Page 1681 of 2733
1 1.679 1.680 1.681 1.682 1.683 2.733

Los Mártires estudiantiles son de todos

Julio Moreira

Mártires estudiantiles: todos los que perdieron su vida a manos del autoritarismo, independientemente de su ideología. Y son de todos, no de algunos.

Cuando hace un año participé, como todos los 14 de agosto, de la marcha en memoria de los mártires estudiantiles, sucedió algo que entiendo es más grave que las decenas de compañeros heridos por la policía en la esquina del Ministerio de Economía (que disparó indiscriminadamente sobre los manifestantes por más de un minuto). Y no lo digo por las suspicacias que generó el hecho de que no recibieron lesión alguna los organizadores que estaban más cerca de la policía, dándoles la espalda y gritando a quienes marchábamos pacíficamente que nos alejáramos del lugar (recuérdese que, a la hora de disparar, la policía no respetó siquiera a los periodistas).

Lo más grave ocurrió cuando la marcha finalmente llegó al destino elegido: la plaza Primero de Mayo, espacio por excelencia de los trabajadores, que lleva el nombre de los trabajadores procesados y ejecutados en Chicago por exigir una limitación a la jornada de trabajo (plaza en la que, por cierto, tanta memoria por lo que ocurrió con un grupo de anarquistas es sopesada con un monumento a Batlle y Ordóñez, bastión oriental de la institucionalidad capitalista e ícono de más de un grupo político parlamentarista de derecha e izquierda).

Por cierto: que una marcha en memoria de estudiantes ejecutados por regímenes institucionales fascistas (como lo fueron los de Pacheco y Bordaberry) se dirija a la plaza montevideana de los trabajadores en vez de empuñar la denuncia ante el Palacio Legislativo, como ha ocurrido casi siempre en estos últimos treinta años, supone, por lo menos, una descentración ideológica (una más de las tantas a las que lamentablemente nos tiene acostumbrados una sociedad que cede cada vez más a la ofensiva posmoderna de la burguesía local y transnacional).

Lo más grave, decía, sucedió al llegar a la plaza. El centenar de estudiantes que presidía la marcha, con gran euforia, comenzó a empuñar la memoria de nuestros mártires. Uno de ellos, estudiante de avanzada edad en relación a la adolescencia imperante en el resto de ese grupo, gritaba, de a uno por vez, el nombre de uno de los mártires, y el resto gritaba “presente”: “- Líber Arce. – ¡Presente! – Hugo de los Santos. – ¡Presente! – Susana Pintos. – ¡Presente! – Ramón Peré. – ¡Presente! – ¡Ahora y siempre! – ¡Ahora y siempre! ¡Ahora y siempre!” Al terminar ese último grito, una canción pelotuda de un grupo pelotudo surgió desde los aparatos colocados al pie del enrejado escenario (como en los actos que la dirigencia del PIT-CNT organiza allí los primeros de mayo; dirigencia que, casualmente, en 2013 tuvo participación en la oratoria del 14 de agosto por vez primera).

Y ahí, brutalmente, se terminó la memoria: en los mártires de la Unión de Juventudes Comunistas. Ni una palabra para Heber Nieto. Ni una mención a Julio Spósito. Ni una referencia a Santiago Rodríguez Muela. Ni una voz para Íbero Gutiérrez. Nada para Joaquín Klüver. El olvido para Walter Medina. Como si hubiera mártires “vip” y mártires “de los otros”. Como si hubiera delitos de lesa humanidad que merecen ser gritados y otros que no. Una desmemoria violenta para un pueblo que perdió a muchos de sus hijos y hoy ve como parecería ser que, para ciertos grupos, algunos de aquellos jóvenes eran más valiosos que otros.

Desmemoria estúpida, además, que olvida que la lucha de clases es bastante más compleja que pertenecer a tal o cual grupo político, y que pasa por alto que Líber y Libera eran nombres que los libertarios usaban entonces para sus hijos, y que Hugo de los Santos y Susana Pintos se habían afiliado a la UJC apenas unos días antes de encontrar trágicamente la muerte (está claro que cada estudiante sabía a que organización ingresaba y por qué, pero también es cierto que los militantes estudiantiles eran detenidos todo el tiempo y no pertenecer a una organización era un factor de debilidad, en especial después de la muerte de Líber Arce).

Entiendo que toda organización política tiene no sólo el derecho, sino la obligación de recordar a sus mártires, y que para ello debe realizar actos partidarios en los que recordar a sus antiguos compañeros. Pero las marchas del 14 de agosto no son actos de un sector. Y sin tan importante es para un grupo el ejercicio de su memoria selectiva ese día y en ese acto colectivo, que al menos tenga el decoro de colocarse al final de la marcha.

A modo de ejercicio reparatorio, recordemos a tres de los mártires olvidados en 2013: Heber Nieto, Julio Spósito y Santiago Rodríguez Muela.

El 24 de julio de 1971, un grupo de estudiantes de entre 12 y 14 años que estudiaban en los talleres preparatorios del Instituto de Enseñanza de la Construcción (IEC), realizaban un peaje en apoyo al sindicato de trabajadores de CICSSA (Compañía Industrial Comercial del Sur Sociedad Anónima), que estaba en conflicto. Al ser reprimidos por la policía con disparos, buscaron refugio en el IEC. En la azotea del edificio, un grupo de veinte estudiantes trabajaba en la remoción de la membrana asfáltica, paso previo a levantar los cimientos de las nuevas aulas que iban a ser construidas para atender a una cantidad cada vez más grande de jóvenes que llegaba al IEC. El gremio de estudiantes había conquistado la construcción de los nuevos salones a través de diferentes medidas de lucha.

