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España: La formación en creatividad y liderazgo cultural, pilares del acuerdo suscrito entre la OEI y la Fundación Ortega y Gasset – Gregorio Marañón (FOM)

La formación en creatividad y liderazgo cultural, pilares del acuerdo suscrito entre la OEI y la Fundación Ortega y Gasset – Gregorio Marañón (FOM)

Además de la formación en estos aspectos, el acuerdo también establece como prioridad la capacitación de gestores culturales y profesionales del ecosistema cultural iberoamericano sobre las nuevas tendencias y necesidades de la gestión cultural en la región.

En un acto realizado esta mañana en su sede de Madrid, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ha firmado un convenio marco de colaboración con la Fundación Ortega y Gasset – Gregorio Marañón (FOM) con el objetivo de, entre otras actividades, poner en marcha el “Programa Formativo en creatividad y liderazgo cultural”. El programa se desarrollará en conjunto con el Laboratorio de Creatividad y Liderazgo Cultural, perteneciente a esta fundación. Asimismo, el acuerdo fija como eje central fortalecer la innovación en el sector cultural de la región a partir de la capacitación de los actores culturales iberoamericanos en ámbitos como la transformación de oportunidades e ideas en valores culturales tangibles e intangibles para la comunidad. 

Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, y Lucía Sala Silveira, directora general de la FOM, han formalizado este acuerdo que entrará a formar parte de las iniciativas que lleva adelante la OEI para fomentar el potencial de desarrollo socioeconómico que proporciona la cultura y las industrias culturales en Iberoamérica. Han participado también Natalia Armijos, directora general de Cultura de la OEI; Ana Capilla, directora de Educación Superior y Ciencia y Aránzazu Álvarez, responsable del área de Industrias Creativas y Culturales de la organización, así como Joan Álvarez, director del Laboratorio de Creatividad y Liderazgo de la FOM y Cristina Poole, directora de Relaciones Institucionales y Comunicación de la fundación.  

En ese sentido, es importante destacar que el actual Programa Presupuesto (2021-2022) de la OEI establece como línea estratégica el fomento a las industrias creativas y culturales dentro de su área de trabajo de cultura, siendo esta línea una de las apuestas significativas de la organización para el cumplimiento de la Agenda 2030 en Iberoamérica desde un enfoque cultural. 

Con la suscripción de este acuerdo, la OEI contará con un aliado estratégico para la consecución de este objetivo como lo es la Fundación Ortega y Gasset – Gregorio Marañón, institución afincada en España y cuya labor se dirige a la promoción cultural, la formación, el debate y la investigación en el ámbito de las Ciencias Sociales y Humanidades. La fundación desarrolla actividades muy variadas que van desde la formación de posgrado, hasta la enseñanza universitaria para estudiantes internacionales, la investigación aplicada, consultorías y ejecución de proyectos de cooperación para el desarrollo.  

Fuente de la Información: https://oei.int/oficinas/secretaria-general/noticias/la-formacion-en-creatividad-y-liderazgo-cultural-pilares-del-acuerdo-suscrito-entre-la-oei-y-la-fundacion-ortega-y-gasset-gregorio-maranon

 

 

 

 

 

 

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México, Brasil, Perú, Uruguay y Chile inscriben sitios en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO

México, Brasil, Perú, Uruguay y Chile inscriben sitios en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO

27 Julio 2021

El comité encargado de elaborar la Lista añade trece sitios culturales de América Latina, África, Asia, Europa y la región árabe.

El Comité del Patrimonio Mundial celebra su 44ª reunión para examinar las candidaturas de inscripción de los años 2020 y 2021. Durante este cónclave virtual y presidido desde Fuszhou, China, el ente inscribió este martes trece sitios culturales en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Las inscripciones de hoy se localizan en América Latina, África, Asia, Europa y la región árabe e incluyen, entre otros sitios, a la ciudad harapea de Dholavira, en India; el paisaje cultural de Hawraman/Uramanat, en Irán; los sitios prehistóricos jomon en el norte de Japón; y el paisaje minero de Roșia Montană, de Rumania, que ingresó simultáneamente a la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro.

Los sitios latinoamericanos fueron el Roberto Burle Marx, en Brasil; el conjunto franciscano del monasterio y la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala, en México; el complejo arqueoastronómico Chankillo, de Perú; la iglesia de Atlántida, en Uruguay; y el asentamiento y momificación artificial de la cultura chinchorro en la región de Arica y Parinacota, de Chile.

Monasterio en pie

El conjunto franciscano del monasterio y la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de TlaxcalaMéxico, es una extensión del sitio “Primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl”, inscrito en 1994.

La nueva inscripción forma parte del primer programa de construcción iniciado en 1524 para la evangelización y colonización de los territorios del norte de México y es uno de los tres monasterios que se mantienen en pie entre los primeros establecidos por frailes.

El conjunto de edificios de Tlaxcala fue hecho integrando elementos locales para crear espacios entre los que destacan los atrios amplios. El edificio tiene una torre exenta y un artesonado de madera estilo mudéjar que no se encuentran en los otros monasterios. La extensión del sitio ya inscrito contribuye a una mejor comprensión del desarrollo de un nuevo modelo arquitectónico que influyó tanto en el desarrollo urbano como en los edificios monásticos hasta el siglo XVIII.

Sítio Roberto Burle Marx, Brasil.

Obra de arte viviente

El sitio Roberto Burle Marxubicado al oeste de Río de Janeiro, es un proyecto del artista y arquitecto paisajista del mismo nombre, quien intentó hacer una “obra de arte viviente” y un laboratorio del paisaje” recurriendo a la vegetación nativa e inspirándose en las ideas del movimiento modernista. La elaboración empezó en 1949 y duró más de 40 años.

Burle Marx vivió de 1909 a 1994 y su influencia sigue siendo notable en la creación de muchos jardines modernos en todo el mundo.

El jardín de Burle Marx tiene formas sinuosas y plantaciones masivas exuberantes de especies botánicas tropicales. Su particularidad consiste en la disposición arquitectónica de la vegetación y en la incorporación de elementos artísticos propios del folclore popular.

El Burle Marx es el primer jardín tropical moderno que se inscribe en la Lista del Patrimonio Mundial.

Vista aérea del Templo Fortificado del complejo arqueoastronómico Chankillo, en Perú.

Calendario solar preciso

El complejo arqueoastronómico Chankillo se encuentra en el Valle de Casma, al norte de la costa central de Perú.

Es un sitio arqueológico del periodo 500-200 A.C. compuesto por un conjunto de construcciones edificadas en un paisaje desértico combinado con factores naturales que funcionan como un calendario solar perfecto.

