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Nuevos derechos para los universitarios

Por: Miguel Ángel Casillas

Mucho ha avanzado el país con la promulgación de la Ley general de educación superior que impulsa la gratuidad y la ampliación del acceso a estos bienes culturales. También como resultado de esa Ley seguramente avanzaremos en la conformación de espacios libres de violencia, de igualdad entre géneros, de respeto y valoración de la diversidad.

La nueva Ley abre un horizonte promisorio de desarrollo para la educación superior, siempre y cuando, sus preceptos y objetivos se vuelvan una realidad. Ojalá y las políticas públicas que impulse el gobierno se orienten hacia estos objetivos y traten de diseñar estrategias y cursos de acción que superen la situación actual.

Sin embargo, no podemos abstraernos del presente y suponer que después de la pandemia no ha cambiado nada. Por el contrario, como resultado de los evidentes problemas, pero también de los avances y ventajas obtenidos, es que emerge una nueva agenda de derechos digitales para los universitarios que ayude a encuadrar el uso de las TIC en la educación superior con un sentido progresista.

Después de dos años de pandemia se amplió y masificó el uso de los recursos tecnológicos en la educación superior: las clases a la distancia y el uso de plataformas digitales para los seminarios, reuniones, congresos, presentaciones de avances, defensas de tesis y exámenes profesionales se volvieron familiares y parte de la vida cotidiana. Se fortalecieron los repositorios y se amplió la capacidad de acceso a libros y revistas en formato digital; desaparecieron las antologías en fotocopias y las bibliografías son accesibles de modo integral en formatos pdf. Además de los recursos convencionales, se amplió el acceso a conferencias, videos, tutoriales y una amplia gama de recursos educativos virtuales. Muchos profesores han preparado videos, ejercicios y actividades de aprendizaje para sus alumnos y los han subido a distintas plataformas. De manera cotidiana se aplican formularios electrónicos, se realizan evaluaciones y se aplican exámenes en formatos digitales, y de modo presencial, pero a la distancia a través de videoconferencias. Todos los profesores y estudiantes hemos dejado de compartir documentos en papel y utilizamos documentos y compartimos archivos digitales para tareas, ejercicios, avances de investigación y tesis. La comunicación cotidiana entre profesores, entre estudiantes, y entre profesores y estudiantes se realiza a través de dispositivos electrónicos y en plataformas y redes sociales. En cada clase hay un grupo de WhatsApp y se usa de modo frecuente Facebook como herramienta. Por su parte, la gestión y la administración se ha transformado, los procesos y procedimientos se han automatizado y luego digitalizado. En cuanto al gobierno hubo avances relativos a la apertura y publicidad de las sesiones de los órganos colegiados, a la transparencia y la ampliación de los espacios virtuales de participación de la comunidad en la gestión. Durante la pandemia, la divulgación y comunicación científica y académica sobrevivió y fue accesible sólo en los formatos electrónicos. La difusión cultural y las actividades artísticas adoptaron un formato digital.

Ya antes de la pandemia era evidente que en el contexto universitario actual es imposible sustraerse a tres dinámicas entrelazadas: el despliegue de la cultura digital, el uso masivo de dispositivos electrónicos, y la explosión de software disciplinario que experimentan los campos de conocimiento. Después de la pandemia es todavía más difícil sustraernos a esa dinámica y suponer que en el mundo habrá involución.

Precisamente en ese contexto, es que teniendo como fuente de inspiración la consulta a la ciudadanía que se desarrolla en España (https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2021/140721-Carta_Derechos_Digitales_RedEs.pdf) es que puede emerger un listado inicial de derechos digitales que habríamos de exigir los universitarios en México. En principio enunciamos al menos cuatro ejes principales:

Derechos de libertad. Derechos y libertades en el entorno digital, a la identidad, a la protección de datos, al pseudonimato, el derecho de la persona a no ser localizada y perfilada, el derecho a la ciberseguridad, garantizar la libertad de creación y el derecho de acceso a la cultura en el entorno digital

Derechos de igualdad. Derecho a la igualdad y a la no discriminación en el entorno digital, el derecho de acceso a Internet.

Derechos de participación en la vida universitaria. Derecho a la neutralidad de Internet, garantizar el derecho a la libertad de expresión y libertad de información, el derecho a recibir libremente información veraz, el derecho a la participación universitaria por medios digitales , el derecho a la educación digital, los derechos digitales de los universitarios en sus relaciones con la administración universitaria.

Derechos laborales. Derechos en el ámbito laboral de profesores y trabajadores

Habremos de precisar el contenido y el sentido específico de cada uno de estos derechos, pero en su conjunto expresan un horizonte de reivindicaciones que los universitarios podemos ir construyendo para trabajar en el entorno digital. Es ésta una tarea colectiva y un ejercicio que sólo puede integrarse con la más amplia participación de profesores y estudiantes.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/nuevos-derechos-para-los-universitarios/

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¿Qué es la subjetivación neoliberal?

Por: Jorge Alemán

Una vez más, en su último libro La pesadilla que no acaba nunca Christian Laval y Pierre Dardot profundizan su analítica del neoliberalismo en su nueva extensión planetaria. Siguiendo una tradición foucaultiana, estos autores no ven al neoliberalismo como exclusivamente un “mal” de los mercados financieros que tendrían como cometido destruir el espacio público. Más bien, el neoliberalismo es un nuevo orden racional que va borrando tendencialmente la diferencia público-privado y que dispone de la potencia de apropiarse de los distintos órdenes de la vida hasta llegar a configurar el modo más íntimo de la vida del sujeto. Para estos autores, funciona una suerte de promesa neoliberal que en su ejercicio cautivante constituye a los sujetos en su propio modo de ser.

