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El paradigma neocolonial de la reforma y los aprendizajes desechables

Por: Darío Balvidares

Un paradigma embriagado en las lógicas instrumentales de la eficiencia motoriza su marcha hacia el objetivo de la performatividad económica de lxs estudiantes, lo que se traduce en la construcción de sujetos empleables como finalidad última de la educación escolar.

La tarea más básica de la producción de conocimiento ha sido y es la pregunta, el cuestionamiento más básico y más perspicaz por el cual no sólo vamos descubriendo el mundo desde las niñeces, sino que es la mayor interpelación de la filosofía: ¿Por qué?

Las respuestas, no siempre explícitas y casi nunca verdaderas, que nos ofrece el sistema capitalista y su versión cultural neoliberal, es que hay una necesidad de reformar la escuela (educación), porque el mundo cambia vertiginosamente y hay exigencias y nuevas demandas. Eslogan que, probablemente, haya salido de la publicidad de alguna gaseosa oscura e hiperglucémica, ha tomado forma política y todo el arco ideológico partidario y/o frentista del establishment lo ha utilizado para pasar por amigo del futuro, pero esencialmente como señal inequívoca de su “pertenencia” a las políticas neocoloniales impulsadas desde el poder global.

¿Acaso los cambios se justifican por sí mismos?

No sólo se trata de decirle “sí” al FMI, también hay que reafirmar la posición neocolonial y decirle “sí” a la reforma educativa de la OCDE, el Banco Mundial, la UNESCO y a todo el proceso de ongeinización (ecosistema de poder formado por ong y fundaciones) parasitario para la entrada empresarial al universo educativo.

El mundo cambia vertiginosamente y hay exigencias y nuevas demandas, eslogan parcialmente cierto. El mundo se debate en una crisis ecológica ambiental sin precedentes; los 10 hombres más ricos poseen más riqueza que el 40 % más pobre de la humanidad, dos de los problemas más acuciantes de la coyuntura actual. Pero la reforma economicista de la educación no sólo no tiene entre sus contenidos de “educación financiera” esa terrible injusticia como problema fundacional de la generación de pobreza, como tampoco se presenta la crisis ecológica del planeta como un problema del modo de producción capitalista. Lo que esboza, por lo menos a priori, que el pensamiento crítico, que como veremos es una de las capacidades blandas enunciadas por los reformadores, será tomado o como un mero juicio de valor (me gusta / no me gusta).

¿Cuáles son los factores de cambio a los que se refiere el eslogan del paradigma reformista?

Por supuesto, la respuesta automatizada será: la tecnología. Pero la tecnología no opera sola… ¡Ya sé! Me van a decir que la Inteligencia Artificial (IA), llegó para quedarse y uno de sus subconjuntos es el  Aprendizaje Automático (AA), con intervención humana mínima, según la definición explícita del oráculo de Google; pero lo que suscita la sospecha no es la discusión sobre las posibilidades reales de la IA en sus formas de AA (cuestionado en su conducta epistemológica por el pensador Noam Chomsky), sino que la reforma economicista de la educación esté tomando ciertas premisas del modelo tecnológico del AA para la construcción de los sujetos empleables, adaptables y flexibles del siglo XXI y una de esas premisas llevadas al aula sería la intervención docente mínima (facilitadores).

La eficiencia educativa no requiere del conocimiento, en el sentido de la importancia que adquieren los saberes académicos en el desarrollo de la inteligencia, sólo de un canon de aprendizajes que puede ir fluctuando en consonancia con los intereses del mercado, pero que tendrá su focalización en el desarrollo de lo que dieron en llamar la “capacidades”, lo que los organismos internacionales habrían denominado, “enfoque por competencias” tomando como modelo lo requerido por el mercado empresarial.

No es novedad que el esfuerzo reformista es asimilar el modelo escolar al modelo empresarial, en cuanto a la disponibilidad de sus atributos y sus estrategias para afianzar la construcción subjetiva en función de la empleabilidad, de manera que la escuela diseñe los actuales y futuros empleados que el mercado requiere y requerirá en función de la productividad y la competitividad.

Las habilidades y competencias que necesita el mercado para funcionar de manera eficiente tienen una suerte de canon bastante preciso en términos generales, que es asimilado sin filtros por el creciente proceso de estandarización de la “enseñanza” y el agrupamiento de “saberes” en modelos de “aprendizaje” a través de las reformas curriculares.

Una de las preguntas, volviendo al principio de esta nota, es ¿por qué el modelo de educación por competencias ingresa como el paradigma de la educación para el siglo XXI, sin ningún tipo de reparos en quienes ejecutan la política educativa, sin siquiera poner en duda su aplicación y los efectos que puede causar en las actuales y futuras generaciones “adiestradas” en el modelo del enfoque por competencias o capacidades medibles?

¿Acaso no se lo plantearon como problema? ¿No mueve a ningún tipo de sospecha que la educación de lxs estudiantes se reduzca a medir un conjunto de capacidades?

A semejanza del Aprendizaje Automático donde se “capacitan a las máquinas para que realicen tareas específicas y entreguen resultados precisos (…) el AA tiene un alcance limitado de aplicaciones (…) usa algoritmos para producir modelos predictivos…

Cuando docentes y estudiantes cuestionan el modelo educativo que se viene implementado con las sucesivas reformas focalizadas, lo hacen porque sienten el utilitarismo inherente al modelo por capacidades o competencias. Porque esas “capacidades” son las que se evalúan en las pruebas estandarizadas, a eso llaman educación basada en resultados y esos resultados deben ser “precisos”, es decir que el objeto del aprendizaje por competencias es la aplicación, no el pensar, ni la explicación. Las competencias se miden en la instancia predictiva de un resultado determinado, pero no explicado.

Estamos frente a la mercantilización de un conjunto de saberes transformados en “aprendizajes prioritarios” para los que se necesita el adiestramiento en el desarrollo de ciertas capacidades, que coinciden con las llamadas “habilidades del siglo XXI”, incluso pueden variar y/o ampliarse o agruparse,  porque sus límites y alcances son difusos, pero éste es el canon que se impone como la receta para la empleabilidad de manera de hacer más competitivas y productivas  las empresas: “Trabajo en equipo”; “Comunicación”; “Manejo del tiempo”; “Resolución de problemas”; “Creatividad (enfocada a la innovación tecnológica y la resolución de problemas)”; “Liderazgo”; “Organización”; “Inteligencia emocional”; “Toma de decisiones”, entre otras.

De esta manera el nuevo “trabajador” se prepara para competir en el mercado, invirtiendo, a través de la “educación”, en el fortalecimiento de sus competencias para desarrollar una trayectoria laboral exitosa en la incertidumbre de un mundo cambiante. Esta es la afirmación de los apologistas del modelo.

Los documentos sobre el enfoque educativo por capacidades replican las mismas recetas, hablando de trayectorias escolares exitosas, donde los contextos sociales y económicos son obviados y la responsabilidad por el éxito o el fracaso sólo se circunscriben a la escuela y al plano individual.

Es decir que la educación, según el paradigma, se resume en lograr sujetos consumibles por el mercado, lo que se llama, en otras palabras, el capital humano.

Un breve recorrido documental nos despeja cualquier duda sobre el rumbo y los objetivos del paradigma educativo que tiene más de 50 años desde las primeras conceptualizaciones sobre la “importancia” de “aprender a aprender” y “aprender durante toda la vida”.

El objetivo del Programa de Educación 2030, explicado en el documento, “El trabajo de la OCDE sobre Educación y Competencias” tiene por objetivo “identificar los conocimientos, competencias, actitudes y valores que los alumnos necesitarán adquirir para tener éxito en el siglo XXI”, no necesitamos explicar otra vez lo que la misma OCDE afirma.

Hasta ahí el tono de advertencia para lograr el “éxito”, palabra que suele ser aceptada con mucha liviandad, puesto que la educación queda subordinada a “adiestrar” seres humanos para el “éxito económico” de la máquina corporativa mundial, para la cual los países son reservorios seguros desde el momento que subsumen sus políticas educativas al proyecto global, como viene ocurriendo.

