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Gramsci desde la perspectiva de un historiador de la ciencia y la cultura

Por Salvador López Arnal

Reseña de Descifrar a Gramsci. Una lectura filológica (Enclave de libros, 2024), de Antonio di Meo, traducción de Fernando Zamorano

Antonio di Meo es un reconocido historiador italiano de la ciencia y de la cultura (autor y editor, por ejemplo, de la Storia della scienza publicada por el Instituto de la Enciclopedia italiana), nudo esencial en esta aproximación a Gramsci, de cuya obra es también un gran conocedor. Desde 1980 a 1996 fue subdirector de la Fondazione Istituto Gramsci.

Una observación de Fernando Zamorano, traductor y prologuista, explica esa perspectiva: «El autor realiza un recorrido historiográfico que parte de la aparición de los diferentes conceptos en la esfera política e intelectual italiana [también de otros países] y de los debates que se generaban al hilo de estos, hasta llegar a su recepción y profundización por parte de Gramsci». La obra, observa Zamorano, se mueve en un contexto de historia de las ideas, «situando las cuestiones tratadas por Gramsci dentro de la cultura y los debates de su tiempo, con una intención filológica que pretende servir de ayuda para interpretar y tratar de resolver los problemas de nuestro presente».

Componen Descifrar a Gramsci el prólogo del traductor (que no es citado en el índice y debería ser citado), una nota del autor para la edición y cinco capítulos: 1. Diccionario de hegemonía. Del siglo XIX a Gramsci. 2. Hegemonía, lenguaje y catarsis. 3. La «revolución pasiva» desde Paine a Cuoco y a Gramsci. 4. Procesos moleculares, psicología e historia. 5. Gramsci y las ciencias: entre el nacionalismo y el cosmopolitismo. Lamentablemente no se incluye un índice onomástico. Los tres primeros capítulos se centran en los conceptos gramscianos de hegemonía y revolución pasiva, el cuarto en el de transformaciones moleculares, y el quinto y último en la relación de Gramsci con la ciencia.

El lector puede encontrar un resumen más detallado en las páginas 11-14 del prólogo.

Un ejemplo de análisis del autor del primer capítulo: «Tanto los socialdemócratas como los bolcheviques o Gramsci, hacen suyo el concepto de hegemonía de la misma fuente: la historia antigua y el debate político e historiográfico del siglo XIX, especialmente alemán. En Gramsci, la adquisición se beneficia y refuerza del contexto italiano, es decir, del problema de la formación de un nuevo Estado unitario, que no había existido nunca antes, y de la historia de las fuerzas impulsoras que operaron en ese contexto».

Centrémonos en la nota del autor para esta traducción. Antonio di Meo observa que el título del volumen, una recopilación de distintos escritos que ha ido publicando en los últimos años, es un calco de una importante recopilación de escritos de Cesare Luporini dedicada al poeta y filólogo Giacomo Leopardi, «inaugurando junto a otros estudiosos una nueva versión de estudios sobre el poeta de Recanati». La sugestión del título, prosigue, «radica en que el gran intelectual marxista [Luporini] se presentaba no como un intérprete del pensamiento de Leopardi, sino como un descifrador del mismo: «descifrador de los textos y del ritmo del pensamiento que subyace en ellos». Esa es la intención de Antonio di Meo a propósito del pensamiento de Gramsci. Así lo señala: «si alguna originalidad hay en ellos… esta consiste en el intento de situar algunas de las cuestiones tratadas por Gramsci dentro de la cultura de su propio tiempo y por tanto desde un propósito más filológico y con alguna alusión a la posibilidad de que puedan ayudar a descifrar nuestro presente». Para el autor, la diferencia entre el estilo y el pensamiento de Gramsci y los de otros teóricos marxistas contemporáneos y posteriores radica en su concepción del marxismo como sistema abierto.

Conviene no saltarse las notas al pie de página (algunas, en mi opinión, excesivas en su extensión). No son meras referencias bibliográficas en algunos casos. Por ejemplo (nota 43 del 4º. capítulo: «[…] Las distinciones entre los conceptos de individuo y persona presentes en Gramsci más que el pensamiento cristiano o al personalismo católico de J. Maritain -como afirmaba V. Gerratana en 1987- están ligados a las teorías psicológicas y literarias (Pirandello, Svevo, en Italia) de la época».

Es necesario destacar la magnífica traducción de Fernando Zamorano (en la senda de su traducción de otro gran clásico italiano: Antonio Labriola), con un prólogo que ayuda mucho al lector.

Aunque Di Meo hable en su nota de autor «de la vasta bibliografía gramsciana italiana y mundial, incluida la castellana», lamentablemente sigue habiendo incomunicación o no lectura entre gramscianos hispánicos e italianos. Ni una sola referencia de Di Meo a las aportaciones de, por ejemplo, Manuel Sacristán, Francisco Fernández Buey o Rafael Díaz-Salazar.

Del primero hubiera podido extraer ideas excelentes para su último capítulo, el dedicado a Gramsci y la ciencia.

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Israel toma el 50% de Gaza para expandir su «zona de seguridad» mientras elimina del mapa las áreas humanitarias

Israel toma el 50% de Gaza para expandir su «zona de seguridad» mientras elimina del mapa las áreas humanitarias

Desde que Benjamin Netanyahu puso fin al alto el fuego en Gaza el pasado 18 de marzo, Israel ha duplicado la extensión de la “zona de contención militar” junto a todo el perímetro del enclave palestino bajo el pretexto de aumentar la seguridad de las comunidades israelíes fronterizas. Mientras arrincona a la población local en […]

Desde que Benjamin Netanyahu puso fin al alto el fuego en Gaza el pasado 18 de marzo, Israel ha duplicado la extensión de la “zona de contención militar” junto a todo el perímetro del enclave palestino bajo el pretexto de aumentar la seguridad de las comunidades israelíes fronterizas. Mientras arrincona a la población local en un territorio cada vez más pequeño, arrasado y bajo un asedio medieval desde hace 55 días, el Ejército ha eliminado progresivamente de sus mapas las zonas humanitarias.

Según datos de la ONU, estas “zonas prohibidas” que ha declarado y tomado Israel con un nuevo despliegue de tropas a lo largo de todo el perímetro ocupan ya el 50% del total del territorio gazatí que, junto con las órdenes de evacuación emitidas durante el último mes, suman un 69% del total del enclave palestino. “La naturaleza y el alcance de las órdenes de evacuación suscitan serias dudas de que Israel pretende expulsar permanentemente a la población civil de estas zonas para crear una ‘zona tapón’”, ha denunciado la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

El ministro de Defensa de Netanyahu, Israel Katz, no ha escondido sus intenciones y asegura que “a diferencia del pasado”, esta vez “las Fuerzas de Defensa de Israel no evacuarán las zonas que han sido limpiadas y tomadas” una vez acabe la guerra. Según las cifras publicadas por el Ejército de Israel, las tropas controlan el 30% del enclave palestino.

“Israel ha ampliado la zona colchón, ocupando más territorio en Gaza. Esto parece ser una forma de presión sobre Hamás y Gaza por ahora”, dice a elDiario.es Nasser Khdour, investigador de Oriente Medio de ACLED (Armed Conflict Location & Event Data). “Si en el futuro se llega a un acuerdo permanente con Hamás, Israel podría retirarse de partes de la zona colchón recién establecida y de las zonas pobladas, pero es poco probable que se retire totalmente de toda Gaza, su objetivo sería establecer una zona colchón permanente dentro de Gaza, similar a sus políticas en Líbano y Siria”.

