayor compromiso público de las distintas administraciones así como de las entidades sociales, sobre todo con las ONGs vinculadas a cuestiones tales como la defensa de la Paz y los derechos Humanos. La nueva mirada del APS contribuye a mejorar sus proyectos educativos”. La etapa reina donde se concentra el mayor número de proyectos es la ESO. En el Bachillerato decrecen debido al aumento de la presión y exigencia académicas.

¿Cuáles son hoy los principales retos del APS? Laura cita un par de ellos. El primero es la evaluación. “Es complicado evaluar una práctica compleja como ésta -no nos sirven las prácticas al uso-,  donde se cruzan varias miradas y sus resultados se perciben a largo plazo”. El segundo es su discontinuidad y falta de consolidación, “al no incorporarse dentro del Proyecto Educativo de Centro, al cambio en las direcciones de centros u a otros motivos”.  ¿Y cuáles son sus potencialidades? La primera que menciona es la calidad. “Las propuestas están más pensadas y articuladas, con la incorporación de nuevos agentes y una mayor implicación del ayuntamiento y del territorio, incorporándose a los proyectos educativos de ciudad y planes de entorno”. Insiste una y otra vez en el protagonismo clave del ámbito municipal-local, porque es aquí donde se visualiza la mejora de la calidad de vida y la cohesión social. Y luego señala algunos nuevos ámbitos de intervención específicos aunque aún muy limitados como es el caso de las finanzas éticas. “Hemos establecido un convenio con Oikocredit -cooperativa internacional de finanzas éticas-  para que sus empleados actúen de formadores a grupos de ESO para que éstos diseñen campañas divulgativas sobre el propósito de estas entidades”. Una manera de complementar o de presentar una alternativa, según se mire, al actual modelo dominante de educación financiera.

¿Qué se aprende con el APS? Laura Campo lo tiene muy claro. “Se aprenden conocimientos de manera más significativa y contextualizada;  se amplía la mirada de la escuela hacia el territorio y otros agentes educativos; y un montón de valores que giran alrededor de la ayuda al otro: escucha, diálogo, respeto, altruismo, solidaridad. El APS es una manera sencilla de llevar a cabo todo esto. De aquí su progresiva aceptación. Y siempre conlleva mucha generosidad”. Si, en efecto, detrás de cada proyecto y de cada persona implicada se manifiesta un alto grado de generosidad. Algo que cohesiona y contagia. Y que mejora tres vidas: la del alumnado, la de los centros y la del territorio

 Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/03/01/aprendizaje-servicio-para-mejorar-tres-vidas/
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La formación inicial del profesorado: entre aulas anda el juego

Por: Antoni Tort

Las respuestas al reto de la formación inicial hay que encontrarlas en las intersecciones entre la escuela y la universidad, entre la práctica y la teoría. Mediante el diálogo y la reflexión.

¿Qué equipaje debe pergeñarse para emprender un viaje gracias al cual un joven estudiante crecerá como practicante reflexivo, para llegar a ser un buen docente para la escuela de hoy? ¿Quiénes serán sus guías, dónde estarán los compañeros de viaje, las brújulas, los mapas y los gps? ¿Quién le ayudará para continuar aprendiendo en los sucesivos viajes que realizará por su cuenta, por parajes ignotos? La formación inicial del profesorado no es un carril protegido; es un viaje entre creencias no consensuadas por el entorno; en medio de un paisaje con contradicciones, en el que se debe avanzar más allá de lo que dicta el sentido común; en una constante oscilación entre estabilidad y precariedad de los conocimientos; un itinerario individual y colectivo, muchas veces con poca visibilidad y con la necesidad de tomar decisiones, desde una autonomía que debe romper con las excesivas dependencias jerárquicas y administrativas y, en consecuencia, morales, que a veces el oficio de maestro conlleva.

Necesitamos, pues, de una formación abierta mediante la reflexión y la discusión sobre la práctica educativa en un itinerario formativo que incluya la proximidad a experiencias de aprendizaje innovadoras, a los estudios de casos singulares y dilemáticos, a las pequeñas investigaciones sobre realidades específicas. Una formación que no solo prepare al profesorado del futuro sobre cómo enseñar, sino que, a la vez, establezca las bases para continuar aprendiendo en contextos heterogéneos y heterodoxos en el marco de una sociedad plural. En este sentido, la reformulación de la formación inicial pasa por reforzar un itinerario bidireccional, de mutua interlocución entre la universidad y los centros educativos. Las instituciones de formación inicial deben fomentar una práctica y una investigación educativas de doble dirección, facilitando que los futuros maestros y las futuras maestras estén en contacto con profesorado experimentado y con investigadores de las diferentes disciplinas de todos los ámbitos educativos, universitarios y no universitarios.

