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En educación, tenemos varias deudas pendientes

Por: Víctor Volman.

La educación argentina está peor o mejor que hace 20 años? ¿Hay más chicos en la escuela? ¿Están escolarizados pero abandonan? ¿Cuántos alumnos hay por cargo docente? ¿La situación es igual en todas las provincias? ¿Cuánto se invierte en educación? ¿Mejoraron los resultados de aprendizaje?

Las anteriores son solo algunas de las preguntas que se pueden responder en el informe El estado de la educación en la Argentina, elaborado por el Observatorio Argentinos por la Educación. Junto a Nicolás Buchbinder y Axel McCallum analizamos la educación argentina en base a más de 20 años de estadísticas educativas. Como en otros campos, no existe un indicador que sintetice el estado de la educación.

A nivel individual, un chequeo de rutina de salud incluye una decena de indicadores. A nivel macro, la revisión de la economía de un país requiere, entre otros, datos sobre situación fiscal, productiva, laboral, de distribución del ingreso, del sector externo.

En este informe, mostramos la evolución de la educación argentina a partir de cinco aspectos: El acceso, es decir, la posibilidad de los chicos de ir a la escuela Las trayectorias escolares Los docentes La inversión en educación Los resultados en pruebas de aprendizaje. Encontramos avances y desafíos. Con respecto a los avances, los datos nos muestran que hay más chicos en la escuela.

Entre 1996 y 2018 la cantidad de estudiantes se incrementó casi en un millón en el jardín de infantes y más de un millón en el nivel secundario. Hace décadas que el país cuenta con una cobertura prácticamente universal en primaria. En 1998, en el jardín de infantes, la mitad de los chicos de entre tres y cinco años asistía al nivel.

Los datos más recientes muestran que el país mejoró 20 puntos en 20 años. En 1998, tres de cada cuatro adolescentes en edad de ir a la secundaria estaban escolarizados en ese nivel. Veinte años más tarde son nueve de cada diez. Así cayó la inversión en educación en Argentina Un segundo avance se observa en cierta mejora en las trayectorias escolares: en base a una estimación de cohortes teóricas, en el nivel secundario, de cada 100 estudiantes que en el año 2007 se encontraban en el primer año de la secundaria en la edad correspondiente vemos que, seis años después, había 53 en el último año del nivel.

Si miramos los datos de la cohorte 2013-2018, el número subió a 64. Eso, si miramos el vaso medio lleno. El vaso medio vacío nos muestra que hay 36 que se quedan en el camino. Con respecto a los desafíos, si bien a lo largo del período el país ha incrementado los recursos destinados a la educación medidos como porcentaje del PBI, se observa disparidad en la asignación de los recursos, tanto al mirar la cantidad de alumnos por cargo docente como en la inversión por alumno en el sector estatal.

Por último, vemos resultados de aprendizaje que, de acuerdo a las pruebas estandarizadas Aprender, son bajos y desiguales. Por ejemplo, los resultados de la prueba de matemática en el último año del nivel secundario muestran que solo uno de cada 100 estudiantes de nivel socioeconómico bajo logra el mejor nivel de desempeño.

En el nivel socioeconómico alto la situación también es desafiante: 12 de cada 100 estudiantes logran el mejor nivel de desempeño. ¿Es la educación pública una prioridad en la Argentina? En las dimensiones analizadas el país ha dado varios pasos importantes en cuanto a cobertura y logró cierta mejora en las trayectorias escolares. Todavía persisten desafíos en relación con la equidad, la finalización a tiempo de la secundaria, la asignación de los recursos y los resultados de pruebas de aprendizaje.

 

Fuente del artículo: https://www.perfil.com/noticias/ideas/en-educacion-tenemos-varias-deudas-pendientes-victor-volman-opinion.phtml

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Candidatos: ¿y la viabilidad de las propuestas de política educativa?

Por: Ángel Pérez Martínez.

Quienes están en campaña para alcaldías, gobernaciones y corporaciones elaboran y realizan toda clase de propuestas en materia de Educación. ¿Quién analiza la viabilidad y los recursos? Las necesidades en educación son tantas, que cualquier oferta populista de los políticos suena bien, sin importar prioridades, efectos, costos ni la financiación de largo plazo.

Del lado del elector, la educación importa poco, según las encuestas preelectorales. Los principales problemas que les preocupan a los colombianos son: seguridad, empleo, corrupción, violencia y por allá en el quinto o sexto puesto aparece educación. Los estratos 4, 5 y 6, a quienes con seguridad les interesan las condiciones en las que estudian los niños y los jóvenes y, sobre todo, la calidad de la educación, resuelven el problema pagando por este servicio, para sus hijos, en colegios privados que, además, pueden seleccionar.

