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Is College Student ‘Food Insecurity’ Real?

Por: David Steele-Figueredo

In late June I was flying to Mexico on vacation and opened the Los Angeles Times. I was stunned. The conclusion of this depressing article: in the California State University system with a student body of about 475,000, between 8 to 12 percent were homeless and about double that suffered from food insecurity. What does it mean to be “food insecure”? According to the U.S. Department of Agriculture, food insecurity is “a condition of someone who does not have adequate resources to feed themselves.”

So on average, in the largest university system in the country, about 50,000 college students are homeless and about 100,000 go hungry?

To add fuel to the fire, in a more recent article the Los Angeles Times reported that 4 in 10 of University of California students “do not have a consistent source of high-quality, nutritious food.” The UC system is arguably the best university system in the world, with about 240,000 students. So roughly 100,000 of our best college students are food insecure?

Is this issue relevant only in California? No, it is endemic. The earliest available study on the issue was published about eight years ago at the University of Hawaii. They found that about 20 percent of students there skip meals or did not get proper nutrition because of poverty. A more recent study of food insecurity at Arizona State University put the rate at about 34 percent for first year students.

The American Council on Education’s Christopher Nellum, in Fighting Food Insecurity on Campus, defines the overall situation in unmistakable terms:

The numbers are striking. Feeding America, a national nonprofit network of food banks … estimates that nearly half (49.3 percent) of its clients in college must choose between educational expenses (i.e., tuition, books and supplies, rent) and food annually, and that 21 percent did so for a full 12 months.

To their credit, colleges and universities are taking action. At Woodbury University our “Pops Pantry” meets the need for wholesome food among these disadvantaged students. We are also a member of the College and University Food Bank Alliance (CUFBA), which has about 350 active member institutions. CUFBA’s mandate is both clear and painful: “a professional organization consisting of campus-based programs focused on alleviating food insecurity, hunger, and poverty among college and university students in the United States.”

Why name it Pop’s Pantry? Woodbury University’s sixth President, Ray Howard Whitten, was known affectionately on campus as “Pop.” His philosophy for the development of students transcended the classroom and this Pantry is in alignment with Pop’s desire to provide useful resources to students in pursuit of their academic goals.

As the Chronicle of Higher Education reported last year, “the thrifty student who subsists on ramen noodles has given way to a more troubling portrait: the hungry student who needs help and may not know how to ask for it.”

Just as institutions are beginning to act, so students themselves are addressing food insecurity, often creatively. At UCLA, Swipe Out Hunger, a student-run organization, has teamed with some 20 other universities, devising solutions that include arranging for excess money on a student’s meal plan to be donated in the form of food to pantries, or applying those funds to food vouchers for students.

And now, lawmakers are beginning to respond as well. Working its way through the California state legislature is the College Student Hunger Relief Act of 2016, a measure that, if enacted, would enable food banks to work with college food pantries and require both public and private colleges to participate in restaurant meals programs in their counties.

So food insecurity is real — a problem that needs to remain a headline item. Think about the impact this issue is having on the next generation of leaders in our nation. So going back to California: is it acceptable that about 200,000 college students, in the UC and CSU systems, living in the richest state in the nation, have “food insecurity” or exist on a high sodium and high fat diet?

Tomado de: http://www.huffingtonpost.com/david-steelefigueredo/is-college-student-food-i_b_11805750.html?section=us_college

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Estados Unidos del racismo y la hipocresía

Por: Celeste Murillo

Dos afroamericanos fueron asesinados en dos días. Alton Sterling y Philando Castile fueron ejecutados por la Policía. Racismo, hipocresía y control de armas otra vez en escena.

El martes 5, dos policías ejecutaron a Alton Sterling en Baton Rouge (Luisiana). Los policías dijeron que Sterling los amenazó con un arma. Dos videos filmados con teléfonos celulares confirmaron la sospecha: Sterling no amenazó a los policías, no se resistió, fue ejecutado.

El miércoles 6, un policía acribilló a Philando Castile en un control de tránsito mientras Castile intentaba sacar su identificación de la billetera. Su novia filmó su muerte mientras discutía con el oficial. El video viralizado confirmó la sospecha: Castile no se resistió al control, fue ejecutado.

Alton Sterling y Philando Castile tenían algo más en común: eran afroamericanos.

Hipocresía y control de armas

Alton Sterling vendía CD y DVD para mantener a su familia y tenía permiso para portar armas. En el estado de Luisiana, donde se ubica Baton Rouge, además de ser legal la portación de armas, los residentes pueden llevarlas a la vista. Sterling poseía un arma, pero jamás la usó, ni siquiera la mostró; fueron los policías quienes, después de asesinarlo, la sacaron de su bolsillo para usarla como evidencia de la “amenaza”.