El sitio comprende el Templo Fortificado, el Observatorio y el Espacio Público Ceremonial, las Trece Torres de forma cúbica y el Cerro Mucho Malo. Los expertos creen que el templo estaba dedicado al culto del sol y que la presencia de un lugar de observación permitía determinar los puntos de salida y ocaso del sol en el horizonte a lo largo del año.

Frente de la fachada de la Iglesia de Atlántida, en Uruguay.

Ladrillo a la vista

La iglesia de Atlántida, obra del ingeniero Eladio Dieste, se localiza a 45 km de Montevideo, Uruguay, en Estación Atlántida.

Es un conjunto modernista inspirado en la arquitectura religiosa paleocristiana y medieval italiana que usó el ladrillo a la vista y reforzado de una forma novedosa.

La iglesia, inaugurada en 1960, fue construida en una planta rectangular de una nave y tiene muros ondulados que soportan una cubierta también ondulada compuesta por una secuencia de bóvedas gaussianas de ladrillo reforzado.

El campanario cilíndrico está construido en mampostería calada de ladrillo vista y se eleva desde el piso a la derecha de la fachada principal de la iglesia, mientras que el baptisterio subterráneo está en el lado izquierdo del atrio, accesible desde una entrada prismática triangular e iluminada a través de un óculo central. La iglesia encarna la búsqueda de la igualdad social con un sobrio uso de los recursos.

Escultura "Momia guardiana", del asentamiento y momificación artificial de la cultura chinchorro, en Chile.

Las momias más antiguas

El asentamiento y momificación artificial de la cultura chinchorro en la región de Arica y Parinacota de Chile es un sitio con tres componentes, dos de ellos en la ciudad de Arica: el Faldeo Norte del Morro de Arica y Colón 10. El tercero es la Desembocadura de Camarones, unos 100 km más al sur.

En conjunto, brindan testimonio de una cultura de cazadores-recolectores marinos que residieron en la árida y hostil costa norte del desierto de Atacama, en el extremo norte de Chile del 5450 al 890 a.C. El sitio presenta la evidencia arqueológica más antigua conocida de la momificación artificial de cuerpos.

Con el tiempo, los chinchorro perfeccionaron complejas prácticas funerarias, por las que desmembraban y volvían a ensamblar sistemáticamente cuerpos de hombres, mujeres y niños de todo el espectro social para crear momias con cualidades materiales, escultóricas y estéticas que se cree que reflejaban el papel fundamental de los muertos en la sociedad chinchorro.

Fuente de la Información: https://news.un.org/es/story/2021/07/1494842

 

 

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Mundo: Uno de cada tres países no está tomando medidas para ayudar a los estudiantes a ponerse al día en el aprendizaje tras el cierre de las escuelas de COVID-19

Uno de cada tres países no está tomando medidas para ayudar a los estudiantes a ponerse al día en el aprendizaje tras el cierre de las escuelas de COVID-19

En la tercera encuesta sobre las respuestas nacionales en materia de educación al cierre de las escuelas por el virus Covid-19, el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) y la OCDE recabaron información de los funcionarios de los ministerios de Educación. La Encuesta se realizó en colaboración con UNICEF, el Banco Mundial y el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO, con el apoyo financiero de la Asociación Mundial para la Educación.

El nuevo informe documenta las respuestas educativas al COVID-19 en 142 países. En este sentido, uno de cada tres países en los que se cierran o se han cerrado escuelas todavía no está aplicando programas de recuperación tras el cierre de escuelas por la COVID-19.

Al mismo tiempo, solo un tercio de los países está adoptando medidas para medir las pérdidas de aprendizaje en los niveles primario y secundario inferior, sobre todo entre los países de ingresos altos.

En este sentido, Silvia Montoya, Directora del Instituto de Estadística de la UNESCO, mencionó que “medir la pérdida de aprendizaje es un primer paso fundamental para mitigar sus consecuencias. Es fundamental que los países inviertan en la evaluación de la magnitud de esas pérdidas para aplicar las medidas correctivas adecuadas”.

De igual forma, se citó en el estudio que menos de un tercio de los países de ingresos bajos y medios informaron de que todos los alumnos habían vuelto a la escuela de forma presencial, lo que aumenta el riesgo de pérdida de aprendizaje y de abandono escolar. Sin embargo, la mayoría de los países informaron de que utilizaban al menos una forma de divulgación para fomentar el regreso de los estudiantes a la escuela, incluyendo la participación de la comunidad, el seguimiento en la escuela, la modificación de los servicios de agua, saneamiento e higiene, los incentivos financieros y la revisión de las políticas de acceso.

Por lo anterior, el Director Mundial de Educación del Banco Mundial, Jaime Saavedra detalló que “La enseñanza de recuperación es vital para ayudar a los niños que han faltado a la escuela a retomar el camino y reducir las pérdidas de aprendizaje a largo plazo. Esto requiere un esfuerzo urgente para medir los niveles de aprendizaje de los estudiantes hoy en día y recopilar datos de buena calidad para informar sobre las prácticas en el aula, tal y como se prevé en el Pacto de Datos de Aprendizaje de UNICEF, la UNESCO y el Banco Mundial”.

El informe de la encuesta, documenta cómo los países están supervisando y mitigando las pérdidas de aprendizaje, abordando el reto de la reapertura de escuelas y desplegando estrategias de aprendizaje a distancia. En total, 142 países respondieron a la Encuesta, que cubre el periodo de febrero a mayo de 2021 y abarca la preprimaria, la primaria, el primer ciclo de secundaria y el segundo ciclo de secundaria.

Por su parte, Robert Jenkins, Jefe Mundial de Educación de UNICEF, comentó que “El aprendizaje a distancia ha sido un salvavidas para muchos niños de todo el mundo durante el cierre de las escuelas. Pero para los más vulnerables, incluso esto estaba fuera de su alcance. Es urgente que todos los niños vuelvan a las aulas ahora. Pero no podemos detenernos ahí; reabrir mejor significa poner en marcha programas de recuperación para ayudar a los estudiantes a volver a la normalidad, y garantizar que damos prioridad a las niñas y a los niños vulnerables en todos nuestros esfuerzos”.

Las principales conclusiones de la Encuesta se muestran en la página de internet de la UNESCO y se detallan a continuación:

  • Los países han respondido con una variedad de medidas para mitigar las posibles pérdidas de aprendizaje por el cierre de escuelas: alrededor del 40% de los países ampliaron el año académico y una proporción similar de países dio prioridad a ciertas áreas del plan de estudios. Sin embargo, más de la mitad de los países informaron de que no se han realizado ni se realizarán ajustes.
  • Muchos países mejoraron las normas de salud y seguridad en los centros de examen; aun así, el 28% de los países anularon los exámenes en el primer ciclo de secundaria y el 18% de los países lo hicieron en el segundo ciclo.
  • La revisión de las políticas de acceso fue poco frecuente, especialmente en el caso de las niñas, lo cual es preocupante, ya que las adolescentes son las que corren mayor riesgo de no volver a la escuela en los países de ingresos bajos y medios bajos.
  • Los países de ingresos bajos están retrasados en la aplicación de las medidas más básicas para garantizar el regreso a la escuela. Por ejemplo, solo menos del 10% declaró tener suficiente jabón, agua limpia, instalaciones de saneamiento e higiene y mascarillas, en comparación con el 96% de los países de ingresos altos.

