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En la crisis todos perdemos, pero más los niños

Por: Ángel Pérez.

 

  • Quienes trabajamos en educación debemos reconocer que ni el Ministerio de Educación, ni las secretarías y menos los colegios públicos estaban preparados para una situación como la que el covid-19 produjo en la vida humana y en el desarrollo de los sistemas educativos.

Eso de tener a los niños encerrados, que se prohíba durante meses, como ya ocurre en la ciudad China de Wuhan, el encuentro escolar en el aula y en el colegio, es difícil de digerir. Con seguridad miles de niños y adolescentes que asisten a la educación pública (y a la privada) requerirán apoyo socio emocional y esfuerzos especiales para recuperar el atraso escolar, al que estarán sometidos por la precariedad económica y las condiciones de vida de sus familias.

Tomar la decisión, en menos de una semana, como ocurrió en Colombia, de parar los sistemas educativos, en todos sus niveles  y pretender pasar, en tan solo dos o tres días, a operar de manera virtual los procesos de aprendizaje y enseñanza, con estudiantes y docentes desde sus casas, y además, afirmar que eso puede ser exitoso, es llegar a imaginar o soñar, que en Colombia de manera maravillosa las sedes educativas y los hogares de todos los estudiantes están conectados a internet, gozan de soporte técnico y cuentan con la velocidad suficiente para permitir la interacción educativa virtual;  además que la riqueza de la sociedad y del sistema educativo garantiza que los docentes y los estudiantes cuenten con computadoras, o un buen teléfono móvil; y, con todos los profesores formados y entrenados para usar las TIC y funcionar mediante la educación virtual.

No, lo anterior es de ficción, en la educación pública estamos lejos, tanta maravilla junta solo ocurre en muy pocos colegios públicos y en las instituciones escolares privadas de buena calidad, para las familias que pueden pagar más de un millón de pesos mes por la educación de sus hijos, donde, además, de ñapa existen padres o familiares o amigos profesionales que pueden ayudar a los niños y adolescentes a resolver problemas elementales relacionados con el uso de las TIC, con los programas educativos o con las conexiones de los equipos y apoyar la labor de los docentes, en estos días de coronavirus.

La ministra de Educación y de ahí de para abajo (secretarios de educación y rectores de colegios públicos) deben actuar de acuerdo con la evidencia sobre lo que ocurre en las regiones y en cada colegio y hasta de pronto con cada niño. Lo real: según el Laboratorio de economía de la educación, de la Universidad Javeriana, sólo el 4 por ciento de los municipios de Colombia pueden implementar lecciones virtuales en colegios oficiales, ante una posible suspensión de clases, es decir 44 municipios de 1003 (32 capitales de departamentos y 12 municipios más). Además, dicho Laboratorio encontró que el 63% de los bachilleres del año 2018 que contestaron los formularios del ICFES afirmaron que en sus casas no tenían conexión a internet, ni computadores, igual sucede con 665.409 estudiantes de primaria, solo el 37 % tiene acceso a internet y computador en su casa. Además, pensemos que hoy los locales de los barrios donde se alquila el wifi y los computadores están cerrados, ¿así cuál educación virtual? Las guías y las tareas a las que recurrieron algunos docentes para trabajar en casa durante una o dos semanas dejan a los niños y a las familias, encerradas, en el camino de cada uno defiéndase como pueda.

Otros datos alarmantes son los del Dane, en el informe sobre educación formal, encontró que para el 2018, el 7% de las sedes educativas de los colegios públicos no tenían energía, el 62% no poseía televisores y el 63% no accedía a internet. Esta situación es más grave en las sedes educativas rurales, el 73% no tenía conexión a Internet. Esta lamentable situación de las sedes educativas es comprensible para un sistema educativo cuyas sedes, en la mayoría de los municipios, no cumplen los estándares básicos para desarrollar los procesos educativos y, en algunos casos, estas sedes se están cayendo o amenazan ruina. Tal y como lo afirmó un directivo del sector educativo: cuando se está ante problemas no resueltos como la necesidad de mejorar la infraestructura, o en incrementar la alimentación o el transporte escolar o cómo conseguir recursos para financiar 10 docentes extras que se requieren con urgencia ¿quién piensa en computadores, en internet, en equipos y en programas para la educación? en un país donde no hay currículo único y se supone que cada colegio tiene su propio proyecto educativo.

Sin olvidar que la educación virtual con los niños de preescolar y primaria requiere el total apoyo de los padres de familia quienes no están entrenados para la interacción educativa virtual. Aclaro que la educación virtual en los colegios privados fue creada para apoyar el proceso educativo, pero no para remplazar el aula escolar durante meses, como todo indica que ocurrirá este año, sin embargo, dada la emergencia estos colegios de manera rápida y eficiente ajustaron sus programas, plataformas y empezaron a operar sin mayores contratiempos de manera virtual, con padres entrenados para ello.

Colombia no puede tener dudas, de acuerdo con los datos anteriores, se puede afirmar que los más afectados serán cerca de 5 millones de estudiantes de la educación pública, de un total de 8 millones de niños y adolescentes matriculados; situación más grave para cerca de 1,8 millones de estudiantes de la zona rural y para los hijos de las familias con menores ingresos o de quienes trabajan de manera informal, donde además de las necesidades básicas para alimentarse, no aseguradas, deben agregar a sus hijos baja calidad de vida, escasa riqueza cultural y en algunos casos violencia intrafamiliar o hacinamiento en casa. Así es muy difícil la educación virtual, a pesar del esfuerzo de secretarías de educación como la de Bogotá y de otras, de los rectores y de miles de docentes que están haciendo esfuerzos extraordinarios, para superar semejantes obstáculos, a ellos felicitaciones, ¿y el resto de los niños?

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/en-la-crisis-todos-perdemos-pero-mas-los-ninos-por-angel-perez/283519

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Comunidades Virtuales de Aprendizaje: pedagogías emergentes para el confinamiento (I)

Por: Educación 3.0

Las Comunidades Virtuales de Aprendizaje pueden contribuir a que los estudiantes se sientan menos aislados y más apoyados durante las semanas de cierre de los centros educativos, así como a descargar tanto a profesores como alumnos de tareas que pueden realizarse de forma compartida. Sara Onsurbe Belló, licenciada en Derecho, educadora social y cooperante colaboradora en la Fundación Kirira, analiza su utilidad en la formación a distancia.

Los docentes españoles nos enfrentamos estos días a un importante desafío: reestructurar forzosamente toda nuestra metodología de enseñanza para adaptarla al nuevo entorno digital. No obstante, estas circunstancias ofrecen también una oportunidad para poner en práctica nuevas formas de enseñar a nuestro alumnado. Una de ellas podría ser la creación de una Comunidad Virtual de Aprendizaje. ¿Por qué no aprovechar los recursos que tenemos al alcance de nuestra mano para construir un espacio de aprendizaje colaborativo?

Un espacio de cooperación

Las Comunidades de Aprendizaje se caracterizan por ser espacios en los que los participantes cooperan e interactúan activamente en la construcción conjunta de unos objetivos de aprendizaje previamente definidos. La efectividad de este tipo de interacciones en el desarrollo de un aprendizaje significativo está vinculada con el sentimiento de pertenencia y la posibilidad de participar y compartir conocimientos con otros aprendices, lo cual conlleva una mayor implicación por parte de los estudiantes, así como una mayor conexión con los resultados de su trabajo.

Además, dadas las circunstancias en las que nos encontramos, la creación de una Comunidad Virtual de Aprendizaje puede contribuir a que los estudiantes se sientan menos aislados y más apoyados, así como a descargar tanto a profesores como alumnos de tareas que pueden realizarse de forma compartida.

¿Cómo podemos crear una Comunidad Virtual de Aprendizaje?

Las Comunidades Virtuales de Aprendizaje se pueden crear a través herramientas como redes sociales, foros o cualquier plataforma que permita una colaboración entre los distintos miembros de la comunidad. Podemos utilizar recursos que permitan una comunicación tanto síncrona como asíncrona, o una combinación de ambas; y es importante que tanto el profesor como los estudiantes estén implicados en la creación de la comunidad.

El profesor debe actuar de facilitador, estableciendo pautas de comunicación y participación efectivas, promoviendo temas de discusión y resolviendo las dudas que puedan surgir. Asimismo, puede asignar tareas que requieran de la colaboración entre los participantes (tanto en el grupo general como en pequeños grupos para luego poner en común las conclusiones), establecer revisiones entre pares o procedimientos de tutorización entre compañeros, de modo que se ayuden unos a otros en la comprensión de los materiales trabajados.

ecosistemas virtuales de aprendizaje

El objetivo de la comunidad debe ser la construcción de un conocimiento colectivo del que todos puedan apropiarse, a través del intercambio de experiencias, ideas y opiniones. Debe primar la importancia del diálogo, de naturaleza bidireccional, y la participación y colaboración de todos en torno a un mismo fin. El resultado final debe ser fruto del consenso y de la integración de las aportaciones de todos los miembros de la comunidad, de modo que no pueda atribuirse individualmente a ninguno de los participantes.

Un ejemplo de Comunidad Virtual de Aprendizaje lo encontramos en el proyecto Cero en conducta, nacido en el curso 2016/17 en la red social Twitter con el hashtag #CineyEducación, con el objetivo de introducir el cine en el modelo educativo como recurso didáctico y medio de expresión, para que los alumnos aprendan no solo a ver películas como modo de entretenimiento, sino a observar críticamente la realidad.

En él participan docentes que comparten recursos audiovisuales, recomiendan películas educativas y aportan ideas para implementar en las aulas. El proyecto ha ido alcanzando cada vez mayor relevancia hasta llegar a la Academia de Cine Española.

Algunas consideraciones

Una de las ventajas que presenta el espacio virtual frente al presencial es que favorece la comunicación tanto síncrona como asíncrona, tanto oral como escrita o audiovisual y, por tanto, todos los participantes tienen la posibilidad de exponer sus ideas por distintos canales, además de disponer de más tiempo para procesar la información y organizar el contenido de sus mensajes. Otra ventaja es que el resultado del trabajo se encuentra disponible para su consulta en cualquier momento posterior.

Referencias: Domínguez Rodríguez, F. J. (2017). Organización y funcionamiento de una comunidad de aprendizaje. Fundamentación científica. Educación y Ciencia, 6(48), 104-115. Lai, K.-W. (2015). Knowledge construction in online learning communities: a case study of a doctoral course. Studies in Higher Education, 40(4), 561-579. Murdock, J. L., & Williams, A. M. (2011). Creating an Online Learning Community: Is it possible? Innovative Higher Education, (36), 305-315. Yuan, J., & Kim, C. (2014). Guidelines for facilitating the development of learning communities in online courses. Journal of Computer Assisted Learning, (30), 220-232.

Sara Onsurbe Belló es licenciada en Derecho, educadora social y cooperante colaboradora en la Fundación Kirira. Este artículo forma parte de un proyecto de aprendizaje-servicio coordinado por el profesor Fernando Trujillo Sáez y Conecta13 dentro del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III, la Fundación Estudio y la Institución Libre de Enseñanza.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/comunidades-virtuales-de-aprendizaje/

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Pensar la pandemia y la cuarentena

Pensar la pandemia y la cuarentena

Por Federico Mare

Este texto no es una nota periodística de información general. Mucho menos un artículo de análisis epidemiológico, de divulgación médica o de prevención contra el coronavirus. Se trata, más bien, de un ensayo misceláneo en torno a la pandemia y la cuarentena de estos días, escrito desde una mirada sociológica y político-filosófica. Algo así como un mosaico de reflexiones críticas sobre el COVID-19, la emergencia sanitaria y los efectos –solo algunos, no todos– que ambos han tenido en la sociedad y la cultura, especialmente –pero no solo– en Argentina, país donde vivo.

He reunido, ampliado y corregido en este ensayo una serie de posteos que fui publicando en Facebook durante estos últimos días. Son, pues, prosas de urgencia, textos redactados en caliente, en medio de una vorágine de noticias periodísticas, medidas gubernamentales y reacciones sociales que iba poniendo patas para arriba mi cotidianeidad.

Nunca imaginé que esos garabateos casi impulsivos de parresía iban a decantar en un ensayo. Comencé a imaginar ese desenlace cuando, con sorpresa y algo de perplejidad, descubrí que muchas personas los leían, comentaban o compartían. Contra todo pronóstico, uno de ellos se viralizó, llegando hasta México, España, Perú, Chile y otros países. Si ha sucedido esto, colegí, es porque se ha puesto en palabras un sentipensar común, necesario. Fue recién entonces cuando decidí preparar y publicar este ensayo.

Aunque hice retoques, desarrollos o adiciones aquí y allá, preferí no reescribirlo desde cero. Algo me dijo que era mejor, que podía ser mejor, respetar la inmediatez y frescura que posee la redacción en esa virtualidad dinámica que son las redes sociales; virtualidad signada por el diálogo multilateral y la polémica candente. Mi gratitud para con quienes, desde la alteridad respetuosa del consenso o el disenso, brindaron el marco de coralidad dentro de la cual se engendró, nutrió y desarrolló este escrito. Un agradecimiento especial a mi amigo y camarada Ariel Petruccelli, historiador y teórico marxista de la UNComahue (Neuquén, Argentina), quien me ayudó a problematizar y matizar algunas de mis ideas.

Pandemia y teorías conspirativas

Muchas son las teorías conspirativas sobre el origen del coronavirus: Dios ha castigado a la humanidad por sus pecados, China ha usado un arma bacteriológica contra Occidente para conquistar la hegemonía global, los Estados Unidos sembraron un nuevo virus en China para frenar el ascenso económico del gigante asiático, el COVID-19 es una bioarma diseñada por un laboratorio del gobierno chino que se propagó accidentalmente, la «sinarquía» del NWO pretende acabar con la superpoblación mundial, el neoliberalismo busca deshacerse de la gente anciana para lograr un ajuste a gran escala en el sistema previsional, etc. etc. Entre tanto alarmismo y paranoia, conviene recordar una verdad de Perogrullo que invita a la prudencia y la mesura: todas estas hipótesis no pueden ser válidas, porque en muchos aspectos son incompatibles. Hay algo aún más inquietante que la proliferación irresponsable de elucubraciones complotistas sobre la pandemia: que muchas personas den por ciertas, al mismo tiempo, varias teorías o versiones que se excluyen lógicamente entre sí.

Todo lo dicho no excluye esta otra verdad: la humanidad es tecnológicamente capaz, desde hace rato, de producir armas biológicas o bacteriológicas del alta complejidad y letalidad; y cuando todavía no lo era, tuvo en muchas ocasiones la astucia de inventar bioarmas más sencillas como arrojar, con catapultas, serpientes venenosas o carroña contaminada a ciudades o fortalezas asediadas (tal como testimonia, entre otros, el general romano Sexto Julio Frontino –experto en tácticas militares y autor de las célebres Strategemata– a fines del siglo I). No solo eso: desde tiempos muy antiguos, hemos sido moralmente capaces de asesinar en masa, mediante variados métodos (guerras, genocidios, etc.), a nuestrxs semejantes, por codicia, ambición, odio, fanatismo, crueldad, venganza y otros motivos. Las atrocidades perpetradas por el imperio asirio, por Roma, por Gengis Kan, por los cruzados, por la Inquisición, por Cortés y Pizarro, por todas las potencias coloniales europeas, por Shaka Zulú, por Hitler y Mussolini, por Stalin, por el Japón de Hirohito, por las dictaduras latinoamericanas, por el déspota ugandés Idi Amin, por la Sudáfrica del Apartheid, por los jemeres rojos, por los Estados Unidos, por el fundamentalismo islámico, por la derecha sionista de Israel, eximen de todo comentario. Después de horrores inefables como la conquista de América, la Shoá o el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki, nadie puede estar seguro o segura que la humanidad, a pesar de su modernidad, no vaya a hacer algo igual o peor. Nuestra especie parece no tener ya un non plus ultra tecnológico y moral.

