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Guárico se puso el morral de la lectura

Por: Ramón Centeno

Para quienes aman y aprecian la lectura como instrumento liberador, el proyecto auspiciado por la Primera Combatiente del Estado Guárico, Carola Martínez, viene a significar un paso agigantado en varios vértices que a razón de la nueva concepción del ser humano podemos aprovechar, tomando en consideración que la Misión Leer y Escribir es el contacto libre, consciente y sincero entre el libro, la escritura y el ser humano.

De ese contexto y para contribuir con el proyecto de la Misión Leer y Escribir en el estado Guárico es oportuno hacer algunas reflexiones en torno a: ¿cómo llegar a los más jóvenes con un libro frente a la competencia de un televisor? ¿Qué tipo de textos llevar a los adolescente que no tienen el hábito de la lectura? ¿Con cuáles herramientas se debe abordar el tema de la lectura en un hogar dónde la familia no lee? y ¿cómo hacer de un joven de la comunidad un realizador de historias reales con la ayuda de la escritura?
En consideración a lo anterior, es oportuno recordar que para el proyecto Leer y Escribir cada uno de nosotros tiene la necesidad de examinar un libro a cualquier edad, por esa razón, la dinámica que hoy por hoy se le estampa a la búsqueda de nuevos lectores, afianzar a los que ya se tienen y nutrir a los escritores, es una necesidad perentoria y aceleradora del hombre nuevo del siglo XXI enmarcado en ese objetivo primordial de la liberación del colectivo como producto de la enajenación capitalista.

Ahora bien, ese esfuerzo mancomunado que hoy se profundiza, donde un conjunto de instituciones de diferentes niveles se constituyen en la materialización y masificación de los planes que desde hace poco se ha diseñado para proyectar al corazón de Venezuela en esa bonita obra de llevar cultura a todos los rincones de la geografía llanera, es posible abordar las interrogantes de párrafos anteriores, sin desestimar nuevas preguntas que puedan surgir.
En primer lugar, la televisión no puede verse como un enemigo de la lectura, sino un aliado en la promoción de la misma, tampoco es una competencia, porque ambos en justa medida coadyuvan en la formación de criterios. Tanto que, los jóvenes que son más propensos a la televisión deben ser los primeros llamados a la recreación motivadora de los libros, tomando en consideración una televisión propagadora de valores; humanos, sociales, recreativos y educativos.

Es además necesario que los jóvenes que muestren mayor disposición por sentarse largas horas frente a lo que ha denominado Eduardo Liendo “El mago de la cara de vidrio” sepan también que hay un mundo donde se pueden recrear leyendo. La Misión Leer y Escribir, sirve de guía.

Mientras tanto, es determinante saber qué tipos de libros llevar a los adolescentes que no tienen el hábito de leer, con miras a que la lectura y la escritura sean actividades cotidianas y del que hacer en los diferentes ámbitos. De allí que, y como lo diría la promotora de la Misión Leer y Escribir, Carola Martínez, para llamarse lector no es necesario leerse mil o dos mil libros, desde una receta de cocina y hasta la lectura de cómo armar un juguete se esta realizando el ejercicio de la misma. Por eso es que, desde el hogar se debe iniciar con el desarrollo motivacional para guiar los pasos seguros de un lector voraz.

La motivación, juega además un papel determinante, ya que es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta. La Misión leer y escribir servirá de bastión en este binomio familia-misión. Rompiendo las cadenas de la ignorancia.

Agregándole también, ¿Con cuáles herramientas se debe abordar el tema de la lectura en un hogar dónde la familia no lee?, lo ha repetido el equipo de la Misión en reiteradas oportunidades, el libro por sí solo es una gran herramienta, sin embargo, es necesario que ese libro seleccionado sirva de encauce para lectores principiantes y es donde el motivador debe indagar sobre los gustos e intereses de ese hogar. Siempre encontraremos una lectura cómplice para lograr los objetivos. Le sumariamos a todo esto, el espacio físico, los animales, el contexto en sí, sirven de herramienta para lograr los objetivos planteados desde la trinchera de Leer y Escribir.

Finalmente, ¿es posible hacer de un joven un realizador de historias reales?, de eso se trata y muy bien lo tienen delineado los artífices de Leer y Escribes y es que, los comités de cultura de los Consejos Comunales son determinantes en esta obra, para lo cual, se necesita de la disposición de todo el colectivo para convertir las vivencias, objetivos y logros de la comunidad en historias reales. Los muchachos que juegan, que comparten y disfrutan del atardecer tienen mucho que contar, por eso, cada joven es una historia que desarrollar para la Misión que desde ya se vislumbra desde los Morros de San Juan y se expande por los 15 municipios.

Hemos respondido a las inquietudes anteriores, ahora dejemos que el tiempo responda las siguientes: ¿De qué forma el pueblo retribuirá a la Misión el poner como bandera la liberación de la opresión intelectual y creadora? y ¿Nacerá de la Misión Leer y Escribir un nuevo Otero Silva con sus Casas Muertas o un Rómulo Gallegos con su Reinaldo Solar?
Por ahora, el equipo liderado por Carola Martínez y secundado por gente valiosa como: Valeria, Liliana, Grevimar, Wolmer, Orlando, Ramón, Deisy y otros tantos, se han convertido en apóstoles de la lectura y la escritura, lo que seguramente traerá resultados que redunden en la mayor suma de felicidad posible. Por nuestra parte, seguiremos aportando con el tintero.

Fuente: http://www.aporrea.org/educacion/a193566.html

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Debtors’ Prison for Kids — Poor Children Incarcerated When Families Can’t Pay Juvenile Court Fees

Por: Nika Knight

First-of-its-kind report finds children are being imprisoned nationwide when families can’t pay fines levied by juvenile justice system.

Many states are incarcerating poor children whose families can’t afford to pay juvenile court fees and fines, a report published Wednesday finds, which amounts to punishing children for their families’ poverty—and that may be unconstitutional.

Although the growing practice of incarcerating adults who are unable to pay municipal and court fees and fines has been documented for several years, as Common Dreams has noted, the latest report from the Juvenile Law Center is the first in-depth examination of the practice within the juvenile justice system.

The report, “Debtor’s Prison for Kids? The High Cost of Fines and Fees in the Juvenile Justice System” (pdf), documents the results of a survey of 183 people involved in the juvenile justice system—including lawyers, family members, and adults who had been incarcerated as children in the juvenile justice system—in 41 states.

The authors discovered that in most states there is a pile-up of fees and fines imposed on children and their families once a child enters the juvenile justice system, and that “[m]any statutes establish that youth can be incarcerated or otherwise face a loss of liberty when they fail to pay.”

There are myriad ways in which juvenile court systems levy fines on children’s families, the report authors found, and then imprison those children when their families are too poor to pay the mounting costs:

  • Many states impose a monthly fee on families whose children are sentenced to probation. When a family can’t pay the monthly fee, that counts as a probation violation, and the child is in most cases incarcerated in a juvenile detention facility.
  • If children are sentenced to a “diversion program,” or a community-based program meant to keep them out of detention and help them reintegrate into their communities, the families must pay the costs of such a program. When poor children are unable to pay, they are simply incarcerated instead.
  • Families in most states must pay for their children’s court-ordered evaluations and tests (such as mental health evaluations, STD tests, and drug and alcohol assessments). Failure to obtain certain evaluations may result in a failure to be granted bond by the court, which means the child would remain in juvenile detention. Or if the tests are performed and the family subsequently can’t pay for them, that counts as a probation violation and the child is re-sentenced, which can mean being incarcerated.
  • Some sentences involve a simple fine, such as truancy, and failure to pay results in the child’s imprisonment. “Even when fines are not mandated by statute, they may be treated as mandatory in practice,” the report authers note, describing one impoverished child’s experience with a $500 truancy fine in Arkansas:

One individual who had been in the juvenile justice system there reported that he spent three months in a locked facility at age 13 because he couldn’t afford the truancy fine. He appeared in court without a lawyer or a parent and was never asked about his capacity to pay or given the option of paying a reduced amount. He assumed he had to either pay the full fine or spend time in jail. He explained, “my mind was set to where I was just like forget it, I might as well just go ahead and do the time because I ain’t got no money and I know the [financial] situation my mom is in. I ain’t got no money so I might as well just go and sit it out.”