“Para empezar, no se trata de una nueva ocupación, ya que, legalmente hablando, Gaza ya se considera un territorio ocupado. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) lo afirmó claramente en su opinión consultiva sobre la ilegalidad de la presencia de Israel en los Territorios Palestinos Ocupados”, explica a elDiario.es Sonia Boulos, profesora palestino-israelí en la Universidad Antonio de Nebrija experta en derecho internacional.

“Lo que presenciamos aquí es el primer paso en la ejecución del plan de limpieza étnica de los palestinos de Gaza. La limpieza étnica es un crimen de lesa humanidad; el traslado forzoso de civiles también es un crimen de guerra. Lo sorprendente es que el Gobierno de Israel le diga al mundo claramente lo que pretende hacer”, dice Boulos. “Todo el objetivo de confinar a los palestinos de Gaza en un pequeño territorio es obligarlos a irse. Israel y sus aliados pueden llamar a esto migración, desplazamiento voluntario o como quieran; esto no cambiará la verdad, y esa verdad es que la destrucción apocalíptica de Gaza, hasta el punto de que ya no es habitable, pretende obligar a la población civil a abandonarla. Esto tiene un nombre: limpieza étnica”, añade.

“Nuestra misión era volar cosas por los aires”

Desde el inicio de la guerra de castigo en octubre de 2023, Israel ha hecho un esfuerzo por arrasar y destruir todo rastro de vida levantado en la ‘zona tapón’. “Lo que decían en la sala de operaciones en noviembre [de 2023] es que se esperaba que la guerra durase un año y que sería como Judea y Samaria [Cisjordania]. Hablaban del perímetro en el norte, que íbamos a conquistar un área que quedaría limpia de todo y que sería una zona de contención entre Israel y Gaza”, revela en un informe de la ONG israelí Breaking the Silence un comandante de la División del Norte de Gaza desplegado al inicio de la ofensiva.

“Lo que ocurrió en Ikhzaa, que nunca había visto antes, es que recibes una misión para limpiar hasta la línea de 800 metros desde la valla fronteriza, es decir, no debe haber estructuras en Khirbat Ikhzaa”, relata un sargento desplegado meses después en la zona de Jan Yunis. “Las excepciones a esto fueron la escuela de la UNRWA y alguna otra pequeña instalación de agua. Cuando hay que volar algo, estás acostumbrado a tener un kit de explosivos y luego vienen los ingenieros y lo vuelan, pero ya no nos quedaban [explosivos], [así que] lo hacíamos con minas. Grandes minas lapa oxidadas que dios sabe dónde estaban almacenadas. Básicamente, nuestra misión principal era volar cosas por los aires, estoy hablando de hasta cientos de edificios”.

Tras expulsar a toda la población y dejar prácticamente vacía la ciudad de Rafah, en el extremo sur de la Franja, con sus operaciones desde la ruptura del alto el fuego en marzo, Israel se está preparando para incluir toda la urbe, que ocupa un 20% del territorio total de la Franja, en zona de contención, según ha informado el periódico Haaretzcitando a varias fuentes de Defensa. Se trata de un nuevo paso en sus planes y las autoridades aún tienen que decidir si simplemente impiden la entrada a la zona a todos los civiles o si limpiarán y destruirán todos los edificios, borrando del mapa una ciudad entera, informa el periódico israelí.

Después de que la cadena CNN recopilara múltiples testimonios sobre la destrucción de infraestructura civil en la zona de contención, las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron a esta cadena estadounidense que han establecido “una amplia presencia militar en la zona de seguridad adyacente a Israel” y que la consideran un “componente vital” para prevenir otro ataque como el del 7 de octubre de 2023. “Estas acciones son esenciales para impedir a Hamás y otras organizaciones terroristas operar en la zona al tiempo que garantiza la seguridad de las fuerzas israelíes y sus comunidades”.

Desaparecen las zonas humanitarias

Mientras esto ocurre, y los soldados desplazan a los gazatíes a un terreno cada vez más pequeño, en el que también son bombardeados, el Ejército de Israel ha ido eliminando de sus mapas y comunicados toda referencia a las denominadas áreas humanitarias, en las que se podía supuestamente refugiar la población civil, según ha revelado The Guardian.

Israel designó una pequeña franja de tierra en el sur de Gaza como “zona humanitaria” en diciembre de 2023. El pasado mes de mayo esa zona se expandió para incluir las poblaciones de Jan Yunis, Deir al Balah y Al Mawasi. Hasta enero, esa zona estaba delimitada en los mapas que publicaba el Ejército online y que su fuerza aérea lanzaba desde sobre la población civil. Sin embargo, eso ha cambiado desde que Netanyahu rompió el alto el fuego.

“Al Mawasi no está definida actualmente como zona segura y las zonas de evacuación cambian de acuerdo con las operaciones del Ejército”, respondían las Fuerzas Armadas a The Guardian. El periódico británico recuerda que miles de personas siguen huyendo hacia Al Mawasi pensando que es una zona protegida, pero la ONU señala que ha sido blanco de 23 bombardeos desde que terminó el alto el fuego. “Las imágenes de niños ardiendo mientras se refugian en tiendas nos deberían remover por dentro”, decía la semana pasada la directora ejecutiva de UNICEF tras un ataque con misiles a uno de los campos de refugiados en Al Mawasi.

Cuando el área humanitaria estaba bien delimitada y anunciada, tampoco estuvo a salvo de los ataques israelíes. Una investigación de la BBC identificó un total de 97 ataques en este territorio entre mayo de 2024 y enero de 2025, los cuales dejaron 550 muertos.

Khdour explica que desde que Israel rompió el acuerdo de alto el fuego “las operaciones del ejército de Israel se han centrado en aumentar la presión gradual sobre Hamás y la población de Gaza para forzar a Hamás a entregar el control de la Franja, desarmarse y liberar a los rehenes”. “Hamás es mucho más débil que al principio de la guerra. Ha perdido una parte sustancial de su fuerza de combate, el descontento entre la población de Gaza va en aumento y los aliados regionales de Hamás le prestan mucho menos apoyo. Aunque Hamás sigue lanzando algunos ataques contra las IDF durante las operaciones actuales, está evitando en gran medida los enfrentamientos directos”, añade.

“La única razón por la que Israel puede anunciar públicamente sus planes de limpieza étnica de Gaza es porque sigue gozando de impunidad, incluso tras la indicación de una serie de medidas provisionales en el caso presentado por Sudáfrica acusando a Israel de violar la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, así como la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que declaró a Israel en violación de un principio clave del derecho internacional”, sostiene Boulos.

“Los palestinos no necesitan el reconocimiento de un Estado ficticio, sino el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación, como lo ha destacado la CIJ. Para ejercer este derecho, primero necesitan existir físicamente y luego como una comunidad política con dignidad y derecho a la seguridad, al florecimiento y al disfrute de sus recursos naturales. Los habitantes de Gaza no luchan por su supervivencia, sino por la supervivencia de los principios morales y jurídicos básicos de que todos los pueblos tienen igual dignidad y de que la dominación y la explotación son una ignominia para la humanidad”, concluye la profesora.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/israel-toma-50-gaza-expandir-zona-seguridad-elimina-mapa-areas-humanitarias_1_12247527.html

Fuente de la Información:  https://rebelion.org/israel-toma-el-50-de-gaza-para-expandir-su-zona-de-seguridad-mientras-elimina-del-mapa-las-areas-humanitarias/

 

 

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Myanmar: Juntos a través de los temblores

Juntos a través de los temblores

Apoyando a los niños y las familias más afectados por el devastador terremoto en Myanmar

Por Saw Wai Moe

Cuando el devastador terremoto de magnitud 7,7 azotó Myanmar la tarde del 28 de marzo, Daw Than Than Sint yacía inconsciente en una cama de hospital, embarazada de siete meses y con una infección pulmonar. La rápida intervención de su esposo, quien la puso a salvo antes de que se derrumbaran las paredes, le salvó la vida. Pero al recuperar la consciencia, sus pensamientos se dirigieron de inmediato a su hijo de 15 años, Aung Than, quien vive con una discapacidad y se había quedado solo en casa.

