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El trabajador neoliberal en la visión de «Severance» y Byung-Chul Han

Una crítica de la alienación contemporánea

La serie Severance (2022), creada por Dan Erickson y dirigida por Ben Stiller, nos presenta un inquietante retrato de un futuro cercano donde los trabajadores de la empresa Lumon Industries se someten a un procedimiento quirúrgico que separa la vida personal de su vida laboral, proyectando, de esta manera, dos «yoes» disociados en un mismo cuerpo, esto genera la desconexión de la existencia laboral, concibiendo una especie de doble vida, pues, al menos en apariencia, se suprime cualquier tipo de interacción entre la subjetividad del trabajo y la imposición coercitiva de la productividad.

Este paradójico escenario puede equipararse análogamente a la crítica propuesta por el filósofo Byung-Chul Han con respecto a la figura del trabajador neoliberal, en el sentido de que no solo se ve forzado a maximizar su productividad, sino que también, internaliza esa presión, sintiendo que su valor como ser humano depende absolutamente de su rendimiento. Así, Han, dentro de algunas de sus obras, tales como:La sociedad del cansancioPsicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poderLa agonía del Eros, y Vida Contemplativa: Elogio de la inactividad, nos expone cómo la sociedad neoliberal, bajo la premisa de la optimización y la eficiencia, termina por fragmentar y despojar al sujeto de toda experiencia humana, reduciéndolo a mero «animal laborans».

Asimismo, la sociedad neoliberal, dentro del contexto actual, ha logrado transformar la noción de trabajo y la productividad, diferenciándose de las sociedades disciplinarias tradicionales (como la sociedad industrial, que regulaba al individuo mediante reglas externas y la imposición de la disciplina), esto convierte al sujeto en su propio proyecto, generando el requerimiento constante de autoexplotarse para alcanzar el éxito. No obstante, esto es una trampa ideada por el neoliberalismo que presenta a la libertad como señuelo, porque: «El régimen neoliberal esconde su estructura coactiva tras la aparente libertad del individuo, que ya no se entiende como sujeto sometido (subject to), sino como desarrollo de un proyecto» (Han, 2018, p.33).

Por ello, el capitalismo se ha tornado complaciente, puesto que, en vez de suprimir al sujeto, lo que hace es confortarlo y estimularlo, embriagándolo de positividad, para que así sea más fácil controlarlo. Efectivamente, el sujeto contemporáneo vive engañado, creyendo que satisface sus necesidades, cuando en realidad está a merced del capital: «Ya no trabajamos para nuestras necesidades, sino para el capital. El capital genera sus propias necesidades, que nosotros, de forma errónea, percibimos como propias» (Han, 2014, p.19).

Conforme a esto, Severance ofrece una visión de lo que podría ser una intensificación de tal dinámica, mayormente cuando los trabajadores, que se conocen como «Intus», (el yo confinado al trabajo), no tienen ningún tipo de conocimiento ni de acceso a la realidad externa, lo que los mantiene totalmente aislados de su contraparte, los llamados «Exus», (el yo liberado del trabajo), que posee una vida lejana a la realidad laboral.

De este modo, los personajes no solo son incapaces de integrar sus distintas facetas, sino que también, pierden el sentido de una identidad unificada. Esta desconexión radical provoca una fragmentación de la identidad que se convierte en una condición inherente a la experiencia de vivir bajo el régimen neoliberal, ya que los empleados de Lumon Industries, son ejemplos vivientes de la alienación. Así, la autonomización del trabajador se lleva a su máxima expresión, puesto que se elimina la posibilidad de reflexionar sobre la propia actividad laboral, más aún, considerando que, tanto los «Intus» como los «Exus» no tienen acceso a sus recuerdos personales, generando que la disociación no solo impida la reflexión crítica sobre las condiciones del trabajo, sino que, además, conviertan al trabajo en una actividad maquinal, que solo busca aumentar la producción, careciendo de todo significado.

Esta desconexión radical provoca una fragmentación de la identidad que se convierte en una condición inherente a la experiencia de vivir bajo el régimen neoliberal, ya que los empleados de Lumon Industries, son ejemplos vivientes de la alienación.

Por otra parte, en Severance, el control se ejerce sobre los cuerpos de los trabajadores por medio de su desconexión de la vida personal, lo que también se externaliza en los sistemas de monitoreo digital que regulan y cuantifican cada acción dentro del ámbito laboral.

En este aspecto, la serie refleja una autolimitación en la medida en que los personajes no solo carecen de conciencia sobre sus vidas fuera del trabajo, sino que, además, son incapaces de escapar de los procedimientos y protocolos que se les imponen. Esta incapacidad de cuestionar y escapar de las estructuras impuestas se equipara con la visión de Han, donde los individuos, al estar constantemente conectados y controlados por el régimen de la digitalización, se ven sometidos a un tipo de vigilancia internalizada. En lugar de resistir, los sujetos neoliberales se convierten en sus propios carceleros:

«El sujeto explotador de sí mismo se instala en un campo de trabajo en el que es al mismo tiempo víctima y verdugo. En cuanto sujeto que se ilumina y vigila a sí mismo, está aislado en un panóptico en el que es simultáneamente recluso y guardián. El sujeto en red, digitalizado, es un panóptico de sí mismo. Así pues, se delega a cada uno la vigilancia». (Han, 2014, p.93).

Con esto, ocurre una paradoja, debido a que el sujeto al someterse a sí mismo se entrega a la lógica de la producción sin descanso, tornándose en un problema, porque naturaliza la explotación y la vigilancia como si fueran elecciones personales. Además, el sujeto neoliberal se expone en redes sociales, comparándose constantemente con los demás, lo que provoca una identidad inestable. En consecuencia, el filósofo surcoreano-alemán advierte que: «El régimen neoliberal aumenta la productividad aislando a las personas y entregándolas a una brutal competencia» (Han, 2023, p.67).

Por lo tanto, el trabajador neoliberal se convierte en un individuo flexible, dispuesto a reinventarse constantemente en función de las demandas del mercado. Lo cual no es para nada beneficioso, sino que, muy por el contrario, es bastante perjudicial, ya que la necesidad de reinventarse constantemente provoca un tipo de violencia neuronal que termina en la autodestrucción. Así, se introduce un nuevo proceso de aniquilación, dado que: «El sujeto que está obligado a rendir se mata a base de autorrealizarse» (Han, 2022, p.83).