De igual forma la Encuesta también arroja luz sobre el despliegue y la eficacia de la enseñanza a distancia y el apoyo conexo a más de un año de la pandemia. Los resultados muestran que:

  • La mayoría de los países adoptaron múltiples medidas para proporcionar aprendizaje a distancia: las emisiones de radio y televisión fueron más populares entre los países de bajos ingresos, mientras que los países de ingresos altos proporcionaron plataformas de aprendizaje en línea. Sin embargo, más de un tercio de los países de renta baja y media-baja informaron de que se había llegado a menos de la mitad de los alumnos de primaria.
  • Para garantizar la asimilación y el compromiso, es necesario aplicar estrategias de aprendizaje a distancia adaptadas al contexto, el compromiso de los padres, el apoyo de los profesores y la garantía de que las niñas y otros niños marginados no se queden atrás. También es necesario generar datos rigurosos sobre la eficacia de la enseñanza a distancia. Aunque el 73% de los países evaluaron la eficacia de al menos una estrategia de aprendizaje a distancia, todavía se necesitan mejores pruebas sobre la eficacia en los contextos más difíciles.

Por su parte, Andreas Schleicher, Director de Educación y Habilidades de la OCDE citó que “Hay una necesidad imperiosa de producir más y mejores pruebas sobre la efectividad del aprendizaje a distancia, particularmente en los contextos más difíciles, y de apoyar el desarrollo de políticas de aprendizaje digital”.

Es importante destacar que en 2020, las escuelas de todo el mundo estuvieron totalmente cerradas en los cuatro niveles educativos durante 79 días lectivos de media, lo que representa aproximadamente el 40% del total de días lectivos de media en los países de la OCDE y del G20. Las cifras oscilaron entre 53 días en los países de ingresos altos y 115 días en los países de ingresos medios-bajos.

 

La demanda de fondos está aumentando, en competencia con otros sectores, mientras que los ingresos de los gobiernos están disminuyendo. No obstante, el 49% de los países aumentó su presupuesto de educación en 2020 en relación con 2019, mientras que el 43% mantuvo su presupuesto constante. La financiación aumentará en 2021, ya que más del 60% de los países tienen previsto aumentar su presupuesto de educación en comparación con 2020.

 

Estos resultados refuerzan la importancia de la reapertura de las escuelas, de la enseñanza de recuperación y de sistemas de enseñanza a distancia más eficaces que puedan resistir mejor las crisis futuras y llegar a todos los estudiantes. Además, muestra que la medición de las pérdidas de aprendizaje debidas a la COVID-19 relacionadas con el cierre de escuelas es un esfuerzo crítico para la mayoría de los países y los socios de desarrollo, destacado por la reciente asociación de la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial en torno al Pacto de Datos de Aprendizaje.

 

La Encuesta está en consonancia con la Misión Recuperación de la Educación 2021, por la que el Banco Mundial, la UNESCO y el UNICEF se asocian para apoyar a los países en la adopción de todas las medidas posibles para planificar, priorizar y garantizar que todos los alumnos vuelvan a la escuela; que las escuelas tomen todas las medidas para reabrir de forma segura; que los alumnos reciban un aprendizaje correctivo eficaz y servicios integrales para ayudar a recuperar las pérdidas de aprendizaje y mejorar el bienestar general; y que sus profesores estén preparados y reciban apoyo para satisfacer sus necesidades de aprendizaje.

 

UNESCO (13 de julio de 2021) Uno de cada tres países no está tomando medidas para ayudar a los estudiantes a ponerse al día en el aprendizaje tras el cierre de las escuelas de COVID-19. Recuperado de https://es.unesco.org/news/cada-tres-paises-no-esta-tomando-medidas-ayudar-estudiantes-ponerse-al-dia-aprendizaje-cierre

Fuente de la Información: https://alternativaeducacion.com/?p=2813

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La venganza de los virus

Por: Raúl Zibechi

Uno de los problemas que aquejan al pensamiento crítico en este periodo de casos sistémicos, se relaciona con el tiempo y, de modo particular, con cierta fijación en las coyunturas y en los acontecimientos, o en el tiempo corto, según el historiador Fernand Braudel. Como si lo decisivo fuera el último discurso del candidato, la nueva ley aprobada o la genial iniciativa de algún dirigente.

Para el historiador, los acontecimiento son polvo, sucesos que se los lleva el viento y que no dejan más que vagos recuerdos; si los dejan. Braudel no desestimó ninguno de los tres tiempos que estudió, pero siempre se mostró fascinado por la larga duración, el tiempo largo, el de las estructuras y las continuidades, al que llegó a definir como el tiempo de los sabios.

De algún modo, es el tiempo de los pueblos originarios. Mayores se refieren casi siempre a los cinco siglos con los que nombran el inicio de una nueva era, plagada de desastres. Raras veces se enfocan en las coyunturas, a las que suelen abordar, casi, como meras anécdotas.

En 1995, Immanuel Wallerstein que se decía inspirado por Braudel, escribió un texto que hoy tiene rabiosa actualidad: Así como hace 25 años al parecer alcanzamos un pico en el fortalecimiento de las estructuras estatales, es posible que también hayamos alcanzado un pico en el ataque mundial, que ya duraba dos siglos, contra las enfermedades infecciosas y contagiosas. Es posible que la arrogante utilización de soluciones dramáticas haya dañado algunos mecanismos ecológicos de protección, posibilitando la aparición de enfermedades epidémicas terribles antes desconocidas [*].

Una cita que daría para un seminario. En efecto, en esas dos frases aparecen varios conceptos fuertes.

Sabemos que dos siglos de ataque a virus y bacterias, incluyendo la sobreutilización de antibióticos y el consumo masivo de comida chatarra, han dañado las defensas del organismo humano, de los no humanos y del planeta Tierra. Wallerstein se refiere a dos siglos que coinciden con la aparición de las primeras vacunas y del comienzo del ataque sistemático, equiparable a bombardeos, contra virus y bacterias.

Lo más notable, desde mi punto de vista, es su capacidad de emparejar el devenir de los estados con el del combate a las enfermedades, lo que evidentemente sugiere que estamos ante dos facetas ineludiblemente entrelazadas. Existe un solo planeta y lo que suceda con una de las variables se relaciona, inevitablemente, con las demás. Esta realidad sólo la podemos aquilatar si la miramos con los lentes de la larga duración, que disuelve los compartimentos estancos que está reproduciendo el pensamiento crítico.

