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El Podcast como Herramienta Educativa

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

 Como docentes 4.0 debemos combinar estrategias de aprendizaje, no todos aprendemos de la misma forma, algunos son auditivos y es allí donde el PODCAST cobra relevancia . Lusmery Alvarado  (28-05-2021)

Vivimos una época de cambios y transformaciones, donde el ingenio y la voluntad han jugado un papel fundamental en la prosecución y/o continuidad de nuestras actividades tanto a nivel personal como laboral.

En este sentido, dentro del nivel educativo y de formación se ha generado una avalancha de buenas intenciones que nos ha obligado a integrarnos o ser sepultado por la misma, pues son muchas las herramientas que se han visibilizado para llevar a cabo nuestra labor de docencia, contemplada está dentro de las funciones del docente universitario, es así como se han generado dentro del Plan de Formación docente muchísimas actividades que coadyuvan a nuestra formación en época de pandemia y distanciamiento social.

Dentro de las herramientas educativas que podemos emplear como docentes 4.0 se encuentra el PODCAST, que no es más que un recurso auditivo, que permite al docente innovar en el empleo de herramientas y estrategias para el abordaje de saberes y fortalecimiento de los haceres en la distancia; por medio del PODCAST el estudiante puede fortalecer la autonomía de su aprendizaje. El PODCAST, puede ser escuchado en cualquier dispositivo móvil inteligente o computador personal, lo que hace que el contenido instruccional sea portable y amigable, de manera asíncrona, permitiendo: el acceso, edición y la posibilidad de compartirlo sin pérdida de calidad.

Como toda estrategia instruccional se debe establecer una metodología que permita la organización y garantice la calidad de la instrucción, acompañando al estudiante en cada fase o etapa de su formación, para ello, se distinguen cinco (5) pasos para la elaboración de un PODCAST: 1) Selección del tema: un tema que capte la atención de nuestro auditorio, 2) Elaboración del guión: un documento que recoja la esencia de lo que queremos comunicar y que nos sirva de soporte para la edición y grabación de nuestro producto auditivo, 3) Selección de la plataforma: existen múltiples plataformas que nos permiten la producción artística y académica de nuestra instrucción, 4) Realiza pruebas de grabación: en este paso realizaremos diferentes versiones de nuestra producción permitiéndonos elegir la que mejor se acerque a nuestros objetivos y finalmente 5) Publicación del PODCAST, este paso nos permitirá generar una dirección en la www donde podemos compartir en varios escenarios nuestros contenidos.

Es así, que el PODCAST es una manera económica y práctica de compartir información institucional y académica de distribución masiva. Según la estrategia que empleemos como docente este puede convertirse en una herramienta poderosa y útil que de manera digital acompañe los saberes, fortaleciendo los haceres de los participantes, fomentando su autonomía en el proceso de aprendizaje, asociando de manera práctica a su realidad dado que por la portabilidad puede tener acceso a los contenido en cualquier momento y lugar.

En este sentido, como formadores debemos establecer la simbiosis entre los saberes y haceres, garantizando el intercambio de roles como socios de aprendizaje, empoderandonos de esta herramienta con la finalidad de coadyuvar a la formación contextualizada a la época que estamos construyendo como docentes 4.0.

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Neoliberalismo, fake news y procesos electorales

Neoliberalismo, fake news y procesos electorales

Por: Fernando Buen Abad

Es un error enorme suponer que el neoliberalismo es solo una canallada burguesa exclusiva del campo económico-financiero. Es un error grave que, de existir así en algunas cabezas, debe corregirse de inmediato. El neoliberalismo es, patéticamente, una emboscada ideológica (en el sentido de la “falsa conciencia” que explicó Marx) desarrollada para disputar e imponer el “sentido común” de ciertos intereses capitalistas en su fase imperial.

Verbigracia: es una máquina trituradora de derechos sociales adquiridos; una demoledora de los principios humanistas solidarios; una “picadora de carne humana” en los centros laborales, educativos y sanitarios; es una aplanadora de instituciones y una fenomenal maquinaria de humillaciones, depresiones y desmoralización… todo eso al servicio de un sector peligrosamente desquiciado por la usura, el individualismo más tóxico y la meritocracia supremacista de los amos en alianza con sus cómplices. Un infierno de corrupción y crimen que debe ser tipificado como etapa histórica “de lesa humanidad”. La mezcla explosiva de neoliberalismo, Fake News y procesos electorales es una industria de la destrucción social altamente sofisticada.

Uno de los instrumentos predilectos, para camuflar la perversidad del neoliberalismo, han sido los “procesos electorales” intoxicados por la democracia burguesa. Se han fabricado leyes, instituciones y funcionarios formateados mercenariamente para convertir en “legal” lo ilegítimo y para venderlo como salto de modernidad decorado con “Chicago boys and girls”, recurrentemente zopencos, capacitados para artilugios administrativos y bancarios pero sin mínima dotación de Cultura general elemental. Inteligencia paupérrima para eficiencia mercachifle. Les llaman “tecnócratas” y se enorgullecen. No pocos son paridos en universidades creadas ex profeso.

Ese patrón funcional al neoliberalismo, está adosado con capas generosas de mal gusto de supermercado y todo un inventario de mercancías fetichizadas convertidas en valores éticos, morales y estéticos en la religión del consumismo chatarra para mentalidades chatarra. A todo eso, batido con avaricia y canalladas, le llaman éxito. Y pretenden que, además de financiárselos mansamente, se los envidiemos, se lo aplaudamos y lo heredemos a nuestra prole como si fuese “un gran tesoro”. Quieren que el proletariado se vuelva albacea, cómplice de la policía y verdugo de sí mismo y a distancia. Big data.

Con ese formato fabrican a sus gerentes represores, de usos múltiples, que sirven lo mismo para “administrar” un negocio más grande o más pequeño, que para amaestrarlos como “candidatos políticos”. Y hemos debido padecer versiones aberrantes, (con antecedentes, en versiones militares y sus cómplices “civiles”) proto-neoliberales del Plan Cóndor, encarnando la lista monstruosa de hocicones tales como Salinas de Gortari, Menem, Fujimori,… y una no menos monstruosa lista de intelectuales arrodillados ante las migajas que les han otorgado sus amos, verbigracia: Octavio Paz, Vargas Llosa, Krause y sus jaurías múltiples de “periodistas” que son una “fauna de acompañamiento” rentada. Eso hemos debido tragarnos como “normalidad política”, desde que fue impuesta la dictadura del “Consenso de Washington”, en un período de 40 años (1989) que nos ha dejado infiltradas todo género de alimañas reformistas, oportunistas, arribistas y traidoras que deben ser caracterizadas y denunciadas permanentemente por razones de defensa; de vida o muerte.

