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Ardillas, castores y patos silvestres

Centroamérica/Cuba/21 de Agosto de 2016/Autora: Graziella Pogolotti/Fuente: Juventud Rebelde

Un amigo me contó esta fábula que paso a relatar. Recién graduada, la joven ingeniera decidió asumir la dirección de una fábrica en quiebra. El caos reinaba en el lugar. Milagrosamente, un taller seguía funcionando a la perfección. Deseosa de descifrar el misterio, sentada en un parque, frente a la mole silenciosa, conversó con el jefe. El personaje tenía algo de filósofo. La invitó a visitar el bosque cercano en varias ocasiones.

Se aproximaba el invierno. Observaron el comportamiento de las ardillas. Acopiaban alimento para tiempos difíciles. Trabajaban sin descanso. Su guía compartía la tarea para conducirlas luego al refugio. En otra oportunidad, el hombre acompañó a la joven  hasta el río. Los castores preparaban sus viviendas. No tenían jefe. Organizados en equipos, actuaban con precisión de reloj. Los movimientos eran rápidos y bien coordinados. En el último recorrido, contemplaron el cielo. Las bandas de patos silvestres volaban hacia el sur. Se escuchaba un rumor singular, como el aleteo sincronizado a modo coral. Innecesario para el vuelo, constituía una forma de estímulo para sostener el ánimo y soportar largas marchas.

El instinto de los animales provee          fórmulas de organización destinadas a garantizar la supervivencia de la especie. Son métodos milenarios de probada eficacia, marcados por el devenir de la historia y por la creciente complejidad de las sociedades. Los seres humanos hemos tenido que valernos de las ciencias de la dirección. Diseñamos organigramas, flujos de producción y distribución, manejamos estadísticas y teorías económicas. Todo está muy bien en el plano conceptual. Pero, la evolución de nuestra especie ha conformado algo intangible y decisivo, hecho de ideas y sensibilidad que hemos dado en llamar conciencia. No somos fichas intercambiables. Si nos robotizamos, perderíamos las cualidades que nos diferencian de las restantes especies animales. Cesaría la capacidad de crear, de innovar, de transformar la realidad y, sobre todo, la posibilidad de soñar. Caeríamos en una atrofia repetitiva.

Los edificios se construyen desde los cimientos. Se sostienen sobre ellos y sobre las columnas que arrancan ahí. La vida real de las sociedades palpita en su base.

La conducta organizada de ardillas, castores y patos silvestres se define por el instinto de preservación. De él emana un solo objetivo claro. Los humanos aprendimos a preguntarnos  el porqué y para qué de las cosas. Nuestras actividades son múltiples. Se ajustan a circunstancias variables. A la necesidad de subsistir, añadimos muchas otras. En algunas de ellas, lo material y lo espiritual se entremezclan. El buen vestir responde al acicate de la rivalidad, de la pertenencia grupal y al valor simbólico  asociado a una clase social. Por espíritu grupal, nos sometemos al doloroso proceso de tatuaje. Todavía sudoroso al término de una carrera triunfante, el caballo recibe un terrón de azúcar y unas cariñosas palmadas en el lomo. Pero, el equino es animal domesticado por su amo. Las ardillas, los castores y los patos silvestres actúan movidos por un instinto ancestral. Año tras año, ante el cambio de temperatura, repiten los mismos gestos.

El jefe de taller filósofo de mi fábula sabe que está construyendo una metáfora. Desliza tres nociones fundamentales para la coordinación de un colectivo en función del cumplimiento de un propósito determinado. El dirigente se sostiene en una autoridad inmanente, derivada de su actitud ante el trabajo. Poco podrá existir si desaparece, supuestamente involucrado en múltiples e interminables reuniones, si las ausencias enmascaran la incapacidad de afrontar con transparencia y decisión los problemas que se presentan en la práctica cotidiana. La formación de equipos asegura el ritmo y la eficacia y garantiza el intercambio de experiencias, enriquecido por el ejercicio de la crítica. El estímulo moral para vencer el cansancio o la pereza producida por un laboreo monótono nace de la cohesión del grupo animado por la obtención del objetivo final.

Las ardillas, los castores y los patos silvestres de este cuento integran manadas. Están guiados por el instinto. Los seres humanos hemos construido sociedades. De esa manera, hemos forjado culturas. Ocupamos funciones diferentes. Dependemos de formas de comunicación complejas nutridas de componentes afectivos, de memorias, de aspiraciones, de proyectos de futuro que tienen carácter individual y tienen  continuidad en la huella que queremos dejar de nuestro paso por la Tierra, porque sabemos algo que los animales ignoran. Somos mortales. Por eso, desde tiempos inmemorables, nuestra tozuda voluntad de perdurar ha construido túmulos y monumentos conmemorativos.

Por todos esos motivos, somos personas. Un extraño malentendido ha llevado a algunos a cancelar la individualidad en favor del empeño colectivo. En verdad, el proyecto socialista se orienta en sentido diferente. Propone liberar al hombre de las cadenas  que arrojan y someten a la explotación en lo objetivo y en lo subjetivo. La Revolución Cubana rescató talentos que, sin ella, se hubieran perdido en el anonimato.

El individualismo es la expresión patológica de la individualidad. Se exacerba cuando el dinero se convierte en valor supremo, origen de la lucha de todos contra todos. Para contrarrestar esas tentaciones, no podemos convertirnos en simples conductores de ardillas. Desde la comunidad y el taller más modesto, hasta las instancias administrativas, el reto consiste en cohesionar.

Potenciar las capacidades individuales no entorpece el empeño colectivo. Las deformaciones individualistas se manifiestan cuando el dinero se convierte en motor único y decisivo.

Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2016-08-13/ardillas-castores-y-patos-silvestres/

Fuente de la imagen: http://themarketjobs.com/detalleblog.php?ids=13&id=55

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La firma en un diploma

América del Sur/Colombia/21 de Agosto de 2016/Autor: Ignacio Mantilla/Fuente: El Espectador

Tienen lugar por estos días, en casi todas las universidades, las ceremonias de graduación de los estudiantes que concluyeron sus estudios exitosamente en el primer periodo académico del año.

El acto central de estos importantes eventos académicos es la entrega de los diplomas que acreditan y certifican un título profesional, de especialista, de magíster o de doctor. El diploma encierra un significado fundamental para quien lo recibe, pero también una gran responsabilidad para la universidad que lo expide y, por supuesto, para la autoridad académica que lo firma en nombre de la institución, como garante, entre otras cosas, de su autenticidad.

Recordemos que la firma en los documentos es una costumbre que evolucionó de los monogramas que se estampaban en los documentos reales desde la época de Carlomagno y hasta antes del siglo XIV. Estos documentos eran marcados por los secretarios como decisiones del rey. Sin embargo, una gran cantidad de documentos reales aparecían con el monograma de determinado rey, aún mucho tiempo después de su muerte. Esto obligó a que los monogramas paulatinamente fueran reemplazados por signaturas o firmas de la propia mano del rey, para asegurar la originalidad del documento. Las firmas de los reyes fueron cada vez más elaboradas hasta el punto de que se convirtieron en verdaderas obras de arte caligráfico.

Es lamentable, sin embargo, que hoy en día estemos cayendo en la costumbre, según la cual, lo que se escribe de puño y letra pierde valor o no se acepta. A propósito, comparto una anécdota reciente: en una entidad bancaria en la que hacía un reclamo verbalmente, se me indicó que era mejor que presentara una queja escrita. Ante esta recomendación pedí a la funcionaria que me atendía, que me facilitara una hoja de papel para dejar por escrito mi solicitud. Aterrada, con ojos desorbitados, de “no lo puedo creer”, como si estuviera yo a punto de cometer un sacrilegio me dijo: “pero cómo se le ocurre, tiene que hacerlo en un computador”.

Actualmente hay un debate en torno a la manera como se deben firmar los  diplomas. Toma fuerza la opinión de quienes creen que éstos deben ser firmados mecánicamente, de manera electrónica o digital, pues el alto volumen de graduandos implica una considerable dedicación de tiempo para los encargados de las firmas, y en efecto, ya en algunas instituciones se ha implementado una firma distinta a la tradicionalmente manual y original.

Es fácil hacer cuentas del tiempo que demanda una firma y del que invertirán los directivos en firmar los diplomas para unas ceremonias de graduación. Así por ejemplo, en la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, tendremos en los próximos días 4609 graduandos y cada diploma debe tener la firma de la secretaria general, el rector y el decano o decana de la facultad a la que pertenece el estudiante. Si se estima que en un minuto se firman en promedio cinco diplomas, un cálculo sencillo arroja que el rector debe dedicar aproximadamente una hora para firmar 300 diplomas, es decir, un poco más de 15 horas para firmar todos los diplomas, lo que representa un par de días, si se dedica principalmente a esta actividad. Y este tiempo es un tercio de la tarea completa de todos.

Pero aunque parezca una posición conservadora, quiero defender la firma manual del diploma, pues desde mi perspectiva se trata de un documento trascendental para quien lo recibe, que lo conservará durante toda su vida y lo exhibirá en algún lugar o lo mostrará orgulloso a sus familiares y amigos.

Como rector, debo confesar, que adicionalmente se constituye en la firma que con mayor satisfacción realizo. Y si se acepta que deben firmarse manualmente -a veces con huella digital- algunas cartas, resoluciones, acuerdos, poderes, derechos de petición, solicitudes, entre otros, ¿cómo puede considerarse una pérdida de tiempo la firma de un diploma?

El mensaje debe ser claro: los egresados no son productos, que como mercancías se etiqueten con un código de barras para ser identificados. No puede caerse en el pragmatismo, aparentemente eficiente, de imprimir todo con formatos predefinidos con el argumento de ahorrar tiempo o trabajo. No creo, por ejemplo, que aceptemos de buen agrado que en lugar de recibir un diploma de manos del decano en una ceremonia protocolaria, solemne y de corte académico, éste se nos haga llegar por debajo de la puerta a vuelta de correo o que un personaje al que se le pida un autógrafo nos estampe su firma digital. No imagino el día en que el graduando reciba el mensaje: “estás a un click del título”, oprime <enter> para imprimir tu diploma.

Naturalmente, a medida que la cobertura universitaria aumenta, es más difícil sacar el tiempo necesario para llevar a cabo la tarea de firmar miles de diplomas, y puede ocurrir que como sucede hoy en día con los títulos oficiales que expiden las universidades españolas, los diplomas correspondientes demoren cinco años porque todos son firmados por el rey.

Nuestras universidades deben esforzarse por mostrarle a la sociedad el gran valor de sus egresados y de los títulos que otorgan. Sería contradictorio con este principio olvidar la bonita, aunque ardua, costumbre de rubricar a mano cada uno de los títulos expedidos por nuestras instituciones.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/firma-un-diploma

Fuente de la imagen: https://presencia.unah.edu.hn/facultades/articulo/unah-realiza-graduaciones-publicas-correspondiente-a-junio-2014

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Lo romántico es político

Coral Herrera Gómez

Para transformar o mejorar el mundo que habitamos hay que tratar políticamente el tema del amor, reflexionar sobre su dimensión subversiva cuando es colectivo, y su función como mecanismo de control de masas cuando se limita al mundo del romanticismo idealizado, heterocentrado y heterosexista.