Uno de los jóvenes que estaba en la azotea del IEC, ayudando en forma solidaria, era Heber Nieto. Tenía casi 17 años y estudiaba en el Instituto de Enseñanza de Electrotecnia y Mecánica (IEME). Allí sus compañeros le habían dado el apodo de “monje”, ya que siempre vestía un delantal de soldar negro o una larga gabardina azul. Pertenecía a la Federación Anarquista Uruguaya y a la Resistencia Obrero Estudiantil. Había integrado la Unión de Juventudes Comunistas, de la que se había alejado por discrepar con la posición adoptada durante la huelga de los frigoríficos. Luego se había vinculado al Movimiento de Liberación Nacional, pero lo dejó cuando éste dio su apoyo al Frente Amplio para las elecciones de 1971.

Al observar lo que ocurría, quienes estaban en la azotea arrojaron escombros a la policía, que se alejó hacia una esquina desde donde volvió a disparar, con el apoyo de agentes de la Seccional 5ª. El director del IEC, Ruben Fernández, dialogó con el subcomisario a cargo y negoció el retiro de los policías y la continuación de las obras que realizaban los estudiantes en la azotea.

Todo se había calmado cuando llegaron al lugar agentes de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, guiados por su director, el inspector Víctor Castiglioni. El IEC fue rodeado y la zona desalojada. Fue entonces que llegaron tres Maverick particulares y dos “chanchitas” policiales. De uno de los Maverick sacaron cuatro rifles Winchester con miras telescópicas, las cuales fueron repartidas entre quienes no estaban uniformados, sino vestidos de overol gris. Estos ingresaron a las obras de construcción del Banco de Previsión Social (BPS), esquinado al IEC. Trabajadores del CASMU, sobre la calle Colonia, vieron a los francotiradores.

Uno de ellos apuntó hacia la única puerta de salida de la azotea, una casilla que obligaba a subir tres escalones antes de alcanzar el ingreso al local. Reguló su mira telescópica adecuándola a los 30 metros que lo separaban de sus víctimas y esperó…

Cuando comenzaron los disparos, los estudiantes que estaban en la azotea debieron arrastrarse bajo el pretil para llegar a la salida. Heber fue de los últimos en salir, recibiendo dos impactos: uno en un brazo y otro en una axila; este último le perforó un pulmón y se alojó en el corazón. Cuando se pidió para sacarlo y que le dieran asistencia, ingresaron al local agentes de la Metropolitana y particulares con pistolas en la cintura. Varios estudiantes fueron detenidos.

El 25 de julio, unas 15 mil personas acompañaron a pie el cuerpo de Heber Nieto hasta el cementerio, cargando a mano su ataúd. Sólo las flores iban en la carroza fúnebre.

Spósito: asesinado por la policía

 El 1º de setiembre de 1971, cinco semanas después de la muerte de Heber Nieto, los estudiantes de Secundaria, UTU y la Universidad realizaron una manifestación en la zona de las facultades de Medicina y Química para reclamar por las desapariciones de Abel Ayala (riverense, estudiante de Medicina, funcionario en Sanidad Policial, vivía como pensionista en un hogar para estudiantes católicos en la iglesia del Cerrito) y Héctor Castagnetto (estudiante de Agronomía, vendía discos en la feria de Tristán Narvaja, excelente dibujante, amante de la historia, cristiano).

Cientos de manifestantes se concentraron a las cinco de la tarde para rodear el Palacio. Uno de ellos era Julio Spósito, flaco, rubio, de largos bigotes y barba crecida. Estudiaba en el IAVA. Integraba el Frente Estudiantil Revolucionario, una agrupación juvenil con presencia sobre todo en el IAVA y la Facultad de Humanidades, que había sido fundada en 1967 por jóvenes del Movimiento Revolucionario Oriental, de la Federación Anarquista Uruguaya y algunos independientes. Spósito era, además, católico activo e integraba un grupo de jóvenes en la parroquia San Juan Bautista, en Pocitos.

En los alrededores del Palacio Legislativo había “guanacos”, “chanchitas” y “roperos” con decenas de agentes policiales. De pronto se sintieron disparos y una nube de gases lacrimógenos inundó la concentración. Spósito y sus compañeros corrieron hacia la Facultad de Medicina. Se hizo de noche y seguían escondidos detrás de una palmera en la vereda de la facultad, cuando una granada de gas estalló a sus pies. Corrieron hacia el interior del local en medio del humo, los gritos y las sirenas. Al entrar Spósito dice “me parece que estoy herido”, y cayó al piso.

Un compañero trajo alcohol para reanimarlo. Otro gritaba “¡un médico, que venga un médico!”. “Vamos a acostarlo en esa mesa” sugirió una compañera mientras se sacaba el Montgomery para abrigarlo. Otra compañera cruzó la avenida en medio de la balacera para pedir ayuda en la Facultad de Medicina. El propio decano, Pablo Carlevaro, indicó a otros estudiantes que lo llevaran a su camioneta que él lo trasladaba al Hospital de Clínicas. Colocaron a Spósito sobre un pizarrón que ofició de camilla y lo sacaron por una puerta trasera. Dentro de la camioneta dos o tres estudiantes trataban de reanimarlo. En pocos minutos llegaron, pero Spósito ya había muerto debido a una herida de bala calibre 38 que recibió por la espalda. Tenía 19 años.

Fue velado en su parroquia de San Juan Bautista y en el IAVA. Una multitud lo acompañó a pie hasta el cementerio del Buceo exigiendo justicia.