Las fórmulas son variadas: las concreciones respecto a las estructuras de formación inicial son dispares. Solo hace falta dar un vistazo a nuestro entorno. En Francia, se crean en 2013 las ESPE (Écoles supérieures du professorat et de l’éducation) reforzando la visibilidad y la institucionalización de la formación inicial, en línea con su tradición educativa. En Inglaterra, el protagonismo se diversifica en redes, corporaciones y agencias que asumen la formación del profesorado bajo la bandera de la práctica. La universidad rebaja, cede (¿vende?) su protagonismo en la obtención del Postgraduate Certificate in Education (PGCE), necesario para ejercer las docencia, en beneficio de todo tipo de entidades públicas y privadas.

El filósofo y pedagogo republicano Joaquim Xirau manifestó en los años treinta este deseo: “Que la universidad recupere y mantenga la dignidad de la escuela que tan a menudo tiende a perder, y que en la escuela penetre y aliente el alma auténtica de la universidad”. Pero hoy mismo, las servidumbres y, porque no decirlo, las miserias de nuestras estructuras educativas nos alejan de la aspiración de Xirau. El ensimismamiento de la universidad en sus propias cuitas no facilitan la creación de espacios de colaboración entre docentes de todos los niveles; no se fomentan suficientemente los vínculos entre las escuelas, los institutos y las facultades gracias a los cuales, investigadores, profesores experimentados y estudiantes podrían compartir, en mayor medida y profundidad, procesos formativos y proyectos de investigación.

Creemos, con Philippe Perrenoud, que hay que combatir la dicotomía entre teoría y práctica, entendiendo que la formación es “una, en todo momento; práctica y teórica a la vez; también reflexiva, crítica y con identidad. Y que se produce en todas partes, en las clases y los seminarios, sobre el terreno (escuelas) y en los diferentes dispositivos de formación (universidad)”. Las respuestas al reto de una formación inicial, hay que intentar encontrarlas, pues, no en un entorno de aprendizaje (escuela) o en otro (universidad), en unas aulas o en unas otras, sino en la intersecciones, en las conexiones, en el vínculo entre ellas. Mediante el diálogo y la reflexión junto a profesionales experimentados y gracias a la inmersión en las dinámicas de las escuelas e institutos y en las experiencias propias de la vida universitaria, elementos constitutivos de lo que debería ser un solo proceso formativo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/20/la-formacion-inicial-del-profesorado-entre-aulas-anda-el-juego/

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La escuela, los docentes y el zoológico

Por: Luis Bonilla-Molina

Profesor, maestra ¿para qué sirven los zoológicos? ¿Vamos a ir a conocerlos? preguntan María, Juan o Alexandra en el sexto grado de primaria o el primero del ciclo del bachillerato.  En las próximas líneas trataré de problematizar, respecto a un abordaje no convencional de cómo trabajar, en el aula, estas interrogantes de nuestros estudiantes

Que representa un zoológico

Como docentes, primero participamos en el mundo real y escuchamos las experiencias de otros(as), las sistematizamos, para luego ir a la búsqueda de los conceptos socialmente aceptados y a partir de ello, generamos preguntas problematizadoras para la reflexión, con la intención de ampliar el horizonte ético de acción, que posibilite una praxis transformadora, tanto de nuestros estudiantes cómo de la propia.

En este caso no tiene por qué ser diferente. Escuchemos, oigámonos, hablemos, conversemos, visitemos.  En mi caso cuando me ha correspondido abordar el tema, en cada diálogo surgen nuevos elementos, pero una definición más o menos común suele indicar que los zoológicos son “aquellos lugares a donde podemos ir a ver, de manera segura, a los animales extraños o salvajes, que son de otros lugares distintos al nuestro o que no podemos observar en nuestra cotidianidad“.

Cuando indagamos en el DRAE (2017) encontramos que para nuestra Academia de la Lengua, un parque zoológico es “un lugar en que se conservan, cuidan y a veces se crían, diversas especies animales, para que sean contempladas por el público y para su estudio“.

Solo con efectos didácticos, nunca normalizadores, haremos un breve  análisis de contenido de estas definiciones y nuestra perspectiva desde la pedagogía crítica.

Educación, vida y dominación

Por décadas, nuestros sistemas escolares enseñaron la relación del hombre con la naturaleza. Desde una visión machista (hombre) nos separaron del resto de la vida planetaria, como si fuéramos extra terrestres, hablando de un “medio ambiente” con el cual teníamos que relacionarnos. Esto contribuyó a disociarnos colectivamente, creando una epistemología de la vida que distinguía, planteaba claras diferencias y armaba una teleología de la vida diferenciada, entre los “seres humanos” y el resto de la existencia, tanto en el planeta como en el universo.

Esto resultó funcional para muchos modos de producción anteriores a la revolución industrial, pero se hace intrínseco a la génesis y desarrollo del capitalismo como sistema de organización de los mundos económico, político, social, académico, espiritual y de vida. Desde esa perspectiva, la naturaleza es un “banco” de posibilidades, de donde se extraen elementos, componentes y formas de vida para utilizarlas en beneficio del hombre/mujer.

