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UNESCO: Meet the Education 2030 Data

Originalmente publicado en UNESCO Institute for Statistics

A guide to the indicators to monitor SDG 4 – Education 2030

The “Meet the Education 2030 Data” series explains the global and thematic indicators that will be used to monitor Sustainable Development Goal 4 and the Education 2030 targets. It offers a starting point for readers interested in more in-depth information. The UIS will add new indicator briefs as information becomes available.

Learning is at the top of the new global education agenda. Five of the ten SDG 4 targets focus on the learning outcomes of children, youth and adults.  In particular, Target 4.1 calls upon the international community to measure the completion of schooling, but also the quality of learning, in primary and lower secondary education.

The UIS already produces data on completion rates for boys and girls at the primary and lower secondary levels. The challenge lies in measuring the quality of education and learning globally.

To do this, two new indicators must be developed: Indicator 4.1.1, which will measure learning proficiency in reading and mathematics in primary and lower secondary education; and Indicator 4.1.2, which will track the extent to which countries conduct learning assessments and/or participate in cross-national assessments, in primary and secondary education, as well as the subject matters assessed.

This brief explains Indicator 4.1.2

 

 

What do the data tell us?

Through a series of maps, presented below, we can clearly see which countries have conducted their own national assessments and/or participated in cross-national initiatives to measure the reading, writing and mathematical skills of children and youth in primary and lower secondary education over the past five years.

Clearly, there are big gaps in both geographic coverage of assessments and in the type of information gathered. In sub-Saharan Africa, for instance, countries belonging to the Southern and Eastern Africa Consortium for Monitoring Educational Quality (SACMEQ), which have not reported data since 2012, may need help developing more robust infrastructure.

Perhaps most importantly, we get a sense of the complexity involved in monitoring learning globally. Even though about 80% of countries have conducted some type of large-scale assessment, the resulting data cannot be compared internationally.

This is why the UIS has launched the Global Alliance to Monitor Learning (GAML), which will develop the methodological frameworks and standards needed to link these different assessments and produce a new generation of data on learning to monitor SDG 4 and the related targets of Education 2030. 

To help advance this work, the UIS has created the Learning Assessment Capacity Index, based on the Indicator 4.1.2. The UIS Catalogue of Learning Assessments also offers a wealth of information, including descriptive standardised and comparable information on public examinations, national and international assessments in primary and lower-secondary education programmes in countries across the world.

How will the data be produced?

The UIS will be working with countries, as well as regional and international partners* to collect the data needed to produce Indicator 4.1.2 on an annual basis. 

 

Methodology:

 

Formula: LAtn,s = 1, yes if there exists a national, regional or international learning assessment in any year between t-5 and t
= 0, no otherwise 

*Cross-national assessment partners include:

  • LLECE Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación
  • PASEC Programme d’Analyse des Systèmes Educatifs de la CONFEMEN
  • PILNA Pacific Islands Literacy and Numeracy Assessment
  • PIRLS Progress in International Reading Literacy Study
  • PISA Programme for International Student Assessment
  • SEA-PLM South East Asia Primary Learning Metrics
  • SACMEQ Southern and Eastern Africa Consortium for Monitoring Educational Quality
  • TIMSS Trends in International Mathematics and Science Study

Source: UIS Catalogue Learning Assessments and ministries of education

Source: UIS Catalogue Learning Assessments and ministries of education

Source: UIS Catalogue Learning Assessments and ministries of education

Sources:TERCE, PASEC, EGRA, EGMA

Sources: TERCE, TIMSS, SACMEQ 4, PIRLS, PILNA 2012, PASEC, EGRA, EGMA

Source: Organisation for Economic Co-operation and Development(OECD)

– See more at: http://www.uis.unesco.org/Education/Pages/meet-the-education-2030-data-indicator-4-1-2.aspx#sthash.M5XyC68P.dpuf

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¿Nuevo rol docente? Nuevo modelo de formación

Por: Rosa Maria Torres

Este trabajo lo escribí en 1998 y fue publicado en el Boletín No. 49 del
Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe, UNESCO-OREALC, Santiago, agosto 1999.

Derrama Magisterial, de Perú, me pidió presentarlo como conferencia magistral en su II Congreso Internacional Encinas 2008 “Políticas educativas y formación continua en el mundo de hoy». Acapté, creyendo que tendría que actualizar de manera significativa el texto, pero al releerlo constaté que lo dicho entonces sigue lastimosamente vigente, como realidad y como deseo, en sus aspectos esenciales. En estos años, la problemática docente se ha complejizado y deteriorado aún más. Hay, eso sí, más estudios sobre el tema, documentándolo mejor y aportando una mejor base empírica.

No obstante, como es sabido, en el campo educativo más estudios y mejor documentación no van necesariamente de la mano de los virajes que, desde hace mucho tiempo, vienen advirtiéndose como imprescindibles e incluso impostergables. Vemos abultarse la bibliografía y abultarse también la lista de “saberes y competencias docentes deseables” y la retórica acerca de los nuevos roles docentes, reiterada hasta el cansancio, sin que se creen las condiciones para hacerlos efectivos, ni desde el Estado, ni desde la sociedad, ni desde los gremios, ni desde los organismos internacionales.

El texto a continuación es el mismo de 1998; me he limitado a introducir unos pocos cambios, énfasis o agregados para estar a tono con los tiempos. He dejado intacta la bibliografía original, sin agregar todo lo nuevo que hoy podría agregarse y citarse, por una cuestión de honestidad intelectual y a fin de preservar la fundamental conexión temporal entre las ideas y sus referentes.

INTRODUCCIÓN

No hay respuesta única, ni posibilidad de un menú universal de recomendaciones, para la pregunta acerca de qué hacer con la cuestión docente y con la formación docente, de manera específica. No la hay por varias razones:

▸ la gran diversidad de contextos y situaciones entre regiones, países y dentro de un mismo país, haciendo difícil (o, en todo caso, irrelevante) la generalización y a la vez separación usual entre “países en desarrollo” y “países desarrollados”;

▸ la complejidad y la situación sumamente crítica a la que ha llegado en el mundo el “problema docente”, del cual la formación profesional es apenas un aspecto;

▸ la heterogeneidad de ese conjunto de sujetos genéricamente agrupados como “docentes”, así como los diversos significados que adoptan o pueden adoptar, en cada caso, la “formación” y la “capacitación»

▸ la insuficiencia e inconsistencia del conocimiento disponible respecto del cambio educativo y del aprendizaje – y del aprendizaje docente en particular – así como de experiencias que muestren avances prácticos en estos ámbitos con planteamientos sólidos y

▸ la incertidumbre y la complejidad del momento actual – caracterizado como “período de transición entre dos eras”, cuya comprensión desafía los habituales instrumentos de pensamiento y categorías de análisis – y del futuro, incluso del futuro inmediato; y,

▸ en consonancia con todo esto, la imprecisión y los sentidos diversos y en disputa de eso que se avizora hoy como la educación deseada, la “nueva” educación, “la educación del siglo 21”.

Todo esto pone en jaque la tendencia dominante a formular diagnósticos y recomendaciones uniformes, para el “mundo en desarrollo”, para toda una región e incluso para todo un país. El paso “de la hipótesis a la prescripción”, como lo ha llamado Ratinoff (1994:30).

Con docentes nos referimos aquí a los educadores que trabajan en el sistema escolar. Al hablar de su formación incluimos tanto a educadores de aula como a directores y supervisores, entendiendo la importancia de articular estos tres estamentos y de hacerlo en el marco de nociones de equipo escolar, desarrollo profesional y gestión escolar que integren, para todos ellos, tanto la dimensión administrativa como la curricular y pedagógica. Abordamos la formación docente dentro del concepto de aprendizaje permanente, es decir, entendiendo que los saberes y competencias docentes son resultado no sólo de su formación profesional sino de aprendizajes realizados a lo largo de la vida, dentro y fuera de la escuela, y en el ejercicio de la docencia.

Nos referimos específicamente a los docentes (y su formación) en los “países en desarrollo”, reconociendo no obstante – como se ha dicho – las profundas diferencias entre ellos y dentro de cada uno, así como las diferencias relacionadas con niveles y asignaturas de enseñanza y con variables tales como edad, género, etapa de desarrollo profesional, etc. En definitiva, “los docentes” -como “los alumnos”- y “la formación docente” son abstracciones que requieren afinarse en cada condición concreta, planteando el desafío de construir “certezas situadas”.

Los qués y cómos de la formación docente dependen del rol que, en cada caso, se asigne a la educación y al sistema escolar. La definición del modelo educativo, a su vez, está en relación al tipo de sociedad a que se aspira. La pregunta educación, ¿para qué?,precisamente en un mundo globalizado, dominado por un “pensamiento único” (Ramonet, 1998) que, en el campo educativo, se expresa hoy entre otros en la retórica del capital humano, no sólo no ha perdido relevancia sino que es un terreno a debatir y disputar, tanto desde la política y la economía como desde la educación y la cultura.

“Nuevo rol docente” y nuevo modelo de formación docente

La necesidad de un «nuevo rol docente»ocupa un lugar destacado en la retórica educativa. El perfil y el rol pre-figurado de este “nuevo docente” configura un largo listado de “competencias deseadas”, en el que confluyen hoy, contradictoriamente, postulados inspirados en la retórica del capital humano y los enfoques eficientistas de la educación, y postulados largamente acuñados por las corrientes progresistas, la pedagogía crítica y los movimientos de renovación educativa, y que hoy han pasado a formar parte de la retórica de la reforma educativa mundial.

