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La lucha teórica y política por la educación

Por: Rafael Mendoza Castillo

Inicio estas reflexiones con el pensamiento crítico de Manuel Gil Antón: “Ojalá, ojalá de veras, un día estudiar valga más que robar dinero público, ya no sea mejor tener conocidos que conocimientos y haya más jacarandas y nuevas universidades que muertos y fosas en nuestra tierra. Para que sea así, es cosa de entrarle y no callar. Alzar la voz: tomar la palabra arrebatada”.

Sin principios ni fines todo es fungible (se consume con el uso), todo puede servir como representante de todo. Observemos las consignas actuales, “nueva cultura”, entendida como conducta adaptada al nuevo capitalismo, sin derechos ni reclamos, sin conquistas sociales. Aquí aparece, hoy en día, desde el prianismo gobernante, la nueva cultura del trabajo, nueva cultura moral, nueva cultura ecológica, nueva cultura jurídica (juicios orales). Todo ello domestica la acción política de la comunidad, es decir, la soberanía del pueblo (artículo 39 constitucional) y esto se pone al servicio de las organizaciones corporativas privadas y sus mandatos.

Manuel Gil Antón

Sin principios ni fines lo educativo se llena de productividad, de eficiencia, de la calidad que disfraza el desgaste programado de los objetos y bienes, el mercado como ausencia de fines humanos y políticos de la formación social capitalista, misma que convierte todo en mercancía, incluyendo a los sujetos sociales. La competencia donde sobresalen los oligopolios y las megacorporaciones. Este es el capitalismo políticamente administrado y planificado para controlar a las clases subalternas y someterlas a su consenso único (hegemonía).

La filosofía clarifica, determina conceptos y categorías con la finalidad de que nosotros podamos preguntarle a la conformidad con el objetivo de incomodarla. Por ello empecemos por determinar conceptos tales como integración, bloqueo histórico, la utopía y el sujeto. Si partimos de esto estaremos en mejores condiciones de construir una relación distinta de conocimiento, de acción y modo de pensar distinto ante lo educativo y el mundo actual.

En la realidad del mundo histórico contemporáneo se localizan la educación, la cultura, la ciencia, el arte, la técnica, orientados por los procesos de integración, donde la transnacionalización del capital es hegemónica, no sólo en lo financiero, económico y comercial, sino que también se incorpora lo primero. El capital produce bienes y servicios, pero también produce un sujeto que responda a su consenso único de pensamiento y de consumo.

Lo anterior revela el interés de los empresarios (Claudio X. González) que impulsan el proyecto llamado Mexicanos Primero, por ocupar también, para su negocio y lucro, el campo de lo educativo. Por eso decimos que el terreno de la educación es una lucha teórica y política, donde la definición tiene que ser clara en los actores de dicho proceso y la decisión se instala en favor de qué y en favor de quién, porque la naturaleza de la práctica educativa, según Paulo Freire, es política.

Sin embargo, no sólo se globaliza el capital, el trabajo, sino también la trasnacionalización desde el punto de vista de los medios de comunicación de masas. De ahí que la categoría de integración arroja luz sobre la forma en que los Estados nacionales desaparecen o se vuelven instituciones fallidas, achicadas, simplificadas, privatizadoras, desreguladoras, al servicio de las megacorporaciones extranjeras y nacionales.

De ese modo, gobiernos e instituciones se integran a los centros de la hegemonía económica y el consenso de Washington. Como bien afirma Immanuel Wallerstein: “Que el capitalismo no reconoce naciones ni estados, la única realidad para el capitalismo es la economía mundial, no hay en mente realidades nacionales”.

Esta realidad social, esta existencia actual, expulsa los procesos de la racionalidad teórica, del pensamiento crítico disruptivo y pone en práctica una cotidianidad sustentada en la homogeneización de las emociones y sentimientos y de las teorías del pensamiento débil. Todo ello promovido por la diversión, el entretenimiento, que lleva a la enajenación de la conciencia. La intención es destruir la centralidad de la política y de la teoría, tal que le apuesta al consumo y a la esclavitud de la gente.

Además, a través de los medios de comunicación, sobre todo el duopolio televisivo comercial, alienan y forman a la población. No sólo informan al pueblo, sino también se conforman estructuras de conciencia que apuntan a la aceptación y adaptación del orden que ellos, los medios, defienden. Esa conciencia de lo mismo hace sentir y pensar a la gente que lo que existe es lo mejor y que no existe otra opción. Les matan el futuro y la esperanza.

Como bien dice Giovanni Sartori, las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder que al final del día convierte al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y, eso sí, dependiente del televisor. Como acertadamente dijo el clásico, el “medio es el mensaje” (Marshall Mcluhan).

Es importante que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto no podemos entender por qué la gente aspira a lo mismo y que la gente no piense distinto. Lo anterior se vincula con la educación y la cultura ya que el poder y hegemonía tiránica no persuaden ni les interesa convencer a las personas. Tal hegemonía pretende que la gente se convierta en súbditos y no en ciudadanos, sujetos históricos, erguidos, desafiantes, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes.