Amamos patriarcalmente. Amamos democráticamente. Amamos como los capitalistas: con el ansia voraz de poseer al objeto de amor, con el ansia brutal del que colecciona piezas de caza. Nos conquistamos, nos endulzamos, nos fusionamos, nos separamos, nos destruimos mutuamente… nuestra forma de amar está impregnada de ideología, como cualquier fenómeno social y cultural.

El amor romántico que heredamos de la burguesía del siglo XIX está basado en los patrones del individualismo más atroz: que nos machaquen con la idea de que debemos unirnos de dos en dos no es casual. Bajo la filosofía del “sálvese quién pueda”, el romanticismo patriarcal se perpetúa en los cuentos que nos cuentan en diferentes soportes (cine, televisión, revistas, etc.).

A través de los cuentos que nos cuentan, asumimos los mitos, los estereotipos, los ritos y los roles de género tradicionales, y mientras consumimos ideología hegemónica, nos entretenemos y nos evadimos de una realidad que no nos gusta. Consumiendo estos productos románticos aprendemos a soñar con una utopía emocional posmoderna que nos promete la salvación eterna y la felicidad conyugal. Pero solo para mí y para ti, los demás que se busquen la vida.

Frente a las utopías religiosas o las utopías sociales y políticas, el amor romántico nos ofrece una solución individualizada, y nos mantiene distraídas soñando con finales felices.  El romanticismo sirve para que adoptemos un estilo de vida muy concreto, para que nos centremos en la búsqueda de pareja, para que nos reproduzcamos, para que sigamos con la tradición y para que todo siga como está.

El romanticismo patriarcal sirve para que todo siga como está. Unos disfrutando de sus privilegios de género, y las otras sometiéndose a los pequeños reyes absolutos que gobiernan en sus hogares. Sirve, también, para ayudarnos a aliviar un día horrible, para llevarnos a otros mundos más bonitos, para sufrir y ser felices con las historias idealizadas de otros, para olvidarnos de la realidad dura y gris de la cotidianidad. Sirve para que, sobre todo las mujeres, empleemos cantidades ingentes de recursos económicos, de tiempo y de energía, en encontrar a nuestra media naranja. Ante el fracaso, deseamos que todo cambie cuando encontremos al amor ideal que nos adore y nos acompañe en la dura batalla diaria de la vida.

Cada oveja rumiando su pena con su pareja.

Estamos rodeadas de afectos en nuestra vida, pero si no tenemos pareja decimos que “estamos solas”. Las que tienen pareja aseguran que la soledad que sienten en compañía es mucho peor. Muchas mujeres siguen creyendo que la pareja amorosa es la solución a su precariedad, a su vulnerabilidad, a sus problemas personales. Las industrias culturales y las inmobiliarias nos venden paraísos románticos para que busquemos pareja y nos encerremos en hogares felices, entornos de seguridad y aburrimiento que pueden llegar a convertirse en infiernos conyugales.
Las parejas de hoy en día siguen siendo profundamente desiguales, desequilibradas, jerárquicas, y casi todas practican la división de roles: heteros, lesbianas, bisexuales, gays… el amor es el reducto final en el que se ancla el patriarcado. El individualismo del romanticismo patriarcal nos sume en ensoñaciones románticas mientras nos quitan derechos y libertades… todavía una gran parte de la población permanece adormilada, protestando en sus casas, soñando con El Salvador o el Príncipe Azul.

Los medios de comunicación tradicionales jamás promueven el amor colectivo si no es para vendernos unas olimpiadas o un seguro de vida. Si todos nos quisiésemos mucho el sistema se tambalearía, pues está basado en la acumulación egoísta de bienes y recursos y no su gestión colectiva y solidaria. Por ello es que se prefiere que nos juntemos de dos en dos, no de veinte en veinte: es más fácil controlar a dos que a grupos de gente que se quiere.

El problema del amor romántico es que lo tratamos como si fuera un tema personal: si te enamoras y sufres, si pierdes al amado o amada, si no te llena tu relación, si eres infeliz, si te aburres, si aguantas desprecios y humillaciones por amor, es tu problema. Igual es que tienes mala suerte o que no eliges a los compañeros o compañeras adecuadas, te dicen.

Pero el problema no es individual, es colectivo: son muchas las personas que sufren porque sus expectativas no se adecúan a lo que habían soñado. O porque temen quedarse solas, porque  necesiten un marido o una esposa, o porque se decepcionan cuando comprueban que el romántico no es eterno, ni es perfecto, ni es la solución a todos nuestros problemas.

Lo personal es político, y nuestro romanticismo es patriarcal, aunque no queramos hablar de ello en los foros y asambleas.  También la gente de izquierdas y los feminismos seguimos anclados en viejos patrones de los que nos es muy difícil desprendernos. Elaboramos muchos discursos en torno a la libertad, la generosidad, la igualdad, los derechos, la autonomía… pero en la cama, en la casa, y en nuestra vida cotidiana no resulta tan fácil repartir igualitariamente las tareas domésticas, gestionar los celos, asumir separaciones, gestionar los miedos, comunicarse con sinceridad, expresar los sentimientos sin dejarse arrastrar por la ira o el dolor…

No nos enseñan a gestionar sentimientos en las escuelas, pero sí nos bombardean con patrones emocionales repetitivos y nos seducen para que imaginemos el amor a través de una pareja heterosexual de solo dos miembros con roles muy diferenciados, adultos y en edad reproductiva. Este modelo no solo es patriarcal, también es capitalista: Barbie y Ken, Angelina Jolie y Brad Pitt, Javier Bardem y Penélope Cruz, Letizia y Felipe… son parejas exitosas mitificadas por la prensa del corazón para que las tomemos como modelo a seguir. Es fácil entender, entonces, porqué damos más importancia a la búsqueda de nuestro paraíso romántico que a la de soluciones colectivas.

