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Un territorio ancho y ajeno

Por: Carolina Vásquez Araya

La voracidad corporativa sobre naciones dependientes con gobiernos corruptos.

“Usted haga lo que quiera con las aguas de mis ríos, con el paisaje de mi tierra, con el aire que respiro, con la salud de mis compatriotas, con el honor de mi patria”. Este mensaje va implícito en la ceremonia de la firma de las concesiones para proyectos extractivos y de explotación de recursos en los países del quinto mundo -a los cuales pertenecemos en este castigado continente- al establecer el soborno e impedir, con solo una orden presidencial, la opinión de expertos en impacto ambiental, las protestas de las comunidades afectadas o los reclamos de la sociedad civil. Es el momento preciso cuando se rompen los límites de la soberanía y el sentido humanitario.

La ruina de los países subdesarrollados -porque hablar de países en desarrollo es otra gran mentira- es la corrupción. La toma de decisiones a partir de la conveniencia personal, el cálculo de comisiones, el enriquecimiento propio de los funcionarios y las empresas involucradas, llevan a una nación a agotar sus recursos de manera irracional, sin ninguna consideración de carácter social y mucho menos con una planificación de desarrollo de largo plazo. Es el aquí y el ahora, pero sobre todo es el “para mí”.

No importa la cantidad de documentos reveladores de contaminación, destrucción del entorno o regalías ridículas obtenidas de las grandes corporaciones que se apoderan de los ríos, de los minerales o de los mega proyectos agroindustriales que asesinan fauna y flora, pero también oportunidades de desarrollo. En el cinismo de los gobernantes al intentar justificar el ecocidio, se observa hasta qué punto las autoridades ceden ante las presiones de las compañías respaldadas por gobiernos de primer mundo para finalmente entregarlo todo a cambio de nada.

Al destaparse los escándalos de esas negociaciones, los entes involucrados pretenden tapar sus delitos con la promesa de revisar contratos y aumentar regalías, pero jamás se abre la puerta a la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, como si el país fuera tierra de nadie. Todo lo contrario: se persigue, secuestra y asesina a líderes comunitarios por el solo hecho de defender su entorno y sus medios de subsistencia. La consulta popular, que debería ser una norma inquebrantable de la política local, se tipifica como delito.

La explotación minera es una vertiente atractiva de inversión extranjera. Pero resulta mucho más onerosa que rentable por los gravísimos daños en pérdida de integridad social y ambiental ocasionados al territorio en donde se realiza la explotación. No se trata solo de contaminación del ambiente, sino también de la degradación provocada por las estrategias divisionistas de las compañías, al armar un escudo protector introduciendo elementos de discordia entre los pobladores afectados y blindarse por medio de verdaderos ejércitos independientes con el propósito de alejar de sus instalaciones a los visitantes, incluso con investidura oficial.

Las operaciones de este tipo se ejecutan en territorios liberados. La soberanía se transfiere a una compañía extranjera que puede hacer lo que desee, exenta de la fiscalización de la población y protegida por el Estado. El tema, controversial como todo lo relacionado con el dinero, es de una importancia vital para el futuro de nuestras naciones. Ya es hora de escoger mejor a quienes nos representan.

La integridad del territorio es esencial en una verdadera democracia.

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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Educación, desarrollo y producción

Por: NOEL AGUIRRE LEDEZMA. 20/03/2022

Por mucho tiempo, así como se han establecido políticas económicas diferenciadas de las políticas sociales, la educación ha quedado al margen de la praxis de la producción, economía y desarrollo. Al predominar el “modelo económico primario exportador”, como fue a lo largo de la República, la educación solo ejerció el rol de satisfactor de necesidades y ha sido considerada un gasto o un servicio social antes que un derecho.

En tiempos de Estado Plurinacional que construye el horizonte civilizatorio del Vivir Bien, este carácter subsidiario de la educación tiene que transformarse radicalmente. Tengamos en cuenta que están vigentes: (1) la Constitución Política del Estado (2009) que reconoce a la educación como un derecho fundamental —fundamento para el logro de otros derechos— y garantiza la educación productiva para todas las personas; (2) la Ley de la Educación 70 “Avelino Siñani-Elizardo Pérez” (2010), que sostiene que la educación es “productiva y territorial, orientada a la producción intelectual y material, al trabajo creador y a la relación armónica de los sistemas de vida y las comunidades humanas en la Madre Tierra,…” y (3) la Ley 1407 del Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025, “Reconstruyendo la Economía para Vivir Bien, Hacia la Industrialización con Sustitución de Importaciones” (2021) que establece: “El futuro está basado en la diversificación económica y la Industrialización con Sustitución de Importaciones, la modernización del aparato productivo, la generación de empleo, una mejor distribución de ingresos…”, que tiene como uno de sus principales ejes a la “Educación, Investigación, Ciencia y Tecnología para el Fortalecimiento y Desarrollo de Capacidades y Potencialidades Productivas”. Por lo tanto, las posibilidades de establecer una interacción estratégica entre Desarrollo y Producción con Educación están planteadas en normas de relevancia, el caso es consolidar la puesta en práctica de estos mandatos desde lineamientos claramente establecidos.

Un primer lineamiento está vinculado a la concepción del Vivir Bien, al replanteamiento del modelo occidental y capitalista que mal supone que desarrollo y economía tienen que generar un crecimiento ilimitado con una cada vez mayor producción, consumo, desecho y acumulación del capital a costa de la explotación del trabajo de las personas y la naturaleza que por contrapartida es finita y está en agotamiento. La dimensión ambiental del Vivir Bien tiene que convertirse en una política prioritaria, todo proceso productivo tiene que ser sustentable, debe preservar la vida de humanas y humanos, así como cuidar la continuidad y regeneración de la naturaleza. Esta concepción tiene que ser parte de todo proceso educativo, más si está vinculado con la producción y desarrollo.

Un segundo lineamiento tiene relación con las concepciones propias del mundo de la educación sustentada en el pensamiento crítico. La educación debe vincular la práctica con la teoría. A título de producción no puede reducirse únicamente a la generación de habilidades motrices, creación de bienes materiales y desarrollo de procesos formativos en laboratorios denominados talleres, casi en formato de simulacro. La educación productiva tiene que crear teoría desde la práctica de los centros productivos propios de la comunidad, de la siembra y cultivo, de la fábrica, del artesano, del centro de investigación, de la producción de arte y cultura, etc., propios del entorno social y económico. La producción tiene que ser entendida como creación material e intelectual, generadora de ciencia y tecnología con justicia epistémica y diálogo intercientífico.

Tercer lineamiento, la educación tiene que interactuar con el territorio y sus respectivos sistemas de vida en el marco de complejos productivos territoriales. El territorio no solo depende de mapas ni de aspectos físicos – geográficos comunes, son la expresión de la historia, cultura y pertinencia de sus habitantes, de los sistemas de vida que existen en la interrelación ser humano —comunidad— naturaleza y cosmos, es en estos ámbitos donde se tienen que identificar las vocaciones y potencialidades productivas y hacerse parte de Planes Regionales de Educación Productiva construidas y ejecutadas mediante acciones intersectoriales y participativas en coherencia con los planes y expectativas de municipios, gobernaciones y de organizaciones sociales, comunitarias y productivas.