Por eso el modelo neoliberal produce, vía los programas de educación como el propuesto por el inolvidable sargento Aurelio Nuño, un sujeto que acepte vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encarga de producir. Que las personas queden fuera del conflicto de clases y que acepten esta realidad. Otro mundo es posible y necesario.

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc39672

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Una pedagogía de los gestos

Por: Álvaro Silva Muñoz

A propósito de la foto del docente de Lascano que cuida al hijo de una de sus estudiantes.

Hace unos días circuló en las redes sociales un video en el que aparecía un docente con un bebé en sus brazos, hijo de una de las estudiantes del curso del que es responsable. Según sus propias palabras, la joven le pidió que lo sostuviera, de modo de poder transcribir algunos de sus apuntes. La imagen se hizo viral y varios medios de comunicación se trasladaron hasta la escuela técnica de Lascano, departamento de Rocha; partiendo de ese hecho, profundizaron en una historia que implica a compañeros de clase, autoridades del centro educativo, docentes y otros educadores.

Siguiendo a Hannah Arendt, una de las figuras centrales de la filosofía política del siglo XX, este hecho denota un gesto. En él se condensa un movimiento por el que los adultos les damos la bienvenida a este mundo a los nuevos, a los recién nacidos, diría ella misma. Arendt, como otros tantos, sufrió en carne propia la persecución por su condición de judía en la Europa de la Segunda Guerra Mundial y experimentó en qué se convierte este mundo cuando no lo hacemos hospitalario. En efecto, natalidad y hospitalidad son dos de sus nociones centrales que tienen efectos permanentes, ya que siempre se está naciendo. La cuestión de acoger, de ser hospitalario, guarda relación con la transmisión cultural; es decir, ofrecer claves de interpretación para estar en el mundo y actuar en él, y con ello acontece un segundo nacimiento. De eso se trata la educación: en cada acto educativo se nace de nuevo, porque es posible comprender el mundo con otras miradas, conocimientos, saberes, acciones. Así, Arendt se refería a la educación como un gesto.

Un gesto que tiene la fuerza de cuestionar al menos dos sentidos comunes instalados y que no constituye una mera anécdota, como a veces se intenta presentar las “historias de vida”:

1) Los jóvenes no son “ni-ni” por una suerte de esencia que está en su naturaleza, sino que en general son las condiciones de inhospitalidad del mundo y sus instituciones –entre ellas, las educativas– las que no favorecen su continuidad en los estudios. Cuando nuevas condiciones se privilegian, los jóvenes pueden disfrutar de aprender y conocer: unas autoridades que habilitan que venga con su hijo cuando, en general, se entiende que la enseñanza media no es el espacio para estar con hijos pequeños; un adscripto que escucha un planteo y busca posibles soluciones; un docente que integra al bebé en el movimiento del aula.

2) El derecho a la educación es para todos los sujetos, a lo largo de toda la vida y de calidad, proclama la Ley de Educación 18.437, de diciembre de 2008. Sabido es que la enseñanza media es heredera de un mandato fundacional que le confiaba la selección de los sujetos que transitarían hacia la Universidad, y el conjunto de sus prácticas se basó en estos sentidos, mientras que ahora debe ofrecer espacios para que todos puedan acceder y culminar. En el seno de este debate entre cantidades y calidades, este gesto tiene la fuerza de construir instituciones hospitalarias –y, por tanto, justas, en el planteo de Arendt – y denunciar que calidad e inclusión en ocasiones se colocan en una falsa oposición, y que es posible que puedan potenciarse.

Pero me interesaría volver a Hannah Arendt, ya que hay otro elemento en juego: el docente se hace responsable de la situación. Con ello no sólo me refiero a la situación de aula, sino a la inscripción de dicha situación en un conjunto de estructuras sociales, políticas, económicas, culturales y simbólicas. Sin llegar a resolver los grandes dilemas de la humanidad, el docente se hace responsable de una situación de la que, en apariencia, no es “directamente” responsable.

Uno podría decir: “No es mi culpa”, “No fui formado para esto”, “A mí me interesa dar clase”, y varios etcéteras más. Este es uno de los ejes centrales en el análisis de Arendt cuando se refiere a la crisis de la educación, ya en su “Entre el pasado y el futuro” (1961): la crisis se apoya en eludir responsabilidades, especialmente los adultos, que hacen que los nuevos no cuenten con referencias para comprender e interpretar este mundo. La responsabilidad, en este sentido, se une al cuidado de los nuevos. La formación docente tal vez deba recorrer nuevos senderos por los que la identidad docente no se construya sólo alrededor de determinada disciplina, como tal vez lo requirió el mandato fundacional de la enseñanza media, sino que aborde otro conjunto de elementos que hacen al docente de estos tiempos, porque la diversidad de situaciones se expresa en mayor medida al haber más personas que transitan por la enseñanza media. Y, estimo, gestos como este no desvalorizan la tarea docente sino que, todo lo contrario, la dignifican.