Éticamente esto es “posible” y “justificable” porque construimos una visión del hombre/mujer “por encima” de la naturaleza, como forma de vida superior, mediante narrativas científicas, académicas, religiosas y populares.

El capitalismo, pero también la llamada experiencia del “socialismo real“, desarrollaron una relación expoliadora de la “naturaleza“, justificada en la búsqueda del mayor bienestar posible para el hombre/mujer.  No solo, ni el capitalismo ni el llamado “socialismo real” alcanzaron este bienestar, sino que por el contrario colocaron en riesgo cierto de sobrevivencia a la vida en general y la humana en particular, al romper prácticamente todos los equilibrios que garantizan la existencia de la vida. Talar árboles, destruir ecosistemas, extraer minerales del subsuelo sin importar su impacto en las aguas y la vida circundante, eliminar especies, contaminar el aire con la quema indiscriminada de combustibles fósiles fueron tan solo algunas de estas manifestaciones. La llamada carrera nuclear, las armas biológicas, las armas de destrucción masiva, la tecnología de ondas invasivas y perjudiciales a las distintas formas de vida, expresaron el desarrollo exponencial de esta lógica anti vida.

Por ello es que, tanto en los países del mundo capitalista, como en muchos de los que estaban bajo la influencia del llamado “socialismo real” del siglo XX, conseguimos hoy parques zoológicos por doquier.  Porque para esta lógica, los animales en cautiverio no son vida sino objetos de interés papa el hombre/mujer, para saciar su curiosidad y alimentar la noción de superioridad enfermiza del carcelero.

Desde esta perspectiva, se acuña el concepto de vida inteligente y vida superior, para legitimar las prácticas de subyugación, de dominio, de sometimiento de la vida en general.  Esta lógica de “vida inteligente versus vida no comprensiva de su realidad” contribuye además, a la estratificación social y la construcción de un modelo de dominación basado en clases sociales.

Lejos de plantearnos que un tigre, un cóndor, un camello, un oso o un jabalí son como nosotros, partes del todo de la vida, imposible de fragmentar sin consecuencias, acostumbramos a referirnos al tema desde una “superioridad” aprendida.  Superioridad que nos dota a los seres humanos de una supuesta  autoridad moral para “capturar” a otros seres vivos, colocarlos entre rejas al lado -pero aislados- de otras especies, para que “nosotros“, la llamada “vida superior” los observemos.

Una observación que no es respetuosa de la relación de “el rey zamuro”, el venado, el elefante, la nutria, con su entorno vital.  Nos consideramos envestidos -éticamente hablando- con la autoridad necesaria, para romper los equilibrios de la vida. Construimos para ello, un discurso de la superioridad, que se expresa en enunciados como “cuidar”, “proteger”, “estudiar” o hasta de “disfrutar” de ellos.

La existencia de los parques zoológicos es la muestra de la hegemonía de las ideas capitalistas en el mundo actual.  No es posible hablar de un zoológico socialista.

El socialismo que se reunifica a los “otros socialismos” que no han gobernado, que reintegra en términos epistémicos al hombre/mujer con la naturaleza como parte de ella, solo puede concebir la vida en libertad. Si alguien quiere saber cómo viven los leones, tigres, cóndores, caimanes o culebras tiene la opción de compartir con ellos en su hábitat, sin romper los equilibrios de la vida.

Sólo si respetamos a la vida en general, podremos respetar la libertad de los seres humanos y romper con la explotación del hombre por el hombre. Si en nuestra conciencia y forma de pensar aceptamos como válida la superioridad de una especie para dominar a otras, por supuesto que tendremos más facilidad para justificar las diferencias de origen, clase social, estudio o biológicas. para dominarnos los unos a los otros.

Un niño o un joven que ve como “natural” el que un tigre permanezca enjaulado de por vida, en una celda de tres por tres metros, construirá una noción de justicia instrumental, hedonista y egocéntrica, que le limitará en muchos de sus momentos de encuentro con los otros, con sus pares, pero también con la vida como una totalidad.

Incluso desde, la perspectiva de la lucha de clases, encontramos momentos oscuros en el proceso de construcción de conciencia colectiva sobre la unidad indisoluble de la vida. Tal fue el caso, de los sucesos ocurridos en la Paris de 1730, cuando trabajadores mataron gatos como medio de protesta a sus dueños, los señores ricos. Era la superioridad humana expresándose incluso como forma de lucha.

Nuestra seguridad no puede ser alcanzada al costo de la ruptura de los equilibrios de vida que le han costado a la naturaleza millones de años alcanzarlos. Talar la vegetación que da origen a una fuente de agua natural -aún en la montaña más alejada- termina teniendo impacto en la vida a miles o millones de kilómetros del lugar donde se hizo este ecocidio.

Por otra parte, ningún estudio puede justificar que una especie permanezca aislada de su espacio vital durante años. Y ahí, emerge la dicotomía entre una ciencia, un conocimiento, unos saberes que justifican cualquier exceso como un camino, como posibilidad de construir algún beneficio para el hombre/mujer y; otra que considera a la vida, en todas sus expresiones, como la razón central de la ciencia para un mundo y una sociedad de justicia planetaria.

