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Severa crisis de la educación en Uruguay

Por: Gervasio Zorrilla/ Estrategia.Ia

Si bien la falta de recursos ha sido un reclamo histórico para la educación, sector fundamental de la sociedad y del Estado, en los últimos dos años de gobierno derechista se profundizaron los problemas y se hicieron trizas los paradigmas de la laicidad, gratuidad y obligatoriedad en aras de  un concepto mercantilista. El entendimiento del Ejecutivo está tan alejado de las necesidades de la niñez, juventud y adolescencia, que toma medidas restrictivas, represivas y de recortes presupuestarios.

Uruguay: ¿Crisis educativa o imposición de un nuevo modelo educativo? | Red  Filosófica del Uruguay

Los reclamos contemplan la reforma educativa que consideran “regresiva”, la censura que han padecido reiteradas veces cuando realizaron pintadas en murales de los centros educativos, problemas edilicios, mejores condiciones de estudio y mayor presupuesto. Los reclamos se vienen repitiendo en los últimos años: el reclamo por el 6% + 1 del Producto Bruto Interno (PBI) viene de larga data, pero el gobierno no toma esta bandera con compromiso verdadero con la educación.

Pero a pesar de las continuas evaluaciones que demuestran que la educación es la base de todo, incluso de la disminución del crimen, parece un hecho que no existe la misma concepción en el gobierno.

El país atraviesa importantes dificultades relacionadas a su educación: bajos niveles de cobertura en educación media y terciaria; altas tasas de repetición desde la educación primaria; niveles de extraedad muy importantes como correlato de la alta repetición; altos índices de desafiliación escolar (en particular en la educación media) y por consiguiente un número muy elevado de jóvenes que no logra completar el ciclo educativo obligatorio y bajos niveles de aprendizajes. entre otros.

Si se analizan las problemáticas según el origen socioeconómico de los estudiantes, los resultados arrojan la existencia de una marcada desigualdad.

Toda una maquinaria mediática, política y académica construye y difunde a diario el discurso de que la educación está en crisis porque los docentes faltan, hacen paros, su formación es deficiente, son corporativos, frenan todas las reformas. La tónica es la descalificación a los sindicatos, la presentación de información errónea y/o tendenciosa sobre el salario docente para ubicarlos como una casta privilegiada. Instalan la falsa oposición entre “docentes privilegiados” y “alumnos necesitados”.

El ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, educado en la Universidad Católica de Lovaina y promotor de la Universidad Católica del Uruguay, es autor de “La segunda reforma”, en la que se opone a la educación pública y sugiere la transferencia de recursos públicos a la educación privada. Además, su pareja, Maya Cikurel es acusada de lavar dinero en el escándalo Odebrecht.

La educación en América Latina enfrenta una crisis silenciosa, que con el  tiempo se volverá estridente”

El discurso de la crisis educativa como problema docente forma parte de un relato más amplio que identifica a la crisis con la educación pública (es sólo ésta la que estaría en crisis) al tiempo que asocia lo alternativo con la educación privada. Las coberturas sobre temas educativos de medios derechistas repiten la misma fórmula: exaltación de los logros de un liceo privado, comparación de ese éxito con “el fracaso” de los públicos, y reflexión sobre generalizar a todo el sistema las experiencias “exitosas” privadas.

En los años 60 el sistema educativo uruguayo tuvo como característica principal la expansión en el número de estudiantes, de docentes y de establecimientos educativos. Paralelamente se produce una actualización de las propuestas pedagógicas. En esa época la educación era un orgullo nacional. Sin embargo las oportunidades de trabajo para jóvenes eran muy limitadas.

Lejos de ser un problema original del Uruguay, las campañas de estigmatización docente son parte de una estrategia internacional dirigida a destituir los sistemas educativos públicos, subsumir a la educación a las necesidades de la globalización capitalista y transformar radicalmente el sentido del quehacer docente .

Educación en Uruguay: características, cifras y otros detalles a tener en  cuenta - Movimiento de Participación Popular

Wilkipedia señala que “En la educación pública uruguaya, son principios fundamentales la laicidad, gratuidad y obligatoriedad, tal como fueran proclamados por José Pedro Varela en la reforma de 1876. Según estudios de la Unesco, la educación uruguaya garantiza igualdad al poseer características institucionales que impiden la mercantilización de la educación, la educación de Uruguay favorece la equidad.

