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Juventud con futuro

PABLO G. PERPINYÁ

15M. A LAS PUERTAS DEL V ANIVERSARIO

El domingo tuve la ocasión de escuchar a Zapatero en la Sexta hablando acerca del 15M y he de reconocer que me sorprendió su elocuencia. El Presidente sabía bien de lo que hablaba, evitó caer en la descalificación, expuso un discurso muy bien armado… sinceramente no me convenció, pero seguro que gustó entre sus filas. Sin embargo sus palabras tuvieron en mi un efecto demoledor porque de forma involuntaria ZP tumbó el mito que con tanta dedicación había construido en mi cabeza a lo largo de los últimos años y que tantas buenas cervezas me ha acompañado: no hay nada más divertido que escuchar a un político profesional hablar del 15M. Ayer ZP refutó mi hipótesis, dignificó su condición y me dio una lección. Tocaba buscar un nuevo mitonumber one. Y buscando, buscando y buscando lo encontré y lo bauticé. El mito de la “vanguardia juvenil quincemera”.

Una de las cosas más apasionantes de los movimientos sociales es la virulencia con la que los actores clásicos pugnan por cooptarlos y representarlos. Todo gran movimiento tiene en torno a sí multitud de genios de la oportunidad y la astucia a los que la plebe debe rendir pleitesía, ya que, a fin de cuentas, mientras que la masa se contentaba con mover las manos en la Puerta del Sol, los elegidos diseñaban sesudas estrategias para subvertir el orden mundial mediante…. ¡tatachánnnnn!: ¡La transversalidad!

Efectivamente, la transversalidad. Un término sobre el que se puede escribir profundas reflexiones pero que básicamente defiende interpelar al conjunto frente a la parte, acudiendo a referentes simbólicos que puedan ser percibidos como propios por personas de diferentes clases sociales…ups…de diferentes perfiles socioeconómicos. Es la teoría del guapo de la clase, del bocadillo de nocilla o del let´s twist again de Chubby Checker: la teoría de lo que gusta a todo el mundo. O así debería ser si los seis mil millones de habitantes del Planeta fuéramos ratoncitos blancos y los dirigentes de la transversalidad fueran científicos con bata. Si acudimos a los resultados electorales la cosa es bien diferente.

Los dirigentes de la transversalidad dibujan de forma recurrente un escenario de dos espacios que,como no podía ser de otra forma,es el único en que puede justificarse su posición: yo frente al identitarismo, dentro del cual se agrupa el conjunto de las experiencias que no interpelan al conjunto social sino que lo hacen sobre alguno de sus elementos. Posición que, por otra parte, no dispone de coordenadas propias sino que estas se configuran en función de los contextos y de los movimientos del resto de actores, proponiendo un programa volátil caracterizado por la coyunturalidad y el oportunismo. Siendo para los marxistas el sentido último de la política la consecución de una sociedad sin clases, la transversalidad se propone, en todo caso, como una vía para el reforzamiento de la estructura social vigente.

A estas alturas a nadie se le escapa que una parte de la izquierda ha abrazado los postulados de la transversalidad con inusitado fervor. Y así, entre significantes flotantes, poderes y contrapoderes se ha elaborado un relato con más números que El Barco de Vapor que incluso en las últimas semanas ha erigido a un grupo de jóvenes como fundadores del ciclo político más apasionante de los últimos treinta años. Ahí es nada. Un relato contado por los supuestos protagonistas, que habla de los protagonistas y de su gran gesta. La modestia, por lo que parece, debe haber quedado catalogada como vieja política.

El 15-M no fue un movimiento transversal sino contrahegemónico. Partiendo de diversos sentimientos y deseos que eran ampliamente compartidos por la población, asumió desde el primer momento los valores y los principios de quien lo impulsaba, que no era otro que el pueblo de izquierdas. El 15M puso sobre la mesa un programa de cambio que logró seducir a amplias capas de las clases populares en sentido amplio, incorporando conceptos nuevos al lenguaje cotidiano, cambiando de forma irreversible la forma de hacer política. En todo caso si algo fue el 15M fue una denuncia del sistema político vigente, de las instituciones de mediación, del establishment y especialmente de los efectos de la desigualdad del capitalismo en nuestro contexto (precariedad, desigualdad de género, desregularización del mercado laboral, etc.).

Creo sinceramente que de los profetas de la transversalidad nos separa algo más que una mera discrepancia táctica. Vemos la sociedad con un cristal diferente, empleamos códigos de valores que en ocasiones llegan a oponerse y, sobre todo, entendemos la actividad política de forma antagónica. Es posible que la sociedad de mercado haya permeado en lo que antaño era la izquierda, incorporando una visión pacífica respecto de las relaciones de producción-reproducción, haciendo de la meritocracia el patrón que ordena lo real y generando un relato del joven ultra-cualificado que sufre más que cualquier otro grupo social las consecuencias de la crisis y que aspira al relevo de las viejas élites para devolver la “decencia” a la política.

Fin de la reflexión con el recuerdo y agradecimiento a aquellos que ayer luchaban con el mismo compromiso que lo hacen hoy. A los que no olvidan de dónde vienen. A los currelantes sin verbo fácil que dejan su tiempo al servicio de un proyecto colectivo. A quienes dignifican su barrio y a sus vecinos. A los que no les pesa reconocer que tienen una pegatina de “Maulets”. Al Colectivo 1984 que después de 12 años sigue haciendo una labor encomiable, que seguramente nunca pisará La Sexta Noche, pero que sin duda es la única que permite construir contrapoderes sólidos capaces de convertir la entelequia de la transformación social en algo tangible aquí y ahora. Feliz cumpleaños.

