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“Sexo a cambio de aprobados”: la investigación de la BBC que revela los abusos en dos de las universidades más prestigiosas de África

África/Nigeria/Ghana/13-10-2019/Autor: BBC News Mundo/Fuente: www.elnacional.com

Por: BBC News Mundo

Un equipo de la BBC descubrió a través de varios testimonios y una investigación con cámara oculta los abusos sexuales que tienen lugar a puerta cerrada en los despachos de algunas de las universidades más ilustres de África occidental.

Acosar sexualmente a sus alumnas se ha convertido en una práctica habitual entre muchos profesores de algunas de las universidades más prestigiosas de África. Sin embargo, pese a que el abuso es endémico, casi nunca ha sido probado.

Un equipo del programa Africa Eye de la BBC investigó lo que ocurre a puerta cerrada en algunos despachos de la Universidad de Lagos (Nigeria) -definida como «el orgullo de la nación»- y en la Universidad de Ghana, la más antigua y grande de las cinco universidades ghanesas públicas.

Decenas de testimonios e imágenes con cámara oculta prueban el acoso sexual al que son sometidas algunas jóvenes que estudian en esos centros por parte de sus profesores, a cambio de calificaciones positivas en sus expedientes.

Las grabaciones muestran a varios catedráticos insinuándose a sus alumnas.

«¿Cuántos chicos te han dicho hoy lo guapa que eres?», «las niñas buenas como tú siempre son vulnerables» o «apaga las luces y cierra la puerta con llave, que te besaré un minuto», son algunas de las frases que utilizan para acosarlas.

La reportera Kiki Mordiquien conoce de primera mano lo devastador que puede llegar a ser el acoso sexual, fue la periodista a cargo de esta investigación.

La periodista de la BBC Kiki Mordi recibió propuestas sexuales de sus profesores.

«Cuando iba a la universidad fui acosada sexualmente«, cuenta Mordi, nacida en Port Harcourt, en el sur de Nigeria.

«Y no soy la única. El acoso sexual lleva décadas siendo un problema en África occidental».

Durante más de un año, la BBC investigó y grabó con cámara oculta lo que ocurría en el interior de la Universidad de Lagos y la Universidad de Ghana.

«Esto lleva años ocurriendo. Cada año, en cada departamento, con cada estudiante, siempre hay una historia», declaró una joven en Lagos, Nigeria, al ser interrogada al respecto.

«Nadie quiere escuchar, nadie quiere creer a las víctimas. Es una locura», explicó otra chica. «Conozco a muchas [estudiantes] que han sido acosadas y nadie hace nada».

Mordi estuvo nueve meses en Lagos investigando el asunto.

Allí habló con alumnas y exalumnas de la Universidad de Lagos, cuyos testimonios la condujeron a un catedrático de la Facultad de Artes.

PIUS UTOMI EKPEI/GETTY IMAGES
La Universidad de Lagos, en Nigeria, es una de las más prestigiosas de África occidental.

Se trataba de Boniface Igbeneghu, un exdecano que además es pastor en la sede local de la iglesia cristiana cuadrangular, un movimiento evangélico con arraigo en el país.

«Te pedía que fueras a su oficina, cerraba la puerta con llave y a veces te quería toquetear; otras, acostarse contigo», contó una exalumna sobre él. «Le gusta elegir a las estudiantes problemáticas porque sabe que son muy vulnerables«.

Varias estudiantes más declararon que Igbeneghu había abusado de ellas.

Los testimonios de varias alumnas pusieron en la mira a este hombre, un profesor de Arte que antes ocupó la silla del decano.

La BBC envió a una periodista infiltrada para que se reuniera con él personalmente.

La reportera se hizo pasar por una chica de 17 años -por debajo de la edad legal de consentimiento sexual en el país- que acababa de completar la secundaria y que buscaba ser admitida en la Universidad de Lagos, también conocida como Unilag.

Él la invitó a su despacho con la excusa de hacer varias tutorías.

Cada vez que estaba en su oficina, la periodista tenía acceso a un «botón de pánico» para que alguien del equipo de la BBC saliera en su rescate si lo necesitaba.

Poco después del primer encuentro con ella, Boniface Igbeneghu comenzó a hacerle comentarios sobre su apariencia.

Estos son extractos de aquella primera reunión.

 Siéntate. ¿Cuántos años tienes?

— 17.

— ¿17? Y pareces muy mayor. ¿No sabes que eres una chica bonita? ¿Lo sabes? No eres bonita, eres muy bonita.

Las cámaras de la BBC registraron el comportamiento abusivo de Boniface Igbeneghu.

 ¿Sabes que soy pastor [ministro cristiano]?

— Lo sé.

— Bien. ¿Sabes que tengo 50 y tantos años?

— OK.

— Lo que te sorprenderá es que incluso ahora, a mi edad, si quiero una chica de tu edad, una de 17 años, todo lo que tengo que hacer es darle cumplidos y ponerle un poco de dinero en la mano, y la consigo.

— ¿En serio?

— Sí.

Días más tarde, Igbeneghu le invitó a una segunda cita y le pidió que rezara con él.

Aquel rezo fue algo desconcertante.

Le hizo repetir las siguientes frases como parte de una «confesión» que él escuchaba sonriendo: «Acepta que tú eres mi señor y mi dios. Guíame y dirígeme por el camino correcto. Gracias, Jesús».

Después le estrechó la mano y le dijo riendo: «Bienvenida al reino de Dios. No te preocupes por la admisión. Trabajaré en ello«.

Pero antes de acabar, le interrogó sobre su vida sexual.

«¿A qué edad empezaste a conocer hombres? ¿A qué edad empezaste a tener sexo?», quiso saber. «Te garantizo que tu madre no sabrá nada de lo que hablemos aquí».

«Nada de lo que pase entre tú y yo… nadie sabrá sobre ello, ¿entendido? Así que siéntete libre».

Igbeneghu le pidió a la reportera de la BBC que rezara con él y después le hizo preguntas íntimas.

En otra reunión le habló de una sala -«la sala fría»- en la que los profesores intiman con las alumnas y «se morrean con ellas» y «les tocan los senos y todo su cuerpo».

