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¿Los desastres son naturales o lo natural es que ocurran?

julianrivasalfonzo@gmail.com

Es una realidad cada vez más palpableque el mundo experimenta una gran diversidad de fenómenos emergentes con un gran potencial destructivo para la vida, los bienes materiales y al ambiente en general. Entre el 2000 y el 2005, los desastres a nivel mundial causaron,en promedio y directamente la pérdida de 80.000 vidas humanas, afectando a 240 millones de personas, durante cada uno de esos años, a ello se suman los daños materiales valorados en 80 mil millones de dólares para el periodo en cuestión (Bass y otros, 2009, p.1).

Más cercanamente, la República Bolivariana de Venezuela, debido entre otros factores a su ubicación geográfica, se caracteriza por presentar múltiples escenarios de riesgos que de materializarse en eventos no deseados, pudieran generar (y de hecho han generado) consecuencias de alto impacto social, en la pérdida de vidas humanas, bienes materiales y daños ambientales.

Es un hecho evidente y así lo expresa el Ministerio del Poder Popular para la Educación(2011, p.7), que el grueso de nuestra población se ubica en zonas de alto riesgo de desastres, debido a su gran exposición tanto a fenómenos de origen natural (sequías, inundaciones, incendios forestales, tsunamis, sismos, epidemias, deslaves, entre otros), como de carácter antrópico(accidentes terrestres, aéreos, marítimos, por materiales peligrosos, incendios estructurales e industriales, violencia social, familiar, escolar y comunitaria, entre otros).

En ese sentido, la Dirección Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres y Caritas de Venezuela (2010, p. 9),considera que la irracional intervención humana sobre el ambiente ha ocasionado un incremento constante de los niveles de riesgo en la mayoría de nuestros asentamientos poblacionales.

El cuadro que brevemente hemos descrito, nos lleva a las siguientes interrogantes:¿Será que los desastres ocurren por un designio de la naturaleza, siendoprácticamente inevitables?, o por el contrario, ¿Son eventos que emergen o se potencian a consecuencia de actividades humanas y por lo tanto podemos evitarlos o al menos reducir sus impactos?, y ¿Cómo nuestra forma de percibirlos, investigarlos, conocerlos y abordarlos influye tanto en su ocurrencia, como en sus consecuencias?

Buscando luces, hemos conseguido que según Lavell (2006) es posible identificar claramente dos paradigmas o modelos, digamos extremos, que  pretender explicar cada uno a su vez, tanto el proceso de construcción social del riesgo de desastre, como el proceso de intervención social en su reducción.

Para el primero de estos paradigmas denominado naturalista – fisicalista, los desastres son producto del impacto de amenazas físicas sobre la sociedad de manera que los desastres son sinónimos de amenazas extremas y constituyen desastres naturales. El riesgo de desastrees una función directa de la exposición a la intensidad y magnitud, el periodo de recurrencia y otras características de las amenazas físicas en sí mismas. Este paradigma plantea que la sociedad debe intervenir en la problemática de los desastres naturalespor medio del control directo e indirecto de las amenazas y sus impactos sobre la sociedad, de la alerta temprana de esos impactos, la protección de personas y bienes, así como de la organización de mecanismos adecuados de respuesta y recuperación.Para ello es indispensable incrementar de manera sostenida la capacidad de las ciencias básicas para pronosticar, prever y analizar las amenazas y sus interrelaciones.

Debido a sus características, consideramos que el paradigma naturalista – fisicalista para el estudio y manejo de riesgos de desastre,pudiera tener profundas raíces en una postura filosófica positivista, la cual a decir de Briones (2002, p. 28 – 29) proclama que: «El progreso del conocimiento sólo es posible con la observación y el experimento y, según esta exigencia, se debe utilizar el método de las ciencias naturales».Asimismo, a decir del precitado autor esa corriente filosófica contempla que la función de la teoría consiste en coordinar los hechos observados por las ciencias y de ninguna manera buscar las causas de su ocurrencia. Es decir, su función es netamente contemplativa.

De otra parte, para el paradigma digamos alternativo, denominadopor Lavell como sistémico – social, la construcción social del riesgo es un proceso mediante el cual la sociedad transformay configura el riesgo por medio de un proceso diferenciado de generación devulnerabilidades, resistencias y resiliencias a amenazas distintas. La interacciónparticular entre sociedad y su medio sirve a veces también para transformarrecursos naturales y fenómenos físicos determinados en amenazas, las cuales alinteractuar con una sociedad vulnerable construyen riesgos y eventualmente desastres.

Asimismo, para tal paradigma, elriesgo de desastres se basa enescenarios de pérdidas potenciales producto de la interacción deamenazas con vulnerabilidades en comunidades, infraestructuras y sistemas de producción yservicios expuestos, como consecuencia de procesos sociales que surgen del modelo dedesarrollo vigente. Por su parte, los desastresson el resultado de riesgos que se realizan a partir del impacto de eventosfísicos particulares en un tiempo y lugar determinado, siendo el resultado tangible deproblemas o desequilibrios entre la sociedad y el ambiente, generados y/o  no resueltos por los modelos de desarrollos pasados y vigentes.