Una de las joyas más perfeccionadas y cotizadas, en en paraíso neoliberal globalizado, son las operaciones masivas de engaño: Armas de Distorsión Masiva que ha proliferado con gran velocidad y ubicuidad. Se desplazan globalmente con la protección, la unilateralidad discursiva, las nulas trincheras de réplica y las masas de corifeos que repiten, en simultáneo, cualquier ficción que les disfracen de noticias. Fake News a toda hora, con modalidades diversas, en horarios discriminados y efectos rentables. Con la bendición de los gobiernos neoliberales y un no pequeño público anestesiado bajo los placeres del engaño que ahorran el trabajo de pensar y se envuelven en emociones mórbidas y morbosas.

Y mientras tanto, cuando los pueblos han encontrado fuerzas y caminos para derrotar al neoliberalismo, a sus engendrados empresariales y gubernamentales, a sus máquinas de guerra ideológica disfrazadas como “medios de comunicación”, nos abruma una pandemia planetaria aprovechada jugosamente por el neoliberalismo y que no cesa en el maltrato burgués contra la humanidad. Nunca la avaricia de las cloacas financieras arremetieron con tanta furia racista como lo han hecho con las vacunas y los instrumentos médicos para atender a los miles de millones de personas contagiadas o fallecidas. El capitalismo exhibiendo la náusea neoliberal. Sin atenuantes.

¿Cómo ordenar la salida de la especie humana de este infierno apabullante y multiforme? ¿Cómo recuperar fuerza y confianza organizada para articular las fuerzas que la coyuntura demanda en la actual fase de la lucha de clases? A estas horas el camino indica que es por abajo. Desde las raíces y las bases. Con un proyecto organizativo superador de los formatos escleróticos de aquellos partidos y movimientos sociales intoxicados de burocracia reformista y aislamientos ahítos de intermediariarismo de cúpulas. Ya basta.

Están bajo examen las capacidades organizativas de la dirección revolucionaria que está naciendo constantemente en el fragor de las luchas sociales. Pero hace falta, urgente, una Revolución de las Conciencias en simultáneo con la modificación del orden ideológico y económico sobre la propiedad privada burguesa. Organizarse para no volver a quedarse en los márgenes, ganando sólo poderes periféricos pero sin tocarle un pelo a la industria, a la banca ni a las iglesias reconvertidas al escarceo neoliberal por obra y gracia del “estiércol del diablo”. Así estamos. ¿Qué hacer?.

Es preciso transparentar (auditoría de los pueblos) el financiamiento del neoliberalismo, de todos los procesos electorales en los que ha infiltrado sus intereses. Indagar las fortunas de todos sus esbirros y transparentar minuciosamente el financiamiento de las fake news, de los dueños de los (mal llamados) “medios de comunicación” y de los intelectuales proveedores de chatarra ideológica organizados en “fundaciones”, ONG´S, foros y congresos constituidos en catedrales neoliberales de la estulticia. Y esto urge.

Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/05/25/neoliberalismo-fake-news-y-procesos-electorales/

 

 

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Covid-19 y desigualdad de género: diferencias con otras crisis

Covid-19 y desigualdad de género: diferencias con otras crisis

Por Juan Torres López

En los últimos años se han estudiado con gran número de datos y mucho rigor los efectos muy desiguales de las crisis y recesiones económicas sobre las mujeres y los hombres. Todas esas investigaciones, entre las que destacaría las realizadas en España por las profesoras Lina Gálvez y Paula Rodríguez, muestran conclusiones muy semejantes: se destruyen más empleos ocupados por hombres pero las mujeres pierden más ingresos, un gran número de ellas cae en la pobreza y, además, se ven afectadas por otras consecuencias negativas, desde la exclusión financiera a la intensificación en los horarios de trabajo doméstico, pasando por la violencia machista o el mayor número de problemas psicológicos o de salud en general. Unos peores efectos que se agravan a medida que las mujeres forman parte de clases sociales de menor ingreso o de grupos discriminados por razones de raza o nacionalidad.

La pandemia de la covid-19 ha producido una nueva crisis que vuelve a tener esos efectos muy desiguales sobre mujeres y hombres aunque, en este caso, tiene diferencias relevantes respecto a las anteriores que es muy importante tomar en consideración para poder adoptar políticas que avancen hacia la igualdad y el bienestar de todos los seres humanos sin distinción.

Aunque todavía es pronto para saber con certeza si estos procesos diferentes a los que se han dado en otras crisis anteriores se van a consolidar o no, vale la pena comentarlos para poder tenerlos en cuenta desde el principio.

La primera diferencia es que la crisis provocada por la pandemia produce una mayor caída en el empleo femenino.

Hasta ahora, lo normal había sido lo contrario porque el empleo de los hombres ha estado y está vinculado en mayor medida a sectores de actividad más afectados por el ciclo (actividades industriales o construcción, por ejemplo). Por el contrario, el de las mujeres suele predominar en sectores menos cíclicos, a cuya actividad habían afectado menos las idas y venidas de economía.

Sin embargo, la crisis de la Covid-19 ha producido un efecto contrario por dos razones y las mujeres han tenido un 19% más de riesgo de perder el empleo que los hombres.

En primer lugar, porque se ha reducido la actividad en un gran número de actividades de empleo «feminizado» (hostelería, turismo, pequeño comercio…), en la economía informal o el autoempleo, en donde predominan las mujeres. En segundo lugar, porque la progresiva incorporación de las mujeres a la actividad laboral durante los últimos años ha ido disminuyendo esa diferencia, dando lugar a que cada vez más empleos ocupados por mujeres sean de los que se ven más afectados por el ciclo, es decir, los que tradicionalmente ocupaban los hombres.

Esta mayor pérdida de empleos femeninos en la crisis actual puede tener efectos muy negativos si la actividad no se recupera pronto. Sabemos por otras crisis que el empleo y el ingreso perdido en las recesiones y, sobre todo, el de quienes lo pierden después de haber accedido por primera vez al mercado laboral, se recupera con mucha más dificultad que el perdido en etapas de expansión.

Una segunda diferencia de esta crisis respecto a otras anteriores, en relación con la desigualdad de género, es que en esta se ha incrementado en mucha mayor medida la demanda de trabajo doméstico no remunerado.

Esto es algo que casi siempre ocurre en las crisis, pues suelen venir acompañadas de menos gasto de mercado en cuidados o enseñanza infantil. Pero en la provocada por la pandemia se ha producido en mucha mayor medida por el cierre total o parcial de las escuelas y porque el distanciamiento o la enfermedad han hecho más difícil el recurso a las redes familiares.

Como es sabido, el patrón de reparto del trabajo doméstico en muy desigual, pues lo realizan las mujeres en mucha mayor medida (72% de media en el mundo). Y está claramente comprobado que en estos casos se intensifica su dedicación horaria, algo que de nuevo a vuelto a ocurrir en esta crisis, incluso cuando los hombres han estado también confinados o teletrabajando.