“Cuando desperté, no podía dejar de pensar en mi hijo. Tenía miedo de que no hubiera sobrevivido. Él es mi mundo”, dijo. “Si algo le pasara, no sé qué haría. Lo he cuidado todos los días durante 15 años”.

Aung Than, quien no puede caminar ni hablar debido a una afección neurológica, depende completamente de su madre para su cuidado diario. Durante el terremoto, su hogar en la aldea Kyaukchet de Nay Pyi Taw permaneció en pie, pero la familia quedó profundamente conmocionada por las réplicas posteriores. Por temor a las continuas réplicas y temblores, durmieron a la intemperie durante varios días, expuestos al calor, a los mosquitos y sin acceso fiable a electricidad ni agua potable.

UNICEF Myanmar

El terremoto ha dejado profundas cicatrices en las comunidades afectadas de Myanmar. Más de 3.600 personas perdieron la vida y millones más, incluidos numerosos niños, se vieron directamente afectados en 58 municipios del centro de Myanmar, donde viven más de 9 millones de personas.  

Casas, escuelas y hospitales han sido dañados o destruidos, y familias como la de Than Than Sint enfrentan nuevos desafíos cada día, desde encontrar agua potable hasta mantener a sus hijos sanos y protegidos. 

Para la familia de Than Than Sint, la lucha por salir adelante ha supuesto un doloroso sacrificio. Su hijo mayor, que vive con la esperanza de volver a la escuela este verano, ya había abandonado sus estudios para apoyar a la familia realizando trabajos esporádicos en una obra de construcción. Pero desde el terremoto, los trabajos han desaparecido, al igual que la certeza de que las escuelas reabrirán a tiempo, aunque muchas de ellas ahora están dañadas o son inseguras. 

«Quería seguir estudiando», dice Than Than Sint en voz baja. «Pero necesitábamos su ayuda para salir adelante. No sé cómo ayudarlo a salir adelante». 

En medio de estas dificultades, la familia de Than Than Sint encontró fuerza en sí misma y en el apoyo que llegó poco después del desastre. Los equipos de UNICEF llegaron a su aldea en cuestión de días, brindando ayuda vital. Con las fuentes de agua destruidas y el saneamiento en riesgo, UNICEF proporcionó a la familia kits de higiene, pastillas purificadoras de agua y cubos, ayudándoles a mantenerse sanos. Mientras Than Than Sint espera la llegada de su bebé, el kit para recién nacidos de UNICEF la ayuda a prepararse con suministros esenciales para un comienzo seguro y saludable, en un momento en que los centros de salud locales aún tienen dificultades para funcionar tras el terremoto. 

UNICEF Myanmar
UNICEF Myanmar/2025/Maung Nyan Than Than Sint sostiene un kit para recién nacidos proporcionado por UNICEF, preparándose para la llegada de su hija.

“El apoyo de UNICEF marca una gran diferencia”, dice Than Than Sint. “Ahora tenemos agua potable para beber y lavarnos, y me siento apoyada mientras me preparo para la llegada de mi bebé”. 

Las semanas transcurridas desde el terremoto no han sido fáciles. La familia sigue viviendo en condiciones precarias, y Then Than Sint se preocupa por el futuro. Pero mantiene su determinación. «Somos fuertes porque nos tenemos los unos a los otros», dice. «Quiero que mis hijos vuelvan a sentirse seguros, que vuelvan a la escuela y que sueñen con el futuro». 

UNICEF Myanmar
UNICEF Myanmar/2025/Maung Nyan Kyi Soe, Oficial de Cambio Social y Conductual de UNICEF, explica el contenido de los kits para recién nacidos de UNICEF a las futuras madres.

UNICEF sigue apoyando a familias como la de Than Than Sint, entregando suministros vitales, brindando apoyo psicosocial y ayudando a las comunidades a afrontar la situación. Al cumplirse un mes del terremoto en Myanmar, la esperanza perdura en la resiliencia de las familias afectadas y la solidaridad de quienes las apoyan. 

UNICEF continúa sobre el terreno, trabajando con socios y comunidades locales todos los días para garantizar que los niños y las familias afectados por el terremoto reciban el apoyo que necesitan, especialmente ahora que se acerca la temporada de monzones y trae consigo mayores riesgos de inundaciones, más daños, desplazamientos y enfermedades. 

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/myanmar/stories/together-through-tremors-Eng

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Modelos lingüísticos en el aula: acortando la distancia entre la tecnología y la enseñanza

Modelos lingüísticos en el aula: acortando la distancia entre la tecnología y la enseñanza

Los instructores y estudiantes de la clase CS293/EDUC473 de Stanford abordan las fallas de las tecnologías educativas actuales y describen cómo empoderar tanto a los docentes como a los estudiantes a través de la innovación colaborativa.

Más de dos años después del lanzamiento de ChatGPT, la anticipada «Revolución de la Tecnología Educativa» aún no se ha materializado. A pesar de los impresionantes avances técnicos en modelos de lenguaje de gran tamaño en los últimos años, de las sustanciales inversiones en recursos y de su amplia implementación en productos de tecnología educativa , la usabilidad de estas herramientas en las aulas de primaria y secundaria se mantiene sorprendentemente estancada y baja. Según una encuesta nacional representativa realizada a educadores en octubre de 2024, solo el 2 % del profesorado utiliza con frecuencia herramientas basadas en IA generativa en sus aulas, el 68 % nunca las ha utilizado y el 36 % ni siquiera planea empezar. Lo que resulta aún más sorprendente es que estas cifras apenas han variado entre 2023 y 2024.

¿Qué se pierde en la búsqueda de soluciones técnicas escalables para un problema profundamente social, específico (y político)? ¿Qué se necesita para que las tecnologías del lenguaje realmente empoderen a docentes y estudiantes?

Estas preguntas dieron forma a nuestro trabajo en nuestra clase de Stanford Empowering Educators Via Language Technology, o CS293/EDUC473 . A lo largo del trimestre, escuchamos a líderes de la industria en Amplify, Schoolhouse World, TeachFX y TeachingLab, así como a investigadores de Google DeepMind y universidades de investigación líderes. Leímos artículos de las principales conferencias de procesamiento del lenguaje natural (PLN) e IA, y trabajamos directamente con datos educativos que abarcan varios dominios, incluido el contenido de los libros de texto, el discurso en el aula y los ensayos de los estudiantes. Exploramos cómo los modelos de lenguaje miden la calidad de la instrucción, generan retroalimentación, evalúan ensayos, simulan estudiantes y maestros, y respaldan la tutoría basada en chat. Anotamos datos y aplicamos una variedad de métodos, desde análisis léxicos hasta indicaciones, ajuste fino y técnicas de aprendizaje de refuerzo.