La población tenía acceso a educación gratuita desde primer nivel de preescolar hasta la graduación en la universidad. El país cuenta con una universidad pública de acceso libre y gratuito​, la Universidad de la República, que consta de 16 facultades y servicios anexos. La oferta de educación pública se ve complementada por instituciones de educación privada que abarcan desde la educación preescolar hasta la terciaria.

Son numerosas las instituciones confesionales (católicas, metodistas, judaicas, etc.); también se destacan algunos colegios bilingües, mayormente ingleses, y también los hay franceses, alemanes e italianos. Uruguay fue precursor en materia de educación preescolar en América Latina, merced a la labor pionera de Enriqueta Compte y Riqué, quien fundó el primer jardín de infantes ya en 1892. La educación preescolar también es obligatoria.

Pero estos dos últimos años para la educación el panorama ha venido empeorando. La reforma educativa que baja sensiblemente la calidad de la enseñanza, la persecución a los gremios y sindicatos, así como la autonomía y el cogobierno, tiene vetas dictatoriales, ya que a ciertos hombres de poder que se manejan dentro del Estado con mentalidad empresarial y criados en ambientes antipopulares, elitistas y privados, no les satisface.

Y con esa misma mentalidad, decidieron que la Universidad de la República no tendrá un peso de presupuesto a partir del 2023. Estudiantes y docentes expresaron la “honda preocupación” por la que pasan los gremios y sindicatos de la educación por los recortes presupuestales a la Universidad de la República.

Un editorial de La Diaria señala que es penoso que la Universidad de la República tenga que forcejear año tras año en busca de recursos para el mantenimiento de tareas básicas, cuya importancia para el país es innegable, y que el rector Rodrigo Arim deba dedicar tiempo y esfuerzos a exponer razones cuya comprensión está al alcance de cualquier persona con un mínimo de sentido común.

Docentes denuncian sobrepoblación en liceos y ya analizan medidas -  01/03/2017 - EL PAÍS Uruguay

Señala que en una institución privada de enseñanza, el aumento de la cantidad de estudiantes trae consigo más ingresos y, si la dirección tiene buen criterio, por lo menos una parte de ese dinero se destina a que no empeore la relación entre horas docentes y alumnos. En una institución pública, los recursos disponibles no dependen de la cantidad de estudiantes, y cuando esta crece (como sucede en la Udelar, con casi 5.000 más por año), queda en manos del Poder Ejecutivo que también lo haga el presupuesto.

El gobierno de Luis Lacalle dispuso en el Presupuesto de 2023 un incremento cero para atender el número de matrícula, de recursos humanos, investigación, retener jóvenes, postgrados, becas, y confirmó una rebaja de los fondos de la Universidad de la República (Udelar), lo que afecta a más de 146 mil estudiantes, más de seis mil docentes y no docentes y al futuro de la educación en el país.

La función de las universidades no es mantenerse sin cambios en un mundo cambiante, y para no quedarse atrás se ven obligadas, entre otras cosas, a innovar regularmente en investigaciones, proyectos y carreras, al tiempo que van mejorando su infraestructura desde lo edilicio hasta lo tecnológico.

A esto se suman, en la situación actual de la Udelar, la demanda en alza de becas – en un período de caída de ingresos para la mayoría de la población-, la necesidad estratégica de continuar y potenciar el desarrollo institucional fuera de Montevideo, la capital, y el apoyo a los investigadores jóvenes.

La CONADU denunció un fuerte recorte del 25% en el Presupuesto universitario  | CHACO DÍA POR DÍA

En los últimos años los poderes Ejecutivo y Legislativo han disminuido la asignación de fondos presupuestales y lo previsto en el proyecto de Rendición de Cuentas enviado al Parlamento implica una caída en siete puntos porcentuales.

Si bien el producto interno bruto de Uruguay se ha recuperado tras el período de emergencia sanitaria, y el oficialismo derechista decidió este año revertir parcialmente algunos recortes del gasto público, mantiene las reducciones presupuestarias en el área de educación superior, lo que algunos analistas ven como apoyo al negocio de las universidades privadas y al concepto de que la educación es para el que pueda pagarla.

“Se puede discutir en qué medida esto se debe a hostilidad política, prejuicios ideológicos contra lo público, incomprensión de requisitos indispensables para que el país y su gente mejoren o simple incompetencia, pero cualquier motivo imaginable horroriza”, dice La Diaria.

Uruguay vivió entre el 2002 y el 2019 el período de expansión más importante de su historia reciente, con un crecimiento acumulado del 87% a precios constantes. El incremento de la actividad económica se reflejó en los indicadores sociales: la pobreza se redujo de 32,5% en 2006 a 8,2% en 2019, mientras que el índice Gini pasó de 45,9 en 2006 a 39,7 en el 2019, denotando una mayor igualdad en la distribución del ingreso.