En el capítulo denominado “la ilimitación de la subjetividad”, reconociendo la clara inspiración en la tesis de Lacan indagan el modo en que la condición primordial “ilimitada” del neoliberalismo se introduce en la vida de los seres hablantes. Por condición ilimitada, estos autores, al igual que Lacan, admiten que el nuevo capitalismo no puede ser intervenido ni regulado por ningún exterior. Su potencia conectora, abarcadora e interventora en la propia conformación de los lazos sociales es imposible de limitar. ¿En qué afecta esto a los sujetos?, ¿cómo interviene esta potencia ilimitada en la propia constitución de los sujetos?

En primer lugar, los autores insisten que el neoliberalismo ha sabido construir un “imaginario” al que no se le ha podido contraponer un mundo alternativo por parte de la izquierda. Lo que le otorga al neoliberalismo su carácter de promesa y seducción es que a través de distintos dispositivos acompañados por “coachs” de distinto tipo y managers del alma de diferentes cuños y estilos han introducido una lógica de rendimiento y de “autovaloración de sí” donde el sujeto solo es una voluntad de acumulación del propio valor. Aunque los autores no citen a Heidegger, esta cuestión evoca claramente su lectura de la Técnica en conjunción con la Voluntad de Poder, esa voluntad que sólo anhela aumentarse a sí misma indefinidamente.

En el neoliberalismo los sujetos no sólo venden su fuerza de trabajo bajo la forma Mercancía, también existe algo que compromete al propio ser con un “capital humano” y un “espíritu empresarial” que lleva a la existencia misma a comportarse como una empresa. No se trata de tener una empresa ni de trabajar en ella, sino de existir bajo el mandato de convertirse a sí mismo y a la propia relación con uno mismo en capital financiero. Laval y Dardot enmarcan esta operación en la fórmula (S-S’) donde el sujeto se engendra a sí mismo ilimitadamente en capital financiero y el capital financiero en sujeto. En efecto, se trata de un movimiento circular tal como Lacan describe el funcionamiento del Discurso Capitalista. En este aspecto, señalemos que en este discurso ilimitado se van borrando progresivamente los legados simbólicos, la alteridad y la imposibilidad que la determina, hasta volverse la vida expresión de un presente absoluto. Sin duda se trata, y los autores lo señalan, de un proceso permanente de “automaximización”. O como lo dicen los propios autores: “el sujeto autoaumentado es el que goza del valor que es él mismo”. O, en otros términos, el sujeto goza de la producción que aumenta su valor.

En este punto es necesario aclarar e insistir en que “goce” en Lacan es diferente de placer, el que siempre es regulado y limitado. El goce es un “mas allá del Principio del Placer” que se ajusta adecuadamente al dispositivo del rendimiento empresarial vinculado a su carácter compulsivo, adictivo y finalmente su reverso depresivo. Y por supuesto, dado el carácter existencial de estos dispositivos, los mismos afectan a los sectores incluso más desposeídos.

No obstante, a pesar del excelente y completo análisis que Laval y Dardot ofrecen sobre la razón neoliberal no logran explicar por qué esta promesa de volver a la propia vida una empresa interminable de maximización del propio valor resulta tan irresistible y atractiva para los sujetos que se entregan incondicionalmente a la misma, incluso contra sus propios intereses. Tal vez esta cuestión no es despejada con la argumentación suficiente porque los autores incurren en este caso en un error clásico: están atravesados por una noción ambivalente de la categoría del sujeto. Al pensar al sujeto constituido por el Poder, el sometimiento, la sujeción al mismo, se lo presenta como un hecho primario y constitutivo de la existencia humana. Pero el suelo nativo del sujeto, el lugar desde donde adviene a su propia existencia no es el Poder, sino la estructura del lenguaje que lo precede y lo espera antes de su propio nacimiento. El sujeto es un accidente fallido y contingente que emerge en el lenguaje atravesado por la incompletud y la inconsistencia. Radicalmente dividido, agujereado y que necesita siempre de distintos recursos “fantasmáticos “ para soportar su falla constitutiva. Esta es la verdadera razón por la cual la promesa neoliberal puede encontrar su anclaje en el sujeto, e incluso ser deseada. Por ello, es fundamental distinguir metodológicamente al sujeto causado como un efecto contingente por el lenguaje de la “subjetividad” producida por los dispositivos de poder. Si esta distinción no se efectúa el círculo es imposible de cortar. Si la subjetividad esta producida por el poder, ¿por qué razón encontrará en ella misma recursos para sustraerse de aquello que la ha constituido? Como se puede apreciar este es un problema político de primer orden si se desea pensar en experiencias contrahegemónicas con respecto al neoliberalismo.

Nuestra experiencia de lo Común es la copertenencia al surgimiento en la lengua , siempre fallido, en falta y tentado por las diversas promesas imaginarias de  “autovalorizarnos” de tal modo que la verdad de nuestra fragilidad constitutiva se esconda para nosotros mismos. He aquí, a nuestro juicio, uno de los secretos que brindan su fuerza a la promesa del imaginario neoliberal.

Fuente de la información e imagen: https://www.pagina12.com.ar

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La sociedad se acomoda en la indiferencia, como en un confortable sillón.

Por: Carolina Vásquez Araya

La sociedad se acomoda en la indiferencia, como en un confortable sillón.