El Charla: asesinado por la JUP

El 11 de agosto de 1972 se realizaba una pequeña reunión de profesores, padres y alumnos del Liceo 8 dentro del local de estudios (unas veinte personas). Días antes se había realizado una gran reunión de los tres órdenes en el Club Platense, ocasión en la que se había definido actuar conjuntamente para exigir al gobierno dignas condiciones de estudio y trabajo. Molesta con la concurrencia y las definiciones de lucha, la organización fascista Juventud Uruguaya de Pie (JUP) decidió intimidar a la comunidad del Liceo 8 a través de una agresión armada.

La JUP, fundada en octubre de 1970 en la ciudad de Salto, llevaba ese nombre en oposición a las “sentadas estudiantiles” con las que se protestaba en la época. En Montevideo la JUP se habían instalado en una sede sobre 18 de julio, en el local de la Liga Federal de Acción Ruralista. Tenían una audición en Radio Rural. Se definían como anticomunistas. Existen denuncias de que realizaban prácticas militares en estancias del interior y que varios de sus dirigentes eran protegidos por la policía. Recibieron beneficios de Juan María Bordaberry y dinero del Banco de Crédito. En Secundaria, su principal centro de actividad fue el Liceo Bauzá.

Desde la mañana del 11 de agosto circulaban rumores de que la JUP iba a atacar al Liceo 8. Después de discutir qué respuesta sería la más conveniente en caso de que la agresión se concretara, los profesores, padres y alumnos reunidos acordaron resistir pacíficamente, individualizar a los agresores y luego hacer la denuncia correspondiente. Uno de los que allí estaba era Santiago Rodríguez Muela, estudiante del turno nocturno que de día trabajaba en ANCAP, donde militaba sindicalmente. Era delgado y alto. Le decían el “Charla” porque conversaba mucho. Hacía un año que estaba casado con Susana Escudero. Era maoísta e integraba el Partido Comunista Revolucionario.

Santiago fue el primero en ver ingresar a la JUP al liceo. “¡Se vinieron, se vinieron los fachos!”, avisó. Eran unas quince personas, muchas de ellas armadas. Otras 25 personas esperaban afuera. Entraron al salón donde se realizaba la reunión e hicieron parar a todos contra la pared con las manos en alto. Cuando quien estaba al frente del operativo vio a Santiago darse vuelta para agarrar una silla con la que defenderse, le pegó un tiro por la espalda.

A pesar de las órdenes de mantenerse quietos, uno de los padres, Júpiter Irigoyen, tomó a Santiago y salió en busca de asistencia médica. Al pasar frente del Club de la Fuerza Aérea, salió un teniente de la sede de las Fuerzas Conjuntas y los acompañó al Sanatorio Achard. Al llegar y poner a Santiago en una camilla, ya había muerto. Tenía 22 años.

¡Salú mártires estudiantiles!

Los compañeros asesinados por el fascismo viven en nuestra lucha. Por TODOS ellos, y por tantos otros, encarcelados y torturados durante años, es que hoy como ayer seguimos gritando bien fuerte: ¡Justicia y nunca más terrorismo de estado! ¡Porque seguimos peleando por un mundo nuevo! ¡Abajo la resignación! ¡Abajo el individualismo! ¡Arriba los que luchan!

Fuente del articulo:http://adesmontevideo.uy/tag/julio-moreira/

Fuente de la imagen:http://www.diarioelpueblo.com.uy/wp-content/themes/elpueblo/thumb.php?src=http://www.diarioelpueblo.com.uy/wp-content/uploads/20

Comparte este contenido:

Retroalimentación de pares, una gran estrategia para potenciar la escritura

Camila Londoño

Los talleres de escritura, asegura la profesora de lenguaje Katherine James, son procesos activos intelectuales y de comportamiento, que requieren que los estudiantes lean, formulen comentarios y hagan sugerencias en pequeños grupos de discusión. Son espacios enriquecedores y no sólo porque es una oportunidad para recibir retroalimentación de los pares y mejorar una pieza, sino porque esa misma retroalimentación permite a los estudiantes desarrollarse como escritores más allá de un trabajo específico.

La retroalimentación entre estudiantes les permite ver ejemplos concretos de lo que funciona y lo que no funciona en tipos de escritura que son similares. Además es una forma de fortalecer el lenguaje y motivarlos a pensar sobre lo que opinan su compañeros y no solo los profesores. En ese sentido les ayuda a desarrollar una especie de “voz editorial” que luego pueden llevar a su propio trabajo. Pero una buena retroalimentación de pares toma tiempo y práctica, dice James, y es necesario aplicar estrategias de discusión y de andamiaje para lograrlo. Para eso, ella sugiere algunos tips:

Las listas de verificación

Con estudiantes de 7 a 8 años, James utiliza listas de verificación que coinciden con ciertas habilidades que se quieren trabajar a lo largo de una unidad. Por ejemplo, uno de los puntos de la lista puede ser pedirle a los estudiantes que busquen frases de cierre. La idea es que trabajen en parejas para analizar un texto realizado, pero utilizando la lista de verificación.

Yo quiero, yo deseo, yo me pregunto

Una buena herramienta para que los estudiantes piensen cómo dar retroalimentación de una forma constructiva. Al leer el trabajo escrito de otro y retroalimentar, los alumnos deben discutir una cosa que les guste, una cosa que hubieran deseado encontrar en el trabajo de la otra persona y una cosa que los haga preguntarse algo, por ejemplo, cómo el personaje principal hubiera reaccionado frente a determinado evento. Este método permite a los estudiantes enfocarse en el contenido y la organización, más que en la gramática a la hora de hacer comentarios. ¿Por qué hacer esto? Porque es fácil notar errores de ortografía o gramática, pero no es tan simple dar una retroalimentación significativa basada en la creatividad y las habilidades de pensamiento.