15/04/2016

https://tigresdepapel.com/2016/04/1…

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El Niño y los niños en nuestras escuelas

 

 

 

“El Niño está llegando”, “el Niño va a ser muy fuerte” son titulares en muchosperiódicos de la región. Se habla mucho de cómo los gobiernos están invirtiendo para mitigar posibles desastres en el corto plazo ocasionados por este fenómeno climático. Sin embargo, no se habla de cómo ese “Niño” impacta el desarrollo de nuestros niños; los que son de carne y hueso. Particularmente, de cómo este fenómeno y el del clima, en general, pueden afectar los resultados educativos.

Usualmente, al hablar en educación de “clima” nos referimos a que la escuela tiene que tener un clima educativo adecuado, con relaciones correctas entre padres, docentes y estudiantes. Hablamos de que en el aula se debe buscar un clima armónico entre los alumnos y con el docente. Pero, es muy raro escuchar el término clima refiriéndonos a la temperatura, la humedad, la sensación térmica, la calidad del aire, etc. ¿Acaso el clima no importa? Pues, sí importa. Y bastante: ¿Qué pasará en los salones de clase con las temperaturas récord que se esperan en 2015 en el marco de El Niño ? ¿Qué pasaría en los salones de clase si la temperatura aumentará 6 ºC como predicen los peores escenarios de cambio climático en América Latina y el Caribe (ALC)?

Si bien el clima organizacional es muy importante, el clima entendido como condiciones atmosféricas también lo es. La literatura de desarrollo económico ha encontrado que países en zonas tropicales tienden a tener un menor nivel de desarrollo económico. Adicionalmente, el clima impacta los procesos de desarrollo institucional y por ende el clima organizacional. La literatura del impacto del clima en el proceso productivo es más específica. Por lo menos desde hace 60 años tenemos documentación que temperaturas sobre los 27 ºC tienden a producir daño fisiológico que afecta la eficiencia y el trabajo (como lo apunta Herrington en su estudio publicado en 1952), algo que intuitivamente sabemos desde hace muchos siglos.  La solución más directa para lidiar con el clima caluroso ha sido la instalación de aire acondicionado. Existe abundante literatura sobre el rol de la introducción del aire acondicionado para permitir el desarrollo en ciertas áreas del mundo, en particular, en el sur de los Estados Unidos de América como lo publicó Jeff Biddle en 2012. La reacción en el mundo del trabajo ha sido clara: convirtamos el ambiente laboral en enormes refrigeradoras.

¿Existe un canal que vincule el clima con la educación y el desarrollo? El proceso de desarrollo económico es complejo y no existe duda de la importancia de la educación en el mismo. Con relación al clima, existen estudios que determinan cómo este afecta el proceso educativo. Un par de trabajos de mediados del siglo pasado nos daban ya claras señales de alerta. Por ejemplo, Nolan, en su estudio de 1960, nos indicaba que temperaturas más elevadas tenían una relación negativa con el proceso de aprendizaje y McDonald publicó ese mismo año que en salones de clase con aire acondicionado se registraban menores molestias y condiciones más confortables.

En los últimos años, he tenido la oportunidad de visitar un gran número de escuelas, muchas de ellas en zonas con altas temperaturas y alta humedad.  Aparte de mi deshidratación, un patrón común emergía en esas visitas y es que niños, niñas y profesores luchan contra el calor por mantenerse atentos a la clase, pero lamentablemente, en muchos casos, el calor les gana la batalla, haciendo que pierdan la oportunidad de aprender.

Gran parte de América Latina y el Caribe se encuentra en zonas con temperaturas con promedio anual superior a 27 ºC. En muchas de estas zonas se han tomado medidas para mitigar el efecto de la temperatura en el proceso educativo. Por ejemplo, establecer jornadas escolares que empiezan al amanecer y terminan antes del mediodía, o pautar vacaciones en los meses de verano. Sin embargo, es necesario tomar medidas adicionales. Los cambios de horario en la jornada escolar son insuficientes para zonas donde la temperatura no registra mayores variaciones entre el día y la noche y, en muchas zonas, no hay mayores diferencias entre verano e invierno.

La implicancia de política, como lo apunta Mosle en su estudio publicado en 2013, es clara: “Es absurdo hablar sobre inculcar las habilidades del siglo XXI en clases que asemejan talleres sudorosos del siglo XIX”. En Estados Unidos, gran parte de las escuelas tienen sistemas de aire acondicionado, aun cuando, en la mayoría de los casos, son pocos los meses en que se registran temperaturas superiores a los 27 ºC. Claramente, el aire acondicionado en todas las escuelas no es una solución viable para nuestra región en el mediano plazo, dado que son costosos, generarían una gran demanda de electricidad y, con la tecnología actual, impactaría el cambio climático. Aun así, necesitamos escuelas que estén diseñadas con consideraciones específicas con relación al clima: búsqueda de sombras naturales, techos altos, aprovechamiento de la ventilación natural, etc. Una solución popular son los ventiladores, pero en muchos casos, las escuelas no disponen de electricidad, por lo que estos tienen poco impacto efectivo para mejorar las condiciones.

Es necesario observar constantemente las soluciones que están generándose en otros sectores y traerlas a las escuelas, ya que el panorama puede agravarse. Si se llegase a los peores escenarios, las condiciones climáticas para impartir educación se agravarían en muchos lugares de la región, añadiendo así otras consecuencias aparte de las más directas y ya discutidas del cambio climático.