Los electores más pobres oyen las propuestas de política pública educativa de acuerdo con sus necesidades, sin grandes expectativas. En el entorno de los colegios oficiales se modificó la extraordinaria frase: “a mi hijo no le dejo riqueza, pero le dejo educación”, ahora se oye decir: “da igual ser bachiller o no”, o esta: el muchacho obtuvo su título, es profesional, pero su trabajo sigue igual: mensajero o rappitendero, por ejemplo.

En el caso de los padres de familia más jóvenes, las propuestas para incrementar la matrícula en educación preescolar se ajustan a sus penurias: ¿dónde conseguir jardín infantil privado? y, además, tener con qué pagarlo. De igual manera, la oferta electoral mejora cuando les ofrecen a las familias construcción de nuevos colegios, alimentación, transporte, bilingüismo y hasta uniformes para este nivel educativo. Dato: para universalizar los 3 grados de prescolar se requiere crear y financiar cerca de 1‘500.000 cupos; en el país los niños pobres no asisten al preescolar de dos o tres grados, como manda la Ley 115 de 1994.

Cuarenta años del estatuto 2277, o el inicio de la profesionalización de la carrera docente en Colombia
Para los padres con hijos adolescentes, nada mejor que candidatos que ofrecen jornada única (la escuela como guardería). La jornada única parece servir para todo, para incrementar permanencia, disminuir la tasa de deserción escolar (alta entre los grados sexto a décimo), evitar que los estudiantes consuman drogas. O, para mejorar la calidad se proponen colegios oficiales bilingües, donde, además, se trabaje en artes y cultura. La jornada única se presenta como la panacea donde se incrementarán resultados en pruebas SABER 11, por fin sus hijos pasarán a la universidad, sostienen. De nuevo suena bien, pero ¿cuánto van a poner gobernadores y alcaldes? La jornada única incrementa el valor de la canasta educativa en un 20% o más; ¿cuántos maestros adicionales se necesitan y con qué recursos se van a financiar? ¿Cuántos colegios nuevos? y ¿la alimentación qué?, para solo mencionar unos de los sobrecostos de la jornada única.

A los padres con hijos en educación media o bachilleres sin educación superior, nada les suena mejor que la oferta de cupos, por montones, que se están ofreciendo en universidades, sí en universidades. Formación en centros técnicos o tecnológicos no se plantea, la tribuna no aplaude, esa es una educación de segunda, con baja valoración social. Varios grupos políticos llegan hasta a advertir: “peligro: la educación técnica o tecnológica es educación para formar obreros y hace parte de las demandas del mercado de trabajo”. Eso no es bueno; así que vamos con toda: todos universitarios y profesionales, el paraíso y el cielo a dos manos, diría mi abuela. Además, acá hay una ganancia electoral, cuando se ofrecen nuevos cupos en preescolar, los niños entre 3 y 5 años no votan (¿a ellos quién los defiende?), en cambio, sí el ¡buen candidato! propone universalizar la matrícula en la educación superior en universidades, los jóvenes entre 18 y 24 años, a lo mejor votan.

También existen candidatos que proponen educación a distancia o virtual, no en miles, en cientos de miles, claro se olvidan de que se requieren buenas conexiones a internet, computadores, programas, diseñadores y profesores expertos e idóneos, para que desde el otro lado del computador estén soportando al estudiante. Tampoco tienen en cuenta que los países que cuentan con educación a distancia o virtual, como en Europa, lo primero que hicieron fue garantizar una educación básica y media de calidad, con jóvenes lectores (más de 20 libros por año), con comprensión de lectura, sentido crítico frente a lo que leen y, sobre todo, con una pasión y cultura del esfuerzo por estudiar, que nuestros jóvenes lamentablemente no tienen, pero la educación virtual o a distancia es barata y se pueden entregar diplomas por montones.

¿Por qué amenazan y callan a los maestros oficiales?
En esta feria electoral, donde se ofrece de todo en educación y para todos los gustos, retomo a la experta y exministra de educación de Ecuador, Rosa María Torres, a quien le preguntaron a través de su cuenta de Twitter: ¿qué tan útil es la investigación educativa para la definición de políticas? Ella contestó: a) hay mucho conocimiento desaprovechado, sobre el cual no se actúa; b) hay cuestiones claves del cambio educativo que ya sabemos y no requieren investigación; c) hay un largo historial de desencuentro entre investigación y políticas.

