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Sin deberes, exámenes ni asignaturas: la enseñanza alternativa llega a la pública

Por: María Zuil

Las pedagogías innovadoras han dejado de ser monopolio de las escuelas privadas y cada vez más centros públicos apuestan por estas iniciativas, a pesar de las dificultades.

Son las 9:30 de la mañana y las clases del colegio público Trabenco, en Leganés (Madrid), se van llenando con cuentagotas. Ninguna sirena apresura el paso de los alumnos, que al sentarse lo primero que hacen es abrir un libro de lectura. Después de media hora dedicada a leer no tendrán Lengua, ni Mates, ni Cono. En este centro de primaria e infantil, el tiempo no se organiza en asignaturas: tienen un método propio que no se rige por exámenes, libros de texto ni deberes. Trabenco es uno de los cerca de cien centros públicos distribuidos por toda España que desarrollan pedagogías alternativas, alejadas —y huyendo— del funcionamiento tradicional, dentro del propio sistema.

En España existen cerca de un centenar de centros que apuestan por una enseñanza centrada en el niño, más activa y experimental.

“Creemos en una manera de educar que tenga al niño como centro de la actividad, que no esté impuesto por el adulto, sino que considere sus capacidades, intereses y ritmos”, explica David Fernández, director del centro. Este colegio lleva 40 años aplicando esta filosofía, que tienen en común todas las escuelas innovadoras, inspiradas en pedagogías como las de Montessori, Gardner u otros referentes de una enseñanza solo accesible tradicionalmente a los que pueden permitirse una escuela privada.

“Cada vez hay más interés, tanto de padres como de profesores, por este tipo de iniciativas”, cuenta Almudena García, de Ludus, un directorio de educación alternativa en España. Además cree que la crisis ha tenido mucho que ver en este cambio de orientación: “En los últimos años se han empezado a cuestionar cosas que antes se daban por hecho, como la educación que hemos tenido hasta ahora. Se ha visto que el sistema ‘ir al colegio, pasar a la universidad y conseguir un trabajo’ ya no funciona”.

Alumnos de Trabenco. (Foto: M.Z.)

Alumnos de Trabenco. (Foto: M.Z.)

Proyectos en lugar de asignaturas

La mayoría de los centros innovadores comparten metodología: la enseñanza por proyectos. En lugar de asignaturas distribuidas por el horario, desarrollan proyectos transversales propuestos por los alumnos donde los profesores van incorporando los conceptos de las distintas áreas. “Por ejemplo, si se ha elegido estudiar sobre Brasil, se tratan temas de geografía, música, naturaleza…”, explica Miguel Ángel Galindo, un padre de dos alumnos de Trabenco. “Depende del proyecto que se elija, se podrán meter unas materias u otras. La idea es que salga un tema que les interese, y luego se aplica el método científico: vemos lo que sabemos, lo que queremos descubrir, y las hipótesis de partida para luego investigar”, cuenta David Fernández.

La entrada de dos niños de unos cinco años en el comedor donde transcurre la entrevista interrumpe su explicación. Vienen con una lista de todos los compañeros que se quedarán a comer para entregársela a la cocinera. El reparto de tareas es otro de los principios del centro, puesto que la responsabilidad, según explican, juega un papel muy importante para que se desenvuelvan de manera autónoma y el sistema funcione: “Cada día un niño trae la fruta del recreo para todos sus compañeros. Cuando son muy pequeños salen con un cartel, para que su madre o padre lo sepa, y luego son ellos los encargados de apuntarlo en el calendario o acordarse”, cuenta Sara Sábate, una madre del centro.

Antes de iniciar un proyecto se aplica el método científico. (Foto: M.Z.)

Antes de iniciar un proyecto se aplica el método científico. (Foto: M.Z.)

Ambientes en lugar de clases

Las puertas de las aulas de Trabenco nunca se cierran y es habitual ver niños de distintos cursos mezclados, haciendo talleres de robótica, huerto o cocina, a menudo dirigidos por los propios padres, que también tienen libre acceso. Los talleres ocupan otra parte del horario, que se completa con “las zonas”: espacios en los que desarrollan por grupos propuestas de los profesores. Apuestan por la comprensión del concepto más que su memorización, propio de la enseñanza que rechazan. “Es más experimental, cada día están en una zona, la de números, la de letras… Lo que se pretende es que se adapte a las capacidades de cada niño, para que el que quiera profundizar mucho pueda hacerlo, y el que tenga más dificultades, llegue hasta donde pueda”, señala David Fernández.

El objetivo es abarcar todos los ámbitos: no solo educativos, también de expresión, sociales, desarrollo físico…

En el centro Es Puig, en Palma de Mallorca, también funcionan mediante este sistema, con nueve ambientes en los que dejan de lado los libros de texto y se rigen más por la iniciativa y motivación de los menores. Ellos eligen entre pasar su tiempo en espacios como “Jugar a ser”, “El restaurante”, “Experimentación” o “Mediateca”. Cada una de ellas tiene una estética y materiales diferentes y el niño acude a uno u otro según su interés o dirigido por el profesor, dependiendo de la edad. “El objetivo es abarcar todos los ámbitos: no solo educativos, también de expresión, sociales, desarrollo físico…”, cuenta Antonia Muñoz, directora del centro.

Uno de los ambientes del centro Es Puig donde los menores se acercan según sus intereses. (Foto cedida).
Uno de los ambientes del centro Es Puig donde los menores se acercan según sus intereses. (Foto cedida).

Informes cualitativos en lugar de notas

En estos colegios no se puede sacar un diez. Tampoco suspender. No existen las notas, otro de los puntos en común de las escuelas alternativas. “Somos personas, y no somos cuantificables, tenemos muchos matices y no hay ninguna capacidad que en principio tenga que ser mejor que otra”, cuenta Fernández. Al final del trimestre, los profesores elaboran un informe cualitativo sobre los conocimientos y capacidades que han adquirido. “La diferencia con las notas que nos ponían a nosotros es abismal: en lugar de la cruz en ‘sabe escribir’ o ‘sabe diferenciar izquierda o derecha’, tienes un informe de varias páginas donde te cuentan si tu hijo comprende para qué se usa”, explica Sara Rodríguez, otra de las madres.

Se evalúa mediante la observación. A medida que el profesor va pasando por los ambientes, van viendo si superan los contenidos

En Es Puig tienen un sistema similar: “Se evalúa mediante la observación. A medida que el profesor va pasando por los ambientes, va viendo si superan los contenidos”. Así consiguen un seguimiento personalizado. “Se mira más la evolución personal, el progreso individualizado, no que todos alcancen las mismas metas al mismo tiempo», explica Muñoz. «Que desarrollen su capacidad sin presiones, sin hacer ‘niños buenos’ o ‘niños malos'».