Philando Castile trabajaba en un comedor escolar y le avisó al policía que lo detuvo en el control de tránsito que tenía un arma, y que tenía una licencia para usarla. Cuando quiso alcanzar su billetera para identificarse, como le había pedido el agente, recibió al menos cuatro disparos. En Minnesota es legal portar armas si la persona tiene licencia, que Castile poseía.

Hace pocas semanas, volvió al centro de la escena el debate sobre el control de armas a raíz de la masacre en la discoteca Pulse en Orlando (Florida). En esa oportunidad, el presidente Barack Obama planteó una vez más su agenda para restringir el derecho a portar armas de la población civil. De esa forma se hizo eco de la bronca y el miedo que generan hechos aberrantes como el de Orlando o hechos similares.

Tras la muerte de cinco policías y un civil en medio de una protesta en Dallas, Obama insistió en subrayar en que la raíz del problema de la violencia armada son las armas (lo cual se traduce en que el derecho de la población civil a portar armas debe ser restringido). La consternación que provocó el tiroteo en Dallas volvió a poner en el centro el debate de control de armas y dejó en un segundo plano la raíz del problema que hace crecer la bronca de miles de personas que protestaron en las principales ciudades de Estados Unidos: el racismo y la brutalidad policial.

Crímenes de odio y brutalidad policial racista

Poco se discuten las verdaderas raíces de la violencia armada en una sociedad profundamente dividida y atravesada por prejuicios reaccionarios como la xenofobia, la homofobia o el racismo. Los crímenes odio no son perpetrados por portadores de armas en general, sus motivaciones suelen ser racistas, xenófobas u homófobas. Quienes compran armas son en su mayoría varones blancos (61 % según el Pew Research Center), y las mujeres, la comunidad LGBT, latina y afroamericana están sobrerrepresentadas entre las víctimas de masacres y tiroteos masivos en Estados Unidos.

El propio FBI en su informe sobre crímenes de odio reconoce que el 48,5 % tiene motivaciones racistas, y entre aquellos crímenes el 66,4 % es contra afroamericanos (los crímenes contra blancos apenas superan el 20 %).

Pero si hay una ausencia llamativa en todas las declaraciones de funcionarios y candidatos, incluso las que son políticamente correctas como las de Obama contra los crímenes de odio, es la brutalidad de la institución armada más grande, armada y peligrosa de Estados Unidos: la Policía.

Y esa brutalidad tiene un claro sesgo racista. De hecho una persona afroamericana tiene 3 veces más probabilidades de ser asesinada por la Policía que una persona blanca. Sumado a esto, menos de 1 de cada 3 víctimas afroamericanas de la brutalidad policial fueron siquiera sospechosos de un crimen o estaban armados (Mapping Police Violence).

Aunque representan solo el 2 % de la población, los varones afroamericanos entre 15 y 34 años fueron el 15 % de los asesinatos a manos de efectivos policiales. Solo en 2015, según cifras oficiales, 1 de cada 65 muertes jóvenes afroamericanos fue a manos de la Policía.

Racismo institucional y la grieta de Ferguson

La luz verde para asesinar solo puede entenderse en un contexto donde el racismo es moneda corriente. La desigualdad económica, la discriminación en el acceso a la salud y el empleo refuerzan estigmas y prejuicios contra la comunidad negra. A la vez, se mantienen vigentes símbolos y organizaciones de la supremacía blanca como la bandera de la Confederación o el Klu Klux Klan. De esa forma, se mantiene vivo el legado racista que atraviesa la historia de Estados Unidos.

El racismo no siempre se expresa mediante el desprecio directo de aquellas personas que no son blancas. Declaraciones como las del presidente Obama ante dos asesinatos de afroamericanos a manos de policías son muestra de la enorme tolerancia de la brutalidad policial: “Aunque los funcionarios deban continuar investigando los trágicos tiroteos de esta semana, también necesitamos que las comunidades trabajen en las fisuras que llevan a estos incidentes”.

La conquista de los derechos civiles puso fin a la segregación racial legalizada pero no acabó con el racismo. Eso ha sido una constante de 1963, cuando se promulgó el Acta de Derechos Civiles, y desde ese momento ha existido una tensión constante entre una sociedad polarizada, donde los sectores conservadores pugnan por avanzar en su agenda reaccionaria y las nuevas generaciones de trabajadoras, trabajadores y jóvenes que rechazan el racismo, la homofobia, defienden los derechos de los inmigrantes y quieren mayor igualdad social. Por eso son protagonistas de los principales movimientos sociales contra la desigualdad y el racismo como Occupy Wall Street, Black Lives Matter y el movimiento por el salario mínimo.