Por brevedad solo me detengo en tres temas de política educativa que considero prioritarios, a partir de lo que sabemos:

Diversos estudios, empezando por los del premio Nobel James Hekman, demostraron que no hay mejor inversión del Estado que la realizada en la educación inicial, ahí arranca todo: la calidad de la educación; a futuro menor deserción y repitencia; permanencia hasta la educación superior; el fortalecimiento de la economía y, sobre todo, menos criminalidad cuando esos niños llegan a la adolescencia. Señores candidatos: mesura, por favor, ponderar en qué nivel educativo deben priorizan los recursos de las entidades territoriales para educación: ¿en preescolar o educación superior?
Otros estudios, entre ellos el de la Fundación Compartir, Tras la excelencia docente, demostraron que los docentes son el soporte y el fundamento de la calidad de la educación, de manera especial de los niños más pobres, por este motivo los países hoy se preocupan por formar a los docentes y por su bienestar. En este caso los candidatos a alcaldías y gobernaciones no proponen recursos adicionales para invertir en las facultades de educación regionales, con el propósito de mejorar la formación en pregrado y en postgrados, tampoco existen programas para acompañar la formación y las prácticas escolares en el aula o la formación en la institución escolar.
Por último, existe evidencia de que las condiciones en las que estudian los niños (infraestructura, dotaciones, áreas recreativas) y su bienestar (alimentación, transporte, acceso a útiles escolares), el clima escolar y la participación e involucramiento de los padres en el proceso educativo son inherentes y fundamentales para lograr la calidad de la educación.
Demagogia: Propuesta de crear 250.000 cupos en la Universidad Distrital en cuatro años
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Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/candidatos-y-la-viabilidad-de-las-propuestas-de-politica-educativa-por-angel-perez-martinez/277358

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Huachicol educativo

Por: Fabiola Guarneros.

 

La merma en la calidad de la educación pública no es un asunto nuevo. El abandono de los planteles educativos y de las Normales ha sido evidente por años. La venta de plazas, el cobro por interinatos o permutas, el acoso laboral y los abusos sindicales han sido prácticas denunciadas hasta el cansancio. Pero en los sótanos del sistema educativo hay más podredumbre.

“No imaginamos encontrar la educación pública en un estado realmente de emergencia”, declaró el secretario Esteban Moctezuma durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, el pasado 3 de octubre.

¿Qué han encontrado? Corrupción. Que hubo transferencias de recursos de la pasada administración federal a gobiernos estatales para mantener privilegios de líderes sindicales y pagar plazas que se otorgaron de manera directa y al margen de la ley.

En Michoacán, por ejemplo, encontraron 3 mil 800 plazas de honorarios que pagaba el gobierno federal. La Secretaría de Educación Pública transfería recursos al gobierno estatal para que contratara a los normalistas fuera de cualquier tipo de evaluación de ingreso, de lo que establecía la ley.

“Esto lo vimos desde diciembre del año pasado, lo tuvimos que resolver porque nos decía el estado de Michoacán que le faltaban cuatro mil millones de pesos de presupuesto, cuando en realidad todo estaba ya entregado, y lo que se descubrió es que ese dinero se daba de una manera alterna”, les dijo el secretario de Educación a los diputados.

A esas transferencias soterradas, que no sólo ocurrían con Michoacán, Esteban Moctezuma les ha llamado “el huachicol educativo”, porque por los sótanos de la administración federal y estatal corrían tuberías de simulación y se ordeñaban recursos públicos.

En el Presupuesto de Egresos 2017 ubicaron una partida por dos mil millones de pesos que, según el secretario Moctezuma, se desviaron para propaganda, medios de comunicación y publicidad.

Y estos hallazgos son sólo la punta del iceberg porque habrá que revisar las tuberías que corren por los sótanos de los gobiernos locales y las secciones sindicales para ver de qué tamaño es el boquete y la magnitud de la ordeña de los recursos públicos.

Hay carencias en infraestructura y materiales didácticos, limitaciones pedagógicas, programas y técnicas de estudio anquilosadas tanto para la formación de los docentes como de los alumnos, recortes presupuestales, abandono de escuelas multigrado o que están en zonas rurales e indígenas, y, ¿qué hay de la calidad educativa y el entorno social en los bachilleres, Conalep y CETIS?

Claro que la educación en México está en un estado de emergencia y todos estos síntomas los viven los profesores, los maestros de grupo (no los líderes de la CNTE) que han sido estigmatizados, tratados de manera injusta por autoridades educativas, líderes sindicales y padres de familia.

Durante toda esta discusión de la Reforma Educativa —que incluye el periodo de Enrique Peña Nieto— se sembró el descontento y el desánimo entre muy buena parte del magisterio.