Tampoco creen en los deberes como tarea obligatoria, ni en los libros de texto, que utilizan como una herramienta más de consulta y son comunes a toda la clase, como el resto de materiales. “Aquí nadie tiene su estuche de bolis, todo es de todos porque se paga una cuota”, explica David Fernández, el director de Trabenco, que tiene la peculiaridad de definirse como una escuela “asamblearia y democrática”, donde todas las decisiones se toman entre padres, niños y equipo docente.

De hecho, los más pequeños realizan cada día una asamblea antes de empezar la jornada, donde se debate sobre las tareas diarias, los problemas o las iniciativas. Durante la primaria, esta práctica se mantiene un par de veces por semana. “Creemos que el modelo jerárquico de ‘equipo directivo, claustro y consejo escolar’ no funciona, apostamos por las asambleas y comisiones de trabajo, donde se desarrollan determinadas tareas relacionadas con todos los ámbitos del cole: desde el transporte a nuevas tecnologías”, añade el director, quien reconoce que a pesar de su cargo, no toma decisiones.

Alumnos de Trabenco compartiendo el libro de texto en un taller. (Foto cedida).
Alumnos de Trabenco compartiendo el libro de texto en un taller. (Foto cedida).

Esta manera de trabajar tiene sus propios pros y contras, como reconocen algunos profesores: “A veces los niños tardan más en adquirir conocimientos que en los tradicionales, pero notamos que tienen mejores habilidades sociales y autonomía”, confiesan dos profesoras de Trabenco. Todos los centros reconocen haberse encontrado con familias que no compartían los principios del colegio que, por zona, les correspondía. Algunas deciden marcharse, otras, acaban convencidas. También es habitual, por el contrario, que acudan familias de otros barrios porque buscan este sistema o que llegan a mudarse para tener más puntos y conseguir matricular a su hijos.

Más presente en Cataluña, primaria e infantil

De los 109 centros innovadores que Ludus calcula que hay en España la mayoría, con diferencia, se encuentran en Cataluña. El motivo, según explica Almudena García, es su mayor tradición y “conciencia social” con este tipo de iniciativas, que empezaron a aflorar hace una década dando forma a lo que se conoce dentro del sector como “el modelo catalán”.

En cuanto a centros, el grueso suele concentrarse en infantil y primaria, donde por las peculiaridades de la educación es más fácil de implementar, y a medida que avanza la edad, el número de centros disminuye: “Es como si se les fuera preparando para lo que viene, para el sistema tradicional, pero es la pescadilla que se muerde la cola, porque si se tiene ese miedo no se implementan alternativas”, defiende García.

Apenas hay institutos

La llegada a la secundaria es una de las mayores incertidumbres de los padres que deciden llevar a sus hijos a centros innovadores, puesto que apenas existen opciones para continuar con este tipo de formación. “El instituto necesita más recursos y además para ser profesor de secundaria no hay ninguna formación pedagógica, ni didáctica o sobre cómo trabajar con niños de esa edad”, dice Fernández. De hecho, debido al cambio de modelo, a los alumnos de Trabenco se les suele atragantar el comienzo de la ESO, hasta que se adaptan. “Muchos están un poco perdidos durante el primer trimestre, e incluso puede que suspendan el curso, porque no están acostumbrados a ese tipo de educación, pero al final a todos les va bien”, cuenta Fernández. “Durante la primaria les han dado las herramientas para ser autónomos, para saber organizarse por sí solos, así que no puede irles mal”, explica la madre Sara Sábate.

El instituto Creu de Saba, en Barcelona, es uno de los pocos centros donde sí puede encontrarse metodología alternativa en la secundaria, pero solo durante la franja de optativas de primero a cuarto de la ESO. Durante esas horas aprovechan para desarrollarse con las ocho inteligencias múltiples de Gardner (espacial, musical, corporal, inter e intrapersonal, lingüística, naturalista y lógico-matemática). “Se hace un estudio previo del alumno para ver cuáles son las suyas y en función de eso se aplican los contenidos para que las desarrolle”, explica Alex Salas, el director.

Los problemas: consejerías y profesores asignados

Pero la continuidad en la secundaria es solo uno de los desafíos a los que se enfrenta este tipo de educación. El principal es contar con maestros que comulguen con la forma de trabajo y que estén dispuestos a dedicar su tiempo libre a la formación en estas metodologías. A diferencia de un centro privado, donde se contrata a los profesores que se ajustan al perfil, en los públicos depende de los que “toquen” según un sistema de puntos. “A veces encuentras compañeros muy abiertos, con ganas de cambiar el anclado sistema tradicional y a veces tienes docentes muy conservadores y tradicionales que no hay quien los separe de sus libros”, explica Esther Zarrias, directora del colegio público Rosa dels Vents (Mallorca) y experta en pedagogías alternativas.

La ley permite la libertad de enseñanza, pero la práctica no es tan sencilla

La legislación reconoce la libertad de enseñanza para elegir el método, siempre que recoja los contenidos del currículum que establecen las comunidades, pero las consejerías no siempre lo facilitan. Por ejemplo, aunque vaya contra su filosofía, el centro debe rellenar notas sobre sus alumnos, algo que también ocurre con los horarios. “El problema más grande que teníamos es que a la hora de poner ambientes no puedes rellenar un horario, y la administración te pedía Lengua, Matemáticas… pero este año ya han apostado por esta manera de enseñar y podemos trabajar legalmente”, cuenta Muñoz. Lo solución, coinciden los directores, pasa por concienciar a la administración, que cada vez más “les dejan hacer”.

Más demanda que oferta

Para ello también ayuda que sea una opción cada vez más demandada. “Ahora mismo hay más padres que quieren estos sistemas de lo que pueden absorber los centros; muchos tienen lista de espera”, cuenta Almudena García, de Ludus. En Barcelona, por ejemplo, 300 familias se organizaron este año para protestar por no poder entrar en la escuela innovadora Congrés Indians.

Jesús Martín Cordero, profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UNED, ve como positiva esta nueva tendencia dentro de la educación pública, pero recomienda cautela a la hora de ponerlos en marcha: “Cualquier innovación en materia educativa es positiva, pero ni los proyectos ni los ambientes son una varita mágica por sí solos, el cambio tiene que ser gradual porque el sistema educativo es muy complejo”.