Compartimos nuestras reflexiones como preguntas centrales para la investigación y la práctica en cada etapa del proceso de desarrollo del aprendizaje automático.

Reflexión 1: Definición del problema

¿Para quién estamos diseñando?

Menos del cinco por ciento de los usuarios de tecnología educativa interactúan con herramientas en la «dosis recomendada» que se debe considerar en los estudios, un fenómeno conocido como el problema del cinco por ciento . Eso significa que el 95% de las personas no están usando estas herramientas, a menudo porque las herramientas no abordan sus necesidades o son demasiado difíciles de usar. Debemos reconocer que, como tecnólogos, probablemente formamos parte del pequeño grupo para el cual la tecnología educativa se considera «efectiva». ¿Qué puntos ciegos y suposiciones, por lo tanto, se incorporan en nuestros diseños? Si no nos involucramos reflexivamente y diseñamos humildemente para el 95% (para crear tecnologías útiles y utilizables para todos los estudiantes y maestros), corremos el riesgo de desarrollar sistemas que refuercen las desigualdades existentes en lugar de abordarlas.

¿Cuál es el objetivo pedagógico?

Las tecnologías educativas suelen presentarse como herramientas de eficiencia —automatizando la calificación, la retroalimentación, la planificación de clases, la evaluación e incluso la tutoría—, pero estos sistemas no comprenden el aprendizaje de los estudiantes y corren el riesgo de producir resultados pedagógicamente deficientes. No toda automatización es útil. Redactar la retroalimentación, estructurar las lecciones y evaluar la comprensión de los estudiantes no son solo cargas logísticas, sino acciones pedagógicas personales y altamente contextuales. En lugar de maximizar la automatización, el desarrollo debe basarse en objetivos bien definidos de calidad docente.

¿Están involucradas las personas adecuadas?

Cada decisión en el desarrollo tecnológico refleja valores subyacentes sobre lo que debería ser la educación. Involucrar a las partes interesadas clave, incluyendo maestros, estudiantes, administradores y padres, es esencial para garantizar que las tecnologías del lenguaje se alineen con las necesidades y valores educativos reales. El co-diseño y la retroalimentación iterativa de expertos humanos y partes interesadas deben ocurrir a lo largo de cada etapa del desarrollo, en lugar de esperar hasta que los productos se implementen. Las metodologías de investigación del campo de la Interacción Persona-Computadora (HCI) ofrecen modelos accionables para este tipo de colaboración. Por ejemplo, en un estudio longitudinal , un investigador co-enseñó una clase con un educador de artes escénicas durante más de dos años, co-diseñando y observando iterativamente el uso de herramientas de aula en tiempo real. Este compromiso profundo y sostenido le permitió al investigador rastrear todo el ciclo de vida de las herramientas, desde el diseño hasta la implementación diaria.

Reflexión 2: Especificación de datos

¿Los datos representan fielmente nuestro mundo?

Gran parte de los datos utilizados para entrenar a la IA en educación proviene de muestras de conveniencia: reutilización de conjuntos de datos recopilados hace más de una década (como el conjunto de datos del Centro Nacional para la Efectividad Docente (NCTE) de transcripciones de aula de matemáticas o los ensayos del Premio a la Evaluación Automatizada de Estudiantes (ASAP) ) o recopilación de muestras con sesgo de selección a través de socios de datos dispuestos. Estos conjuntos de datos están vinculados a niveles de grado, materias y entornos específicos, lo que dificulta su generalización más allá de su contexto original. El uso de dichos datos corre el riesgo de sufrir daños fuera de distribución. ¿Reconocería un modelo el razonamiento de los estudiantes cuando se le presentan dialectos no dominantes o de cambio de código? ¿Un calificador automático penalizaría injustamente a aquellos cuyos estilos de escritura no se alinean con las normas del lenguaje académico? Si nuestros conjuntos de datos no representan a nuestra población objetivo de maestros y estudiantes, corremos el riesgo de crear herramientas que funcionen bien para algunos y fracasen para otros. También debemos seguir recopilando conjuntos de datos justos y diversos que capturen el espectro completo de contextos y experiencias de aprendizaje.

¿Los datos capturan suficiente complejidad?

Además, estudiamos herramientas basadas en datos textuales, pero la enseñanza y el aprendizaje son multimodales. Un chatbot de tutoría puede construirse únicamente con transcripciones, pero las interacciones de tutoría reales se moldean por el tono, las expresiones faciales, los gestos, la mirada y la visibilidad de lo que los estudiantes escriben, dibujan o señalan. Como investigadores, debemos preguntarnos con mayor sinceridad a qué intentamos aproximarnos y determinar cuándo la simplificación excesiva puede suponer un riesgo o un perjuicio. Por ejemplo, los estudiantes más jóvenes o multilingües pueden recurrir especialmente al dibujo para explicar su pensamiento, por lo que determinar si están «razonando» basándose únicamente en expresiones verbales puede resultar en falsos negativos problemáticos.

¿Cuáles son los estándares de calidad de datos?

Los datos educativos pueden ser inherentemente ruidosos. Los datos registrados pueden estar plagados de errores de transcripción y tipografía, y los momentos clave de la enseñanza y el aprendizaje que buscamos modelar pueden ocurrir en raras ocasiones. La anotación de datos a menudo implica construcciones de alta inferencia donde dos personas pueden discrepar al ejecutar la misma tarea (por ejemplo, ¿es esta retroalimentación demasiado vaga? ¿Demasiado severa?). Además, los matices contextuales de las interacciones en el aula, como el tono y la intención, a menudo se pierden en los datos sin procesar. Sin reglas fijas para gestionar estas ambigüedades, quienes trabajamos con los modelos debemos involucrarnos activamente en la limpieza y el etiquetado de datos para comprender y revelar verdaderamente las complejidades y limitaciones de los datos que subyacen al rendimiento del modelo.

Reflexión 3: Modelado

¿Es realmente necesario un LLM?

A pesar de la popularidad de los modelos de lenguaje de gran tamaño como GPT-4, sus elevados costes computacionales y ambientales inciden en el precio y la accesibilidad de las herramientas. Al considerar datos sensibles de estudiantes o profesores, estos modelos de gran tamaño pueden suponer mayores riesgos para la privacidad, ya que a menudo se accede a ellos mediante API de terceros. Por el contrario, los modelos más pequeños suelen ajustarse para tareas específicas, manteniendo un rendimiento comparable a un coste menor. Por ejemplo, RoBERTa es eficaz para la clasificación de texto, mientras que LLaMA o Mistral (7B) pueden gestionar la respuesta a preguntas de dominio cerrado, la agrupación de temas y la elaboración de resúmenes. Los algoritmos clásicos de PLN que utilizan la frecuencia de n-gramas para clasificar, predecir o agrupar texto también siguen siendo valiosos, ofreciendo una inferencia más rápida y una mayor interpretabilidad. Estas alternativas de LLM pueden ofrecer un mayor control sobre la privacidad de los datos mediante el alojamiento local; sin embargo, puede que se requiera un mayor esfuerzo de ingeniería para implementar estas técnicas a escala.

¿Qué ofrecen y limitan los paradigmas técnicos?