Ahora bien: que la humanidad tenga la aptitud de cometer matanzas o masacres, no significa que toda mortandad sea intencional, premeditada, planificada. Quizás sí, quizás no. Es algo que no se puede saber a priori. Es algo que debe ser averiguado a posteriori en cada caso particular, a través de la recolección y análisis de evidencias. Podemos tener cierto escepticismo o recelo pesimistas respecto al origen de la pandemia. Cabe dudar de si se trata de un flagelo accidental o ex professo. Lo que no debemos hacer es dar por cierto lo segundo si no tenemos pruebas, y eso es lo que está ocurriendo ahora con las teorías conspirativas sobre la génesis del COVID-19.

También hay que decir esto: que la pandemia no haya sido criminalmente inducida, que no sea consecuencia de un plan maquiavélico de gobiernos o corporaciones, no significa que sea ajena a causalidades o factores sociales. En Italia, por ejemplo, las políticas neoliberales de ajuste en salud han contribuido al desmadre catastrófico de la tasa de contagio. Además, aun cuando la pandemia tuviera –como parece por ahora– un origen meramente accidental, eso no excluye la posibilidad de que distintos sectores del establishment se aprovechen de la crisis sanitaria desatada: gobernantes haciendo demagogia o suspendiendo las libertades públicas –con toques de queda, por ej.– más de lo estrictamente necesario, derechas racistas fogoneando la xenofobia (la sinofobia especialmente), empresas y comerciantes lucrando con la desesperación de la gente, etc. Las explicaciones de tipo funcional son totalmente legítimas, siempre y cuando posean algún sustento racional y empírico, y siempre y cuando se tenga bien claro la diferencia entre explicar la génesis u origen de un fenómeno, y explicar su pervivencia, desarrollo, mutación o intensificación.

Si hay alguien que debe estar feliz con la pandemia del coronavirus, o aliviado en todo caso, es Sebastián Piñera, el impopular presidente de Chile atornillado al sillón de O’Higgins. Lo que la represión no ha logrado en tantos meses, quizás lo logre en un par de días o semanas la cuarentena: distraer y desmovilizar a la sociedad chilena, que lo tenía contra las cuerdas. Al menos un poco y transitoriamente, pensará el mandatario, tan proclive, desde el inicio de la revuelta popular en octubre, a declarar el estado de excepción (mientras escribo estas líneas, Piñera ha decretado el toque de queda nocturno en todo Chile para –aduce– garantizar la cuarentena total). El tiempo dirá… Por lo pronto, en las últimas protestas ya se ha notado una merma considerable de manifestantes. El miedo al COVID-19, que forzosamente irá creciendo a medida que suban las tasas de contagio y letalidad (hoy todavía bajas), amenaza con paralizar la revuelta popular del país trasandino.

Pandemia, infodemia y sesgos ideológicos

Cuando leemos o escuchamos que la letalidad o mortalidad del coronavirus, en los países más afectados (Italia, China, Irán, España), oscila entre el 4 y 8%, tengamos en cuenta que esa estimación no es en base a la población total, sino, solamente, en base a los casos confirmados de infección. En Italia, donde hubo más decesos, la proporción respecto a la población total no llega al 0,005% (49,3 en un millón). En China, donde se inició la pandemia, es de 0,00022% (2,2 en un millón). Dimensionemos también cuál es la proporción de casos confirmados respecto a la población total: en Italia no llega al 0,07% (679 cada millón de habitantes). En España e Irán, no alcanza el 0,04%…

A nivel mundial, la letalidad del COVID-19 ronda el 3%. Pero de nuevo: recordemos que ese 3% es en relación a los casos confirmados de contagio, no en relación al total poblacional. Existen en todo el orbe, a la fecha, unas 304 mil personas infectadas de coronavirus, oficialmente. ¿Muertes? Cerca de 13 mil. Considerando que la población mundial treparía ya a 7.700 millones, eso significa que la pandemia ha afectado a algo menos del 0,004% de los hombres y mujeres del planeta, y que ha matado a algo menos del 0,0002%.

Me parece importante aclarar esto porque circula por WhatsApp, redes sociales, páginas de Internet, medios de prensa y foros virtuales una inmensa cantidad de mensajes alarmistas donde no se brinda ninguna precisión sobre cuál es la base demográfica de los cálculos. Insisto: no es lo mismo 3 decesos cada 100 habitantes, que 3 decesos cada 100 personas infectadas. Se advierte mucha confusión en materia infodemiológica. Esa confusión se debe, en gran medida, a la irresponsabilidad de quienes comunican. Por ej., médicos que graban y difunden audios por WhatsApp en los que dan por sentado que la gente ya sabe que los porcentajes de letalidad son en relación a los casos de contagio, y no al total de población. Tengamos más cuidado en lo que informamos. Hace rato que la OMS viene alertando sobre los perjuicios que genera la infodemia, esto es, la propagación de información sanitaria totalmente falsa, parcialmente errónea o insuficientemente clara.

No obstante, debe admitirse también que las estadísticas mundiales de casos confirmados no reflejan la gravedad de la pandemia en su exacta dimensión debido a que, al parecer, cerca del 80% de las personas contagiadas no son afectadas en su salud por el virus, pero sí pueden propagarlo en tanto portadoras. Esta aclaración, de cualquier modo, no contradice la cautela de los párrafos anteriores. Solo la matiza. En el mundo siguen muriendo muchísimas más personas por causas ajenas al COVID-19, que a causa del COVID-19: infarto, cáncer, diabetes, tuberculosis, cólera, accidentes de tránsito, asesinatos, suicidios, etc. No hay comparación posible en este sentido. Se impone, pues, la necesidad de poner coto al tremendismo.

No se propone aquí subestimar el coronavirus. En absoluto. Lo que aquí se sugiere es evitar exagerar su gravedad, a caballo de la paranoia, el pánico, la desinformación, el morbo y el sensacionalismo. Si la irracionalidad es lo que prevalece, la parálisis o el error le ganan la partida al cuidado preventivo responsable y solidario, único modo posible de revertir la pandemia hasta tanto se desarrolle la vacuna. En una entrevista que le hicieran en un programa de TV tucumano, el doctor Alfredo Miroli, inmunólogo, habló de tener “prudente temor”, evitando el “patológico terror”. En síntesis, ni subestimación ni exageración del COVID-19: justa calibración es lo que hace falta.

Cabe preguntarse: ¿habría tanto terror mortis frente al coronavirus si este fuese una típica enfermedad de la pobreza y la periferia, como el cólera o el paludismo, que causan estragos mucho mayores? La malaria, por ej., se cobra un millón de muertes al año; la diarrea, casi dos millones; la tuberculosis, al menos un millón y medio… El COVID-19 aún no ha llegado a las 14 mil defunciones… Pero claro: Italia no es Mozambique o Haití, ni España es Camboya o Nicaragua; y las clases altas y medias que pueden cultivar el turismo internacional o los viajes de negocios, llevando o trayendo el coronavirus, nada tienen que ver con el «pobrerío oscuro» que habita en zonas rurales y urbano-marginales del planeta.

Es sintomático, en este aspecto, lo poco y nada que se está hablando del impacto de la pandemia en Irán, una de las naciones más grandes y pobladas del Medio Oriente: alrededor de 20 mil o 21 mil casos confirmados y más de 1.500 muertes. La cobertura periodística y el interés del público ha sido muy dispar. Francia, Alemania y Estados Unidos importan: son países centrales, occidentales y ricos, miembros de la OTAN. Irán no importa: es un país «tercermundista» y pobre, islámico, acusado de terrorismo. No se mide con la misma vara, no. Hay vidas que valen más que otras, conforme a criterios de clase y étnico-geopolíticos (no siempre explicitados pero siempre operantes). La pandemia no está libre de sesgos ideológicos.

Cuarentena y teletrabajo

La cuarentena no son vacaciones, nos recuerdan nuestras autoridades gubernamentales y patronales con insistencia, y a veces con cierto tono admonitorio o socarrón. Muy cierto. Si resulta riesgoso salir del hogar para ir a trabajar o estudiar, también resulta riesgoso salir de esparcimiento, al menos si el esparcimiento conlleva contacto con muchas personas: shoppings, discotecas, estadios, cines, plazas, fiestas, etc. Los países que no entendieron eso, lo están pagando caro.

Pero tampoco la cuarentena debiera ser pretexto para el trabajo a domicilio carente de toda utilidad, meramente burocrático, sin más razón de ser que el afán directivo –privado o estatal– de evitar a toda costa, por inercia o mezquindad, o por malicia o rencor, que lxs trabajadores se den el gusto de «holgazanear» o «no hacer nada» en sus casas. Qué pasión triste –parafraseando a Spinoza– es esta de combatir el ocio con tareas a distancia absurdamente innecesarias.

Traigo un ejemplo a colación: la educación virtual en Mendoza, Argentina, que de un día para el otro la DGE pretende que se improvise en las escuelas como «panacea» a los problemas pedagógicos que plantea la cuarentena, la suspensión de las clases. Es una reflexión crítica que compartí en el grupo institucional de WhatsApp de uno de los CENS donde trabajo como profesor:

«La mayoría de nuestrxs estudiantes son muy humildes. No tienen computadora ni Internet en sus casas. Celulares sí, pero, por lo general, se trata de modelos viejos y pequeños, poco adecuados para la redacción extensa y la realización de trabajos prácticos u otras actividades didácticas. Sus posibilidades de navegar en Internet o de acceder a sus correos electrónicos también suelen ser muy limitadas. Por lo que noté, se manejan con tarjetas prepagas, y los paquetes de datos les duran poco y nada. La educación a distancia, el aula virtual, etc., pueden funcionar muy bien en otros contextos, como los colegios privados o de la UNCuyo, donde asisten adolescentes de clase media y alta que cuentan con otros recursos tecnológicos: computadoras y wifi en sus hogares, celulares de última generación, abonos con muchos gigas… La DGE no tiene nada claro cuál es la realidad socioeconómica en las escuelas urbano-marginales de Mendoza. Es una tecnocracia encerrada en un termo. Hay diferencias de contexto muy pero muy grandes entre un CENS como el nuestro, ubicado en una barriada periférica, y un colegio universitario del centro. No tengo problemas en preparar actividades para que mis estudiantes realicen en sus casas. Lo voy a hacer. Pero es muy poco probable que esos materiales les lleguen, y que luego puedan enviármelos para su revisión o corrección.

Otro asunto importante: se supone que estamos en la etapa de diagnóstico… Eso significa que no deberíamos enseñar nuevos contenidos, sino indagar y repasar los saberes previos de nuestrxs estudiantes. La DGE insiste en que enseñemos a distancia, no obstante la cuarentena, pero, al mismo tiempo, parece haber olvidado por completo la instancia pedagógica del diagnóstico.

En fin, me parece muy improvisado, caótico, confuso y absurdo el proceder de la DGE. Quienes trabajamos cotidianamente en las escuelas (ya sea en tareas de docencia y asesoría pedagógica como en tareas directivas, administrativas y técnicas) pagamos el pato de toda esa inoperancia. Pareciera que la DGE no tiene más preocupación que la de recordarnos que una cuarentena no son vacaciones… Vuelve a aflorar en esto, una vez más, el viejo prejuicio conservador según el cual lxs trabajadores de la educación somos «haraganes» e «hijxs del rigor». El trabajo a domicilio y la educación a distancia requieren ciertas condiciones, ciertos recursos… La DGE no se ocupó de nada de eso. No hubo planificación, ni inversión, ni preparación. No hubo nada. Solo desidia. Y ahora, de golpe, pretende que las escuelas hagan magia.»

Hay también, por otro lado, mucho de sobreactuación en esto de contar lo maravillosamente bien que nos va en adaptarnos a la cuarentena, en describir el ingenio y la inventiva que tenemos para sortear los contratiempos que generan las medidas de suspensión y aislamiento en el trabajo, la educación, el transporte, la salud, el aprovisionamiento, el cuidado de menores y mayores, etc. Creo que nos está faltando honestidad intelectual –y acaso un poco de humildad– para entender y asumir que la emergencia indefectiblemente conllevará postergaciones de toda índole en nuestras vidas. Lo que quiero decir con esto es que muchos quehaceres no podrán ser hechos a distancia, virtualmente, y que habrá que diferirlos o posponerlos para cuando la crisis sanitaria haya pasado. No se puede hacer magia, aunque gobernantes, tecnócratas, patrones y jefes nos presionen todo el tiempo con el memento sarcástico «recuerden que la cuarentena no son vacaciones». Comprendamos y aceptemos, con realismo y sin desesperación, que muchas cosas habrán de quedar en el freezer por un tiempo, aunque eso no le guste a quienes mandan. Opino que nos está faltando un baño de estoicismo.

No en todos los casos, pero sí en muchos, el teletrabajo que hoy se improvisa bajo cuarentena es solo burocracia improductiva: papeleo virtual que no reporta ningún beneficio real, y que solo responde a la lógica patronal-punitiva «no estamos de vacaciones». El trabajo asalariado, de por sí alienante por las razones que explicara Marx, se vuelve aún más alienante cuando, disociado de las condiciones materiales que lo harían viable y útil, pierde toda conexión con las necesidades sociales. Cuando el homeworking queda reducido a un simulacro desesperado y fantasmagórico de continuidad laboral, sin más sentido que el de reprimir o frustrar la «vagancia» de los «recursos humanos», el capitalismo muestra una de sus facetas más mezquinas, absurdas y enajenantes.

No dejemos que el poder, so pretexto de una emergencia sanitaria cuya gravedad nadie cuestiona, demonice y aplaste el ocio con una avalancha de requerimientos y tareas a distancia impracticables e inservibles. Defendamos la skholè (rescato la palabra griega para darle más fuerza al concepto) del vigilantismo filisteo de las gerencias y tecnocracias. Sin skholè –en la Grecia antigua lo sabían muy bien– no hay ciencia, ni arte, ni filosofía. Sin ociosidad no existe la posibilidad de leer, de formarnos, de cultivar el autodidactismo, de reflexionar, de crecer intelectualmente… El ocio constituye una pasión alegre, en estricto sentido spinoziano: es decir, una pasión que nos perfecciona.

La skholè, en palabras de un notable sociólogo francés, es “tiempo libre y liberado de las urgencias del mundo, que posibilita una relación libre y liberada con esas urgencias y ese mundo”. El ocio sirve, entre otras cosas, para releer y actualizar libros esenciales, como las Meditaciones pascalianas (1997) de Pierre Bourdieu, obra de la que extraje la cita anterior. Releer y actualizar libros esenciales es, me parece, un modo muy productivo de utilizar el tiempo libre de la cuarentena. O en todo caso, un modo menos inútil que «trabajar a distancia» para alimentar la maquinaria burocrática.