  • “Almost all states charge parents for the care and support of youth involved with the juvenile justice system,” the report adds. Those include fees for room and board, clothing, and mental and physical healthcare, among many other charges, and “[i]nability to pay […] can result in youth being deprived of treatment, held in violation of probation, or even facing extended periods of incarceration.” (Juvenile prisons also charge their own, often higher, prices for children’s prescription medications, the report says, which frequently results in high charges that poor families cannot afford to pay and interrupts necessary healthcare for their children.)
  • In all 50 states, a statute exists which deems that if a child and their family can’t afford restitution charges—that is, payment to the victim(s) of the child’s crime, which is a popular sentence in juvenile court—the child is incarcerated.

In addition, juvenile detention facilities are often unsafe and inhumane, as CommonDreams has reported.

And the fines imposed by juvenile court are “highly burdensome,” according to the Juvenile Law Center report. The average cost of juvenile system involvement is $2,000 per case in Alameda County, California, for example, and “[f]or young people incarcerated for extended periods of time, the costs can be significantly higher.”

The debt divides families already struggling with the ramifications of poverty, the report notes.

“The debt in effect creates a rift between parents and their children,” one survey respondent said, recalling that “I… spoke to a family where a grandmother had taken custody of her grandson but when facing these insurmountable fees, she was told (by a county employee) that the only way she could avoid paying was to hand over custody. Given her limited income, she has seriously considered giving up custody of her grandson, which would make him a ward of the state…”

In some cases, parents can even face imprisonment themselves if they fail to pay their children’s juvenile court system fees. “In a number of states, parents, like youth, may be found in contempt, either civil or criminal, for failure to pay,” the report says.

“Parents may also face increased financial liability through collection fees and interest accruing on payments, as well as civil judgments for failure to pay,” the report authors add. “When parents face incarceration or mounting debt for failure to pay, they have even fewer resources to devote to educating, helping, and supporting their children.”

The authors of the report also observe that incarcerating children for their families’ inability to pay fees may be unconstitutional:

[I]t is worth noting that the United States Supreme Court has made clear that an individual may not be incarcerated for nonpayment if the court does not first conduct an indigence determination and establish that the failure to pay was willful. The Supreme Court has also held that courts must consider “alternative measures of punishment other than imprisonment” for indigent defendants. Nonetheless, some states require neither willfulness nor capacity to pay in statute, and only a few explicitly limit or prohibit incarceration for failure to pay. Additionally, the Supreme Court has held that “courts must provide meaningful notice and, in appropriate cases, counsel, when enforcing fines and fees.” This right is even more important for children, who lack both the developmental capacity and the legal knowledge to represent themselves.

“Moreover,” the report continues, “while further research is needed, existing studies suggest that court costs, fees, and fines have limited, if any, fiscal benefit to states and counties, given the difficulty in collecting from families in poverty and the high administrative costs in trying to do so.”

The Juvenile Law Center details the varying policies on juvenile court system fees state-by-state on a new website, and also highlights the few counties and states who are attempting to rectify the problem.

“Ultimately, state and local policymakers should establish more sustainable and effective models for funding court systems rather than imposing costs on youth and families who simply can’t afford to pay,” the Juvenile Law Center says.

First published in CommonDreamsThis work is licensed under a Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 License.

Fuente: https://voxpopulisphere.com/2016/09/05/nika-knight-debtors-prison-for-kids-poor-children-incarcerated-when-families-cant-pay-juvenile-court-fees/comment-page-1/

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Sabiduría antigua: reflexiones sobre el hombre y la naturaleza

Por: Eco Portal

El hombre y la naturaleza siempre estuvieron interconectados. Las culturas milenarias, como la china, siempre han dado prueba de ello a través de su sabiduría y las lecciones que nos dejaron, aunque con el tiempo al parecer se fueron olvidando.

He aquí lo que usted puede hacer: suprimir al hombre y salvaguardar el medio ambiente, o suprimir el medio ambiente y salvaguardar al hombre. Puede suprimir juntos al hombre y al medio ambiente, o puede proteger juntos al hombre y al medio ambiente”.

Así resumió de manera muy concisa el maestro budista Ch’an Lin Zi en el siglo IX, los diferentes tipos de relaciones posibles entre el hombre y la naturaleza, que hoy constituyen el centro del debate sobre la ecología y medio ambiente.

Para saber cuál de estas afirmaciones es la más correcta, hay que comprender primero qué es el hombre, qué es la naturaleza y qué los vincula. Tal como expresó un maestro Zen: “esta hoja de papel está hecha totalmente de elementos “no hoja de papel”; del mismo modo, el hombre está hecho totalmente de elementos “no humanos”.

El budismo siempre tuvo por objeto reencontrar la naturaleza profunda de las cosas; por ejemplo, para transmitirle a su discípulo Kasyapa la esencia de su enseñanza, el Maestro Sakya Muni –creador del budismo- tomó una simple flor y se la mostró.

Observar profundamente un objeto hasta ver allí toda la creación, así como descubrir la temporalidad de los fenómenos y sus vínculos de causa y efecto, son los fundamentos de una ecología verdadera y espiritual.

Feng Shui – Viento y Agua

Feng Shui significa literalmente “viento y agua” y se refiere a la topografía de la tierra, sus montañas, valles y ríos. Sus formas y tamaños, dirección y niveles se crearon por las continuas interacciones de estas dos fuerzas poderosas de la naturaleza.

Es la geomancia china que ha desarrollado para convertirse en una práctica de técnicas que mezcla la creencia mística, la astrología, el folklore y el sentido común gobernando el arreglo y la orientación especial para alcanzar armonía en el ambiente.

a básica de la técnica del feng shui tradicional consiste en que el lugar (terreno) para construir esté cerca de una montaña y río, y que la montaña esté ubicada  a  su espalda y el agua al frente, para que pueda acumular qi (energía vital) y guardar el viento.

También se deben estudiar las direcciones. De acuerdo las teorías modernas del feng shui, cuando se escoge una casa se debe evaluar su estabilidad y habitabilidad, además de estudiar detalladamente el medio geográfico.

Si puedes escoger un lugar que esté rodeado de montañas y abrazado por el río, donde se escuchen los pájaros cantando y con flores y arboles que den sombra, obviamente es posible que las personas vivan con una fuerte salud de cuerpo y mente y puedan vivir felices por muchos años.

Como dice el dicho, “Los bendecidos habitan la tierra bendecida y viceversa”. Mientras uno haga lo que debe hacer, se cosechará eventualmente lo que merece.

Medicina china – Eco medicina

Otro ejemplo de gran sabiduría está dado por la medicina tradicional china, la cual -impregnada de budismo y taoísmo- entiende al ser humano como un sistema que vive al ritmo del universo que lo rodea.

Mientras tendemos a considerar que nuestra vida nos pertenece, la tradición médica china enseña que “la vida no nos pertenece, somos nosotros quienes le pertenecemos”. El hombre forma parte íntegramente de la naturaleza, no solo le pertenece, sino que le corresponde.

Otro ejemplo de gran sabiduría está dado por la medicina tradicional china, la cual entiende al ser humano como un sistema que vive al ritmo del universo que lo rodea.

Del mismo modo, la medicina china presenta al ser humano como un ecosistema en miniatura y subraya la semejanza que presenta su organismo con el de la naturaleza: protuberancias óseas como relieves montañosos, sistema piloso como bosques y sistema venoso como ríos.

Para hacer un paralelismo: cuando colocamos una presa en un río para generar energía eléctrica es como si cortáramos una vena de nuestro cuerpo.

Es incomprensible que el hombre, en su afán de búsqueda de riquezas y beneficios materiales, haya malogrado los ecosistemas, las tierras, la fauna y la flora.

Si nos entendemos como parte de ese “todo” que es la naturaleza, es irracional hacer algo así porque es como destruirse a uno mismo. Sin embargo, ya lo hemos hecho.

Afortunadamente, aun quedan algunas personas con consciencia que son las que van a plantar esos árboles que otros deforestaron, que van a cultivar los alimentos que nos forzaron a consumir con transgénicos y pesticidas y que van a volver a hacer respirable el aire de nuestro planeta.