No obstante, a pesar del virtuoso desempeño a nivel macroeconómico, el ámbito educativo ha tenido resultados disímiles, con áreas donde el avance fue muy escaso. Un primer aspecto positivo es el aumento del promedio de años de educación de los adultos jóvenes, lo que sin embargo no ha cerrado la brecha entre personas del quintil más alto y el más bajo de ingresos, la cual se mantiene en alrededor de un 60%.

Uruguay | Miles de estudiantes y docentes marcharon por más presupuesto y  hoy paran los gremios de salud - NODAL

En el resto de los países en América Latina, la expansión educativa ha ido parcialmente cerrando brechas socioeconómicas en los años de educación formal alcanzados por los adultos jóvenes. Señala un informe de la Corporación Andina de Fomento (CAF), banco de desarrollo latinoamericano.

Uruguay logró en los últimos quince años importantes progresos en la cobertura alcanzada por los niveles educativos de los extremos. Por un lado, las tasas de escolarización bruta de niños entre 3 y 5 años han mejorado considerablemente, y lo han hecho además de la mano de cierres de brechas socioeconómicas y también en la dimensión urbano-rural.

La mayor expansión ocurrió entre los niños de 3 años, para los que se amplió la oferta de Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) y centros de educación inicial públicos. En la otra punta se encuentra la notable expansión de matrícula universitaria que se observa desde hace poco más de diez años, y que ha llegado casi a duplicar la cantidad de ingresantes por año en la universidad pública.

Esto ocurrió en el marco de la desconcentración territorial y expansión de los centros regionales en el interior del país de la estatal Universidad de la República (Udelar), así como por la creación y expansión de la Universidad Tecnológica (Utec), también con principal foco en el interior.

En buena parte, estos problemas del progreso educativo en Uruguay se asocian con el cuello de botella que ejerce el nivel secundario, especialmente en los jóvenes de menor nivel socioeconómico. Si bien se lograron importantes avances en el acceso a la secundaria en los últimos años, las tasas de matriculación bruta de jóvenes de 13 a 17 años en el quintil más pobre están aún entre las más bajas de toda América Latina.

Esto contrasta con lo observado entre jóvenes del quintil más rico, para quienes las tasas de matriculación se encuentran en los niveles más altos de la región. Al considerar la finalización del nivel secundario en vez de la matriculación, las brechas se agrandan aún más. Estas desigualdades en el nivel secundario se traducen luego en grandes diferencias en la matriculación en niveles educativos más altos.

Uruguay está entre los países con menor porción de jóvenes del quintil más pobre cursando algún tipo de educación superior y entre los que tienen un mayor porcentaje de jóvenes del quintil más rico matriculados en estos niveles educativos (comparable a los casos de Argentina y Chile).

Uruguay fue uno de los países latinoamericanos con mayor fracción de su población completando el nivel educativo considerado alto para inicios del siglo pasado, el nivel primario. Pero desde entonces, y en contraste con los avances en casi todos los países de la región, Uruguay ha quedado rezagado. La fracción de personas que completan el nivel secundario o más se ha ido estancando para las personas nacidas desde 1950 en adelante.

Por ejemplo, para los nacidos en los 80s, la fracción que completó al menos la secundaria supera el 50% para el promedio de 22 países de América Latina y el Caribe, mientras que es cercano al 40% para Uruguay. Ésto ha limitado las posibilidades de movilidad educativa ascendente, poniendo en relieve la crisis educacional en el país.

* Investigador de las Ciencias Sociales, docente universitario uruguayo, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente de la información e imagen: https://estrategia.la

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Cada cosa en su lugar

Por: Vásquez Araya Carolina. 24/10/2022

Es imprescindible saber distinguir la diferencia entre periodismo y propaganda.

El modo como la función informativa se ha ido transformando en un brazo estratégico del poder económico global ha ido evolucionando hasta hacerse parte del paisaje. Lo que en alguna época fue un ejercicio de riesgo, de confrontación y una herramienta útil para la sociedad, hoy parece haber tomado el partido opuesto al manipular y ocultar verdades que, de ser del dominio público, serían capaces de poner de cabeza a los más poderosos. Llama la atención, sin embargo, el cinismo con el que se pone de manifiesto el desprecio de las grandes cadenas informativas hacia las tragedias humanitarias que asolan al planeta, y cómo sus contenidos son aceptados como verdades absolutas.