Porque en la institución educativa se aprenden muchas cosas además de los conocimientos disciplinares: compañeros que se preocupan por pasarle apuntes a la compañera, un bebé que genera otro clima de convivencia entre los jóvenes en los corredores, un bebé que confía en distintos brazos, etcétera. Ya estamos al final del artículo y no mencionamos a la pedagogía. Bueno, en realidad, todo lo escrito refiere a una pedagogía: un gesto que enseña por su propia densidad.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2018/3/una-pedagogia-de-los-gestos/#subscribe-footer

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La estructura emocional, el aprendizaje y la tarea docente

Por: José de Jesús Reveles

A partir de los años sesenta cuando la psicología empírica comenzó a otorgar mayor valor a los aspectos cognitivos y su influencia en el comportamiento y personalidad; trabajos del canadiense Albert Bandura (1982), y otros autores, demostraron el impacto que nuestros pensamientos y creencias ejercen sobre nuestras actuaciones y proporcionan herramientas terapéuticas eficaces en el control de la ansiedad y la depresión.

Martin Seligman (1981) sostiene que el pesimismo es un estilo de pensamiento, caracterizado por la explicación que la persona se hace de la adversidad como algo permanente universal y personal.Esta forma de pensamiento lleva a la indefensión y a la desesperanza.

Por el contrario, el estilo optimista de pensamiento explica la adversidad como transitoria, específica y externa a la persona. Esto permite mantener viva la esperanza y sentir que el cambio es posible. La esperanza hace que la persona esté dispuesta a ponerse en pie, a continuar esforzándose, a buscar alternativas y a persistir frente a la adversidad.

La mayoría de los niños y jóvenes encuentran en su entorno familiar y en los contextos en los que viven, las condiciones de protección y los modelos que necesitan para desarrollarse. Sin embargo, en algunos casos no reciben la atención necesaria por parte de las personas encargadas de su cuidado.

En estas situaciones, el desarrollo evolutivo no se produce adecuadamente, afectando esto tanto a su competencia y adaptación social, como a los aprendizajes escolares.

Hoy en día, las instituciones educativas son los lugares propios de socialización de los niños y jóvenes, y es en ellas donde manifiestan con más claridad sus dificultades en las tareas y competencias de cada una de las etapas de crecimiento académico y social.

Los profesionales de la educación cumplen un papel importante en la prevención, detección e intervención, cuando alguno de los niños o jóvenes está sufriendo una situación de riesgo o se están vulnerando sus derechos desde cualquiera de los contextos donde vive.

Es así que en los diferentes procesos educativos se tienen un compromiso con el bienestar de éstos y les obliga a tomar postura activa en aquellos casos en los que los niños están siendo víctimas de situaciones de desprotección, o no están siendo satisfechas de forma adecuada sus necesidades básicas, y a notificar estas situaciones para poner en marcha las actuaciones de protección oportunas.

En tal sentido, los aprendizajes significativos son producto de la interacción que fluye entre el docente y el estudiante permeados por emociones gratas, los cuales internalizados en un proceso entre la razón y la emoción garantiza un efecto deseado.

Así, se ha demostrado que las emociones representan junto a los procesos cognitivos un factor determinante en la adquisición del conocimiento, tomando en consideración que, si la experiencia de aprendizaje es agradable a los estudiantes, ellos lograran aprendizajes significativos, de lo contrario propiciarán procesos emocionales negativos que generará una conducta de huida hacia la disciplina que administre el docente en su momento y entre los diversos estudios generados sobre ella.

En este sentido, es importante señalar que los procesos emocionales deben ser considerados en el campo educativo, puesto que estos no solamente ocurren en el interior del sujeto, sino que también son parte de la interacción social. Circunstancia por la que se suelen llamarse procesos psicosociales, los cuales conforman la base central de la educación.

Fuente: https://www.elsoldezacatecas.com.mx/analisis/la-estructura-emocional-el-aprendizaje-y-la-tarea-docente-1587687.html

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Reforma Universitaria y Sociedad del Conocimiento

Por: Matías Caciabie

En 1993, el abogado y padre de las llamadas ciencias del management Peter Drucker, describió su “sociedad del conocimiento” como la “sociedad postcapitalista”, donde el conocimiento se pondría en el centro del desarrollo económico, por encima del trabajo salarial, la renta del suelo y la disponibilidad de capital.

En un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Suiza, conocida mundialmente como la Universidad ETH de Zúrich –alma Mater de 21 Premios Nobel, entre ellos Albert Einstein-, la actual fase del capitalismo se caracteriza por haber construido una difusa forma económica-política-militar de “red global de control corporativo”.

De esta manera, la “Knowledge Society” (sociedad del conocimiento) es una forma sutil de desdibujar la realidad, de vender gato por liebre. Estamos asistiendo no a un poscapitalismo, sino a la irrupción de un capitalismo que ha alcanzado su fase global (¿acaso la última?).

La construcción de dicha red, que afirma el dominio ascendente de la aristocracia financiera global, se inicia con los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, la crisis del petróleo de 1973 y la conversión del dólar en moneda fiduciaria tras la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods.

Junto a ello, la caída del campo soviético, la crisis de la deuda latinoamericana; George Bush, Bill Clinton y Tony Blair, la anulación de la Ley Glass-Steagall en 1999, la inserción de los intereses angloamericanos con la doctrina de Deng Xiaoping de “un país, dos sistemas” y la devolución de Hong Kong a China en 1997, el surgimiento y auge de las llamadas fintech en los años de 1990 y 2000, y la crisis económica mundial desatada a partir de la caída del Lehman Brothers en 2008.