¿La cuarentena un privilegio de clase?

Se ha viralizado en las redes sociales, con bombos y platillos, un meme que dice “poder quedarse en casa también es un privilegio de clase”. Nos recuerda o explica que cumplir la cuarentena “mirando Netflix o leyendo libros es la realidad privilegiada de unos pocos”. No solo eso: “romantizar el aislamiento puede ser un insulto para una gran parte de la sociedad, que si no trabajan, no comen”. Y concluye: “poder adherir al «yo me quedo en casa» también es privilegio de unos pocos”.

Hace años que vengo leyendo dispositivos retóricos de este tipo, construidos sobre la premisa de que tal o cual cosa «también es un privilegio de clase»: vacaciones pagas, viajes turísticos, empleo formal, estudios universitarios, obras sociales, salario acorde a la canasta básica, alimentos saludables, vivienda propia y confortable, actividad intelectual, goce estético, práctica de ciertos deportes… En fin, todo aquello que podríamos englobar como satisfacción de necesidades secundarias, e incluso, a veces, necesidades básicas.

Sé que es políticamente incorrecto decirlo, pero necesito decirlo: estoy harto de esta clase de memes. Hay algo de verdad necesaria en ellos, no lo niego: la empatía y solidaridad con quienes menos tienen. Pero también mucho de falacia contraproducente. Está fuera de toda discusión seria que la población asalariada y con trabajo formal –aun el precarizado– está mejor que aquella otra condenada por el sistema capitalista al desempleo, la informalidad, el cartoneo, la venta ambulatoria o la mendicidad. Existen, entre una y otra, significativas diferencias en nivel de ingresos, en hábitat, en salud y nutrición, en educación y esparcimiento, en capacidad de consumo y ahorro, etc. Pero, en la mayoría de los casos, no corresponde calificar esa brecha como privilegio, ni en términos sociológicos ni en términos ético-políticos (privilegio en su denotación o connotación negativa, que es la más corriente).

¿Es justo, por ej., considerar a una enfermera, un operario de fábrica, una profesora suplente del secundario o un barrendero municipal como una persona «privilegiada» solo porque tiene un empleo formal que lo sitúa técnicamente, en las estadísticas oficiales, por arriba de la línea de la pobreza? Por supuesto que hay personas que están peor que las que acabo de mencionar: gente en situación de calle, relegada a la pobreza o la indigencia, que padece hambre y otras injusticias. Pero, me pregunto, ¿el hecho de no estar tan mal es siempre sinónimo de privilegio? Honestamente, me parece un disparate, un despropósito.

Se ha tergiversado y banalizado en exceso la palabra «privilegio», con mucho descuido de la semántica y la sociología. Un privilegio de clase no se reduce a un mero estar mejor que otrxs. Privilegio de clase es un estar mejor que otrxs, a expensas de otrxs, o de alguna otra forma éticamente cuestionable. Es decir, el término «privilegio» solo corresponde cuando hay explotación u otra injusticia. Tildar de privilegiadas a millones y millones de personas que trabajan duro por un salario (muchas veces bajo condiciones precarizadas y sin llegar siquiera al piso de la canasta básica), solo porque existen personas que están peor, me parece una moda intelectual nefasta, cuyo efecto práctico es el de legitimar o justificar la nivelación para abajo, el aplanamiento de derechos. Es dar a entender que las primeras son las culpables de la postergación de las segundas, un desquicio que alimenta la guerra de pobres contra muy pobres mientras que las clases dominantes que nadan en la opulencia, y que sí son privilegiadas, se destornillan de risa.

Es hora de terminar con la cantinela culpógena de que el trabajo asalariado, con su modesta satisfacción de necesidades vitales, constituye un «privilegio de clase». En el capitalismo, la única clase verdaderamente privilegiada es aquella que extrae plusvalor de las masas productoras, aquella que acumula riquezas a través del parasitismo, a través de la explotación. Es la burguesía la responsable de la pobreza extrema de quienes quedaron al margen del mercado laboral formal.

No digamos que cualquier trabajador o trabajadora en cuarentena –una maestra rural con hijxs menores, un recolector de residuos sexagenario, una cajera de supermercado con dolencias pulmonares, un celador que debe cuidar a su madre anciana, etc.– está disfrutando «románticamente» de un «privilegio de clase», porque hay quienes –un cartonero, una vendedora ambulante, un campesino– no pueden darse el lujo de dejar de trabajar y ver una serie de Netflix o leer un libro. No naturalicemos el reaccionario sofisma según el cual el trabajo asalariado, y la satisfacción de necesidades básicas o secundarias, es una prerrogativa elitista, mal habida y vergonzante. El adversario no es el segmento menos pauperizado de la clase trabajadora. El adversario es la clase capitalista que explota o excluye a las mayorías populares. No romanticemos el sentimiento de culpa. La lucha es contra el capitalismo, no contra el buen vivir.

Llegará el día en que se teorice –para deleite de los oídos patronales y neoliberales– lo que ya están dando a entender desde hace rato con ejemplos prácticos cada vez más desatinados: que tener derechos laborales «también es un privilegio de clase», porque hay gente que no los tiene: descanso dominical, vacaciones pagas, indemnización por despido, aguinaldo, licencia por razones particulares, etc. Será distópico.

Los derechos que no están universalmente garantizados no son privilegios. Son eso: derechos que no están universalmente garantizados. El desafío político que tenemos por delante no es crear culpa en la conciencia de quienes ya los gozan legítimamente, sino luchar hasta lograr su universalización (universalización no solo jurídico-formal, sino también, y sobre todo, real, efectiva, práctica).

Recurramos a un ejemplo ficticio inspirado en la realidad: María. María es una joven humilde de ascendencia boliviana, madre soltera, que vive en una barriada del oeste de Godoy Cruz, Gran Mendoza. Trabajando de empleada doméstica, hizo un contacto a través del cual consiguió un empleo formal en un shopping, para limpiar los baños y el patio de comidas. Tiene un trabajo más o menos estable, pero muy duro y precarizado. Gana un salario que no llega a la canasta básica. Víctima de un abuso sexual que teme denunciar, queda embarazada y elige no ser madre de nuevo. Con mucho esfuerzo, sacando un préstamo personal, logra pagar un aborto seguro en una clínica privada.

Pregunta: ¿vamos a considerar a María una «privilegiada de clase» solo porque no es una indigente en situación de calle que murió en un aborto clandestino mal realizado? Me parece muy errado y peligroso ese razonamiento… El privilegio de clase no se reduce, insisto, a un estar mejor que otras personas (o no tan mal como ellas). Es un estar mejor que otras personas a costa de esas personas, explotándolas, como hace la clase capitalista; o bien, cualquier otro estar mejor que esté viciado de injusticia e ilegitimidad. María no explota a nadie. Trabaja y sufre la explotación. Aunque no todo el mundo los tenga, sus derechos laborales no son privilegios de clase.

Desde los tiempos de la Ilustración y la Revolución Francesa, la palabra «privilegio» suele entrañar una carga semántica profundamente negativa, peyorativa, ya sea por denotación o connotación. No siempre, por supuesto. También hay un sentido más coloquial y neutro del término, como cuando alguien dice: tuve el privilegio de asistir al último show de los Beatles, en la terraza del Apple Corps. Pero cuando se habla de «privilegio de clase», con todas sus implicancias o resonancias sociológicas, no parece tratarse de una noción tan ingenua e inocua… Usarla con ligereza, confusa o ambiguamente, es algo que debiéramos evitar hacer, sobre todo en contextos de discusión pública donde hay cuestiones delicadas en juego, como una emergencia sanitaria por pandemia, el problema de la distribución de la riqueza o la avanzada del neoliberalismo contra los derechos sociales conquistados.

Pandemia y cuarentena, distopía y utopía (a modo de conclusión)

En circunstancias como esta, de pandemia y cuarentena, donde la vida cotidiana sufre de golpe toda clase de desórdenes y problemas insospechados, uno comprende, en medio de tanta fragilidad e incertidumbre, de tanto absurdo y estrés, que las distopías del cine y la literatura no necesariamente son los futuribles de un pesimismo abstracto y delirante. Pueden ser también los futuribles de un realismo bien situado aquí y ahora. Un realismo lúcido, crítico, comprometido, capaz de usar el artilugio retórico de la hipérbole para visibilizar –alertarnos de– todos los males y las amenazas de este mundo que habitamos.

Fenómenos de crisis como esta pandemia serán cada vez más frecuentes, porque el derrumbe del capitalismo está a la vuelta de la esquina de la historia. La concentración de la riqueza, el calentamiento global, la superpoblación, el consumismo, la contaminación, el extractivismo, la recomposición del mapa geopolítico mundial con el descenso de Estados Unidos y el ascenso de China, etc., conforman un cóctel explosivo. Se avecina un colapso civilizatorio.

Ojalá sepamos aprovechar ese colapso para hacer la revolución socialista. Una revolución socialista con nuevas premisas, de vocación antiautoritaria y antiburocrática, que no nos conduzca otra vez a los errores y horrores del estalinismo. Ojalá, sí. Porque también existe el riesgo de que el capitalismo, al colapsar, sea sucedido por un orden económico-social aún peor… Todo indica que será la crisis ambiental la que, finalmente, precipite el hundimiento de la economía y la sociedad burguesas. Parece poco probable, al menos por ahora, el estallido de una revolución anticapitalista de alcance masivo y planetario. Me inclino por la opción inversa: el derrumbe del capitalismo podría hacer posible un gran estallido revolucionario. Pero claro: posible no es sinónimo de inevitable. Todo dependerá de la acumulación de fuerzas que se logre al interior de la izquierda antisistémica.

Que la pandemia y todos los males del mundo nos convenzan, cuanto antes, de la inviabilidad civilizatoria del capitalismo, pues vamos camino al precipicio. Es tiempo ya de cerrar la caja de Pandora. Es hora de soñar de nuevo con la Utopía.

Autor: Federico Mare
Fuente de la Información: https://rebelion.org/pensar-la-pandemia-y-la-cuarentena/
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Competencias profesionales, innovación y otras iniciativas que surgen por el coronavirus

Competencias profesionales, innovación y otras iniciativas que surgen por el coronavirus

Lourdes González

Ante la suma de voces por la situación apurada, que atraviesa Europa para sumar  especialistas de la salud para detener la pandemia de coronavirus (Clarín.com I Internacional, 2020a). El tema de las competencias forma parte del modelo educativo de nuestros días, las cuales se conforman por el conocimiento, por el hacer y el ser- convivir, y una competencia indispensable que se trabaja durante la formación escolar, es la colaboración, también necesaria en las competencias profesionales para dar respuesta a los retos que ponen en riesgo la sostenibilidad, es decir se valoran los contenidos curriculares que convienen para proceder con las acciones y colocar el conocimiento a disposición de la humanidad (González, 2020; Santos, 2010).

Educar para los valores y preparar para la vida, nobles tareas de la educación, retos que se ven cristalizados por los trabajadores de la salud en Europa que hacen frente a la crisis sanitaria y en ello, trabajan turnos de hasta 12 horas o más, pese a que también inesperadamente perdieron colegas, parientes, amigos y pacientes, tratando de sobreponerse y les ayuda mucho las muestras de afecto o ánimo que reciben por su labor (BBC News Mundo, 2020).

Aristóteles afirma que el ser humano necesita a la sociedad y la cultura que le aporta para realizarse, con las capacidades que le son propias. Por ello, la cantidad de especialistas de la salud solidarizados, para resolver quizás, la etapa más difícil que han afrontado durante toda su preparación escolar y profesional. Y paralelamente rodeados de notas periodísticas con mensajes de urgencia y de necesidad y otras con respuestas esperanzadoras y ofertas de sumarse al llamado a colaborar para el logro de los retos en la salud, tanto desde el interior del país, como fuera del mismo para detener el avance y evitar la propagación del coronavirus.

Si bien es cierto, como dejó escrito Hölderlin, donde está el peligro, crece también la salvación. Es así, que en España, ciudadanos y personal médico voluntario se apuntaron al llamado para apoyar, lo mismo en Italia, especialistas en la salud de China y de Cuba arriban para ofrecer los servicios y con el aviso de su llegada e incorporación muchos son los mensajes de admiración y afecto que les expresa la población (Ayuso, 2020; Clarín.com I Internacional, 2020b; Nova, 2019; UnoTV.com, 2020).

A lo anterior, se suman los testimonios de personas que contrajeron coronavirus, expresan su sentir, los motivos para cuidarse y cuidar de otros, y comparten calma (Infobae, 2020). Importante, para pasar de una consciencia ingenua a una crítica, como decía Freire. Y con ello, se da muestra de que la escuela no es el único espacio que alberga los procesos educativos. El grado del problema en México es diferente, desde el escenario de la buena salud, es preventivo.

A lo anterior, los recursos tecnológicos se suman, es así que a través de las redes sociales circulan imágenes, textos, videos e ideología con más velocidad que el coronavirus. Tal es el caso, que por redes sociales se convocó a los ciudadanos de España a participar desde sus hogares con aplausos para reconocer a médicos, médicas, enfermeros, enfermeras, administrativos, administrativas, camilleros, camilleras, personal de limpieza, a los investigadores que trabajan sin cesar para sanar y acabar con el contagio, el resultado fue “conmovedor”…palabra con la que se describe desde el título (La Voz, 2020).

Podría decirse que es una evaluación auténtica, reconocimientos de todos sin importar ideologías y posturas, con unanimidad, algo que pasa poco en las pruebas, y en este caso además la valoración no queda entre dos personas, sale de las aulas y la ciudadanía hace parte en la misma. Es así, el reconocimiento con aplausos por parte de la ciudadanía para quienes trabajan para la salud, por sus desvelos, por su tenacidad para detener el coronavirus. Hacer el bien solo por la preocupación de los unos por los otros. Actos cotidianos que ante la situación de alerta sanitaria, hacen historia. Acciones bondadosas en su máxima expresión, y que se espera tendrán influencia en los estudiantes que están en casas para que se sientan atraídos a solidarizarse con acciones en favor de la humanidad.

De igual manera, acciones meritorias de parte de los profesionales y los investigadores de la educación para evitar fracturas en el proceso educativo de las y los estudiantes. Al respecto, es por demás interesante la gran cantidad de experiencias innovadoras que se están poniendo en marcha por todo el mundo. La humanidad ante el cuidado de sí mismos, desde la perspectiva de Foucault es una actitud con respecto a sí mismo, con respecto a los otros y con respecto al mundo. Cómo hemos llegado a ser lo que somos? pregunta fundamental y parte de sus investigaciones.

Es así, que se tiene otro caso, el de Cristina Marín, cirujana en España quien lanza la iniciativa de escribir cartas para que las y los enfermos por coronavirus ingresados y asilados en los hospitales lleven mejor su recuperación (Cortés, 2020). Gestos de humanidad y de solidaridad con la oportunidad de rescate de comprender la importancia de los conocimientos que parten desde las formación en las aulas, tales como escribir cartas, que sin duda requieren de conocimientos del campo formativo lenguaje y comunicación en sus dos aspectos oral y escrito, y de las emociones para enfocarlo a un bien para la humanidad como es el calmar y animar en tiempos de dificultad en la salud.

Al respecto, evaluar los conocimientos de otra manera y con las cartas, que no solo se limite a la perspectiva que cumplen para la ciencia porque es una limitación censurable.