Retroalimentación por categorías

A los estudiantes más grandes, de 10 a 11 años, James les ha pedido al inicio de los talleres de escritura, que hagan una lista de posibles cosas que pueden mirar a la hora de retroalimentar. Esta lista debe incluir descripciones, organización de ideas, puntuación y estructura de oraciones. Las listas se dividen en tres categorías: contenido, organización y mecánica. Como grupo, se discute qué categoría es más importante para que el foco de la edición se centre en eso. Esto es útil porque los estudiantes se vuelven más conscientes sobre el tipo de retroalimentación que están dando, y les ayuda a hacer lluvias de ideas de edición mucho más acertadas y precisas.

Si y no

Pida a los estudiantes que hagan una lista de lo que deben hacer y lo que no deben hacer. Empiecen con la lista del “no”. Por ejemplo: “no le digas a tu compañero que su escritura es mala” o “qué malo es tu párrafo introductorio”. Después de la lista de cosas que no se deben hacer, haz que los estudiantes formulen una lista de buenas oraciones para retroalimentar, por ejemplo: “estoy interesado en aprender más acerca de tu personaje. ¿Podrías dar más detalles?”

Ser específico

Recuérdale a tus estudiantes que sean específicos y constructivos. Por ejemplo, en lugar de decir: “me gustó tu historia”, sería bueno decir cosas como: “realmente me gustó la comparación que hiciste entre el sonido de la lluvia con el sonido de unas flechas”. Esto les ayuda a visualizar e ir más allá de los detalles generales.

James asegura que hay una curiosidad natural en los estudiantes cuando saben que van a conocer los trabajos de los demás y cuando van a compartir sus propios trabajos. Dedican más tiempo a la escritura y se comprometen con las discusiones en clase. Ella recomienda entonces empezar estas sesiones de retroalimentación recordando a los estudiantes que están en un espacio seguro para celebrar los logros y centrarse en las mejoras. Con tiempo y motivación, incluso a los estudiantes más escépticos les encantará participar de la actividad.

Fuente del articulo: https://www.eligeeducar.cl/retroalimentacion-pares-una-gran-estrategia-potenciar-la-escritura

Fuente de la imagen:https://www.eligeeducar.cl/wp-content/uploads/2017/09/620-03-768×364.pn

Comparte este contenido:

Revalorizar el papel de los docentes en la agenda del desarrollo

Por: Laura Tiana Álvarez 

El pasado día 5 de octubre se celebró, como cada año desde 1994, el Día Mundial de los Docentes que conmemora la “Recomendación conjunta de la OIT y la UNESCO relativa a la situación del personal docente”, resolución que data del año 1966 y se erige como marco base para el abordaje y cumplimiento de los derechos y los deberes del cuerpo docente a nivel mundial. Además, en 2017 se celebran 20 años de la adopción de la “Recomendación relativa a la Condición del Personal Docente de la Enseñanza Superior” que abre la puerta hacia la reflexión y el debate sobre el estado de la enseñanza superior en el mundo.

Sirva esta conmemoración como oportunidad para reivindicar y poner en valor la labor y la profesión docente en todo el mundo, y recordar las carencias y necesidades de todos aquellos profesionales de la educación que realizan su labor en países en vías de desarrollo, y/o en contextos donde su figura está expuesta a mayores vulnerabilidades.

El lema del día mundial de este año era: “Enseñar en libertad, empoderar a los docentes”. Retomando las palabras de la UNESCO, empoderar supone “dotar de autonomía profesional, de libertad y de instrumentos al docente, que le permitan garantizar una educación de calidad de acuerdo al contexto, las necesidades y las expectativas de los alumnos”. Pero para que esto sea posible no debe perderse de vista el conjunto de necesidades y retos de los docentes a nivel mundial, pues empoderar y enseñar en libertad implica capacitación, cualificación, dignidad laboral y respeto a los derechos humanos y de los trabajadores.

Que el papel de los docentes es clave para la consecución de una educación de calidad es innegable y está globalmente asumido, pero las cifras siguen mostrando una realidad preocupante en cuanto a su situación a lo largo del planeta. Según los cálculos del UIS (UNESCO) el mundo necesita 68,8 millones de docentes para lograr la universalización de la enseñanza primaria y secundaria de aquí a 2030 y cumplir así el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4(24,4 millones para primaria y 44,4 millones para secundaria). Además, existe otra necesidad apremiante que es la de remediar la escasez de docentes cualificados, bien preparados y con condiciones dignas de trabajo. En un tercio de los países para los que el UIS dispone de datos, menos del 75% de los docentes de escuela primaria han sido capacitados según las normas nacionales, por no hablar de la eficacia y eficiencia de dichas normas y políticas nacionales. Este fenómeno se acentúa en zonas rurales y de difícil acceso, donde el estado de los centros y las condiciones laborales desincentivan a los ya de por sí escasos docentes contratados.

Una dificultad para la formación del cuerpo docente reside en la incapacidad a día de hoy de reunir datos reales y fiables sobre el porcentaje de docentes que ejercen sin una cualificación adecuada. El número de “docentes empíricos” es muy alto, y deben buscarse soluciones específicas para, con los recursos disponibles, incorporarlos a los sistemas educativos nacionales, cumpliendo los estándares de capacitación y condiciones laborales adecuadas. Valga el caso de Guinea Ecuatorial, donde más de un 16% de los docentes en activo son profesores “voluntarios” que no cuentan con un contrato o compromiso formal de prestación de servicios, lo que les exime de derechos y de obligaciones para la permanencia y la regularidad en el servicio.