En concreto, se ha podido comprobar que la extensión del teletrabajo no ha producido efectos benefactores semejantes entre mujeres y hombres pues, además de esa intensificación de horarios, ha alterado la distribución del tiempo entre el trabajo y el ocio e incluso ha desempoderado a muchas mujeres en el espacio del hogar, al relegarlas a los lugares más incómodos a la hora de llevar a cabo su trabajo profesional.

Además, y para un gran número de mujeres, el tiempo de confinamiento total o parcial, de actividad limitada y cambio en el empleo o en los hábitos domésticos, puede haber supuesto un hándicap de efectos muy duraderos para sus carreras profesionales. Sobre todo, porque esas mismas condiciones han supuesto un empuje extraordinario para las personas (hombres en su gran mayoría y otras mujeres) que no han tenido que hacer frente a la pandemia con sobrecarga de trabajo. Están por ver los efectos a medio plazo de esta crisis sobre la carrera profesional o la salud de millones de mujeres.

Esas son diferencias con crisis anteriores que no cambian, sin embargo, lo fundamental: su daño sobre las mujeres es mayor que sobre los hombres y eso es, precisamente, lo que indica que promover la igualdad y diseñar las políticas contra la crisis con perspectiva de género es un requisito indispensable para hacerles frente con éxito desde el punto de vista económico y con más democracia, justicia y libertad.

Ahora bien, junto a estas diferencias negativas para las mujeres de la crisis provocada por la Covid, hay que considerar otras que podríamos decir que responden a procesos que sirven como fuerzas compensadoras o, incluso, me atrevería a decir que liberadoras y que es muy importante tener presentes para poderlos reforzar en la mayor medida de lo posible.

El primero de ellos es que cada vez más empresas y los responsables de las administraciones públicas empiezan a ser conscientes de las ventajas que lleva consigo la flexibilidad y la organización del trabajo que permiten una mejor combinación entre las tareas profesionales y las personales. Es cierto que no se trata, ni mucho menos, de una tendencia generalizada pero sí me parece un proceso ya en curso, que se abre paso con fuerza y que podría ser irreversible si se alienta e incentiva y si se dispone de la ayuda necesaria para consolidarlo con eficiencia y equidad. Algo muy importante para combatir la discriminación laboral y personal que sufren las mujeres.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que han sido mucho más hombres que mujeres (33% frente al 23% en España) los que han podido recurrir al teletrabajo y que muchos de ellos lo han hecho mientras que las mujeres mantenían el empleo presencial, es decir, teniendo que hacerse cargo del trabajo doméstico. Aunque aún no se dispone de evidencias suficientes, algunas investigaciones iniciales comienzan a mostrar que esto puede haber ayudado muy significativa y positivamente a cambiar las pautas de distribución del tiempo de trabajo no remunerado en el hogar, disminuyendo así la enorme brecha de corresponsabilidad que se da entre mujeres y hombres.

Es pronto para saber si eso va a abrir un proceso perdurable de cambio pero, ante esa incertidumbre, lo que hay que hacer es justamente ayudar a que se consolide esa tendencia, no solo con políticas económicas como las actuales, tendentes a asegurar el empleo remunerado femenino, sino también con otras más bien culturales que fomenten la conciencia, la necesidad de cooperación y el cambio de valores sociales.

Se ha comprobado, por ejemplo, que la incorporación de las mujeres a la actividad laboral en la segunda guerra mundial, en los empleos de todo tipo que dejaban vacantes los hombres que iban al frente, fue contingente, pues al acabar la guerra volvieron a «sus» tareas domésticas. Pero sabemos, sin embargo, que esa experiencia fue decisiva como impulso a medio y largo plazo de los cambios que llevaron a aumentar definitivamente la presencia de las mujeres en el empleo remunerado.

Se trata, pues, de una tendencia, ahora quizá solo naciente, pero cuyo brote inicial también hay que reforzar.

Una tercera diferencia positiva respecto a otras crisis es que, hasta ahora, lo normal era que, cuando las cosas se ponían feas, lo primero que se dejaba de lado eran las medidas de promoción de la igualdad. Lo vimos, sin ir más lejos, en la España de la crisis de 2008, cuando inmediatamente se dejó de aplicar la Ley de Igualdad que se había aprobado meses antes.

Ahora, sin embargo, se está produciendo un fenómeno contrario muy positivo. Precisamente como consecuencia de las demandas y luchas feministas de los últimos años, se ha conseguido que la preocupación por la desigualdad de género esté presente, casi sin excepción, en los programas de actuación que llevan a cabo los gobiernos frente a la pandemia.,

Tampoco se puede decir que se esté haciendo a la perfección, en la suficiente o deseada medida y con el éxito que debiera ser necesario para reducir todas las brechas existentes. Es cierto. Pero, si se compara con lo ocurrido en crisis anteriores en las que sencillamente se anulaban las pocas normas existentes, la cantidad de medidas de contención de la discriminación y de promoción de la igualdad que se están adoptando supone un cambio sin precedentes.

De entrada, me parece ya muy significativo y de una importancia extraordinaria que algunos organismos internacionales comiencen a elaborar rastreadores para hacer un seguimiento en tiempo real de las medidas con perspectiva de género que adoptan los gobiernos. Las cifras que proporciona el de Naciones Unidas, por ejemplo, indican que en esta crisis se está llegando mucho más lejos que nunca en estos campos (aquí). Hasta la fecha, de las 3.112 medidas gubernamentales adoptadas contra la pandemia en todo el mundo, 1.299 son sensibles al género, es decir, apoyan directamente la seguridad económica de las mujeres (287), protegen el cuidado no remunerado para evitar la discriminación (180) o abordan o combaten la violencia machista (832).

Vuelvo a decir que ni esto es aún suficiente ni algo plenamente generalizado (basta ver en ese mismo rastreador las enormes diferencias por países) pero es innegable que representa un cambio sustancial frente a lo que ocurría en crisis anteriores, cuando ni siquiera se contaba con esta preocupación.

Finalmente, no se puede olvidar algo fundamental: nunca antes en la historia se había vivido una crisis con un número tan elevado de mujeres (aunque todavía sea insuficiente) a cargo de las más altas responsabilidades en el gobierno o las empresas.

También es pronto para comprobar si su presencia ha sido o no decisiva para darle un giro a las políticas. Para lograr que la gestión de los problemas sociales o empresariales responda a principios distintos a los que imprimen los hombres que llevamos cientos o incluso miles de años imponiendo los valores de la espada frente a los femeninos del cáliz, por utilizar los términos del magnifico libro de Riane Eisler (El cáliz y la espada. De las diosas a los dioses: culturas pre-patriarcales) que acaba de publicar la editorial Capitán Swing. También hay que reforzar esta tendencia para ayudar a que las mujeres no se vean obligadas a reproducir los comportamientos masculinos una vez que van superando los techos que les han impedido levantar el vuelo durante tanto tiempo.

