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¿En qué manos está la educación?

Por: Juana M. Sancho

La principal lucha se centra en quién es el encargado de decidir el tipo de sociedad en la que queremos vivir y quién podrá tener una vida digna en ella. Decisiones cruciales en la configuración de los sistemas educativos.

El tema sobre el que hoy voy a reflexionar no es nada nuevo, pero sí está adquiriendo características y consecuencias desconocidas. El deseo y atractivo de controlar la educación por parte de iglesias, formaciones políticas, empresas y grupos de interés especial no es nada nuevo. Sabemos que, en las decisiones sobre la arquitectura escolar, el mobiliario, los contenidos curriculares, el diseño e imposición de los libros de texto, la organización de la enseñanza, las políticas de uso de tecnologías de la información y la comunicación, los sistemas de evaluación, etc., que marcan profundamente los modelos y la interacción educativa, subyacen visiones del mundo y posiciones y luchas por el poder, la hegemonía y las ganancias económicas.

De hecho, la educación se basa en un epifenómeno. Es decir, en un fenómeno secundario que acompaña o sigue a uno primario sin constituir parte esencial de él y sin que aparentemente ejerza influencia. Solo necesitamos mirar nuestro reciente pasado y presente para evidenciar en manos de quién ha estado/está la educación. Aunque esto ha comenzado a cambiar.

La educación tiene que enfrentarse constantemente al reto de preservar el pasado y adaptarse al futuro. En su doble sentido -de ducere (guiar, liderar, conducir a los más jóvenes en su proceso de desarrollo), y educere (sacar, extraer, considerar a los individuos no como recipientes vacíos/cabezas que llenar, sino como portadores de experiencias y de un potencial de aprendizaje)-, subyace una fuerte y desigual relación de poder. En este contexto, la principal lucha se centra en quién es el encargado de decidir el tipo de sociedad en la que queremos vivir y quién podrá tener una vida digna en ella. Decisiones cruciales en la configuración de los sistemas educativos. Y en este momento, los plutócratas, ese 1% que tiene la misma riqueza que el 99% restante, son los que parecen estar al cargo, dispuestos y con poder para imponer una visión del mundo que hace desechable a un enorme porcentaje de la población mundial y a llevarse los beneficios económicos de la educación.

Las grandes corporaciones tecnológicas, ya sea como negocio directo o a través de acciones filantrópicas, están invadiendo los sistemas educativos, a menudo consentidas o respaldadas por las administraciones públicas, imponiendo sus herramientas y visiones del mundo. Esto tampoco ha comenzado ahora. En el año 1972 se llevó a cabo en Inglaterra uno de los primeros proyectos de introducción de los ordenadores en el currículo (Development Programme in Computer Assisted Learning).  Se pidió una evaluación independiente al CARE (Centre for Applied Research in Education). Lo que reveló la evaluación fue que las escuelas no tenían ninguna necesidad inmediata de introducir ordenadores y que su uso no había mejorado ninguna de las prácticas de enseñanza en las que se utilizaban. Aquellas prácticas pedagógicas particularmente estimulantes intentaban utilizarlos, pero no mejoraban sustancialmente los resultados. Pero a quien sí había beneficiado el proyecto era a las compañías informáticas porque había sido una manera increíblemente efectiva y extensiva de vender sus productos, en un momento en el que era difícil vender ordenadores porque en 1972 pocas personas estaban dispuestas y en condiciones de comprarse uno.

Desde entonces, en prácticamente todos los países, han proliferado las políticas públicas de introducción de tecnologías digitales en los centros. Y, sobre todo, las iniciativas promovidas, de forma filantrópica, como la impulsada en su día por la Fundación Bill y Melinda Gates, considerada de fracaso educativo. O directamente econocimicista como la Samsung Smart Class; el programa educativo implementado por la Chan Zuckerberg Initiative, que ha puesto en contra a las familias de escuelas californianas: o Google Suite, que ha puesto sobre alerta a muchas familias de Cataluña.

Además de las grandes ganancias económicas que genera el uso de estas aplicaciones en los centros, hay que tener en cuenta su visión unidimensional y tecnocrática de la educación. Sin dejar de considerar que la enorme cantidad de datos que están obteniendo gratuitamente de millones de estudiantes puede permitirles implementar un proceso eficiente de conductismo de alta tecnología a través de los algoritmos de las tecnologías persuasivas.

A finales de la década de 1970, Basil Berstein advertía de la dificultad de “enfrentarse” a las pedagogías invisibles. Hoy nuestra dificultad comienza a radicar en cómo visibilizar los “contras”, porque los “pros” están súper publicitados, de unas tecnologías que se han entretejido de tal forma en el entramado de la vida cotidiana que parecen haber desaparecido hasta no lograr distinguirlas de ella. Porque, como argumentaba Mark Weiser, a comienzos de 1990, es precisamente al desaparecer cuando desarrollan un mayor potencial para ser peligrosas.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/21/en-que-manos-esta-la-educacion/

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La inclusión, un concepto que se invoca pero no se practica

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Dos décadas de estancamiento de la inclusión educativa dejan en evidencia el escaso esfuerzo de las administraciones educativas en cumplir con la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad.