En síntesis, Severance dramatiza las ideas de Byung-Chul Han sobre la alienación, la autoexplotación y el control en la sociedad neoliberal. Aunque la serie lleva al extremo la separación entre la vida personal y laboral, evidenciando cómo la identidad del trabajador se fragmenta en nombre de la productividad y la eficiencia, también muestra cómo la interiorización del trabajo y la autoexplotación voluntaria refuerzan esta dinámica, desdibujando los límites entre lo personal y lo profesional hasta el punto de la deshumanización. Por eso, Severance plantea interrogantes cruciales sobre el futuro del trabajo, el impacto de la tecnología y el riesgo de una sociedad donde la libertad se convierte en una mera ilusión.

Referencias

Erickson, D. (Creador). (2022). Severance [Serie de televisión]. Apple TV+.

Han, B.-C. (2014). Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder (1ª ed.). Herder.

Han, B.-C. (2018). La agonía del Eros (2ª ed.). Herder.

Han, B.-C. (2022). La sociedad del cansancio (2ª ed.). Herder.

Han, B.-C. (2023). Vida contemplativa: Elogio de la inactividad (1ª ed.). Taurus.

Erickson, D. (Creador). (2022). Severance [Serie de televisión]. Apple TV+.

Fuente de la información: https://dialektika.org/

Fotografía: Dialektika. Adam Scott en Severence (2022)

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Argentina: La enajenación educativa como motor de la desposesión

La enajenación educativa como motor de la desposesión

Darío Balvidares

Desde hace más de cuatro décadas, las reformas educativas impulsadas por organismos internacionales como el Banco Mundial, el BID, la CEPAL (en los principios) y la OCDE (en este siglo con mayor protagonismo), han moldeado los sistemas educativos bajo lógicas estandarizadas y profundamente economicistas.

Las diferencias en los matices discursivos de estos organismos no pueden ocultar el propósito que todos tienen en la mercantilización de la educación, tanto que siempre han colaborado para el armado de este proceso con definiciones políticas de imposición respaldadas por los continuos programas que ponen a disposición de los Estados vía créditos (endeudamiento). Con la necesaria complicidad de los alternativos gobiernos que adoptaron esas políticas y el consumo de sus propuestas programáticas.

Estos cambios, intensificados en la década de los noventa, se tradujeron en un proceso doble: la exoprivatización, por una parte, que implica la participación directa de actores privados sostenidos con dineros públicos a través de subsidios a escuelas privadas (subvención) o a asociaciones público-privadas (escuelas chárter), lo que provocó crecimiento exponencial de la educación privada y la endoprivatización, por otra parte, con la introducción de prácticas y lógicas del sector privado dentro de las instituciones educativas públicas, como la gestión basada en resultados o la competencia entre escuelas, mediante la intromisión de ONG, fundaciones y corporaciones tecnológicas en el sistema público.

Estos actores, respaldados por directrices internacionales, han logrado ocupar espacios estratégicos, como la formación y capacitación docente y directiva, el manejo de los contenidos curriculares orientándolos hacia las necesidades del mercado y del llamado “capitalismo de plataformas”, como una extensión del capitalismo digital; incluso la gobernanza de la educación a través de convenios que funcionan como una UTE (unión transitoria de empresas), como sucede en el sector minero. Convenio por el cual un gobierno a través de su ministerio o secretaría de educación establece una relación con una ONG dedicada a la educación y una fundación empresarial para establecer desde las políticas educativas hasta los formatos pedagógicos y las estrategias didácticas.

En este contexto, conceptos como “calidad” y “equidad” se han convertido en herramientas retóricas que encubren la perpetuación de desigualdades. La “calidad” se reduce a los resultados estandarizados, mientras que la “equidad” remite a la noción de “darle a cada uno lo que le corresponde”, dejando de lado el verdadero objetivo de igualdad que debería guiar a la educación pública. Estas nociones, lejos de promover una transformación social, apuntalan un modelo funcionalista que subordina la educación al mercado laboral y a los intereses de la corporación del complejo empresarial/tecnológico.

Lo interesante es que en el caso argentino, todo este proceso neoliberal de manipulación educativa tuvo los efectos críticos que todos conocemos, porque no sólo se trata o se trató de las cuestiones curriculares, sino que de lo que se trata es de la desposesión del carácter público del sistema y de la enajenación docente como proceso paralelo al de la desposesión, sin olvidar el carácter espurio de la educación por competencias y los efectos de alienación y desposesión que provoca en los estudiantes, puesto que su finalidad es establecer las métricas sobre su performatividad económica.

Una prueba de ello es el emergente de la importancia que de manera sorpresiva adquirió la “educación financiera”, tanto que pasó a ser tema de políticos, ministros de educación, gobernadores y hasta del señor presidente (por lo menos hasta la estafa $LIBRA), justamente por las “recomendaciones” de la OCDE, que también ofrecía las bondades del “bienestar socio-emocional”, conceptos que son tomados de manera acrítica por los gobiernos, nacional y provinciales porque son parte del paquete reformista que emplaza a la colonialidad del poder.

Las imposiciones sobre los nuevos “aprendizajes” quedan enmarcados en el otro arbitrario eufemismo, el de la “sociedad educadora”, concepto de tendencia global, pero reafirmado por el propio secretario de Educación nacional, Carlos Torrendell. Son conceptos que no están puestos en debate, pero que encierran el desplazamiento que fijará la sustitución del Estado por las asociaciones de la sociedad civil y las del universo empresarial, cuyo avance en las políticas educativas, en las decisiones curriculares es evidente.

Es necesario insistir en que este paradigma educativo es adoptado por los progresismos de todas las intensidades y las derechas en el espectro de todo su abanico; es cierto que hay matices, si tuviésemos que ejemplificar, aunque el ejemplo suele ser reduccionista, durante los gobiernos percibidos como progresistas hubo mayor presencia del Estado en cuanto a las “ayudas” con contribuciones monetarias a las provincias a través de “fondos” presupuestarios, así como al bolsillo docente en el ítem que se dio en llamar incentivo (aunque nunca formó parte del salario y se mantuvo como un ítem discrecional con fecha de vencimiento); como así también la realización de paritarias, para acordar cuestiones salariales y de condiciones laborales.

Esto que estamos ejemplificando, de ninguna manera resuelve los conflictos sindicales y mucho menos, modifica la orientación de las macropolíticas, que en el caso de la UNESCO, sí se hacen propuestas a los gobiernos en el sentido de las “ayudas”; matices que también se registran entre los propios organismos internacionales con respecto al subsidio del Estado nacional a la educación, aunque sí coinciden que debe ser un financiamiento diversificado, dando lugar a la entrada de privados, esto es, incentivar la endoprivatización del sistema. Solo las izquierdas hacen una mirada desde la pedagogía crítica y desde enfoques decoloniales de lo que está sucediendo con el avance reformista.