¿Debemos organizar una visita al zoológico?

En la izquierda política y magisterial existen dos variantes respecto a la posibilidad de relación, contacto, vinculación, con dinámicas que contienen formas de entender el mundo y de relacionarse con la realidad, que expresan modelos de dominación, de opresión.  Una que considera que no puede correrse el riesgo de contaminarse y que basta explicar y discutir en el aula, las implicaciones de una práctica social negativa.  Otros que consideramos que el contacto con la realidad es vital, para una reflexión y debate problematizador, para producir rupturas cognitivas y para generar conciencia crítica.

En el caso de los parques zoológicos, desde mi perspectiva, lo ideal sería una visita guiada con preguntas problematizadoras y debates en el sitio.  Temas claves como libertad, vida, respeto por la diversidad, complementariedad de la vida, límites de la ciencia, podrían resultar útiles en esta tarea. A lo mejor, al final, algunos se animan a hacer carteles de rechazo al encierro prolongado de las especies que allí se encuentren. Siempre atemorizará a los más conservadores la posibilidad que una práctica pedagógica así, culmine en acciones directas cuando se trata de jóvenes, como si los zoológicos no fueran una acción directa de la lógica capitalista sobre la vida.

La industria cultural y el zoológico

Con mi maestro y amigo Gustavo González, el creador de la “pedagogía realenga”,  conversamos en varias oportunidades respecto a cómo abordar el tema de industria cultural y el imaginario que promueven de los zoológicos. Todos los días, son decenas de películas, series animadas, video juegos, comics o dinámicas de realidad virtual aumentada, las que tienen como centro la relación de los seres humanos con las restantes formas de vida.  Sin embargo, son precarias las iniciativas de los centros de formación docente, universidades, grupos de formación sindical, incluso desde la pedagogía crítica, que se atreven a estudiar esta dinámica, más allá de la “etiqueta” de la alienación.  El maestro Henry Giroux tiene un trabajo excepcional al respecto, que no siempre es continuado por otros científicos sociales de la pedagogía crítica.

No sólo es el problema de la “humanización”  de las restantes formas de vida, sino la construcción de un imaginario, según el cual, toda forma de vida,  se desarrolla según el modelo y el patrón de consumo/vida del capitalismo global. Este “patrón cultural” se inscribe en la lógica discursiva del civilizado/salvaje que legitima la dominación y modelos de depredación. Por ello, es urgente desarrollar líneas y procesos de investigación que analicen la industria cultural, desde los discursos de resistencia del siglo XXI.

Las resistencias ecosocialistas

Es muy fácil pedirle a los niños que cambien el mundo, cuando los mayores no nos comprometemos en la tarea.  Pero no todo está perdido. Son miles las iniciativas de ecosocialismo libertario que están surgiendo por todo el mundo, muchas de ellas asociadas a procesos formativos. Por ejemplo, recientemente en Ámsterdam, en el IIRE, participe en una maravillosa reunión de trabajo con la red que lideran Michel Lowy, Tanuro y otros compañeros quienes trabajan y construyen un poderoso tejido de acciones, ideas y organización para otra relación del ser humano con la totalidad de la vida planetaria.

Hoy, los partidos anticapitalistas en todo el mundo tienen como un tema central el ecosocialismo, lo cual evidencia que existe una nueva conciencia, respecto a la lucha contra cualquier explotación y en un destino común planetario, para la vida en el marco de esta confrontación de propuestas civilizatorias.

Los movimientos de acción directa, de liberación de especies cautivas, el activismo de primera línea contra la destrucción de las fuentes naturales de vida y los movimientos de resistencia bioética, deben ser mencionados y explicados en el aula, junta a la perspectiva ecosocialista,  como expresiones de otro mundo posible que se abre paso en la lucha contra la barbarie capitalista en el siglo XXI.

La pedagogía crítica no es ajena a esta dinámica y ha asumido un trabajo permanente en y desde las aulas, para contribuir a generar conciencia y nuevas prácticas que construyan una alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista.

Maestra, profesor, colega, estudiante, padres y madres, comunidades  ¿cuál es su opinión y posición al respecto?

*https://luisbonillamolina.wordpress.com/2017/03/10/la-escuela-los-docentes-y-el-zoologico/

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La Pedagogía Negra en STRUWWELPETER

Por: Victor Montoya 

Heinrich Hoffmann (Frankfurt, 1809-1894) fue prestigioso pediatra y personalidad activa en el ámbito sociopolítico. Después de la revolución de 1848 se identificó con los ideales del liberalismo democrático y en 1851 fue designado director de un instituto para dementes, que en la actualidad forma parte de la clínica neurológica dependiente de la Universidad de Frankfurt.