Y sin duda, reconocer que en el ámbito educativo la innovación se plantea permanentemente, es un término que resurge como un argumento común cuando de cambio se trata. Ahora, que el partido más relevante es por la salud, la cancha cambio de lugar, de los colegios a los hogares. Con ello las estrategias de formación y se agregaron nuevos integrantes las madres, los padres o tutores y otros recursos dentro del hogar.

La razón del cambio es bien sabida, el distanciamiento social. Es así que académicos en México por la salvaguarda entre colegas y de su comunidad educativa ofrecen la formación en línea o a través de otras estrategias por ejemplo grupos de WhatsApp donde las y los docentes envían las actividades a las y los alumnos para que las analicen, pregunten y realicen y todos hagan su parte, para no fracturar el proceso educativo.

Ahora que desde los colegios se van compartir actividades para casa, es decir que se sale de las aulas a los contextos sociales, se coloca el conocimiento al servicio de la humanidad. Es deseable que con los espacios y actividades cotidianas del hogar se generen actividades educativas, por ejemplo durante los tiempos de comida es posible partir de preguntas, o con anécdotas, detectar contenidos curriculares en lo que se dialoga o ingiere se involucra el saber y lo que se siente, con comunicación oral y escrita, las pausas activas que se les recomienden con hacer en el hogar, los docentes pueden aprovechar que tienen más que una banca e involucrar materias con las actividades cotidianas de casa y en ello puede ser que la casa no resulte aburrida y que descubramos más, en su interior.

Por ejemplo, el preparar algo saludable, tener horarios, con lo que se tenga en casa. Con ello se involucran el ser, el convivir, varias asignaturas, el lavado de manos, ciencias naturales, matemáticas, español con la charla que descubran lo que implica ser y convivir en casa desde actividades con ciencia y con conciencia. Aquí es oportuna una de las frases del Dr Santos Guerra, “en los mares de las teorías, los ríos de las prácticas”. De igual manera, estar atentos a los tiempos, a los recursos y a los nuevos integrantes que se sumaron para que sea flexible, con impacto en el aprendizaje y conveniente. Ya que todos trabajamos en la misma cancha, hacerlo atractivo y de impacto para el aprendizaje, evitar meter autogol.

Y en ello se consideran, las fortalezas y las necesidades del alumno, las características de la comunidad escolar, utilizar los recursos didácticos disponibles y tienen en cuenta el contactar con el alumnado y con sus familias.

A colación del punto anterior, en torno a la estrategia de ofrecer la preparación en línea o por canales de televisión a las y los estudiantes a partir de la iniciativa de China ante el cierre temporal de sus operaciones presenciales para salvaguardar a su población de contagios y avances en la sostenibilidad (Rus, 2020). No hay mal que por bien no venga, han florecido iniciativas en todos lados, la cuestión es que tampoco es un tema simple, todas las propuestas vienen condicionadas por las experiencias institucionales, por los recursos, entre otras.

Así que probar algunas iniciativas o adaptaciones en las mismas, sin duda se trata de un reto difícil, pero el hacer nada, empeora la situación y quizás comenzarán a pasar cosas interesantes dentro de la escuela más que fuera de ella. Es deseable ser una escuela que paulatinamente prepare al ciudadano para la era digital, en esta ocasión, la acción fue inmediata por motivos ajenos, y fue para evitar fracturas. Y ya que la tecnología forma parte ¿La escuela comprende los consumos culturales nuestros jóvenes que hoy están sentados en las aulas? ¿La escuela se está haciendo estas preguntas?

¿Hay necesidad de incorporar elementos novedosos al funcionamiento una vez que regrese a las operaciones normales? Por ejemplo otra iniciativa más, es la menciona en conferencia el investigador, el Dr. Barriga (2020) en torno, a que en todos los planes de estudio existen materias en las que las y los estudiantes reportan alta dificultad y elevado índice de reprobación y que la tecnología puede apoyar a generar los contenidos curriculares en formatos que entienden y les gustan a los jóvenes para les apoyen a la comprensión de los contenidos y probar otras estrategias que surgen por el cambio para analizar que puedan revertir la dificultad.

Sin duda, por las medidas para mantener la salud que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) las y los docentes que son presenciales usan recursos de comunicación que habían explorado como accesorios y que ahora por la necesidad sanitaria de acuerdo a la estrategia se vuelven la principal forma para trabajar, pero que así surgen innovaciones.

Al respecto, reconocer al profesorado e investigadores que ofrecen la formación presencial por la organización y estructuración curricular, por determinar la formación de comunicación en función a los criterios, a los y las protagonistas, atendiendo algunas veces a los escasos recursos, escenarios de permanencia en el hogar y la incorporación de las madres, los padres o los tutores en la formación y se implementó con un tiempo limitado por la urgencia de poner en marcha el distanciamiento social y se espera la comprensión de las familias.

Historias verdaderas e inspiradoras que favorecen a las experiencias formativas que articulan el profesionalismo, la vocación, la ética, historia, civismo suman a lo propositivo lo efectivo y con impacto en las competencias de los estudiantes. El coronavirus está demostrando la cara más solidaria de la población donde el entorno familiar es fundamental para mejores logros, y para la formación pues nos han puesto a cuidarnos y a cuidar de otros y a valorar la ciencia y la vida por encima de cualquier otro interés (Rueda, 2020).  Lo que resta es atender a las indicaciones, colaborar desde nuestro encierro, y paciencia inmensa para favorecer la paz en la casa con los demás en familia.

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Ayuso, A. (21 de marzo de 2020). Voluntarios: el otro ejército de españoles que se moviliza contra el Covid-19, EL INDEPENDIENTE, 1, p. 1. Recuperado de https://www.elindependiente.com/vida-sana/2020/03/21/voluntarios-el-otro-ejercito-de-espanoles-que-se-moviliza-contra-el-covid-19/

Barriga, A. [UATX: RECTORÍA]. (2020, marzo 16). Educación a distancia: Nuevos retos en los modelos educativos. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=ZSKcXCY566A&t=616s

BBC News Mundo (19 de marzo de 2020). Coronavirus en Italia | «La sala de emergencias se está derrumbando»: la dramática situación que deben enfrentar los médicos que atienden a pacientes con covid-19 en el país europeo. BBC News Mundo, 1, p. 1. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-51919561

Clarín.com I Internacional (13 de marzo de 2020a). Coronavirus: la OMS declara que Europa “se convirtió en el epicentro” de la pandemia, Clarín INTERNACIONAL, 1, p. 1. Recuperado de https://www.clarin.com/mundo/coronavirus-oms-declara-europa-convirtio-epicentro-pandemia_0_go2okkvp.html

Clarín.com I Internacional (19 de marzo de 2020b). Coronavirus en Italia: Cuba manda 53 médicos y enfermeros para ayudar en Lombardía, Clarín INTERNACIONAL, 1, p. 1. Recuperado de https://www.clarin.com/internacional/coronavirus-italia-cuba-manda-53-medicos-enfermeros-ayudar-lombardia_0_85VJJAUaz.html

Cortés, N. (18 de marzo de 2020). Coronavirus: Cartas para que los pacientes lleven mejor su aislamiento en el hospital. ConSalud.es, 1, p. 1. Recuperado de https://www.consalud.es/pacientes/especial-coronavirus/coronavirus-cartas-pacientes-lleven-aislamiento-hospital_76071_102.html

González, L. (12 de enero de 2020). Contribuir al tránsito de la estrategia por la paz, Educación Futura, 1, p. 1. Recuperado de http://www.educacionfutura.org/contribuir-al-transito-de-la-estrategia-por-la-paz/?fbclid=IwAR3ILJt3ElpwM7xSp272YW3KAnMBaviS6_zU5vz7v4DfkyNuUJ3CoGIqrUI

Infobae (21 de marzo de 2020). El crudo mensaje de una paciente joven con coronavirus a los que piensan que nunca se contagiarán. Infobae, 1, p. 1. Recuperado de https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/21/el-crudo-mensaje-de-una-paciente-joven-con-coronavirus-a-los-que-piensan-que-nunca-se-contagiaran/

La Voz (19 de marzo de 2020). Conmovedor aplauso en Córdoba y el resto del país para el personal de salud, La Voz, 1, p. 1. Recuperado de https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/conmovedor-aplauso-en-cordoba-y-resto-del-pais-para-personal-de-salud

Nova, I. (19 de marzo de 2020). Coronavirus: España refuerza su plantilla sanitaria con 50.000 voluntarios. Redacción médica, 1, p. 1. Recuperado de https://www.redaccionmedica.com/secciones/ministerio-sanidad/coronavirus-espana-refuerza-su-plantilla-sanitaria-con-30-000-voluntarios-4235

Rueda, E. (19 de marzo de 2020). Empatía viral, separados pero más unidos que nunca. enlace judío, 1, p. 1. Recuperado de https://www.enlacejudio.com/2020/03/19/empatia-viral-separados-pero-mas-unidos-que-nunca/

Rus, C. (17 de febrero de 2020). Ante el cierre de las escuelas por coronavirus China ha abierto una enorme escuela online y hasta emite clases por televisión, xataka, 1, p. 1 Recuperado de https://www.xataka.com/…/cierre-escuelas-coronavirus-china-…

Santos, M. (2010). Una pretensión problemática: educar para los valores y preparar para la vida. Revista de educación351, 23-47.UnoTv.com (13 de marzo de 2020). Coronavirus en Italia: especialistas chinos llegan a Roma con ayuda médica, UnoTv.com, 1, p. 1. Recuperado de https://www.unotv.com/noticias/portal/internacional/detalle/coronavirus-italia-especialistas-chinos-llegan-roma-ayuda-medica-626194/

 

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/competencias-profesionales-innovacion-y-otras-iniciativas-que-surgen-por-el-coronavirus/

Autor: Lourdes González

Pluma Invitada

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La cultura evaluativa y la virtualización educativa dos tenazas del capitalismo cognitivo de la tercera revolución industrial

Las máquinas de la tercera revolución industrial (1961-2021/2025), no eran ya de ensamblaje y fricción, de movimiento, aceleración y resistencia, sino que funcionaban con circuitos e interconectividad, con impulsos y pulsos binarios. Las máquinas de este periodo se construían fusionando principios que antes habían sido estancos separados por las disciplinas. Los tornillos, poleas, engranajes eran cada vez menos, los rasgos de las máquinas del capitalismo de la tercera revolución industrial. Las máquinas sociales, culturales, económicas, políticas y tecnológicas que habían sido construidas bajo la lógica de la primera y segunda revolución industrial comenzaron a ver saltar por los aires sus tuercas (narrativas, imaginarios), ruedas (prácticas, protocolos) y ligamentos (instituciones).

La epistemología del capitalismo entró en crisis y mutación, sin embargo, una parte importante de las resistencias anticapitalistas no pudieron ver esta “evolution” del capital y continuaron haciendo política para enfrentar a la vieja máquina; algo similar ocurrió con la izquierda pedagógica y un segmento significativo de las pedagogías críticas.

La tercera revolución industrial con el emerger de la lógica computacional construyó la sensación de caos en la enseñanza, el aprendizaje y el conocimiento. Para seguir avanzando en el desarrollo de las nuevas máquinas y del capitalismo en su conjunto, los estancos disciplinares resultaban obsoletos para el propio capital. Ya la máquina newtoniana resultaba insuficiente para lo nuevo, orientado por los principios de la lógica binaria y la física cuántica.

Jóvenes, niños y niñas percibían mejor esa relación asincrónica, entre una máquina escolar newtoniana que se estaba desbaratando y nuevos funcionamientos de la máquina capitalista de la tercera revolución industrial. Los adultos, los y las profes, educados en los centros de formación docente para enseñar y ver el aprendizaje conforme a la vieja máquina, entendíamos la posición de los más chicos como déficit de atención, problemas de sociabilidad, cuando en realidad lo que estaba ocurriendo era que ellos estaban captando mucho mejor nuevos ritmos y características de la máquina social, política, económica, cultural y tecnológica del capitalismo del siglo XXI y, les parecía, que cuando iban a la escuela estaban entrando a un museo.

La responsabilidad no era de los y las maestras(os), sino del centro capitalista que no terminaba de entender cómo podía formalizar, poner en marcha y controlar a las nuevas máquinas sociales que estaban surgiendo. Por ello, el periodo de los sesenta y parte de los setenta del siglo XX es de inestabilidad, que se resuelve con apelaciones al autoritarismo o al dejar hacer.

Lo que si teníamos claros desde las pedagogías críticas era que había que transformar la escuela (aunque no terminábamos de saber cómo) para defender el derecho a la educación de todos y todas, especialmente de los más pobres y excluidos que estaban marginados del acceso a lo nuevo, a los “juguetes” y “artefactos” del mundo tecnológico de la tercera revolución industrial y, que era en la escuela, la escuela pública, donde podían analizar, comprender, valorar y decidir sobre esa nueva vorágine tecnológica que no terminaba de llegar a casa. Pero voluntad requiere de conocimiento científico y a decir verdad faltaron espacios y flexibilidad conceptual, paradigmática, para entender la complejidad de lo nuevo. Pero la incomprensión por parte de las resistencias anticapitalistas al respecto, no detenía la lucha de clases, ni dejaba de hacer sentir las nuevas formas de opresión.

Los campos experimentales de conocimientos vinculados al capitalismo de las décadas del setenta, ochenta y noventa del siglo XX, comenzaron a conformar equipos multidisciplinarios que abrieron paso al paradigma transdisciplinario. El problema fue que las máquinas-escuelas, máquinas-liceos, máquinas-universidades, nunca supieron por dónde comenzar a desandar el cambio. No entendían cuáles piezas había que cambiar, que elementos había que fusionar, que tenía que desaparecer y que había que crear, porque la auto imagen institucional sostenida por décadas era la de una máquina newtoniana.

Una morisqueta de este “debate-acción” hizo que, desde las disciplinas y las materias, se apelara al cliché de lo transdisciplinario, sin terminar de construir una máquina escolar transdisciplinaria. Pero la parálisis, el inmovilismo no es el rasgo de la dominación, ni de la lucha de clases.

Fuimos tan “ingenuos” en la izquierda pedagógica que pretendimos apropiarnos de la transdisciplinariedad como propia, decir que ser transdisciplinario era una forma de resistir a la visión disciplinar del capitalismo, cuando en realidad nos estábamos refiriendo al capitalismo de la primera y segunda revolución industrial. No terminamos de entender que la transdisciplinariedad era ahora la mirada del capitalismo de la tercera revolución industrial, la perspectiva, la ontología de las nuevas máquinas.

Las reformas educativas solo podían limar o pulir partes de la vieja máquina, pero servían para destruir el concepto público de la educación, para “poner en evidencia” a los docentes y destruir la profesión docente, para abrir paso a la desinversión en materia educativa. Por ello, las reformas se convertían en lo táctico que paleaba y hacía control de daños, mientras lo sustantivo de la transformación radical de los procesos de enseñanza-aprendizaje se colocaba en la externalidad de los sistemas escolares.

