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Entender cómo funciona el cerebro, clave para un cerbro

Por: Nacho Meneses

La neuroeducación y la psicología cognitiva aportan las estrategias y circunstancias necesarias para conseguir un aprendizaje más profundo y eficiente a lo largo de la vida

Sin duda, no es lo mismo comer lo que nos gusta que comer lo que nos conviene. Y, sin embargo, cuando se trata del aprendizaje, muchos estudiantes tienden a confundir la forma en que les gusta estudiar con la que les proporcionaría los mejores resultados: leer y releer, ponerse música, repasar compulsivamente… Por eso, resulta esencial comprender la manera en que aprende el cerebro (qué mecanismos, qué neurotransmisores y qué circuitos intervienen), así como las acciones y circunstancias, internas y externas, que favorecen un aprendizaje más duradero. Neurociencia, psicología y educación confluyen en el aula “para que el profesor sepa cómo adaptar la clase a cada niño, porque no todos tienen las mismas habilidades cognitivas ni las mismas sensibilidades, y que consiga un aula lo más diversificada posible”, afirma Mario Fernández, especialista en neurociencia de la Universidad Autónoma de Madrid. “La neurociencia puede ayudarnos a saber cómo tenemos que aprender, a olvidarnos de memorizar esos tochos increíbles, relacionar mucho más y aprender más visualmente”.

De fondo, el objetivo último es conseguir que el aprendizaje proporcione herramientas y conocimientos que luego se puedan implementar a lo largo de la vida personal y profesional. Y en este sentido, la neuroeducación permitirá a los docentes “identificar de manera precoz las dificultades que presentan niños y niñas dentro del aula, así como los métodos más adecuados para manejar esas dificultades”, explica Carla Carvalho, psicóloga general sanitaria y fundadora de la web Hablemos de Neurociencia.

Desmentir falsas ideas

Efectivamente, aprender como más nos gusta no es necesariamente sinónimo de eficiencia. Normalmente, nadie nos enseña a estudiar, y cada uno desarrolla espontáneamente sus propios hábitos, según las preferencias que pueda tener sobre el tiempo que se dedica al estudio. Pero lo cierto es que “realmente hay una serie de acciones y circunstancias que nos ayudan a todos a la hora de aprender. Lo que pasa es que no son intuitivas, ni tampoco tienen por qué ser las más agradables”, sostiene Héctor Ruiz Martín, especialista en neurociencia y psicología cognitiva y autor del libro Aprendiendo a aprender (editorial Vergara).

También es necesario aclarar la idea de los diferentes estilos de aprendizaje, ampliamente extendida, y que lleva a pensar que cada uno tiene un cerebro distinto que aprende de manera distinta. Algo que, apunta Ruiz Martín, la ciencia ha estudiado repetidas veces y no ha conseguido probar nunca: “Es tan sencillo como hacer primero una explicación visual a los estudiantes, y entonces ponerles una prueba con eso. En principio, dirías que los que sacan mejores resultados son los visuales, porque la explicación ha sido visual. Si a continuación haces otra lección, en este caso auditiva, y les pones una prueba a todos, ¿Qué esperarías? Que destacaran otros, ¿no? Si existen los estilos de aprendizaje… Pues no: vuelven a destacar los mismos”.

Emoción y motivación

Entonces, ¿QuéP estrategias proporcionarán una experiencia de aprendizaje más completa? Para identificarlas, es necesario tener en cuenta tanto aspectos cognitivos (sobre cómo funciona la memoria) como emocionales, porque las emociones determinarán si estamos dispuestos a hacer el esfuerzo necesario, cuando podríamos estar haciendo otra cosa. Entre los primeros, lo más importante es recordar que el aprendizaje, más que un proceso receptivo, debe ser generativo: “Claro que se tiene que empezar por incorporar información a través de los sentidos. Pero a partir de ahí, tienes que implicarte en dar significado a lo que aprendes y en utilizarlo, es decir, explicarlo con tus palabras, interpretar nuevas situaciones, resolver problemas con lo que has aprendido…”, ilustra Ruiz Martín.

Hoy en día, la neurociencia ha demostrado que todos nuestros procesos cognitivos se basan en la emoción. Un niño triste, ansioso, estresado o deprimido no puede aprender igual que uno contento, y por eso “es muy importante tener en cuenta que, en esas edades, las emociones afectan mucho. A nuestra edad, un evento negativo puede afectarnos dos, tres, cinco días… Pero a un niño de seis años puede fastidiarle toda la vida o modificar su carácter, porque en ese momento su cerebro es tan plástico que ese suceso emocional modifica sus neuronas y sus conexiones”, explica Fernández. Por eso, crear un contexto en la clase donde haya un buen ambiente es fundamental para aprender. “Hoy en día, hay muchos profesores que hacen hincapié en comprender el estado emocional de la otra persona”.

Las emociones, además, mantienen una relación estrecha con la motivación por aprender. Y esta depende, según Héctor Martín, de tres factores principales: el interés, la autoeficacia y un esfuerzo adecuado. “El interés influye, pero debemos recordar que no es algo innato, sino que se puede generar. El tema sobre lo que vas a aprender es muchísimo menos importante que la forma en que te lo acercan. ¿Cuántas veces hemos vivido esa situación en la que un profesor de una materia que de entrada no nos interesaba, ha hecho que nos gustara? Y lo mismo sucede al revés”.

La autoeficacia, por su parte, se refiere a la creencia que tiene una persona sobre si va a ser capaz o no de aprender una cosa. “Si tu autoeficacia es baja, afectará a tu motivación, y probablemente no le vayas a dedicar el tiempo necesario para aprender, por lo que es muy probable que no lo consigas”, añade. En esto, es importante no confundir nuestra habilidad inicial con la supuesta capacidad para aprender o no una determinada cosa. Y también es necesario esforzarse empleando las estrategias adecuadas, lo que facilitará el aprendizaje, la consecución de los objetivos y un aumento de la confianza en nosotros mismos y en nuestra motivación.

La forma en que los docentes enseñan tiene también un fuerte impacto en la motivación: “Si utilizamos métodos obsoletos y arcaicos, obtendremos una baja motivación por parte del alumnado. Pero si incorporamos las nuevas tecnologías a este proceso, aumentaremos de manera exponencial su motivación, debido en gran parte a las emociones derivadas de este tipo de enseñanza”, afirma a su vez Carvalho.

¿Cómo funciona la memoria?