El mismo documento OCDE, explica los momentos en que se divide la acción del programa y en una primera fase se deben “abordar cuestiones relacionadas con los planes de estudios, como es la sobrecarga curricular” y en una segunda fase, se recomienda a los países identificar “los tipos de profesores que mejor puedan apoyar el desarrollo de esas capacidades, así como las mejores maneras de gestionar el cambio en las pedagogías, evaluaciones y entornos de aprendizaje”.

De esta forma el proyecto global de estandarización educativa se encamina a “rediseñar la educación con el objetivo de mejorar la empleabilidad”, así como el programa sobre “El futuro de las competencias: entender las implicaciones educativas entre la IA y de la Robótica, analiza cómo las computadoras transformarán la demanda de competencias y los requisitos educativos del mercado de trabajo en las próximas décadas”.

Pocas líneas del documento OCDE nos ilustran sobre el proceso de “biocontrol” puesto en marcha desde el asalto global de los sistemas educativos. Muchas de las conceptualizaciones esgrimidas en esas breves citas están reproducidas en documentos vernáculos del Consejo Federal de Educación (CFE) y puestos en marcha en el adiestramiento de estudiantes, docentes, directivos y supervisores.

En el documento del CFE de la secundaria 2030, “Marco nacional de integración de los aprendizajes: hacia el desarrollo de las capacidades” se establece “…la importancia de organizar el curriculum, la enseñanza y la evaluación en torno a un conjunto de capacidades consideradas centrales: resolución de problemas, pensamiento crítico, aprender a aprender, trabajo con otros, comunicación y el desarrollo de niveles crecientes de competencia digital”.

Pero no sólo se trata de la secundaria y sus reformas como “secundaria 2030”, “nueva escuela secundaria”, “secundaria del futuro” , estos dos últimos son los títulos en Ciudad de Buenos Aires, a lo que se suma la reforma curricular en el educación primaria, con un falso debate que aparece plagado de los mismos tics ya organizados y decididos, pero presentados en un Informe que funciona como “democratizador” y de “consenso” de distintas áreas del quehacer escolar y segmentos sociales, “Hablemos de educación, la escuela que queremos”.

Entre los puntos destacados del Informe, por supuesto las coincidencias están en que las cuestiones prioritarias tienen que ver con que lxs estudiantes tienen que aprender “adaptarse permanentemente a situaciones nuevas”; “incorporación de la tecnología en todas las áreas”; “importancia de formar capacidades a diferencia de transmitir conocimientos puntuales”; “las dificultades en el aprendizaje de Matemática y Comprensión lectora”; “la mayoría de los/asconsultados/as cree que el desarrollo de capacidades, tales como el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la creatividad, la inteligencia emocional, la adaptación de cambios, etc. deben ser prioritarias”.

Como vemos no parece haber ninguna diferencia con lo ya postulado por la OCDE o el CFE, que replica los mismos conceptos y el Informe jurisdiccional de la Ciudad de Buenos Aires, para la reforma curricular en la escuela primaria, que no difiere conceptualmente de lo realizado en la secundaria.

En el informe, entre otros conceptos resaltados, una de las conclusiones afirma que “El mundo anterior ya no existe, hay que cambiar, adaptarse a las tecnologías”.

No olvidemos que estamos hablando de un informe para realizar la reforma curricular del nivel primario, y un resaltado que funciona como idea fuerza, bajo la apariencia de un eslogan publicitario, niega el pasado y afronta la tecnología como un futuro al que debemos adaptarnos. No son livianas esas conceptualizaciones, porque proponen y proyectan un mundo organizado por tecnócratas con los servicios digitales instrumentados para el control biosocial. Tal vez, en función de prototipo para esas prácticas, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires instaló cámaras en algunas escuelas.

En la síntesis final se destaca que “…busca disminuir la sobrecarga de contenidos”, tal como dice el documento de la OCDE en relación a la “la sobrecarga curricular”. También concluye en la revisión de los tiempos y el estrecho vínculo con la tecnología.

Este breve recorrido por ideas, conceptos y relaciones intenta ser una muestra más de cómo la pedagogía de la obediencia y la colonialidad del poder se ponen de manifiesto en la aplicación acrítica del paradigma reformista de la educación, porque establece un “error epistemológico”, como dice la filósofa Angélique Del Rey: “Los ideólogos de las competencias no ignoran que el sujeto del aprendizaje es el estudiante, pero desconocen que la subjetividad de este aprendizaje es la inteligencia de ese mismo estudiante, y que la educación consiste precisamente en el desarrollo de esa inteligencia y de todas sus facultades. Por el contrario, la educación por competencias no se orienta al desarrollo de la inteligencia del estudiante, sino más bien y más directamente a determinados ejercicios y desempeños, usos y funciones de dicha inteligencia.

El “error epistemológico” es un cambio de clave en el que la educación no es para el desarrollo intelectual del estudiante, sino para el adiestramiento en el manejo de un conjunto incierto e indefinido de capacidades cuya obsolescencia es su principal cualidad, justamente por aquello del “mundo cambiante”.

Fuente: https://tramas.ar/2023/05/05/el-paradigma-neocolonial-de-la-reforma-y-los-aprendizajes-desechables/

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Venezuela – Economía Digital: Nuevas Habilidades y Destrezas Digitales

Economía Digital: Nuevas Habilidades y Destrezas Digitales

Glorys Solano Ramos¹

Correo: blmaturin.glorys@gmail.com

RESUMEN

La actual ola de la llamada economía digital mediada a través del internet, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), han abierto un sin número de posibilidades a nivel laboral con la creación de nuevos cargos o favoreciendo el emprendimiento, hechos que exigen nuevas formas en el hacer y adecuaciones del conocimiento en este sentido. Es por ello, que los diferentes niveles del sistema educativo requieren un acomodamiento a estas nuevas exigencias laborales, de manera particular a nivel universitario, a fin de coadyuvar con la generación de habilidades y destrezas requeridas en el talento humano, para hacer frente a puestos de trabajo en donde el dominio de ciertos contenidos debe ser reforzado con experiencias técnicas específicas, con la particularidad de que ello debe estar imbuido en un proceso de formación permanente, pues la dinámica constante y avances de la ciencia, la tecnología y las TIC, entre otros saberes influyentes de la economía digital, requieren de una actualización constante de las habilidades cognitivas y destrezas técnicas. Por lo que el propósito de este artículo, describe la necesidad de potenciar las habilidades y destrezas basadas en la economía digital. Al respecto, la innovación en educación universitaria, asegura que los contenidos y las tecnologías sean sostenibles y consistentes con el diseño de una enseñanza orientada a la economía digital en donde la universidad vincula la economía basada en los avances y aplicaciones digitales en relación al proceso de enseñanza y aprendizaje universitario.

 

PALABRAS CLAVE: Destrezas, Economía digital, Educación universitaria, Habilidades, TIC.

 

Digital Economy: New Digital Skills And Skills

Glorys Solano Ramos¹

Email: blmaturin.glorys@gmail.com

ABSTRACT

 The current wave of the so-called digital economy mediated through the internet, information and communication technologies (ICT), have opened up countless possibilities at the labor level with the creation of new positions or favoring entrepreneurship, facts that demand new forms in doing and adaptations of knowledge in this sense. For this reason, the different levels of the educational system require an accommodation to these new labor demands, particularly at the university level, in order to help with the generation of abilities and skills required in human talent, to face job positions. work where the mastery of certain contents must be reinforced with specific technical experiences, with the particularity that this must be imbued in a process of permanent training, since the constant dynamics and advances of science, technology and ICT, among other influential knowledge of the digital economy, require constant updating of cognitive skills and technical skills. Therefore, the purpose of this article describes the need to enhance skills and abilities based on the digital economy. In this regard, innovation in university education ensures that the contents and technologies are sustainable and consistent with the design of a teaching oriented towards the digital economy where the university links the economy based on advances and digital applications in relation to the process of university teaching and learning.

 

KEY WORDS: Skills, Digital economy, University education, Skills, ICT.