El segundo aspecto que me parece necesario destacar, es el que menciona como soluciones dramáticas que, a la larga, no solucionan nada. ¿Qué conclusiones podemos sacar de estos dos siglos de guerra contra los virus? Una fundamental es que los virus vuelven, retornan porque pueden mutar pero, sobre todo, porque son parte de la vida, esa que no se puede eliminar sin provocar algo así como el suicidio de la especie.

En este punto entran las vacunas, que empiezan a ser obligatorias en algunos países y que se proponen como la solución única a la pandemia. Debo aclarar que quien esto escribe está vacunado de dos dosis, de modo que no milito entre los antivacunas, aunque tenga dudas sobre su eficiencia y su conveniencia. El punto es otro.

Administrar vacunas masivamente puede ser un modo de atajar la pandemia, puntual y coyuntural, pero que no elimina las futuras pandemias y, como señala Wallerstein, puede estar agravando el daño a los mecanismos ecológicos de protección. Aquí aparecen dos cuestiones. Una, que si no se abordan las causas profundas de la pandemia, como la deforestación y los gigantescos criaderos de animales para el consumo de carne, los virus volverán y serán más dañinos.

Dos, que al parecer no hemos aprendido nada de estos dos siglos: el bombardeo sistemático a virus y bacterias para combatir infecciones y enfermedades ha dañado nuestro sistema inmunitario, quizá de forma irremediable. Pero seguimos insistiendo en la misma receta, sin hacer balance de lo que nos puede enseñar la larga duración.

La arrogancia de la humanidad, profundizada por gobernantes ególatras (de derecha y de izquierda), atontada con la zanahoria del consumo, utilizada y fomentada por el capital, hace muy difícil desandar el camino de la autodestrucción. Sólo pueblos originarios enseñan caminos diferentes, precisamente porque no han abandonado la cultura de la larga duración. Se vacunan pero además cultivan sin agrotóxicos, por poner un ejemplo.

Por último, confiar en los estados es tan ingenuo como confiar la salud colectiva a las multinacionales farmacéuticas, que sólo piensan en ganancias gigantes por su control monopólico del mercado. Una salud autónoma que se construya a contrapelo del mercado y del Estado, es tan posible como urgente.

Nota:

[*] En Después del liberalismo, Siglo XXI, pp. 69 y 70.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/07/16/opinion/015a2pol

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Derechos laborales y seguridad social: nuevas amenazas

Por: Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

En América Latina y, sin duda, en Ecuador, el ingreso de la ideología neoliberal, de la mano del FMI y las teorías económicas globalizadoras a partir de la década de 1980, han alterado el piso histórico del derecho social en general y del derecho laboral, en particular.

La experiencia histórica de la superexplotación humana con sistemas como la esclavitud o la servidumbre, pero también del capitalismo de “libre competencia”, que desde su nacimiento a mediados del siglo XVIII originó fuertes luchas obreras y teorías cuestionadoras de sus condiciones laborales, explican el origen de la “cuestión social” en Europa, que condujo al nacimiento del derecho social. En América Latina, el derecho social fue inaugurado por la Constitución Mexicana de 1917 y en Ecuador por la de 1929. Bajo ese manto, se reconocieron los derechos laborales, que están regidos por el principio pro-operario, según el cual las leyes sobre el trabajo se inclinan a favorecer a los trabajadores, garantizan sus derechos y se interpretan siempre en el sentido más favorable al trabajador. Y son derechos fundamentales: contrato individual y colectivo, salario mínimo, jornada máxima, recargos sobre horas extras y suplementarias, descansos y vacaciones, protección a la mujer, prohibición del trabajo infantil, jubilación, indemnizaciones, sindicalización, huelga y seguridad social, que también es un sistema independiente que nació en 1928 con la Caja de Pensiones. Los derechos laborales forman parte de los derechos universales reconocidos por las Naciones Unidas y están ampliamente desarrollados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El derecho laboral, que refuerza los derechos individuales, de cierta manera incluso se impone sobre ellos, pues los derechos del trabajador son intangibles, es decir, no pueden alterarse y peor recortarse; pero, además son irrenunciables, de manera que ninguna persona puede, voluntaria y libremente, aceptar que no se le pague el salario mínimo o trabajar por sobre la jornada máxima en forma indefinida. Además, el derecho laboral igualmente rige como un conjunto de obligaciones para el sector patronal, cuyo incumplimiento ocasiona responsabilidades legales.

Por su naturaleza, los derechos sociales y, en su marco, los laborales, están garantizados por el Estado, de modo que los ministerios de Trabajo y otras instituciones que tienen que ver con el tema, están obligados a protegerlos y hacerlos respetar, especialmente sobre el sector empresarial que, de otro modo, establecería condiciones arbitrarias sobre el trabajo, como siempre lo ha demostrado la historia laboral en el mundo y particularmente en América Latina.

Los fundamentos históricos y los principios teóricos del derecho social y laboral han sido conquistas esenciales para el bienestar colectivo, para aliviar las tensiones entre capitalistas y trabajadores y para sentar las bases de una economía social. Los mejores ejemplos de ello se encuentran en Europa y particularmente en los países nórdicos, donde los avances del derecho y de la economía sociales han logrado convertirlos en sociedades con los mayores niveles de bienestar humano en el mundo. Incluso se habla de “socialismo nórdico” y también de sociedades con “socialismo del siglo XXI”.

Pero en América Latina y, sin duda, en Ecuador, el ingreso de la ideología neoliberal, de la mano del FMI y las teorías económicas globalizadoras a partir de la década de 1980, han alterado el piso histórico del derecho social en general y del derecho laboral, en particular. El neoliberalismo se ha unido a las tradicionales mentalidades oligárquicas de las elites empresariales latinoamericanas, que se lanzaron a liquidar los avances ya logrados en materia de derechos para los trabajadores. Han logrado éxitos en levantar la falsa idea de que los derechos laborales son “viejos”, deben “modernizarse” e impiden la “competitividad” de las actividades empresariales y el libre mercado. Y en todos los países latinoamericanos en los cuales los gobiernos neoliberales han impulsado la “flexibilidad” y la “precarización” del trabajo, no solo se agudizó la conflictividad social, sino que avanzó la desocupación, la subocupación y el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de amplios sectores de la población, mientras se reforzó el enriquecimiento empresarial. Existen innumerables estudios nacionales e internacionales que lo demuestran. Y, sobre todo está la vida cotidiana, a tal punto que la conflictividad social se ha extendido y contradice la anhelada paz, pues ahora, quienes abogan o luchan por preservar el derecho social y alentar el derecho laboral, son perseguidos, criminalizados e incluso asesinados, como ocurre, a diario, en Colombia. La política está atravesada por una aguda “lucha de clases” lanzada por las elites empresariales del neoliberalismo latinoamericano en contra de los trabajadores.