Fuente de la información: https://www.la-razon.com

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Vouchers educativos: Algo muy trillado, puesto en el tapete como nuevo

¿Menos Estado y más libertad? ¿O qué?

Hablemos de los vouchers educativos o de los bonos educativos. Voy a tomar como base un texto mío del año 2000, “La educación para todos. Un paradigma neoliberal”.

No vamos a realizar una explicación desde sus orígenes, pues demasiado se ha dicho hasta ahora. En Argentina los ha impulsado, hacia fines del siglo pasado, el economista Juan José Llach, como Ministro de Educación del entonces gobierno de la Alianza (su presidente, Fernando de la Rúa), desde fines de noviembre de 1999 hasta fines del año 2000. Ahora se reitera su instalación a través de la comunicación masiva. Importa la publicidad en los medios de difusión, ya que vale su incorporación en las mentes de los argentinos, como tantas otras cuestiones relativas a las concepciones del mercado en materia educativa, como si éste lo resolviera todo. El Estado no debiera intervenir en las decisiones de los particulares. En tanto así se diera, se autorregularía el sistema escuela, como si en el trasfondo existieran “leyes” que “a futuro” condujeran a la riqueza de las naciones. Aquí radica una especie de determinismo económico. Conste que dicho artículo periodístico no tiene ningún valor académico, ni de ideas novedosas que se transmitan, sirviendo solamente de difusión político-partidaria y que revisa ideas ya establecidas y remanidas.

Originalmente han sido propuestas por Milton Friedman, Escuela de Economía de Chicago, en su ensayo “El papel del gobierno en la educación”, año 1955. Es por ello por lo que me voy a detener solamente en una publicación, Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, regida por un gobierno de derecha, ¿Podría el sistema de voucher fortalecer la educación pública?, cuya autora es Marina Kienast, diputada de esa Ciudad por Republicanos Unidos, abogada, traductora pública en inglés, Master en Economía y en Derecho, quien afirma que su afán es el problema de las “desigualdades”. En realidad, la autora considera que habría una “igualdad” hipotética, o una igualdad natural, que solo se da en un discurso matemático formal.[1] Idea tal que ni el mismo Karl Marx avala, quien, literalmente, se burla de la noción de “igualdad social”[2]. Y menciono a Marx, por cuanto actualmente aún es frecuentada por las llamadas izquierdas.

Dentro de la temática, la autora no es nada creativa, simplemente, desde el poder del gobierno que dirige Horacio Larreta, reitera la propuesta.

Según ella lo entiende, parte en sus afirmaciones del deterioro de la escuela pública que atenta contra el principio de la “igualdad de oportunidades”.

Al respecto de la igualdad de oportunidades, por motivos de brevedad en razón que podría escribirse todo un libro referido a las críticas de aquel concepto, invitamos a ver un video con la alocución de Michael Sandel, quien es profesor de filosofía en la Universidad de Harvard, donde comenta las ideas fundamentales de su libro “La tiranía del mérito”. Ha sido orador principal en materia de filosofía en el Foro Económico Mundial de Davos 2021.[3]

Por lo visto recientemente, no es acertada la afirmación de Marina Kienlast: “Una de las alternativas que emergió en la arena política recientemente y que generó mucha controversia, es el modelo del voucher educativo como uno de los instrumentos del financiamiento de la demanda en la educación.” Es que la misma no es reciente. Sí es reciente la propaganda política, la lucha política para instalar dichas ideas, que son las del Partido Político PRO – Propuesta Republicana-.

Reiterando, pido disculpas, valga la redundancia, por la reiteración. Es que el artículo del diario La Nación, nada original es. Lo único que pretende es promover nuevamente una idea desde la arena político/partidaria. Dado el antecedente señalado, transcribo solo alguno de sus párrafos:

“A través de este sistema, el alumno tiene a su disposición un vale que asegura su derecho a recibir educación. Los padres, junto a sus hijos, deciden a través de qué institución hacen uso de ese vale. Es decir, qué institución eligen para llevar adelante la escolarización de sus hijos. Es importante aclarar que el voucher en cuestión no equivale a dinero. De ningún modo alguien podría sacar provecho de ese vale más que el mismo chico, ya que sólo se canjea por educación. Asimismo, el voucher no tiene un valor fijo, sino que se actualiza en base del costo que supone que cada chico asista a una escuela pública. No requiere mayor gasto público; simplemente cambia el modo en el que se aplica ese gasto. La educación pública es una de las inversiones más importantes que realiza el Estado. Por esto mismo resulta fundamental estudiar a fondo cómo maximizar su rendimiento para que sea lo más beneficioso para los alumnos. De esta manera, los recursos llegan directamente al chico, quien lo acredita a una institución, subsidiando así la demanda educativa en lugar de la oferta. Y acá es donde ocurre lo interesante. El sustento de la institución depende entonces de su capacidad de desarrollar incentivos para atraer alumnos. Este incentivo no es otro que el de ofrecer educación de calidad y gestionar adecuadamente los ingresos para ofrecer a los alumnos un espacio motivador y próspero para su escolarización. Parte del financiamiento de cada escuela pasa a depender de cuántas familias la elijan. Es por esto que se genera un espacio competitivo entre las instituciones educativas para posicionarse como la opción destacada entre los alumnos.”

Aquí subyace fuertemente el principio sustentado en la demanda, pues el Estado sería un pésimo oferente, y no corresponde que decida por los padres.

Visión crítica.