Igualmente, el  paradigma sistémico – socialconcibe la gestión del riesgocomo un proceso social y político mediante elcual la sociedad se plantea controlar los procesos de construcción del riesgoo su disminución como una estrategia para el fortalecimiento de los planes  de desarrollo ecosustentables y la seguridad integral de la nación.

Es así que el paradigma sistémico – social, a nuestro modo de ver se inscribe, desde el punto de vista filosófico, en la corriente del materialismo dialéctico, cuyos máximos representantes (Marx y Engels) afirmaron que este:

Tiene como una de sus preocupaciones centrales el cambio de la realidad. Consecuentemente, considera al mundo como un proceso en el cual, históricamente, se dan fenómenos nuevos y cada vez más complejos a partir de los más simples, siguiendo las leyes de la dialéctica. (Briones, 2002, p. 22).

 

En ese orden de ideas, consideramos la problemática del riesgo de desastres como un proceso complejo cuyos elementos generadores se encuentran no sólo en la existencia de amenazas o peligros de todo tipo y origen, sino que fundamentalmente se afincan en las condiciones precarias de «vida» en que son empujados a subsistir amplios sectores de la población a nivel global, producto de la interrelación de un conjunto de vulnerabilidades ambientales, económicas, físicas y sociales, consecuencias estas a su vez de la imposición de un modelode desarrollo economicista, que opera bajo la lógica de la apropiación indebida y la acumulación desmedida del capital en todas sus expresiones por parte de sectores minoritarios pero con excesivos poderes, en detrimento de consideraciones sociales, ambientales y humanas, las cuales son rápidamente despachadas  como simples «daños colaterales» o el precio que debemos pagar el resto de la población para «disfrutar» aunque sea marginalmente de las supuestas ventajas del modelo desarrollista vigente.

Es claro para nosotros que mantener una visión paradigmática naturalista – fisicalista, promueve abordajes de la problemática del riesgo de desastresque a todas luces evaden el estudio de lo que consideramos como el nudo crítico del asunto, basado este último en la hegemonía del modelo de «desarrollo» capitalista, el cuala la par de incrementar los factores de vulnerabilidad humana ante las múltiples amenazas de origen natural o antrópico, contribuye con su aparato cultural a instalar en el imaginario colectivo la falsa creencia de que así es como debe funcionar el mundo. Es decir, que para tal modelo, lo naturalsería conformarnos con las condiciones de vida que nos hacen cada vez más vulnerables y que es poco o nada lo que podemos hacer para su superación, intentando reafirmaren nosotros (y en muchas ocasiones con éxito) una visión fatalista que termina por inhibir las iniciativas sociales enfocadas hacia una verdadera transformación política, económica y social, que coloque al ambiente y al ser humano como su primera prioridad.

En este punto consideramos necesario aclarar que se entiende por natural. Según el Diccionario de la Lengua Española (2014), el término en cuestión  posee al menos diecisiete acepciones. La primera de ellas concibe lo natural como: «Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas». Por su lado, la octava acepción indica que natural se refiere a lo: «Regular y que comúnmente sucede, y, por eso, fácilmente creíble».

De acuerdo con esa primera acepción y con el paradigma sistémico – social, los desastres no pudieran ser catalogados como naturales, pues aunque el evento que le da origen sea de carácter natural, este requiere de la interacción con un conjunto de vulnerabilidades sociales para constituirse propiamente en un desastre. Por ejemplo, un movimiento sísmico en los médanos de Coro, no es más que eso, no podríamos decir lo mismo si sucede en Caracas.

De otra parte, si consideramos el modelo de desarrollo imperante a nivel global, lo natural (en términos de la octava acepción) es que ocurran los desastres, como fenómenos que tienden a perder su eventualidad para convertirse en parte del paisaje cotidiano. Es decir, inmersos como estamos en tal modelo economicista, nos acostumbramos tanto a las tragedias sociales, ambientales, económicas, en fin humanas, que corremos el riesgo de perder paulatinamente nuestra capacidad de asombro y por lo tanto de lucha.

Para revertir y superar tan dañino fatalismo es necesario elevar nuestro nivel de conciencia tanto individual como colectivamente. Por un lado, argumentar y divulgar por qué los desastres no son naturales es un primer paso, digamos que fundamental. Más sin embargo, lo anterior sería inútil si no logramos percatarnos que en el actual modelo de «desarrollo» capitalista, por su misma esencia, lo natural(regular, común, creíble)es que los desastres sucedan y que no bastan las medidas de mitigación, que en el fondo no son más que «pañitos calientes» para ocultar sus ya mencionados daños colaterales.