 

INTRODUCCIÓN

 

En las últimas décadas se ha escuchado hablar de una revolución a nivel de las etapas del proceso económico denominado economía digital, es decir, en los procesos de producción de bienes y servicios, así como en su comercialización y consumo, término utilizado por primera vez por el profesor Don Tapscot a mediados de los años noventa para referirse a un nuevo tipo de economía basado en el conocimiento y que transformaría la economía mundial en razón del uso de la internet, este concepto ha evolucionado y en la actualidad se conoce como un nuevo modelo que se caracteriza por el uso intensivo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y la interacción de estas con el internet, produciendo una transformación digital en las empresas.

Sin embargo el presente artículo tiene como propósito aportar a la reflexión sobre el necesario desarrollo de habilidades cognitivas y destrezas tecnológicas, a promover desde la educación universitaria, así como la valoración de su incidencia en la incorporación y actualización del talento humano al mundo laboral en el siglo XXI.

 

La Economía Digital, Impacto Formativo y Laboral.

Los tiempos actuales demanda a la sociedad mundial y a las economías para hacerlas productivas, el desarrollo de habilidades y destrezas en los futuros profesionales que permitan el uso y aplicación eficiente de las Tecnologías de la Información y la comunicación (TIC), al respecto Aarón Olmos, economista, refiere que “la economía digital es mucho más que comercios y medios de pago electrónicos”. En palabras de Gonzále en su artículo “Economía Digital en Venezuela”, indica:

La Economía Digital supone e implica la aplicación de nuevas tecnologías, así como servicios de TIC, de forma transversal, a lo largo de diversos sectores económicos, permitiendo crear nuevos productos tanto en industrias tradicionales como aquellas de las TIC; reducir los costos de industrias tradicionales; reconfigurar la organización industrial de sectores así como la organización empresarial; reducir tiempos de diseño y lanzamiento de productos; crear nuevos modelos de negocio; revalorización de ecosistemas digitales; poner en práctica nuevas estrategias de precios y de discriminación; explotar efectos de red significativos socialmente valorados; inclusión financiera; acceso a información, entretenimiento y educación, etc. [Documento en línea].

Al respecto, se puede decir que en la cotidianidad estamos inmersos en la “Economía Digital”, más aún no se empleaba este término para realizar y desarrollar actividades, operaciones y tareas a través de aplicaciones basadas en la tecnología digital, apoyadas a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) e internet, algunos mencionan solo las TIC, otros redes, internet, más sin embargo, se emplean todas de manera integral, al realizar una compra y emplear un punto de venta, al enviar un correo electrónico, hacer un pago inmediato por mensajería de texto o utilizar aplicaciones instaladas en el celular, crear una tienda virtual, así como también cuando los docentes emplean un sistema de control de estudios para cargar las calificaciones y generar las actas definitivas. Cobo, J, (2009), afirma que las T.I.C son:

Dispositivos tecnológicos (hardware y software) que permiten editar, producir, almacenar, intercambiar y transmitir datos entre diferentes sistemas de información que cuenten con los protocoles comunes. Estas aplicaciones, que integran medios de informática, telecomunicaciones, y redes, posibilitan tanto la comunicación y colaboración interpersonal (persona a persona) como la multidireccional (uno a muchos o muchos a muchos). Estas herramientas desempeñan un papel sustantivo en la generación, intercambio, difusión, gestión, y acceso al conocimiento. [Documento en Línea].

En referencia a lo anterior las T.I.C permiten la edición, procesamiento, almacenamiento, transmisión de datos a través de dispositivos tecnológicos tales como (hardware y software) con el único propósito de transmitir la información a gran escala local, regional, nacional e internacional promoviendo el intercambio de conocimientos y potenciando la actividad organizacional y de la sociedad en general.

En atención a lo que se ha descrito con respecto al uso de las TIC e interacción con el internet y de cara al mundo laboral, esta nueva economía genera nuevos puestos de empleo e ilimitadas oportunidades de proyectos dirigidos a actividades de emprendimientos, pequeñas y medianas empresas, es allí donde la educación juega un papel importante, debido a que, este tipo de actividades demanda tener ciertos conocimientos, habilidades y destrezas, en otras palabras, capacidades laborales adecuadas a estas nuevas exigencias del entorno. Joseph Aoun, presidente de Northeastern University Boston:

Reflexiona sobre el papel de la educación en un mundo marcado por la transformación digital y la inteligencia artificial. En un mercado laboral en el que muchos puestos de trabajo desaparecerán o cambiarán, Aoun considera tres pilares fundamentales para la educación en este contexto: no solo manejar la tecnología sino también potenciar las capacidades humanas que nos diferencian de las máquinas; la educación experiencial, relacionando el aprendizaje con el mundo real; y ante todo la formación continua. Debemos reinventarnos y reeducarnos constantemente para poder adaptarnos a los nuevos tiempos. [Documento en línea].

Es por ello, que la economía digital tiene una connotación importante en el desarrollo cognitivo que requiere formarse, para aprovecharla, apropiándose del conocimiento. Enriquecer, fortalecer las habilidades y destrezas virtuales necesarias para el manejo idóneo de esta realidad implícita, que sin duda algunas han transformado los modos de trabajar incluyendo el quehacer diario de las personas. Sin embargo, se podría decir que sigue existiendo debilidades en el talento humano (trabajadores, trabajadoras, profesores, facilitadores, estudiantes, egresados) que asuman el desafío que emergen desde las áreas de la informática, la robótica, la inteligencia artificial, la biotecnología, entre otras. Flores, A (2021):

El cambio tecnológico ha traído consigo que las estructuras de empleo se modifiquen. En un mundo predominado por la presencia de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), las habilidades demandadas por las empresas, que también se encuentran en transformación, han variado y los trabajadores van a necesitar desarrollar nuevas habilidades. [Documento en línea].

Por consiguiente, el uso de las TIC ha imprimido un giro sustancial al mundo del trabajo  y de la comunicación; realizando una retrospección desde hace 40 años atrás sin el advenimiento de nuevas tecnologías sumadas a la transformación tecnológica actual no se tendría lo que hoy en día se tiene acceso sincrónico y asincrónico, a la información desde cualquier lugar del mundo. Es así como, con la llegada del internet y creación de portales web, se modifican comportamientos, como por ejemplo: las grandes colas que se hacían en las entidades bancarias o en las empresas de servicios para la cancelación de facturas, disminuyeron notoriamente, por ende en los tiempos actuales ya no es así, con tan solo tener un procesador o PC, así como un teléfono inteligente y conexión a internet tienes el banco y los servicios en casa, a tu disposición de manera inmediata, por eso la economía digital es una alternativa viable, que en estos aspectos, contribuye a una mejor calidad de vida. Desde esta perspectiva es eminentemente que la economía digital a través del uso de las TIC y por supuesto del internet garantiza la velocidad de precisión en diversas actividades bancarias, comerciales, educativas, procesando y transmitiendo información, multiplicándola y expandiéndola, masificándola en tiempo real.

Ya conociéndose lo que significa economía digital así como las TIC, es de interés hacer referencia a la manera de como los seres humanos interactúan, relacionan, intercambian información y conocimiento a través de esta nueva concepción. Al respecto, deben poseer diversas habilidades y destrezas que permitan el manejo efectivo, idóneo y crítico de la economía digital, lo contrario llevaría al suicidio tecnológico/digital por parte de los sujetos involucrados e inmersos en la actual sociedad del conocimiento.

Lo ideal es que todos tengan afinadas las habilidades y destrezas digitales; en concreto, la educación universitaria tendrá un papel esencial en ampliar las nuevas aptitudes que mejoraran su práctica en el trabajo, la actualización del conjunto de habilidades cognitivas y destrezas tecnológicas así como la formación de las generaciones activas que interactúan en esta nueva era de la revolución digital. No queriendo decir con ello, que no existan puntos débiles en el uso de la economía digital, en relación al tema educativo particular, pero que a efectos de este artículo no serán desarrollados. Aoun, Joseph E. (2017):

Debido al acelerado crecimiento de la tecnología, la pendiente educativa cada vez es más pronunciada y las universidades deben de satisfacer esa demanda del aprendizaje… Mantenerse por delante de la tecnología implica tener mayores niveles de educación. La educación más útil para la era es aquella que la educación tiene que cambiar, las universidades tienen que ser vistas como motores de aprendizaje permanente, enseñando a las personas a pensar de tal forma que no pueda ser imitada por ningún tipo de máquina. [Documento en línea].