“Esto no es una opinión. Es un hecho registrado en las palabras del entonces secretario de Educación, Emilio Chuayffet, que en el año 2013 dijo que el principal hallazgo que dio la consulta educativa nacional que condujo, fue que las maestras y los maestros estaban enojados, sentidos y deprimidos, por el maltrato recibido por parte de la sociedad mexicana”, precisó Esteban Moctezuma desde la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde escuchó los reclamos de los legisladores de la oposición por haber cedido a los chantajes de la CNTE en el diseño de la leyes secundarias.

En el diagnóstico de estado de emergencia encontraron, también, un sistema educativo fragmentado, donde cada nivel velaba por sí mismo, “por ejemplo, la educación superior no tiene nada que ver con media superior y la media con la básica (…) Sí, se quejan en educación superior, que los jóvenes llegan sin saber matemáticas, pero no aportan nada para que no lleguen así”, les dijo el secretario a los legisladores con dedicatoria para las universidades.

El próximo año, en febrero, conoceremos la propuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para ese nivel escolar, pues presentarán La Ley de Educación Superior.

El diagnóstico ya está, el nuevo modelo educativo y su marco legal fueron aprobados, pero los alumnos de este país los están esperando. Es hora de actuar, ya no hay pretextos.

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/fabiola-guarneros-saavedra/huachicol-educativo/1340245

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Recursos para educación

Por: Roberto Moreno Godoy.

Hace dos décadas atrás surgió la Gran Campaña Nacional por la Educación, en respuesta a un llamado que hicieron líderes de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, Asies, a representantes de distintas organizaciones y grupos de la sociedad. El planteamiento era claro y directo: ninguna nación logra un desarrollo sostenible sin destinar más recursos a la educación. Pronto muchos se sumaron para reclamar un mayor presupuesto para este sector, así como mejor calidad de gasto, que permitiera que más niños y jóvenes tuvieran acceso a una educación pertinente y de calidad. El análisis evidenciaba que nos encontrábamos entre los países que invertían menos en educación. En ese entonces el presupuesto de educación se aproximaba a dos mil millones de quetzales.

El proyecto del presupuesto de ingresos y egresos para el 2020 presentado por el Ministerio de Finanzas Públicas se situó en Q91 mil 900 millones, de los cuales dos terceras partes financiarán gastos de funcionamiento. Cerca de una quinta parte del monto propuesto ha sido solicitado para el Ministerio de Educación (Mineduc), por un monto de Q17 mil 771.5 millones. De hecho, aparte de las obligaciones del Estado y del pago de la deuda pública, es la dependencia que más incremento tendría en comparación al presupuesto vigente. Unos mil millones más para educación, de los cuales buena parte se destinarán a cubrir alimentación escolar y compromisos asociados con el pacto colectivo. Poco irá para financiar nuevas cosas. Esto indica que, de ser aprobada la asignación planteada por el Congreso de la República, el Mineduc recibirá el próximo año entre siete y ocho veces más recursos de los que tenía en 1999. Aunque expresado como porcentaje del PIB esto sigue siendo bajo en relación a otros países de Latinoamérica, es importante reconocer un relevante crecimiento de presupuesto para educación.

Ahora bien, aunque hay ajustes que hacer en función de los datos proporcionados por el censo, es claro que los indicadores no reflejan este aumento sustantivo en recursos. Las tasas de cobertura siguen siendo bajas y los resultados de calidad son débiles. Muchos de los fondos han ido a financiar aumentos salariales y otros gastos de funcionamiento, y relativamente poco ha ido para inversión y para fortalecer la calidad de las intervenciones. Esto amerita una reflexión profunda, pues disponiéndose de recursos muy limitados, que incluso nos fuerzan a asumir un mayor endeudamiento, debiésemos invertir el presupuesto en aquellos programas que traigan más beneficio y que sean más efectivos. No dejemos de insistir en ello. Debemos apostar a la educación como fuente de desarrollo y demandar que los recursos sean bien aprovechados. Se enfrenta el enorme reto de asumir decisiones difíciles, asegurando que los escasos recursos generen el mayor impacto posible. Corresponde a las autoridades electas ejercer un liderazgo efectivo para lograr un buen planteamiento, que conjugue una adecuada asignación para la educación con una buena calidad de gasto. Habría necesidad de colocar fondos en aquellas estrategias que brinden acceso a una educación de calidad, que haga la diferencia en los aprendizajes de los estudiantes.

Fuente del artículo: https://elperiodico.com.gt/nacion/2019/10/04/sala-confirma-sentencia-de-13-anos-a-lopez-bonilla/

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Cinco medidas para atajar el abandono escolar (propuestas por los profesores)

Por: Ignacio Zafra. 