La educación superior en la red global de control corporativo

En esta nueva fase del capital se busca instalar un paradigma donde el ciclo de grado universitario nacional es apenas un ciclo básico que sólo permite obtener recursos humanos para tareas de operario de calificación media, y donde el ciclo de posgrado transnacionalizado se convierte en el ciclo de formación superior.

Los recursos humanos de alta calificación deben formarse en sus “sedes centrales”, donde serán finalmente reclutados por los grandes grupos financieros: la Ivy League (Harvard, Columbia, Yale, entre otras), Chicago, MIT y California en Estados Unidos, y el triángulo inglés de las universidades de Cambridge, Oxford y Londres.

Al mismo tiempo, empujan un proceso de desescolarización y de formación cuentapropistas (free-lancers) en sus propias empresas, tal como hace Facebook con sus grandes becas del 40% (¡!) en la Digital House Tech Hub que forma programadores web que, llegado el caso, entrarán como trabajadores a su empresa o serán arrojados a la incertidumbre de un mercado de trabajo empujado a una creciente y progresiva desocupación.

Al mismo tiempo, grandes empresas de servicios educativos se han constituido como nodos relevantes de la red financiera transnacional. Sylvan Learning Systems Inc y Pearson Global Inc son dos de los casos más renombrados.

En este capitalismo globalizado también aparecen instituciones educativas como la Universidad de Minerva, autodefinida como la primera universidad global, donde los estudiantes viajan y viven en siete ciudades diferentes a lo largo de su cursado: San Francisco, Seúl, Hyderabad, Berlín, Londres, Taipei y Buenos Aires son sus “sedes”, rompiendo el molde de todo lo instituido hasta el momento.

Las corporaciones apuestan casi como los Estados

Según la Fundación Varkey, presidida por Bill Clinton, en 2013 las compañías que figuran entre las 500 más poderosas del mundo gastaron 2.600 millones de dólares en educación, un 13% del presupuesto total con el que contaban para acciones de la llamada Responsabilidad Social Empresaria (RSE), que en realidad enmascara la evasión impositiva y la promoción de inversiones en nuevas áreas aún no suficientemente enlazadas en la lógica de la financiarización económica.

El informe estima que un 33% del desembolso corporativo en esta área se destina a la formación universitaria y un 19%, a la capacitación profesional. Esos valores no son nada marginales si se compara con los 4.700 millones de dólares que el Estado argentino invierte en el sistema universitario, uno de los de mayor inversión en Universidad de la región en relación al PBI (0,77% estimado para 2018).

Vale precisar que entre las empresas que más invierten en educación, destacan el Banco Santander (de composición anglo-española) con 166 millones de euros, la tecnológica norteamericana IBM con 122 millones y la española Telefónica con 110 millones de euros.

El listado de los 10 primeros lo completan Exxon Mobil (petrolera estadounidense, 98 millones de euros), Target(supermercadista norteamericana, más de 80 millones), Glaxo Smith Kline (farmacéutica británica, más de 73 millones), Microsoft (más de 73 millones), Toyota Motors (71 millones de euros), Rio Tinto Group (minera anglo-australiana, más de 69 millones) y Wells Fargo (banca de servicios financieros de origen estadounidense, más de 69 millones).

Si las tendencias mundiales se consolidan, donde progresivamente los Estados dejan de invertir en la educación superior y, por el contrario, las corporaciones transnacionales despliegan su poder para tendencialmente ocupar ese vacío, iremos viendo como la educación será cada vez más una cuestión de “privados”.

En el centenario de la Reforma*

A 100 años del primer gran movimiento reformista universitario, la aristocracia financiera global –que es la personificación social del capital transnacionalizado- ha decretado que la educación ya no es un bien público y un derecho de los ciudadanos. Por el contrario, la educación es, para éstos, un interés privado y una mercancía a adquirir por los consumidores de acuerdo, por supuesto, a sus posibilidades económicas.

Sólo basta recorrer las calles de Santiago de Chile entre noviembre y marzo de cada año para ver la gravitación publicitaria que la Educación Superior tiene en una sociedad a la que le han enajenado su derecho a la educación a partir de la dictadura de Augusto Pinochet.

La conmemoración de la primera gran gesta estudiantil está sirviendo de escenario de una disputa sobre cuál es el modelo que se impondrá: aquel que la entiende como un Derecho Humano, o aquel que la entiende como un servicio comercializable y rentable.

El evento central de esta disputa será la TercerConferencia Regional de Educación Superior (CRES) del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), a realizarse en junio de este año en la ciudad argentina de Córdoba.

Si creemos que la defensa de la Universidad Pública es la defensa de un espacio social que no debe ser controlada por las necesidades de la aristocracia financiera global, estaremos obligados a romper con la idea de que la gesta reformista se realizó sólo por una cuestión de formas institucionales en el quehacer universitario.

Una vez más la discusión es sobre socializar aquello que se encuentra privatizado, hacer público (del Pueblo) lo que es de unos pocos: el conocimiento estratégico. El desarrollo de la sociedad del conocimiento en nuestra realidad, puede representar, bien administrada, una posibilidad gigantesca de redistribuir la riqueza del mundo.