Lo que está claro, en todo caso, es que sigue siendo fundamental tener presente que la crisis afecta de modo desigual a mujeres y hombres, que es muy injusto tratar igual a los desiguales, y que es imprescindible tener en cuenta las diferencias con las anteriores crisis y los nuevos procesos que se abren paso a la hora de diseñar las (imprescindibles) políticas de igualdad.

Fuente: https://blogs.publico.es/juantorres/2021/05/28/covid-19-y-desigualdad-de-genero-diferencias-con-otras-crisis/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/covid-19-y-desigualdad-de-genero-diferencias-con-otras-crisis/

 

 

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¿Extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

¿Extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

Fuentes: Rebelión

 

http://revistafuturos.noblogs.org

Franco Bifo Berardi anota una cuestión clave de nuestra modernidad: “la extinción de la mente crítica”.[1]

Su sola enunciación nos da la pauta de la trascendencia de su planteo.

Berardi observa con sagacidad y precisión una serie de pautas que ilustran ese proceso de extinción.

Fundamentalmente, registra “la saturación de la atención social” dada por “la velocidad y la intensidad de la infoestimulación” que nos absorbe casi permanentemente.

Mirado etimológicamente, el fenómeno desnuda toda su gravedad: eso que nos absorbe, so pretexto de nutrirnos informacionalmente, nos deja absortos. Y por lo tanto anonadados. Y esa absorción a que somos sometidos capta nuestra mente casi ininterrumpidamente; y es lo que nos elabora ya no sólo absortos sino mentecatos. Porque el origen de esa palabreja es tener la mente captada: mente captus, mente captada. Mentecato.

Imagen y/o palabra

Aun bien diagnosticado el fenómeno, entiendo hay un fallo en el abordaje de Berardi: en todo caso, observa una vía de extinción de la mente crítica, pero entiendo deja a un lado por lo menos otra, no menos importante: la sustitución de la palabra por la imagen en nuestra relación con la realidad (y su insoslayable temporalidad). Sustitución o desplazamiento que implica la presentización de nuestra relación con el mundo.

Cuando sobreviene el auge de la imagen, a mediados del s XX, había un motto que abonaba esa expansión formidable de lo comunicacional: “una imagen vale, otorga el conocimiento vivencial, más que mil palabras”.

Y es cierto. Lo que obviábamos entonces es que una palabra, la palabra, también puede brindarnos mil imágenes, enriquecer nuestro interior, mediante asociaciones, derivaciones. A diferencia de la imagen que nos impacta y a menudo nos deja “sin palabras”, la palabra no nos da la imagen sino que nos permite a nosotros “hacerla”; véase por ejemplo, esta frasecita (atribuida a Eduardo Galeano): “La realidad imita a la tele.” Todo el mundo que se abre a nuestro discurrir…

Una buena verificación de la elaboración de imágenes desde la palabra nos la da la lectura de, por ejemplo, una novela que, después de nuestra lectura, se pasa al cine y alcanzamos a ver dicha versión. Vemos entonces  cómo habíamos hecho “la película” antes, en nuestro interior; a menudo mucho más rica y variada que la confección cinematográfica.

La palabra, entonces, despierta nuestras reflexiones y consiguientes imágenes, y en los mejores casos, nos embarca en nuevas búsquedas. Abre nuestras mentes.

La imagen tiene todo el atractivo de lo visual, y por eso mismo no necesita tanto de la palabra como de la emoción desnuda. Es más elemental. Tiene enorme carga emocional, evocativa.

La palabra, en cambio, es la que caracteriza nuestra humanidad. Somos humanos porque tenemos la palabra. La imagen es algo compartido con buena parte del mundo animal.

Pero los animales viven en el puro presente porque la temporalidad, hasta donde sabemos, les es ajena, al menos relativamente ajena. Los animales que llamamos “superiores” tienen por ejemplo pasado, porque es lo que revela el ejercicio de la memoria, tan presente. Que revela su experiencia.

Pero nuestra temporalidad; pasado, presente, futuro, es algo específicamente humano. Que podemos plasmar en imagen y en palabra.

Esas dimensiones temporales, totalmente asimétricas, –por cuanto lo pasado ya no existe y lo futuro, precisamente por su condición futura, tampoco existe y por lo tanto es totalmente inasible– no nos permiten ninguna norma o ardid de simetría.

La palabra apenas si nos permite acercarnos (a lo más, asintóticamente) al pasado y, respecto de lo futuro, ni siquiera eso; ni acercarnos (salvo mediante el viejo oficio –tan atractivo– de adivinar, intuir, apostar, y en general, errar).

Berardi se concentra en el muy real fenómeno de la saturación informativa y cómo eso nos dificulta la capacidad crítica mediante el anegamiento de nuestra conciencia.

La invasión de la imagen, opera, a mi modo de ver, como otro fuerte distractor, y encierra, además, un peligro todavía mayor, porque de algún modo establece otro camino de intelección cargado emocionalmente pero empobrecido en palabras, en conceptos.

Y ante el problema que plantea Berardi como principal; “la descomposición de la mente crítica, cuyos efectos incluyen la credulidad entre las muchedumbres y la agresividad autoconfirmatoria de la multitud”, la descomposición del discurso  y su sustitución por la imagen, constituyen elementos a tener muy en cuenta.

Porque está comprobado que la falta de palabras genera una enorme frustración e irritación, y veo, precisamente en lo que Berardi califica “agresividad autoconfirmatoria de la multitud” una debilidad o ausencia de la palabra, del discurso. Debilidad o ausencia de cierta abstracción, inevitable ”cuando nos faltan las palabras”.[2]

Fiebre de chequeado, verificado, comprobado

Berardi lidia en su artículo con otro fenómeno actualmente insoslayable; la proliferación de las fake news.

Y es muy escéptico ante la tarea de crear guardias o aduana conceptuales de “lo verdadero”. Coincidimos con su escaso entusiasmo ante la idea policial de preservación de la verdad, aunque no compartamos la irrelevancia que le atribuye a la verdad. De cualquier modo, no necesitamos guardias sino criterios.

La preeminencia de la imagen nos plantea otra dificultad. Relacionada con una crisis del diálogo.

El diálogo es condición sine qua non de toda posibilidad crítica.

Entendemos que la extinción de la mente crítica puede estar muy relacionada, también, con una crisis del diálogo.

Innegable el proceso de tecnologización galopante de nuestras sociedades. Con distintos ritmos e intensidades, en el mundo entero.