Esas elites no tienen idea de lo que es el derecho social. En Ecuador creen que basta generar trabajo y que éste se sujete a la voluntad de las partes, es decir, patrono y trabajador. El Estado, argumentan, no debe intervenir, pues la “libertad” se impone. Han cuestionado el principio pro-operario. Si dependiera solo de ellos son capaces de revivir la esclavitud. Y la última novedad (en realidad viene desde los años ochenta) es su deseo por “privatizar” la seguridad social, incluyendo las prestaciones médicas ligadas a ella. Suponen que el Estado no puede “monopolizar” la seguridad social, que debe abrirse a la “competencia”, que los ciudadanos deben tener la opción de decidir “libremente” a cuál sistema se acogen y que hay que tomar los exitosos ejemplos de las “administradoras de fondos de pensiones” (AFP) de Chile y las eficiencias de los “seguros privados”. En noviembre de 1995, movido por los mismos argumentos y mitos, el gobierno empresarial-neoliberal de Sixto Durán Ballén (1992-1996) hizo una consulta popular para privatizar la seguridad social. Felizmente la población se pronunció por el NO.

Pero, con perspectiva histórica, lo que contraponen es la seguridad social frente a la seguridad privada. La seguridad social solo puede ser pública y, como ordena la Constitución ecuatoriana (2008) tiene que ser universal y “no podrá privatizarse” (Art. 367). En Europa o Canadá, donde existen consolidados sistemas de seguridad social estatal, universal, gratuita y sustentada por fuertes impuestos, a nadie se le ocurre “privatizar” un derecho fundamental de todos los ciudadanos. En América Latina -y Ecuador- debería quedar en claro que la seguridad privada no es seguridad social. Su base es la rentabilidad empresarial. Por eso el derecho social, que incluye a la seguridad social, se impone por sobre cualquier sistema de seguridad privada y sobre los intereses empresariales. De manera que el Estado tiene que monopolizar la seguridad social, no tiene que competir con nadie, sino asegurar los derechos de sus ciudadanos. El sector privado sabrá cómo se desarrolla para ofrecer servicios a quienes deseen acudir a ellos, pero no a costa de la seguridad social monopólica del Estado.

A pesar de estas formulaciones teóricas, muy claras en otras épocas, los derechos de los trabajadores ecuatorianos se han visto seriamente afectados por las políticas antilaborales y proempresariales del gobierno de Lenín Moreno (2017-2021) y particularmente las que se tomaron aprovechando de la pandemia Covid-19. La “Ley de Apoyo Humanitario” (2020) rompió con el principio pro-operario; permitió arreglos -sin protección laboral- entre empresarios y trabajadores y, sobre todo, permitió violar la jornada máxima de 8 horas diarias, que puede extenderse a 12, sin pago por horas extras ni suplementarias. Además, hay varias resoluciones sobre modalidades de contratos en materia laboral que igualmente afectan derechos históricos. Lastimosamente, todo ello ha ocurrido bajo las condiciones de debilidad, división y oportunismo político de una serie de dirigencias de las centrales de trabajadores, limitadas por su visión tradicional y su insuficiente comprensión de las condiciones del trabajo en el siglo XXI. Pero, sin duda, es urgente mantener la defensa de los derechos sociales.

Blog del autor: Historia y Presente – www.historiaypresente.com

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La digitalización de la educación: Los debates de la comunidad educativa

Por: Mayra Pedraza y Luciana Jouli

El mundo está en crisis,  “la riqueza se híper-concentra cada vez en menos manos a una escala global, los recursos naturales se agotan y los seres humanos nos aislamos para sobrevivir” (1) y este mundo requiere que los sectores trabajadores realicemos análisis, discusiones, debates y datos que nos permitan conocer esa crisis y construir así alternativas para salir de ella, en un mundo donde todas y todos podamos vivir dignamente.

Durante junio 2021, se presentó el Informe sobre la Situación laboral y educativa de América Latina en el contexto de la pandemia de Covid-19, realizado por la Internacional de la Educación América Latina (IEAL), de la cual forman parte los equipos de investigación del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), el Instituto de Investigaciones “Marina Vilte” (IIPMV) de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) y el Instituto de Estudio y Capacitación (IEC) de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU).

En dicho informe, las y los autores señalan que: “ante la pérdida masiva de empleo y la disminución de los ingresos, se produjeron indudablemente en 2020 aumentos severos de la incidencia de la pobreza y una agudización de la desigualdad” (p.28). Estos datos muestran el incremento de la desigualdad en el mundo y en particular en nuestra región, aspecto que también tuvo sus consecuencias en el sector educativo tanto en los procesos pedagógicos como en las condiciones de las y los trabajadores.

Como señalan Betiana Vargas, Santiago Hernández y Aristides Silvestris en su escrito Los estados nación podrán frenar los tentáculos de las bigtech, sostienen que nos encontramos en “un contexto de Pandemia global que puso en evidencia la crisis actual y las grandes ganadoras de la crisis han sido las grandes empresas tecnológicas”. Lo que indicaría que estamos avanzando hacia una fase de digitalización de la educación, aspecto que se reconoce en cada uno de los datos y reflexiones del informe realizado por IEAL.

Según datos de la Unesco-Iesalc publicados en mayo de 2020, el cierre de las instituciones educativas para clases presenciales afectó aproximadamente a unos 23,4 millones de estudiantes y a 1,4 millones de docentes en América Latina y el Caribe. Estos estudiantes deberían haber participado de la educación virtual pero producto de las desigualdades existentes no fue posible. En cambio, lo que sí fue posible, es que la virtualidad medie el proceso educativo y a la vez sea un gran lucro de las empresas privadas del sector digital y tecnológico.

Miguel Duhalde, secretario de educación de CTERA, en su presentación del informe resaltó la influencia de los organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, etc. a través de “recomendaciones” a los Estados para que estos establezcan acuerdos con el sector empresarial privado. Así como las Organizaciones transnacionales (UNESCO, UNICEF, OCDE, etc.), por su lado, lo hacen a través de programas, planes y acciones en las que se promueven alianzas y/o coaliciones sustentadas en la articulación con el sector privado” (p. 33).

Esto fue una tendencia que se ha visto en América Latina y que implicó, a su vez, un avance privatizador de la educación. En su desarrollo, el sindicalista destacó cuatro líneas en las que el sector privado ha incidido: 1) la continuidad pedagógica y formación docente, 2) las licencias para el uso de las plataformas (plataformas que utilizan los datos personales para su beneficio y negocios) y 3) el ofrecimiento de recursos y materiales (los conocidos “enlatados” que constituyen un material existente y preexistente de ONG, fundaciones, organizaciones). Por último, 4) también la provisión de dispositivos tecnológicos, resultó un eje en el que las empresas privadas hicieron su trabajo.

