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La tragedia brasileña

Desde Río de Janeiro. El viernes por la noche, se supo: 1.760 muertos por covid 19: otra vez, más de 70 por hora, más de uno por minuto. El país vive un cuadro cada vez más trágico, sin horizonte a la vista.


En total fueron 262.948 víctimas fatales en un año, acorde a los datos oficiales, hasta la noche el viernes.

Desde el 20 de enero el número de víctimas fatales se sitúa por encima de mil a cada día. Desde el 25 de febrero, en más de 1.400. Y especialistas alertan que a fines de mes se podrá haber alcanzado tres mil.

También el jueves se supo que en Bahia hay gente muriendo en ambulancias mientras espera por una plaza en hospitales.

En Rio Grande do Sul, el Moinhos de Vento, uno de los hospitales privados más prestigiosos del país, tuvo que alquilar contenedores refrigerados para guardar cadáveres.

El pasado viernes el gobernador de San Pablo pidió voluntarios para ayudar al sistema de salud pública en un «operativo de guerra”, y el alcalde de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, tercer estado más rico del país, declaró que su sistema de salud entró en colapso.

En San Pablo, capital del estado, la ciudad más rica y poblada de Sudamérica, hasta en hospitales privados hay enfermos instalados en sillas puestas en pasillos.

En la región noreste se registraron largas colas de enfermos a la espera de plazas en hospitales.

Las escenas trágicas se reproducen velozmente por todo el país. Gobernadores de 16 estados mandaron una durísima carta al ultraderechista presidente Jair Bolsonaro exigiendo medidas urgentes. Presionan sobre la falta de vacunas y la inercia del ministerio de Salud, a cuya cabeza está un general activo del Ejército, Eduardo Pazuello.

Varios estados y municipios recurrieron a la corte suprema pidiendo que se les permita comprar inmunizantes al margen del gobierno nacional. Y el viernes alcaldes de 1.700 de los 5.100 municipios brasileños anunciaron un movimiento para comprar inmunizantes, independiente del gobierno nacional, inclusive vacunas todavía no aprobadas por las autoridades de salud pero que son utilizadas en otros países.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de Salud (OMS), lanzó una clara advertencia: luego de afirmar que la situación brasileña es “preocupante” y debe ser “tomada muy en serio”, dijo que el cuadro actual podrá reflejarse no solo en otros países de la región, pero de todo el planeta.

Médicos, especialistas e investigadores piden a gritos que se adopten medidas urgentes de contención del coronavirus.

Uno de los más elocuentes, Miguel Nicolelis, es también uno de los más respetados en la comunidad científica internacional.

Profesor titular de la reconocida Duke University, ha sido claro: o el país impone un bloqueo radical de actividades por 21 días, o en pocos meses el número actual de muertos por covid alcanzará el doble.

“Brasil no se transformará en un paria, ya lo es. Se transformará en un laboratorio a cielo abierto para creación de nuevas variantes de covid-19”, alertó.

Frente a semejante cuadro, ¿cómo actúa el gobierno nacional?

De manera errática, sin ningún tipo de coordinación con gobernadores y alcaldes. El general activo puesto a la cabeza del ministerio de Salud se desdice a cada tres días, y los militares que esparció a su alrededor tampoco tienen idea de qué hacer.

A todo eso, ¿cómo actúa el presidente  Bolsonaro?

Criticando alcaldes y gobernadores que adoptan medidas restrictivas de circulación, diciendo que basta de llorisqueo, que basta de mariconadas, que hay que trabajar.

Dice que el país sufre con el pánico difundido por los medios de comunicación. Sigue defendiendo el uso de medicamentos que, además de ineficaces, pueden provocar efectos colaterales graves.

Sigue ignorando lo que dicen los médicos y asegurando que la OMS no es más que un órgano controlado por la China comunista.

Así actúa Bolsonaro: como un genocida, un psicópata enfrentado a la realidad. Y no hay quien le pare la mano.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/327915-la-tragedia-brasilena

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No tienes que ser perfecta para amarte: autoestima

Por: Centro Integral Lotus

Autoestima es un tema muy discutido y ventilado sobre todo en foros de mujeres.  Nos alentamos unas a las otras a amar cada rincón de nosotras y abrazarse ciegamente a ser mujer. Sin embargo, al mismo tiempo aconsejamos sobre como perder peso, como vestir para disimular imperfectos, como corregir el cabello «feo», como evitar tener arrugas.  Es muy incierto lo que significa autoestima  y vivirlo coherentemente.

Partamos de que autoestima significa una valoración positiva y agradable de uno mismo.  Cuando hablamos de auto valorarse no hablamos de algo estético,  sino de algo existencial. No referimos a la percepción global que tiene una persona de sí mismo y que tan valioso, preciado o importante se percibe.

Una sana autoestima no es un enamoramiento personal.

Amar no tiene nada que ver con ignorar tus diferencias, tus errores, tus imperfecciones, ni tu pasado.

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Fuente externa

Aceptar mis perfecciones

La autoestima abarca la realidad completa de una persona y eso incluye su cuerpo, su historia, su relación con otros, sus aciertos, fracasos y recursos. Es imposible que alguien haya tenido puras experiencias satisfactorias y agradables durante todo el trayecto de su vida y de ser así, hablamos de una persona emocionalmente inmadura, pues no ha tenido la oportunidad de adaptarse y superar retos evolutivos.  Para hablar de autoestima, no podemos amar todas las partes que nos integran.

Es una utopía exigirte ser perfecta para amarte. No se trata de ignorar tus diferencias, tus errores, tus imperfecciones, ni tu pasado,  amar  es aceptación.  Si amamos a los otros a pesar de sus imperfecciones, ¿ por qué a nosotras mismas no?  Amarte no significa ser perfecta.

Autoestima es también aceptar tus raíces, quién eres y cómo eres. Fotos: fuente externa.

Paradoja

El  comercial y popular concepto de “amor propio” se ha convertido en una exigencia, una cuasi obligación que ha roto con el verdadero significado de aceptarnos y comprendernos como seres humanos decididamente imperfectos. Es parte de nuestra naturaleza ser limitados, imperfectos y en evolución constante.