Cuando durante décadas se adopta un modelo instrumental de la economía, no cabe ninguna duda que la orientación del sistema educativo desarrollará la instrumentalidad en todas sus dimensiones, lo que provoca una distorsión de la subjetividad y de la percepción de estudiantes, docentes y en el imaginario social transmutado al consumo.

En ese imaginario el conocimiento se transforma en mercancía y, curiosamente, dentro de ese universo de mutación de la subjetividad, la objetividad se sobredimensiona hasta tal punto que tanto sujeto docente como sujeto estudiante entran en un proceso de eficiencia, valor de mercado en tanto la performatividad económica (de la que hablamos más arriba) que deben alcanzar lxs estudiantes, abandonando sus intereses personales y los más importante, sus sueños; así como la performatividad técnica que deben alcanzar los docentes para constituirse en verdaderos “facilitadores”, enajenados por las tecnologías de la educación, abandonando la posibilidad de ser sí mismos para entrar en los estándares. Se ejerce la violencia epistémica contra docentes y estudiantes, el objetivo es quebrar el circuito enseñanza-aprendizaje sostenido en lo humano.

El avance de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo añade otra capa de complejidad. Experiencias como la llevada a cabo en una escuela de Londres, donde una división prescinde de profesores humanos, representan un riesgo concreto de deshumanización del sistema educativo. Si bien la tecnología puede ser una herramienta útil, su uso como sustituto del docente amenaza con reducir la enseñanza a un proceso autómata, subordinado a métricas y algoritmos, en lugar de priorizar la interacción humana y el pensamiento crítico.

La figura del docente como guía intelectual es insustituible, especialmente en un modelo educativo que aspire a transformar y no simplemente adaptar.

El curriculum “aparece como un discurso teórico que convierte la dimensión política en un hecho pedagógico (…) el curriculum representa una expresión de lucha en torno a las formas de autoridad política, órdenes de representación, formas de regulación moral y versiones del pasado y del futuro que deberían legitimarse, aprobarse y debatirse en ámbitos pedagógicos específicos (…) el discurso curricular es una forma de ideología estrechamente relacionada con las cuestiones de poder, particularmente en cuanto a que éstas estructuran las relaciones sociales a partir de consideraciones dictadas por el sexo, la raza y la clase social” (H. Giroux 1988)1

Esta caracterización del currículum que nos acercaba Giroux nos expone, claramente, como se produce aquello que Carlos Marx llamaba enajenación, tomando el concepto del alejamiento del trabajador con el objeto que produce, me parece que aquí, tomando esa premisa pero aplicada a lo que venimos desarrollando se hace visible la distancia entre la propuesta curricular decidida fuera de los ámbitos pedagógicos de los que hablaba Giroux. Este distanciamiento entre la decisión curricular y el docente produce la “enajenación” por ausencia de participación; más aún, cuando su posterior práctica pedagógica también se manifieste mediatizada por una plataforma que lo instruirá sobre la estrategia didáctica.

En otras palabras, es ajeno a los materiales, ajeno a las propuestas y ajeno a las estrategias, porque la decisión del paradigma tecnoeducativo deconstruye hacia la precariedad intelectual la figura del educador y como parte del mismo proceso, la del estudiante alejándolo del desarrollo intelectual, para formatearlo en un producto disponible en el universo del capital humano. Lo que lleva –otra vez con Marx– a que ambos queden disueltos en la etiqueta de mercancía: el docente que debe demostrar las habilidades adquiridas para ser un “buen técnico” facilitador y el estudiante que deberá adquirir las competencias necesarias para venderse en un incierto mercado de trabajo que hoy le exige, según la moda oficial, saber “educación financiera”, aunque mañana se podrá decretar la obsolescencia de tales competencias y ese futuro trabajador, estará en las calles formando parte de las protestas contra un mercado que ya lo usó y lo desechó.

¿En verdad queremos que ese sea el modelo de educación para las generaciones presentes y futuras?

Frente a este panorama, salir del corset neoliberal requiere más que resistencia: necesita una articulación consciente desde las bases docentes, sindicales y comunitarias, que recupere el carácter público del sistema educativo y reivindique el rol del docente como intelectual crítico, no como mero “facilitador”.

La defensa y la lucha por la vigencia de la educación pública debe centrarse en fortalecer su financiamiento público, promover la igualdad como principio fundamental y rechazar cualquier intento de vaciamiento de contenidos o de deshumanización de las aulas.

La educación no es un producto ni un servicio; es un derecho y una herramienta para la emancipación social. Hoy, más que nunca, el imperativo de imaginar para transformar el sistema educativo no se resuelve adaptándose a los cambios propuestos y desarrollados para la perpetuación de la desigualdades sociales, la reducción al servilismo de la figura docente y de la performatividad económica de los estudiantes.

La profunda crisis en la que se hundió a la educación es a partir de la imposición del paradigma neoliberal como la única posibilidad de transformación, una falacia que encierra la desposesión del carácter público, la generación de subjetividades adaptables y flexibles para resolver la eficiencia en la optimización de ganancias de las minorías que traman nuestros destinos.

Un gran debate desde una perspectiva que priorice lo colectivo, lo humano y lo transformador en clave social se hace imprescindible, un congreso pedagógico donde la discusión se tome para que la producción del curriculum se discuta en los ámbitos pedagógicos específicos, entre quienes corresponda, lxs docentes revalorizando su dimensión intelectual y su praxis pedagógica.

La lucha es contra la violencia epistémica y la colonialidad del saber, justamente porque somos educadores es que tenemos el derecho a enfrentarnos con una política social y económica en la que estamos inmersos y sufrimos las consecuencias junto a lxs estudiantes, sus familias y sus entornos. Pues entonces, qué más tenemos que esperar.

Nota:

1 Henry Giroux. Los profesores como intelectuales, hacia una pedagogía del aprendizaje, Ediciones Paidos Ibérica, Barcelona, 1988

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-enajenacion-educativa-como-motor-de-la-desposesion/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-enajenacion-educativa-como-motor-de-la-desposesion/

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UNICEF: Al menos 23 niños y 9 trabajadores humanitarios habrían muerto en los campamentos de Al Fasher, Abu Shouk y Zamzam en Darfur del Norte, Sudán.

Al menos 23 niños y 9 trabajadores humanitarios habrían muerto en los campamentos de Al Fasher, Abu Shouk y Zamzam en Darfur del Norte, Sudán.

Declaración de la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell

NUEVA YORK/PUERTO SUDÁN/AMÁN, 12 de abril de 2025 – “Según informes, decenas de civiles, incluidos al menos 23 niños, y varios trabajadores humanitarios han muerto en Darfur del Norte en los últimos tres días.