Hasta el 9 de agosto de 2014, se respiraba en Estados Unidos el sueño de una sociedad posracial, inaugurado por la llegada a la Casa Blanca del primer presidente negro en 2008. Pero el asesinato a sangre fría de Michael Brown hizo que se desvaneciera. Lo que siguió se resumió en las postales de guerra de la pequeña ciudad de Ferguson invadida por tanques de guerra y policías pertrechados con armamento militar.

Al asesinato de Brown dejó en evidencia que el racismo está vivo y es institucional. Mientras se extendían las protestas, asesinaban a Eric Garner en Nueva York, a Freddie Gray en Baltimore, todos nombres que se transformaron en símbolos del movimiento contra el racismo que encendió el grito #BLACKLIVESMATTER (Las vidas de los negros importan).

La elite política y las clases dominantes vuelven a exigirle calma y paciencia a la comunidad afroamericana. Pero la impunidad policial y el racismo hacen cada vez más difícil ocultar la impotencia y la legítima bronca de la juventud. Vuelve a resonar en la calle: “Sin justicia no habrá paz”.

Tomado de: http://www.laizquierdadiario.com/Estados-Unidos-del-racismo-y-la-hipocresia

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“Ghosting”: la escapada fantasmal de un vínculo

Por Analía de la Llana

El término alude a aquellas relaciones en las que todo parece ir muy bien entre dos personas, hasta que una de ellas desaparece por completo de la vida de la otra, sin previa explicación. El bloqueo o corte vía redes sociales, habilita aún más este tipo de actitudes.

El ‘ghosting’ es una conducta que puede darse tanto en adolescentes como en adultos separados. Se verifica de la mano de las redes sociales.

Todo prometía marchar muy bien. La incipiente parejita se había conocido por medio de un amigo en común, y lo que parecía imposible sucedió: siguieron saliendo y conociéndose.

Cuando en ese devenir el panorama parecía más que prometedor, ella, de repente dejó de llamarlo, no atendió sus mensajes y, lo peor de todo, a la hora de decirle algo, sólo alcanzó a farfullar vía audio de WhatsApp: “después te llamo”. Baldazo de agua fría para él, rabia contenida y una absoluta incertidumbre acerca de lo que pasó fue el saldo de dos meses ininterrumpidos de salidas, arrumacos, intimidad y un sentimiento a flor de piel que simulaba, al menos, ser de ida y vuelta.

Lo que parece sólo cosa de adolescentes, no lo es. Este tipo de corte abrupto, y sin mediar explicación alguna, se llamado “Ghosting” -traducido como “Fantasmeo”- y también se está dando en adultos jóvenes.

En este panorama la invisibilidad y bloqueo, se suma vía red social, en donde quien practica el ‘ghosting’ ya no está para su novio/a o pareja, un puñal extra que sin explicación mella la autoestima de quien la sufre.

A modo de hipótesis sobre estas vinculaciones nuevas que el reciente mapa de relación generacional trae consigo, la psicóloga vincular Paula Corso opina: “si tengo que hablar de una hipótesis que intente echar algo de luz sobre este tipo de actitud abrupta en una pareja, diría que se trata de formas de vinculación afectiva, en las que no sólo desaparece quien decide huir sin explicación, sino que se le da al otro la condición también de fantasma al bloquearlo en la redes sociales. Una manera de brindarle esta condición es bloquearlo, ya que si no lo hiciera, se transformaría en un vínculo concreto que está allí para pedir explicaciones y exigir poner en palabras, lo que por alguna razón, el que dejó la relación, no puede”.

¿Pero qué pasa desde el umbral en donde el mundo afectivo entre dos parece un idilio de nunca acabar, al pase sin escalas del correcaminos en huida libre?

Según explica la licenciada en psicología Beatriz Goldberg (especialista en crisis individual y de pareja): “el miedo al compromiso en la pareja, o la incipiente relación, puede ser uno de los motivos por los que uno de los integrantes de la dupla, de manera inconsciente, guarda como un motivo que lo hace huir; ya sea porque en el pasado fue herido en alguna relación por la que decidió jugarse, porque le da terror el cambio y salir de la zona de confort (por más que en el fondo también desee estar con esa persona) o por temor a dejar de ser él mismo, entre otras razones”.