Para transformar o mejorar el mundo que habitamos hay que tratar políticamente el tema del amor, reflexionar sobre su dimensión subversiva cuando es colectivo, y su función como mecanismo de control de masas cuando se limita al mundo del romanticismo idealizado, heterocentrado y heterosexista.

Si me pongo romántica queer, me da por pensar que el amor de verdad podría destruir patriarcado y capitalismo juntos. Las redes de solidaridad podrían acabar con las desigualdades y las jerarquías, con el individualismo consumista y con los miedos colectivos a los “otros” (los raros, las marginadas, los inmigrantes, las presidarias, los transexuales, las prostitutas, los mendigos, las extranjeras). Para poder crear estas redes de amor tenemos que hablar mucho y trabajar mucho: queda todo el camino por hacer.

Tenemos que hablar de cómo podemos aprender a querernos mejor, a llevarnos bien, a crear relaciones bonitas, a extender el cariño hacia la gente y no centrarlo todo en una sola persona. Es hora de que empecemos a hablar de amor, de emociones y de sentimientos en   espacios en los que ha sido un tema ignorado o invisibilizado: en las universidades, en los congresos, en las asambleas de los movimientos sociales, las asociaciones vecinales, los sindicatos y los partidos políticos, en las calles y en los foros cibernéticos, las comunidades físicas y virtuales.
Hay que deconstruir y repensar el amor para poder crear relaciones más igualitarias y diversas.

Es necesario despatriarcalizar el amor, eliminar las jerarquías afectivas, desmitificar finales felices, volverlo a inventar, acabar con los estereotipos tradicionales, contarnos otras historias con otros modelos, construir relaciones diversas basadas en el buen trato, el cariño y la libertad.  Es necesario proponer otros “finales felices” y expandir el concepto de “amor”, hoy restringido para los que se organizan de dos en dos.

Ahora más que nunca, necesitamos ayudarnos, trabajar unidos por mejorar nuestras condiciones de vida y luchar por los derechos humanos para todos. Para acabar con la desigualdad, las fobias sociales, los odios y las soledades, necesitamos más generosidad, más comunicación, más trabajo en equipo, más redes de ayuda. Solo a través del amor colectivo es como podremos articular políticamente el cambio.

Confiando en la gente, interaccionando en las calles, tejiendo redes de solidaridad y cooperación, trabajando unidos para construir una sociedad más equitativa, igualitaria y  horizontal. Pensando y trabajando por el bien común, es más fácil aportar y recibir, es más fácil dejar de sentirse solo/a, es más fácil elegir pareja desde la libertad, y es más fácil diversificar afectos. Se trata, entonces, de dar más espacio al amor en nuestras vidas, de crear redes afectivas en las que podamos querernos bien, y mucho.

Que falta nos hace.

Fuente del articulo: http://www.pikaramagazine.com/2014/02/lo-romantico-es-politico/#sthash.TwDCT6W1.dpuf

Fuente de la imagen: http://djd9pi028g05f.cloudfront.net/wp-content/uploads/2014/02/amor-870×580.jpg

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Alerta de Género, una salida política

Rosario Herrera Guido

Contra la ceguera gubernamental,
la declaratoria de Alerta de Violencia de Género
debe llegar a todos los municipios del país
donde se haya cometido al menos un feminicidio.

Martha Lucía Micher Camarena
(Presidenta de la Comisión de Igualdad de Género,
H. Congreso de la Unión).

Humanas sin Violencia, A.C., el 19 de diciembre de 2014, presenta la solicitud de Alerta de Violencia de Género para Michoacán, porque “existe un fenómeno de violencia generalizado en la entidad, así como una falla sistémica en la procuración de justicia, que se dan en un contexto de violencia normalizada, caracterizada por actos de brutalidad, impunidad e ingobernabilidad […] como mujeres “apedreadas y calcinadas” (CIMACNOTICIAS, Periodismo con perspectiva de género, Anaiz Zamora Márquez. México, D.F., 08/04/2015).

Las académicas y los funcionarios del Grupo de Trabajo, se alimentaron de la información del gobierno local, realizaron cinco sesiones ordinarias, dos visitas, quince entrevistas a víctimas, familiares y organizaciones civiles, y a 46 empleados de atención de justicia, para elaborar sus conclusiones (CIMACNOTICIAS, Periodismo con perspectiva de género, Anaiz Zamora Márquez. México, D.F., 08/04/2015).

Una declaratoria de Alerta de Género contra las mujeres en el estado de Michoacán, que es admitida por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), y que de conformidad con lo establecido en el Reglamento de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se conforma el Grupo de Trabajo Interinstitucional para el Estudio del alcance de la solicitud y seguimiento. Un grupo compuesto por el Lic. David Uribe, de la Comisión Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres (CONAVIM), el Lic. Pedro Navarrete del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), la Dra. Graciela Espinosa de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la Mtra. Fabiola Alanís Sámano, como Secretaria de la Secretaría de Igualdad Sustantiva para las Mujeres de Michoacán y en calidad de representante del Gobernador del Estado de Michoacán, el Ing. Silvano Aureoles Conejo, la Dra. Ma. Eugenia Hernández de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), la Mtra. Rubí de María Gómez Campos de la UMSNH y la Dra. Miriam Núñez Vera de la Universidad Autónoma de Chapingo, Campus Morelia.