Así, el “docente deseado” o el “docente eficaz” es caracterizado como un sujeto polivalente,profesional competente, agente de cambio, practicante reflexivo, profesor investigador,intelectual crítico e intelectual transformador (Barth, 1990; Delors y otros, 1996; Hargreaves, 1994; Gimeno, 1992; Jung, 1994; OCDE, 1991; Schon, 1992; UNESCO, 1990, 1998) que:

  • domina los saberes -contenidos y pedagogías- propios de su ámbito de enseñanza;
  • provoca y facilita aprendizajes, asumiendo su misión no en términos de enseñarsino de lograr que los alumnos aprendan;
  • interpreta y aplica un currículo, y tiene capacidad para recrearlo y cons­truirlo a fin de responder a las especificidades locales;
  • ejerce su criterio profesional para discernir y seleccionar los contenidos y pedagogías más adecuados a cada contexto y a cada grupo;
  • comprende la cultura y la realidad locales, y desarrolla una educación bilingüe e intercultural en contextos bi- y plurilingües;
  • desarrolla una pedagogía activa, basada en el diálogo, la vinculación teoría-práctica, la interdis­ciplinariedad, la diversidad, el trabajo en equipo;
  • participa junto con sus colegas en la elaboración de un proyecto educativo para su establecimiento escolar, contribuyendo a perfilar una visión y una misión institucional, y a crear un clima de cooperación y una cultura democrática en el interior de la escuela;
  • trabaja y aprende en equipo, transitando de la formación individual y fuera de la escuela a la formación del equipo escolar y en la propia escuela;
  • investiga, como modo y actitud permanente de aprendizaje, y a fin de buscar, seleccionar y proveerse autónomamente la información requerida para su desempeño como docente;
  •  toma iniciativas en la puesta en marcha y desarrollo de ideas y proyectos innovadores, capaces de ser sostenidos, irradiarse e institucionalizarse;
  • reflexiona críticamente sobre su papel y su práctica pedagógica, la sistematiza y comparte en espacios de inter-aprendizaje;
  • asume un compromiso ético de coherencia entre lo que predica y lo que hace, buscando ser ejemplo para los alumnos en todos los órdenes;
  • detecta oportunamente problemas (sociales, afectivos, de salud, de aprendizaje) entre sus alumnos, derivándolos a quien corresponde o buscando las soluciones en cada caso;
  • desarrolla y ayuda a sus alumnos a desarrollar los conocimientos, valores y habilidades necesarios para aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, y aprender a ser (los “cuatro pilares” de la educación, propuestos en el Informe Delors, 1996);
  • desarrolla y ayuda a sus alumnos a desarrollar cualidades consideradas indispensables para el futuro tales como creatividad, receptividad al cambio y la innovación, versatilidad en el conocimiento, anticipación y adaptabilidad a situaciones cambiantes, capacidad de discernimiento, actitud crítica, identificación y solución de problemas;
  •  impulsa actividades educativas más allá de la institución escolar, incorporando a los que no están, recuperando a los que se han ido, y atendiendo las necesidades de los padres de familia y la comunidad como un todo;
  • se acepta como “aprendiz permanente” y se transforma  en “líder del aprendizaje”, manteniéndose actualizado en sus disciplinas y atento a disciplinas nuevas;
  • se abre a la incorporación y al manejo de las nuevas tecnologías tanto para fines de enseñanza en el aula y fuera de ella como para su propio aprendizaje permanente;
  • se informa regularmente a través de los medios de comunicación y otras fuentes de conocimiento a fin de acceder a otras la comprensión de los gran­des temas y problemas del mundo contemporáneo;
  • prepara a sus alumnos para seleccionar y utilizar críticamente la información proporcionada por los medios de comunicación de masas y a través de Internet;
  • es percibido por los alumnos a la vez como un amigo y un modelo, alguien que les escucha y les ayuda a desarrollarse (UNESCO, 1996);
  • propicia nuevas y más significativas formas de participación de los padres de familia y la comunidad en la vida de la escuela;
  • está atento y es sensible a los problemas de la comunidad, y se compromete con el desarrollo local;
  • responde a las expectativas familiares y sociales en torno a los resultados educacionales, a la necesidad social de un acceso más amplio a la educación y a las presiones en pro de una participación más democrática en las escuelas (OCDE, 1991);
  • rinde cuentas de sus acciones y resultados a sus superiores dentro de la jerarquía escolar, así como a los padres de familia, y la comunidad;
  • está abierto y receptivo a la evaluación permanente, la propia y la de sus alumnos o supervisados, a través de las cuales es juzgado y premiado/castigado en términos de remuneración y carrera profesional, sobre todo por la vía de incentivos  a su desempeño.

Varias preguntas surgen frente a este listado de “competencias docentes deseables”:

  1. Suponiendo que fuese factible lograr ese “docente ideal”, que desafía los propios límites de lo humano, ¿a qué modelo educativo y de sociedad responde?. ¿Son estos valores y competencias universalmente aceptados y deseados en las distintas sociedades y culturas?. ¿Conforman todos ellos un modelo educativo coherente, o responden a modelos diferenciados y hasta contradictorios entre sí?. ¿Qué de todo ello, por ejemplo, es compatible con un modelo escolar centralizado y qué con un modelo descentralizado, qué con un modelo educativo orientado por el capital humano y qué con un modelo orientado por el desarrollo humano?.[iii]
  1. ¿Es éste el actor, y el correspondiente escenario, que están dispuestas a construir las voluntades nacionales e internacionales que toman decisiones en materia educativa?. ¿Es éste el actor y el escenario que están construyendo las actuales políticas y reformas educativas, impulsadas desde mediados de los 80 bajo el signo del “mejoramiento de la calidad de la educación”?. ¿Existe la voluntad política para introducir los cambios, financiar los costos y desarrollar las estrategias requeridas para lograrlo, en el tiempo que tome hacerlo?.
  1. ¿Qué de todo esto responde a la lógica, necesidades y posibilidades de los países desarrollados (y cuáles de ellos marcan la pauta, en particular) y qué a la lógica, necesidades y posibilidades de los países en desarrollo (y a su heterogeneidad)?. ¿Qué de todo ello es compatible con los perfiles docentes, la estructura y la tradición escolar, la formación profesional, la cultura política y los estilos de liderazgo, los niveles de pobreza y segregación social, las realidades bilingües y multilingües, los presupuestos, etc. que predominan en los países en desarrollo en la actualidad?
  1. ¿Cuáles de todas estas competencias son aprendibles?. ¿Qué de todo ello esenseñable, es decir, pasible de ser logrado a través de un esfuerzo intencional de educación, formación o capacitación?. Y, si es enseñable, ¿bajo qué condiciones, con qué estrategias y pedagogías, en cada caso, si lo que está en juego es la eficacia en los aprendizajes y su reflejo, entre otros, en la práctica docente?.
  1. ¿Qué de todo esto puede ser aprendido en la edad adulta (y en la formación profesional de un docente) y qué debe (y/o sólo puede) ser aprendido durante la infancia (y en el sistema escolar)?. ¿Qué de todo ello puede ser aprendido en la formación inicial y qué debe (y/o sólo puede) ser aprendido en la formación en servicio, en la práctica misma de enseñar?. ¿Qué requiere modalidades presenciales y qué puede ser confiado a modalidades a distancia,incluido el uso de las modernas tecnologías?
  1. ¿Qué de esto le corresponde a las instituciones e instancias de aprendizaje docente, ya sea inicial o en servicio, y qué a otras instancias como la familia, el sistema escolar, los medios de comunicación, las bibliotecas y diversas formas de autoaprendizaje e inter-aprendizaje entre pares, la participación ciudadana y política, la organiación social, etc.?
  1. ¿Cuáles son los requerimientos organizacionales y laborales (salario, tiempo, duración, etc.) para ejercer y desarrollar estas competencias y continuar aprendiendo en el ejercicio de la profesión?
  1. ¿Qué de todo esto podría ser reemplazado por tecnologías que no requieren la interacción entre personas y la presencia de un docente?. ¿Cuáles de estas competencias (y sus respectivos aprendizajes) pueden sustituirse, por ejemplo, con el texto escolar, la grabadora, la computadora, el video, el CD, la computadora, el Internet, etc.?
  1. ¿En qué medida este listado está todavía atrapado en la lógica del modelo escolar convencional, planteando a lo sumo su mejoría más que su transformación?. ¿En qué medida ese “nuevo rol docente” no alcanza aún a avizorar las tremendas carencias y las tremendas posibilidades que se ciernen sobre el futuro cercano, las complejidades de un mundo crecientemente polarizado en todos los órdenes, que avanza simultáneamente hacia la uniformación y la diferenciación, la globalización y el localismo exacerbado, el desarrollo ilimitado de las comunicaciones junto con la profundización de la fragmentación y la exclusión?

Ordenar el campo, levantar preguntas y construir la problemática, en general y en cada caso, parece esencial antes de intentar responder al para qué, qué, quiénes, cómo, cuándo y costos de la formación docente. Hacerlo permite mirar el asunto desde nuevos ángulos, superadores de las viejas y nuevas antinomias (saber general/saber pedagógico, formación inicial/en servicio, formación individual/en equipo, formación fuera/dentro de la escuela, etc.) en que se mueve dicho campo, así como la posibilidad de identificar necesidades e imaginar escenarios, antes de entrar al análisis de costos y los temas presupuestarios, hoy por hoy criterio dominante en la definición de lo deseable y posible en materia de políticas educativas.

De hecho, este listado de “competencias docentes” deseables tiene los mismos defectos de otros tantos listados que vienen circulando en el ámbito de la educación, por lo general generados en los países desarrollados y trasladados a los países en desarrollo sin la crítica y la revisión de la cual, de hecho, ya han sido objeto en los primeros (ver, entre otros: Barth, 1990; Beare y Slaughter, 1993; Fullan, 1993; Hargreaves y Hopkins, 1991; Hargreaves, 1994). La crítica a la “lógica de los listados” destaca precisamente el simplismo respecto del cambio educativo que subyace detrás de dichos listados, su pretendida validez universal, así como el hecho de que se limitan a describir un conjunto de características deseables pero no proveen elementos que ayuden a definir cómo construir esas características en situaciones concretas.

En este caso, el listado de perfiles y competencias docentes deseables no dice nada sobre qué clase de formación y qué condiciones de trabajo docente son necesarias para lograr el aprendizaje y uso efectivo de tales perfiles y competencias. La propia definición y construcción del “docente deseado” y la “escuela deseada” continúan siendo tarea abierta y desafío de cada país y cada comunidad.

  1. Políticas y reformas educativas a partir de los 1990s

Salvar la enorme brecha entre la situación deseada y el punto de partida respecto de la cuestión docente, particularmente en los países en desarrollo, requeriría un esfuerzo titánico, una estrategia sostenida y de largo plazo, medidas urgentes y políticas sistémicas, todo ello en el espíritu de una revisión profunda e integral del modelo escolar y de la situación docente, y de un viraje radical en los modos de hacer política educativa, tradicionalmente sesgadahacia la inversión en cosas (infraestructura, equipamiento, tecnología, etc.) antes que en personas, hacia las cantidades antes que hacia las calidades, hacia el corto plazo por sobre el mediano y el largo plazo.