La paradoja del cambio es que solo puedo cambiar lo que acepto, esto es, solo puedo transformar lo que existe. Para  ser mejor persona debo reconocer mis faltas,  si soy perfecto, no tengo nada para que trabajar, esto incluye lo físico. La idea de la aceptación no significa estar de acuerdo ni estar a gusto,  sino el poder convivir con la realidad.  Es real y lógico que partes de ti no te gusten o las hayas asociado a un significado negativo, tal vez producto del bullying o del rechazo, pero solo a través de la aceptación de esa parte de ti como algo tuyo, lo podrás cambiar.

Inicia un proceso de aceptación personal viéndote como un ser humano digno de ser amado a pesar de sus imperfecciones y digna de amar a pesar de su torpeza.

Inicia contigo. ¡Vivirás en la forma en la que te ames!


Sobre lic. Karem González

Psicologa clínica, egresada Magna Cum Laude de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Completó sus estudios superiores con una Maestría en Psicología de la Salud en la Universidad Antonio de Nebrija, España.

Actualmente culmina una especialidad en Terapia Familiar Sistémica en la UASD. Especialista en diversos abordajes de psicoterapia, con mayor concentración en Dependencias afectivas, Codependencia Clínica y Acompañamiento y manejo de Duelo.

Sobre el Centro Integral Lotus: es un espacio para el bienestar integral del individuo y la familia. Brindan asistencia, evaluación y apoyo en las distintas etapas evolutivas de la persona y el núcleo familiar. A través de un equipo multidisciplinario ofrecen servicios de psicoterapia familiar, infanto- juvenil, individual y parejas. Contactos: Info@centrointegrallotus.com 

Fuente e imagen: https://revestida.com/no-tienes-que-ser-perfecta-para-amarte-autoestima.html

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El «lucrativo negocio» de los secuestros masivos de escolares en Nigeria

Según Amnistía Internacional, La Violencia Protagonizada Por Bandas Armadas Dedicadas Al Robo Y El Secuestro De Personas Ha Provocado La Muerte De Más De Un Millar De Personas Solo El Año Pasado.


Desde diciembre, más de 600 estudiantes fueron secuestrados en escuelas en el noroeste de Nigeria, país en el que se producen una gran cantidad de raptos a cambio de dinero. El pasado 26 de febrero, 300 alumnas fueron secuestradas en la Escuela Secundaria de Ciencias para Niñas del Gobierno en la ciudad de Jangebe, en el estado de Zamfara. Fue el segundo rapto masivo de escolares en el país en menos de 10 días.

El ataque se produjo sobre la una de la madrugada y los asaltantes llegaron vestidos con uniforme de guardias de seguridad, lo que generó cierta confusión. Además, los hombres iban armados a bordo de motocicletas y vehículos tipo pick-up y obligaron a las niñas a subir a los coches.

Apenas unas semanas antes, otros 28 estudiantes y varios profesores de la Escuela de Ciencias del Gobierno en Kagara, en el occidental estado de Níger, fueron arrestados a manos de hombres armados y liberados al cabo de unos días tras negociaciones.

En este caso, los hombres armados y vestidos de militares entraron en la institución y, tras enfrentarse a la guardia de seguridad, consiguieron llevarse a los chicos sobre las tres de la madrugada. Aunque algunos de los empleados y estudiantes lograron escapar, el resto fue llevado a un bosque cercano y un estudiante falleció de un disparo.

El pasado 11 de diciembre, más de 340 personas fueron secuestradas en una escuela de Kankara, en el estado de Katsina. El suceso tuvo lugar cuando hombres armados con rifles atacaron la escuela y comenzaron a disparar contra los vigilantes de seguridad. El tiroteo dio la oportunidad a algunos estudiantes de saltar la valla y llegar hasta la ciudad.

El "lucrativo negocio" de los secuestros masivos de escolares en Nigeria

Las autoridades dicen que los recientes ataques a escuelas en el noroeste del país han sido perpetrados por «bandidos», un término vago para llamar a secuestradores, ladrones armados, ladrones de ganado, pastores de la región de Fulani y otras milicias armadas que operan en la región y que están principalmente motivados por el dinero. según informaciones de BBC.

Los secuestros masivos, una forma de obtener beneficios

La situación de inseguridad en las escuelas del norte y oeste de Nigeria y los sucesivos secuestros masivos han llevado al Senado a plantear la posibilidad de declarar el estado de emergencia en el país, tal y como informa El País.

Según Amnistía Internacional, la violencia protagonizada por bandas armadas dedicadas al robo y el secuestro de personas ha provocado la muerte de más de un millar de personas solo el año pasado.

Muchos creen que una infraestructura de seguridad débil y unos gobernadores que tienen poco control sobre la seguridad en sus estados (la policía y el ejército están controlados por el gobierno federal) y que han accedido a pagar rescates, han hecho de los secuestros masivos una lucrativa fuente de ingresos.

En los últimos años, diversos grupos han encontrado en el secuestro a civiles con el objetivo de pedir un rescate una forma de obtener beneficios. También lo han encontrado en el robo de crudo o el asalto a plataformas petrolíferas.

El grupo islámico Boko Haram ha encontrado en la inestabilidad del país el escenario perfecto para desarrollar sus actividades. Esta organización persigue establecer un gobierno de la Sharía en el país. El grupo no recibió la atención mundial hasta que en 2014 secuestró a 300 niñas en Chibok, de las que 100 siguen en paradero desconocido.

El hecho de que se secuestren niñas en escuelas en vez de otras personas garantiza la publicidad y la participación del gobierno en las negociaciones. El analista Bulama Bukarti ha reflexionado sobre e hecho de que se esté atacando constantemente el sistema educativo. «Ningún niño debería tener que elegir entre su educación y su vida. No se debe hacer que los padres vean la decisión de enviar a su hijo a la escuela como algo difícil. Estos ataques deben detenerse».

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/el-lucrativo-negocio-de-los-secuestros-masivos-de-escolares-en-nigeria/

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Idioma inclusivo, estadísticas y explotación de género

Por: Eduardo Camin 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ha unido a sus socios en la producción y uso de estadísticas para hacer un llamamiento a la acción con el objetivo de mejorar los datos de género, basándose en las lecciones aprendidas y las lagunas expuestas o exacerbadas durante la pandemia de Covid-19. Este informe destaca cinco áreas clave en las que se requiere una acción fuerte y decisiva para lograr una mejora sostenible en la disponibilidad de datos clave de género, incluso en el mundo del trabajo.

La OIT tiene un largo historial de promoción de mejoras en la disponibilidad de datos relevantes para el género. “En este momento presenta tanto una elección como una oportunidad. Podemos seguir volando a ciegas, diseñaLa ONU y el Estado apoyan el desarrollo de mujeres ruralesndo respuestas políticas en el vacío», señalan los autores.