También le dijo que el «beneficio» de aquel intercambio para las alumnas es obtener buenas notas: «Pagan por ello con su cuerpo. Ninguna cosa buena es gratis».

En citas posteriores en su despacho, le recordó que debía ser «obediente» si quería ser admitida en Unilag.

«¿Quieres que te bese?», le llega a preguntar en varias ocasiones. «Si quieres que te bese, apaga la luz, cierra la puerta con llave, te besaré un minuto. Eso es lo que hacen en la ‘sala fría’».

A continuación, apaga las luces y cierra la puerta con llave: «Es hora de experimentar la ‘sala fría’«, le dice, rogándole que se acerque a él. Ante su negativa, él se acerca a ella y comienza a tocar su pierna y abrazarla, hasta que la libera cuando le pide ir al baño.

A su regreso, se ríe: «Eres muy rígida, eres un bebé». Y le amenaza: «Te llamaré para que vengas otro día. Si no vienes, le contaré a tu mamá que me desobedeces«.

Mientras tanto en Ghana, otro equipo de la BBC trabajó en una investigación paralela.

Semanas de laboriosas entrevistas con alumnas de la Universidad de Ghana condujeron hacia Paul Kwame Butakor, de la Facultad de Educación.

De nuevo, la BBC envió a a una periodista encubierta, en este caso una estudiante de último curso interesada en hacer un máster.

Paul Kwame Butakor da clases en la Facultad de Educación de la Universidad de Ghana.

En la segunda reunión, él comenzó a piropearle:

«¿Cuántos chicos te han dicho hoy lo guapa que eres?», le dijo, preguntándole una y otra vez si podía ser su «chico secundario», que, según él, significa un «segundo novio».

«Yo puedo ser tu secundario y tú mi secundaria, aunque mi esposa está fuera del país…«, agregó. «No te meteré en problemas, en serio. No seré una distracción en tu vida. Déjame ser tu chico secundario«.

Después le ofreció unas prácticas laborales en su departamento (Educación), aunque le dijo que la fecha para las solicitudes ya había expirado.

«Déjame ser tu chico secundario. Nosotros tenemos chicas secundarias», le dijo el profesor Paul Kwame Butakor a la reportera infiltrada en Ghana.
¿Qué dicen las universidades?

Las políticas universitarias prohíben a los profesores tener relaciones sexuales con sus estudiantes cuando están en posición de tener influencia en su educación o su carrera.

Los comportamientos insinuantes son considerados mala conducta profesional.

Butakor le dijo a la BBC que niega rotundamente cualquier coqueteo con la reportera o cualquier otra estudiante, asegurando que cumple con todas las normas de la universidad relativas al acoso sexual.

También dijo que no tenía intenciones de tener citas con ella o de evitar los procedimientos regulares para asegurarle un puesto a cambio de sexo.

La Universidad de Ghana indicó que considera las acusaciones de mala conducta hacia Bukator muy preocupantes. Le explicó a la BBC que tiene una política proactiva para evitar el abuso sexual y que se compromete a erradicar el problema.

Dijo que despediría a cualquier miembro del personal contra quien se haya probado evidencia de irregularidades.

Tras la publicación en inglés de la investigación del BBC, la Universidad de Lagos anunció la suspensión de Boniface Igbeneghu.

En cuanto a Boniface Igbeneghu, no respondió a varias solicitudes de comentarios por parte de la BBC sobre las acusaciones de abusos sexuales.

Sin embargo, horas después de la publicación de esta investigación en inglés -con gran repercusión en las redes sociales- fue suspendido de su cargo por parte de la Universidad de Lagos y también expulsado de la iglesia en la que era pastor.

La Iglesia cuadrangular dijo en un comunicado que no aprueba la «conducta sexual inapropiada» de Igbeneghu.

La Universidad de Lagos, por su parte, niega haber protegido a profesores implicados en casos acoso sexual y dice que investigará más a fondo los nombres citados en el reportaje.

La entidad académica no quiso dar más explicaciones respecto a la «sala fría» de la que habló Igbeneghu frente a la cámara oculta de la BBC.

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/bbc-news-mundo/sexo-a-cambio-de-aprobados-la-investigacion-de-la-bbc-que-revela-los-abusos-en-dos-de-las-universidades-mas-prestigiosas-de-africa/?utm_medium=push&utm_source=onesignal&utm_campaign=pushtraffic

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Cinco ventajas didácticas de los audiolibros

Redacción: Observatorio de la Innovación Educativa

La lectura es la herramienta más básica para acceder al aprendizaje, la gran mayoría de los materiales didácticos se produce en textos impresos o digitales, por lo que aquellos estudiantes con problemas de lectura tienen una amplia desventaja.

Los alumnos con debilidad visual, problemas de atención, hiperactividad, o dislexia, enfrentan un reto más grande cuando sus materiales de aprendizaje son principalmente textuales.

Los audiolibros son una herramienta útil para los educandos que viven con este sesgo de aprendizaje. Representan un refuerzo que afianza el mensaje de los contenidos de texto y habilitan una lectura de comprensión más profunda que beneficia inclusive a alumnos sin problemas de aprendizaje. Si aún tienes dudas de porqué es importante considerar la inclusión de audiolibros en la lista de materiales didácticos, a continuación te compartimos cinco ventajas que brindan los audiolibros para mejorar las oportunidades de aprendizaje en el aula y fuera de esta.

Cinco ventajas didácticas de los audiolibros

1. Aumentan la exposición a las palabras y su vocabulario de una manera amigable

Los audiolibros ayudan a los estudiantes a aprender palabras sin el proceso de decodificación entre letra, sonido y comprensión de la composición que forman. Para algunos estudiantes, también es más cómodo; la primera forma de comunicación que aprendemos es la lengua hablada, es lógico que algunos estudiantes se sientan menos estresados y registren mejor las cosas que escuchan que las cosas que leen.

2. Como refuerzo, representan un estímulo doble de aprendizaje

Cuando el material didáctico es presentado en texto y audio, los alumnos cuentan con dos formas de recibir la información. Para algunos estudiantes, leer no es suficiente para formarse una idea completa de lo que están leyendo y comprenderlo al máximo. Entre más sentidos estemos usando para interactuar con determinado contenido, mejor retención y comprensión tendremos del mismo.