La aproximación del fenómeno del niño y el aumento en las temperaturas esperadas puede hacer que el ciclo educativo del 2016 sea particularmente difícil para nuestros estudiantes. En el corto plazo, es necesario que se tomen medidas, ajustando  horarios de clase y la jornada escolar. En el largo plazo, tenemos que garantizar progresivamente que las escuelas registren condiciones adecuadas para el aprendizaje, incluyendo la temperatura.

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Operación Camelot

Alí Ramón Rojas Olaya
“La ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma”. Esta máxima de François Rabelais, tiene en el Proyecto Camelot uno de sus mejores ejemplos. En las elecciones de 1961 Salvador Allende gana en Chile sorpresivamente una curul en la circunscripción de Aconcagua y Valparaíso. Este hombre creaba preocupación en Estados Unidos. Su impecable hoja militante a favor de los desposeídos era un alud revolucionario que había iniciado su auge en agosto de 1939 cuando asume el Ministerio de Salubridad bajo la presidencia de Pedro Aguirre Cerda.
Desde esa trinchera, Allende, con un presupuesto de dos millones de pesos destinados al servicio médico público, enfatizó su gestión en cuatro aspectos: expansión del servicio odontológico en las escuelas, entrega de alimentos para los estudiantes, lucha contra el tifus y producción y distribución de medicamentos contra enfermedades venéreas. La realidad de la medicina social de la década de los años treinta del siglo pasado es plasmada por Allende en el libro “La realidad médico-social chilena” en el cual señala que el condicionante vital de la salud de la población estriba en su nivel socioeconómico.
Allende en su primera postulación a la presidencia obtuvo un magro 5,44% en 1952 y el 28,01% en 1958. Para mayo de 1964 Estados Unidos conocía estadísticas que daban a Salvador Allende un peligroso segundo lugar que aumentaba el porcentaje anterior. En efecto, el viernes 4 de septiembre de 1964, obtuvo el 38,92% contra el 55,6% de Eduardo Frei Montalva. Según sus cuentas, Allende lograría la victoria en 1970, cuestión que ponía en peligro el cobre y el litio que necesita Estados Unidos para su voraz producción bélica.
En mayo de 1964 el Ejército de Estados Unidos desarrolla el Proyecto Camelot concebido por la Oficina de Investigación de Operaciones Especiales (Soro) de la American University de Washington. 103 científicos en ciencias sociales dejaron de hacer investigación tipo documental para hacerla in situ. Según J. Patrice Mc. Sherry, Camelot fue “un proyecto encubierto de inteligencia con objetivos contrainsurgentes” ya que los esfuerzos del coloso del norte “fueron parte de una intervención encubierta más amplia en los asuntos políticos de Chile en el decenio de 1960, a un costo de millones de dólares, con el propósito de determinar la dirección política futura de dicho país”. El resto es conocido: “las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”, fueron cerradas el 11 de septiembre de 1973. ¡Allende Vive!
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Dijo que no sabía nada

Este año tomé horas en una escuela en Sierra de los Padres, una localidad del Partido de General Pueyrredón que cuenta con una población estable de unos 4 mil habitantes. El lugar forma parte del sistema montañoso de Tandilia y está compuesto por sierras de unos 150 metros de altura. La vegetación es muy diversa y se pueden apreciar pastizales, monte y bosque. En el espacio conviven un barrio residencial con calles que respetan la topografía y campos productivos ubicados sobre los márgenes; siendo el más destacado en la actualidad por su rentabilidad, el cultivo de frutillas. Hay varias agro-empresas operando en la zona y todas contratan mano de obra boliviana y han recibido diversas denuncias por parte de organizaciones sociales y ambientales que señalan, no sólo situaciones de semi-esclavitud en relación a la mano de obra, sino que han advertido sobre el uso de agroquímicos como parte del paquete tecnológico de producción.

Esta semana me citaron para evaluar a una estudiante que debía una materia que la habilitaría, en caso de aprobarla, a pasar de año. El director me anticipó que el nivel académico no era bueno pero que era una alumna que se esforzaba mucho para estar en la escuela.

Como no fue estudiante mía decidí preguntarle a ella los temas que habían visto en geografía el año anterior; pero no se acordaba ninguno. Con piel morena y voz muy bajita, me dijo que no había podido estudiar porque no tenía libro ni carpeta. Entonces le dije que yo tenía toda la voluntad de aprobarla pero que era fundamental que escribiera algo que justificara la nota.

A pesar de mi insistencia no supo decir nada en relación a los contenidos de la planificación anual y entonces le pregunté:

¿De las frutillas sabés algo?

Abrió los ojos enormes.

Si, me dijo.

Entonces sobre la hoja de carpeta que ella misma me dio escribí:  Evaluación de Geografía, Fecha: 07/04/16, Año: 2º, Estudiante: G.C

1) Describir una actividad económica y ella preguntó:

¿Puedo escribir también sobre Bolivia? Porque yo soy Boliviana. 

Si claro, le dije. Entonces agregué:

2) Mencionar los aspectos más importantes del algún país latinoamericano.

A las dos horas me entregó 3 hojas escritas de ambos lados con letra clara y prolija.

Hacía tiempo que no corregía una evaluación con tanto entusiasmo. Todo el relato de esta nena de 14 años aportó sin duda, a mi formación como geógrafa y como docente. Comparto el desarrollo de la evaluación porque creo que no pueden quedar estos contenidos sólo en mí.