«O podemos invertir en nuestra propia recuperación dando prioridad y financiando la recopilación de datos que nos den una imagen real de los retos a los que nos enfrentamos. Tenemos la oportunidad de construir los cimientos de un sistema de datos sólido y receptivo, un sistema que nos permitirá diseñar políticas inteligentes y específicas que tengan un impacto real”, añaden

La igualdad de género ¿una cuestión de datos?

Los datos son muy claros en un punto; la pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto desproporcionadamente negativo en las mujeres. Dado que hay más mujeres que trabajan en el turismo, el comercio minorista y los sectores informales, que han sido los más afectados por la pandemia, sus medios de vida se han visto alterados.

Comprender el alcance de este impacto es el primer paso para invertir el rumbo. Sin embargo, la pandemia también ha puesto de manifiesto y ha exacerbado las lagunas de datos que socavan la capacidad para actuar intencionadamente y elaborar respuestas políticas eficaces.

Sin dudas que los esfuerzos de producción de datos se han visto seriamente perturbados por la pandemia de Covid-19, afectando a todo, desde la recogida de datos hasta su posterior gestión, análisis y comunicación. A estos desafíos se suma una gran cantidad de lagunas de datos existentes, especialmente en lo que respecta a la salud, la educación y las oportunidades económicas.

Si no se abordan estas falencias y los obstáculos a la recopilación, no podremos comprender ni abordar plenamente las repercusiones de la pandemia desde el punto de vista del género.

La recopilación y el uso de datos oportunos y fiables desglosados por sexo no sólo son fundamentales para reconocer y abordar las desigualdades de género, sino que son esenciales para la recuperación económica mundial.

Informe especial: un mes de aislamiento y el impacto de la violencia de género en el país | La tintaSi optamos ahora por comprometernos a aumentar la recopilación y el uso de datos, construiremos una base mejor preparada para futuras crisis. Todo el mundo -desde los altos cargos de los sistemas estadísticos nacionales y los responsables de las encuestas hasta los financiadores, los organismos multilaterales y los socios de investigación- tiene un papel que desempeñar.

Pero este trabajo debe realizarse de forma sistemática para analizar eficazmente las repercusiones sanitarias y socioeconómicas de la pandemia. Sin embargo, en la actualidad sólo uno de cada tres países informa regularmente de las estimaciones de casos y muertes relacionadas con el COVID-19 desglosadas por sexo.

La violencia de género, el trabajo remunerado, el trabajo de cuidados no remunerado y el acceso a los servicios son sólo algunos ejemplos importantes en los que persisten o se han exacerbado importantes lagunas de datos. El seguimiento y el análisis de la forma en que los gobiernos responden y utilizan los datos para garantizar la rendición de cuentas también es crucial.

Los datos procedentes de la actividad de los medios de comunicación sociales y tradicionales y del uso de Internet, los datos geoespaciales generados por los dispositivos móviles y el sector privado pueden proporcionar información fundamental en un plazo más breve que las fuentes de datos tradicionales.

Aunque no sustituirán a las encuestas de hogares bien diseñadas como fuente clave de información sobre la mano de obra, estos tipos de fuentes no tradicionales pueden aprovecharse para informar sobre las previsiones relacionadas con la pandemia. Hasta laEl trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa casi el 16% del PBI en la Argentina - MiráVox fecha, las respuestas políticas a la pandemia han sido en gran medida involuntarias desde el punto de vista del género. Por ejemplo, sólo un 8% de las medidas de protección social y del mercado laboral han abordado directamente los cuidados no remunerados.

Para que las medidas políticas sean eficaces, deben reflejar lo que nos dicen los datos, pero el progreso mundial se ve obstaculizado por las limitaciones en el acceso a los datos y la infrautilización de los datos disponibles en la elaboración y evaluación de las políticas.

Es fundamental una inversión sustancial en infraestructuras de datos, tanto ahora como después de la pandemia. El pasado año ha puesto a prueba los sistemas de datos, que están sobrecargados y carecen de fondos.

Antes de la pandemia, sólo el 13% de los países contaban con un presupuesto dedicado a la recopilación y el análisis de datos de género, y los sistemas de encuestas de hogares suelen carecer de recursos, lo que limita gravemente la capacidad de los países para emprender la recopilación de datos esenciales.

Es probable que el impacto económico de COVID-19 en los países erosione aún más los presupuestos nacionales, exacerbando las deficiencias de financiación y de datos. La modernización de la recopilación de datos y el fortalecimiento de las infraestructuras de datos es una inversión que nos servirá ahora y que también preparará nuestros sistemas para responder mejor a futuras crisis.

La economía informal del mundo que ignoramos y ninguneamos

Dos mil millones de personas, más del 61 por ciento de la población empleada en el mundo, se ganan la vida en la economía informal sin acceso al diálogo social; el 58 por ciento de las mujeres y el 63 por ciento de los hombres del mundo trabajan en la economía informal.

Aquí también las mujeres, tienen muchas más probabilidades que los hombres de pertenecer a los segmentos más vulnerables de la economía informal como trabajadores domésticos, trabajadores a domicilio o trabajadores familiares auxiliares, lo que significa que tienen poca o ninguna protección contra el despido y poco acceso a la protección social, incluida la licencia de enfermedad remunerada.

Los trabajadores de la economía informal también carecen de acceso a los mecanismos de diálogo social. Aunque el diálogo social para los trabajadores informales sigue siendo un desafío, se promueve el diálogo social tripartito a través de la Recomendación sobre la transición de la economía informal a la economía formal, 2015 (núm. 204) para representar los intereses y la participación de los trabajadores informales y su transición a la economía formal.

La superación de la escasa cobertura de los trabajadores informales en el diálogo social y la negociación colectiva ha llevado a los sindicatos a destinar mayores esfuerzos a contratar, organizar y representar a los trabajadores informales, a menudo con organizaciones de trabajadores informales, por ejemplo, la Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA) y la red mundial Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO).

Ello ha ayudado a fortalecer la voz colectiva de las trabajadoras informales, como en el caso de ‘los trabajadores informales, sus organizaciones y sus campañas, que representan lo más destacado del cambio notable que ha registrado el movimiento obrero mundial en más de un siglo’.