Por ese camino va el futuro, esa es nuestra esperanza para el mañana, una sola persona no podría hacerlo, pero si somos muchos, podemos.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Desarrollo-Sustentable/Sabiduria-antigua-reflexiones-sobre-el-hombre-y-la-naturaleza

 

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«Mamá, el recreo es una tortura para mí»

Por: ABC.com.py

Chicas de unos 13 años, de familias convencionales, y que reciben en sus móviles un hostigamiento diario a través del WhatsApp, bien sea en casa, bien en el patio del colegio. Este es el perfil en nuestro país de las víctimas de ciberbullying según un estudio realizado desde la perspectiva de los menores afectados elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación Anar. El informe presentado ayer refleja en detalle la realidad de un problema creciente en nuestra sociedad que consiste en intimidar o humillar a una persona a través de las redes sociales, e-mail, chat o teléfono móvil de forma reiterada y prolongada en el tiempo, y cobra especial relevancia tras el suicidio la semana pasada de una joven italiana, Tiziana Cantone.

El documento se ha realizado a partir del análisis de la base de datos de llamadas al Teléfono Anar de Ayuda a Niños y Adolescentes y al Teléfono Anar del Adulto y la Familia, que desde 2013 a 2015 ha atendido 60.408 llamadas relacionadas con acoso escolar, de entre las que se han identificado y seguido 1.363 casos de bullying. «El número de llamadas recibidas en los tres últimos años nos da una idea de la gravedad del problema, que sigue en ascenso», ha señalado Benjamín Ballesteros, director de Programas de esta organización.

Con recursos económicos

La edad de inicio del ciberacoso es de 13,6 años, una edad media superior a la del acoso escolar en general (11,6 años), probablemente relacionado con el momento de acceso de los más jóvenes a las tecnologías. Y por cada varón que sufre ciberacoso existen 2,4 féminas en su misma situación, es decir, que el perfil de la víctima es mujer en un 70% de los casos. Para la subdirectora de la Fundación, Diana Díaz, «en contra de lo que se pudiera pensar, la mayoría de las víctimas de ciberacoso son de nacionalidad española y proceden de familias tradicionales (esto es padre, madre y hermanos), y no tienen problemas económicos en el 86% de los casos».

El teléfono móvil es la herramienta más habitual para acosar telemáticamente y, dentro de este medio, el WhatsApp es la aplicación más utilizada (81% de los afectados). El acoso a través de las redes sociales lo padece una tercera parte de la casuística (36,2%). El medio de internet permite que la frecuencia del ciberbullying sea diario para un 71,8% de las víctimas, algo que puede explicarse en parte por el fácil acceso a las tecnologías de nuestros menores y las posibilidades que proporcionan. Como ocurre con el acoso presencial, los ataques suelen prolongarse en el tiempo y un 38,1% de los casos analizados por la Fundación Anar llevaba más de un año con esta situación y otro 40,7% entre un mes y un año. «Todo esto hace que el niño pueda recibir los mensajes estando en su casa, o en el recreo, dando lugar a testimonios como este escuchado por los psicólogos de Anar: «mamá el recreo es una tortura para mí, me empiezan a dar balonazos, se ríen de mí…»», relata Díaz.

La agresión más habitual suele ser el insulto (81%), aunque también hay amenazas en el 37% de casos y, en menor medida, difusión de rumores (11%). Todo esto, prosigue esta experta, «suele pasar factura a quienes la padecen y el 92% de las víctimas sufre algún tipo de secuela psicológica, siendo la ansiedad la más frecuente, seguida de la tristeza, soledad y baja autestima. Un 10% de las víctimas ha tenido conductas autolesivas, pensamientos suicidas e incluso intentos de acabar con su vidacomo forma de huir y acabar con la situación.

Pautas generales de actuación en casa

Por último, entre las pautas generales ofrecidas por esta experta están el «no responder a los mensajes, no borrarlos, no facilitar nunca datos personales ni imágenes comprometidas, bloquear al agresor, no quedar nunca con él y mucho menos a solas, guardar las pruebas para tomar medidas a posteriori. También es recomendable ponerse en contacto con el administrador de la red social y denunciar ante las autoridades si estamos hablando de acciones constitutivas de delito».

Fuente: http://www.abc.es/familia/educacion/abci-mama-recreo-tortura-para-201609202134_noticia.html

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La Universidad latinoamericana, elemento indispensable para el desarrollo sostenible de la región

Abel Rodríguez (*)

La humanidad y todas las especies vivas de nuestro planeta enfrentan serios problemas de desequilibrio atmosférico, este flagelo es consecuencias del calentamiento global, esta alteración climática es derivada por la contaminación medio ambiental, y esta a su vez, es generada por el uso desmedido e irracional de los recursos naturales, poniendo en peligro el sostenimiento de la biodiversidad, y por ende, la extinción de la vida.

La actual praxis desarrollista ha producido serios problemas de inestabilidad en los ecosistemas, alterando su funcionamiento y ciclo regenerativo; esta problemática ambiental debe ser enfrentada con urgencia, en este sentido, la universidad debe ser considerada como un elemento de solución y cambio, por su eficacia en la transformación, que debe ir de la vigente cultura en las relaciones económicas que propician la depredación de los recursos naturales hacia una orientada a la promoción del desarrollo sostenible que garantice el cuidado medio ambiental; lograda a través de su función educadora y formadora de nuevas culturas, valores y ética en los futuros profesionales.

De acuerdo con el exdirector de la UNESCO, Federico Mayor (1997), para lograr el desarrollo sostenible, la educación es un factor fundamental, por su capacidad abarcadora e integradora de todos los miembros de la sociedad en un fin común, aplicando diversas estrategias de enseñanza y aprendizaje, haciendo uso de las innovaciones tecnológicas y modalidades emergentes, con el propósito de generar nuevas conductas que potencien la sostenibilidad al momento de establecer estrategias de desarrollo.

En este sentido, la universidad es un elemento indispensable para el logro del desarrollo sostenible, por ser la institución educativa capaz de generar influencia significativa en la sociedad; es decir, en el contexto de la sostenibilidad, su acción contribuirá a cambiar y superar la lógica de la explotación ilimitada de los recursos naturales, maximización de la producción y las conductas de consumismo de la sociedad.

En correspondencia a lo antes argumentado, la universidad es un elemento indispensable para que la sociedad materialice el desarrollo sostenible, de acuerdo a sus funciones de enseñanza, investigación y extensión, fundamentado en la visión filosófica; Mayor (1995) señala que “el desarrollo es un derecho humano y la adopción de medidas en busca de un desarrollo social sostenible es un imperativo ético… más que el crecimiento económico, es un motor y no un fin en sí mismo…”, de acuerdo a esto, es tarea fundamental de la universidad reestructurar la actual racionalidad teórica, práctica y ética de los procesos académicos, para generar el cambio de un modelo de desarrollo que habitualmente se ha fundamentado en lo económico, a un nuevo modelo de desarrollo humano y sostenible.

Para impulsar el desarrollo sostenible se han establecido algunos marcos internacionales en educación y sostenibilidad, entre estos, debemos resaltar los siguientes:
a) la declaración de Talloires (1990), Francia, fue el primer documento elaborado apoyado y firmado por 328 instituciones de educación superior -110 de la región Latinoamericana- que asumieron el compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente; entre los punto presentes en la declaración, resaltamos: 1)Promover la conciencia ambientalmente sustentable; 2) comprometerse en la educación, la investigación y la formación política para alcanzar un futuro sustentable; 3) desarrollar programas de investigación y planes para un futuro ambientalmente sustentable; y 4) ayudar a desarrollar la capacidad de los profesores para enseñar sobre el desarrollo sustentable.

b) Declaración de Halifax (1991), Canadá; según la cual, los rectores de 33 universidades y presidentes provenientes de 10 países de los 5 continentes, establecieron como objetivo del encuentro, definir el rol de las universidades hacia el medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Además de las declaraciones anteriores, también debemos tener presente a la Declaración de Kyoto Japón, la Carta Cre-Copernicus en (1993), la declaración de Barbados (1994), el informe presentado a la UNESCO por la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XX (1996); la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: Visión y Acción (1998); la Declaración de UBUNTU en Educación, ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (2002); y el Comunicado de la 34° reunión de la conferencia General de la UNESCO, mesa redonda ministerial sobre educación y desarrollo económico (2007).

