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Innovación pedagógica en Colombia, ¿más de lo mismo?

24 de enero de 2018 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Javier Pombo

Las propuestas de cambio en las aulas educativas del país han sido casi siempre de mejora, no de innovación profunda. 

Una tarea compleja que tienen los miembros del sector educativo es el de definir y comprender el concepto de innovación educativa, ya que según el estudio El aprendizaje bajo la lupa: Nuevas perspectivas para América Latina y el Caribe, de Inés Aguerrondo y Denise Vaillant (2015), los sistemas escolares en América Latina y el Caribe han demostrado ser algunos de los aparatos institucionales más renuentes al cambio.

Las propuestas de cambio han sido casi siempre de mejora, no de innovación profunda, y han ofrecido hasta ahora ‘más de lo mismo’. Las estrategias difícilmente cuestionan los supuestos arraigados que estructuran el modelo educativo tradicional, por lo que es necesario hacer cambios radicales ya que no es suficiente reformar el antiguo sistema.

En cuatro casos inspiradores de innovaciones educativas en América Latina se identificó que tienen en común que rompen con el modelo tradicional de enseñanza. Estás son: Comunidades de Aprendizaje basadas en Relaciones Tutoras, en México; la Escuela Nueva, en Colombia; los proyectos de Aprendizaje en Servicio, en varios países de la región, y el uso de los MOOC, en Uruguay.

Es de notar que el peso de estas experiencias reside en las competencias que desarrollan en los estudiantes más que en los contenidos que se enseñan. Las cuatro experiencias se basan en la necesidad de cambiar la cultura memorística y de reproducción de la información por una nueva, en la que la información no sólo se busca, sino también se procesa, se transfiere y se utiliza como estrategia de solución a problemas concretos en situaciones específicas.

Este cambio en los factores permiten que la tendencia de un proceso cambie de dirección y es ahí cuando podemos hablar de una disrupción, como por ejemplo el caso de Tomás Alva Edison, quien al descubrir el bombillo eléctrico en 1879, cambio las prácticas de la iluminación, tal y como como lo refiere Luis Maldonado en su artículo Experiencia disruptiva (Revista Magisterio No. 84, pg, 15).

Lo nuevo surge a partir de los conocimientos previos y en ese sentido las experiencias individuales juegan un papel importante, por eso es que si se quiere propiciar un cambio educativo se deben tener en cuenta las experiencias: perceptiva del entorno y de sí mismo, imaginaria o virtual y la práctica, cuando esto se asimila de manera diferente a la tradicional abra cambios en los procesos de aprendizaje y por lo tanto podemos hablar de prácticas disruptivas.

Por eso es que cualquier cambio que se le realice a una práctica o gestión pedagógica para alterarla puede ser o no considerada como una innovación. Los cambios no solamente se dan en el salón de clase, razón por la cual una innovación puede darse entre otros contextos: distribución de los estudiantes en el salón de clase, uso de materiales de enseñanza novedosos para favorecer el aprendizaje de los estudiantes, planes de área que introducen competencias y contenidos que responden a las necesidades de los educandos para el siglo XXI, horarios flexibles, sistemas de evaluación basados más en procesos que en resultados, trabajo por proyectos  y en diversas formas de administrar una institución educativa.

Para tratar de delimitar el concepto y no caer en el facilísimo de que todo vale, es decir que cualquier cosa es una innovación educativa o lo contrario, la Fundación Compartir ha concentrado sus esfuerzos, en estos meses, en recoger experiencias y artículos que hablan sobre innovación, los cuales han sido publicados en el portal, adicionalmente se hizo miembro de la Red Nacional de Escuelas por la Innovación (Redeinnova) y sus funcionarios han estado entrevistando rectores y directivos docentes de colegios, con el fin de aportar a la discusión de que se puede considerar una innovación educativa y que no lo es.

Por eso, invitamos a los lectores a comentar, divulgar y reseñar a través del portal los artículos, entrevistas y videos que conozcan sobre innovación, para así entre todos poder generar un repositorio de experiencias y textos sobre innovación pedagógica que sean de utilidad para todos los interesados que están y estamos llamados a innovar.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/innovacion-pedagogica-en-colombia-mas-de-lo-mismo

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Polarización y nuevos movimientos

Por: Raúl Zibechi

Lo peor, como en buena parte del mundo, el ascenso de la represión estatal, de la mano de políticas de ajuste que perjudican a los sectores populares. El panorama general que presenta la región es de creciente polarización política, social, económica y cultural.

En el terreno político se verifica una potente confrontación derecha-izquierda o conservadores-progresistas, con resultados dispares que anticipan la continuidad de las fricciones. Mientras en Chile y Argentina se fortalecen las derechas, en otros países las cosas están más parejas.

La movilización social es en gran medida consecuencia de una mayor desigualdad económica y del aumento de tarifas de servicios públicos. Pero en otros casos, como en Perú, se registra una amplia movilización contra el indulto al dictador Alberto Fujimori concedido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, para salvar su mandato de las acusaciones de corrupción.

En el plano socio-cultural asistimos a una batalla con epicentro en Brasil, pero que atraviesa toda la región, entre las iglesias y las derechas contra las mujeres y los colectivos LGBT. El momento más fuerte de esa ofensiva reaccionaria se produjo durante la visita de la feminista Judith Butler, con movilizaciones y una campaña mediática en contra de la «ideología de género».

