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La Modernidad y el Robo de la Consciencias Históricas de los Oprimidos

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

INTRODUCCIÓN

Recientemente en una manifestación antichavista en Venezuela marchaba un hombre con apariencia humilde con su hijo sobre los hombros vestido de capitán América, el manifestante cargaba un letrero que decía “Capitán América, nuestro futuro depende de usted”. La imagen del oprimido manifestándose con las imágenes construidas por el opresor puede ser una excelente alusión al tema de la presente comunicación “La Modernidad y el robo de la conciencia histórica del oprimido”.

El oprimido solicitando

La intervención del opresor.

Muchos otros representantes de la derecha neoliberal en América Latina, que es el territorio del planeta que más intervenciones de EUA ha sufrido a lo largo de su historia, marchan cargando los símbolos del imperialismo cultural norteamericano; estatuas de la libertad, personajes de películas, héroes míticos de las pantallas, etcétera.

En rededor de este tema hay muchas preguntas para orientar el análisis ¿Cargarían los oprimidos los estandartes de su opresión si tuviesen conciencia de que trabajan para sus opresores? ¿Es la actitud abyecta una opción consciente de los oprimidos, o se llega a ese estado a partir de la anulación de la capacidad crítica sincrónica con la incapacidad de reconocer a su verdadero enemigo histórico?

En el presente trabajo abordaremos el proceso el robo de la consciencia histórica de los oprimidos a lo largo del proceso histórico que denominamos modernidad. Abordaremos en primer lugar la propia definición de modernidad y luego algunas de sus características con énfasis en el robo de la memoria histórica.

DESARROLLO

Creemos que, en primer lugar, la participación de las construcciones culturales e ideológicas de la dominación como actores en procesos sociales de contrarrevolución no es casual, es parte del proceso de la penetración ideológica del poder del capitalismo en la aniquilada consciencia de los explotados. Según expresa el articulista:

(…), el mensaje del cartel «Capitán América, mi futuro depende de ti» nos produce inquietud, zozobra, lástima, repugnancia. Y es que revela el efecto tan hondo y devastador de la maquinaria de dominación cultural sobre la subjetividad de la gente. Si ese hombre de pueblo (digamos que es eso: un hombre de pueblo) decidió hacer un doble llamado al Capitán América, por vía del disfraz de su hijo y del cartel, es un ejemplo digno de estudio.[1]

Planteamos como hipótesis de este trabajo el hecho de que esta abyección ha tenido un proceso de construcción histórica a lo largo de todo el período conocido como modernidad.

De la modernidad se ha dicho mucho. Pretendemos desarrollar un acercamiento a ella desde una dimensión que se nos presenta muy atractiva, esto es: la modernidad pensada como el robo sistemático de la consciencia histórica de los oprimidos con instrumentos cada vez más sugestivos subliminales e integrados a su realidad vital, y, por ende, ocultos a su propia conciencia de explotados.

Primero tendremos que detenernos necesariamente en lo que se ha denominado modernidad en sí. Sin embargo, conviene de antemano que dejemos claro que no es posible referirse a un sistema conceptual desde una postura aséptica. Todos los hombres al referirnos al mundo lo hacemos desde una plataforma de partida que condiciona la manera de ver a ese mismo mundo que pretendemos criticar. No es posible ser un observador o un analista neutro o pretender hacerlo desde la distancia pues toda distancia establece, como distancia en sí, dimensiones que dependen en sí mismas del distanciamiento.

Los marcos cognoscitivos permean nuestros modos de pensar, influyen sobre nuestros conceptos de la causalidad y guían nuestras percepciones sensoriales. En todo momento nos encontramos inmersos en un sistema cognoscitivo que organiza la forma en que conceptualizamos el mundo material a nuestro alrededor.[2] p. 25

La cita anterior reafirma lo que estamos diciendo. Nadie está fuera de la cultura, el distanciamiento cultura no existe pues estamos dentro de ella todos, todo el tiempo. Es por ello que cuando hablamos de modernidad estamos en el entendido que lo hacemos desde las posibilidades y desde las limitaciones que nuestro recorrido cultural nos autoriza. Entendamos por recorrido cultural las vivencias que llenan nuestra subjetividad y las vivencias que llenaron las subjetividades de los que nos educaron.

Para acercarnos a una definición de modernidad apelaremos desde los inicios a un universal, un proceso que emerge de incontables eventos causales y casuales como la llegada de los castellanos al Anáhuac pero que se despliega en universales irrevocables como la instalación de la cosmovisión jadeo cristiana en tierras de lo que se denominó Nuevo Mundo. Nuevo Mundo en referencia al viejo mundo, a lo que ya existía, a lo conocido.

Nuevo mundo se refiere a nosotros, que seríamos para ellos los otros, siempre nos han definido desde un supuesto epistémico. Echevarría al referirse a la modernidad lo hace desde un ya universal: “(…) la modernidad capitalista como esquema civilizatorio universal.” Porque debemos reconocer que el capitalismo nace para los otros, para incluir a los otros en su lógica. El capitalismo modernizador no es, como se ha dicho excluyente, es todo lo contrario incluyente y, además igualador. La modernidad es el pensamiento que se hegemoniza en el proceso de desarrollo del capitalismo. La modernidad reconoce al otro, reconoce la diferencia, pero ni la respeta ni la reverencia, la integra así aniquilándola.

Algunos autores defienden que nosotros a diferencia de los castellanos no reconocíamos la otredad por no tener la experiencia de ella. En este sentido Bolívar expresa que:

Los indígenas no podían percibir en el Otro una otredad o alteridad independiente. Una «soledad histórica», la falta de una «experiencia del Otro», según la explicación materialista de Octavio Paz, había mantenido incuestionada en las culturas americanas aquella profunda resistencia oriental a imaginar la posibilidad de un mundo de la vida que no fuera el suyo. La otredad que ellos veían en los españoles les parecía una variante de la mismidad o identidad de su propio Yo colectivo, y por tanto un fenómeno perfectamente reductible a ella (en la amplitud de cuya definición los rasgos de la terrenalidad, la semi-divinidad y la divinidad pertenecen a un continuum). p.25[3]

Para los autores de este trabajo la dificultad no estaba en no reconocer la otredad porque en el territorio conocido como Anáhuac existía una enorme variedad de naciones reconocidas por su lengua en primer lugar y por toda la diversidad de producción material y cultural que subyace debajo de la producción lingüística. Vivíamos rodeados de otredades de diversas dimensiones e importancia. Sin embargo, coincidimos con este autor en que no teníamos la noción de la aniquilación del otro. A las naciones Tainos que poblaban las Antillas mayores y menores, según ya hoy se conoce, las conquistaban como a palomitas por su carácter bondadoso y gentil y por su falta de experiencias en la batalla y en el asesinato del otro.

Entonces modernidad sería inclusión, igualación, aniquilación de la diferencia por el arte de incluirla en lo propio de manera violenta. Toda la historia de la modernidad es la historia de la inclusión violenta del otro en su propia lógica, digamos ya acá, una lógica que es esencialmente depredadora. Esto es, no se violenta por el amor a la violencia sino con el objetivo superior y económico de despojar. Incluir para depredar sería su objetivo. Es la maquinaria económica sometiendo a la cultura a su lógica de capitalización. En esta dirección del análisis modernizarse sería sinónimo de someterse; de ser obligadamente incluido en la lógica del otro, del incluyente.

Algunos autores intentan lanzar luces de hermandad a este proceso de sometimiento del mundo por el capital que en lo esencial estuvo lleno de crueldades e imposiciones al que identificamos con la ideología de la modernidad: “Uno de ellos es Roger Bastide (1978: 12). En vez del concepto de sincretismo, habla de una interpenetración de las civilizaciones, un proceso dinámico que continua hasta nuestros días.”[4] Citado por Silvia Marcos, p. 26.