La conmemoración de los 100 años de la Reforma Universitaria debe servir como una oportunidad para reflexionar, discutir y sumar voluntades, como un momento en la construcción de un proyecto estratégico que permita rediseñar otro país, otra región, otro mundo. La Reforma Universitaria que estos tiempos necesitan no es sólo para la Universidad.

Después de todo, el manifiesto de los reformistas universitarios de hace un siglo, autopercibidos como revolucionarios, afirmaba también que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”.

*Nota de Rebelión: La Reforma Universitaria de 1918 es el movimiento estudiantil surgido en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) con una huelga estudiantil de protesta contra los contenidos conservadores de la educación y a favor de una serie de reformas que democratizaran la universidad y elevaran el nivel educativo. La Reforma Universitaria tuvo amplias repercusiones en toda Argentina al igual que en el resto de América Latina. 

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238905&titular=reforma-universitaria-y-sociedad-del-conocimiento-

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Evolución de los recursos para el aprendizaje

Por: Hugo Martínez Alvarado

Herramientas tecnológicas y lúdicas para que el alumno experimente diferentes maneras de potenciar sus conocimientos. El desafío de la educación para reinventarse en tiempos digitales.

Los recursos para el aprendizaje son herramientas de mediación, que al acompañar y potenciar estrategias didácticas se instalan en la cultura escolar como representaciones simbólicas de la forma en que se definen la enseñanza y el aprendizaje.

Así, por ejemplo, la pizarra del aula puede representar diversas estrategias de trabajo pedagógico vinculado en algunos casos a la clase magistral del docente que utiliza este recurso para apoyar su explicación, modelando contenidos o apoyando etapas en su desarrollo. No obstante, el mismo pizarrón puede estar asociado a la ejercitación cooperativa en el aula, donde los alumnos deben evidenciar sus avances y conocimientos resolviendo ejercicios frente a sus compañeras y compañeros. (…)

Un recurso ampliamente utilizado en los sistemas escolares son los textos o libros de estudio (Fuller, 1987). (…) En este caso, es posible suponer que el paradigma con que se inserta este recursos de aprendizaje obedece a una visión enciclopedista de la enseñanza, que asume que el contenido se puede empaquetar y organizar estandarizadamente en un manual impreso que asegure la fiabilidad de las fuentes y organice las etapas en que se deben trabajar los contenidos o las habilidades curriculares propuestas.

Cuando se trata entonces de revisar la evolución de los recursos para el aprendizaje, es necesario revisar no solo su materialidad en relación con sus características físicas o funcionales, sino también los paradigmas pedagógicos con que están diseñados o implementados.

En la medida en que estos paradigmas respecto de cómo se aprende y cómo se enseña se modifiquen, enriquezcan o corrijan, los tipos de recursos para el aprendizaje y la forma en que estos se insertan en la dinámica del aula también se deberían ir modificando.

Avanzado el siglo XXI, los paradigmas respecto del aprendizaje se han ido enriqueciendo inevitablemente, modificándose a una velocidad en que los cambios ocurren más rápido que la capacidad de comprenderlos y sistematizarlos.

Variable fundamental para comprender estos cambios es la llamada revolución de lo impreso a las nuevas tecnologías, como la define Michael Serres, señalando que esta transformación es de igual importancia que la que vivió la humanidad en el paso de lo oral a lo escrito y de lo escrito a lo impreso.

Un sector importante y creciente de los docentes y estudiantes accede hoy a una oferta de recursos tecnológicos que les permite, a través de sus propios dispositivos digitales móviles, encontrarse con una cantidad diversa y dinámica de recursos y contenidos sin mayor restricción que sus propios intereses o habilidades de búsqueda. Aunque subsisten en Latinoamérica sectores de la población escolar que aún no tienen acceso a las oportunidades de las tecnologías de la información y las comunicaciones, esta brecha se ha ido disminuyendo gracias al aporte de políticas públicas con este propósito y al desarrollo de generaciones de dispositivos móviles de bajo costo que facilitan el acceso de los estudiantes a servicios de comunicación y fuentes de información.

De todas formas, el impacto que esta revolución ha tenido en diversos ámbitos del mundo académico, científico, social y laboral hace inevitable y urgente enfrentar el desafío de dar acceso a todos los estudiantes a las oportunidades del mundo digital.

Interés. Los estudiantes del siglo XXI están aprendiendo de diversas formas, muchas de las cuales se relacionan con la indagación, la experimentación, el ensayo y el error para el acceso y la producción de conocimiento.

Cuando tienen interés en algún tema y contenido en particular, acceden a los buscadores seleccionando aquellas fuentes que les parecen más efectivas, consultan a pares a través de las redes sociales u observan críticamente videos en la red donde se desarrollan los tópicos buscados.

Invierten una cantidad significativa de su tiempo en experimentar videojuegos cada vez más sofisticados, que requieren niveles de concentración junto con habilidades de cooperación que les permitan interactuar con pares en diversas geografías para el logro de una meta. Terminada la sesión del juego, pueden revisar su desempeño analizando reportes visuales que distinguen las habilidades logradas, las referencian en comparación con las de otros jugadores con perfiles similares y pueden compartir en las redes sociales sus logros y desafíos.