Butler fue agredida en el aeropuerto y quienes acudieron a sus presentaciones fueron acosadas por multitudes que creen, porque lo expresan pero también lo sienten, que sus hijos e hijas corren riesgo de «contagio», como si la opción sexual de cada quien fuera un virus contagioso.

La oleada conservadora –respuesta de las clases medias al crecimiento de la autoestima de los sectores populares, de las mujeres, los indígenas y los afros– anticipa un 2018 más tenso aún. Porque la polarización no es solo política, sino que expresa en ese terreno una intransigencia que nace en la vida cotidiana, levantando muros de odio y desprecio que nos acercan a sociedades estilo apartheid, donde a la segregación de clase suman la racial, sexual y residencial.

Por ahora, el movimiento que mejor resiste es el de las mujeres, ya que la violencia está escalando casi tanto como las movilizaciones y debates públicos que muestran dos caras irreconciliables de las sociedades. Si miramos el tiempo largo, podemos observar alineamientos similares a los que se produjeron en la guerra civil española o durante las dictaduras latinoamericanas. Las iglesias y las clases dominantes, junto a sus aparatos de poder armado y no armado, como la «justicia», casi impermeables a los cambios culturales y sociales de las últimas décadas.

Esto nos indica que estamos ante una profunda grieta social que divide el mundo en mitades más o menos equilibradas y llegó para quedarse, en este período de crisis sistémica que provoca angustias y desazones en todas las clases y sectores sociales. Todo lo que parecía estable o relativamente consolidado, se deteriora a pasos de gigante. Casi nada va quedando en su lugar.

En América Latina, los gobiernos progresistas se evaporan de diversos modos: en Chile y Argentina porque las derechas ganan elecciones; en Brasil por una ilegítima destitución de la presidenta; en Honduras por un fraude electoral evidente; en Ecuador, por increíble que parezca, el progresismo pierde por haber ganado en las urnas ya que los dos principales dirigentes (Rafael Correa y Lenín Moreno), tomaron caminos antagónicos.

Sería demasiado simplista atribuir estas derivas a traiciones o maniobras de unos u otros. Las cosas son mucho más complejas. Las derechas, obvio, hacen su trabajo. Tienen a su favor el poder económico, los aparatos estatales armados y burocráticos, el conservadurismo de gran parte de la sociedad, los medios de comunicación, el sistema financiero internacional, las grandes potencias y, también, la profunda división de las izquierdas.

Los progresismos han llegado a una meseta y desde 2013 asistimos a su declive. Tienen en su contra el desgaste de ser gobiernos durante más de una década, la corrupción galopante, la deserción de las clases medias y de sectores populares deslumbrados por el consumo, la caída de los precios de las materias primas, la falta de autocrítica y de humildad, entre las más importantes.

La vida tienen ciclos. La vida política también. Es seguro que estamos en el otoño del progresismo, que ya dio de sí lo que podía dar: reducción de la pobreza, ampliación de los servicios de salud y educación, y un clima político que redundó en el empoderamiento de los excluidos. Al no haber realizado cambios estructurales (reformas agraria, urbana y de la renta, entre las más urgentes), las políticas públicas hacia la pobreza se agotan y en períodos de crisis son revertidas por gobiernos de signo opuesto. La oleada conservadora navega cómoda en esta aguas que contribuye a contaminar.

Sin embargo, por debajo de la polarización, más allá incluso de la creciente represión (como hemos visto días atrás en Buenos Aires), se están configurando nuevas realidades sociales. Pequeños cambios que suceden por debajo de la línea de atención mediática, en espacios considerados como poco trascendentes por los partidos y los políticos del sistema. En los márgenes de nuestras sociedades, se multiplican las señales de un nuevo ciclo de luchas y de nuevos movimientos.

He mencionado al principio el movimiento de las mujeres. En cifras, el 8 de Marzo pasado millones de mujeres en las calles. Las concentraciones más concurridas que se recuerdan en Montevideo (Uruguay) con 300.000 personas reclamando contra los feminicidios. En Argentina se han realizado desde el fin de la dictadura 32 encuentros nacionales de mujeres. En los tres últimos acudieron entre 50 y 70.000 de todo el país, que debatieron durante tres días en cientos de talleres autogestionados, sin dirigentes ni caudillos.

Hay muchísimo más. En Colombia existen 12.000 acueductos comunitarios que suministran el 40% del agua a las zonas rurales y el 20% a las ciudades. Cada acueducto fue construido y es sostenido por una o varias comunidades.

En Brasil hay 5.000 asentamientos del movimiento sin tierra (MST), que ocupan 25 millones de hectáreas recuperadas del latifundio improductivo, donde viven dos millones de personas y funcionan 1.500 escuelas gestionados por el movimiento, además de cooperativas de producción y distribución.

En Argentina existen casi 400 fábricas recuperadas y cien bachilleratos populares donde finalizan la secundaria los adultos que no han podido terminar sus estudios. Son gestionados por docentes y alumnos de forma igualitaria y los modos de aprendizaje están inspirados en la educación popular de Paulo Freire. Además hay 200 revistas culturales autogestionadas (impresas y digitales) que ocupan más 1.500 personas y son leídas por siete millones.