De acuerdo a las anteriores declaraciones e informes referidos, la universidad se constituye como el elemento indispensable para el logro del desarrollo sostenible, y su intervención debe ser urgente para dirimir los problemas climáticos, que derivan de la dinámica del desarrollo económico y social, que ha traído consigo el proceso de industrialización, y que han originando cambios desfavorables en los ecosistemas por el uso masivo e irracional de los recursos naturales, ocasionado contaminación al medio ambiente, lo que viene afectando a las especies vivas en el planeta. A modo de ejemplo, se estima que en el año 2012 fallecieron 7 millones de personas por la exposición a la contaminación atmosférica (OMS 2016).

Así mismo, en el año 2014 el promedio de la temperatura global superó 0,5 grados centígrados; las lluvias casi alcanzaron el máximo histórico ocasionando inundaciones en la India, Sri Lanca, Pakistán, península Balcánica, Bangladesh, Mozambique, Marruecos, Tanzania, Kenya, Argentina, Paraguay y Brasil ( 1 ONU 2016).

El desequilibrio climático ha provocado la disminución considerable de la producción agrícola y pecuaria, y si miramos las consecuencias del cambio climático, en el corto plazo estaríamos frente a un planeta insostenible, aumentando el riego de extinción de la vida.

El modelo de desarrollo que ha imperado en Latinoamérica está fundamentado en la explotación de materias primas, utilización desmedida de los recursos naturales y producción de alimentos; aun cuando, este modelo ha generado crecimiento económico, no obstante, su praxis ha provocado desequilibrio ambiental. ( 2 ONU 2016).

Hasta este punto, debemos preguntarnos ¿qué medidas son necesarias tomar para evitar que el actual modelo de desarrollo continúe deteriorando el medio ambiente? De acuerdo a lo expuesto, es necesario replantearnos las actuales pautas en materia de desarrollo vienen siendo aplicadas en la región; dada la urgencia en resolver la problemática ambiental, la humanidad requiere nuevas formas de crecimiento económico que supere la lógica de la explotación ilimitada de los recursos naturales y las conductas de consumismo de la sociedad, que sea capaz de garantizar el desarrollo sostenible.

Es indispensable que la sociedad logre concienciar que nuestro planeta posee recursos limitados y es imposible que continúe respondiendo a los actuales patrones de consumos; bajo esta perspectiva, algunos autores a principios de la década de los sesenta, propusieron una visión de desarrollo contraria al modelo que actualmente impera, en este sentido, la Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo elaboró un informe denominado “Nuestro Futuro común”, en donde se redefine el término de “desarrollo” a “desarrollo sostenible”, señalando que “Está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, duradero, a saber, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones para que satisfagan las propias…” (ONU, 1987:23).

Esta nueva visión de desarrollo muestra la urgente necesidad que tiene la humanidad de cambiar la forma de explotar los recursos naturales, hacia una con criterio de racionalidad, solo bajo esta perspectiva lograremos la sostenibilidad y la existencia de la vida en el planeta, ahora bien, nos preguntamos, qué estrategias aplicar para el estudio, comprensión y difusión de este modelo de desarrollo para que la sociedad lo alcance en su totalidad; sin lugar a dudas, la educación es una de las facultades humanas efectivas para esta pretensión.

En este sentido, es un reto para la educación latinoamericana, en particular para la universitaria, cumplir con las siguientes tareas; “la conservación, progreso y difusión del saber a través de la investigación, la creación intelectual, la enseñanza y la difusión de conocimiento…” (UNESCO, 1998). Es por ello, que las universidades latinoamericanas deben avocarse a la búsqueda a la solución del problema de contaminación medio ambiental, y a la promoción de la cultura, valores y ética orientada al desarrollo sostenible, fundamentada en el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales, que de acuerdo con Aznar (2006), se debe hacer a través de los diferentes tipos de racionalidades: racionalidad teórica (Saber), racionalidad práctica (Saber Hacer) y racionalidad ética (Saber Ser y Valorar).

En este mismo orden de ideas, Leff (2008:24) establece “Plantear algunas ideas desde una visión crítica de la racionalidad económica dominante, y avanzar una propuesta para construir otra economía fundada en una racionalidad ambiental”. Asimismo plantea, La racionalidad ambiental fundamenta la construcción de una economía sustentable racionalmente productiva con ética y pensamiento creativo que apertura un futuro sostenible. La racionalidad ambiental permite construir un mundo sostenible y abrir un futuro viable para la humanidad (Leff 2008).

De acuerdo a lo anterior, la racionalidad ambiental desconstruye la forma tradicional de círculo cerrado, unitario y universal del mercado y lo apertura a una relación infinita de cultura y naturaleza (Leff, 2004).

CONCLUSIONES

1. La educación universitaria latinoamericana se constituye en un elemento indispensable para lograr el desarrollo sostenible en la región, fundamentada en la racionalidad ambiental, a través de los diferentes tipos de racionalidades:

Racionalidad teórica (Saber), racionalidad práctica (Saber Hacer) y racionalidad ética (Saber Ser y Valorar), nos permitirá reorientar los conocimientos imperantes que rigen las actuales pautas en materia de desarrollo de las naciones regionales, es decir, repensará el saber existente para propiciar un cambio hacia la sostenibilidad.

2. La educación universitaria latinoamericana, al desarrollar un pensamiento racional ambiental en los profesores y estudiantes universitarios de la región, nos permitirá entender e interiorizar la necesidad urgente del desarrollo sostenible.

3. La educación en las instituciones universitarias latinoamericana, fundamentada en la racionalidad ambiental, generará cambios en el pensamiento humano de la región, en promoción al desarrollo sostenible.

BIBLIOGRAFÍAS

Aznar Minguet, P. (2006). El reto educativo de la sostenibilidad en el marco del espacio europeo de la educación superior. En A. Escolano Benito, Educación superior y desarrollo sostenible. Madrid: Biblioteca Nueva.

Leff, E. (2008), Discursos sustentable. Ambiente y democracia, México, Siglo XXI Editores.

Leff, E. (2004), Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza, México, Siglo XXI Editores.

Mayor, F. (2009) Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (1995), La problemática de la sostenibilidad en un mundo globalizado. Revista de Educación. Educar para el desarrollo sostenible, número extraordinario 2009, pp. 25-52

Mayor, F. (1997) Conferencia general de la UNESCO “Educación para un futuro sostenible”.

OMS. (2016). [Página Web en Línea]. Disponible: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2014/air-pollution/es/ [Consulta: 2016, agosto 19]

( 1 ONU) (2016) [Página Web en Línea]. Disponible:http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=31960#.Vo0h2rbhBdg [Consulta: 2016, agosto 19]

( 2 ONU) (2016) [Página Web en Línea]. Disponible: http://www.cinu.org.mx/prensa/comunicados/2010/PR10163UNEPPoliticasAmbientales.htm [Consulta: 2016, agosto 19]

ONU. (1987). Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y elDesarrollo (Comisión Brundtland): Nuestro Futuro Común.

Picón, G. (1994) El proceso de convertirse en universidad. Aprendizajeorganizacional. Caracas: FEDUPEL.

UNESCO. (1998) Hacia un programa 21 para la Educación Superior, y Declaración Mundial Sobre Educación Superior en el siglo XXI. Paris.

(*)Abel Rodríguez

contacto: abelantonioo@gmail.com

El autor forma parte del  Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.

El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento del autor.

Fuente de la imagen: http://www.nebrija.com/images/cabeceras/microsites/cabecera-catedra- desarrollo-sostenible.jpg

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Génesis de la Universidad Nacional

Por: Ignacio Mantilla

Como ha sido costumbre desde hace algunos años, la celebración se realizó en el marco de la semana universitaria en la que se programan múltiples eventos culturales y académicos, y en la que tiene lugar el acto académico más importante del año, cuyo propósito es exaltar y distinguir a personalidades y profesores que con rectitud y dedicación han llevado a cabo una labor que la comunidad universitaria destaca como sobresaliente y ejemplar.

Este año, la celebración ha tenido un especial significado: la Universidad se prepara para conmemorar en 2017 el sesquicentenario de su fundación. Será un año lleno de eventos que resaltarán su papel y destacarán el legado universitario que como consciencia y guía fundamental para la educación superior del país, ha dejado en la formación de miles de profesionales y nuevos investigadores.