3. Ayudan a estudiantes con problemas de memoria

Los estudiantes que tienen problemas con las mecánicas de decodificación invierten leyendo y releyendo para retener las palabras de los contenidos escritos. La adición de un audiolibro les ayudará a recordar con más facilidad, tener las respuestas más frescas al momento de contestar un cuestionario y mejorar el proceso de comprensión a través de estos.

Al construir una memoria alrededor de la lectura se facilitan las demás tareas mecánicas para decodificar y comprender, en algunos casos incluso pueden mejorar significativamente algunos problemas de aprendizaje relacionados con la lectura.

4. Son auxiliares en las estrategias para alumnos con dislexia y debilidad visual

Los estudiantes con problemas de aprendizaje, como la dislexia o debilidad visual, tienen una curva de aprendizaje más amplia para dominar la lectura, especialmente en el proceso de decodificación. Al tener el complemento de un audiolibro que confirme palabra por palabra lo que están leyendo, los estudiantes pueden aprender cómo van escritas las palabras y este apoyo auditivo los ayuda a disminuir los síntomas de la dislexia, así como cultivar su autoestima al sentirse capaces de entender lo que leen.

5. Les ayuda a crear un sentido de aprendizaje independiente

Los audiolibros son materiales de aprendizaje que pueden llevarse a cualquier lado en un dispositivo móvil y ser usados en cualquier momento, al igual que los contenidos escritos, sin embargo, los audiolibros tienen la ventaja de que se pueden llevar varios libros o en un mismo dispositivo, lo que los hace más prácticos. Si bien es cierto que por sí solos no ofrecen el mismo potencial de retención, la repetición de los contenidos vía auditivo aumenta el nivel de recordación y les permite a los estudiantes recibir la información fuera del salón de clases, cuantas veces deseen. Gracias a esto pueden volver suya una parte importante del proceso de aprendizaje y ser independientes en el ritmo con que lo abordan.

Los audiolibros abren caminos para que el aprendizaje pueda darse por distintos medios y no solamente a través de la lectura textual, activan el uso de otros sentidos durante el proceso didáctico y aportan más dimensiones, facilitan el proceso de socialización, fomentan la empatía y ayudan a desarrollar la escucha. Por lo tanto, es recomendable para las instituciones educativas evaluar la integración de un equivalente de materiales auditivos para todos sus contenidos escritos.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ventajas-didacticas-de-los-audiolibros

 

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El dolor de escribir

Por: Carolina Vásquez Araya

Escribir no es más un desafío intelectual. Es un reto moral que me deja exhausta.

 

Cada semana busco en el abrumador escenario del caos mundial ese tema crucial, esa parte de la realidad sobre la cual debería explorar conceptos, ideas, información relevante con el propósito de llegar a formar un texto suficientemente lúcido y veraz como para compartirlo. Es un parto difícil porque son muchos los monstruos que nos rodean a diario y nos colocan ante la disyuntiva de hincarles el diente o dejarlos pasar. Pero entonces surgen las dudas y las urgencias: ¿la invasión del imperio contra pueblos indefensos; el abuso del sistema económico o el creciente fenómeno de la búsqueda de justicia y libertad? Luego, pienso en cuán relevante es el papel que nos toca en este concierto desafinado de lo mediático, en donde se cruzan los intereses diversos de nuestras sociedades ante una ciudadanía carente de los recursos para separar la paja del grano porque le han enseñado a creer en lo que leen; a dudar de lo que ven y a aceptar el discurso de los poderosos porque de ahí, de esos círculos de un bien aceitado poder, depende su trabajo y, por ende, su supervivencia.Por lo tanto, ese prurito que a veces nos hace creer en la pertinencia e importancia de nuestro pensamiento se diluye cual nube de verano al sacudir el ego y comprender, en toda su dimensión, el hecho irrebatible de que somos un elemento descartable en el juego de las grandes ligas. Un juego en donde predomina el discurso predeterminado, diseñado con el propósito de controlar la información, definir los temas prioritarios y acallar las voces independientes: ese molesto rumor de la conciencia ciudadana capaz de alterar el orden de un mundo a la medida. De ese modo, las grandes batallas como las emprendidas por la igualdad de género o el derecho al aborto, el respeto por la diversidad sexual o los derechos de los pueblos originarios, el cese de la esclavitud y de la destrucción del hábitat, pueden convertirse en un molesto -pero más o menos tolerado- ruido ambiental.

Escribir una columna de opinión es un ejercicio doloroso si la intención tras ese esfuerzo cotidiano reside en abrir una ventana a la reflexión. Al abordar un tema de actualidad y desmenuzarlo en un texto limitado por cantidad de caracteres es necesario tener muy claro el lugar que nos corresponde en este concierto: no conocemos más detalles que los permitidos; no lo sabemos todo; nuestras fuentes muchas veces tienen el agua turbia y la única herramienta confiable al alcance es nuestra fortaleza moral para elaborar un mensaje coherente, honesto y bien estructurado. Su difusión –amplia o limitada- es, finalmente, un asunto secundario.

¿Por qué esa urgencia de compartir nuestras preocupaciones ante un universo de lectores totalmente desconocido? ¿Qué nos impulsa a lanzar nuestro llamado de protesta por las aberraciones cometidas por los más poderosos contra grupos específicos y pueblos enteros alrededor del mundo pero también aquí, a nuestro lado, en nuestro entorno inmediato? ¿Es que acaso existe la posibilidad de incidir en el proceso de un cambio tan hipotético como remoto? Las inquietudes personales –porque al final de cuentas una escribe sobre sus propias batallas- van engrosando una lista interminable de actos impunes contra los cuales estrellamos las débiles lanzas de otro discurso, otra reflexión y, consecuentemente, otra frustración al comprobar cómo nuestro entorno sigue girando en la dirección equivocada. Esta digresión es solo eso: una pequeña revolución de las neuronas que todavía conservo, un vistazo breve a las dudas existenciales de esta columnista fiel.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261203&titular=el-dolor-de-escribir-

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Educación, democracia y totalitarismo