En los últimos años, el crecimiento del discurso alrededor de la inclusión educativa no para de crecer. Lo ha hecho tanto que el tema ha llegado a diferentes tribunales (a algunos tribunales superiores de justicia, al Supremo…), al Parlamento Europeo o al Comité que vigila el compromiso de los estados con la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad.

Se ha levantado la polémica y la patronal de centros educativos especiales, así como familiares reunidos en torno a asociaciones como Inclusiva Sí, Especial También, han saltado a la palestra para denunciar el presunto cierre de sus centros por orden del Ministerio.

Lo malo es que las cifras son tozudas, como demuestra el trabajo que ha publicado hace pocas semanas la profesora Teresa Núñez Mayán en la Revista Nacional e Internacional de Educación inclusiva. El título de su trabajo no puede ser más claro: El estancamiento de la educación inclusiva del alumnado con discapacidad. Revisión de su escolarizaciónntre 1985 y 2015.

Se trata de un texto que en 30 páginas resume y aclara cómo se ha producido el proceso, primero de integración y, después, de inclusión del alumnado con necesidades educativas asociadas a la discapacidad. Según los datos que ha recabado, de fuentes oficiales, este proceso comenzó con fuerza en 1985 y, aunque no ha parado, alrededor de 1999 se paralizó virtualmente. Hasta nuestros días.

De hecho, a pesar de que en este tiempo, los centros de educación especial se han seguido cerrando (cada vez con menos velocidad), su alumnado no ha disminuido, todo lo contrario. «Creo que hay un incremento del alumnado que está reincorporándose a los centros de educación especial, desgraciadamente», asegura la profesora universitaria que, en tiempos, fue maestra de educación especial. «Algunos de estos niños fracasan en la escuela ordinaria y sus padres se encuentran en el dilema: ¿sigo luchando por la inclusión?». Para Teresa Núñez Mayán «a veces la respuesta es la vuelta a los centros especiales».

Jesús Martín, delegado del CERMI para los Derecho Humanos, lo tiene claro también. «No se trata de desmantelar nada, todo vale. Los centros de educación especial hacen y han hecho una labor encomiable» todo este tiempo. Pero «la educación tenemos que repensarla para que acoja a todas las niñas y niños, independientemente de su origen, de su condición (…), tenemos que idear un modelo de educación pensado en clave de vida en común, en comunidad porque la escuela debe ser el primer contexto, junto a la familia, de lo que luego será la vida».

«La inclusión es un concepto que se invoca pero no se practica». A pesar de que en 2008 España ratificó la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad que afirma que todas las personas tienen derecho a estar escolarizadas en centros ordinarios con los recursos y apoyos suficientes, esta situación no termina de cuajar desde hace 20 años. «Al mismo tiempo que esas leyes invocan la inclusión, dicen que a los niños y niñas con discapacidad hay que clasificarlos y se les puede llevar a centros de educación especial, lo que no deja de ser educación segregada».

El sistema educativo debe cambiar su forma de mirar al alumnado. Así lo ven ambos expertos. «Tenemos que empezar a ir a otro modelo en el que nos demos cuenta de que es el sistema es el que tiene que ofrecer otras cosas, un modelo más acorde con el modelo social de la discapacidad», asegura Núñez Mayán, quien cree también que estamos demasiado centrados en el individuo: «Mientras sigamos moviéndonos en modelos individuales en los que es el niño quien tiene el problema y le ponemos una etiqueta, mientras sigamos buscando la razón en el alumno y la respuesta también como individual, creo que va a ser difícil de resolver el problema».

«La enseñanza de personas con discapacidad ha sido la pariente pobre, la gran olvidada de las políticas públicas en educación como revelan esas cifras de las últimas décadas» según Jesús Martín. Una idea que comparte Teresa Núñez: «La discapacidad y la exclusión la construimos socialmente cuando no le damos a los niños lo que necesitan. Mientras pensemos que vamos a arreglar los problemas con ayudas individuales en lugar de pensar que tenemos que hacer un cambio del sistema, de los centros, de las aulas para que quepan todos los alumnos, es difícil mejorar».

Para Núñez, a pesar del gran impulso que en un primer momento recibió la integración entre el 85 y el 95, «luego las políticas que se hicieron a nivel estatal y autonómico fueron muy complacientes con lo que se había conseguido, como si se hubiera logrado el objetivo. Lo convertimos en una palabra, lo pusimos en todos los textos legales, pero de ahí nos movimos muy poco». Martín está de acuerdo: «Son las administraciones educativas las que nos han llevado donde estamos. No pueden inhibirse o hacer dejación de responsabilidades para el éxito de este proceso».

