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África existe y el coronavirus se suma a otras tragedias: hambre, falta de agua, difícil acceso a educación y sanidad, conflictos…

Por: Mariano Tomás.

 

África existe, aunque es el continente más olvidado, y la pandemia del coronavirus también le afecta, pues se suma a otras muchas tragedias, pero ocupa poco espacio en los medios de comunicación, donde se trata mucho más el virus en el Primer Mundo. Allí, hay millones de personas que pasan hambre, no tienen agua potable, el acceso a la educación y a la sanidad sigue siendo un desafío en el siglo XXI, también hay millones de desplazados y refugiados, demasiados conflictos y hasta terrorismo yihadista.

Hace unas semanas, se ha celebrado el Día Mundial de África, 57 años después de que los líderes de 32 estados del continente se reunieran en Addis Abeba (Etiopía) para la formar la Organización de la Unidad Africana (OUA) -hoy llamada Unión Africana (UA)-. Un continente de 54 países que tiene más de 1.300 millones de habitantes, representando el 17% de la población mundial: el 60% depende de la agricultura, y ya se superan los 350.000 casos confirmados y los 9.100 muertos por Covid-19.

áfrica hambre

En 2019, más de la mitad de los 135 millones de personas que padecieron hambre severa en el mundo, es decir, unos 73 millones, eran de África (sobre todo de países como República Democrática del Congo, Etiopía, Sudán del Sur, Sudán y Nigeria). La crisis que ha provocado la pandemia del coronavirus está intensificando las crisis alimentarias que ya existían.

En 2019, más de la mitad de los 135 millones de personas que padecieron hambre severa, es decir, unos 73 millones, eran de África… y el coronavirus está intensificando las crisis alimentarias

Varias ONG estiman que otros 5,5 millones de personas tendrán problemas para garantizar su comida en la zona del Sahel central durante la estación de escasez, una cifra 2,5 veces superior a la medida de los últimos cinco años. Asimismo, en la región oriental hay unos 20 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, pero podrían aumentar hasta los 34 millones por una triple amenaza: el brote de langostas del desierto, el coronavirus y las inundaciones. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que la segunda fase sea peor que la primera (la cual destruyó miles de hectáreas de cultivo y pasto en varios países) y la ONU ha advertido que las restricciones impuestas para contener la pandemia han dificultado el suministro de pesticidas, bioinsecticidas y equipos para el control de dicha plaga.

En África, 358 millones de personas viven sin acceso a agua potable, más de la mitad de los 748 millones que hay en todo el mundo sin este derecho humano. En dicho continente, la gente camina 40.000 millones de horas todos los años para abastecerse de agua, según Unicef. Además, alberga a dos de los tres países del mundo donde más de la mitad de la población sufre falta de agua potable: Mozambique y República Democrática del Congo. Todo esto supone una dificultad extra ante el coronavirus, donde las medidas de higiene tienen gran importancia a la hora de la prevención y de frenar el contagio.

En África, 358 millones de personas viven sin acceso a agua potable, pese a que es un derecho humano

áfrica

El acceso a la educación y a la sanidad sigue siendo una asignatura pendiente en el siglo XXI. Precisamente, Misiones Salesianas los incluyó entre los grandes desafíos de este continente “lleno de esperanza y de futuro”, que recordó con motivo del Día de África. Esta organización sin ánimo de lucro trabaja en 44 países dando educación a miles de niños y jóvenes para que los pueblos avancen y las personas salgan de la pobreza, pero ante la pandemia del coronavirus también se dedica a llevar ayuda de emergencia. Entre el resto de desafíos, está la paz y la seguridad (por los conflictos que hay en varios países y el terrorismo yihadista), potenciar el papel de la mujer y de los jóvenes, y el cambio climático.

En África también hay millones de desplazados y refugiados, debido en gran parte a los conflictos y al terrorismo yihadista. En concreto, en las regiones de África Occidental y Central hay cerca de 5,6 millones de desplazados internos, 1,3 millones de refugiados, 1,4 millones de retornados que siguen necesitando asistencia y 1,6 millones de personas apátridas, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Y en toda la región del Sahel, los conflictos armados y los ataques de grupos terroristas yihadistas (filiales de Al Qaeda y Estado Islámico) han desplazado a casi 3 millones de personas, de los que cerca de un millón se han producido desde 2019. El 20 de junio se celebra el Día Mundial de las Personas Refugiadas y recientemente, Acnur ha dado a conocer que el año pasado había 79,5 millones en todo el mundo en dicha situación, frente a los 70,8 millones de 2018, de los que 45,7 millones había huido a otras zonas de su país y el resto estaban refugiados en otros países.

En África Occidental y Central hay cerca de 5,6 millones de desplazados internos, 1,3 millones de refugiados, 1,4 millones de retornados que siguen necesitando asistencia y 1,6 millones de personas apátridas

áfrica mascarilla

Por si todo esto no fuera suficiente, el coronavirus también ha provocado que se hayan cancelado vacunaciones rutinarias de niños, como señala Anne Jung, consultora de la ONG Médico International, debido a los cierres por cuarentena. De hecho, estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hablan de que 117 millones de niños de 24 países (la mayoría africanos) no pudieron recibir sus vacunas contra el sarampión. Algo que podría contribuir al resurgimiento de enfermedades infecciosas como el sarampión y la polio, y también está habiendo problemas en la lucha contra la tuberculosis. Asimismo, la malaria sigue siendo la mayor causa de muerte en África y la OMS ha estimado 769.000 muertes por esta enfermedad en el peor de los escenarios en el África subsahariana este año, el doble que en 2018.