Por: Juan Pedro Viñuela Rodríguez

La universalización de la enseñanza y, sobre todo, su obligatoriedad, no es más que la universalización de la ignorancia para producir, literalmente, como mercancía, mano de obra para el sistema capitalista. La Ilustración, sin intención, ignorantemente, puso las bases de esta tropelía que convirtió el sistema educativo en un sistema de producir mano de obra para el mercado laboral. Y, eso, requería, la universalización de la ignorancia. Es decir, la transmutación de la educación en la búsqueda del saber y la conquista de la libertad por medio del conocimiento que nos hace autónomos, en universalización de la ignorancia, en el relativismo del todo vale, en el constructivismo del conocimiento… El centro de la educación ya no es el conocimiento y la libertad, siendo el maestro o el profesor, el vehículo o mero transmisor de este legado de milenios y la posibilidad de aumentar dicho legado, sino el alumno. Éste se convierte en el centro del proyecto nihilista de aprender a aprender. ¿Cómo se puede aprender a aprender si no hay unos contenidos desde los que lanzarse a ese aprender? Dela Nada, Nada sale. Es la mayor farsa educativa que se ha producido y que el sistema educativo, vigilado por políticos y el propio mercado, han hecho cumplir desde la Segunda Guerra Mundial para mantener el orden del nuevo mundo llamado socialdemocracia o estado de bienestar que no es más que el estado de ignorancia de la inmensa mayoría para ser mano de obra disponible para el mercado. Mano de obra sumisa y obediente. ¡Qué lejos nos queda el ideal de la Ilustración y aquel sapere aude (atrévete a saber por ti mismo) kantiano! El engaño ha sido perpetrado y la educación, en nombre de la democracia ha instaurado un totalitarismo en el que estamos inmersos y del que la inmensa mayoría es ignorante, se encuentra dentro de la caverna. Como nos lo dice admirablemente Sánchez Tortosa:

“La libertad ciudadana que la Ilustración soñó y que acabó siendo el reconocimiento jurídico de una ciudadanía con la que proletarizar a los sujetos productivos, materializada por la Revolución Industrial, se convirtió, en materia educativa, en una libertad escolar, también soñada, que no resultó ser sino la extensión del radio de acción del Estado sobre lo que antes quedaba al margen, medida con la que producir analfabetos por medio del sutil recurso de escolarización universalizando la ignorancia. Esta es la sentencia imparable coronada en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, y, en España, con las leyes de 1970 (Villar Palasí) y de 1990 (Logse).” Sánchez Tortosa. “El culto pedagógico”, p. 107

Dicho más llanamente. La educación es una forma de domesticación, una forma totalitaria de mantenernos en la ignorancia y disponibles para la producción, el consumo y entretenidos. De ahí la idea de educación para toda la vida. Como si eso fuese algo nuevo, como si los grandes sabios de la historia no hubiesen estado estudiando hasta su último aliento. Eso sí, no pagando «masters», que te acrediten como apto para un trabajo.

Lo grave de todo esto es que asistimos a una sociedad del cansancio, nihilista y que opta, por salir de su vacío existencial, psicológico y ontológico, por el entretenimiento. Y el entretenimiento está basado en el consumo. Y el consumo es una forma de auto devorarse. La paradoja de todo esto es que se nos enseña que estamos en sociedades democráticas, en las que hay un estado de derecho y todo es una farsa. La educación, que es el eje sobre el que debe pivotar la formación de individuos libres y, por ende, democráticos, es una forma de totalitarismo. Una forma de vehículo de transmisión de la ideología del poder, pero, no sólo del gobierno, sino del Estado. Cuando el Estado se hace cargo de la educación, es el educador del pueblo, como es el caso, estamos ante una forma de totalitarismo brutal. El estado transmite el status quo social, que en este caso es el neoliberalismo, el gobierno transmite su ideología, que no se distingue, en lo esencial, de la del Estado y de la globalizada y el mercado impone su regla de transformarlo todo en mercancía. Por tanto, estamos ante una Plutocracia, Partitocracia y Mercantilismo. Y estos sistemas de ideas totalitarias son los que rigen la educación, desde la cuna hasta la tumba, todo está controlado y el Gran Hermano nos vigila. Resulta ya un poco grosero seguir llamando a esto democracia: el poder reside en el pueblo. Pero, qué poder y qué pueblo. Todo es un baile de máscaras y hasta que no aprendamos a desenmascarar no conquistaremos nuestra libertad. Pero tenemos miedo a la libertad, porque el suelo de la libertad es el vacío. De ahí que ya señalara Kant, que no somos mayores de edad, es decir libres, por pereza y cobardía.

De modo que asistimos impertérritos a la farsa que durante años representan nuestros políticos y, sorprendentemente, les seguimos el juego y votamos. Y nos creemos el cuento de que no hay nada que hacer, que no hay alternativa y que el sistema capitalista es el único posible, como si hubiese existido siempre…y, en fin, así todo. Vivimos en una sociedad absolutamente enferma. Lo cual significa que, no sólo los dinamismos sociales están enfermos, sino los nodos de esas redes. Y esos nodos somos nosotros. Y la cura de nuestra enfermedad es salir del veneno de la ignorancia. Pero la ignorancia no es no saber, no, la ignorancia es algo mucho más profundo y hasta inmensamente peligroso. Es no saber que no se sabe. El ignorante, al no saber que no sabe se resiste a salir de su ignorancia y replica sus creencias y hasta muere y mata por ellas. Es un fanático. Los ignorantes son creados por los sistemas totalitarios. Por eso, en una educación totalitaria, se dan todas las condiciones para bloquear cualquier insurrección, porque estará vista como un atentado a la misma democracia. Se nos ha enseñado que la sociedad se basa en los valores de la democracia, pero es una enseñanza invertida, totalitaria, como hemos visto. Lo que se nos ha enseñado es a obedecer sin ser consciente de nuestra obediencia. Se nos ha enseñado a participar del sistema y construirlo y defenderlo como propio, cuando, realmente, somos sus víctimas, porque se nos ha arrebatado la libertad.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261256&titular=educaci%F3n-democracia-y-totalitarismo-

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Comunicación indígena en sociedades digitales

Por: Ollantay Itzamná

Según los exiguos registros literarios realizados por escribanos españoles, de la época colonial, nuestros abuelos que cohabitaron en Abya Yala, al momento de la invasión europea, mantenían una fluida comunicación interna y con los otros pueblos de la época. Y, no podía ser de otra manera.