Esta conducta puede darse tanto en adolescentes como en adultos separados, que conocen a otra persona con la cual florecen nuevos sentimientos, pero con la que no tienen ganas de tener un gran compromiso, sino compañía. “Se ve mucho en adultos separados que ya pasaron por los hijos y el divorcio, entonces el panorama de familias ensambladas con una nueva persona, a veces los asusta”.

– ¿Por qué no puede ponerse en palabras el “no puedo” y se trata de brindar alguna explicación a la otra persona antes de hacerle “ghosting”?

– Estamos en un momento muy complicado, en el que a muchos les cuesta asumir con palabras el miedo o lo que le pasa, y decírselo al otro frente a frente, ya que éste último, al referir que ‘todo estaba bien’ está habilitado para discutir e indagar al que opta por fantasmear. Entonces en lugar de fundamentar lo que ni él sabe, prefiere perder a esa persona, que poner en palabras sus propios miedos o problemas, expresa Goldberg.

El corte inesperado del vínculo sume a la persona “dejada” en un mundo de dudas e incertidumbres que necesitan respuestas.

“El sujeto que sufre de alguien que le hace ‘ghosting’ no entiende, siente que el otro al menos le debe una argumentación, luego de haber estado en un idilio imparable. Muchas veces la persona se hostiga y baja su autoestima preguntándose sobre qué hizo ella para generar esto. Sin embargo cuando el problema irresuelto es del otro, no hay que cargar con mochilas ajenas, sino tratar de cerrar el tema; ya sea hablando con el que decidió fantasmear, y si no hay respuesta, enfocándose en su propia vida y entendiendo que el problema es del otro”, explica la especialista.

Según explica en un artículo la psicoterapeuta estadounidense Elisabeth J. LaMotte “si alguien ha sufrido varias experiencias de ‘ghosting’, tiene que examinar sus elecciones de pareja”, ya que considera que “hay que respetarse a uno mismo y no caer una y otra vez en el mismo patrón”.

Fuente: http://losandes.com.ar/article/-ghosting-la-escapada-fantasmal-de-un-vinculo

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Chile: Regionalización, mayor fracaso del sistema actual

Por: Arturo Alejandro Muñoz

La idea que emana de la realidad actual no es otra que vivir en Santiago y morir en regiones. Eso es lo que muy en concreto ofrece el sistema de una regionalización fallida, una regionalización «Cau-Cau», como el puente de la vergüenza.

Que Chile ha avanzado en varios aspectos y materias, no hay opinión que lo desmienta, aunque el costo ha sido demasiado alto y, como de costumbre, quienes lo han pagado con mayor esfuerzo y dolor son los mismos de siempre, los llamados ‘moya’, el pueblo.

Sin embargo, ha habido también fracasos sustantivos, de esos que provocan incertidumbres a la hora de hablar del futuro ya que se mantienen en el tiempo como si no tuviesen solución. Sin duda alguna, el fracaso más sonado y permanente que ha caracterizado a todas las autoridades nacionales desde hace cuatro décadas es la fallida regionalización. Un fiasco total. No es fácil administrar centralizadamente un país que tiene 4.329 kilómetros de costa… el más largo y extenso del planeta. No es fácil, pero seguir haciéndolo a pesar de los datos y argumentos incontrarrestables existentes, es una aberración administrativa, política y económica.

La insoportable mega concentración de bienes y servicios en la ciudad capital ha provocado el incremento del sempiterno proceso de migración interna, ya que esa urbe (Santiago) viene actuando como imán que atrapa a miles (millones quizás) de personas provenientes de regiones y zonas alejadas, toda vez que las oportunidades de trabajo y emprendimientos resultan ser más potentes en la metrópolis, donde además los provincianos encuentran respuestas a todas sus necesidades sociales, culturales, recreativas, etc.

En Economía se argumenta (o se define) que «Producir» es simplemente agregar utilidad económica a un bien o a un servicio. Sin ese ‘agregado’, la producción no es más que una creación económicamente inútil, ya que no ingresa al mercado, a la corriente económica. Pareciera entonces que desde hace muchos años, es en la capital del país donde resulta posible agregar mayor utilidad económica a todo lo que se produce en Chile, mucho de lo cual, preferentemente en el área de servicios, se crea, se inventa, se estructura, en Santiago.

En nuestro país la máxima para un amplio y significativo porcentaje de la población –en cuanto al desarrollo de la existencia humana- es la siguiente: «trabaja y crece económica y profesionalmente en Santiago, alcanza allí el mejor nivel de vida que puedas lograr…pero, una vez que jubiles, te pensiones o envejezcas, regresa a tus raíces provincianas donde la tranquilidad, el orden, la seguridad y la belleza escénica serán tus mejores compañeras». La idea que emana de la realidad actual no es otra que vivir en Santiago y morir en regiones. Eso es lo que muy en concreto ofrece el sistema de una regionalización fallida, una regionalización «Cau-Cau», como el puente de la vergüenza.