En una cumbre virtual organizada por Naciones Unidas para discutir la financiación de las políticas de desarrollo ante la pandemia, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha pedido dar atención especial a África. Considera que si no se ofrece la solidaridad que se debe a este continente, toda la estrategia de desarrollo a nivel mundial fracasará. Asimismo, ha subrayado que “nunca hemos necesitado tanto la acción colectiva y la cooperación”, y que en su gobierno hay tres grandes prioridades para combatir la desigualdad: garantizar la salud para todos, apoyar a los países más vulnerables, y la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.

África siempre necesita la ayuda del resto del mundo y en este contexto de la crisis del coronavirus, no se puede olvidar a sus 1.300 millones de habitantes. Es más, la ayuda aún debe ser mayor.

Fuente del artículo: https://www.hispanidad.com/publirreportaje/africa-existe-coronavirus-se-suma-otras-tragedias-hambre-falta-agua-dificil-acceso-educacion-sanidad-conflictos_12019518_102.html

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Teletrabajo: nuevo desafío de salud mental

Por: Guiller Gabler.

 

Guillermo Gabler es psiquiatra y parte del Departamento de Psiquiatría de la Clínica Alemana.

Trabajar desde la casa es una realidad que muchos chilenos han tenido que asumir en el actual escenario de pandemia. Un cambio de rutina que algunos han recibido con incertidumbre, desconocimiento tecnológico y desconfianza, y otros con aceptación y entusiasmo. Lo cierto es que el teletrabajo no solo es un desafío tecnológico, sino que también psicosocial.

Los efectos psicológicos de trabajar en el hogar durante una cuarentena van más allá de la dificultad para concentrarse y ser productivo. Entre las consecuencias también están la ansiedad, el estrés y, para muchos, la soledad. Todos, elementos que deterioran la salud mental de una parte de la población.

Si en un contexto normal las patologías mentales asociadas al trabajo, según la Organización Mundial de la Salud, son la depresión, los trastornos de ansiedad y el burnout, actualmente con el teletrabajo podrían aparecer otros síntomas y trastornos psiquiátricos relacionados con ciertos rasgos de la personalidad y el contexto pandémico mundial.

Así, en esta nueva modalidad laboral hay algunas personalidades que se adaptan con mayor rapidez porque son más independientes, les gusta trabajar de manera autónoma y sin supervisión directa; otros que se angustian porque necesitan el contacto directo y se sienten fuera de la organización si no están físicamente en ella, y también están aquellas personas que trabajan sin límites.

Hoy, que el hogar se ha convertido también en el lugar de trabajo, se deben extremar las medidas de autocuidado. Por eso es importante mantener un sitio para trabajar definido en la casa, respetar los tiempos de descanso, realizar actividad física permanente, tener un control adecuado del sueño y la dieta, entre otras medidas. Trabajar a cualquier hora y lugar puede ser una tremenda amenaza, y si no se administra bien podría ser un detonante de otros problemas mentales.

Cuidar nuestro bienestar emocional es clave para superar esta pandemia y no lamentar el impacto de ella en un corto, mediano y largo plazo. Por eso la ‘Estrategia Nacional para Salud Mental’, realizada por un equipo multidisciplinario de la Universidad de Chile, es un aporte para abordar efectivamente la crisis sanitaria de nuestro país. En el documento no solo se consideró el rol de los medios de comunicación, la educación sociocomunitaria, medidas de apoyo a personas en confinamiento y programas de intervención psicosocial, sino también la forma de contener psicosocialmente a los diferentes estratos de nuestra población.

Si bien los fondos destinados a salud mental han aumentado en los últimos años, todavía hay una deuda pendiente con ella. Quizás hoy el confinamiento y la urgencia de enfrentar el Covid-19 de la mejor forma posible sitúen la salud mental en el mismo nivel de relevancia que la salud física.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/opinion/noticia/teletrabajo-nuevo-desafio-de-salud-mental/6XVWF4REVZFMPM5IDVREMIAEI4/

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Construyamos un sistema educativo

Por: Jorge Yzusqui.

 

La crisis sanitaria ha tenido un impacto negativo en muchos sectores y la educación privada no ha sido ajena a esta difícil coyuntura. Miles de alumnos de colegios, universidades e institutos privados se han retirado de las aulas y ello ha originado una baja considerable en la recaudación y un incremento en la morosidad, generando un impacto negativo en sus finanzas que las ha obligado a tomar medidas extraordinarias para evitar cerrar sus puertas de manera definitiva. Esto al margen del gran perjuicio para los estudiantes y para el país por el tiempo perdido de miles de niños y jóvenes.

Muchas de estas instituciones han reducido sus pensiones, han otorgado planes de financiamiento, programas de becas y se han adaptado a esta nueva coyuntura, enfocados en garantizar los aprendizajes y la formación de estudiantes, pues cada acción a realizar debe tenerlos a ellos como protagonistas.

Esta crisis no debe pasar por alto los esfuerzos que vienen realizando las instituciones educativas privadas, que se han consolidado como una alternativa atractiva para miles de familias. En el sistema educativo escolar peruano, 27% de los estudiantes a nivel nacional y 50% en Lima, asisten a una escuela privada y en la educación superior, el 60% estudian en centros privados.

Por lo tanto, el sistema educativo del país se sostiene en los ámbitos públicos y privados, y tiene que trabajar en conjunto con nuestras autoridades, padres de familia y el Congreso con un solo objetivo: no destruir, sino construir un sistema educativo que nos permita formar a los futuros líderes del país para que no se repitan historias de corrupción ni de falta de ciudadanía y liderazgo.