Colosales estructuras civilizatorias que abarcaban inmensos territorios, incluso sin anular las diferencias culturales de los pueblos subalternizados, necesitaban de una minuciosa estrategia comunicación intercultural.

En el caso del Incario del Tawantinsuyo, que abarcaba buena parte de Sudamérica, el rol de la comunicación oficial estaba a cargo de un ejército de chaskis (jóvenes adiestrados para recorrer a trote, de forma sincronizada, todo el territorio incarial llevando consigo el mensaje oficial)

Y, así, mayas, aztecas, chibchas, nahuas, aymaras, guaraníes…. Todas estas civilizaciones tenían su sistema de comunicación interna y con otros pueblos. Los registros coloniales indican que, tanto en el mar Caribe, como en las costas del océano Pacífico, los invasores europeos encontraron embarcaciones comerciales nativos cargados de productos de intercambio. Esto, con seguridad, requirió de un alto grado de comunicación intercultural.

Comunicación indígena durante la Colonia

Con la invasión, el sistema de comunicación de nuestros abuelos sufrió un trauma profundo. Los idiomas nativos, las simbologías, los soportes de la información nativa (kipus, geroglifos, etc.) fueron destruidos y prohibidos bajo pena de muerte.

Con el tiempo, el invasor/colonizador, al no lograr comunicarse en idiomas europeos con los sobrevivientes del holocausto, se vio obligado a adiestrar comunicadores indígenas (alfabetizados, algunos de ellos) bilingües o políglotas para adoctrinar y forjar al indio colonizado, servil. Las plazas y las iglesias fueron los principales sitios de la comunicación imperativa colonial.

Durante la Colonia existió un sistema de comunicación predadora de las formas de comunicación nativa. La Colonia utilizó comunicadores indígenas para difundir, imponer y mantener sus políticas de saqueo, amparado en la voluntad del Dios desconocido.

Si antes de la invasión europea la comunicación nativa era más sensible a la diferencia cultural (intercultural), y respondía a los intereses políticos de los poderes nativos. Con la Colonia la comunicación se volvió violenta, monocultural, metalizada, y al servicio del despojo de los pueblos. Europa jamás nos a las civilizaciones nativas como portadoras del “logos”, por eso jamás nos vio como sujetos de comunicación con quién interlocutar. De allí, quizás su apuesta obsesiva por el culturisidio.

Comunicación indígena durante la República

En los dos siglos de República, la comunicación en los estados nacionales siguió siendo colonial para con los pueblos indígenas. Durante la Colonia europea aceptamos bautizarnos por la promesa de ser súbditos del Rey cristiano. Durante la República aceptamos ir a las escuelas (para aprender la civilidad moderna) porque nos prometieron la ciudadanía.

Pero, muy a pesar de este esfuerzo, seguimos siendo maltratados/saqueados como entenados de Dios y NO ciudadanos (sin derechos, sólo con obligaciones). Esto, gracias a la comunicación monocultural, etnófagica, patriarcal. Folclorista en los últimos años.

Al igual que durante la Colonia europea, en la era republicana existe comunicación indígena, incluso con comunicadores indígenas, pero al servicio de los patrones “criollos” que regentan los estados bicentenarios. Todo el esfuerzo comunicativo en la República criolla fue y es para aniquilar al “ser” indígena e implantar en cuerpos indígenas al “ser” mestizo nacional/criollo.

Durante la República, muchos de nosotros contamos con títulos académicos, incluso de periodistas, pero a mayor grado o cantidad de títulos académicos el indígena comunicador es más sumiso y útil a los intereses comunicacionales del permanente colonialismo interno que soportan nuestros pueblos.

Durante la República, los indígenas nos hemos portado “muy bien”. Incluso mucho mejor que durante la Colonia europea (muestra de eso que las repúblicas no lidiaron con rebeliones indígenas). Pero en las repúblicas nos va peor que durante la Colonia europea. Bautizados, escolarizados, titulados (no en pocos casos) pero sin tierra, sin agua, sin oportunidades, ni derechos. Sin Estado, ni ciudadanía. Eso sí con territorios saqueados, contaminados, para el desarrollo de los patrones republicanos.

Comunicación indígena en sociedades digitales

Si durante la Colonia y la República la comunicación indígena operó para enjaularnos en fronteras política, en busca de las fallidas identidades nacionales. En esta etapa de la era digital, la comunicación indígena, utilizando la tecnología moderna, debe engancharse a la Internet (mientras nos permita esta cárcel de algoritmos) para resignificar las agendas postergadas de nuestros pueblos.

La comunicación indígena, debe gastar menos energías en disputar “frecuencias” en radio y televisión, y apostarle a la Internet. Montarse en las plataformas digitales de las redes sociales, por ejemplo. El comunicador indígena, para posicionar nuestras agendas como pueblos, y avanzar hacia nuestra emancipación, no debe agotarse en el sueño de ser “radialista” tradicional, sino apostarle a ser un influencer en las redes. ¿Cuántos youtuber indígenas tenemos en y desde nuestros pueblos?

Si durante la República nos hicieron comunicadores folcloristas, bien portados, promotores de las nacionalidades republicanas, en esta era digital debemos apostar a la autenticidad como comunicadores indígenas. Esto implica conocer y dar razón de nuestros procesos de identificación con nuestros pueblos. Hacer de las agendas de lucha de los pueblos nuestras agendas de comunicación.

Para un comunicador indígena la falacia de la objetividad comunicacional occidental no debe ser un impedimento. Los indígenas, con o sin posgrados, por nuestra pertenencia a un pueblo, compartimos la condición de subalternos.

Por tanto, nuestro “logos”, nuestro mensaje, debe ser, y será, necesariamente situado. Por la restitución de nuestros territorios. Por la reconstitución de nuestras autonomías. Nunca folclorista, ni victimista. Mucho menos propagador de los intereses de las repúblicas criollas, ni del Imperio.

Nuestra agenda comunicacional ha de ser la demanda de la restitución de los territorios indígenas para el ejercicio de los autogobiernos para el Buen Vivir. Y, por el momento, esto sólo es posible si transitamos de los estados criollos hacia estados plurinacionales.