La solución a esta situación no es sencilla. Para Núñez Mayán hay tres focos claros para mejorar la situación: «Los factores sociales, las familias y la política educativa son clave, los tres elementos». Para ella, en los primeros años el papel del movimiento asociativo, aún hoy, fue crucial. Su lucha porque niñas y niños con discapacidad estuvieran en centros ordinarios. También la Administración en aquel momento hizo una apuesta importante, pero la complacencia ha dejado el proceso sin terminar. «Estamos todavía en la idea de que el niño se adapte al centro en vez de adaptar al centro al niño. Tenemos que demostrarle a las familias que se puede cambiar para que puedan confiar y que sus niños estén bien en los centros».

A estos esfuerzos que las administraciones no han realizado en relación con crear un sistema ordinario que sea capaz de adaptarse a las necesidades de su alumnado, estén relacionadas con la discapacidad o con otras trabas como la situación socioeconómica o la procesdencia del alumnado, se suma el hecho de que la docble red, pública y concertada, no está asumiendo de la misma manera las dificultades.

La pública sigue escolarizando a la mayor parte del alumnado con necesidades educativas especiales relacionadas con la discapacidad en una proporción de 75-25%. Para Núñez Mayán el escenario idóneo sería que ambas escolarizaran a una proporción más equilibrada de estas chicas y chicos en relación a su número dentro del conjunto de alumnado.

Es decir, la pública tiene entre sus paredes alrededor de un 2% de alumnado con discapacidad. En la concertada esta cifra es del 1,2%. Para ella, deberían estar más cerca una de otra. Esta situación, además, ha sido así durante muchos años.

«Hay una distribución desigual entre la pública y la concertada, afirma Núñez Mayán, y creo que esta distribución francamente contradice la inclusión. Por una parte hacemos leyes inclusivas y por otra consentimos que no se cumplan por una distribución desigual, y llevamos mucho tiempo consintiéndolo».

Todo esto sin contar a la escuela privada no financiada con fondos públicos. «La privada no concertada podemos considerar que no hace nada, no parece darse cuenta de que existen políticas inclusivas realmente», asegura la profesora universitaria.

Tanto Jesús Martín como Teresa Núñez tiene claro que la inclusión es un proceso más o menos lento. «Es un derecho pero también es un proceso en el que hay que tener claro que el proceso no madura solo, hay que empujar, no es como la maduración de la fruta. Hay que incentivarlo. Si no hubiéramos hecho más de lo que parecía posible, por ejemplo», ciertos alumnos no hubieran llegado nunca a la universidad, asegura Núñez.

«Nosotros, desde aquí, alentamos a este proceso evolutivo, sensato, que sea ordenado, productivo y, sobre todo, dialogado con toda la comunidad educativa. Y tiene que ser liderado por las administraciones. Que no tengamos que ir la sociedad civil denunciando estas cuestiones», afirma Martín. El responsable del CERMI también asegura que ahora es un buen momento, con las elecciones cerca, «para promover y debatir y alcanzar este ran acuerdo en materia de educación de las personas con discapacidad. Con todos los agentes, no sobra nadie».

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/22/la-inclusion-un-concepto-que-se-invoca-pero-no-se-practica/

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Educación para la producción vs. Educación para el desarrollo humano

En otras oportunidades he señalado algunas debilidades de las prácticas y políticas educativas de los dos gobiernos de la Revolución Bolivariana (ver: https://www.aporrea.org/educacion/a224948.html y https://www.aporrea.org/educacion/a224948.html). He señalado que si bien algunas de las políticas son acertadas, como por ejemplo: la gratuidad y el libre acceso, en cuanto al fondo tenemos que se han adoptado muchas de las propuestas neoliberales, impulsadas por el Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La adopción de estas últimas o se ha hecho de manera deliberada o por ignorancia, es difícil dilucidar las verdaderas razones. Caracterizo esta situación como de desorientación teórica en políticas y prácticas educativas. Una de las manifestaciones más persistentes de esta desorientación es la constante referencia al pedagogo adeco Luis Beltran Prieo Figueroa, cuyas supuestas ideas educativas se reducen a una mala versión de la escuela nueva estadounidense guiadas políticamente por el colaboracionismo de clases (ver: https://www.aporrea.org/educacion/a178880.html). Otra evidencia remarcable de esta desorientación es el Proyecto Educativo Nacional y otras propuestas de Carlos Lanz, propuestas en las que se reproducen y promueven las ideas fundamentales del currículo neoliberal implantado a finales del segundo gobierno de Caldera. Algo que no es de extrañar porque Carlos Lanz trabajó para el Banco Mundial en el proceso de descentralización de la educación básica en nuestro país durante ese nefasto gobierno. Tal ha sido la influencia de esta perspectiva que fue adoptada en el diseño curricular de los Planes Nacionales de Formación, uno de los programas bandera de la Revolución Bolivariana. Vuelvo a recurrir a las claras palabras de Paulo Freire, a quien suelen referirse sin leerlo algunos educadores revolucionarios, «(…) si la política educativa de un partido progresista y su práctica educativa fueran iguales a la de un partido conservador uno de los dos está radicalmente equivocado. (…)» (p. 33, «La Educación en la Ciudad», 1997, México, sigloveintiuno editores). Otra evidencia más, que ha cobrado fuerza más recientemente, es la adopción del principio de la educación al servicio de la producción. Este principio debe ser sometido a una crítica severa, radical, porque desde la perspectiva socialista es fundamentalmente incompleto o incluso hasta errado. Para el efecto de este artículo seguiré algunas ideas de Michael Lebowitz expresadas en el «Camino al Desarrollo Humano: ¿Capitalismo o Socialismo?», publicado por el Centro Internacional Miranda en 2008. Este librito debería ser de lectura obligatoria en todos los programas de formación de profesores y maestros, así como para todos los funcionarios de los ministerios con competencia en educación.