  • Si el Estado es un pésimo oferente, ¿por qué hasta los años setenta, las mejores escuelas se hallaban en el ámbito de lo público? Sobre esta problemática no haremos referencia en el presente texto.
  • ¿Cómo harían los padres para elegir las mejores escuelas? Hay que determinar “qué significa lo mejor”. ¿La eficiencia y eficacia exigida por el mercado? Si fuese así, ¿qué hacemos con la mayor parte de la humanidad excluida del aprendizaje de la lectoescritura, no apta desde los parámetros del mercado?
  • Precisemos. El modelo establece certificar la calidad desde los “resultados” obtenidos en las pruebas estandarizadas de evaluación a los alumnos, y desde ahí “se mediría” la calidad de los docentes. Los resultados, que se reducen a “mediciones”, pueden compararse a nivel internacional. Es decir, se podría comparar una escuela de nuestras “villas miserias” o “favelas”, entre otras, con las ubicadas en los sectores sociales favorecidos por el sistema.
  • Además, tengamos en cuenta las tan mentadas trayectorias individuales del aprendizaje, o sea, el recorrido que realiza cada estudiante dentro del sistema educativo, desde donde percibir que las necesidades y posibilidades de aprendizaje de los alumnos son diferentes, como para que cada uno de ellos “encaje” dentro de moldes prefijados. Así, por ejemplo, yo puedo ser docente en dos escuelas distintas, y aún en dos cursos distintos, pero las condiciones iniciales para el aprendizaje son diferentes, por lo que mi enseñanza también será diferente, salvo que la escuela dedique su afán solo a responder ítems evaluativos para acreditar y certificar.
  • La conflictiva, además, se manifiesta con los criterios de quienes elaboran las pruebas, mientras que también las mismas evalúan los objetivos logrados y no los procesos educativos. Valga dejar sentado críticamente que el término “proceso” es multidimensional, ya que implica tanto las didácticas, como las relaciones de clase social, los contextos culturales, políticos, económicos, territoriales, etc.. Ese proceso es obviado en las pruebas estandarizadas.
  • Conste que, en situaciones de pobreza estructural, los alumnos realizan el “aprendizaje social de la pobreza”, un aprendizaje no teorizado, pero sí, vivencial. Es que la ausencia de expectativas sociales incide en el aprendizaje social de la pobreza. La fuerte pregnancia de la escuela-contenedora-asistencialista, implica el aprendizaje de los alumnos de la invalidez de sus padres, por cuanto no podrían valerse por sí mismos, dependiendo paternalmente del Estado. La alimentación, donde lo que interesa es consumir para subsistir, sin otra consideración, debilita la comunicación interpares (“se consume como animalitos”). La ausencia de pensamiento crítico no favorece entrever quién gana y quién pierde, y por qué. En principio pierden quienes se alimentan con valores nutritivos inhumanos (dejamos para otro capítulo la cuestión de “quién gana”).
  • Regresando a un interrogante que nos quedó en el tintero. Subyace a tal postura la “teoría de la elección racional”. No haremos, aquí, la historia de la misma y la mención de sus detentores. Solamente diremos que los individuos elegirían las mejores alternativas a partir de “decisiones racionales”. Mas, tajantemente, esto no es cierto. Esta teoría olvida a Friedrich Nietzsche, quien sostiene que no hay hechos, sino interpretaciones. Olvida a Sigmund Freud, quien enseñó que la conciencia es el órgano sustentado por el inconsciente. Olvida a Karl Heinrich Marx, para quien la ideología es una imagen invertida de la realidad (falsa conciencia). Nietzsche, Freud y Marx llamados los “maestros de la sospecha”.
  • No solo ello. Cuando los padres de los sectores populares eligen a una escuela, lo hacen desde sus propios criterios sociales y culturales. Se preguntan explícita o implícitamente: ¿Quiénes serán los compañeros de mis hijos?, ¿dan en la escuela alimentación?, ¿el edificio escolar está cerca de mi casa o no?, ¿gastaré mucho o no en uniforme, útiles, etc.? Consideremos que los vouchers bonos o cheques educativos sirven tanto para escuelas públicas como para escuelas privadas. Estas últimas cobran un “plus” a los padres. Los de los sectores populares difícilmente estarían en condiciones para asumir dicho “plus”. Además, los de los sectores sociales favorecidos difícilmente aceptarían convivir con aquellos, en virtud de la discriminación existente (étnica, racial, cultural, social).
  • Que tanto docentes como escuelas compitan entre sí para que queden las mejores, olvida el concepto “mejor” como valorativamente ideológico, lo cual resulta complicado en un sistema sin incentivos, que no reconoce el valor del magisterio, y uno de sus indicadores es el salario, empero no el único. Es decir, hay que establecer un sistema educativo que atraiga a la enseñanza a los mejores. ¡Claro!, nos encontramos con una problemática similar, ¿cuál es el criterio desde el que se determina lo mejor?
  • Otro tema, que requeriría de una profunda y extensa consideración, es el relativo a la actual percepción social infravalorada de los docentes, además de todas las variables desde las cuales interpretar su situación laboral. La competencia entre docentes y escuelas, donde quien no tiene criterios de calidad sería barrido del mercado, haría que maestros y escuelas luchasen en el campo de la competencia para subsistir y no perder sus fuentes laborales. Aquí se da una flagrante e inhumana contradicción, pues por un lado se desmerece el accionar docente, aunque por el otro se lo somete a una dura competencia, como si estuviera al alcance de todos lo que se denomina supuestamente lo eficiente y eficaz.
  • Sin embargo, haciendo un juego de imaginación, “juguemos” a que las críticas que anteceden al presente trabajo no existieran. Entonces, digamos que sí, es válida la competencia entre docentes y entre escuelas, para que sobrevivan las mejores, puesto que los padres las elegirían. Aquí, nos encontraríamos con el naufragio de una hipotética racionalidad. ¿Por qué? Durante las últimas décadas la formación docente ha tenido sus “agujeros negros”. Así, en el tren de la competencia, quedarían fuera del sistema educativo una camada de docentes inimaginable. Y la escuela, que se ha convertido tendencialmente en “contenedora”, se hallaría sin personal titulado. Según la experiencia histórica, en variadas oportunidades, ante la falta de docentes, se convocó para suplirlos a personal no titulado. Conste que en la docencia no existe, como en la medicina, “el ejercicio ilegal de…”.

Más allá de los planteos recientemente formulados, la actual grieta política conduce a la imposibilidad del diálogo. No es ésta la mejor plataforma para la institución de los bonos educativos que se pretenden imponer desde la propaganda político/partidaria. Es que cualquier cambio significativo debe hacerse con los docentes y no sobre los docentes.

Notas:

[1] https://www.lanacion.com.ar/opinion/podria-el-sistema-de-voucher-fortalecer-la-educacion-publica-nid12032022/

[2] Marx, Carlos. “Crítica al Programa de Gotha.” http://190.186.233.212/filebiblioteca/Ciencias%20Sociales/Karl%20Marx%20-%20Critica%20del%20programa%20de%20Gotha.pdf

[3] https://www.ted.com/talks/michael_sandel_the_tyranny_of_merit/transcript?language=es#t-118060 Importa ver el video mencionado.

Fuente: https://rebelion.org/vouchers-educativos-algo-muy-trillado-puesto-en-el-tapete-como-nuevo/

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La falacia del solucionismo tecnológico para los problemas sociales

“Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia” -Tercera ley de Clarke, Perfiles del Futuro, Arthur C. Clarke

Desde siempre en la historia humana, los descubrimientos e invenciones han tenido un gran impacto en el modo de conocer y de vivir. Pero también han surtido un efecto psicológico potente, siendo catalogadas en numerosas oportunidades como milagros o magia.

Célebre fue la invención de Herón de Alejandría, basada en sus múltiples aportaciones al campo de la mecánica y la matemática,quien en el siglo I creó un sistema de apertura automático para las puertas de un templo, que para los presentes era sin duda producto del poder de los dioses.

Mientras los fieles veían que (Guevara Pezoa, 2019) “el sacerdote encendía una llama en la entrada para invocar a los dioses, los cuales respondían abriendo las puertas para permitir la entrada, tras bambalinas, la llama calentaba un receptáculo lleno de agua, oculto a la vista de quienes acudían al templo. Al producir la ebullición del agua contenida en el recipiente, el vapor generado accionaba una serie de contrapesos que ponían en funcionamiento un sistema de poleas que finalmente abrían las puertas.”

Tomasso Campanella, uno de los filósofos más influyentes del Renacimiento, afirmaba que “la tecnología es siempre llamada magia hasta su comprensión, pero después de un tiempo se transforma en ciencia común”[1]

La magia de lo tecnológico, lejos de ser un recuerdo de museo, propio de una distante infancia humana, continúa vigente. Al igual que en épocas pretéritas, hay todavía autoproclamados chamanes que atribuyen a estos prodigios técnicos la virtud de curar todos los males.