Las estructuras en los sindicatos que representan a los trabajadores informales incluyen el establecimiento en 2015 por el Congreso de Sindicatos (TUC) de Ghana del Sindicato de Asociación de Trabajadores del Sector Informal para representar a los trabajadores informales, y la Comisión de Trabajadores del sector informal del Sindicato Unificado de Trabajadores Generales y del Transporte de Uganda, centrado en las trabajadoras informales del sector del transporte.

En la misma línea, organizaciones de empleadores han colaborado con unidades de la economía informal y con pequeños empleadores en la promoción de la transición de la economía informal a la economía formal.

Algunos ejemplos incluyen la representación de los intereses de pequeñas empresas informales como han hecho la Federación de Empleadores de Kenya, la Asociación de Empleadores de Ghana y la organización de empleadores de la República Democrática del Congo, Copemeco.

Con motivo del establecimiento del Comité de las Mujeres Trabajadoras del Sector Informal del ATGWU se han celebrado negociaciones para mejorar la seguridad de las mujeres y su acceso a retretes seguros y otras instalaciones, así como a la protección social.

Tras la incorporación de asociaciones de trabajadores informales del transporte y de la organización y el apoyo a Galima (una asociación de mujeres supervivientes del VIH y el sida en el sector del transporte), así como con la organización de comerciantes y trabajadores que trabajan desde su domicilio a través de la Asociación de Desarrollo de la Artesanía Tukolere Wamu, entre otros, se ha producido un aumento en la afiliación al sindicato.

El Comité de las mujeres trabajadoras del sector informal del ATGWU también ha promovido la constitución de comités de trabajadoras locales, ayudando a las mujeres a conocer sus derechos y alentándolas a informar cuando sufren abusos o violaciones de sus derechos.

Además, la organización de talleres de educación y la impartición informal de educación en las calles, en los principales centros de transporte y en el sindicato, ha ayudado a cambiar la actitud de los hombres y a las mujeres a tener más confianza e informar de los abusos. Algunos trabajadores informales han entrado en el ámbito de aplicación del diálogo social y la negociación colectiva, por ejemplo, en lo relativo a la fijación de salarios mínimos, la seguridad social o los derechos de maternidad.

Así es compañera: si te sientes débil, asustada y sola, quemar tus manos y mojar tu frente sudorosa por la explotación, derramar lagrimas de injusticia, frente al mundo, de nada sirve el idioma inclusivo, si las sombras se alargan y te abrazan en la empañada sombra del capitalismo.

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2021/03/04/idioma-inclusivo-estadisticas-y-explotacion-de-genero/

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El dilema del regreso a clases presenciales en México

Por: Abelardo Carro Nava

En los últimos días, el tema del regreso a clases presenciales en las escuelas de nuestro país ha tomado un auge importante. Desde luego, como es natural, hay posturas encontradas, pero legítimas, en tanto la creciente preocupación que he observado por la adquisición de aprendizajes de los estudiantes que cursan sus estudios en alguno de los niveles que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SEM), pero también, por el abandono escolar aunado a otras problemáticas que probablemente se viven en los hogares mexicanos relacionadas al maltrato físico y mental del que pueden ser sujetos los alumnos. No obstante, pensar en reabrir estas escuelas bajo las condiciones en las que varias de éstas se encuentran, fincadas en una pésima administración por décadas de dicho Sistema, propicia cuestionarnos si el momento es propicio para hacerlo. Veamos.

En julio de 2020, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), publicó un documento titulado “Notas de orientación sobre la reapertura de las escuelas en el contexto de COVID-19 para los administradores y directores escolares en América Latina y el Caribe” cuyo propósito, como parece obvio, fue el de aportar un marco de referencia para la reapertura de las escuelas con la finalidad de apoyar a los gobiernos en el fortalecimiento de la educación a distancia y en el proceso de reapertura de éstas, intentando con ello, acelerar las reformas de todo el sistema para ampliar el alcance y mejorar la calidad de los servicios educativos, garantizando la seguridad, el bienestar y protección, el estado de salud y nutrición de todos los miembros de la comunidad educativa (UNICEF, 2020).

Para ello, esta misma organización brindó algunas orientaciones clave para antes y después del proceso de reapertura de las escuelas consistentes en: a) planificación, coordinación, comunicación y monitoreo, b) políticas, procedimientos y financiamiento, c) operaciones escolares seguras, d) continuidad del servicio de alimentación y nutrición escolar de forma segura, e) cómo llegar a todos los niños, niñas y adolescentes con un enfoque en los más vulnerables, f) protección y bienestar. Algunas acciones clave que en este mismo documento se recomiendan cuando las escuelas se abran, sugieren: 1) procesos de entrada (protocolos), 2) práctica de agua, saneamiento e higiene (lavado de manos, etiqueta respiratoria, higiene menstrual, entre otros), 3) suministros básicos de desinfección y limpieza, 4) orientaciones sobre distancia física (en las aulas, en el patio de la escuela, comedores, camarines, baños, en el transporte escolar), 5) continuidad de servicio de alimentación y nutrición escolar/comedores escolares de forma segura, 6) continuidad del aprendizaje para todos, 7) apoyo psicosocial y bienestar, 8) manejo y derivación de casos sospechosos de COVID-19, 9) orientaciones para prevenir la discriminación y el estigma, 10) orientaciones de información y comunicación (UNICEF, 2020).

Pasados algunos meses, particularmente en noviembre de 2020, a través de esta misma organización (UNICEF), Seusan y Maradiegue, publicaron el texto titulado “Educación en pausa, una generación de niños y niñas en América Latina y el Caribe está perdiendo la escolarización debido al COVID-19”. En este documento, en el apartado denominado “Preparación para la reapertura de las escuelas”, se señala que la preparación para el funcionamiento seguro de éstas es una parte vital de este proceso, por ello, la nota de orientación regional de UNICEF, UNESCO y el PMA sobre la reapertura, recomienda siete áreas paras las que es necesario establecer protocolos para que las instituciones educativas sean seguras al momento de reabrir: 1) protocoles de acceso, 2) de agua, 3) saneamiento e higiene, 4) de distanciamiento físico, 5) de salud, 6) de limpieza de desinfección e higiene, 7) de entrada y salida de la escuela. Y, para reanudar el aprendizaje en este mismo texto se sugiere: a) evaluar los niveles de aprendizaje de los estudiantes, b) identificar las deficiencias o lagunas preexistentes, c) diseñar programas pertinentes de recuperación o rehabilitación, d) fortalecer la educación a distancia y los programas de aprendizaje mixto, e) capacitación de maestros (Seusan y Maradiegue, 2020).