Los orígenes de la Universidad Nacional pueden rastrearse en la promulgación de la Ley del 18 de marzo de 1826 y el Decreto del 3 de octubre del mismo año que fijó el plan de estudios del gobierno del general Santander en la Gran Colombia, para apoyar la construcción de una nación moderna e ilustrada.

Aquel Código de 1826, redactado por el general Santander, constituyó un avance importante en la concepción educativa del país, pues eliminó el dominio religioso en la educación, pasando este poder al Estado; y extendió la instrucción pública a todos los rincones de la patria, creando los Colegios Santanderianos y escuelas y universidades en distintos departamentos. Gracias a este Plan de educación se logró la creación de las universidades Central de Bogotá, Central de Quito y Central de Caracas. La reforma educativa del 26 implantó el modelo napoleónico de educación, ampliamente adoptado por las nuevas repúblicas latinoamericanas, desplazando el modelo clerical del Imperio Español.

En 1830 y gracias a las conversaciones sostenidas con Wilhelm von Humboldt durante su exilio, Santander se introduce en las ideas renovadoras sobre educación que se desarrollaron con éxito en Alemania a partir de la famosa reforma educativa de 1808 adelantada precisamente por Humboldt. En los encuentros con el sabio alemán y en su visita a la Universidad de Berlín, Santander recibe la influencia metodológica, científica e investigativa de la reforma educativa alemana que se contrapuso a los modelos napoleónicos de la educación en Europa y que habían sido los paradigmas teóricos, utilizados por el mismo Santander en la fundación de la Universidad Central con sus tres seccionales en Quito, Bogotá y Caracas.

Su obsesión por la educación pública lo condujo a adquirir un gran conocimiento en esta materia, Santander pensaba que la educación superior debía ganar ante todo en autonomía. Estaba convencido de que los decretos de 1826 ponían a las universidades cadenas estatales indebidas que la limitaban para desarrollar libremente la investigación científica. El general trabajó por más de dos años redactando y discutiendo un nuevo código de instrucción pública que fue entregado al Congreso para su aprobación en 1834.

Lamentablemente, dichas ideas encontraron fuerte oposición en el Congreso de la Nueva Granada. El respeto de Santander por la institucionalidad le detuvo a forzar su aprobación. El proyecto de 1834 se discutió por cerca de ocho años y al final no fue aprobado por el Congreso. No obstante, Santander sí llevó a cabo, durante su período como presidente, algunos cambios en la educación de la República con los que logró incrementar sustancialmente el número de escuelas, la participación de la mujer en la educación y los cupos para la formación superior.

Estos ideales liberales del general Santander están de alguna manera reflejados en el proyecto de ley de 1864 que buscaba organizar la universidad, presentado por Manuel Plata Azuero y José María Samper al Congreso de los Estados Unidos de Colombia. Este proyecto, que se convertiría en la ley que finalmente da vida a la Universidad Nacional fue un proyecto de profundas motivaciones pacifistas para formar a jóvenes provenientes de cada rincón del país recién constituido. Un proyecto de universidad para toda la nación y de todos los colombianos en donde los jóvenes encontraran verdaderas posibilidades para desarrollarse personalmente y, a partir de allí, llevar progreso a sus regiones.

El gran esfuerzo del Estado en esta línea de acción se consolidócon la ley 66 por la cual se organiza la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, hoy conocida como la Universidad Nacional de Colombia, aprobada el 22 de septiembre de 1867. El objetivo principal de esta Ley era contar con una institución mediante la cual el Estado organizara y desarrollara las políticas de educación superior para el país.

Esta universidad, de carácter nacional, ostentaba una relativa autonomía frente al gobierno de turno y total financiamiento por parte del Estado, como lo había propuesto Santander. Su misión se definió como la de desarrollar y fortalecer el saber académico, la ciencia y la investigación a través de seis escuelas que pretendían cubrir todas las áreas del conocimiento: la Escuela de Medicina, de Derecho, de Ciencias Naturales, de Ingenieros, de Artes y Oficios y de Literatura y Filosofía.

La Universidad Nacional de Colombia, desde sus inicios, ha estado comprometida con grandes objetivos sociales y con el pensamiento libre. Ahora, 149 años después, la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, continúa fiel a los principios rectores de sus orígenes de servicio a Colombia, desarrollando con excelencia su quehacer académico.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/genesis-de-universidad-nacional

Imagen: https://plus.google.com/118431447098053475449

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La virtud del magisterio: Luis Ramiro Beltrán Salmón

Por: Francisco Sierra Caballero

Este discurso fue pronunciado el 23 de septiembre de 2014 en La Paz, Bolivia, durante el acto de entrega de la Medalla de Oro de Ciespal, el más alto reconocimiento de la institución, al comunicólogo boliviano Luis Ramiro Beltrán Salmón, fallecido el 11 de julio de 2015. Lo reproducimos en su memoria.