Heinrich Hoffmann, como muchos otros académicos de su época, tuvo aspiraciones literarias. Escribió piezas de teatro, poesías y compendios de divulgación científica. El libro que le dio renombre internacional fue Struwwelpeter (Peter asqueroso), cuyas ilustraciones y textos los concibió mientras ejercía como pediatra. Se cuenta que para tranquilizar a sus pequeños pacientes, quienes se mostraban inquietos y nerviosos a la hora de ser auscultados, Hoffmann solía contarles historias y enseñarles figuras divertidas que, de cuando en cuando, arrancaban la sonrisa inocente de los niños. Entre los dibujos de su preferencia había uno que representaba la imagen de un niño con faldellín rojo y polainas verdes, las piernas y los brazos abiertos, las uñas crecidas como púas y, sobre todo, con una masa compacta de pelos desgreñados, donde parecía no haber entrado jamás un peine. A esta figura siniestra lo llamóStruwwelpeter que, en el dialecto alemán de Frankfurt, significa Peter asqueroso o Peter desgreñado.

Discriminación racial

Heinrich Hoffmann, en diciembre de 1838, recorrió por todas las librerías en busca de un regalo para su hijo de tres años. Y, al no encontrar un solo libro apropiado para esa edad, se limitó a comprar un cuadernillo empastado, donde empezó a escribir las mismas historias que contaba a sus pacientes. La primera de ellas, referida al personaje que más le seducía, decía en su versión original: ¡Ven y mira esto!/ Así era Struwwelpeter,/ quien durante el año,/ los pelos no se peinó,/ ni sus uñas se cortó./ La tijera y el peine,/ el siempre evitó./ No era peligroso,/ pero sí estúpido y sucio,/ sin agua ni jabón,/ como un gato sucio./ Los niños no jugaban con él,/ se le acercaban y le insultaban:/ ¡ Struwwelpeter, así de feo eres tú!

Este cuadernillo de historias, que Hoffmann entregó a su hijo como regalo de Navidad, tuvo una inmediata acogida entre los miembros de su familia y entre los niños que asistían a su clínica. Como por entonces tenía ya inquietudes literarias y varios contactos en el ámbito cultural, decidió enseñar el cuadernillo al Dr. Loening, quien junto a su amigo J. Rötten, dueño de una casa editorial, quedaron maravillados con las historias e ilustraciones, y no dudaron en publicarlo, pero sin firmar ningún contrato.

Al cabo de un tiempo se imprimieron 1.500 ejemplares bajo la supervisión del propio Hoffmann, quien eligió el formato del libro y la calidad del papel. Después se expuso en las librerías y, a las cuatro semanas, se agotó la edición. De modo que el editor, al comprobar que tenía en sus manos un libro de éxito, firmó un contrato formal con el autor.

La primera edición de Struwwelpeter (1845), que apareció con el seudónimo de Reimerich Vinderlieb, contenía una introducción y seis historias escritas en verso. Para la quinta edición (1847) se incluyeron cuatro historias nuevas y se cambió el seudónimo por el verdadero nombre del autor. Desde entonces, el libro ha conocido centenares de reediciones tanto en alemán como en otros idiomas.

Censura ético-moral

Las historias escritas por Hoffmann reflejan los cánones morales y éticos propios de la Alemania del siglo XIX, y hacen referencia a las consecuencias dramáticas de la desobediencia infantil, con una mezcla de ironía y humor negro, pero también con las preceptivas de una educación marcada por la violencia y el autoritarismo.

Hasta mediados del siglo XX, sin resquicios para la duda, ningún niño estaba eximido del castigo físico o psíquico, ni aun habiendo nacido en el seno de una clase social privilegiada, pues los objetivos centrales de la educación estaban orientados a forjar individuos que acataran disciplinadamente las normas establecidas por la Iglesia y el Estado.

Los niños carecían de derechos y consideraciones. No podían obrar a su manera ni participar en las decisiones de su propio destino. En el hogar, la iglesia y la escuela, se los educaba con autoritarismo y severidad, premiando a los sumisos y castigando a los desobedientes.

Todos estaban conscientes de que el castigo era el mejor método para corregir los hábitos indeseados e inculcar los que se consideraban más apropiados para la vida social, sin que nadie advirtiera que las secuelas físicas y psíquicas determinaban el futuro de los niños, llevándolos a reproducir más tarde, con sus propios hijos, la misma violencia de la cual fueron objetos en su infancia. En consecuencia, la mentalidad imperante en la sociedad alemana del siglo XIX imprimió su sello en la educación en general y en la literatura infantil en particular.

Instrumento didáctico

Los libros de la época, más que recrear y estimular la fantasía de los niños, servían como instrumentos didácticos, mediante los cuales se impartían normas éticas y morales. Por lo tanto, jugar con fuego, rechazar la comida, exigir un capricho, comportarse mal en la mesa, llevarse el dedo a la boca, eran conductas comparadas con los delitos cometidos contra la institución eclesiástica o estatal, y, consiguientemente, eran castigados con la mayor severidad.