Ya en cuestiones políticas queda marcada la controversia, pues cualquier decisión referente a ese tema (incluyendo nominaciones de candidatos a cualquier cosa en lugares que los dirigentes políticos santiaguinos ni siquiera podrían ubicar medianamente en el mapa) son facultades que se arrogan las tiendas partidistas capitalinas. De hecho, la mayoría de los ‘representantes’ políticos de regiones en el poder legislativo, no son ni han nacido ni trabajan ni conocen esas regiones que pretenden representar. Muchos de ellos gustan de aprender sobre la marcha, pues se radican en la región una vez que resultan electos. ¿Cómo podríamos llamar a eso? ¿Falta de respeto, frescura, cinismo? Sus tiendas partidista los avalan, ninguneando de manera despectiva e incluso clasista a los habitantes de regiones… algo así como repartir la torta sólo entre sus adláteres de mayor ‘prosapia’ familisterial.

En estas cuestiones políticas, los partidos ‘santiaguinos’ abren puertas a la participación del «perraje» regional sólo en lo que respecta a comicios edilicios, preferentemente (y casi exclusivamente) en las conformaciones de los cuerpos colegiados conocidos como Concejos Municipales. Ahí el ‘garumaje’ que cada partido tiene en las regiones cuenta con visto bueno para participar en calidad de candidatos… sólo ahí, pues en todo lo demás Santiago manda, ordena y dispone.

Si alguien pensaba que sólo en los regímenes comunistas las decisiones, todas ellas, eran tomadas por un «comité central», se equivocó, pues en sistemas como el nuestro (capitalista neoliberal) ocurre lo mismo, y tal vez con mayor intensidad. Claro que en el caso chileno el ‘Comité Central’ se llama Santiago del Nuevo Extremo.

Seguramente usted refutará esta opinión argumentando que el poder judicial se encuentra sito en Valparaíso, pero entonces yo debería contra preguntar: «¿y Valparaíso tiene por ello un grado de mayor autonomía en las decisiones que esa región necesita?». Fin de la discusión.

En asuntos judiciales la cuestión pasa de gris a oscuro de un sólo paraguazo. Se trata nada más que de un ejemplo cualquiera, pero que arroja luz sobre lo que se ha escrito en las líneas anteriores.

Vea usted; un chileno que fue demandado por su cónyuge o pareja para el pago de pensión de alimentos en beneficio del hijo o los hijos de ambos, y que ha pagado sagradamente cada mes sin faltar nunca a su responsabilidad, cuando llega el momento de poner término a la pensión de marras (porque los causantes de ella, los hijos, ya están más que mayorcitos y superaron los 28 años de edad), tiene que solicitar una mediación previa al juicio de término de pensión.

Pero, tal mediación (al igual que el juicio posterior) se debe realizar en la ciudad donde se produjo la demanda por pensión de alimentos. Entonces, si la demanda fue aprobada en un tribunal de Valparaíso y el alimentante (quien paga la pensión) trabaja y vive en Punta Arenas desde hace años, tendrá que viajar a Valparaíso para comenzar el trámite respectivo. ¿Y la regionalización, qué? Nada de nada.

Lo siento amigo santiaguino, pero incluso en materias culturales la capital del país se ha transformado –desde hace siglos-en un insaciable monstruo que fagocita literatura, música, arte en general y creatividad ajenas. Se apropia de todo y de todos. «Para preservarlo», dicen. Gabriela, Pablo (Neruda), Pablo (de Rokha), Violeta, Roberto ( Matta), Nicanor, Claudio (Arrau), Pacheco Altamirano, Óscar Castro, Isabel (Allende), Francisco Encina, el doctor Alfonso Asenjo (eminencia mundial en neurocirugía), José Maza (astrofísico de renombre planetario), el doctor Bernardo Arriaza (también eminencia mundial , pero en Bioarqueología), por mencionar solamente a algunos, son todos ellos «provincianos» (a excepción de nuestra Premio Nacional de Literatura, Isabel Allende, que nació en Lima, Perú).

