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Capacitación para el nuevo plan de estudios, ¿otra vez el mismo cuento?

Por: Abelardo Carro Nava

 

«Si existiera una pertinente formación continua del profesorado mexicano, ¿tendría que capacitarse el magisterio para que implementara un plan de estudios?»

 

Una de las demandas más sentidas del magisterio mexicano de los últimos años ha sido el tema de la formación continua. Un tema, sin duda, de enorme relevancia para el quehacer docente pues, independientemente de la formación inicial adquirida en las instituciones formadoras de docentes (o en las Instituciones de Educación Superior, por aquello de que cualquiera podía ser maestro), se requiere de un proceso formativo que acompañe a las maestras y maestros a lo largo de su trayectoria profesional, es decir, desde su inicio hasta su jubilación; se trataría de un proceso que no se limitaría a superar las exigencias de un esquema de ingreso y promoción salarial tal y como desde el peñanietismo – o antes de éste – se ha establecido en nuestro país, pero también, que superara ciertas exigencias profesionales derivadas de la implementación de un nuevo plan de estudios.

Se esperaba que, con la llegada de un profesor o profesora a una de las Secretarías de Estado de vital importancia para el desarrollo de los seres humamos, tal y como lo es la Secretaría de Educación Pública (SEP), las cosas en esta materia mejoraran o cambiaran, sin embargo, desde que asumió el cargo Delfina Gómez – quien se desempeñó como docente y directivo por varios años en el Estado de México – las cosas no se han movido mucho que digamos.

Hasta el momento, este tema ha sido uno de los grandes pendientes del régimen actual porque, si bien es cierto que la Comisión Nacional de la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU) ha venido trabajando con la intención de ofrecer un esquema formativo que apoye a los docentes y directivos en sus respectivos espacios escolares, también es cierto que ha sido visible una enorme falta de vinculación entre la SEP, la Unidad del Sistema de Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) y la propia MEJOREDU; por tanto, no sería nada descabellado afirmar que cada una de estas instancias ha venido “jalando” por su lado. ¿Y las maestras y los maestros? Veamos.

Un breve, pero muy breve recorrido histórico, nos recordaría la trascendental participación de las escuelas normales después de la Revolución Mexicana hasta la década de los cuarenta, cuando se acompañaron con la creación del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM); años más tarde, como sabemos, entraría en escena la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y los Centros de Actualización del Magisterio. Instituciones con fines formativos específicos y que, derivado del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) en 1992 fueron, por así decirlo, prácticamente relegadas al olvido.

En este sentido no hay que olvidar que, con la firma de este último Acuerdo, se creó el Programa de Nacional de Actualización Profesional (PRONAP), con la intención de regular los servicios de formación continua para ampliar las posibilidades de acceder a una formación permanente de calidad que respondiera las necesidades educativas de los estudiantes inscritos en educación básica. La federalización del sistema educativo entró con todo en nuestro país y, con ello, el sistema de formación se desdibujó. Para pocos es desconocido que, en cada uno de los estados, a partir de esos años hasta nuestros días, siguen operando instancias de formación continua que nada más no terminar de apoyar la labor del profesorado mexicano.

Y es que, a través de los años, mientras en la federación se determinaba una cosa, otra muy diferente ocurría (y ocurre) en las diferentes entidades de la República Mexicana, consecuencia lógica de eso que se conoció como “descentralización educativa”.

Entonces, dado el reciente anuncio que realizó la profesora Delfina Gómez, en Chihuahua, al clausurar las Asambleas de Análisis del Plan de Estudios 2022 y Libros de Texto (SEP, 2022), estaríamos ante un esquema de capacitación tal y como lo hemos conocido en los últimos años, es decir, que un par de semanas antes de que inicie el ciclo escolar 2022-2023, como parte de los incomprensibles Consejos Técnicos Escolares (CTE), ¿se estaría capacitando a las maestras y los maestros sobre este plan de estudios?, ¿no sería esta una forma de reducir y desvalorizar una función tan sustantiva como lo es la docencia?, ¿no sería esta una forma de decirle al maestro y a la maestra que es un simple operador o instrumentador de un plan de estudios?

Cierto, habrá quien diga que, en su discurso, la Secretaria de Educación expresó dos términos por demás importantes “formación” y “acompañamiento” pero, a fuerza de ser sinceros, habría que preguntarse desde qué posición o mirada asumió tales conceptos la profesora. En consecuencia, nada mal estaría que al interior de la SEP se dialogara al respecto con la finalidad de superar aquel modelo carencial, remedial e instrumental que ha permeado la formación continua en nuestro país en las últimas décadas, para dar entrada uno donde los diversos actores que en éste concurren no queden desdibujados y sometidos a los que un “facilitador” (“poseedor” de todo el conocimiento y claro ejemplo de una educación bancaria dicha por Freire) determine en razón de una tradición formativa que no permite la participación activa para la construcción colectiva de conocimientos.

Se ha dicho hasta el hartazgo, de hecho, dicha Secretaria de Educación así lo afirmó en este evento, que las maestras y maestros son los expertos, entonces ¿podría pensarse y diseñarse una estrategia nacional que rompiera con el enfoque formativo e instrumentalista para dar paso a otro donde, a partir de ciertos ámbitos y ejes articuladores se favoreciera el quehacer que miles de profesores realizan en sus aulas escolares? Vaya, ¿hasta cuándo se podrá observar una pertinente vinculación entre las distintas instancias gubernamentales como lo es la SEP, MEJOREDU y USICAMM para este propósito?, ¿hasta cuando se terminará el sistema de ingreso y promoción salarial del magisterio que nada más no termina por abonar en una mejora sustantiva de la educación?

Hace unos días, encontré un material cuyo contenido me pareció bastante pertinente, se titula “Orientaciones para identificar y seleccionar contenidos curriculares indispensables” publicado por la MEJOREDU; desde mi perspectiva, es un material que abona para que los profesores conozcan y comprendan diversas estrategias que permiten organizar los contenidos que podrían trabajar con sus alumnos de acuerdo a la asignatura establecida. Me recordó a una actividad que hace años realizaba con mis estudiantes en la asignatura “Propósitos y contenidos de la educación básica I y II” del plan de estudios de las escuelas normales 1997. Sin duda, un tema necesario e indispensable para el conocimiento y desarrollo del quehacer docente que, desde luego, trasciende la instrumentalización de un plan de estudios acercando a sus actores a la comprensión del enfoque que lo permea y al por qué se hace necesaria la dosificación o articulación de contenidos.

Finalizó este cúmulo de ideas expresando una pregunta que, hace unos días, formulaba en mis redes sociales y en algunos eventos en los que he tenido la oportunidad de participar derivado del análisis del Plan de estudios 2022: si existiera una pertinente formación continua del profesorado mexicano, ¿tendría que capacitarse el magisterio para que implementara un plan de estudios?

Ojalá que la SEP respondiera este cuestionamiento.

Al tiempo.

Referencias:

 

Fuente de la información e imagen: https://profelandia.com

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EDUCAR PARA LA SUSTENTABILIDAD, ¿CONTINUAMOS EN LA UTOPÍA?

Por: Luis palacios ortega*

El concepto de desarrollo sustentable para el mundo quedó definido en 1987 en el reporte: “Nuestro futuro en común”, producto de los trabajos de una comisión especial de las Naciones Unidas para el tema, liderada por la primera ministra de Noruega Gro Harlem Bruntland, popularizando el concepto en prácticamente en todos los ámbitos. El desarrollo sustentable sería definido como el que “[…] satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades” (World Comisión on Environment and Development, 1987, pag. 41).

Podemos afirmar que esta definición es la base en la que se ha sustentado el discurso empresarial, académico o político acerca de la sustentabilidad, digamos que se ha convertido en un slogan publicitario para justificar la atención a la degradación ambiental, y si leemos bien, con su respectiva carga de contradicción: un espíritu ambientalista encadenado al desarrollo con base en una economía (en este caso neoliberal), que destruye ecosistemas en pro de procesos de producción (Orr, 2004), una buena idea pero poco operable. A esto tendríamos que agregar la soberbia de pensar que la especie humana es la medida de todas las cosas, que somos los únicos que tenemos necesidades y que podemos controlar la naturaleza sólo en nuestro beneficio. Reflexionamos un poco, las bacterias han ocupado aproximadamente el 80% del proceso de evolución de la tierra y los seres humanos el 0.000008696% de la misma, en ese pequeñísimo lapso de tiempo hemos logrado poner en peligro 4600 millones de años de evolución terrestre (Guillaumín, 2015).