El mundo desconoce las propuestas del Buen Vivir que aún centellean en nuestros pueblos. El comunicador indígena debe ser un comunicador del y para el Buen Vivir desde su comunidad. 

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261308

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El coste mental de la carrera investigadora

Por: Víctor M. Lozano

Cuando uno se embarca en la carrera investigadora sabe que realizar el doctorado es sólo el principio de una larga y difícil travesía, en la que si todo va bien y el barco no se hunde a la mitad -que no deja de ser lo más probable en la mayoría de los casos- puede que se llegue a buen puerto y se disfrute de una plaza permanente. Este camino no es nada sencillo, una vez realizado el doctorado si se quiere dedicar a la investigación es imprescindible realizar un periodo postdoctoral. En teoría este periodo está pensado para que el investigador joven afiance una línea investigadora propia, explore otros caminos y se forme con otros grupos. Por ello, este tiempo está plagado de contratos de dos o tres años -normalmente en distintos países y sin seguridad de continuación- que se van encadenando uno tras otro para intentar conseguir alguna plaza fija. Debido a la gran competencia para conseguir una plaza, las exigencias y la presión sobre la persona que emprende la carrera investigadora son enormes. Todo lo anterior puede dañar la salud mental de los investigadores, desarrollando cuadros de ansiedad y depresión mayoritariamente. Esto a la larga es contraproducente en la actividad investigadora e incluso puede tener consecuencias fatales.

Salud mental en la investigación
A pesar de que todavía es uno de los grandes tabús, los problemas de salud mental afectan a un gran número de personas dentro de la academia. De acuerdo con un estudio realizado en Bélgica, aproximadamente la mitad de los doctorandos sufrían al menos dos síntomas asociados con problemas de salud mental y un tercio presentaba al menos cuatro. Estos síntomas eran tales como sentimiento de sobrecarga, tristeza continua, depresión, pérdida de sueño, pérdida de confianza, sentimiento de inutilidad o imposibilidad de tomar decisiones. Otro estudio de la Royal Society -éste centrado en los resultados de diferentes investigaciones acerca de la salud mental en el sector científico- se encontró que más del 40% de investigadores doctorales y postdoctorales presentaban síntomas de depresión o problemas relacionados con niveles altos de estrés. También apuntan que la mayoría de los investigadores encontraba su trabajo estresante y sufrían niveles de desgaste que eran mayores que la media de un trabajador fuera del ámbito científico. Y es que un sistema en el cual hay un porcentaje nada desdeñable de personas que sufren problemas tales como ansiedad y depresión de manera continuada es un sistema en el que sus condiciones de trabajo no son saludables -es obligado señalar que apenas contamos con muestras en el caso del estado español-. Pero, ¿qué condiciones son ésas que hacen desarrollar desórdenes mentales a los que trabajan en la academia? FACTORES DETONANTES Según el estudio de la Royal Society los factores son diversos, pero los más importantes son: altos niveles de estrés, contratos a corto plazo con limitadas oportunidades de progresión, cultura de trabajo basada en largas jornadas laborales, trabajo frecuente en festivos, presión por entregar el trabajo a tiempo y un gran riesgo de que la vida laboral desbanque a la personal. Si uno quiere mantenerse en investigación y optar a nuevos contratos, dando así el siguiente paso en su carrera científica, se tiene que enfrentar a miles de personas que en la misma situación compiten para poder optar a tales puestos. Esto conlleva a una sobreproducción de artículos científicos, alcanzando los 3 millones al año en la actualidad. Para llevar a cabo esto, el investigador, la mayoría de las veces, sacrifica su vida personal y trabaja más horas de las establecidas en su contrato de trabajo simplemente para poder sacar aquella investigación puntera que podrá impulsar su currículum. A veces, incluso se llega a las malas praxis y al falseamiento de datos para poder tener una publicación de impacto. Todo esto conduce a unos niveles de estrés enormes entre el personal investigador. Sin embargo, los más afectados son el sector más joven: los investigadores predoctorales y los postdoctorales. Estos son los que suelen llevar el peso de la investigación -son al final los que realizan los cálculos, los experimentos, etc- y, sobre todo, son los que se juegan su futuro. A pesar de que ambos tipos de investigadores sufren la misma presión y comparten factores que empeoran la salud mental, hay ligeras diferencias simplemente por la idiosincrasia de las posiciones que ocupan.

En el caso de los investigadores predoctorales, el estudio de la Royal Society destaca como factores más dañinos el poco control sobre el trabajo realizado, apoyo muy pobre o inexistente por parte de sus supervisores y sobre todo exclusión casi total en la toma de decisiones, además de los altos niveles de exigencia en el trabajo que conllevan un conflicto entre vida laboral y personal. Y es que el sector más joven en el ámbito de la investigación es el más vulnerable. Según un artículo publicado en Nature, un 41% de los estudiantes de doctorado padecen ansiedad mientras que un 39% sufre depresión siendo los factores, al ser consultados, coincidentes con los expuestos anteriormente. En la mayoría de los casos son los investigadores predoctorales los que suelen llevar el peso del trabajo en la investigación; son los encargados de realizar la acción práctica bajo la orden de su director de tesis o un investigador principal. El doctorando se esforzará al máximo con tal de sacar la investigación adelante y poder hacer méritos, aunque ello implique largas jornadas de trabajo. Esto genera una supresión paulatina de la vida social quedando en ocasiones totalmente anulada a favor de la ciencia.

Además de ello, la imposibilidad de poder tener decisión en el trabajo que se está haciendo y ver cómo las opiniones de uno son ignoradas y ninguneadas frente a las del resto del equipo puede llevar a una frustración enorme y sentimientos de inferioridad creyendo que uno no es lo suficientemente bueno para el puesto en el que está y es un fraude. Cabe destacar también que a veces la presión que sufren por parte del grupo y de manera directa por parte de sus jefes puede llegar a ser de facto casos de acoso. La mala supervisión por parte los investigadores principales no sólo puede destruir una carrera académica de un investigador predoctoral sino que puede suponer un peligro para su salud mental. Como tal lo indica el estudio de Nature, en el cual de todos aquellos doctorandos que sufren ansiedad o depresión cerca del 50% aseguran que no tienen el apoyo suficiente ni la dirección adecuada por su director de tesis y no se sienten lo suficientemente valorados.