Alumnos de Trabenco durante una asamblea. (Foto cedida)
Alumnos de Trabenco durante una asamblea. (Foto cedida)

También Esther Zarrias coincide con esta idea: “El problema que a menudo encuentro es que algunas escuelas, en lugar de abrazar toda la metodología, cogen solo unas partes, dejando la esencia del método esfumarse entre estanterías de Ikea colmadas de materiales Montessori. De nada sirve eso, porque en unos años habrá fracasado y daremos la razón a aquellos que dudaban y criticaban esta educación”.

En cualquier caso, todos coinciden en la importancia de que esta tendencia se esté llevando a cabo, precisamente, dentro de la educación pública y que se potencie la variedad entre los centros: “Nosotros queremos estar en la pública porque creemos que tiene que haber equidad e igualdad de oportunidades. Si para acceder a este tipo de educación tengo que pagar 500 euros al mes, solamente podrá acceder un determinado estatus social”, defiende Fernández. “No puede ser que las familias dejen sus sueldos en escuelas privadas porque la educación no es capaz de dar respuestas a las demandas de estas familias”, sentencia Zarrias.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-12-24/ensenanza-alternativa-colegios-publica_1308699/

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Alfabetización con impronta de mujer

Por Oscar Figueredo Reinaldo

Hace 55 años, el 22 de diciembre 1961, Fidel proclamó en la Plaza de la Revolución que Cuba era el primer territorio libre de analfabetismo en América Latina; un acontecimiento extraordinario para la naciente Revolución que marcaba el punto de partida del desarrollo educacional de la nación cubana y definía los destinos del propio país.

De aquella heroica hazaña conversaron cuatro de sus protagonistas en la Mesa Redonda de este jueves. Cuatro mujeres que siendo muy jóvenes estuvieron en esa cardinal campaña de alfabetización.

El 29 de agosto de 1960 en la graduación del primer contingente de maestros voluntarios en Cuba, Fidel daba a conocer la decisión del gobierno revolucionario de organizar una campaña masiva de alfabetización.

“El año que viene vamos a librar la batalla contra el analfabetismo, el año que viene, tenemos que establecernos una meta: liquidar el analfabetismo en nuestro país. ¿Cómo? Movilizando al pueblo, señalaba el líder de la Revolución Cubana quien el 26 de septiembre de 1960 en su histórica intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas refrendaría ante el mundo el propósito de la Revolución Cubana de liquidar el analfabetismo en nuestro país.

Fidel siempre confió en los jóvenes

Al comentar sobre las motivaciones de tantos jóvenes en ese momento trascendental para Cuba, Nereida Cruz Tejas, alfabetizadora Conrado Benítez y hoy profesora del pedagógico Enrique José Varona, señaló que primeramente hay que tener en cuenta la confianza infinita de Fidel en su pueblo  en los jóvenes.

“Esa confianza fue lo que lo hizo realizar ese compromiso de erradicar el analfabetismo en un año en nuestro país y por supuesto el pueblo no se hizo esperar”, expresó.

Nereida rememoró que la campaña de alfabetización estuvo estructurada en diferentes grupos.

“Los alfabetizadores estuvieron integrados en las Brigadas Conrado Benítez la cual contó con un total de 100 mil jóvenes. Además se constituyó el grupo de alfabetizadores populares que aupó a más de 120 mil muchachos así como los 13 mil brigadistas Patria o Muerte”, señaló.

Para esta pedagoga también fue muy importante la actitud asumida por los propios alfabetizados pues gracias a su disposición se pudo lograr tan encomiable labor.

Al recordar todo lo sucedido en esos momentos, Cruz Tejas advirtió que muchas familias se volcaron por completo en esa tarea, mientras que otras, permitieron que jóvenes entre 10 y 16 años salieran de sus casas para alfabetizar.

“La familia cubana rompió esquemas porque permitió a hijos e hijas alejarse hasta los lugares más intrincados de la geografía nacional para cumplir con el llamado del Comandante. Entre tanto muchas familias campesinas abrieron sus hogares para recibir a los brigadistas como un hijo más”, valoró.

Nereida con tan solo 14 años marchó junto a sus otros tres hermanos a los alrededores del poblado de Puerto Padre, actualmente en la provincia de Las Tunas a enseñar.

“Desarrolle esa tarea en un barrio llamado Los Hoyos, en el actual municipio Jesús Menéndez. Me incorporé a un hogar campesino en el cual alfabeticé a siete personas y fue una experiencia muy formativa porque no solo enseñamos sino que también aprendimos”, añadió.

Para esta alfabetizadora la Campaña fue un espacio propicio en el que se forjaron valores como la solidaridad y la vocación de magisterio.

“Por eso de esas filas salimos tantos maestros que aún estamos en las aulas. Pero también esta campaña marcó un hito cultural para el país porque marcó no solo a la educación sino la cultura de todo un pueblo”.

Alfabeticé a 14 analfabetos. Allí fue recibida con mucho cariño y esas personas se convirtieron en una familia para mí.
La alfabetización fue nuestra Sierra Maestra

Mireya Suárez Ortega, alfabetizadora también Conrado Benítez, era una de las tantas jóvenes de la Escuela Normal de Maestros de La Habana que acudió al llamado de la Revolución. Comenta emocionada en la Mesa Redonda que acabar con el analfabetismo era un viejo anhelo de muchos jóvenes en la época ya que era una forma de corresponder al sacrificio de tantos jóvenes que un poco antes habían luchado en la Sierra Maestra.

“Para mí la alfabetización fue una experiencia inolvidable. El lápiz, cartilla y Manual fue mi posición de combate y es por eso que en el horario de la tarde del 16 de abril mientras Fidel declaraba el carácter socialista de la Revolución  nos dispusimos a salir desde Ciudad Libertad hasta Varadero para enfrentar el enemigo si hubiese sido falta”.

Natural de Palma Soriano, esta cubana fue primero hasta Santiago de Cuba y luego hacia Guantánamo para llevar la luz de la enseñanza. Finalmente desarrolló su labor educativa en el extremo de la isla en la punta de Maisí.

“Alfabeticé a 14 analfabetos. Allí fue recibida con mucho cariño y esas personas se convirtieron en una familia para mí. No solo me integré en las tareas hogareñas sino también en la recogida de café que era una tarea fundamental.”

Suárez Ortega relata que lo hacía para poder dar clases en el día a las mujeres entre tanto los hombres lo hacían en la noche.