Por lo tanto, para progresar en la economía digital hace falta una combinación de habilidades cognitivas y destrezas tecnológicas que deben aplicarse en el ejercicio laboral así como en el docente. El primero en el impulso de la compra y distribución de bienes y servicios de manera virtual a través de diversas herramientas, que ofrecen muchas posibilidades a través del internet y de los buscadores se puede tener acceso a plataformas tecnológicas, páginas web, portales, además de todas aquellas aplicaciones que dan a conocer el producto y servicio en el mercado (Marketing digital), empleándose las redes sociales (Facebook, Instagram, Blogger, Twitter, Snapchat, Youtube, tiktok, pinterest, linkedh, otras), consintiendo, que en un abrir y cerrar de ojo se pueda visitar de manera virtual diferentes tipos de negocios, emprendimientos, instituciones desde nuestros hogares, o cualquier lugar sin restricciones horarias.

Para el docente particularmente inmerso en la educación universitaria, la economía digital está presente en el desarrollo de procesos académicos y administrativos como por ejemplo, elaboración de planeaciones académicas, controles internos de registro de calificaciones y carga a sistemas de control de estudios y aún más importante, el desarrollo de la praxis docente y la construcción de nuevos aprendizajes mediados por herramientas tecnológicas, desde cualquier lugar geográfico, permitiendo establecer comunicación con los estudiantes, y socializar de manera síncrona o asíncrona los contenidos programático.

Máximo Santos, Miranda, (citado en Del Toro, 2022), explica que: “en un mundo globalizado como en el que nos encontramos, ser digitales o no, no es una opción, sino una necesidad”. Esta necesidad se acentuó por la Pandemia por COVID-19, que aceleró atropellados cambios en nuestras dinámicas laborales y humanas, aun hoy nos preguntamos ¿Qué paso en el sistema educativo? ¿Estábamos o estamos preparados para este tipo de contingencias? La respuesta es obvia para los docentes venezolanos, no lo estábamos. La pandemia trajo consigo, precisamente la necesidad de adoptar al 100% la economía digital, en tanto instituciones y docentes, no poseíamos la infraestructura tecnológica requerida, sumando a ello, la negación al cambio, la brecha digital, las desigualdades en esta materia, catapultaron múltiples desencuentros, dificultades en la ejecución, negación, intolerancia hacia el teletrabajo, debimos confinarnos en nuestros hogares, surgiendo este aislamiento como estrategia para garantizar la bioseguridad, disminuyendo los numerosos y vertiginosos contagios.

En este crítico contexto humano, se dificultó asumir la praxis docente de manera virtual por diversas razones entre estas no contar con el equipamiento apropiado (Computadora, teléfono inteligente, conexión a internet, entre otros), no debiendo obviar la falta de formación o preparación, traducido en desconocimiento y debilidad  en relación al desarrollo de habilidades y destrezas suficientes que posibilitaran el uso de las múltiples APPS disponibles en la actualidad, e intentar realizar una praxis docente de calidad.

Al respecto, las instituciones educativas universitarias deben estar en sintonía con programas de formación que contribuyan a una alfabetización tecnológica/digital que promueva una educación de calidad y en consecuencia llegar a obtener como resultado estudiantes preparados, conscientes y críticos capaces de adaptarse adecuadamente a la llamada transformación o revolución digital, sin menoscabo del desarrollo pleno de sus potencialidades humanas. Profesionales que al insertarse al mundo laboral, sean capaces de seguir aprendiendo (autoformación), asumiendo que los conocimientos previos les sirvan de orientación para desarrollar nuevos saberes, con creatividad e imaginación, novedosos en lo que hacen, ser auténticos. Ahora bien, la tarea queda supeditada a un proceso de formación permanente donde las personas tendrían que estar conscientes de la importancia del aprender, del desaprender y del volver aprender, contextualizando y actualizando sus conocimientos, desde su realidad inmediata sin perder de vista lo mundial, para así lograr un desarrollo individual y social sostenible en el tiempo, apropiándose de la economía digital y sus implicaciones en la vida planetaria.

En síntesis, el mundo está siendo progresivamente modificado por la economía digital, por supuesto esto también cambia lo que necesita y requiere el sistema educativo para promover vidas plenas, productivas en armonía con el otro y con el ambiente. El acceso y la calidad de la información, seguirá constituyendo retos para la economía digital, pero los cambios que reporta la revolución tecnológica nos muestran nuevas encrucijadas en uno y otro sentido. De allí la importancia de desarrollar las habilidades cognitivas que posibiliten la apropiación y uso de impulsores tecnológicos que dan apertura a la transformación digital tales como: redes 4G y 5G, computación en la nube, Internet de las cosas (IoT), inteligencia artificial, análisis de big data, siendo estas las gestoras en propiciar la biotecnología, telemedicina, energías renovables, realidad virtual, robótica, automatización, pagos móviles, ciberseguridad, criptomonedas y vehículos autónomos.

Finalmente, la nueva era de la transformación digital viene a constituir retos y desafíos, además de oportunidades para todos aquellos que comiencen a transitar en la autopista virtual o en este caso particular de la economía digital o del conocimiento, para ello es necesario que desde las instituciones educativas específicamente las universitarias se impulsen, promuevan y fomenten tanto para los docentes como para los estudiantes una cultura digital en pro de gestionar adecuadamente esta realidad, cada día en crecimiento y desarrollo.

 

Bibliográfía

Aoun, Joseph E. (2017): Educación superior a prueba de robots en la era de la inteligencia artificial, Cambridge, MIT Press.

Cobo, J. (2009). El concepto de tecnologías de la información.[Documento en Línea] Disponible Benchmarking sobre las definiciones de las TIC en la sociedad del conocimientohttp://cmapspublic3.ihmc.us/rid=1MNM63T42-7YHX0S-5XD/zer27-<<<14-cobo.pdf.

De Toro, A. (2022).  Economía Digital: ¿Qué es y cómo afecta a los negocios? [Documento en línea]. Disponible en: www.escueladenegociosydirección.com. Consultado: Abril, 2023.

Flores A. (2021). La Falta de talento humano amenaza la transformación digital. [Documento en línea] Disponible en: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/11491005/11/21/La-falta-de-talento-amenaza-la-transformacion-digital-.html. Consultado: Febrero, 2023.

Gonzále, E. Economía Digital en Venezuela. [Documento en línea]. Disponible en: https://cedice.org.ve/economia-digital-en-venezuela-por-enrique-gonzale/. Consultado: Abril, 2023.

 

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¹Licenciada en Administración mención Industrial. Especialista en Docencia Universitaria. Magister en Ciencias Gerenciales, mención Recursos Humanos. Profesora investigadora, miembro de la línea de Investigación en Educación Emancipadora, Gestión del Talento Humano y Agroecología para la Sostenibilidad (EGAS). Subdirectora de Postgrado y Educación Avanzada, UNESR, Maturín-Venezuela.

 

¹ Bachelor’s Degree in Industrial Administration. University Teaching Specialist. Master in Management Sciences, Human Resources mention. Research professor, member of the line of Research in Emancipatory Education, Human Talent Management and Agroecology for Sustainability (EGAS). Deputy Director of Postgraduate and Advanced Education, UNESR, Maturín-Venezuela.

 

Fuente de la Información: Centro Internacional de Investigaciones (CII OVE)

 

 

 

 

 

 

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Ciudadanos o esclavos: sindicatos y dignidad del trabajo

odos los grupos sociales, desde los transportistas a los médicos, desde los campesinos a las grandes empresas, tienen tendencia espontánea a identificar y defender sus intereses colectivos. El capitalismo neoliberal les asigna el vocablo de grupos de interés o lobbies y pretende degradar a ese rol el papel de los sindicatos. Pero objetivamente son mucho más que eso.