Después de que el gobierno de Michoacán reportó que de 2006 a 2014, se registraron 719 homicidios de mujeres, el 7 de abril de 2015, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), entregaron al gobernador del estado de Michoacán el Informe del Grupo de Trabajo, en el que se presentaron “9 Recomendaciones” para su inmediata atención: . A partir de la información recibida sobre la implementación de las propuestas contenidas en el informe, el 19 de febrero del 2016, el Grupo de Trabajo, determinó la declaratoria de Alerta de Violencia de Género en el Estado de Michoacán.

Una decisión que se tomó por el incumplimiento del gobierno del estado de Michoacán de garantizar la seguridad y derechos humanos de las mujeres, así como los prevalecientes índices de violencia de género y feminicidios, que de acuerdo a la Procuraduría General del Estado, se presentaron 90 mujeres asesinadas en 2015, y en lo que va del 2016, han sido asesinadas de manera violenta e impune 36 mujeres más. En el documento de 94 hojas, entregado el 13 de febrero de 2016 al INMUJERES, el Grupo de Trabajo observa que de enero de 2006 a diciembre de 2014 se registraron 719 muertes de mujeres, 712 homicidios dolosos y sólo 7 fueron catalogados como feminicidios. Y en el mismo periodo se reciben 5 mil 287 denuncias por delitos contra niñas y mujeres.

Por lo que el Grupo de Trabajo le propone al gobierno “9 Recomendaciones”: 1) adoptar las medidas necesarias para que se garantice la investigación de todos los casos y su resolución en un tiempo razonable; 2) diseñar y aplicar un “Modelo Único de Atención”, a cargo del Sistema Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres por Razones de Género, asesorado por especialistas en el tema, elaborando protocolos de atención y capacitando a los servidores públicos; 3) la correcta aplicación de la NOM-046 sobre violencia familiar y sexual contra las mujeres, porque el personal médico no avisa sobre estos casos al Ministerio Público (MP); 4) campañas permanentes con enfoque multicultural y evaluación periódica de su impacto; 5) sistematizar y actualizar el Banco Estatal de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres, impulsando la interconexión de los sistemas de información pública, para publicar periódicamente las estadísticas generadas; 6) fortalecer las instancias judiciales con presupuesto, espacios y personal suficiente y capacitado en la atención y contención psicológica de las mujeres en situación de violencia, dándole énfasis en las agencias del MP; 7) como no existen órdenes de protección en los casos, se propone la elaboración y publicación de protocolos de actuación, un modelo de análisis de riesgo y la regulación de los refugios; 8) diseño de una estrategia educativa transversal en materia de Derechos Humanos para transformar patrones culturales, que enseñe a las niñas, niños y adolescentes a identificar la violencia, a fin de superarla y erradicarla y 9) cambios legislativos: elaborar y publicar reglamentos de las leyes (vigentes desde 2009), para la igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres en Michoacán(diciembre de 2009). Incluyendo la modificación de la Ley para la Atención y Prevención de la Violencia Familiar, para que se eliminen los procedimientos de conciliación, la reforma al Código Penal local, para dar penalidad específica al feminicidio y crear el tipo penal de acoso sexual, actualmente tipificado como “hostigamiento sexual”

Después de cuatro meses, sin mediar explicación alguna para la sociedad, las organizaciones civiles de mujeres, las académicas, las legisladoras y el Grupo de Trabajo, la Secretaría de Gobernación pretende la declaratoria sólo en algunos municipios, focalizando y atendiendo sólo a un sector sobre el problema generalizado de asesinatos de mujeres, sin tomar en cuenta el diagnóstico estatal de violencia, el contexto de pobreza, migración e inseguridad que existe en todo el estado y que contribuye a generar condiciones de violencia extrema en contra de las mujeres en los 113 municipios.

Después de todos los signos de los tiempos que se vienen mostrando a luz pública, con claridad meridiana, como las recientes declaraciones del Procurador Martín Godoy, ante las mujeres organizadas y ciudadan@s, en una reunión convocada por la Mtra. Fabiola Alanís Sámano, Secretaria de SEIMUJER, en la Casa de Gobierno, quien luego de deslindarse de opinar sobre la Alerta de Género, reconoce 700 feminicidios, pero toma algunos ejemplos para ir diciendo que se trata de hombres vestidos de mujer o de lupitas, de una mujer que murió de parto, etc., para concluir que el problema de fondo y la causa es un asunto de mala crianza en el hogar, que debe ser atendida por las mujeres organizadas; una lectura religiosa y piadosa —como le señalé—, pues antaño, la Iglesia leyó así la problemática social e impuso el Catecismo; para terminar aceptando mi recomendación: que se requiere una lectura multifactorial, para construir un fino instrumento que permita superar, frenar y abatir de manera sustancial la violencia de género y la violencia feminicida contra las mujeres en Michoacán. Como una lectura política, sobre el nivel de legalidad del gobierno, legitimidad y gobernabilidad; una interpretación de estos signos paralela a la infiltración de los estamentos del gobierno por el crimen organizado, que conduce a la corrupción, la impunidad y la descomposición moral de toda la sociedad, desgarrando el tejido social. Una lectura económica, en los términos de salarios mínimos para parias, que requieren despensas para entrar en el sistema clientelar de partidos electoreros, o las masas de pobres que son presas fáciles del crimen organizado. Una lectura cultural, que permita interpretar las consecuencias de que las mayorías no tienen acceso a la cultura, porque las instituciones del Estado han hecho de ella —como dice Octavio Paz— una caricatura, lo que produce el desarraigo, pérdida de mitos, leyendas, tradiciones y valores culturales, sin los que la dispersión y el éxodo son el destino fatídico de los pueblos. Una lectura que incluya la filosofía de los pueblos y las ciudades, en su dimensión ética, estética y política. Una lectura que contemple la vida espiritual, en las comunidades y las urbes, con respecto a los espectáculos de la incultura de la violencia y la sangre, cuya línea tan frágil es fácilmente franqueada hacia la violencia a los hermanos, padres, vecinos, compañeros de estudios y de trabajo, colegas, correligionarios de partido y hasta aficionados de algún deporte.