“Años más tarde he vuelto a Maisí, incluso con mis hijos. Debo decir que no es el mismo Maisí que yo alfabeticé porque ya la Revolución ha transformado todo aquello: hay secundarias, escuelas primarias y hasta círculos infantiles. Si hay un lugar que puedo asegurar que ha sido beneficiado por la Revolución Cubana es Maisí.”, expresó.

En otro momento del programa, Mireya Suárez Ortega se refirió a la creación de los sindicatos de educación.

“Antes lo que existía era un Colegio pero esto no permitía que los trabajadores docentes y no docentes se unieran en un solo haz. Hasta que en noviembre de 1961 se constituye el sindicato nacional de trabajadores de la enseñanza”.

Al hablar de la prueba final de los alfabetizados explica que no todos los 14 analfabetos llegan a este momento a la misma vez.

“Aunque no todos tuvieron el mismo ritmo todos le escribieron a Fidel su carta en donde agradecieron la posibilidad de no tener que poner una cruz para firmar”, comentó.

Leyva Betancourt rememora que tuvo a su cargo dos alumnos uno de los cuales tenía 26 años y fue miembro del Ejército Rebelde.

Con nueve años me fui a alfabetizar

Otra de las alfabetizadoras fue Mireya Leyva Betancourt. Para ella la campaña de alfabetización fue una expresión de aquellas palabras de Fidel que esta Revolución era por los humildes, con los humildes y para los humildes.

“Yo era una de esas humildes, hija de un obrero agrícola que no le cabía en el capitalismo más opción que ser la réplica de sus padres. Pero desde mi inocencia de 9 años yo fui capaza de sumarme a esa movilización popular que fueron las Brigadas Conrado Benítez. Pero al ser tan joven no se me permite ir en el grupo que se preparaba en Varadero y me dedico a ser alfabetizadora popular que también se desarrolla en el los barrios del campo y la ciudad”.

Leyva Betancourt rememora que tuvo a su cargo dos alumnos uno de los cuales tenía 26 años y fue miembro del Ejército Rebelde.

“Como yo no podía ir a su casa por la distancia a la que quedaba, él iba muy puntualmente todas las tardes a la mía con un espíritu de aprender tremendo.”

Mireya explicó además que luego de la Campaña de Alfabetización terminó los estudios primarios, la Secundaria Básica y el pre y tras el cual se incorpora en 1968 al llamado realizado por la UJC para formar profesionales para las FAR.

“Sin pensarlo dos veces y con la impronta de todos aquellos jóvenes que había sido del Ejército Rebelde yo doy el paso al frente. Luego comienzo a estudiar en el ITM la carrera de ingeniería mecánica”, señaló.

 El placer de la Felicidad

El cierre de la Mesa Redonda fue ocupado por una nonagenaria quien tiene en su haber más de 59 años dedicados a la enseñanza. Rina Peñalver González a sus noventas años se mantiene activa dentro del sector y da clases en el preuniversitario Gerardo Abreu Fontán en La Habana.

“La campaña de alfabetización fue una respuesta de nuestro Comandante en Jefe a Martí, a nuestra historia a nuestros mártires y a pesar del asesinato de tantos jóvenes como Domenech y Conrado Benítez miles nos incorporamos para salir del subdesarrollo cultural que nos sumía en la ignorancia”

Rina quien era maestra de Secundaria Básica, en Marianao y preparó a varios maestros para desarrollar la campaña.

“No solo fue alfabetizar sino que convencimos a muchas familias para que le abrieran las puertas a los brigadistas sobre todo en la región de Oriente. Esta campaña de alfabetización nos dio la dignidad plena del hombre, nos dio- como dijera Fidel- el placer de la felicidad”.

 Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/alfabetizacion-con-impronta-de-mujer/

 

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Claves para manejar las conductas disruptivas en el aula

Por: Cristina Martínez Carrero

En la actualidad uno de los principales problemas dentro de nuestras aulas son los problemas de conducta en niños y adolescentes. Cuando hablamos de conductas disruptivas nos referimos a las conductas inapropiadas que perjudican el buen funcionamiento del aula, referidas a las tareas, relaciones con los compañeros, al cumplimiento de las normas de clase o a la falta de respeto al profesor.

Niños que no dejan hablar, ofenden a los demás, tienen comportamientos agresivos o desmesurados, pierden el control con facilidad, muestran y verbalizan una actitud negativa frente al trabajo, negando cooperación y llamando la atención…

Estas conductas son un desajuste en el desarrollo evolutivo del niño ya que impiden crear y mantener relaciones sociales saludables con sus iguales y con los adultos. Debemos tener presente que detrás de una conducta inapropiada suele haber factores psicológicos que la desencadenan: sentimientos de abandono, frustración, baja autoestima, falta de establecimiento de normas en el núcleo familiar… Estas respuestas son tácticas adquiridas o aprendidas para provocar al adulto y llamar la atención.

El comportamiento disruptivo es común en la infancia, pero en algunos casos, debido a su frecuencia y persistencia en el tiempo se convierte en un problema. Generalmente, estas conductas se producen tanto en el hogar, como en la escuela.

Para poder establecer unas pautas de actuación ante las conductas sería bueno que el profesorado realice un registro de las conductas. Este nos dará muchas pistas sobre cómo podemos ayudar en el problema.

Registro colegio:

No existen formulas “mágicas” y en muchas ocasiones lo que vale y funciona muy bien para unos, no genera tanta repercusión en otros. Sin embargo, como profesionales de la educación sí podemos seguir una serie de pautas que ayudarán a relajar el ambiente y reducir los episodios de estas conductas:

  • Autocontrol de adulto: Entender que las conductas intentan provocar enfado en los demás, por tanto, no dejarnos manipular, no entres en discusiones, mantén la calma y no levantes el tono de voz. Trata de hablar suave, no demasiado cerca y nunca reteniendo o agarrando. Si no subes el tono de voz, fomentará que el alumno no haga. Podemos ser contundentes sin sonar de forma agresiva. Es recomendable que el niño perciba seguridad en el adulto que le impone las medidas correctoras con un tono firme pero no amenazante.
  • Aplicar un manual de convivencia entre todos los alumnos, que quede visible a la vista de todos (carteles, murales…), donde queden bien establecidas unas normas claras y explícitas de conducta. Es necesario que los alumnos intervengan en este proceso, ya que de este modo lo verán como objetivos a alcanzar y no cómo normas impuestas. Dejar claro las consecuencias antes de aplicarlas
  • Fomentar la reflexión grupal, plantear soluciones a distintas dinámicas del aula, es un modo de enseñar a los alumnos a que solucionen sus problemas.
  • Evitar que capte y se lleve toda nuestra atención ya que sino estas conductas aumentarán. Recordar al inicio o final de la clase que esa conducta es indeseable. Si obstaculiza mucho el desarrollo de la clase se puede usar la técnica del “Time Out” (tiempo fuera)
  • Cuando ocurra o se desencadene una conducta agresiva, hay que responder, pero no reaccionar de forma desproporcionada. Es bueno aislarlo para que no tenga público. Cuando se haya calmado, hablar con el alumno/a se debe mantener contacto visual, evitar entrar en su juego o en argumentaciones, el profesor es la figura de autoridad, eso no es discutible, no debes tratar de quedar por encima, ni humillar, ni entrar en discusiones. Dejar claro que buscamos, cuales son las normas y las consecuencias de incumplirlas.
  • Evitar situaciones que puedan generar o provocar la disrupción sin pretenderlo. Esto será más fácil de hacer si tenemos un registro previo como el que se plantea arriba.
  • Ejercer de modelo: Reconocer cómo nosotros también cometemos errores. Pedir disculpas si es necesario. Ellos aprenderán el modelo que les ofrecemos.
  • No prestar atención a faltas leves.
  • Podemos reducir las conductas disruptivas verbalizando expectativas positivas. Marcar lo que esperamos de ellos ayuda mucho. Usar además el refuerzo positivo
  • Con los más pequeños la economía de fichas resulta una técnica muy eficaz.
  • Crea clases dinámicas, donde haya muchos cambios de actividad, donde las tareas y actividades estén graduadas al nivel de dificultad. Ten un acercamiento al alumno conflictivo y utiliza el humor. Esto generará un ambiente más distendido dentro del aula.

Recordar que lo más importante es nuestro autocontrol, perder los nervios puede agravar el episodio. Estas situaciones son muy complicadas de gestionar, por ello, la mejor fórmula y solución es la práctica diaria, sumada a la reflexión profunda sobre nuestra acción. Cuando nos enfrentemos a una de estas situaciones, debemos intentar aprender de ellas, analizándolas, pensando en lo que funcionó y analizando lo que no lo hizo.

Si a pesar de aunar pautas y formas de actuación, las conductas disruptivas siguen siendo intensas y perduran en el tiempo, es recomendable acudir a un experto que pueda pautarnos y trabajar directamente con el alumno. Estas terapias se centran en entrenar a los padres, profesores y alumno en habilidades de control del comportamiento mediante estrategias de modificación de conducta.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/claves-manejar-las-conductas-disruptivas-aula/41990.html

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Expectativas familiares y del entorno inciden en desarrollo del estudiante

Por: Ángel Pérez Martínez

Los niños llegan a los 4 años a las instituciones escolares con diferencias de cuna, de cuidado y de entorno familiar y social, algunas de ellas irrecuperables (desnutrición, abandono, maltrato infantil, entre otras). También, los niños llegan con otras diferencias a la escuela como las expectativas que tengan los padres de familia y aún sus hijos con respecto a la educación y al futuro. Unas familias tendrán la esperanza de lograr que sus hijos sean profesionales, otros no.

Hoy sabemos que expectativas negativas con respecto a la educación pueden influir, también, de manera negativa en los estudiantes en el tránsito por el sistema educativo y en la calidad de la educación. Así mismo, hay evidencia sobre la estrecha interrelación entre las expectativas educativas de los maestros y los estudiantes y los logros académicos de los estudiantes en la escuela. Yuping Zhangen en un documento académico, Educational Expectations, School Experiences, and Academic Achievements, señala que diversos estudios han proporcionado evidencia sobre como las expectativas y la percepción de los maestros sobre sus estudiantes pueden influir positivamente o negativamente en los desempeños de los estudiantes.

De acuerdo con el estudio de la OCDE, Grade Expectations, basado en los resultados de PISA (adolescentes de 15 años que presentan la prueba) se señala que “si bien el desempeño en la escuela es un factor importante que moldea las expectativas educativas de los estudiantes, hay signos preocupantes de que otros factores contextuales interfieren con esta relación. En la mayoría de los países, los niños y los estudiantes con desventajas socioeconómicas tienden a tener expectativas menos ambiciosas. En Corea, cuatro de cada cinco jóvenes, de 15 años, esperan graduarse de la universidad, mientras que en Letonia sólo uno de cada cuatro. Además, los datos de la OCDE muestran que no todos los jóvenes de 15 años con conocimientos avanzados y habilidades aspiran a altos niveles de educación y no todos los jóvenes de 15 años que aspiran a un título universitario poseen los conocimientos y las habilidades necesarias para llevar a cabo esta vía con éxito”.

De otra parte, en anteriores artículos, he insistido en la necesidad que la escuela sea reconocida por la  sociedad como un centro de conocimientos, no una guardería, que cuenta con un grupo de profesionales de la educación que conocen a los estudiantes, padres de familia y el entorno social en el cual convive la institución escolar, por lo tanto, es a estos docentes, orientadores y directivos docentes a los que les corresponde como equipo especializado en educación y pedagogía, reflexionar sobre ¿cómo afectar un entorno adverso al proceso educativo? o de manera positiva ¿cómo lograr que la escuela motive a los padres para que éstos ayuden a construir a sus hijos un proyecto de vida distinto al que brinda el entorno? En el fondo de lo que se trata es que la escuela y los docentes no continúen quejándose sobre cuánto los afecta el entorno, sino más bien, lograr que ellos se pregunten en cuánto la escuela, como un todo (no un profesor heroico), es capaz de afectar un entorno con percepción y circunstancias (pobreza, exclusión) negativas hacia lo educativo, hasta lograr su trasformación para que se convierta en un aliado del proceso educativo.

La escuela conoce que son los padres de familia, más que los maestros y los colegios, quienes pueden motivar a sus hijos, para que ellos cambien expectativas y se esfuercen para cumplir una meta, que puede ser terminar la educación media o la educación superior o realizar un proyecto de vida, a lo mejor desligado de la educación formal, que les permita mejorar condiciones individuales y aporte a la sociedad.

Con un problema, cuando los padres de familia son muy pobres, ellos tienen que tener expectativas reales de alcanzar o conseguir algo o la posibilidad razonada de que algo suceda (definición RAE de expectativa), Por ejemplo: encontrar que existe un camino cierto para obtener un cupo en una universidad pública o la financiación para el sostenimiento de su hijo, si se vive en un sitio lejano a donde está ubicada la institución de educación superior.