El hecho de vivir del propio trabajo ha constituido durante mucho tiempo un cemento suficiente para favorecer una identidad común que surge del conflicto con el capital. Siempre fue, no obstante, una identidad trabajada tarea que ha correspondido a los sindicatos de clase, organizaciones volcadas en integrar lo disperso, dotándole de una unidad que nunca surgió de forma espontánea.

Observar el mundo desde los ojos del trabajo es una tarea que requiere integrar a los diferentes colectivos resaltando lo que comparten: una perspectiva que concibe el mundo como una patria común sin depender del origen de las personas ni de su capacidad económica, sin servidumbres de ningún tipo; que entiende la libertad como la ausencia de explotación y dominio de unos sobres otros; que entiende el interés general como el resultado de la cooperación voluntaria de las mayorías en un entorno de equilibrios, hoy necesariamente vinculado con el medio ambiente. Al final, descendiendo a lo concreto, late el sueño de concebir la empresa como una organización de personas libres organizadas para crear y compartir riqueza.

La lucha por esa construcción del futuro  a largo plazo se articula en una dialéctica en las que se alternan propuestas de resistencia, confrontación o colaboración integradas en un mismo discurso. Cuál debe ser hoy ese discurso es la cuestión.

La tarea de reajustar el discurso del trabajo en tiempos complejos. 

La complejidad y globalidad de los procesos productivos y tecnológicos ha diluido la solidaridad primaria asociada a formas de trabajo y explotación simples. Lo que entendemos por crecimiento se ha convertido en un proceso de apropiación del excedente que trasciende a las empresas y que aspira a extraer plusvalías del ciudadano en todos los espacios de su vida: cuando va al banco, se compra una vivienda o pretende curar sus dolencias, en su hogar o en el transporte, cuando trabaja y cuando se dedica al ocio.

El desarrollo del último capitalismo está lleno de contradicciones. Cuanto mayor es la productividad del trabajo, mayores son los beneficios empresariales y mayor la apropiación por el capital del valor creado; cuando mayor es la presencia del trabajo intelectual, mayor su sobrecualificación, mayor su precariedad y mayor su exclusión en la gestión de las empresas;  cuando mayor es la globalización de la economía y mayor capacidad ofrecen las tecnologías para trabajar en red, mayor es la fragmentación de los procesos y mayor es la penosidad del trabajo sufrido en solitario.

En la medida que el nuevo poder empresarial se fortalece también se difumina y oculta, se hace invisible pero se siente en todas partes. Es un poder que todo lo ve porque la tecnología se lo permite. Mientras los primeros directivos se sienten dioses con su poder absoluto, la empresa se convierte en una organización obsesionada por la vigilancia, el control y la penalización por incumplimientos.

La forma en que se ejerce el poder acaba impregnándolo todo: construye íntimamente al sujeto, moldea al trabajador. Cuando las fronteras del tiempo y lugar se diluyen, el trabajador-ciudadano pasa a ser una mercancía potencialmente trazable las 24 horas del día. Entonces, los derechos laborales y los derechos ciudadanos se entremezclan y funden. Afectan a la vivienda, la movilidad, los cuidados, la privacidad, la desconexión o la intimidad.

Paradójicamente, aunque la sobreexplotación se instala en el mundo la invisibilidad del poder favorece que el sentimiento de «estar explotado» se mitigue. En su lugar, resucitan otras sensaciones que podemos identificar con las de frustración, exclusión, marginación, ninguneamiento, desprecio, indiferencia… La dignidad humana recupera protagonismo. El movimiento de lo indignados que se extendió por el mundo en la década pasada fue un movimiento ciudadano, pero ahondaba sus raíces en la indignidad del trabajo actual.

Los efectos de la precarización de los trabajadores del conocimiento

Es evidente que estos cambios obligan a ampliar el foco al mensaje sindical mientras atiende sus asuntos de siempre y en particular, hoy, la pérdida de poder adquisitivo como manifestación urgente de la crisis energética y de relocalización de procesos productivos.

El reto es inmenso. Las capas intermedias de profesionales sienten envilecida su situación por la externalización del conocimiento que, por un lado, devalúa su trabajo hasta confundirlo con el de operadores de aplicaciones y plataformas, sin capacidad de aportar valor, mientras, por otro, se les margina en análisis y estrategias departamentales, trasladadas a consultores. Afectadas de una precarización creciente acabarán fomentando plataformas para defender sus intereses si los sindicatos de clase no son sensibles  a su situación. Incorporar esas preocupaciones en elecciones sindicales y convenios es fundamental para integrarlas en una nueva idea de empresa.

Hay que acabar con la concepción monárquica de la empresa y la verticalización creciente de las relaciones laborales, un lugar donde minorías de control asumen el gobierno y deciden por todos. La cúpula directiva que detenta el poder se apropia de la bandera de «lo común» como si el trabajo no fuera empresa, como si avanzar hacia la mejor organización capaz de crear riqueza no fuera el objetivo de los principales interesados en su desarrollo, que son los trabajadores.

La unidad de los diferentes colectivos y capas de trabajadores pasa hoy por hacer confluir sus demandas laborales  e interesarles en el cómo producir y en el qué producir en una lógica de participación en el gobierno de las empresas.

El trabajo es hoy, objetivamente, el grupo social  más interesado en una  mejora continua de la calidad de los activos intangibles (organización, procesos, know how) que es la fuente principal de innovación y de especialización productiva. Y esos activos que no puede adquirirse en el exterior y deciden el éxito de las empresas, precisan de un clima colaborativo que fomente la participación, la inteligencia colectiva y la convergencia de esfuerzos.

Empresa republicana frente a empresa monárquica

Probablemente no estemos en un momento en el que podamos aspirar a un cambio esencial hacia la democracia económica. Difícil imaginar una empresa autogestionada ni plenamente democrática, en la que, por ejemplo, hubiera mecanismos de elección del CEO, pero sí, al menos, aspirar a una organización intermedia, con mecanismos de poder delegados, institucionalizados y participativos que incluyen la codecisión y la participación en el capital.

A ese tipo de empresa que podemos llamar republicana se le puede exigir un clima laboral participativo que dignifique el trabajo. El sistema productivo vigente en el norte y centro de Europa indica que innovación, eficiencia y participación caminan juntos. Reclamar trabajo digno, es identificar al trabajador como ciudadano adulto y libre, no como un siervo asustado o como un esclavo sometido, y a la empresa como el lugar donde se nos ofrece la oportunidad de compartir objetivos para mejorar productos y procesos y crear riqueza.

Hacer sindicalismo será, probablemente cada vez más, ampliar derechos de participación para establecer un contrapoder democrático en la empresa y en la organización del sistema productivo.

Ignacio Muro. Economista. Miembro de Economistas Frente a la Crisis. Experto en modelos productivos y en transiciones digitales. Profesor honorario de comunicación en la Universidad Carlos III, especializado en nuevas estructuras mediáticas e industrias culturales. Fue Director gerente de Agencia EFE (1989-93). @imuroben

Fuente: https://rebelion.org/ciudadanos-o-esclavos-sindicatos-y-dignidad-del-trabajo-2/

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Feminicidios y posesión

Por: Tahira Vargas García 

La mujer aprende desde su niñez que el “hombre que la cela, la quiere”. Este círculo de posesividad- celos-amor es uno de los detonantes principales de la violencia de género.

Recientemente sucedió un hecho que mantiene consternada a la sociedad dominicana, el asesinato de la joven comunicadora Chantal Jiménez por su ex pareja que luego se suicidó.

La presencia continua de feminicidios en nuestro país muestra los altos niveles de violencia existente en una gran parte de nuestra población masculina quienes responden a separaciones, celos y conflictos de pareja desde el uso de la violencia psicológica, verbal y física, en algunos casos llegando a eliminar físicamente a parejas o exparejas femeninas.

Los celos se aprenden culturalmente, las teorías socio-culturales identifican en los celos un comportamiento aprendido en los procesos de socialización en la niñez. Este aprendizaje tiene una fuerte connotación sexista, hombres y mujeres aprenden a celar de forma distinta sobre todo en lo relativo a sus relaciones de pareja en sociedades patriarcales.