No estamos negando la realidad objetiva de que las culturas de la modernidad y las que fueron sometidas a su lógica no hayan intercambiado en muchísimos aspectos y dimensiones de lo humano. Pero ha de reconocerse que este intercambio no se dio entre iguales pues una cultura estaba por debajo de la otra, dígase que ella no intercambió a ella se le obligó. Incluso el intercambio dura hasta nuestros días con la misma lógica que llegó porque el despojo aún no se ha detenido. La lógica depredadora del capitalismo sobre nuestro territorio es más cruenta. Tal y como expresa Michel:

El derecho que se formula como «de vida y muerte» es en realidad el derecho de hacer morir o de dejar vivir. Después de todo, era simbolizado por la espada. Y quizá haya que referir esa forma jurídica a un tipo histórico de sociedad en donde el poder se ejercía esencialmente como instancia de deducción, mecanismo de sustracción, derecho de apropiarse de una parte de las riquezas, extorsión de productos, de bienes, de servicios, de trabajo y de sangre, impuesto a los súbditos. El poder era ante todo derecho de captación: de las cosas, del tiempo, los cuerpos y finalmente la vida; culminaba en el privilegio de apoderarse de ésta para suprimirla. p.164[5]

Es claro que la Modernidad cuyo inicio lo ubican los especialistas en el año de 1492 dado que en el comienza la depredación de las culturas que se desarrollaron en lo que hoy se conoce como América Latina y el Caribe, es un proceso objetivo de dominación que venía ya antecedido por una lógica, una ética y una epistemología del despojo. Para la autora de este trabajo el despojo cultural o el epistemicidio como se le conoce es solidario y sincrónico con la aniquilación de la conciencia histórica.

Algunos elementos de interés para este análisis de lo que es la modernidad para los habitantes de estas tierras se encuentra en un documento firmado por el rey de Castilla en el año 1912 y que se conoce como “Leyes de Burgos”. En estas leyes el rey intentaba “organizar” el trato con los indios y establecer los derechos que estos tenían bajo la dominación española. Nótese que estos son derechos otorgados y reconocidos por la figura que te despoja de la libertad, del territorio, de la cultura y de las riquezas. En estas Leyes de Burgos el rey establecía que para que los indios dejaran su vida corrupta deberían tener sus casas cerca de las casas de los castellanos para que aprendieran de aquellos las costumbres cristianas. Ya el propósito mismo porta un desprecio por lo ajeno, por lo otro, por lo que no se comprende. Estas leyes de Burgos organizan el epistemicidio que hoy vemos claramente: establecen que se construyan en estos poblados, construidos por la fuerza: las encomiendas; una iglesia con una campana para llamar a los indios a orar y que se les aplicara un examen cada 15 días para ver lo que habían aprendido. Se controlaba con exámenes quincenales el avance de la hegemonía cultural, se media y evaluaba con objetividad la efectividad del trabajo ideológico.

Estas leyes evidencian que la conquista estaba acompañada de la imposición de un tipo de pensamiento que la justificaba para lo cual necesitaban borrar la memoria histórica de los pueblos, como se conoce a la par con la construcción de las igliesias se quemaron los códices.

Es por ello que defendemos la idea de que la Conciencia histórica sería, entre otros aspectos, la posibilidad real de reconocer al verdadero enemigo histórico. El pobre vestido de Capitán América sería un ser que no reconoce a su enemigo histórico y, por ende, se ubica en la trinchera de este, dispuesto a pelear sus batallas y a morir defendiendo su propio estado de explotación. En la historia humana los hombres siempre se han inventado muchísimos enemigos en función de intereses particulares y mezquinos sin percatarse que el enemigo común lucra con su falta de memoria histórica y de unidad.

No estamos diciendo acá que todo lo que la modernidad despoja en el hombre se inaugura con ella precisamente en el año 1492. El despojo, que sería como el rasgo distintivo de todas las sociedades divididas en clases sociales, tiene su historia anterior a esta fecha. La modernidad capitalista lleva al despojo a su más alta expresión, a su más desarrollada sofisticación. Es el hombre alejado de sí mismo, enemistado con su propia naturaleza, producto del despojo sistemático y sistémico; aquello que Carlos Marx denomina enajenación.

Para demostrar que el despojo ya era anterior a la modernidad podemos poner un ejemplo de ello: el despojo de la libre esencia femenina de la mujer es un despojo que acontece mucho antes de que la modernidad se establezca. Así puede leerse en el texto de Engels “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”:

Por tanto, la monogamia no aparece de ninguna manera en la historia como una reconciliación entre el hombre y la mujer, y menos aún como la forma más elevada de matrimonio. Por el contrario, entra en escena bajo la forma del esclavizamiento de un sexo por el otro, como la proclamación de un conflicto entre los sexos, desconocido hasta entonces en la prehistoria. En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí, encuentro esta frase: <<La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos>>. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino[6]. p.32

Como puede verse Engel y Marx hacen una aguda y fundamentada crítica a la dominación de la mujer, esto es al patriarcado, que llega de la mano de la explotación de las clases y la de la mujer al unísono. A la mujer se le expropia el derecho a la felicidad sexual a la libertad de elección de la pareja precisamente por una necesidad económica de los hombres. El matrimonio monógamo llegó como transacción económica, como acuerdo entre las partes para un fin mercantil. La mujer se convirtió en moneda de cambio para aumentar o asegurar más ganancias. El matrimonio monógamo no buscaba ni mucho menos la felicidad de la mujer, sino que su estructura servía a intereses económicos muy bien definidos.

Puede decirse que el cuerpo de la mujer es expropiado sincrónicamente a la expropiación de la tierra. Al final de este texto, Engel expone en una aclaración que el matrimonio monógamo es una de las características fundamentales de lo que posteriormente se convirtió en lo que hoy denominamos modernidad. La cita exactamente expresa:

Haré notar sencillamente que Fourier consideraba ya la monogamia y la propiedad sobre la tierra como las instituciones más características de la civilización, a la cual llama una guerra de los ricos contra los pobres. También se encuentra ya en él la profunda comprensión de que, en todas las sociedades defectuosas y llenas de antagonismos, las familias individuales (les familles incohérentes) son unidades económicas[7]. p.93

La modernidad es entonces la lógica de la explotación junto a la justificación del despojo y la barbarie. En esta batalla por la dominación as primeras víctimas fueron las mujeres. Es por ello que todos los feminismos, en opinión nuestra, debe ubicar en primer lugar al enemigo histórico contra el que enfilan sus armas. Ese enemigo, en nuestra opinión, no es en ningún caso el sexo opuesto o cierto tipo de educación sino un sistema de organización de la producción del que emerge un tipo muy específico de familia y de educación social de los sexos.

El despojo de la memoria histórica que se consolidó con la modernidad se instaló de manera muy suigéneris en leyes y formas de organización. Los documentos que guardan las memorias de la “Disputa de Valladolid” pueden ser una excelente prueba de ello. En la disputa de Valladolid se enfrentaron los argumentos de Sepúlveda y de el Padre de las casas. De un lado Sepúlveda defendiendo el derecho a evangelizar por la fuerza a los conquistados y el Padre de las Casas defendiendo la idea de evangelizarlos, pero desautorizando la fuerza y la barbarie. Ambos posturas mantenían terribles identidades: en primer lugar; las ideas eran expuestas por hombres que estaban del lado de los conquistadores; luego, se nos defendía porque se nos veía incapaces de hacerlo por nuestros propios argumentos; además, no se discutía en ningún caso el derecho de los indios a que los españoles se retiraran de nuestros territorios o que se aceptaran nuestras creencias como válidas sino que en ambas posturas, como debería ser, coincidían en la necesidad de evangelizarnos; léase, dominarnos culturalmente.