 El término “sustentable”, que tiene su origen en la Roma antigua (Engelman, 2013), y que significa: “capaz de mantenerse en existencia sin interrupción o disminución”, ha sido sobre-utilizado por el sistema económico global (Capra, 2005), como gancho para que los consumidores se sientan orgullosos de comprar productos que “cuidan el medio ambiente”. En el ámbito académico se estudian cursos, incluso carreras “sustentables” mientras que adquirir “viviendas sustentables”, ropa, productos de belleza, de limpieza, enseres domésticos y demás satisfactores de necesidades creadas por el mercado, es resultado del hábil manejo de la mercadotecnia, la psicología y los medios de comunicación, que canalizan conceptos fundamentales como: orgánico, verde, ecológico, amigable con el medio ambiente, en una estrategia que se conoce como “greewashing” (Terrachoice, 2010, pág. 11).

Podríamos resumir esta situación citando a Leff (2009), quien menciona que:

La degradación ecológica del planeta aparece como la explosión de una verdad ontológica negada por la teoría económica. Con la crisis ambiental, la economía ya no enfrenta problemas de escasez relativa (aquella que era resuelta por el progreso tecnológico y la apertura de nuevos campos de explotación de la naturaleza), sino una escasez global, como efecto de los niveles de entropía generados a escala planetaria por el proceso económico: desforestación y pérdida de cobertura vegetal, contaminación del aire, agua y suelos, calentamiento global (págs.133-134).

Leff hace alusión a la entropía, concepto clave para la Segunda Ley de la termodinámica, es decir, la entropía es la energía excedente, desechable, producto de la acumulación de la energía residual en la transformación en procesos industriales, sólo por citar alguno, por lo que podríamos afirmar que nuestra civilización, a partir de la Revolución Industrial, es una civilización entrópica, cuyo ejemplo más sentido es el calentamiento global y sus efectos (Cazau, 1995, Raffino, 2020).

En este contexto, ¿en dónde se encuentra nuestra educación? Una respuesta contundente sería que es parte activa de la crisis global que estamos viviendo, ya que, a causa de las reformas educativas de los últimos 25 años: 1) Ha perdido la autonomía de decidir hacia dónde es necesario que vaya el proyecto educativo. Actualmente las autoridades piensan que los “expertos” deben indicar qué se debe hacer y cómo hacerlo. 2) La educación pública se ha ido privatizando sistemáticamente y estandarizado hacia cumplir con los requerimientos de la “sociedad del conocimiento”, para “competir y tener éxito en relación con los cambios económicos y políticos […] una sociedad que está bien educada y que se basa en el conocimiento de sus ciudadanos para impulsar la innovación, el espíritu empresarial y el dinamismo de su economía” (OEA, 2014, pág. 1), y 3) La educación se ha centrado en transmitir contenidos abstractos y generales, en presentar un mundo predeterminado, que pretende sembrar una sola idea globalizada de progreso y desarrollo, que promueve repetir palabras en vez de decir la palabra propia, contrario a lo que propuso Freire y que resulta muy actual.

Como resultante a lo anterior, ha habido una pérdida de importancia de la realidad local y regional mediante una creciente abstracción en los objetivos de la formación que se desvinculan de la vida de las personas en sus lugares. Esta situación se hace más evidente en las comunidades rurales y las zonas periféricas urbanas, por medio del proceso educativo estandarizado al que me he referido. De esta manera, a los niños y los jóvenes no se les provee de las habilidades cognitivas y prácticas que les permitan comprender su propia situación social, cultural, económica y ambiental y posibilitar así la transformación de sus realidades, fortaleciendo al mismo tiempo su sentido de identidad.

¿De qué manera los estudiantes están en posibilidades de comprender las situaciones y problemas de nuestros tiempos? ¿Cómo pueden los profesores impartir conocimientos que ayuden a los niños y jóvenes a entender las realidades de sus contextos locales/regionales, nacionales y globales en los están inmersos, si no se les provee de principios y habilidades que les permitan organizar las miríadas de informaciones a las que están expuestos cotidianamente? Es evidente que nada de esto será posible mientras los estudiantes estén enfrascados en la solución de los problemas que la misma educación crea. Se debe reconocer que la educación está siendo sometida a enormes pruebas y desafíos en un mundo que ya no puede ser pensado, mucho menos aprehendido, desde un esquema mental tradicional heredado del paradigma cartesiano y newtoniano (Guillaumín, 2006).

Un ejemplo de estas problemáticas lo señaló John Dewey (2011) hace más de 150 años, y no ha perdido vigencia:

Desde el punto de vista del niño, el gran desperdicio en la escuela proviene de su inhabilidad para utilizar las experiencias que obtiene fuera de la escuela de manera libre y completa. Mientras que, por otra parte, no puede aplicar en su vida cotidiana lo que está aprendiendo en la escuela. En eso consiste el autismo de la escuela: su separación de la vida. Cuando el niño entra al salón de clases, tiene que dejar afuera sus ideas, intereses y actividades que predominan en su casa y en su vecindario (pág. 46).

En este contexto han surgido áreas emergentes de la psicología, me refiero a la psicología ecológica, que afirma que la dinámica actual ha separado el mundo externo del mundo interno de las personas, reprimiendo nuestro “inconsciente ecológico”, es decir, nuestra conexión con la evolución en la tierra (Louv, 2008), recordemos que uno de los cambios más importantes que ha provocado el llamado “desarrollo” es haber “devorado” nuestros espacios vitales convirtiéndolos en basureros, edificios, estacionamientos, hemos vivido una  sobreexposición a la luz artificial, al aire “acondicionado”, etc. Nuestros niños y adolescentes han establecido relaciones sociales a través de los dispositivos y plataformas electrónicas existentes, lo que genera efectos nocivos por la radiación de los dispositivos y provoca sedentarismo. A partir de esto han surgido expresiones de patologías como “desorden por déficit de naturaleza” (nature-deficit disorder), que se refiere a los costos humanos producto del alejamiento físico y mental de la naturaleza, uso de los sentidos, enfermedades físicas y emocionales (Louv, 2088), y que se ha relacionado con desordenes como el trastorno por déficit de atención entre otros.

En resumen, continuamos en la utopía, pero, ¿cómo le entramos a educar para la sustentabilidad de forma consistente y con impacto visible en el medio ambiente? Llevamos décadas de retórica en relación al tema de la sustentabilidad y la educación, se ha incluido en cursos de formación docente, se llevan a cabo foros, seminarios, congresos pero, no se vislumbran avances, de hecho se han privilegiado un sinnúmero de competencias menos la ecológica y ha aumentado el deterioro ambiental al grado de que se ven cercanos problemas, por ejemplo, con el suministro del agua o la escases de alimentos de la llamada “canasta básica”.

Lo primero sería revisar una conceptualización de sustentabilidad que nos permita establecer líneas de formación, acción y atención a las problemáticas enunciadas en párrafos anteriores y que permita sentar las bases para ello. Retomo la conceptualización propuesta por el Dr. Arturo Guillaumín Tostado, académico de la Universidad Veracruzana:

Sustentabilidad es la cualidad emergente de un sistema autoorganizado que le permite de manera autónoma transformar y circular la materia y la energía del entorno local, para producir su propia organización y estructura con la mínima disipación posible de energía en calor, sin disminuir esa cualidad en otro sistema (Guillaumín, 2015, pág. 114).

Esta conceptualización implica el estudio de varios conceptos, en este momento quisiera clarificar uno que considero importante: emergente o emergencia es el resultado de la interacción entre los componentes  de un sistema y de ninguno de ellos en particular (Johnson, 2001), a partir de esto valdría la pena reflexionar acerca de si, como lo mencionaban Descartes y Newton, el todo es la suma de las partes, esto nos permite vislumbrar que la sustentabilidad es un fenómeno sistémico, no la produce un elemento del sistema, por lo que no pueden existir casas o autos sustentables (Guillaumín, 2015). La sustentabilidad implicaría una visión de eficiencia energética, como lo realizan los seres vivos con la capacidad endosomática, con la que cuentan, cuya diferencia es que los seres humanos contamos con medios externos para ello, los instrumentos exosomáticos (Georgescu-Roegen, 1971).