Regresando al sabio consejo de las páginas del diccionario, podemos establecer con cierta certeza que “la ética se relaciona con el estudio de la moral y de la acción humana. Que su concepto proviene del término griego ethikos, que significa “carácter”. Que una sentencia ética es una declaración moral que elabora afirmaciones y define lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido.” Es decir, se trata de una cualidad supuestamente intrínseca del ser humano como parte de una sociedad dentro de la cual tiene responsabilidades y compromisos.

Por ello resulta incomprensible y decepcionante la realidad del entorno social y cultural en países del tercer mundo como los nuestros, en donde predomina el egoísmo, la pérdida de sensibilidad humana y la indiferencia con tal de eximirse de participar en acciones capaces de restablecer el orden, proteger los valores, luchar contra la injusticia y propiciar la construcción de marcos legales sólidos y estables. En América Latina hemos experimentado la violencia política, pero también hemos recuperado libertades a partir de movimientos ciudadanos que han sido capaces de revertir el curso de la historia y darnos otra esperanza de progreso y paz.

Esto significa que cuando la sociedad se mantiene alerta y consciente de su papel, es capaz de transformar un sistema de represión y muerte en uno de desarrollo y esperanza. Por esta razón, cuando uno de nuestros países cae en la aceptación del abuso constante de sus entes más poderosos, provoca un terrible desasosiego; una sensación de náusea, un golpe en pleno esternón. Es ahí en donde se manifiesta el desinterés por el destino de un país y de una sociedad de la cual pretendemos desvincularnos emocionalmente para refugiarnos en nuestro pequeño espacio de dudosa seguridad. ¿Cómo no dudar de si este conglomerado humano tiene un corazón que late bajo esa coraza de indiferencia?

Las noticias aparecen, se repiten durante algunos días abundando en detalles nuevos, y luego nada. Simplemente hay otra, tan impactante como la anterior, minuciosamente descrita con ese lenguaje profesional que practicamos a diario los periodistas elevándolo a las alturas de la perfecta esterilización emocional. Todo pasa y el olvido se instala pronto. ¿Acaso tenemos la culpa de haber anestesiado la conciencia colectiva? Ha de ser así: una cuestión de clase, color o tono de voz, un rasgo del carácter o un gen oculto en un minúsculo infinitesimal cromosoma, porque de otro modo sería simple maldad.

¿Es que esta comunidad humana sabe lo cara que resulta la indiferencia? ¿Sabrán las niñas raptadas por una red de trata que había vecinos conscientes de su situación pero no intervinieron porque no era asunto suyo? ¿Quizás pensaban que pertenecían a quienes las explotan así como otros creen que los niños abusados les pertenecen a padres que los torturan?

La denuncia no es una cultura socialmente aceptada, es una de las ataduras de la historia, en donde la ética se disuelve. La idea de ser responsable en la construcción de una sociedad justa no termina de calar en mentes ni corazones almidonados de prejuicios. Si no se actúa para rescatar a una víctima de violencia, menos aún para rescatar a un país de la corrupción. Más fácil es hacerlo para reclamar por el estruendo de una fiesta. Menos comprometedor. Mucho menos.

Somos reflejo de nuestros valores, pero también de nuestros prejuicios.

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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Normalismo rural y ecologismo de los pobres

Por: Luis Hernández Navarro

Durante tres días de 1980, dos maestros rurales de Misantla, Veracruz, recorren la ciudad y sus alrededores narrando su historia y describiendo sus problemas. Más allá del infame cacicazgo, el agua potable es –dicen– escasa y de pésima calidad. Y la única carretera por la que se puede llegar o salir, comunica (es un decir) con Martínez de la Torre y está destrozada.

Los profesores Gregorio Roque Garay, que estudió en las normales rurales de El Mexe, y en la de Misantla y Perote, y Alejandro Garrido Molina, Cuco, egresado de El Mexe, explican cómo se formó la Coordinadora de Asambleas Populares, un consejo ciudadano de lucha para exigir la solución de estas broncas. Antes, Roque había impulsado la formación de la Unión de Ejidos de Misantla. En la coordinadora participan también otros maestros, como Norberto Fernández Galicia, egresado de la normal rural de Xocoyucán, Tlaxcala (desparecida por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz).

Previamente, la movilización popular había cosechado triunfos. Por ejemplo, en 1969-70 logró impedir que la compañía Citrofrut, en Martínez de la Torre, cruzara sus tuberías por el municipio de Misantla, contaminando tierras y aguas.

La jornada termina con un almuerzo a la orilla el río. Allí preparan un suculento caldo de camarón y pequeños pescados. Roque, Cuco y el resto de los anfitriones, lamentan que son cada vez más escasos y es difícil atraparlos. Hacen responsable de la desaparición de la fauna acuática a la contaminación de las aguas provocada por los deshechos que el ingenio Independencia lanza al cauce, y a los fertilizantes químicos con que se abonan cañaverales y cafetos. Durante los próximos años, su lucha buscará poner fin a esta lacra. Más de cuatro décadas después de aquel encuentro, las reivindicaciones por la justicia ambiental de los maestros rurales siguen vivas.

No es inusual que normalistas rurales impulsen luchas contra la devastación ambiental. Hay una larga tradición de este tipo de iniciativas. Organizan a pueblos y comunidades para enfrentar talamontes; cuidan el agua de ríos, lagos y manantiales; buscan expulsar basureros y rechazan megaproyectos. Los ejemplos abundan. La biografía del profe Gregorio muestra cómo maestros rurales se transforman en promotores de la justicia ambiental.