La mercantilización, ahora digitalizada, de la educación es una de las consignas que desde hace años combaten los sectores trabajadores. Tendencia que se profundizó en los años 90 con los avances del neoliberalismo y que hoy en día, aún con gobiernos de corte democrático popular, sigue desarrollándose y profundizó su incidencia en el sector.

El informe señala que, tanto en el mundo como en la región, la pandemia trajo nuevas problemáticas para el sector educativo, a las que los Estados nacionales de América Latina, y de casi todo el mundo, no tuvieron respuestas.

El sistema educativo formal necesitó herramientas de acceso y conectividad a la educación virtual para estudiantes y docentes, como también una formación docente adecuada al desarrollo de esta tarea; y fueron las empresas privadas, como por ejemplo Microsoft y Google, quienes brindaron dichas herramientas, ya que tenían el desarrollo de sus propias soluciones a los problemas que el mundo estaba viviendo y a las que los Estados de América Latina adhirieron.

Esto último pudo verse en los datos que provee el informe de evaluación nacional del proceso de continuidad pedagógica, presentado por el Ministerio de educación argentino en 2020, el cual describe los medios de vinculación utilizados por las y los docentes.

El informe señala que: “el medio de comunicación más utilizado en nivel inicial y primario fue el teléfono celular, ya sea para enviar mensajes de texto vía SMS o WhatsApp (81% y 89%) como para realizar llamadas (50% y 65%). En el nivel secundario el celular también fue el medio más usado, pero solo para mensajes de texto o WhatsApp (75%), mientras que el segundo medio más usado fue el correo electrónico. En el mismo nivel, se destaca el uso de plataformas educativas como Google Classroom o Moodle, señalado por el 59% de los y las docentes. Las plataformas para reuniones virtuales fueron el medio elegido por un tercio de los y las docentes en los tres niveles de enseñanza”

Como ya señaláramos (2), la educación está en crisis porque el mundo está en crisis. Los estados-nación forman parte de la inestabilidad, ya que éstos eran la referencia ineludible del derecho a la educación y hoy con ellos no basta. Sus estructuras y dispositivos se presentan como insuficientes para el abordaje de las nuevas condiciones, que trae consigo la pandemia en materia educativa.

Ante este novedoso avance de formas digitales de privatización educativa, resulta necesario entonces desarrollar consignas y objetivos en torno a la “soberanía tecnológica”, además del debate de las nuevas condiciones laborales de las y los trabajadores de la educación en este contexto.

En ese sentido, Adriana Puigross, ex viceministra de Educación argentina y referente pedagógica, destacó en su presentación: “Existe la necesidad de que los Estados se hagan cargo del despliegue de fibra óptica, de la provisión de equipos tecnológicos y de la formación necesaria para los y las docentes”. Y por otra parte, Miguel Duhalde (CTERA) resaltó que: “Son las condiciones en que damos el teletrabajo las que lo convierten o no en un modo de explotación. Son las herramientas, la conectividad, las condiciones de trabajo lo que determina o no la explotación”.

Frente al avance de la digitalización de la educación, que puede tener como resultado un mayor individualismo y atomización de quienes tengan acceso a dispositivos y conexión, tenemos el desafío de tejer lazos como comunidad educativa amplia y social, entre organizaciones de trabajadores y trabajadoras, sindicales, sociales, comunitarias que en alianza con los Estados generen la gestión local  de soluciones colectivas que comprendan las particularidades de los territorios, su historia, su constitución social y educativa que integre diversidades e identidades populares.

Y, a partir de estas condiciones, desenvolver una planificación colectiva frente a la planificación lucrativa de las grandes tecnológicas, que tienen su interés también puesto en la educación.

En la apertura de las discusiones y acciones se construyen las bases para una transformación capilar, en la que la educación debe ser parte indispensable de la agenda.

Notas

1.- Paula Giménez y Matías Caciabue en su artículo Post pandemia y nueva fase del capitalismo. Ver https://estrategia.la/2021/04/14/pospandemia-y-nueva-fase-del-capitalismo/

2.- https://estrategia.la/2020/06/30/la-escuela-no-es-un-lugar/

Referencias

*Jouli es Licenciada en Educación Especial y Pedraza Licenciada en Ciencias Políticas, ambas miembros del Centro de Estudios y Formación en Política Educativa (Cefoped,) asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente de la información e imagen: http://www.surysur.net/

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El colonialismo y el racismo WASP

Por: Alberto Rabilotta

Lo que explica la tragedia que sufrieron niños y niñas indígenas en los “internados” canadienses, y muchas otras tragedias.

Hace más de dos décadas ya era de conocimiento público el trágico destino que habían sufrido decenas de miles de niños y niñas indígenas en los “internados” creados a iniciativa de los gobiernos canadienses por iglesias católicas y protestantes durante el siglo 19 y hasta entrado el siglo 20 para literalmente borrar en ellos y ellas todo vestigio de su cultura aborigen y convertirlos, si sobrevivían al maltrato y los contagios de enfermedades, en “sujetos” que se conformaban al tutelaje del “Acta canadiense” para los aborígenes (1).

Al tratar de explicar este proceso al que eran sometidos los y las niñas uno puede considerarlo como una “aculturación” forzada, una forma de etnocidio (2), ya que buscaba la destrucción sistemática de una etnia, es decir la eliminación por todos los medios de sus modos de vida, y también de sus formas de pensamiento. Se trató de etnocidio porque fue una “desculturación” provocada, programada, y de ninguna manera una aculturación consentida.

La pureza social encarnada en la conservación del ideal colectivo original ha sido ya, en el siglo pasado, la puerta de entrada a la idea de la pureza racial, y por eso cuando Samuel Huntington finaliza su articulo sobre «El Reto Hispánico» en Foreign Policy (enero-febrero 2004) diciendo que no existe un «sueño Americano» en Estados Unidos, porque en ese país «solo hay el sueño estadounidense creado por la sociedad anglo-protestante», no queda más que constatar el resurgimiento del «eugenismo» en las elites, y otra vez dirigido contra los mexicanos, latinos y demás impuros de este mundo. La tesis de Huntington es que Estados Unidos (EE.UU.) no sería lo que ha sido ni lo que es si en lugar de los colonizadores británicos y protestantes (los White Anglo-Saxon Protestants, WASP) esos territorios hubiesen sido colonizados por franceses, españoles o portugueses católicos.

Una verdadera oda WASP que no difiere en nada del eugenismo (3) fue la que se implantó en EE.UU. a finales de 1880, después de haber atravesado el Atlántico desde la Gran Bretaña desgarrada entre los sueños imperiales y las miserias de las masas citadinas, con la diferencia que en esta travesía se volvió virulento, y más virulento aún cuando entre 30 y 40 años más tarde regresó a Europa, particularmente en Alemania, como una seudociencia genética avalada con «estudios» estadounidenses que sirvieron de bases «científicas» a la política racial del nazismo.