Reflexionando con mayor profundidad en la conceptualización, podríamos concluir que se hace necesario que la educación:

  • Se re-oriente hacia promover la autorregulación, la autoorganización, aprender del entorno y evolucionar.
  • Sus contenidos y procesos apunten hacia la recuperación y revaloración de ámbito local, ámbito trastocado por el enfoque globalizador.
  • Cuente con nuevos conocimientos científicos que no estén “secuestrados” por las corporaciones.
  • Incluya en sus planes de estudio conocimientos tradicionales provenientes de la observación y conocimiento profundo de la naturaleza y de los entornos locales y regionales.
  • Modifique el paradigma educativo hacia transformar el control en emergencia; la especialización y estandarización en diversidad (como la de los ecosistemas); la centralización en autoorganización y la subordinación en autonomía, lo que permitiría avanzar hacia cambiar la eficiencia costo/beneficio por eficiencia energética.

Lo segundo es ofrecer algunas pistas que pudieran ayudar al cambio paradigmático que he esbozado en este escrito, y que apuntarían a transitar de la utopía a la realidad. No es una receta, es una propuesta de trasladar una visión compleja de la realidad educativa-local-ecológica a ciertos principios orientadores, lo cual implica incorporar otras perspectivas como la Educación Basada en lo Local (Base place education) (Sobel, 2005), el eco-alfabetismo, propuesta de Frijot Capra (2002) y un currículum orgánico (Palacios, 2018). Los principios a los que me refiero son los siguientes:

a) La articulación de lo artificial a lo natural. Me refiero a encontrar las interacciones entre lo artificial (lo creado/construido por el hombre, nuestras infraestructuras) con lo natural y sus procesos, lo que permitiría entender que la naturaleza no necesita que la cuide el hombre, ella puede hacerlo sola.

b) El trabajo a pequeña escala. Se hace necesario transitar de un enfoque por competencias hacia una visión integradora y orgánica del currículum (contenidos, procesos, vigencia), el papel del docente y las actividades escolares hacia la transformación del entorno a pequeña escala, con lo que se tenga a la mano, encontrándole sentido a lo que hacen. El tránsito hacia entornos sustentables comienza en los entornos inmediatos que habitamos, por lo que un efecto positivo de esto sería el arraigo.

c) Orientar la educación hacia una visión integradora y transdisciplinaria. Ambos conceptos requieren acabar con la fragmentación disciplinaria que vivimos, es necesario el abordaje de las matemáticas, la ciencia, el lenguaje desde una comprensión de su relación con los fenómenos socio-naturales, observables, en términos simples, la complejidad abordada desde el pensamiento complejo.

Este es un panorama general y un esbozo de lo que, a mi juicio, pudieran ser las primeras pistas de hacia dónde orientar los esfuerzos educativos, no son las últimas ni las únicas, debemos abrirnos a las opciones para pasar de la utopía a la realidad, a las realidades…

REFERENCIAS

Capra, F. (2002), Las conexiones ocultas. Implicaciones sociales, medioambientales,

económicas y biológicas de una nueva visión del mundo, Editorial Anagrama, Barcelona.

Capra, F. (2005). Preface: “How nature systems the web of life” en Michael K. Stone y

Zenobia Barlow (eds.) Ecological literacy. Educating our children for sustainable world. San Francisco. Sierra Club Books.

Cazau, P. (1995). La teoría del caos. Recuperado de

http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/Teoria%20del%20caos.pdf

Dewey, J. (2011). The school and society & the chid and the curriculum. Thousands Oaks. BN

Publishings.

Engelman, R. (2013). Beyond sustainabble, en The Worldwatch Intitute of the World 2013: “Is

sustainability still posible”, Washington. Island Press.

Georgescu-Roegen, N. (1971). The entropy and the economic process. Cambridge. Harvard

University Press.

Guillaumín, A. (2015). Contra el desarrollo. Textos universitarios. Universidad Veracruzana.

Xalapa, Veracruz, México

Johnson, S. (2011). Emergence. The connected lives of ants, brains, cities and software. New

York. Scribner.

Leff, E. (2009). Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza.

Louv, R. (2008). Last child in the Woods. Saving our children from nature déficit disorder.

Chapel Hill. Algonquin Books of Church Hill.

Organización de los Estados Americanos (OEA) (2014). Sociedad del conocimiento.

Recuperado de: www.oas.org/temas/sociedad_conocimiento.asp.

Orr, D. (2004), Earth in Mind. On education, environment, and the human prospect.

Island Press, Washington

Palacios, L. (2018). Hacia un currículum orgánico para la educación normal. Tesis Doctoral.

Universidad Popular Autónoma de Veracruz, México.

Raffino, M. (2020). «Entropía». Disponible en: https://concepto.de/entropia/. Consultado: 27

de octubre de 2020.

Sobel, D. (2005). Place-based Education: Connecting Classrooms & Communities. The

Orion Society. USA

Terrachoice. (2010). The sins of Greenwashing. Home and family edition. Recuperado de:

http://sinsofgreenwashing.com/index35c6.pdf

World Comisión on Environment and Development (1987). Our common future. New York.

Oxford University Press


Luis palacios ortega. *Académico de la BENV.

Fotografía: Responsabilidad social

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com/

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Los límites de la escuela

Por: Manuel Gil Antón

La decisión de cancelar a las Escuelas de Tiempo Completo, para concentrar los recursos en las labores de mejora de la infraestructura escolar, arguyendo que así hay más beneficios en la educación de la población vulnerable, ha sido –con razón– criticada. La idea posterior de otorgar recursos, directamente a las familias, para solventar el cese de las jornadas ampliadas es un error, pues ello no conduce a prolongar la permanencia de las niñas y niños en el ámbito escolar.

Esa fue la intención primaria de su existencia: la función expresa. Derivado de ella, como aspectos adicionales, los alimentos eran necesarios; la extensión temporal propició condiciones para que (sobre todo, pero no exclusivamente) muchas mujeres pudieran desarrollar un horario laboral completo y, también, otorgar ingresos adicionales, estímulos, al personal docente y administrativo involucrado.

Al desaparecer este programa, que cubría 27 mil escuelas y a 3.6 millones de aprendices, el efecto directo, de acuerdo con su orientación académica, es la merma en las condiciones para aprender. No hay que perder de vista que este es el daño principal de su suspensión. Es cierto, la calidad de la atención a las niñas y niños era variable, no siempre la mejor, pero eso conduce a su revisión cuidadosa, no a eliminarlo: en materia de educación no se deben escatimar recursos, máxime a quienes más lo requieren.

La alimentación y el hecho de hacer posibles periodos laborales más largos, condición sin la cual no se obtiene empleo en muchas actividades o se reduce el sueldo a devengar, así como los complementos en el ingreso del personal, son, además de lamentables consecuencias asociadas a la medida, un claro ejemplo de la inexistencia de un sistema organizado de cuidados (a la infancia vulnerable y su alimentación balanceada y, por dar otro ejemplo, a los adultos mayores que requieren apoyos constantes). Por el pronunciado e inequitativo sesgo de género en las relaciones sociales, esta carencia afecta más a las mujeres y limita su desarrollo.

En un sistema organizado de cuidados, coordinado por un Estado responsable, la escuela ha de formar parte, sin duda, pero no puede con todas las necesidades. ¿Las empresas no deberían contar con estancias infantiles, seguras y estimulantes, para atender a las criaturas de sus empleadas y empleados? ¿Acaso es innecesario asegurar a la infancia nacional una nutrición propicia para su desarrollo? Las actividades extracurriculares, ¿no debieran ser accesibles a todas las familias, de tal manera que, en lugar de descartar las jornadas ampliadas, se aumente el tiempo en todas las escuelas, dado que 4 horas y media son a todas luces insuficientes para llevar a buen puerto los planes y programas de estudio, y las actividades culturales, deportivas y artísticas cruciales en el desarrollo de las personas? ¿No es urgente que el magisterio cuente con ingresos salariales dignos, a partir del desempeño cabal de una actividad de trabajo continua, en lugar de tener dobles turnos?

Para resolver esa ausencia, la escuela, mucho mejor organizada, puede colaborar. Pero no basta: ya está recargada de funciones adicionales a su naturaleza propia. Está exhausta. Es necesario abrir el horizonte hacia la construcción de un sistema eficaz de compromiso social en los cuidados, coordinado por el Estado, basado en la equidad de género, la participación de distintos actores y la colocación de recursos públicos para ello. Por el bien de todas y todos, es necesario. Urge.