Los docentes plantean soluciones en el Foro de Educación de EL PAÍS

España es el país de la Unión Europea con una mayor tasa de abandono escolar temprano: el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que como mucho terminó la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y no está estudiando. En España alcanza el 17,9% (el 7% del total de jóvenes de esas edades ni siquiera tiene la ESO), mientras la media de la UE está en el 11,9%.

Los jóvenes que dejan las aulas lo hacen básicamente para encontrar trabajo, según concluye una investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) elaborada por Lorenzo Serrano, Ángel Soler y Laura Hernández. Pero es una decisión contraproducente: el abandono temprano implica para los jóvenes menos posibilidades de encontrar empleo, y tener que conformarse con trabajos menos estables y peor pagados. El abandono es cuatro veces y media más frecuente entre quienes no terminaron la ESO. Afecta más a los hijos de emigrantes. Y se reduce cuanta mayor formación y recursos económicos tienen los progenitores. El estudio del IVIE reflejó que la tasa de abandono de los alumnos de hogares que llegaban a fin de mes «con mucha facilidad» era del 7%. Entre los que llegaban a fin de mes «con mucha dificultad» se disparaba al 44,5%.

El Foro de Educación de EL PAÍS ha planteado esta semana a la comunidad educativa la pregunta: ¿Por qué es España líder en abandono escolar y cómo hay que afrontarlo? Estas son las cinco medidas que más apoyo han recibido, al margen de la de aumentar la inversión pública en educación, que es una idea común en casi todos las respuestas.

UN ABISMO ENTRE TERRITORIOS

Existen grandes diferencias. Por sexos: entre los hombres alcanza el 21,7% y entre las mujeres, el 14%. Y por comunidades: dos cumplen el objetivo de situarse por debajo del 10% propuesto por la Comisión Europea para 2020; País Vasco (6,9%) y Cantabria (9,8%). Y otras cinco alcanzan el objetivo específico que la UE ha puesto a España, bajar del 15%: Navarra, Asturias, Castilla y León, Galicia y Madrid. En el extremo negativo se sitúan Baleares (24,4%) y Andalucía (21,9).

El problema viene de lejos: la tasa española alcanzaba el 30,9% en 2002. Y está ligado al ciclo económico: tradicionalmente, cuando las cosas van bien y hay más posibilidad de encontrar un empleo, el abandono escolar temprano aumenta, y a la inversa, según concluyó un exhaustivo estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) publicado en 2014 que le había encargado el Ministerio de Educación. La reducción experimentada en los últimos tres años, menos intensa que los anteriores, así lo refleja.

1. Reforzar las primeras etapas

Muchos profesores, como Raúl Moreno, de El Puerto de Santa María (Cádiz), creen que aunque se materialice en la adolescencia, las bases del abandono escolar se sientan mucho antes, en Primaria, aunque físicamente los alumnos sigan yendo a clase, y piden por ello reforzar esta etapa. Eduardo Ferrer Grima, que fue durante 28 años profesor director del colegio Arturo Soria de Madrid, cree además, que la educación obligatoria debería adelantarse a los tres años, en línea con los estudios que apuntan a la influencia que haber cursado esta etapa tiene en el éxito académico posterior.

2. Aumentar las becas en enseñanzas no universitarias

El primer motivo por el que los alumnos abandonan de forma temprana los estudios es el de conseguir un empleo. Y lo hacen en mucha mayor proporción los alumnos de hogares pobres. Para reducir la tasa, razonan Pedro Badía y Alonso Gutiérrez, de la Secretaría de Política Educativa de Comisiones Obreras, sería muy útil aumentara las becas y ayudas económicas en las enseñanzas no universitarias.

3. Más Formación Profesional

Son mayoría las voces que consideran que la batalla contra el abandono temprano debe ganarse en la Formación Profesional, la enseñanza que consideran más atractiva para el alumnado que ahora deja los estudios. «Faltan centros de FP y falta orientar a los alumnos hacia esta rama de la educación que tan buenos resultados está dando», señala María Teresa Parla, profesora de Electrónica en Madrid. La docente recuerda que solo el 12% de los jóvenes de 15 a 19 años cursan FP frente al 25% de media en la OCDE. Varios profesores reclaman, además, más FP dual, en la que los alumnos compaginen las clases con trabajo remunerado en empresas.