No es la primera vez que Huntington parió una ideología peligrosa. En 1996 publicó el «Choque de Civilizaciones», sobre el gran e irremediable conflicto entre el Occidente desarrollado y el mundo musulmán.  Por ello habría que incorporar al análisis lo que Bernard Shaw puso en un ensayo eurgenista en 1905: «nada, salvo una religión eugenista, podrá salvar nuestra civilización», la civilización WASP.

El eugenismo made in USA

A finales del 2003 el investigador y escritor estadounidense Edwin Black, autor de «IBM y el Holocausto», publicó un exhaustivo y muy importante libro sobre «El eugenismo y la campaña estadounidense para crear una raza superior» (4).  «War against the Weak» es un compendio de 550 paginas sobre cómo esa seudociencia que trata de explicar las leyes de la herencia, y que creada por el inglés Francis Galton para mejorar la sociedad británica de finales del siglo 19, se convirtió en EE.UU. en una política de purificación social y selección racial.

Black muestra, con pruebas concretas, cómo el eugenismo llegó a Estados Unidos y echa inmediatamente raíces en una sociedad «donde la crianza circulaba en las venas», sea para reproducir esclavos en las plantaciones o animales para los ranchos, y en la cual, como escribía la feminista Victoria Woodhull en 1891, “las mejores mentes de hoy día aceptan como un hecho que si deseamos tener gente superior, debemos procrearlos; y si no queremos como ciudadanos a los imbéciles, criminales, pauperos y los de otra manera incapaces, entonces debemos impedir que se reproduzcan”.

Los primeros indeseables para la sociedad WASP, antes de los flujos migratorios de católicos, judíos y ortodoxos europeos, fueron los millones de indígenas que vivían en los territorios y que fueron atacados, diezmados y forzados a vivir en «reservas», así como los mexicanos que residían en los territorios despojados a México, y los afroamericanos emancipados del trabajo esclavo en las plantaciones.

Apoyadas en el ideal puritano de los WASP, las ideas eugenistas escalaron rápidamente la pirámide social y política de EE.UU., invadieron las ciencias naturales vía la Sociedad de Antropología (1891), la Carnegie Institucion, la American Breeding Asociation (1903), las prestigiosas universidades de Harvard, Stanford y otras más, así como el poder legislativo, el poder Ejecutivo de Washington y las legislaturas de varios estados, además de las fundaciones privadas, como el caso de la Fundación Rockefeller, que financió investigaciones genéticas en la Alemania nazi hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial.

El zoólogo Charles B. Davenport fue el promotor de esta seudociencia que buscaba crear una raza superior, nórdica y libre de los «genes inferiores», y fue uno de los “exportadores” de esta ideología hacia Alemania, los países nórdicos, Italia, Francia y muchos otros países. En EE.UU. las ideas eugenistas se infiltraron en legislaciones nacionales, estatales y municipales, y algunas de ellas siguen figurando en los textos de ley, como destaca Black.

Black recuerda que estas políticas (y técnicas) eugenistas fueron asimismo utilizadas para esterilizar a cientos de miles de indígenas, enfermos crónicos, criminales e inmigrantes indeseables, para impedir casamientos y la reproducción entre indígenas y gente de “raza inferior”, para separar a los niños de sus madres, para destruir vidas y destinos profesionales.

La colaboración de la American Eugenics Society (AES) con los médicos e instituciones científicas alemanas dominadas por los nazis duró hasta entrados los años 40, cuando Hitler -quien alabó el trabajo de la AES- había ya invadido Polonia y sé conocían los terribles experimentos de los médicos alemanes con judíos y gitanos. En 1940, Lothrop Stoddard, líder de la Asociación de investigación en eugenismo de Estados Unidos, aplaudía el eugenismo nazi y la política racial de Hitler en su libro «Into the Darkness».

Del eugenismo a la genética, de la sociología a la biosociología

El eugenismo y la genética no solo comparten la misma raíz (gen) sino también el propósito de estudiar y explicar las leyes de la herencia. La genética es hoy una ciencia irrefutable, pero nunca debería ocultar que compartió con el eugenismo, en ciertos momentos y aún ahora en ciertas mentes trastornadas, el trasfondo ideológico de querer perfeccionar el ser humano, y por qué no, de crear un ser humano superior.

La palabra genética nace en 1906, cuando es usada por William Bateson en la tercera conferencia internacional sobre hibridación de la Sociedad Real de Horticultura de Londres. Ocho años más tarde Bateson tendría una cátedra sobre genética en la Universidad de Cambridge, y es en esa época que la American Breeders Association, que patrocinaba el eugenismo, cambiaba su nombre por el de Genetics Association.

Habrá que esperar hasta 1944, cuando se expuso al mundo la genocidiaria exterminación de judíos y gitanos en los campos de concentración, para que la AES informe a sus miembros que de ahí en adelante el eugenismo sería definido como «la genética más el control del ámbito físico y social», y hasta 1945 para que Eugenical News publique un artículo sobre «la perversión del eugenismo». En 1947 la AES concede que «este momento no es bueno para una propaganda eugenésica agresiva», pero aún así la AES sobrevivió y pudo continuar recogiendo fondos para investigaciones genéticas. Eugenics News se convirtió en Social Biology en 1969 y la AES en Sociedad para el Estudio de la Biología Social, una institución formada por profesores universitarios.

No se le puede imputar a la genética la nefasta herencia del eugenismo, a pesar del racismo de algunos investigadores científicos. No es lo mismo con la biosociología, que él filósofo de las ciencias, el argentino-canadiense Mario Bunge calificó, en una conversación que tuvimos a finales de los años 90, como seudociencia reaccionaria.

Pero, como dice el francés Michel Girod, autor de «Pensar el racismo, la responsabilidad de los científicos», aún cuando la mayoría de los científicos afirman que el racismo no tiene ningún fundamento científico, en numerosos textos científicos hay trazas de prejuicios raciales.  En los últimos años, muchos genetistas participaron en conferencias internacionales en EE.UU. que tenían objetivos similares a los del movimiento eugenista, como el crear un hombre superior o “mejorar” el genoma humano.

Científicos de renombre internacional no ocultan su interés en las ideas básicas del eugenismo y las empresas privadas buscaron y siguen tratando de apropiarse del patrimonio genético de individuos, de comunidades y hasta de pueblos, como el caso islandés, con fines comerciales que son coincidentes con los principios eugenistas.

Edwin Black alerta que esas bases de datos genéticos que están siendo construidas por empresas, laboratorios y universidades van más allá de la identificación del mero individuo. Servirán para crear perfiles genéticos de familias y serán usados contra ellas.