Roque nació en Chapulhuacán, en la Huasteca hidalguense. Huérfano de padre a muy temprana edad, trabajó en el campo para apoyar a su madre. Comenzó a estudiar la primaria a los 10 años. Seis años después, por influencia de sus maestros, egresados de la Normal Rural de El Mexe (https://bit.ly/36rc2Pr), entró a esa escuela a cursar la secundaria y el magisterio. El internado, con cama, alimentos y material escolar gratuitos, le permitió seguir sus estudios.

El profesor José Santos Valdés era, desde 1955, director de la normal (https://bit.ly/3LhzfCj). Sostenía que educar es promover la formación humana; es integrar una personalidad con base en conocimientos, habilidades, pero sobre todo, es transmitir valores que tienen que convertirse en normas de conducta, de trabajo personal. Según él, el arquetipo de maestro es, a un tiempo, un luchador social con ideas firmes, incorruptible, un gran educador. Su relación con la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México fue tan cercana, que redactó sus primeros estatutos.

Gregorio se formó política e ideológicamente con la federación. Siempre ha estado orgulloso de su militancia allí. Entabló una estrecha relación con Santos Valdés, tanto así que, cuando en la escuela un grupo se opuso al director, exigiendo su salida por, supuestamente, dividir a la organización, él jaló con el lagunero. El pulso lo ganaron los opositores y el autor de Amelia y unos 60 muchachos salieron de esa normal. Los estudiantes fueron reubicados en la de Misantla, que luego se trasladó a Perote. Allí Roque participó en una huelga.

Durante años militante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria , Roque ha sido profesor de excelencia comprometido con sus alumnos, formidable organizador campesino, incansable ecologista de los pobres y relevante dirigente magisterial democrático. Su papel, primero en la Comisión Nacional de Maestros Coordinadores de Telesecundarias, y después en la fundación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Veracruz, fue medular.

Gracias a la labor del profe Gregorio, en 2008 un decreto presidencial reconoció el Área Natural Protegida, Cerro de Espaldilla. Y, en 2014, se decretó la Reserva Natural Protegida del Cerro del Algodón, enclave fundamental de la generación de agua para el municipio. En dos ocasiones, (2001-04 y 2011-13), fue director de Ecología y Medio Ambiente de Misantla.

Fiel a sus orígenes de normalista rural, jubilado y delicado de salud, el profesor sostiene que “las escuelas normales rurales forjan una gran conciencia social, a la vez que preparan a excelentes educadores, lo que las convierte en instituciones vitales para preservar la soberanía nacional”.

Continuador del legado de José Santos Valdés, la vida y trayectoria del maestro rural Gregorio Roque Garay muestran que, en México, el ecologismo de los pobres ha defendido desde hace décadas los recursos ambientales comunitarios frente a la voracidad de consorcios, empresarios y políticos.

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx

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¿Más diálogos y cuestionarios para “legitimar” el Plan de Estudios 2022?

POR: ABELARDO CARRO NAVA

 

«La SEP dio a conocer un cuestionario mediante el cual se pretende conocer la opinión de los profesores en razón de la propuesta curricular 2022 con preguntas que difícilmente dan pauta al desacuerdo o a la reflexión»

En 2016 Aurelio Nuño, ex Secretario de Educación Pública, dirigía un mensaje a maestras y maestros de educación básica con motivo de los “Foros de análisis y consulta sobre el modelo educativo y la nueva propuesta curricular” derivados de los foros “abiertos” que la Secretaría de Educación Pública había convocado en 2014, para conocer diversos puntos de vista y planteamientos sobre diversos ángulos que tenían que ver o que estaban relacionados con el modelo educativo (SEP, 2016).

En ese mensaje de apertura (en 2016), dicho exfuncionario público dio a conocer algunos datos y aseveraciones, para él, relevantes: “…se hicieron foros nacionales, foros regionales, se recibieron más de 15 mil propuestas por escrito y todo ello conformó parte de la base con la que trabajamos para hacer y presentar los tres documentos que hoy están a discusión… tres documentos que ya son una propuesta formal de la SEP que, como he dicho en otros momentos, son documentos terminados más no definitivos… ¿Por qué no definitivos? Porque precisamente lo que queremos hacer es este ejercicio. Queremos que estos documentos sean puestos a discusión, sean documentos que se analicen, que conozcamos diversos puntos de vista para podernos enriquecer… Hacer cambios si así se juzga necesario, agregar, quitar, en fin, lo que queremos es que esta propuesta no sea nada más de la SEP, sino que sea de todos o de la mayoría de los mexicanos” (SEP, 2016).

 

Recuerdo muy bien que, por esas fechas (2016), al Centro de Investigación y Docencias Económicas A.C. (CIDE), a través del Programa Interdisciplinario sobre Política y Prácticas Educativas (PIPE), se le “asignó” la responsabilidad técnica de la sistematización de las opiniones y aportaciones al modelo educativo y la propuesta curricular para la educación obligatoria 2016 vertidas en esos foros de consulta organizados por la SEP bajo tres líneas de acción: brindar soporte metodológico, recabar y sistematizar la información, e integrar un informe final con las propuestas y recomendaciones de los diversos actores educativos y de la sociedad en general para construir un conjunto amplio de información para la toma de decisiones (CIDE, 2017).

También, viene a mi mente, que a finales de 2016 el informe o resultados “de un análisis cualitativo” obtenido por el CIDE de ese “amplio proceso de “consulta”, fueron entregados a la SEP para que revisara dicho modelo y propuesta curricular, y fuera publicado (en su versión final) durante el segundo semestre del 2017. De hecho, como sabemos, a escasos meses de que concluyera el mandato presidencial de Peña Nieto, estos planes y programas se pusieron a prueba mediante un “pilotaje” en algunas escuelas de México. Pilotaje del que, según se dijo, se obtendrían algunos elementos que permitirían mejorar lo que podía ser mejorado, sin embargo, jamás se dieron a conocer sus resultados y, mucho menos, se implementó de manera gradual como se tenía previsto.