En el proceso de aprendizaje intervienen, fundamentalmente, dos tipos de memoria: la memoria a largo plazo y la memoria de trabajo. La primera es el espacio, en algún lugar del subconsciente, donde almacenamos los conocimientos que adquirimos. No somos conscientes de todo lo que sabemos y solo podemos serlo cuando lo evocamos. “Si yo te pregunto: ¿de qué color es un oso panda? Pues ¡pum! Ese oso panda, que hasta ahora no tenías en ninguna parte, acaba de saltar a tu mente, lo has sacado de tu memoria a largo plazo. Y cuando lo evocas, lo llevas a lo que técnicamente llamamos la memoria de trabajo, un espacio mental en donde situamos la información a la que estamos prestando atención en cada momento, y que es muy limitado”, ilustra Ruiz Martín.

Es importante distinguir entre estos dos tipos de memoria, porque todo lo que queramos aprender ha de pasar por la memoria de trabajo, el lugar donde evocas algo, le prestas atención, le das significado y lo interpretas a la luz de tus conocimientos. Allí se establecen las conexiones entre lo que ya sabes y lo que estás percibiendo: cuanto más sepas, más relaciones podrás hacer, y más profundo, duradero y transferible será ese conocimiento. “Nosotros prácticamente nacemos con las mismas neuronas con las que morimos. Lo que cambia en el cerebro son las conexiones entre esas neuronas, que pueden ser pobres o ricas. Los miles de millones de conexiones entre las neuronas pueden favorecer que entre una y otra zona de tu cerebro haya una autovía de comunicación o una carretera de un solo carril”, sostiene Fernández.

Un proceso cognitivo, como pueda ser leer o entender matemáticas, puede ser realizado en neuronas que se comunican por carreteras de un solo carril o por carreteras de ocho carriles, y esas conexiones son las que facilitan el aprendizaje: algo que, explica, puede entrenarse: “Te pongo un ejemplo: cuando cambias de marchas en un coche, las primeras 1.000 veces lo haces conscientemente; unas neuronas que se comunican con otras y dicen: vamos a meter la primera marcha, y van creando un camino. Pero llega un momento en que lo automatizas, y ya no piensas en ello”. En el caso de un niño pasa lo mismo, ya que puede aprender a automatizar tareas de cálculo, de lectura, de comprensión… Si las practica tanto que las automatiza, podrá aprender cosas mayores.

Estrategias para aprender mejor

Si antiguamente lo normal era estudiar con el libro que debías memorizar, sin duda hoy se estudia más relacionando conceptos y desarrollando en el cerebro toda una red que contribuirá a que no se te olviden. “El principio fundamental es que debes pensar sobre lo que estás aprendiendo, y tratar de darle significado”, apunta Ruiz Martín. Algo que puede hacerse tratando de explicarlo con tus propias palabras (con un resumen, por ejemplo); buscando ejemplos de tu propia cosecha y comparándolos; o incluso haciendo un mapa conceptual que te sirva para explicarte a ti mismo lo que estás aprendiendo. “Todas estas cosas son mucho más eficaces cuando no las copias, sino que te esfuerzas por sacarlas de tu memoria, de lo que has leído. Cuando haces un resumen mirando continuamente el texto del que lo estás sacando, no te va a ayudar”, cuenta.

Por supuesto, a la hora de aprender, es de vital importancia situarte en un entorno carente de distracciones, solo o colaborando con otras personas. Pero, sobre todo, optar por acciones que faciliten el que, en un futuro, puedas recordar lo que estás aprendiendo ahora. “Y cada uno hace lo que cree que debe hacer, desde leer, leer y releer a recitar, hacerse esquemas, hacerse tal… Ahí está la cuestión. Esos esfuerzos y ese tiempo podemos dedicarlo de una manera que sea mucho más eficaz para nuestra memoria. Por ejemplo: según las encuestas, muchísimos estudiantes (de hecho, la mayoría) estudian leyendo y releyendo lo que tienen que aprender. Incluso si se trata de procedimientos (por ejemplo, de matemáticas), en vez de volver a hacer los ejercicios, miran cómo los hicieron en su momento. Y eso es muy poco eficaz”.

Si se trata de adquirir ideas y conceptos, lo mejor es hacer uso de estrategias más efectivas como explicarlos con tus palabras, proponer ejemplos, crear analogías y hacer comparativas. Si se trata de hechos, vocabulario o fechas, pueden emplearse reglas mnemotécnicas o, también, tratar de visualizar mentalmente lo que se está tratando de aprender, o emplear recursos visuales. «Nuestra memoria tiene una enorme preferencia por las imágenes. En realidad, todos somos visuales», dice Ruiz.

Si tienes buena memoria, añade, esto puede funcionarte a corto plazo; pero es mucho más eficaz que vayas leyendo y que cada página, o cada dos párrafos, te vayas preguntando y explicando lo que acabas de leer. “En ese momento tienes la capacidad, puedes acordarte perfectamente, y ese gesto de sacarlo hacia afuera te lo está consolidando más”, esgrime Ruiz. “Otra cosa que puedes hacer es ir creándote preguntas sobre lo que estás leyendo, a medida que lees. Las famosas flashcards, por ejemplo”. Un enfoque que resultará útil aunque el objetivo prioritario sea simplemente aprobar unos exámenes: «Si tus conocimientos son efímeros, pierdes esa ventaja, pudiendo dedicar el mismo tiempo no solo a pasar esa evaluación, sino a que, con el mismo esfuerzo, lo que has aprendido te dure más y te sirva para otros exámenes».

Para conseguir que esos conocimientos que adquirimos sean lo más transferibles posible en el futuro, otro factor a tener en cuenta es el de la diversificación, tanto respecto al contexto físico en el que aprendes como a la hora de aplicarlo en situaciones distintas. Porque cuanto más diversificas, más contextos y más pistas hacen que te sea posible encontrar lo que aprendiste en tu memoria. “No dejes algo vinculado únicamente a un solo contexto. Eso es terrible para el cerebro, porque al cerebro le encantan las anécdotas, y aprende vinculando de manera fuerte lo que está aprendiendo al contexto en el que lo ha adquirido”, argumenta Ruiz Martín.

La neurociencia, además, aporta información con respecto a los horarios de aprendizaje: no se aprende igual por la mañana que por la tarde, ni antes que después de comer. “Se ha demostrado que retrasar la hora de entrada de los chavales al colegio mejora su aprendizaje. Si les obligan a entrar a las 8 de la mañana, como toda la vida, aprenden menos y llegan dormidos, por lo que retrasar la hora de entrada al colegio hace que las notas y los rendimientos cognitivos y escolares sean mejores”, apunta Fernández. “No pueden evitarlo, porque sus hormonas de sueño se segregan más tarde. Por tanto, si se levantan a las siete de la mañana para ir a aprender, todavía tienen melatonina en el cuerpo y el cerebro medio dormido”.