La terrible violencia ha causado la muerte de 16 niños en Al Fasher, seis niños y nueve trabajadores humanitarios en un ataque al campamento de desplazados internos de Zamzam, y un niño en el campamento de Abu Shouk. En los últimos tres meses, más de 140 niños han muerto o han quedado mutilados solo en Al Fasher, lo que pone de relieve el incesante impacto de la guerra en curso sobre los niños en Sudán.

Estos actos de violencia atroces contra civiles, niños y trabajadores humanitarios deben cesar de inmediato. Los niños deben ser protegidos de esta violencia sin sentido, y los trabajadores humanitarios nunca deben ser blanco de ataques.

Insto a todas las partes a respetar y proteger a la población civil, incluidos los niños y los trabajadores humanitarios, de conformidad con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario. Todas las hostilidades en los campamentos de Zamzam y Abu Shouk deben cesar de inmediato para proteger a la población civil y permitir la entrega segura de la ayuda humanitaria.

El acceso al campamento de Zamzam continúa bloqueado. Grupos armados han atacado aldeas rurales, y la inseguridad ha hecho casi imposible la entrega de ayuda humanitaria y bienes comerciales.

Se estima que un millón de personas en la ciudad de Al Fasher y el campamento de Zamzam —la mitad de ellas niños— corren un alto riesgo si no llegan suministros adicionales urgentemente a estas zonas, donde la hambruna ya acecha a los niños. La limitada respuesta humanitaria que ha podido continuar en el campamento se ve amenazada por la continua escalada de violencia. Un acceso humanitario sostenido, rápido y sin trabas es la única manera de que la ayuda vital llegue a las familias, incluidos los niños, atrapadas en las zonas de conflicto y sus alrededores.

Estas graves violaciones son un duro recordatorio de las atrocidades cometidas contra civiles y niños en Darfur hace dos décadas. Debemos actuar ahora para evitar que la historia se repita. La inacción conlleva el riesgo de mayor sufrimiento y pérdidas.

“Las partes en conflicto tienen no solo la obligación jurídica, sino también el deber moral de proteger a los niños y facilitar de inmediato la entrega de la ayuda vital que tanto necesitan.”

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Notas para los editores:

Las violaciones graves contra los niños han aumentado en los estados de Darfur, en Sudán, desde principios de año, con más de 180 violaciones verificadas solo en Darfur del Norte y un aumento del 83 por ciento en las víctimas infantiles en Sudán en comparación con el primer trimestre de 2024.

Más de 400.000 personas han sido desplazadas dentro o desde las localidades de Al Fasher en el norte de Darfur desde abril de 2024, cuando comenzaron el asedio y los ataques a la ciudad de Al Fasher y al campamento de desplazados internos de Zamzam.

Cinco localidades del estado de Darfur del Norte sufren hambruna, y una sexta se encuentra en riesgo de sufrirla. Todas se encuentran entre las más afectadas por la violencia y las limitaciones de acceso. Se estima que 146.000 niños sufrirán desnutrición aguda grave, la forma más mortal de desnutrición, en 2025. Los niños con desnutrición grave tienen hasta 11 veces más probabilidades de morir que los niños bien nutridos.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/least-23-children-and-9-aid-workers-reportedly-killed-al-fasher-abu-shouk-and-zamzam

 

 

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Donald Trump y Panamá: ¿Volviendo a 1903?

Por Olmedo Beluche

Para la ideología imperialista yanqui, Estados Unidos es el equivalente moderno del Imperio romano, y cada presidente norteamericano debe presentarse, al igual que los césares antiguos, como conquistador de algún territorio y masacrador de algún pueblo “bárbaro”. Donald Trump no pretende quedarse atrás en este objetivo así que, desde su discurso de toma de posesión se fijó como meta la “conquista” de Panamá, el equivalente de la Galia de Julio César, en su imaginación.

 

Para hacer más magnificente su pretensión, trató de convencer al público estadounidense de que el pequeño istmo de Panamá y su canal había sido tomado por el maligno poder militar de su potencia rival, China. Sostuvo que los corruptos gobernantes panameños (esta parte es cierta), habían recibido de regalo el Canal de Panamá construido por ellos a cambio de un dólar (falso) y se había traspasado su manejo al imperio chino (parece un chiste, en Panamá la gente sonrió).

 

Como buen publicista, más que guerrero, Donald Trump necesitaba dar unos golpes de efecto que parecieran que lograba una gran victoria cuando en realidad se fijó un objetivo fácil. En vez de actuar como Julio César que tomó la Galia, Trump ha actuado como Calígula que simuló tomar Britania, pero se conformó con recoger conchas del mar de la costa francesa para presentarlas como evidencia de su triunfo.

 

Así que, a sabiendas de la corrupción, docilidad y cobardía del gobierno panameño, encabezado por José Raúl Mulino, presidente de la república panameña de cuestionable legitimidad, envió primero su avanzada con Marco Rubio, secretario de Estado, quien con solo mostrar sus dientes logró que el presidente panameño rompiera el acuerdo de la Ruta de la Seda con China, declarara la congelación de las relaciones con ese país, aceptara recibir migrantes expulsados de Estados Unidos e incluso una base militar en Darién.

 

Suavizado el terreno, Donald Trump envió la segunda semana de abril a Panamá a su centurión, Pete Hegseth, secretario de Defensa, quien con orgullo le ha llevado a Washington un Memorando de Entendimiento.

 

Este Memorando de Entendimiento le cede a los Estados Unidos tres bases militares en las riberas del Canal de Panamá, reviviendo sitios militares extintos en 1999, gracias a la lucha generacional del pueblo panameño, materializada en los Tratados Torrijos – Carter de 1977. Las bases militares cedidas por el gobierno de Mulino y su ministro de Seguridad Frank Ábrego son:

1. La base aérea de “Howard”, que había sido bautizada como “teniente Octavio Rodríguez”, héroe panameño asesinado por las tropas norteamericanas durante la invasión del 20 de Diciembre de 1989, lo cual es una ofensa para la memoria de los caídos en aquella agresión del ejército norteamericano a Panamá en la que fueron asesinadas más de 500 personas según datos oficiales.

2. La base naval de “Rodman”, rebautizada como “Vasco Núñez de Balboa” y “capitán Noel A. Rodríguez”, ubicada en el sector oeste de la entrada del canal, justo enfrente del puerto de Balboa, administrado (hasta ahora) por la empresa china Panamá Ports.

3. La base aeronaval “Sherman”, que había sido rebautizada como “Cristóbal Colón”, en la que se les cedió aeropuerto, puerto y un polígono de tiro, ubicada en el sector oeste del lado caribeño del canal, frente a la ciudad de Colón y el puerto de Cristóbal (también administrado por empresa china, Panamá Ports).