Llegaron las elecciones de 2018 y con ello la contundente victoria del lopezobradorismo quien, como es sabido, tomó la decisión en 2019 de suspender la implementación del modelo educativo 2017 proponiendo para ello, una ruta de construcción colectiva para contar con un nuevo plan de estudios; en dicha ruta se especificaron 6 momentos importantes: a) de mayo a diciembre de 2019, evaluación del plan y los programas de estudio b) de enero a marzo de 2020, versión preliminar del currículum, c) de abril a julio de 2020, versión final para discusión, d) julio de 2020, publicación del plan y programas de estudio en DOF, e) julio de 2020 a julio de 2021, acciones preparatorias para la puesta en marcha del currículum, f) agosto de 2021, etapas de la puesta en marcha del currículum.

Momentos que, como seguramente observará, no se cumplieron; vaya, la pandemia no puede ser considerada como un pretexto para que el proceso de construcción no se aterrizara como estaba estipulada pues, como sabemos, fue hasta marzo de 2020 cuando el país entró en un confinamiento sin precedentes. ¿Qué pasó con los incisos a) y b) referidos?, ¿cuál fue la valoración de los planes de estudio y en dónde puede ser consultada?, ¿por qué hasta enero de 2022 se conoció la versión “preliminar” del nuevo currículum?, ¿a partir de cuándo se pondrá en marcha el nuevo currículum?

Sobre estos cuestionamientos, en días pasados llamó mi atención que, en el tan acostumbrado video que la actual Secretaria de Educación, Defina Gómez, difunde cada mes para que las maestras y maestros lo observen y escuchen como parte de las actividades de los Consejos Técnicos, ésta haya afirmado que, desde julio de 2021, se comenzó con la construcción de un marco curricular y el plan y programas de estudio de la educación básica (SEP, 2022) sin referirse, en ningún momento, a su etapa previa, la de la valoración y, mucho menos, a las causas o razones por las que no se cumplieron con los plazos señalados. ¿Sabrá entonces la profesora Delfina que, desde que entró en funciones este gobierno, en las escuelas estuvieron operando los planes de estudio 2011 y 2018 mediante los cuales las maestras y maestros organizaron el abordaje de contenidos para ser trabajados con sus estudiantes?, ¿cuál es la valoración de estos dos años en los que el proceso de enseñanza y aprendizaje fluctuó bajo esas concepciones curriculares?

Y bueno, como bien sabemos, en enero de este año la SEP convocó a diversos actores involucrados en la educación básica, media superior y normal del país, así como a todo interesado en participar en las Asambleas de análisis del plan y los programas de estudio para el diseño de los libros de texto gratuitos con la finalidad de conseguir un acuerdo nacional, en donde participaran maestros, padres de familia, alumnos, legisladores, investigadores y estudiosos de la educación… (SEP, 2022); según se dijo, serían foros abiertos para que ningún maestro se quede sin participar y compartiera sus propuestas… pues es la gran oportunidad de los actores educativos para impulsar los cambios que necesita el sector… los foros de discusión son parte de un proceso paulatino que recoge las propuestas de todo el país para complementar los materiales finales de educación inicial, preescolar y secundaria (SEP, 2022).

Sobre este tema, recientemente el Director de Materiales Educativos de la SEP, ofreció algunas cifras por demás alegres: 330 mil profesores participaron presencialmente en las 32 Asambleas para el análisis del plan de estudios, 669 mil participaciones de manera virtual y en los espacios habilitados para ello, 91,438 participaciones en los formularios de Google que fueron habilitados para recibir sugerencias y más de 1 millón de visualizaciones a los videos que se encuentran en las distintas plataformas mediante las cuales se trasmitieron dichas asambleas (Profelandia.com, 2022). Si, cifras alegres que no acaban de explicar ¿de qué manera se procesará toda la información que se ha recibido en estos ejercicios en las 32 entidades de la República Mexicana?, ¿quién será el responsable de procesarla y con qué metodología? Cifras alegres que no necesariamente reflejan el que un determinado número de visualizaciones signifique estar de acuerdo o en desacuerdo con tal o cual postura porque una transmisión es, por así decirlo, unidireccional, vaya ¿qué certeza puede tener la maestra o maestra que haya dejado un comentario en una transmisión, de que será tomado en cuenta e incorporado en el documento sometido a revisión?

Y si a esto agregamos que, precisamente el día de ayer (25 de marzo), día de Consejo Técnico, la SEP dio a conocer un cuestionario mediante el cual se pretende conocer la opinión de los profesores en razón de la propuesta curricular 2022 con preguntas que difícilmente dan pauta al desacuerdo o a la reflexión, pero sí a lo positivo que podría contener dicho marco curricular, la cosa no pinta muy bien que digamos.

Y no pinta muy bien porque, como nos hemos dado cuenta, estamos ante un mismo esquema de “diálogos y consulta”, con sus respectivas peculiaridades y sendas coincidencias, que nada más no acaban de abonar a las grandes necesidades educativas que se viven en el país. Pienso, que enviar un discurso lleno de “positividad” en cuanto a que tal o cual propuesta curricular es mejor que las anteriores conlleva un riesgo enorme porque, como sabemos, si bien es cierto que la educación es un elemento fundamental que permite grandes transformaciones, también es cierto que dicha transformación no se logra de la noche a la mañana, requiere de la concurrencia de una serie de factores para que, de alguna manera, se logre.