Fuente de la información: http://www.educacionfutura.org

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La Democracia amenazada de muerte

Maldito sea el soldado que apunte sus armas contra su propio pueblo, lo dijo Bolívar, pero más execrable aquel que desde las sombras lo atiza, lo envenena porque de paso mata la democracia y la fornica sin pudor, mientras su hipocresía le proporciona el aplauso de la turba ignorante e inane que lo reelige una y otra vez en cuerpo ajeno, embrujada por tambores de guerra que llaman a la muerte a sus propios hijos.

 

No hay que ir muy lejos, ni buscar mucho para entender que pasa en Colombia. Las siguientes situaciones pueden servirle amigo lector para sacar sus conclusiones:

Número uno: Cali, ciudad epicentro del estallido social del 2021, escenario de violencia y paramilitarismo urbano que fue denunciado en múltiples videos, en uno de ellos el ciudadano Andrés Escobar, (que ha aparecido en algunos videos en reuniones con María Fernanda Cabal),  dispara en presencia de la policía  contra los manifestantes con total impunidad, hoy  está citado a audiencia  para imputación de cargos pero a su favor tiene la impunidad y falta de diligencia del aparato judicial colombiano Hace pocos días en esa misma ciudad un grupo de ciudadanos simpatizantes de la campaña del candidato Federico Gutiérrez en medio de un evento de campaña, llaman a armarse el día de elecciones ¿ contra quién? ¿para qué? ¿con el aval de quién? Ante la gravedad del hecho “Fico” el candidato uribista emitió una opinión irrelevante para evadir el tema.

Número dos: El ejército nacional asesina a 11 personas en Putumayo y ni bien se había secado la sangre, cuando el ministro de defensa Diego Molano y el presidente Ivan Duque salen a alardear de la masacre, mostrándola como un trofeo de guerra… Sin embargo, la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), le solicitó a Min. Defensa que “aclare que las personas asesinadas no eran guerrilleros sino población civil”, haciendo alusión a un nuevo caso de “falsos positivos”, eufemismo utilizado en Colombia para disfrazar los crímenes de Estado mediante los cuales se hacen pasar por “bajas guerrilleras” los asesinatos que las fuerzas armadas hacen de población civil, práctica generalizada durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez

El cuestionado ministro que ya a levantando polvo en el pasado a cuenta de referirse a niños bombardeados por el ejército como “máquinas de guerra” dijo que el “operativo no fue contra campesinos, sino disidencias Farc. No fue contra inocentes indígenas, sino narco – cocaleros”. Sin embargo la Defensoría del Pueblo, terminó confirmando lo que señaló la OPIAC y dio a conocer que entre las víctimas se encontrarían, el presidente de la Junta de Acción Comunal, Divier Hernández Rojas, su esposa, un adolescente de 16 años y el gobernador indígena Pablo Panduro Coquinche.

Número tres: Este fin de semana la  periodista Cecilia Orozco, columnista de El Espectador y directora de Noticias Uno (uno de los únicos medios independientes del país) fue perseguida al salir en su vehículo  de las instalaciones del medio televisivo, por un coche fúnebre, en una clara estrategia de amedrantamiento y amenaza contra su vida, la situación aún se encuentra en investigación pero es evidente la persecución en contra de los periodistas críticos y ajenos a la influencia de quienes han estado en el poder los últimos 20 años.

Número cuatro: Ayer circuló un “pasquín” firmado por las “águilas negras” grupo terrorista de derecha, en donde se amenaza de muerte a varios integrantes del Pacto histórico y otras fuerzas de izquierda, incluyendo a los candidatos Petro Y Francia Márquez, lo mas grave es que la propia lideresa afro denuncia que en menos de un mes es la tercera amenaza que recibe contra su vida.

Es decir, además de todo lo anterior, el pacto histórico debe lidiar con  el matoneo político en que se convirtieron los debates presidenciales y las entrevistas,  auspiciado por los periodistas del establecimiento, la manipulación de encuestas, los actos terroristas para infundir miedo y condicionar al elector, la intervención descarada del presidente Duque en campaña a favor del candidato de derecha, la manipulación mediática del expresidente Uribe a pesar de los enredos jurídicos en los que se encuentra, todo lo que se convierte en una muestra clara de lo que está pasando en el país de la eterna violencia.

El país y la comunidad internacional no pueden olvidar los magnicidios de Jorge Eliecer Gaitán, Álvaro Gómez Hurtado, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, entre otros, además de una larga lista de masacres que no termina y del genocidio político de la UP (Unión Patriótica), sucesos que están en la total impunidad y que siempre han beneficiado a los mismos, a esos que dan la orden de hostigar, matonear, intimidar y apretar el gatillo. Son esos “señores de la larga noche” los que, amparándose en su enorme poder, vienen condenando a generaciones de colombianos y colombianas a la violencia sin fin, bárbara, lapidaria, deshumanizante, bailada a punta de vallenato, disfrazada en el grito de un gol o el pirobo de un reinado, perfumada con eufemismos y decorada de una falsa democracia que ha condenado a toda una nación al ostracismo, con la farsa de ser “la democracia mas estable de América latina”.

Frente a esto se alza la voz de los “nadies” esos que Galeano describía, esos a los que la Cabal les grita “estudien vagos”, esos que son tachados de vándalos por los noticieros, en donde esos piratas del micrófono les colgaron una lápida en el cuello, esos “nadies” que son bombardeados por que no tuvieron otra opción, la escuela no existía o no tenía profesores. Aquellos que caminan con las suelas gastadas, llevando al hombro una bandera patria, al igual que el ejército libertador de Bolívar, mientras los descendientes de esos criollos que traicionaron al héroe americano, escupen sobre su legado y se toman la foto con los reyes, los “místeres” y los “misius” entregándoles la soberanía ganada, queriendo purificar su estirpe con la sangre de sus compatriotas.

Maldito sea el soldado que apunte sus armas contra su propio pueblo, lo dijo Bolívar, pero mas execrable aquel que desde las sombras lo atiza, lo envenena porque de paso mata la democracia y la fornica sin pudor, mientras su hipocresía le proporciona el aplauso de la turba ignorante e inane que lo reelige una y otra vez en cuerpo ajeno, embrujada por tambores de guerra que llaman a la muerte a sus propios hijos.

Fuente: El Autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

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¿Por qué no he firmado el Manifiesto Feminista contra la guerra en Ucrania?

Por Catherine Samary

No he firmado el Manifiesto Feminista (*) contra la guerra de Ucrania, aunque comparto (como le dije a la compañera que me lo envió) muchos aspectos de este Manifiesto, firmado por mujeres a las que respeto mucho. Espero que mi texto sea interpretado como una contribución a los diálogos necesarios.


Mi principal desacuerdo se refiere al análisis concreto de la situación concreta, o a la naturaleza de esta guerra. Porque ese análisis determina siempre la formulación de las posiciones internacionalistas; y creo que esa exigencia de análisis de las situaciones concretas también es necesaria para determinar las respuestas feministas. Sin embargo, a este respecto, las formulaciones del Manifiesto tienden, por el contrario, a expresar una postura pacifista general, sin duda asociada a un análisis político que no distingue entre guerra agresiva y resistencia legítima. En cualquier caso, no suscribiría un feminismo que defiende la idea de que las mujeres por naturaleza no deben tomar nunca las armas.

El punto principal del debate se centra en la interpretación de las causas de esta guerra, que se presenta como un conflicto entre imperialismos. Si fuera el caso, yo apoyaría un pacifismo radical; similar al preconizado por Jaurès en vísperas de la Primera Guerra Mundial interimperialista, ante la cual el derrotismo revolucionario de los zimmervaldianos estaba totalmente justificado. A esto añado que, evidentemente, contra la guerra actual lanzada por Putin, está totalmente justificado un pacifismo en Rusia, en particular el pacifismo feminista, que el Manifiesto evoca, pero sin ver la diferencia entre este punto de vista en el país agresor con el de las mujeres en el país agredido. Debido a su análisis del conflicto, el Manifiesto no puede establecer ningún vínculo con las feministas ucranianas comprometidas en una lucha de resistencia. Espero y creo que el papel de las madres, esposas y hermanas de los soldados rusos que supuestamente fueron enviados a “operaciones militares» y que morirán en una guerra sucia contra sus hermanos ucranianos, será fundamental en la derrota de Putin. Por otro lado, en mi respuesta negativa a las promotoras del Manifiesto dije que respetaba tanto a las mujeres ucranianas que huyeron del país y de la guerra para proteger a sus hijos como a las que se quedaron para participar en la defensa (desarmada y armada) de su país.