Y, bueno… O’Higgins nació en Chillán, al igual que Arturo Prat. Y si hablamos de música popular, nos obligamos a reconocer que algunos de los principales cantantes y grupos con éxito en el mundo son provincianos, como Arturo Gatica (Rancagua), Antonio Prieto (Iquique), Los Jaivas (Viña del Mar), Illapu (Antofagasta), Los Ángeles Negros (San Carlos, región del BioBio), Tito Fernández (Temuco), etcétera. Incluso en asuntos de comunicaciones y televisión, Mario Kreutzberger («Don Francisco»), galardonado también en EEUU, es un talquino de tomo y lomo. Todos ellos, sin excepción, han sido fagocitados por ese monstruo llamado Santiago, o mejor dicho, por la bestia que conocemos con el nombre de «Regionalización Cau-Cau o fallida» .

No he querido (ni sabido) aportar detalles concernientes a cuestiones meramente económicas que hacen de la fallida regionalización un asunto digno de arcadas. Algunos economistas podrían entregar datos, cifras y opiniones contundentes en lo referido a asuntos económicos que se desglosan negativamente de esta regionalización castrada. Ojalá lo hagan, el país lo requiere con urgencia

Fuente: http://www.aporrea.org/internacionales/a234605.html

Imagen tomada de: http://www.plataformaurbana.cl/archive/2007/03/27/nuevas-regiones-chile-nuclear-o-descentralizado/portada_copia0/

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Orlando Fals Borda: Las Revoluciones inconclusas en América Latina

Por Álvaro Cepeda Neri

De 1973, cuando la crisis inmobiliaria estadounidense e inglesa, a 2015 cuando los trabajadores de Air France se rebelaron, van 14 avisos de que el capitalismo ya no sale como antes de sus crisis. Y que la democracia representativa ha dejado de resolver los problemas nacionales y del mundo, creando más enfrentamientos del capitalismo y esa democracia mediante el sufragio, con los pueblos a través del descontento de la democracia directa.

Escapista desde 1776 (el liberalismo económico con Adam Smith), el capitalismo encontró su callejón sin salida al llevar a sus últimas consecuencias al neoliberalismo. Y el calentamiento global está confirmando lo que Carlos Marx, y menos duramente Keynes, le imputaron al capitalismo por sus abusos de los recursos naturales y de la mano de obra, extrayendo oxígeno en las utilidades de las finanzas por donde el flujo del capital se asfixia. Y no hay recetas para revivirlo, a menos que ponga la economía al servicio de la humanidad, y evite que el capitalismo pase “de un ardid a otro… de recargar 10 veces sus baterías según las circunstancias coyunturales y seguir permaneciendo… suficientemente fiel y semejante a sí mismo” (Fernand Braudel, La dinámica del capitalismo).

II- En ese parteaguas del final del capitalismo o reinventarse, las protestas populares, el terrorismo religioso, la pobreza, la incapacidad de las élites gobernantes para solucionar problemas, la voracidad de los capitalistas por mantener a toda costa ganancias… se vuelven a presentar las demandas contra las desigualdades económicas (Joseph E Stiglitz, La gran brecha. Qué hacer con las sociedades desiguales. Taurus), con revueltas que genera el descontento social, la austeridad gubernamental que cancela gasto (Mark Blyth, Austeridad, historia de una idea peligrosa. Editorial Crítica). Y se renuevan los síntomas de subversiones populares en busca de revoluciones políticas. Un ensayo a propósito del tema es el del intelectual y luchador Orlando Fals Borda (1925-2008): Las revoluciones inconclusas en América Latina: 1809-1968; de quien el periodista Luis Hernández Navarro nos da un esbozo biográfico (La Jornada, 19 de agosto de 2008). El texto desarrolla la hipótesis de que nuestras revoluciones no lograron terminar en sus planteamientos. De la misma forma, el gran historiador Herbert A L Fisher (Historia de Europa), sostiene que en este continente, salvo en Estados Unidos, “las revoluciones domésticas que ni han llegado a final”.

III. Fals Borda propone que por inconclusas “existe ya una bomba política de tiempo… la decisión de cómo utilizar en la mejor forma posible esa fabulosa energía social acumulada bien puede ofrecer un momento decisivo –y estelar–, para el desarrollo de América Latina. Pero sólo hasta ahí puede llegar la predicción… la revolución mexicana ha venido deteniendo el primer impulso revolucionario y frustrando su inicial promesa… y que estos “momentos de conflicto y tensión… se viven hoy en muchas partes del mundo, es un momento subversivo en el mismo sentido futurista, constructivo y positivo que tenían los fundadores de las repúblicas americanas”. Y recomienda que para completar las conquistas prometidas, los pueblos han de recobrar sus concepciones antipobreza donde minorías y mayorías estén en igualdad ante la ley y los derechos humanos. Trabajador intelectual, este autor expuso sus tesis en forma de conferencias en el Royal Institute of International Affairs; en la London School of Economics y las universidades de Oxford y Essex.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article192453.html