El modelado educativo requiere transformar algo fluido y dependiente del contexto, como el pensamiento del estudiante o las prácticas docentes, en datos estructurados. Al hacerlo, la información se pierde inevitablemente: cada etiqueta supervisada y cada resumen de texto completan detalles que importan en las aulas reales. Los LLM de propósito general tienen dificultades con estos matices, ya que la mayor parte de la pedagogía es demasiado compleja para ser captada mediante indicaciones, incluso con técnicas como la de pocos disparos o la de cadena de pensamiento. La generación aumentada por recuperación (RAG) es prometedora en contextos educativos, ya que permite a los modelos extraer una gran cantidad de textos y recursos en lugar de depender de conocimientos preentrenados. Técnicas como el aprendizaje de refuerzo mediante retroalimentación humana (RLHF) y la optimización de preferencias directas (DPO) pueden ayudar a alinear los modelos con las necesidades del aula, pero son propensas a la piratería de recompensas cuando las «preferencias del profesorado» no se comprenden bien. ¿Cuáles son las nociones de calidad que prefieren los profesores? ¿Es un resultado preferido necesariamente pedagógicamente sólido? (Nota: DPO es particularmente rentable y requiere pocos datos de capacitación. Como tarea de clase, capacitamos a un chatbot tutor bastante pasable con solo 20 ejemplos etiquetados).

¿Quién realiza el modelado?

Los docentes deben participar en cada etapa del modelado, desde el diseño de esquemas de anotación hasta la evaluación de los resultados intermedios del modelo. Las estrategias de modelado también deben permitir la personalización del profesorado, permitiéndoles especificar criterios de evaluación, ajustar los mecanismos de evaluación o refinar los resultados del modelo para que se ajusten mejor a las necesidades de su aula. Con el auge de los LLM y los editores de código basados ​​en IA como Cursor o Replit Agent, los docentes ahora tienen la oportunidad de crear y personalizar sus propias herramientas. A medida que la IA se vuelve más accesible, los educadores pueden participar activamente en el desarrollo de estos modelos. La creación de comunidades y espacios compartidos puede facilitar este desarrollo liderado por los educadores: por ejemplo, el laboratorio EduNLP de Stanford organiza una cumbre este verano para reunir a docentes de matemáticas y contribuir a la investigación y el desarrollo de tecnologías del lenguaje en la enseñanza de las matemáticas.

Reflexión 4: Evaluación

¿Quién está calificado para evaluar qué?

Debemos considerar críticamente quién está cualificado para evaluar los resultados de los modelos. A partir de los ejemplos observados en nuestro curso, encontramos que el término «experto» tiene una definición imprecisa. Evaluar la calidad instruccional de las acciones docentes generadas o la autenticidad de las acciones simuladas de los estudiantes requiere una profunda experiencia pedagógica y un conocimiento del dominio. Los evaluadores humanos pueden carecer de los conocimientos necesarios, lo que pone de relieve la necesidad de definir las cualificaciones y credenciales que representan la «experiencia» (p. ej., experiencia docente, formación pedagógica, experiencia en la materia, comprensión sociotécnica de la IA). Aún más polémico es el uso común de otros LLM para evaluar los resultados de los modelos, lo que puede reforzar sesgos, dificultar la interpretación y generar un razonamiento epistémicamente circular.

¿Qué métricas importan?

La evaluación implica una serie de métricas descoordinadas: las empresas destacan las tasas de uso y las respuestas a las encuestas, los desarrolladores de modelos informan sobre la precisión y la latencia, y las evaluaciones humanas de los resultados de los modelos suelen basarse en preferencias de alto nivel evaluadas en entornos de laboratorio. Para priorizar la velocidad de iteración, las pruebas en contexto con aulas reales a lo largo del tiempo siguen siendo poco frecuentes. Estas discrepancias implican que muchas herramientas están optimizadas para métricas que no capturan realmente resultados de aprendizaje significativos. Una evaluación significativa de la eficacia requiere contextos educativos auténticos y métricas predefinidas que sean de suma importancia para estudiantes y docentes.

Reflexión 5: Despliegue

¿Cuáles son los costos ocultos?

La viabilidad económica es un factor clave para la adopción de tecnología educativa. El precio de los productos basados ​​en IA es elevado, ya que las tecnologías subyacentes más potentes, como los grandes modelos de lenguaje, están cada vez más sujetas a barreras de pago. Para las escuelas, los cálculos de costos van más allá de las tarifas de licencia. Los gastos ocultos incluyen el desarrollo profesional utilizado como tiempo de capacitación, el soporte técnico, los requisitos de infraestructura y el costo de oportunidad de adoptar nuevas herramientas cuando las existentes podrían ser suficientes. También existe el riesgo de depender de empresas privadas para servicios educativos esenciales; fracasos recientes como el cierre abrupto de FEV Tutoring ponen de relieve la inestabilidad de la externalización de bienes públicos a actores privados. En la mayoría de los casos, los mayores costos de una adopción tecnológica ineficaz o fallida no recaen sobre quienes compran la herramienta (un distrito o administradores escolares), sino sobre los usuarios finales: docentes y estudiantes. Abordar la disparidad en los incentivos (los proveedores de tecnología maximizan las ganancias en lugar del impacto) podría ayudar a reducir los costos ocultos asociados a la adopción de tecnología.

¿Quién asume los riesgos?

Más allá de la equidad de acceso, existen cuestiones éticas sobre la prueba de la IA en estudiantes reales. Si bien la evaluación en contexto es importante, estas pruebas deben realizarse con cuidado, en múltiples fases, de forma análoga a los ensayos clínicos. La investigación educativa es de una importancia crucial: sus resultados medibles impactan directamente en las oportunidades futuras, las perspectivas profesionales y las trayectorias a largo plazo de los estudiantes. Sin embargo, una y otra vez, las comunidades vulnerables se convierten en el campo de pruebas de nuevas tecnologías, asumiendo los riesgos de intervenciones no probadas, mientras que los estudiantes con mayores recursos continúan aprendiendo de educadores altamente cualificados. Implementar la IA en la educación exige un análisis minucioso, no solo de sus posibles beneficios, sino también de quiénes se ven más afectados cuando falla. Un principio que adoptó nuestro curso es garantizar que la interacción de la IA con los estudiantes sea mediada por el profesorado, tanto para reducir el riesgo como para centrar la conexión humana.

¿Somos transparentes sobre las limitaciones?

Los sesgos, las alucinaciones y las tendencias aduladoras (el modelo dice lo que el usuario quiere oír) son problemas bien documentados en los modelos de lenguaje extensos. Es improbable que estas limitaciones sean solucionadas por desarrolladores que dependen de modelos predefinidos, que ofrecen poco control sobre el entrenamiento de los sistemas. La transparencia es fundamental para mitigar sus riesgos y deficiencias. En lugar de exagerar las capacidades de la IA, los desarrolladores deben comunicar claramente lo que estos modelos no pueden hacer y establecer expectativas realistas. Esto incluye proporcionar documentación detallada sobre los modos de fallo conocidos, los datos con los que se entrenó o ajustó el modelo, su evaluación y las advertencias pertinentes para mitigar el riesgo de daños.