Dentro de esta problemática global, cabe hacer mención a una cuestión más concreta, pero no por ello menos importante, que pone en riesgo el ejercicio libre y adecuado de la profesión docente, y es el caso de los docentes en situaciones de conflicto. Si partimos de la base de que los fondos para educación representan tan solo el 2% del total de la ayuda humanitaria, no es difícil inferir cuál será la parte que de ello se destinará al apoyo y fortalecimiento del cuerpo docente.

Esta realidad exige soluciones urgentes por parte de la comunidad internacional. Como primer paso, el nuevo escenario de desarrollo Post 2015 que conforma la Agenda 2030 expresa uncompromiso firme y decidido para afrontar los retos y las necesidades de los docentes. La Meta 4.c del ODS4 se centra en garantizar que las condiciones de contratación, formación y desarrollo profesional de los docentes, y sus condiciones de trabajo, sean adecuadas; aun sin valores cuantificables, la meta expresa un compromiso para ser incorporado a las políticas educativas de cada país.

La Declaración de Incheon constata que “los docentes son la clave para lograr todos los objetivos de la agenda de Educación 2030. Requieren atención urgente porque la brecha de equidad en la educación se exacerba por la escasez y desigual distribución de docentes formados profesionalmente, en especial en áreas desaventajadas. Docentes y educadores deben ser empoderados, reclutados y remunerados adecuadamente, motivados, calificados profesionalmente, y apoyados dentro de un sistema de administración efectiva, eficiente y con buenos recursos”, para lo cual se identifican un conjunto de estrategias e indicadores. El Equipo Especial Internacional de Docentes (alianza mundial que reúne a gobiernos nacionales, organizaciones intergubernamentales, ONG, sector privado y agencias de NNUU), trabaja activamente en esta línea para garantizar el establecimiento de sistemas educativos eficientes, que cuenten con recursos suficientes y que estén dirigidos y gestionados de manera eficaz.

Desde la sociedad civil también se están poniendo en marcha acciones para difundir y sensibilizar al conjunto de la población a nivel mundial sobre el rol prioritario de los docentes, y la urgencia en la búsqueda de soluciones. La Campaña Mundial por la Educación, a través de las Semanas de Acción Mundial por la Educación (SAME), exige una rendición de cuentas por parte de los gobiernos nacionales, al tiempo que da voz a la sociedad civil y a los actores directos de la Comunidad Educativa.

En lo relativo a la preparación y desempeño de los docentes en contextos de emergencia y conflicto, se debe destacar el trabajo de la Red Internacional para la educación en situaciones de emergencia (INEE por sus siglas en ingles) que además de ofrecer un extenso abanico de recursos para docentes en dichos contextos, constituye una red muy importante de apoyo, de presión política y de visibilización de las principales urgencias y necesidades a cubrir.

Pero los compromisos han de traducirse en acciones reales y efectivas: programas, políticas y medidas educativas que den soluciones a problemas urgentes. Así, toda acción de cooperación para el desarrollo para la promoción de la educación como derecho humano, y toda política nacional e internacional orientada a asegurar una educación de calidad para todos y todas, debe destinar parte de sus esfuerzos y de su presupuesto al fortalecimiento de la formación y la profesión docente. En este sentido, habrá que buscar acciones específicas para atender a la adecuación de los programas de formación inicial, al tiempo que se establecen otras vías para la formación de los docentes en activo: formación en cascada, redes de asesores de formación, capacitaciones a través de unidades itinerantes, etc. Hay experiencias exitosas y muy interesantes a lo largo del planeta, en las que vale la pena detenerse. Pero el hecho es que ya no se puede mirar hacia otro lado, hay que tomar partido y actuar.

 

Fuente artículo: http://redesoei.ning.com/profiles/blog/show?id=6403560%3ABlogPost%3A550069&xgs=1&xg_source=msg_share_post

Comparte este contenido:

Las llaves del futuro: la educación

Por: Neisa Lara Molina (*)

 

Se puede aprender a enseñar a través de la experiencia, pero este proceso solo se logra cuando se tiene ganas y se establecen metas que conlleven cambios en la educación.

Mi experiencia como docente inició en un pequeño jardín infantil fundado por mi hermana. Allí aprendí a tratar con niños muy pequeños enseñándoles a agarrar sus lápices y a conocer sus primeras letras. Era una maestra por vocación y me gustaba enseñar.

Fueron muchos años que trabajé con mi hermana. Ella se especializó y es una docente nombrada hoy en día. Por algunas razones de mi vida yo no estudié ninguna licenciatura. Transcurrió el tiempo, trabajaba dando refuerzos, haciendo días en algunas escuelas. Hasta que hace cuatro años decidí estudiar licenciatura en etnoeducación para la básica primaria.

Ahora que estoy a un paso de culminar mis estudios, veo que la educación necesita de personas capacitadas que amen el futuro de nuestro país: los niños. Necesitamos de docentes preparados para desarrollar procesos de enseñanza que conlleven a la transformación de la calidad educativa.

La educación hoy requiere de profesores íntegros, capaces de innovar, de motivar a sus pequeños que se enamoren de sus estudios, a fortalecer esos vínculos familiares que nos ayudan a vivir en esta sociedad tan necesitada de personas llenas de valores. Es en esta perspectiva que se pone en juego el aprendizaje recibido y donde puedo contribuir a generar ese cambio, asumiendo la educación con otros ojos.