No obstante, las políticas y medidas que vienen tomándose de cara al “problema docente” están lejos de responder a la complejidad y la urgencia de la situación y, más bien, vienen contribuyendo a reforzar algunas tendencias hacia la desprofesionalización del magisterio. El deterioro de los salarios docentes fue en muchos casos drástico en el marco de las políticas de ajuste macroeconómico de los 80s y los 90s. Los posteriores incrementos salariales no han sido lo suficientemente significativos como para revertir dicho deterioro, hacer más atractiva la profesión, y detener el éxodo de los mejores. La débil participación y consulta a los docentes y sus organizaciones en torno a las políticas educativas y a la formación docente ha seguido siendo la norma en los procesos de reforma, con la previsible resistencia y hasta rechazo del magisterio en muchos casos. Los procesos de descentralización no se han acompañado de los esfuerzos de formación y fortalecimiento de los equipos escolares que serían necesarios para hacer realidad la autonomía escolar, más allá de la descentralización administrativa y financiera. La introducción de las modernas tecnologías – la computadora, en particular – no se ha acompañado de las estrategias y los recursos indispensable para sensibilizar y formar a los docentes en el manejo de dichas tecnologías, acrecentándose así la propia brecha cultural y tecnológica entre los docentes y sus alumnos.

Dicha desprofesionalización tiene que ver no únicamente con condiciones materiales sino con un proceso gradual de “desposesión simbólica” (Perrenoud, 1996): los docentes arrinconados en un rol alienado y marginal de operadores de la enseñanza, considerados un “insumo” más del proceso educativo (Lockheed y Verspoor, 1990; Banco Mundial, 1996), crecientemente dependientes del libro de texto así como del experto y del agente externo. Los docentes y sus organizaciones son vistos como obstáculo y como “insumo costoso”, al tiempo que se deposita grandes esperanzas en el libro de texto y las modernas tecnologías, la educación a distancia y las propuestas de autoaprendizaje y autoevaluación como respuestas más “costo-efectivas” y rápidas que la inversión en formación docente, pensadas ya no sólo como complementos sino como sustitutos a la labor docente.[iv] De hecho, la tendencia ya no es sólo a ladesprofesionalización sino hacia la exclusión de los docentes (Attali, 1996; Delors y otros, 1996; Perrenoud, 1996; Coraggio y Torres, 1996; Torres, 1996a,b,c, 1997).

Curiosamente, el discurso acerca del nuevo rol docente parece seguir sin conectarse con la necesidad de un nuevo modelo de formación docente. En el marco de los “proyectos de mejoramiento de la calidad de la educación”, la formación docente continúa ocupando espacios y presupuestos menores, volcada a la preparación de los docentes en servicio (por lo general desconectada de la formación inicial) a través de programas cortos, instrumentales, atados a las necesidades de ejecución de tal o cual política o reforma, con una noción de “reciclaje” que alude fundamentalmente a la puesta al día de los docentes en los contenidos de las asignaturas, sin rupturas esenciales con los esquemas del pasado. Asimismo, el “énfasis en el aprendizaje” – destacado a raíz de la Conferencia Mundial sobre “Educación para Todos (Jomtien, Tailandia, 1990) – ha sido entendido exclusivamente desde el punto del alumno y como “rendimiento escolar”, no también – y en primer lugar – como el aprendizaje necesario de quienes enseñan.

En general, falta la conexión entre el objetivo declarado del “mejoramiento de la calidad de la educación” y el mejoramiento de la calidad docente, condición necesaria de dicha mejoría. Mientras que la brecha entre los recursos financieros disponibles y los necesarios acapara la atención y los estudios a nivel internacional y nacional, y es objeto de políticas y medidas concretas en todos los países, la brecha entre los recursos humanosdisponibles y los requeridos no ha pasado a ser tema ni de estudio ni de revisión de políticas ni de adopción de medidas. Es más: la recomendación a los gobiernos por parte de los organismos financieros internacionales ha ido en el sentido de “ahorrar” en salarios docentes (por ejemplo, incrementando el número de alumnos por docente en el aula de clase), no para invertir lo ahorrado en formación docente sino en textos escolares y otros medios de enseñanza (Banco Mundial, 1996). De hecho, en materia de políticas dirigidas a los docentes, los gobiernos en los países en desarrollo están frecuentemente atrapados entre dos fuerzas que tiran en sentidos opuestos: las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito, y los reclamos de los sindicatos docentes.[v]

  1. Las condiciones, la especificidad y la heterogeneidad de los ‘países en desarrollo’

Las políticas educativas impulsadas en los países en desarrollo han estado históricamente moldeadas por los modelos escolares, las ideas y las políticas impulsadas, en cada momento, en los países desarrollados. La premisa subyacente ha sido la de que lo deseable para los primeros coincide con lo ya implementado en los segundos, en el mismo eje más-menos que los ha diferenciado como más/menos desarrollados, asumiéndose así el problema y la solución como un avance lineal hacia la situación ya lograda o deseada por los que “están más adelante”.

Los organismos internacionales han tenido un papel clave como mediadores en dicha transportación de ideas y modelos hacia los países recipientes, los cuales, a su vez, han tendido a incorporarlos de manera acrítica. El tradicional “retraso” en la llegada de esas ideas y modelos se ha reducido notablemente en los últimos años, dado el acelerado avance de las comunicaciones y el papel cada vez más (pro)activo de  las agencias internacionales, particularmente los bancos, en la definición y financiamiento de las políticas educativas en los países en desarrollo a nivel mundial. La influencia de los Estados Unidos y de la mentalidad norteamericana en materia educativa se ha extendido y aparece hoy como hegemónica no sólo en América Latina sino también en África y Asia, sobre todo a través de la influencia también global y hegemónica del Banco Mundial.

El “docente real” que está enseñando en las aulas de los países en desarrollo -producto histórico de decisiones y políticas concretas – está muy lejos del listado del “docente deseado”. El perfil mayoritario del docente de educación básica es un sujeto pobre (y mujer, y ama de casa, en el caso de América Latina y el Caribe), con bajas expectativas profesionales, una deficiente educación general que muchas veces no incluye siquiera la enseñanza secundaria completa, producto él o ella misma de la escuela de mala calidad que se pretende transformar con su ayuda, con una deficiente (o inexistente) formación para la docencia. La investigación disponible revela vacíos importantes en la educación básica de los propios docentes (lo que se extiende al personal directivo y de supervisión), incluyendo problemas de comprensión lectora, falta de hábitos de lectura y limitado contacto con los libros, la tecnología, la producción y el pensamiento científicos. Todo lo cual ha redundado en una formación docente, inicial y servicio, que termina cumpliendo una función compensatoria y remedial. Paralelamente, se han aflojado los estándares para el reclutamiento docente tanto en los centros de formación como en el aparato escolar, que en muchos países ha abierto de par en par las puertas al ingreso de educadores legos.[vi] Los salarios, en muchos países, han llegado  a ser equiparables a los de un trabajador manual sin calificación, mal valorado y mal remunerado. En este contexto, el acceso a mayores niveles de conocimiento y calificación a menudo resulta en un salvoconducto hacia mejores alternativas de trabajo y en un continuo recomenzar de los programas de formación docente.

La realidad de los sistemas escolares y las condiciones de enseñanza y aprendizaje en la mayoría de países en desarrollo son precarias y hasta dramáticas, muy lejanas de los entornos descritos para las “escuelas efectivas” en los países de la OCDE. Un estudio encargado por UNESCO y UNICEF en 1994 sobre las condiciones de la enseñanza primaria en 14 países en desarrollo revelaba entre otros: alta inestabilidad del personal docente; países en los que 60% de los docentes sólo ha completado la escuela primaria y 20% a 30% no tiene formación para la docencia; la mayoría enseña entre 5 y 6 horas por día, a menudo en dos y tres turnos; aulas que ni siquiera tienen una pizarra, una mesa y una silla para el docente; el tamaño promedio de la clase en el primer grado va de 25 a 112 alumnos (Schleicher y otros, 1995).

De hecho, el listado de “competencias docentes” deseables, de por sí amplio, viene a agregarse a un listado también grande de tareas asistenciales que hoy en día son parte de la función de casi cualquier docente en el sector público, resultado de la creciente presión puesta sobre la institución escolar para hacerse cargo de los problemas vinculados a la pobreza, la crisis de la familia, el desempleo, la migración, entre otros. En países y sectores pobres, la escuela ha pasado a ser comedor escolar y hasta comunitario, guardería para los hermanos más pequeños, espacio de contención y socialización juvenil, dispensario médico, centro de acopio y abasto, consultorio familiar, espacio de dinamización cultural, generadora de proyectos productivos, además de sus funciones ya tradicionales como articuladora de políticas, servicios y demandas de los diversos sectores y actores sociales.

Estas son, entonces, las condiciones concretas desde las cuales los países en desarrollo deben encarar la transformación educativa, la definición de ese nuevo rol docente y de las estrategias para lograrlo.

  1. Los múltiples escenarios del aprendizaje docente: más allá de la formación docentey más allá del docente como agente escolar

Los saberes y competencias que llega a adquirir un docente (y los incluidos en este listado, concretamente) los aprende a lo largo de toda la vida: en la familia, en el sistema escolar, en los medios de comunicación, en la interaccion con los demás, en su formación específica como docentes, y a través de la propia práctica de enseñar. Desde esta perspectiva, resultan evidentes las limitaciones de un esquema (incluido el “nuevo esquema” propuesto por las actuales reformas) que continúa encajonando el aprendizaje docente en la formacióndocente, separando formación inicial y en servicio, y desligando ambas de la biografía escolarde cada docente, es decir, del sistema escolar y su indispensable reforma. Admitir la multiplicidad y la complejidad de competencias requeridas por el buen docente (el docente capaz de asegurar una educación de calidad), el enorme rezago de su formación y la acelerada producción de nuevo conocimiento y el avance de las tecnologías, supone admitir la necesidad del aprendizaje permanente – concepto más amplio y abarcativo que el deeducación permanente – como una realidad y una condición esencial de la docencia.

Adoptar la perspectiva del aprendizaje permanente implica:

▸   Reconocer la centralidad del aprendizaje docente

La posibilidad de una renovación escolar profunda, centrada en los aprendizajes, pasa en primer lugar por docentes que sean “líderes del aprendizaje” – el director como el principal líder – y la escuela una institución que aprende (Barth, 1990). Antes que preguntarse cómo lograr que los docentes enseñen mejor, es preciso preguntarse cómo facilitar y asegurar que los docentes aprendan (Alliaud, 1998).