Tal es el caso de quienes hoy anuncian que la revolución tecnológica en curso, en cuyo centro se encuentra la digitalización de los procesos de producción material y simbólica, será el instrumento exclusivo para superar las falencias estructurales del sistema actual.

Dichos intérpretes omiten que, de modo similar a lo ocurrido en otras épocas, el artilugio técnico sirve ante todo al enriquecimiento exorbitante de unas pocas personas y que los avances que estos instrumentos generan no es accesible por igual a todos, exacerbando las desigualdades.

Por último, tampoco se dice que las lógicas que subyacen a estos vistosos mecanismos, fortalecen las dependencias inhibiendo otros múltiples caminos de desarrollo e impactando fuertemente en la visión del mundo.

El truco es publicitario, pero también político.

El nuevo “consenso tecnológico-empresarial” de Davos

Ante la evidente crisis que atraviesa la humanidad, signada por la violencia en sus distintas expresiones (física, económica, cultural, psicológica, de género, ecológica, etc.), el Foro Económico Mundial, con el apoyo de muchas de las principales corporaciones financieras y de negocios de alta tecnología , está generando e intentando imponer un consenso ideológico supuestamente “novedoso”: el de la innovación tecnológica y el emprendedurismo revestido de un aura social y ecologista como camino de solución a las diversas problemáticas.

Lejos de promover la esencial redistribución de la riqueza y del poder, el bienestar sería alcanzado – según estos cultores del dinero como valor central – a través de la aplicación “ética” de la técnica, la asociación (¿co-optación?) público-empresa privada y la afirmación de la utilidad del lucro como motor en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible planteados en la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

Todo problema social, desde el hambre, la enfermedad, el cambio climático, la inequidad, incluso la soledad o la muerte pueden – según estos propulsores de la reconversión capitalista- tener una solución tecnológica, siempre y cuando exista una oportunidad de negocios, o sea, siempre.

Como añadido imprescindible, y legitimados por ellos mismos, organizan desde su think tank Centro para la Cuarta Revolución Industrial un intento de diseño estratégico para la gobernanza mundial denominado Consejos Globales de la Cuarta Revolución Industrial.

Entre las funciones de estos consejos, según su documento descriptivo, estaría “identificar brechas en la política pública o la práctica privada que podrían beneficiarse del desarrollo de marcos de política y protocolos de gobernanza por parte de múltiples partes interesadas”. Otro cometido pretendido es el de “crear un proceso estructurado pero informal entre los principales responsables políticos, profesionales y expertos para el intercambio de información, experiencias y aprendizajes de experimentos innovadores de política y gobernanza en todo el mundo, para dar forma a la trayectoria de las tecnologías emergentes” como así también “actuar como primeros adoptantes y embajadores para probar, perfeccionar y mejorar la interoperabilidad de las políticas y protocolos de la Cuarta Revolución Industrial.”

Lo que suena a teoría conspirativa es una realidad en curso. En el listado aparecen el Consejo Global de Inteligencia Artificial, el Consejo Global de Internet de las Cosas, el Consejo Global sobre Tecnología Blockchain, el Consejo global sobre Movilidad Urbana y Autónoma, el relacionado con Drones y Movilidad Aérea, y el de Medicina de Precisión.

Para prevenir intrusiones democráticas, el panfleto es explícito: “participación solo por invitación”.
No por nada, el fundador del Foro Económico Mundial y autor del libro “La Cuarta Revolución Industrial”, el economista y empresario alemán Klaus Schwab, también ha sido miembro del consejo de administración del Club Bilderberg.

Esta aspiración de suplantar todo mecanismo interestatal por una gobernanza global en manos de las corporaciones de negocios estaba plasmada ya en la Iniciativa de Rediseño Global en 2009. En un comentario introductorio de sus tres co-presidentes Schwab, Malloch-Brown, (entonces  vicepresidente del FEM) y Samans (su director ejecutivo), al informe de 600 páginas presentado en Doha “Un asunto de todos: Reforzar la cooperación internacional en un mundo más interdependiente” – citado en el libro de Manahan y Kumar que mencionamos más adelante – puede leerse: «Ha llegado el momento de un nuevo paradigma de gobernanza internacional de las partes interesadas, análogo al plasmado en la teoría de la gobernanza empresarial de las partes interesadas sobre la que se fundó el propio Foro Económico Mundial».[2]

La estrategia tecno-política corporativa

La iniciativa del Foro Económico de Davos conocida como “el gran reinicio” aspira a ser el lanzamiento de una nueva etapa (o “reseteo”, para mejor utilizar términos de tecnología digital) del capitalismo.

Siguiendo la interpretación de un viejo adagio empresarial derivado del vocablo “crisis” en japonés y chino (kiki y wēijī respectivamente, ideograma compuesto por los términos “peligro” y “oportunidad”), el FEM ve en las consecuencias globales de la pandemia no el correlato lógico del deterioro de un sistema de apropiación y destrucción, sino la posibilidad de insuflar al capital con nuevos horizontes a través del modelo concebido por el propio Schwab y denominado “capitalismo de las partes interesadas”.

Este capitalismo vendría a reemplazar al “capitalismo del accionariado” -predominante en las corporaciones occidentales- y al “capitalismo de Estado”, de importante desempeño en las economías emergentes del Asia. Capitalismo que, según el mismo autor, aspira a “que las empresas paguen un porcentaje equitativo de impuestos, muestren tolerancia cero frente a la corrupción y respeten los derechos humanos en sus cadenas de suministro mundiales”. Como si fuera poco, se sugiere respetar la competencia en igualdad de condiciones, también cuando operen en la «economía de plataformas», para lo cual son necesarios nuevos parámetros de medida y un nuevo propósito en las inversiones que contemple objetivos «ambientales, sociales y de gobernanza».[3]

El marketing positivo de esta propuesta, un continuismo de la fracasada idea de “responsabilidad social empresarial”, luego de la catástrofe social ocasionada por el neoliberalismo impuesto a sangre y tratados en las últimas décadas del siglo pasado, ha entusiasmado a muchas corporaciones. Aunque no lo sabemos a ciencia cierta, posiblemente las donaciones con las que apoyan el desarrollo de esta estrategia innovativa en términos propagandísticos, sean deducidas de sus declaraciones de impuestos, hoy tendientes a mínimos absolutos.

A gran distancia de ser una broma de mal gusto, este lavado de cara ecológico y caritativo del capital (siempre afecto a los lavados), está avanzando con cada vez más incidencia en el sistema multilateral de Naciones Unidas. La captura del sistema de parámetros de la gobernanza global se produce a través del homónimo “sistema de múltiples partes interesadas” (multistakeholder system).

En el libro “The great takeover” (“La gran captura”) los autores Mary Ann Manahan y Madhuresh Kumar, mapearon y realizaron un análisis de 103 iniciativas de “múltiples partes interesadas” con participación prominente de corporaciones, en los ámbitos de educación, medioambiente, salud, internet y datos y alimentación y agricultura.