Reconozco que aún nos falta, pero ya existen municipios y ciudades que se acercan a coberturas en educación media de más del 90% y en educación superior estamos sobre el 50%. Padres y estudiantes con expectativas ambiciosas, pero realistas, podrían presionar a alcaldes, gobernadores y políticos a ampliar y a mejorar infraestructura para la educación superior, para padres sin expectativas, el tema da igual.

Por mi trabajo tengo la oportunidad de hablar con estudiantes de los grados 11 de colegios oficiales, siempre me impresiona la escasa motivación que tienen algunos cuando van a presentar la prueba SABER 11, no les importa, reconocen, desde ya, que da igual cualquier resultado, ellos no tienen expectativas de ir a la educación superior. La escuela puede ayudar a cambiar esto.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/expectativas-familiares-inciden-en-desarrollo-del-estudiante-angel-perez/239608

Imagen de archivo

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¿Cómo erradicaremos la violencia machista?

Por: Lidia Falcón

El 13 de diciembre pasado un hombre asesinó a su madre y a su hermana en un pueblo de la provincia de Sevilla. Con estas víctimas la fúnebre lista de la violencia machista alcanzó las 94 sólo para este siniestro 2016. Mientras el recuento oficial no alcanza más que a 44. Pero es que las últimas asesinadas no adquieren el rango de víctimas que exige la Ley de Violencia vigente porque no tenían relaciones sexuales, estables, con el asesino. Esta caprichosa condición que ha implantado la referida legislación para que se considere a las mujeres dignas de ser protegidas de un asesino. Y así, decenas de ellas cada año: el tío que mata a su sobrina, el hijo que ultima a su madre, el inquilino que acosa sexualmente a su vecina, el empresario que viola a su empleada, los desconocidos que drogan, violan y asesinan a una ingenua asistente a una fiesta.

Las personas no familiarizadas con los extraños vericuetos por los que discurre el articulado de esa ley, no comprenderán estas enormes diferencias en el recuento de las víctimas. Y tenderán a creer antes las cifras oficiales, por su buena fe. Pero les insto a que consulten la web feminicidio.net y encontrarán con todo detalle la macabra lista de las que han perdido la vida a manos de un criminal machista.

Por ellas, y por tantas otras, y por sus hijos e hijas, abusados, maltratados, asesinados, las compañeras y compañeros que representábamos el Frente Feminista nos personamos en el Congreso de los Diputados para pedirles a sus señorías que procedan a aprobar las modificaciones que deberían introducir en la dichosa Ley, según el estudio que habíamos elaborado. Nos entrevistamos con Alberto Garzón, de Izquierda Unida, y pudimos entregarle el documento a diputados del PP, de Podemos, de Ciudadanos y de Coalición Canaria.  En la calle, apoyándonos, se concentraron los activos compañeros de los Yayo-Flautas y otras camaradas, con las pancartas del Frente Feminista.

Sabemos que esta acción, que es la enésima que realizamos en petición de la modificación de la Ley, puede no ser atendida como tantas otras veces, que de serlo quede en una respuesta educada, que si algún partido la toma en serio y procede a estudiar las modificaciones de la Ley que proponemos, incluso a elaborar el proyecto según las estrictas normas que rigen en el Congreso, no hay seguridad ninguna de que otras fuerzas políticas las apoyen. Por tanto, esta iniciativa del Frente Feminista puede acabar en la ineficacia. Pero las mujeres y los niños siguen siendo asesinados y violados, y los políticos no parecen realmente preocupados por parar esta masacre.

Estamos seguras de que únicamente eliminando las discriminaciones entre las víctimas, estableciendo un control riguroso sobre los maltratadores, imponiendo la carga de la prueba al acusado,  dictando órdenes de protección que realmente protejan y formando en feminismo a todos responsables de la policía y la judicatura, podremos tener resultados más satisfactorios en la prevención y la punición de los delitos.

Pero para avanzar hacia este propósito sería imprescindible que el Movimiento Feminista presionara con toda su fuerza en ese sentido, en vez de que cada grupo dirija sus esfuerzos a cobrar protagonismo a costa de los demás.

Desde que el Pacto Feminista se quedó en la inoperancia cuando las que propugnaron que perdiera su nombre y su personalidad lo abandonaron, para más tarde presentar un manifiesto en el que no se contemplaban las modificaciones necesarias de la Ley  ni la abolición de la prostitución ni la prohibición de los vientres de alquiler, las alternativas no tienen la misma fuerza.

El éxito de la Marcha contra todas las Violencias del 7 de noviembre de 2015 pareció impulsar una estrategia en la que la fuerza del MF empujara en el mismo sentido, pero a un año vista los resultados ya los hemos comprobado. En la Comisión de ese 7N, que quiere seguir viviendo de la gloria que le dio la Marcha, convertida hoy en respiración artificial, ni están representados todos los grupos feministas –las valencianas que fueron las que la idearon y la impulsaron se retiraron enseguida-, y muchas otras consideramos que esa bandera está periclitada, ni nos pondremos de acuerdo en los objetivos a alcanzar cuando las dirigentes de esa comisión (que son las de siempre del MF) se comportan como lo han hecho durante toda la historia de nuestro Movimiento: no asisten a las convocatorias de otros grupos, rechazan sistemáticamente las iniciativas de estos, nos escriben agresivamente negándonos representatividad, y cuando el Frente Feminista convoca una concentración, desde mucho tiempo atrás, se presentan el mismo día a la misma hora en el mismo sitio con otras consignas y plantan su pancarta delante de la del FF.

Lo que me causa más tristeza es que las feministas estén actuando como lo hacen los políticos cuando descubrieron que unos minutos de televisión –ahora Facebook les proporciona también imágenes que se difunden- les convertía en famosos.

La exigencia que plantea esa comisión del 7N de que se incorporen las asociaciones de mujeres a la subcomisión que se creará en el Congreso para llegar a un supuesto Pacto de Estado de todos los partidos, sobre la violencia machista, sigue siendo el brindis al Sol que fueron tantas otras iniciativas. Acomodarse a acudir a reuniones interminables, con participantes claramente enfrentados, en las que no se ha clarificado el objetivo, es meridianamente no solo perder el tiempo sino, lo que es peor, convertirnos en cómplices de la falacia de ese Pacto de Estado.

Porque lo fundamental es que sepamos qué vamos a solicitar a ese Congreso que tiene el poder de legislar, y hasta ahora he comprobado que la mayoría de los grupos y plataformas feministas no lo sabe. Ni tampoco quiere debatirlo con las que lo llevamos estudiando diez años. Por no contar con aquellas que están tan satisfechas de una ley que cuenta en su haber con 1.400 asesinadas, 2.500.000 de maltratadas, 15.000 violadas y un número indeterminado de  niños igualmente víctimas, desde que se aprobó.