Pero esto implica reconocer que la resistencia armada allí es una guerra justa, una guerra defensiva, llevada a cabo por un pueblo cuya existencia autónoma ha sido explícitamente puesta en cuestión por Putin. En vísperas de su operación, evocó claramente –lejos de las argucias sobre la OTAN– lo que para él fue la creación artificial de un Lenin que inscribió en la constitución de la URSS el pleno reconocimiento de Ucrania y Bielorrusia como países distintos de Rusia y dotados del derecho de los pueblos a la autodeterminación. Cuando lanzó su operación, que pensó que sería un paseo, Putin reivindicó el pasado zarista y a Stalin contra Lenin y esos derechos. La resistencia con la que se ha encontrado es la de todo el pueblo ucraniano –hombres y mujeres de todas las regiones–, especialmente de habla rusa (como el presidente Zelinsky). El primer efecto de esta guerra es y será (contra cualquier poder títere) la consolidación de la nación ucraniana en construcción, luchando por su dignidad y su derecho a la autodeterminación.

En cualquier caso, ante la guerra lanzada por Rusia contra Ucrania, los llamamientos a la paz y a las negociaciones diplomáticas –rechazando la resistencia armada (y los medios para llevarla a cabo)– significan en la práctica llamamientos a someterse tanto a Putin como a las grandes potencias. Se puede discutir las diferentes formas de desafiar un orden injusto y responder a la violencia, denunciando y rechazando la agresión, pero me parece fundamental poner el énfasis en las opciones del pueblo agredido; en este caso, el derecho del pueblo ucraniano a la autodeterminación frente a esta guerra y en las relaciones internas e internacionales en las que se inserta. Este énfasis en la sociedad concreta es contradictorio con las lecturas geoestratégicas de los conflictos que reducen a los pueblos a peones instrumentalizados por unos u otros.

Por desgracia, el análisis de la naturaleza de la agresión concreta no agota el debate sobre los análisis y las tareas de las luchas emancipadoras. Es cierto que todo conflicto es aprovechado por las grandes potencias del mundo. Biden quiere vender su gas de esquisto frente al gas de Rusia. Y las industrias armamentísticas obligadas a soportar las consecuencias de la derrota estadounidense en Afganistán, están encantadas con el efecto inmediato de la guerra de Putin (que no esperaban): la consolidación, al menos inmediata, de la OTAN y la UE y de sus presupuestos militares.

Pero el pueblo ucraniano que resiste utiliza -además de lo que produce él mismo- armas fabricadas en las fábricas de la OTAN. Ello no es razón suficiente para negar la autonomía de su compromiso de lucha y, por tanto, de sus motivos. Igualmente, que las fuerzas de la OTAN no quieran convertir la crisis en una guerra con Rusia tampoco cambia (hasta ahora) la naturaleza de la guerra. Por eso, la crítica y el cuestionamiento de la OTAN –que es un problema global y actual, sobre todo desde 1991– no puede entenderse en Ucrania, y ante los horrores y las amenazas de la guerra de Putin, si se expresa con eslóganes de rechazo al envío de armas defensivas al pueblo ucraniano –o colocando a Rusia y a la OTAN al mismo nivel en el análisis de esta guerra. Del mismo modo, la consigna internacionalista –lucha contra tu propio imperialismo– pierde todo su sentido y alcance si los antiimperialistas se muestran indiferentes ante la suerte infligida por… otro imperialismo.  Otra cosa –que no justifica ni un minuto esta guerra– es el cuestionamiento radicalmente crítico de las instituciones y relaciones económicas, políticas y militares que han estructurado el continente europeo –este y oeste– y el resto del mundo desde 1989/1991. Pero todo ello se sitúa en una temporalidad diferente de análisis y consignas.

La guerra producirá polarizaciones en Ucrania y en el mundo, y en particular el crecimiento de un componente ultramilitarista de la extrema derecha fascista en la resistencia ucraniana: [este sector] amenazó de muerte a Zelenski durante sus primeros intentos de diálogo en el Dombás y con Putin. El presidente-combatiente ucraniano está, de hecho, rodeado por dos fuerzas de extrema derecha (muy disimétricas): la gran-rusa putiniana (con su poder estatal y sus mercenarios) y la otra, que defiende una Ucrania anti-rusa. Él mismo no es un fascista, ni el peón que Putin despreció, ni Ho Chi Minh. Y su perfil apologético del orden liberal, dependiente de los oligarcas –e incapaz de conciliar el destino de su propio pueblo con el de los palestinos, como se vio dramáticamente en su discurso ante el Parlamento de Israel– exige que el apoyo internacionalista a la resistencia ucraniana se dé con una independencia crítica.

Debemos hacer todo lo posible para que la derrota del agresor Putin se contraponga a la consolidación desde abajo de una identidad ucraniana mucho más amplia, inclusiva y arraigada en la sociedad que la de la extrema derecha racista, con una izquierda que luche contra todos los neofascismos de Ucrania y Rusia; una izquierda que también se dirija a Zelenski en tiempos de guerra, para que los trabajadores no tengan que asumir, en lugar de los oligarcas, los costes de la deuda ucraniana y los gastos de la guerra.  Es en apoyo de esta frágil pero esencial izquierda en Ucrania y en conexión con el movimiento antiguerra en Rusia como debemos construir un internacionalismo desde abajo.

Ese internacionalismo hace frente a un contexto marcado por las herencias históricas –desde los antiguos imperios hasta el estalinismo, pasando por la lucha contra el nazismo y los desastres de la globalización capitalista posterior a 1989– que debe ser explorado desde una perspectiva radicalmente emancipadora, contra todas las relaciones de opresión.  El feminismo internacionalista tiene un papel importante en este proceso.


Fuente: https://www.contretemps.eu/solidarite-ukraine-manifeste-feministe-guerre/

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La falacia del solucionismo tecnológico para los problemas sociales

Por Javier Tolcachier

“Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia” -Tercera ley de Clarke, Perfiles del Futuro, Arthur C. Clarke

Desde siempre en la historia humana, los descubrimientos e invenciones han tenido un gran impacto en el modo de conocer y de vivir. Pero también han surtido un efecto psicológico potente, siendo catalogadas en numerosas oportunidades como milagros o magia.

Célebre fue la invención de Herón de Alejandría, basada en sus múltiples aportaciones al campo de la mecánica y la matemática,quien en el siglo I creó un sistema de apertura automático para las puertas de un templo, que para los presentes era sin duda producto del poder de los dioses.

Mientras los fieles veían que (Guevara Pezoa, 2019) “el sacerdote encendía una llama en la entrada para invocar a los dioses, los cuales respondían abriendo las puertas para permitir la entrada, tras bambalinas, la llama calentaba un receptáculo lleno de agua, oculto a la vista de quienes acudían al templo. Al producir la ebullición del agua contenida en el recipiente, el vapor generado accionaba una serie de contrapesos que ponían en funcionamiento un sistema de poleas que finalmente abrían las puertas.”

Tomasso Campanella, uno de los filósofos más influyentes del Renacimiento, afirmaba que “la tecnología es siempre llamada magia hasta su comprensión, pero después de un tiempo se transforma en ciencia común”[1]

La magia de lo tecnológico, lejos de ser un recuerdo de museo, propio de una distante infancia humana, continúa vigente. Al igual que en épocas pretéritas, hay todavía autoproclamados chamanes que atribuyen a estos prodigios técnicos la virtud de curar todos los males.

Tal es el caso de quienes hoy anuncian que la revolución tecnológica en curso, en cuyo centro se encuentra la digitalización de los procesos de producción material y simbólica, será el instrumento exclusivo para superar las falencias estructurales del sistema actual.

Dichos intérpretes omiten que, de modo similar a lo ocurrido en otras épocas, el artilugio técnico sirve ante todo al enriquecimiento exorbitante de unas pocas personas y que los avances que estos instrumentos generan no es accesible por igual a todos, exacerbando las desigualdades.

Por último, tampoco se dice que las lógicas que subyacen a estos vistosos mecanismos, fortalecen las dependencias inhibiendo otros múltiples caminos de desarrollo e impactando fuertemente en la visión del mundo.