Al finalizar mi carrera deseo trabajar, ser una profesional competente, transformadora, dispuesta en todo momento a luchar mis estudiantes, motivándolos en todo momento a seguir adelante y a ser unas excelentes personas con quien se puede contar.

*Estudiante de la licenciatura en etnoeducación de la Universidad de La Guajira

Fuente:  https://compartirpalabramaestra.org/blog/las-llaves-del-futuro-la-educacion

Comparte este contenido:

La reforma educativa en la globalización (III)

Por: Carlos Ornelas

La semana pasada exploré cómo instrumentos conceptuales de la teoría de la cultura mundial podrían explicar la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto. Otros autores critican esa propensión analítica porque supone que los cambios en los sistemas escolares que empuja la globalización neoliberal son legítimos

Académicos radicales tienden a ver el mundo en conflicto constante entre las fuerzas mundiales y los pueblos de la tierra. Insinúan que la globalización y el neoliberalismo constituyen la etapa superior del imperialismo. En sus análisis se escuchan resonancias del imperialismo cultural. Según Martin Carnoy, las potencias europeas exportaron sus sistemas escolares a sus colonias; los constituían a imagen y semejanza de los sistemas metropolitanos para entrenar a una élite y ponerla a su servicio (Cf. La educación como imperialismo cultural, México, Siglo XXI, 1977). En la visión del neoimperialismo cultural ya no son las potencias las que sojuzgan a otros países, el neoliberalismo tiene otros instrumentos.

Las reformas educativas, en esas reflexiones, son producto del orden global que capitanean las organizaciones intergubernamentales, aunque haya diferencias de grado en sus apuestas entre, por ejemplo, la Unesco, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. De acuerdo con esta postura, un sistema mundial absorbente secuestró la soberanía de las naciones, en especial las del mundo menos desarrollado. Los paladines del radicalismo perciben que los sistemas escolares mantienen ciertas características nacionales, pero se debe a tradiciones de resistencia y orgullo por su patrimonio cultural.

A quienes perciben el mundo desde esa perspectiva, no les costaría mucho trabajo encontrar pruebas de que el gobierno de México se comporta dócil ante las consignas de organismos intergubernamentales. Acaso argüirían que las reformas educativas de las últimas décadas responden a imperativos de la globalización neoliberal.

Es palpable la influencia de los acuerdos de Jomtien en el Programa de modernización educativa de 1989-1994. El gobierno de Carlos Salinas, expondrían, adoptó sin crítica los postulados de la Educación para Todos que pregonaba la Unesco, lo cual potenciaba ciertas propuestas de equidad. Sin embargo, se mostró más favorable a los afanes del Banco Mundial por la descentralización educativa.

No obstante que la crítica a la globalización y las reformas neoliberales emergen desde perspectivas distintas, los numerosos autores que enjuician la política del Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y otras organizaciones intergubernamentales destacan tres aspectos fundamentales de su hacer: imposición, ajuste financiero y privatización. Estos autores también critican la ideología que subyace en las propuestas de reforma internacional que promueven esas organizaciones.

La subordinación del gobierno mexicano ante la OCDE, señalan los abanderados nacionales de la tendencia que ven a la Reforma Educativa con los ojos de la perspectiva del neoimperialismo cultural, queda demostrada con el acuerdo que aquél firmó con la organización en 2009. Pero es más patente al observar cómo el gobierno de Peña Nieto adoptó, sin recato, las directrices de ese organismo y de sus aliados nacionales, como Mexicanos Primero. El fin último, apuntan, es privatizar la educación pública.

Consideran que no fue accidente ni mero afán de legitimación poner como primer objetivo de la reforma elevar la calidad de la educación para equiparar a México con otras naciones utilizando el modelo PISA. En el fondo, argumentan, se trata de alinear al país con estándares internacionales que la OCDE identifica como las mejores prácticas.

La OCDE —como antes el Banco Mundial y la Unesco— inspiró, si no es que diseñó, las principales aristas de la reforma. Por lo tanto, carece de legitimidad cultural por no tomar en cuenta las características del sistema escolar nacional ni las tradiciones del normalismo y los maestros mexicanos. Ven a la CNTE y a los opositores a la Reforma Educativa como los defensores de la tradición y cultura nacionales.

Quienes se adhieren a este modelo analítico, aunque reconocen su poder, no les conceden personalidad política a los gobernantes nacionales, los conciben como ejecutores de designios impuestos por el orden neoliberal. No estudian la dialéctica entre lo nacional y lo global. El próximo miércoles expondré esa perspectiva.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-educativa-en-la-globalizacion-iii/

Comparte este contenido:

Eco pedagógico

Por: Carlos Aldana

Decía Umberto Eco que «el saber se difunde a través de historias: se planta una semilla, luego la semilla germina, etcétera…». También que en la era de internet, enseñar críticamente a seleccionar la información es imprescindible.

Me refiero a Umberto Eco. Ese italiano que nos hizo aprender en sus libros, pero también nos encantó con su El nombre de la rosa, una obra tan inteligente como emocionante, exquisita y profunda.

Eco murió en febrero del año pasado, y antes de morir entregó a la imprenta su último libro, llamado De la estupidez a la locura, que recoge artículos -escogidos por el mismo autor- de quince años de producción.

En un breve homenaje, comparto con ustedes, queridas y queridos lectores, algunas expresiones sobre la educación que Umberto Eco nos presenta en dicho libro. Creo que alguien que siempre fue un maestro, tanto para escribir, investigar como para ejercer la docencia, mucho puedo ofrecernos pedagógicamente.