Estudiar con música, ¿sí o no?

En principio, la música es un estímulo ajeno que compite por tu atención y por tus recursos cognitivos. Por lo tanto, de entrada, constituye una distracción que convendría evitar. Ahora bien: ¿Y si el entorno es ruidoso? En ese caso, la música puede ser un mal menor, contribuyendo a enmascarar ese otro ruido, más aleatorio y molesto, por uno que resulta más sencillo de ignorar. Si una persona se ha acostumbrado a estudiar con música, además, quitársela podría ocasionarle incomodidad e incluso ansiedad. Si ya te has acostumbrado, resulta un hábito difícil de quitar, por lo que, al menos, tendríamos que asegurarnos de recurrir a una música suave, relajante y sin letra que puedas entender.

“Dicho de otra manera: quien lo haga por necesidad, que lo siga haciendo; pero si lo hace porque le aburre estudiar y cree que de esa manera va a pasarlo mejor… Es mucho mejor ir haciendo pausas. Concéntrate, dedica tu tiempo a estudiar (aunque sea media hora) y entonces te tomas un descanso y te pones música. Y luego otra vez. Es mucho mejor hacerlo de esa manera que no tratar de hacer dos cosas a la vez, escuchar música y estudiar”, insiste Ruiz Martín. Y no conviene olvidar un detalle importante: el hecho de escuchar música para concentrarse, para tapar ruidos u otros tipos de desconcentraciones, no sale gratis, ya que necesitas inhibirla e ignorarla para poderte enfocar en lo que estás haciendo. Y esa inhibición tiene un coste cognitivo que hará que el cansancio por estudiar llegue antes.

Para aprender, usa el olvido

De entrada, evidentemente, suena paradójico. ¿Olvidar para aprender? Lo que pasa es que, queramos o no, el olvido siempre va a actuar: desde el momento en que has aprendido una cosa, ya la estás olvidando. De lo que se trata, entonces, es de conseguir que la tasa de olvido sea lo más lenta posible, tan lenta como para que pueda durar toda la vida. “Cuando dejas que lo que has aprendido se te olvide un poco antes de volverlo a practicar o evocar, resulta mucho más eficaz que hacerlo justo después de haberlo aprendido”, puntualiza Ruiz Martín.

“Masificar la práctica es algo muy habitual que tanto estudiantes como profesores piensan que es muy efectivo. Cuando ya has demostrado que sabes hacer una cosa, repetirla en el momento no sirve prácticamente de nada”, continúa. “En cambio, si dejas que pase un tiempo para volverla a practicar, y luchas contra el olvido que se ha generado, esa señal que envías al cerebro es mucho más poderosa y hace que se consolide mucho mejor ese aprendizaje”. Esa masificación, además, llevará a un aprendizaje engañoso, porque te hará pensar que te lo sabes perfectamente. “Y claro que al momento te lo sabes. Pero una cosa es saberlo al minuto de haberlo estudiado, y otra al día siguiente”. La estrategia más adecuada, por tanto, es ir espaciando la práctica cada vez más.

Trastornos del neurodesarrollo

“En los últimos años, la cifra de menores que padecen algún tipo de trastorno del neurodesarrollo ha aumentado de manera significativa, siendo el TDAH (de déficit de atención e hiperactividad) y los trastornos del aprendizaje los más prevalentes en la actualidad”, llama la atención Carvalho. Unas patologías que requieren un enfoque adecuado y multidisciplinar, desde el neuropediatra hasta los docentes. “Un manejo inadecuado de estos niños y niñas puede traducirse, en un alto porcentaje de casos, en abandono escolar prematuro (…), al no poder alcanzar el rendimiento académico esperado según su edad y grupo normativo”. Entre los posibles signos de alarma, el retraso en los hitos del desarrollo: la no consecución de distintos objetivos relacionados con el área motora, cognitiva y social dentro de la ventana temporal determinada por los profesionales del neurodesarrollo. Un contexto en el que la labor de los docentes es, junto a la de la familia, fundamental.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/12/02/actualidad/1606918081_087843.html

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Los estudiantes lideran la protesta que ha tumbado dos presidentes en Perú

Por: El diario de la Educación

  • Miles de jóvenes peruanos han salido a las calles a manifestar su indignación con un régimen político que ha demostrado su incapacidad para superar las crisis sociales y económicas. El resultado: tres presidentes en siete días.

Perú ha vivido en las últimas semanas una crisis política que supera la ficción: tres presidentes en siete días, una vacancia y protestas multitudinarias en todo el país sudamericano. Esta, sumada a la crisis sanitaria y todos sus efectos en la economía, se ha convertido en el mayor reto de los peruanos de cara al bicentenario de su independencia.

La crisis se acentuó cuando el Congreso de la República aprobó la moción de vacancia del presidente peruano, Martín Vizcarra. Pero es acertado afirmar que el conflicto y la indignación de los peruanos empezó desde mucho antes. Algunos lo atribuyen a 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski ganó las elecciones por corta diferencia a su principal contendora, Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori y líder del partido Fuerza Popular.

Desde entonces, la mayoría de los escaños del Congreso ha sido conformada por partidos de la oposición, lo que ha impedido una fluida gobernanza por más de dos años. Kuczynski enfrentó dos mociones de vacancia bajo el supuesto legal de “incapacidad moral”, amparado por la Constitución de 1993. Un término que ahora es cuestionado por constitucionalistas y expertos por su amplia interpretación. Antes del debate de la vacancia, Kuczynski presentó su renuncia tan solo dos años después de haber asumido como primer mandatario del país, dando paso a que su primer vicepresidente, el entonces embajador de Perú en Canadá, Martín Vizcarra, jurara el cargo como nuevo presidente.

Sin embargo, el Congreso continuó asumiendo una posición hostil y poco accesible a la comunicación, imponiendo una barrera entre los poderes legislativo y ejecutivo. Este fue el mayor reto de Vizcarra desde un inicio. En solo dos años de gobierno existieron cinco presidentes del Consejo de Ministros y, por lo tanto, cinco gabinetes, que cambiaban por los procesos de investigación que iniciaba el Congreso en contra del gobierno y que representaba una presión política para que renunciaran a sus cargos ante el presunto delito de corrupción o por la negación al voto de confianza que debían otorgar los congresistas a cada cartera de ministros.

Es imposible no regresar a estos hechos —que fueron aún más conflictivos y complicados de lo que parecen— cuando se pretende entender la indignación de los jóvenes que marchan ahora. Según diversos especialistas, son universitarios y recién licenciados que tienen entre 20 y 30 años. No tienen una ideología particular que los integre, ni posiciones políticas, solo malestar e indignación social y política, el signo de los tiempos y de la juventud en el mundo entero.