El truco es publicitario, pero también político.

El nuevo “consenso tecnológico-empresarial” de Davos

Ante la evidente crisis que atraviesa la humanidad, signada por la violencia en sus distintas expresiones (física, económica, cultural, psicológica, de género, ecológica, etc.), el Foro Económico Mundial, con el apoyo de muchas de las principales corporaciones financieras y de negocios de alta tecnología , está generando e intentando imponer un consenso ideológico supuestamente “novedoso”: el de la innovación tecnológica y el emprendedurismo revestido de un aura social y ecologista como camino de solución a las diversas problemáticas.

Lejos de promover la esencial redistribución de la riqueza y del poder, el bienestar sería alcanzado – según estos cultores del dinero como valor central – a través de la aplicación “ética” de la técnica, la asociación (¿co-optación?) público-empresa privada y la afirmación de la utilidad del lucro como motor en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible planteados en la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

Todo problema social, desde el hambre, la enfermedad, el cambio climático, la inequidad, incluso la soledad o la muerte pueden – según estos propulsores de la reconversión capitalista- tener una solución tecnológica, siempre y cuando exista una oportunidad de negocios, o sea, siempre.

Como añadido imprescindible, y legitimados por ellos mismos, organizan desde su think tank Centro para la Cuarta Revolución Industrial un intento de diseño estratégico para la gobernanza mundial denominado Consejos Globales de la Cuarta Revolución Industrial.

Entre las funciones de estos consejos, según su documento descriptivo, estaría “identificar brechas en la política pública o la práctica privada que podrían beneficiarse del desarrollo de marcos de política y protocolos de gobernanza por parte de múltiples partes interesadas”. Otro cometido pretendido es el de “crear un proceso estructurado pero informal entre los principales responsables políticos, profesionales y expertos para el intercambio de información, experiencias y aprendizajes de experimentos innovadores de política y gobernanza en todo el mundo, para dar forma a la trayectoria de las tecnologías emergentes” como así también “actuar como primeros adoptantes y embajadores para probar, perfeccionar y mejorar la interoperabilidad de las políticas y protocolos de la Cuarta Revolución Industrial.”

Lo que suena a teoría conspirativa es una realidad en curso. En el listado aparecen el Consejo Global de Inteligencia Artificial, el Consejo Global de Internet de las Cosas, el Consejo Global sobre Tecnología Blockchain, el Consejo global sobre Movilidad Urbana y Autónoma, el relacionado con Drones y Movilidad Aérea, y el de Medicina de Precisión.

Para prevenir intrusiones democráticas, el panfleto es explícito: “participación solo por invitación”.
No por nada, el fundador del Foro Económico Mundial y autor del libro “La Cuarta Revolución Industrial”, el economista y empresario alemán Klaus Schwab, también ha sido miembro del consejo de administración del Club Bilderberg.

Esta aspiración de suplantar todo mecanismo interestatal por una gobernanza global en manos de las corporaciones de negocios estaba plasmada ya en la Iniciativa de Rediseño Global en 2009. En un comentario introductorio de sus tres co-presidentes Schwab, Malloch-Brown, (entonces  vicepresidente del FEM) y Samans (su director ejecutivo), al informe de 600 páginas presentado en Doha “Un asunto de todos: Reforzar la cooperación internacional en un mundo más interdependiente” – citado en el libro de Manahan y Kumar que mencionamos más adelante – puede leerse: «Ha llegado el momento de un nuevo paradigma de gobernanza internacional de las partes interesadas, análogo al plasmado en la teoría de la gobernanza empresarial de las partes interesadas sobre la que se fundó el propio Foro Económico Mundial».[2]

La estrategia tecno-política corporativa

La iniciativa del Foro Económico de Davos conocida como “el gran reinicio” aspira a ser el lanzamiento de una nueva etapa (o “reseteo”, para mejor utilizar términos de tecnología digital) del capitalismo.

Siguiendo la interpretación de un viejo adagio empresarial derivado del vocablo “crisis” en japonés y chino (kiki y wēijī respectivamente, ideograma compuesto por los términos “peligro” y “oportunidad”), el FEM ve en las consecuencias globales de la pandemia no el correlato lógico del deterioro de un sistema de apropiación y destrucción, sino la posibilidad de insuflar al capital con nuevos horizontes a través del modelo concebido por el propio Schwab y denominado “capitalismo de las partes interesadas”.

Este capitalismo vendría a reemplazar al “capitalismo del accionariado” -predominante en las corporaciones occidentales- y al “capitalismo de Estado”, de importante desempeño en las economías emergentes del Asia. Capitalismo que, según el mismo autor, aspira a “que las empresas paguen un porcentaje equitativo de impuestos, muestren tolerancia cero frente a la corrupción y respeten los derechos humanos en sus cadenas de suministro mundiales”. Como si fuera poco, se sugiere respetar la competencia en igualdad de condiciones, también cuando operen en la «economía de plataformas», para lo cual son necesarios nuevos parámetros de medida y un nuevo propósito en las inversiones que contemple objetivos «ambientales, sociales y de gobernanza».[3]

El marketing positivo de esta propuesta, un continuismo de la fracasada idea de “responsabilidad social empresarial”, luego de la catástrofe social ocasionada por el neoliberalismo impuesto a sangre y tratados en las últimas décadas del siglo pasado, ha entusiasmado a muchas corporaciones. Aunque no lo sabemos a ciencia cierta, posiblemente las donaciones con las que apoyan el desarrollo de esta estrategia innovativa en términos propagandísticos, sean deducidas de sus declaraciones de impuestos, hoy tendientes a mínimos absolutos.

A gran distancia de ser una broma de mal gusto, este lavado de cara ecológico y caritativo del capital (siempre afecto a los lavados), está avanzando con cada vez más incidencia en el sistema multilateral de Naciones Unidas. La captura del sistema de parámetros de la gobernanza global se produce a través del homónimo “sistema de múltiples partes interesadas” (multistakeholder system).

En el libro “The great takeover” (“La gran captura”) los autores Mary Ann Manahan y Madhuresh Kumar, mapearon y realizaron un análisis de 103 iniciativas de “múltiples partes interesadas” con participación prominente de corporaciones, en los ámbitos de educación, medioambiente, salud, internet y datos y alimentación y agricultura.

En la introducción al texto, los editores señalan: “Al desplazar el centro de las decisiones políticas clave del sistema multilateral a mecanismos mixtos en los que manda el sector privado -con el apoyo de algunos Estados, instituciones internacionales y grandes filántropos-, el fenómeno de la «multistakeholderización» de la gobernanza mundial se ha convertido en algo sistémico.”

La crisis financiera de Naciones Unidas, motivada entre otras cosas por la disminución de aportaciones de sus miembros más ricos, particularmente los Estados Unidos de América, abrió las compuertas para una cada vez mayor participación de las transnacionales y la filantropía en alianzas de acción sectorial con la organización multilateral.

“Con el tiempo, la creación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París de 2015, que incorporaron las asociaciones de múltiples partes interesadas como piedra angular de su aplicación y realización, afianzaron aún más el multistakeholderismo en el sistema de la ONU.”, precisan los autores.

Correlato de este proceso “el 13 de Junio de 2019 Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial, firmaron un Marco de Trabajo de Alianza Estratégica bajo el pretexto de «profundizar en los acuerdos institucionales para acelerar la aplicación de los ODS»”.

No al determinismo de la tecnología… y de los fondos de inversión

Es habitual identificar a las compañías de tecnología digital con sus fundadores. Así, hablar de Amazon, de Google, de Facebook-Meta, de Microsoft, es decir Bezos, Brin, Page, Zuckerberg o Gates. Sin embargo, aun cuando estos empresarios conservan una parte importante de las acciones de sus empresas, los reales poseedores de las mismas son los gigantes del mundo financiero.

Un breve repaso: Bezos es el mayor accionista individual de Amazon (9,81%), pero el 60% de las acciones está en manos institucionales. Los 5 primeros grupos (Vanguard, Black Rock, State Street Corp., Price/T. Rowe Asoc., FMR Llc) detentan en conjunto 21,8%.

Larry Page y Sergei Brin, quienes fundaron google (hoy Alphabet Inc.) en 1998, tienen hoy un 2,96% y 2,82% de las acciones, mientras que los 5 grupos financieros mencionados antes, prácticamente en el mismo orden de prelación, captan un 22,75%. Dos tercios de esta compañía es propiedad de fondos de inversión.