Este proceso coincide, se solapa o se expresa de diversos modos; modernización, automación, miniaturización, computarización, entre otros.

La crisis a que me refiero sobreviene lentamente, de manera no expresa, incluso como si se tratara de ventajas y mejoras en la comunicación humana, generalmente esgrimidas sobre la base de ventajas que se ofrecen al usuario, al particular, al comprador, al consumidor, al cliente.

Examinemos una de estas manifestaciones. Las empresas buscan siempre abaratar costos. Factor que suele tener preeminencia sobre otras consideraciones.

Telefonista versus cinta grabada

El complejísimo mundo de las comunicaciones telefónicas, increíblemente expandido en las últimas décadas, estuvo basado hasta hace pocas décadas, en una red de teléfonos, internos y derivados, atendidos por equipos de telefonistas.

En el mundo empresario, el cliente llamaba a un número; el telefonista lo derivaba a la sección respectiva.

Tecnologización mediante, se fueron instalando centrales o centralitas telefónicas que respondían sin voz humana, con programas de opciones. Con enorme abundancia informativa sobre una serie de puntos a aspectos totalmente ajenos e irrelevantes para quien ha intentado el contacto telefónico.

Un ejemplo prístino de “la sociedad del cansancio” del filósofo coreano Byung-Chul Han: uno tiene que gastar su tiempo escuchando opciones que de nada le sirven; una fluidez extraordinaria no garantiza movimiento real.

La oferta de opciones frente al intento de comunicación telefónica con el mundo empresario puede llevar minutos, cuartos de hora que, tratándose de llamadas internacionales pueden ser además muy onerosas para el particular. Todo ese esfuerzo  y tiempo aplicado por el cliente, el particular, el paciente  –que se ahorra la empresa– tiene un costo psíquico, no sólo material. Muy a menudo el menú ofrecido no satisface al demandante, quien en todo caso, deberá repetir la intentona comunicacional para ver con qué se queda. Porque se trata de aceptar lo que se le ofrece. Cuando uno repasa las 6, 7 u 8 opciones brindadas, a veces con habilidad logra la opción de hablar con una voz humana, y en ese caso es probable que la demora se agigante y deba prepararse psíquicamente para oír que hay 16 personas antes que él o que la demora estimada es de 35 minutos…

El mundo empresario, cada vez más atrincherado ha ido sustituyendo cualquier relación más o menos espontánea por una relación de poder.

Basado en términos comunicacionales, que procuran funcionalizar las relaciones, pero que afectan el estado anímico de los particulares, de aquellos que todavía responden con su humanidad.

Desigual, el presunto diálogo entre el particular y el robot, la cinta grabada o el dispositivo electrónico movido con algoritmos.

Los presupuestos comunicacionales de las cintas grabadas y del lenguaje-e reposan en que la intercomunicación se puede hacer con exactitud. Pero la comunicación humana no es una ciencia exacta. Por eso, por ejemplo, no existen, prácticamente sinónimos, al menos totales, totalmente equivalentes, en las lenguas que hablamos los humanos.

El lenguaje, como entidad intercomunicadora, es como un trabajo de orfebrería, se puede siempre pulir y tallar, para apenas aproximarnos. A diferencia de la comunicación electrónica, que busca, y expresa, la exactitud.

Atender a la clientela de las empresas mediante un contestador automático, con sus opciones, revela el desprecio del diseñador por el alma humana (y por los tiempos de los humanos, objeto de las empresas), frustrada en un porcentaje de casos y situaciones.

No en la mayoría, ciertamente, si el contestador automático ha sido medianamente bien programado: Podrá responder, con efectividad al 60% o al 85% o, pongamos, al 92 % de las consultas. Pero “cansará” a unos cuantos.

¿Por qué este afán tecnocratizador?

Para tener todo (cada vez más) bajo control. Para que todo lo que los humanos podamos hacer, resulte cognoscible y por lo tanto, predecible.

La erección de tales centros comunicacionales implica, aunque no se lo diga expresamente, erradicar toda comunicación no computarizable, es decir, ajena al control.

¿Qué control? El establecido por la creciente red de algoritmos, registros, opciones que ofrecen los sistemas cibernéticos para que nos movamos en una suerte de parque zoológico humano, al decir de Peter Sloterdijk.[3]

El “todo bajo control” de nuestra era cibernética deja como proyecto rudimentario un diseño como el 1984 de George Orwell.

A la vez, los gigantes GAFA,[4] titulares de las conexiones neurales de nuestro novel “cuerpo social”, han generado, con la tecnologización galopante, un negocio de dimensiones jamás entrevistas. Y una adhesión incondicional de todas las redes y los individuos que creen a pie juntillas en el poder establecido o se sienten gananciosos con ello.

Con lo cual, en última instancia, el interés crematístico y el político recaen en el mismo núcleo de poder.

Debilitamiento del  diálogo humano,  saturación progresiva de la mente crítica,  los seres humanos vamos teniendo que enfrentar  modos cada vez más complejos de dominio, cada vez más alejados de lo que tradicionalmente se había considerado el poder sobre mentes y pueblos.

El sistema de la hipermodernidad cibernética sin límites ni fronteras nos ofrece todas las ventajas, todos los placeres,  todas las oportunidades como nunca antes.

Los motores de nuestra hipertecnologizada sociedad pasan por la velocidad, el traslado, el goce. Y el desvanecimiento  de toda idea de opresión, injusticia, y rebeldías consiguientes.

La cuestión es, apenas, si a la vuelta inesperada de alguna esquina, nos toparemos con la realidad de nuestra heteronomía, cansancio, saturación, y una ya inocultable contaminación generalizada, extinguida nuestra capacidad crítica, como denunciara Franco Berardi.


[1]   “La extinción de la mente crítica”, Caja Negra, Difundido desde PostaPorteña, no. 2200, 24 abr. 2021.

[2]  Hay ejemplos dramáticos de cómo la escasez o falta de vocabulario genera irritación, frustración y de allí la violencia está a un paso: los niños que procesan una muy baja instrucción y educación, y llegan a la adolescencia con escaso vocabulario; por ejemplo, analfabetos en una sociedad alfabetizada, sufren un doble impulso a la delincuencia: carecen de las herramientas intelectuales básicas para las tareas “normales” de una sociedad y el recurso del robo se les hace casi único modo de sobrevivencia.

Y los extranjeros habitando un país con idioma desconocido, quedan mudos ante observaciones o reconvenciones de la sociedad que viven, y las sufren en un idioma que no entienden; eso, despierta enorme frustración  y agresividad.

[3]   Normas para el parque humano, Ediciones Siruela, Madrid, 2000.