La pandemia, que agravó las diferencias sociales y económicas en el país, cumplió también un papel en el agotamiento y frustración. Así como ocurrió en Chile, Guatemala y Estados Unidos, el confinamiento o toques de queda no fueron impedimento para que los jóvenes salieran a protestar ante lo que consideraban injusto y antidemocrático. En una semana de protestas intensas, con enfrentamientos violentos con la policía y el atropello de su derecho a la protesta, empujaron la renuncia de Manuel Merino tras cinco días como presidente de facto, luego de la vacancia de Vizcarra.

Pero lejos de contentarse, los estudiantes continuaron con su protesta, esta vez con mensajes claros: la formación de una Asamblea Constituyente encargada de hacer una nueva Constitución, reformas en el cuerpo policial y justicia para Inti Sotelo y Bryan Pintado, asesinados por la policía en medio de los enfrentamientos.

La noche del 14 de noviembre, la primera marcha convocada a nivel nacional, Inti de 24 años recibió cuatro proyectiles de armas de fuego en el tórax; mientras que Bryan, estudiante de derecho de 22 de años, recibió 10 perdigones: cuatro en la cabeza, dos en el cuello, dos en el tórax y dos en el brazo izquierdo. Ambos llegaron sin vida al hospital. Días antes, los manifestantes inundaban las redes sociales con imágenes que prueban la violencia policial desmedida usada durante su recorrido por el centro de la ciudad. Decenas denunciaron el uso de perdigones, uso abusivo de bombas lacrimógenas (incluso desde un helicóptero), policías sin identificación encubiertos como civiles (conocidos como “grupo terna”) y desapariciones de hombres y mujeres participantes en la marcha.

Francisco Sagasti, presidente peruano, tomó posesión el pasado 17 de noviembre. Fotografía: Presidencia de la República de Perú

El pasado lunes, el congresista Francisco Sagasti asumió como presidente del Congreso y, por lo tanto, como Presidente de la República. Si esta estabilidad continúa, será el último mandatario antes de las elecciones generales planeadas para abril del 2021. Por lo pronto, las manifestaciones en el país no han cesado. Aún sin responsables por el asesinato de los jóvenes y un Congreso manchado por investigaciones de corrupción y otros delitos, los colectivos permanecen en contacto y comunicación permanente.

Las redes sociales, su principal canal, siguen acaparadas con las convocatorias de nuevas marchas, consejos sobre cómo actuar frente a las detenciones, rechazo a la cobertura de medios tradicionales y mensajes hacia sus autoridades. Dentro de las múltiples voces de las redes, una de ellas remarca: “Se metieron con la generación equivocada”.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/30/los-estudiantes-lideran-la-protesta-que-ha-tumbado-dos-presidentes-en-peru/

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Semiótica de los feminicidios

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

En el comportamiento hacia la mujer, botín y esclava de la voluptuosidad común, se manifiesta la infinita degradación en que el hombre existe para sí mismo… Del carácter de esta relación se desprende en qué medida el hombre ha llegado a ser y se concibe como ser genérico, como ser humano: la relación entre hombre y mujer es la más natural de las relaciones entre uno y otro ser humano”. C. Marx

Pocas formas del asesinato poseen más carga simbólica que los feminicidios. En ellos se coagula un poliedro de fenómenos  históricos degradantes, cocinados en las entrañas del poder hegemónico más podrido. Lo ya de suyo macabro, en lo particular, trasciende y salpica al contexto mientras destruye los mejores valores colectivos amasados durante milenios. En el asesinato alevoso de mujeres, niñas o adultas, reina una moraleja pútrida que se ha dejado macerar para que haga metástasis en todo el cuerpo social y nos deprima, nos agobie, nos cancele todo futuro. No es un problema nuevo ni ingenuo. Se lo ha dejado progresar para hacernos sucumbir en los pantanos del pesimismo donde no hay salida porque convence al mundo de que las mujeres nada valen.

Hay geopolíticas macabras emblemáticas, como las “Muertas de Juarez”, y también hay paradigmáticos, como los crímenes incontables silenciados en la intimidad de la gente “pudiente”, abrigada con impunidad mediática a fuego. Violencia de género que siempre ha sido tolerada como un derecho de machos, cultivado en la nervadura ideológica de la burguesía que fue siempre permisiva y siempre impune. La violencia contra las mujeres en los hogares, en las parejas o en cualquier forma de las relaciones de producción, no es otra cosa que un crimen social tolerado largamente. No hay seguridad para las mujeres que conviven con hombres orgullosos de ser violentos. Hay muchas patologías fúnebres en el “sistema patriarcal” que se repite en las casas, las empresas, las oficinas, las iglesias, las calles y en todo lugar. La mitad de los asesinatos de mujeres, por razones de género, no se esclarece. ¿Hay que llamar a la palestra a Henri Désiré Landru? ¿A Thomas De Quincey con su “On murder considered as One of the Fine arts” (Sobre el asesinato considerado como una de las bellas artes)?

Si alguien pretende reducir lo macabro del feminicidio a “episodios aislados”, de “locura individual”; reducirlo a un tema de debate en sesudas “sobremesas” a propósito de la violencia “de unos cuantos”, en vez de abrir el cuestionamiento al capitalismo todo. Si alguien pretende tal reduccionismo, debe saber que muchas mujeres morirán mientras nosotros discutimos porque, para ellas, la vida depende de la comunidad, de la defensa colectiva de su integridad, de su cuerpo y su dignidad. Y tal defensa depende de destruir el poder patriarcal hegemónico desde sus fuentes ideológicas, en sus fuerzas opresoras concretas y en el consenso ético y jurídico que lo protege; desde la familia y en su forma más horrorosa del Estado Nacional que perpetúa la supremacía machista para, a través de la violencia, lograr la posesión, la colonización y la destrucción de las mujeres. Buñuel lo retrató muy bien en más de una de sus películas.

La violencia que asesina mujeres es un producto más de la ideología de la clase dominante infestada con mentiras y perogrulladas. Se trata de violencia basada, incluso, en el miedo a que las mujeres sean “superiores”. Eso es intolerable para el poder machista. El asesinato de mujeres tiene relación íntima con un sistema social basado en desigualdades por el hecho, incluso, de pertenecer al “sexo débil”. Es un problema creciente. Históricamente se aceptó que el vínculo entre hombres y mujeres conlleva una licencia para abusar. Fueron silenciados miles de episodios de violencia real, plenamente asimilada en la vida cotidiana. El extremo de esa pedagogía de la violencia es el permiso reservado para la industria de la pornografía que vende la imagen de mujeres dispuestas siempre a soportar, una y otra vez y para siempre, cientos y cientos de vejaciones. Estímulo audiovisual para la violencia sexual, la violación y el asesinato perpetrado, en el fondo, por los valores morales del establishment retrógrado que mercantiliza a las mujeres y las somete al absolutismo lujurioso del placer machista… hasta el asesinato. Un placer de la carne humana en su forma más deshumanizada. Como ocurre en muchos matrimonios.