Desde la lógica del capital dos elementos fueron moldeando la ruta para entender y comprender las dimensiones de la crisis de los sistemas educativos, la profesión docente y la escuela, pero, sobre todo, para construir hegemonía en la ciudadanía respecto a que “algo andaba mal en lo educativo” y abrirle paso a la nueva máquina educativa del capitalismo cognitivo de la tercera revolución industrial. El primero, la construcción de cultura evaluativa y, el segundo, debates e iniciativas desde la externalidad escolar, desde los bordes institucionales para poner en evidencia el impacto del mundo digital en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la precaria capacidad de la escuela pública, los centros de formación docente y los y las maestras(os) para adaptarse a los nuevo. Veamos cada uno de ellos.

 

  • La cultura evaluativa: En 1973 el denominado “Informe Faure[1]” de la UNESCO señala que “la revolución industrial, a medida que alcanza un número mayor de países, exige una expansión de la educación y lleva consigo la aparición del concepto de instrucción universal y obligatoria, históricamente unido al de sufragio universal” (p.58). Precisa este informe, que la educación “en términos presupuestarios ocupa el segundo de los gastos públicos mundiales, inmediatamente después de los gastos militares (p.60), a lo cual agregan, que a pesar de esto “la sociedad rechaza los productos de la educación…[ya que] mientras hasta el presente las sociedades en lenta evolución (excepto cortas fases de mutación) absorbían fácilmente y de buena gana los productos de la educación, o por lo menos se acomodaban a ellos, en la actualidad no ocurre otro tanto” (p.62).

Esta perspectiva del informe Faure induce a pensar la necesidad de comprobar la eficiencia de los costos educativos respecto a sus resultados, elemento que constituiría más adelante el lugar de enunciación de la cultura evaluativa. Señala el mencionado Informe, que se evidencian dos elementos causales del hecho que “la sociedad rechaza los productos de la educación”. Estos elementos, continúa el Informe Faure, muestran que la educación, en la tercera revolución industrial, no cumplía con dos aspectos que habían sido referentes básicos de su accionar a través del tiempo: a) la educación precede y, b) la educación prevé (pp.61-62). De hecho, la educación había precedido el “desarrollo económico”[2] de las sociedades a partir de la revolución industrial (preciso de la primera y segunda revolución industrial), pero esta dinámica comienza a romperse con el desarrollo de la tercera revolución industrial, algo que el propio informe Faure no logra visualizar en toda su complejidad.

Por otra parte, señala dicho informe que “por primera vez en la historia la educación se emplea conscientemente en preparar a los hombres para tipos de sociedades que todavía no existen” (p.62), lo cual constituye una campanada de alerta respecto al desfase que se comienza a evidenciar entre el ayer y el hoy, entre el despegue de la tercera revolución industrial y lo que se enseña en escuelas, liceos y universidades.

Los “tres fenómenos nuevos” enunciados en el Informe Faure (precede, prevé y la sociedad rechaza los productos de la educación) colocan en evidencia la crisis de la relación entre aceleración de la innovación científico-tecnológica y educación en el marco del capitalismo de la tercera revolución industrial.

El desembarco de la globalización económica y la nueva mundialización cultural de la tercera revolución industrial incorporan con fuerza al léxico educativo la noción de exclusión como complemento a la idea de cobertura escolar. La idea de exclusión jugaría un rol central en las justificaciones para la instauración de la cultura evaluativa, en el marco de la reestructuración capitalista, uno de cuyos elementos dinamizadores era (y es) la aceleración de la innovación.

La reestructuración capitalista derivada del impacto de la tercera revolución industrial, la internacionalización del capital, es decir de la globalización, impulsan la crítica a los Estados Nacionales, su tamaño y el precario cumplimiento de las metas que se plantea el capital para las economías y sociedades nacionales. Este cuestionamiento culmina en los ochenta del siglo XX en propuestas de Reforma de los Estados Nacionales que se justifican por las llamadas crisis de eficacia y legitimidad de la acción pública (CEPAL, ILPES, BID, Banco Mundial, entre otros).

Argumentan las llamadas bancas de desarrollo y los organismos multilaterales del sistema de Naciones Unidas que la crisis es de eficacia porque las instituciones públicas no sirven para lo que están diseñadas y puestas en marcha y, de legitimidad, porque no expresan los intereses de los ciudadanos. En este último caso, la preocupación no es por la gente, sino porque las instituciones no sirven para crear el nuevo paradigma de disminución del gasto público y que cada quien “comience a gestionar” su vida; la legitimidad burguesa se vincula a la intención que los ciudadanos asuman una parte importante de los costos de la agenda social.

Estos señalamientos tienen un correlato en lo educativo, al señalar que la crisis de eficacia del Estado se expresa en crisis de calidad educativa (eficacia=calidad) y, la crisis de legitimidad en precaria pertinencia de la acción escolar (legitimidad=pertinencia educativa).

La calidad educativa pasa a ser un comodín que sirve para justificar cualquier crítica a la educación, mientras que la pertinencia profundiza el consenso social respecto a lo señalado por Faure (1973) que “la sociedad rechaza los productos de la educación”.

Para resolver los problemas de calidad y pertinencia educativa, el Banco Mundial, la OCDE, el BID, la CAF y la propia UNESCO comienzan a señalar con fuerza, en los ochenta, que es necesario evaluar los sistemas educativos y los aprendizajes. Mientras tanto, los centros capitalistas siguen sin definir claramente como quieren que funcionen y trabajen escuelas, liceos y universidades, eso sí propagan la idea que la educación gestionada por privados en mejor que la pública.

La globalización y la mundialización cultural demandaban la homogenización de la sociedad mundial y la estandarización de las políticas públicas. La cultura evaluativa se convierte en una herramienta fundamental para esos fines. En ese contexto UNESCO decide convocar a la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos: Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje[3], la cual se realizó en Jomtien, Tailandia 5 al 9 de marzo de 1990.

La Declaración Mundial sobre Educación Para Todos, que emana de esta conferencia, aprobada por 155 países, concluye que “el mudo está en vísperas de un nuevo siglo, cargado de promesas y de posibilidades. Hoy somos testigos de un auténtico progreso hacia la distensión pacífica y de una mayor cooperación entre las naciones. El volumen mismo de información existente en el mundo, mucho de ello útil para la supervivencia del hombre y para su bienestar elemental, es inmensamente mayor que el disponibles hace solo pocos años y su ritmo de crecimiento continúa acelerándose” (Jomtein, 1990).

La declaración de Jomtein coloca su preocupación sobre el impacto en lo educativo de la innovación y la aceleración de los descubrimientos. Educación para Todos (EPT) se plantea trabajar para evitar que se amplié el rezago de millones de niños, niñas y adolescentes y para mejorar los indicadores de cobertura de la educación básica a nivel planetario.

El paradigma de EPT es que si quedan niños, niñas y adolescentes fuera de la escuela no podrán comprender lo nuevo que está surgiendo, ni insertarse en el mundo, ampliando con ello la brecha de exclusión; la educación sigue jugando de esta perspectiva un papel igualador.  Sin embargo, también EPT surge como el enunciado que reúne el esfuerzo de estandarización y homogenización de las políticas educativas de la educación básica para procurar romper las desigualdades y exclusiones.

A mediados de la década de los noventa la UNESCO conforma una Comisión para elaborar el Informe Internacional sobre Educación para el Siglo XXI[4], conformada por Jacques Delors (presidente), Al Mufti Isao Amagi Roberto Carneiro Fay Chung Bronislaw Geremek William Gorham Aleksandra Kornhauser Michael Manley Marisela Padrón Quero Marie-Angélique Savané Karan Singh Rodolfo Stavenhagen Myong Won Suhr Zhou Nanzhao. Esta comisión presenta el texto denominado “La educación encierra un Tesoro”. El documento plantea un conjunto de temáticas[i], pero en este momento me centraré en destacar que el llamado Informe Delors ratifica que “las opciones educativas son opciones de sociedad. Como tales, exigen en todos los países un amplio debate público, basado en la exacta evaluación de los sistemas educativos” (p.38).

Delors y su equipo avanzan en definir lo que consideran son los pilares fundamentales de la educación para y del siglo XXI: Aprender a conocer (lo nuevo), Aprender a Hacer (lo que ahora se necesita), Aprender a vivir juntos (en un nuevo modelo societal) y Aprender a vivir con los demás (los diversos, los rezagados), es decir en la pertinencia con equidad.

Discurso e institucionalización de la cultura evaluativa marchan juntas y comienzan a constituirse en el centro de debates globales. El elemento central que acompaña esta operación política de reingeniería planetaria de los sistemas educativos, es el discurso sobre la incapacidad de las escuelas, liceos y universidades para entender el impacto de la innovación, el cambio cultural de los más chicos y jóvenes, la onda transformadora del mundo digital en las aulas y las potencialidades de la educación virtual.

Una década después de Jomtein, en Dakar, abril de 2000, los países miembros se reúnen para monitorear EPT y trazar una estrategia de acompañamiento a los dos ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) asociados a educación que construía Naciones Unidas. En Dakar se aprueba el llamado “Marco de Acción de Dakar: Educación para Todos: cumplir nuestros compromisos comunes (con los seis marcos de acción regionales)[5]”. Este Marco de acción menciona que “muchos países siguen teniendo dificultades para definir el sentido, la finalidad y el contenido de la educación básica en un mundo que cambia rápidamente, así como para evaluar los resultados y logros de la educación” (p.13).  En Dakar se reitera la mirada de EPT de incluir en las aulas, igualar en la comprensión de lo nuevo y evaluar lo que se hace en educación.

Mientras la ONU impulsa los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM,2000-2015) como esfuerzo planetario de homologación de prácticas y decisiones gubernamentales, EPT se constituye en el espacio que desarrolla las premisas de los Informes de Faure y Delors (que veremos más adelante) en materia educativa. Ambas iniciativas, ODM y EPT son esfuerzos estandarizadores de políticas públicas.

En la “Reunión de 2011 del Grupo de Alto Nivel sobre la EPT” la Directora General de la UNESCO Dra. Irina Bokova pidió actuar con más apremio para lograr los objetivos de la Educación para Todos, afirmando que “la educación necesita, por último, enfoques innovadores para responder a las exigencias complejas de la mundialización y aprovechar plenamente las posibilidades ofrecidas por las tecnologías de la comunicación y la información” (2011). UNESCO sigue construyendo discurso para abrir paso a la cultura digital en el aula.

Durante el Periodo de impulso de la EPT (1990-2015) mejoran sensiblemente los indicadores de cobertura y se consolida el paradigma de las competencias educativas, que no es otra cosa que tratar de adecuarse a lo que Faure consideraba como los fenómenos nuevos de la educación, la capacidad de preceder (al desarrollo económico y tecnológico) y de proveer (los profesionales requeridos).

Esta línea continuaría hasta el balance de cierre de EPT en Corea del Sur (2015). El documento de EPT (2015) precisa a que se refiere cuando se habla de competencias, ya que “en muchos idiomas existen términos diferentes para referirse a capacidades que son innatas y a competencias que se adquieren mediante la experiencia en contextos tanto escolares como no escolares.[6]” (p.129).

El recorrido previo a Incheon el discurso de las competencias se asocia a la rendición de cuentas, fortaleciendo la cultura evaluativa estandarizada, como lo expresa el texto de la Declaración de Lima[ii] (2014) en su numeral diecinueve al afirmar que “estamos determinados a establecer marcos de política que promuevan la rendición de   cuentas y la transparencia, y fortalezcan la participación de todos/as las y los actores involucrados (como las organizaciones de la sociedad civil, comunidades, familias, docentes / como, estudiantes y otros asociados  local) en todos los niveles del sistema   educativo”.

En Incheon Corea, durante el mes de mayo de 2015 se realiza el balance mundial final de Educación para Todos (EPT), con el propósito de revisar los logros desde Jomtein (1990), Dakar (2000), Jomtein (2011) hasta esa fecha y establecer metas futuras. La reunión de Incheon acuerda incorporar un objetivo educativo a los futuros objetivos de desarrollo de Naciones Unidas y su balance prospectivo se refleja en el documento titulado “Declaración de Incheon. Educación 2030: hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos[7]”.

El numeral 9 de la Declaración de Incheon plantea “nos comprometemos con una educación de calidad y con la mejora de los resultados de aprendizaje, para lo cual es necesario fortalecer los insumos, los procesos y la evaluación de los resultados y los mecanismos para medir los progresos” (2015). Es decir, el encuentro de EPT con los ODS se da en continuidad con la línea de trabajo emprendida en los setenta y ochenta del siglo XX, de evaluación justificada en la calidad, a lo que se complementan las nociones de inclusión y equidad.

Ese mismo año, en Nueva York, en septiembre de 2015, con la aprobación de 193 países surgen los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el periodo 2015-2030. Los ODS son el consenso mundial para la orientación estratégica de las políticas públicas de los Estados nacionales, cuyo cumplimiento tiene impacto en los mecanismos de financiación internacional.  Los ODS y en especial el ODS4 parecieran estar en la línea de transferencia de la soberanía de lo nacional a lo supranacional, propia de las exigencias del modelo económico, político, social, cultural y tecnológico de la cuarta revolución industrial en proceso de desembarco.  Apropiación de la soberanía nacional algo que ya había postulado el primer Director General de la UNESCO, el señor Julian Huxley.

Dentro de los ODS se contempla el número cuatro, denominado calidad educativa, que establece las metas e indicadores consensuados, en la nueva fase de estandarización mundial de políticas educativas, vinculada a la evaluación de la calidad. De hecho, dentro de la instrumentación del ODS4 se contempla que durante el periodo de vigencia (2015-2030), todos los países deberán constituir organismos locales e independientes de evaluación de la calidad educativa.

Tres décadas atrás, en el marco de la toma de control de los capitales nacionales sobre las economías y burguesías locales de América Latina y el Caribe (ALC), la Socialdemocracia impulsa en la década de los ochenta del siglo XX dos candidaturas abiertamente neoliberales: Salinas de Gortari en México y Carlos Andrés Pérez (CAP) en Venezuela. A CAP la meta le sería esquiva, mientras que Gortari lograba allanar el camino. Salinas de Gortari construye las condiciones de posibilidad para que la UNESCO, en 1994 bajo el mandato de su sucesor Ernesto Zedillo, en la ciudad de Monterrey, México, constituyera el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE).

El LLECE surge en 1994 con el auspicio y la bendición del neoliberalismo educativo. El LLECE-UNESCO escala la cultura evaluativa a otro nivel, dándole rango institucional, algo que desde los setenta se le venía planteando a los sistemas escolares en el mundo sin lograr mayores frutos. El LLECE plantea como ruta para evaluar los sistemas educativos, la valoración de los aprendizajes; así surgen las pruebas PERCE[8] (1997), SERCE[9] (2004/2008), TERCE[10] (2015) y actualmente el ERCE[11] en dieciocho países de ALC. El LLECE le reporta a la dirección de estadísticas de la UNESCO, uno de los despachos en los cuales gravitaría como funcionario de este órgano multilateral el señor Andreas Schleicher.

En 1995, Schleicher quien para ese entonces formaba parte del equipo de Educación de la UNESCO, le plantea en una reunión en París a los representantes 28 países pertenecientes a la OCDE, la posibilidad de realizar “un examen global que permita comparar a nivel internacional el rendimiento de cada sistema educativo y establecer herramientas para su mejora” 2018 (El Confidencial[12]), sustentado en el hecho que la conformación del LLECE no había generado resistencias en gremios, sindicatos, intelectualidad ni en los gobiernos; es decir la hegemonía estaba madura para comenzar a dar frutos prácticos a escala planetaria.