En la introducción al texto, los editores señalan: “Al desplazar el centro de las decisiones políticas clave del sistema multilateral a mecanismos mixtos en los que manda el sector privado -con el apoyo de algunos Estados, instituciones internacionales y grandes filántropos-, el fenómeno de la «multistakeholderización» de la gobernanza mundial se ha convertido en algo sistémico.”

La crisis financiera de Naciones Unidas, motivada entre otras cosas por la disminución de aportaciones de sus miembros más ricos, particularmente los Estados Unidos de América, abrió las compuertas para una cada vez mayor participación de las transnacionales y la filantropía en alianzas de acción sectorial con la organización multilateral.

“Con el tiempo, la creación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París de 2015, que incorporaron las asociaciones de múltiples partes interesadas como piedra angular de su aplicación y realización, afianzaron aún más el multistakeholderismo en el sistema de la ONU.”, precisan los autores.

Correlato de este proceso “el 13 de Junio de 2019 Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial, firmaron un Marco de Trabajo de Alianza Estratégica bajo el pretexto de «profundizar en los acuerdos institucionales para acelerar la aplicación de los ODS»”.

No al determinismo de la tecnología… y de los fondos de inversión

Es habitual identificar a las compañías de tecnología digital con sus fundadores. Así, hablar de Amazon, de Google, de Facebook-Meta, de Microsoft, es decir Bezos, Brin, Page, Zuckerberg o Gates. Sin embargo, aun cuando estos empresarios conservan una parte importante de las acciones de sus empresas, los reales poseedores de las mismas son los gigantes del mundo financiero.

Un breve repaso: Bezos es el mayor accionista individual de Amazon (9,81%), pero el 60% de las acciones está en manos institucionales. Los 5 primeros grupos (Vanguard, Black Rock, State Street Corp., Price/T. Rowe Asoc., FMR Llc) detentan en conjunto 21,8%.

Larry Page y Sergei Brin, quienes fundaron google (hoy Alphabet Inc.) en 1998, tienen hoy un 2,96% y 2,82% de las acciones, mientras que los 5 grupos financieros mencionados antes, prácticamente en el mismo orden de prelación, captan un 22,75%. Dos tercios de esta compañía es propiedad de fondos de inversión.

El caso de Meta Platforms (antes Facebook) es similar. Mientras casi el 65% de las acciones están en manos institucionales, Mark Zuckerberg redujo, según Forbes, su porcentaje accionario a algo menos de un 15%. En el top list del accionariado institucional figuran los mismos 5 fondos, totalizando un 28%.

Dos de los grupos financieros señalados (Black Rock y State Street Corp.) junto a todas las GAMAM y fundaciones conexas están en el selecto listado de empresas que apoyan las tareas del Foro Económico Mundial.

Hablando sobre la transición hacia la descarbonización y un hipotético “net zero” en las emisiones, Lawrence (Larry) Fink, ceo de Black Rock, en su carta 2022 a sus inversores, dice: “Nos enfocamos en la sostenibilidad no porque somos ambientalistas, sino porque somos capitalistas y fiduciarios de nuestros clientes”. En otra parte de su mensaje, aparece el nuevo mantram de Davos: “El capitalismo de múltiples partes interesadas consiste en ofrecer rendimientos duraderos y a largo plazo a los accionistas.”

Por su parte, el presidente y director general de State Street Corp. Ronald P. O’Hanley, es aún más explícito: “La era del capitalismo de las partes interesadas ha llegado”, indica en una notatitulada “Por qué el camino hacia el capitalismo de las partes interesadas comienza con consejos de administración diversos”. Con el término “diversidad”, efectivamente O’Hanley parece adherir a la idea de la inclusión, diciendo “es una definición que parte de la no uniformidad de pensamiento y abarca la raza y la etnia, el género y la orientación sexual, la religión y la edad, los orígenes geográficos y socioeconómicos, etc.”.

¿Ceos progresistas? ¿O el mismo capitalismo salvaje vestido de color verde, lila y hasta multicolor?

Quienes nos han traido hasta aquí no van a sacarnos de la crisis estructural y antihumanista del sistema. No es un pretendido solucionismo tecnológico en sus manos, lo que va a hacer la diferencia.

Los severos problemas sociales serán solo resueltos a través de una democracia multidimensional y participativa, no solo política sino también económica, comunicacional, cultural, de género (y tantos etc. como se quiera), que tenga como objetivo la descentralización y desconcentración del poder. El futuro anida en las comunidades humanas, en la base social, no en las cúpulas.

Esta nota está incluida en la publicación digital Internet Ciudadana N° 7 – Marzo 2022 “Camino a ser gobernados por las corporaciones?”

(*) Javier Tolcachier es investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas y comunicador en Pressenza, agencia internacional de noticias con enfoque de paz y No Violencia.

Notas:
[1]     Watson, L. J. (1997). The Influence of the Reformation and Counter Reformation upon Key Texts in the Literature of Witchcraft. Reino Unido: University of Newcastle Upon Tyne. Citado por Guevara Pezoa, F. en Eurekadabra: ciencia, tecnología y magia PAAKAT: rev. tecnol. Soc. Vol.9 no.16, Guadalajara, mar. 2019

[2]https://www.umb.edu/gri/an_overview_of_wefs_perspective#fn-4-a

[3]     ¿Qué tipo de capitalismo queremos? Schwab, K. https://es.weforum.org/agenda/2019/12/que-tipo-de-capitalismo-queremos

Fuente: https://rebelion.org/la-falacia-del-solucionismo-tecnologico-para-los-problemas-sociales/

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La educación durante y después de la pandemia

Por: Emilio Vargas Santiago

El “impacto de la crisis provocada por la COVID19 en la educación no tiene precedentes. Ha retrasado el logro de los objetivos internacionales en materia de educación y ha afectado de manera desproporcionada a los más pobres y vulnerables.

En esta entrega se exponen algunas ideas del contenido de dos importantes informes. El primero plantea recomendaciones sobre la educación durante y después de la pandemia de COVID-19. El segundo pretende visibilizar las consecuencias de las medidas en las comunidades educativas, planteando recomendaciones para sobrellevar su impacto para el aprendizaje y la innovación en la educación posterior a la pandemia en Latinoamérica. Por último, se ponen a disposición de los lectores los textos completos.

Informe de políticas: La educación durante la COVID-19 y después de ella. Este Informe fue publicado en agosto de 2020 y parte de que: “Antes de la pandemia, el mundo se enfrentaba ya a ingentes desafíos para cumplir la promesa de lograr que la educación fuera un derecho humano básico”. Pero, reconoce la matriculación casi universal en los primeros grados en la mayoría de los países y “de acuerdo con cifras disponibles de la UNESCO respecto a 25 países de la región [latinoamericana], de no ser por la pandemia el gasto educativo habría aumentado un 3,6% de 2019 a 2020”.