No es ilógico que, en cada feminicidio, esté anidada una moraleja y una simbología contra la sociedad condenada a ser esclava de la supremacía conservadora que es, a su vez, un campo de concentración ideológico lleno de víctimas muertas. Y nadie parece poder frenarlo. Falta mucha investigación sobre las causas, de manera fundamentada y rigurosa. Investigaciones históricas en torno al feminicidio sobre un escenario histórico de desigualdad genérica. Son asesinatos que simbolizan la misógina extrema, e histórica, orientada a producir más explotación y más subordinación de las mujeres. El significado es tan terrible por lo complejo como por lo macabro. Simboliza la moral de los cuchillos, las pistolas y las trompadas destinadas a la piel de las mujeres reducidas a un genital despreciado que puede herirse bajo la complicidad cultural del establishment. El mensaje lumpen del feminicidio es “que no importa lo que le hagan a una mujer y de cuántas maneras la lastimen, a ella le va a gustar” (Andrea Dworkin). Hay un cancionero amplísimo que lo avala y lo repite hasta el hartazgo. Con tríos, mariachis, regetones o bandas de rock.

He aquí el tiempo de los asesinos. Es una atrocidad histórica como las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, como Vietnam o como Irak. Son crímenes de lesa humanidad que simbolizan violación, mutilación y humillación, usadas con placer de clase incluso promovidos por los “mass media”. Es la industria de una semiótica fúnebre generada como insulto de clase contra la conciencia humana. Las muertas se reducen a estadísticas que nadie quiere conocer y se apilan en una zona oscura de la memoria colectiva para que no estorben antes, durante y después del asesinato próximo. Por cierto la palabra “feminicidio” también sirve, paradójicamente, para esconder el horror parido por el capitalismo. Por eso la difunden con furor algunos moralistas conservadores que se escandalizan, sólo, mientras llega la publicidad de turno. En los feminicidios habita la violencia como solución final que evidencia el anhelo de dominar al otro aniquilarlo. Ejercicio de un poder auto conferido para conducir a la víctima a la totalización de la negación. Poder enano pero poder omnipotente cuya violencia es siempre respuesta aterradora ante el exhibicionismo del poder así sea efímero y robado.

¿Qué significa esto? Una sociedad que tolera y no combate, decididamente, la degradación humana, la violencia y el asesinato, fomenta lo macabro y lo hace crecer. Nos acostumbra a que nada de esto es “grave”, que es parte del “paisaje”, que es una calamidad con la que vivir sin escandalizarse. Que ya nada importa, ni el saqueo, ni la explotación, ni la corrupción. Es el marco perfecto para toda degradación imaginable. Pero la vida es otra cosa y no se debe bajar la guardia, hay que identificar el dolor de la brutalidad sistematizada y luchar organizadamente en su contra. Gran parte de ese dolor es ocasionado por un sistema económico e ideológico diseñado para someternos a todas las patologías del poder. En lo general y en los casos específicos. Es vital luchar contra los feminicidios antes de que la indolencia nos haga cómplices de la lógica que asesina a mujeres. Y pueblos.

Todos los asesinatos de mujeres dejan una marca indeleble en la memoria de los pueblos, dejan tatuada una referencia que desnuda a la cultura y a los valores dominantes. Los asesinos actúan impregnados con los tufos más fétidos y complejos de la ideología del poder dominante y son criaturas dolidas de ser “la gente normal”, de ser humanos de carne y hueso pero hambrientos de poder. Los feminicidios son intentos de dominación monstruosa cuya empatía mediocre conduce a la nada del otro, a la condición de víctima irremediable ahogada con el carisma ideológico del verdugo. La víctima es la realización del exterminio pletórico de un rol macabro en el proceso morboso del homicida y cierta fascinación insólita de origen social siempre en la lógica criminal. Funciona como alegoría amarga de la realidad política, su cultura y valores. Es un poderoso tufo de brutalidad a veces  disfrazado de amor.

Es urgente desarrollar la investigación, el interés semiótico por el homicidio de mujeres. Desarrollar la crítica de cuanto signifique para ser intervenido semióticamente. Cuando un feminicidio está en desarrollo (antes, durante y después de cometido) llega a nosotros inyectado semánticamente con todos los medios. Necesitamos una teoría de acción semiótica que identifique que el asesinato como “sentido” destinado a causar golpes de azoro ¿de qué, a quién? A la víctima al victimario, a quien analice los hechos y sienta compasión por el dolor ajeno y el temor por sufrir lo que lo conduzca a cierto estado de miedo. La representación del asesinato y su realización verdadera deben conocerse desde sus entrañas semánticas. En el alma de las primeras expresiones de pena por quienes han perecido, en el epicentro del tiempo, en la vehemencia de la pasión donde es inevitable examinar y evaluar los aspectos textuales y contextuales, su estética, sus valores comparativos, los móviles y fuentes. Semiótica del feminicidio en las circunstancias que lo hacen índice de efectos  sociales, misterio, venganza…dominio.

Semiótica de los actos secuencias en un feminicidio como plan de horror sobre un plano de las ideas que se ha hecho “natural” porque aniquila y degrada la grandeza de los seres humanos, porque exhibe cierta naturaleza humana abyecta y humillante. Semiótica de la víctima que no lo es sólo del asesinato sino de la cultura, también, de sus sentimientos, del pensamiento, del flujo y reflujo de la pasión criminal sistémica encarnada en un asesino que, también, es víctima del proceso de la muerte generada y que lo aplasta todo con su mazo ideológico. En el asesino habita una semiosis violenta como tormenta de pasión, celos, ambición, venganza, odio… un infierno en él;  y donde nosotros todos habitamos Sale por la tele.

Nos urge una mayor sensibilidad científica ante el horror. ¿Cómo enfrentar semióticamente algo que condenamos moralmente? ¿Todos podríamos sentir impulsos homicidas en algún momento? Nos urge una semiótica detective, crítica que intervenga y transforme. No aceptemos ser superficiales, semiótica como instrumental para desactivar las emboscadas ideológicas burguesas y los fines que fomenta, la cultura, las facultades del espíritu feminicida capitalista que se infiltra en la poesía, la pintura, la música, el cine, que representan el asesinato y crean un placer -y no un rechazo- por tantos crímenes a destajo exhibidos como entretenimiento en todos partes. Placer por el espectáculo mismo de matar, que sea perfecto e impune, el crimen perfecto. Cuando alguien asesina a una mujer, muere su racionalidad íntegramente, su racionalidad creativa, interactiva, plural, dialéctica. Aunque pase en las películas o en las series de Netflix o de Amazon.