A todo lo anterior habría que sumar las millones de personas que se desempeñan en la «economía popular» (cooperativas populares, centros sociales y culturales, emprendimientos del más diverso tipo que producen alimentos, bienes y servicios que se distribuyen por canales propios). Y, por supuesto, al zapatismo.

Este es el mundo que está levantando cabeza en plena oleada conservadora y que va a sorprender a muchos en los próximos años. Sobre todo a los gobiernos de derecha.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2018-01-07/hemeroteca_articles/polarizacion-y-nuevos-movimientos-en-america-latina

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La pujante economía boliviana

Por: Hedelberto López Blanch

Cuando por América Latina soplan aires extremos de neoliberalismo que imponen desempleo, privatizaciones y rebajas de programas sociales, Bolivia aparece como faro de luz para las grandes mayorías de la región.

Impulsadas desde Estados Unidos con pleno apoyo del Fondo Monetario Internacional, el Banco mundial, las oligarquía nacionales y los medios de comunicación capitalista, Latinoamérica ha sufrido en los últimos años un retroceso significativo en aras de la integración regional y en detrimento a las personas menos favorecidas.

Grandes programas de austeridad han adoptado varios gobiernos como Brasil, Argentina, Honduras, Paraguay, Guatemala que elevan los índices de pobreza y el hambre entre la población, mientras son favorecidas las minorías adineradas del país y las compañías transnacionales.

Por eso resulta notorio el caso de Bolivia que a partir de 2006 cuando el primer mandatario indígena en su historia alcanzó la presidencia tomó una serie de medidas para nacionalizar empresas y riquezas productivas, mineras y de servicios, en aras de mejorar la precaria vida de la población.

Desde entonces, la situación en la nación andina dio un vuelco de 180 grados pues anteriormente las características eran la pobreza, hambre, falta de educación y de atención a la salud del pueblo, mientras que la economía sufría el saqueo por parte de las transnacionales y el resto del capital paraba en manos de unos pocos nacionales.

La economía de Bolivia es la de mayor crecimiento en los últimos cinco años y se ha convertido en la más sólida y estable de América   Latina.

Bolivia creció en 2017 un 4,2 % y para este 2018 si se mantienen los precios del gas y de sus otros productos de exportación, puede alcanzar hasta 4,5 %.

Los logros de Bolivia no solo se deben a las estabilidad en los precios de las materias primas sino también al esfuerzo del pueblo, al aporte del sector productivo y a la política de nacionalización que se implementó para recuperar los recursos naturales y las empresas estratégicas de país .

En apretada síntesis, resultaron nacionalizados o renegociados los leoninos convenios que habían sido firmados por gobiernos anteriores con empresas extranjeras entre los cuales aparecen la de madera, oro, aviación, telecomunicaciones, electricidad, telefonía, transporte público, minería, hidrocarburos y metalúrgicas.

Esa política resultó en un cambio radical del sistema neoliberal que existía anteriormente, que mantenían a esa nación, según organismos internacionales, como el tercer país más atrasado y pobre de América Latina.

Según el listado que anualmente publica el FMI Bolivia se ubicaba en 2005 en el número 117 por el Producto Interno Bruto (PIB) entre los países a nivel mundial y ahora aparece en el puesto 75. Es decir, avanzó 42 puestos en solo 11 años. En 2006, el PIB era alrededor de 6 000 millones de dólares y ahora es de 37 000 millones.

También la adopción de una política financiera inteligente, le ha permitido pasar de una reserva monetaria de 700 millones de dólares a 20 000 millones de dólares.

Por toda la nación andina surgen nuevas fábricas de papel, cartón, pintura, sal, almendra y derivados; la agricultura aporta soya, azúcar, maíz, quinua, se construyen carreteras, puentes, almacenes, lo que ha permitido que el Estado tenga una de las tasas de desempleo más bajas de Latinoamérica, de solo 5,1 %.

Antes de la llegada de Evo Morales al poder, nueve de cada 10 bolivianos de origen campesino se hallaban en la extrema pobreza, sin tener acceso al agua potable, electricidad, salud, educación y alimentación.

Cifras de organismos financieros internacionales señalan que el Gobierno ha logrado disminuir la pobreza moderada del 59 % al 28 %, entre 2005 y 2016, y el coeficiente Gini de desigualdad bajó de 0,60 a 0,41.

Fundamentalmente han sido los programas políticos-sociales instaurados por el Estado Plurinacional los que han posibilitado esos adelantos.

Con la utilización del método cubano Yo Si Puedo se eliminó el analfabetismo al aprender a leer y escribir 850 000 bolivianos, que hoy estudian para alcanzar el sexto grado.

Se estableció el pago de rentas vitalicias de entre 1 800 y 2 400 pesos a la población mayor de 60 años (Renta Dignidad) , y de 1 820 pesos a mujeres en estado de gravidez y madres puerperal (Bono Juana Azurduy) hasta que sus hijos cumplan dos años, lo cual ayuda a combatir los índices de morbilidad infantil y de féminas gestantes.

Con el objetivo de que los menores no estén obligados a trabajar en edades tempranas, se crearon programas sociales para niños, mediante el cual el Estado abona 200 pesos anuales a 1,7 millones de estudiantes entre el primero y octavo grado que han revertido los índices de deserción escolar en el país.