[4]   “Google, Apple, Facebook y Amazon: cómo funciona el ‘grupo GAFA’». https:// www.bbc.com, 6 jun 2019.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/extincion-de-la-mente-critica-o-del-dialogo-humano/
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México: Otra mirada a la educación en México

Otra mirada a la educación en México

Manuel Gil Antón

“Por experiencias anteriores, escribe Sábato en “Informe sobre ciegos”, sabía que llegado a un punto no vale la pena repetir los mismos razonamientos porque se formåa una huella mental que impide salidas laterales.” Con independencia del contexto en que esta reflexión fue escrita, tiene miga en nuestros días.

¿Cómo pensar y diseñar el regreso a clases presenciales luego del confinamiento? Advierto una tendencia dominante en las autoridades: volver, cuanto antes, a lo mismo con modalidades que se ajusten a la precaución sanitaria – personal educativo vacunado; de manera voluntaria y escalonada; tras reparar en lo posible los daños a la infraestructura derivados de meses sin uso ni mantenimiento (con el esfuerzo y no pocos recursos del personal docente y las familias); usando filtros para detectar contagios, y combinar actividades en los planteles con sistemas de escolarización remota. El anuncio oficial es que será, en la mayor parte del país, si los indicadores de la epidemia no varían, el lunes 7 de junio.

Urge volver a clases. Se necesita retornar a la cercanía física con los otros, si bien cuidadosa, parte fundamental del proceso formativo, luego de tantos meses en que se decidió cerrar los planteles.

El problema central, a mi juicio, es que la orientación es “regresar a lo mismo”. Empleamos razonamientos semejantes en cuanto a lo que hay que recuperar, sin advertir que estamos operando con una huella mental inamovible que cancela salidas laterales. Volver, con precaución al pasado, sin hacernos cargo de lo sucedido ni acusar recibo del impacto que sobre los procesos educativos ha tenido la pandemia.

¿Acaso no ha sido palmario que los planes y programas de estudio están repletos de información irrelevante, con muy poca atención a los procesos cognitivos fundamentales que hacen factible el aprendizaje? Por eso lo que se trasladó a las casas, con el falso nombre de aprender en ella, fue el añejo vicio de inundarlas de tareas que atarean y atarantan. A fuer de hacer de cuenta que no pasaba nada más que un “cambio” en el formato de la enseñanza desde arriba, con el uso de sistemas digitales (cuando era posible por acceso a ellos), la tele o cuadernillos, se desperdició la oportunidad de abrir espacios a la creatividad del magisterio con el fin de fortalecer las estructuras intelectuales que dan cimiento al saber: leer, escribir, reflexionar, argumentar con orden, así como dar solidez a un sistema lógico que está en la base del proceder matemático. Para ello, hubiera sido necesario zafar nuestro entendimiento de los procedimientos escolares acostumbrados y, no sin fallas, intentar caminar por otras sendas. No fue autorizado: predominó remedar, ¿remendar?, la senda trillada.

Del mismo modo que renunciamos a pensar de otra manera frente a un acontecimiento inédito, corremos el riesgo de hacer lo mismo sin atrevernos a sacar un saldo reflexivo de lo vivido en estos largos meses.

Otras maneras de volver a las escuelas no son parte de la discusión. Las pantallas que son ventanas para comunicarnos, al mismo tiempo están siendo espejos donde se refleja nuestra forma de enfrentar el vínculo pedagógico. Y lo que vimos, en general, fueron hábitos y formas cristalizadas de lanzar mensajes, los que saben, para que los cacharan los ignorantes.

Decía Machado: “Se miente más de la cuenta/ por falta de fantasía: / también la verdad se inventa”. El control aplastó a la libertad: la huella mental, tan cómoda y conocida, impide trazar otras salidas. ¿No hay de otra?

 

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México

mgil@colmex.mx

@ManuelGilAnton

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/otra-mirada-a-la-educacion-en-mexico/

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Organizaciones Virtuales: un flashback para los emprendedores de hoy

Por: Hayah García / hayahgarcia@gmail.com

Profesor Agregado / UPTOS Clodosbaldo Russian / Venezuela

28/05/2021

 

Con el paso de los años las organizaciones han atravesado procesos de metamorfosis dada la dinámica mundial producto de los cambios sociales, económicos, políticos y los gigantes avances tecnológicos de la mano modelo globalizador que en cierta forma ha servido fuerza de empuje para acelerar su transformación y adaptación a las nuevas situaciones más allá de los modelos administrativos tradicionales y donde cada organización para desarrollarse, adaptarse, subsistir y erigirse hacia nuevos rumbos debe aprovechar las oportunidades que brindan los nuevos avances tecnológicos.

 

Si los notables Taylor y Farol vieran una estructura descentralizada o en forma de trébol seria como poner boca abajo la era industrial, una época donde se concentraba toda la fuerza laboral en un mismo espacio, las tareas eran bien específicas y la comunicación dentro de la estructura organizativa era solo supervisoria. Con el paso del tiempo y la aparición de las tecnologías de las Comunicación e Información (TIC) se han acortado distancias entre ciudades, países y continentes, hoy podemos afirmar también entre planetas. Esto se ha logrado en gran parte con la aparición de la Word Wide Web (www) y la telaraña comunicacional conocida como Internet, que no es otra cosa que la conexión física y espacial de millones de computadores alrededor del globo terrestre, capaz no solo de transmitir texto, sino también señales de audio, imágenes y video, codificadas en forma binaria y que viajan a altas velocidades de un lugar a otro sin barreras de tiempo, solo las que el medio de transmisión y conexión les ponga.

 

Las organizaciones luego de la aparición de las computadoras en la década del 70 vienen experimentando la informatización como una forma de llevar sus sistemas administrativos y reducir costos en sus procesos de manufactura continua. Ahora agregan entre sus activos más infraestructura informática con el firme propósito de tener comunicación bi-direccional en todas las instancias organizativas, operativas, ventas y con sus clientes finales. Este circuito, empresa – computador – red – internet – cliente se ha convertido en la columna vertebral de la organización del siglo XXI y de la era llamada digital, comprometiéndolas a crear nuevos departamentos que se encarguen del manejo de las redes informáticas y comunicacionales que son las que permiten mantener vivas a las organizaciones tal cual lo hacen las dendritas dentro del cuerpo humano.

 

Todo este constructo tecnológico ha permitido un cambio de paradigma en las organizaciones, en la administración, en las estructuras organizacionales, la propia gerencia, el marketing, los negocios y hasta en el liderazgo. La visión tradicional del centralismo de las estructuras de la empresa fue influenciada por las necesidades infinitas y apresuradas de países con alto crecimiento tecnológico como China, India, Japón, Rusia, Corea y Alemania, que demandan productos y servicios a gran escala las 24 horas del día y los 365 días del año, creando las condiciones para realizar nuevos negocios fuera de sus fronteras demandado un comercio indetenible entre países y continentes.