Fuente del artículo: https://peru21.pe/opinion/construyamos-un-sistema-educativo-noticia/?ref=p21r

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Abandono antes de empezar la educación media

Por: Carlos Onelas.

 

• ¡Qué bueno que la SEP lance una alerta temprana y motive a los maestros a ir a buscar en sus casas a los niños que no asistan a clases y traten de que no abandonen la escuela!

«Ninguna niña, niño, adolescente o joven abandonará del Sistema Educativo Nacional sin que la autoridad haga lo posible por apoyarlos y por atender las causas» 

Esteban Moctezuma Barragán

El jueves 25, el equipo que dirige la Secretaría de Educación Pública tuvo una sesión virtual para evaluar las secuelas de un ciclo irregular (pandemia obliga) en la educación básica y prepararse para el futuro inmediato. Observé dos mensajes encontrados.

El primero, de preocupación por lo que viene, por las dificultades que enfrentarán niños, padres de familia y maestros y cierto tipo de prevenciones para aminorar el daño que causó la suspensión del calendario por el c ovid-19. El epígrafe de este artículo resume esa postura. El segundo mensaje ratifica el tono triunfalista que caracteriza a este gobierno.

¡Qué bueno que la SEP lance una alerta temprana y motive a los maestros a ir a buscar en sus casas a los niños que no asistan a clases y traten de que no abandonen la escuela! Una señal importante y oportuna que, es casi seguro, respaldará la dirigencia formal del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Aún no es posible medir las secuelas de la pandemia en la educación nacional, ni siquiera sabemos cuándo terminará. Por eso, varios sectores aplaudieron la declaración de la semana pasada del secretario Moctezuma de que no habrá clases hasta que todos los semáforos estén en verde.

Me pareció sincero el reconocimiento que el secretario Moctezuma y el subsecretario de Educación Básica, Marcos Bucio Mújica, hicieron los maestros por su labor en tiempos arduos.

No obstante, en el otro plato de la balanza se dispuso una exageración. El secretario afirmó que, gracias al programa Aprende en Casa, los alumnos alcanzaron los aprendizajes esperados y se cubrieron los planes y programas de estudio. Este tipo de aserciones que no tienen fundamento en la realidad, deprecia los esfuerzos que hizo la Secretaría en plazo breve y con recursos escasos.

La reserva del subsecretario Bucio, sin embargo, pone un aviso infausto, calcula que alrededor de 800 mil alumnos que acreditaron la secundaria no transitarán a la educación media. No se necesita ser adivino para prever que la mayoría de ellos proviene de las clases pobres. Tampoco para augurar que habrá migración de la educación privada a la pública debido a la crisis económica. Vienen tiempos difíciles.

El discurso de alabanza propia, al no tener refrendo en la mente de la mayoría, conduce a disminuir la credibilidad en la expresión de la autoridad. Y, con todo y que las intenciones de trabajar duro sean genuinas, no siembran confianza.

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/abandono-antes-de-empezar-la-educacion-media/1390782

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El abandono de la escuela pública

Por: Guadalupe Jover.

Hemos necesitado una pandemia para reconocer las insoportables desigualdades en el derecho a la educación. Dispositivos móviles y conexión a Internet se han erigido en dolorosas metáforas de las condiciones de pobreza material que impiden la educabilidad de muchos niños y niñas. Maestras y maestros hemos tratado de llegar a cada rincón, a cada hogar, y nos hemos asomado a entornos de cuya existencia algo sabíamos y en los que es imposible reclamar concentración, trabajo y esfuerzo. Niños que burlaban la vigilancia de la policía para poder acudir al hogar de un familiar que sí contara con un ordenador. Niñas que debían aguardar a que todos en casa durmieran para poder disponer del silencio que reclama el estudio.

Para paliar esto no basta con la provisión de una tableta. No basta tampoco con la aprobación del ingreso mínimo vital ―pese a ser una buenísima noticia―. Porque las desigualdades de capital cultural de las familias son tales que niñas y niños parecen tener marcado a fuego en su código postal cuál habrá de ser su futuro académico y profesional. El determinismo se agrava en un sistema escolar tan segregador como el nuestro sin que nada apunte ―¡ni siquiera ahora!― a un golpe de timón en las políticas educativas. Veremos en qué acaban los 2.000 millones de euros cuyo destino debiera ser, según el presidente Sánchez, la educación pública.

Maestras y maestros, con mayor o menos acierto, nos hemos dejado la piel en esto. Claro que hemos cometido errores, y mucho habremos de trabajar para enmendarlos. Pero hemos estado solos. Nuestras Administraciones educativas se han lavado las manos. No sabían qué hacer y han optado por la dejación de funciones. Primero fue el silencio. Luego, el frenesí de instrucciones contradictorias. Ahora, pretenden la vuelta a las aulas como si nada hubiera ocurrido, imaginando una escuela en que sea posible respetar las distancias a que la pandemia obliga sin reducir ratios, aumentar las plantillas o dotar de infraestructuras.

Al abandono institucional hemos sumado el maltrato en los medios. Se ha llegado a responsabilizar al profesorado del cierre de las escuelas, cuando ni el estado de alarma permitía su apertura ni las condiciones de los centros ―de los centros públicos que yo conozco y en los que llevo 30 años trabajando― lo hacen posible. Tampoco los diagnósticos de los expertos parecían apuntar a la raíz del problema, al menos desde la percepción de quienes estamos a pie de aula.