Corregí las faltas de ortografía y agregué algunos signos de puntuación para facilitar la lectura.

1) En la frutilla trabajan aproximadamente 200 personas que cosechan la fruta, limpian el campo, sacan las hojas, sacan la maleza, tienen que carpir. Ahora pagan más que antes aún mejor, pagan todo lo que hacen si carpean, limpian la cunita, etc. Algunos niños trabajan ahí aproximadamente de la edad de 13 años para arriba y algunas embarazadas también pero no hacen tanto esfuerzo o si no, no trabajan. Eso depende de ellas. A veces lo hacen para ayudar a sus maridos. Algunos de ahí, bueno casi todos, son juntados. 

Casi todos los bolivianos trabajan en el campo y siempre llegan cansados y que no le toman importancia a los hijos que nunca le preguntan nada qué cómo estás o algún problema en la escuela. 

Las frutilla se cosecha en cunitas en un carrito y un balde. El balde es para descartable y la cunita es para armar caja. Eso se llama embalada. A mí me gusta embalar y armar cajas y claro a la frutilla se le pone esa cosa rara en las plantas. Las riegan con un tubo que está debajo del plástico. Lo ponen los tractores. 

Las cajas con frutilla y las cunitas con frutilla descartable se lo lleva un tractor que viene a las 12:15 o cerca aproximadamente y a la tarde también. 

Los bolivianos pueden soportar más el campo que los argentinos porque los bolivianos tienen el trabajo más pesado y los argentinos están en las oficinas o será porque ellos si pudieron estudiar? Yo pregunto en mi casa porque no estudian porque no hay tiempo es la misma respuesta que me dan todos los días. 

Ya que la frutilla es una empresa a nosotros nos dan techo, agua potable, luz menos gas. Pero claro a veces nos quitan un poco de plata para ayudar en las pagas. Para que los padres se vayan tranquilos a trabajar hay una guardería que los cuidan. Ahí les dan desayuno, comida y merienda y hay reuniones para levantar la basura. Porque además de levantar la basura de su casa, tienen que levantar la basura del patio o del suelo del baño y sino están presentes, tienen que pagar 5 pesos por cada día que falten.

También hay donaciones que mandan o traen en camiones y se le dejan a una señora que se llama Graciela y parece que ella se queda con las ropas de las cosas bonitas que llegan y lo descartable lo dejan en una carretilla para que la gente lo use. 

2) Bolivia me encanta porque la primera vez que fui me encantó. Cuando es de noche todas las luces se encienden de todos colores y yo escucho tambores y cosas así como una banda porque mi casa está en una montaña. Me acuerdo cuando fui a la cancha. La cancha es una cosa que llega casi a la terminal. Hay tiendas de comida, ropa, bebidas y cosas de mercadería. A mí me gustó donde venden caña de azúcar.

En Bolivia hay montañas chicas y en la escuela les dan uniformes. Sabía que en el jardín de niños estudian las lineas, los cuadrados, triángulos y números? 

La gente del campo vive en casas de barro y paja y lo único que comen es chuño y mate y cuando es cumpleaños de alguien de la familia comen seco que significa arroz con papa y ensalada y carne seca y queso de vaca y de desayuno arroz con leche y buñuelo. Todo eso lo cocinan en una clase de horno a la parrilla y yo me sé el nombre pero no sé cómo se escribe. 

La gente, más bien las mujeres, tienen que ir con ropa lavada desde su casa hasta que llegan a un río caminando y la ropa la llevan en un aguayo en la espalda. Más o menos lo que tienen que caminar es desde aquí hasta Sulema para enjuagar la ropa. 

Alguna vez comió tostado? Se hace con habas. Las hacés secar al sol hasta que estén más secas. Después tenés que poner en una olla sal y después poner las habas secas y tostarlas hasta que revienten. Mi abuela las hacía. Sabe que mi abuela tiene ochentaialgo y fue al doctor y le dijo que estaba muy fuerte ella? Vive en el campo y solamente dos veces la vi. 

La aprobé. La abracé cuando se fue. Le pedí permiso para compartir su texto en internet y le dije que escribiera todo lo que pudiera porque escribir hace bien y porque siempre hay cosas importantes para contar. Con un 4 (cuatro) pasó de año y por eso no estará en mi aula durante este ciclo lectivo, pero espero cruzármela en los pasillos o en el patio y preguntarle: ¿Cómo fue tu día de ayer? ¿Lo querés contar en un papel?

Originalmente publicado aquí

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No, es un error… Estos no pueden ser mis hijos

¿Alguna vez has pensado que una de cada cinco niñas que conoces podría ser víctima de violencia sexual? Estábamos en casa de un amigo este fin de semana y empezamos una acalorada discusión sobre un tema que ha aparecido mucho en laprensa: violaciones y asalto sexual en los campus universitarios de los EE.UU. Uno de los hallazgos sorprendentes que sale del informe de la Casa Blanca es que casi 22 millones de niñas y otros 1,6 millones de niños habrían sido violados durante su vida. De repente, nos miramos unos a otros, nos contamos y nos dimos cuenta de que, estadísticamente, había una gran posibilidad de que esto le sucediera a uno de nuestros bebés. Imagínate: una de cada cinco niñas. Y la otra cuestión: el 98% de los perpetradores son hombres.