Textos que, sin duda, ofrecen una visión global sobre lo que pudiera implementarse en diversos países para un regreso seguro a clases presenciales; sin embargo, como tales, deben ser vistos, leídos y analizados dadas las particularidades económicas, políticas, sociales y culturales que en cada uno de éstos se observan y que, desde luego, son conocidas por sus habitantes. Esto lo digo porque, si bien es cierto que la UNICEF ha instado a diversos gobiernos a retornar a las escuelas, también es cierto que éstos tienen la valiosa oportunidad de tomar decisiones con relación a este tema. ¿Pueden estos países, por ejemplo, dotar de agua a cada una de las escuelas para el lavado constante de manos? La respuesta seguramente la conocemos: 2200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 4200 millones de personas no cuentan con servicios de saneamiento de manera segura y 3000 millones carecen de instalaciones básicas (OMS/UNICEF, 2019). En fin.

Ahora bien, hasta el momento, ¿qué es lo que ha pasado en México?

El 11 de enero de 2021 en conferencia de prensa, el aún Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, dio a conocer el protocolo para el regreso a clases en semáforo en verde consistente en: 1) establecimiento de comités participativos de salud escolar para fortalecer la relación escuela-centro de salud local, 2) disponer de señalizaciones, 3) garantizar acceso a agua y jabón, 4) cuidado de maestras y maestros en grupos de riesgo teniendo prioridad en campaña de vacunación pues el Covid-19 se considera riesgo de trabajo, 5) uso general de cubrebocas artesanal, 6) sana distancia en entradas y salidas, 7) regreso escalonado, el lunes regresa la mitad de los alumnos y el martes otra, 8) asignación de lugares fijos y la asistencia será por apellidos, 9) educación mixta, los alumnos podrán aprender presencial o a distancia, 10) maximizar uso de espacios abiertos, 11) suspender todo tipo de ceremonias, 12) sistema de detección temprana de cualquier caso, con un enfermo de Covid-19 se cierra la escuela, 13) apoyo socioemocional para docentes y estudiantes, 14) regreso voluntario a clases presenciales (Milenio, 2021).

Protocolo que, si se observa con detenimiento, contempla varios elementos que la UNICEF dio a conocer el año pasado. Algunos de ellos intentaron ser adaptados a nuestras circunstancias, otros, por el contrario, quedaron en los mismos términos. Hecho que me llevar a reafirmar el cuestionamiento en cuanto al posible pertinencia del retorno a clases presenciales en las escuelas mexicanas. ¿Puede, por ejemplo, el ejecutivo garantizar el agua en cada una de las escuelas cuando en la misma Secretaría de Educación se sabe que más de 45 mil instituciones educativas no cuentan con ella (MVS Noticias, 2020)? ¿puede el estado garantizar que las escuelas cuenten servicio de lavado de manos cuando se sabe que solo el 65.3, 70.2 y 73% (de educación primaria, secundaria y media superior, respectivamente) cuentan con este servicio? Vaya, de marzo de 2020 a marzo de 2021, ¿qué se ha hecho para atender estas deficiencias y cuántos recursos económicos se ha destinado para ello?, ¿acaso se piensa que los padres de familia y colectivos docentes deberán asumir los costos para habilitar el servicio de lavado de manos o de agua potable cuando se sabe que al inicio del ciclo escolar 2020-2021 se prohibieron las cuotas que hacen dichos paterfamilias para el mantenimiento de las escuelas? Sería importante que el gobierno federal diera a conocer estos datos porque, por más que he buscado esta información, solo he hallado lo relacionado al Programa “La Escuela Es Nuestra” que, dicho sea de paso, no contempla a la totalidad de instituciones educativas públicas del país que se han visto beneficiadas con los recursos que entrega este programa.

¿Cuál fue el plan de trabajo que diseñó e implementó la SEP para las actividades escolares que se deprendieron de una educación a distancia a partir de la contingencia sanitaria decretada por el gobierno mexicano en marzo del año pasado?, ¿cuál es la responsabilidad de la SEP para garantizar la adquisición de los aprendizajes de los estudiantes si una estrategia no es lo mismo que un plan de trabajo?, ¿cuál es la responsabilidad de la SEP en cuanto a la implementación de un sistema de seguimiento o apoyo para procurar la permanencia y continuidad académica de los estudiantes de todos los niveles educativos establecido en el Acuerdo 05/06/2020 pero que no se implementó por razones desconocidas?, ¿quién asumiría la responsabilidad de reabrir las escuelas sin que cuenten con lo mínimo necesario para un regreso seguro a las mismas?

Sí, así como lo señaló el presidente de este país hace unos días “urge que los niños vayan a la escuela a estar con sus compañeras, compañeros, esa socialización tan importante que se da en las escuelas del país…” (Profelandia.com, 2021). Yo creo que sí urge, pero indiscutiblemente, URGE que el estado mexicano, a través del poder ejecutivo, brinde todos recursos materiales y económicos a las escuelas para que éstas sean espacios seguros y, con ello, se pueda lograr la socialización referida.

Desde mi perspectiva, es necesario poner orden en el país en cuanto a este posible regreso a clases; deslindar responsabilidades y afirmar que cada estado es libre y soberano para tomar esta decisión no es buena idea.

Los intereses económicos y políticos jamás pueden anteponerse a la salud, bienestar y vida de los seres humanos. Es cierto, el estado tiene la obligación de garantizar el derecho a la educación, pero también, de garantizar la vida de las personas que en éste habitan. En este sentido, un derecho no puede estar por encima de otro y viceversa y, para ello, necesario fue, es y será, la puesta en marcha de acciones con todos los recursos disponibles para que sean una realidad o, al menos, la realidad tan prometida. Obviamente, la comunicación y coordinación entre distintos niveles de gobierno es fundamental.

Sabemos bien que los contextos, condiciones y necesidades de nuestro país son diversos y complejos, por ello es que pienso, que una toma de decisiones aventurada no podría traer buenos resultados para los actores educativos y no educativos que son parte de este proceso formativo.