Nuestro malestar y nuestro estupor son ya insoportables cuando escuchamos a los responsables políticos hablar del curso próximo. Su propuesta es ―y ahí la propia ministra― “optimizar espacios”, ignorando al parecer que, en el escuela pública, hace años que bibliotecas, laboratorios y aulas de usos múltiples se utilizan como aulas convencionales. Que centros construidos para 600 estudiantes pasan ya de los 1.000. Que no cabe un alfiler ni en aulas ni en pasillos ni en patios, y que estos nada tienen que ver con los fastuosos polideportivos que nos enseñan en los telediarios. De eso hablamos cuando hablamos de los recortes que llevan asfixiándonos curso tras curso.

Durante estos meses maestras y maestros hemos tratado de acompañar a nuestros estudiantes supliendo la falta de educadores sociales ―en muchos casos fulminantemente despedidos al comienzo de esta pandemia allí donde los había― sin escatimar ni medios ni tiempos ni energías. El desmantelamiento de los departamentos de Orientación y el menosprecio por las labores de tutoría amenazaban con dejar a niñas, niños y adolescentes abandonados a su suerte. Hemos dedicado mañanas, tardes y noches, días laborables y festivos, periodo escolar y vacacional a acompañar educativamente a nuestros 100, 200 o 300 estudiantes tratando de atender, en primer lugar, a su situación personal: “Esta noche murió mi papá”. Que en esta ocasión ―como en tantas otras― hayamos tenido que suplir a psicólogos o trabajadores sociales no puede enmascarar la apremiante urgencia de que unos y otros pasen a formar parte, en número suficiente, de las plantillas de los centros. Y que la tutoría reciba al fin en la jornada laboral docente el reconocimiento que merece. Ojalá sea ya ineludible con la Ley Integral de la Infancia.

Hemos hecho todo lo posible por proponer escenarios de aprendizaje pese a la desaparición de la clase como espacio y tiempo compartido, como grupo humano. Y lo hemos hecho con nuestros propios equipos y pese a la ausencia de plataformas institucionales ágiles y seguras. Cuando las “autoridades” discutían acerca de cómo evaluar, lo que a nosotros nos agobiaba era qué hacer para que el alumnado aprendiera. Claro que nos hemos equivocado en muchos momentos. Y por ello estos dos meses que restan para el comienzo del próximo curso debieran ser un tiempo ganado y no perdido, en que toda la comunidad educativa trabajara codo con codo. En que nos escucháramos.

Pero es también la hora de la política. Autoridades ministeriales y autonómicas no pueden seguir jugando a esconderse. Cuando debieran estar también ellos preparando el próximo curso ―construcción de nuevos centros, mejora de infraestructuras, reducción de ratios, ampliación de plantillas, dotación de recursos, reestructuración de la jornada laboral docente, replanteamiento curricular, provisión de entornos virtuales que aseguren la privacidad de los datos allí alojados―, los vemos dando todo por perdido, desplazando la responsabilidad al que está “por debajo”. En esto ha venido a parar “la autonomía de los centros”. En un sálvese quien pueda.

Necesitamos sumar voces y el concurso de toda la comunidad educativa, de economistas y sociólogos, de politólogos y periodistas, de cuantos están opinando de educación en los medios para exigir una escuela pública a la altura de la de los países en que pretendemos mirarnos. Una escuela que vele por la equidad educativa y la justicia social, por los derechos de los más vulnerables y por la mejora del bienestar y la calidad de los aprendizajes de todo nuestro alumnado.

No hay tiempo que perder. En septiembre será tarde.

Fuente del artículo: https://elpais.com/educacion/2020-06-23/el-abandono-de-la-escuela-publica.html

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Fragmentos de «La tercera amenaza existencial de la humanidad»

Por: Noam Chomsky.

 

Fragmento del capítulo ‘La tercera amenaza: El vaciamiento de la democracia’, perteneciente al libro Cooperación o extinción.

Si me lo permiten, quisiera comenzar con una breve alusión a un período que tiene inquietantes similitudes con la actualidad, en muchos y lamentables sentidos.

Estoy pensando en hace justo 80 años, casi exactos, el momento en que escribí por primera vez, que recuerde, sobre materia política. Es fácil ponerle fecha; fue justo tras la caída de Barcelona, en febrero de 1939.

En el artículo trataba de lo que parecía la inexorable expansión del fascismo por el mundo. En 1938, la Alemania nazi se había anexionado Austria; meses más tarde puso en sus manos a una Checoslovaquia traicionada en la Conferencia de Múnich. En España caía una ciudad tras otra bajo las fuerzas de Franco. En enero de 1939 cayó Barcelona.

Era el final de la Segunda República española. La notable revolución popular, una de carácter anarquista, que había florecido durante 1936, 1937, 1938… ya había sido aplastada por la fuerza. Parecía que el fascismo fuera a desplegarse sin límite.

No es exactamente lo que está ocurriendo en la actualidad, pero, si se me permite tomar prestada la famosa frase de Mark Twain “la historia no se repite, pero a veces rima”, lo cierto es que hay demasiadas semejanzas como para pasarlas por alto.

Tras la caída de Barcelona hubo una oleada de refugiados españoles. La mayor parte fueron a México, unos 40.000; algunos acabaron en Nueva York y abrieron sedes anarquistas en Union Square, librerías de segunda mano en la Cuarta Avenida, etc.

Me inicié en la cultura política deambulando por aquella zona. De eso hace 80 años. Entonces no lo sabíamos, pero el Gobierno de Estados Unidos también empezaba a pensar que la expansión del fascismo podía llegar a ser imparable. No lo veían con el mismo alarmismo que yo, con mis 10 años de edad.

Hoy sabemos que el Departamento de Estado mantenía sentimientos encontrados con respecto a cuál era la verdadera importancia del movimiento nazi.