Pero mientras el MF esté dividido y subdividido, y sus dirigentes –las de siempre, nos conocemos todas- sigan dando codazos a las que pretendemos impulsar una causa absolutamente justa, las mujeres y los niños seguirán cayendo en esta guerra silenciosa y no declarada. Y sigo preguntándome con impotencia, ¿cómo erradicaremos la violencia machista?

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/12/19/como-erradicaremos-la-violencia-machista/

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Singapur: Los equívocos de la excelencia

Por: Pedro Flores Crespo

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico s(OCDE), Singapur es una ciudad-Estado de más de cinco millones de habitantes que ha logrado ser un referente mundial desde que logró su independencia en 1965. Este país era, en ese entonces, un “islote pantanoso y enlodado que nadie quería” (Geographica).

¿Qué hizo cambiar, en 50 años, la fisonomía de ese país del sudeste asiático? La respuesta apunta hacia varios planos, pero uno de ellos es la fuerte apuesta por la formación de capital humano. Con Singapur, las teorías de la eficiencia económica pueden corroborarse: aunque no haya recursos naturales, se puede progresar por la vía de la capacitación, entrenamiento y educación.

Gracias a PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) tenemos una muestra de que en tres áreas del conocimiento (Ciencias, Matemáticas y Lectura), las políticas educativas de ese país del sudeste asiático no van por mal camino; 24 de cada 100 jóvenes de 15 años de Singapur obtienen “resultados excelentes” en ciencia, lo que significa que con sus conocimientos científicos pueden responder de manera creativa y autónoma a situaciones diversas y desconocidas. Mientras que en México, 34 de cada 100 jóvenes presentan “bajo rendimiento” en las tres áreas evaluadas (Ciencias, Lectura y Matemáticas), en Singapur esta proporción apenas llega a cinco por ciento.

Los logros alcanzados por Singapur en materia educativa han causado admiración, por un lado y por otro, han motivado a diversos colegas a observar su sistema educativo para tratar de explicar su éxito. En este sentido, destaca el libro Quince Cartas sobre la Educación en Singapur. Reflexiones desde la Perspectiva Estadunidense, que fue publicado este año por el Fondo de Cultura Económica y cuyos coordinadores son los profesores Fernando Reimers y E.B.O´Donnell de la Universidad de Harvard.

El libro compila una serie de reflexiones de un grupo de educadores de Masachussetts que viajaron a Singapur para conocer, en una semana, el funcionamiento de su sistema educativo. Asimismo, se presentan puntos de vista de altos funcionarios de Singapur como Oon-Sen Tang, quien es el director del Instituto Nacional de Educación (INE). El INE es un órgano autónomo que tiene entre sus funciones formar y certificar a los profesores de ese país y busca ser, según Tang, una institución que se distinga por la “excelencia” de sus maestros.

El libro de Reimers y O´Donnell presenta testimonios y lecciones interesantes. Por ejemplo, Tang enfatiza que los investigadores del INE “trabajan muy de cerca con las escuelas y sus comunidades para acercarles mejoras pedagógicas basadas en la evidencia”. Asimismo, se destaca un carácter meritocrático real (Toner) tanto para los profesores como para los estudiantes y se valora ampliamente a los maestros dado que su proceso de selección es altamente riguroso. Ahí, nada de palancas, venta o herencia de plazas.

En algunos aspectos, los sistemas político y educativo de Singapur son admirables, pero en otros francamente cuestionables. Por ejemplo, Joey Lee observa que las políticas educativas reciben poca crítica pública. En Singapur, afirma este autor, “los ciudadanos parecen aceptar el gobierno autoritario con más facilidad de lo que lo harían los ciudadanos de naciones occidentales tradicionales”. Por su parte, Eleonora Villegas-Reimers reconoce que aunque haya objetivos claros en términos educativos, son los altos funcionarios del Ministerio de Educación los que seleccionan estos fines. Hay entonces un modelo de gobierno vertical.

La intervención gubernamental llega a tal extremo que al finalizar la primaria se planea, mediante el Examen de Finalización de la Educación Primaria (PSLE, por sus siglas en inglés), quién va a estudiar qué opción académica. Esta segmentación inducida —que recuerda los esquemas de planeación de la desaparecida Unión Soviética— genera varios problemas: por un lado, estrés juvenil y un marcado sentimiento de fracaso (McCormick) y por otro, un jugoso mercado de tutorías privadas para aprobar el examen (O´Keefe). ¿A estos costos se desea la eficiencia educativa?

Pero aún hay más. Desconcierta escuchar a Mitalene Fletcher cuando reconoce que los estadunidenses aprecian la libertad de prensa, pero también admite su “deleite” al saber que en la prensa de Singapur no se permite “criticar o menoscabar el trabajo de los profesores”. ¿Quién podría justificar esto en una nación moderna y democrática?

Sorprende que los profesores de Harvard no alerten en el libro sobre los costos de haber logrado la “excelencia” educativa en Singapur. Poco dicen, por ejemplo, sobre la perpetuación del Partido de Acción Popular en el poder o la documentada supresión de libertades políticas en ese país asiático. Notaron, en cambio, cierta “reverencia” cuando se hablaba de Lee Kwan Yew, primer ministro de Singapur, a quien se le atribuye una tesis terrible: en aras de estimular el crecimiento económico es “bueno” cancelar ciertos derechos civiles y políticos.

Para Amartya Sen, premio Nobel de Economía, la “tesis Lee” se apoya en evidencia empírica muy rudimentaria. Si se realizan comparaciones amplias entre países, dice Sen, nos daremos cuenta que esta tesis no tiene sustento. Hay, por lo tanto, poca evidencia para sostener que los regímenes políticos autoritarios contribuyen al crecimiento económico.
Valorar el “éxito” educativo de los países requiere una mirada profunda. No todo son resultados o logros alcanzados, también cuenta el proceso por el cual llegamos a estos resultados. Excellere significa “destacar, sobresalir” en latín, nos recuerda Pablo Latapí Sarre. Utilizar este término en el ámbito educativo, dice Latapí, podría ser legítimo si significara “mejoramiento”, pero es atroz si significa “perfección”. Si saberse bueno es peligroso, remata el investigador educativo, sentirse llamado a la perfección es desquiciante y “debe ser insoportable tratar a alguien que se cree excelente”. Este tipo de contradicciones seguramente no las captura PISA.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=5362%3Asingapur-los-equivocos-de-la-excelencia&Itemid=152

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S.O.S por las universidades públicas

Por: Ignacio Mantilla

Pero a diferencia de los otros meses, es en diciembre cuando la falta de recursos de funcionamiento para cerrar el año nos obliga a recurrir a nuestra ilimitada imaginación para converger a la única solución posible: “tapar  un hueco cavando otros”. Diciembre es, definitivamente, la época de la desesperanza de nosotros, los rectores de las universidad estatales, que año a año presenciamos un desfinanciamiento creciente para el funcionamiento de nuestras instituciones.