4. Bajar las ratios

La reducción del número de alumnos por aula es considerada por docentes, orientadores y padres una necesidad para poder ofrecer una educación más personalizada que con frecuencia queda enmascarada por la estadística. En España hay, de promedio, 14 estudiantes por aula, pero Beatriz Alonso, profesora de Secundaria en A Coruña, apunta: «En la España vacía hay muchos centros educativos con muy poco alumnado. Sin embargo, la realidad es que en otros lugares hay otros muchos con las clases hasta los topes». Anton Castro, profesor de FP en la misma ciudad, añade: «Cada año entran 22 adolescentes en mi taller a los que puedo atender tres minutos por hora. Ese es un gran problema. Antes de la LOMCE la ratio era de 15, por lo que tenía cuatro minutos por hora, era poco, pero ahora es peor».

5. Potenciar los equipos de orientación escolar

Parte de las respuestas opinan que el abandono se reduciría con mejores equipos de orientación, que en muchos centros corre ahora a cargo de profesionales con centenares de alumnos a su cargo. «Los equipos de orientación apenas pueden diagnosticar, y no tienen recursos para tratar a los alumnos con necesidades educativas», afirma David González, orientador en Madrid. González considera que, debido a esas carencias se produce «un sobrediagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y un infradiagnóstico de trastornos de lectura, cálculo y dislexia».

Fuente de la reseña: https://elpais.com/sociedad/2019/10/04/actualidad/1570204493_705336.html

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La educación pública andaluza en estado crítico

Por: Pura Sánchez. 

La educación pública andaluza está seriamente enferma. Gravemente aquejada de una enfermedad que,de forma global, podríamos llamar neoliberalismo. Por la aplicación de esta doctrina política y económica, la educación pública se ha infrafinanciado habitualmente; se ha ninguneado a su profesorado, reduciéndolo a mero recurso humano; se ha aumentado la jerarquización de los centros educativos, imponiendo los criterios de rentabilidad y productividad en su gestión; se han considerado a las familias y al alumnado clientela, en lugar de demandantes del derecho a la educación; se han convertido las instituciones educativas, desde la educación infantil hasta la universidad, en instrumentos para la conformación de una sociedad, la andaluza, cada vez más subalternizada y dependiente, por lo que se ha venido preparando a conciencia al alumnado para ser mano de obra barata y precaria, según las necesidades del proceso globalizador en el que se nos ha adjudicado al pueblo andaluz el papel de ser los camareros de Europa y los gendarmes de su frontera sur.

El diseño neoliberal antes citado, ejecutado con éxito por la LOE y la LEA, HA experimentaDO un avance con la llamada Ley Wert, la LOMCE, que no ha tenido necesidad sino de reformar algunos aspectos de las citadas leyes pesoístas. Este avance coincide, no por casualidad, con un recorte drástico de la financiación, con un despido masivo del profesorado interino y un aumento insoportable tanto de las ratios como de la jerarquización interna de los centros, en detrimento de la ya escasa participación y organización democrática de los mismos.

Ya configurada la educación como un eficaz instrumento al servicio de la segregación social y la profundización de las desigualdades, a la educación pública se asigna el papel de instruir y adiestrar a los hijos de las depauperadas clases medias y de la fragmentada clase obrera, todas ellas convertidas cada vez más en precariado, mientras la educación privada y privada concertada se reserva el de formar a las élites. Así, la educación privada concertada quedará intocada por los recortes presupuestarios, gracias a la cobertura legal de ser considerada educación “sostenida con fondos públicos” y justificado su mantenimiento por la defensa de un inexistente derecho de las familias a elegir el tipo de educación para sus hijos, “derecho” que debe ser generosamente financiado por la administración pública y que supone un instrumento más de desvío de renta de las clases más necesitadas de recursos a las menos necesitadas. Una maniobra extractivista más de la economía neoliberal.

Al análisis del contexto global, es necesario añadir un análisis de la situación concreta que va a sufrir la comunidad educativa este septiembre en Andalucía, conjugando tanto elementos cuantitativos como cualitativos. Ha llegado la era Imbroda y el actual Consejero de Educación de Andalucía se perfila como un buen aprendiz y claro continuador de las políticas educativas del PSOE. Como buen discípulo, no solo pretende emular a sus maestros, sino, llegado el caso, superarlos, tanto en la reducción de unidades como en la eliminación, en la práctica, de la autonomía de los centros.

Los datos sobre la pérdida de unidades en la educación pública no ofrecen dudas sobre las verdaderas intenciones, tanto de la administración pesoísta como de la actual administración PP-C´s. Si en el curso pasado el gobierno pesoísta recortó 487 unidades (165 de Infantil y 322 de Primaria), el actual gobierno PP-C´s recortará 413 unidades este curso. Lo que viene a incidir en las 1000 aulas públicas recortadas en Andalucía desde 2011, con gobiernos pesoístas, cuyos desmemoriados responsables claman ahora en términos apocalípticos contra los recortes ejecutados por sus socios de gobierno hasta ayer mismo. Como se evidencia, ambas administraciones reman en la misma dirección. Hasta esgrimen el mismo argumento demográfico, para justificar el vapuleo que viene sufriendo la educación pública desde hace más de una década. Al parecer, el descenso demográfico solo afecta a esta y no a la privada concertada, que no ha dejado de crecer, siempre en zonas urbanas poco marginales y conflictivas. Justamente allí donde es un pujante negocio.