No es posible leer la decisión de la Secretaría de Gobernación y del gobernador Silvano Aureoles Conejo, al menos de manera hipotética, como política, pues con ella se negocia la seguridad de las mujeres, ya que nada asegura que al reducir la Alerta de Género a algunos municipios no va a haber “efecto cucaracha”; a menos que todas las feministas que en un momento solicitaron, firmaron y hasta clamaron a gritos por las calles la Alerta de Género en todo el Estado y que hoy se suman sin rubor a la Declaratoria Oficial, ya hayan fumigado a todas las inmortales cucarachas que se pueden colar de un municipio a otro.

Como advierte la Dra. Miriam Núñez Vera, integrante del Grupo de Trabajo: “Al torcer el mecanismo, con esta decisión, mostrarían que no les interesa verdaderamente la seguridad y la vida de las mujeres en el estado. Aunque lo más grave de esta errática actitud del gobierno federal y estatal, sería la falta de respeto a la Ley de Procedimiento para la Atención a la Solicitud de Alerta de Género”.

Tal vez por ello, el 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de las Mujeres y la entrega de la Presea Princesa Eréndira 2016, el gobernador dijo que “la Ley por una Vida Libre de Violencia para las Mujeres en el Estado de Michoacán, ya tenía 10 años de vida y no había pasado nada”.

Fuente del articulo: http://michoacantrespuntocero.com/alerta-de-genero-una-salida-politica/

Fuente de la imagen: http://michoacantrespuntocero.com/wp-content/uploads/2014/02/no-mas-feminicidios-620×400.jpg

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Una mirada a los procesos de evaluación docente en las Universidades

Pluma Invitada

*Gisela Yaneth Hernández Vera

Hoy día los docentes de nivel universitario nos enfrentamos a dos  grandes retos educativos en México,  el primero a las exigencias y demandas sociales del mundo actual y el segundo a los exigentes y enormes requisitos que las Universidades piden  para ser parte de su plantilla académica.

Se exige una preparación profesional de calidad, una licenciatura a fin de los contenidos a impartir, el grado de una Maestría relacionada con el perfil requerido y en muchos casos el grado de Doctor, pero por si fuera poco, los estudios antes mencionados no son suficientes, pues al haber  gran demanda  de candidatos en los exámenes de oposición, las exigencias se elevan cada vez más.

Es un largo camino que quien quiere ser docente tiene que transitar, se empieza con la recepción de documentos, posterior a ello debes esperar los temas de exámenes,  los cuales se presentan a través de un trabajo escrito y una exposición oral de por lo menos veinte o treinta  minutos.

El camino no termina, pues quien se encuentre mejor capacitado, según los estándares de cada institución, jurados y consejo técnico,  hay que sumarle los méritos académicos, los cuales incluyen los siguientes aspectos:   formación y actualización académica, antecedentes de desempeño  académico y experiencia profesional docente, es decir cursos, diplomados, especialidades, seminarios, ponencias, publicaciones, entre otros; así como presentar un documento reciente que acredite tener el dominio del idioma Inglés.

Ante este panorama actual, me asaltan  las siguientes  preguntas: ¿El sueldo como docente nos alcanza para pagar  nuestra propia capacitación ya sea un posgrado o doctorado? ¿Se tiene el  tiempo de calidad para pasar en familia? ¿Nos están formando para competir o para educar? Estos mecanismos de poder y de dominación, surgen también de una relación entre Educación-Estado y Educación-Sindicatos.

El abaratamiento de los salarios de personas profesionalmente capacitadas y la disminución de los lugares de trabajo, la inseguridad laboral, las contrataciones limitadas, da como resultado un estrés laboral, una constante en los lugares de trabajo.

Las Universidades de México requieren un sistema de evaluación docente  diferente, apegado a un contexto determinado, con necesidades específicas, una evaluación docente  que se funde en un análisis profundo de los valores, habilidades y actitudes que un docente debe tener, más que en la  cantidad de documentos.

Estamos ante una excesiva burocracia, llena de requisitos y documentos, donde la atención se centra en las cuestiones administrativas más que en una verdadera vocación docente, estos y otros mecanismos, nos han llevado a ser partícipes de un círculo vicioso de la competencia por el puesto.

La evaluación docente en las universidades, debe superar los procesos mediáticos, debe partir de procesos  más igualitarios y menos excluyentes, pues partimos de desigualdades para competir por una experiencia educativa o materia, donde los que tienen contratos de trabajo o bases permanentes, tienen la oportunidad de seguir trabajando por su currículum y  de participar en actividades académicas  que permitan mejorar su formación, a diferencia de los contratos limitados o eventuales, quienes deben pagar por su capacitación para poder entrar al sistema docente universitario.

En un país donde las desigualdades sociales y educativas se han acrecentado cada vez más, es importante repensar la educación desde una nueva óptica.