Hacer un espectáculo de la desgracia ajena es, al parecer, una táctica capaz de aportar ventaja en términos de audiencia y, por consiguiente, un sustancioso incremento en la pauta publicitaria. Lo que Kapuscinski, el gran reportero polaco, consideraba la norma fundamental en el ejercicio periodístico: “Buscar la verdad entre la gente común, olvidarse de los elevados círculos del poder cuando es preciso encontrar respuestas. Describir los detalles, porque a veces en ellos se encuentra la clave de todo. Huir de la vanidad y de la sobre dimensión del ego como de la peste misma, porque ahí se comienza a perder la objetividad y el sentido de las cosas. Y viajar solo, para que la visión de alguien más no distorsione la percepción pura y directa del reportero.” hoy se considera una desventaja competitiva.

Kapuscinski viajó por el mundo y no en calidad de turista, en hoteles de alta gama. Caminó por las rutas casi olvidadas en donde se encontraba patente la miseria humana. Y nos relató sus hallazgos con el acento puesto -incondicionalmente- en la cercanía con los seres más humildes, los pueblos más necesitados. Sus profundos análisis podrían cubrir todo el contenido de un doctorado en ética y sus enseñanzas serían capaces de revertir el sentido mismo de una profesión que, de honorable, ha pasado en algunos casos a ser el equivalente mediático del sicariato.

Como fuerte opositor a todo tipo de conflicto armado –en su carrera vio muchos y, sobre todo, sus efectos- este periodista galardonado con el premio Príncipe de Asturias afirmó alguna vez que “la primera víctima de la guerra es la verdad”. Al observar el panorama actual y poniendo cada cosa en su lugar, es importante señalar que el despliegue abrumador de espectáculos bélicos y su retórica deshumanizante, reflejan la tendencia de un periodismo diseñado para y por la hegemonía de los países más poderosos, garantizando así la sumisión y el debilitamiento progresivo de las naciones consideradas “dependientes”.

Los auténticos profesionales del periodismo, quienes ven reducir su terreno por presiones de poderes fácticos, influencia de las grandes corporaciones, chantajes y amenazas de empresarios y políticos y, por sobre todo, de estamentos jurídicos estrechamente vinculados a organizaciones criminales y ejércitos corruptos, son perseguidos. Las presiones incesantes para acallar la verdad y ocultar crímenes de Estado no son cosa únicamente de países tercermundistas; lo vemos en las grandes cadenas internacionales, apañando decisiones espurias de las grandes potencias y convirtiendo sus agresiones en un ejemplo de virtudes democráticas. El periodismo, hoy, cruza por la mayor crisis de credibilidad en toda su historia.

Kapuscinski ejerció un modelo de periodismo que hoy se encuentra en vías de extinción.

Fuente de la información: www.carolinavasquezaraya.com

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Opinión | Reacciones humanas ante el dolor colectivo

Por: Andrés García Barrios

¿Por qué el dolor comunitario tiene una estrecha relación con lo educativo? Descúbrelo en esta reflexión que Andrés García Barrios hace sobre nuestras reacciones ante el dolor colectivo.

Desde hace unos años, mi tema como ensayista es la educación. Atento a ésta, he estudiado y reflexionado sobre la mejor forma de describir su esencia y sobre la multiplicidad de asuntos y públicos que le atañen; confieso que en cuanto a la primera, la esencia, en vez de que el estudio me la haya dejado más clara, ha hecho que por el contrario me parezca más y más volátil e incluso múltiple, como una perfumería donde todo tipo de esencias se confunden. Por ejemplo, recientemente me he venido a enterar de que ciertas definiciones de «educación» consideran a ésta como la institucionalización del aprendizaje, cuando para mi es casi exactamente lo contrario, es decir, que la educación es el menos institucional de los intercambios, que es algo así como el medio que tiene todo tipo de seres vivos de encaminar a sus descendientes y semejantes hacia su preservación brindándoles recursos que puedan aprender a emplear para su florecimiento. Hoy mismo buscaba en internet si existían bacterias que educaran a otras bacterias.

En el fondo, no es que yo esté tan perdido. La verdad ―y de esto también he venido a enterarme― las palabras que frecuentamos en nuestra disciplina (educar, educación, aprender, aprendizaje…) pueden significar muchas cosas diferentes en los distintos idiomas y países. Y en un mundo como el nuestro, donde todos los temas cruciales son mundiales y la semántica tiene más trabajo que nunca, no es extraño que uno se encuentre mil alternativas de significado en los objetos, conceptos y términos (mucho menos si se trata de un tema como la educación, de por sí tan amplio).