Las diferencias entre hombres y mujeres con respecto a los celos no se atribuyen desde la perspectiva antropológica y sociocultural a influencias de carácter evolutivo sino a los procesos y estructuras sociales que crean y mantienen estas diferencias. (Eagly 1987).

La masculinidad en nuestra sociedad se aprende desde la niñez con una agresividad permitida y fomentada “para ser todo un macho”.

“Se puede constatar la existencia de normas duales que históricamente han sido utilizadas para permitir y alentar la actividad sexual masculina mientras se restringe la actividad sexual femenina (Muehlehard y McCoy,1991).

Nuestra sociedad, como toda sociedad patriarcal, coloca las relaciones de pareja en un estándar de relaciones posesivas y dependientes en las que la mujer se convierte en “la mujer de” – posesión – de un hombre con el que tiene una relación afectivo-sexual. La carga de posesividad que tiene el hombre sobre la mujer no soporta las separaciones. Muchos feminicidios se producen cuando la mujer se separa de su pareja. Esta separación entra en crisis con su sentido del honor masculino y su virilidad.

La mujer aprende desde su niñez que el “hombre que la cela, la quiere”. Este círculo de posesividad- celos-amor es uno de los detonantes principales de la violencia de género, junto a otros patrones culturales que configuran la masculinidad como son el honor, la virilidad y la violencia.

La masculinidad en nuestra sociedad se aprende desde la niñez con una agresividad permitida y fomentada “para ser todo un macho”. La violencia es la única herramienta que conoce para resolver conflictos que inician con sus pares y se extiende hacia sus relaciones afectivo-sexuales.

Detener la violencia de género supone desarrollar estrategias culturales y educativas que cambien esta masculinidad sostenida en círculos de celos-posesividad-amor-violencia en los que nuestros niños, adolescentes y jóvenes están insertos. Un aprendizaje que se encuentra en la calle, grupos de pares, familia y escuela.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/feminicidios-y-posesion-9185151.html

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Desafíos múltiples. Desaparición, no

Por: Dinorah García Romero 

La Inteligencia Artificial desafía a los maestros a leer, a escribir, a estudiar y a participar en el debate de los temas que impactan la educación del país.

El mundo analiza, celebra y difunde por todos los medios, la magia de la Inteligencia Artificial (IA). Para muchos es el descubrimiento y la innovación máxima del siglo XXI. Para otros, es una oportunidad para resolver problemas irresueltos en la medicina, en la educación y en otros campos de las ciencias. De la misma forma, es considerada por sectores intelectuales y sociales como una amenaza. Que se produzcan dudas y miedos ante una creación tecnológica tan potente y versátil, como se plantea, es un fenómeno normal. Asimismo, es lógico que despierte un entusiasmo inaudito y una valoración por encima de lo que realmente pueda aportar la creación tecnológica indicada. Los planteamientos anteriores responden a la proclama de Bill Gates con respecto a que la Inteligencia Artificial sustituirá a los maestros.

Para el señor Gates, dedicado en los últimos tiempos a preconizar, desde el cambio climático hasta educación, a los maestros les queda una corta existencia, pues serán sustituidos por la fuerza de la Inteligencia Artificial. El señor Gates, sin dudas, es un genio en el campo de las tecnologías de la información y comunicación. Los indicadores son vastos; por esto es admirable y creíble. Su saber tecnológico es indiscutible.  No así su saber sobre la educación. Por tal motivo, su premonición la traduzco afirmando que la Inteligencia Artificial lo que hace es presentarle a los maestros desafíos múltiples. Pero, en ningún caso implica la desaparición de los maestros de la sociedad, de los centros educativos, de las aulas.

Lo que tenemos que hacer los maestros es apurar el paso; darle importancia a la puesta al día, para no llegar con retraso, ni con vacíos, a los avances de las ciencias, de la información y de la comunicación. Los avances tecnológicos nos interpelan y desafían. Para adelantar el paso no podemos depender exclusivamente de lo que programe y realice el Estado. Puede ser que al Estado y al Sindicato no les interesen maestros con pensamiento crítico, ni con formación consistente por su calidad y compromiso ético.  Puede ser que tampoco al Estado y al Sindicato les interesen maestros que trabajen para producir cambios estructurales en el sector educación.

La Inteligencia Artificial, desde mi punto de vista, les indica a los maestros que, para no desaparecer, como presagia Gates, han de darle un giro de trescientos sesenta grados a su formación y a su práctica. Ambos aspectos deben estar fundamentados en evidencias científicas que garanticen solidez y actualización. De igual modo, los maestros han de trabajar activamente la autonomía. Sin autonomía no hay creatividad, no hay innovación. Esta autonomía tiene que construirla y defenderla en diálogo responsable y transparente con el Ministerio de Educación y con el Sindicato. La dependencia de ambas entidades, sin criterios propios, acentúa la cosificación del magisterio y el atraso intelectual y social. En esta misma dirección, los maestros han de identificarse con su profesión; no deben sentir vergüenza de ser maestros. Con crisis de identidad no se avanza. Se le hace un daño profundo a la profesión misma y el maestro pulveriza su propia autoestima. Los maestros han de ponerle atención a las variables del contexto social y educativo que tienen como objetivo socavar los cimientos de su autoestima, de su prestigio; así como de su integridad emocional y social.

La Inteligencia Artificial desafía a los maestros a ponerle fin al complejo de inferioridad que exhiben ante otras profesiones. Los impele a buscar estrategias para que la carrera de educación se respete y se desarrolle con el nivel y el rigor que las Ciencias de la Educación demandan. Ha de profundizarse el rechazo a una carrera que es trampolín para muchos que son descartados en otras profesiones. Esto no es solo cuestión de perfiles y selección de estudiantes con los mejores talentos para el magisterio. Es cuestión, también, de que se determinen perfiles y criterios para instituciones formadoras de maestros, apoyadas con una evaluación continua y rendición de cuentas de forma sistemática.

De igual manera, la Inteligencia Artificial desafía a los maestros a leer, a escribir, a estudiar y a participar en el debate de los temas que impactan la educación del país. Acostumbrarse a voceros es una estrategia que alimenta la pasividad y hasta la instrumentalización. Se necesitan maestros que estén atentos a los fenómenos que inciden en el desarrollo de la educación, de la sociedad y, especialmente, de los aprendizajes de los estudiantes. Además, han de estar en estado de alerta para que constaten sus propios aprendizajes o sus involuciones. Es necesario llenar de sentido y de contenido el título de maestro. Atrás un título vacío e inconsistente. Adelante un maestro coherente con los desafíos de su profesión y de los tiempos presentes y futuros

Fuente: https://acento.com.do/opinion/desafios-multiples-desaparicion-no-9195966.html

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La educación que queremos: ¿Los androides llegaron ya? (¿Y llegaron bailando el chat chat chat?)

Por: Andrés García Barrios

En esta entrega de «La educación que queremos», Andrés García Barrios nos invita a pensar sobre las implicaciones de que los robots se humanicen.

Ludwig Wittgenstein, filósofo alemán, nos previene: Toda una mitología está contenida en nuestro lenguaje. Con frecuencia, el uso que hacemos de las palabras crea espejismos que nos hacen confundir realidad y delirio. Los docentes tienen la oportunidad de tomar conciencia de esta confusión y ayudar a sus estudiantes a transitar por esas mitologías, que en ocasiones son de verdad alucinantes.

Una de ellas, muy en boga, está presente en nuestras ideas sobre la inteligencia artificial y sobre sus alcances, sus retos y sus riesgos. Los docentes, repito, pueden capacitarse para enfrentar los laberintos conceptuales de sus estudiantes en torno a esas tecnologías. Tomemos por ejemplo dos de éstas, con las que hemos empezado a familiarizarnos: una es el ChatGPT, la otra son esas extraordinarias y sin duda seductoras máquinas de aspecto humano que hacen gestos y hablan cada vez mejor. Empecemos por comprender que esos dos nuevos tipos de robots nos engañan no sólo por su redacción casi humana, sus respuestas tan acordes con nuestras preguntas o sus rostros expresivos, que guiñan el ojo y nos sonríen; también lo hacen por la forma en que nos referimos a ellos: por ejemplo, decir que “los robots nos engañan” o “nos sonríen” (como hago yo aquí arriba) es atribuirles una voluntad que están muy lejos de tener, y sin embargo es muy probable que la mayoría de mis lectores hayan aceptado esas frases sin ningún inconveniente. Es un hecho que si describimos a un robot diciendo que sus sistemas le permiten estar atentopercibirdarse cuentaentendercomunicarse o expresar, nos será cada vez más difícil pensar en él como un objeto inerte, y nos dejaremos convencer de que muy pronto los seres humanos podremos crear máquinas sensibles y conscientes.