Pero no se trata solo del número de unidades suprimidas, mientras se dejan intocadas las altas e ilegales ratios, y de las evidentes consecuencias negativas para las condiciones laborales y profesionales del profesorado andaluz, sino también de analizar otro elemento, este cualitativo, que tiene que ver con la pavorosa pérdida de autonomía de los centros.

Viene de lejos la invocación de la autonomía de los centros educativos. Hay normativa legal que la avala y hay razones pedagógicas que la aconsejan. Incluso la poco recomendable OCDE la recomienda. Se trata de un rasgo que, al parecer, encierra en sí mismo grandes bondades y cuando se ha legislado sobre ella, en tiempos del PSOE en los gobiernos de la Junta de Andalucía, nada pareció que debiera causar recelo entre la comunidad educativa. Al menos, sobre el papel. El problema surge, sin embargo, cuando se desciende a analizar la realidad.

Ya los pesoístas pervirtieron el concepto con los ROFs, reglamentos de organización y funcionamiento de los centros; después, en tiempos de recortes, la administración educativa ha invocado la autonomía para que cada centro gestionara las sustituciones del profesorado, obligando a los equipos directivos a gestionar en realidad la miseria de los cupos horarios impuestos por la Administración y culpabilizándolos cuando no se cubrían las bajas del profesorado, o se cubrían tarde; más tarde, invocando también la autonomía, obligaron a los centros de Educación Primaria a decidir el horario de la asignatura de Religión y a los centros de Educación Secundaria a gestionar los horarios lectivos y no lectivos con criterios rayanos en la ilegalidad.

La ley Wert, intocada por el gobierno socialista de Pedro Sánchez a pesar de haberse comprometido a ello, ha supuesto una fuerte recentralización de la educación; se recentralizaron los currículos y se eliminaron las pocas atribuciones que les quedaban a los Consejos Escolares y los claustros, reduciéndolos a meros órganos consultivos, mientras se otorgaba “autonomía” a la dirección del centro, que pasaba a ser así la cúspide de una organización piramidal, donde la democracia y la participación brillan por su ausencia.

Pues bien, de la quema de la ley Wert en cuanto al principio de autonomía, habían logrado salvarse, hasta ahora, unas horas semanales, llamadas de libre disposición autonómica. Pero, en esta etapa imbrodiana, justamente esas horas son las que se intentan hacer desaparecer, sirviéndose de unas instrucciones, que vienen a modificar normativa de rango superior, una ilegalidad evidente hasta para un estudiante de primero de Derecho. ¿Cómo? Adjudicando, en la Educación Primaria, a costa de las horas de libre disposición autonómica, un horario a la asignatura de Religión que supone un aumento de la carga horaria en un 166%, en los tres últimos cursos; reduciendo a cero las horas dedicadas a la acción tutorial, lo que representará un grave problema, en centros sin orientador/a y con EOEs sobrepasados; aumentando la carga horaria en Inglés y Educación Física y creando una ¿nueva? disciplina: la oratoria. (Quizás esto último se le haya ocurrido al perspicaz consejero, escuchando las comparecencias públicas del consejero de Sanidad…)

Y todo ello porque ni a la administración pesoísta ni a la imbrodiana les interesan unos centros educativos regidos por el principio de autonomía, es decir, una institución escolar asentada en los pilares de la participación, la democracia interna y la soberanía pedagógica, que acoja una comunidad educativa organizada de forma horizontal, donde cada elemento tenga su papel y lo ejerza de forma colaborativa.

La soberanía pedagógica tiene sus requerimientos: debe partir de un conocimiento profundo y posicionado de la realidad social y cultural del entorno en el que se ubica el centro, debe seleccionar los saberes más relevantes para esa comunidad, debe acordar sus prácticas metodológicas. Para ello, se necesita una organización radicalmente democrática de los centros de enseñanza, no jerárquica, no vertical, que propicie la participación. Y es fundamental un profesorado formado en este concepto de institución escolar, que comprenda que la soberanía pedagógica no supone trabajar sin red, sino justamente construir una red que lo haga sentirse seguro y feliz en el desarrollo de su labor docente. Tal vez así los problemas, llamados de disciplina, se redujeran, la desconfianza mutua entre profesorado y familias despareciera, la jerarquización laboral y profesional del profesorado, tan irracional, tan innecesaria, se viera como un estorbo para el trabajo colaborativo. Y la institución escolar salvaría la enorme contradicción de querer inculcar valores que ella, como institución, no practica.