Quienes tienen intereses creativos encuentran en el mundo digital un conjunto amplio y diverso de herramientas para generar contenidos, producir animaciones o composiciones audiovisuales, componer música, o producir imágenes modificando fotografías digitales a través de herramientas de edición.

Algunos construyen canales de comunicación y divulgación en los que mezclan sus propias creaciones con la selección de creaciones de otros, a través de las cuales generan interacción participativa y colaborativa con otros jóvenes de similares intereses.

Quienes tienen intereses específicos en desarrollar alguna habilidad determinada o aumentar la profundidad en el conocimiento específico de una materia pueden establecer mecanismos de búsqueda de información, adhesión a foros y debates de preguntas y respuestas, o simplemente acceder a fuentes de información especializadas. (…)

Los estudiantes del siglo XXI saben que pueden aprender y que pueden hacerlo a través de múltiples formas y estrategias. Así lo están experimentando muchos de ellos, la mayor parte de las veces fuera de los establecimientos y sin la mediación de recursos para el aprendizaje.

Materiales de la enseñanza

Las nuevas formas de aprendizaje no pueden ser aprovechadas por los recursos para el aprendizaje tradicional. Esto ocurre por dos razones fundamentales. La primera se relaciona con las limitaciones técnicas de los mismos recursos. Los textos no se pueden actualizar, no tienen hipervínculos a nuevos contenidos o a recursos enriquecidos e interactivos. No se pueden utilizar para organizar trabajos colaborativos, no permiten retroalimentación en tiempo real. Y la segunda limitación se relaciona con el paradigma educativo con que fueron construidos. La mayor parte de los recursos para el aprendizaje corresponde a visiones de procesos de enseñanza y aprendizaje, donde los ritmos son estandarizados, el contenido proviene de una sola fuente y la instrucción se basa fundamentalmente en la repetición de actividades de experimentación que se evalúan luego de un período establecido.

Esta concepción está dramáticamente alejada de las formas en que los estudiantes están aprendiendo hoy día.

Fuente: http://www.perfil.com/universidades/evolucion-de-los-recursos-para-el-aprendizaje.phtml

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El desplazamiento de la población en medio rural y las implicaciones educativas. Caso de Jilotzingo, Estado de México

Por: El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

Jilotzingo es un municipio de comunidad rural perteneciente al Estado de México y ubicado al límite de exclusivos fraccionamientos como son Zona Esmeralda, Valle Escondido, Chilucas, Bosque Esmeralda y Condado de Sayavedra. La mayoría de sus pobladores son ejidos colectivos, dedicados a las actividades agrícola y pecuaria. Cuenta con cinco escuelas comunitarias multigrados, cuyas matrículas han venido disminuyendo paulatinamente durante los últimos años, esto a causa del desplazamiento de la población a las zonas urbanas próximas. Bajo esta problemática surgen las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los motivos que conlleva a la población a desplazarse? ¿Es posible que los jóvenes de medio rural consigan mejores y más oportunidades educativas en las zonas urbanas? ¿Están por desaparecer las escuelas rurales?

De acuerdo a Lapointe (1985), durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), la agricultura comercial mexicana era marginada por el dominio de latifundistas mexicanos y extranjeros, generando una fuerte crisis económica y de inequidad social. De aquí surge la reforma agraria, la cual pretendía con el nombramiento de ejidos colectivos “promover un mercado interno de bienes y servicios, asegurar la paz social y facilitar la industrialización” (Lapointe, 1985: 15). Hoy en día los grupos de dominios económicos siguen siendo una amenaza para lograr una sociedad equitativa y, los preceptos por los cuales se construyeron políticas sociales se han disipado bajo una lógica de mercado de capitales.

Las escuelas rurales que en sus inicios se caracterizaban por ser una población mayormente campesina, hoy bajo la lógica de la ´modernización´, han sufrido transformaciones, debido a la invasión de muchas empresas a sus territorios, trayendo consigo diferentes demandas laborales. De acuerdo a Rivera (2012) existe una transición “de lo rural a una gama de diversos fenómenos provenientes de los espacios urbanos-globales que hace que los jóvenes experimenten una resignificación de valores, expectativas e identidades” (p.78), es el caso de muchas de estas escuelas que se encuentran ubicadas en un límite muy estrecho entre el espacio rural y el urbano.

Por ejemplo, las comunidades de las escuelas comunitarias en Jilotzingo, en donde muchos de los ejidatarios han recibido ofertas para vender sus terrenos, en otros casos han sido obligados y hasta expropiados, por grupos de empresarios dedicados al desarrollo urbanístico de la zona. Estos casos han sido denunciados en diferentes medios de comunicación, como son los diarios digitales, El Sol De Toluca, La Jornada y El Universal, sin embargo, hasta el momento no se ha recibido ninguna respuesta por parte de los organismos gubernamentales correspondientes al caso.

La escuela comunitaria Heroínas Mexicanas sobrevive en medio de una constante invasión territorial; donde anteriormente existían campos de cultivos y de producción ovina, ahora son escuelas privadas con múltiples ofertas educativas, gimnasios, concesionarios, construcción de viviendas exclusivas y otras ofertas de servicios generadas para clientes con alto poder monetario, muy lejos del alcance de sus pobladores originarios.