Se trata pues, de asumir colectivamente un verdadero proceso de prevención y reducción de desastres impulsando una transformación profunda de los modos en que nos relacionamos con el ambiente y entre nosotros, ello implica buscar sistemáticamente una ruptura con aquellos paradigmas de investigación, formación y desarrollo,que nos han conducido a esta situación de creciente vulnerabilidad global. En tal sentido, ante nosotros se abre un camino hacia el logro de una sólida Cultura Preventiva, ese camino no es otro que la Educación para la Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos.

 

REFERENCIAS

 

Bass, S; Ramasamy, S; Dey de Prick, J y Battista, F. (2009).Análisis de Sistemas de Gestión del Riesgo de Desastres. Una Guía, Roma: FAO.

 

Briones, G. (2002). Epistemología de las ciencias sociales,Bogotá: ICFES.

 

Dirección Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres y Caritas de Venezuela. (2010). Documento País Venezuela 2009 -2010, Caracas.

 

Lavell, A. (2006). Consideraciones en torno al enfoque, los conceptos y los términos que rigen con referencia a la reducción del riesgo y la atención de desastres en los países Andinos miembros del CAPRADE, Lima: PREDECAN.

 

Ministerio del Poder Popular para la Educación. (2011). Orientaciones educativas para la gestión integral del riesgo en el subsistema de educación básica del sistema educativo venezolano, Caracas.

 

 

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El agua es un bien común esencial para la vida en todas sus formas.

Dueños del agua (dueños de la vida)

Carolina Vásquez Araya

No debería ser necesario describir cuán importante es el agua en la vida de las personas porque cualquier ser humano lo comprende, experimenta y es consciente de la catástrofe que supondría el agotamiento de este recurso. Sin embargo, solemos usarla de manera inadecuada, sin conciencia del enorme privilegio de tener acceso a este regalo de la naturaleza cada día a cualquier hora, mientras grandes conglomerados humanos carecen de ella.

Durante décadas recientes, el planeta ha experimentado la reducción progresiva de sus fuentes hídricas, provocada en buena medida por la deforestación de enormes extensiones de bosques, desvío de ríos para uso industrial, salinización de la napa freática, contaminación de pozos, lagos y otros cuerpos de agua de los cuales se surten los poblados. Esto ha generado la mirada codiciosa de grandes consorcios cuyo objetivo es el control de su distribución por ser un rico filón para explotar y beneficiarse económicamente de la necesidad de otros.

En esa misma línea está la concentración de riqueza en países desarrollados, cuyas excesivas demandas de agua y la escasa educación de sus habitantes con respecto a su uso ponen en peligro la disponibilidad para los habitantes de otras áreas más pobres y vulnerables. A eso se añade la resistencia de esas naciones a implementar políticas de sostenibilidad que podrían reducir a niveles racionales sus costosos estilos de vida, mientras exigen a las naciones menos desarrolladas implementar medidas de conservación de sus recursos.

La desigualdad entre naciones es un factor de enorme riesgo, como se demuestra en el poder ejercido sobre gobiernos débiles con el propósito de conseguir privilegios para las grandes compañías industriales, extractivas, agroindustriales y productoras de energía. En este juego de poderes, el agua es una protagonista esencial para complementar cualquier plan de explotación de recursos.

En estos momentos de la historia, muchos países sufren el impacto de la escasez de agua en grandes sectores de la población. Entre ellos, algunos de primer mundo cuyo lujoso estilo de vida está basado en un desequilibrio extremo entre sus demandas de materias primas, minerales, hidrocarburos, maderas finas y otros bienes, con la miseria de las naciones que se los proveen a costa de la depredación de sus territorios.

El calentamiento global, ese fenómeno cuya existencia rechazan los círculos industriales a quienes se debe, en gran medida, la pérdida de masa boscosa y la excesiva producción de gases invernadero, es ya una realidad expresada en un cambio climático cuyas víctimas se acumulan año tras año. En ese escenario, las fuentes hídricas se secan, los habitantes emigran debido a la pérdida de sus cultivos y a condiciones de vida imposibles para la supervivencia.

En estos días de calor excesivo, miles de hombres, mujeres y niños han marchado desde distintos puntos de Guatemala para llamar la atención sobre la importancia del agua en la vida de las personas y de su entorno. Estos ciudadanos vienen a exigir al gobierno políticas públicas coherentes con los derechos de la población, respetuosas de su derecho a gozar de este recurso, pero también medidas para detener el abuso de quienes contaminan y se roban impunemente las fuentes de agua de las cuales se surten las comunidades. El mandato constitucional es claro: El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común. Que los habitantes tengan derecho al agua, por lo tanto, debe ser política de Estado.

elquintopatio@gmail.com

@carvasar

Blog de la autora: El Quinto Patio

Fuente de la foto del encabezado: http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20120608/imag/foto_0520120608153605.jpg

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La informalidad y el desempleo joven, una bomba de tiempo

El mundo se está envejeciendo, esto significa, que las épocas en que había más personas jóvenes que personas adultas quedarán en la historia y desaparecerán, y por eso debemos actuar con la población joven actual de manera prioritaria

Es común afirmar que el trabajo dirigido a atender las necesidades de la población joven es importante pues ellos constituyen el futuro del país y son la respuesta que debemos asegurar para alcanzar un mundo mejor. Sin embargo, está afirmación de trabajar por los jóvenes está cobrando y cobrará mucha más importancia durante los próximos cinco años por motivos que no son menores.