En el plan diseñado hasta el 2020 se establecieron cinco ejes principales: elevar las inversiones en el sector petrolero; exportar energía eléctrica; desarrollar la petroquímica; expandir el agro, e industrializar el litio, donde el sector privado y la inversión extranjera directa están llamados a jugar un importante papel.

Como pocos países de la región, la nación andina ha ir solucionando en solo 11 años, una deuda social de 500 años que padecía debido a siglos de colonialismo, neocolonialismo y neoliberalismo.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236776&titular=la-pujante-econom%EDa-boliviana-

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Los 10 mejores libros de economía marxista de 2017

Por: Michael Roberts

El año pasado se publicaron algunos libros fundamentales e importantes de economía marxista, incluyendo: la obra maestra de Anwar Shaikh, Capitalismo: competencia, conflictos y crisis (que voy leyendo poco a poco de forma regular); Fred Moseley, Dinero y Totalidad, una imponente defensa de la teoría del valor de Marx; Francois Chesnais, El Capital Financiero en la actualidad, que describe las tendencias  de las finanzas modernas; así como las importantes contribuciones de Tony Norfield y John Smith (El Imperialismo en el siglo XXI).

Es difícil competir con ellos en 2017. Sin embargo, este año se conmemoró el 150 aniversario de la publicación del Volumen I de El Capital de Karl Marx, por lo que se publicaron algunos libros importantes sobre él que todo el mundo debería leer.

En mi opinión, Guía de lectura de El Capital de Joseph Choonara es la más clara y concisa de todas las “guias” y conferencias en vídeo disponibles o que fueron publicadas este año. Choonara lleva de la mano al lector a través de cada capítulo del Volumen I con análisis explicativos y comentarios relevantes. Choonara afirma que “está diseñada para ser leída en paralelo con El Capital, pudiéndose consultar cada capítulo del libro antes o después de digerir las secciones pertinentes de la obra de Marx”. El objetivo, a diferencia del enfoque más amplio de Harvey en sus conferencias en vídeo, es  “detenerse en aquellas áreas que son las más importantes para la comprensión general de la obra de Marx y las que más a menudo confunden, a partir de mi propia experiencia en la enseñanza de El Capital a estudiantes y trabajadores de izquierdas en la última década”. Porque, en opinión de Choonara, Marx intentó en El Capital analizar el capitalismo desde el punto de vista de los trabajadores y está dirigido a un público de clase trabajadora. El Capital hace evidentemente lo primero, pero es más dudoso que lograse su objetivo de llegar a los lectores de clase obrera. La Guía de Choonara puede ayudar a ello.

Desde luego, saqué más partido a la Guía de Choonara que al libro de William Clare Roberts, el Infierno de Marx, ganador del premio Memorial Isaac Deutscher de este año. Partiendo del tema del infierno de Dante de Marx para describir las iniquidades del capitalismo, Roberts nos presenta una ‘teoría política del capital’. No estoy seguro de la utilidad de este enfoque. Como dice David Harvey en su reseña del libro, “Mi objeción más grave es que Roberts trata el Volumen 1 de El Capital como un texto independiente y trata de interpretarlo ignorando su relación con otras obras de Marx”.  Y el tema del infierno tiene poco que decir acerca de la teoría económica de Marx, excepto para aceptar la interpretación de la teoría del valor de Marx de Michael Heinrich (incorrecta desde mi punto de vista).

Si lo que quiere leer es teoría económica marxista, tengo que recomendar la edición de Rick Kuhn de los ensayos de Henryk Grossman sobre la dinámica económica, la teoría de las crisis de Sismondi y sobre las diversas tendencias de la teoría económica burguesa. Nos ayuda a comprender el alcance del penetrante análisis del capitalismo de Marx en comparación con las principales corrientes burguesas y los socialistas utópicos. El análisis de Marx destruye la idea de que todo puede ser explicado por el intercambio y los mercados. Hay que ahondar debajo de la superficie para llegar al proceso de producción, en particular a la producción de valor (valor de uso y valor de cambio). Como Grossman dice: “Marx hace hincapié en la importancia decisiva del proceso de producción, considerado no sólo como un proceso de valorización, sino al mismo tiempo como un proceso de trabajo … cuando el proceso de producción es considerado como un mero proceso de valorización -como en la teoría clásica- tiene todas las características del acaparamiento, se pierde en la abstracción y ya no es capaz de captar el proceso económico real” (pág. 156).

A pesar del poder del análisis de Marx, son todavía las ideas de Keynes las que dominan el pensamiento de los economistas heterodoxos en su oposición a la corriente ortodoxa. Y esto no es casual. En un excelente libro, Geoff Mann, de la Universidad Simon Fraser, presenta una explicación sofisticada del predominio de Keynes en el movimiento obrero y la izquierda. En su A largo plazo todos muertos, Geoff Keynes sostiene que la hegemonía de Keynes se debe porque ofrece una tercera vía entre la revolución socialista y la barbarie, es decir, el fin de la civilización como ‘nosotros (en realidad la burguesía como Keynes) la conocemos’. Ello ha atraído (y todavía atrae) a los líderes del movimiento obrero y a los “pregresistas” que desean un cambio. La revolución es arriesgado y podemos acabar hundiéndonos con ella. Mann afirma: “La izquierda quiere democracia sin populismo, quiere política de cambio sin los riesgos de cambiar; quiere revolución sin revolucionarios”. (pág. 21).