Si la autoría constituye una función pública de articulación de espacios, de recuerdos, omisiones, momentos incidentales y pura contingencia, la vida y obra de Luis Ramiro Beltrán es, sin lugar a dudas, la más prolífica y creativa del continente americano pues, desde siempre, ha sido proclive a ir trenzando constelaciones de patrimonio simbólico para el acuerdo o la controversia, que han marcado un antes y un después en la comunicología latinoamericana. Ciespal reconoce en él no solo a un pionero de la Escuela Latinoamericana de Comunicación, sino a un pensador incómodo e intempestivo, que supo despejar el horizonte intelectual del pensamiento emancipatorio, disolviendo malentendidos o lugares comunes a fin de alumbrar lecturas disidentes del bagaje con el que el pensamiento latino en comunicación ha ido transitando los cambios históricos acontecidos a lo largo del último siglo. En definitiva, sin su liderazgo y concurso no hubiera tenido lugar el proceso de catálisis por el que hoy podemos repensar las matrices epistémicas de un pensamiento propio en la región.
El determinante papel académico y político de nuestro autor lo hace acreedor de todos los reconocimientos. Ahora bien, este homenaje de Ciespal no es un mero recuerdo o ejercicio ritual de celebración de la necesaria memoria histórica en su nombre, tan habitual, por otra parte, en la lógica académica. El término homenaje, que se remonta a la Edad Media, proveniente del provenzal homenatge, significaba en el latín tardío homenaticum, pues aquel que comprometía fidelidad a su señor, era denominado hombre. Adquiría, en suma, un reconocimiento o suerte de ciudadanía por el acto de veneración y respeto a su señor. En castellano, el significado de homenaje tiene tres acepciones. El sentido común designa el acto que se celebra en honor a alguien, pero también, respeto y veneración hacia una persona, al tiempo que, obligado cumplimiento de cualquier pacto como juramento solemne de fidelidad. Hablar de admiración y respeto, de la veneración compartida por todos respecto a la figura de Luis Ramiro Beltrán como académico y persona es por obvio un ejercicio en vano. Pero no tanto, quizás, el pacto o compromiso que ello significa, desde el punto de vista de la fidelidad a sus ideas, a su trayectoria intelectual, al legado que nos ha dejado. Y este sentido del homenaje es el que conviene recordar como reconocimiento, como memoria, como proyecto vivo de la Comunicología Latinoamericana.
Sí, como dejó escrito José Carlos Mariátegui: por lo general, quien no puede imaginar el futuro tampoco puede pensar el pasado; y, por lo mismo, quien no cultiva la memoria poco o nada puede proyectar en el horizonte histórico, las páginas de este modesto homenaje que Ciespal brinda a nuestro principal autor de referencia, tienen la voluntad de tejer nuevas utopías y proyectos históricos emancipatorios para el derecho a la comunicación en lugar del concepto equívoco del homenaje como acto ritual desprovisto de sustancia y contenido, como momento episódico y posmoderno siempre apolítico, más aún en un tiempo como el actual que si por algo se distingue es, justamente, por la preeminencia de una cultura pragmática y una percepción del presente perpetuo, marcada, incluso teóricamente, por el olvido de la historia y la negación de toda lectura crítica sobre las cenizas del pasado.
La complejidad y la velocidad de los cambios informativos en curso han penetrado tan profundamente en las estructuras y formas de sociabilidad que la naturalización, a nivel del discurso público, de las lógicas dominantes de mediación se ha revestido de tal consistencia y opacidad, que, bajo la apariencia de una falsa transparencia, parecen irreductibles a la crítica científica, mientras el proceso de estructuración y organización de la comunicación y la cultura pública inciden en las lógicas de dominación y desigualdad material y simbólica, características del modo de producción capitalista.
La naturalización de las formas desvertebradas y alienantes de la cultura contemporánea ha reafirmado así, como consecuencia, una concepción individualizada de la vida social que debe ser objeto de crítica para hacer visible las causas sociales de fenómenos desconcertantes de la ‘modernidad líquida’ que fragmentan y descomponen los marcos axiológicos y de convivencia. En este sentido, dos obstáculos fundamentales para la teoría crítica son, por un lado, el poder dominante de la metafísica burguesa, en especial la ilusión extensamente propagada de que el mercado capitalista y el régimen capitalista de producción son eternos e insuperables y, por otro, el imperio de una teoría y academia miopes incapaces de pensar más allá de los límites formales que determina el proceso o la lógica de acumulación.
Esta miopía intelectual sobre los dispositivos de control y subsunción social de los mundos de vida por el capital es la clave de la renuncia a una idea de sociedad crítica y comprometida con los espacios próximos de reproducción cultural y con la articulación dialógica de las complejas relaciones a distancia que median los sistemas desterritorializados del poder basado en flujos de información, que hoy también colonizan el pensamiento y la producción teórica, condicionando una nueva concepción del intelectual y de los trabajadores de la cultura.
Por ello, el homenaje dedicado a Luis Ramiro no puede ser de otro modo que aprendiendo de su virtud y de su legado; una reivindicación del deber de fidelidad a la virtud insobornable de pensar desde el compromiso y una política de lo procomún que ha venido mostrando, ejemplarmente, a lo largo de su trayectoria, al promover en América Latina esperanzas de futuro desde la conciencia despierta de lo que hoy se reformula como sumak kawsay.
No es cuestión glosar aquí la fructífera y rica trayectoria intelectual de Luis Ramiro. Tratar de resumir sus contribuciones al campo latinoamericano de estudios en comunicación y a la propia Ciespal sería demasiado profuso y materialmente imposible en unas pocas líneas. Maestro de comunicadores, inspirador y líder de una generación de estudiosos que hizo real el paradigma de la Teoría de la Dependencia en Comunicación para la insubordinación de los conocimientos locales, pretender, como decimos, resumir en unas pocas páginas toda una vida dedicada a la labor de ingeniero incansable de utopías nos llevaría a la paradoja de Funes el memorioso de Borges y, además, no es la razón de ser de este texto, pues tal empeño es tarea de biógrafos y estudiosos de la Genealogía de la Comunicación Latinoamericana.
Únicamente nos permitimos la licencia de señalar, por justicia, y lo evidente del hecho histórico que motiva tal conmemoración, que Ciespal le debe a Luis Ramiro Beltrán lo que hoy es como institución: un espacio de encuentro y articulación de la Comunicología Latinoamericana pensada, en su proyección, desde el sentido y sentimiento del Sur. El norte o guía de la caja de herramientas que hizo posible la Escuela Latinoamericana de Comunicación como un proyecto utópico de Comunicología del Sur está en deuda con el maestro. Y esta certera asunción o compromiso nos ha acompañado siempre desde que conocemos a Luis Ramiro Beltrán y compartimos amistad, primero en Sevilla, donde le hiciéramos un merecido y modesto reconocimiento la comunidad académica iberoamericana, posteriormente, en La Habana, Madrid y, hoy, en La Paz. Por ello, tal reconocimiento es, en cierto modo, una defensa del corpus conceptual y la práctica teórica surgida en los setenta como ruptura y desconstrucción frente a las corrientes dominantes en las antiguas y nuevas metrópolis occidentales; es decir, frente a las teorías foráneas del funcionalismo norteamericano y la teoría crítica marxista de la Escuela de Frankfurt, cuando en América Latina se comenzó a enunciar nuevas agendas propias adaptadas al contexto de movimientos y luchas políticas y sociales de la región, construidas desde la dialéctica de la hibridación y el mestizaje que reconoce la praxis, la diversidad y la participación como medulares en la comunicación, entendida esta como proceso de mediación social.
Como sabemos, es en suma, desde el reconocimiento de las particularidades históricas y culturales de América Latina, donde se comienza a tejer la propuesta de comprensión de la comunicación desde la perspectiva social y cultural. Las prácticas locales y creativas y los testimonios de resistencia suscitados a través de los procesos de comunicación participativa dan consistencia al pensamiento comunicacional latinoamericano. Es en este marco, que la Academia regional hace visible la construcción de pensamiento desde la praxis como posibilidad de reflexión a partir de la práctica/acción, de acuerdo con Ramiro Beltrán, y la investigación-acción Participativa como metodología colectiva de producción de conocimiento, donde la cooperación de los actores, siguiendo las exploraciones de Orlando Fals Borda en Colombia, en torno a la experiencia de lo popular y lo cotidiano, constituye el alfa y el omega de toda práctica teórica. De tal manera que el conocimiento científico es interpelado por la emergencia de otros saberes desde las culturas populares, afroascendientes e indígenas, en función de la construcción socioanalítica de conocimiento colectivo como lógica de apropiación de los saberes locales comunes, resituando la Comunicología en el terreno de las formas ancestrales y antagonistas de lo procomún, de la tierra y las cosmogonías invisibilizadas por la racionalidad cartesiana como opción epistémica y política frente a la condición de colonialidad en la que ha vivido históricamente América Latina. De aquel tiempo a esta parte, la larga noche neoliberal ha tratado de mudar tal espíritu reivindicativo. Pero como dice el adagio popular: “No hay mal que dure cien años…”, y “…tras la tormenta llega la calma”, pues, “…toda noche tiene su Alba…”. Así hoy, países como Bolivia y Ecuador han experimentado cambios significativos en la estructura del Estado y la cosmovisión de las políticas públicas con el reconocimiento de base del pensamiento de los pueblos originarios. Esta es apenas, como señala Boaventura de Sousa Santos, un punto de partida, “una victoria del movimiento social, del movimiento indígena y del movimiento popular” (De Sousa Santos, 2009: 61). Sin embargo, más allá del plano normativo, es el inicio de un proyecto de transformación y justicia cognitiva que debe llevarnos a pensar el estatuto de las ciencias sociales y de la comunicología en particular.