4. Adicionalmente, mediante una Declaración Conjunta (cuyo texto aún no se ha hecho público), firmado por el ministro del canal, José Icaza, y Hegseth, Trump logró el paso gratuito de embarcaciones de la armada de los Estados Unidos por el Canal de Panamá, a un “costo neutro” para Panamá (lo que nadie sabe qué significa).

5. Un regalo adicional para Trump fue la auditoría realizada por la Contraloría General de la República de Panamá al contrato con la empresa china Hutchinson, administradora de los puertos de Balboa y Cristóbal, hecha pública el día de la llegada de Pete Hegseth, por la cual se evidencian abusos económicos contra Panamá (como los que cometen los otros puertos y empresas transnacionales que operan aquí), y que podría llevar a la anulación de dicha concesión.

 

Mulino y sus ministros creen engañar al pueblo panameño diciendo que el Memorando habla de respeto a la “soberanía” panameña y no menciona el concepto “base militar”. Pero una base militar es una base militar si, como dice el acápite 1 del Memorando: “… el personal de EE UU y los contratistas de los EE UU, …, podrán utilizar ubicaciones autorizadas, las instalaciones y áreas designadas para impartir entrenamiento, realizar actividades humanitarias, llevar a cabo ejercicios, visitas, almacenar o instalar propiedad de los EE UU, y cualesquiera actividades de otro tipo, conforme lo establezcan mutuamente los Participantes”. Todo sin costo alguno para Estados Unidos (acápite 5).

 

El acápite 2, habla de profundizar “relación en materia de seguridad” para “hacer frente a los desafíos de seguridad compartidos”, sin definir cuáles, pero que reiteradamente en sus declaraciones Hegseth afirmó que era China.

 

Y, aunque el acápite 6 afirma que la seguridad primaria en esas áreas le corresponde a Panamá, el acápite 7 que se designarán “ciertas secciones de las instalaciones y áreas designadas para el uso destinado al personal de EE UU” a las que la seguridad panameña sólo entrará con “notificación previa”.

 

El acápite 11 del memorando dice que el personal y “la propiedad” de EE UU “incluidos vehículos, embarcaciones y aeronaves han de permanecer bajo control de los EE UU”, …, “incluyendo los concernientes a desechos generados por un incidente o accidente…”.

 

Cabe resaltar que, en su encabezado, el Memorando alude como fundamento de derecho al Intercambio de Notas, denominado “Acuerdo entre el Gobierno de la República de Panamá y el Gobierno de los Estados Unidos de América concerniente a la condición del personal de los Estados Unidos que podría estar presente temporalmente en Panamá”, firmado el 15 y 20 de septiembre de 2022; y al “Acuerdo de adquisición y prestación recíproca de servicios (US-PA-01) entre el Ministerio de Seguridad Pública de la República de Panamá y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América”, hecho el 28 de junio de 2019 (el ACSA).

 

Lo cual demuestra que la traición a los Mártires del 9 de Enero de 1964, que lucharon bajo la consigna “Bases No”, ya había iniciado con los gobiernos de Juan Carlos Varela (Panameñista) y de Laurentino Cortizo (PRD), y que esta política de retorno de la presencia militar norteamericana en el canal empezó a ser ejecutada por el gobierno demócrata de Joseph Biden, y no es exclusiva de Donald Trump.

 

Trump se anota una primera aparente victoria fácil, con la ayuda de un gobierno cipayo y genuflexo como el de Mulino. Así Donald Trump cree emular al presidente William McKinley, al que aludió en su discurso de toma de posesión el 20 de enero pasado. McKinley fue el que declaró la guerra contra España, en 1898, arrebatándole sus últimas colonias, Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, pasándolas a control norteamericano para convertir a ese país en potencia extracontinental.

 

Lo cual puso a Panamá como objetivo del que tomar control por parte de Estados Unidos, para construir un canal que permitiera a su armada naval “defender” sus intereses imperialistas en ambos océanos. Pero McKinley fue asesinado, por lo que le correspondió a su sucesor, Teodoro Roosevelt, completar el expansionismo imperialista en el Istmo de Panamá.

 

Muchos panameños y panameñas ignoran que Roosevelt forzó la separación de Panamá de Colombia, el 3 de noviembre de 1903, con una invasión militar de más de 10 acorazado y miles de soldados, para imponer el Tratado Hay Bunau Varilla. Y luego se jactó diciendo “I took Panama”.

 

Por lo pronto, Donald Trump hace gala de su pequeña victoria, pero el pueblo panameño empieza a tomar conciencia de la traición que acaba de consumar Mulino. Inicia la movilización en defensa de la soberanía nacional, pisoteada por el imperialismo yanqui y los vendepatria criollos, en la que nuestro pueblo encontrará inspiración en las generaciones que nos precedieron, como los Mártires de Enero de 1964, quienes hicieron frente a las balas yaquis, al grito de ¡BASES NO!

Panamá, 12 de abril de 2025.

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Cómo funcionan las campañas de desinformación de género

 

¿Cuál es el papel de los medios de comunicación al darle credibilidad y plataforma a las campañas de desinformación sobre temas de género? ¿Por qué estamos viendo un declive constante en la calidad de sus contenidos? ¿Cuál es el poder que tenemos para confrontarlos?

Comencemos nombrando las violencias que se entrelazaron en los Juegos Olímpicos alrededor de la cobertura de Imane Khelif. La malgenerización de la boxeadora argelina, el acoso y hostigamiento digital se construyó sobre un discurso transfóbico que está costando vidas en todo el mundo. No fue una “polémica”. Fue una campaña violenta que, como reportó Volcánicas, que comenzó con cuentas de la ultraderecha italiana para justificar una posible derrota de la competidora italiana, Angela Carini.

Cuestionar el género de deportistas racializadas ha sido una constante en competiciones de alto nivel, especialmente cuando su talento empieza a ser evidente. Las reglas binaristas en los deportes profesionales no están construidas desde datos científicos irrefutables, sino a partir de constructos sociales. Constantemente se están modificando para limitar quién sí (pero especialmente quién no) es una mujer, como se profundiza en esta pieza de Malvestida.

¿Cuál es el papel de los medios de comunicación al darle credibilidad y plataforma a estas campañas de odio? ¿Por qué estamos viendo un declive constante en la calidad de sus contenidos? Y, más importante, ¿cuál es el poder que tenemos –como audiencias y miembrxs de estas comunidades vulneradas– para confrontarlos?