¿Podría pensarse en la planeación de una organización comunal, municipal, estatal y, luego, nacional a partir de los criterios o protocolos que han establecido las autoridades sanitarias y educativas para garantizar un regreso seguro a las escuelas? Desde luego, es posible. Sin embargo, con una vacunación de personas que no avanza según lo programado, sin los recursos presupuestales para dotar de insumos a los centros escolares, sin esquemas de capacitación al profesorado y padres de familia sobre estas cuestiones, sin claridad en los criterios que se toman en cuenta para la asignación de colores en el semáforo epidemiológico, sin tener claro los criterios técnicos/operativos para adecuar los espacios escolares a fin de disminuir o prevenir los contagios, sin un sinfín de cosas más, el tema se torna por demás complejo porque el riesgo de contagio podría ser mayúsculo dada la precariedad que estamos viviendo en tiempos de una cuarta transformación de México.

¿Quién asegura que los contagios no podrán darse en los centros escolares por la misma naturaleza y dinámica que se vive en los mismos aun y cuando se cumplan al cien por ciento los protocolos?, ¿quién valorará si alguien es portador del virus, pero asintomático?, ¿de qué manera se detectarán estos y otros casos?

Referencias:

Melín, A. (2020). Hay 46 mil 515 escuela sin agua en México, representan 23% SEP. MVS Noticias. Recuperado de: https://mvsnoticias.com/noticias/nacionales/hay-46-mil-515-escuelas-sin-agua-en-mexico-representan-23-sep/

Redacción Milenio. (2021). Regreso a clases presenciales: el protocolo que emitió la SEP ante Covid-19. Recuperado de: https://www.milenio.com/politica/comunidad/regreso-clases-presenciales-sep-presenta-protocolo

Redacción Profelandia.com. (2021). Ya “urge a clases presenciales: AMLO. Profelandia.com. Recuperado de: https://profelandia.com/ya-urge-el-regreso-a-clases-presenciales-amlo/?fbclid=IwAR3iQsMI9q3zTQ3xfC2zy1E_Z-rsaUpLVfA6aGHmeNEyV3WdFfCUPOHRLRk

Seusan, L.A. y Maradiegue, R. (2020). Educación en pausa, una generación de niños y niñas en América Latina y el Caribe está perdiendo la escolarización debido al COVID-19, UNICEF.

UNICEF. (2019). 1 de cada 3 personas en el mundo no tiene acceso a agua potable. UNICEF. Recuperado de: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/1-de-cada-3-personas-en-el-mundo-no-tiene-acceso-a-agua-potable

UNICEF. (2020). Notas de orientación sobre la reapertura de las escuelas en el contexto de COVID-19 para los administradores y directores escolares en América Latina y el Caribe. UNICEF.

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/el-dilema-del-regreso-a-clases-presenciales-en-mexico/

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¿Nuestra forma de hablar es discriminatoria? El lenguaje inclusivo como mecanismo para la restauración de nuestro sistema educativo

Por: Paola Villafuerte

El proceso de reeducación necesario para transformar nuestra manera de comunicarnos generaría herramientas imprescindibles para la construcción de aulas e instituciones inclusivas.

Nuestras sociedades son estructuras vivas que se mueven y funcionan a través de la diversidad de quienes la componen: las personas. Esta diversidad existe en factores como nuestro origen, nacionalidad, género, color de piel, sexualidad y opiniones. Es únicamente desde la configuración de mecanismos reflejantes de estos ejes que se le abre espacio a visualizar la pluralidad que nos sitúa como personas en el mundo; uno de estos mecanismos fundamentales es el lenguaje.

Las relaciones sociales encuentran su lugar de representación justo en un sistema que comparte su complejidad y cambios constantes. En este sentido, la lengua puede reflejar agentes positivos, como la diversidad, pero entonces también es capaz de reflejar la discriminación y segregación aún latentes en nuestros espacios.

La guía del uso del lenguaje inclusivo, realizada por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia de la Ciudad de México, DIF CDMX, explica que es a partir de nuestro sistema de comunicación que  “aprendemos a nombrar el mundo en función de los valores construidos en la sociedad, […] y dependiendo de cómo se use puede dignificar, denostar o invisibilizar, generando prejuicios, estigmas y estereotipos”. Entonces, la resignificación de una herramienta tan poderosa –y peligrosa– como la lengua, “conlleva una transformación en la construcción social de los conceptos y en la generalización de una cultura de trato igualitario”.

Este proceso se plantea desde la validación de una comunicación inclusiva, pero un acercamiento a esta alternativa tan necesaria requiere primero la identificación de aquellos usos del lenguaje que perpetúan conductas dañinas.

Entonces, ¿nuestra forma de hablar es discriminatoria?

Como mencionamos, la lengua es una estructura que refleja las características de quienes la usan, por lo tanto, es un ente vivo, sujeto a un contexto social, político, geográfico y generacional. Al adecuarse a las necesidades de sus hablantes, su uso es consecuentemente también herramienta de aplicación en ciertos ejercicios de poder que son todavía visibles en nuestra sociedad.

Cuando la representación de todas las personas se realiza a través del nombramiento de una sola parte de la población, se valida la existencia de una figura jerarquizada. Esta termina por permear la manera en la que decidimos conducirnos hacia las personas. Si desde las bases del aprendizaje se excluye la pluralidad de nuestra sociedad, entonces existe un problema. Andrea Lagneaux, en su trabajo, lenguaje inclusivo en las aulas: problematización, disputas e inclusión, cita a Paulo Freire quien mencionaba: ”Si todas las personas aquí reunidas fueran mujeres pero apareciera un solo hombre, yo debería decir «todos ustedes» y no, «todas ustedes». Esto, que parece una cuestión de gramática, obviamente no lo es. Es ideología”.

La propuesta de un uso de la lengua que legitime la existencia de todas las personas que conforman nuestros espacios, incomoda justo porque cuestiona estructuras que parecían no-cuestionables. Lo cierto es que se debe validar su existencia; el lenguaje inclusivo está siendo utilizado y se ha introducido no sólo la conversación habitual, sino también al discurso en la academia. Es en el contexto de una Latinoamérica actual que las redes sociales testifican una reforma transversal en nuestro “paradigma sociopolítico, económico y cultural”, como explica Lagneaux, y estos cambios salen a la superficie también en cómo los hablantes deciden manejar el lenguaje.

La lengua como postura política

Los textos se conectan a la sociedad por medio de la ideología que el autor o autora deposita en ellos, es decir, son construcciones que expresan subjetividades, formas de ver el mundo; que poseen a su vez, su propio contexto socioeconómico y cultural determinado.  “Así mismo todo contexto incide en las realidades, experiencias de vida y representaciones sociales que poseen lxs autores”, dice Andrea Lagneaux. Es en este sentido que el lenguaje es portador de dispositivos de poder, y aquellos que poseen este mismo poder no se enfrentan al inconveniente de percibirse invisibles.