Los padres y educadores pensaban que Struwwelpeter constituía un auténtico paradigma de lo que debían ser los buenos libros infantiles, puesto que el niño, a través de sus textos e ilustraciones, podía internalizar las normas vigentes en la sociedad alemana, cuyos cánones de vida eran más autoritarios que democráticos, aun sabiendo que los niños sienten respeto por la autoridad de los adultos (poder y castigo), pero ningún respeto por el razonamiento lógico de ellos.

Si los niños no quieren ser víctimas del castigo, entonces no tienen otra alternativa que obedecer las reglas impuestas por los mayores, pues incluso dentro de nuestra cultura, la educación conduce con demasiada frecuencia a la eliminación de la espontaneidad y a la sustitución de los actos psíquicos originales por emociones, pensamientos y deseos impuestos de afuera (…) Para elegir un ejemplo al azar, una de las formas más tempranas de represión de ‘sentimientos’ se refiere a la hostilidad y la aversión. Muchos niños manifiestan un cierto grado de hostilidad y rebeldía como consecuencia de sus conflictos con el mundo circundante, que ahoga su expansión, y frente al cual, siendo más débiles, deben ceder generalmente. Uno de los propósitos esenciales del proceso educativo es el de eliminar esta reacción de antagonismo. Los métodos son distintos: varían desde las amenazas y los castigos, que aterrorizan al niño, hasta los métodos más sutiles de soborno o de ‘expiación’, que lo conducen e inducen a hacer abandono de su hostilidad. El niño empieza así a eliminar la expresión de sus sentimientos, y con el tiempo llega a eliminarlos del todo (Fromm, Erich., El miedo a la libertad, 1982, pp. 267-68).

Mentalidad fascista

Recién a mediados del siglo XX, los psicólogos y pedagogos cuestionaron el contenido de Struwwelpeter, considerándolo violento y espantoso; más todavía, tras los crímenes cometidos por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, se ha prohibido su circulación entre los niños, debido a que algunos de sus personajes evocaban la mentalidad fascista de un Hitler o un Mussolini; una mentalidad que no sólo fue producto de un determinado período del desarrollo histórico-social de las relaciones de producción de tipo capitalista, sino de ciertos mecanismos psicológicos al interior de las masas, como ser el sado-masoquismo, la debilidad y la apología del superhombre. Pero, además, porque el fascismo es un fenómeno social latente, presto a despertar y materializarse en un general golpista, en el autoritarismo irracional de golpear a un niño, una mujer, un anciano o un ser indefenso, como forma de legitimar la violencia en la debilidad de las víctimas.

Entre los estudios realizados en torno a la literatura infantil alemana, Struwwelpeter ha sido analizado de un modo superficial, y, lo que es peor, algunos han recomendado su lectura, como es el caso de la psicóloga Charlotte Bühler, quien se valió de Struwwelpeter para escribir su libro: Das Märchen und die Phantasie des Kindes (El cuento y la fantasía del niño), en el cual, aparte de desarrollar la tesis de que el desarrollo intelectual del niño determina las características que debe reunir un libro infantil, asevera que la obra de Heinrich Hoffmann, por corresponder a la clasificación de los llamados libros de imágenes, es un manual ideal para educar y entretener a los niños.

Es cierto que nadie pone en tela de juicio el hecho de que el primer libro de los niños sea el de las imágenes, y que los libros infantiles puedan clasificarse de acuerdo a su forma y contenido. Pero lo que no se puede admitir, bajo ningún pretexto, es el hecho de que cualquier libro de imágenes sea apto para los niños; peor aún, si éstos encierran mensajes fascistas que amenazan su integridad física y psicológica.

Cinco argumentos de la crítica

Culminada la Segunda Guerra Mundial, todos los analistas coincidieron en señalar que Struwwelpeter es un libro nocivo para los niños, debido a las siguientes consideraciones:

  1. Una de las historias dice: El pequeño Kasper gozaba de buena salud/ Era como un balón, gordo y redondo/ Hasta que un día se puso a chillar: ¡Bah! ¡Bah!/ ¡No quiero comer más sopa!. El segundo día estaba ya flaco y seguía gritando: ¡No quiero ver la sopa!/ ¡Levanten eso, no la quiero ver!/ ¡No quiero comer más sopa!. El tercer día, ya demasiado débil, seguía gritando: ¡Yo no quiero comer más sopa!. El cuarto día, Kasper se puso delgado como un hilo y no pudo sobrevivir, hasta que el quinto día fue sepultado, con una sopera y una cruz sobre su tumba...

Esta historia es la que más se contaba a la hora de las comidas, como un instrumento de intimidación para obligar a comer a los niños, sin incumbirles los factores que hacen mella en los hábitos alimenticios. Por suerte, en la actualidad, la pediatría moderna nos ayuda a comprender que -una vez descartado todo origen orgánico o funcional- los problemas con la comida son casi siempre desencadenados por factores de tipo emocional y afectivo de mayor o menor grado.