Consecuentemente, nada abona echar campanas al vuelo; los distintos gobiernos han dado a conocer sus propias cifras “alegres” en razón de una “amplia” participación democrática de todos los actores en la construcción de un currículo, sin embargo, la gran cantidad de problemas, de todo tipo, siguen tan presentes en nuestro país que no se vislumbra una pronta salida, y más en el terreno educativo.

Al tiempo.

Referencias:

Fuente de la información: https://profelandia.com

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De la guerra, del estadio, de las armas en el aula… La respuesta de la Escuela al estrés postraumático social

Por: Herzel Nashiely García Márquez*

La vivencia de una crisis humanitaria como lo fue  la pandemia parece estar generando en la población, el trastorno por estrés postraumático. Algunos síntomas de este trastorno son: la pérdida de autoestima, temor, paranoia, proceso de culpabilizar a otro o a sí mismo, el deseo de venganza, disminución de la calidad de vida, asunción del rol de víctima, desarraigo cultural, ruptura de redes sociales y afectivas, cambio de roles en la dinámica familiar, etc. (Falla y Cols, 203, p. 4).

La violencia del contexto pospandémico nos afecta como sociedad, provocando un ambiente estresante y que mantiene la condición traumática. Es importante reconocer que las reacciones y manifestaciones sociales después de la vivencia de un trauma, se relaciona con la dimensión y gravedad del evento vivido y de acuerdo con la Organización Panamericana de Salud (2006), en ciertos casos, los síntomas del estrés postraumático pueden extenderse por meses, en los cuales, la persona experimenta oleadas de temor, paranoia y los otros síntomas mencionados. Las consecuencias de padecer esta inestabilidad emocional y psíquica (muchas veces acompañadas por el malestar físico también), trae como consecuencias inmediatas la dificultad para realizar tareas inmediatas y habituales, hay un desajuste de las rutinas y cuesta mucho retomarlas y reorientar el rumbo y sentido de las actividades. También se presentan conflictos en las relaciones interpersonales y dificultad para adaptarse a la pérdida y entusiasmarse auténtica y sostenidamente por lo nuevo.

Estas dificultades tienen gran importancia a nivel individual y en gran sentido, los esfuerzos educativos durante y después de la pandemia han respondido a la atención del alumno y del profesor. Sin embargo, el contexto social nos exige un reto más grande que implica la inmediata reconstrucción del tejido social.

El vitoreado regreso a la nueva normalidad tiene varias facetas; algunas llenas de esperanza, de buenas intenciones y acciones y otra que aqueja de manera desfavorable a nuestros niños y jóvenes, y cierto, a nosotros como adultos. El reencuentro real se llama guerra, se llama violencia. Los hechos humanos que están construyendo nuestra historia y herencia que estamos dando en vida a nuestras niñas, niños y jóvenes, nos debe exigir la reflexión sobre lo que aprendimos en la pandemia… como sociedad. ¿Qué entendimos por “la falta de contacto”, “la sana distancia”? ¿por el reencuentro?

Es importante, como formadores, pensar en la violencia en el regreso a la presencialidad pues ésta reflexión nos permite responder el por qué en este regreso a clases debemos atender prioritariamente el manejo de la inteligencia socio emocional en todos los agentes formativos Parte de la respuesta es porque no van a desaparecer y se están expresando; lo vemos en el futbol, lo vemos en la guerra, lo vemos en la violencia que día a día se presenta y los propios estudiantes lo están también manifestando, recordemos los eventos recientes sobre la presencia de armas en escuelas y los procesos que se vivieron para atenderlos. El mensaje social en estos casos debe ser claro sobre todo en cuanto a la seguridad y formación integral de las personas, tal es la importancia de que hechos así no queden como nota roja, sino que sean analizados críticamente por nosotros, los adultos y formadores sociales.

El regreso a la normalidad a nivel social podría compararse con la manera en que a veces reaccionamos después de un sismo; difícilmente son respetados los protocolos desde el inicio de la emergencia hasta su contención; el “no grito, no corro no empujo” se nos olvida en el reencuentro. Regresamos muchas veces ansiosos a nuestra cotidianidad. Buscamos cómo recuperar el sentimiento de bienestar y esto no siempre implica considerar al otro. Recordemos que, como lo señala, Maslow, una vez que el ser humano tiene atendidas las áreas fisiológicas y de seguridad, busca la afiliación, el reconocimiento, procesos que no necesariamente significan involucrar a todas las personas, sino aquellos afines.

Nos desbocamos después de la crisis por la enorme presión que significó la contención en pandemia. Por ello es importante recuperar la prudencia y tranquilidad como adultos y heredar hoy, lo mejor de nosotros como sociedad, y eso, no se relaciona con expresiones violentas y bélicas definitivamente.

¿Qué puede hacer la escuela? Enfatizar su papel de constructora social y buscar opciones, estrategias y presentar a la sociedad planes y proyectos que permitan el desarrollo de la inteligencia emocional, enfatizando el manejo de las emociones que no son placenteras, como la frustración, la rabia, el enojo, la tristeza, la impotencia y otras que conviene revisar en modelos como la Rueda de las Emociones de Plutchick (1980), para poder entender la complejidad, variedad y matices emocionales que tenemos como personas.

Los siguientes tres puntos pueden servir para comenzar a reflexionar sobre el gran reto.