Por esta época decembrina aparecen los futurólogos que nos presentan un arsenal de vaticinios para el próximo año. No quiero caer en la actitud apocalíptica de algunos de ellos, pero no puedo evitar deducir lógicamente, que de seguir así, la viabilidad de las universidades públicas se verá seriamente comprometida, pues se tendrá que limitar drásticamente su cobertura y sólo podrán realizar un mínimo desarrollo en investigación. Serán reducidas entonces a un romántico recuerdo de la cultura y la ciencia que produjo una casa de saberes abandonada en un país en desarrollo.

Quiero aprovechar el espíritu navideño que invade hoy a los lectores para  explicar algunas de las principales causas que originan la situación actual de las universidades públicas, porque como lo ha expresado recientemente -en este mismo medio- mi colega Mauricio Alviar, rector de la Universidad de Antioquia, nuestra situación financiera actual no puede ser peor.

La ley 30 de 1992 y algunos decretos que la reglamentaron pretendían estimular la formación al más alto nivel de los docentes universitarios en Colombia, así como estimular la investigación y premiar la productividad académica. Y efectivamente lo ha logrado, como lo demuestran las cifras actuales. Para esto, dicha ley determinó el salario de los profesores universitarios acorde con sus títulos y su productividad.

Para el caso particular de la Universidad Nacional, cuando se aprobó la ley 30, la Universidad contaba en su planta con 369 profesores con doctorado (una cifra alta comparada con la de las otras universidades tanto públicas como privadas del país en esa época). Actualmente cerca de 1400 profesores de la Universidad, es decir el 46%, poseen título de doctorado.

El Decreto 1279 de 2002, uno de los reglamentarios de la Ley 30, estableció claramente algunos estímulos para que un profesor pueda mejorar su salario mediante la publicación de libros o artículos en revistas especializadas de reconocida calidad. Así por ejemplo, si un profesor publica un artículo científico en una revista internacional del más alto impacto, se le reconocen en su salario hasta 15 puntos mensuales (hoy un punto equivale a unos $12.000), lo que representaría, por ser parte de la base salarial, un aumento de algo más de 3 millones de pesos al año, durante toda su vida laboral.

Pero los gobiernos de turno, al expedir la ley 30 y sus decretos reglamentarios posteriores no tuvieron en cuenta que en los presupuestos anuales de las universidades públicas estos incrementos también deben reconocerse, tanto para los salarios de enganche de los nuevos profesores, mejor calificados, como para el reconocimiento y estímulo a su productividad académica. Así, es contradictorio que cuanto más calificados y productivos son los profesores y, por lo tanto, mejores indicadores de calidad alcanzan las universidades públicas, más inviable se hace su sostenimiento.

Otra causa del hueco financiero de las universidades públicas es el que se ha cavado desde 2012, cuando el gobierno aumentó los salarios por encima del IPC, al igual que en los años 2013 y 2014, pero las instituciones con recursos propios (que hubiesen podido destinarse a inversión) tuvieron que cubrir un punto de ese aplaudido aumento. En la Universidad Nacional, por ejemplo, en 2012 esto representó $5000 millones; por lo tanto, en cinco años (12, 13, 14, 15 y 16) hemos cubierto ya 25.000 millones con recursos propios. En 2013 y 2014, por la misma causa fueron aproximadamente otros $5000 millones cada año, entonces debemos sumar lo de cuatro años (por el aumento de 2013) más lo de los últimos tres años (por el de 2014); es decir: (4×5000) + (3×5000) = 35.000. El total acumulado es entonces (25.000) + (35.000) = 60.000. Así que tan sólo por esta causa, la Universidad Nacional ha tenido que asumir, con recursos propios, el costo de aproximadamente $60.000 millones de pesos adicionales para su funcionamiento.

Ejemplos como el anterior demuestran que la causa del problema no es de origen interno de las universidades ni puede endilgársele a sus administraciones, sino consecuencia de decisiones externas. Esta ilustración de solo algunas de las razones de nuestra desfinanciación actual debe alertar sobre la inminente inviabilidad de las instituciones de educación superior pública, de no tomarse medidas urgentes para resolver este problema que es estructural, pues efectivamente, como lo informaba el rector de la Universidad de Antioquia, el hueco presupuestal de las universidades públicas hoy es de cerca de $800.000 millones.

La expedición de leyes, decretos, normas y la creación de mecanismos para  fomentar la calidad y la producción académica, no puede seguirse haciendo sin la garantía de la correspondiente financiación por parte del Estado. Muchas de estas decisiones han sido y son aplaudidas por la comunidad universitaria y por la opinión pública, pero comprometen irresponsablemente el futuro de las instituciones y amenazan, paradójicamente, lo que justamente pretenden mejorar, provocando una crisis mayor.

No sería justo, sin embargo, dejar de mencionar que en los últimos años las universidades estatales hemos recibido pleno respaldo del Congreso de la República para la promulgación de las leyes de estampilla, que con el aval del gobierno, han traído recursos nuevos a nuestras universidades, pero para inversión. Gracias a éstos hemos podido solucionar problemas urgentes como los de la dotación y modernización de la infraestructura. Naturalmente  la destinación específica de estos recursos no permite atender ni parcial, ni temporalmente, el desfinanciado funcionamiento.

Desde el Sistema Universitario Estatal hemos formulado algunas soluciones que tienen como base estudios técnicos serios. En esencia, creemos que el presupuesto anual debe incrementarse, en adelante, en 4 puntos por encima del IPC y que por una vez, el presupuesto de funcionamiento debe aumentarse en la base, en un porcentaje que cubra el hueco antes mencionado, que corresponde a un 30% del presupuesto de todo el sistema universitario.

Abrigo la esperanza de que el espíritu navideño logre influenciar la reforma tributaria para atender nuestras angustias financieras. Desde la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, hago un llamado: S.O.S por la educación superior pública de calidad.

¡Felices fiestas 2016-2017!

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/sos-universidades-publicas

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