El primero y principal, es la ventana de bono demográfico que atraviesa el país y en la que estaremos hasta el 2020. El mundo se está envejeciendo, esto significa, que las épocas en que había más personas jóvenes que personas adultas quedarán en la historia y desaparecerán, y por eso debemos actuar con la población joven actual de manera prioritaria.

Este fenómeno ya ha ocurrido en muchos países del mundo y ahora está comenzando a ocurrir en Colombia. Una de las repercusiones más importantes, es que la suposición de que el trabajo de las personas en edad productiva permitirá mantener el esquema de protección social de una generación a otra, no va cumplirse como previsto en los nuevos tiempos. En unos años, seremos muchas más las personas que estaremos finalizando nuestra etapa productiva o ya estaremos por fuera de la edad laboral, respecto a quienes aún continuan en ella. Seremos muchos más los que dependamos de nuestros ahorros o de la protección del Estado para tener ingresos, probablemente por muchos más años dado que la expectativa de vida es cada vez mayor.

El panorama es preocupante si tenemos en cuenta los niveles actuales de desempleo y de informalidad del país. En la actualidad el 93% de los ocupados cuentan con cobertura de salud, pero solo el 49% cotiza para una pensión, sumado a que la proporción de personas en la informalidad en las 23 principales de Colombia es del 47%. La mayoría de quienes están en la informalidad no alcanzarían a pensionarse, así comenzaran a cotizar desde ahora.

Del total de personas en edad de trabajar en Colombia, el 32% corresponde a personas jóvenes. Sin embargo, uno de cada dos desempleados es menor de 24 años. Por esto, hoy es más importante que nunca acelerar las acciones de promoción de empleo joven. Con esto no solo ampliamos la base productiva del país, ofrecemos oportunidades dignas para las nuevas generaciones, ayudamos a cumplir proyectos de vida, y también mitigamos a mediano y largo plazo los efectos del fenómeno de bono demográfico en un contexto de desempleo y de alta informalidad.

Una de las principales líneas de acción de la Fundación es el tema de empleo, en especial, la promoción de empleo para personas cuyas poblaciones suelen tener, en ciertos contextos, mayores dificultades para vincularse de manera estable a empleos formales.

Por lo mismo, vemos de manera positiva la ley de primer empleo y actualmente, el proyecto de ley de empleo joven que en días pasados fue aprobado de forma unánime en la Comisión Séptima. Ambas iniciativas son buenos ejemplos de los esfuerzos que se están realizando en esta materia y que son claves en la actual coyuntura. Uno de los ejes de la ley ProJóven por ejemplo, es el de solucionar la situación de más de 565 mil jóvenes que tienen grandes dificultades para vincularse formalmente al mercado laboral por no tener libreta militar.

Esperemos que estos esfuerzos se profundicen y se traduzcan en más jóvenes trabajando en condiciones dignas, mejorando sus niveles de calidad de vida, y los de sus familias, realizándose como personas tanto hoy como en el futuro. El país lo necesita.

*Este artículo fue elaborado en colaboración con el equipo técnico de profesionales de la Fundación Corona.

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La educación tecnológica en España es aún precaria y este estudio de la FECYT lo demuestra

Javier Pastor//20/04/2016/XATAKA

El interés por la formación técnica y tecnológica para los más pequeños es evidente. Son muchos los proyectos que tratan de impulsar el aprendizaje de programación y robótica entre los más pequeños sobre todo en Estados Unidos, pero, ¿cuál es la situación en nuestro país?

Es lo que trata de dilucidar un reciente estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Sus conclusiones permiten entender cómo se valora en nuestro país la educación de las Ciencias de la Computación, y las conclusiones son claras: queda muchísimo camino por recorrer si queremos impulsar este tipo de educación.

Muchos datos que digerir

En la encuesta realizada en octubre de 2015 participaron 2.324 padres y madresc on hijos e hijas de distintos rangos de edad, a lo que se sumó la realización de 30 entrevistas con directores y docentes de distintos colegios de España. El informe fue elaborado en colaboración con Google y everis, que contribuyeron tanto en la ejecución como en la redacción de las recomendaciones finales tras la obtención de resultados.

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Entre las conclusiones se destacó el hecho de que las Ciencias de la Computación son un concepto desconocido en la sociedad española. El 82% de padres y madres no saben qué englobaban o las confundían con otros términos, algo que también les ocurría al 76% de los alumnos de entre 12 y 16 años.

La introducción de dispositivos digitales para programar es por ejemplo muy reducida: solo el 5% de los alumnos disponían de tales soluciones en cursos de primaria, mientras que en secundaria el porcentaje ascendía al 16%.