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Un horizonte para transformar la educación

Confieso de entrada que estos párrafos estarán cargados de optimismo. Puede que resulte extraño ya que, en general, los artículos vinculados con educación tienden a mostrar un panorama desolador, debido a que los indicadores en la Argentina son, cuando menos, preocupantes. Los bajos niveles de aprendizaje, las altas tasas de deserción, el elevado nivel de ausentismo de alumnos y docentes, y el clima escolar que peor mide en la región dejan poco espacio para celebrar. Sin embargo, intentaré argumentar las razones que me llevan a confiar en que las condiciones para una transformación educativa se están generando.

Se están abriendo canales de diálogo inter-sectorial. El lanzamiento del Compromiso Nacional por la Educación que realizó Macri el 12 de este mes, poniendo a la educación en el centro de la agenda nacional, representó una muestra cabal de la disposición de distintos sectores -público, social, empresarial, gremial, prensa- que vienen dialogando a fin de lograr acuerdos indispensables para posicionarnos en el camino hacia un sistema de calidad. Este gesto cargado de simbolismo augura un proceso de diálogo continuo hasta consensuar, hacia fines de año, una visión educativa para lel país.

El diálogo entre sectores genera impacto real. Un ejemplo concreto es la colaboración que se verifica entre las organizaciones vinculadas a la educación rural y el gobierno nacional a través de la planificación de acciones conjuntas. El intercambio de buenas prácticas aumenta la probabilidad de que los esfuerzos de ambos sectores se fortalezcan y de que el Gobierno pueda llevar a escala acciones de las ONG que poseen años de experiencia en el campo. En unos meses se realizará el primer encuentro público-privado para la mejora de la calidad educativa de escuelas rurales y agropecuarias.

El Instituto Nacional de Educación Tecnológica, INET, que trabaja a un ritmo sin precedente, nos muestra también la disposición al diálogo intersectorial. Tras realizar encuestas y entrevistas a empresas y expertos del sector, esta agencia publicó recientemente el informe «Demanda de capacidades 2020». El estudio definió la dinámica y tendencias de los sectores productivos argentinos y concluyó que existe una demanda laboral insatisfecha causada, mayormente, por la escasez de competencias técnicas vinculadas con el conocimiento de las distintas disciplinas. Así, el INET podrá diseñar e implementar políticas educativas que adecúen la educación a las necesidades del sector productivo.

Estos ejemplos son apenas una muestra. El mes pasado, en el Pre Foro de Calidad Educativa realizado en Córdoba, el ministro de Educación de esa provincia, Walter Grahovac, expresó que en los últimos meses vio un Consejo Federal de Educación renovado y con diálogo abierto. También el ministro de Educación de Mendoza, Jaime Correas, ha expresado que estos encuentros de ministros de todas las provincias se han vuelto sumamente productivos por la apertura que todos están demostrando.

El horizonte promisorio, lejos de satisfacernos, debería interpelarnos más que nunca. Al Ministerio de Educación de la Nación y los ministerios provinciales, para cumplir sus promesas de aplicar la prueba «Aprender» en todo el país el próximo octubre; también, a trabajar para lograr la aprobación del Instituto Nacional de Evaluación de la Calidad Educativa en el Congreso, y comprometerse a fortalecer los procesos de formación inicial y continua de docentes, a fin de llevar a las aulas formatos de innovación pedagógica y tecnológica que devuelvan a nuestros niños y jóvenes la curiosidad por el aprendizaje y el conocimiento.

Por otra parte, la sociedad civil debe unirse para acompañar y contribuir con estos procesos, pero a la vez debe exigir un plan de acción que trascienda el período de gobierno. Aprobar una ley nacional de educación a diez años debería ser un tema que nos desvele como sociedad. Un cambio educativo es una tarea de tal complejidad que requiere un faro que ilumine el rumbo más allá de lo que dura un gobierno. Es necesario implementar un Observatorio de la educación, independiente del gobierno, que mida el alcance de las metas fijadas en el plan de acción nacional.

Todo esto requiere de diálogo, acuerdos y colaboración, para poder cumplir con los enormes desafíos que enfrentamos. Vuelvo al optimismo inicial: las condiciones se están generando. Aprovechemos y comprometámonos como nunca antes, Lo sabemos bien: a la educación la construimos entre todos.