Schleicher no logró conseguir apoyos inmediatos, pero tejió un vínculo nunca explicado entre la UNESCO y la OCDE, para el montaje de las pruebas PISA. En 2001 se conocería los resultados iniciales de la primera generación de pruebas PISA[13] (2001-2007) y posteriormente, el otrora funcionario de UNESCO, Andreas Schleicher comenzaría a dirigir personalmente (ya no a control remoto desde UNESCO), la segunda generación de las pruebas PISA (2008-2020).

La cultura evaluativa contaba ahora con instituciones, una regional el LLECE y otra mundial la OCDE-PISA, quienes bajo el pretexto de monitorear los aprendizajes y la calidad educativa refuerzan lo que Faure definía como “la sociedad rechaza los productos de la educación”. Estas instituciones tratan de construir la nueva máquina educativa de la tercera revolución industrial, a partir del desmontaje de la anterior, con las herramientas que provee la evaluación estandarizada.

En 2014 la UNESCO convoca a una Comisión Internacional que actualice los Informes Faure (1973) y Delors (1996), planteando los desafíos actuales de la Educación. Esta Comisión presentaría el documento “Replantear la Educación: ¿Hacia un bien común mundial?[iii]” Que implica un salto en la conceptualización de la estandarización de políticas educativas, la cultura evaluativa y gobernanza educativa supranacional y, que colocaría en relieve el “desfase cada vez mayor entre educación y empleo”, el papel de los “educadores en la sociedad del conocimiento” y “replantearía la educación para la ciudadanía en un mundo diverso e interconectado”. Este documento, estaría mucho más orientado al segundo de los elementos, el de la educación virtual como nuevo paradigma, por ello lo desarrollaremos más delante.

Los resultados de las pruebas del LLECE y PISA van desplazando el foco de la evaluación de los aprendizajes al de la evaluación de los docentes. Se va construyendo un imaginario que la educación tiene serios problemas de calidad y que los educadores tienen un gran peso en esta negativa realidad. Se comienza a plantear la necesidad ahora de evaluar a los docentes, algo que ya se venía haciendo en Chile y que extiende por todo el continente (México, Colombia, entre otros).

Resulta especialmente aleccionador el caso de México, en el cual la reforma del ex presidente Peña Nieto, intento desarrollar evaluaciones punitivas a los docentes a través del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE). Algo que le resultó imposible de alcanzar por la resistencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de ese país.

Y en esa carrera llegamos a la crisis educativa, de perspectiva educativa, asociada a la pandemia del Coronavirus. La forma como se ha generado la suspensión de actividades presenciales en muchos países y la desorientación que ello ha causado no solo en el gremio educativo, sino en la población en general, ha contribuido a fortalecer la cultura evaluativa, en este caso sobre la capacidad de los docentes de prever y proveer (Faure, 1973).

La nueva máquina educativa de la tercera revolución industrial se abre paso con el paradigma de la educación virtual. La nueva máquina no es la educación virtual, sino que esta sirve para terminar de desajustar e iniciar la desinstalación de la máquina educativa newtoniana.

 

  • Educación virtual como el nuevo paradigma:

Entre 1961 cuando se conoce Unimate y en el cual aparece la tercera generación de computadoras con la IBM 360, hasta la presentación en 1977 de la computadora personal Apple II, el epicentro de la innovación y el conocimiento se trasladan aceleradamente de eje.

La instalación de “Unimate”, el primer robot industrial colocado en General Motors de Ewing, permitiría vincular los campos de la informática y la robótica en los medios de producción. La computación de tercera generación y la robótica industrial posibilitaron el desarrollo de la tercera revolución industrial, al escalar la automatización y la incorporación de “mano de obra” no humana a los ciclos productivos.

En ese contexto es en el cual se generan el Informe Faure y los intentos por reducir la responsabilidad de los Estados nacionales, tema del cual ya hablamos en el anterior punto. Cuando Faure señala que “la sociedad rechaza los productos de la educación” está planteándose la inquietud sobre las pocas respuestas que las escuelas, liceos y universidades están dando respecto a lo nuevo.

Pareciera que para los sistemas escolares el desembarco de la tercera revolución industrial fue un tema de artefactos y equipos, de innovaciones externas a su quehacer, no percibiendo el impacto de lo nuevo en las demandas que comenzaban a girar en torno a las instituciones educativas y, sobre todo como la escuela-máquina newtoniana perdía sentido ante la nueva realidad.

Al venir la escuela de una velocidad moderada en la percepción cotidiana de la aceleración de la innovación científico tecnológica, se pensaba que todas estas “novedades” impactarían a lo educativo décadas después, cuando los gobiernos tuvieran dinero para comprar los equipos con los cuales enseñar en las escuelas.

Las escuelas acostumbradas a “preceder” no entendieron que ahora estaban haciendo arqueología conceptual y paradigmática, y que este rol estaba siendo disputado por la creciente influencia de la mass media y por la construcción de una cultura del consumo de nuevas tecnologías.

El papel del complejo industrial cultural adquirió una relevancia de primer orden en la construcción de imaginarios, narrativas y perspectivas, de apropiación de lo emergente, tareas antes asignadas a las escuelas. A pesar de ello, contadas universidades de formación docente (inicial y continua) y centros de formación de formadores, incorporaron en su pensum el estudio de las mercancías del cine, la televisión, la música, el comic, la prensa en la construcción de conocimiento.

Los contados estudios de las mercancías del complejo industrial cultural eran análisis crítico de su rol, pero no terminaban de entender la disputa cognitiva, la tensión que esto generaban respecto a las instituciones educativas. La televisión a color, el emerger de la industria del video clip en los ochenta reafirmaron esta tendencia.

La aparición de las computadoras portátiles Epson HX-20 (1981), Osborne 1 (1981) y Microtor I (1985) dejaron claro que la informática y la computación iba a estar pronto al alcance de todos. Las críticas se multiplicaban sobre la incapacidad de las escuelas para desarrollar lo nuevo, mientras los centros de formación docente lo veían como una externalidad que no llegaría a las escuelas antes de jubilarse los actores de ese momento. Los gremios docentes comenzaron a desarrollar un discurso anti tecnología justificado en la imposibilidad de acceso a ella por las desigualdades sociales existentes, algo que si bien era cierto, impedía pensar la dimensión pedagógica de lo que se venía.

La consola Nintendo 64 puso en contacto a millones de niños y jóvenes con el mundo digital, con la informática vinculada a la cotidianidad. Aunque no fue la primera consola de video juegos, al menos la más popular en América Latina y la que se popularizo en el lenguaje y ocasionalmente uso de los sectores populares.

Las escuelas vieron a los video juegos como distracción respecto al tiempo de aprendizaje en casa y, la formación docente no enseñó la lógica funcional de estas dinámicas, ni exploró la posibilidad de su uso con fines educativos. Fueron contados los estudios en este sentido, pero con un impacto limitado en la formación docente y la práctica cotidiana de los educadores.

La llegada del internet en la década de los noventa, el paso del sistema operativo MS-DOS (1985) a Windows 95, la popularización de las páginas web, implicaron un quiebre de diálogo generacional entre los llamados “nativos digitales” y sus predecesores “los inmigrantes digitales”, mucho más con los “analfabetos tecnológicos”.

Muy pocos ministerios de educación y gremios docentes trabajaron el impacto de los tecnológico en lo educativo más allá de la dotación como problema, parecieran que la ola de choque nunca iba a llegar o estaban a la espera de un modelo para copiar.

Precisamente las ONGs internacionales y las corporaciones informáticas como google o Microsoft vieron este hueco en el tablero y concentraron una parte importante de sus presupuestos al desarrollo de una nube educativa y miles de contenidos digitales asociados, así como programas de alfabetización digital; la neo privatización educativa estaba en marcha, ahora soportada por la disputa del espacio y contenidos digitales. Del otro lado, desde las resistencias anticapitalistas los esfuerzos por presentar alternativas para otro uso del mundo digital en el aula, en armonía con propuestas emancipadoras, eran prácticamente inexistente.

Las redes sociales, y su uso masivo, ya no solo por los jóvenes sino directamente por un 20%  e indirectamente por un 80% de la población mundial, mostraba que la hegemonía de la era digital era ya un hecho concreto. A pesar de las posibilidades de uso de algunas de ellas para la construcción de resistencias sociales como lo han demostrado los neo zapatistas, el movimiento somos 132, la juventud de Chile, el movimiento 15M, las feministas y más recientemente los chalecos amarillos, la izquierda pedagógica guardo distancia respecto al “virus” de la educación digital en el aula.

Cuando voy a dar una conferencia en cualquier país o auditorio donde están los docentes hago una rápida encuesta visual y encuentro que por lo menos el 90% de ellos cuentan con un celular habilitado para el trabajo con redes sociales, videos, interactividad etc.  Pero, el problema es que no solo un importante grupo de ellos no saben explotar sus potencialidades, sino que muchos ni siquiera tienen la disposición a aprender, como si esto no les fuera a afectar.

A ello contribuye el trabajo gremial centrado en los económico, la estabilidad y carrera docente con un desdén por lo pedagógico alternativo. Ello se evidencia en las pocas publicaciones pedagógicas del movimiento magisterial anticapitalista o su bajo volumen de impresión, así como en las contadas páginas web gremiales dedicadas al debate pedagógico.

No existe cultura de la lectura digital de documentos y libros, pero tampoco se imprimen; el pragmatismo de las llamadas “capsulas de mensajes alternativos”, pretendiendo emular la lógica de los más jóvenes, esconde que se ha descuidado en la formación crítica de las nuevas generaciones de dirigentes gremiales y sindicales. Por supuesto ello tiene excepciones con esfuerzos como los que realiza CTERA en Argentina o FECODE en Colombia y ahora ASOPROF, sin embargo, en los últimos tiempos, con limitada cobertura.

Pero hubo algunas reacciones. En el año 1996, un conjunto de Rectores de universidades de América Latina y el Caribe, reunidos en la Habana, Cuba, generaron una declaración y convocatoria a una Conferencia Mundial de Educación Superior (CMES). La Declaración de la Habana expresó la preocupación de las autoridades universitarias sobre el impacto de lo tecnológico en el derecho a la educación. La virtualización surgía como una preocupación.

La convocatoria a la CMES plantea una ambiciosa agenda que contiene los siguientes puntos: 1 – Las exigencias del mundo del trabajo. 2 – La educación superior y el desarrollo sostenible. 3 – La contribución al desarrollo nacional y regional. 4 – La formación del personal de la educación superior: una misión permanente. 5 – La educación superior para una nueva sociedad: la visión estudiantil. 6 – De lo tradicional a lo virtual: las nuevas tecnologías de la información. 7 – La educación superior y la investigación: desafíos y oportunidades. 8 – La contribución de la educación superior al sistema educativo en su conjunto. 9 – Mujeres y educación superior: cuestiones y perspectivas. 10 – Promover una cultura de paz. ll – Movilizar el poder de la cultura. 12 – Autonomía, responsabilidades sociales y libertad académica.

El debate sobre virtualidad, mundo digital y aceleración de la innovación no fueron concluyentes y se mantuvieron en las Conferencias de Cartagena (2008) y Córdoba (2018). Lo que quedaba claro, era la distancia entre lo que discutíamos los universitarios y la demanda del entorno de la tercera revolución industrial y el curso hacia una cuarta revolución industrial.

La academia continuó siendo el refugio más importante para defender los grandes valores de la humanidad, la defensa de los derechos sociales entre ellos la educación y para la democratización del saber, pero ciertamente expresa hoy un déficit de actualización paradigmática.

En esa ruta UNESCO publicó dos textos que expresaban la presión del mercado y el modo de producción capitalista por el uso de la tecnología de punta en la educación. El primero de ellos, denominado “Directrices para las políticas de aprendizaje móvil[14]”(2013) y, el segundo, “El futuro del aprendizaje móvil: implicaciones para la planificación y formulación de políticas[15]”. Ambos documentos los analizaremos más en detalle más adelante, pero en este momento nos interesa destacarlos como antecedentes de la elaboración del “UNESCO Science report: Towards 2030[16]” donde se hace un inventario detallado de las capacidades institucionales existentes en el mundo en materia de investigación, arquitectura tecnológica e innovación.

Ese mismo año, se realiza en China una reunión para trabajar la convergencia del desarrollo científico, tecnológico y digital con el ODS4 recién aprobado por la ONU. De esa reunión emana la llamada “Declaración de Qingdao: Dieciséis oportunidades digitales, transformación de la educación[17]”(2015). Los asistentes elaboran una declaración, en cuyo numeral 3 de su preámbulo plantean que “inspirados en una visión humanista de la educación, fundamentada en derechos humanos y sociales de la justicia, y dado los notables avances en las TIC y la rápida expansión de Internet/conectividad, que tienen hoy de hecho al mundo cada vez más conectado, demandando conocimiento y la familiaridad sobre las TIC por parte de tienen niñas y niños, mujeres y hombres”, continúan con el numeral 4 señalando que “para lograr los objetivos de inclusión y equidad de la calidad de educación y de los aprendizajes para toda la vida como como meta 2030, las TIC – Incluyendo el aprendizaje móvil – deben ser aprovechadas para reforzar la educación”. Luego en su numeral siete introducen el concepto de “Recursos Educativos Abiertos (REA)” y soluciones abiertas, colocando la actualización en la externalidad de las escuelas, desestimando la capacidad endógena de desarrollo de habilidades docentes y de capacidades institucionales para enfrentar los desafíos de la aceleración de la innovación en la educación.  Este texto, constituye un marco conceptual para la privatización de la educación vinculada al desarrollo de las tecnologías de la comunicación.

En mayo de 2019, la Unesco convocó en Beijing, China, a la Conferencia internacional sobre la Inteligencia Artificial en la Educación, bajo el lema “Planificar la educación en la era de la IA: un paso más hacia adelante”, la cual tuvo como propósitos: a) debatir sobre las posibilidades de anticipar las competencias necesarias para vivir en la era de la Inteligencia Artificial (IA) y compartir las experiencias sobre el desarrollo de estas competencias, algo que debe permitir que las personas se adapten a una sociedad en la que la IA tenga su lugar; b) intercambiar sobre las tendencias más recientes de la IA y la manera en que ayudan a diseñar la educación y el aprendizaje; c) evaluar las lecciones sacadas a partir de las nuevas políticas y estrategias nacionales que permiten la utilización de la IA como instrumento para alcanzar el ODS 4; y d) reforzar la cooperación y las alianzas internacionales con el objetivo de promover una utilización equitativa, inclusiva y transparente de la IA en la educación.

De este evento emanó el llamado “Primer consenso sobre la inteligencia artificial y la educación” (2019). A diferencia de otros instrumentos emanados de conferencias mundiales, esta declaración es contundente y precisa al señalar la inminencia e impostergabilidad del cambio de 360º en espiral ascendente y concéntrica, que los reunidos “revisamos las tendencias recientes en la evolución de la IA y su profundo impacto en las sociedades humanas, las economías y el mercado laboral, así como en la educación y los sistemas de aprendizaje permanente. Examinamos las implicaciones de la IA para el futuro del trabajo y el desarrollo de habilidades y consideramos su potencial para remodelar las bases fundamentales de la educación, la enseñanza y el aprendizaje”, concluyendo que se debe tener “en cuenta la naturaleza multidisciplinaria de la IA y su impacto en los aprendizajes”. Es decir, mientras los sistemas educativos en el mundo están en caos por el uso de la virtualidad, el sistema en su conjunto requiere del uso educativo de la inteligencia artificial para seguir avanzando.