Se mantenía, de hecho, un consulado en Berlín; había un cónsul de Estados Unidos en Berlín que enviaba comentarios algo embarullados sobre los nazis, en los que sugería que quizá no fuesen tan malos como se decía. Se trataba del famoso diplomático George Kennan. Lo mantuvieron hasta lo de Pearl Harbor, fecha en la que se lo revocó.

(…)

Resulta que poco después, aunque era imposible haberlo sabido entonces, en 1939, el Departamento de Estado y el Consejo de Relaciones Exteriores comenzaron a hacer planes para lo que sería el mundo posterior al conflicto, sobre qué aspecto debía tener.

Por aquel entonces asumían que en los primeros años el mundo posterior a la guerra estaría dividido entre una zona bajo control alemán, es decir, un mundo controlado por los nazis, la mayor parte de Eurasia, y un mundo controlado por Estados Unidos, que consistiría en el hemisferio occidental; el antiguo Imperio británico, con cuyo control se habría hecho el país americano, y algunas áreas de Extremo Oriente. Y esa sería, en resumen, la forma del mundo posterior al conflicto mundial.

En la actualidad sabemos que esta perspectiva se mantuvo hasta el cambio de rumbo que iniciaron los rusos. En Stalingrado, entre 1942 y 1943, y en la gran batalla con carros de combate de Kursk, un poco después, quedó muy claro que Rusia iba a vencer a los nazis.

Así que se cambiaron los planes; la imagen del mundo posterior al enfrentamiento se trastocó para convertirse en lo que hemos estado viendo desde entonces, en este último período. Pero eso fue hace 80 años.

Hoy no nos enfrentamos al auge de algo como el nazismo, pero sí estamos ante la propagación de lo que alguna vez se ha llamado la Internacional Reaccionaria, de carácter ultranacionalista, que sus partidarios proclaman sin ningún pudor, incluido Steve Bannon, el promotor teatral del movimiento.

Obtuvo una nueva victoria con la elección de Netanyahu en Israel, que refuerza la alianza reaccionaria en ciernes, todo bajo los auspicios de Estados Unidos (…).

En Oriente Próximo, la alianza se compone de los Estados más reaccionarios de la región, a saber, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos; Egipto, bajo la dictadura más brutal de su historia, e Israel, que sería el epicentro, todos ellos enfrentados a Irán.

En América Latina encaramos amenazas muy graves, como la elección de Jair Bolsonaro en Brasil, que ha puesto en el poder al más extremo y extravagante de los ultranacionalistas que campan en la actualidad por el continente.

Y Lenín Moreno, presidente de Ecuador, dio un paso recio para ubicarse dentro de la alianza de la extrema derecha al expulsar a Julian Assange de su embajada en Londres. La policía británica lo detuvo al instante, así que tiene por delante un futuro muy escabroso, a menos que haya una reacción popular importante.

México es una de las pocas excepciones en América Latina a esta tendencia. También en Europa Occidental los partidos de derecha, algunos de ellos de naturaleza muy alarmante, están creciendo.

Asimismo, hay un desarrollo a la contra. Yanis Varoufakis, antiguo ministro de Finanzas de Grecia, un individuo de gran relevancia, muy importante, ha hecho un llamamiento, junto con Bernie Sanders, a la formación de una Internacional Progresista que enfrente a la internacional de derechas en formación.

En la esfera estatal, parece que la balanza se decanta abrumadoramente hacia el lado equivocado. Pero los Estados no son meras entidades, y al nivel de las personas de a pie, las cosas son bastante distintas. Eso es lo que puede marcar la diferencia.

Hace falta proteger las democracias efectivas, incidir en ellas, aprovechar las oportunidades que ofrecen, para que la clase de activismo con el que hemos conseguido progresos trascendentales en el pasado nos pueda salvar también en el futuro.

A continuación quisiera poner el acento en un par de observaciones sobre la tremenda dificultad de mantener e instituir la democracia (…) y sobre la importancia que esto tendrá para el futuro.

Pero primero quiero decir unas palabras en torno a los desafíos que tenemos por delante, de los que ya hemos oído hablar bastante y todos conocemos. No hace falta entrar ahora en ellos en detalle, pero describir tales contrariedades como “graves en extremo” podría ser un error.

El término no captura la enormidad de la clase de dificultades que aún tenemos ante nosotros, y cualquier discusión sobre el futuro de la humanidad debe empezar con el reconocimiento de un hecho crítico, el de que la especie humana afronta ahora un dilema que nunca antes se había presentado en su historia, al cual hay que responder sin dilación, a saber, el de cuánto tiempo va a seguir sobreviviendo el ser humano.

En fin, como todos saben, llevamos viviendo 70 años a la sombra de la amenaza nuclear. Cualquiera que repase los archivos disponibles no podrá sino quedar admirado de que aún sigamos aquí.

Cada dos por tres nos ponemos demasiado cerca del desastre terminal, nos libramos por minutos. Parece un milagro que hayamos sobrevivido, pero los milagros no duran para siempre. Hay que poner fin a esto.

La actual revisión de la postura nuclear de la administración Trump acarrea un drástico incremento de la amenaza de conflagración, que tendría como resultado el final de la especie.

(…)

Bien, había tres grandes tratados sobre armas; el Tratado sobre Misiles Antibalísticos o ABM, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio o INF y el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas o Nuevo Start.

Estados Unidos acabó con el Tratado ABM en 2002. Cualquiera que crea que los misiles antibalísticos son armas defensivas se engaña con respecto a la naturaleza de estos sistemas.

También se ha retirado del Tratado INF, firmado por Gorbachov y Reagan en 1987 y que entonces supuso una reducción abrupta de la amenaza bélica en Europa, la cual estaba destinada a extenderse rápidamente.