Fuente: Mei Tan, estudiante de doctorado de la Escuela de Graduados en Educación, Profesora adjunta de Ciencia de Datos Educativos en la Escuela de Graduados en Educación Dora Demszky (instructores) y estudiantes en CS293 (ordenados alfabéticamente por apellido; indica contribución de edición): Javokhir Arifov, Philip Baillargeon, Nathanael Cadicamo, Joshua Delgadillo, Eban Ebssa, Elizabeth Gallagher, Rebecca Hao, Matías Hoyl, TJ Jefferson, Ashna Khetan, Aakriti Lakshmanan, Lucía Langlois, Daniel Lee, Samantha Liu*, Yasmine Mabene*, Chijioke Mgbahurike, Shubhra Mishra, Cameron Mohne, Alex Nam, Kaiyu Ren, Poonam Sahoo*, Yijia Shao, Mayank Sharma*, Ziqi Shu, Alexa Sparks, Nicholas Tuan-Duc Vo*, Gordon Yeung. / hai.stanford.edu

Fuente de la Información: https://www.redem.org/modelos-linguisticos-en-el-aula-acortando-la-distancia-entre-la-tecnologia-y-la-ensenanza/

 

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Donald Trump y la deseducación de Estados Unidos

Donald Trump y la deseducación de Estados Unidos

Renán Vega Cantor

La deseducación [miseducatión en inglés] es un vocablo que usó Noam Chomsky en un libro que publicó hace casi veinte años. Con esta noción se da a entender que una persona o un grupo humano en lugar de ser educado, de aprender sobre la vida y de afrontar los problemas del mundo con un acervo de perspectivas críticas se le instruye con lecciones de ignorancia, odio, violencia, miedo, sed de venganza y rechazo a los valores de solidaridad, igualdad, sentido de justicia, fraternidad, bien común, ayuda mutua… La deseducación implica el abandono de cualquier atisbo de pensamiento crítico y la consolidación de una mentalidad clasista y racista. Dicho, en una palabra, deseducar es sinónimo de embrutecer.

Hace tiempo en Estados Unidos se vive un proceso de deseducación (de embrutecimiento) impulsado paralelamente por el neoliberalismo y el neoconservadurismo que ha llevado a que ese país tenga uno de los sistemas de educación más malos del mundo, si nos referimos a la instrucción general que llega al grueso de la población.

Si la deseducación había avanzado ‒frase esta que parece un oxímoron, porque es un paso hacia atrás, hacia un tipo de educación excluyente y opresiva, propia de regímenes esclavistas, por ejemplo‒ ahora, en tiempos de Donald Trump, alcanza su máxima realización, para desgracia de los habitantes de Estados Unidos.

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Donald Trump es un capitalista inmobiliario que ve a la sociedad como una gran corporación empresarial, cuya único objetivo es la rentabilidad, y debe ser dirigida por los amos del dinero. Esa lógica, individualista, competitiva y egoísta, se traslada a la educación.

Esta se concibe como una empresa ‒ese es el planteamiento central del neoliberalismo‒ en la cual los magnates de la tecnología deciden el tipo de educación que se considera adecuado para los ciudadanos de Estados Unidos. Estos multimillonarios son enemigos de todo aquello que huela a justicia social y a derechos colectivos y en su agenda está destruir las instancias estatales que tengan algún papel mínimamente redistributivo.

Trump está desmantelando el Departamento de Educación Federal, del que ha expulsado al 80% de su personal, con el argumento de que debe eliminarse porque la controlan “radicales, fanáticos y marxistas”. Este disparate ideológico no puede ocultar objetivos propios del neoliberalismo: reducción del aparato estatal, privatización y despido de gran número de trabajadores, con la mira en reducir costos y aumentar las ganancias de los empresarios.

Con el desmantelamiento de la Secretaria de Educación Pública se elimina el apoyo financiero a los estudiantes más pobres y de aquellos que padecen alguna limitación física o mental. Igualmente, se suprimen fondos para las universidades públicas con el prejuicio de que las universidades privadas lo pueden hacer mejor y se restringe el derecho a la libre expresión y a la difusión de ideas críticas sobre la sociedad estadounidense.

Se generalizan los bonos educativos destinados a que los padres matriculen “libremente” a sus hijos en las escuelas privada que les apetezcan. Otro componente neoliberal radica en preparar a los jóvenes para el trabajo y por ello los planes de estudio deben centrarse en la difusión de “conocimientos útiles”, promoviendo la enseñanza de STEM (Ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas), junto a un currículo “patriótico”, porque “en lugar de adoctrinar a los jóvenes con contenido racial, sexual y político inapropiado, que es lo que estamos haciendo ahora, nuestras escuelas deben ser totalmente reorientadas para preparar a nuestros niños a tener éxito en el mundo del trabajo”, ha dicho Donald Trump.

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La “filosofía” deseducativa de Trump se basa en la lógica Maga (Hacer grande a Estados Unidos otra vez), en la que descuella la imposición de valores patrióticos y religiosos. Se inculcará en todas las escuelas de Estados Unidos el amor a los héroes, a la grandeza de Estados Unidos como “la nación más libre, prospera y virtuosa en la historia del mundo”. Debe regresarse a la época en que se rezaba en todas las escuelas porque, dice Trump, “tenemos la necesidad de enseñar a nuestros niños a rezar (en las escuelas) y no odiar a su país”.

Esta ideológica educación confesional pretende acabar con el sesgo ideológico que se habría tomado a la educación de Estados Unidos, que habría quedado en manos de marxistas, comunistas y enemigos de la civilización judeocristiana.

Este regreso a una educación confesional libre de “prejuicios ideológicos” se apoya en contratar a los “mejores maestros y rectores” y en expulsar del sistema educativo a todos aquellos maestros que se dedican a “adoctrinar niños y jóvenes”. Quienes deben controlar las escuelas son los padres de familia. Estos se convierten en los censores pedagógicos que determinan lo que es adecuado para la formación de sus hijos y pueden vetar y expulsar profesores de los centros escolares, controlar lo que enseñan, prohibir libros y establecer el propio currículo de las escuelas. Este retroceso, presentado como una democratización en la elección de autoridades escolares, implica el fin de la libertad de catedra, de pensamiento y de considerar diversas opciones políticas y religiosas. Al punto que se anuncia la creación de un organismo de acreditación que tiene como una de sus funciones certificar a los maestros que son patriotas y creen en el Sueño Americano.

Como tal sueño (pesadilla en verdad) se sustenta en la violencia, Trump respalda a los distritos escolares que permitan a los maestros portar armas y se contratará a veteranos de guerra y oficiales de policía retirados para cuidar las escuelas del país. ¡El ratón cuidando el queso, porque los veteranos de guerra si que son generadores de masacres!

Un foco central del programa educativo de Trump es la universidad, considerada como un espacio de adoctrinamiento, de desprecio a los valores patrios, de difusión de los credos referidos a la diversidad racial y sexual. Esas universidades son dirigidas, al decir de Trump, por “lunáticos marxistas” que han impuesto un sesgo de izquierda que niega la grandeza de Estados Unidos y cuya finalidad es adoctrinar y pervertir a la juventud de los Estados Unidos.  Por ello, se ha propuesto erradicar la Teoría Crítica de la Raza, para enaltecer a los héroes blancos que son los protagonistas de la historia de Estados Unidos y de su grandeza.

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Si un país se hace grande con el embrutecimiento de su población, con la expansión de la ignorancia por todos los rincones de su territorio, por el culto a la violencia y a las armas, por el racismo, el clasismo y la apología de los supermillonarios, por la discriminación de los migrantes, por la censura y quema de libros, por multiplicar a los rezanderos y dogmáticos evangélicos… está claro que Donald Trump va a hacer grande a Estados Unidos en términos educativos. Porque esos son, precisamente, los objetivos de la deseducación, que Trump y su círculo de allegados están llevando a la práctica. Y no parte de cero, porque a ese proceso de deseducación han contribuido demócratas y republicanos (todos igualmente neoliberales) desde hace medio siglo y además cuenta con una amplia base social, si recordamos los 77 millones de personas que votaron por Donald Trump.