La influencia de los padres es crítica, siguen los estereotipos

Una de las conclusiones más ambivalentes era la que indicaba que aunque el 73% de padres y madres creen que este tipo de disciplinas deben ser enseñadas en el colegio, el 32% de los padres y madres con hijos en primaria no lo consideraba una prioridad. Aquí era patente el impacto que tenía que los padres y madrestuvieran una buena comprensión de la tecnología, ya que su influencia es notable: un 63% de los alumnos y alumnas de secundaria que estudian Ciencias de la Computación son influidos por sus padres.

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En ese estudio también se revelan brechas de género preocupantes: hay un claro menor interés por parte de las niñas, más orientadas a lenguas y humanidades. Los niños tienen mayor confianza en su capacidad para estudiar ciencias, tecnologías y matemáticas, confirmaba ese estudio en un resultado que parecería más propio del pasado. Los estereotipos siguen siendo patentes y de hecho se perciben en los padres y madres, algo que revela el informe con claridad:

La influencia de los padres también impacta sobre la brecha de género ya que las niñas que estudian CC en mayor porcentaje que los niños (65% y 61%) lo hacen porque sus padres las apoyan. Por el contrario, las niñas que no estudian CC no lo hacen porque reciben menos apoyo de sus padres que los niños (12,9% frente al 23,9% para los niños). Además, las niñas, en un mayor porcentaje que los niños perciben que sus padres piensan que son más capaces de estudiar temas relacionados con Lenguas y Ciencias Sociales (37% en el caso de las niñas y 15% en el caso de los niños).

¿Qué se puede hacer al respecto?

Los expertos en este ámbito comentaron esos resultados con grupos focales y eso ayudó también a elaborar una serie de recomendaciones -algo abstractas, eso sí- que deberían fomentar esa formación en Ciencias de la Computación en el sistema educativo español.

Entre esos consejos estaba la introducción de las CC en el currículo educativo, habilitar «espacios y mecanismos de colaboración» en los que profesionales de este ámbito eduquen tanto a estudiantes como a los propios profesores, y contar con la participación de todo tipo de organismos y asociaciones relacionadas con las TIC para apoyar esa formación.

Aquí es inevitable pensar en iniciativas como las que se están llevando en Estados Unidos, donde Obama tratará de que se apruebe la creación de un fondo de 4.000 millones de dólares para fomentar diversos programas educativos enfocados a enseñar informática a todo tipo de estudiantes.

Tenemos otro buen ejemplo en el Reino Unido, donde hace menos de un mes ya indicamos que se habían empezado a distribuir un millón de BBC micro::bit, los pequeños miniordenadores que permiten a los alumnos iniciarse en este mundillo. Sin contar con las Raspberry Pi, que forman parte de diversos proyectos educativos en ese país, tal y como nos confirmó Eben Upton -creador de estos pequeños prodigios- en una reciente entrevista.

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Nosotros ya hablamos en profundidad del tema en los Premios Xataka 2014, en los que pudimos contar con la presencia de varios expertos en este ámbito para debatir sobre Educación y tecnología. Como comentaban allí los participantes, en nuestro país se ha fracasado en muchos sentidos a la hora de introducir tecnologías en el sistema educativo. «No vale con introducir ordenadores y olvidarse de ellos«, explicaban nuestros invitados en aquel debate.

Para Javier Palazón, de Educación 3.0, el docente es una figura importante a la que cuidar. A pesar de que se han hecho las cosas mal, señalaba este experto, es quien más ha hecho por introducir la tecnología, algo que no se ha cuidado tanto por parte del centro.

Otros dejaban claro que para que haya cambios serios el impulso debe venir desde nuestro Gobierno, algo que parece difícil a vida cuenta de las críticas que el Ministerio de Educación ha recibido en los últimos años. Resulta irónico comprobar cómo en el informe del FECYT del que hablamos no ha participado ese organismo, sino el Ministerio de Economía y Competitividad. ¿Por qué? Buena pregunta.

Fuente del Artículo: http://www.xataka.com/otros/la-educacion-tecnologica-en-espana-es-aun-precaria-y-este-estudio-de-la-fecyt-lo-demuestra

Imagen: http://www.agenciasinc.es/var/ezwebin_site/storage/images/noticias/investigan-nuevas-aplicaciones-de-las-tecnologias-moviles-en-la-educacion/1792239-2-esl-MX/Investigan-nuevas-aplicaciones-de-las-tecnologias-moviles-en-la-educacion_image_380.jpg

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Niños matemáticos vs. Niñas lectoras: ¿Nacen o se hacen?

Por: Elisa Guerra Cruz

En el patio de recreo, un grupo de niños de primer grado se entusiasma en un improvisado partido de futbol. Hace falta un jugador para emparejar los equipos. “¿Quién se apunta?” – grita uno de ellos.