1.- Diseñar entre los agentes educativos las propuestas, planes y programas necesarios.

Abrir espacios en donde exista el compromiso para reunirnos una vez a la semana, para organizarnos, dialogar y decidir qué vamos a hacer como formadores no nada más de hijos y estudiantes, sino de una sociedad que nos está pidiendo urgentemente intervenir.

Estos espacios pueden deben ser flexibles y amigables, nadie regresa a donde no se siente a gusto. Debemos extender la visión que nos dejo la pandemia sobre la educación presencial, en línea o híbrida, más allá de los estudiantes y aportar a la formación y colaboración entre docentes y padres de familia.

Existen personas interesadas, especialistas, bienhechores, voluntarios que pueden aportar y compartir experiencias, conocimientos, tiempo, talento, recursos, etc. Debemos unirnos para construir una macro red social, fortalecida con aquellas que ya existen e ir más allá de nombres de instituciones. Necesitamos acercarnos de manera organizada para responder como sociedad formadora que atiende con pertinencia su responsabilidad social; ver áreas de fortaleza, de oportunidad y debilidad, para entretejer estas variables y características y lograr un tejido social que beneficie a los estudiantes y a nosotros como formadores. La propia sociedad está demostrando que el regreso no ha sido fácil y que más bien, hubo una contención emocional que antes de pandemia encontraba espacios, chivos expiatorios que mantenían el caos ordenado al que estaba habituada la sociedad.

Debemos atender NUESTRA inteligencia emocional también como adultos, abrir espacios de confianza que permitan la creatividad, la cooperación y colaboración en pro de la reconstrucción social y de la vivencia comunitaria para una pronta sanación social.

2.- Priorizar la vivencia de ambientes seguros.

Evaluar y dialogar sobre las necesidades, los peligros que existen en nuestro contexto cercano y saber cómo vamos a abordar el contexto mundial que afecta también el desarrollo integral de nuestros niñas, niños y jóvenes y, por supuesto, nuestro bienestar. Existen especialistas que abordan este tema con gran profundidad y pertinencia, por ejemplo, en la Red de Colegios Semper Altius, cuyas aportaciones pueden ser consideradas y encontrar entre las opciones que existen, aquella que puede personalizarse en cada espacio y por la comunidad para la construcción de estos ambientes tan importantes y necesarios para cualquier ser humano. Es momento de una urgente agencia social.

3.- Entender plena y profundamente el proverbio africano “Hace falta un pueblo entero para educar a un niño”. Todos somos responsables, todos tenemos la feliz oportunidad de construir una mejor sociedad a través del vínculo que construimos con las niñas, niños y jóvenes. Tenemos la oportunidad de construir una mejor sociedad hoy precisamente porque todos educamos, porque todos somos parte de la sociedad.

Es momento de reflexionar y ocuparnos sobre cuáles son los programas nacionales, estatales, locales, que necesita atender la política pública y como ciudadanos, solicitarlos con calidad, prontitud, pertinencia y claridad en la comunicación, desarrollo y rendición de cuentas. La realidad nos está rebasando de manera crítica y es momento de levantar la mano, de abrir los ojos para articular el talento y el presupuesto e impedir que como nación, nos quedemos en un espasmo postraumático, viendo las evidentes necesidades pero sin hacer nada (también síntoma del estrés postraumático). Es momento de responder a sí como nación estamos paralizados, si estamos manifestando síntomas sociales como las situaciones actuales que se expresan emergentemente en el ámbito educativo y saber cómo vamos a encontrar las respuestas a nuestro estrés postraumático que no solo vivimos como individuos, sino, claramente, como sociedad.

El discurso debe ser retomado desde los formadores y agentes educativos que tienen claro lo que desean para las niñas, niños y jóvenes, y es momento de replantearlo y reforzar ese discurso por encima de los encuentros violentos vividos en el ámbito deportivo, la

Las emociones contenidas, generalmente implican el malestar y la inestabilidad personal. La expresión asertiva implica la posibilidad de autorregularnos y entender que ninguna emoción es “negativa” en la connotación simple y juiciosa del término. Lo importante sobre todo es desarrollar el autoconocimiento y el pensamiento crítico y autónomo que permite la canalización adecuada; recordemos que el problema no es el enojo, es el errar o no saber con quién y cómo resolverlo, en qué dimensión se debe comunicar, cómo expresarlo sin dañar, etc.

Como adultos, como formadores ¿cómo vamos a responder a la vida? ¿Cómo vamos a manejar y a atender los síntomas postraumáticos? Definitivamente no podemos ignorarlos y la responsabilidad nos permitirá responder y clarificar cuál es el tejido social que deseamos y  que necesitamos, que estamos construyendo y por lo tanto, repensar el diseño, el diseño de nuestro verdadero tejido social.

Referencias:

Falla, U., Chávez, Y., Molano, G. (2003). “Desplazamiento Forzado En Colombia. Análisis documental e informe de investigación en la Unidad de Atención Integral al Desplazado (UAID)”. [Versión digital]. Tabula Rasa, N° 1. Bogotá. Consultado 25 de marzo de 2022, en http://www.revistatabularasa.org/numero_uno/Ufalla.pdf

Organización Panamericana de la Salud. (2006). Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres. Serie Manuales y Guías sobre Desastres Nº. 7. Washington, D.C. Consultado el 25 de marzo de 2022, en: http://www.paho.org/spanish/dd/ped/GuiaPracticadeSaludMental.pdf

Fuente de la información e imagen: http://www.educacionfutura.org

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Cómo no pensar en otro mundo posible

Emir Sader 

En este artículo el autor reflexiona sobre la necesidad de construir otro mundo posible, diferente de este mundo ‘diabólico’.