En ese contexto surge la emergencia mundial de la pandemia del Coronavirus. Los sistemas escolares nacionales se ven obligados a evaluar en horas, las posibilidades de desarrollar una propuesta de educación virtual, ante el cierre de las clases presenciales como parte del cerco epidemiológico. El balance es terrible, la mayoría de sistemas educativos no cuentan con la infraestructura parada abordar esta dinámica, las autoridades educativas no tienen experiencias al respecto y los docentes no han sido formados para ello. Las universidades y centros de formación docente han venido formando los últimos años mirando al retrovisor.

La educación virtual es vista como televisión educativa y los contenidos digitales como grabaciones en “video Tape”. Se mira a lo nuevo con lentes del pasado y esto tiene un impacto negativo en la posibilidad de desarrollar aprendizajes que empalmen con el capital cultural tecnológico de los más jóvens y chicos.

El 19 de marzo la UNESCO expresa su preocupación por esta realidad y el hecho que como resultado de la pandemia del Coronavirus “más de 850 millones de niños y jóvenes -aproximadamente la mitad de la población estudiantil mundial- permanecen alejados de las escuelas y universidades, con cierres nacionales efectivos en 102 países y cierres locales en otros 11 (cifra actualizada el martes 17 a última hora). Esto representa más del doble en cuatro días del número de estudiantes a los que se les prohibió acudir a las instituciones educativas, y se espera que aumente aún más[18]”.

Aprovecha UNESCO la oportunidad para ofrecer alternativas de educación virtual, la mayoría proveniente del sector privado y de las grandes corporaciones del capital trasnacional. Algunas de las plataformas sugeridas por UNESCO son:  a) Sistemas de gestión de aprendizaje digital: Blackboard, CenturyTech, ClassDojo, Edmodo, Edraak, EkStep, Google Classroom,  Moodle, Nafham,  Schoology,  Seesaw,  Skooler,  Study Sapuri; b) Sistemas especialmente diseñados para teléfonos móviles:  Cell-Ed,  Eneza Education , Funzi,  KaiOS,  Ubongo,  Ustad Mobile; c) sistemas que proporcionan las llamadas funciones sólidas fuera de línea:  Can’t wait to Learn, Kolibri, Rumie, Ustad Mobile; d) plataformas de cursos abiertos para todos (MOOC):  Alison,  Coursera,  EdX, University of the People, Icourses, Future Learn, Canvas; e) contenidos de aprendizaje auto dirigido: Byju’s, Discovery Education, Geekie, Khan Academy,  KitKit School, LabXchange, Mindspark, Mosoteach, OneCourse,  Quizlet, Siyavula, YouTube; f) aplicaciones de lecturas móviles: African Storybook, Global Digital Library, Lezioni sul sofà, StoryWeaver, Worldreader; g) plataformas de colaboración con función comunicativa mediante videos en directo: Dingtalk, Lark, Hangouts Meet, Teams, Skype, Zoom; h) herramientas de elaboración de contenidos de aprendizaje digital:  Thinglink, Buncee, EdPuzzle, Kaltura, Nearpod, Pear Deck, Squigl. La UNESCO pone en evidencia la ignorancia supina de las autoridades educativas y los centros de formación docente en la materia; claro está estos últimos terminan culpando a los y las docentes de la desactualización que es su responsabilidad.

El 25 de marzo de 2020 se conoció que la Unesco estaba convocando a los expertos de los gobiernos para analizar el tema de la suspensión de clases presenciales en muchos países. La oficina de prensa de organismo multilateral daba a conocer que “en los últimos 10 días, el número de estudiantes afectados por el cierre de escuelas y universidades en 138 países, casi se ha cuadruplicado hasta alcanzar los 1.370 millones, según informó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (Unesco), esto significa que más de 3 de cada 4 niños y jóvenes en todo el mundo no están teniendo clases presenciales”.

Una turbulencia recorre los sistemas educativos del mundo, los gremios y sindicatos docentes y al magisterio. De la noche a la mañana se cambia el formato de los procesos de enseñanza-aprendizaje. La crisis del Coronavirus puso en evidencia la brecha paradigmática, de habilidades, infraestructura y financiamiento para desarrollar el mundo digital en el aula. Imaginen ustedes lo que implica esta nueva directriz en materia de inteligencia artificial. No hay que ser muy ilustrado para darse cuenta que está en marcha una fragmentación educativa, es decir, una educación pre tecnológica, una educación que comienza a transitar el uso de la virtualidad y una educación de punta que se soporta en la inteligencia artificial. Para quienes hablen que esto será un futuro lejano, déjeme decirles que esta conferencia en Beijing mostró como la inteligencia artificial es parte de la cotidianidad en algunas universidades chinas.  Ello plantea nuevos desafíos teóricos para la izquierda pedagógica y para las pedagogías críticas. La máquina educativa newtoniana está saltando por los aires y quienes pensamos las alternativas tenemos que discutir y analizar este estallido

 

[1] https://fr.unesco.org/

[2] En este trabajo no voy a entrar al debate sobre el desarrollo, sus enfoque, modelos y paradigmas

[3] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000127583_spa

[4] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000109590_spa

[5] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000121147_spa

[6] http://www.educandoenigualdad.com/wp-content/uploads/2015/05/EPT2015.compressed.pdf

[7] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000233137_spa

[8] Primer Estudio Regional Comparativo sobre Calidad Educativa

[9] Segundo Estudio Regional Comparativo sobre Calidad Educativa

[10] Tercer Estudio Regional Comparativo sobre Calidad Educativa

[11] Estudio Regional Comparativo sobre Calidad Educativa

[12] https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-06-14/andreas-schleicher-pisa-exito-educativo-espana_1578377/

[13] Programme for International Student Assessment

 

[14] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000219662

[15] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000219637_spa

[16] https://en.unesco.org/unescosciencereport

[17] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000233352

[18] https://radiojgm.uchile.cl/unesco-aconseja-herramientas-digitales-para-clases-a-distancia/

[i] El marco prospectivo / Las tensiones que han de superarse / Pensar y editar nuestro futuro común / Implantar la educación durante toda la vida en el seno de la sociedad / Reconsiderar y unir las distintas etapas de la educación / Aplicar con éxito las estrategias de las reformas educativas / Extender la Cooperación Internacional en la aldea planetaria /

Un planeta Cada vez Más poblado/ Hacia Una mundialización de los Campos de Actividad Humana / La Comunicación universal / Las múltiplos caras de la interdependencia planetaria / Un Mundo Sujeto tiene muchos riesgos /Lo mundial y lo local / Comprender el mundo, Comprender al Otro / Pistas y Recomendaciones / El educación frente tiene la crisis de Vínculos sociales / La Educación y la Lucha contra las Exclusiones /  Educación y dinámica social: algunos principios de Acción / La Participación Democrática / Educación Cívica y Prácticas Ciudadanas / Sociedades de Ia Información y Sociedades Educativas:  Pistas y Recomendaciones / Un Crecimiento Económico mundial muy desigual / Demanda de una educación con fines económicos / Distribución desigual de los Recursos cognoscitivos / La Participación de la Mujer en la Educación, palanca esencial del desarrollo / Un cuestionamiento necesario: los daños causados por el progreso / Crecimiento económico y desarrollo humano / La educación para el desarrollo humano / Pistas y recomendaciones

Aprender a conocer / Aprender a Hacer / De la Noción de calificación a la de Competencia / La «desmaterialización» del Trabajo y las actividades de Servicios en el sector asalariado / El Trabajo en la Economía no estructurada/ Aprender a vivir juntos / Aprender a vivir con los demás / El Descubrimiento del Otro / Tender Hacia Objetivos comunes / Aprender a Ser / Pistas y Recomendaciones /

Un Imperativo Democrático / Una Educación pluridimensional / Tiempos Nuevos, ámbitos nuevos / La Educación en el centro mismo de la sociedad / Hacia sinergias Educativas / Pistas y recomendaciones

Un pasaporte para toda la vida: la educación básica / La educación de la primera infancia / Los niños con necesidades específicas / La educación básica y la alfabetización de adultos / Participación y responsabilidad de la colectividad / La Enseñanza secundaria, eje de Toda Una Vida / La Diversidad en la enseñanza secundaria / La Orientación profesional / Las Misiones Tradicionales y Nuevas de la enseñanza superior / Un Lugar en el que se aprende y Una fuente de saber /  La enseñanza superior y la Evolución del Mercado Laboral / La Universidad, espacio de cultura y de estudio abierto a todos / La enseñanza superior y la Cooperación Internacional / Un imperativo: Combatir el fracaso escolar / Reconocer las competencias adquiridas gracias a Nuevos modos de titulación Pistas hay Recomendaciones.

El personal docente en busca de Nuevas perspectivas / Una escuela abierta al mundo / Expectativas y responsabilidades / Enseñar: un arte y Una ciencia / La Calidad del personal docente / Aprender lo que habrá que Enseñar y cómo enseñarlo / El personal docente en Acción / La escuela y la colectividad / La Administración escolar / Hacer Participar los docentes en las Decisiones relativas a la Educación / Condiciones propicias para Una Enseñanza Eficaz / Pistas y Recomendaciones

El papel del Político: Tomar Decisiones en educación / Decisiones Educativas, Decisiones de sociedad / La demanda de educación / Evaluación y debate público / Posibilidades que ofrecen la innovación y la Descentralización / Asociar a los Diferentes agentes al Proyecto Educativo / Favorecer una Verdadera autonomía de los Establecimientos / Necesidad de Una Regulación general del Sistema /  Decisiones Económicas no financieras / El peso de las Limitaciones financieras / Orientaciones para el futuro adecuado / Utilizar los Medios que ofrece la sociedad de la Información / Repercusión de las Nuevas Tecnologías en la sociedad y la Educación / Un debate que concierne en gran Medida al futuro / Pistas y Recomendaciones

La Cooperación Internacional: educar en la aldea planetaria / Las mujeres y las muchachas: Una educación para la Igualdad / La Educación y el Desarrollo Social / Fomentar la conversión de Deudas en beneficio de la Educación / A favor de un observatorio de la UNESCO de las nuevas tecnologías de la información / De la asistencia a la colaboración en procura de la igualdad / Los científicos, la investigación y los intercambios internacionales / Una misión renovada para la UNESCO / Pistas y Recomendaciones

[ii] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000230628

[iii] 1) Desafíos y tensiones del desarrollo sostenible: una preocupación esencial / nuevos horizontes de conocimiento / estudiar alternativas 2) una visión humanista de la educación / lograr una educación más inclusiva / la transformación del panorama educativo / el papel de los educadores en la sociedad del conocimiento. 3) la formulación de políticas de la educación en un mundo complejo / el desfase cada vez mayor entre la educación y el empleo / reconocimiento y validación del aprendizaje en un mundo móvil / replantear la educación para la ciudadanía en un mundo diverso e interconectado / la gobernanza mundial de la educación y la formulación de políticas nacionales 4) ¿la educación un bien común? / el principio de la educación como un bien público bajo presión / la educación y el conocimiento como bienes comunes mundiales / consideraciones sobre el rumbo futuro

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Venezuela / En tiempos de bloqueo y pandemia: La Mujer y el Socialismo Bolivariano

En tiempos de bloqueo y pandemia:

 La Mujer y el Socialismo Bolivariano

Por Judith L. González Rivero

Tenía listo este artículo la semana del 8 de marzo, el cual había construido teniendo como base las palabras pronunciadas a propósito de haber sido invitada a compartir   con las mujeres ubevistas,  en un sentido acto organizado por esta casa de estudios, en ocasión de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer*. Sin embargo, a causa de la crisis generada por la pandemia mundial, el mismo no fue remitido en su momento para su publicación.

Es así como posteriormente  decidimos  retomarlo, pero sin alterar la idea central del mismo, que versa sobre  la importancia que ha tenido la mujer en la construcción del socialismo bolivariano, en tiempos de  bloqueo inhumano contra nuestra patria, ahora recrudecido  por el gobierno estadounidense, el cual en su arrogancia imperial, ha hecho caso omiso a las exigencias para su derogación,  sin importarle la   situación  que se vive por el Covid 19 y las terribles consecuencias que ello pueda acarrear a la humanidad.

Con el convencimiento de que la crisis global que ha provocado el mayor confinamiento del que se tenga precedentes, no debe paralizarnos, sino ser aprovechada como una oportunidad para estudiar y crecer como seres humanos y actuar en consecuencia por otro mundo posible,  este escrito  es la mejor prueba de que un texto puede ser un órgano vivo y dinámico en constante desarrollo (dijera muy bien el autor español Pascual Serrano), y partiendo de nuestro mensaje pronunciado para honrar a las mujeres en su día,  lo ofrecemos como un modesto aporte para el pensamiento liberador.

Como es sabido, cada 8 de marzo se conmemora en todo el mundo el Día internacional de la Mujer.  La Organización de las Naciones Unidas (ONU) comenzó a celebrar el Día Internacional en 1975, que fue designado como el Año Internacional de la Mujer, para honrar las históricas luchas de las féminas en la construcción de un mundo mejor.

Sin embargo, compartimos que el día de la mujer no debe ser solo el 8 de marzo, sino los 365 días del año. Solo que se escoge uno para homenajear de forma especial la importancia de las damas en el contexto mundial.

Agradeciendo a la vida por habernos dado el hermoso regalo de ser mujer, compartimos estas líneas, desde un profundo amor a nuestra patria,  exaltando a su vez los polifacéticos roles, como hijas, hermanas, madres, abuelas, compañeras, trabajadoras, estudiantes, milicianas, que nos permite conmemorar, honrar y reflexionar sobre nuestro rol en la patria bolivariana.

¿Qué importancia ha tenido la mujer en la construcción del socialismo bolivariano? Para quienes no conozcan nuestro país, o para aquellos que solo saben lo que se dice en las redes “sociales” de información, resultará interesante algunos datos que hemos recopilado a propósito de la fecha, donde nos proponemos una aproximación para meditar sobre  esta importante temática.

Han sido muchos los hitos históricos, donde las mujeres han sido protagonistas, por la construcción de una mejor sociedad. Y es por ello que aprovechamos la ocasión para rendir un tributo especial a nuestras heroínas de la patria, entre ellas:  Apacuana, Hipólita, Matea, Urimare, Josefa Juaquina Sánchez, Juana Ramirez “La Avanzadora”, Dolores Betancourt, Luisa Cáceres de Arismendi, Josefa Camejo, Eulalia Ramos, Ana Maria Campos; Concepción Mariño,  Leonor de La Guerra, Cecilia Mujica, y la ecuatoriana Manuelita Sáenz, entre otras valerosas damas, protagonistas todas del proceso independentista  venezolano y latinoamericano.

Hoy, en tiempos de bloqueo y pandemia, las venezolanas podemos decir con orgullo, que llevamos en nuestra sangre, el legado de estas compatriotas, y de allí nuestro talante, luchador, guerrero, constante, y de esmerada dedicación en cada uno de los roles que nos toca desempeñar. Hoy, decimos sin duda alguna, que la revolución que vive nuestro país  tiene rostro de mujer. Y más, ante la  fuerte crisis inducida que a nuestro país le ha tocado afrontar (recrudecida en el actual contexto de pandemia), golpeando fuertemente  a las familias venezolanas y donde la mujer ha cumplido un rol estelar como sujeto histórico de transformación social.