Estamos entonces intentando acercarnos a una definición de modernidad que hace énfasis en su carácter negativo, en la ruptura de la continuidad del desarrollo de las culturas que somete para imponerse. En la cita anterior de Engels y Marx se exponen dos aspectos sobre los que deseamos llamar la atención; uno es el carácter disruptor de la modernidad en el sentido de despojar y el otro es la denuncia que hacen estos filósofos a la explotación de la mujer. Podemos, repitiendo una idea ya dicha pero fundamental y sin temor a equívocos, ubicar los inicios del feminismo actual en esta toma de conciencia histórica de la importancia que tuvo la dominación de la mujer para el desarrollo de las sociedades de las clases en general y del capitalismo en particular.

De manera más explícita Engels expone que:

El estadio de la producción de mercancías, con el que comienza la civilización, se distingue desde el punto de vista económico por la introducción: 1) de la moneda metálica, y con ella del capital en dinero, del interés y de la usura; 2) de los mercaderes, como clase intermediaria entre los productores; 3) de la propiedad privada de la tierra y de la hipoteca, y 4) del trabajo de los esclavos como forma dominante de la producción. La forma de familia que corresponde a la civilización y vence definitivamente con ella es la monogamia, la supremacía del hombre sobre la mujer, y la familia individual como unidad económica de la sociedad.[8] p.45

La denuncia de la acumulación del capital como forma de explotación del hombre y de la naturaleza la elaboran Marx y Engels, denunciando a la vez, el proceso de explotación de la mujer. La constitución de la familia monógama es una necesidad económica en primer lugar y despoja a la mujer de su condición de ser con dignidad para construir una identidad femenina que se solidarice con las condiciones de expropiación que ya vienen consolidándose.

El robo de la memoria histórica de las mujeres incluye esta importante dimensión de su explotación porque al desconocer la historia de la familia monógama ella desconoce las causas primerias y esenciales de la opresión entre los géneros. Esta falta de conocimientos de la historia de la dominación femenina hace que algunas feministas ubiquen a su enemigo de genero en el otro genero y no en un sistema de relaciones de explotación que ha lucrado con el robo de su cuerpo y su libertad desde sus mismos orígenes. Este es otro argumento a favor de la tesis de que no hay Modernidad sin el robo de la memoria histórica de los oprimidos (los modernizados).

Ciertamente creemos que la modernidad arrebata también la memoria histórica a algunas mujeres para que luchen sus batallas sin dañar en un ápice al sistema de dominación, en este momento, neoliberal.

En otro orden de ideas, para los clásicos del marxismo el capitalismo en su esencia explotadora al desarrollarse y conseguir sus “progresos” refina los modos de explotación, tanto de hombres como de mujeres. En otras palabras; el desarrollo de la modernidad es el desarrollo de mejores y más refinadas formas de explotación y de robo de la conciencia histórica.

Siendo la base de la civilización la explotación de una clase por otra, su desarrollo se opera en una constante contradicción. Cada progreso de la producción es al mismo tiempo un retroceso en la situación de la clase oprimida, es decir, de la inmensa mayoría. Cada beneficio para unos es por necesidad un perjuicio para otros; cada grado de emancipación conseguido por una clase es un nuevo elemento de opresión para la otra. La prueba más elocuente de esto nos la da la introducción de la maquinaria, cuyos efectos conoce hoy el mundo entero.[9] p.92

Los esclavos modernos, si es que se nos permite la frase, a diferencia de los esclavos de la edad media, compran con su raquítico salario sus propias cadenas, las actualizan y las disfrutan.

La modernidad actualiza sus formas de dominación; las crueles y las menos drásticas. Todas han de ser reconsideradas a la luz de las experiencias históricas. Puede leerse a Victoria Ocampo cuando se pregunta qué nos deja el siglo, decir:

En Chile, más allá de cualquier deseo de siglo, más allá de las intenciones políticas de blanqueo de la historia (me refiero a su neutralización), el siglo xx chileno me parece que quedará prisionero en un relato enteramente contaminado por el golpe de Estado de 1973. El golpe será el hito visible tras el que se agrupará laberínticamente el centenario. Una ordenación circular que permitirá atisbar, con una cierta nitidez, la escalada programática de los distintos tipos de violencia que han recorrido los últimos cien años.[10]

Sin embargo, para toda la América Latina este siglo deja, además, la desmemoria. A pesar de las dictaduras y los miles de desaparecidos y asesinados en este continente, aun cuando duela decirlo, los ninguneados continúan votando por los despojadores. Una nueva versión de Pinochet gobierna Brasil con la anuencia de una parte importante de humildes trabajadores que le dieron el voto. Hoy, solo algunos pocos se salvan del capital, la mayoría corre asustada a alinearse nuevamente a las órdenes de Tío Sam. Y unos trabajadores empobrecidos piden, vestidos del Capitán América, que los EUA intervengan nuevamente en nuestras tierras arrasadas. Para este continente a la alerta martiana de unirnos como la plata en las raíces de los andes deberá continuar esperando por otros aires menos agresivos.

En esa actualización de las formas de dominación, hoy los golpes de estado son blandos y el pensamiento crítico es asesinado sistemáticamente en internet. En este 2019, a diferencia de otras épocas “más tristes” y “menos entretenidas” podemos admirar la caída de las bombas en tiempo real y disfrutar del linchamiento de un presidente sentados en las primeras filas. Hoy las dictaduras tienen otros discursos y se presentan en la televisión con el mayor de los descaros. Todo ello es posible porque el capitalismo y su modernidad están dispuesto dispuestos a reciclarlo todo; el capitalismo en neoliberalismo y la modernidad en postmodernidad; menos a la memoria histórica de los oprimidos. El tiempo lineal que nos propone la modernidad aleja cada ves mas a los hombres del pasado cruel impidiendo que se reconozcan en sus antecesores. El tiempo cíclico de las culturas madres nos permitía vivir nuevamente con los ancestros reeditando la memoria imprescindible para la construcción de la identidad; el tiempo lineal de la modernidad lo imposibilita porque siempre vamos hacia delante con la ilusoria noción del desarrollo alejándonos de las costumbres y de nosotros mismos.

Además de lo dicho, la modernidad ha establecido como nunca antes un tiempo para el trabajo y un tiempo para el disfrute; y este último no es otra cosa que tiempo para olvidar. El entretenimiento de la modernidad se alienó junto con el trabajo hasta el punto que hoy en día descansar es consumir y, nunca, emanciparse. Resulta muy poco frecuente que las personas identifiquen el tiempo de descanso con un espacio de conquista de mayor desarrollo subjetivo y de conciencia histórica.

Qué son sino los nuevos y sofisticados teléfonos celulares; más que herramientas del sistema de dominación cultural que arrebata el tiempo a los dominados y con ello la conciencia de su propia explotación. Las pruebas de la importancia que tuvieron los teléfonos celulares y las redes en la definición de la victoria en las antepenúltimas, penúltimas y últimas elecciones en los EUA resultan abrumadoras y preocupantes. Los celulares no son dispositivos neutros para la comunicación humana sino herramientas que posibilitan continuar educando un pensamiento único en contra de los intereses históricos de los desposeídos. Los celulares se apoderan del tiempo en el que el explotado moderno podría leer e ir conquistando la unidad y organización que les permitan destruir definitivamente al sistema de explotación que los oprime.

Es por ello que reconocemos con desprecio que este sujeto oprimido vestido con los atuendos del Capitán América, que citamos al inicio de este trabajo, está orgullosamente peleando la guerra de su opresor porque ese mismo opresor o enemigo histórico le ha robado la conciencia histórica, la capacidad de comprender su propio estado de alienación y explotación.

¿Qué sería entonces para los autores de este trabajo la conciencia histórica? Ya hemos enumerado algunos aspectos que se consideran fundamentales en la construcción de esta respuesta. Deseamos enumerar otros: en primer término; conciencia histórica sería, poder reconocer el despojo. Poder fundamentar con hechos su propio estado de alienación y ubicar, dentro del momento histórico que le ha tocado vivir cuales son los objetivos inmediatos y mediatos de su clase social.