Hemos oído por estos días y muy repetidas veces de parte de ministros, de cuanto funcionario le da por opinar sobre educación y del propio Presidente Maduro que la educación debe ponerse al servicio de la producción. Esa es precisamente la propuesta neoliberal delineada en el Plan de Bolonia y desarrollada en detalle en programas como Tuning y STEM. Ya aquí el gobierno de la Revolución Bolivariana ha adoptado para los planes nacionales de formación varios de los lineamientos del proyecto Tuning, como por ejemplo: recortar las carreras de pregrado a cuatro años. Otra característica de las políticas y prácticas educativas universitarias es el énfasis en carreras liberales (derecho, medicina e ingeniería) y de servicios (administración, educación, etc.) y una completa desconsideración de las carreras sociales y humanísticas. Estamos pues ante una grave situación de desorientación teórica y política, a menos que se trate de un plan deliberado disfrazado de socialismo. Una nueva modalidad de operacionalización del neoliberalismo.

En nuestra Constitución vigente, la única aprobada en un referéndum, en el Capítulo de los Derechos Culturales y Educativos, se establece que: «(…) La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social (…) (Artículo 102) (énfasis añadido).

En la Ley Orgánica de Educación (LOE), aprobada en 2009, se reafirma la definición de la educación como un derecho humano y deber social y que ésta «fundamental [sic]orientada al desarrollo del potencial creativo de cada ser humano en condiciones históricamente determinadas, constituye el eje central en la creación, transmisión y reproducción de las diversas manifestaciones y valores culturales, invenciones, expresiones, representaciones y características propias para apreciar, asumir y transformar la realidad» (Artículo 4) (énfasis añadido). Más adelante entre las competencias del Estado Docente incluye la siguiente, «3. Planifica, ejecuta, coordina políticas y programas: a) De formación, orientados hacia el desarrollo pleno del ser humano y su incorporación al trabajo productivo, cooperativo y liberador» (Artículo 6). Finalmente haré referencia algunos fines de la educación propuestos en la LOE:

1. Desarrollar el potencial creativo de cada ser humano para el pleno ejercicio de su personalidad y ciudadanía, en una sociedad democrática basada en la valoración ética y social del trabajo liberador y en la participación activa, consciente, protagónica, responsable y solidaria, (…).

8. Desarrollar la capacidad de abstracción y el pensamiento crítico mediante la formación en filosofía, lógica y matemáticas, con métodos innovadores que privilegien el aprendizaje desde la cotidianidad y la experiencia.»

Bueno, con estas referencias queda bien claro que en nuestras máximas leyes se expresa con claridad que uno de los fines de nuestra educación es el pleno desarrollo del ser humano. Por tanto, plantearse que la educación debe estar al servicio de la producción es abandonar este fin principal y ponerse al servicio del proyecto educativo neoliberal.

Sigo insistiendo en la necesidad de someter a un examen riguroso las políticas y prácticas educativas del actual gobierno, de manera tal que quede claro si esas son las políticas y prácticas que realmente quiere adoptar y realizar o si se trata de una confusión que hay que superar con el estudio y la práctica educativa revolucionaria.

Autor: Julio Mosquera

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Enfoques cooperativos; Hoy:  Llenar de cooperación las aulas.

Enfoques cooperativos; Hoy:  Llenar de cooperación las aulas.

 

Por José Yorg, el cooperario.

 

«Educad para la convivencia. Educad para adquirir conciencia de la justicia. Educad en la igualdad para que no se pierda un solo talento por falta de oportunidades». Voltaire

“La función de la sociología, a partir de todas las ciencias, es revelar lo que está oculto.” Pierre Bourdieu.

La pedagogía cooperaria es una corriente educacional nacida de nuestras experiencias e indagaciones,así como de nuestras teorizaciones respectivas, y que tratamos de poner a consideración, naturalmente que ese proceso, de ganar espacios, implica exponerse a serias resistencias de aquellos/as docentes formados en Institutos bajo la concepción de la pedagogía liberal que piensan que ella es la única forma de enseñanza y aprendizaje.