Si un niño se escabulle, patalea, muerde o pone su cuerpo en tensión para resistirse a comer, debe interpretarse como un síntoma de que tiene fobia o pérdida de apetito, y que, en vez de amenazas y castigos, necesita comprensión y afecto de parte de los suyos. También se recomienda al adulto no manipular con los sentimientos del niño durante las comidas. Actitudes tales como decirle: Si no comes te volverás feo y morirás como Kasper, si no comes, mamá no te va a querer o papá se irá de casa, son maniobras nefastas que, en lugar de ayudarle a superar su fobia y recobrar su confianza en el amor de sus padres, le someten a una mayor angustia y confirman la falta de afecto. Por consiguiente, referirle la historia de Kasper, implica martirizarlo y amedrentarlo, sin considerar que el niño no sólo tiene necesidades fisiológicas, sino también emocionales.

  1. A los niños que se succionan el dedo pulgar, por angustia o ansiedad, les puede ocurrir como a Conrad, a quien su madre le advierte: Debo ausentarme un momento/ Quédate en silencio y pórtate bien/ Pero, ante todo, te recomiendo:/ ¡No chuparte el dedo!/ Porque si no vendrá el sastre, con tijera grande/ Y te cortará el dedo… En efecto, ni bien se va la madre y Conrad se lleva el dedo a la boca, viene el sastre con una tijera grande y le corta los pulgares.

La historia sobre Conrad tiene una tendencia sádica que, además de ocasionar traumas en el niño, está al margen de toda consideración psicológica y pedagógica del porqué los infantes adquieren el hábito de succionarse el dedo. Según la psicología evolutiva, la boca, en el primer estadio del desarrollo del niño, es un órgano sensorial que le pone en contacto con el pecho materno y su mundo cognoscitivo. Pero, asimismo, la estimulación de la membrana bucal, que se produce a consecuencia de la succión, le proporciona una sensación placentera.

Luego del destete (interrupción simbiótica) es común que el niño se sujete a objetos transicionales o de sublimación, como ser el chupón, el dedo pulgar u otro objeto, que actúan de mediadores entre su sentimiento y la realidad externa, y que le son necesarios para sobrellevar la ansiedad o angustia provocada por la ausencia o separación de la madre. Si el chupón, el pulgar u otro objeto transicional, es una representación simbólica y un sustituto del pecho materno, entonces es lógico que se le permita al niño mantener relaciones especiales con los objetos de su preferencia, y hacer que las guarderías infantiles revisen sus normas higiénicas que, a veces, impiden que el niño lleve consigo su objeto preferido. Por ejemplo, si el niño está aferrado a un trapito sucio, que simboliza la ausencia de la madre, es probable que no quiera aceptar en modo alguno un trapito pasado por la lavadora, y menos aún uno nuevo.

Por otro lado, el hábito de succionarse el pulgar obedece a varios factores, entre otros, a que el niño no haya experimentado un destete positivo o se encuentre en un período regresivo a su fase oral, en la cual fue interrumpida la simbiosis con la madre. Consiguientemente, si el niño succiona su pulgar a causa de una frustración habida en su primera infancia, resulta contraproducente obligarlo, mediante el castigo o la amenaza, a prescindir de él, puesto que él mismo lo hará una vez que alcance una mejor estabilidad emocional.

  1. En Struwwelpeter, como en cualquier otro libro que parte de la base de que el hombre blanco es sinónimo de superioridad e inteligencia, se cuenta la historia de un niño negro, que dice así: Pasando por un camino iba/ Un moro color resina/ Cuando el sol le quemaba el cuerpo/ Abría su parasol/ Después llegaba Ludving corriendo/ Llevaba su pequeño banderín. ¡Ven! ¡Ven!…/ Y Kaspar salía también, comiendo una rosquilla/ También llegaba Vilhem/ Llevando un arco en la mano/ Después vociferaban los tres, burlándose del moro:/ Eres negro como tinta, ¡he!, ¡he!, ¡he!...

Esta historia, escrita en una época en que Europa tenía todavía colonias en África, Asia y América, plantea el tema de la discriminación contra razas y culturas ajenas a Occidente. No se debe olvidar que los fundamentos del racismo nórdico-germano, en su lucha contra los judíos, gitanos y negros, estaban cimentados en la exaltación del hombre blanco -ojos azules, pelo lacio, labios delgados, nariz recta y físico atlético-, a quien se lo consideraba el creador de la civilización, pero también el ideal de belleza y la base de la nueva estética racial.

Los nazis estaban convencidos de que los valores creativos de Occidente se habían forjado en Alemania y que, por lo tanto, la extinción o mezcla de la raza aria con otras implicaría la desaparición de la civilización occidental. Los nazis no sólo se servían de las teorías socialdarwinistas para explicar la supremacía de su raza -como la más apta para dominar el mundo-, sino también del libro Struwwelpeter, cuyos menajes dirigidos contra la raza negra y su amplia difusión entre los niños y jóvenes, les servía como un poderoso instrumento en su lucha antisemita.