Es necesario recuperar, no sólo para los alumnos sino para los docentes, la centralidad delaprendizaje, superando y ayudando a los docentes a superar las percepciones tradicionales respecto de la enseñanza y el aprendizaje como funciones fijas, encarnadas en sujetos y funciones diferenciadas. La propia formación docente debe pasar a verse desde el punto de vista del aprendizaje y de quienes aprenden antes que desde la enseñanza y desde la oferta (como lo revela la propia terminología: “formación”, “capacitación”, “entrenamiento”, “reciclaje”, etc.). Es necesario asimismo problematizar la esperada relación directa entre formación docente y rendimiento escolar, en la que se fundamentan hoy las propuestas de incrementos salariales y estímulos a los docentes, basada en una incomprensión del aprendizaje en general, y de los vínculos entre aprendizaje docente y aprendizaje de los alumnos en particular.[vii]

Una necesidad y un desafío de investigación que se abre en este terreno es aproximarse a una mejor comprensión de las motivaciones y la naturaleza del saber y los aprendizajes docentes, caja negra que apenas empieza a abrirse a la exploración y la investigación científica y que promete contribuir a re-pensar los esquemas tradicionales de formación docente y a ubicarla dentro del marco de una pedagogía de adultos que supere los límites estrechos con que se ha movido tradicionalmente este campo.

▸     Partir de la biografía escolar del docente y asumir la reforma del sistema escolar como parte de la estrategia de formación docente

Al asumirse que la formación docente arranca con la “formación inicial”, se ha desconocido la importancia de la biografía escolar del futuro docente, no sólo en relación a los contenidos curriculares sino al aprendizaje sobre la enseñanza y sobre el aprendizaje que tiene lugar en el aparato escolar, como parte del “currículo oculto”. En el ex-alumno escolar que es cada docente parecerían estar claves mucho más importantes y determinantes sobre las prácticas educativas y los estilos de enseñanza que en la formación profesional, inicial o en servicio. Dicha formación, en todo caso, pasa a tener una función eminentemente reproductora o “correctora” de esa matriz básica en la que se configuran creencias, saberes, y sentidos comunes respecto de lo que es enseñar y aprender.

Transformar el sistema escolar es condición de la reforma de la formación docente y de la calidad docente, en tanto:

(a) la deficiente educación general  (incluidas competencias lingüísticas básicas, la capacidad para investigar y aprender a aprender, así como el manejo del teclado y la computadora, una necesidad básica de aprendizaje en el mundo moderno) con que llegan los futuros docentes a su formación profesional (o con que se inician en la enseñanza, quienes no acceden a dicha formación), convirtiendo a ésta en una educación compensatoria y remedial;

(b) la internalización de un modelo curricular y pedagógico obsoleto, que deja huellas difíciles de borrar en el futuro docente, y que es el referente en el que se configura el sentido común y la valoración de lo educativo por parte de los padres de familia y la sociedad en general;

(c) el menor costo y mayor beneficio que implica reformar el sistema escolar (afectando al alumnado en general, y a los futuros docentes en particular) que invertir posteriormente en una formación docente dedicada a compensar los déficits de una mala enseñanza primaria y secundaria[viii]; y

(d) aprender a enseñar debería ser parte del currículo escolar, considerando el valor formativo y reflexivo de la enseñanza, el papel de educador(a) que toda persona asume en sus relaciones familiares y sociales, y la ampliación prevista de esta función en la sociedad del futuro.

▸    Asumir las múltiples identidades de los docentes

Los docentes no son sólo docentes: son hombres y mujeres, hijas e hijos, padres y madres de familia, (ex)alumnos, trabajadores, agentes comunitarios, vecinos, consumidores, usuarios de servicios, radioescuchas, televidentes, cibernautas, ciudadanos. Asumir las múltiples identidades de los docentes implica asumir los múltiples roles que asumen en la sociedad y los múltiples escenarios en los que desarrollan su vida y sus aprendizajes.  La “formación docente” ha tendido a fijar al docente en un único papel – el papel docente – y en un único escenario – la institución escolar – limitando incluso las posibles variantes en torno a estos dos ejes (formación dentro o fuera de la escuela,  pero siempre dentro del sistema escolar; formación individual o en equipo, pero siempre entre docentes; etc.). No obstante, hay aprendizajes relevantes a la función docente que los docentes hacen y/o pueden hacer mejor desde sus otros escenarios e identidades: lo que la maestra encuentra difícil aceptar como maestra, puede comprender más fácilmente como madre de familia; el poder formativo y persuasivo de los hijos sobre los adultos es muy superior al de cualquier otra persona; el programa de radio o televisión puede hacer (o deshacer) más eficazmente lo intentando con la conferencia o el seminario; la biblioteca comunitaria o pública es por lo general  mejor dotada que la biblioteca de la escuela; el programa que integra a docentes y padres de familia, o a docentes y alumnos, o a docentes y personal administrativo, puede permitir avances y rupturas que no logrará el intercambio o aprendizaje “entre pares”; un viaje, una pasantía in situ, una búsqueda en Internet, una buena película, una velada cultural, un concierto, permiten un aprendizaje experiencial que está fuera del alcance del mejor libro o manual.

  1. Un nuevo modelo de formación docente para un nuevo docente

Las instituciones y programas de formación docente han sido la mejor “escuela demostrativa” de la escuela transmisiva, autoritaria, burocrática, que desdeña el aprendizaje. Construir una escuela diferente implica, por eso, un compromiso prioritario con la transformación del modelo tradicional de formación docente. Como mínimo, un compromiso de coherencia: no es posible continuar pidiendo a los docentes que realicen en sus aulas lo que no ven aplicado en su propia formación. Tanto en contenidos como en enfoques, métodos, valores y actitudes, debe existir coherencia entre lo que los educadores aprenden (y cómo lo aprenden) y lo que se les pide que enseñen (y cómo enseñen) en las aulas.

▸   Los docentes como sujetos, no como beneficiarios

El diseño de políticas, planes y programas de formación docente requiere la participación activa de los docentes y sus organizaciones, no únicamente como destinatarios sino como sujetos que aportan un saber y una experiencia esenciales para el diagnóstico, la propuesta y la ejecución, y como sujetos que tienen la oportunidad de aprender y avanzar ellos mismos en ese proceso.

▸    Visión estratégica y estrategia de largo plazo

Formar personas y formar profesionales es inversión y tarea de largo plazo, que exige esfuerzos sistemáticos y sostenidos. Esto implica una visión estratégica que supere la mentalidad cuantitativista (número de cursos, horas, créditos, etc.) y de corto plazo (modernamente encarnada en la cultura del proyecto), dentro de la cual la propia formación docente pase a ser pensada como una estrategia. Si se piensa la formación docente como un itinerario (sistema escolar, formación inicial y en servicio, práctica docente, autoformación, medios de comunicación, etc.), se desdibujan las opciones binarias (formación inicial/en servicio, conocimiento general/especializado, saber la materia/saber enseñar, teoría/práctica, contenidos/métodos, modalidades presenciales/modalidades a distancia, etc.) y emergen en su lugar dilemas en torno a la  definición de prioridades, las combinaciones más adecuadas y las secuencias en el tiempo.

   Articular formación inicial y en servicio

Se ha dicho repetidamente que formación inicial y en servicio deben ser vistas como parte de un mismo proceso, superando la tradicional separación (e incluso moderna disyuntiva) entre una y otra. Dicha separación ha tendido a acentuarse en los últimos años: la formación inicial, cuestionada y virtualmente desahuciada, y la formación en servicio reivindicada como más “costo-efectiva”, espacio apto para la introducción de innovaciones, más acorde con la dinámica  planteada por la descentralización y por las modernas reformas. Afortunadamente, este nuevo sesgo, ahora inclinado hacia la formación en servicio, empieza a revisarse, incluso por las agencias de financiamiento.

      Recuperar la práctica como espacio privilegiado de formación y reflexión

La práctica pedagógica es el espacio más importante, permanente y efec­tivo de formación docente, como lo advierten los propios docentes. Reflexionar sobre lo que se hace, para comprender y aprender de lo que se hace, es la clave del “profesional reflexivo” (Schon, 1992). Reflexionar sobre los propios modos de aprender y enseñar es un elemento clave del “aprender a aprender” y del “aprender a enseñar”. La reflexión y la sistematización crítica y colectiva sobre la práctica pedagógica está siendo crecientemente incorporada en experiencias innovadoras localizadas e incluso en programas masivos, nacionales, de formación docente en muchos países, pero falta aún asegurar las condiciones y afinar los mecanismos para que dicha reflexión sea tal y produzca nuevo conocimiento. En esto, las universidades y los intelectuales pueden hacer una contribución importante, al verse a sí mismos, a su vez, como “facilitadores” del aprendizaje docente sobre su propia práctica y no solamente como instructores. Se plantea asimismo la necesidad de una posición crítica frente a la noción y el ejercicio de la práctica dentro del currículo de formación inicial,  la cual tiende a ser asumida acríticamente por los alumnos-docentes y su profesor-tutor (Pérez Gómez, 1996).

    Ubicar (y remover) los puntos de partida

Resolver la tensión y recorrer el tramo entre el punto de llegada (perspectiva desde la cual tiende a ubicarse el que enseña) y el punto de partida (perspectiva en la cual se ubica el que aprende) y definir las estrategias necesarias para recorrerlo, requiere la participación activa tanto de quien aprende como de quien enseña. El aprendizaje sólo puede partir de las motivaciones y saberes de quienes aprenden, tanto si son niños como si son adultos. Ubicar dichos puntos de partida (el “diagnóstico”) no significa hacer únicamente el listado de los “déficits” (lo que falta por saber, ser o tener) sino también de las fortalezas y las posibilidades (lo que ya se sabe, es o tiene), que es precisamente de donde arranca la posibilidad del aprendizaje. Obviamente, objetivo de la propia formación es trabajar con los docentes en una mejor comprensión de sus necesidades de aprendizaje, en la perspectiva de avanzar hacia ese papel docente más profesional y autónomo al que se aspira.

Es indispensable “remover la tierra para sembrar la semilla”, es decir, identificar y analizar expresamente, junto con los docentes, los saberes implícitos y las creencias que forman parte de ese sentido común sobre lo educativo que sirve de cimiento a la vieja escuela que cada uno de nosotros lleva dentro. Diversos estudios han empezado a mostrar (e intentar explicar) la ineficacia del iluminismo, el enciclopedismo y los sesgos teóricos en la formación docente, las jergas y el nominalismo en que se ocultan las incomprensiones y ausencias de sentido, la escasa incidencia práctica de dicha formación, la convivencia estrecha y sin aparentes contradicciones entre el discurso innovador y la práctica pedagógica atrasada, etc.