Mann sostiene que la teoría economica keynesiana es predominante en la izquierda a pesar de sus falacias y fracasos porque expresa el temor de muchos dirigentes del movimiento obrero a las masas y a la revolución. A modo de ejemplo, basta leer el último libro del economista keynesiano James Kwak. Kwak cita a Keynes: “En general, creo que el capitalismo, gestionado con prudencia, probablemente puede ser más eficiente para la consecución de los fines económicos que cualquier sistema alternativo conocido, pero eso mismo es en muchos aspectos muy objetable. Nuestra tarea es diseñar una organización social que sea lo más eficiente posible sin ofender nuestras nociones de una vida satisfactoria”.  Y comenta Kwak:  ‘Ese sigue siendo nuestro desafío hoy’.

Para ser justos, no es fácil optar por una política económica que amenaza al orden establecido. los medios de comunicación y las instituciones burguesas lo convierten en un infierno. En el libro autobiográfico del año, del economista Yanis Varoufakis, ex-ministro de Finanzas griego durante la crisis del euro de 2015, describe los tortuosos y laberínticos debates y reuniones que tuvo en el Eurogrupo en su intento de luchar contra el infierno que la troika del FMI, el BCE y la UE querían imponer a Grecia. Comportarse como adultos: mi batalla contra el establishment europeo, es un relato personalizado, por decirlo suavemente. El análisis de la crisis de Varoufakis y su justificación de lo sucedido (la capitulación del gobierno de Syriza y su dimisión del gobierno griego) tienen todas las características de su ‘marxismo errático’ (como se describe). Perdió su batalla, pero la guerra continúa.

2017 fue también el primer año del reinado de Donald Trump sobre el capital estadounidense. Uno de sus objetivos principales era desregular el sector de las finanzas y de las empresas de las limitaciones impuestas por el Congreso (hasta cierto punto) después de la crisis financiera global. Desregulación en casa, pero proteccionismo cara al extranjero. El libro de Brett Christophers, El Gran Nivelador, analiza esta tensión dinámica entre la liberación del capital de la regulación y, sin embargo asegurar que no hunde la casa. Christopher argumenta que en esta dinámica, se menosprecia el papel del derecho y las normativas legales en el intento de preservar un  “delicado equilibrio entre la competencia y el monopolio”,  que es necesario para  “regular los ritmos de acumulación capitalista”. El tema que subraya Christophers es el papel de la ley a la hora de limitar las anárquicas oscilaciones entre el monopolio y una competencia mortífera en diferentes períodos del capitalismo. Se trata de una nueva visión.

Pero el 150° aniversario de El Capital no podía pasar sin un nuevo libro de David Harvey, el marxista más influyente en la actualidad. En su La locura de la razón económica, Harvey expone su última interpretación del esquema de Marx en El Capital. Es un libro bien escrito y fácil de leer y no demasiado largo. Y hay muchas clases en video de Harvey sobre los principales argumentos del libro. Harvey presentó su última tesis en el seminario Capital.150 que ayudé a organizar junto al Kings College en noviembre (y del que SP publico mi reseña).

Harvey argumenta que el Volumen I de El Capital sólo se ocupa de la parte de la producción del circuito (la producción de valor y plusvalía). El Volumen II aborda la realización y la circulación de capitales entre los sectores en su reproducción, mientras que el Volumen III se refiere a la distribución de ese valor. Y mientras que Marx hace un gran análisis de la parte de la producción, sus volúmenes posteriores no están completos y fueron editados en su conjunto por Engels. Y por lo tanto, de acuerdo con Harvey, el análisis de Marx no llega a explicar la evolución del capitalismo moderno. En el siglo XXI, las crisis en el capitalismo son probablemente causadas también, si no más, por un colapso en la circulación o la realización de la plusvalía que por problemas en su producción. Y así, las crisis son más propensas ahora en las finanzas y por la deuda, debido a la ‘financiarización’.

Quienes siguen mis artículos, incluyendo la nota que redacté sobre dicho seminario y debates anteriores con Harvey sobre estos temas, saben que no estoy de acuerdo con su visión de El Capital. Defiendo que la producción de plusvalía y la acumulación de capital sigue siendo fundamentales en la explicación de Marx del capitalismo y sus contradicciones, que conducen a crisis recurrentes. Como escribió Marx: “El beneficio de la clase capitalista tiene que existir antes de poder ser distribuído”.  La producción de valor no es, como sostiene Harvey, “una pequeña parte del valor en movimiento”, sino la principal, tanto conceptual como cuantitativamente, en Marx, ya que en cualquier economía capitalista, el 80% de la producción bruta se compone de medios de producción y productos intermedios en comparación con el consumo. En mi opinión, la lucha de clases en el lugar de trabajo sigue siendo el centro del capitalismo porque se trata de la lucha por la división del valor entre la plusvalía y la parte del trabajo, tal como Marx demostró en el Volumen I.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/los-10-mejores-libros-de-economia-marxista-de-2017

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Obsoleto desde el primer día

Por: Fander Falconí

Francia fue el primer país que sacó una ley en 2015 contra la obsolescencia programada. Esta se define como una estrategia de diseño industrial que obliga al consumidor a comprar un producto nuevo, antes de lo necesario.