*Maestra en Investigación en Psicología aplicada a la Educación (MIPAE) UV.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/vozdelprofe-una-mirada-a-los-procesos-de-evaluacion-docente-en-el-ambito-de-las-universidades/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2014/02/Captura-de-pantalla-2014-02-27-a-las-16.45.02-300×197.png

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Eduquemos para la comprensión

Rafael Lucio Gil

Cuando la acción educativa atraviesa todas las fibras de la comprensión, se convierte en una acción, no solo de completación de la persona que es educada, sino también de quien educa, pero sobre todo, es fuente de autonomía, pensamiento crítico y libertad.

De esta manera, la educación como un derecho natural se convierte en la mejor razón para crecer en capacidades, comprensión de la realidad, y actuación libre y soberana. Se logra, de esta manera, el desarrollo de la autenticidad de la persona, de sus capacidades de pensar y decidir con libertad, de tomar opciones y decisiones, desarrollando no solo sus capacidades cognitivas, sino también las metacognitivas y autorreguladoras, estrategias superiores de aprendizaje.

Una educación que se centra en la comprensión, respeta profundamente a la persona, le proporciona oportunidades de aprendizaje que estimulen al máximo sus sentidos y capacidades cognitivas, le reta al análisis, la confrontación y argumentación de ideas, contribuyendo al compromiso social y ciudadano efectivo con la verdad, la honestidad y la transparencia.

Educar la comprensión demanda de una enseñanza inicial capaz de contribuir a que niños y niñas aprendan con fluidez a leer y a comprender reflexionando críticamente sobre lo que leen. Cuando esta capacidad se retrasa o no se logra, como suele ocurrir en gran cantidad de niños y niñas que pasan de grado, llegan a la secundaria y después a la universidad sin leer con fluidez ni comprensión, todas sus aspiraciones como personas acaban por frustrarse.

Tales limitaciones operan como la peor cara de la pobreza, obstruyendo toda posibilidad de formación profesional de calidad e integralidad.

Esta matriz profundamente obstaculizadora, continúa poniendo en grave riesgo la posibilidad de que el país logre un desarrollo humano realmente inclusivo, afectando severamente los diferentes componentes de la cultura, y profundizando la distancia entre quienes tienen las mejores oportunidades educativas, y quienes reciben educación en pobreza, pobre para los pobres.

La falta de comprensión limita entender su propia existencia. La educación no prepara ni ayuda a comprenderse a sí mismo. Viven los educandos a merced de lo eventual, pasajero, coyuntural; evitan reflexionar sobre su vida, su futuro. Sin educarse en adoptar metas propias, los adolescentes crecen sin futuro, sin saber optar ni tomar decisiones. Cuando esto sucede, es porque la educación que reciben promueve superficialidad, mediocridad, dependencia e imposibilidad de discernir ni emitir sus propios argumentos.

Si no se educa la comprensión se impide el aprendizaje de la reflexión, la introspección; se vive superficialidad, mediocridad, acción sin compromiso certero, atavismo de la inmediatez, interés por lo superfluo, pérdida de significado, actuación sin prever responsabilidades por consecuencias, ceguera ante la profesión y la vida.

La falta de educación para la comprensión imprime a las vidas jóvenes anomia frente a las urgencias del pensamiento crítico, la toma de decisiones conscientes; de aprender a pensar, argüir, cuestionar, de formar criterio, canalizar los temperamentos formando el carácter y la voluntad. Al final, aceptan dimitir para que otros piensen y no ellos, frustrando su capacidad de realización como personas libres y pensantes. Su cultura se trastoca, permitiendo colonizar su mente y pensamientos, perdiendo identidad. Viven en burbujas ajenos a todo, a su ignorancia e imposibilidad de determinación.

La educación sin comprensión transmite un currículum no situado, desconectado de la realidad. Se exponen y copian contenidos ausentes de contactos reales. Los saberes no se discuten ni construyen, se copian, se replican sin significado. La pedagogía y didáctica utilizadas son huecas, interioristas, ajenas a problemáticas del entorno; los saberes se acumulan para el examen, no para la vida; la brecha sociológica entre aula, cotidianeidad comunitaria y el país se agranda. Los modelos positivos y negativos de instituciones y sociedad no ingresan al currículum. El saber libresco, mecánico, sin significado ni sentido, predominará y con buenas calificaciones.

La educación sin comprensión, mejor cómplice de la imposibilidad de adquirir valores positivos. Ingresan al centro educativo contravalores de acoso y violencia, sin reflexión crítica y superación. Los valores emitidos en el discurso simbólico tienen en el currículum oculto del contraejemplo de instituciones, clase política y familias, su mejor argumento para no practicarlos.

Cuando la comprensión y la reflexión crítica no campean en las aulas, los medios de difusión y la mala utilización de la tecnología dominan ante el silencio pedagógico, incapaz de enfrentarlos y convertirlos en los mejores socios.

Por último, si la educación no enseña a comprender y discernir las veleidades políticas, tampoco los adolescentes estarán preparados para debatir libremente, con sentido crítico y propositivo, cuando se les induce a no pensar, y simplemente se manipule su pensamiento para aceptar imposiciones sin restricciones. Frente a la despersonalización, la razón. Frente a la razón de la fuerza, la educación está llamada a fortalecer la fuerza de la razón.

Fuente del articulo: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/385016-eduquemos-comprension/

Fuente de la imagen: https://media.deseretdigital.com/file/a3a4bc9974.jpg?crop=top_0~left_0~width_1000~height_904&resize=width_630~height_570&c=9&a=04ea0933

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Los Juegos Olímpicos: metáfora de la humanidad humanizada

Leonardo Boff

Desde el día 5 de este mes de agosto Río de Janeiro es la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Se ha creado una inmensa infraestructura de arenas, estadios, nuevas avenidas y túneles que dejarán un legado inolvidable a la población carioca.