El sueño de los eugenistas de crear estadísticas y bases de datos genéticos es ya realidad a través de la Oficina de Información Médica de la industria de seguros de EE.UU., cuyos millones de expedientes incluyen dos códigos para condiciones hereditarias: uno para la herencia cardiovascular y el otro para «cualquier condición médica de herencia familiar.» En otros países, como Estonia, toda la población esta fichada genéticamente.

Seguro que no faltará algún Arthur de Gobineau (1816-1882) para escribir, esta vez con «base científica», sobre el «choque genético» que amenaza la civilización de origen europeo.

La razón de ser del irracionalismo

En su trabajo “Racionalización de prejuicios: Las teorías racistas en el debate esclavista de la primera mitad del siglo 19” la antropóloga catalana  Marta Casas Castañé, analizó la importancia del “determinismo racial” y del uso de la ciencia “como instrumento para legitimar las posiciones de esclavistas y abolicionistas, esto es, para la mera racionalización de actitudes prejuiciosas que han sido decisivas en la historia del mundo occidental y que suponen un lastre muy importante en nuestras concepciones culturales” (5).

En efecto, si hay una constante en los colonialismos e imperialismos de los últimos cinco siglos, desde el nacimiento del capitalismo a la actualidad, es la incorporación en las culturas de los pueblos dominantes y de los dominados, de esas diferentes “racionalizaciones” que son totalmente irracionales, como puede serlo el racismo o la proclamación de un “destino manifiesto”, de un pueblo elegido o destinado a regir el mundo.

Castañé cita al antropólogo estadounidense Marvin Harris, para quien todas estas teorías (evolucionistas) no serían más que un intento de racionalización (6) del imperio para liberar al hombre blanco «de su conciencia de culpabilidad por su incapacidad para sobrellevar como debería el peso de la caridad cristiana», y agrega que “el debate científico, por tanto, estaba al servicio de unos intereses muy concretos. En palabras del mismo Harris: ‘El racismo resultaba útil también como justificación de las jerarquías de clases y de castas; como explicación de los privilegios, tanto nacionales como de clase, era espléndido. Ayudaba a mantener la esclavitud y la servidumbre, allanaba el camino para el despojo de África y para la atroz matanza de indios americanos y endurecía los nervios de los capitanes de industria cuando bajaban los salarios, alargaban la jornada de trabajo y empleaban a más mujeres y más niños’.”

La contraparte de esa “cultura” racista de los dominantes, aparte de las acciones destinadas a justificar la aniquilación de pueblos para apropiarse de sus territorios, es la lucha por imponer a los dominados una “cultura” de aceptación de esta dominación, para reescribir la historia y consolidar su dominación, como indicó Edward Said en su libro “Orientalismo”. Esta tarea de crear una “cultura de aceptación” del neoliberalismo está hoy día en manos de los monopolios mediáticos, de los think-tanks, centros universitarios y demás instituciones del poder dominante.

El abanico de estas racionalizaciones irracionales incluye hasta hoy día las teorías raciales del siglo 19, como las de Arthur de Gobineau (7), que impregnaron las teorías raciales del nazismo, por ejemplo, hasta las “teorías evolutivas” del “darwinismo social” de Herbert Spencer y el “eugenismo” de Francis Galton, adaptadas al liberalismo económico surgido a finales del siglo 19 en Inglaterra y que encontraron (y parecen seguir encontrando) el terreno más fértil en EE.UU.

Para Marvin Harris, como señala Castañé, “el racismo continua siendo útil no sólo para el mantenimiento de la esclavitud, sino también para las luchas de clases y las guerras nacionales”, y a finales del siglo 19, con el surgimiento y dominación del liberalismo económico, con “la doctrina del laissez-faire, que, en un contexto capitalista, justifica la competencia, el trabajo asalariado, los beneficios y la acumulación de capital”, son las pseudociencias del “darwinismo social” de Spencer y el “eugenismo” de Galton que sirven de justificación para “la mera racionalización de actitudes prejuiciosas que han sido decisivas en la historia del mundo occidental y que suponen un lastre muy importante en nuestras concepciones culturales”.

Y como vemos desde hace cuatro décadas con el resurgimiento a escala mundial del liberalismo económico y la financiarización impulsada por EE.UU., país que no oculta su determinación de dominar el mundo, y con el acelerado desarrollo de la informática y los medios de comunicación electrónicos que están sirviendo para una aculturación masiva destinada a imponer el “sentido común” del sistema económico imperialista, para beneficios de sus empresas y de sus políticas genocidiarias.

– Alberto Rabilotta, periodista argentino-canadiense.

1.- Ver la denuncia del reverendo Kevin Arnett en el 2008 sobre este etnocidio:

https://www.globalresearch.ca/first-nations-why-an-apology-is-wrong-and-deceptive-bringing-humanity-to-bear-on-the-residential-school-atrocity/9066

2.- https://es.wikipedia.org/wiki/Etnocidio

3.- Eugenismo es un término creado por el británico Francis Galton mediante la unión de las palabras griegas para «bien» y «nacido». http://www.biopsci.com/2013/10/11/histoire-eugenisme-mode-xixeme-siecle/. El centro del movimiento eugenista en EE.UU. fue la Eugenics Record Office (ERO), en los laboratorios –todavía existentes- en Cold Spring Harbor, Nueva York. El ERO fue fundado por el biólogo Charles Davenport y Harry H. Laughlin, y ambos eran miembros de la Asociación estadounidense de reproductores de caballos, vacas y otros mamíferos (American Breeders Association), y aplicaban a la población humana sus puntos de vista eugenistas derivados del modelo de crianza para la agricultura, de criar y reproducir los más fuertes y capaces miembros de la especie, asegurándose que no se reproducirían los miembros más débiles.

4.- Edwin Black, War Against the Weak, Eugenics and America’s Campaign to Create a Master Race. Libro editado en 2003 por “Four Walls Eight Windows”, de Nueva York. Black es autor también del libro “IBM and the Holocaust”, que revela como IBM transfirió tecnología cibernética a la Alemania nazi.

5.- Marta Casas Castañé, 1999 “Racionalización de prejuicios: las teorías racistas en el debate esclavista de la primera mitad del siglo XIX” https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=290296 y http://www.ub.edu/geocrit/b3w-155.htm

6.- Harris, Marvin. El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las teorías de la cultura. Madrid: Siglo XXI, 1987. https://en.wikipedia.org/wiki/Marvin_Harris  http://www.faculty.rsu.edu/users/f/felwell/www/Theorists/Harris/Index.htm

7.- Arthur de Gobineau, Essai sur l’inégalité des races humaines. Fue secretario de Alexis de Tocqueville y funcionario de la Segunda República en Francia.

Fuente de la información e imagen: https://www.alainet.org

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