Estamos escribiendo esto en el entendido que al reconocer el despojo al que es sometido, el sujeto pasa solidariamente de ver su explotación individual a reconocerla en los otros como una condición de explotación colectiva. Inmediatamente pasa a concebirse como parte de una clase social con la que comparte no solo el pasado y el presente sino, además, el futuro.

El despojo debe visualizarse en todas sus dimensiones históricas, haciendo énfasis en las que consideramos fundamentales, esto es: el despojo de la tierra, el despojo del cuerpo y de la memoria histórica, el despojo de los recursos espirituales y la cultura y por último el despojo de los satisfactores.

Comprender el despojo de los satisfactores es de primera importancia. En las condiciones de explotación primarias el esclavo sufría su explotación y podía ubicar a su enemigo. Nunca, en ninguna de las sociedades anteriores al capitalismo la clase dominada, expropiada o explotaba disfrutaba su propio estado de sometimiento como ahora se hace. Al despojar al esclavo de los satisfactores naturales de su existencia humana e instalar satisfactores creados por la clase explotadora el esclavo moderno comienza a sentir placer en el acto de dominación. Disfruta la producción cultural del capitalismo cuya misión esencial es despojarlo de su conciencia de explotado y lanzarlo al disfrute de un entretenimiento absurdo que lo llena de deseos mundanos por una vida en condiciones de total indignidad.

Es en este punto en el que se comprende como es que puede un humilde hombre de pueblo salir a una manifestación y pedirle al imperialismo norteamericano que lo libera del gobierno que lo libera del imperialismo.

Ahora bien, la modernidad no ha seguido un desarrollo lineal ni mucho menos. Al ser específicamente la ideología de una sociedad de explotación dividida en clases ha sufrido los rigores de las contradicciones de esas mismas clases en todos los niveles de la vida humana. Especialmente dura ha sido la lucha de la modernidad por imponer una visión de lo social, lo humano y lo cultural que oculte precisamente esa lucha a muerte entre las clases que ya habían denunciado Carlos Marx y su amigo F. Engels.

Uno de los ejemplos que se pueden citar al respecto sería la corriente estructuralista inaugurada por Lévi Strauss y que es una escuela que se consolida en Francia en los años 50 y 60 del pasado siglo y que según Gustavo Bueno es el intento de introducir el concepto de estructura en el análisis antropológico intentando dar cuenta con ello de conceptos como clases sociales y lucha de clases.

Personalmente considero que la propuesta del estructuralismo de encontrar estructuras explicativas para los fenómenos antropológicos que pudiesen aplicarse a varias culturas y que por tanto tuviesen carácter general, sin que, además, emergieran de la base económica de las que emergían las relaciones de dominación de las sociedades que investigaban no pasó más de ser una propuesta suigéneris pero poco explicativa.

Considero mucho más sólida la propuesta marxista cuando hace un análisis de los tipos de familia y su evolución y llega a la conclusión de que la familia monógama es resultado del establecimiento de un tipo de relación económica de producción que no hubiese podido evolucionar sin introducir a la familia en la propia lógica del sistema.

La modernidad entonces, para la autora de este trabajo es un complejo sistema de pensamiento que emerge de sociedades divididas en clases y pretende, en la mayor de los casos, ocultar ese estado de explotación.

CONCLUSIONES

La modernidad es un sistema de pensamiento que nace de sociedades divididas en clases y que pretende, como objetivo fundamental, hegemonizar el estado de injusticia permanente que tal sociedad produce y reproduce.

El pensamiento moderno es un pensamiento lineal, instrumental y hegemónico que no reconoce a la lucha de clases como el factor determinante de la historia y pretende sustituir la conflictividad que se genera de su estado de explotación con los conceptos de desarrollo, eficiencia, libertad y democracia. Conceptos que por demás se le han subordinado de manera acrítica.

La modernidad es un modo de pensar que se funda fundamentalmente en la perdida de la memoria histórica de los oprimidos que terminan alabando las bondades desarrollistas de un sistema que no les da esperanzas ni a los hombres ni a la tierra que aniquila bajo sus producciones innecesarias.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Abel Prieto Jiménez. “Capitán América, mi futuro depende de ti”, el empleo por la oposición antichavista de símbolos yanquis. Cubadebate contra el terrorismo mediático. Consultado el 20042019 en http://www.cubadebate.cu/opinion/2019/04/19/capitan-america-mi-futuro-depende-de-ti-el-empleo-por-la-oposicion-antichavista-de-simbolos-yanquis/#boletin20190419
  2. Bolívar Echevarría. La modernidad de lo barroco. Biblioteca Era. 1998. Echeverría
  3. Friedrich Engels. EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO. En soporte digital. PDF.
  4. Michel Foucault. HISTORI DE LA SEXUALlDAD. 1. LA VOLUNTAD DE SABER. Traducción de Ulises Guiñazú. Editorial siglo xxi editores, s.a. de e.v, México, D.F. 1977.
  5. Sylvia Marcos. Tomado de los labios: género y eros en Mesoamérica. Ediciones Abya–Yala. Quito-Ecuador. 2006.
  6. Victoria Ocampo. Mery Louisse Prattno me interrumpas, las mujeres en el ensayo latinoamericano. En soporte digital. PDF.

[1] Abel Prieto Jiménez. “Capitán América, mi futuro depende de ti”, el empleo por la oposición antichavista de símbolos yanquis. Cubadebate contra el terrorismo mediático. Consultado el 20042019 en http://www.cubadebate.cu/opinion/2019/04/19/capitan-america-mi-futuro-depende-de-ti-el-empleo-por-la-oposicion-antichavista-de-simbolos-yanquis/#boletin20190419

[2] Sylvia Marcos. Tomado de los labios: género y eros en Mesoamérica. Ediciones Abya–Yala. Quito-Ecuador. 2006.

[3] Bolívar Echevarría. La modernidad de lo barroco. Biblioteca Era. 1998. Echeverría

[4] Sylvia Marcos. Tomado de los labios: género y eros en Mesoamérica. Ediciones Abya–Yala. Quito-Ecuador. 2006.

[5] Michel Foucault. HISTORI DE LA SEXUALlDAD. 1. LA VOLUNTAD DE SABER. Traducción de Ulises Guiñazú. Editorial siglo xxi editores, s.a. de e.v, México, D.F. 1977.

[6] Friedrich Engels. EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO. En soporte digital. PDF.

[7] Idem.

[8] Friedrich Engels. EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO. En soporte digital. PDF.

[9] Friedrich Engels. EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO. En soporte digital. PDF.

[10] Victoria Ocampo. Mery Louisse Prattno me interrumpas, las mujeres en el ensayo latinoamericano. En soporte digital. PDF.

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Cómo ser una profesora lesbiana visible y disfrutar en el intento

Nuestra cultura heterosexista ha generado la idea de que las mujeres lesbianas no podemos ser felices y esa idea hay que desterrarla de una vez por todas.

Por Ana Ojea

Tomando como referencia el título de la novela de Carmen Rico-Godoy Cómo ser una mujer y no morir en el intento he sustituido ese “no morir” por disfrutar, ya que generalmente las lesbianas es lo que hacemos: disfrutar.

Disfrutamos de nuestra sexualidad, de nuestros afectos, de nuestras experiencias vitales… también sufrimos, claro, ¡somos humanas! Quizás pueda llamar la atención, pero aún a día de hoy es importante recordar esas facetas placenteras de nuestras vidas porque nuestra cultura ha construido un estereotipo para nosotras, que poco o nada tiene que ver con el disfrute; de hecho, la mayoría de las ficciones lésbicas tradicionalmente terminaban en muerte, en locura o en cualquier otro trágico final. Nuestra cultura heterosexista ha generado la idea de que las mujeres lesbianas no podemos ser felices y esa idea hay que desterrarla de una vez por todas, en todos los ámbitos pero, por supuesto, también en las aulas.