   Un sistema unificado, pero diversificado, de formación docente

Más que uniformar u optar entre disyuntivas, es preciso diversificar la formación docente -oferentes, modalidades, contenidos, pedagogías, tecnologías- para responder a los perfiles y posibilidades de cada contexto, buscando al mismo tiempo la unidad y coherencia de la formación docente como un sistema. En esto, el Estado tiene un papel fundamental sobre todo de cara a los esquemas de descentralización y tercerización de la formación/capacitación docente que han empezado a institucionalizarse en varios países, en los que colaboran universidades, centros de investigación, organismos no-gubernamentales, empresa privada, organizaciones docentes, haciendo indispensables la coordinación y la evaluación, así como la fijación de estándares de calidad y equivalencia.

Los mejores científicos, intelectuales, artistas, escritores, artesanos, deberían ser convidados a unirse al esfuerzo colectivo de preparar a los docentes, no únicamente en  los espacios “propios” de la docencia – instituciones de formación, escuelas – sino en esos otros entornos a los que los docentes rara vez tienen acceso: laboratorios, bibliotecas, museos, galerías de arte, talleres de expresión artística, etc. Las propias organizaciones docentes están llamadas, obviamente, a contribuir en el delineamiento y puesta en marcha de políticas, estrategias y programas renovados de formación.

Es indispensable diversificar los escenarios, contenidos y modalidades de aprdizaje docente. El Informe Delors (1996) incluye al respecto numerosas sugerencias, muchas de ellas aparentemente sencillas y hasta obvias, pero altamente innovadoras en un campo que, como el de la formación docente, se ha mantenido cerrado sobre sí mismo y tiene una vieja deuda de renovación y experimentación curricular y pedagógica. El Informe propone, entre otros, alternar la formación dentro y fuera del sistema escolar, con períodos de descanso; juntar a los docentes con profesionales de otros campos, a los nuevos docentes con docentes experimentados y con investigadores que trabajan en sus campos respectivos; movilidad entre la profesión docente y otras profesiones por períodos limitados; alternancia entre estudio y trabajo, incluido el trabajo en el sector económico a fin de acercar entre sí saber y técnica; etc.

No existe el método o la modalidad más apropiada para todos, para todo y en general; cada uno tiene sus fortalezas y debilidades. Las modalidades a distancia -hoy promovidas, argumentándose que serían más “costo-efectivas” que las modalidades presenciales – pueden ser recomendables en determinadas condiciones y para determinados objetivos; por lo demás, la buena educación a distancia es la que combina autoinstrucción con componentes presenciales e interacción grupal, volviendo de este modo borrosa la distinción presencial/a distancia y planteando, por último, la necesidad de estrategias integradas.[ix]

El menú de opciones se ha abierto considerablemente en los últimos años, ampliando el enfoque tradicional centrado en el evento, la transmisión oral y el libro (clase, curso, seminario, taller) con pasantías, grupos de reflexión y análisis de la práctica pedagógica, observación de clases, creación de centros demostrativos en torno a “buenas prácticas”, registro escrito e intercambio de experiencias, historias de vida, uso de la caricatura, el video, el socio y el psicodrama, etc. Desde la formación ha empezado asimismo a romperse con el tradicional aislamiento de la tarea docente, favoreciéndose el encuentro, el intercambio y el aprendizaje entre pares. Todo ello ha contribuido a resquebrajar el tradicional formalismo e intelectualismo de la formación y la cultura docente, introduciéndose aspectos afectivos y emocionales y no solamente cognitivos, así como el juego, la diversión, el movimiento, el manejo del cuerpo, etc.

      “Formación” más que “capacitación” o “entrenamiento

El minimalismo y el instrumentalismo de muchos programas dirigidos a docentes, a nivel inicial o en servicio, suelen justificarse aduciendo las limitaciones de una demanda (la de los propios docentes) más interesada en los cómos, en orientaciones prácticas y “recetas”, que en explicaciones y argumentaciones teóricas, así como por la premura de los tiempos políticos, las limitaciones presupuestarias o las de los “formadores de formadores”. No obstante, si bien es fundamental partir de las necesidades reconocidas como tales por los docentes,  el desafío es una formación integral, no limitada a la transferencia de contenidos, métodos y técnicas, sino orientada fundamentalmente a lograr lo que se pide a los propios docentes lograr con sus alumnos: aprender a pensar, a reflexionar críticamente, a identificar y resolver problemas, a investigar, a aprender, a enseñar. De hecho, éste es el sentido de términos como educación oformación, como diferentes a capacitación o entrenamiento.

  1. No basta con formación docente: Un enfoque sistémico y un paquete integral de medidas

Si tal “docente ideal” existiese y pudiese efectivamente desplegar esos atributos en su práctica profesional, estaríamos frente a un sujeto diferente, con una biografía escolar y profesional diferente, trabajando en condiciones y en una institución escolar diferente, gozando de estima social y percibiendo una remuneración acorde con la labor de un trabajador intelectual a quien se encarga una tarea de gran complejidad y responsabilidad social, salario y condiciones que le permiten hacer de la docencia una tarea de tiempo completo, disfrutar de ella y dar todo de sí, dentro y fuera de las aulas, asumiendo su propio aprendizaje permanente como dimensión inherente a su tarea, y contando con la posibilidad de acceder a los libros, los medios de comunicación, las modernas tecnologías, etc.

Dentro del esquema general de fragmentación de la política educativa, persiste la tendencia a aislar la formación de otras áreas críticas del desempeño docente tales como los salarios y, en general, las condiciones de trabajo. Mientras la señal que se siga dando es la de que ser docente es un oficio de pobres, mal valorado y mal pagado, sencillo y requerido de habilidades mínimas, limitadas a seleccionar de un repertorio de técnicas y a seguir instrucciones, no será posible remontar la tarea docente y, por ende, la escuela. Mientras la docencia continué siendo percibida como una opción transitoria y de segunda, la formación docente continuará siendo una extensión (y duplicación) de la mala escuela, una inversión inútil y una tarea de nunca acabar, dado el éxodo importante y la rotación que caracterizan hoy a la docencia en muchos países.

Los esquemas horizontales de cooperación entre docentes y escuelas, las ideas dedesarrollo profesional en equipo y basado en la escuela, han entrado con fuerza en los últimos años en los países en desarrollo, permeando tanto a organismos gubernamentales como no-gubernamentales. No obstante, su ejecución en condiciones reales tropieza a menudo con serios problemas en tanto algunas condiciones esenciales permanecen inalteradas. Intentos por llevar la formación a la escuela (en lugar de sacar a los docentes individuales a centros y eventos de capacitación) chocan no sólo con problemas de infraestructura y distancia, sino con el problema salarial mismo, pues este mecanismo elimina el viático, un importante ingreso complementario para muchos docentes y directivos escolares. Las propias nociones de “equipo escolar” o “trabajo colectivo” no pueden a menudo materializarse dada la persistencia de esquemas verticales en el interior de la escuela y del sistema escolar, así como el multiempleo y la alta inestabilidad docente que provocan las condiciones salariales y laborales prevalecientes.[x] Asimismo, en ausencia de toda tradición y de competencias básicas para la tarea, la elaboración de los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) – generalizados en las reformas escolares, con diversas denominaciones – pasa a encargarse a equipos externos, desvirtuándose así el propio sentido y objetivo de tales PEI.

En suma: la formación docente no puede encararse de manera aislada, sino como parte de un paquete de medidas dirigidas a revitalizar la profesión docente y en el marco de cambios sustantivos en la organización y la cultura escolar en sentido amplio. La ausencia de una visión sistémica de la política y el cambio educativos continúa y continuará, como en el pasado, rebotando la posibilidad de hacer efectivos incluso esos pequeños cambios parciales que pretenden instaurarse.

NOTAS

[1] Documento originalmente preparado para y presentado en la XIII Semana Monográfica organizada por la Fundación Santillana (Madrid, 23-27 Noviembre, 1998). Incluido en: Aprender para el futuro: Nuevo marco de la tarea docente, Fundación Santillana, Madrid, 1999. También publicado en: Autoeducación, N° 55, Lima, IPP, 1999; Novedades Educativas, N° 99. Buenos Aires, 1999; Boletín N° 49 UNESCO-OREALC, Santiago, 1999.

[2] Rosa María Torres del Castillo (Ecuador). Pedagoga y lingüista. Investigadora y asesora internacional en educación. Especialista en educación básica, innovación y cambio educativo, comunidades de aprendizaje y aprendizaje a lo largo de toda la vida. Desde el año 2000 co-organizó y coordina el Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos. Modera varias comunidades virtuales y es autora de numerosas publicaciones. Ver más en el portal de Fronesis http://www.fronesis.org/

[i] El término “formación” y, en general, las denominaciones en torno a la preparación de los docentes, se usan de manera muy distinta en los países de habla hispana. Hay una diferenciación de términos, precisamente entre otras cosas para aludir a puntos de partida y necesidades muy diversas de formación. Así, por ejemplo, en México (De Ibarrola y Silva, 1997) se proveecapacitación a aquellos que no tienen ninguna preparación profesional; nivelación a los docentes que trabajan y necesitan adquirir acreditación oficial; actualización es lo que provee el gobierno central a los docentes en servicio para mantenerse al día con los conocimientos curriculares; la superación profesional se refiere a estudios de post-grado.