Unas multitudinarias manifestaciones civiles crearon la atmósfera para un tratado destinado a significar un antes y un después. (…) Pero, bueno, la administración Trump abandonó el INF, y Rusia también lo hizo poco después.

(…)

Queda el Nuevo Start, que ha sido calificado por nuestro mandamás –quien se ha descrito modestamente a sí mismo como “el mejor presidente de la historia de EE. UU.”– como el peor tratado de la historia, la designación que suele usar para referirse a cualquier cosa que hayan hecho sus predecesores.

En este caso, ha añadido que deberíamos quitárnoslo de encima. Si llega a renovarse en el cargo en las próximas elecciones, habrá mucho en juego, pues, de hecho, es mucho lo que hay en juego en la renovación de ese tratado, que ha sido todo un éxito a la hora de reducir en un grado importantísimo el número de armas nucleares (…).

Entretanto, el calentamiento global sigue su inexorable curso. A lo largo de este milenio, cada año, con una excepción, ha sido más caluroso que el anterior.

Hay artículos científicos recientes, como el firmado por James Hansen y otros, que indican que el ritmo del calentamiento global, que ha estado incrementándose desde alrededor de 1980, puede estar aumentando de manera abrupta, quizá pasando de un crecimiento lineal a uno de tipo exponencial, lo que significa que se duplicaría cada dos décadas.

Nos estamos acercando a las condiciones de hace 125.000 años, cuando el nivel del mar estaba aproximadamente a ocho metros por encima de donde está hoy. (…)

Mientras sucede todo esto, podemos leer con regularidad cómo la prensa celebra eufóricamente los progresos de Estados Unidos en la producción de combustibles fósiles. Ahora ha rebasado a Arabia Saudí, así que estamos a la cabeza de la producción de combustibles fósiles.

Los grandes bancos, como JP Morgan Chase y otros, están inyectando dinero para realizar nuevas inversiones en este tipo de combustibles, incluidos los más dañinos, como las arenas de alquitrán de Canadá.

Y el hecho se presenta con grandes entusiasmo y emoción. Estamos alcanzando el estado de “independencia energética”; podemos controlar el mundo, determinar el uso de combustibles fósiles en todo el globo. Pero apenas se puede encontrar una palabra sobre qué va a implicar todo esto, lo cual es bastante obvio.

(…)

Recientemente hemos visto, en una expresión espectacular, que se puede hacer, que puede alcanzarse una solución.

Un grupo organizado de jóvenes, el Sunrise Movement, llegó al punto de hacer una sentada en las oficinas congresuales, llamando la atención de las nuevas personalidades progresistas, dispuestas a llevar sus proclamas al Congreso.

Bajo una gran presión popular, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, secundada por el senador Ed Markey, puso el New Deal Verde en la agenda.

Desde luego que recibe ataques desde todos los flancos, pero no importa. Hace un par de años era inimaginable que tan solo se discutiera.

Como resultado del activismo de este grupo de jóvenes, ahora está en el centro del programa; va a haber que implementarlo de una manera o de otra, porque es algo esencial para la supervivencia.

Quizá no se hará exactamente del modo propuesto por ellos, pero sí en alguna variante. Se trata de un cambio tremendo logrado por el compromiso de un reducido grupo de jóvenes.

Entretanto, el Reloj del Apocalipsis del Bulletin of Atomic Scientists se ha puesto, desde el pasado mes de enero, a dos minutos de la medianoche.

Es lo más cerca que ha estado del desastre terminal desde 1947. El anuncio de este ajuste mencionaba las dos principales amenazas, ya conocidas, la de la guerra nuclear, que aumenta cada vez más, y la del calentamiento global, que va aún peor.

Y además, por primera vez, se añadía una tercera, el menoscabo de la democracia. Y resultaba muy apropiado, porque la democracia efectiva es la única esperanza para superar tales peligros.

Las grandes instituciones, públicas o privadas, no se harán cargo si no es bajo una presión ciudadana de carácter masivo, lo cual implica que el funcionamiento de las vías democráticas ha de mantenerse vivo y utilizarse del modo ilustrado por el Sunrise Movement, por las manifestaciones masivas de principios de los 80, del modo, en fin, en que continuamos haciéndolo hoy.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/fragmentos-de-la-tercera-amenaza-existencial-de-la-humanidad/

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Fragmentos de «La tercera amenaza existencial de la humanidad»

Fragmentos de «La tercera amenaza existencial de la humanidad»

Por: Noam Chomsky

Fuentes: El Tiempo

Fragmento del capítulo ‘La tercera amenaza: El vaciamiento de la democracia’, perteneciente al libro Cooperación o extinción.

Si me lo permiten, quisiera comenzar con una breve alusión a un período que tiene inquietantes similitudes con la actualidad, en muchos y lamentables sentidos.

Estoy pensando en hace justo 80 años, casi exactos, el momento en que escribí por primera vez, que recuerde, sobre materia política. Es fácil ponerle fecha; fue justo tras la caída de Barcelona, en febrero de 1939.

En el artículo trataba de lo que parecía la inexorable expansión del fascismo por el mundo. En 1938, la Alemania nazi se había anexionado Austria; meses más tarde puso en sus manos a una Checoslovaquia traicionada en la Conferencia de Múnich. En España caía una ciudad tras otra bajo las fuerzas de Franco. En enero de 1939 cayó Barcelona.

Era el final de la Segunda República española. La notable revolución popular, una de carácter anarquista, que había florecido durante 1936, 1937, 1938… ya había sido aplastada por la fuerza. Parecía que el fascismo fuera a desplegarse sin límite.