Los robots pertenecen, y probablemente siempre pertenecerán, al reino mineral, tanto como una piedra, un auto o la puerta de un elevador cuyos circuitos se bloquean a nuestro paso. Sin embargo, numerosos factores intervienen para que creamos que una máquina posee voluntad propia. Para empezar, los seres humanos somos propensos por instinto a identificar cierto tipo de movimientos como indicadores de que en ellos hay vida. De hecho, es posible que cierta fase “animista” del desarrollo lleve a los bebés a creer que todos los objetos están vivos, cosa que refrendamos los padres y madres cuando un pequeño se golpea con una puerta y exclamamos: “¡Fea puerta!” e incluso lo alentamos a que le devuelva el golpe. Esta fase seguramente se actualiza en la sorpresa que provocan las puertas de un elevador a quienes por primera vez las ven abrirse a su paso (creo que en realidad eso nos sigue ocurriendo a todos de manera inconsciente).  Como anécdota, estoy seguro de que la tía Pacecita, anciana que vivía asombrada por la forma en que su control remoto activaba la tele, luchaba cada día contra la certidumbre de que entre ambos aparatos había un extraño acuerdo.

Pero hay más. Según estudios recientes, una parte de nuestro equipamiento psíquico está destinada a identificar rasgos animales (ojos, caras, cuerpos) en medio de cualquier caos de formas, como el de las nubes o el tirol del techo. Al parecer se trata de estados de alerta instintiva desarrollados por nuestros ancestros para detectar la presencia de agresores ocultos en el entorno.

Añadamos también la empatía que todos sentimos hacia ciertas fisonomías, por ejemplo, el tierno rostro de algunos muñecos de peluche: sabemos que estos son objetos sin vida, y sin embargo, algo en nosotros no está muy convencido de ello (luchamos contra esa certidumbre, como la tía Pacecita). Peor aún, si esos rasgos enternecedores se acompañan de ciertas movimientos “expresivos”, nos será casi imposible negar que detrás de ellos hay una vida y quizás hasta una conciencia. La ilusión quedará consumada si el sujeto en cuestión (perdón, el objeto en cuestión) articula cierto discurso inteligible.

Claro, si a todo lo anterior añadimos nuestra fe casi supersticiosa en lo ilimitado de la ciencia, convertiremos esa ilusión momentánea en una apasionada convicción de que “los androides llegaron ya” (cosa no muy diferente a la vieja creencia de que “los marcianos llegaron ya”). En pocas palabras, volveremos a creer en cuentos de hadas. Y esto no lo digo yo, simplemente parafraseo al gran biólogo Thomas Huxley (amigo personal y principal defensor de Darwin), quien decía: “¿Cómo puede ser que una cosa tan notable como un estado de conciencia surja a consecuencia de una excitación de la materia inerte? Es algo tan inexplicable como la aparición del genio cuando Aladino frota la lámpara” (Huxley no hablaba de excitar materia inerte sino tejido cerebral).

***

No creer en cuentos de hadas no es fácil. Ahí está Pinocho, el muñeco de madera que adquiere un alma humana; ahí está la bellísima escena final de Inteligencia Artificial de Steven Spielberg, en la que unos robots místicos se encuentran con el niño robot protagonista; y está también la conmovedora secuencia de Blade Runner, en la versión de Ridley Scott de 1982, donde el replicante Roy Batty, a punto de desactivarse, llora bajo la lluvia con una paloma blanca en las manos: “He visto cosas que ustedes los humanos no podrían imaginar. Todo eso se perderá en el tiempo, igual que lágrimas bajo la lluvia. Es hora de morir”.

Los adoradores de esas secuencias no me bajarán de desalmado, de inhumano. Sin embargo, yo las adoro igual que ellos, aunque como alegorías de la vida humana, cosa muy diferente a darlas por ciertas y crear utopías o anti-utopías a partir de ellas (con robots que hacen feliz a la humanidad o la destruyen intencionalmente).

Pensemos un poco sobre lo que implica la idea de que los robots se humanicen. Antes que nada, debo aclarar que a mí, como a casi todos, me resulta enormemente seductora y tranquilizante la idea de que a través de la ciencia los humanos podamos dominar la materia al grado de crear seres a nuestra imagen y semejanza. Con tal dominio y autoconocimiento (“conocernos como si nosotros mismos nos hubiéramos creado”, diría la filósofa María Zambrano), sin duda estaríamos en la posibilidad de hacernos inmortales y de edificar realidades inimaginables, sin agotar nunca nuestro potencial creativo y viviendo en eterna armonía con el cosmos y con nosotros mismos. Confieso que si en ocasiones dirijo mi mirada hacia una espiritualidad que no cree que todo se resuelve en el mundo de la materia, no lo hago porque me guste renunciar a esta promesa de la ciencia y prefiera masoquistamente seguir creyendo en un más allá indemostrable. Juro que si supiera que toda la paz que entreveo en lo espiritual se consigue mediante el conocimiento racional y científico, no haría otra cosa que dedicarme por completo a éste y se me vería luchando junto con la comunidad científica para alcanzarlo, aun cuando no me tocara a mí ver su culminación y sólo estuviera trabajando en favor de las generaciones futuras.

Pero resulta que no se necesita reflexionar demasiado para comprender que la realidad no responde del todo a verdades demostrables y que algunos huecos de la ciencia nunca se podrán llenar, no por deficiencia del método científico ni por nuestra incapacidad para entenderlo todo, sino simplemente porque su existencia está envuelta en un misterio que es en sí mismo irresoluble.

Lo anterior se puede aclarar poniendo como ejemplo una de esas dramáticas incógnitas sin solución: la de la aparición de la conciencia. Para hablar de ella, Huxley utilizó la alegoría de la lámpara de Aladino que mencioné arriba, utilísima para empezar a decodificar esa mitología parcialmente instintiva que se oculta en nuestras palabras. Ahora, queriendo avanzar un poco, quiero proponer una segunda alegoría que trata el tema ya no como cuento de hadas sino como relato de ciencia ficción.

***

Imaginemos una supercomputadora construida con los materiales más innovadores del mundo; es majestuosa, veloz y extraordinariamente potente; tiene la capacidad de recibir toda la información que existe en este momento en el planeta, y de procesarla. No hay problema computacional que esta máquina no pueda resolver.

La computadora se encuentra en un cubículo especialmente diseñado para ella. Una mañana, la mujer que se encarga de su mantenimiento, abre la puerta y presencia una escena estremecedora: frente a la supercomputadora, sentado en una silla, hay una especie de ser humano cuyo cuerpo entero se extiende en difusas radiaciones hacia la máquina. La mujer permanece pasmada frente a él. Conforme pasan las horas, van llegando al lugar los operadores expertos, y así como llegan se quedan paralizados, expectantes, sin aliento.

Al día siguiente el lugar está lleno de investigadores especialistas (se ha pedido a la mujer de mantenimiento que abandone el área). Ahora el extraño ser frente a la máquina, se agita, gesticula y hace exclamaciones en armoniosa sintonía con ésta, como si sintiera y a veces presintiera lo que va apareciendo en sus tableros y pantallas.  Las hipótesis sobre su presencia no se han hecho esperar. La primera, y más obvia, es que todo esto es producto de un hackeo, que el extraño personaje es una especie de holograma controlado por alguien ajeno al sistema. Sin embargo, los rastreadores más hábiles no logran hallar la fuente. Después de varias noches de desvelo, esta hipótesis se exacerba: es un hackeo procedente de otra dimensión, idea acorde con las teorías de que nuestro universo es una especie de simulación digital.