En el artículo ‘El libro de texto como maestro’, sin despojarse de su filiación al libro, también reconoce la necesidad de ciertos cambios que permitan la convivencia entre libros e internet. Y es en esa vinculación que Eco nos dice: “Internet no está destinado a sustituir a los libros, no es más que un formidable complemento de los mismos y un incentivo para leer más. El libro continúa siendo el instrumento principal de la transmisión y la disponibilidad del saber. (…) Además, internet proporciona un repertorio extraordinario de información, pero no los filtros para seleccionarla, y la educación no consiste solo en transmitir información, sino en enseñar los criterios para su selección”. Más adelante, en el mismo artículo propone que internet sí sustituya, pero a los diccionarios y bromea expresando “que son los que pesan más en las mochilas”.

En un siguiente artículo, que tituló “Cómo copiar de internet”, Eco hace una propuesta que bien podría ser un eje de discusión y formación docente, incluso podría plantearse como una orientación metodológica para nuestros tiempos. Dice: “Considero que existe una forma muy eficaz de aprovechar pedagógicamente los defectos de internet. Planteen ustedes como ejercicio en clase, trabajo para casa o tesina universitaria el siguiente tema: ‘Encontrar sobre el argumento X una serie de elaboraciones completamente infundadas que estén a disposición en internet, y explicar por qué son infundadas’. He aquí una investigación que requiere capacidad crítica y habilidad para comparar fuentes distintas, que ejercitaría a los estudiantes en el arte del discernimiento”.

Pasamos a otro artículo, con un título muy sugerente: “¿Para qué sirve el profesor?”. Empieza por plantear que, para provocar a un profesor, cierto estudiante hizo la pregunta: ‘Perdone, pero en la época de internet, ¿usted para qué sirve?’. En este mismo artículo, leemos de Umberto Eco: “Los medios de comunicación de masas nos dan mucha información y nos transmiten incluso valores, pero la escuela debería saber debatir sobre el modo en que nos los transmiten, y valorar el tono y la fuerza argumentativa que se utilizan en el papel impreso y en la televisión. Y luego hay que comprobar las informaciones transmitidas por los medios”. Regresa nuestro autor a ese estudiante del inicio del artículo, al expresar que él, en la pregunta crítica que hace, en otras palabras, plantea que “las informaciones que internet pone a su disposición son inmensamente más amplias y a menudo más profundas que las que posee el profesor. Y omitía un punto importante: que internet le dice casi todo, salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar todas esas informaciones”. En estas palabras podemos encontrar líneas didácticas para el trabajo crítico con el estudiantado de hoy: buscar-filtrar-seleccionar-aceptar-rechazar.

Una última. En el artículo “Aquí está el ángulo recto”, Umberto Eco se coloca del lado de quienes conectan ciencia con literatura; conocimiento con narrativa. Plantea que la niñez tiene dos caminos para aprender a conocer el mundo: Aprendizaje por ostensión (cuando la madre, el padre o un adulto le enseña, respondiéndole todas sus preguntas). Y el otro aprendizaje es el de las narraciones. “La verdadera curiosidad surge cuando se quiere saber (sobre árboles, por ejemplo) por qué están ahí, de dónde vienen, cómo crecen, para qué sirven, por qué pierden las hojas. Y es ahí donde intervienen las historias. El saber se difunde a través de historias: se planta una semilla, luego la semilla germina, etcétera… Me cuento entre aquellos que consideran que también el saber científico debe tomar la forma de historias”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/19/eco-pedagogico/

Imagen: http://23.253.41.33/wp-content/uploads/10.208.149.45/uploads/2016/02/umbertoeco-654×404.

Comparte este contenido:

El Plan Decenal y la política pública en educación

Por: Julián de Zuburía

“El país acaba de conocer la versión final del tercer Plan Decenal de Educación para el periodo 2017-2026. Ésta es la oportunidad de oro para construir la política pública en educación de la cual hemos carecido”.

En Colombia no existe política pública en educación. Cada ministro llega, creyendo que con él se inicia la historia, debido a lo cual vuelve a pensar qué hacer. Para completar, en la mayoría de casos, los ministros del ramo desconocen por completo los fundamentos de la pedagogía. Es muy frecuente que lleguen economistas a intentar resolver problemas vinculados con la formación, la movilidad social y la equidad. Por ello, suelen durar sus dos primeros años aprendiendo de un tema que les resulta esencialmente desconocido, en una de las “maestrías” más costosas que podría conocer un país. Peor aún, la mayoría de ellos es reemplazado antes de que culmine y apruebe dicho curso.

Al mismo tiempo, no solemos contar con evaluaciones rigurosas de los programas. Así, ¿cómo podría ser posible hacer los ajustes necesarios para cualificar las políticas? El problema es tan marcado que aún durante un mismo gobierno, el del presidente Juan Manuel Santos, existieron claramente dos políticas educativas: en su primer periodo –y una vez fue retirada la propuesta de incluir el ánimo de lucro en la educación superior–, el énfasis estuvo en un programa muy trascendente en la vida nacional y muy querido por los profesores: Todos a Aprender, conocido por sus siglas como “PTA”, el cual muy acertadamente recurrió a sistemas de formación in situ para atender los problemas de calidad y equidad de cuatro mil escuelas rurales, históricamente abandonadas. Pero una vez llegó la ministra Gina Parody, la política educativa dio un giro de 180 grados y, sin que mediara una sola reunión con la comunidad pedagógica, decidió invertir la mayor parte de los recursos de la educación superior en el 2% de los egresados de la educación media. De esta manera, creó el muy publicitado programa de Ser Pilo Paga, pero el cual cada vez encuentra mayor resistencia en los escenarios académicos y en las calles del país.