La educación pública andaluza está gravemente afectada, pues, de inanición financiera y de autoritarismo. Y ambos elementos se alían para procurar su destrucción. Sería deseable que se formara también una alianza entre quienes conforma la comunidad educativa- profesorado, alumnado, familias- para combatirlos. Sería deseable que se entendiera que la drástica destrucción de unidades es un problema que acabará afectando a todo el sistema, no solo a la Educación Infantil o Primaria; que las consecuencias laborales de dicha destrucción acabarán alcanzando a todo el profesorado, no solo al profesorado interino; que la pérdida de autonomía de los centros y su gestión con criterios empresariales nos acabará configurando como una ciudadanía pelele.

Porque es mucho lo que nos jugamos como sociedad y como pueblo, merece la pena intentar esa alianza, no solo para defender sino también para construir la educación pública que queremos para Andalucía.

Fuente del artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=260296

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Illinois can learn from California’s LGBTQ education lessons

By: Victoria Forrester. 

 

During the 2020-21 school year, thanks to the recent passage of the Inclusive Curriculum Law by state legislators, students in Illinois public schools will learn about LGBTQ history and this group’s contributions to our world.

Illinois will follow in the steps of California, the first state to enact LGBTQ curriculums in public schools and one that reaped the benefits of its residents wielding a greater understanding of diverse cultures. Discrimination and hate crimes certainly haven’t evaporated from California, but its LGBTQ education initiatives are fundamental in addressing and removing the intolerance and bias that fuel such acts to begin with.

As Illinois leaders — and other states in the future — devise these curriculums, they can take heed from these lessons and advice from California.

First, any successful LGBTQ curriculum starts by addressing intolerance among teachers themselves. Within California, there are hundreds, perhaps thousands, of teachers who were or are not familiar with LGBTQ history and conflicts. Nor have they received any sort of formalized education on these subjects throughout their lives and careers.

As a result, teachers may hold implicit and explicit biases toward LGBTQ individuals, including students. Even if instructors align themselves with these individuals and other progressive causes, they still might use homophobic language without realizing it is offensive, or unintentionally trivialize issues that afflict the LGBTQ community.

These instructors can impede the larger LGBTQ education process and its goals. They can project their biases and misconceptions onto students, and instead of awareness and acceptance blossoming from the classroom, it can become a place where diverse personalities and perspectives wither.

But teachers who hold unacknowledged biases or prejudices towards LGBTQ individuals are not a lost cause. Through comprehensive training about this culture and community, educators can broaden their viewpoints, challenge their belief systems and guide their students down the path of acceptance, inclusion and pride.

Once teachers fully appreciate the scope and impact of LGBTQ culture and history, Illinois schools and districts need to make sure their curriculum encompasses all students, even those in elementary schools. This may seem counterintuitive, and can cause some to wonder, “How could a teacher possibly explain complicated concepts such as gender identity to a second-grader?”

But consider that within high schools, “gay” remains a popular term for students to verbally insult and harass one another, even in 2019. These students are more intellectually mature, more physically developed than their elementary school counterparts, but have lessened their tolerance to LGBTQ persons. Making children aware of LGBTQ topics from the beginning of their education, in a manner that is appropriate for their age, will help instill a lifelong understanding and acceptance of this community.

Regardless of a student’s age, it is crucial that states make LGBTQ education in public schools mandatory. For topics such as sexual education or reproductive health, schools in 35 states and the District of Columbia give parents the ability to opt their children out of the lesson.

Some families likely would object to mandatory education about LGBTQ history. But it is important to note that such instruction is not associated with sexual or reproductive topics. Parents should be made aware of what subjects and events would be covered in class, but providing the ability to opt out will reduce the positive impact these lessons would have on the community as a whole.

Finally, LGBTQ education cannot be just a means of distributing information about historic events and struggles this community has faced. A primary factor behind the marginalization of LGBTQ individuals is a lack of empathy and emotional awareness from those not a part of this community.

Educators and administrators need to ensure that LGBTQ education is human-focused, that children understand these are real individuals who share in our world, not just names in a textbook. An effective way to accomplish this is by incorporating personal stories to promote meaningful learning. Not only do stories help convey ideas and concepts more clearly, they personalize events and topics in a manner that resonates with students, regardless of age, location or identity.

Source of the article: https://thehill.com/opinion/education/463760-illinois-can-learn-from-californias-lgbtq-education-lessons

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