Para comenzar a erradicar los estereotipos negativos y prejuicios sobre las lesbianas, para neutralizar el estigma que se nos atribuye y desactivar el tabú -que se refleja en detalles tan sutiles como bajar el tono de voz cuando se pronuncia la palabra lesbiana, haced la prueba-, es imprescindible la visibilidad. De ahí proviene la necesidad y la importancia de un día como hoy, 26 de abril, para la visibilidad lésbica.

La invisibilidad de las lesbianas es la estrategia por excelencia de la lesbofobia, la no-representación es la forma tradicional de representación del lesbianismo y esa invisibilidad desactiva toda posibilidad de existencia ya que sólo lo que se ve, existe, sólo lo que se nombra, existe. Pero, como dice Beatriz Gimeno en su lúcido libro La construcción de la lesbiana perversa, invisibilizando a las lesbianas, no sólo se niega nuestra existencia, sino que desaparecen, al mismo tiempo, las posibilidades de resistencia a la lesbofobia.

Ser visible ha cambiado mi vida laboral. Aunque he sido visible en el resto de ámbitos vitales, he tardado 16 años de docencia en decir en un aula: “Soy lesbiana”, y aunque no pretendo flagelarme por mi tardanza, ya que la asumo como un proceso vital que ha seguido su propio ritmo, a veces una vocecilla interior me reprocha mi lentitud ya que he perdido un tiempo precioso en el que podría haber disfrutado de este cambio tan positivo para mí misma, para mi alumnado y para el día a día en mi trabajo.

Antes de aquel comienzo del curso 2015-2016 en el que el primer día de clase les dije a mis 140 alumnes de Cultura Audiovisual en 1º de Bachillerato de Artes, que estaba casada con mi mujer; antes de tomar esa decisión, que hizo que me temblaran las piernas en aquel momento pero que después reforzó todos mis cimientos como profesora y apuntaló mi autoestima, mi invisibilidad laboral cotidiana consistía en no hablar de mi vida personal con casi nadie, ni con el resto del profesorado ni mucho menos, con el alumnado. Nunca me había inventado una doble vida, un novio o marido, pero no hablaba de ello, o sólo hablaba en primera persona del singular, por lo que durante 16 años parecía no tener pareja, cuando no era así. Todas mis compañeras y compañeros heterosexuales hablaban libremente de sus parejas, incluso algunxs casi no hablan de otra cosa; sin embargo, yo seguía silenciando mi vida personal.

Ese silencio era lesbofobia, el silencio es el armario, ese mecanismo de control y opresión del sistema heteronormativo que nos somete a una invisibilidad que se termina asimilando en forma de lesbofobia interiorizada que mina nuestra autoestima, infravalora nuestras relaciones de pareja y nos asfixia poco a poco mientras nos auto engañamos con una falsa idea de protección.

Pero es un espejismo. El armario no protege de la lesbofobia, el armario es la materialización directa de esa lesbofobia que construye todos los prejuicios que tememos reproducir. Nuestro silencio, el armario, alimenta el tabú y reafirma los estereotipos heterosexistas, además de confirmar la presunción de heterosexualidad que campa a sus anchas en la vida, en general y en los centros educativos, en particular.

Por tanto, sólo desde la visibilidad podemos desactivar esa carga negativa y demostrar que los prejuicios son erróneos y, de ese modo, podremos generar referentes positivos y reales para nuestro alumnado.

Es necesario superar ese miedo. Por nosotras mismas, para dignificar nuestra propia existencia y por la responsabilidad que tenemos respecto a nuestro alumnado, sobre todo hacia nuestras alumnas lesbianas que están viviendo lo mismo o probablemente situaciones mucho más difíciles y en edades infinitamente más complicadas.

Los beneficios de ser una profesora lesbiana visible son todos, como dice mi alumna María, “libera mucho vivir sin la máscara”. Ahora no tengo que preocuparme por cruzarme con mi alumnado por la calle si voy cogida de la mano de mi mujer, ya no tengo que hablar en primera persona del singular, puedo comentar anécdotas cotidianas o domésticas con mi alumnado o mis compañeres, con la misma naturalidad que la que lo hacen ellos y ellas, en resumen, mi vida es mucho más relajada y eso se traduce en felicidad, en orgullosa felicidad.

Pero no sólo los beneficios se encuentran en lo cotidiano, sino que mi visibilidad como profesora lesbiana me ha permitido avanzar un paso más: ejercer esa resistencia a la lesbofobia y desarrollar una labor en defensa de los derechos humanos en mi instituto y de lucha contra la discriminación y el acoso LGTBfóbicos. De ese modo, junto a mis compañeras del Equipo de Igualdad y Diversidad del IES Politécnico de Vigo llevamos un año desarrollando un Programa de Atención a la Diversidad LGTB y el consejo escolar del instituto aprobó recientemente mi nuevo cargo de Tutora LTGBIQA+ del centro.

Cuando comencé a pensar en este artículo, le pregunté al alumnado que pertenece al grupo de apoyo LGTB que hemos creado en el instituto, qué había supuesto para ellxs el haber tenido una profesora lesbiana visible.

Para Peter, que está en 3º de ESO: “Tener una profesora tan visible como ella me ha ayudado a sentir menos miedo por abrirme, por salir del armario”.

Según me ha escrito mi ex alumna Antía: “Las consecuencias positivas de haber tenido una profesora del colectivo visible fueron innumerables, pero las más importantes fueron quizá las siguientes:

  1. Saber a quién recurrir cuando hay algún problema relacionado con el tema.
  2. Ayuda al feedback y a un buen conocimiento de alumno-profesor.
  3. Ayuda a visibilizar el colectivo y a eliminar prejuicios y acoso/abuso y demás en las aulas.
  4. Ayuda a poder ser una misma en plenitud sin esconderse y ser respetada.

Ha marcado un antes y un después el haberte tenido como profesora. Pues cuando dije que era bisexual en clase era la primera vez también que salía del armario a lo grande y me sentí arropada, podía hablar con libertad sin ser juzgada y eso me ayudo indudablemente a conocerme mejor a mí misma. Si no fuese por eso, creo que a día de hoy seguiría escondiéndome y negándome a mí misma”.

Poco puedo añadir, salvo un llamamiento al profesorado LGTBI: rompamos los armarios en la docencia y dignifiquemos orgullosamente esta profesión.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/26/como-ser-una-profesora-lesbiana-visible-y-disfrutar-en-el-intento/

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Gender gap narrows but push towards science has lowered wages

By Paul Karp 

Analysis of graduate earnings in Australia shows benefit of a university degree is diminishing

Policies to boost female participation have helped narrow the gender gap in career earnings but pushing students to study science has resulted in smaller pay packets.

Those are the results of a Grattan Institute analysis of graduate earnings and employment outcomes, released on Monday, which found the benefit of having a university degree is actually shrinking.

Female university graduates still earn about $14,000 a year more than women whose highest qualification is year 12, while for men the premium is about $12,500. But the report found that the average earnings premium of an early career graduate aged 25 to 34 had shrunk by 8% for women from 2006 to 2016 and by 6% for men.

The report by Grattan Institute higher education director, Andrew Norton, and fellow Ittima Cherastidtham found that Australia’s immigration – skewed towards skilled migrants – and the uncapping of student places between 2009 and 2015 meant “many more people are chasing the jobs that graduates aspire to hold”.

“Growth in the number of professional jobs has not kept up with demand,” the report said. New professional jobs had “dropped significantly” after the global financial crisis in 2009 and at the end of the mining boom in 2013.

The chief executive of Universities Australia, Catriona Jackson, said there was still a “sizeable wage benefit” for graduates and the premium had only fallen slightly despite the significant expansion of access to higher education.