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Amanda, que observa desde cerca, siente una descarga de entusiasmo.  De un salto se pone en pie, pero antes de poder dar el paso su maestra la cuestiona con serena calidez: “Los niños juegan muy rudo. ¿Estas segura de que quieres ir con ellos?” Los pocos segundos que Amanda se detuvo fueron suficientes para que alguien más tomara el codiciado puesto.

La pequeña perdió una oportunidad para activarse físicamente y divertirse, pero también para desarrollar sus habilidades espaciales. Además, quizá cuestione su audacia la próxima vez que sienta el impulso de unirse a los “juegos de hombres” y se vaya haciendo cada vez más pasiva. Y por cierto, quizá acaba de perder también la oportunidad de convertirse, algún día, en ingeniera o matemática.

Incluso los buenos maestros, con la mejor de las intenciones, caen con frecuencia en la trampa de los estereotipos. Cerrar la brecha de género en la educación requiere un esfuerzo serio y consciente.

Según datos de la OCDE (2015), los varones obtienen mejores resultados académicos en matemáticas y ciencias en comparación con las niñas, pero éstas los superan en habilidades lectoras. Este fenómeno ha estado presente por décadas. En 1980, investigadores de la Universidad de Johns Hopkins sugirieron que esta brecha se debía a una “habilidad masculina innata para las matemáticas”. En otras palabras, proponían una superioridad genética de los niños con respecto a las niñas, por lo menos en esta área del conocimiento.

Aunque este estudio fue ampliamente criticado y se convirtió en el centro de una acalorada controversia, la idea de que las diferencias en los logros educativos de niñas y niños tiene una raíz genética se ha permeado hasta nuestros días. Pero, ¿es así, o es el ambiente el que lentamente segrega a niños y niñas para conformarse a modelos socialmente aceptados, según su género?

niños-escuelaRodrigo tiene diez años y está enganchado con los libros.  Tanto así, que a veces preferiría leer que salir a jugar con sus compañeros. Además, es muy bueno dibujando y puede concentrarse por horas derrochando creatividad. Pero cuando esto sucede, algunos niños le hacen burla: lo consideran afeminado o débil. La presión por “encajar” es cada vez más fuerte, y Rodrigo pronto entrará a la adolescencia. Necesita con urgencia un mentor que lo valide y apoye, antes de que abandone las “cosas de niñas” que lo apasionan, con tal de sentirse aceptado.

¿Cuál es, entonces, el papel que deberíamos jugar como maestros?

Aquí, algunos ejemplos de lo que podemos hacer en nuestras escuelas:

  1. Fomentar la actividad física también en las niñas, desde temprana edad. Esto incluye cosas tan elementales como recomendar vestimenta apropiada para todo tipo de juegos: es difícil trepar a un árbol usando un vestido, por ejemplo. Permitamos que nuestras niñas se ensucien con lodo, que suden, que sean heroínas al rescate de sus propias aventuras. No las limitemos por considerar que estas actitudes “no son propias de una señorita”.
  2. Proveer amplias oportunidades para la resolución de problemas en una variedad de contextos activos. Podemos retar a nuestros alumnos –niños y niñas- a tomar riesgos y asumir diferentes roles, incluyendo los de liderazgo, y crear una cultura en el salón de clases en donde hacer muchas preguntas sea incluso más valorado que dar las respuestas “correctas”. Esto creará un clima de confianza donde tanto niños como niñas puedan expresarse libremente.
  3. Diseñar un ambiente seguro para que los niños puedan conectarse con su lado artístico y desarrollar su creatividad – rasgos usualmente asociados con una personalidad “femenina”. Engánchalos en las artes, la música y la literatura descubriendo sus intereses y ofreciéndoles materiales estimulantes que puedan disfrutar.
  4. Concientizar a los padres y enlistarlos como aliados en contra de los estereotipos de género. Todos estamos expuestos a fuertes mensajes en los medios y a ideas preconcebidas. Podemos actuar en base a ellos de manera automática. Es común, por ejemplo, que los padres dejen que los niños varones jueguen más tiempo afuera, y que prefieran que las niñas se queden dentro de casa leyendo, platicando o ayudando con las labores. Pídele a tu hijo que te ayude a cocinar y lavar los paltos, y pídele a tu hija que saque la basura y pasee al perro. Lee con ellos todos los días, y asegúrate de que ambos terminen sus tareas escolares a tiempo y con calidad.
  5. Ofrecer modelos positivos de mujeres en las ciencias y hombres en las humanidades, considerando para ello personajes históricos y actuales. Cuida tus palabras y acciones, porque tus propios estereotipos pueden emerger inadvertidamente. En el aula, fíjate cuántas veces das la palabra a niños o a niñas, y por qué lo haces (¿Para recuperar su atención? ¿Para mantenerlos tranquilos?)

Mi hija, Ana, estudia la Licenciatura en Matemáticas Aplicadas en  una reconocida Universidad en la Ciudad de México.  En sus clases, aproximadamente la cuarta parte del grupo son mujeres. Me siento orgullosa de ella por atreverse a defender sus intereses, pero me entristece pensar en las “Amandas” que no están ahí porque las convencimos, cuando eran pequeñas, de que las niñas no son tan buenas para las matemáticas.