Dicen que lo ‘cool’ es tener el último iphone, usando expresiones de los ‘millenials, otro anglicismo. Puede ser que, dentro de poco, sea una mala inversión. Apple enfrenta demandas en Estados Unidos, Francia e Israel por obsolescencia programada. Está comprobado que el procesador de los modelos 6, 6S, SE y 7 vienen programados para reducir su desempeño en un tiempo fijado, no por desgaste normal.
Como dice León Martínez (2018-01-10, El Economista, México) es como si le vendieran un automóvil con batería solo accesible al fabricante. Cuando su batería empieza a desgastarse en un tiempo fijo, se activa un dispositivo que reduce la velocidad. Supuestamente el fabricante hace eso para alargar la vida de la batería, pero no le avisó eso cuando compró el carro. La batería, que solo puede cambiar Apple, cuesta 8% del precio de un teléfono nuevo. Pero eso se entera usted si averigua en internet a los consumidores insatisfechos. Porque los vendedores le dirán que mejor se compre el último modelo.
Francia fue el primer país que sacó una ley en 2015 contra la obsolescencia programada. Esta se define como una estrategia de diseño industrial que obliga al consumidor a comprar un producto nuevo, antes de lo necesario. El autor ya citado, en la misma publicación de 2017-12-09, comenta que la primera vez que se invocó esta ley para demandar a una empresa fue contra Epson, por el tema de las impresoras y sus cartuchos. Comprobar que existe obsolescencia programada en muchos productos actuales, nos lleva a tres conclusiones: 1) el capitalismo entró a una fase en la cual la codicia se impone al sentido común, 2) eso de que las cosas de antes duraban más, es un dicho muy vigente y 3) el exacerbado consumismo provoca mayor presión ambiental debido a la cantidad de residuos (incluso radioactivos) de difícil o imposible asimilación planetaria, en cortos periodos de tiempo.
Ejemplos de productos con obsolescencia programada abundan. Los ya nombrados cartuchos de las impresoras cuestan tanto como estas máquinas. Además, si sacamos impresiones a color, generalmente un color se agota primero. Entonces se desactiva la impresión, aunque sobren los otros colores. Muchas personas, aunque los fabricantes adviertan como en una película de terror que solo usen sus cartuchos nuevos, rellenan los viejos con otras tintas o compran cartuchos genéricos. Los focos eléctricos duran unas mil horas en promedio. Nada impide que los fabriquen para durar 10.000 horas como los de hace 100 años que exhiben algunos museos. Nada lo impide, excepto la codicia.
Los videojuegos tienen por naturaleza obsolescencia programada. El software de las computadoras también. Todos sabemos que una persona pobre no puede tener un automóvil viejo. Lo que paga en matrícula y en combustible, la falta de repuestos, etc., dejan esos carros para los coleccionistas o para chatarra. De los aparatos electrónicos y de los electrodomésticos ni hablemos. Ya vimos el caso de los celulares. Recordemos las lavadoras que dan 2.500 lavadas y ahí mueren, sin reparación. La refrigeradora de la abuela todavía funciona, aunque haga más escarcha que un nevado.
¿Recuerdan los mayores esos tiempos cuando heredábamos el texto escolar del hermano mayor? Eso era antes. Ahora exigen la última edición, con una que otra modificación. El teorema de Pitágoras y el binomio de Newton no han cambiado, pero los textos de geometría y álgebra sí lo han hecho. Es cierto que también hemos mejorado determinados contenidos y metodologías de aprendizaje, pero debemos desterrar muchos absurdos de la cultura del descarte. La obsolescencia programada no solo afecta a la economía familiar, también contamina el planeta.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236665&titular=obsoleto-desde-el-primer-d%EDa-
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Aunque salga a perseguir a sus líderes, Trump no podrá detener el movimiento por los derechos de los inmigrantes

Por: Amy Goodman

En el aniversario del nacimiento de Martin Luther King Jr., el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajó a su club de Golf en West Palm Beach, Florida. Según información, se trata de la 91ª visita de Trump a un club de golf desde que asumió la presidencia. Mientras tanto, en la ciudad de Nueva York, decenas de personas se manifestaron en la iglesia Judson Memorial para exigir la liberación de Jean Montrevil y Ravi Ragbir, recientemente detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés). Entre los dos, han estado en Estados Unidos un total de casi 60 años.

Ambos son destacados defensores de los derechos de los inmigrantes. No son los únicos a quien el ICE ha estado persiguiendo últimamente, lo que deja entrever que existe un plan concertado del Gobierno de Trump de perseguir a líderes de la comunidad inmigrante de Estados Unidos.

Jean Montrevil nació en Haití y ha vivido en Estados Unidos durante más de 30 años. Haití es el país más pobre del hemisferio occidental y aún se está recuperando del devastador terremoto de 2010, en el que murieron cientos de miles de personas. Es además uno de los lugares a los que, en una diatriba racista pronunciada hace una semana, Trump calificó de “países de mierda” junto a El Salvador y países de África. El comentario tuvo lugar durante una reunión en la Casa Blanca, en la que Trump estaba discutiendo con senadores acerca de un posible acuerdo legislativo sobre la inmigración. Se informó que Trump preguntó: “¿Por qué tenemos que recibir aquí a todas estas personas de países de mierda?”, y añadió: “¿Para qué queremos más haitianos? Llévenselos”. Trump dijo además que necesitamos más inmigrantes de lugares como Noruega, uno de los países con mayor porcentaje de población blanca en el mundo.