Male graduates saw their earnings fall by 3% from 2006 to 2016, owing to a decline in full-time work and professional or managerial jobs.

Female graduates saw their earnings rise 4% from 2006 to 2016, outstripped by a 10% increase in pay for women with year 12 as their highest qualification.

The increase in earnings was triggered by an increase in workforce participation by women with children, from less than 70% to more than 75%. The report credited additional paid parental leave and improved childcare subsidies since 2008.

The career earnings gap between the male and female median-earning graduate fell from 30% in 2006 to 27% in 2016. Women narrowed the gap by earning the equivalent of one and a half years’ of pay more across their careers.

“Progress is slow, but as successive cohorts of young graduates have careers that are less disrupted by motherhood, the gender earnings gap will continue to decline,” the report said.

For female graduates big increases in average annual earnings were recorded in nursing (+10%), education (8%), medicine (6%) and engineering (3%) – with pay increases in industries dominated by public sector employment leading the way.

Pay went backwards for female graduates in the humanities, science, information technology and law, all down 2%.

For male graduates, only those with education degrees saw a significant pay rise (+7%), while big declines were recorded in law and commerce (-7%), science (-6%) and information technology (-3%).

Engineering, law and medicine graduates remain the highest paid.

Both male and female science graduates face difficulties finding managerial/professional jobs. In 2016 more than 40% of science graduates were employed as labourers, in sales, administration and services or trades, which are less likely to use their qualification.

Only those with humanities qualifications have equivalently low rates of employment in managerial/professional jobs. Nursing, education and medicine all had rates of 90% or more employed in managerial/professional jobs.

The report said the rate of unemployment or under-employment four months after graduation grew from 15% before the global financial crisis in early 2008 to its highest-recorded level of 31% in 2014.

Evidence from previous economic downturns showed there “will be a long-lasting impact on the earnings prospects of early-career graduates”.

But it predicted that the “worst has passed” – because although “new graduates are still less likely to get a full-time job than a decade ago … their prospects are improving”.

Source of the article: https://www.theguardian.com/australia-news/2018/sep/16/gender-gap-narrows-but-push-towards-science-has-lowered-wages

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Políticas efectivas de desarrollo infantil

Por: Luis Bonilla-Molina.

 

Una de las prioridades de las reformas educativas en marcha en América latina y el Caribe es la educación inicial (maternal y preescolar). Para poder contar con una base mínima que permita la implementación de reformas estructurales en el sector se requieren políticas efectivas de desarrollo infantil.

Estas iniciativas no son neutras, sino que tenemos que valorarlas en el marco de la reestructuración económica, política y social en curso para la tercera década del siglo XXI. Ciertamente hay mucho discurso panfletario que se opone a las iniciativas de los organismos internacionales sin estudiarlas previamente. Por otro lado, conocemos de una sobrevaloración de las propuestas de cambio educativo provenientes de las bancas de desarrollo y los organismos multilaterales, como si estas estuvieran desprovistas de intencionalidad. En consecuencia, pareciera urgente encontrar un punto intermedio, que permita de manera objetiva analizar el cambio en marcha; ello no significa de manera alguna esconderse detrás de una supuesta neutralidad, sino apelar a la rigurosidad en los análisis y a la ruptura con los pre-juicios.

Toda política pública en materia educativa que se pretenda implementar hoy, en la mayoría de los casos está atada a las definiciones, metas e indicadores de los Objetivos de desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y, muy especialmente al ODS4. Desde EEUU, Rusia, China, México, Panamá, Venezuela, hasta naciones con una posición diferenciada del resto de países de la región como Venezuela, Bolivia o Cuba, han suscrito los ODS, por lo cual toda política pública está llamada a armonizar y encuadrar en su marco consensuado. No se trata de asumir acríticamente sus enunciados, sino de subrayar el carril en el cual decidieron estos países construir las definiciones nacionales en diecisiete aspectos claves de las políticas públicas.

El ODS4 se denomina de calidad educativa y aunque su definición real nos siga siendo esquiva, este es el lugar de enunciación desde el cual organismos como el Banco interamericano de Desarrollo formulan sus iniciativas en materia de políticas efectivas para el desarrollo infantil. Precisamente el BID acaba de lanzar un curso en línea sobre esta materia el cual he decidido hacer para estudiar en profundidad los contenidos de las propuestas que formula este importante organismo financiero regional. En próximos artículos iré socializando con mis lectores las reflexiones que se deriven del abordaje de los cinco módulos previstos: 1) Bases del DIT (desarrollo infantil temprano); 2) Familias y comunidad en DI, 3) Sistemas y políticas de Promoción de DIT; 4) diseño de políticas y programas de DIT, y 5) Evaluación de Políticas y Programas en DIT. Felicito la iniciativa y espero construir un análisis al respecto, que sea coherente con la perspectiva de las pedagogías críticas.

Fuente del artículo: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/04/12/politicas-efectivas-de-desarrollo-infantil/

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La opaca transparencia. Por Boaventura de Sousa Santos

Por: Boaventura de Sousa Santos.

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El problema de la transparencia, como el de la lucha contra la corrupción, es la opacidad de su selectividad. Quienes quizás vivan más directamente este problema son los periodistas de todo el mundo que todavía insisten en hacer periodismo de investigación. Todos temblaron el pasado 11 de abril, cualquiera que haya sido la línea editorial de sus periódicos, ante la detención de Julian Assange, sacado a la fuerza de la embajada de Ecuador en Londres para ser entregado a las autoridades estadounidenses que contra él habían emitido una solicitud de extradición.

Las acusaciones que hasta ahora se han vertido contra Assange se refieren a acciones que solo pretendían garantizar el anonimato de la denunciante de irregularidades Chelsea Manning, es decir, garantizar el anonimato de la fuente de información, una garantía sin la cual el periodismo de investigación no es posible. Si los periodistas son quienes viven más directamente la selectividad de la transparencia, quienes más sufren las consecuencias de ello son la calidad de la democracia y la credibilidad del deber de rendición de cuentas a la que los gobiernos democráticos están obligados.

¿Por qué la lucha por la transparencia se dirige a determinados objetivos políticos y no a otros? ¿Por qué las revelaciones en algunos casos son celebradas y tienen consecuencias mientras que, en otros, se impiden y, si llegan a ver la luz, se ignoran? De ahí la necesidad de conocer mejor los criterios que presiden la selectividad. Por supuesto, el otro lado de la selectividad de la transparencia es la selectividad de la lucha contra la transparencia.

Tal vez no sabríamos de las perturbaciones reveladas por WikiLeaks en

2010 (videos militares sobre el asesinato en Irak de civiles desarmados, dos de los cuales trabajaban para Reuters), si no hubiesen sido divulgadas ampliamente por los medios de comunicación de referencia de todo el mundo. ¿Por qué toda la saña persecutoria se desató contra el fundador de WikiLeaks y no sobre esos medios, algunos de los cuales ganaron mucho dinero que nunca retornó adecuadamente para Assange? ¿Por qué entonces los editoriales del New York Times vitoreaban a Assange como el campeón de la libertad de expresión y celebraron las revelaciones como el triunfo de la democracia, mientras que el editorial de la semana pasada considera su prisión como el triunfo de la rule of law? ¿Por qué el Gobierno de Ecuador protegió “los derechos humanos de Assange durante seis años y 10 meses”, en palabras del presidente Lenín Moreno, y lo entregó repentina e informalmente, violando el derecho internacional de asilo? ¿Será porque, según The New York Times, el nuevo préstamo del FMI a Ecuador por valor de unos 4000 millones de dólares habría sido aprobado por EE.UU. a condición de que Ecuador entregara a Julian Assange? ¿Será porque WikiLeaks reveló recientemente que Moreno podría ser acusado de corrupción por dos supuestas cuentas offshore, de titularidad de su hermano, una en Belice y otra en Panamá, donde supuestamente se depositaron comisiones ilegales?