La apertura y la clausura son ocasión de grandes celebraciones, en las cuales el país que hospeda intenta mostrar lo mejor de su arte y singularidad. La apertura esta vez fue de un esplendor inigualable, a semejanza de los grandes desfiles de las escuelas de samba. Los efectos de luces y de imágenes proyectadas en pantallas enormes creaban una atmósfera de mágica y casi surrealista, provocando en muchos lágrimas de emoción.

El momento principal fue el desfile de las delegaciones de 206 países, un número mayor que el de los países representados en la ONU, que son 193. Cada delegación desfilaba con trajes típicos de sus pueblos, destacándose por sus colores vistosos y elegantes, los trajes africanos y asiáticos.

Sabemos que en todas las relaciones sociales e internacionales subyacen intereses y maniobras de poder. Pero aquí, en los Juegos Olímpicos, si existieron, fueron prácticamente invisibles. Predominaba el espíritu deportivo y olímpico por encima de las diferencias nacionales, ideológicas y religiosas. Aquí todos estaban representados, hasta un grupo, muy aplaudido, de refugiados que hoy inundan especialmente Europa. Tal vez este evento sea uno de los pocos espacios en los cuales la humanidad se encuentra consigo misma, como una única familia, anticipando una humanización siempre buscada pero nunca definitivamente mantenida porque todavía no hemos avanzado en la conciencia de que somos una especie, la humana, y tenemos un único destino común junto con nuestra Casa Común, la Tierra.

Este tal vez sea el mensaje simbólico más importante que un evento como este envía a todos los pueblos. Más allá de los conflictos, diferencias y problemas de todo tipo, podemos vivir anticipadamente y, por un momento, la humanidad que finalmente se humanizó y encontró su ritmo en consonancia con el ritmo del propio universo. Este es uno y complejo, hecho de redes incontables de relaciones de todos con todos, constituyendo un cosmos en cosmogénesis, gestándose continuamente a medida que se expande y se complejiza. A este ritmo no escapa tampoco la humanidad.

Los Juegos Olímpicos nos invitan a reflexionar sobre la importancia antropológica y social del juego. No pienso aquí en el juego que se volvió profesión y gran comercio internacional como el futbol, el baloncesto y otros, que son más bien deportes que juegos. El juego, como dimensión humana, se revela mejor en los medios populares, en la calle o en la playa o en algún espacio con hierba o con arena. Este tipo de juego no tiene ninguna finalidad práctica, pero lleva en sí mismo un profundo sentido como expresión de alegría de divertirse juntos.

En los Juegos Olímpicos impera otra lógica, diferente de la cotidiana de nuestra cultura capitalista, cuye eje articulador es la competición excluyente: el más fuerte triunfa y, en el mercado, si puede, se come a su concurrente. Aquí hay competición, pero es incluyente, pues participan todos. La competición es para el mejor, apreciando y respetando las cualidades y el virtuosismo del otro.

La tradición cristiana desarrolló toda una reflexión sobre el significado transcendente del juego. Quiero concentrarme un poco sobre ella. Las dos Iglesias hermanas, la latina y la griega, se refieren al Deus ludens, al homo ludens e incluso a la eccclesia ludens (Dios, el hombre y la Iglesia lúdicos).

Veían la creación como un gran juego de Dios lúdico: hacia un lado lanzó las estrellas, hacia otro el sol, más abajo puso los planetas y con cariño colocó la Tierra, equidistante del Sol, para que pudiese tener vida. La creación expresa la alegría desbordante de Dios, una especie de teatro en el cual desfilan todos los seres y muestran su belleza y grandeur. Se hablaba entonces de la creación como un theatrum gloriae Dei (un teatro de la gloria de Dios).

En un bello poema dice el gran teólogo de la Iglesia ortodoxa Gregorio Nacianceno (+390): «El Logos sublime juega. Engalana con las más variadas imágenes y por puro gusto y por todos los modos, el cosmos entero». En efecto, el juguete es obra de la fantasía creadora, como lo muestran los niños: expresión de una libertad sin coacción, creando un mundo sin finalidad práctica, libre del lucro y de beneficios individuales.

«Porque Dios es vere ludens (verdaderamente lúdico) cada uno debe ser también vere ludens, aconsejaba, ya mayor, uno de los más finos teólogos del siglo XX, Hugo Rahner, hermano de otro eminente teólogo, que fue profesor mío en Alemania, Karl Rahner.

Estas consideraciones sirven para mostrar cómo puede ser sin nubarrones y sin angustia nuestra existencia aquí en la Tierra, al menos por un momento, especialmente cuando se vislumbra en la belleza de las diferentes modalidades de juegos la misteriosa presencia de un Dios lúdico. Entonces no hay que temer. Lo que nos bloquea la libertad y la creatividad es el miedo.

Lo opuesto a la fe no es tanto el ateísmo sino el miedo, especialmente el miedo a la soledad. Tener fe, más que adherirse a un conjunto de verdades, es poder decir, siguiendo a Nietzsche, “sí y amén a toda la realidad”. En lo profundo, la realidad no es traicionera, sino buena y bonita, alegre acogedora. Alegrarse por formar parte de ella lo expresamos en el juego, y, de forma universal, en los Juegos Olímpicos. Tal vez éste sea su sentido secreto.

Fuente del articulo: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=785

Fuente de la imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1418198301090/sites/telesur/img/news/2014/12/10/juegos.jpg_1718483346.jpg

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