[ii] Usamos aquí “retórica” en el sentido que lo usa L. Ratinoff: macrovisiones de la educación con las que “cada época ha justificado la necesidad de destinar tiempo y recursos a la educación, desde perspectivas que reflejan las preocupaciones y propósitos centrales del momento” (Ratinoff, 1994:22). Las retóricas tendrían tres funciones principales: coordinar, contribuyendo a unir intereses diversos a través de valores y propósitos compartidos; movilizar, facilitando la incorporación de nuevos grupos a través de fines y justificaciones especiales; y legitimar, proveyendo una imagen de criterios de corrección aceptable para el resto de la comunidad. El autor distingue, durante el siglo XX, cuatro retóricas educativas: la retórica del nacionalismo educativo, la retórica pluralista, la retórica de la meritocracia, y la retórica del capital humano, en un recorrido que expresaría, por un lado, el gradual desplazamiento de los proyectos políticos desde las izquierdas hacia las derechas, y por otro, una progresiva internacionalización de las ideas y de los intereses. El autor advierte que “las sucesivas macrovisiones de la educación que se han formulado durante este siglo seleccionaron y pesaron las variables de una manera selectiva, destacaron aquellas implicaciones que eran consistentes con los objetivos profesados e ignoraron las informaciones y los criterios que socavaban la validez de los supuestos utilizados”, por lo que “es inadecuado tratar de evaluar las retóricas en función de normas de demostración científica; su debilidad analítica y factual es obvia y la precaria consistencia de sus proposiciones y supuestos es marcadamente simplista. La principal virtud que tienen estos argumentos públicos es su capacidad para aglutinar voluntades y para proporcionar conceptos de orden que facilitan organizar los factores. Además, sería imposible demostrar que los cambios que indican sean las soluciones más convenientes” (Ratinoff, 1994:23).

[iii] El Desarrollo Humano es definido como “el proceso de ampliación del rango de elecciones de la gente -aumentando sus oportunidades de educación, atención médica, ingreso y empleo, y cubriendo el espectro completo de las elecciones humanas, desde un medio ambiente físico saludable hasta las libertades económicas y humanas” (PNUD, 1990).

[iv] Varias voces de alerta se escuchan en este sentido a nivel mundial.  El Informe de la Comisión Delors recomienda expresamente “privilegiar en todos los casos la relación entre docente y alumno, dado que las técnicas más avanzadas sólo pueden servir de apoyo a esa relación (transmisión, diálogo y confrontación) entre enseñante y enseñado” (Delors y otros, 1996:36). Asimismo, el informe del Comité de Seguimiento de la Educación para Todos advertía que “(…) al tiempo que debemos usar mejor y más ampliamente la tecnología y los medios de comunicación, éstos sólo pueden complementar pero nunca reemplazar el rol esencial del educador como organizador del proceso instruccional y como guía y ejemplo para los jóvenes” (UNESCO-EFA Forum, 1996. Nuestra traducción).

[v] Decía al respecto en 1995 una Ministra de Educación africana: «De modo general, nuestros gobiernos están sujetos a dos presiones opuestas entre las cuales estamos bombardeados constantemente. De un lado, somos los mayores empleadores de servidores públicos, estamos entre los que más gastan, y no producimos renta. Consecuentemente, estamos en la línea de fuego del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y constantemente sometidos a medidas de austeridad por parte del Ministerio de Finanzas. Del otro lado, el magisterio como un todo, teniendo -como tiene- suficientes razones para estar insatisfecho, cierra filas contra las autoridades en defensa de sus intereses. Y es el personal del Ministerio el que tiene que negociar con los representantes y hacer lo posible para prevenir el conflicto social. Entre las medidas que se toman ‘arriba’ para achicar el servicio público, reducir el pago de salarios y redistribuir el personal, y las demandas provenientes de `abajo’ que presionan por incrementos salariales, mejores condiciones de trabajo y perspectivas profesionales, nuestro margen de negociación es sumamente estrecho«. (Fragmento de un discurso pronunciado por Aïcha Bah Diallo, Ministra de Educación de Guinea, 23 Junio 1995, en: DAE, 1995:6. Nuestra traducción).

[vi] En América Latina, según datos de UNESCO-OREALC para inicios de la década (1992), 20% de los maestros de educación básica son legos, la mayoría de ellos concentrados en las zonas rurales.

[vii] De hecho, como lo revelan diversos estudios, las actitudes y expectativas de los docentes (no necesariamente atribuibles a procesos de formación) pueden resultar más determinantes sobre el desempeño tanto del docente como del alumno que el dominio de los contenidos o las didácticas.

[viii] El Banco Mundial (1996) estimaba que es entre 7 y 25 veces más barato invertir en reformar la educación secundaria que en intentar suplir sus déficits desde la formación profesional.

[ix] Estudios comparativos de diversas modalidades de formación docente -inicial y en servicio (presencial) y en servicio (a distancia)- realizadas en la década de los 80 en Africa (Tanzania) y Asia (Sri Lanka e Indonesia), sugerían que las modalidades a distancia  pueden temer ventajas comparativas en “asuntos que se basan en información y en transmisión verbal” pero no en conocimientos vinculados a las matemáticas, las ciencias o el desarrollo de aptitudes para el trabajo en grupo (Tatto, et. al., 1991; Nielsen et.al., 1991:4).

[x] En el Estado de Sao Paulo, Brasil, dentro del Proyecto de Educación Continua del Profesorado iniciado en 1996 se establecieron las llamadas Horas de Trabajo Pedagógico Colectivo -HTPC en cada establecimiento escolar, pero, según se reporta, los profesores no tienen condiciones reales de juntarse dentro de sus horas de trabajo, dado que la mayoría rota entre diversas escuelas y son profesores por contrato. (Ação Educativa-PUCI, 1996). El mismo problema se reporta en el caso de Chile, durante el primer año de la aplicación de la jornada escolar extendida, pues los profesores no coinciden en los mismos horarios (Milesi y Jara, 1998).

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  • Articulo tomado de: http://otra-educacion.blogspot.com/
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Los cuatro fantásticos

Por: Teresa Ortuño

Soy norteña, del desierto, urbana y clasemediera. Tuve el privilegio de viajar por mi país después de cumplir los 25 años -hace ya algunos más-, y no soy nativa digital, por eso cuando finalmente conocí Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas, quedé subyugada por su grandeza, su cultura y belleza.

Cuesta trabajo pensar que los estados más ricos y dotados por la naturaleza sean los que van en el sótano de casi todos los indicadores de bienestar y desarrollo humano. Y el origen de esto se encuentra en los que corresponden a la Educación.

Allí, los usos y costumbres han podido más que la Ley. Recuerdo haber estado en la capital de Oaxaca hace algunos años, durante alguno de los muchos paros convocados por la CNTE. La ciudad estaba tomada por ellos, paralizada, agónica, pintarrajeada, sin personas de allí en las calles, sin Guelaguetza, ni turistas. Tres días después acudí al informe de un alcalde en Chihuahua, al que acudieron funcionarios y dirigentes de diversos partidos políticos, representantes de iglesias, sindicatos, sociedad civil, etc. Contrasté la normalidad democrática del norte con el rehén que estaba siendo una ciudad joya de gran riqueza cultural, arquitectónica, histórica como Oaxaca, explicaba el drama que representan esas brechas.

Ahora hay algunas buenas noticias. El poder de la CNTE va en declive. Si bien es cierto, en algunos de sus planteamientos hay razonamientos atendibles, la forma en que pretenden hacerlos valer les ha ido retirando todo posible apoyo popular. No hay movimiento social que triunfe si la población no lo avala.

Apenas hace seis meses, en octubre de 2015, durante las protestas convocadas por los dirigentes de la Coordindora, abrieron el 35, 70, 93 y 95 por ciento de las escuelas de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas, respectivamente. En mayo de 2016 estos porcentajes pasaron a 95, 85, 100 y 96 por ciento. Además, hace seis meses hubo paros en apoyo a la protesta, en algunas escuelas de otros diez Estados. Hoy, en ninguna otra entidad federativa se manifestó esa “solidaridad” que imposibilita la impartición de clases y que cierra escuelas.

Esta Reforma no es perfecta, ni es absurdo todo lo que dicen quienes se oponen a ella. Sin embargo, no es faltando a clases como se resuelven las diferencias. El diálogo político siempre debe ser la opción de los demócratas de cualquier color.

Los líderes sindicales no sufrirán las consecuencias que impusieron a sus seguidores. Ellos gozan de licencias que les permiten seguir cobrando. La autoridad informó que suspenderán a 4,359 personas. De ellas, 120 son de Guerrero, 1620 de Michoacán, 1,279 de Oaxaca y 1,340 de Chiapas.

Cuando una persona se inscribe a un concurso para obtener una plaza y no acredita el concurso, puede tener derecho a que su nombre se resguarde, porque es suficiente pena el no haber obtenido el puesto deseado. Este punto ha sido polémico. Hay organizaciones que defienden la postura de la publicación de todas las listas, más con el interés de que no se vulnere el orden de prelación y se transparente el proceso. Hay quienes sostienen que las personas no acreditadas tienen derecho a la privacidad.

paro_bcs29abrilSin embargo, cuando hablamos de docentes que, teniendo su plaza, se negaron a asistir a clases, la Ley es muy clara.  El artículo 76 de la Ley del Servicio Profesional Docente establece, sin lugar a dudas, que quien acredite tres faltas consecutivas sin justificación, será separado de sus funciones. Aquí sí que las autoridades deben publicar la lista de quienes incurrieron en esta falta, así como el orden de prelación de los nombres de quienes los van a sustituir, de acuerdo al concurso de plazas. Los padres de familia, los maestros cumplidos y la sociedad civil, tienen derecho a saber si los maestros de sus hijos son o no quienes cubren el perfil establecido por la Ley.

Suma por la educación ha dicho por sí, y en conjunto con otras organizaciones, que estará atento a que se cumplan todos los preceptos que se alcanzaron con la Reforma Educativa, que no acaba de aterrizar. La aplicación de esta medida mostrará si las autoridades están o no dispuestas a cumplir y hacer cumplir lo que es requisito para iniciar la ruta hacia la calidad de la educación en esas cuatro entidades. Sin duda hay mucho en juego, pero la recompensa no es menor: el acceso de los niños y jóvenes a clases regulares, ininterrumpidas, a menos que hubiera causas de fuerza mayor.

Sí, crecí entre cerros grises, pelones y árboles, todos plantados por la mano del hombre. La belleza del desierto es también belleza. Amé más a mi país cuando recorrí su rica geografía, conocí su gastronomía y admiré las diversas culturas que integran el alma mexicana. Ahoranos toca a todos poner nuestro granito de arena para que los niños nacidos en cualquier parte de nuestra Patria, tengan el mismo nivel de calidad educativa, y ésta forme personas comprometidas, sólidas y solidarias. Donde la técnica esté al servicio de la humanidad y del progreso. Donde se premie el talento y no la trácala. Donde el maestro sea un referente ético de responsabilidad y amor al servicio.

Donde esos cuatro estados sean reconocidos por su fantástica riqueza humana, natural, cultural y educativa. Ni más, ni menos que el resto de México y del mundo.