A Jean Montrevil, un conocido líder comunitario de la ciudad de Nueva York, efectivamente se lo llevaron. Hablando desde Haití, Jean nos dijo el miércoles en el programa Democracy Now!,: “Es la primera vez que despierto en Haití después de 32 años”. A continuación nos contó su travesía: “Me deportaron el martes, sin notificar a mi abogado. Simplemente me deportaron. Mi caso aún estaba siendo revisado por la justicia. Fue muy difícil, dos días infernales. …Imagínense estar despierto durante dos días seguidos, sin alimentos, encadenado y sin que me dieran explicación alguna. Y ahora estoy en Haití”.

Durante muchos años Jean ha sido voluntario de New Sanctuary Coalition, un grupo religioso defensor de los derechos de los inmigrantes, que tiene su sede es la iglesia Judson Memorial. Cuando le preguntamos si creía que su trabajo con el grupo había contribuido a su detención y deportación, respondió: “No me arrepiento de la labor que hice con el movimiento Sanctuary, porque nadie sabía lo que el ICE estaba haciendo hasta que lo fundamos.”

Ravi Ragbir es el director ejecutivo de New Sanctuary Coalition. Fue detenido por el ICE el 11 de enero, el mismo día que Trump realizó los comentarios racistas. Ravi está casado con una ciudadana estadounidense y es reconocido a nivel nacional como líder del movimiento por los derechos de los inmigrantes. Al igual que Jean Montrevil, funcionarios del ICE esposaron a Ravi y lo enviaron rápidamente en un avión a una cárcel en Miami.

Desde allí logró dictar su “Carta desde una cárcel de inmigración”, una misiva inspirada en la “Carta desde una cárcel de Birmingham”, escrita por Martin Luther King Jr. en 1963. Uno de los oradores de la manifestación por la liberación de Ravi Ragbir, Rhiya Trivedi, miembro del Comité de Defensa de Ravi, leyó la carta:

“Cada instante fue incierto, excepto por la certeza de que querían que me fuera. En este momento debemos hablar acerca de cambiar el sistema para que nadie tenga que sufrir este tipo de daño, no solo por mí, sino por todas las familias que pueden ser separadas. Hasta que no logremos una reforma debemos derogar la ley que criminaliza a los inmigrantes, que nos trata como menos que seres humanos, solo por un documento”.

Inmediatamente después de su detención, se suscitó una protesta frente al edificio federal del ICE en Manhattan. Mientras se llevaban a Ravi en una ambulancia, 18 personas –entre ellas miembros del ayuntamiento de la ciudad de Nueva York– fueron detenidas mientras intentaban impedir pacíficamente que la ambulancia avanzara. Ravi fue trasladado al Centro de Detención Krome en Florida y podría ser deportado a Trinidad y Tabago, de donde es originario, aunque después de las protestas públicas y una impugnación judicial, el ICE informó a sus abogados que enviarían a Ravi a un centro de detención en la zona de la Ciudad de Nueva York.

Esto está ocurriendo en todo el país. Colorado es el estado que tiene más refugiados internos en el país. Sandra López, una mexicana con tres hijos, ha vivido en Estados Unidos durante 20 años y desde octubre se encuentra en la iglesia Unitaria de Carbondale, Colorado. Ingrid Encalada Latorre volvió a Denver, una ciudad santuario, también en octubre. El día en que Ravi fue detenido, el ICE también detuvo al esposo de Ingrid, Eliseo Jurado.

En Seattle, el ICE envió un “aviso de comparecencia” a Maru Mora Villalpando, que ha vivido en Estados Unidos durante 25 años y dirige la organización Northwest Detention Center Resistance.

Maru nos dijo en el programa Democracy Now!: “El ICE realmente nos está enviando el mensaje de que abandonemos toda actividad política, de que abandonemos nuestro activismo”. Sin embargo, como demuestra la gran presión ejercida en el Congreso para proteger a los 800.000 jóvenes inmigrantes conocidos como “soñadores” que viven en Estados Unidos, el movimiento dedicado a defender los derechos de los inmigrantes es cada vez más fuerte y multitudinario; está creciendo y resistiendo ante las deportaciones masivas y el racismo del presidente Trump y sus seguidores.

© 2018 Amy Goodman

Traducción al español del texto en inglés: Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Fuente: http://www.democracynow.org/es/2018/1/19/aunque_salga_a_perseguir_a_sus

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1968: la irrupción de los invisibles

Por: Raúl Zibechi

Garabombo está  convencido que es invisible. Cuando le reclama al patrón de la hacienda o acude a tramitar una demanda ante las autoridades, no le hablan, no lo miran. No lo pueden ver.

Al comienzo no me di cuenta. Creí que no era mi turno. Ustedes saben cómo viven las autoridades: siempre distraídas. Pasaban sin mirarme. Yo me decía «siguen ocupados», pero a la segunda semana comencé a sospechar y un día que el subprefecto Valerio estaba solo me presenté. ¡No me vio! Hablé largo rato. Ni siquiera alzó los ojos, escribe Manuel Scorza en el segundo de los cinco libros que componen La guerra silenciosa, titulado La historia de Garabombo el invisible”.