En cuanto a la selectividad de la lucha por la transparencia, hay que distinguir entre los que luchan desde fuera del sistema político y los que luchan desde dentro. En cuanto a los primeros, su lucha tiene, en general, un efecto democratizador porque denuncia el modo despótico, ilegal e impune en que el poder formalmente democrático y legal se ejerce en la práctica para neutralizar resistencias a su ejercicio. En el caso de WikiLeaks habrá que reconocer que ha publicado informaciones que afectan a gobiernos y actores políticos de diferentes colores políticos, y este es quizás su mayor pecado en un mundo de rivalidades geopolíticas. La suerte de WikiLeaks cambió cuando en 2016 reveló las prácticas ilegales que manipularon las elecciones primarias en el Partido Demócrata de EE.UU. para que Hillary Clinton, y no Bernie Sanders, fuera la candidata presidencial; y más aún después de haber mostrado que Hilary Clinton fue la principal responsable de la invasión de Libia, una atrocidad por la que el pueblo libio sigue sangrando. Se puede objetar que WikiLeaks se ha restringido, en

general, a los gobiernos más o menos democráticos de dicho mundo eurocéntrico o nortecéntrico. Es posible, pero también es verdad que las revelaciones que se han hecho más allá de ese mundo cosechan muy poca atención de los medios dominantes.

La selectividad de la lucha por parte de los que dominan el sistema político es la que más daño puede causar a la democracia, pues quien protagoniza la lucha, si tuviese éxito, puede aumentar su poder por vías no democráticas. El sistema jurídico-judiciario es hoy el instrumento privilegiado de esa lucha. Asistimos en los últimos días a intentos desesperados por justificar la anulación del asilo de Assange y su consecuente prisión a la luz del derecho internacional y del derecho interno de los varios países involucrados. Empero, nadie ignora el hecho de que se trató de un barniz legal para cubrir una conveniencia política ilegal, si acaso no directamente una exigencia por parte de Estados Unidos.

Pero sin duda el estudio de caso del abuso del derecho para encubrir intereses políticos internos e imperiales es la prisión del expresidente Lula da Silva. El ejecutor de tal abuso es el juez Sergio Moro, acusador, juez en causa propia, ministro de justicia del Gobierno que conquistó el poder gracias a la prisión del líder del PT. Lula fue procesado mediante sórdidos dislates procesales y la violación de la jerarquía judicial, se lo condenó por un crimen que nunca fue probado, y es mantenido en prisión a pesar de que el proceso no ha sido transitado en juzgado. De aquí a cincuenta años, se todavía hubiera democracia, este caso será estudiado como ejemplo del modo en que la democracia puede ser destruida por el ejercicio abusivo del sistema judicial. Es también el caso que mejor ilustra la falta de transparencia en la selectividad de la lucha por la transparencia.

No es preciso insistir en que la práctica de promiscuidad entre el poder económico y el poder político viene de lejos en Brasil y que cubre todo el espectro político. Ni tampoco que el expresidente Michel Temer pudo terminar el mandato para el cual no fue electo a pesar de los desórdenes financieros en los que habría estado involucrado. Lo importante es saber que la prisión de Lula da Silva fue fundamental para elegir un Gobierno que entregase los recursos naturales a las empresas multinacionales, privatizase el sistema de pensiones, redujese al máximo las políticas sociales y acabase con la tradicional autonomía de la política internacional de Brasil, rindiéndose a un alineamiento incondicional con Estados Unidos en tiempos de rivalidad geopolítica con China.

Objetivamente, quien más se beneficia con estas medidas es Estados Unidos. No sorprende por ello que intereses norteamericanos hayan estado tan implicados en las últimas elecciones generales. Es sabido también que las informaciones que sirvieron de base para la investigación de la Operación Lava Jato resultaran de una íntima colaboración con el Departamento de Justicia estadounidense. Pero quizás sea sorprendente la rapidez con la que, en este caso, el hechizo puede volverse en contra del hechicero. WikiLeaks reveló que Sergio Moro fue uno de los magistrados entrenados en Estados Unidos para la llamada “lucha contra el terrorismo”. Se trató de un entrenamiento orientado al uso robusto y manipulativo de las instituciones jurídicas y judiciarias existentes, así como para el recurso a innovaciones procesales, como la delación premiada, con el objetivo de obtener condenas rápidas y drásticas. Fue esa formación que enseñó a los juristas a tratar algunos ciudadanos como enemigos y no como adversarios, esto es, como seres privados de los derechos y de las garantías constitucionales y procesales y de los derechos humanos supuestamente universales.

El concepto de enemigo interno, originalmente desarrollado por la jurisprudencia nazi, buscó precisamente crear una licencia para condenar con una lógica de estado de excepción, a pesar de ser ejercida en una supuesta normalidad democrática y constitucional. Moro fue así escogido para ser el malabarista jurídico-político al servicio de causas que no pueden ser avaladas democráticamente. Lo que une a Assange, Lula y Moro es ser peones del mismo sistema de poder imperial: Assange y Lula como víctimas, Moro en tanto verdugo útil y por eso descartable cuando haya cumplido su misión o cuando, por cualquier motivo, se transforme en un obstáculo para que la misión sea cumplida.

Fuente del artículo: https://www.nodal.am/2019/04/la-opaca-transparencia-por-boaventura-de-sousa-santos/

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“La educación concertada es una trampa”

Por: Ana Torres Menárguez. 

 

Cuatro profesoras de la escuela pública alertan de que la desigualdad educativa crece y «crea colegios gueto»

Están nerviosas. Es la primera vez que se sientan frente a unos focos para hablar de los problemas de la educación. Ellas, las cuatro, son profesoras de primaria de la escuela pública y lejos de hablar de mejoras en el salario o en la jornada laboral, les preocupan los alumnos, los contenidos a los que están expuestos y la cada vez mayor desigualdad del sistema, que genera «colegios de primera y de segunda». Tienen claro que los que están fallando son los políticos, incapaces de llegar a un pacto de Estado por la educación, y lamentan que la enseñanza se use como arma arrojadiza. Han perdido la esperanza en los partidos; no creen que ninguno saque adelante reformas a la altura. Ante las elecciones generales, tratan de describir las grietas de la escuela para ver si alumbran a algún político. Coinciden en el diagnóstico general: falta financiación.

«Siempre he creído en el poder compensador de la escuela, pero se está perdiendo», comenta Esther Estebaranz, maestra de 58 años del colegio madrileño Bravo Murillo. «Estamos creando colegios gueto», añade Estefanía Martín, de 60 años y profesora del Camilo José Cela, en el que también dan clase las otras dos docentes. Creen que los años «magníficos» en los que la pública elevó su nivel ya pasaron y que ahora se está clasificando a los niños en diferentes colegios en función de los ingresos de sus familias y de su clase social. «Trato de pelear contra eso cada día, pero siento que estoy frente a un muro», añade Estebaranz.

Los datos les dan la razón. En los últimos años, la Comisión Europea y la ONU han urgido a España a revisar y aprobar políticas que frenen la llamada segregación escolar —separación de los niños en diferentes escuelas según su perfil socioeconómico—, que afecta al 46,8% de los centros educativos del país. Nueve de cada diez son públicos, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid.

La «falta de regulación» sobre la concertada y el pago de cuotas por parte de las familias son para estas cuatro profesoras dos de los puntos débiles del sistema. «El problema del colegio concertado es el segundo apellido: sostenido con fondos públicos. Tuvo sentido en los ochenta, cuando la escuela pública no podía asumir tanto alumno y el Estado no podía construir a esa velocidad, pero hoy ya no está justificado», analiza Estebaranz.