Soy madre de dos niños de cuatro y de una niña de dos años de edad. Los veo tan dulces y tiernos. Más allá de las personalidades, realmente no puedo ver las diferencias emocionales entre ellos tres. Y la imagen de mis hijos abusando de una niña, o mi chica siendo abusada por un chico me aterra. De la misma manera en que creo que las niñas no tienen predisposición genética a quedarse en casa, o ser peor que los niños en matemáticas y ciencias, creo que los niños no son más propensos que las niñas a tener un gen distorsionado en su ADN que les impulsa a este tipo de violencia y abusos sexuales de niñas de cualquier edad.

Soy la mayor de tres niñas y supongo que mi conciencia de los estereotipos y limitaciones que nos imponemos entre géneros comenzó en algún lugar de mi adolescencia. He puesto siempre mi atención en la forma en que la sociedad tiende a aplicar los sesgos de género y colocar unos a otros en cajas que limitan nuestra libertad. He visto cómo tratamos de justificar esas construcciones sociales con predeterminación biológica a ciertas preferencias y opciones. ¡Es increíble cómo somos capaces de creer nuestras propias mentiras!

Como sociedad y como familia, hay algo muy equivocado en la manera en que educamos a nuestros niños y nuestras niñas, si lo que estamos obteniendo como resultados son chicos necesitando infringir violencia a seres humanos físicamente más débiles para sentirse empoderados. O niñas que no contribuyen a la sociedad en su máximo potencial porque las relegamos de determinadas actividades y las traumatizamos si son partícipes de ellas.

Me gustaría que todos los adultos, cada padre y cada madre, los que no tienen hijos por elección o porque no podían, cada profesor de la escuela y de la universidad nos detengamos a pensar en lo que podemos hacer para poner fin a la imposición de restricciones, estigmas y estereotipos que limitan nuestras elecciones. Quiero que pensemos en todas esas ocasiones en que nos hubiera gustado hacer algo diferente a lo que se esperaba y que no pudimos porque la presión social era demasiado fuerte.

Cada vez que le digas a una niña o un niño lo que ella o él debiera hacer o en lo que debiera convertirse, por favor piénsalo dos veces. Por favor, piensa en las repercusiones y la frustración que genera. Estamos muy mal si lo que estamos produciendo, como sociedad, es una de cada cinco niñas y uno de cada 33 niños víctimas de abusos sexuales durante los años universitarios, esa etapa en la que deberían estar recibiendo la mejor formación para la vida. Estamos muy mal si una de cada tres niñas sufre algún tipo de violencia física y/o sexual durante su vida. Estamos muy mal cuando más del 90% de los abusadores son hombres. Esto no es acerca de ser un niño o una niña. Esto se trata de lo que las sociedades transmiten, aceptan, toleran e imponen a nuestras generaciones más jóvenes.

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¿Hacia dónde se mueven las ideas políticas en América Latina?

En casi todos los países de la región se echan de menos ideas e ideales y se busca -aunque solo sea discursivamente- refundar la política y abrir la imaginación hacia nuevos horizontes, relatos y narrativas. La pregunta es si eso es posible.

I

Hay una generalizada sensación de agotamiento de los ideales y las ideas políticas predominantes en el siglo XX. La izquierda comunista, esto es, los socialismos reales, colapsaron sin que se produjese el desplome del capitalismo que aquella anunciaba. La versión socialista más exitosa del pasado siglo, la socialdemocracia identificada con la construcción de los Estados de Bienestar en Europa occidental, pareciera hallarse en retirada; gobierna en pocos países y apenas ha tenido influencia en los procesos de transición desde los regímenes comunistas al capitalismo en los países de Europa Central y del Este.

Incluso entre los socialdemócratas se habla de una crisis de la socialdemocracia europea. Por ejemplo, Ernst Hillebrand plantea que “la pregunta de si la socialdemocracia en tanto proyecto político del siglo XX también tiene futuro en el siglo XXI aún no puede responderse en forma definitiva”. En efecto, señala, “la socialdemocracia ha perdido influencia incluso en el plano intelectual y en la actualidad le resulta prácticamente imposible instalar debates públicos. Tanto en el terreno político como en el ideológico, el movimiento socialdemócrata –así como la izquierda en general– es una fuerza debilitada, lejana de la hegemonía política y cultural que consiguió durante largos tramos del siglo XX”.

Mayor aún es la crisis de las ideas de la derecha, como reconocen los propios voceros de este sector. En particular el neoliberalismo, que durante las últimas décadas del siglo pasado representó la nueva hegemonía del capital financiero, y propugnó la expansión global de los mercados, su desregulación y penetración en todas las esferas de la vida, ha quedado atrapado en las crisis bancarias, especulativas y de fundamentos éticos del capitalismo ultra-financiero. Hoy representa una corriente ideológica descendente cuyo prestigio retrocede.

Al centro del espectro ideológico, en tanto, se ha ido instalando un vacío, pues ya no existen los poderosos polos de irradiación que en los momentos de la guerra fría dieron sentido a las alternativas democristianas y liberal-sociales y, posteriormente, a otras formulaciones de “tercera vía” como la socialdemocracia modernizante y liberal o los partidos demócratas con una ideología renovada de Estado-de-Bienestar-eficiente.

En este marco, las corrientes de izquierda, progresistas, favorables al cambio, se ven enfrentadas a la realidad de un capitalismo global cuyo horizonte, en el mejor de los casos, se halla compuesto por una variedad de capitalismos y modelos de desarrollo capitalista, combinados con diferentes modalidades de gobernanza, desde democrático-pluralistas hasta (pseudo)democracias plebiscitarias.