Esa inevitable disputa contracorriente con los/as conservadores, surge inmediatamente ante el planteamiento innovador dado que se pone en tensión y discusión a concepciones rígidas muy arraigadas en estructuras del proceso de educación.

La pedagogía cooperaria impacta y  perturba los argumentos de la educación tradicional porque devela las contradicciones que se expresan en la sociedad y se trasladan y afincan en la escuelas causando desazón con problemas sociales que la docencia no puede resolver.

El sistema educativo enfrenta su crucial contradicción porque simplemente ya no asume su rol fundamental: Dar conocimientos socialmente benéficos para desarrollar humanidad, capacidades, destrezas y habilidades que promuevan su integralidad personal y social.

Estos temas sociales contradictorios entre pobreza y riqueza, entre capital y trabajo, que instauran conflictos e infortunios irresolutos, generaron la reacción en pensadores y trabajadores en plena Revolución industrial a buscar en la cooperación primero amparo a sus necesidades y luego proclamar  una diferente forma de organización social. Resolvieron las fundamentales contradicciones entre trabajo y capital porque reemplazaron el antagonismo existente entre esos dos factores de la producción por el mecanismo de unidad y complemetariedad en las mismas manos de los trabajadores.

De la interpretación de esa acción  cooperativa transformadora pusimos en marcha la edificación de la teoría pedagogía cooperaria inmediatamente después que constatamos en experiencias concretas, verificamos cuán efectivas y positivas  resultan en las relaciones escolares la cooperación porque promueven el aprender con otros/as, trabajar con otros, enmarcados en una herramienta didáctica formidable: Las cooperativas escolares.

Entonces, no tenemos más remedio que remarcar la contradicción  pedagógica que se da dentro del mismo seno  de docentes cooperativos que llevan adelante planes o proyectos educativos cooperativos bajo el rigor de la pedagogía liberal, que por cierto, abren fisuras donde se instalan focos infecciosos que contaminan y debilitan la concepción, doctrina y principios cooperativos genuinos.

Precisamente, Pierre Bourdieu resalta en sus obras de sociología, enfocado  a brindarnos herramientas conceptuales y procedimentales para comprender qué sucede al interior del sistema oficial de enseñanza, el curriculum oculto,la transmisión de modos de pensar y ver el mundo,reflejado en la violencia simbólica que se ejerce sobre el educando.

La desigualdad social atraviesa la escuela, la reproduce y justifica pero el ojo profano no lo identifica, no lo percibe, no devela, con intensidad esa situación, es la observación de la sociología, como la de Bourdieu quien nos brindó un sistema explicativo, científicamente.

La corriente pedagogía cooperaria es reflejo del hecho cooperativo histórico emergente en la época del capitalismo industrial naciente, y por tanto, contestatario a ese sistema productivo, económico y financiero depredador y porque sus fundadores miraron con ojos críticos, juzgaron perjudicial  a ese orden industrial y sus derivaciones negativas para los trabajadores, y en respuesta propusieron otro modo de vivir y producir,el modo cooperativo.

 Técnico-pedagógico.

¿Cuáles son los contenidos cooperarios? ¿Cuál es su método? ¿Cómo se compativilizan los contenidos cooperativos y su método en la estructura educativa oficial?

El cuerpo teórico, doctrina y principios cooperarios son inmensos y abarcan todas las disciplinas científicas, nos referimos a que podemos mencionar el derecho cooperativo, la economía cooperativa, la filosofía cooperativa, etc.

Sin embargo, desde el punto de vista técnico-pedagógico estructural, la pedagogía y didáctica cooperaria debe, necesariamente, adecuarse a ciertos formatos que exigen protocolarmente las autoridades educativas para que compatibilicen con los otros saberes curriculares.

Así que, tales adecuaciones parten de contenidos y saberes que el cooperativismo oferta tradicionalmente y que son presentados-al igual que los otros saberes como matemáticas, geografía, etc.) en ejes: Historia y Doctrina; Orgánico-institucional y legal; Conocimientos generales funcionales a los dos ejes anteriores.

El método cooperario es asambleario, participativo, productivo, de debate y de estudio en equipos intercambiables. Asumen roles y funciones en la cooperativa escolar, lo que equivale a decir que metodológicamente es teórico-práctico.

Sin embargo, pretender llenar de cooperación las aulas implica también en los hechos superar obstáculos y dificultades administrativas que ponen la instituciones, algunas son simplemente prejuicios, otras tantas, actitudes conservadoras y resistencias burocráticas.

Como señalan Adriana Puiggrós y Roberto Marengo en su libro Pedagogías: Reflexiones y debate: “Un tipo de saberes socialmente productivos son los saberes del trabajo, a los cuales han sido renuentes los sistemas escolares  tradicionales de América Latina, excedidos de enciclopedismo e improductividad”. Valga como ejemplo para describir el dilema educacional.