Directora ejecutiva de Proyecto Educar 2050

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1921758-un-horizonte-para-transformar-la-educacion

Imagen tomada de: https://pixabay.com/p-908512/?no_redirect

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Leonor y las cartas de amor a los alumnos

Por Ortelio González Martínez

Camina lentamente porque jamás quisiera llegar al final. Habla con la misma pasión con que enseña a sus alumnos. La voz tenue, muy baja, como si susurrara al oído las lecciones aprendidas en más de cinco décadas de enseñanza.

Y ocurrió lo que todos sospechaban en su natal Ciro Redondo: Leonor Somonte Fernández entró viva en la leyenda de los maestros de excelencia: alfabetizadora, hija ilustre del municipio, recibió la llave de la ciudad, premio anual del Ministerio de Educación, medalla Jesús Menéndez, Joya de la Pedagogía, Premio a la Virtud, la réplica del machete de Simón Reyes, que se entrega en la provincia a personalidades destacadas, con relevante trayectoria en la vida laboral y social… Mucho se podría decir de esta maestra.

Su historia comenzó en época temprana cuando con poco más de 20 años impartió las primeras clases a los barbudos que llegaron al cuartel del poblado de Ciro Redondo.

Fue cuando confirmó que los esfuerzos no tienen límites, como siempre le repetía Isabel, la mujer que la trajo al mundo hace 80 años.
Maestra de varias generaciones. En la misma ESBU Felipe Poey, de la cual fue su primera directora, estuvo de pie, frente a sus alumnos de octavo grado, hasta hace dos cursos. Allí Ramón me habló de la maestra:

Ella me educó; también a mi esposa Lilia y a mi hijo Yuri, que es médico y ha cumplido varias misiones internacionalistas.

Ramón, ex-alumno

La vida no le ha cambiado los gustos a Leonor. Como siempre, después de concluir sus labores en la cocina, ve el noticiero y algún programa que le guste. Y cuando era maestra, o mejor dicho, cuando estaba frente al aula, comenzaba la labor creativa, bien tarde en la noche. A veces la sorprendía la madrugada mientras escribía algún poema, un cuento o planificaba la clase del próximo día, como lo haría la maestra más joven.

Y le viene una anécdota:

Una vez, en un acto, un funcionario del Ministerio de Educación me dijo: ‘Leonor, ¡todavía dando clases!’. Y le respondí: Todavía, y ahora soy Profesora General Integral.
Hay que moverse con el tiempo, a tono con las transformaciones de la enseñanza, afirma.

Leonor Somonte Fernández, educadora

No es difícil oírla hablar de Martí en la clase de matemática, porque…

…esa ciencia es poesía. No olvides que el apóstol dijo: El lenguaje ha de ser matemático, geométrico, escultórico. Martí ayuda y  convence.

Leonor Somonte Fernández, educadora

Y sabe por qué lo dice:

Yo tuve un alumno rebelde, muy difícil. Hijo de matrimonio disfuncional. Se lo iban a llevar para una escuela de conducta. Yo dije: este no me lo llevan.
Comencé a trabajar con él. Por las noches yo le escribía cartas de cariño, de amor de madre. Le hablaba de Martí y de todas las cosas lindas que hizo para los niños. Me daba cuenta que las leía. Ese joven, siguió estudiando y tiene todas las cartas guardadas. Cuando me enfermé, él fue el primero en venir a verme. A cada rato me da vueltas. A veces me mira y se le aguan los ojos.

Leonor Somonte Fernández, educadora

Con sus años y su energía inimaginable, iba a casa de los alumnos con periodicidad.

Intercambiaba con ellos y con los padres en un medio que no es la escuela, en confianza. Hablábamos de todos y la familia agradece.

Leonor Somonte Fernández, educadora

Recuerdo un día que la visité en su aula y dijo:

¡Qué se pongan de pie las joyas!

Leonor Somonte Fernández, educadora

Varios alumnos se levantaron de las sillas.

Ellos son los mejores y se sienten orgullosos, pero saben que ese orgullo deben llevarlo por dentro, con humildad y modestia, y es fruto del sacrificio.

Leonor Somonte Fernández, educadora

En realidad yo sabía que la palabra MAESTRO —así, en mayúsculas— está hecha para ella. La lleva muy adentro, en la parte izquierda del pecho, por eso duerme tranquila, aunque ya no le escriba cartas de amor a los alumnos.”

Fuente: http://www.tvavila.icrt.cu/k2-ar/item/733-leonor-y-las-cartas-de-amor-a-los-alumnos.html

Imagen: www.tvavila.icrt.cu/images/ImagenesArticulos/PERSONALIDADES/Leonor-Somonte-Pedagoga.JPG

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