No es exactamente lo que está ocurriendo en la actualidad, pero, si se me permite tomar prestada la famosa frase de Mark Twain “la historia no se repite, pero a veces rima”, lo cierto es que hay demasiadas semejanzas como para pasarlas por alto.

Tras la caída de Barcelona hubo una oleada de refugiados españoles. La mayor parte fueron a México, unos 40.000; algunos acabaron en Nueva York y abrieron sedes anarquistas en Union Square, librerías de segunda mano en la Cuarta Avenida, etc.

Me inicié en la cultura política deambulando por aquella zona. De eso hace 80 años. Entonces no lo sabíamos, pero el Gobierno de Estados Unidos también empezaba a pensar que la expansión del fascismo podía llegar a ser imparable. No lo veían con el mismo alarmismo que yo, con mis 10 años de edad.

Hoy sabemos que el Departamento de Estado mantenía sentimientos encontrados con respecto a cuál era la verdadera importancia del movimiento nazi.

Se mantenía, de hecho, un consulado en Berlín; había un cónsul de Estados Unidos en Berlín que enviaba comentarios algo embarullados sobre los nazis, en los que sugería que quizá no fuesen tan malos como se decía. Se trataba del famoso diplomático George Kennan. Lo mantuvieron hasta lo de Pearl Harbor, fecha en la que se lo revocó.

(…)

Resulta que poco después, aunque era imposible haberlo sabido entonces, en 1939, el Departamento de Estado y el Consejo de Relaciones Exteriores comenzaron a hacer planes para lo que sería el mundo posterior al conflicto, sobre qué aspecto debía tener.

Por aquel entonces asumían que en los primeros años el mundo posterior a la guerra estaría dividido entre una zona bajo control alemán, es decir, un mundo controlado por los nazis, la mayor parte de Eurasia, y un mundo controlado por Estados Unidos, que consistiría en el hemisferio occidental; el antiguo Imperio británico, con cuyo control se habría hecho el país americano, y algunas áreas de Extremo Oriente. Y esa sería, en resumen, la forma del mundo posterior al conflicto mundial.

En la actualidad sabemos que esta perspectiva se mantuvo hasta el cambio de rumbo que iniciaron los rusos. En Stalingrado, entre 1942 y 1943, y en la gran batalla con carros de combate de Kursk, un poco después, quedó muy claro que Rusia iba a vencer a los nazis.

Así que se cambiaron los planes; la imagen del mundo posterior al enfrentamiento se trastocó para convertirse en lo que hemos estado viendo desde entonces, en este último período. Pero eso fue hace 80 años.

Hoy no nos enfrentamos al auge de algo como el nazismo, pero sí estamos ante la propagación de lo que alguna vez se ha llamado la Internacional Reaccionaria, de carácter ultranacionalista, que sus partidarios proclaman sin ningún pudor, incluido Steve Bannon, el promotor teatral del movimiento.

Obtuvo una nueva victoria con la elección de Netanyahu en Israel, que refuerza la alianza reaccionaria en ciernes, todo bajo los auspicios de Estados Unidos (…).

En Oriente Próximo, la alianza se compone de los Estados más reaccionarios de la región, a saber, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos; Egipto, bajo la dictadura más brutal de su historia, e Israel, que sería el epicentro, todos ellos enfrentados a Irán.

En América Latina encaramos amenazas muy graves, como la elección de Jair Bolsonaro en Brasil, que ha puesto en el poder al más extremo y extravagante de los ultranacionalistas que campan en la actualidad por el continente.

Y Lenín Moreno, presidente de Ecuador, dio un paso recio para ubicarse dentro de la alianza de la extrema derecha al expulsar a Julian Assange de su embajada en Londres. La policía británica lo detuvo al instante, así que tiene por delante un futuro muy escabroso, a menos que haya una reacción popular importante.

México es una de las pocas excepciones en América Latina a esta tendencia. También en Europa Occidental los partidos de derecha, algunos de ellos de naturaleza muy alarmante, están creciendo.

Asimismo, hay un desarrollo a la contra. Yanis Varoufakis, antiguo ministro de Finanzas de Grecia, un individuo de gran relevancia, muy importante, ha hecho un llamamiento, junto con Bernie Sanders, a la formación de una Internacional Progresista que enfrente a la internacional de derechas en formación.

En la esfera estatal, parece que la balanza se decanta abrumadoramente hacia el lado equivocado. Pero los Estados no son meras entidades, y al nivel de las personas de a pie, las cosas son bastante distintas. Eso es lo que puede marcar la diferencia.

Hace falta proteger las democracias efectivas, incidir en ellas, aprovechar las oportunidades que ofrecen, para que la clase de activismo con el que hemos conseguido progresos trascendentales en el pasado nos pueda salvar también en el futuro.

A continuación quisiera poner el acento en un par de observaciones sobre la tremenda dificultad de mantener e instituir la democracia (…) y sobre la importancia que esto tendrá para el futuro.

Pero primero quiero decir unas palabras en torno a los desafíos que tenemos por delante, de los que ya hemos oído hablar bastante y todos conocemos. No hace falta entrar ahora en ellos en detalle, pero describir tales contrariedades como “graves en extremo” podría ser un error.

El término no captura la enormidad de la clase de dificultades que aún tenemos ante nosotros, y cualquier discusión sobre el futuro de la humanidad debe empezar con el reconocimiento de un hecho crítico, el de que la especie humana afronta ahora un dilema que nunca antes se había presentado en su historia, al cual hay que responder sin dilación, a saber, el de cuánto tiempo va a seguir sobreviviendo el ser humano.