Entre los desafíos a enfrentar están más de 250 millones de niños sin escolarizar y unos 800 millones de adultos son analfabetos. Otros datos reveladores de las deficiencias acumuladas se refieren a que para los alumnos escolarizados el aprendizaje no estaba garantizado, ya que se calculaba en todo el mundo que había unos 387 millones de niños en edad escolar de primaria (56%) que carecían de aptitudes básicas de lectura, de modo que la financiación de la educación era un problema abrumador antes de la COVID-19. Además, se espera que un número elevado de estudiantes no vuelvan a las aulas, pues al menos 1.2 millones de niños y adolescentes podrían quedar excluidos de sus sistemas educativos en América Latina y el Caribe, sumándose a los 7.7 millones que no asistían regularmente a la escuela antes de la crisis sanitaria (Viteri et al, 2021).

Este Informe indica que la pandemia afectó a casi 1,600 millones de alumnos en más de 190 países en todos los continentes, equivalente al 94 % de los estudiantes de todo el mundo, cifra que asciende al 99 % en países de ingreso bajo y mediano bajo. De ellos, más de 160 millones eran estudiantes de América Latina y el Caribe. Además, solo a consecuencia de sus repercusiones económicas, alrededor de 23.8 millones de niños y jóvenes de nivel preescolar y postsecundario, respectivamente, podrían abandonar la escuela o no tener acceso a ella en años siguientes. Pero también, la interrupción de la educación ha tenido y seguirá teniendo efectos en otros ámbitos, como  la capacidad de trabajar de muchos padres y aumentar los riesgos de violencia contra mujeres y niñas.

Este Informe pretende mitigar las consecuencias potencialmente devastadoras de la pandemia, y alienta a los Gobiernos y otros interesados a llevar a la práctica las siguientes respuestas en materia de políticas, destinadas a:

    1. Proteger la financiación de la educación y coordinarse para lograr resultados, a fin de fortalecer la movilización de recursos internos para abordar las ineficiencias.
    2. Fortalecer la resiliencia de los sistemas educativos para lograr un desarrollo equitativo y sostenible, haciendo hincapié en la equidad y la inclusión, reforzando las capacidades para gestionar el riesgo en todos los niveles y asegurando una coordinación y un liderazgo robustos.
    3. Repensar la educación y acelerar el cambio positivo en la enseñanza y el aprendizaje, centrándose en responder a las pérdidas de aprendizaje y prevenir el abandono escolar de los grupos marginados; apoyar la profesión docente y la preparación del profesorado; ampliar la definición del derecho a la educación para incluir la conectividad y reforzar los datos y el seguimiento del aprendizaje.

Informe CEPAL-UNESCO: La educación en tiempos de la pandemia de COVID-19. Este Informe pretende visibilizar las diversas consecuencias que provocaron las medidas en las comunidades educativas, así como plantear recomendaciones para sobrellevar su impacto proyectando oportunidades para el aprendizaje y la innovación en la educación, posterior a la pandemia en América Latina y el Caribe. Se publicó en agosto de 2020.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reconoce que antes de la pandemia, la situación social en la región se estaba deteriorando, por el aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, las desigualdades y un creciente descontento de la población. De manera que la crisis tendría  efectos negativos en los distintos sectores sociales, particularmente en la salud, la educación el empleo y la evolución de la pobreza.

En el ámbito educativo, la información recolectada sobre los 33 países de América Latina y el Caribe hasta el 7 de julio de 2020 permite constatar quegran parte de las medidas que adoptaron estos países ante la crisis, se relacionan con la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles, lo que dio origen a tres campos de acción: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia, mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas con o sin uso de tecnología; el apoyo y la movilización del personal y las comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de los estudiantes.

Este Informe, preparado por la CEPAL y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), alerta a la comunidad internacional acerca del incremento de las brechas existentes producto de la pandemia, tanto en el acceso como en la  equidad y calidad, afectando especialmente a los más vulnerables. Asimismo, plantea que la interrupción del ciclo escolar debe convertirse en una oportunidad en materia de adaptación e innovación de los sistemas de enseñanza, lo que puede significar enormes avances, pero también puede implicar una acentuación de las brechas educativas preexistentes en la región entre los estudiantes más vulnerable y los más aventajados en resultados de aprendizaje y otros indicadores educativos, como el progreso y la permanencia en la escuela.

Otro aspecto importante que resalta, se refiere a la contracción de la actividad económica que se proyecta para la región, que “llama a poner urgente atención en la necesidad de salvaguardar el financiamiento como una prioridad fundamental para proteger a los sistemas educativos nacionales de la exacerbación de las desigualdades en el acceso a la educación y la crisis de aprendizaje”.

Entre las medidas y desafíos regionales, el Informe señala que las respuestas nacionales en materia de educación permitieron detectar desafíos prioritarios a la hora de implementar medidas para proyectar la continuidad, la equidad y la inclusión educativas durante la suspensión de las clases presenciales y en los procesos de reapertura de los centros educativos. Y que los retos en equidad e inclusión deben centrarse en los grupos poblacionales más vulnerables y marginados. Y llama a atender especialmente el riesgo de abandono escolar de los grupos más vulnerables a los efectos de la pandemia y la consecuente crisis sanitaria, social y económica.

Además, la pandemia puso en evidencia la deuda en inclusión digital y señala que la desigualdad en el acceso a oportunidades educativas por la vía digital, aumentó las brechas preexistentes en el acceso a la información y el conocimiento, por tanto, el proceso de aprendizaje que se impulsó a través de la educación a distancia dificultó la socialización y la inclusión en general. En cuanto a la calidad y pertinencia, la mejora de los contenidos de los programas de estudios debe centrarse en  la  salud y el bienestar, así como en el apoyo especializado al personal docente, asegurando condiciones contractuales y laborales adecuadas, la formación docente para la educación a distancia y el retorno a clases, y el apoyo socioemocional para trabajar con los estudiantes y sus familias. Se deben reformar tanto la formación inicial como la formación en el empleo destinadas a docentes para capacitarlos mejor en nuevos métodos de enseñanza.

El documento plantea que las respuestas aplicadas en los distintos países muestran que existen iniciativas innovadoras y prácticas prometedoras, así como importantes avances en tiempo récord, para intentar garantizar la continuidad del aprendizaje. Sin embargo, repensar la educación, sus propósitos y formatos, se vuelve esencial. Por eso, llama a replantear los contenidos y la organización del aprendizaje de cara a las lecciones que deja la pandemia. Estos contenidos deben preparar a los estudiantes para comprender la realidad y actuar de manera solidaria y responsable, y formatos que respondan a la diversidad y a la incertidumbre, más allá de los tiempos de crisis. También plantea que “esta crisis ofrece una oportunidad sin precedentes para aumentar la capacidad de recuperación de los sistemas educativos nacionales y transformarlos en sistemas equitativos e inclusivos que contribuyan al cumplimiento del compromiso colectivo asumido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos los países de la región están desigualmente preparados para enfrentar esta crisis aprovechando la digitalización, porque aún persisten brechas considerables en el acceso efectivo al mundo digital, lo que tiene profundas implicaciones en las oportunidades y la participación de las nuevas generaciones. “El acceso a conexión a Internet es bastante más extendido y, con la excepción de México y Panamá, las brechas por nivel socioeconómico y cultural son menores”, aunque  “no es suficiente tener acceso a Internet, porque no todas las modalidades ofrecen las mismas oportunidades de uso y aprovechamiento, ya que estas también dependen en gran medida de la calidad de la conexión y el tipo de dispositivo”. De ahí que es central que las políticas de promoción de un acceso más igualitario a la tecnología comiencen por reconocer las “diferentes dimensiones que estructuran las desigualdades sociales en la región y trabajar intencionalmente para revertirlas”.