Qué puede esperarse de un país en el cual se designa como Secretaria del Departamento Federal de Educación a una empresaria de lucha libre profesional, Linda Marie McMahon. Es una seña del darwinismo social, que concibe a la vida social como una competencia desenfrenada para que se impongan, no importan los medios que empleen, los más ricos, blancos y poderosos. Queda claro, para los deseducadores la instrucción de niños y jóvenes es un ring de lucha libre en donde los más racistas, violentos, rezanderos e ignorantes se imponen, aunque ahora, como Elon Musk, presuman de impulsar sofisticados tecnologías. Al fin y al cabo, la deseducación se aviene muy bien con el tecnofascismo.

Publicado en papel en El Colectivo (Medellín), abril de 2025.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/donald-trump-y-la-deseducacion-de-estados-unidos/

 

 

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UNICEF: Al menos un millón de niños enfrentan niveles de emergencia de inseguridad alimentaria en Haití

Al menos un millón de niños enfrentan niveles de emergencia de inseguridad alimentaria en Haití

El riesgo de hambruna se avecina a medida que la violencia armada y las condiciones económicas continúan llevando a las familias al borde del abismo

PUERTO PRÍNCIPE/NUEVA YORK, 17 DE ABRIL DE 2025 – Más de un millón de niños enfrentan niveles críticos de inseguridad alimentaria en Haití, según estimaciones de UNICEF. La persistente violencia armada, los desplazamientos constantes y la falta de acceso humanitario siguen amenazando a las familias vulnerables, mientras que el riesgo de hambruna se cierne sobre ellas. 

En general, UNICEF estima que 2,85 millones de niños —una cuarta parte de la población infantil de Haití— enfrentan niveles constantemente altos de inseguridad alimentaria en todo el país, según la última actualización de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), publicada esta semana. Las familias siguen lidiando con una escasez significativa de alimentos y altos niveles de desnutrición aguda. 

“Nos enfrentamos a un escenario en el que los padres ya no pueden cuidar ni alimentar a sus hijos debido a la violencia constante, la pobreza extrema y la persistente crisis económica”, declaró Geeta Narayan, Representante de UNICEF en Haití. “Se necesitan medidas vitales, como la detección de niños con riesgo de emaciación y retraso del crecimiento, y garantizar que los niños con desnutrición tengan acceso a tratamiento terapéutico, para salvar la vida de los niños”. 

Con el aumento de la inseguridad alimentaria, el país también se enfrenta a una creciente emergencia de salud pública y a condiciones similares a la hambruna que afectan a unas 8.400 personas. Los servicios de salud en todo el país se encuentran bajo una enorme presión: menos del 50 % de los centros de salud en Puerto Príncipe están plenamente operativos y dos de cada tres de los principales hospitales públicos están fuera de servicio. 

El impacto sobre los niños es grave: la atención sanitaria y los tratamientos vitales se vuelven cada vez más inaccesibles, lo que los expone a un mayor riesgo de sufrir diversas formas de desnutrición y enfermedades prevenibles. 

En gran parte del país, la violencia armada ha restringido el acceso de los niños a los alimentos. Con el agravamiento de la inseguridad alimentaria y los disturbios, la crisis ha provocado una crisis nutricional para las familias. 

Sin embargo, a medida que las necesidades se intensifican, la respuesta se ve cada vez más limitada por la escasez de fondos. El programa de nutrición de UNICEF, en el marco del llamamiento de Acción Humanitaria para la Infancia, se enfrenta actualmente a un déficit crítico de financiación del 70 %, lo que limita nuestra capacidad para llegar a los más vulnerables.

Hasta el momento en 2025, UNICEF y sus socios han tratado a más de 4.600 niños con desnutrición aguda grave (SAM), lo que representa solo el 3,6% de los 129.000 niños que se estima que necesitarán tratamiento para salvar sus vidas este año.

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Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/least-one-million-children-facing-emergency-levels-food-insecurity-haiti

 

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El espejo destrozado: el autoconocimiento en la era del egocentrismo exacerbado

«Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo»

 León Tolstoi

Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre un asunto urgente en nuestra sociedad actual, en la cual nos estamos convirtiendo en expertos en señalar las fallas del mundo, exigiendo transformaciones externas permanentemente mientras ignoramos el microcosmos de nuestro propio ser. En la vorágine de una cultura que glorifica la autoafirmación y la inmediatez, la máxima de Tolstoi resuena con una crudeza incómoda: se trata de una paradoja que, lejos de ser una simple contradicción, revela profundamente la crisis de autoconciencia, la ceguera voluntaria y masiva que yace ante nuestras propias sombras.

Bien sabemos que el autoconocimiento es esa búsqueda introspectiva que Sócrates inmortalizó en su lema «conócete a ti mismo» y que en este presente parece haberse convertido en una reliquia olvidada. En su lugar, erigimos altares al ego, justificando nuestras acciones con un rotundo y patético «yo soy así», una declaración que, lejos de ser una afirmación de la identidad, se transforma en un escudo contra el sentido de la responsabilidad y el cambio de cada uno de nosotros.

La máxima socrática precitada es, sin dudas, un pilar para la filosofía occidental, y merece una exploración más detallada, porque lejos de ser una simple exhortación a la introspección, encierra una profunda comprensión de nuestra naturaleza humana y su relación con la sabiduría y la virtud. Recordemos que Sócrates, a través de los diálogos platónicos, nos invita a cuestionar nuestras creencias y prejuicios, a examinar las bases mismas de nuestras acciones y a descubrir la esencia de nuestro ser. Evidentemente, este proceso de autoexamen no es un ejercicio pasivo, sino que se trata de una búsqueda activa y constante de la verdad en general, pero sobre todo de aquella que puede percibir nuestro interior.

En el diálogo titulado Alcibíades MayorPlatón expone, en boca de Sócrates, la siguiente reflexión: «¿Cómo es posible que, ignorándonos a nosotros mismos, podamos conocer lo que nos pertenece o lo que no?» Esta pregunta retórica revela la íntima conexión existente entre el autoconocimiento y la capacidad de discernir el bien del mal, lo justo de lo injusto, en tanto que para Sócrates la ignorancia de uno mismo es la raíz de la mayoría de todos los males, tanto a nivel individual como social. En otras palabras, queridos lectores, es muy difícil que alguien que no se conoce a sí mismo pueda hacer algo por sus próximos, a quienes cree conocer.

El «conócete a ti mismo» implica, por lo tanto, un ejercicio de honestidad radical, es decir, una disposición para enfrentar nuestras propias contradicciones y limitaciones. Como señaló Platón en su Apología de Sócrates, una vida sin examen no es digna de ser vivida: no se trata de una condena a la existencia, sino una invitación a vivir de manera consciente y reflexiva, a no dejarnos arrastrar por las pasiones, las opiniones y los prejuicios de la multitud masificada en la estupidez colectiva.

En pocas palabras, lo que Sócrates nos está enseñando es que el autoconocimiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar la sabiduría y la virtud en esta vida. Al conocer nuestras propias fortalezas y debilidades, podemos cultivar la prudencia, la justicia y la templanza, virtudes que nos permiten vivir en armonía con nosotros mismos, y por ello, con los demás: la gente que no se conoce, molesta a los demás, en su afán de escapar de dicho conocimiento. Éste planteo es sumamente importante hoy justamente porque vivimos en un mundo donde la autoafirmación y la validación externa se confunde fácilmente con el autoconocimiento, motivo por el cual la máxima socrática nos recuerda la importancia de la humildad y la honestidad intelectual que se requiere para mirar hacia adentro y poder cuestionar nuestras propias certezas y buscar la verdad en la profundidad de nuestro ser.