Por ejemplo: Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. Los niños con problemas emocionales, de comportamiento, de aprendizaje o del control de sus impulsos puede que sean más fácilmente influenciados por la violencia en la TV. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas. Esto no indica que la violencia en la televisión sea la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es ciertamente un factor contribuyente significativo. (American Academy of Child and Adolescent Psychiatry)

La esencia humana reclama su emancipación revolucionando las relaciones sociales. Eso requiere un humanismo producto de su propia praxis transformándose también en sus propias circunstancias. Humanismo pleno, histórico y creador. Tal humanismo no pudo nacer sino en el corazón mismo de la barbarie capitalista, es su contradicción más aguda. Está llamado a ser fuerza emergente superadora de una etapa histórica mayormente “deshumanizada”, vergonzosa y macabra. Humanismo que debe recoger lo mejor de los seres humanos para hacerse nuevo en nosotros y con nosotros. Humanismo como una concepción lógica de la política y como ética de lo colectivo. Una idea de lo humano que, por tanto, al no echar la filosofía por la borda, permite distinguir con claridad los territorios de sus luchas más concretas e inmediatas. De lo que se trata es de acrisolarlo en la praxis. Estamos a tiempo. Lo peor que puede pasarnos es ser derrotados por la irresponsabilidad, propia y ajena. Ya tenemos suficientes diagnósticos sobre la guerra mediática burguesa; ya tenemos suficientes consecuencias deleznables y excesiva mediocridad y miseria comunicacional. Ya sabemos cómo se entrena, se organiza, se financia y celebra los triunfos la clase que domina las riquezas, el trabajo y las cabezas de la inmensa mayoría de los seres humanos. Ya sabemos de qué es capaz, en lo objetivo y en lo subjetivo, la ideología de la clase dominante para garantizar la enajenación, el saqueo y la explotación.

Urge una guerra abierta contra los prostituyentes, proxenetas y puteros (disfrazados de lo que se disfracen) que reducen a las mujeres a objetos de posesión para cumplir fantasías y placeres que las convierte en “bienes y servicios”. En las sociedades capitalistas hay emboscadas simbólicas (juzgados, fiscalías, academias, iglesias…) que disfrazan al asesino y lo convierten en derecho de dueños o “clientes” de mujeres que en realidad son cómplices activos de la “industria” del odio que crece y se multiplica en feminicidios. Un sistema de “consumidores” de mujeres. Aunque asesinen.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/semiotica-de-los-feminicidios/

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A Maradona lo que es de Maradona

 Por: Ilka Oliva Corado

El balompié es del pueblo, del arrabal. Como lo son las flores silvestres, la hiedra, los zacatales y las calles enlodadas. Las casitas de adobe, de champas de lámina, el hambre, los sueños inalcanzables, el lomo macizo y curtido, la frente en alto, la mano amiga, el hombro que apoya, la mirada que lleva el alma en las pupilas. Los turnos de trabajo a deshoras, el sol  y el frío pegados en la piel.   Y los pueblos no tienen fronteras, ni idiomas, religión, ni nacionalidad, se compactan en uno solo, todos los pueblos son uno solo cuando se trata del fútbol.

Porque el fútbol es como el oxígeno, como el agua de lluvia que embellece las plantas y los campos baldíos donde juegan chamuscas los cipotes,  en el arrabal es el sustento, porque el fútbol nutre el alma. El balompié es el catalizador por excelencia de la periferia, el que provoca la mayor de las alegrías y el  mayor de los dolores compartidos cuando pierde o gana un equipo. Y no es por lo que han hecho las mafias con él, que eso es aparte.

Es la pasión de pasiones, el que hace hervir la sangre, el que eleva a los cielos a quien anota un gol,  el que baja a los infiernos a quien falla un penal, ni la droga más potente, ni la tortura más cruel  ha podido con la efervescencia que provoca el balompié en el alma humana. Sino hay que preguntarle a Mujica, cómo se vivió el fútbol en sus 12 años encarcelado.  Entonces, para comprender que los pueblos del mundo lloran la muerte de Maradona hay que entender lo que significa el fútbol en los lugares marginados, donde una de las pocas alegrías la da el deporte más hermoso del mundo.

Analizando primero esto, después es muy fácil comprender por qué Maradona fue tan querido por el pueblo que no le da su corazón a cualquier dios. El corazón del pueblo no se vende, se gana, el amor del pueblo nace solito. Y cómo no iba a amar a Maradona que pudo olvidarse del lodo del arrabal, del hambre de la miseria, del abrazo cálido de los que no tienen más que su dignidad  para afrontar la vida, que como Evita se codeó con los poderosos pero jamás vendió su alma llanera, pueblerina, de alcantarilla y que se dio a los suyos, aún con las consecuencias que esto trajera.

Porque a Maradona no lo expulsaron del fútbol de élite por las drogas, lo sacaron por su irreverencia de arrabal, por esa prestancia suya de pararse con la frente en alto y hablar cuando otros callaban o se ponían de alfombra o de rodillas, por los dos goles contra Inglaterra que jamás se los perdonaron. Por el orgullo de alcantarilla, por hacer lo que se le venía en gana cuando otros doble cara guardaban las apariencias. Qué bueno que pudo, que intentó ser libre a su manera, en este mundo que nos esclaviza de una u otra forma. Por lo menos uno de nosotros intentó volar sin olvidarse llevar en sus alas la honra del arrabal.

Se extravió en el camino tal vez, ¿pero ¿quién no lo hace?, solo que él por ser el Dios del fútbol cualquier suspiro era público. Y quienes lo odiaban por su origen, por sus arrestos de identidad de clase, lo dimensionaban más.  De ahí mundanos somos todos, unos más que otros pero al final también chapoteamos en el mismo lodazal. ¿Por qué él tenía que librarse del machismo y del patriarcado? ¿Acaso nos hemos librado nosotros? ¿Por qué poner sobre sus hombros el peso milenario de la misoginia  y no  tomar la parte que nos toca? ¿Por qué lapidarlo cuando somos todos parte de este sistema que violenta a las mujeres? ¿Y por qué no pensar en lo que hace la exclusión  y los golpes (físicos y emocionales)  en la mente y el alma de un niño de arrabal? ¿Por qué él tenía que librarse de sus infiernos, solo porque era el Dios del fútbol? ¿Y nosotros nos hemos librado de los nuestros? ¿Por qué tenía que librarse él de los encantos que brinda el patriarcado en el mundo del fútbol a los hombres? ¿Acaso no era humano también? ¿Acaso tuvo guía alguna en la vida? ¿Acaso no fue solo a enterrarse de narices desde la miseria al mundo millonario del fútbol de élite? ¿Por qué tenía que ser ejemplo y tener equilibrio en su vida? ¿Y el sistema, qué decimos del sistema y el entorno?  Es cierto, uno debe ser en los deportes lo que es en la vida misma. Pero eso aplica para todos, no solo para un ser humano. ¿Lo hemos logrado nosotros? ¿Y si lo hemos logrado qué nos da el derecho  derecho para señalar  a los demás?