 

Dentro del espectro de casos de las Organizaciones Virtuales vemos al Gigante Azul (Microsoft Corporation), Google, Apple, RedHat y otras tantas del ramo tecnológico quienes hace más de dos década se aprovechan de la capacidad de los mejores del mundo partiendo de la premisa: “mientras unos duermen, otros trabajan” refiriéndose a la actividades de desarrollo de hardware y software, valiéndose de redes colaborativas intercontinentales, muy bien organizadas, supervisadas, flexibles y coordinadas por programas diseñados para llevar los flujos de trabajo. Estas empresas de alto calado han logrado desde sus oficinas en los Estados Unidos coordinar a cientos de programadores que trabajan virtualmente en China o la India quienes al terminar su actividad diaria estas son retomadas por otros programadores en otros países donde ya es de día. Es una actividad indetenible, sin fronteras e ilimitada tanto en tiempo como espacio que ahora es aprovechado por el comercio online y las llamas redes sociales.

 

La expresión Corporación Virtual u Organización Virtual (O.V.) fue planteada por primera vez en 1992 por Davidow y Malone quienes querían significar aquellas “empresas que pueden proporcionar mercancías o servicios individualizados, si es necesario en número grande, de forma rápida y económica” (Kreber, 2001). Así también, Bueno (1986) había conceptualizado a las empresas virtuales como “una forma organizativa muy abierta, flexible, ligera o estilizada que plantea la idea de que es un modelo evolucionado de la estructura trébol que pretende potenciar las relaciones contractuales y la cooperación con otras organizaciones creando anillos o redes derivados de las hojas de la subcontratación y el trabajo flexible”. Y es aquí con esta visión de donde se desprende la idea original de las empresas virtuales pues como señala Gutiérrez (2016) “la organización trébol es una estructura organizacional, que podemos esquematizar con la forma de un trébol, y en la que podemos identificar un núcleo central, conocido como Alta Dirección y tres tipos de fuerzas de trabajo que serán consideradas las hojas del trébol: el núcleo de la organización, las empresas subcontratadas y la fuerza de trabajo flexible”, conformando una estructura de trabajo colaborativa ágil, flexible, descentralizada y donde los costos se distribuyen entre cada una de las hojas del trébol.

 

No obstante, una definición más ajustada al tema que venimos desarrollando la tiene Criado (2000) quien considera a las OV como “una red temporal y reconfigurable de cooperación (horizontal y/o vertical) entre organizaciones legalmente independientes y geográficamente dispersas (con la posible participación de instituciones y/o personas), que persigue un servicio o producto sobre la base de una comprensión conjunta del negocio”, dibujando según su criterio una forma organizacional que trasciende a las ya conocidas y crea el basamento a las organizaciones distribuidas, asociativas y en redes de esta época digital.

 

En ese mismo sentido, Trávica (1997), citado por Martínez y De Pablos (2001) ofrece un punto de vista aún mas cercano sobre las OV, definiéndolas como “una colección temporal o permanente de individuos dispersos geográficamente, grupos o unidades organizativas que no pertenecen a la misma organización, u organizaciones que dependen de enlaces electrónicos para completar el proceso de producción”. Así también Gil Estallo (2010)  considera que “la organización virtual es aquella en la que las personas no coinciden regularmente en tiempo y espacio. Son organizaciones que intentan dar respuesta a un nuevo modo de organizarse. Empresas que pueden incluso no ser reales”, y modelos como estos ya hay muchos y con muy buenas experiencias que son estudios de casos en las universidades del mundo.

 

Una organización virtual, a mi modo de ver es aquella donde sus estructuras son descentralizadas en espacio y tiempo e interconectadas por redes de datos como una forma de aprovechar los recursos tecnológicos que buscan no solo minimizar los costos in situ sino aprovechar los grandes avances de la tecnología en lo comunicacional para posicionarse en los mercados mundiales. Al respecto los expertos en Sistemas de Información Laudon y Laudon (2004) refieren que “muchas empresas pueden operar como Organizaciones Virtuales donde el trabajo ya no está ligado a una ubicación geográfica. Las organizaciones virtuales utilizan redes para enlazar personas, activos e ideas”, lo que nos debe traer a la mente que una OV es simplemente un tipo de organización, por ejemplo, donde el jefe de proyectos esta en algún país y el equipo de programadores se encuentra disperso por el mundo conectados por las redes comunicacionales existentes. Es por ello que Griffin, Ebert y Treviño (2005) agregan que “la organización virtual tiene poca o ninguna estructura formal. Típicamente, tan solo tiene un puñado de empleados permanentes, muy poco personal, e instalaciones administrativas modestas. Esta existe únicamente en respuesta a sus propias necesidades”.

 

Ahora bien, las OV según Gil Estallo (2010) presentan una serie de características “cuya estrategia es emergente, utilizan sistemas de información descentralizados, el sistema de comunicación es total y en todos los sentidos, el mecanismo de coordinación es la comunicación, su parte fundamental son los sistemas de información, los parámetros de diseño son la descentralización, los sistemas de información y la comunicación, entre otras”, dejando bien en claro la importancia de la comunicación y los sistemas necesarios para llevar la información a cada punto del circuito organizacional en tiempo real.

 

Esta forma de organización moderna, para poder funcionar, requieren mecanismos de coordinación de la comunicación donde su parte predominante son los sistemas de información que a modo de red neurálgica recorren la organización y le aportan el control necesario para tomar las decisiones más en grupo que individuales. Por ello Laudon y Laudon (2004:8) enfatizan que los sistemas de información son un “conjunto de componentes interrelacionados que recolectan, procesan, almacenan y distribuyen información para apoyar la toma de decisiones y el control en una organización”, lo que es igual a un conjunto de programas que funcionan coordinadamente para recopilar y mostrar información en tiempo real.

 

Uno de los ejemplos más conocido de una OV es el de la empresa de calzados Puma. Ésta se encarga de la estrategia y la comercialización en la población Alemana de Herzogenaurach. Por otra parte, una pequeña red de empresas localizadas en Asia maneja la compra y la distribución de los materiales utilizados para hacer el calzado Puma, que distintas compañías ubicadas en China, Taiwán, Indonesia y Corea manufacturan finalmente el calzado. Además cuentan con diversas redes de ventas y distribución que operan en África, Asía, Australia, América del Norte y América del Sur todas conectadas de manera virtual. Otro de los casos más estudiados es el de AMAZON, el cual es mucho más complejo por las vertientes que ha abierto a su paso y que la ha convertido en líder del mercado de ventas online del mundo.