Busca, por tanto, la pedagogía cooperaria al ingresar en las aulas, alterar la lógica individualista, mezquina, desajustada, porque ello produce distancia entre compañeros, la  cual  es inocula por la educación liberal ya que conlleva otra concepción, como la competencia y la supremacía . La cooperación en las aulas no es tan sólo cuestión de altruismo, la cual la ennoblece, sin dudas, se trata de saberes que aporten al paso cualitativo hacia una nueva civilización mejor.

¿Qué implica llenar de cooperación las aulas?

La idea fundamental de la cooperación en el aula es brindar otra mirada del quehacer educativo, generar un clima que estimule la predisposición humana tendiente a la educabilidad  y desarrollar relaciones entre pares de respeto, de concordia y solidaridad.

Es en el estudio grupal que se establece en el aula la dinámica del esfuerzo propio y la ayuda mutua, que luego se traslada a todo lo institucional con proyección social. Tal esfuerzo de aprender colectivamente significa estímulos y entusiasmos que contaminan virtuosamente. En consecuencia, estamos hablando de una metodología diferente, alternativa e incluyente.

La vida orgánica y empresarial que reclama la cooperativa escolar en su administración y gestión organizacional productiva significa desafíos motivadores y de utilización de todas las áreas disciplinares: Se requiere una buena redacción de Actas, informes, circulares y otras, así mismo una buena lectura y explicación. Se aprende a valorar las diversas opiniones y se ensayan argumentos diversos.

La vida económica, productiva, financiera y social de la cooperativa escolar implica resolver problemas y dificultades diarias en que los algoritmos matemáticos encuentran cause en la contabilidad, sólo por dar ejemplos de dos áreas.

En lo personal y grupal de los alumnos, llegados a este punto de la exposición afirmamos que  el impacto de la solidaridad, fraternidad y preocupación por la comunidad moldean sus conductas y enriquecen sus conocimientos universales desde una mirada humana a las diversas disciplinas aúlicas.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Autor: José Yorg

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La teoría de las Inteligencias Múltiples, una nueva vía en la educación infantil

Redacción: ABC

Tradicionalmente en la escuela solo se ha valorado la lingüística y las matemáticas, señala una experta.

«Podemos ignorar las diferencias y suponer que todas nuestras mentes son iguales. O podemos aprovechar estas diferencias». La frase del psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner, es el punto de partida para Beatriz Marcos Orellana, maestra de laEscuela Infantil Nemomarlin Torneo (Sevilla), para abordar la Teoría de las Inteligencias Múltiplesque este introdujo. Gardner apostó por un nuevo enfoque de educación en el que la brillantez académica no lo es todo. «Tradicionalmente en la escuela solo se ha valorado la lingüística y las matemáticas, sometiendo a los alumnos/as a pruebas pertenecientes a dichas áreas», señala Orellana.

Para esta educadora de infantil, « el expediente académico no es un factor decisivo para conocer la inteligencia de una persona, pues hay personas con excelentes calificaciones académicas que pueden presentar problemas para relacionarse con otras o para manejar otras facetas de su vida. Por ejemplo, si echamos la vista atrás encontramos a varios genios que fracasaron en su etapa escolar como Albert Einstein, Picasso, Stephen Hawking… y esto se debe a que en el aula no se ha trabajado atendiendo a diferentes gustos, motivaciones e intereses los cuales son muy diferentes en cada sujeto».

Sin embargo, prosigue, « Howard Gardner, al proponer una visión polifacética de la inteligencia, aportó el método de las Inteligencias Múltiples». En él agrupó todas las capacidades que tenemos en ocho categorías, que serían las siguientes:

Inteligencia lógico-matemática: compuesta por habilidades como clasificar, deducir, calcular, relación, resolución de problemas…

Inteligencia cinético-corporal: hace referencia a la capacidad de expresarnos a través del movimiento, control del cuerpo, etc.

Inteligencia naturalista: capacidad para el cuidado del medio ambiente, el mundo natural, armonía con la naturaleza, seres vivos…

Inteligencia intrapersonal: hace referencia al reconocimiento de emociones propias, la capacidad de introspección.

Inteligencia interpersonal: facilidad para establecer relaciones sociales, empatizar e interactuar con los demás.

Inteligencia lingüística: se relaciona con la habilidad del uso del lenguaje oral y escrito, preguntas constantes, interés por letras y palabras…

Inteligencia visual-espacial: facilidad para la orientación y localización de objetos en el espacio, interés por las imágenes, planos, mapas, etc.

Inteligencia musical: capacidad para percibir melodías, ritmos, recordar y componer canciones con facilidad…

Las inteligencias múltiples en E.I.

«Cada niño/a tiene una forma particular de pensar, de ver el mundo y, por tanto, de aprender», asevera Orellana, quien explica que «a través de las inteligencias múltiples es posible ofrecer a cada menor diferentes herramientas y experiencias para potenciar el desarrollo de todas sus capacidades y favorecer así su desarrollo integral». A su juicio, «las personas implicadas en el proceso educativo de los niños y niñas de la etapa de educación infantil desempeñan un papel vital para detectar y potenciar al máximo cada una de las inteligencias».