Lo que sucede con Maradona es que el odio que le tienen es tanto porque jamás le perdonaron que no olvidara su origen, que no vendiera su alma de arrabal ante el lujo de la opulencia, de los que violentan a los pueblos. Y que por el contrario, en lugar de buscar la sombra y el acomodo de los fascistas se fuera del lado de los que llevan palo y metralla cuando no tenía necesidad alguna. Cuando pudo olvidarse  de ellos.

No era solo su habilidad deportiva, su técnica de domino de balón, su genialidad con las fintas, sus goles espectaculares, lo que hace inmenso a Maradona es su identidad de clase y su memoria histórica. Decidir de qué lado de la vida estar, aunque eso le valió el flagelo de los que le contaron las costillas cada vez que pudieron.

Por eso lo lloran los pueblos, porque pudo venderse, ponerse de alfombra o de rodillas ante los oligarcas y las grandes mafias del fútbol y del capital,  pero  decidió tragar tierra con los que chapotean entre el lodo, de ahí que su piernas crearan arte  dentro del campo de fútbol  con la arcilla y sus actos rebeldes enamoraran el alma de los arrabales. Y desde los arrabales del mundo le decimos gracias, por habernos dejado soñar y disfrutar con la pasión de pasiones, pero por levantar la voz cuando pudo callar y olvidar su origen y a los suyos.

Por mi parte la selección de mis amores es y será Brasil y mi jugador favorito Pelé, pero a Maradona lo que es de Maradona.

Fuente:  https://cronicasdeunainquilina.com

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La lectura, el ingrediente principal para el desarrollo de la mente y el alma

La educación podría definirse como un mecanismo ingenioso de creación de libertad. Una puerta abierta a la imaginación y a la creatividad originada, entre muchos otros aspectos, por la lectura, que navega en una sociedad de comunicación y de cultura.

La lectura nunca pasa de moda, nunca se deja a un lado. Estamos rodeados de palabras escritas en verso, en prosa, en retahílas, en conversaciones de juegos, en canciones de antes y ahora, en forma de arte, en forma de publicación… Siempre con el objetivo de hacer llegar un mensaje que filtramos bajo nuestra perspectiva, es decir, nuestra manera de «mirar» hacia la vida. El célebre escritor y conferenciante, Ken Robinson decía que «la educación eficaz siempre es un equilibrio entre rigor y libertad, tradición e innovación, el individuo y el grupo, la teoría y la práctica, el mundo interior y el que nos rodea».

Los niños crean sus propios espacios de lectura desde las más tempranas edades. Explorando a través del tacto de las pastas y las hojas; desarrollando el oído con la narración de los cuentos; contemplando con la vista las bonitas formas que crean las letras cuando componen palabras; descubriendo el aroma del ir y venir de las páginas; y saboreando las ganas de continuar leyendo hasta conocer el final de cada historia.

El funcionamiento ejecutivo juega un papel muy importante en diferentes aspectos del aprendizaje de la lectura. Es esencial para el desarrollo de la alfabetización e influye en el proceso de comprensión del significado de las palabras. Las funciones ejecutivas permiten el control cognitivo y conductual necesarios para planificar y tomar decisiones adecuadas. También facilitan la realización eficiente de las tareas, sobre todo, si son novedosas o presentan alguna complejidad. Resultan imprescindibles en el proceso académico y el bienestar personal del alumnado.

En palabras de Rousseau: «La infancia tiene su propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras». Esta frase nos conduce directamente a pensar en la libertad de elección. El niño desarrolla su propia capacidad crítica y estrategias de elección en función de sus necesidades y prioridades. Por ello, es importante proponer, y no imponer. Invitarle a descubrir el entorno y educarle sacando a la luz algo que todavía no existe y que influirá en su manera de ser y sentir el día de mañana.

Los espacios llenos de lectura son casa. Una ventana de libertad y conocimiento que hace que el mundo nos parezca más interesante a través de la creación de historias llenas de realidad y fantasía, que conforman nuestra manera de ver la vida. Como dijo el célebre escritor Ramón Gómez de la Serna, «una librería es un andamiaje que se adquiere para edificar el futuro».

En esta actualidad de repentinos cambios, la enseñanza a distancia puede convertirse en presente. Eso depende de los medios y las formas de traspasar la información así como de la motivación para adquirirla. De ahí que busquemos diferentes ingeniosas maneras de incluir la lectura en nuestro día a día y, sobre todo, en la rutina de los más pequeños. ¿Cómo podríamos favorecer la lectura en los niños? A través de dos premisas claves:

  • Creando hábitos diarios de lectura. Desde los primeros años de vida, los niños aun están explorando el mundo que les rodea. Interactúan con un entorno alfabetizado en el que la escritura está presente en diferentes formas y medios. Los menores empiezan a tener un leve conocimiento de las vocales en su primer contacto con la palabra escrita, por lo que resulta interesante acercarles a los cuentos leyendo las imágenes. Es decir, describiendo lo que aparece en las páginas, construyendo frases que formen una historia cercana a la del libro. Esto favorece el desarrollo de las habilidades lingüísticas aprendiendo vocabulario y utilizando correctamente el lenguaje. Dejar volar su imaginación es realmente importante, les permite descubrir el mundo que les rodea: exploran, aprenden y se desarrollan. A través de estas experiencias, adquieren un sistema funcional del sistema de escritura.
  • La lectura como un juego. Esta forma recreativa, aumenta la interacción del niño con el medio que le rodea. Entre sus numerosos beneficios encontramos un notable aumento de la autoestima, un incentivo en la imaginación, así como favorecer su inteligencia social y potenciar sus capacidades ejecutivas. En entornos lúdicos se ha observado que se activa el núcleo accumbens del sistema de recompensa cerebral que nos hace sentirnos bien. El juego constituye un mecanismo natural que despierta la curiosidad y nos permite adquirir una serie de competencias básicas para la vida que están en plena consonancia con la naturaleza social del ser humano. Por ello, la combinación de lectura y juego, crea un efecto placentero en las personas; estimula la curiosidad y la creatividad, favorece la autoconfianza; y estimula el desarrollo físico, cognitivo y socioemocional especialmente en las primeras etapas del aprendizaje.