En conversación con las maestras de la escuela comunitaria Heroínas Mexicanas, la docente Miriam, explicaba que muchas de las madres de estudiantes, expresan su necesidad de emigrar hacia la ciudad en búsqueda de fuentes de ingresos, aspirando a un trabajo remunerado como personal de limpieza en casa de familia, buhonera o cocinera en algún puesto de comida rápida, ya que no cuentan con preparación profesional calificada. Entre tanto, la maestra Patricia comentaba su preocupación por la escuela: “en unos años la escuela comunitaria desaparecerá al igual que todos los proyectos y el cariño que aquí ha surgido”. Estas palabras evocan un sentimiento de olvido y desprecio por el trabajo que día a día se entreteje en estas comunidades.

Las diversas pruebas de evaluación nacionales e internacionales indican que la población educativa a nivel básico en medio rural es inferior a lo esperado por la media de estos indicadores, por tanto, se “ha impulsado la invisibilización de experiencias significativas en estos contextos” (Cruz y Juárez, 2017: 1). Sin embargo, existen ventajas que, por las mismas características de la población rural se pueden presentar como “oportunidades” de desarrollo potencial educativo para los estudiantes. En palabras del maestro José Luis Prado:

En los ámbitos rurales, los maestros encuentran jóvenes más sanos en todos los aspectos y con verdadera disposición para el aprendizaje. Ahí todavía no está maleada la sociedad, en un medio urbano todos se cuidan de todos y en un rancho todos se conocen, todos se cuidan y se protegen (Ponce, Rico, Ceja y Noriega, 2015).

Y esta ayuda es recíproca desde los maestros hacia su comunidad que, a través de su compromiso con los estudiantes los guían al saber, aún en condiciones de carencia. Lo mismo sucede del estudiante a sus maestros, a quienes respetan y valoran. Existen casos documentados de gestión de experiencias exitosas en la educación básica en medio rural en donde “los docentes destacan como ventaja la autonomía y libertad de que disponen…” (Cruz y Juárez, 2017: 1).

La escuela y la comunidad rural en México han sido protagonistas de numerosas luchas, buscando no ser excluidas por el resto de la sociedad mexicana. Los modos de producción agrícola y pecuaria deben ser protegidos como un bien patrimonial que benefician a todos los ciudadanos, ya que resguardan el ecosistema y la economía nacional, tan importantes en una ciudad que sufre uno de los niveles de contaminación más elevados del mundo, además de elevadas tazas de desigualdad social y económica. La educación de calidad para la diversidad, la inclusión y la cohesión social, es un derecho que se han ganado todos los mexicanos incluyendo a los pobladores de las zonas más inéditas del país.

Referencias

Cruz, S. M., Juárez, B D (2017). Educación rural en El Salvador y México: los casos de escuelas primarias unitarias. México. CREFAL. Recuperado en http://www.crefal.edu.mx/rieda/images/rieda-2018-1/exploraciones4.pdf.

Lapointe, Marie (1985). La reforma agraria de Cárdenas en Yucatán, 1935-1940. Université Laval, Québec Canadá.

Ley Agraria. Diario Oficial de la Federación. Estados Unidos de México. México, 26/02/1992

Ponce, G., Rico, R., Ceja, J., Noriega, N. (2015) Voces de los maestros rurales ante la Reforma Educativa. Periódico Digital Cambio, recuperado en http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-256762

Rivera González, José Guadalupe; (2012). Juventudes emergentes: percepciones en torno a la familia, la escuela, el trabajo y el ocio en jóvenes en contextos rurales en San Luis Potosí, México. Cuicuilco, Enero-Abril, 73-95.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-desplazamiento-de-la-poblacion-en-medio-rural-y-las-implicaciones-educativas-caso-de-jilotzingo-estado-de-mexico/

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La Política como Hegemonía Educativa y Cultural

JUAN CARLOS MIRANDA ARROYO

Las contiendas políticas cuentan, entre otros significados, con la idea de desarrollar diferentes frentes de lucha por lograr la hegemonía del poder (como supremacía o dominio) en una sociedad. De esta forma, el Estado, si bien representa a la sociedad, no deja de ser una formación social diseñada, racionalmente, para dominar (Max Weber), sobre todo porque éste (el Estado) constituye la estructura de organización y poder social más desarrollada en las democracias modernas. De hecho, el Estado actúa como un conjunto de instituciones hegemónicas, en todos los ámbitos de la vida pública, sobre la vida individual de los ciudadanos.

Como ente regulador de los actos y el comportamiento de los ciudadanos, el Estado es el garante de los derechos individuales y colectivos, sin embargo, no sólo ejerce la supremacía en el orden jurídico (autorregulación), sino también, e históricamente, lo hace en los órdenes militar, económico, educativo, cultural y material de una sociedad, entre otros aspectos.