Si bien la hibridación social fue casi siempre negada en el plano conceptual de la práctica teórica como una desviación de la norma, hoy por hoy, en la era del capitalismo cognitivo, la ruptura con el eurocentrismo y el imaginario científico occidental es como se evidencia la condición para el desarrollo autónomo del campo científico regional. Ello exige, a diferencia de otras épocas, reformular las bases epistémicas de la comunicología en virtud de un proyecto histórico transmoderno, transoccidental, dialógico y articulado en, por, desde y para el Sur, atendiendo la singularidad creativa de sus culturas originarias. Ahora bien, para construir una epistemología del Sur para la comunicología latinoamericana, como rearticulación de la teoría crítica de la mediación social, basada en la cultura académica emancipadora y antagonista de la Escuela Latinoamericana de Comunicación (Elacom) no partimos de cero. De Freire a Escobar, de Martín Barbero y García Canclini a Dussel y Quijano, y los estudios poscoloniales, pasando por Boaventura de Sousa Santos, la apuesta por la decolonialidad del saber-poder informativo nos plantea el reto de reformular las bases del discurso científico comunicacional a partir de una crítica del poder mediador del pensamiento hegemónico angloamericano desde las matrices culturales del paradigma amerindio por el que Luis Ramiro se introdujo durante su período de residencia en Quito (1984-1991) de la mano de Wilson Hallo y que recientemente se materializó en el Proyecto Ameribcom (Beltrán, L. R.; Herrera, K.; Pinto, E. & Torrico, E., 2008).
La apuesta por formas diferentes de ver el mundo, de interpretar e intervenir en él constituyen una tradición epistémica propia del pensamiento latinoamericano desde su génesis, construyendo nuevas bases y estilos de conocer y representar el universo a partir de formas comunitarias inspiradas en la filosofía de la liberación y la cultura de la resistencia que hoy, a fuerza, deberían ser enriquecidas además por la emergencia reciente de los movimientos indígenas en una nueva lógica de compromiso intelectual(1).
El redescubrimiento de lo propio como empoderamiento del pensamiento y la realidad latinoamericana se traduce en la comunicología latinoamericana, en una reivindicación de la diferencia. Además también en un cuestionamiento y antagonismo de la norma y el pensamiento dominante de la modernización occidental y la ciencia neopositivista hegemónica en el Norte. En su origen, por ejemplo, la Escuela Crítica Latinoamericana demuestra con su emergencia y potencia crítica deconstructiva que “un pensamiento de fronteras, márgenes (que es donde mejor se ve la gramática del poder); está en las rutas, plazas, pueblos, marchas con las poblaciones y también en los foros, las cumbres, las jornadas de discusión, en las asambleas constituyentes en todos estos vertiginosos años” (De Sousa Santos, 2009: 5) que cuestionaron la hegemonía angloamericana. Así, por ejemplo, con el movimiento Nomic y, posteriormente, la defensa del Informe McBride, América Latina, con Luis Ramiro Beltrán a la cabeza, lideraría el debate sobre el acceso a la información y la democratización de la comunicación como componente fundamental de los Derechos Humanos, lo que marcaría un punto de inflexión en las agendas de investigación. Esta tradición que legitima un saber-hacer diferenciado constituye, como reconoce el propio autor, el principal elemento original de la comunicología latinoamericana. La filosofía de la praxis es la razón que habría de animar al maestro a convertirse en el eje de articulación del frente del Nomic, como impulsor de la Conferencia de San José de Costa Rica, y, más allá, en abogado defensor del concepto sistemático e integral de Políticas Nacionales de Comunicación. Como es de conocimiento público, aquel encuentro pudo haber acontecido en Buenos Aires, Lima o Quito. Pero entonces, como hoy, los voceros de la SIP y de AIR orquestaron una campaña de presión contra los gobiernos nacionales y la propia Unesco. Al igual que, actualmente, el capital acosa y trata de deslegitimar los procesos de democratización de Bolivia, Venezuela, Ecuador o Argentina. Por ello, es preciso recordar de dónde venimos -la lección es del todo evidente- y qué legado nos deja el artífice de la Comunicología de la Liberación.
Actualizar sus propuestas, su ejemplo de disciplina y compromiso, la metódica voluntad de insubordinación al neocolonialismo de propuestas como la ALCA que amenazan el sentido y progreso del Buen Vivir da toda la razón de ser a este reconocimiento público, quizás, es de lamentar, muy tardío por parte de Ciespal, pero aun así ello nos permite repensar y seguir luchando por el código, por la información y el conocimiento libres, por una obra y un pensamiento que hacemos nuestro en la asunción del deber de formar y transformar la realidad a partir en la actualidad de nuevas bases, pues, de acuerdo con el profesor Erick Torrico, es preciso renovar el legado de Luis Ramiro Beltrán a partir del programa de investigación sobre modernidad/colonialidad que Escobar, Quijano, Castro-Gómez, o Dussel vienen proponiendo para deconstruir las matrices eurocéntricas y definir un nuevo horizonte epistémico con el que pensar las ciencias sociales desde la autonomía, el pensamiento propio y la lucha por la emancipación social. Se trata, en fin, no de otra cosa que hacer efectivo el principio de homenaje como fidelidad al pensamiento antiestratégico de Luis Ramiro Beltrán que, hoy por hoy, iniciativas como el Foro Nuestra América identifica como reivindicación de la memoria al defender la soberanía tecnológica, la autonomía informativa, la defensa de los medios y prácticas comunicativas propias, así como las plataformas libres y las políticas públicas adecuadas a las realidades nacionales de Latinoamérica.
En esta voluntad transformadora radica la universalidad de la obra de Luis Ramiro Beltrán, la primera voz propia de América Latina que revolucionó el estatuto de la comunicología hegemónica para, en el fondo, dar voz a los sin voz, y repensar el sentido y la praxis de la comunicación para el cambio social en el paso de la lógica del escamoteo funcionalista a la estrategia del disimulo que alumbrara lo que el profesor Marques de Melo ha venido sistematizando como Escuela Crítica Latinoamericana de la Comunicación. En esta transición de la filosofía de la praxis comunicacional, “Beltrán es uno de los primeros comunicólogos en pensar América Latina como unidad con ciertas peculiaridades históricas e identitarias, razón por la cual se considera uno de los fundadores -junto a Pasquali, Verón, Díaz Bordenave o Marques de Melo- de la Escuela Crítica Latinoamericana de la Comunicación” (Barranquero en Beltrán, 2014: 30), cuya principal contribución fue imaginar, siempre, la mediación desde abajo, desde las comunidades y actores sociales, dando así rienda suelta a su inclinación artística, jugando a los palimpsestos con la Ciencia de la Comunicación. Tal virtud está, en el fondo, en su ADN cultural. La polivalencia y perfil polifacético hacen de él un artista de la comunicación, en tanto que atento observador de las culturas populares, de las formas de vida y resistencia de los movimientos sociales en la región. Si tuviéramos que definir a un académico tan inclasificable como Luis Ramiro, sería justamente como un investigador que piensa la comunicología como arte y técnica, como pensamiento nómada, como un reto de asunción, en el fondo, del ethos barroco. Y esta definición no es un rasgo menor o marginal. Antes bien, define, en esencia, la práctica teórica de nuestro autor.