Según este Informe, el profesorado que cuente con competencias para usar las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en su práctica profesional, dispone de mejores elementos para brindar una educación de calidad y para guiar eficazmente el desarrollo de las competencias del alumnado en materia de TIC. Pero, aún son pocas las instituciones que han transformado sus procesos de formación docente inicial, a fin de preparar a las futuras generaciones de docentes en lo referente a las competencias necesarias para la educación del siglo XXI.

Este Informe concluye, entre otros aspectos,  expresando que el “impacto de la crisis provocada por la COVID19 en la educación no tiene precedentes. Ha retrasado el logro de los objetivos internacionales en materia de educación y ha afectado de manera desproporcionada a los más pobres y vulnerables. Sin embargo, la comunidad educativa se ha mostrado resiliente y ha sentado las bases para la recuperación”

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-educacion-durante-y-despues-de-la-pandemia-9036182.html

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De docentes a espectadores. Asambleas educativas y la simulación del debate

Por: Erick Juárez Pineda

La formulación de los nuevos planes y programas de estudio no es cosa menor. Su construcción debería incluir las voces de todos los miembros de la comunidad educativa: docentes, alumnos, padres de familia, directivos, académicos, investigadores, organizaciones de la sociedad civil, legisladores, sindicatos y demás figuras que intervienen en los procesos de enseñanza – aprendizaje.

Estas discusiones deben recabar todas las formas de pensamiento, perspectivas y visiones educativas, las cuales, fortalecen los contenidos que se aterrizan en las aulas y los centros escolares.

En el discurso, la propia titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez reconoce que estas asambleas “no tendrían razón de ser si no se escucharan las necesidades, críticas y reflexiones del magisterio” (Boletín 60, SEP). En la práctica esto resulta distinto.

El desarrollo de los encuentros encabezados por Marx Arriaga Navarro, Director General de Materiales Educativos, han estado llenos de señalamientos de simulación y segregación.

Muchos docentes, directivos, analistas y demás figuras han dado a conocer a través de redes sociales, foros y medios de comunicación que las reuniones son “a modo” y bajo lineamientos particulares de selección de invitados, donde solo algunos -la mayoría afines al gobierno actual- son aceptados en estas reuniones.

Sin embargo, para la SEP, los docentes han sido reducidos a simples espectadores y consideran que las visualizaciones de los videos de estos encuentros publicados en las distintas plataformas digitales son suficientes para darle legitimidad a los encuentros.

Para muestra un botón. El Boletín No. 31 de la SEP, señala que “en estas asambleas se consideran las opiniones de las maestras y los maestros”, pues tan solo en la sesión realizada en Veracruz, el video del encuentro “tuvo un alcance de 35,289 espectadores en las distintas plataformas en la que se transmitió, y la interacción de 13,125 personas en redes sociales”.

Recientemente, en su cuenta de twitter, Marx Arriaga dijo que la transmisión de la XXII Asamblea tuvo 147,069 visualizaciones, esto basta, según él, para demostrar a aquellos que dicen que estos eventos son “ejercicios cerrados en donde los maestros no fueron invitados”, están equivocados. Incluso considera que estas métricas son ejercicios y muestras de “transparencia”. (https://twitter.com/MarxArriaga/status/1502331511005192199)

Esta visión es errónea.

No se puede reducir a las y los docentes a simples espectadores, ni se puede traducir el número de visualizaciones en las redes sociales como un indicador de participación activa y propositiva en esta labor titánica. Ya tenemos experiencia en asambleas simuladas.

Durante la formulación de los planes y programas de estudio emanados de la Reforma Educativa del Gobierno de Enrique Peña Nieto, se convocaron a dos jornadas de trabajo para aterrizar las propuestas curriculares: la primera con Emilio Chuayffet y la segunda con Aurelio Nuño. Esto resultó en reuniones llenas de acusaciones de simulación pues aunque en el discurso se convocó a un grupo plural de docentes, académicos y analistas, los resultados de ello fueron muy distintos a lo que se acordaba en las mesas e iniciativas recabadas.

Aunque la propuesta curricular presentada por la SEP contiene elementos positivos y necesarios para transformar el rumbo, también vemos bastantes aspectos debatibles, lagunas educativas y un alto deslinde de responsabilidad hacia los gobiernos anteriores; por lo que tenemos que esperar las versiones finales para emitir posiciones más concretas.

Queda muy poco tiempo para que termine el actual gobierno. Si se quiere recomponer el camino es necesario pensar desde la pluralidad, el reconocimiento y hospitalidad a las diversas formas de pensamiento y una apertura sincera a la crítica y la autocrítica. El Sistema Educativo Mexicano lo merece.

*Periodista especializado en educación. Articulista de La Jornada.

Twitter: @elErickJuarez

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/de-docentes-a-espectadores-asambleas-educativas-y-la-simulacion-del-debate/

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Educar, ¿para qué?

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

La “educación encierra un tesoro”, tesoros que tienen nombres y edades, que vienen con diversas historias como realidades en la cual viven, pero que deben ser conocidos en el contexto de hoy, pero, sobre todo, respetados y “amorosamente explotados”.

Desde los años ochenta y con la irrupción de las tecnologías, hemos sido testigos directos de grandes cambios en la vida cotidiana por sus diversas aplicaciones. Desde el momento mismo que tuve la posibilidad de sentarme frente a un “desktop” y luego una “laptop”, he podido apreciar esos cambios en nuestra vida cotidiana y en el trabajo. El acceso y manejo de la información, los análisis de grandes bases de datos, la edición de textos, el uso de hojas de cálculos, etc., eran cuestiones impensables en los años en que hice mis estudios universitarios.

De ahí en adelante, he visto como muchos ámbitos de la vida han ido cambiando al aplicar la tecnología en su desarrollo y procesos. Los vehículos de hoy se han convertido en otra cosa, además de ser un medio de transporte. No me imagino que nos deparará el futuro en esos menesteres. Hay quienes disponen de recursos tecnológicos con los cuales “controlan” diversos dispositivos en sus hogares. Las alexas y otras tantas tecnologías parecidas, proporcionan algunas facilidades dentro del hogar y el trabajo. En el ámbito de las ciencias médicas, su uso ha transformado no solo los procesos de diagnósticos, sino incluso el de la intervención. El ejercicio profesional, en todas las áreas del conocimiento, han sido impactadas con la aplicación de las tecnologías.

Todo esto es solo un preámbulo para el tema que me ocupa, el cual tiene que ver con el desarrollo de la función de educar desde la escuela. Con el desarrollo y disposición pública de la www, siglas con que conocemos la expresión inglesa de world wide web, esa red informática y sistema lógico de acceso y búsqueda de información que nos ha abierto hacia el mundo del conocimiento y la información, los procesos de enseñanza y aprendizaje debieron transformarse en lo que respecta, precisamente, a la oportunidad de la disposición y uso de la información y el conocimiento.