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Ocultos tras los eufemismos

Evitar las palabras “desahucio”, “expulsión” y “desalojo” en documentos oficiales no impide que decenas de miles de personas se queden sin casa

Por Carlos Miguélez Monroy

“Apuesto a que si aún habláramos de neurosis de guerra quizá los Veteranos de Vietnam habrían recibido la atención que necesitaban”, decía el polémico actor George Carlin, que dedicaba muchos de sus monólogos a los eufemismos, a los que se refería como “soft language”.

Pero “neurosis de guerra” sufrió sucesivas transformaciones en las distintas aventuras bélicas que implicaron a soldados estadounidenses hasta convertirse en estrés post-traumático (post-traumatic stress disorder en inglés), un término técnico, aséptico, largo e incómodo de utilizar que no invita a una posible respuesta.

El comediante, que criticaba el lenguaje “políticamente correcto” por cuestión de formas y de estética, alertaba también a los oyentes sobre los motivos de fondo para la creación de ese lenguaje. ¿Quién lo creó y a quién beneficia?, se preguntaba.

Los detractores de Carlin consideraban una exageración que afirmara que los blancos y los poderosos han creado ese lenguaje para apaciguar a quienes se enfrentan a realidades adversas. Los arrabales se convierten en “barrios de nivel socioeconómico inferior”, los pobres en “personas con bajos ingresos” y las víctimas civiles en “daños colaterales”. Como si no hubiera personas detrás y nadie fuera responsable. Pero las palabras por si solas no transforman la realidad y, si la edulcoramos en exceso, corremos el peligro de aceptarla como ley natural y no hacer nada para corregir las injusticias que puedan derivarse de ella.

Evitar las palabras “desahucio”, “expulsión” y “desalojo” en documentos oficiales no impide que decenas de miles de personas se queden sin casa. Lo que faltan son medidas que los impidan.

En los últimos años, el abuso de eufemismos se ha instalado también en los discursos de grupos, movimientos y organizaciones que tienen como objetivo luchar contra desigualdades injustas.

Las organizaciones coinciden en la conveniencia de utilizar “persona sin hogar” que “mendigo”. Pero más que para evitar una ofensa, para ser precisos en el lenguaje, pues no todas las personas en situación de calle piden limosna. Pero en otras ocasiones se producen debates interminables sobre cuestiones estériles. En una exposición de museo en Holanda se ha llegado al extremo de cambiar los nombres originales de antiguas obras de arte tituladas con palabras que pudieran ofender a ciertos “colectivos”.

En ciertos círculos puede resultar ofensivo utilizar “ciego” en lugar de “persona con discapacidad visual”. Incluso pretenden desterrar la palabra discapacidad pues, para “ellos y para ellas”, se trata de “diversidad funcional” de “personas con otras habilidades”, como si el término “persona con discapacidad” resultara vergonzante.

Carlin sostenía que la carga de las palabras depende del contexto, de quién las utilice y cómo. De ahí que el racismo de la palabra nigger depende de si la utiliza Will Smith o un blanco en un tono despectivo. Incluso la palabra “black” se ha sustituido por “afroamericano”, lo que en el fondo constituye una discriminación mucho peor.

“Soy negro, no afroamericano. ¿Acaso llamamos euroamericanos o angloamericanos a los estadounidenses blancos?”, preguntaba Kwadwo Anokwa, profesor y antiguo decano de la facultad de Periodismo y Comunicación en Butler University.
El escritor Javier Marías carga contra la imposición de “vocablos artificiales, nada económicos, a menudo feos y siempre hipócritas, que tan sólo constituyen aberrantes eufemismos, como si no sufriéramos ya bastantes en boca de los políticos”.

“Cualquier cosa que se invente acabará por resultarle denigrante a alguien. Y, lo siento mucho, pero en español quien no ve nada es un ciego, y quien no oye nada es un sordo. Lo triste o malo no son los vocablos, sino el hecho de que alguien carezca de visión o de oído”, dice el escritor.

Llamar invidente a un ciego no le conseguirá trabajo, ni más amigos, ni le hará la vida más fácil a él o a su familia. Si la dignidad y la efectividad de los derechos humanos dependieran de terminologías arbitrarias, ya se habrían sorteado muchas de nuestras barreras económicas, laborales, tecnológicas y sociales. Las conquistas sociales no se han producido por las imposiciones de ciertos policías del lenguaje, sino por la labor de quienes han denunciado injusticias y propuesto alternativas para derrumbar primero las barreras de nuestras mentes para luego derribar las de ladrillo y cemento.

Tomado de: http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2016/mayo/12-2.php

Fuente de la imagen de libre uso: https://c2.staticflickr.com/6/5279/5859161111_b4e5c37b8c_b.jpg

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¿ Por qué nuestra sociedad está cada día más violenta ?

Por Mariano Ambrosio Aurazo

Vivimos en una sociedad en donde las personas buenas y las personas malas y conflictivas son el caldo de cultivo ante tanta descarga emocionalmente delictiva que conllevan a cometer crímenes, asesinatos , odios y hasta matanzas selectivas como en las universidades y colegios en los Estados Unidos. Pero yo me pregunto estimados amigos. ¿ Cual es el origen ante este comportamiento antisocial ?. ¿ Cual es el factor socio determinante para adoptar estos actos ?. ¿ Que hacen nuestros gobiernos en atender a las personas psicópatas y enfermas del alma ?. ¿ Que podemos hacer ante tanta violencia colectiva en nuestra sociedad ?.

Son preguntas sin respuestas, bueno quizá una media respuesta que solo nosotros mismos podemos contestarnos en un determinado plazo. Deberíamos enfocarnos entonces ante una realidad que se nos va de las manos, la culpa es de los estereotipo que adoptan los ídolos de barro que frecuentemente vemos en la televisión . Un factor digamos no determinante en ese sentido, pero si se perturba la paz y la convivencia social y vez que tu vecino o una superpotencia mundial se mete a tu casa. a inavadirte ¿No actuaríamos a repeler violentamente ante esa invasión sin sentido ?.

Pues las superpotencias también originan cierto rechazo ante su acciones militares , sea este en cualquier lugar del mundo, pues Irak, Siria y Afganistan sienten que su soberanía ha sido violada por países de la coalición que por ciertos apetitos comerciales quieren invadir a toda costa su soberanía. ¿ Es eso entonces como resalta la ONU de que cada pais es soberano y autodeterminado ?.

Pues existe una violencia a nivel macro sean estos guerras civiles, golpes de estado, derrocamientos, guerras internas de guerrillas , en fin , pero a la vez las micro o violencias domésticas que incluyen desde el primer momento una violencia psicológica que va a la violencia física es el primer precedente ante tanta desnaturalizaciòn del ser humano en sociedad.

Veamos pues que trabajar y estimular nuestro psiqui interior , el de llevarnos bien con el prójimo , el de respetarlo y saludarlo todos los dias trae consigo una convivencia pacífica. Pero aqui va otra pregunta . ¿ Se cumple la norma, la regla , los controles sociales informales ?. ¿ Es un saludo a la bandera que no se cumpla la regla y norma establecida ?. ¿ Es que se hacen las leyes para sancionar estas conductas que están a la espalda de la realidad social ?.

Somos actualmente 7 mil millones de lamas en este planeta tierra desigual , exclusivo y sin oportunidades , un mundo global ante tanta desigualdad de este sistema esclusivo, perverso ,individualista , personalismo neoliberal pues un grupo reducido y privilegiado gozan de todas las riquezas del mundo , quizás el 1% algo asi como 7 millones de nuevos ricos . Y yo me pregunto de nuevo .¿ Y que hay cono los 6,300 millones de personas restantes ?. ¿ No es que acaso encuban cierto resentimiento social ?. ¿ O es la mala distribución de la riqueza el que origina esta multiplicación de violencia desenfrenada en el mundo ?.

Lamentablemente vivimos en una sociedad conflictivizada y el caldo de cultivo son las necesidades insatisfechas de la población que requiere más salud , educación , más viviendas dignas, más escuelas , más seguridad , infraestructura, políticas públicas en programas sociales complementarias, una sociedad más inclusiva que no fermente más odio ni rencor, porque una sociedad del bienestar que practican los países Nórdicos de Europa caso Finlandia , Suecia u Noruega preveniriamos menos violencia , menos tensión ,menos caldos de cultivo de desarrollar personas anitsociales, en fin solo nosotros tenemos la respuesta en el día a día por la forma en que nos comportamos, nos relacionamos,positivamente y pacíficamente, nos esforzamos por ser personas de bien para que nuestras próximas generaciones se sienta orgullosos de nosotros por dejarles no riquezas materiales sino riqueza espiritual de calidad.

Tomado de: http://www.telesurtv.net/imreporter/-Porqu-nuestra-sociedad-est-cada-dia-ms-violenta–20160402-0030.html

Fuente de la imagen: http://www.publicdomainpictures.net/download-picture.php?adresar=160000&soubor=hintergrund-tapete-1459355626DN0.jpg&id=157110

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Asalto al poder en Brasil

michel_temerPor Atilio Boron

Una pandilla de bandidos tomó por asalto la presidencia de Brasil. La integran tres actores principales: por un lado, un elevado número de parlamentarios (recordar que sobre unas dos terceras partes de ellos pesan gravísimas acusaciones de corrupción), la mayoría de los cuales llegó al Congreso por una absurda legislación electoral que permite que un candidato que obtenga apenas unos pocos centenares de votos acceda a una banca gracias a la perversa magia del “cociente electoral”.

Tales eminentes naderías pudieron destituir provisionalmente a quien llegó al Palacio del Planalto con el aval de 54 millones de votos. Segundo, un Poder Judicial igualmente sospechoso por su connivencia con la corruptela generalizada del sistema político y repudiado por amplias franjas de la población del Brasil. Pero es un poder del Estado herméticamente sellado a cualquier clase de contraloría democrática o popular, profundamente oligárquico en su cosmovisión y visceralmente opuesto a cualquier alternativa política que se proponga construir un país más justo e igualitario.

Para colmo, al igual que los legisladores, esos jueces y fiscales han venido siendo entrenados a lo largo de casi dos décadas por sus homólogos estadunidenses en cursos supuestamente técnicos pero que, como es bien sabido, tienen invariablemente un trasfondo político que no requiere de mucho esfuerzo para imaginar sus contornos ideológicos.