Dentro del contexto del concepto general del Estado como la gran organización social «hegemónica», existe el concepto de «hegemonía cultural» al que se refirió en varias de sus obras, Gramsci. «La hegemonía cultural se refiere a la supremacía de una cultura sobre otra u otras. Como tal, es un concepto desarrollado por el filósofo y político marxista italiano Antonio Gramsci, quien entendía la hegemonía cultural como el domino, en términos de imposición, del sistema de valores, creencias e ideologías de una clase social sobre otras, fundamentalmente de la burguesía sobre la clase obrera. Dicha clase, además, generalmente ejerce el control de las instituciones y de las formas de producción.» (1)

Hay que matizar y contextualizar los conceptos. Cuando los políticos en México y el mundo, han puesto como prioridad sus deseos por el poder político, pero no por sí mismo, sino como instrumento para alcanzar, a toda costa, el enriquecimiento personal o de grupo en forma ilícita, (hablamos, en otras palabras, de actos de corrupción), tienden a descomponer el valor original de la actividad política (el servicio público por el bien común). Particularmente en México, desde 1988, con el arribo al poder político del llamado «salinismo», lo político se reconvirtió (desde entonces y por varias generaciones de políticos, hasta nuestros días), en el ejercicio pragmático y usurero del poder: De ser un acto de servicio, lo político se transformó en una actitud para «servirse» del erario, por encima y por debajo de la mesa. Emergió así -tal como lo ha dicho en varios espacios Ciro Gómez Leyva-, una generación de políticos mediocres.

Lo político, de ese modo, pasó a ser una actividad de lucha, a través de las burocracias partidistas, por la conquista del poder público, por medio de métodos fraudulentos y con la finalidad de acumular riqueza, y para conservar circularmente el poder. No es casualidad que uno de los políticos simbólicos del régimen hegemónico priísta, Carlos Hank González, haya pronunciado la famosa y desafortunada frase: «Un político pobre es un pobre político», que sirvió como máxima para aquellos políticos surgidos del tricolor durante finales de los años 70´s, y que se extendió, según los datos disponibles, en una ideología para los políticos de todos los colores y emblemas. «El que no transa no avanza», decían los cínicos. Nostalgia trágica de un círculo desvirtuado (no virtuoso) del poder en México; la mudanza de la vida política: un ir y venir entre la lucha por el poder político y la disputa por el poder económico. En el fondo, como escenografía, la lucha por la hegemonía del Estado.

Aquella generación de políticos, en México, que vaya más allá del deseo material y económico-financiero como herramienta del poder político, será la generación que habrá de lograr «el quiebre» del régimen vigente. La hegemonía del poder político del Estado orientado por la corrupción y la impunidad, sería desplazado (vaya utopía), por el poder político dirigido e inspirado en la austeridad, la solidaridad social, la equidad, la inclusión y la riqueza cultural y educativa de la sociedad.

El concepto más amplio de la hegemonía cultural en Gramsci, contextualizado o trasladado a nuestro entorno, es el que da significado a la recuperación de la conciencia humana; porque piensa en una «superestructura» de la sociedad centrada no en los valores materiales o en los productos tangibles (de una «estructura» que no habrán de obviarse, sin duda), sino en los valores cívicos y éticos (morales); espirituales o de la fe; culturales, educativos, científicos y tecnológicos, es decir, en los valores intangibles que constituyen «el Ser» (no «el tener») de los miembros de una sociedad, repito, en un sentido humanista, solidario, incluyente, respetuoso de los derechos y de las libertades.

¿Cuál o cuáles de los candidatos presidenciales que están en la lucha hoy por el poder político en México, tiene o tienen la capacidad de llevar a cabo esta ruptura generacional? ¿Quién estará en condiciones de liderar esta necesaria reconversión delo político como servicio público y no como artículo de mercancía? Esta transformación no será fácil ni súbita. Será gradual. Y en ella jugarán un papel determinante la familia, la escuela y los medios de comunicación. Será un proceso lento de reeducación de políticos, administradores públicos, legisladores, ministros de justicia y demás órganos de la burocracia, a efecto de que no cedan ante los deseos del dinero y del poder público como instrumento de dominación. Pero la principal transformación estará en la base de la sociedad, no necesariamente en la cúspide de la clase política. Por eso justamente es necesario revisar y profundizar los conceptos y los programas que están implícitos y explícitos en la llamada Reforma Educativa en México.

¿Quién estará a la altura de esta demanda social como para encabezar un «quiebre» de este tamaño y se atreva a transformar la vieja hegemonía del Estado, «desde arriba»? ¿Cómo generar una nueva «supremacía», una renovada hegemonía, orientada hacia la solidaridad, el bienestar social o el beneficio común?

Prefiero pensar en una utopía social de esta naturaleza, que caer en el pesimismo de creer que, en términos de la vida pública, este tipo de cambios son imposibles de alcanzar. La idea es pensar que esto es posible, en vez de bloquearnos al pensar que es imposible. ¿Acaso no hay espacio y tiempo para soñar en la recreación de nuestras organizaciones sociales, con otros valores, desde lo individual, lo colectivo y «desde abajo»; o esperaremos a que esto lo inicie la clase política, «desde arriba»? Habrá modo también de imaginar cómo se podría actuar por las dos vías.

Fuente consultada:

https://www.significados.com/hegemonia/

jcmqro3@yahoo.com

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/04/05/la-politica-como-hegemonia-educativa-y-cultural

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