Acerca de la etapa del doctorado, Gareth Hughes, investigador sobre el bienestar del alumnado de la universidad de Derby, comenta:

“Existe un gran interrogante alrededor de la cultura y lo que ella espera de ellos [los investigadores] (…) muchos de los académicos que han seguido esta ruta ven el sufrimiento como una medalla de honor. Hay un sentimiento general acerca de que hacer un doctorado te enferma, si lo estás haciendo correctamente. Eso es extraño”.

Es por tanto un hecho asumido que la realización de un doctorado afecta a la salud mental de quien lo hace.

El siguiente paso en la carrera investigadora, el periodo postdoctoral, no es para nada mejor. A pesar de tomar cierto control y ganar algo de independencia sobre lo que se puede investigar, factores como los altos niveles de exigencia y el conflicto entre la vida laboral y personal persisten. Unido a lo anterior hay que sumarle la concatenación de contratos cortos- 2 o 3 años de duración- que además suelen darse en diferentes países, con lo que el investigador habrá de cambiar de residencia cada poco tiempo. Esto último añadido a las largas jornadas laborales hace que sea más difícil mantener una vida social. La ausencia de ésta, en la cual se pueda tejer una red de cuidados fuerte, hace que cualquier problema relacionado con la salud mental se agudice. Y si todos estos factores no eran suficientes, hay que sumar que cada dos o tres años se ha de volver a echar solicitudes para obtener otro contrato, sin ninguna seguridad de obtenerlo y con menos probabilidades aún de conseguir un empleo estable con la incertidumbre y la inseguridad que ello implica.

Las consecuencias de todos estos factores en los investigadores en fase inicial conllevan comúnmente niveles altos de estrés, ansiedad y depresión, como han demostrado los diferentes estudios. Esto, además, juega en contra del propio investigador como comenta Hughes:

“Cuando los niveles de ansiedad aumentan, la gente se vuelve menos creativa” – dice el investigador- “No se está predispuesto a tomar riesgos, y por tanto no se toman esos saltos hacia delante que de otra manera se habrían tomado”.

Esta falta de creatividad puede crear niveles elevados de ansiedad y una bajada de la productividad. Muchos científicos deciden cortar tajantemente y dejar la academia,

“Hemos perdido a muchos investigadores que eran muy buenos académicamente simplemente porque no podían sobrevivir a la toxicidad”

-aclara Hughes. Entre los que deciden quedarse a veces se dan situaciones límite donde los problemas mentales se agravan de tal manera que acaban induciendo al suicidio. Uno de estos casos ha sido el del doctorando Huixiang Chen, el cual se suicidó debido a que su jefe le obligó a falsificar datos de un experimento y no aguantó la presión de estar engañando a la comunidad. Otro caso notorio de suicidio fue el del investigador postdoctoral Francis Dolan. Este investigador, que sufrió depresión durante toda su carrera investigadora, no aguantó la presión que le exigía cambiar de trabajo cada dos años y dejar toda su vida atrás. Su amigo Oliver Rosten denunció el suicidio de Dolan al final de un artículo de investigación, acusando directamente de la brutalidad psicológica que suponía el sistema postdoctoral y la inactividad por parte de la academia para atajar dicho problema.

¿Todas las personas son igual de propensas?
A pesar de que el sector más joven es el más vulnerable, la aparición de problemas de salud mental no afecta a todos los colectivos que lo componen de igual manera. Según revela el estudio de Nature las mujeres son más propensas a sufrir ansiedad y depresión que los hombres. Si para los hombres los porcentajes de ansiedad y depresión representan un 34% y un 35% respectivamente, en mujeres los números son 43% y 41%. En el caso de la ansiedad es casi diez puntos porcentuales mayor. Esta diferencia podría estar reflejando las desigualdades existentes en la sociedad hacia las mujeres trasladadas al ámbito científico. Otro colectivo todavía más vulnerable es el de las personas transgénero o/y no binarias. Para este colectivo, el porcentaje de personas que sufren ansiedad se eleva a un 55% y el de depresión a un 57%, ambos porcentajes bastante elevados y mayores que en el caso de las personas cisgénero. Esto es una indicación de que las opresiones sociales hacia grupos ya de por sí discriminados en la sociedad se repiten en el sector de la investigación, a los que además hay que sumar los factores producidos por el propio ámbito científico.
 
Un silencio a voces
A pesar de que toda la comunidad conoce los efectos que produce la academia en los investigadores -no hay más que leer las palabras de Hughes- la salud mental como un problema real en la academia sigue siendo tabú. Se prefiere pasar por encima de ello o correr un tupido velo antes que abordarlo. Es notable el hecho de que el artículo que escribió Rosten fuera rechazado para la publicación en diversas revistas científicas por el simple hecho de contener una denuncia contra el sistema que había provocado el suicidio de su amigo Dolan, y no por razones que conciernen a su investigación. El sistema científico y universitario no está a día de hoy capacitado -o no quiere afrontarlo para mantener el statu quo- para poder ofrecer ayuda o cualquier clase de apoyo ante el padecimiento de un problema de salud mental por parte de los investigadores. Por ello, no es raro que en el estudio de la Royal Society se encuentre que sólo un 6.7% de los investigadores que aseguraban tener un problema de salud mental lo habían comunicado a sus instituciones. La academia no es un lugar seguro y mucho menos se espera encontrar apoyo dentro de ella. Sin embargo, más y más voces afectadas se están alzando contra este silencio. Como resultado de ello, en diferentes conferencias se ha abierto un espacio en el que hablar de salud mental lo que ha llevado a que este año se celebre la primera Conferencia Internacional en Salud Mental y Bienestar de los Investigadores en Brighton, Reino Unido, un evento dedicado exclusivamente a tratar este problema. Dando visibilidad a esta situación, muchas más voces podrán no sólo alzarse, sino unirse y apoyarse de tal manera que puedan presionar a las instituciones a tomarse en serio este problema y tratar de solventarlo desde dentro. Pero no sólo las instituciones son las que deben atajar y concienciar acerca del problema. Suelen ser los investigadores sénior los responsables de perpetuar comportamientos perjudiciales y a su vez invisibilizar o ningunear los problemas que conllevan. En este sentido todo el sistema científico está funcionando como aislante del sonido que producen las voces pidiendo ayuda.
 