El caso de Meta Platforms (antes Facebook) es similar. Mientras casi el 65% de las acciones están en manos institucionales, Mark Zuckerberg redujo, según Forbes, su porcentaje accionario a algo menos de un 15%. En el top list del accionariado institucional figuran los mismos 5 fondos, totalizando un 28%.

Dos de los grupos financieros señalados (Black Rock y State Street Corp.) junto a todas las GAMAM y fundaciones conexas están en el selecto listado de empresas que apoyan las tareas del Foro Económico Mundial.

Hablando sobre la transición hacia la descarbonización y un hipotético “net zero” en las emisiones, Lawrence (Larry) Fink, ceo de Black Rock, en su carta 2022 a sus inversores, dice: “Nos enfocamos en la sostenibilidad no porque somos ambientalistas, sino porque somos capitalistas y fiduciarios de nuestros clientes”. En otra parte de su mensaje, aparece el nuevo mantram de Davos: “El capitalismo de múltiples partes interesadas consiste en ofrecer rendimientos duraderos y a largo plazo a los accionistas.”

Por su parte, el presidente y director general de State Street Corp. Ronald P. O’Hanley, es aún más explícito: “La era del capitalismo de las partes interesadas ha llegado”, indica en una notatitulada “Por qué el camino hacia el capitalismo de las partes interesadas comienza con consejos de administración diversos”. Con el término “diversidad”, efectivamente O’Hanley parece adherir a la idea de la inclusión, diciendo “es una definición que parte de la no uniformidad de pensamiento y abarca la raza y la etnia, el género y la orientación sexual, la religión y la edad, los orígenes geográficos y socioeconómicos, etc.”.

¿Ceos progresistas? ¿O el mismo capitalismo salvaje vestido de color verde, lila y hasta multicolor?

Quienes nos han traido hasta aquí no van a sacarnos de la crisis estructural y antihumanista del sistema. No es un pretendido solucionismo tecnológico en sus manos, lo que va a hacer la diferencia.

Los severos problemas sociales serán solo resueltos a través de una democracia multidimensional y participativa, no solo política sino también económica, comunicacional, cultural, de género (y tantos etc. como se quiera), que tenga como objetivo la descentralización y desconcentración del poder. El futuro anida en las comunidades humanas, en la base social, no en las cúpulas.

Esta nota está incluida en la publicación digital Internet Ciudadana N° 7 – Marzo 2022 “Camino a ser gobernados por las corporaciones?”

(*) Javier Tolcachier es investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas y comunicador en Pressenza, agencia internacional de noticias con enfoque de paz y No Violencia.

Notas:
[1]     Watson, L. J. (1997). The Influence of the Reformation and Counter Reformation upon Key Texts in the Literature of Witchcraft. Reino Unido: University of Newcastle Upon Tyne. Citado por Guevara Pezoa, F. en Eurekadabra: ciencia, tecnología y magia PAAKAT: rev. tecnol. Soc. Vol.9 no.16, Guadalajara, mar. 2019

[2]https://www.umb.edu/gri/an_overview_of_wefs_perspective#fn-4-a

[3]     ¿Qué tipo de capitalismo queremos? Schwab, K. https://es.weforum.org/agenda/2019/12/que-tipo-de-capitalismo-queremos

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Venezuela: Ucrania y algunos problemas de la izquierda

Ucrania y algunos problemas de la izquierda

Luis Bonilla-Molina

  1. Introducción

Ya casi no miro el WhatsApp ni Telegram porque la mitad de los mensajes que me llegan son declaraciones panfletarias de distintos signos, sobre lo que ocurre en Ucrania, mientras el resto son compañeros y compañeras que piden una explicación más creíble respecto a lo que acontece.

Sorprende ver como muchos analistas progresistas no esperaron que sonaran los cañones de la guerra para comenzar a enviar sus artículos, sin tomarse la molestia de consultar previamente, antes de opinar, a compañeras(os), movimientos sociales de resistencia y partidos revolucionarios de los países involucrados. Parece que ser “progre” habilita para opinar con algunas palabras claves comunes y estilos de redacción que mencionen al sur global.

La complejidad de lo que está ocurriendo en el mundo, tiene un capítulo en lo de Ucrania y, no está desconectado de las transformaciones que están ocurriendo en el mundo. El impacto de la aceleración de la innovación científico-tecnológica, los cambios en la economía y la cultura de masas, influyen en la actual correlación de fuerzas entre las clases sociales, las potencias capitalistas y las contradicciones inter imperialistas.

Ucrania, con toda la tragedia que implica la perdida de vida de cientos de personas y el impacto ecológico de uso de armas de destrucción masiva, debería ser el punto de partida para comprender que no estamos entendiendo lo que realmente ocurre.

  • ¿y que pasó con la globalización?

El 99% de los análisis que he leído, no parten de una de las interrogantes fundamentales para los análisis marxistas en cualquier tiempo histórico: ¿Qué pasa en la economía mundial que hace posible que ocurra esta conflagración? Pareciera que lo que sucede en Ucrania expresa solo sentimientos nacionalistas o imperialistas de carácter meramente político, o, peor aún, simples patologías de dirigentes de naciones. En la mayoría de los casos tengo la sensación que estoy leyendo a reporteros políticos, no analistas marxistas.

En los ochenta del siglo XX, toda la izquierda sensata coincidió en que había desembarcado la globalización neoliberal que implicaba una tendencia a la conformación de capital trasnacional, que, si bien podía tener asiento en un país capitalista avanzado, su tendencia era a no tener fronteras. Se popularizó la expresión de capitales golondrinas, que iban saltando de sitio en sitio, sumando a otros capitales a la manada y dejando atrás al capital que se resistía a las nuevas formas de acumulación, inversión, especulación y explotación.

A pesar de que muchos preveían que esto impactaría las correlaciones de fuerzas y el carácter de las contradicciones entre las potencias imperialistas, son contados los esfuerzos sostenidos por estudiar este tema. Una rápida búsqueda por internet da cuenta que son pocos los estudios existentes sobre el impacto del capital trasnacional en las contradicciones inter imperialistas, de cómo las asociaciones estratégicas de capitales de distinto origen nacional, reconfigurados en capitales trasnacionales, se convierten en fuentes de mediación o profundización en las contradicciones inter imperialistas.

Claro está que estas contradicciones comerciales por mercados y hegemonía existen, pero estas, en el marco de la globalización son fundamentalmente de dos tipos: a) roces que construyen mecanismos de integración, es decir, cada choque se resuelve con acuerdos por mercados y énfasis en la producción de mercancías o servicios y, b) fricciones que se intensifican para imponerse un bloque económico sobre el otro.  ¿Dónde están analizados estos dos procesos en su relación con las contradicciones inter imperialistas y el conflicto de Ucrania?

Las contradicciones inter imperialistas no son las mismas que analizó Lenin en “Imperialismo Fase Superior del capitalismo”, pues cien años después estamos en una economía globalizada, en etapa de feroz proceso de alianzas impensables y/o de carnicerías por mercados. Por ello, opinar desde la superficialidad de lo “político evidente” no permite construir táctica política.

Vivimos una etapa en la cual las sanciones económicas se han “popularizado” como mecanismos de Estados imperialistas para incidir en la tensiones y fricciones de la economía globalizada y en los “agujeros negros” de la geopolítica, que se multiplican ante el agotamiento del modelo de gobernanza global de las post guerras. En consecuencia, se hace necesario construir escenarios del impacto de guerras y medidas sancionatorias sobre el capital globalizado, si queremos entender el proceso de reorganización del capitalismo actual.

China, la potencia económica capitalista más joven expresó en el reciente Foro Económico Mundial de Davos (2022), su inquebrantable voluntad de sostener el carril de la globalización y fomentar la economía abierta. Alibaba es hoy una muestra de cómo un gigante económico nacional se asocia y vincula con el capital trasnacional.

En consecuencia, para analizar lo de Ucrania la primera pregunta que debería hacerse la izquierda es ¿cómo se inscribe esta confrontación en la globalización neoliberal y la conformación de capital trasnacional?  La carencia de esta formulación deja los análisis políticos sin sustento económico real.  Los pocos análisis que rozan esta intención lo hacen desde una perspectiva de capital nacional, como en el caso del comercio del gas, sin acompañar el análisis con un estudio sobre las tensiones que se generan en esa industria entre capitales nacionales y trasnacionales y su impacto en el forcejeo político y económico que ocurre alrededor de Ucrania; nunca al revés.