«La concertada es una trampa porque, en teoría, se rigen por las mismas normas que nosotros, pero en la práctica eso es mentira. Ellos eligen a su alumnado», indica Beatriz Flores, maestra de 41 años. Critican también la forma en la que los concertados escogen al profesorado: «No pasan los mismos controles que nosotros», «su contratación depende de quién les recomiende», «o de si son amigos del director», comentan. «Ganan menos», añade otra. Eso sí, tienen claro que ellas ganan en libertad de cátedra.

Sobre las propuestas de Educación que los partidos llevan en sus programas electorales, les preocupa la del PP de extender el modelo de escuela bilingüe en inglés —puesto en marcha en Madrid en 2004— a otras autonomías. «Están jugando con la opinión pública porque las familias no conocen las desventajas de ese sistema y están engañadas», apunta Flores. Critican que no se haya hecho una evaluación «seria» del modelo, de cómo influye en el rendimiento de los niños. Creen que explicar asignaturas como sociales y naturales en inglés no es pedagógico. «La polinización, la fotosíntesis… son procesos complejos que al final los niños no entienden bien y sus familias acaban comprando libros de texto en español para explicárselo en casa», asegura Mercedes Montava.

La religión copa parte del debate. No están de acuerdo con que los colegios tengan que ofrecerla de forma obligatoria cuando «somos un país aconfesional». «Tiene las mismas horas que música o plástica, materias que nos permiten trabajar la creatividad del alumno», denuncia Estefanía Martín. Celebran que en su nuevo proyecto de ley educativa el PSOE se «haya atrevido» a modificar la LOMCE para que la materia ya no compute en la media de selectividad (EVAU) para el acceso a la universidad, pero creen que hace falta «más valor» por parte de los partidos de izquierdas para sacar la religión del currículum académico.

Les cuesta cambiar de tema. «Es la primera vez que me preguntan sobre la radiografía de la escuela, es importante que nos escuchen», sostiene Estebaranz. Al residir en Madrid, sale a colación la vivienda. Sienten que les han arrebatado su ciudad, que en España las Administraciones «solo dan importancia al sector servicios» y por eso permiten la gentrificación de los barrios. Les preocupa su futuro, su jubilación y el precio de las residencias. No quieren depender de sus hijos y esperan que en unos años se regulen las viviendas cooperativas para la tercera edad, con atención sanitaria incluida. «Todo esto requiere que paguemos más impuestos, pero a ver qué candidato se atreve a anunciarlo», sostiene Estebaranz. Están hartas de que el foco político sea el procés de Cataluña, un tema que “está poniendo en jaque al Estado». «Pero ¿qué pasa con los demás? También estamos aquí, ¿han oído?», cierra Montava.

Fuente del artículo: https://elpais.com/politica/2019/04/16/actualidad/1555411914_215876.html

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Educación: la real batalla del futuro de un país

Por .

 

La misión de la educación es que el estudiante aprenda, recibiendo conocimientos y procedimientos para seguir aprendiendo en la vida y —muy especialmente— poder hacer que esos aprendizajes le sean útiles para insertarse fluidamente en la sociedad. Naturalmente, esta afirmación se corresponde con la idea colorada y batllista de que la educación es la herramienta más transformadora de la sociedad, la más generadora de oportunidades. Concepción que ha sido controvertida en nuestro país desde mentalidades corporativas que le atribuyen al nivel social un papel hegemónico, excluyente, que —a su criterio— la educación difícilmente pueda quebrar. En su tiempo polemizamos en el Senado uruguayo con legisladores del Frente Amplio a este respecto.

La consecuencia de su idea, profundamente equivocada, es que el sistema educativo, que antes supo transformarse para atender los desafíos de cada época, ha terminado siendo una reproductora de hábitos y procedimientos poco adaptados a los cambios. ¿Por qué pasa? Porque quienes condenan a la sociedad democrática, a la sociedad abierta, a la economía de mercado, no aceptan que la educación sea un proceso para insertar a los educandos en el mundo tal cual es. De ahí que su visión de la historia, de la filosofía, de la formación cívica, sea más para cuestionar que para entender, para sentirse parte de un país en el que valga la pena vivir. No se trata de darles una visión de película de Walt Disney, pero sí de que asuman los valores que configuran nuestra institucionalidad.

Como consecuencia de aquella visión frentista es que se desarmó sin evaluación el programa de la enseñanza media en Uruguay, que venía de nuestra reforma de 1995; que en los CERP, los centros de formación docente, se volviera a la enseñanza por asignaturas y que para bajar la tasa elevadísima de repetición se introdujera el famoso «pase social», que bajo el rótulo de la solidaridad social es la condena para los niños de los niveles sociales más necesitados.

Esto se observa claramente cuando se advierte cómo la tasa de repetición baja en primaria y luego se eleva en la enseñanza media. O sea que, simplemente, los alumnos pasan y pasan en la escuela pero llegan mal preparados al escalón siguiente y fracasan. Lo cual es congruente con los bajísimos niveles de aprendizaje en los sextos años escolares. En efecto, en ciencias, el 56% de los estudiantes de 6° año no logra aplicar conocimientos básicos de ciencia y el 49% no revela adecuada comprensión lectora. Estos son resultados de una evaluación nacional, que se confirma más tarde en la evaluación PISA —internacional— con los estudiantes de 15 años. En ese caso, en matemática el 52% no llega al umbral mínimo y el 39% no lo logra en comprensión lectora.

Cuando vamos a los segmentos por niveles socioeconómicos, en el 20% más pobre de la sociedad, los guarismos son realmente alarmantes. Nos están indicando una condena a la marginación de prácticamente un 60% y eso no puede ser.

De esta situación hay que salir. Debemos superar el quietismo actual, la negación de la crisis de resultados. Se sabe que en materia educativa los resultados no son rápidos y que no hay una medida que aisladamente pueda revertir lo que ocurre. Pero nuestra experiencia en 1995 nos indica que se puede hacer mucho en poco tiempo y poner la mirada en el futuro.

Ante todo, es imprescindible definir políticas educativas de largo plazo, indicadas por la conducción oficial, luego de oír a todos los interesados, pero sin relegar su autoridad en lo más mínimo a las corporaciones gremiales. El país debe seguir extendiendo los establecimientos de tiempo completo, generar métodos pedagógicos más acordes con la era digital en que se está formando la nueva generación, instalar procedimientos de formación a distancia, especialmente para los profesores, a quienes —además— se les debe reconocer por ley el carácter universitario de su carrera, entre tantas otras cosas.

Desde ya que reconstruir la comunidad educativa es fundamental, especialmente en la enseñanza media. Hay que terminar con esta elección de horas todos los años que no solo es un procedimiento inhumano, sino que, además, choca con la necesaria permanencia de los profesores en un mismo establecimiento, conducido también por directores estables y jerarquizados. El eje de la educación, el centro, el objetivo es el estudiante, a quien hay que generarle las condiciones para acrecer sus oportunidades de inserción en nuestra sociedad.

Son objetivos alcanzables. Pero se necesita armar un equipo coherente en el Codicen y en las demás ramas, convencido de su tarea y capaz de enfrentar las resistencias al cambio que ya están expuestas. Siempre se tiene el anhelo de que las gremiales de maestros y profesores asuman este espíritu, que vuelvan a sentirse protagonistas de una reforma positiva, de una mirada hacia delante. Los indicios, en esta materia, no son auspiciosos, pero no por ello hay que desfallecer en este esfuerzo, del que depende —cada día más— el futuro del país. En una economía basada en el conocimiento, no hay margen para insuficiencias educativas.

Desgraciadamente, el tema no está hoy en el primer lugar del debate en Uruguay, desplazado por urgencias importantes, pero nada debe distraernos de que esta es la real batalla del futuro nacional. Lo urgente no puede relegar a la importante.

Fuente del artículo: https://www.infobae.com/opinion/2019/04/12/educacion-la-real-batalla-del-futuro-de-un-pais/

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