Desinformación, propaganda y redes sociales

No es lo mismo construir una narrativa falsa que retomarla sin cuestionamiento. Pero es importante entender las diferencias entre ambos procesos para comprender en profundidad qué ocurrió y cómo evitar que se repita.

En la crítica de medios angloparlante se utilizan diferentes términos para estos dos procesos: disinformation se refiere a la creación o manipulación de narrativas falsas con una intención política o social clara. Misinformation es la replicación de estas narrativas sin la intención explícita de la primera.

Las campañas de desinformación exitosas son compartidas por usuarixs y replicadas por medios de comunicación, generando una segunda ola de impacto con misinformación que, al mismo tiempo, enturbia el origen real y refuerza el objetivo primario de la desinformación. Esto fue lo que vimos la semana pasada tras la victoria de Khelif sobre Carini.

Falso: Imane Khelif no es una mujer trans.

Hace un año, la cobertura transfóbica alrededor de Khelif se quedó en México. La retomaron medios de la región enfocados, principalmente, a la agregación de contenido. Tanto lo que pasó en 2023 como lo que vimos en los Juegos Olímpicos no podría explicarse sin entender los cambios que han ocurrido al interior de los medios de comunicación y cómo la mayoría han abandonado cualquier resquicio de responsabilidad social y ética periodística por las necesidades de las plataformas digitales que los distribuyen.

Ragebait: cómo normalizar el odio

El ragebait es un heredero directo del clickbait: estrategias editoriales para atraer la atención de lxs usuarixs de redes sociales y buscadores. Se trata de que den click en un enlace o interactúen con la publicación. A diferencia del clickbait, que por lo general es una promesa incumplida dentro de la nota, el ragebait explota los prejuicios y discriminaciones sistémicas de una audiencia para incentivar la interacción.

Para que el ragebait funcione y sea una estrategia efectiva necesita de “temas polarizantes”. Es decir, avances políticos y sociales que se han logrado con décadas de lucha (invisibilizada y criminalizada por los mismos medios) y que han ganado mayor visibilidad, lo que dispara, al mismo tiempo, una reacción de grupos conservadores. Migración, defensa del territorio, feminismo, medio ambiente y la mera existencia de las personas LGBT+ en el espacio público son temas que frecuentemente se explotan para este tipo de contenidos presentados con la pregunta en apariencia inocente a las audiencias de redes sociales: “¿y tú qué opinas?”. 

Para el público que no está familiarizado con los discursos de odio y las agendas políticas e ideológicas de los grupos de derecha en redes sociales, ver una nota que, sin ningún contexto, acusa que “un hombre” está compitiendo en los Juegos Olímpicos contra mujeres dispara una reacción de enojo: está ocurriendo algo injusto y hay que “hacer ruido”.

En este sentido, los grupos antiderechos desarrollan una relación simbiótica con este tipo de medios. Diversas personalidades digitales han cobrado relevancia como “periodistas” o “analistas” por publicar desinformación cada vez más extrema –copiando al pie de la letra las “guerras culturales” de Estados Unidos y Europa–, mientras que los medios convierten esas publicaciones en misinformation que apuesta por un crecimiento en audiencias e interacciones.

Cómo los medios se convirtieron en máquinas de desinformación

El “error” que cometieron decenas de medios mexicanos por segunda vez contra Imane Khelif es una falla sistémica que puede volver a ocurrir: la exigencia de las plataformas digitales para generar “contenido” ha generado una larga serie de problemas en toda la cadena editorial de la gran mayoría de los medios de comunicación.

El contexto es fértil: cada vez menos medios y equipos editoriales apuestan por construir periodismo de calidad. En el proceso de aceptar las promesas vacías de las plataformas digitales, han hecho inversiones millonarias que sólo se pueden sostener con personal mal pago y precarizado. Estas mismas limitantes alrededor del trabajo periodístico han moldeado las líneas editoriales de la gran mayoría de los medios: para muchos la única decisión editorial correcta es la que mejora los números de audiencia.

Esos cambios no han ocurrido en el vacío: son parte de una serie de “modelos de negocio” ejecutados por direcciones y dueños que han priorizado una y otra vez la lógica empresarial por sobre la ética periodística y la responsabilidad social que, supuestamente, sostienen los medios de comunicación. Cuando no son los mismos dueños, son consultoras digitales que dominan el mercado y asesoran a más del 60% de las redacciones locales, regionales y nacionales con las mismas estrategias, los mismos consejos anti-periodísticos y la misma insistencia de precarizar el trabajo en medios. La exigencia de mejores medios tiene que tomar en cuenta, también, las condiciones violencia laboral, precarización económica y nula posibilidad de crecimiento y creatividad al interior de sus redacciones.

Responsabilidad, regulación, recuperación: cómo despejar el camino

En medio de una creciente avanzada de la ultraderecha en todos los rincones del mundo, la urgencia de medios críticos no podría ser mayor, pero estamos confirmando una y otra y otra vez cómo los medios que tenemos actualmente no están a la altura del momento.

Sin embargo, sí tenemos a periodistas en todos los rincones del mundo haciendo investigaciones, confrontando al poder y cuestionando su trabajo todos los días: el gran periodismo lo hacen los periodistas, pero algunos medios lo están entorpeciendo.

¿Cómo confrontamos y recuperamos los medios? Apostando por el periodismo independiente y generando presión –sí, incluso en redes sociales– cuando ocurren pifias como la del 1 de agosto. Y exigiendo, también, regulación efectiva que dé a las audiencias las herramientas que ya existen para los medios públicos (defensoría de las audiencias, entre otras) y que los medios privados cumplan con la regulación de forma transparente.

Creo firmemente en la potencia de las voces silenciadas e ignoradas, en el poder que tenemos los grupos históricamente vulnerados de construir las historias que siempre nos hemos contado, porque nos han enseñado a sobrevivir y luchar. Creo en la potencialidad de nuestra lucha que todos los días ha demostrado que, como Imane, no tiene que apegarse a las condiciones que le exige el sistema, para ganar y hacerse valer.

Fuente de la información e imagen: https://agenciapresentes.org

 

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La educación antirracista no es opcional, es imprescindible

Cuestionarnos a nosotras mismas y debatir sobre las herramientas que tenemos para identificar y abordar los comentarios o comportamientos racistas, incluso si son sutiles o aparentemente inocentes, resulta fundamental

Cada mañana, muchos jóvenes migrantes suben al tren para ir a la escuela o al trabajo. Algunos de ellos cuentan que la gente los mira con desconfianza, que cambian de asiento cuando se sientan cerca o que los vigilan como si fueran un peligro. Este tipo de racismo cotidiano, a menudo silenciado, es una realidad que afecta al bienestar y la autoestima de muchas jóvenes. Al mismo tiempo, no solo se da en los espacios públicos, sino también en los más cercanos, como en los entornos educativos. Ante esta situación, ¿qué acciones pueden emprender los equipos educativos para combatir el racismo? ¿Cómo podemos erradicar el racismo en los centros educativos y ofrecer apoyo a las personas que lo sufren?