El tercer protagonista de esta gigantesca estafa a la soberanía popular son los principales medios de comunicación de Brasil, cuya vocación golpista y ethos profundamente reaccionario son ampliamente conocidos porque han militado desde siempre en contra de cualquier proyecto de cambio en uno de los países más injustos del planeta. Al separar a Dilma Rousseff de su cargo (por un plazo máximo de 180 días, en el cual el Senado deberá decidir por mayoría de dos tercios si la acusación en contra de la mandataria se ratifica o no), el interinato presidencial recayó sobre un oscuro y mediocre político, un ex aliado del PT convertido en conspicuo conspirador y, finalmente, infame traidor: Michel Temer.

El PMDB puede tener con Michel Temer, ex-vicepresidente de Dilma, su tercer presidente de la República, sin el voto ciudadano. El primero fue José Sarney, vice de Tancredo Neves, elegido indirectamente por el Congreso. Itamar Franco, asumió después del proceso de juicio político contra Fernando Collor. Temer, es hoy el ilícito e ilegítimo “presidente interino” luego del golpe contra la Presidente Dilma Rousseff. Desgraciadamente, todo hace suponer que en poco tiempo más el Senado convertirá la suspensión temporal en destitución definitiva de la gobernante, porque en la votación que la apartó de su cargo los conspiradores obtuvieron 55 votos, uno más de los exigidos para destituirla. Y eso será así pese a que, como Rousseff reconoció al ser notificada de la decisión senatorial, pudo haber cometido errores pero jamás crímenes. Su límpido historial en esa materia resplandece cuando se le contrasta con los prontuarios delictivos de sus censores, torvos personajes prefigurados en la Ópera del Malandro, de Chico Buarque, cuando se burlaba del “malandro oficial, el candidato a malandro federal y el malandro con contrato, con corbata y capital”. Ese malandraje hoy gobierna Brasil.

La confabulación de la derecha brasileña contó con el apoyo de Washington –¡imaginen como habría reaccionado la Casa Blanca si algo semejante se hubiera tramado en contra de alguno de sus peones en la región! En su momento Barack Obama envió como embajadora en Brasil a Liliana Ayalde, experta en promover golpes blandos, porque antes de asumir su cargo en Brasilia, en el cual se sigue desempeñando, seguramente que de pura casualidad había sido embajadora en Paraguay, en vísperas del derrocamiento institucional de Fernando Lugo. Pero el imperio no es omnipotente y para viabilizar la conspiración reaccionaria en Brasil suscitó la complicidad de varios gobiernos de la región, como el argentino, que definió el ataque que sus amigos brasileños estaban perpetrando en contra de la democracia como un rutinario ejercicio parlamentario y nada más. En suma, lo ocurrido en Brasil es un durísimo ataque encaminado no sólo a destituir a Rousseff, sino también a derrocar a un partido, el PT, que no pudo ser derrotado en las urnas, y a abrir las puertas para un proceso contra el ex presidente Lula da Silva que impida su postulación en la próxima elección presidencial. En otros términos, el mensaje que los malandros enviaron al pueblo brasileño fue rotundo: ¡no se les vuelva a ocurrir votar por el PT o una fuerza política como el PT!, porque aunque ustedes prevalezcan en las urnas nosotros lo hacemos en el Congreso, la judicatura y en los medios, y nuestro poderío combinado puede mucho más que sus millones de votos.

Grave retroceso para toda América Latina, que se suma al ya experimentado en Argentina y que obliga a repensar qué fue lo que ocurrió, o preguntarnos, en línea con el célebre consejo de Simón Rodríguez, dónde fue que erramos y por qué no inventamos, o inventamos mal. En tiempos oscuros como los que estamos viviendo, guerra frontal contra el gobierno bolivariano en Venezuela, insidiosas campañas de prensa en contra de Morales y Correa, retroceso político en Argentina, conspiración fraudulenta en Brasil. En tiempos como esos, decíamos, lo peor que podría ocurrir sería que rehusáramos efectuar una profunda autocrítica que impidiera recaer en los mismos desaciertos. En el caso de Brasil, uno de ellos, tal vez el más grave, fue la desmovilización del PT y la desarticulación del movimiento popular que comenzó en los primeros tramos del gobierno de Lula y que, años después, dejaría a Rousseff indefensa ante el ataque del malandraje político. El otro, íntimamente vinculado con el anterior, fue creer que se podía cambiar a Brasil sólo desde los despachos oficiales y sin el respaldo activo, consciente y organizado del campo popular. Si las tentativas golpistas ensayadas en Venezuela (2002), Bolivia (2008) y Ecuador (2010) fueron repelidas, fue porque en esos países no se cayó en la ilusión institucionalista que, desgraciadamente, se apoderó del gobierno y del PT desde sus primeros años.

Tercer error: haber desalentado el debate y la crítica al interior del partido y del gobierno, apañando, en cambio, un consignismo facilista que obstruía la visión de los desaciertos e impedía corregirlos antes de que, como se comprobó ahora, el daño fuera irreparable. Por algo Maquiavelo decía que uno de los peores enemigos de la estabilidad de los gobernantes era el nefasto rol de sus consejeros y asesores, siempre dispuestos a adularlos y, por eso mismo, absolutamente incapacitados para alertar de los peligros y acechanzas que aguardaban a lo largo del camino. Ojalá que los traumáticos eventos que se produjeron en Brasil en estos días nos sirvan para aprender estas lecciones.

Tomado de http://www.jornada.unam.mx/2016/05/14/opinion/018a1mun

Fuente de la imagen: http://i1.wp.com/www.conelmazodando.com.ve/wp-content/uploads/2016/05/La-presidenta-de-Brasil-Dilma-Rousseff-izda.-y-su-vicepresidente-Michel-Temer..jpg?resize=480%2C240

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“Unidas y Unidos seguro que podemos”

Por Colectivo Puente Madera

Esta semana que dejamos atrás ha sido para enmarcar, con la magnífica noticia del acuerdo por el que la izquierda real de este país se presentará unida en una coalición electoral, el próximo 26 de junio. Hace ya diez meses, nosotros ya nos mojamos abogando por una confluencia de las gentes de izquierdas, donde indicábamos que esta unión no es un camino, es el único camino. Parece ser que algunos han tardado en escuchar el grito desgarrado que estaba en la calle pidiendo otra forma de hacer política, cuyo centro fuera la gente llana y sus aspiraciones de vivir en un país más justo y solidario. Tardó, pero llegó.

manos-enlazadasEstamos tremendamente ilusionados con el paso dado por Izquierda Unida, Podemos, Equo, Compromis y todos aquellos que han querido sumarse a este huracán de cambio, que dejará atrás un gris y tormentoso periodo bipartidista, lleno de privilegios y paraísos para unos pocos y enormes retrocesos en derechos para la mayoría de la ciudadanía. Nuestro convencimiento, de que las próximas elecciones generales darán un vuelco al panorama político, es total. El objetivo de desalojar a Rajoy y a su banda de la Moncloa bien merece esta confluencia, donde sumando esfuerzos lograremos que esto cambie, haciéndolo generosamente, mirando más allá de nuestras propias “tribus”. No podemos esperar más tiempo porque, si la derecha gana las próximas elecciones, dejará toda España como un rastrojo, y eso ni vamos ni debemos permitirlo.

Las cifras hablan muy clarito. Si se  repitieran los resultados del 20D, con la suma de los votos de IU y Podemos se lograrían 14 escaños más, restando  7 diputados al PP,  4 a Ciudadanos, 2 al PSOE y 1 al PNV. Pero la aritmética no será lineal, habrá una grata sorpresa multiplicando estos datos por la ilusión creada por“Unidos Podemos”. Aquí radica el problema, porque la preocupación del bipartito PP-PSOE y sus padrinos del IBEX35 es brutal. Los insultos, descalificaciones y demás improperios ponen de manifiesto el mucho miedo que tienen, sus esfínteres se aflojan viendo que su chollo económico-político puede desaparecer en unas semanas. Los medios de comunicación afines y los tertulianos untados ya se están encargando de propagar nubes de desasosiego, para que la población se abstenga o vote por los de siempre, por el temor a perder las pocas migajas que reparten los depredadores de nuestros derechos. ¿A cuántos incautos engañarán esta vez? Las grietas van apareciendo en el suelo del PP.

El texto consensuado por los integrantes de “Unidos Podemos” refleja 50 puntos que son el punto de partida, lo que los une, coincidencias programáticas que comparten todos. Para empezar no está mal, pero echamos en falta medidas y propuestas encaminadas hacia el pacifismo, la lucha contra la OTAN, abrir paso a la  Tercera República,… pero la confluencia es el principio del camino y no el final. Nos imaginamos que en el segundo capítulo de esta increíble aventura aparecerán las medidas  correctoras derivadas de las luchas populares que llevamos en nuestro devenir y en nuestro corazón.

Las prisas han marcado ciertos errores y disfunciones a la hora de tomar decisiones en la coalición electoral de cambio, lo que debe corregirse en un futuro próximo; la democracia participativa, la horizontalidad y el programa inclusivo hecho por todos y todas, se han aparcado peligrosamente, lo que son asignaturas troncales pendientes que algunos no olvidamos. Anotado queda en nuestro cuaderno rojo y violeta.

También es irrenunciable que los candidatos y candidatas de la confluencia de la izquierda hayan sido avalados por un proceso de primarias en las propias provincias, los que nos conocen saben que los dedazos no son compatibles con nuestros principios de democracia radical.  Sabemos que confluir en esta coalición requiere macrodecisiones, pero también microrrespetos, sobretodo en la elaboración de las listas electorales en cada circunscripción.

Nuestras críticas son para corregir errores -tal vez estemos a tiempo de alguna rectificación de última hora-, pero en el fondo seguimos ilusionados con este proyecto de avance social, una confluencia vital basada en la generosidad y la humildad, donde prime el proyecto heterogéneo, crisol de sensibilidades, por encima de siglas y ombligos.

Hay muchas mujeres y muchos hombres dispuestos a luchar,  a dar lo mejor que tienen para lograr el objetivo de construir un país mejor para tod@s, con una mayoría parlamentaria que adopte medidas que revierta esta maldita estafa en la que malvive la mayoría de la población. Unidas y unidos seguro que podemos.

PD.- En su quinto aniversario, nuestra más cordial felicitación al  movimiento 15M, sin su complicidad mucho de lo que aquí expresamos habría sido imposible. Muchas gracias, 15M 

@CPuenteMaderaAB

*El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.

Tomado de: http://tualbacete.com/unidas-y-unidos-seguro-que-podemos-por-colectivo-puente-madera-cpuentemaderaab/

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