Cada niño o niña tiene el potencial para ser excelente en donde sea que encuentre su pasión, y los maestros debemos de ser sus defensores, no sus detractores. Ahora, dejémosle eso claro a Amanda y a Rodrigo la próxima vez que los encontremos.

Que podría ser en nuestro salón de clases, justo ahora.

Referencias:

Benbowm C, & Stanly, J. (1980) “Sex differences in mathematical ability: Fact of artifact?”  Science, Volume 210, 12 December 1980.https://my.vanderbilt.edu/smpy/files/2013/02/ScienceFactOrArtifact.pdf
OECD (2015), The ABC of Gender Equality in Education: Aptitude, Behaviour, Confidence, PISA, OECD Publishing. http://dx.doi.org/10.1787/9789264229945-en

Publicado originalmente en: http://www.educacionfutura.org/ninos-matematicos-vs-ninas-lectoras-nacen-o-se-hacen/

Fuente de la imagen destacada: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/03/150326_genios_matematicos_finde_dv

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¿Es la docencia escolar una profesión?

Ni la medicina, ni el derecho ni la ingeniería nacieron con estatus profesional. Ciertamente la docencia escolar tampoco. Es algo que las profesiones modernas de alto estatus han ganado a lo largo del siglo XX, y desde antes, en algunos casos. Estas ganancias han configurado a estas ocupaciones como profesiones, no en el sentido sencillo de una definición de diccionario, sino en una acepción sociológica más completa. Esta acepción incluye varios elementos que vale la pena discutir para analizar la profesión de la docencia escolar.

La titulación, generalmente de nivel universitario, es una condición necesaria, pero no suficiente, para configurar una profesión de alto estatus. No se puede ejercer como médico sin un título de doctor en medicina, ni como abogado o ingeniero sin lo correspondiente. Pero como docente escolar, sí. En Latinoamérica la situación al respecto es diversa. En  Brasil sólo las personas que estudiaron carreras docentes pueden ser docentes. En Colombia ocurre prácticamente lo contrario: es inconstitucional que la docencia escolar no pueda ser ejercida por otros profesionales sin formación en docencia.Incluso, muchos colegios bilingües privados de élite, contratan, y con preferencia, profesionales que no se licenciaron como maestros para que sean maestros. He aquí entonces que la titulación, que uno pensaría es un requisito necesario, ni siquiera lo es.

Otra característica sociológica de las profesiones además de la titulación y ligada a ella, es la acreditación. El asunto de la acreditación tiene que ver básicamente, con cuál es el proceso mediante el cual una persona llega a volverse un miembro de la profesión. Para llegar a ser médico, ingeniero o abogado, hay que pesar por estudios de pregrado de un alto nivel de selectividad. En el caso de la docencia escolar no, como lo mencionaba en otro escrito. De hecho, un estudio reciente en Colombiamuestra que es cinco veces más probable que un estudiante con un bajo puntaje en la prueba nacional de aprendizaje de final de secundaria termine siendo docente, a que si hubiera tenido un puntaje alto. También comentaba en ese texto como a estos bajos requisitos de ingreso a los estudios para ser docente, se suma  la ausencia de calidad en los programas de formación en educación, con un 94% de programas sin acreditación de calidad en Colombia en 2010.

Las profesiones paradigmáticas que he mencionando como la medicina y la ingeniería han construido también unas estructuras fundamentales que las caracterizan como profesiones de alto nivel: las asociaciones profesionales. Estas asociaciones tienen un doble papel: reciben y acreditan al titulado en la profesión al gremio. Pero quizás su función más importante es la de definir y vigilar el cumplimiento de los estándares de desempeño de la profesión. Por esta razón, los estados acuden a las asociaciones de profesionales de ingenieros para determinar por ejemplo, si hay responsabilidad legal en la construcción de una obra de infraestructura defectuosa. O las personas pueden acudir a las de médicos para saber si hubo mala práctica médica en la atención a un paciente y si esta mala praxis derivó en consecuencias de salud para un paciente. Tal cosa no existe en la docencia escolar: ¿una asociación profesional a la que alguien puede ir a reclamar por bajos resultados en el aprendizaje de un niño? ¿O para ver si un niño sabe leer literal y críticamente en un nivel aceptable? ¿Alguien que les explique a los desconcertados padres de un niño de un colegio en el que siempre fue el mejor en su clase, porqué ahora le van tan mal en la universidad? ¿Acaso, le regalaban las notas?