En fin, como todos saben, llevamos viviendo 70 años a la sombra de la amenaza nuclear. Cualquiera que repase los archivos disponibles no podrá sino quedar admirado de que aún sigamos aquí.

Cada dos por tres nos ponemos demasiado cerca del desastre terminal, nos libramos por minutos. Parece un milagro que hayamos sobrevivido, pero los milagros no duran para siempre. Hay que poner fin a esto.

La actual revisión de la postura nuclear de la administración Trump acarrea un drástico incremento de la amenaza de conflagración, que tendría como resultado el final de la especie.

(…)

Bien, había tres grandes tratados sobre armas; el Tratado sobre Misiles Antibalísticos o ABM, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio o INF y el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas o Nuevo Start.

Estados Unidos acabó con el Tratado ABM en 2002. Cualquiera que crea que los misiles antibalísticos son armas defensivas se engaña con respecto a la naturaleza de estos sistemas.

También se ha retirado del Tratado INF, firmado por Gorbachov y Reagan en 1987 y que entonces supuso una reducción abrupta de la amenaza bélica en Europa, la cual estaba destinada a extenderse rápidamente.

Unas multitudinarias manifestaciones civiles crearon la atmósfera para un tratado destinado a significar un antes y un después. (…) Pero, bueno, la administración Trump abandonó el INF, y Rusia también lo hizo poco después.

(…)

Queda el Nuevo Start, que ha sido calificado por nuestro mandamás –quien se ha descrito modestamente a sí mismo como “el mejor presidente de la historia de EE. UU.”– como el peor tratado de la historia, la designación que suele usar para referirse a cualquier cosa que hayan hecho sus predecesores.

En este caso, ha añadido que deberíamos quitárnoslo de encima. Si llega a renovarse en el cargo en las próximas elecciones, habrá mucho en juego, pues, de hecho, es mucho lo que hay en juego en la renovación de ese tratado, que ha sido todo un éxito a la hora de reducir en un grado importantísimo el número de armas nucleares (…).

Entretanto, el calentamiento global sigue su inexorable curso. A lo largo de este milenio, cada año, con una excepción, ha sido más caluroso que el anterior.

Hay artículos científicos recientes, como el firmado por James Hansen y otros, que indican que el ritmo del calentamiento global, que ha estado incrementándose desde alrededor de 1980, puede estar aumentando de manera abrupta, quizá pasando de un crecimiento lineal a uno de tipo exponencial, lo que significa que se duplicaría cada dos décadas.

Nos estamos acercando a las condiciones de hace 125.000 años, cuando el nivel del mar estaba aproximadamente a ocho metros por encima de donde está hoy. (…)

Mientras sucede todo esto, podemos leer con regularidad cómo la prensa celebra eufóricamente los progresos de Estados Unidos en la producción de combustibles fósiles. Ahora ha rebasado a Arabia Saudí, así que estamos a la cabeza de la producción de combustibles fósiles.

Los grandes bancos, como JP Morgan Chase y otros, están inyectando dinero para realizar nuevas inversiones en este tipo de combustibles, incluidos los más dañinos, como las arenas de alquitrán de Canadá.

Y el hecho se presenta con grandes entusiasmo y emoción. Estamos alcanzando el estado de “independencia energética”; podemos controlar el mundo, determinar el uso de combustibles fósiles en todo el globo. Pero apenas se puede encontrar una palabra sobre qué va a implicar todo esto, lo cual es bastante obvio.

(…)

Recientemente hemos visto, en una expresión espectacular, que se puede hacer, que puede alcanzarse una solución.

Un grupo organizado de jóvenes, el Sunrise Movement, llegó al punto de hacer una sentada en las oficinas congresuales, llamando la atención de las nuevas personalidades progresistas, dispuestas a llevar sus proclamas al Congreso.

Bajo una gran presión popular, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, secundada por el senador Ed Markey, puso el New Deal Verde en la agenda.

Desde luego que recibe ataques desde todos los flancos, pero no importa. Hace un par de años era inimaginable que tan solo se discutiera.

Como resultado del activismo de este grupo de jóvenes, ahora está en el centro del programa; va a haber que implementarlo de una manera o de otra, porque es algo esencial para la supervivencia.

Quizá no se hará exactamente del modo propuesto por ellos, pero sí en alguna variante. Se trata de un cambio tremendo logrado por el compromiso de un reducido grupo de jóvenes.

Entretanto, el Reloj del Apocalipsis del Bulletin of Atomic Scientists se ha puesto, desde el pasado mes de enero, a dos minutos de la medianoche.

Es lo más cerca que ha estado del desastre terminal desde 1947. El anuncio de este ajuste mencionaba las dos principales amenazas, ya conocidas, la de la guerra nuclear, que aumenta cada vez más, y la del calentamiento global, que va aún peor.

Y además, por primera vez, se añadía una tercera, el menoscabo de la democracia. Y resultaba muy apropiado, porque la democracia efectiva es la única esperanza para superar tales peligros.

Las grandes instituciones, públicas o privadas, no se harán cargo si no es bajo una presión ciudadana de carácter masivo, lo cual implica que el funcionamiento de las vías democráticas ha de mantenerse vivo y utilizarse del modo ilustrado por el Sunrise Movement, por las manifestaciones masivas de principios de los 80, del modo, en fin, en que continuamos haciéndolo hoy.

Fuente: https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/fragmento-de-cooperacion-o-extincion-noam-chomsky-510426

Autor: Noam Chomsky
Fuente de la Información: https://rebelion.org/fragmentos-de-la-tercera-amenaza-existencial-de-la-humanidad/

 

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