El desconocimiento de la existencia de este poder “lleva a reproducir un discurso que configura la realidad desde una sola mirada, marginando la posibilidad -en este caso- de cuestionar la masculinización del lenguaje”, como Silvia Castillo y Simona Mayo afirman en su artículo. Decidir activamente reformular nuestro discurso en un intento por abogar en pro de la representación de las minorías, es indiscutiblemente una postura política.

Aclaremos que el lenguaje no es la realidad, sino que la representa –y configura–. Colocar una interrupción consciente de preceptos perjudiciales que podrían llegar a infiltrarse en esta representación, se plantea como el objetivo del lenguaje inclusivo. Y en “su uso está implicada la identidad de las personas”, mencionan Castillo y Mayo.

El estigma hacia el lenguaje inclusivo

Uno de los estigmas relacionados a esta propuesta, es la impresión de una degradación en el lenguaje. Esta noción parte de entender que tales reformas en la manera que nos comunicamos atentan contra la belleza y naturaleza de nuestro idioma; en este juicio, la lengua se percibe como una estructura ajena y rígida hacia nuestros cambios socioculturales. Aplicar restricciones como estas, contradice los claros movimientos que cualquier lengua –entendida como un fenómeno– debe atravesar para mantenerse práctica y congruente a su contexto.

La lengua es una estructura que refleja las características de quienes la usan, por lo tanto, es un ente vivo, sujeto a un contexto social, político, geográfico y generacional.

Nuestro lenguaje está conectado y es inevitablemente “sensible a cambios extralingüísticos”. Intentar realizar las funciones comunicativas de ahora utilizando, por ejemplo, el castellano del Medioevo resultaría bastante problemático y hasta obstaculizante. A través del fenómeno de la lengua podemos visualizar de una forma más clara los procesos sociales que fueron los catalizadores de nuevas reformas en su estructura.

Además de esta concepción, surgen otros cuestionamientos desde la observación lingüística en una postura disidente. Al entender la función de la lengua sólo como un medio comunicativo, se cuestiona si realmente posee tintes ideológicos por su cuenta. Desde esta percepción, los sesgos no son inherentes al lenguaje, y este “no se concibe como un espacio de disputa de derechos sociales”. Aquí se esperaría que una vez la realidad sea distinta, el contexto por su cuenta pueda cambiar el significado de las palabras sin alterar su estructura.

Sin embargo, la naturaleza de la lengua no reside sólo como una herramienta, puesto que este “hace pensamiento, se piensa cuando se habla y, al mismo tiempo, representa y construye realidad. Es el sentido y medio central mediante el cual entendemos el mundo y construimos la cultura”, afirman Castillo y Mayo. Por lo tanto, otorgarle al lenguaje un oficio tan aislado de nuestros procesos sociales, termina por fosilizarlo.

Asimismo, se cuestiona la propuesta de desdoblamiento en el habla. En esta se explica que, en lugar de referirnos a un cuerpo estudiantil con un genérico masculino como «los estudiantes», mencionemos a «las y los estudiantes» en una práctica para validar a la otredad. El cuestionamiento a esta elección, sostiene que existe una confusión “entre el género –plano gramatical- y el sexo, perteneciente a la realidad”, como María Márquez Guerrero, explica en su destacado artículo: Bases epistemológicas del debate sobre el sexismo lingüístico.

El lenguaje es portador de dispositivos de poder, y aquellos que lo poseen no se enfrentan al inconveniente de percibirse invisibles.

Entonces, bajo este argumento se sugiere que el género masculinizado del plano gramatical tiene funciones únicamente clasificadoras, y no posee conexión alguna con nuestro contexto social (igualmente masculinizado). Además, se afirma que este desdoblamiento se antepone a la Máxima de Cantidad de Grice, principio lingüístico que explica que no es necesario otorgar más información de la necesaria en un proceso comunicativo.

No obstante, tanto el sistema como su estructura no pueden ser indiferentes al espacio donde se desempeñan. A este aspecto se le une que la existencia del masculino como genérico posee un factor de ambigüedad imposible de ignorar. Como Márquez Guerrero comenta, en el momento de la historia donde aquellos considerados ciudadanos eran únicamente los varones blancos, la palabra predilecta para dirigirse a ellos era «hombres». Una vez la participación de la mujer en la vida pública es validada, esta palabra realiza lo conocido como “salto semántico”, y entonces se le comienza a atribuir un valor genérico. Es decir, a partir de ahí, «hombres» comienza a hacer referencia a todas y todos.

Sin embargo, aún la palabra «hombres» podría ejercer la función de hacer un nombramiento exclusivo de varones. “Cuando se habla de «los hombres», los varones siempre tienen certeza de estar incluidos, como colectivo masculino o como universal humano al que así representan”, dice Lagneaux.

A partir de esta ambigüedad, Márquez Guerrero explica que “se identifica a la especie humana con el conjunto de los varones y, como consecuencia, se da como algo natural la ausencia de mujeres”. En este uso, se vuelve irrelevante siquiera mencionar la distinción entre el uso de «hombres» con un valor genérico o específico, puesto que se convierte “al varón en paradigma, centro y medida de todas las cosas”.

El proceso para extraer esta facultad del masculino genérico para nombrarlo todo, es como cualquier otro, paulatino. Pero mientras sucede, las minorías tienen derecho a utilizar recursos que les permitan verse presentes dentro de la lengua que utilizan, incluso si estos recursos atentan contra las máximas de cantidad. Esta importancia resalta sobre la necesidad de una economía del lenguaje.

Es trascendental igualmente, cuestionarnos acerca del papel que fungen instituciones como la Real Academia Española (RAE). Recordemos que quienes son dueños de la lengua, son únicamente las personas, por lo tanto, ni los diccionarios, ni las academias, rigen o estipulan reglas para su uso. Su trabajo radica en analizar los cambios en este sistema y las elecciones de uso que facilitan el proceso comunicativo. Y como cualquier otra institución también pueden tener posturas debatibles. Castillo y Mayo preguntan, “¿cómo nos sintonizamos con quienes poseen la regla, la norma, desde lo teórico; ¿cómo alinearse por ejemplo con la RAE si en 2017 definía al sexo débil como el conjunto de mujeres?”