Por último, destacar también, la importancia de la lectura para la gestión y expresión emocional. Cuando despertamos la emoción podemos facilitar la atención y así hacer un uso adecuado de la memoria y aprender. El pensamiento creativo hace participar a diferentes redes neurales que están interactuando que forman parte de los dos hemisferios. Las emociones positivas activan ese insight y tenemos mayor tendencia a desarrollar estas ideas creativas. Sin embargo, cuando estamos cansados o fatigados tenemos mayor tendencia a huir del pensamiento analítico.

«…cuando la luz parece detenerse en todas las cosas y se demora, sobre todo, en el verdor apenas apuntado de los jardines, he bajado a la ciudad para ver jugar a los niños. Me gusta la esperanza que encierran su voces, la inquietud permanente de sus manos, su incasable manera de contemplar el mundo que les rodea para entenderlo, los gestos espontáneos y ágiles de sus pies, sus ojos escrutadores y minuciosos». Mariluz Escribano Pueo, 2010

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/30/la-lectura-el-ingrediente-principal-para-el-desarrollo-de-la-mente-y-el-alma/

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Política visceral

Por: Leonardo Díaz

Tsakiris acuña el concepto de “política visceral” para referirse al fenómeno de la conducta humana como resultado de la experiencia emocional emergente de la interacción entre nuestra fisiología y un entorno cambiante, que afecta nuestras elecciones y acciones políticas, mientras estas afectan también a nuestras emociones.

“¿Qué significa ser un animal político en el siglo XXI?” La pregunta es formulada por el psicólogo cognitivo de la Universidad de Londres, Manos Tsakiris. Con esta interrogante, nos estimula a replantearnos la mirada intelectualista de la acción política realizada desde una interpretación de la tradición aristotélica.

Desde esa influyente interpretación, hemos entendido la conducta ética y política regida por una racionalidad en permanente conflicto con las emociones, a las que debe enfrentar y someter para organizar la sociedad con el propósito de lograr “la buena vida”.

Sin embargo, desde el pasado siglo, el desarrollo de la investigación cognitiva ha recuperado una tradición filosófica marginada en Occidente que, recuperando el rol de las emociones en nuestra condición antropológica, invierte el modelo racionalista de la ética y la política. En las palabras de Hume, recordadas por Tsakiris: “la razón es, y solo debe ser esclava de las pasiones, y nunca puede pretender otro oficio que el de servirlas y obedecerlas”. (https://aeon.co/essays/politics-is-in-peril-if-it-ignores-how-humans-regulate-the-body).

¿Significa esta mirada una apología de la irracionalidad, entregar la acción ética y política al capricho desenfrenado de la naturaleza? En modo alguno. Significa entender que nuestras acciones, aún aquellas que atribuimos al cálculo de la razón, están cargadas de emociones. Por tanto, si no le otorgamos a las mismas la jerarquía que poseen, nuestro marco comprensivo de los actos éticos y políticos quedará sensiblemente empobrecido.

Desde esta óptica, las emociones no juegan un papel marginal o excepcional en la vida política, sino que constituyen su epicentro. Tsakiris acuña el concepto de “política visceral” para referirse al fenómeno de la conducta humana como resultado de la experiencia emocional emergente de la interacción entre nuestra fisiología y un entorno cambiante, que afecta nuestras elecciones y acciones políticas, mientras estas afectan también a nuestras emociones.

Desde esta perspectiva, la comprensión de la vida política implica la asunción de nuestra corporalidad como fundamento de nuestras acciones. Con ello, nuestra mirada se encauza hacia los estados fisiológicos y psicológicos que condicionan la vida pública, y hacia cómo los mismos pueden favorecer determinados procesos sociales en función de su orientación.

Se trata de un enfoque transdiciplinar y naturalista, con importantes precedentes en la filosofía contemporánea. De este modelo teórico derivaremos consecuencias para la filosofía y las ciencias políticas en los próximos artículos de esta columna. Incorporaremos su perspectiva biológica, psicológica y humanística para un análisis integral de nuestras acciones en el espacio público y los móviles que las incitan

Fuente: https://acento.com.do/opinion/politica-visceral-8887184.html

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Y a ti, maestro; ¿cómo te fue con la evaluación?

 Patricia Escobedo Guzmán

Maestro, a ti, ¿cómo te fue con la evaluación? Y no me refiero a la numérica, a la cuantitativa, a aquella que tuviste que hacer tú con una pasión y una gran entrega para darla a conocer a tus alumnos y sus papás en estos días.

Me refiero y enfoco más en tu evaluación; en la personal, la que sale de tu corazón y que tú solo conoces; a la evaluación de la virtualidad y la fatiga que va generando el paso de los días, la evaluación de corazón a corazón, la visualización de lo realzado y lo vivido.

Cuántos dieces obtuviste por tu invaluable apoyo durante este primer trimestre virtual; cuántas menciones honoríficas por el espléndido camino andado; cuántos reconocimientos por las tardes y noches en vela preparando los materiales, las planeaciones, las clases virtuales, los ejercicios de Classroom, las evaluaciones especiales, el audiocuento, la presentación especial, las frases bonitas, los videos animados y con sonido, los ejercicios divertidos, las explicaciones breves pero fáciles de entender, las operaciones matemáticas, los juegos compartidos, etcétera, etcétera…

Cuántas sonrisas has recibido por el conocimiento entendido a distancia, cuántas frases bonitas traducidas en agradecimiento por todos tus esfuerzos y cansancios acumulados; cuántos ¡Hola maestro! ¿Cómo amaneció? de tus alumnos al inicio de la clase virtual?; ¡cuántos y cuántos reconocimientos acumulados!

Y es que la verdad, al término de este primer trimestre virtual no queda nada por decir más que ¡GRACIAS! Y en ese vocablo se engloban todos los dieces, menciones honoríficas y deseos buenos que se pueda imaginar, pues lo que estás haciendo maestro, es para celebrarse hoy y siempre.

Así que si no te has tomado un momento para recapitular la valía de la evaluación, de tu evaluación, te invito a que lo hagas y que te dediques unos instantes para ti y te felicites, pues créeme que todo ha valido la pena.

Y a ti, maestro; ¿cómo te fue con la evaluación?

Fuente e imagen: https://profelandia.com/y-a-ti-maestro-como-te-fue-con-la-evaluacion/

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