La urgencia y el racismo: una lucha desigual

Muchos jóvenes migrantes tienen necesidades inmediatas: regularizar su situación, encontrar trabajo, evitar quedarse en la calle, entre otras. En este contexto de urgencia, el racismo podría quedar en un segundo plano. Para evitarlo, debemos preguntarnos: ¿Estamos contribuyendo a reducir las desigualdades y a crear una sociedad intercultural? ¿Trabajamos desde una perspectiva realmente antirracista? ¿Proporcionamos herramientas para entender y afrontar estas situaciones?

El papel de la educación: herramientas para actuar y transformar

Crear espacios seguros y acogedores es esencial, pero no suficiente. La educación también debe dotar de recursos prácticos para entender y combatir el racismo. En el contexto actual, en el que los discursos de odio contra personas migrantes y racializadas han aumentado de manera alarmante, no basta con decir “esto no debería pasar”. Hay que establecer mecanismos concretos para detectar actitudes, creencias y estereotipos (conscientes e inconscientes) y transformarlos.

Antes que nada, es necesario que como educadoras nos cuestionemos nuestras propias intervenciones y el racismo interiorizado para, por un lado, no normalizar situaciones discriminatorias y, por otro, poder enseñar cómo responder, cómo defender derechos y cómo gestionar emocionalmente estas situaciones. En un momento en que las personas migrantes y racializadas son presentadas como una amenaza en un 26% de los discursos de odio (OBERAXE, 2024), nuestro papel es clave para desmontar estas narrativas y ofrecer estrategias para enfrentarlas.

Cuestionarnos a nosotras mismas y debatir sobre las herramientas que tenemos para identificar y abordar los comentarios o comportamientos racistas, incluso si son sutiles o aparentemente inocentes, resulta fundamental. Ante la normalización del racismo y su creciente presencia, la educación debe proporcionar no solo conciencia, sino también herramientas efectivas para intervenir, transformar nuestra mirada y actuar ante estas situaciones.

Preguntas para cuestionarnos las actitudes racistas como educadoras

En la práctica educativa es esencial encontrar maneras de poder cuestionarnos las intervenciones desde un punto de vista intercultural, así como establecer espacios de reflexión y retroalimentación para transformar y combatir los discursos de odio. Algunas de las preguntas que podemos hacernos son:

  • ¿Tengo una mirada antirracista transversal en todas las intervenciones que realizo?
  • ¿Hago un uso cuidadoso y antirracista del lenguaje?
  • ¿Tengo algún prejuicio, creencia o estereotipo interiorizado hacia los colectivos con los que trabajo?
  • ¿Tengo herramientas para intervenir cuando detecto actitudes o comportamientos racistas en compañeros y compañeras de trabajo?
  • ¿Las herramientas que utilizo son efectivas y contribuyen a reducir el racismo y a una transformación real?
  • ¿Cómo reacciono ante comentarios o actitudes racistas dentro del aula?
  • ¿El alumnado se siente en un espacio libre de discriminación?
  • ¿Estoy creando un espacio seguro para que el alumnado pueda hablar sobre sus experiencias de discriminación?
  • ¿Soy capaz de aceptar críticas y estoy abierta a escuchar las opiniones del alumnado y de otras personas del equipo?
  • ¿Asumo responsabilidad si se me señala una actitud racista?
  • ¿Cambio mis intervenciones y actitudes cuando detecto que pueden ser perjudiciales para algún colectivo minoritario?
  • ¿La dinámica y la distribución de los espacios permiten la creación de vínculos interculturales?
  • ¿Se da visibilidad e importancia a todas las culturas y orígenes presentes en el grupo?
  • ¿Me he aproximado e informado lo suficiente sobre todas las culturas y orígenes presentes en el grupo?
  • ¿Los contenidos con los que trabajo tienen una perspectiva intercultural?

Estrategias para combatir el racismo en el aula

  • Conversaciones guiadas: No esperar a que el tema surja a raíz de un caso concreto, sino generar espacios donde puedan compartir experiencias y estrategias de resistencia, así como trabajar la asunción de responsabilidad y la gestión de este tipo de situaciones.
  • Aprender desde la experiencia: Hablar de racismo no desde una perspectiva teórica, sino desde situaciones reales vividas. Hablar de cómo actuar ante la discriminación en el transporte público, el trabajo o el alquiler de una vivienda, por ejemplo.
  • Referentes cercanos: Presentar personas racializadas en diferentes ámbitos profesionales para visibilizar diferentes caminos posibles, así como dar a conocer y acercarnos a colectivos e iniciativas comunitarias transformadoras.
  • Educación emocional: Generar espacios de gestión emocional y cuidado ante la violencia racista. Informar que como comunidad tenemos parte de responsabilidad y enseñar, también, que no siempre es necesario enfrentarse directamente, que cuidarse también es resistir.

Una educación que se prepare para la realidad

La comunidad educativa no puede eliminar el racismo estructural, pero sí es un agente clave de cambio. Es necesario comprometerse a combatirlo desde las aulas: generar espacios libres de racismo y transmitir esta importancia a las personas que acompañamos, preparándolas para detectarlo, afrontarlo y combatirlo. El objetivo no es cargarles con una lucha más, sino dotarles de herramientas para que no se sientan solas ante esta realidad. Conectar educación y antirracismo no es un lujo, es nuestra responsabilidad.

Fuente de la información e imagen:  https://eldiariodelaeducacion.com

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Milei suma derrotas, pérdida de credibilidad y también de respaldo

Por: Aram Aharonian

Enumerar los reveses del libertario presidente argentino Javier Milei puede dar una idea de la situación compleja en la que se encuentra su gobierno y su proyecto político, y la velocidad que en la confusión inicial le permitía “dominar la agenda” pasando de tema en tema: hoy suma una rápida acumulación de derrotas y un caída acelerada de su popularidad y respaldo.

El lunes negro mundial tambaleó la economía argentina. Los dólares paralelos se dispararon y estiraron la brecha con el oficial al 25%. El riesgo país se acercó a los 1000 puntos y cayeron hasta un 16% las acciones argentinas. El Banco Central perdió reservas y se ubicaron por debajo de los 25.000 millones de dólares.

La baja de los precios internacionales suma complicaciones a la entrada de dólares mientras se sigue retrasando el préstamo del Fondo Monetario Internacional. Ante tanto entreguismo de Milei se puede combatir la catástrofe, pero son necesarias medidas soberanas de urgencia, dice la oposición.