El hombre negro descrito en Struwwelpeter, aparte de ser negro como el hollín, es moro. Es decir, un árabe cuya imagen estereotipada todavía está llena de prejuicios en Occidente. La misma palabra árabese asocia a la imagen de los beduinos que habitan en el desierto, durmiendo en tiendas, desplazándose en camellos y peleándose por los pozos de agua. Las mujeres visten prendas adecuadas para ejecutar la danza del vientre y los hombres, bestiales, corruptos, obesos, sedientos de joyas y riquezas, compran esclavas en las tiendas de los mercaderes. Esta discriminación contra el negro y el árabe, como contra los gitanos y los indígenas, no tiene otra intención que la de legitimar el desprecio del fuerte contra el débil o la supuesta supremacía de la raza blanca; una mentira universal que los dominantes inculcaron durante siglos en las colonias.

  1. Si se parte del criterio de que el niño aprende a internalizar los conocimientos por medio de su actividad sensorio-motriz, experimentando y manipulando los objetos de su entorno, entonces la trágica historia de Emma, la niña que queda reducida a un montón de cenizas por jugar con una caja de fósforos, no sirve como ejemplo para censurar las travesuras de los niños. Además, sostener la idea de que los niños asimilan mejor los conocimientos estando quietos y callados, y no mediante una actividad lúdica, es tan erróneo como creer que los niños pueden internalizar las reglas y comportarse conforme a ellas antes de los 6 ó 7 años.

La psicología y pedagogía modernas aconsejan que incluso el entorno del niño debe estar modelado conforme a su tamaño y su capacidad cognoscitiva. Los muebles y los objetos con los cuales va a jugar deben ser apropiados para su edad. No se le puede entregar herramientas de trabajo hechos de hierro intentando enseñarle qué es una pala y una carretilla, y cuál es la función que éstos tienen en el trabajo del hombre. Lo mejor será que la pala y la carretilla sean de un material que no le haga daño al niño, sobre todo, que sean herramientas hechas de acuerdo a su edad y su fuerza física. Los objetos de su entorno deben ser como sus ropas, apropiados para su contextura física, al menos si se considera que se encuentra en una edad en la que necesita jugar y moverse activamente.

  1. Otra historia en Struwwelpeter está referida a las desobediencias de Oscar, quien, por balancearse en la silla del comedor, cae de espaldas y con el mantel encima. Y, al romperse los platos, la sopera, los vasos y la botella, su padre le propina una paliza para enseñarle a permanecer quieto mientras come en la mesa. Lo que el padre de Oscar desconoce es que ningún niño, por muy educado que sea, puede permanecer callado y sin moverse durante las comidas o las lecciones en la clase, ya que ni su capacidad intelectual ni su sistema motriz se lo permiten.

Otras interpretaciones erróneas

La falta de conocimientos o las interpretaciones erróneas acerca del desarrollo psicológico, intelectual y lingüístico del niño, hacen que muchos padres no entiendan debidamente la conducta de sus hijos. Por ejemplo, cuando el adulto escucha una mala palabra en boca de un niño, se siente indignado y sorprendido, y lo primero que hace es prohibirle o censurarle, porque cree que el niño está consciente de la connotación semántica de la palabra, y no de que ésta ha sido incorporada en su léxico como una simple imitación del lenguaje adulto, así como el loro repite las palabras que escucha en su entorno.

Otro error frecuente es creer que el niño que aprende a leer y escribir a temprana edad, tendrá mayores éxitos en la escuela y en la vida profesional, comparados con quienes no aprendieron o demoraron demasiado en hacerlo; cuando en realidad, forzar el desarrollo intelectual del niño, obligándolo a asimilar un cierto tipo de conocimientos impuestos -al margen de su interés y capacidad-, puede tener consecuencias contraproducentes en su vida futura, como eso de sentir rechazo por la escuela, la lectura o la adquisición de nuevos conocimientos. Muchos de los niños que llegan al bachillerato asfixiados por la gramática, la historia, las matemáticas, etc., son productos genuinos de una psicología y pedagogía mal aplicadas, cuyos principios comparten el mismo error: pensar que el niño se parece más al adulto en su pensamiento que en su sentimiento, y no a la inversa.

Los estudios realizados en el nivel preescolar demuestran que cualquier educación forzada o superprecoz puede destruir los propios procesos de desarrollo armónico de la personalidad humana, interfiriendo con la formación de procesos más valiosos que se producen en el momento en que el desarrollo encuentra las condiciones más favorables en un determinado período de edad. Es decir, lo que el niño necesita durante el proceso de aprendizaje no es una enseñanza precoz y rápida, sino tiempo y más tiempo, y una serie de elementos didácticos que lo mantengan motivado.

En síntesis, el libro de Heinrich Hoffmann, más que ser una literatura que contribuye al desarrollo armónico del niño, es un manual apto para quienes creen todavía en el autoritarismo de la pedagogía negra.

*Fuente: https://victormontoyaescritor.blogspot.com/search?updated-min=2016-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2017-01-01T00:00:00-08:00&max-results=44

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