Que tal tipo de cosas fueran susceptibles de ser reclamadas exigiría la existencia estándares profesionales de la docencia escolar. Pero este no parece ser un asunto de preocupación en las reivindicaciones docentes, que son más de naturaleza sindical y menos de naturaleza profesional. Son como el reclamo airado de un derecho natural. Esto me trae a la mente una cita de un estudio sobre la profesionalización docente:

“…Como se evidencia en la revisión de literatura sobre la profesionalización, el estatus de una ocupación no es un regalo del mundo exterior, concedido por un público agradecido, y en reconocimiento a los invaluables aportes del gremio profesional a la sociedad. En cambio, lo que ocurre es que el estatus profesional es buscado ávidamente por los aquellos en el campo, luchado en contextos prácticos y en la escena política, y protegido fieramente una vez se obtiene” (Crowe, 2008)

Titulación, acreditación y asociación profesional. De estas, que no son todas las posibles, la docencia escolar hoy por hoy en muchos países de Latinoamérica lo único que hace es titular, que es lo menos necesario, y con bajos niveles de selectividad. No hay unos adecuados procesos de titulación y acreditación, que garanticen formar un cuerpo de profesionales que evidencie algún mérito para entrar al gremio.  No hay estándares profesionales para el ejercicio docente. Ni hay asociaciones profesionales de docentes. ¿Qué hacer?

Como dice la cita de Crowe, ese estatus profesional es algo que se construye, no algo que se reclama. A nadie le ha sido dado de por sí. Construir el estatus actual de la profesión ha tomado décadas, y elevarlo tomará otras tantas.  Yo propongo que en vez de seguir reclamando ese reconocimiento que la sociedad, condescendientemente, nunca otorgará más que en frases vacías, quienes estamos interesado en el mejoramiento de la docencia, hagamos algo concreto: hagamos asociaciones profesionales de docentes. Hablemos de estándares de profesionalismo y de estándares profesionales en la docencia.

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Integración solidaria frente a amenazas en Nuestra América

 

La solidaridad de Nuestra América se hace sentir humanamente frente a la tragedia sísmica sufrida por el hermano pueblo del Ecuador. Venezuela envía un primer contingente de rescatistas y suministros abriendo un puente aéreo. Chile a su vez hace lo propio aportando su reconocida experiencia en enfrentar eventos similares. Toda UNASUR apoya solidariamente. Sin embargo, hay voces increíblemente críticas que se elevan cuestionando por qué se atienden tragedias externas, sin terminar de atender problemas propios como la escasez y la inseguridad.

Se perciben fuertes amenazas contra los avances sociales en Nuestra América. Lejos de corregir errores y afirmar aciertos en el camino de integración solidaria emprendido,  siendo el cumpleañero UNASUR uno de los ejemplos resaltantes, fuerzas internas y externas pretenden desestabilizar los caminos constitucionales generando regresiones a excluyentes gobiernos neoliberales. En la Republica Bolivariana de Venezuela,  diputados de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) “trabajan para conseguir los votos necesarios para que la Organización de Estados Americanos solicite la aplicación de la Carta Democrática…ante lo que consideran una severa crisis institucional en la que el gobierno de Nicolás Maduro pretende desconocer las atribuciones de la Asamblea Nacional”. (El Nacional 19.04.2016). Cuestión que el embajador venezolano Bernardo Àlvarez considera “atenta contra el espíritu, propósito y razón de la misma”.  (Correo del Orinoco.19.04.2016).

Frente a estas tensiones, resalta la actitud del Secretario General de UNASUR, Ernesto Samper, quien en el acto de  juramentación de la Comisión Presidencial por la Verdad, Justicia y Reparación de la Víctimas. Presidida por el Vicepresidente Aristóbulo Istúriz, respaldó la iniciativa de reconciliación con verdad y justicia promovida por el gobierno del Presidente Maduro, a la cual se invitó a cuatro diputados designados por la MUD quienes no se hicieron presentes. Destaca así la visita del Nuncio Aldo Giordano al Vicepresidente Aristóbulo Istúriz, “para comunicarle al país el afecto, la cercanía del Papa Francisco. El Papa es un protagonista de la paz del mundo y estamos aquí para colaborar a la paz de nuestro querido país…La Nunciatura está aquí para contribuir al bien del pueblo de Venezuela”. Y resaltó el apoyo incondicional de Venezuela a Ecuador ante el terremoto. (Últimas Noticias. 19.04.2016).

Frente a quienes coinciden con el ratificado decreto del presidente Obama: Venezuela es una amenaza a la seguridad de Estados Unidos e intentan manipular mecanismos de integración  por poderes mezquinos para regresar a situaciones de exclusión social e irresponsables agresiones contra la naturaleza, los pueblos de Nuestra América, junto con comunidades y gobiernos responsables y de buena voluntad del mundo, generan movimientos que afirman un paradigma ético en las relaciones internacionales.

Dice Frei Betto que se requiere no sólo socializar los bienes materiales, sino socializar los bienes espirituales, en la formación humana. (Frei Betto. El descuido de la formación ideológica causa de los retrocesos en gobiernos progresistas de A.L. Al Mayadeen.Cuba.19.04.2016). Vía indispensable hacia un rumbo responsable con la gente y la Madre Tierra en su día 22.04.2016, hacia la construcción de la paz con verdad y justicia.

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