Discusión y soluciones
La salud mental en ciencia es, dados los números, un problema real y acuciante que parece estar lejano de solucionarse. Este problema está derivado directamente del sistema académico que funciona en universidades y centros de investigación. Para poder darle solución habría que ahondar hasta las raíces de éste y cambiar los cimientos sobre los que está construido. Dado que desde arriba no se tiene en cuenta nada más que los resultados que puedan obtener los investigadores más jóvenes, recaería en estos últimos las labores de evitar todo aquello que desestabilice su salud mental. Para ello creemos que la lucha contra este problema se debe asentar en cuatro pilares igual de importantes. El primero es una red de cuidados colectivos, mediante un grupo de confianza donde se pueda socializar el sufrimiento y organizar la lucha. Ejemplos como los grupos GAYAM de Stop Desahucios demuestran que este tipo colectivos, cuya función es la de cuidados y atención en un marco general de reivindicaciones sociales, sirven de gran ayuda ante este tipo de situaciones. En segundo lugar estaría la atención psicológica. A pesar de que el grupo pueda ayudar, es necesaria la asistencia terapéutica en casos más graves en los que se necesite un especialista. El tercer punto es un protocolo de actuación eficaz dentro de la academia para cuando un problema así se detecta. Este punto es el más difícil debido a que depende de las instituciones el que estos protocolos se lleven a cabo y sobre todo se respeten y se tengan en cuenta. Y eso nos lleva al cuarto pilar, los sindicatos. A nivel de hoy, la sindicación en el sector científico -a pesar de ser también trabajadores- es muy baja. Sin embargo, sólo mediante la actuación de estos se podrían emprender acciones para mejorar las condiciones de trabajo, se podría exigir el cumplimiento por parte de las instituciones de los protocolos y además podría fortalecer la unión de las personas que los componen reforzando las redes de cuidado y los grupos de confianza.

Así, empleando estos cuatro pilares, primero de una manera local y después global, se podría avanzar en la transformación de las condiciones que mantiene el sistema y que son perjudiciales para la salud y poco a poco modificar las bases de la cultura académica.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261307

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Potencializando el poder de las bibliotecas

Para los estudiantes universitarios, la biblioteca es más que un lugar para estudiar, es un espacio comunitario dentro del campus.

Más allá de las dificultades académicas, muchas veces los estudiantes deben aprender a balancear sus responsabilidades, su vida personal y sus finanzas. Además, deben enfrentar problemas como la falta de acceso a tecnología y otros recursos para completar sus estudios.

Aunque en la mayoría de las universidades existen distintos programas de apoyo, en ocasiones son poco accesibles debido a que los estudiantes no saben de su existencia, no tienen tiempo para ir a los departamentos a pedir ayuda o simplemente les da vergüenza ir.

En un estudio realizado por Ithaka S+R y el Northern Virginia Community College, se entrevistó a más de 10,800 estudiantes de siete colegios comunitarios para conocer sus necesidades y cuáles servicios y programas de apoyo necesitan para abordar sus desafíos y objetivos de aprendizaje.

Reinventando las bibliotecas

El estudio busca motivar a las universidades a considerar reinventar sus bibliotecas para que ofrezcan enfoques personalizados de servicios para los alumnos. De acuerdo con el estudio, los estudiantes ven en las bibliotecas no sólo un recurso de conocimiento y un lugar para estudiar, sino también como un espacio comunitario dentro del campus. Aquellas bibliotecas que sólo están enfocadas en su rol académico están desaprovechando su potencial de servir a los alumnos de manera más integral.

El uso fundamental que se le da a las bibliotecas es ser un centro de investigación y de referencia que ayude a los estudiantes a enriquecer sus objetivos. Alia Wong explica que incluso las nuevas generaciones “digitales” siguen buscando activamente los libros tradicionales, impresos en papel. Uno de los campus del Northern Virginia Community College, así como la Webster University, en Washington, reportan que el uso de recursos digitales no ha despegado tanto como se esperaba y que los recursos que normalmente están disponibles en una biblioteca siguen siendo los más populares.

Por otro lado, la biblioteca también es vista como un centro de orientación para distintos trámites que engloban la vida universitaria. No solo acuden a ella los estudiantes para hacer sus investigaciones, sino también para encontrar tutores, registrarse en distintos cursos e incluso aplicar para alguna beca que cubra el costo de la matrícula. El uso de dispositivos tecnológicos como impresoras 3D y equipo de realidad virtual, aunque forman parte importante del futuro de la educación, siguen estando por debajo del uso de libros fìsicos y la búsqueda de una buena conexión a internet, explica Wong.

Las bibliotecas tienen el potencial de impactar directamente al éxito estudiantil pero esto muchas veces se pierde cuando la administración no visualiza su contribución en la vida del alumno y no se percata de más que un repositorio de libros, es un centro de orientación.

Según el estudio de Ithaka S+R, la biblioteca podría volverse un punto de contacto para apoyar a los alumnos durante toda su vida universitaria, desde inscripción a clases, solicitud de ayuda financiera, tutorías, entre otros.  Para hacerlo posible, se necesita equipar este espacio con recursos suficientes como programas de apoyo, tecnología, personal de ayuda y trabajadores sociales, lo que puede resultar complicado para algunas instituciones, ya que una adaptación de este tipo representa una reestructuración del campus y, en ocasiones, se requiere reasignar y reubicar a varios departamentos a la biblioteca, además del costo que esto podría representar.

El 75 % de los estudiantes que contestaron la encuesta, señalaron que valorarían mucho contar con todas las herramientas mencionadas en un solo lugar.  Las siete instituciones que participaron en el estudio decidieron comprometerse y colaborar de manera interdisciplinaria para centrar los servicios en sus bibliotecas basándose en los resultados de las necesidades principales de sus estudiantes. Por su parte, Ithaka S+R y el Northern Virginia Community College estarán vigilando atentamente la reinvención de las bibliotecas participantes para poder medir su impacto y reportar los datos en un próximo informe.

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