Para entender esta teoría, prosigue esta maestra, «sería bueno hacer una autoobservación y ver en qué inteligencias destacamos, pues eso nos va a permitir trabajarlo de forma adecuada con los niño». Para que un aprendizaje sea significativo y funcional, explica Orellana, este debe conectar con los intereses de los más pequeños y estos aprendizajes pueden ser abordados a través de las distintas inteligencias.

Así explica esta maestra cómo una misma actividad engloba todas las inteligencias:

1) Por ejemplo, si trabajamos la familia en el aula de educación infantil a través de las distintas inteligencias, podemos contar el número de miembros, ordenarlos por edades, hacer una gráfica con el número de miembros de la familia de cada alumno y comparar (inteligencia matemática).

2) Hacemos un árbol genealógico donde iremos organizando las diferentes categorías (inteligencia visual-espacial).

3) Hablamos cada uno sobre nuestra familia, qué nos gusta hacer juntos, dónde hemos pasado el fin de semana (inteligencia lingüística).

4) Aprendemos una canción sobre la familia o la hacemos nosotros mismos con diferentes ritmos (musical).

5) Vemos que también forman parte de nuestra familia las mascotas que tenemos en casa y hablamos sobre las que tenemos cada uno y la importancia de su cuidado (naturalista).

6) Hablamos de cómo nos sentimos cuando estamos con la familia, cuando nos dan un beso o abrazo, cuando nos riñen,… al hablar de esto, cada uno hace una reflexión interior (inteligencia intrapersonal). Al compartir nuestras ideas y experiencias con los demás fomentamos la inteligencia interpersonal.

7) Bailamos la canción de la familia y hacemos una representación real del cuadro donde adoptemos las diferentes posturas (cinético-corporal).

Esto es un ejemplo de cómo trabajar a través de una misma temática las diferentes perspectivas, dando la posibilidad a cada niño/a de sentirse único e irrepetible.

¿Dónde destaca tu hijo?

Para detectar en qué tipo de inteligencia destacan los niños, continua esta experta, «el instrumento que debemos usar es la observación, pues esta nos dará pistas sobre las ‘’inclinaciones’’ de cada uno. Por ejemplo, en el momento de patio podemos ver cómo un alumno recolecta plantas (naturalista), mientras otro busca un lugar escondido donde tener un momento de soledad y tranquilidad (intrapersonal). Otro alumno puede buscar a sus compañeros para llevar a cabo un determinado juego (interpersonal) y otro puede ordenar piedras según su tamaño (lógico-matemática)».

Así, concluye Orellana, «podemos contar con una amplia gama de materiales y recursos para trabajar a través de las inteligencias múltiples pero, sobre todo, lo más importante, es que lo que utilicemos favorezca la experimentación y la participación de los niños en las diferentes experiencias, pues ellos son los verdaderos protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje».

Fuente: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-teoria-inteligencias-multiples-nueva-educacion-infantil-201902180206_noticia.html

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¿Por qué invertimos tan poco en educación inicial?

Por: Julián De Zubiría.

  • Nelson Mandela decía que podríamos conocer el alma de una sociedad mirando la manera como trataba a sus niños. Según eso, en Colombia tenemos un alma empobrecida. Lo grave es que al tratar así a nuestros niños elevamos la inequidad e impedimos el desarrollo

El impacto de la educación inicial ha sido estudiado a profundidad en las últimas décadas en el mundo. Uno de los estudios más reconocidos al respecto, fue adelantado por James Heckman, quien recibió el Premio Nobel de Economía en el año 2000. También fue evaluado en detalle por la Unesco en América Latina en sus tres Laboratorios llevados a cabo en las últimas décadas y por PISA en sus investigaciones sobre factores asociados al rendimiento escolar en jóvenes. La conclusión es la misma en todos los estudios: la educación inicial de calidad es una de las inversiones más justas e importantes que conozca el ser humano.

Nelson Mandela sostenía una tesis muy similar, aunque la expresaba en términos más poéticos: “No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad, que la forma en la que trata a sus niños”.

Heckman seleccionó aleatoriamente dos poblaciones pobres en EEUU, una de ellas recibió educación inicial de calidad y la otra no, y los siguió a lo largo de la vida. La conclusión fue abrumadora: los que tuvieron educación inicial, reprobaron menos años, alcanzaron mejores resultados académicos, mejor nivel en lectura y, como si fuera poco, fueron más sanos emocionalmente, presentaron menor agresividad y menor riesgo de adicción a las drogas. Una verdadera maestra, sabría por experiencia propia, que los niños que tienen educación inicial de calidad, logran un mayor desarrollo cognitivo, social y emocional. No obstante, esta idea se volvió un principio reconocido científicamente tan solo después de los hallazgos del premio nobel, uno de los cuales fue que, por cada dólar invertido en la educación inicial, se le ahorraría a la sociedad entre 7 y 21 dólares a mediano plazo. En sus términos: “Los remedios que se aplican tardíamente para compensar la desventaja inicial suelen ser costosos e ineficaces”.  Por eso concluye que es una de las inversiones más importantes para la sociedad.