“Cuando se habla de «los hombres», los varones siempre tienen certeza de estar incluidos, como colectivo masculino o como universal humano al que así representan”.

Ciertamente, el camino por recorrer hacia una equidad entre aquellos en posiciones privilegiadas y las minorías, no se acortará de manera inmediata por ciertos cambios en nuestra forma de hablar. Pero definitivamente sí contribuye a un debate en torno a sistemas necesitados de reformas a la par de los cambios que nuestra sociedad está viviendo.

Guía para un lenguaje inclusivo

A este proceso se han unido distintas entidades institucionales y gubernamentales para crear proyectos que fomenten un uso crítico de nuestro lenguaje. En marzo de 2019, por ejemplo, el Consejo de Europa aprobó un informe que detalla recomendaciones específicas para combatir el sexismo. El documento aborda cómo ciertas prácticas cotidianas contribuyen a perpetuar espacios inseguros para la mujer, tales como la producción sesgada de contenidos en redes sociales y publicidad.

Igualmente, en Barcelona, la Guía de Comunicación Inclusiva, ofrece herramientas cruciales para realizar transformaciones transversales en la forma en la que nos comunicamos. Este documento otorga información bastante relevante acerca de porqué utilizar el lenguaje inclusivo y lo que esto representa para las minorías. Se divide en estos temas: racismo, género y LGBTI, personas con discapacidad y salud mental. En cada una de las categorías se abordan concepciones erróneas y a partir de ahí plantean alternativas de comunicación. En general, se invita a abandonar formas de expresarnos que provienen desde el etnocentrismo, androcentrismo, colonialidad y sexismo. Algunos de los ejemplos otorgados son los siguientes:

Guía de Comunicación Inclusiva  del Ayuntamiento de Barcelona, España.

Guía de Comunicación Inclusiva del Ayuntamiento de Barcelona, España.

Guía de Comunicación Inclusiva  del Ayuntamiento de Barcelona, España.

Guía de Comunicación Inclusiva del Ayuntamiento de Barcelona, España.

Por otro lado, en nuestro país la diversidad étnico-racial constituye un fundamento esencial de nuestras sociedades. Sin embargo, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017, “el 20.2 % de la población de 18 años y más declaró haber sido discriminada en el último año por alguna característica o condición personal”. Traer a discusión un cambio en nuestra manera de comunicarnos, es indudablemente una postura necesaria para hacer frente a estas cifras alarmantes.

La guía del uso del lenguaje inclusivo, realizada por el DIF CDMX, ofrece también ejemplos para modificar expresiones dañinas en un contexto donde el racismo aparece como problemática inadvertida:

Guia_lenguaje_inclusivo3.png

Lo que el lenguaje inclusivo significa para la educación

Para que la norma en las instituciones educativas sea desafiada, se requiere de un cambio transversal que atraviese el sistema docente y la currícula. Este reside no sólo en la integración de contenidos que aborden la equidad como cimiento del aprendizaje, sino de un uso del lenguaje subversivo.

Aquí se implica un proceso de reeducación constante no sólo en el alumnado, sino también en los directivos; “un esfuerzo por volver a aprender cómo nos dirigimos a mujeres y a hombres en la vida cotidiana”, como menciona el Manual de comunicación no sexista, del Instituto Nacional de las Mujeres. Los estudiantes pertenecientes a minorías, a grupos étnico-raciales diversos, de identidades u opiniones diferentes, tienen derecho a verse contenidos en el lenguaje que utilizan, y más aún en un contexto donde la propia representación es decisiva para un desarrollo integral del conocimiento.

La docencia tiene la obligación de plantear preguntas esenciales acerca de la normatividad desde la cual entendemos al mundo. Aún conociendo que las penalizaciones en puntuación dentro de contextos académicos rígidos son aún una práctica común, el desarrollo de esta herramienta es indiscutible. Un lenguaje que haga visible una carencia de inclusividad ofrece las herramientas justas para hacer del estudiantado una figura activa dentro de este proceso tan incómodo como necesario.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/guia-de-lenguaje-inclusivo

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Brasil: Lula absuelto

Lula absuelto

Atilio A. Borón 

El juez Edson Fachin, del Supremo Tribunal de Brasil, anuló todas las condenas por corrupción contra el expresidente dentro del caso Lava Jato.

Cuando en abril de 2018 Lula fue condenado a la cárcel por el juez Moro, Vargas Llosa lo exaltó en su nota publicada en El País de Madrid (y reproducida en centenares de diarios de la región) «como modelo ejemplar para el resto del planeta. El novelista hizo caso omiso de las groseras violaciones al debido proceso que habían sido denunciadas por numerosos observadores. Al igual que los trogloditas argentinos, él también cree que el lawfare es un “verso” de la izquierda.

Pero como lo afirmó ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en 2016, uno de los más eminentes juristas de Brasil, Afrânio Silva Jardim, en el juicio a Lula primero “seleccionaron al ‘criminal’ y ahora están buscándole el crimen”.

Argentinas/os, ¿les suena familiar? No encontraron el crimen pero Moro lo inventó y Lula fue condenado a nueva años y medio de cárcel. ¿Y por casa cómo andamos? La prensa hegemónica de toda la región aplaudió la violación del Estado de Derecho que estaba en curso en Brasil.

En la Argentina los flagrantes actos de lawfare cometidos por Moro eran celebrados con grandes aplausos por la derecha y sus representantes políticos e intelectuales, en acelerado proceso de fascistización. Actos que eran reproducidos casi ad infinitum por la Justicia Federal de este país en una fraternal competencia con los corruptos jueces y fiscales de Brasil para ver quiénes pisoteaban con más ferocidad las normas más elementales del derecho.

Todo parecía ir bien hace unas pocas horas el juez Edson Fachin, del Supremo Tribunal de Brasil, anuló todas las condenas por corrupción contra el expresidente dentro del caso Lava Jato y, ordenó comenzar nuevamente la investigación en otros fueros, debido a la supuesta parcialidad de la Fiscalía y del exjuez y exministro Sergio Moro.

Éste, al igual de lo que es habitual en la Argentina, tenía la costumbre de combinar con el fiscal de turno la forma y la dirección que debía tomar la investigación criminal para asegurar la condena de Lula. Ahora, lo más probable es que el tan admirado Moro termine él mismo en la cárcel. Los vientos que repararon una injusticia en Brasil llegarán más pronto de lo que se suponía a estas tierras. Brasil respira, Argentina también.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/lula-absuelto/

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