II

En América Latina, el mapa ideológico-político está redefiniéndose dentro de estas precisas coordenadas ideológicas. Por el lado de las izquierdas hay ahora diferentes propuestas que buscan conjugar capitalismo y Estado.

Muy de moda en la década pasada, pero ya no, están los capitalismos de Estado con “democracias plebiscitarias”. Es el caso de la Venezuela chavista, del Ecuador de Correa, la Bolivia de Evo Morales, la Argentina bajo los Kirchner. ¿En  qué sentido democracias plebiscitarias? En el sentido postulado por Max Weber que Mommsen resume así: “cuanto más manifiesto y personal-plebiscitario […] es el componente ‘carismático’ de este acto de legitimación, tanto más alejado es la posición del político elegido de la de un ‘funcionario elegido’, que está obligado con respecto a sus electores, también en cuestiones políticas concretas, tanto más independiente es un líder que sólo está guiado por su responsabilidad frente a un ‘asunto’ que sostiene con toda su entrega personal”.

Las democracias plebiscitarias han legitimado el poder de caudillos modernos, aunque con larga tradición en América Latina, los cuales reclaman para sí un especial carisma y gobiernan sometiéndose a consultas plebiscitarias, buscando mantenerse (idealmente) por vida en el poder. En vez de institucionalizar el poder, lo personalizan. Lo que varía es el carisma de los líderes y su expresión personal: místico, autoritario, demagógico, populista, clientelar, mafioso, prebendario, de identidad nacional o étnica, etc.

En cuanto a sus bases de economía política, estas propuestas acentúan en mayor o menor medida un capitalismo de Estado, dependiendo de las circunstancias nacionales y de la inserción de cada economía en los mercados globales. En tiempos de crecimiento económico -como por una década hubo en Latinoamérica debido al súper ciclo de los commodities-, la combinación entre capitalismo de Estado y democracia plebiscitaria de líderes populistas resultó altamente sinérgica. El excedente producido por la economía pudo invertirse en la expansión del Estado social y en la alimentación de amplias redes de captación de la voluntad popular mediante el intercambio de bienes por lealtades.

A fin de cuentas se trata de caudillismos, de diversos tipos y grados de populismo y autoritarismo, de ideologías socialistas de viejo y nuevo cuño, del control de la prensa, de la reelección del líder, de una personalización de los partidos, de movimientos que siguen el carisma del jefe; en suma, de ideologías de izquierda que en lo grueso se definen como anti-neoliberales y, desde allí, proclaman una retórica neoestatal, neoprogresista, neocomunitaria, neosocialista e incluso, ¡oh paradoja!, neo-anticapitalista.

Con todo, incluso los testimonios de analistas simpatizantes de estas corrientes de izquierda reconocen que, en realidad, lo que se proclama a veces como socialismo del siglo XXI, o bolivariano, o socialismo movilizado, popular y étnico, no pasa de ser una forma de administrar el capitalismo y hacerlo crecer como capitalismo de Estado.

Así, un entusiasta del Presidente Rafael Correa del Ecuador resume esta visión minimalista de la revolución en los siguientes términos: “Aunque no hayamos acabado con el capitalismo en Ecuador (¿era realmente ésta la expectativa, tras nueve años de gobierno, en este contexto histórico y global?), hemos conseguido destronar a la revolución neoliberal. No ha sido ésta una batalla fácil. Nos ha supuesto resistencia, intentos de golpe y hostilidad exterior. Debería, al contrario, convertirnos en un faro de esperanza para la Izquierda en muchas partes del mundo donde el neoliberalismo manda todavía”.

A su turno, un estudioso del panorama de las izquierdas en América Latina cita en ese mismo registro a Evo Morales cuando dijo: “El palacio presidencial está lleno de candados. Me siento como un prisionero de las leyes neoliberales”.

Por tanto, concluye Stoessel en un artículo académico publicado en la revista Polis,“a diferencia de las décadas pasadas, las nuevas izquierdas, incluso las que son consideradas como ‘radicales’, cuestionan más al capitalismo en su fase neoliberal que al sistema capitalista per se, al igual que lo hacen con los principios democráticos al aceptar la democracia representativa pero advirtiendo la necesidad de perfeccionarla y combinarla con otros formatos”.

Un modelo propio (y seguramente más espartano) de construcción de un capitalismo de Estado y una “democracia” plebiscitaria bajo control militar y de la burocracia de un partido único, podría ser también el camino que transite la Cuba de Raúl Castro y sus sucesores. Una suerte de “neo-democracia plebiscitaria” dirigida desde arriba, profundamente autoritaria, a la manera como existe en China o en Vietnam, salvadas todas las diferencias geopolíticas, económicas y culturales.

Como escribe Brahma Chellaney  en un artículo del mes pasado, “De hecho, el maridaje de capitalismo y comunismo, encabezado por China, ha engendrado un nuevo modelo político que representa el primer desafío directo para la democracia liberal desde el fascismo: el capitalismo autoritario. Con su espectacular ascenso hasta convertirse en una de las principales potencias globales en poco menos de una generación, China ha convencido a regímenes autocráticos en otras partes de que el capitalismo autoritario -o, como lo llaman los líderes chinos, socialismo con características chinas- es el camino más rápido y tranquilo hacia la prosperidad y la estabilidad, muy superior a la embrollada política electoral. Esto puede ayudar a explicar por qué la propagación de la democracia a nivel mundial últimamente se ha detenido”.

La reciente visita de Obama a la isla de Martí y Guillén podría marcar el inicio de este tránsito y obligar a la izquierda comunista y a los socialismos tradicionalistas y nostálgicos a enfrentar las realidades del siglo XXI.