Construir una política pública de largo aliento es una condición para que la educación supere los problemas estructurales que la aquejan de tiempo atrás. Necesitamos una carta de navegación que nos asegure que tenemos claras las metas hacia las cuales marchamos como sociedad. El país acaba de lanzar su tercer Plan Decenal de Educación y esta es su oportunidad de oro para hacerlo.

Los dos planes anteriores tuvieron un impacto casi nulo en la política pública, ya que no fueron asumidos por el país como política de Estado, ni fueron incorporados en el plan de desarrollo nacional ni en los planes regionales. Faltó el respaldo político y presupuestal para garantizar que las metas se alcanzaran. En contra de lo que hemos oído tantas veces en los medios masivos de comunicación, la inversión en educación no ha aumentado en los últimos veinte años y sigue siendo cercana al 4,5% del PIB. Ni ayer ni hoy la educación ha sido una prioridad.

El país tiene que aprender de su historia y garantizar que no volvamos a fracasar. El Plan Decenal debe ser asumido por el país político, social, cultural y económico. La explicación es muy sencilla: la educación tiene que ver con todas las esferas de la vida humana. Si la educación es de muy baja calidad, como sigue siendo en Colombia, no podremos consolidar la democracia y se seguirá deteriorando la creatividad, la productividad, las competencias ciudadanas y el tejido social. Si la educación pública sigue rezagada en calidad, como tristemente sigue pasando en el país, entonces nuestro sistema educativo no logrará fortalecer la movilidad social y disminuir la inequidad social.

El tercer Plan Decenal es un documento pensado para que la educación contribuya a consolidar la paz, para orientar la estructuración de un sistema que ha estado por completo fragmentado en secciones y niveles y para seguir ampliando el derecho a la educación, con especial énfasis en el nivel rural, ya que mantenemos una deuda histórica con los niños y jóvenes campesinos. De allí el nombre que le dio la Comisión Académica: Un Acuerdo Nacional para construir Paz y Nación desde la Educación.

Tras un año de reuniones intensas, las Comisiones Académicas y Gestora han elaborado un documento profundo, sintético y jerárquico, el cual establece los diez desafíos para la educación en la próxima década. Para llegar allí, las comisiones partieron de una muy amplia consulta nacional, la cual permitió caracterizar los sueños que tienen los colombianos sobre su educación. Sin duda, el documento final señala los principales desafíos para la educación colombiana, los cuales se relacionan, entre otros, con la necesidad de ampliar el derecho a una educación de calidad, con crear las condiciones para la construcción de un sistema educativo articulado y con las que se requieren para transformar el modelo y el currículo tradicional que ha dominado la educación hasta el momento. Para lograrlo, se exige una política de formación de educadores, de la cual hemos carecido hasta el momento.

El tercer Plan Decenal acertó en los retos establecidos. Sin embargo, la tarea que le queda a la sociedad es inmensa: Hay que garantizar que éste no sea un documento más. Para ello es imprescindible que el país se apropie de dichos desafíos. Necesitamos que los empresarios, los medios de comunicación, la clase política, los padres de familia y los maestros y estudiantes, entre otros, entendamos que el Plan le pertenece a la sociedad civil y que es ella quien debe garantizar su cumplimiento.

Necesitamos asegurar que la inversión en ciencia, investigación y educación se convierta en una verdadera prioridad nacional y no en un slogan publicitario con fines electorales, como ha sucedido durante el presente gobierno.  El país debe seguir vigilante de esas decisiones y por ello tienen la razón los estudiantes que se han declarado en alerta hasta que se decida el presupuesto definitivo para el año 2018, porque el que inicialmente presentó el gobierno recortaba la inversión en ciencia, investigación, cultura y deporte y solo aumentaba significativamente los gastos militares y los de la presidencia. Ese no puede ser el presupuesto para consolidar la paz, pues su defensa es inseparable de la de la educación, la ciencia, el campo y la cultura.

Destruir un país es muy fácil: basta con mantener baja la calidad de la educación que reciben sus habitantes. Así dice un letrero al ingresar a una universidad en Sudáfrica. Y pareciera que es lo que estamos haciendo en Colombia. En un país que mantiene baja la calidad de su educación, los ingenieros que egresan del sistema, verán que sus puentes se caen. En un país que destruye su educación pública será más fácil que los economistas y contadores se presten para que las empresas evadan impuestos y se disminuyan los recursos para la salud y la educación. En un país que no garantice el derecho a una educación de calidad, se graduarán abogados que creerán que el derecho no tiene nada que ver con la ética, y por ello, serán presa fácil de la corrupción.

Por lo anterior, es imprescindible un acuerdo nacional para fortalecer el derecho a una educación de calidad. Un acuerdo en el que estén presentes el sector empresarial, la clase política, la cultura, los jóvenes, los medios masivos de comunicación y la sociedad como un todo. Al fin y al cabo, a todos nos compete mejorar el derecho y la calidad de la educación. Por ello, el eje del acuerdo será fortalecer la inversión y trabajar conjuntamente para garantizar la mejora de la calidad de la educación. El Plan Decenal es la oportunidad para construir dicho acuerdo, pero su materialización dependerá de la sociedad civil como un todo.

La educación –decía Oppenheimer– es demasiado importante como para dejársela a los políticos”. Hasta ahora, en Colombia, los políticos han decidido qué hacer en educación. Por eso estamos como estamos. Le llegó el momento a la sociedad civil de actuar como interlocutor activo y participante de la política pública en educación

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/plan-decenal-de-educacion-en-colombia/544074

Comparte este contenido:
Page 1681 of 2733
1 1.679 1.680 1.681 1.682 1.683 2.733