El mundo está como le gusta al diablo: guerras, epidemias, catástrofe ecológica, miseria campante, amenazas, los peores pronósticos posibles. Se necesita una chispa para que todo se incendie. Alguien o algo puede salirse de control y eso es todo: el tan anunciado fin del mundo.

Todo como le encanta a los pesimistas. La guerra de Ucrania podría extenderse a toda Europa. Rusia podría recurrir a las armas nucleares, Estados Unidos anuncia que Rusia también sería destruida.

Hay especulaciones sobre posibles soluciones para el fin de esta guerra, pero todas parecen imposibles. Que Rusia salga plenamente victoriosa, incorporando a Ucrania a su territorio y avanzando a otros territorios. Una salida que solo remitiría a otras guerras, ya sea por la repuesta de Moscú, o por las respuestas militares de la OTAN, que esta vez intentaría tomar la iniciativa antes que el Kremlin. Posibilidad no favorable a una situación de paz y estabilidad. Antes puede apuntar a la llamada Tercera Guerra Mundial, que liquidaría todo y a todos, por el carácter demoledor que tienen las potencias nucleares para aniquilarse unas a otras, sin capacidad de defenderse de ser aniquiladas.

Una segunda posibilidad para el final de esta guerra sería la situación contraria: Rusia sería derrotada, tendría que retirar todas sus tropas del exterior y tendría un daño económico y social aún más grave, además del daño a su capacidad militar. Supondría que el poder atómico de Rusia sería neutralizado -no se sabe cómo sucedería-, pero no podría evitar que, una vez mas en su historia, Rusia recobrara fuerza y ​​reapareciera como una gran potencia nuclear. Nada alentador para un mundo de paz y estabilidad.

La tercera hipótesis sería la de un acuerdo mágico, en el que cada uno cede un poco y se llega a un tratado de paz que dejaría a todos si no contentos, al menos aliviados. ¿Qué podría ser este acuerdo mágico?

Rusia sacaria sus tropas de Ucrania y de sus fronteras, incorporaría, de una forma u otra, las dos provincias autónomas bajo su influencia, con la garantía de que la OTAN no incorporaría a Ucrania y que, por tanto, no habría tropas en su frontera. Una especie de nuevo Acuerdo de Minsk, esta vez de verdad. Y todos seríamos felices y comeríamos perdices.

¿Quién cree esto?

A continuación, podemos elegir los diferentes tipos de fin del mundo. Sin contar la propagación de una nueva pandemia, sin una vacuna para neutralizarla. O un desastre ecológico, tan anunciado desde hace tanto tiempo, en el que diversas partes del mundo se presentan como candidatas a desatar tales desequilibrios, que nada volvería a ser como antes, quizás ni siquiera la Ley de Newton.

Los programas de televisión incorporarán próximamente la pregunta de sus entrevistados sobre qué tipo de fin del mundo prefieren. Una guerra nuclear, un tsunami universal, una epidemia que se esparce por tocar los celulares o los televisores, o alguna combinación de todos ellos, que ninguna película de catástrofes ha previsto hasta ahora.

O, como suele decirse, dejemos de lado el pesimismo, al menos por un momento. Dejemos el pesimismo para tiempos peores. Estos tiempos no conllevan, más allá de todos los riesgos, un pesimismo generalizado.

¿No habría otro posible fin del mundo? ¿Más suave, más lento, más pacífico? ¿No puedes esperar la posibilidad de que todos nos traslademos a otro de esos planetas a los que llegan los millonarios y ven el fin del mundo -o de la Tierra- desde arriba, como en una película?

Tal vez no. Tal vez nos tengamos que conformar con nosotros mismos, con todos los problemas que creamos o que permitimos que se crearan. Lograr la paz con acuerdos de fin de la guerra. Controlar las pandemias con medicamentos preventivos. Prevenir los desequilibrios ecológicos que llevan todo al infierno a través de políticas y actitudes que también cuiden la Naturaleza.

Al fin y al cabo, nos educaron, de niños, con historias que siempre acababan bien. Luego Hollywood se encargó de acostumbrarnos a los happy ends.

¡Quien sabe! ¡Quién sabe! Podría esperarse, en la expectativa optimista de que ninguna de las amenazas prosperará, son solo eso, amenazas. O intentar un gran pacto entre hombres de buena voluntad, suponiendo que existan y tengan poder sobre todos los riesgos que nos aquejan.

O elegir a Lula y pedirle otro milagro, además de recuperar este país entregado a las cucarachas y los ratones. Que convoque a los grandes agentes de las crisis a una asamblea general, quizás en el Maracaná, para llegar a un acuerdo, en el que todos se comprometan a actuar bien y para bien, a pesar de sus intereses particulares.

No está de más soñar, porque la realidad es irritante, amenazante, nos sorprende cada mañana con nuevos riesgos y declaraciones que nos impiden dormir. Los medios de comunicación, además de ser malos como fuente de información y de interpretaciones, prefieren el fin del mundo -o al menos su inminencia- porque da más audiencia y por tanto más publicidad.

El deseo entonces es no despertar cada mañana e irse a dormir enseguida cada noche, para acabar con el mal día. Los pesimistas dirán que al día siguiente todo será aún peor. Los optimistas, que moriremos mientras dormimos.

¿O no? Cualquier novedad, para bien o para mal, haremos una edición extraordinaria en este mismo espacio. Quizás anunciando que Otro mundo es posible.

Cómo no pensar en otro mundo posible

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