III

Diferente es el camino seguido por los capitalismos de Estado de bienestar progresivo con alternancia y régimen de partidos, mayor institucionalización del juego político, oposición abierta, libertad de prensa, crítica pública difundida y diversos grados de socialdemocracia de tipo tercera vía como existen o han existido en Uruguay, Brasil, Chile, Costa Rica y Perú. Difieren entre sí, naturalmente, en diversas dimensiones de contexto, trayectoria y de contenidos de sus políticas, pero sobre todo por la mayor o menor centralidad del Estado y el mayor o menor desplazamiento de los mercados y, por ende, la intensidad de los procesos de desmercadización. A la vez, impulsan economías de mercado integradas globalmente como motor para su crecimiento, buscando evitar que los mercados colonicen sectores de la sociedad que se desean mantener -en la medida de lo posible- fuera del ámbito de la competencia, las transacciones y los precios.

A pesar del éxito relativo de sus políticas socialdemócratas de tercera vía (a la latinoamericana), que varios de los países mencionados pueden mostrar, las críticas desde la izquierda a su ideología y proyectos de desarrollo son persistentes. A comienzos de año, por ejemplo, el académico y dirigente socialista chileno Gonzalo Martner escribía: “Al cumplirse cerca de la mitad del segundo mandato presidencial de Michelle Bachelet, en Chile despunta una cierta decepción con sus resultados, en el contexto más amplio de retroceso de los llamados «gobiernos progresistas» en América Latina. Estos gobiernos son, como es notorio, de orientaciones diversas en materia de estilos de gestión, diseños institucionales y políticas económicas y sociales. Pero pueden encontrarse importantes similitudes de trayectoria histórica, actualización de ideas y opciones de política pública en los de Brasil –con el Partido de los Trabajadores (pt) a la cabeza–, el del Frente Amplio (fa) en Uruguay y el liderado por la Concertación-Nueva Mayoría en Chile. Estos gobiernos, nacidos de las urnas y del agotamiento popular respecto de las políticas neoliberales, han debido enfrentar dos problemas fundamentales. El primero es el del manejo de economías de creciente heterogeneidad estructural (abiertas, financiarizadas, oligopolizadas y con actores empresariales privados determinantes), en las que, al introducirse esbozos de Estados de Bienestar, es necesario evitar desestabilizaciones internas y externas de los mercados que pudieran afectar las políticas sociales y a la propia democracia. El segundo es el del manejo de coaliciones de gobierno también heterogéneas, especialmente en el caso de Brasil, con partidos de centro que componen la mayoría parlamentaria, y en el de Chile, con sectores de centroderecha que son parte de la coalición que se presenta a los electores, con además ventajas institucionales para la oposición formal de derecha. Este ejercicio tiene algo de cuadratura del círculo y parece estar llegando al final de su ciclo histórico de más de una década”.

Curiosamente, algunos de estos países -tras experiencias exitosas de transformación y modernización socioeconómica- han experimentado cambios de sus gobiernos no hacia la izquierda, sino hacia la derecha, como ocurrió en Chile en 2010, ocurrirá próximamente en Perú y podría suceder también en Brasil.

IV

Otros gobiernos latinoamericanos ocupan un espacio ideológico distinto, situado del centro hacia la derecha en el lenguaje convencional y esquemático de la política. Es el caso por ejemplo México, con su economía acoplada a la de los EE.UU. y una democracia que anhela institucionalizarse y recuperar el monopolio de la fuerza sobre la base de una alternancia entre partidos sistémicos. Es también el caso de Colombia, que bajo el Presidente Santos intenta crear un Estado de paz para proseguir su desarrollo dentro de un marco de políticas que combinan el uso de los mercados con un incremento gradual del gasto del Estado en la competitividad de la economía y la producción de bienes públicos esenciales.

Propiamente en el espacio de la derecha, aunque ya no de corte puramente neoliberal sino que persiguiendo su propio balance entre crecimiento capitalista como eje y Estado de bienestar focalizado, moderado, eficiente, se sitúan los gobiernos de Macri en la Argentina presente y de Piñera en el Chile de 2010-2014. Se trata de un capitalismo de mercado, equilibrios macroeconómicos y, al menos declarativamente, de dinamismos innovativos micro, pro-productividad, competitividad y apertura comercial al mundo. Con gobiernos marcadamente manageriales, preocupados por mejorar la gestión del sector público y (supuestamente, además) de modernizar el Estado. Dedicados en lo esencial, dirán estos gobiernos, a resolver los problemas concretos de la gente más allá de ideologías y alineamientos partidistas.

Desde la revista de la social democracia latinoamericana, Nueva Sociedad, Rodrigo Lloret se pregunta si estamos frente a una nueva derecha en la región y llama a “detenerse en el posible impacto que podría tener el ascenso de la derecha en América Latina. Es que desde que el líder del PRO llegó al poder, se produjo un importante crecimiento del conservadurismo regional. Primero fue la irrupción del antichavismo en Venezuela, en las elecciones parlamentarias de diciembre. Más tarde llegó la derrota de Evo Morales, en Bolivia, el mes pasado. Y, finalmente, la reciente avanzada judicial contra Lula da Silva en Brasil. Cada uno de estos acontecimientos tienen, no hay que dudarlo, razones disímiles. Pero todos esconden el mismo resultado: el retroceso de la izquierda latinoamericana. Es en ese paradigma donde se agiganta la figura de Macri”.