Merece una especial atención el tema del impacto del bloqueo  económico sobre la vida de las mujeres, siendo las principales víctimas de esta guerra, quienes han tenido que asumir doble y triple jornada de trabajo, a lo que se suma el esfuerzo en solucionar necesidades ligadas a la alimentación, al transporte, a los servicios afectados, a los medicamentos,  al acceso a los artículos de uso personal femenino, entre otros.

Situaciones estas a las que  actualmente se adiciona una inédita cuarentena social que cumplir, donde a la mujer le ha tocado  hacer uso de su ingenio y creatividad, y estar en  primera línea de combate, para dar la batalla vencedora por la vida. Y es así como la mujer y la familia venezolana, son hoy ejemplo de civismo y disciplina en el cumplimiento de las fuertes medidas de prevención decretadas por el Estado venezolano en consonancia con  las acciones internacionales recomendadas para afrontar la pandemia.

Ahora, un homenaje a las féminas venezolanas, no puede hacerse sin rendir un tributo especial a nuestro comandante eterno, Hugo Chávez Frías,  quien desde los inicios de la revolución bolivariana se esmeró desde el discurso y la acción en dar el debido sitial a la mujer venezolana.   “Soy feminista y lucho porque la mujer bolivariana ocupe el lugar que le corresponde”, expresaba reiteradamente nuestro líder. No se tenía precedentes de jefe de Estado alguno que hiciese tal declaración pública. En esta misma línea, el presidente constitucional Nicolás Maduro ha reconocido permanentemente que “la mujer venezolana se ha convertido en el motor principal para poder reimpulsar el nuevo modelo productivo en el país, para hacerle frente a la criminal  guerra no convencional, promovida desde el imperio norteamericano y la ultra derecha internacional”. Asimismo, el jefe de Estado, siguiendo el legado del Comandante, se ha declarado profundamente feminista.

Desde los sectores fatalistas de nuestro país,  persisten en su afán de quebrantar la moral al pueblo venezolano, de fomentar el pesimismo y la desesperanza. Ante lo cual, exhortamos a estar alertas para no dejar que no nos arrebaten la paz y la alegría que nos ha caracterizado. En este sentido, particularmente opinamos que las venezolanas tenemos razones de sobra para sentirnos orgullosas y  seguir adelante.

Haciendo un somero repaso, en el campo de los derechos, existen a nivel mundial leyes que discriminan a la mujer en 173 países. Y en América Latina, se encuentra Chile como el país con más leyes discriminatorias. De nuestro continente, es Chile, que había sido vendido como un país modelo, el que lidera las naciones donde los salarios de la mujer son inferiores a los del hombre. En el continente asiático, en Arabia Saudita, por ejemplo, es apenas desde junio de 2018, cuando se permitió a las mujeres manejar automóviles. Asimismo, desde hace unos años, dolorosas cifras de feminicidio se observan en México, Argentina, Perú, Brasil, etc.

Mientras eso ocurre en esas naciones, en nuestro país, en materia legal, exhibimos reivindicaciones para la mujer que son ejemplo para el mundo, a partir de las conquistas en la elaboración de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de 1999. Entre éstas destacamos: Fue la primera Constitución que utilizó lenguaje sensible al género en toda su extensión, inclusivo y no sexista. Además con amplia garantía de derechos humanos, reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, y en la que por primera vez se reconoció el trabajo, (que había sido invisible) y que es  imprescindible, de las mujeres en los hogares como generador de  valor y riqueza para la Nación y cuya seguridad social, por ende, fue reconocida.

A partir de la Constitución Bolivariana, se constituyó  una plataforma de lucha y base desde la cual avanzar y por ende han seguido muchos otros logros en el ámbito jurídico. Una de las conquistas más significativas es la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores, en la cual se evidencian logros como la extensión del posnatal; la inamovibilidad laboral para los padres; la inamovibilidad permanente para padres y madres de personas con discapacidad con alto nivel de dependencia. Y por primera vez se incorpora el tema del abuso sexual en el trabajo.

Otra conquista legislativa importante es La Ley Orgánica para el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007), instrumento de avanzada, que reconoce  19 formas de violencia. Igual, destaca la Ley de Promoción y Protección de la Lactancia Materna (2007)

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) aprobó en marzo de 2018, la Ley de Promoción y Protección del Parto y Nacimiento Humanizado, como un nuevo paradigma de humanización del parto y del nacimiento, de desmercatilización del cuerpo y la vida de las mujeres, para garantizar un parto libre de violencia obstétrica. Asimismo, en marzo de 2019, el presidente obrero entregó a la ANC la  Ley sobre paridad  e igualdad de género en los cargos públicos, área en la que todavía falta por avanzar.

En cuanto a la ley del Plan de la Patria 2019-2025, instrumento que rige el desarrollo de la nación, aparece de forma transversal en sus 5 objetivos históricos, diversas metas y directrices relacionadas con la mujer y la equidad de género.

En el plano de la paz, somos una nación envidiable para muchos en el planeta; veámonos en el espejo de nuestra hermana Colombia, país que sufre las consecuencias por más de 50 años de conflicto armado; y en los países hermanos del medio oriente, tras la invasión del imperio estadounidense y sus aliados: Afganistán, 18 años en guerra; Irak, 17 años en guerra; Libia, 9 años en guerra; Siria, 9 años en guerra, con cifras lamentables de pérdidas humanas, donde las mujeres han sido las mayores víctimas, según datos de Naciones Unidas. Exhibimos, entonces,  en Venezuela una estabilidad que solo la garantiza un gobierno feminista, humanista, protector de la familia venezolana,  preocupado por los que menos tienen, respetuoso del estamento legal, y garante de la soberanía y autodeterminación de nuestra patria.

Por otro lado, estamos entre los pocos países, del mundo, con los servicios  como agua, luz, electricidad, telefonía, gasolina, cuyos costos son subsidiados por el Estado venezolano, haciendo que en algunos casos ni se pague por estos, y en otros sean los más económicos del planeta.

Si damos una mirada al entorno educativo, podemos darnos cuenta de más de 30 universidades creadas en revolución, más la existencia de otro lote de centros de estudios superiores, convencionales. Ninguna universidad  ha sido clausurada, a todas el Estado les provee de recursos,  y todas siguen de forma gratuita garantizando el derecho a la enseñanza. A diferencia de otros países, donde la educación universitaria no es un derecho. Somos el quinto país del mundo, con mayor matrícula universitaria, certificado por la Unesco. En la cual destaca no solo la importante población de mujeres, que pueden ingresar y formarse en carreras de pre grado y postgrado, sino también la inclusión a mujeres como trabajadoras en distintas áreas y niveles, ocupando diversidad de roles en estos recintos educativos.

A su vez, en la actualidad, ante un contexto de guerra económica, más de  6 millones  de familias son protegidas mediante el Carnet de la Patria, a través de bonificaciones permanentes mensuales, como Hogares de la patria, parto humanizado, lactancia materna, entro otros aportes,  beneficiando a la mujer y a la familia. Y últimamente, ante la situación de pandemia que azota a la humanidad, y donde a pesar de que se ha denunciado el recrudecimiento del bloqueo criminal contra el país, en medio de esta crisis mundial, nuevamente nuestra República ha sido ejemplo en el mundo con medidas inéditas por parte del gobierno bolivariano, de resguardo, protección y acompañamiento, para el beneficio de la familia venezolana.

Para cerrar esta recopilación, citaremos algunas de las frases del comandante invicto, quien nunca dejó de reconocer el aporte de todas, especialmente de las hijas del pueblo: “Cuántas cruces cargan las mujeres pobres, cuánto dolor, cuánto amor para dar, cuánto amor para aportar a la hora en que aparecen en el horizonte; y ahora me consta en este difícil sendero que hemos venido transitando, cuánto aporte de las mujeres venezolanas” (19/09/2012, Acto en el Teatro Teresa Carreño).

Asimismo, la importancia de la equidad de género en el contexto de una nueva sociedad fue expresada en muchas intervenciones del comandante: “En el marco del sistema capitalista es imposible derrotar la exclusión y el atropello a la mujer, porque el sistema capitalista tiene su base en los antivalores de la exclusión, el machismo, la violencia, la degradación de los valores y particularmente de la mujer” (07/03/2006, Primer Encuentro Nacional de la Red Popular de Usuarias del Banco de Desarrollo de la Mujer).

Hoy día,  si bien son múltiples las adversidades que afrontamos, la mujer venezolana no se rinde en pro de avanzar hacia una mejor sociedad. Si bien sabemos que debemos seguir en la lucha por más reivindicaciones, laborales, económicas y sociales,  creemos que solo el socialismo es garantía de equidad, inclusión, humanismo y justicia social.  Entonces, seamos las responsables de mantener la utopía viva, de no dejar que nos arrebaten  la esperanza y la paz.  Por tanto, sigamos,  juntas y juntos, en pie de lucha desde nuestros espacios, nuestros multifáceticos roles,  y en la idea de que otro mundo es posible, construyendo el país que soñaron nuestros libertadores,  preservando así el mejor legado para nuestros hijos e hijas y futuras generaciones. Nuestro respeto y congratulaciones para todas, como  baluartes en la transformación social de nuestra patria.

 

*Parte del texto se origina del mensaje pronunciado por la autora en homenaje organizado por la UBV Monagas con motivo del Día de la Mujer

———————-

Periodista egresada de la Universidad del Zulia (LUZ). Msc en Ciencias de la Educación (Iplac). Participante del Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico (en fase de tesis) de la UBV. Docente a Dedicación Exclusiva del PFG Comunicación Social de la UBV Sede Monagas, adscrita al Centro de Estudios de la Comunicación Social.

Autora: Judit L. González Rivero

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Coronavirus: el perfecto desastre para el capitalismo del desastre

Por: Leonardo Boff 

La pandemia actual del coronavirus representa una oportunidad única para que repensemos nuestro modo de habitar la Casa Común, la forma cómo producimos, consumimos y nos relacionamos con la naturaleza.

Ha llegado la hora de cuestionar las virtudes del orden capitalista: la acumulación ilimitada, la competición, el individualismo, el consumismo, el despilfarro, la indiferencia frente a la miseria de millones de personas, la reducción del Estado y la exaltación del lema de Wallstreet: “greed is good” (la avaricia es buena). Todo esto se ha puesto en jaque ahora. Aquel ya no puede continuar.

Lo que nos podrá salvar ahora no son las empresas privadas sino el Estado con sus políticas sanitarias generales, atacado siempre por el sistema del mercado “libre”, y serán las virtudes del nuevo paradigma, defendidas por muchos y por mí, el cuidado, la solidaridad social, la corresponsabilidad y la compasión.

El primero en ver la urgencia de este cambio ha sido el presidente francés, neoliberal y proveniente del mundo de las finanzas, E. Macron. Lo dijo bien claro: “Queridos compatriotas, “Mañana tendremos tiempo de sacar lecciones del momento que atravesamos, cuestionar el modelo de desarrollo que nuestro mundo escogió hace décadas y que muestra sus fallos a la luz del día, cuestionar las debilidades de nuestras democracias. Lo que revela esta pandemia es que la salud gratuita, sin condiciones de ingresos, de historia personal o de profesión, y nuestro Estado de Bienestar Social no son costes o cargas sino bienes preciosos, unos beneficios indispensables cuando el destino llama a la puerta. Lo que esta pandemia revela es que existen bienes y servicios que deben quedar fuera de las leyes del mercado”.

Aquí se muestra la plena conciencia de que una economía sólo de mercado, que mercantiliza todo, y su expresión política, el neoliberalismo, son maléficas para la sociedad y para el futuro de la vida.

Todavía más contundente fue la periodista Naomi Klein, una de las más perspicaces críticas del sistema-mundo, que sirve de título a este artículo: “El coronavirus es el perfecto desastre para el capitalismo del desastre”.

Esta pandemia ha producido el colapso del mercado de valores (bolsas), el corazón de este sistema especulativo, individualista y anti-vida, como lo llama el Papa Francisco. Este sistema viola la ley más universal del cosmos, de la naturaleza y del ser humano: la interdependencia de todos con todos; que no existe ningún ser, mucho menos nosotros los humanos, como una isla desconectada de todo lo demás. Más aún: no reconoce que somos parte de la naturaleza y que la Tierra no nos pertenece para explotarla a nuestro antojo; nosotros pertenecemos a la Tierra.

En la visión de los mejores cosmólogos y astronautas que ven la unidad de la Tierra y la humanidad, somos esa parte de la Tierra que siente, piensa, ama, cuida y venera. Sobreexplotando la naturaleza y la Tierra como se está haciendo en todo el mundo, nos perjudicamos a nosotros mismos y nos exponemos a las reacciones e incluso a los castigos que ella nos imponga. Es madre generosa, pero puede rebelarse y enviarnos un virus devastador.

Sostengo la tesis de que esta pandemia no puede combatirse solo con medios económicos y sanitarios, siempre indispensables. Exige otra relación con la naturaleza y la Tierra. Si después que la crisis haya pasado no hacemos los cambios necesarios, la próxima vez podrá ser la última, ya que nos convertiremos en enemigos acérrimos de la Tierra. Y puede que ella ya no nos quiera aquí.

El informe del profesor Neil Ferguson del Imperial College de Londres declaró: “este es el virus más peligroso desde la gripe H1N1 de 1918. Si no hay respuesta, podría haber 3.2 millones de muertes en los Estados Unidos y 510,000 en el Reino Unido”. Bastó esta declaración para que Trump y Johnson cambiasen inmediatamente sus posiciones. Mientras, en Brasil al Presidente no le importa, lo trata como “histeria” y en las palabras de un periodista alemán de Deutsche Welle: “Actúa criminalmente. Brasil está dirigido por un psicópata y el país haría bien en eliminarlo tan pronto como sea posible. Habría muchas razones para ello”. Es lo que el Parlamento y la Suprema Corte por amor al pueblo, deberían hacer sin demora.

No basta la hiperinformación ni los llamamientos por todos los medios de comunicación. No nos mueven al cambio de comportamiento exigido. Tenemos que despertar la razón sensible y cordial. Superar la indiferencia y sentir con el corazón el dolor de los otros. Nadie está inmune al virus. Ricos y pobres tenemos que ser solidarios unos con otros, cuidarnos personalmente y cuidar de los otros y asumir una responsabilidad colectiva. No hay un puerto de salvación. O nos sentimos humanos, co-iguales en la misma Casa Común o nos hundiremos todos.

Las mujeres, como nunca antes en la historia, tienen una misión especial: ellas saben de la vida y del cuidado necesario. Ellas pueden ayudarnos a despertar nuestra sensibilidad hacia los otros y hacia nosotros mismos. Ellas junto con los trabajadores de la salud (cuerpo médico y de enfermería) merecen nuestro apoyo sin límites. Cuidar a quien nos cuida para minimizar los males de este terrible asalto a la vida humana.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8798786-coronavirus-el-perfecto-desastre-para-el-capitalismo-del-desastre/

Imagen: Ria Sopala en Pixabay

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