 

Las Organizaciones Virtuales ofrecen una serie de ventajas y la primordial es que permiten a las empresas repartirse los costos. Esto por la descentralización de sus estructuras, donde cada sub componente es una empresa o persona natural que a su vez trabaja en forma colaborativa e interconectada con otras, por lo que también son llamadas grillas empresariales. No obstante, una desventaja de las entidades virtuales es que a medida que se subcontrata un trabajo se hace más difícil controlar la calidad del mismo, situación que se presenta cuando se trata de bienes masivos por lo que se necesitan enormes habilidades administrativas y comunicacionales para que las organizaciones independientes de la red funcionen de manera acoplada a las directrices de la organización matriz.

 

Otro aspecto a considerar lo trae Cuchillac (2017) quien señala que las OV “requieren directivos con un perfil de liderazgo orientado a la virtualización. Esto debido a que un teletrabajador puede realizar otras funciones dentro de su período laboral y en el caso de la tercerización (outsourcing) las empresas o personas contratadas tienen más de un cliente a quien atender”, siendo inadmisible la burocracia y la inflexibilidad, pues “es más bien un caos controlado, algo un tanto caórdico”, entendiendo por caórdica “al tipo de organización que se auto regula, se reordena de una forma compleja no lineal que permiten coexistir el orden y el caos, logrando a su vez la cooperación y la competencia, y la continuidad y la creatividad de sus miembros”.

 

Autores como Araya y Criado (2004) concluyen en su artículo Organizaciones virtuales de la integración a la desintegración integrada que “sin duda las nuevas formas organizativas presentan una serie de ventajas para enfrentar el medio globalizado actual, lo importante es que las organizaciones tengan la confianza suficiente para decidir en el momento adecuado cuando aventurarse en esta nueva etapa, considerando obviamente su realidad particular”, sin embargo hoy día están más que dadas las condiciones para virtualizar cualquier organización.

 

Finalmente, quiero advertir que la virtualidad se ha convertido en una señal del progreso y de los cambios que se avecinan, por lo que las empresas y sus gerentes deben ir adoptando las nuevas tecnologías sin miedo e ir flexibilizando sus estructuras para evitar ser arropados por una sociedad exigente y en auge, como lo es la sociedad de la información. La OV no es un término anticuado sino que ha evolucionado con el tiempo.

 

Referencias:

 

Araya y Criado (2004). Organizaciones virtuales de la integración a la desintegración integrada. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3996700

 

Bueno, E. (2007). Organización de empresas: estructura, procesos y modelos. 2ªedic. Madrid: Pirámide.

 

Criado, M. (2000): Caracterización de modelos de cooperación entre organizaciones como base para la obtención de estructuras flexibles y competitivas. Base de Datos Documental GIP-GIO, Universidad Politécnica de Madrid, España.

 

Cuchillac, V. (2017). Descripción de la Organización Virtual. Disponible en: https://www.lamjol.info/index.php/RyR/article/view/3551

 

Gil Estallo, M. (2010). Mintzberg: La estructuración de las organizaciones. Disponible en: https://webfacil.tinet.cat/usuaris/ebrull/CdG-Mintzberg_20100606182617.pdf

 

Griffin,  R., Eber, R. y Treviño, E. (2005). Negocios.

 

Gutiérrez, P. (2016). Nuevas tendencias y aplicaciones en organización y dirección. Amazon. Disponible en: http://tauja.ujaen.es/jspui/bitstream/10953.1/7727/1/TFG%20-%20GUTIERREZ%20ZAPATA%2C%20PABLO.pdf

 

Kreber, S. (2001). Empresas virtuales y formación profesional. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/262163.pdf

 

Laudon, K. y Laudon, J. (2004). Sistemas de Información Gerencial.

 

Martínez, M. y De Pablos, C. (2001): El diseño de procesos virtuales: un modelo de diagnóstico aplicado al sector asegurador español. Revista Alta Dirección, año 2001, Nº 219 (septiembre-octubre).

 

Fuente: El Autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

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STEs-i: «El Ministerio de Educación pone la Formación Profesional al servicio de las empresas»

Por: Tercera Información

En la presentación de la Alianza por la FP, Isabel Celaá -que sigue sin cumplir sus compromisos educativos- adelanta su voluntad de integrar toda la Formación Profesional en un sistema supeditado a las necesidades empresariales.

En el día de hoy, la Ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá ha presentado la denominada “Alianza por la Formación Profesional: una estrategia de país”. En esta presentación, la Ministra ha hecho públicos algunos anuncios de vital importancia para el futuro de la Formación Profesional que, a día de hoy, sigue siendo parte del sistema educativo, por lo que estas decisiones afectan no solo al diseño del modelo de enseñanza de nuestro país, sino también al profesorado que, actualmente, lleva a cabo esta labor profesional en nuestros centros educativos.

En la última reunión de la Mesa de Negociación del Personal Docente no Universitario del Ministerio de Educación y Formación Profesional celebrada el 29 de abril, el departamento que dirige la Sra. Celaá se comprometió a abrir una negociación sobre el futuro de la Formación Profesional con los representantes del profesorado, para establecer un diseño consensuado sobre el futuro de estas enseñanzas. En el día de hoy, hemos podido constatar que la Ministra incumple sus compromisos y que ese diseño lo tiene ya establecido con otras entidades, para satisfacción de los representantes del mundo empresarial que, en sus intervenciones, no han desaprovechado la oportunidad de mostrar su agrado al ver como se ponen a su servicio importantes activos que, actualmente, pertenecen al mundo educativo. La indisimulada alegría con la que el Presidente de la CEOE, Antonio Garamendi ha cerrado su intervención, con la significativa frase “esto no ha hecho más que empezar” refleja la preocupación con la que la Confederación de STEs-i contempla esta Alianza que, por lo manifestado en esta presentación, pretende poner al servicio de las empresas, personal y recursos públicos.

La próxima ley orgánica de FP, que la ministra ha anunciado, será aprobada por el Consejo de Ministros, en el ya cercano mes de junio, habrá de concretar los aspectos adelantados en el acto de hoy. Ese será el momento de establecer la respuesta que desde el mundo de la educación se dé a este proyecto que pone en peligro el futuro profesional de decenas de miles de profesores y puede proporcionar mano de obra barata a las empresas.

Los sindicatos que conformamos la Confederación de STEs no vamos a permanecer de brazos cruzados ante una agresión de esta magnitud. El Ministerio de Educación y Formación Profesional que, viene mintiendo reiteradamente al profesorado en las Mesas de Negociación, está poniendo en serio riesgo el sistema de enseñanza reglada de formación profesional. En un momento en el que -por una vez y aunque sea solo para una parte de la educación- hay asignación presupuestaria, los representantes de la Administración Pública deciden que sean las empresas privadas las que puedan ser las beneficiarias de los miles de millones de euros que, vía Presupuestos Generales del Estado y fondos provenientes de la Unión Europea, van a llegar a la Formación Profesional.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/25/05/2021/stes-i-el-ministerio-de-educacion-pone-la-formacion-profesional-al-servicio-de-las-empresas/

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