La cultura del ego exacerbado, alimentada por la gratificación instantánea de las redes sociales y su tristísima sensación de validación externa, nos impide cultivar dicha honestidad intelectual, virtud que nos permite reconocer cuáles son nuestras limitaciones, prejuicios y talentos reales. En este sentido, recordemos cuando Hannah Arendt señala a la «banalidad del mal» como la incapacidad de reflexionar y cuestionar nuestras propias acciones puede conducir a la perpetración de actos atroces, justificados por la simple adhesión a una «normalidad» impuesta.

Al observar el juicio a Adolf Eichmann, Arendt desentraña una verdad inquietante: el mal no siempre se manifiesta en forma monstruosa, sino que a menudo se oculta tras la máscara de la normalidad. Esta banalidad del mal radica en la incapacidad de pensar, en la adhesión acrítica a normas y en la ausencia del juicio moral. El nazi Eichmann, un burócrata común y corriente, como los que nos encontramos en las oficinas de atención al público de cualquier repartición estatal en nuestros días, no era un sádico sediento de sangre, sino un hombre que simplemente «cumplía órdenes», sin cuestionar las implicaciones de sus actos. Esta falta de reflexión, esta renuncia a la responsabilidad individual, permitió que personas ordinarias participaran en actos de extrema crueldad, justificando sus acciones con la simple excusa de que «así se hacían las cosas». Pues bien, tal como señaló Arendt, el problema con Eichmann era precisamente que muchos eran como él, y que muchos no eran asesinos perversos, ni sádicos, pero eran terrible y peligrosamente «normales».

Esta normalidad impuesta, es decir, esta adhesión a un sistema moral que niega la individualidad y la responsabilidad, es precisamente lo que permite que el mal florezca. Cuando renunciamos a nuestra capacidad de pensar y juzgar por nosotros mismos, nos convertimos en meros engranajes de una maquinaria perversa y destructiva. El mal aquí es banal porque supera la mera excusa para eludir la responsabilidad y porque se nutre, no de planes malévolos, sino de ignorancia y obediencia ciega que se niega a conocer la realidad de los demás y de sí mismos.

Teniendo en cuenta lo previamente descrito, es importante que logremos comprender el vínculo entre la banalidad del mal con el autoconocimiento, porque es crucial entender que la incapacidad para pensar sobre nuestras acciones nos puede llevar a ser funcionales a la maquinaria violenta política, moral, económica y educativa que rige en nuestro presente. Cuando ignoramos nuestros propios prejuicios, motivaciones y limitaciones, somos carne de cañón de la manipulación y la justificación de actos atroces en nombre de agendas impuestas.

En este sentido, el autoconocimiento se erige como un antídoto contra la banalidad del mal, puesto que al cultivar la honestidad intelectual y  la capacidad de examinar nuestras propias acciones, nos volvemos menos propensos a seguir ciegamente las indicaciones de la moda y a participar en actos que contradicen el respeto a la dignidad humana. Así como la incapacidad de pensar permitió que tanto burócratas participaran del Holocausto sin sentir remordimiento alguno, hoy nos encontramos con una humanidad alienada y ensimismada en los laberintos del anaquel virtual casi totalmente ajena a las desgracias que acontecen a metros de distancia.

Cuando nos negamos a conocernos a nosotros mismos y nos justificamos racionalizando nuestras propias acciones para evitar la incomodidad de la autocrítica, favorecemos directamente nuestra existencia al servicio de la violencia. Al no reconocernos, proyectamos nuestras miserias en los demás, convirtiéndolos en blancos de nuestra frustración: en este proceso, la violencia encuentra refugio en la falsa sensación de legitimidad que nos brinda el lema autoritario: «yo soy así, si te gusta bien y si no también».

Al respecto, San Agustín de Hipona, con su aguda visión de la naturaleza humana, nos recuerda que la verdad y la moralidad son absolutas, no relativas a la opinión pública al afirmar que «lo que está mal, está mal aunque lo hagan todos, y lo que está bien, está bien aunque no lo haga nadie». Se trata de un desafío a cuestionar la «normalidad» que nos impone la moda del momento, a no dejarnos arrastrar por la multitud y asumir la responsabilidad individual de nuestros actos: cuando justificamos la violencia con argumentos decadentes como «pues esto lo hacen todos» o «así son las cosas, qué se le va a hacer», estamos renunciando a nuestra capacidad de juicio moral y perpetuando un ciclo de destrucción.

En este contexto, el autoconocimiento se convierte en una herramienta crucial para combatir la violencia. Al cultivar el examen profundo, la honestidad y la capacidad de analizar nuestras propias motivaciones, nos volvemos menos propensos a justificar acciones que contradicen nuestros valores fundamentales. Cuando Agustín nos dice «ama y haz lo que quieras», lejos de brindarnos una licencia para la arbitrariedad, nos está invitando a actuar desde el amor y la compasión, virtudes que sólo pueden florecer en un terreno de autoconciencia y responsabilidad, tanto individual como social.

Como podrán apreciar, queridos lectores, sale a flote en nuestro análisis la violencia, la cual en todas sus formas, encuentra refugio en la autojustificación. Cuando nos negamos a reconocer nuestros propios defectos proyectamos nuestras inseguridades y frustraciones en los demás, convirtiéndolos en chivos expiatorios de nuestra propia incapacidad de lidiar con la complejidad de una existencia auténtica.

Por último, es relevante interpretar el aporte que realiza Carl Jung al respecto de nuestro tema central, sobre todo cuando enuncia “lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. Jung nos invita a reconocer que aquellos aspectos de nosotros mismos que rechazamos o reprimimos no desaparecen, sino que se convierten en sombras que nos persiguen y nos dominan. La negación de nuestras debilidades, miedos e impulsos oscuros nos impide integrarlos de manera saludable, lo que termina manifestándose en comportamientos autodestructivos o en la proyección de nuestras sombras en los demás.

En este último sentido, el autoconocimiento implica un acto de valentía porque la disposición a enfrentar nuestras propias sombras, reconocer nuestros defectos y aceptar nuestra humanidad en su totalidad es un camino de transformación plena, no un acto pasivo. Al abrazar nuestras miserias, podemos liberarnos de su poder y canalizar su energía de manera constructiva sin perjudicar a nadie. Esta última cita de Jung también nos recuerda que el autoconocimiento no es un ejercicio de perfección, sino de integración, puesto que se trata de reconocer que somos seres complejos, con luces y sombras, y que la verdadera transformación surge de la aceptación de esa complejidad.

No se trata de un ejercicio de autoflagelación, sino de un acto valiente que tiende siempre a la libertad: uno es libre cuando sabe quién es uno. Este ejercicio implica reconocernos en nuestra completa humanidad y también nos habilita a la humildad de saber que la mayoría de las cosas que oímos son opiniones, no hechos y la mayoría de las cosas que vemos (y que nos muestran) son perspectivas puntuales, no la verdad.

En fin, en este mundo que clama ficticiamente por cambios radicales, la verdadera revolución comienza en nosotros mismos. Sólo cuando nos atrevamos a mirar nuestro propio reflejo con honestidad y compasión, podremos construir una sociedad más justa y digna. El autoconocimiento no es un destino, sino un viaje cotidiano, continuo, una danza entre aceptarnos y transformarnos, y en esa danza, encontramos la verdadera libertad.

Fuente de la información: https://dialektika.org/

Fotografía: Freepik. Dialektika

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