¿Por qué pasa esto? Es relativamente sencillo de explicar: los primeros cinco años son decisivos para la construcción de la arquitectura cerebral, determinar el número de neuronas y, muy especialmente, garantizar las conexiones sinápticas entre ellas. Es el momento de mayor plasticidad del cerebro. Por tanto, también de mayor aprehendizaje. Por esta razón son muy graves el hambre y la ausencia de educación de calidad en los años iniciales pues generan deterioros irreversibles en el cerebro de los menores. Esta dramática conclusión, se ha encontrado mediante el seguimiento a múltiples programas de alimentación con niños en África: cuando el apoyo se brinda después de los 5 años, el daño causado, ya es irreversible. Esta es una noticia especialmente injusta para 821 millones de seres humanos, que aún en pleno siglo XXI, se levantan todos los días con hambre, entre ellos, el 45 por ciento de los niños en África Subsahariana. En América Latina, 63 millones de personas siguen padeciendo hambre. En los niños, esto implica deterioros cognitivos para toda la vida, generados esencialmente por la desigualdad, ya que, no es un problema de falta de alimentos, sino de la inequitativa distribución y de una política pública obsesionada, casi siempre, con garantizar los privilegios para los poderosos.

En Colombia solo el 20 por ciento de los niños menores de cinco años reciben educación inicial, la cual solo se generaliza con el llamado “año cero” o año de ingreso al colegio “grande”; y, como suele pasar en países con Estados débiles, los más perjudicados son los niños de estratos 1 y 2, ya que la educación pública a la que tienen acceso es poca y de muy baja calidad. En sentido estricto los niños más pobres que alcanzan a recibirla, van a un Hogar atendido por “madres comunitarias” y no a un centro de desarrollo infantil. La cobertura a los cuatro años es tan solo del 13 por ciento. Así mismo, el 80 por ciento de la educación inicial en el país es privada. La educación que reciben los hijos de los estratos altos, en términos generales, tiende a ser de muy buena calidad: integral, con buena formación de las maestras y centrada en el desarrollo.

Lo anterior significa que en primero de primaria ya existe una acentuada inequidad en la sociedad colombiana entre los que tuvieron buena educación inicial y los que no la recibieron, a pesar de que tenían derecho. Además, como la educación pública básica es de tan baja calidad, esta inequidad se va agravando con los años y llegamos a una triste y muy paradójica conclusión: en Colombia el sistema educativo no disminuye, sino que agrava las inequidades, es decir, ¡cumple un papel esencialmente contrario al que se le asignó cuando fue creado!

La Ley General de educación de 1994 estableció que todo niño tenía derecho a tres años de educación inicial. Hoy, 25 años después, esto sigue siendo letra muerta para millones de niños. El Estado incumple lo establecido en la ley. En términos de Mandela, diríamos que tenemos un Estado que ha revelado que tiene un alma empobrecida.

En Colombia dedicamos muy pocos recursos a la educación inicial. Hasta el momento, tan solo invertimos por niño el 14 por ciento del promedio de los países de la Ocde; en la universidad, por el contrario, la situación mejora de manera importante al garantizar al menos el 60 por ciento de lo que invierten ellos por estudiante.

¿Por qué pasa esto? También es sencillo de explicar: los menores de cinco años no salen a protestar a las calles y no votan en las elecciones, por eso no se respetan sus derechos. Los jóvenes, como si lo hacen, logran revertir las políticas públicas. Como muchos otros, hoy quiero marchar por los menores de edad en Colombia, para que el lugar al que lleguen en la sociedad, no dependa de la cuna en la que nacieron.

El próximo 27 de octubre tenemos una excelente oportunidad para elegir candidatos que de tiempo atrás hayan estado comprometidos con la educación, y muy especialmente, con la inicial. Es por ello, que quiero compartir un mensaje que escribimos conjuntamente con Jesús Abad, el periodista gráfico que, con imágenes, le mostró al país hasta conmoverlo, los horrores de la guerra y, a pesar de esto, nos renueva la esperanza cada vez que lo volvemos a escuchar. Su exposición ‘El Testigo‘, es la más visitada en la historia colombiana y, para fortuna de todos, seguirá abierta al público. Vale la pena visitarla para escuchar la voz de las víctimas, casi siempre silenciadas. El mensaje conjunto, que también lo podrían firmar miles de colombianos, es el siguiente:

Sabemos que el voto es secreto. Sin embargo, no son secretas las intenciones de algunos de hacer trizas la paz, los bosques y la calidad educativa.

Por eso, los invitamos a votar este 27 de octubre por candidatos que defiendan la paz, la educación y la naturaleza.

Un abrazo,

Jesús y Julián

¿Usted lo firmaría?

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