Muy a pesar de todos estos avances la escuela siguió y sigue atrapada en una lógica de enseñanza de siglos atrás, que además de repetitiva es aburridísima, sobre todo para los niños, niñas y jóvenes de hoy, “nativos tecnológicos”. Las voces de los maestros, repitiendo lo mismo sin parar, deambulan por encima de las cabezas de quienes, “imperturbablemente”, están sentados en fila “presenciando el espectáculo que se desarrolla delante de ellos”. Como nos decía el sociólogo Fanfani: “unos hacen como que enseñan, mientras otros hacen como que aprenden”. Esa es la gran tragedia de nuestras escuelas en América Latina, como en nuestro propio país.

Y como para complicar aún más la situación, vivimos un mundo en que todos estamos continuamente sobre estimulados al través de todos estos medios de comunicación y redes sociales, de manera particular, los niños, niñas y jóvenes. Pero la escuela, sin embargo, que parece no entender estas cosas, sigue esperando que los estudiantes exhiban un comportamiento de “quietud” para aprender. A veces pienso si es que existen esos seres hiperactivos, o más bien  escuelas donde el tiempo parece no transcurrir y donde ellos y ellas, no encuentran la manera de canalizar los efectos de dicha sobre estimulación. Ése es un tema por sí solo importante.

¿Cómo es posible esperar que las niñas-niños y adolescentes de hoy puedan entusiasmarse con una educación repetitiva y repetitiva de contenidos vacíos de significado y aplicación para la vida? Para miles de ellos, la educación no parece tener sentido y con ello sus aulas, según transcurre el tiempo a lo largo de los 12 años de educación primaria y secundaria, van progresivamente perdiendo su presencia. ¿Quieres tener una idea de lo que eso significa en la República Dominicana? Pues, tomando las informaciones estadísticas disponibles antes de que la pandemia por el coronavirus nos invadiera, y creo que esto se ha agravado, de cada 1000 estudiante que ingresa en primero de primaria solo completan los estudios secundarios en 12 años, cuatrocientos noventa y siete, si leíste bien, 497. Es decir, menos del 50% de los que ingresaron. Esos 497 ¿vencieron el tedio, el aburrimiento y el sin sentido? o quizás más bien, ¿se adaptaron a una escuela que, sin proponérselo, les enseña muy poco para manejarse en la vida de hoy? ¿O cuentan con familias que en ese tema no transigen? Reconozco los múltiples factores que explican el llamado “abandono escolar”, pero es responsabilidad de la escuela, junto a la familia, motivar, motivar y motivar sobre el valor de la educación y lo que eso va a significar en sus vidas futuras.

Ojo, no nos perdamos en esto, no se trata solo de la disposición de laptop, tablas y todos los cacharros que nos ofrece el mercado de las “nuevas tecnologías”. Se trata de una escuela que ha se ha centrado en el conocimiento memorístico y sin mucho valor para la vida, en vez de centrarse en el desarrollo de las capacidades personales y colectivas de leer, comprender y accionar en el entorno y en la realidad que les ha tocado vivir.

Una escuela que mantenga y desarrolle nuestra capacidad de ser seres sensibles y amorosos, capaces de soñar con nuevas realidades que se expresan en la poesía, la danza, las artes como en la ciencia y la matemática. Una escuela que nos haga personas con características propias y colectivas en el marco de las relaciones con los demás. Una escuela que nos haga contemplar la naturaleza y valorarla, que nos permita vivir el presente con autenticidad, conociendo y apreciando el pasado por las enseñanzas que nos pueda proporcionar y, sobre todo, para evitar que en el futuro sigamos cometiendo los mismos errores y estupideces, centrándonos en el desarrollo de una mejor ciudadanía y sociedad.

En el mundo que nos ha tocado vivir y, todavía más, en el que se perfila, no tiene ningún sentido seguir organizando el conocimiento en un montón de asignaturas que no desarrollan las capacidades de comprender y actuar de manera eficaz y amorosamente en la vida. La educación no puede seguir centrada, con anteojeras y fuete como los caballos en el hipódromo, solo en el conocimiento sino en los sujetos concretos y situados en sus contextos, en un mundo globalizado, con grandes temas por delante como el desarrollo de las tecnologías, el agotamiento de los recursos del planeta y, con ello, el cambio climático; un mundo profundamente desigual e injusto, produciendo, contradictoriamente, grandes riquezas al mismo que una pobreza que “llora antes los ojos de dios”.

Se requieren de nuevos conocimientos incluso, pero aquellos que sean capaces de movilizar las conciencias en el desarrollo de valores y actitudes centradas en la vida en sus múltiples manifestaciones. No se trata, como ahora se pretende, de seguir reproduciendo las desigualdades sociales ofreciéndoles a unos el desarrollo de habilidades para solo ser obreros y técnicos, y a otros, los científicos, empresarios y políticos que determinarán la vida del resto, la mayoría.

Necesitamos una escuela capaz de prefigurar las relaciones que anhelamos predominen en el mundo de hoy. Donde crezca y se desarrolle la participación de alumnos, padres y maestros, y que, sobre todo, deje de estar atrapada en las manos de políticos que solo ven en el sistema educativo la oportunidad de aprovechar el presupuesto educativo para el empleo de sus parientes, militantes y seguidores del partido. Porque valoro la actividad política, es que entiendo que los políticos deben desarrollar sus actividades en los territorios (campos, barrios y ciudades) y allí, con sus propuestas y sus formas de vida, logren alcanzar la atención, el favor y valoración de las y los ciudadanos, en la gestión de las políticas públicas consensuadas y decididas.

La escuela, como bien social, debe ser respetada y estar centrada en alcanzar que los estudiantes aprendan a pensar por sí mismos, en vínculo y cooperación con los demás, generando habilidades personales y sociales, tanto para el ámbito laboral como ciudadano.  Se requiere formar hombres y mujeres comprometidos con su bienestar y el bienestar de los demás, con un sentido fuerte y profundo de lo que signifique la justicia y la equidad, como del conocimiento y asunción de lo que son sus derechos, pero también, sus deberes. A reconocer que sus derechos terminan en el derecho de los demás. Por otra parte, formar los líderes que en los diferentes ámbitos de la vida se requieren, a fin de interpretar las necesidades y aspiraciones colectivas, en la procura de una mejor sociedad y un mundo más humano y justo.

Hoy, más que nunca, necesitamos una “escuela que aprende”, como planteó hace ya algunos años Peter Senge[2], y que haga posible una sociedad que aprenda a desarrollar justicia e inclusión, respeto por toda forma de vida, una sociedad centrada en la vida, pues la vida es digna de ser preservada en cualesquiera de sus manifestaciones.

Efectivamente, la “educación encierra un tesoro”, tesoros que tienen nombres y edades, que vienen con diversas historias como realidades en la cual viven, pero que deben ser conocidos en el contexto de hoy, pero, sobre todo, respetados y “amorosamente explotados”, para que florezcan nuevas maneras de amar, de relacionarse con los demás, nuevas formas de conocer y pensar, como nuevas maneras de accionar como personas y colectivos.

[2] Senge, P. (2002).  Escuelas que aprenden. Grupo Editorial Norma. Colombia

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educar-para-que-9042481.html

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