  • La contradicción principal y el campismo

La izquierda tiene dogmas y rituales. Sociólogos y antropólogos dirían que eso es lógico y hasta natural. Sin embargo, cuando la cultura política, prisionera de la tradición y el temor a ser considerado “revisionista”, les impide a algunos sectores de izquierda ver lo nuevo, ello se convierte en un problema objetivo para la acción transformadora.

Una parte importante de la izquierda política, está anclada en los esquemas de contradicción inter imperialista, que como señalamos, desconoce el impacto de la globalización en ellas. Pero peor aún, definiciones como que, independientemente de lo que ocurra siempre hay que oponerse al enemigo principal (EEUU) y apostar por su debilitamiento apoyando contrapesos o enemigos menores (Rusia o China), resultan insuficientes para entender lo nuevo y formular políticas revolucionarias. En ese camino conocimos una izquierda que justificaba cada paso en la declinación soviética, china o vietnamita hacia el capitalismo, como si al final se tratara de construir un referente capitalista que compitiera por mercados con el imperialismo norteamericano. Ciertamente en toda confrontación militar y geopolítica tenemos que criticar al imperialismo gringo quien siempre está presente de una forma u otra, pero ello debe ir acompañado de una lectura económica, comercial, tecnológica y política del porqué el imperialismo muestra sus garras opresoras; no basta con una crítica adolescente permanente sobre el capitalismo norteamericano.

El estudio de los conflictos y las guerras en el marco de la globalización económica aún en construcción, resulta fundamental para evitar el campismo político tan de moda en sectores de la izquierda y abrazado frenéticamente por los gobiernos progresistas. Muchas de las elites de los gobiernos progresistas, convertidas en nuevas burguesías dominantes, ven en el capitalismo ruso o chino, fuentes alternas de negocio y de sobrevivencia política, pero utilizan la retórica del enemigo menor para esconder su real política de alineación con alguna de las fracciones del capital trasnacional. Incluso al no ser estudiosos de la globalización neoliberal, de manera tonta terminan creyendo que los capitales chinos o rusos no tienen intereses cruzados con el capital gringo, en cuyas tensiones los gobiernos progresistas pasan a ser solo peones negociables cuando sea necesario.

Ucrania debe ser analizada también, en la perspectiva del sujeto revolucionario, la clase trabajadora y las nacionalidades oprimidas. Desde esa mirada el análisis se enriquece de manera radical y visibiliza las tensiones entre capital y trabajo globalizado, que se expresan en los territorios de Ucrania, Rusia, EEUU, Turquía, China y la Unión Europea.

Nuestra apuesta como revolucionarios, no es estar al lado de país capitalista alguno, ni EEUU, ni Rusia, ni China, ni Turquía, sino de los intereses del pueblo y la clase trabajadora. Incluso, allí donde pueda no existir ninguna expresión política organizada o expresiones visibles de resistencia, nuestro discurso debe ser para empalmar con lo que está aún subterráneo pujando por emerger en algún momento.

Si algo nos queda claro a esta altura, es que el discurso del enemigo menor, termina vaciando de sentido anticapitalista a la lucha revolucionaria.

  • Analizar Ucrania desde la tradición de los debates de izquierda

Las importantes opiniones de Zbigniew Marcin Kowalewsk (2022) y de Catherine Samary (2022) en los foros sobre Ucrania del 4 de marzo de 2022, organizado de manera conjunta entre Otras Voces en Educación, Insisto y Resisto, Punto de Vista Internacional y CLACSO TV, mostraron la significación de aproximarnos a la situación de Ucrania con los siguientes ejes:

  1. La tradición imperialista de Rusia desde el Zarismo
  2. La política de Lenin sobre las nacionalidades y la URSS que apostaba por soberanía y autonomía
  3. El giro de Stalin sobre la cuestión nacional en la URSS, que vuelve a la visión imperial rusa
  4. El sentimiento nacional de soberanía que siempre ha existido en Ucrania, incluso en el periodo de la URSS, algo no desestimable:
  5. La separación de Ucrania de Rusia en el proceso de desmantelamiento de la URSS y su vocación anti nuclear al destruir su arsenal después de la separación con Rusia
  6. Rusia potencia capitalista, que se va tomando cuerpo desde Yeltsin y se consolida con Putin
  7. La política de Putin de retomar la perspectiva del zarismo y el estalinismo, haciendo de Rusia una potencia de vocación imperialista.  En ese contexto en la campaña electoral, Putín anunció su voluntad de recuperar a Ucrania:
  8. El papel de Putin y Rusia desde 2014 en la exacerbación de las contradicciones y los separatismos en Ucrania, para crear las condiciones para una invasión

A lo cual le agregaría, que Putin y Rusia intentan usar el conflicto de Ucrania para producir un cambio geopolítico en el mundo, algo que ha venido trabajando la dirección capitalista de ese país durante los últimos años, con puntos de interés que se encuentran con China y EEUU.

La tragedia en curso es para la Unión Europea, pues si Putin logran ganar el “match” de Ucrania, ella perderá una parte importante de su importancia geopolítica heredada de los acuerdos de post guerra y, Rusia pasaría a ser el gendarme emergente en la otrora región de influencia única de las naciones europeas.

  • Atrevernos a pensar la geopolítica del poder

La geopolítica de la segunda mitad del siglo XX devino de los acuerdos de post guerras mundiales. La OTAN y la alianza europea que terminó conformándose en la Unión Europea eran el anillo de seguridad de los Estados Unidos alrededor de la URSS.

Con la desaparición de la URSS y al convertirse Rusia en una potencia capitalista salvaje, una de las justificaciones reales de la existencia de la Unión Europea, como corta fuegos al comunismo, desaparece.  Los países de la UE han intentado sostener la alianza asumiendo un rol de factor X en el equilibrio de mercados. Sin embargo, lo que ocurre es:

  1. Comienzan a surgir intereses económicos cruzados entre capitalistas rusos, norteamericanos y chinos, donde la Unión Europea no es para nada un eje articulador, mucho menos una alcabala que condicione mercados. China, Rusia y Estados Unidos prefieren apostar por la Organización Mundial de Comercio en la cual se impone la lógica del dinero y el mercado global;
  2. El periodo de Trump, acusado hasta de ser agente de Rusia, expresaba intereses de un sector del capital trasnacional que busca coincidencias extra territoriales, defendiendo los intereses de los capitales propios;
  3. Rusia comienza a perfilarse como un actor fundamental en el mundo árabe, África y Europa oriental en su conjunto y está guerra es en realidad un reacomodo geopolítico de las naciones imperialistas;
  4. La Unión Europea no asusta a nadie y su incapacidad para impulsar una respuesta militar de la OTAN en Ucrania la dejó desnuda y descarrilada de la nueva geopolítica imperialista de primera línea.

Por supuesto, que este intento de activar la OTAN debe servir para exigir el desmantelamiento de este mecanismo militar y transimperialista que cada vez resulta más peligroso por la volatilidad de la dirección geopolítica global. Pero, el que no se haya activado la OTAN debería hacernos preguntar ¿Qué variables económicas influyeron en esa decisión? ¿cuál es la posición de los capitales transnacionales sobre una eventual activación de la OTAN?

  • Atrevernos a pensar en contracorriente a la mayoría de la izquierda

En consecuencia, considero importante abrir un debate en la izquierda revolucionaria anticapitalista, sobre el impacto de la globalización neoliberal en las tensiones inter imperialistas, eso sí, en cada una de las dos tendencias que se expresan en este proceso integración y confrontación de capitales transnacionales.

Esto permitirá contar con análisis más consistentes que se puedan traducir en líneas políticas con capacidad de empalmar con la realidad concreta de la tercera década del siglo XXI

Como luchador social y docente, una gran parte de mi preocupación está en las víctimas inocentes, esas a quienes los medios de uno y otro lado les quitan rostro y les convierten en simples números de bajas. La geopolítica con perspectiva de clase debe darle voz a quienes hoy sufren los estragos de cualquier guerra con trasfondo económico.

Fuente de la Información: https://luisbonillamolina.com/2022/03/07/ucrania-y-algunos-problemas-de-la-izquierda%ef%bf%bc/

 

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