Una noche, tres de los investigadores deciden seguir la charla en una cantina y al calor de las copas conciben la hilarante idea de que el extraño ser es un preso político de otra dimensión, que ha sido desterrado, o más bien, in-terrado (los tres expertos ríen cuando inventan esta palabra) en la máquina, a la que ahora está sujeto y de la que no puede escapar. Cuando al día siguiente, ya sobrios, cuentan a sus compañeros las locuras de la noche, no imaginan que detonarán un caos entre los presentes, ¿Y si en efecto el extraño operador es un ser de otra realidad, “caído” en ésta? Todos sus movimientos respaldarían tal idea: la manera en que se mueve, la forma en que todo su cuerpo está conectado a la máquina.

Varios expertos se lanzan a explorar la posibilidad de comunicarse con él a través de otras computadoras, y es así como creen descubrir que el extraño ser “piensa” y “siente” en relación con lo que pasa en la máquina y que es capaz de tomar decisiones adicionales a las de ésta, llevando las capacidades del equipo hacia nuevos confines. Entonces acuerdan plantearle la pregunta “¿Eres una simulación controlada desde otra dimensión o existes realmente? Al hacérsela, el Operador ─ahora le llaman así─ entra en una especie de pasmo y toda interacción con él se pierde. Pasan las horas. Eventualmente se registra actividad. Después de casi medio día, el Operador vuelve en sí con una especie de sobresalto: “Tal vez todos mis pensamientos están controlados desde otra dimensión, pero detrás de ellos hay algo de lo que no puedo dudar: que estoy pensando y que eso significa que existo”. La mayoría de los expertos se sorprende; concuerdan en que hay ahí un ser consciente. Sólo a algunos la respuesta les suena sospechosamente parecida al Pienso, luego existo de Descartes y aseguran que una máquina tan simple como el primitivo ChatGPT podría haber dado esa respuesta.

Las opiniones se dividen dramáticamente. Ahora muchos piensan que el extraño ser no tiene nada que ver con realidades externas sino que es sólo producto de la interacción de la materia, especie de proyección espontánea en la interfase del sistema operativo con los discos de memoria, loop virtual con que la máquina ha adquirido conciencia de sí misma. La hipótesis avanza: el Operador tiene en realidad escasa injerencia en los procesos del equipo, la mayoría de los cuales siguen siendo inconscientes. La hipótesis culmina: el Operador cree que gobierna a la máquina cuando en realidad es gobernado por ella; él se limita a testificar una mínima parte de lo que ocurre en ésta, como un títere que reproduce de forma limitada los movimientos muchísimo más complejos de su manipulador. Algunos proponen que deje de llamársele Operador y se le denomine Testigo u Observador.

Todo es polémica y agitación entre los expertos. Pero algo muy diferente ocurre en el comedor de mantenimiento. Sentada en una silla, la empleada que días atrás vio al Operador por primera vez, no recuerda otra cosa que la imagen que la asaltó al abrir la puerta. Para ella, el único misterio que le parece intrigante es la presencia misma de ese ser aparecido ahí. La verdad es que no sabe ni siquiera cómo formular la pregunta, no sabe si debería decir “¿Qué es?” o “¿quién es?”, “¿es, en realidad?”, “¿por qué?”, “¿para qué?” O simplemente dejar salir un grito. Sus compañeros la han visto sumergirse cada vez más en sí misma…

***

Fin del relato.

El enigma de la aparición de la conciencia ─no sólo en los humanos sino en todos los seres vivos que pudieran tenerla─ parece irresoluble, pero no por eso deja de convocarnos a enfrentarlo. Es sin duda uno de los puntos clave a tratar con nuestros estudiantes en la discusión sobre los límites de la inteligencia artificial y sobre su repercusión tanto en la vida cotidiana como en el devenir planetario. ¿Qué tanto creeremos cuando nos digan que un robot tiene respuestas propias a nuestras preguntas? ¿Nos indignaremos de que un país otorgue calidad de ciudadano a una máquina? El uso de alegorías como las que he planteado sirve para detonar preguntas. Relatos como el de la lámpara de Aladino planteado por Huxley, el mío sobre la supercomputadora o cualquier otro que el docente crea adecuado, puede abrir la discusión: algunos estudiantes negarán que la materia inerte puede hacer emanar de ella un ser consciente; otros afirmarán que llegaremos a conocer el cuerpo humano “como si nosotros mismos lo hubiéramos creado” y que podremos fabricar seres a nuestra imagen y semejanza; sobre esto último habrá quien diga que aún si ese conocimiento fuera posible, aun faltarían muchos, muchos años para llegar a él (tal vez tantos que al momento actual se le recordaría diciendo: “Había una vez…”).

A partir de esos planteamientos surgirán nuevas visiones y nuevas alegorías (un buen ejercicio será pedir a nuestros estudiantes que las elaboren). Nosotros, como docentes, planteemos el dilema y permitamos que las ideas fluyan. Dejemos cualquier conclusión como provisional, y disfrutemos viendo cómo algunos estudiantes se atreven por momentos a avanzar en el camino que plantean los otros. Construyamos con nuestro diálogo la educación que queremos.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-educacion-que-queremos-desaprender-lo-que-creemos-sobre-los-robots/

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Ser docente en México

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

«La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país…»

Este 15 de mayo se celebra al magisterio nacional y con ello, mis felicitaciones para quienes, con la vocación, demuestran que vale la pena seguir adelante con sus sueños a pesar de las circunstancias que rodean la profesión que a la vez es la semilla del resto de las profesiones.

La docencia llena, satisface y motiva en el ejercicio mismo, sin embargo, en derredor de esta, por ser una actividad que trabaja con lo más importante de las familias, también es compleja y en muchas ocasiones poco comprendida.

De acuerdo con datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) uno de cada dos niñas, niños y adolescentes (NNA) se encuentra en situación de pobreza, y muchas personas se preguntarán ¿Y eso qué tiene que ver? Pues mucho. La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país, y ser pobre no es un pecado, pero eso no solo significa tener mayores carencias en cuanto a vivienda, vestido, alimentación y demás satisfactores básicos, sino que, implica que vivir en esas circunstancias, detonan condiciones que hacen más difícil no solo el aprendizaje, sino todas las condiciones de vida en su conjunto.

Como son peores sus condiciones, pueden experimentar un menor tiempo de atención de sus padres, atención médica inadecuada, baja autoestima, indefensión aprendida, participación en culturas de resistencia, trabajo infantil, menor seguimiento escolar, poco acceso a la lectura, mayor hacinamiento, familias extendidas, posible abuso, ambientes domésticos poco estimulantes, exposición a toxinas antes del nacimiento de madres que fumaron o bebieron durante el embarazo, parto prematuro, mala nutrición, pintura a base de plomo en el hogar, agua de baja calidad, menores condiciones de higiene entre otras muchas situaciones.

Dado que el crecimiento y el aprendizaje tiene como cimiento el desarrollo Neurológico y este necesita la seguridad y certeza del bienestar en el hogar para conducir a los siguientes elementos emocionales del cerebro que le apoyan en aspectos tan claves como las emociones que a su vez conducen para que, en el futuro, se convierta en una persona que lógicamente actúe entre lo que piensa, lo que razona y actúa en la misma dirección, entonces podremos entender las dificultades en el proceso de enseñanza – aprendizaje a las que se enfrenta el magisterio en su día a día.

Todo ello representa retos al personal docente en cuanto a la visión e integración en el contexto, la comunicación con las familias, la falta de apoyo en las actividades de aprendizaje, así como en la complejidad en el desarrollo de sus actividades, a lo que hay que añadir otro tipo de factores externos como lo es el cambio permanente de planes y programas, la sobrecarga administrativa,  la dificultad para acceder a estímulos y asensos, el ser una de las carreras peor pagadas , y por supuesto la lenta pero progresiva y drástica disminución de las vacaciones en los últimos años a pesar de ser una actividad de profundo desgaste mental.

Fuente: https://profelandia.com/ser-docente-en-mexico/

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