El barroco es la forma de mediación de la lógica de la equivalencia y la racionalidad instrumental y la vida cotidiana, esto es, la afirmación de la forma natural y aliento a la resistencia que el trabajo y el disfrute de los valores de uso ofrecen al dominio del proceso de valorización. “El ethos barroco no borra, como lo hace el realista, la contradicción propia del mundo de la vida en la modernidad capitalista y tampoco la niega, como lo hace el romántico; la reconoce como inevitable, a la manera del clásico, pero, a diferencia de este, se resiste a aceptarla, pretende convertir en bueno el lado malo por el que, según Hegel, avanza la historia” (Bolívar Echeverría, citado por Dussel, 2012). Es esta mirada atenta a la inmanencia de la vida, la potencia del deseo, la realidad bizarra, extravagante y ornamental, la que ilumina el hilo rojo de la comunicación regional que Luis Ramiro supo capturar con inteligencia. Y que tan relevante se nos antoja en la contemporaneidad para pensar el capitalismo cognitivo. Pues, como ilustra el filósofo Bolívar Echeverría, el ethos barroco es el fundamento cultural que puede garantizar en América Latina una lectura otra para la emancipación. Es el que permite una subjetivación política y la emergencia de un nuevo sujeto de conocimiento legitimando el saber-poder como disyunción, subsunción y excentricidad, necesarios hoy más que nunca en los espacios liminares de la llamada Economía Creativa. De ahí la apuesta, acorde con la naturaleza fugaz del capitalismo informacional, por un conocimiento local, efímero, transitorio, particular de la heterotopía que fraguó la cultura latinoamericana, y que hoy exige una mayor reflexividad compartida. En otras palabras, pensar las diásporas como comunidades, como espacios de fuga y resistencia, de construcción y reconstrucción de identidades, durante más de quinientos años de lucha, nos permite dibujar una nueva epistemología o pensamiento de frontera, neobarroco, del Sur, de los márgenes, fluido y complejo que genera nuevos procesos de producción de sentido común liberado a partir de las bases antes expuestas. Ahora bien, apostar por ello, de acuerdo con Boaventura de Sousa (2009), es dislocar la práctica de representación de la Teoría Global de la Comunicación, del centro angloamericano en favor de los márgenes amenazados, a partir de una fenomenología de la marginalidad basada en el uso creativo de las tradiciones culturales amerindias. Si el poscolonialismo anglosajón parte de una relación colonial fundada en la polarización extrema entre colonizador y colonizado, entre Próspero y Calibán, una polarización que es tanto una práctica de representación como la representación de una práctica; una lectura decolonial de la comunicología latinoamericana representa una subversión y crítica antagonista de lo mestizo, hibridado y creativo transfronterizo, una proyección modélica de lo transcultural americano que sienta las bases para una nueva epistemología del Sur constructivista, no funcional ni esencialista. El problema de este reto es cómo construir el pensamiento desde y a partir de los grupos y movimientos indígenas que luchan en el subcontinente por su liberación.
Luis Ramiro supo apreciar, en plena madurez y ya retirado de la academia, la brillante idea, a la vanguardia del conocimiento, de repensar la comunicación desde la cultura precolombina. En su epistemología cultural se observa una diferencia notable con Bolívar Echeverría. Luis Ramiro Beltrán supo ver en la Teoría de la Dependencia, a diferencia de cierto marxismo dominante en la región, un modo específico de comprensión de los problemas de la comunicación moderna a nivel regional. Como bien observa Dussel, la teoría latinoamericana no siempre apreció el aporte diferente de la teoría de la dependencia, con sus limitaciones, en la contribución de la academia a los procesos de transformación histórica y las luchas sociales de la región. Luis Ramiro sin embargo apostó por esta mirada estructural para convertir la comunicología en un campo de disputa de los imaginarios del cambio social. Es por ello que podemos afirmar que la filosofía de la cultura, el giro descolonizador y la actualidad y potencia del pensamiento latinoamericano, vista desde Quito, capital del barroco por excelencia, plantea con él otra mirada sobre el pensar comunicológico. Sabemos, a ciencia cierta, que es esta cultura de una conciencia insatisfecha la que hizo posible y necesaria su voluntad de deconstrucción del elitismo funcionalista, la colonialidad del saber-poder informativo y las anteojeras ideológicas de la academia acomodaticia del imperio. Es este ethos barroco, la lucha expresiva entre el alma y el cuerpo, la contradictora emergencia de la modernidad y la cultura de la miseria en Latinoamérica la que explica la potencia creativa de un pensamiento otro que -permítaseme el atrevimiento- explica la virtud y originalidad del pensamiento de Luis Ramiro Beltrán, su deambular bohemio entre la literatura y el periodismo, al tiempo que el rigor de la ciencia y la disciplina del método. Porque en el fondo sabe el maestro que la comunicación es Comunic@rte, creatividad, técnica y ciencia aplicada al mismo tiempo. Esa tensión entre literatura y pensamiento estratégico, entre rigor científico y creatividad cinética, entre pensamiento y acción, han marcado su vida y obra, entre la bohemia y la disciplina del conocimiento consistente, meticuloso y relevante.
El reto ahora es construir una comunicología contrahegemónica, incluyente, participativa, pensada para el Buen Vivir, reconstruyendo una vez más utopías de futuro para la región. Los textos y ejemplo del magisterio de Luis Ramiro Beltrán garantizan sin duda esta apuesta, en tanto que son puertas, ventanas, intervenciones para un pensar otro. Hoy que las prácticas y fuentes de referencia están de nuevo colonizadas por el dominio del capitalismo cognitivo, su ejemplo como impulsor de Alaic, Ciespal, Felafacs y el pensamiento propio, autónomo y rebelde de América Latina, cobra así viva actualidad. Solo hay que desplegar la competencia freireana de la escucha activa. Pues, en palabras del maestro: “Hay, en nuestra parte del mundo, una base institucional de excepcional calidad e influencia. Pero, puesto que obviamente ninguna de estas organizaciones puede asumir el gran reto por sí sola, es indispensable y urgente que todos ellos conjuguen sus recursos humanos y materiales, mediante un Comité Permanente de Coordinación Internacional, encargado de diseñar y ejecutar un Programa Cooperativo Regional de Promoción de Políticas para Democratizar la Comunicación”.
El homenaje de Ciespal es compromiso de fidelidad a su obra y estas, sus palabras. La asunción, en fin, de la virtud debida a la conciencia despierta, porque no renunciamos a la utopía y porque, bien lo saben, la mayéutica socrática es eso: el cultivo de una vida ejemplar. Quito, 8 de septiembre de 2014
Nota: 1. Para una revisión sobre las matrices originarias de la Escuela Latinoamericana de Comunicación y sus fundamentos teóricos desde una perspectiva crítica ver José Marques de Melo (1988): Communication Theory and Research in Latin America, Culture, Media & Society, vol. X, Nº 4, pp. 405-418, London: Sage; José Marques de Melo y Cristina Gobbi (org.) (2000). Gênese do Pensamento Comunicacional Latino-Americano: O Protagonismo das Instituições Pioneiras – Ciespal, ICINFORM, ININCO, Sao Bernardo do Campo: UMESP/UNESCO; Raúl Fuentes Navarro (2005). La emergencia de un campo académico. Continuidad utópica y estructuración científica de la investigación de la comunicación en México. Tesis doctoral, Departamento de Ciencias Sociales, México DF: Universidad de Guadalajara, UdG; Raúl Fuentes Navarro (1992). Un campo cargado de futuro. El estudio de la Comunicación en América Latina, México: CONEICC; José Marques de Melo (org) (1996). O pensamento latino-americano en Comunicaçao, Comunicaçao e Sociedade, 15, Sao Bernardo do Campo: UMESP; José Marques de Melo (1998). Teoría da Comunicaçao. Paradigmas Latino-Americanos, Petrópolis: Vozes; Gustavo León Duarte (2008): “ELACOM. Referente histórico y conquista de la hegemonía en el pensamiento latinoamericano de comunicación”, Revista Razón y Palabra, vol. 13, Nº 61, Marzo-Abril, ITEMS-CEM, Estado de México. José Marques de Melo (2009). Pensamiento Comunicacional Latinoamericano. Entre el saber y el poder, Sevilla: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones; Gustavo León Duarte (2011). La Escuela Latinoamericana de Comunicación, Madrid: Editorial Académica Española; Luis Ramiro Beltrán (2000). Investigación sobre Comunicación en Latinoamérica. Inicio, trascendencia y proyección, La Paz: Plural Ediciones. Referencias Beltrán, L. R. (2014). Comunicología de la liberación, desarrollismo y políticas públicas. Málaga: Luces de Gálibo. Beltrán, L. R., Herrera, K., Pinto, E. & Torrico, E. (2008). La comunicación antes de Colón. Tipos y formas en mesoamérica y los Andes. La Paz: Centro Interdisciplinario de Estudios de la Comunicación. Castro-Gómez, S. (1996). Crítica de la razón latinoamericana. Barcelona: Puvill Libros. Castro-Gómez, S. y Mendieta, E. (1998). Teorías sin disciplina. Latinoamérica, postcolonialidad y globalización en debate. México DF: Editorial Porrúa. Castro-Gómez, S. (1999). Pensar(en) intersticios. Teoría y práctica de la crítica postcolonial. Bogotá: CEJA. De Sousa Santos, B. (2009). Una epistemología del Sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social. México DF: Siglo XXI / CLACSO. Dussel, E. (2012). Modernidad y ethos barroco en la filosofía de Bolívar Echeverría, México DF: UAM-Iztapalaba. Echeverría, B. (2005) (comp.) La mirada del ángel, México DF: Ediciones ERA. Echeverría, B. (2010). Antología. Crítica de la modernidad capitalista. La Paz: Vicepresidencia de Bolivia / Oxfam. Escobar, A. (1996). La invención del tercer mundo, construcción y deconstrucción del desarrollo. Bogotá: Editorial Norma. Escobar, A. (2010). Una minga para el postdesarrollo: lugar, medio ambiente y movimientos sociales en las transformaciones globales. Lima: Programa Democracia y Transformación Global y Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Recuperado de ‹http://www.unc.edu/~aescobar/text/esp/escobar.2010.UnaMinga.pdf›. Lander, E. (comp.) (2001). La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Buenos Aires: CLACSO / CICCUS. Marques de Melo, J. y Gobbi, M. C. (orgs.) (2003). Pensamento comunicacional latinoamericano. Da pesquisa-denuncia ao pragmatismo utópico. Sao Paulo: UMESP / Unesco. Sierra, F. , Bolaño, C. y Mastrini, G. (edit.) (2012a). Political Economy, Communication and Knwoledge. A Latin American Perspective. London: Hampton Press. Sierra, F. y Martínez, M. (edit.) (2012b). Comunicación y desarrollo. Prácticas comunicativas y empoderamiento local. Barcelona: Gedisa.

Fuente: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/carton-piedra/1/la-virtud-del-magisterio-luis-ramiro-beltran-salmon

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