Sin discutir la dudosa asociación que el autor establece entre el auge del macrismo en Argentina y algunos fenómenos de descenso de la izquierda latinoamericana, interesa en cambio su caracterización del proyecto emergente. Según Lloret, estaríamos ante “Una nueva tercera vía, […] ya no para la izquierda, sino para la derecha que intentaría combinar una reducción modernizadora del Estado con una política desarrollista, todo esto rodeado de un uso intenso de la publicidad y el marketing políticos”.

Uno podría encontrar adicionalmente expresiones de populismo de derecha -como el de Keiko Fujimori en Perú, por ejemplo- que harían juego con los populismos de izquierda, cada uno combinando de maneras disímiles los instrumentos del Estado con los mecanismos de mercado para satisfacer demandas de las masas y ganar su lealtad en favor de un capitalismo con rostro popular.

V

En suma, el mapa político-ideológico latinoamericano se halla en estado líquido, fluye y sus categorías se conjugan de maneras inesperadas. Por el momento, se mueven -con matices más que con grandes abismos- dentro de la jaula de hierro del capitalismo glonacal: global-nacional-local. El cierre de horizonte es total, y si bien no determina una ideología única, como solía decirse del neoliberalismo, confronta a las diferentes vertientes de izquierda, centro y derecha con unos mismos problemas sin dar lugar a grandes conflagraciones entre políticas. Tampoco produce necesariamente convergencias ni obliga a un mero gatopardismo. Sin embargo, obliga a hacer políticas dentro de un campo ceñido de posibilidades, con una dosis de pragmatismo práctico aunque la retórica empleada trascienda los límites de lo dado.

No es extraño, por lo mismo, que en casi todos los países se echen de menos ideas e ideales y se busque -aunque solo sea discursivamente- refundar la política y abrir la imaginación hacia nuevos horizontes, relatos y narrativas. ¿Será posible? ¿Puede la política crear alternativas efectivas, cursos históricos nuevos dentro del “cerco” del capitalismo, o debe limitarse a “mover los límites simbólicos” como suelen hacer ciertas fuerzas progresistas?

 

José Joaquín Brunner, Foro Líbero.

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La Historia y su tribunal

 

La historia es un tribunal implacable. Sus veredictos suelen ser irrevocables. Muchas veces los seres humanos, obnubilados por las pasiones del momento y cegados por el odio, incurren en actos vergonzosos que la Historia reprueba. De modo que debemos andarnos con cuidado si no queremos que el fallo histórico sobre nuestra conducta llene de vergüenza a nuestros descendientes y constituya una mancha en la memoria colectiva.

Un ejemplo: En 1831 en España en la casa de una joven de veintiséis años llamada Mariana Pineda la policía monárquica encontró una bandera a medio bordar donde estaba esbozado el lema republicano “Igualdad, Libertad y Ley”. El hecho fue considerado por las autoridades como “horroroso delito”. Mariana fue acusada de traición, juzgada, condenada a muerte y ejecutada en el garrote vil. Dejó tres huérfanos. Otro caso: En noviembre de 1871 en Cuba alguien rayó el cristal que cubría la tumba de Gonzalo Castañón, conocido periodista enemigo de la independencia cubana. Del hecho fueron responsabilizados ocho estudiantes del primer año de Medicina que casualmente habían pasado por allí. De inmediato fueron procesados en juicio sumarísimo, condenados a muerte y fusilados. Tenían entre 16 y veintiún años. Asimismo, en Venezuela en 1928 un grupo de jóvenes organizó La Semana del Estudiante. Nombraron la reina del evento, Beatriz I, y uno de los organizadores, Pío Tamayo, le leyó un poema tituladohomenaje y demanda del indio” donde se invoca la libertad. Por ese motivo fue encarcelado en el tenebroso Castillo de Puerto Cabello de donde no saldría sino siete años después, muy enfermo, cuando ya estaba a punto de morir.

Por otro lado, en 1937 en nuestro país fueron publicadas en la revista Fantoches unas caricaturas del humorista Leoncio Martínez “Leo” donde denunciaba el apoyo de los jerarcas de la Iglesia Católica a la sublevación franquista contra la República Española. Como respuesta, un grupo de estudiantes derechistas dirigidos por Rafael Caldera le propinó una terrible paliza que casi le causa la muerte. Los responsables del delito no recibieron castigo alguno. Al contrario, fueron premiados: con el apoyo de la oligarquía fundaron el partido COPEI. Igualmente, en 1988 catorce pescadores fueron asesinados en el sector conocido como Caño La Colorada, estado Apure. La operación fue ejecutada por fuerzas militares y elementos civiles de los organismos de seguridad del Estado, quienes alegaron que actuaron en defensa propia pues las víctimas eran guerrilleros que los atacaron. Por fortuna dos pescadores sobrevivieron y contaron la verdad de los hechos: fue una masacre. Pese a las evidencias los tribunales absolvieron a los criminales. Se impuso la impunidad.

En este momento histórico una alianza derechista promueve una ley que impropiamente llaman de amnistía y reconciliación la cual sienta un gravísimo precedente: graves delitos serían exonerados mientras los reclamos de víctimas inocentes serían ignorados. De este modo, cuando los historiadores del futuro estudien este hecho y deban dar su dictamen quedarán convencidos de que se quiso cometer una infamia. Y dirán que afortunadamente un pueblo con sentido de la ética lo impidió. Un pueblo que parafraseando a Fidel Castro puede decir: “La Historia me absolverá”.

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