Uno de los pilares de los que pendía su popularidad era que su gobierno lograba sostener la ilusión de que la situación económica en el futuro sería mejor. Hoy, la mayoría de la población tiene una visión pesimista y percibe que era sólo un espejismo: una porción abrumadora dice que tiene problemas para llegar a fin de mes y la principal preocupación es la pérdida de poder adquisitivo del salario.

Hay un cambio en la opinión pública: la pérdida de credibilidad fue empujada por la cirptoestafa, pero la situación económica está socavando el respaldo al gobierno. las premisas de que Milei resolvía la inflación de un mazazo y de que era especialista en crecimiento con o sin dinero son desmentidas por el devenir de la situación económica. “Si no hay un cambio en los próximos meses, la tendencia declinante va a empeorar”, explicó Santiago Giorgietta, director de la Consultora Proyección.

Hace dos meses y medio, el 23 de enero, pronunció en el Foro Económico de Davos un discurso homofóbico y reaccionario, que generó una amplia movilización callejera en su contra y un extendido rechazo de la mayoría de la sociedad.

A mediados de febrero estalló el escándalo de la estafa de la criptomoneda $Libra- promovida desde sus redes sociales-, que se expandió por el mundo, mientras se anuncian consecuencias judiciales. Luego se dedicó cada miércoles a reprimir las marchas de los jubilados, a los que se sumaron hinchas de equipo de fútbol.

El 8 de abril la Cámara de Diputados aprobó la creación de una comisión investigadora sobre la promoción que el presidente Javier Milei hizo de la criptomoneda Libra y que generó una estafa a miles de inversores de todo el mundo. Sin duda, un duro golpe al gobierno y a la credibilidad de Milei.

En la previa del paro general convocado para el jueves 10, la Confederación General del Trabajo (CGT) difundió un duro comunicado en el que detalló, uno por uno, los motivos de la medida de fuerza contra el gobierno de Javier Milei y convocó a trabajadores, estudiantes, desocupados, comerciantes, productores, industriales, empresarios y profesionales a sumarse a la jornada de protesta.

La central obrera señaló que Argentina «es un ejemplo burdo de un fanatismo individualista y de una idea de libertad vacía, donde impera el sálvese quien pueda».

«Estamos frente a un gobierno que muestra insensibilidad frente a los problemas de la gente. Ejecuta actos de represión salvaje e injustificada, viola permanentemente los acuerdos institucionales, desfinancia la educación y la salud, abandona la obra pública, manifiesta desprecio por las minorías, ajusta a los jubilados e impone límites a la negociación colectiva», añadió la CGT.

Pero el gobierno de Milei no solo entraba en una profunda crisis económica, de la mano de un modelo que sostiene artificialmente un precio congelado del dólar (y de paso quemaba tres mil millones de dólares de las reservas en divisas del Banco Central), sino que sumaba derrotas en lo que él denominó la batalla cultural.

Y el 24 de marzo, aniversario del golpe cívico-militar de 1976, con las calles céntricas colmadas, lanzaba un discurso negacionista desde el Estado, que coronó el 2 de abril, aniversario de la gesta de Malvinas, con un discurso de respaldo a la autonomía de los kelpers (británicos) que ocupan las islas.

Toda esta dinámica fue acompañada por una caída de la imagen de Milei y su gobierno, con sondeos que demuestran que la visión negativa supera a la positiva y revelan la formación de mayorías nítidas alrededor de temas como la responsabilidad clara de Milei en el caso $Libra; contra la política del gobierno hacia los jubilados; mayorías a favor de la memoria, verdad y justicia con el tema dictadura, contra el negacionismo del gobierno.

En este marco se produjo la derrota política más importante de Milei en lo que va de su administración y fue en el Senado: el rechazo de los pliegos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema de Justicia. Aquellos legisladores que votaban junto a La Libertad Avanza de Milei, hoy perciben la debilidad política y el laberinto en el que se encuentra el gobierno.

Como si los problemas internos no le bastaran, a Milei le explotó en las narices la bomba de neutrones que lanzó Donald Trump sobre la economía mundial con la guerra de aranceles prácticamente contra todo el mundo. Ya hubo derrumbes en las bolsas y esto incluyó, obviamente a la Argentina y se derrumbaron tanto el precio del petróleo como el de la soja.

Aun cuando las medidas concretas no se podían adivinar (aunque Trump las había anunciado); sí se podía prever la dinámica, la de un mundo que se cierra sobre sí mismo, exactamente contraria a la hoja de ruta y a la ideología que recita Milei. Por lo tanto, “teorizar” la fortaleza de Milei olvidando la dinámica internacional, pecaba de un exceso de provincianismo.

Esta negra realidad aceleró el pedido desesperado de dólares al Fondo Monetario Internacional. que sigue sin decidir cuál será el desembolso inicial.  Milei asistió a un evento en Mar-a-Lago, la residencia de Donald Trump en Florida, pero volvió con las manos vacías, sin foto, sin video y sumido en un ataque de nervios.

“Hay algo que se vive como una revancha”, sostiene el escritor Martín Kohan, quien intenta comprender “la exhibición gozosa de la crueldad”. Porque en la era Milei no solo hay despidos, sino que estos son celebrados por los funcionarios de su gobierno. “Veo un cierto regodeo, una exhibición gozosa de la crueldad. Ufanarse de la crueldad. Convocar a la celebración del daño. Ahí sí veo que hay una modulación más propia de este tiempo”, reflexiona.

Milei es víctima de la aceleración que él mismo imprimió en la política. Pareciera una característica de las ultraderechas: lo mismo -con otra envergadura, claro- es lo que está haciendo Trump.  Hoy, todo el plan Milei está en franco derrumbe y aquel Milei arrebatador pareciera que empeñó la motosierra.

¿Qué espera la sociedad argentina para reaccionar? La pregunta sobrevuela cualquier debate en torno a unas políticas ultraliberales que se vienen implementando a una velocidad inusitada y con enormes dosis de crueldad, señala Cecilia Valdez.

Todo indica que el de Milei es un gobierno que descansa en el relato y el hastío de una sociedad que necesita creer. Milei y los libertarios anunciaron que venían por todo y están cumpliendo con creces.

El problema es que dijeron que el precio del plan de ajuste lo iba a pagar la casta  (¿los sectores privilegiados?), pero es más que evidente que el sacrificio lo está haciendo -obligado y en solitario- la mayor parte de una población empobrecida, desempleada, que no avizora ningún futuro promisorio, y que ya muestra signos de agotamiento.

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