Los campesinos pobres como Garabombo, sólo se hacen visibles cuando se levantan contra los poderosos. En la prisión me curé de mi enfermedad. Yo nunca he tenido mejor escuela que la cárcel. Oyendo las discusiones de los políticos se aprende, explica Garabombo a los comuneros al salir en libertad.

La historia que relata Scorza sintetiza de algún modo lo que Immanuel Wallerstein bautizó como revolución mundial de 1968. Por muchas razones fue un parteaguas en la historia reciente, transformó el sistema-mundo anunciando el comienzo del declive de la hegemonía estadunidense y del sistema capitalista. Hay cuatro aspectos que quisiera destacar, con énfasis en cómo el 68 desarticuló las estrategias de los movimientos antisistémicos.

La primera y la segunda las explica Wallerstein en sus trabajos. Se resumen en que 1968 fue una lucha contra la hegemonía de Estados Unidos y también contra las promesas incumplidas de las revoluciones socialistas y nacionalistas. La ofensiva vietnamita del Tet, durante casi todo el año, mostró los límites del más poderoso aparato militar del mundo y fue el comienzo de la primera derrota del Pentágono.

La resistencia popular a la invasión rusa de Checoslovaquia (agosto de 1968) y la Revolución Cultural en China, lanzada por Mao en 1966 con su célebre dazibao (cartelón) Bombardead el Cuartel General, mostraron los agudos problemas que aquejaban al campo socialista. A esas alturas era evidente que algo andaba muy mal en los países que habían hecho la revolución y que no todo se podía resolver con la toma del poder estatal.

La tercera cuestión se relaciona precisamente con la irrupción de los de más abajo, de los ninguneados, de los naides, las minorías o como se quiera llamar a esa inmensa humanidad marginalizada hasta ese momento: indios, negros, mujeres y jóvenes de los sectores populares, que conforman la inmensa mayoría de nuestro continente. La revolución de 1968 fue protagonizada por las camadas más oprimidas de las sociedades, las que no tenían cabida ni siquiera en los sindicatos y en los partidos de izquierda y nacionalistas, que eran los principales movimientos antisistémicos de la época.

Para ser escuchados debieron crear nuevas organizaciones, desbordar los marcos establecidos, pronunciar en cada lugar sus Ya Basta, sufrir la indiferencia o la persecución de los que, supuestamente, los debían defender, como los sindicatos y los partidos de izquierda que, salvo excepciones, se colocaron del lado del orden y del poder.

En un breve periodo que podemos situar entre fines de la década de 1960 y fines de la de 1970, aparecieron las principales fuerzas que jugarían un papel destacado en las luchas posteriores, hasta el día de hoy. El zapatismo, como sabemos, es hijo de aquellos años abigarrados. Pero también el grueso de los movimientos indígenas de América Latina, desde los mapuche y los nasa de Colombia hasta los kataristas de Bolivia y los mayas guatemaltecos.

Los campesinos sin tierra de Brasil que formaron el MST, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari) que será la columna vertebral de la Conaie, son todas hijas de ese tremendo ciclo de luchas y fueron las encargadas de deslegitimar el neoliberalismo en los 90. Y muchas más que es imposible enumerar en este espacio, incluyendo las barriadas populares autoconstruidas por los de abajo en las periferias urbanas.

Fuera de dudas, la revolución de 1968 modificó el mapa de los movimientos antisistémicos, al punto que ya no existe centralidad de una clase (obreros industriales), ni de un tipo de organización (centralismo democrático), sino una pluralidad de sujetos colectivos y de formas variopintas de coordinación.

La cuarta cuestión es quizá la más importante. La irrupción del sótano desbordó la vieja estrategia de dos pasos, como dice Wallerstein, consistente en tomar el poder para luego cambiar el mundo. Fue la estrategia de la que se dotaron los movimientos del siglo XIX, que triunfó desde 1917 en varios países. Sin embargo, el sociólogo estadunidense nos dice que 1968 es incluso más importante que la revolución rusa.

Crea las condiciones para ensayar nuevas estrategias. En su opinión, vertida en conferencias de 1988, deberían pasar dos décadas para que nacieran esas nuevas estrategias. Hoy podemos decir que nuevas estrategias están en marcha, impulsadas por las juntas de buen gobierno y un puñado de experiencias en la región.

Por último, algo que nos afecta en particular a los varones de izquierdas, adultos, blancos, heterosexuales y educados: ¿qué aprendimos en este medio siglo? ¿Estamos dispuestos a hacernos a un lado, a no pasar de la cocina en los grandes eventos, como nos dicen las mujeres zapatistas que convocan el encuentro del 8 de marzo? ¿Cómo hacemos cuando nos paran los pies las mujeres, las indias y negras de los movimientos?

Duele en el ego, ¿cierto? Molesta que los y las del sótano nos den órdenes, nos marquen los límites. Bien. Es la revolución, es el empoderamiento de las y los invisibles que nos muestran lo que aún cargamos de racismo y de machismo. ¿Podemos seguir considerándonos de izquierda si no aceptamos estos nuevos poderes de abajo? Esos poderes que nos dicen cuiden su ego, muchachos.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2018/01/19/opinion/017a1pol

 

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