Podría extenderme en este asunto (y hablar por ejemplo de cómo, para colmo, desde hace unas décadas la academia revisa el hecho de que los seres humanos no dejamos nunca de aprender, y ha implicado en ello otros mil términos ―aprendizaje permanente, recurrente, continuo, para toda la vida―, introduciendo en la discusión si este tipo de aprendizaje debe quedar o no en manos de las instituciones educativas)… Podría extenderme, digo, pero en realidad mi intención es concentrarme en otro asunto.

Como escritor/ensayista interesado siempre en compartir lo que me viene a la cabeza, he ido por la vida con mi acepción de «educación» en las manos, como si se tratara de la bolsa de un coleccionista, atento a todo lo que pueda caber en ella y viendo cómo tiene la cualidad de crecer conforme se nutre. Pero no sólo eso; para mi desgracia, me voy dando cuenta también de que, mientras más crece, más cosas de las que pasan a mi alrededor tienen que ver con ella, y me hace temer que pronto el mundo entero cabrá dentro. Seguramente es mi mente la que asocia todo con el concepto educación, que cada día parece más un saco de vagabundo… y sin embargo, créanme que es difícil evitarlo.

Y así llego a lo que quería. Hace sólo unos días escribí un artículo para este Observatorio, seguro de que cada una de sus líneas tenían que ver con el tema educativo. Su tema era el dolor que vive un colectivo ante una catástrofe común, y mientras escribía me imaginaba aportando información importante al mundo de la educación al describir las reacciones que podemos tener los seres humanos frente a ese tipo de sufrimiento. El dolor comunitario me parecía un tema tan contundente que su relación con lo educativo se me figuraba inmediata y trasparente.

Lo envié a mi editora, y pasados unos días ella me respondió que la reflexión le gustaba pero que no encontraba (al menos no clara) la relación con nuestro tema. Le prometí revisarlo e intentar acentuar esa asociación, seguro de que sólo sería cosa de hacer explícito algo que estaba ahí y que yo había mantenido tras bambalinas. Pero lo leí y en efecto ―como si se hubiera tratado de un espejismo― no encontré nada que pudiera asociarse directamente con el hecho educativo, a menos que todos (incluidos mis lectores) hubiéramos ya asumido que éste guarda relación con todo, todo, todo lo que pasa en el mundo. Parecía que lo único que me quedaba era aceptar que no soy un Midas pedagógico capaz de convertir en educación todo lo que toca.

Sin embargo, antes de desechar lo escrito, pensé que una tercera opción era explicar lo anterior a mi público y poner a su consideración el texto, con la esperanza de que gracias a esta aclaración algunos pudieran entrever en él la significación oculta que asocia la educación con nuestras reacciones ante el dolor colectivo.

Si la mayoría de los lectores tiene la amabilidad de descubrir ese significado, prometo que mi próxima entrega tratará sobre la relación que guarda la educación con el giro de las perillas en las puertas de los consultorios médicos (esto es un chiste).

El texto en cuestión es el siguiente:

Reacciones humanas ante el dolor colectivo

Expresión

En 1985, cuando ocurrió el terremoto de septiembre, yo vivía en la Ciudad de México y coordinaba un taller de actuación teatral para jóvenes de mi edad. Las cinco o seis personas que lo integrábamos estuvimos de inmediato de acuerdo en crear una obra de teatro acerca de la tragedia. Nos dijimos que nuestra labor como artistas era ayudar a levantar no sólo los escombros urbanos sino también los que habían quedado dentro de nosotros, dejando salir los fantasmas ahí atrapados. Unos pocos días después nuestro proyecto había atraído a una decena de personas más, y finamente éramos dieciocho integrantes dispuestos a ensayar noche y día para compartir con otros nuestra forma de ver, sentir y expresar el dolor presente. La obra, que llamamos 7:22 (hora en que el sismo había terminado ya y sólo quedaba la realidad derrumbada en nuestras manos), resulta hoy una memoria de lo ocurrido.

En aquella obra de teatro había un personaje que me representaba, una especie de alter ego que aparecía vistiéndose para ir a dirigir su taller de teatro, cuando empezaba el temblor. Con terror veía moverse las paredes y las lámparas, pero finalmente volvía la quietud y el personaje salía a la calle.  El barrio, de casas elegantes y resistentes, estaba intacto; sin embargo, pronto se enteraba de que no muy lejos de ahí había habido derrumbes mortales. Su conclusión era terrible (una especie de autocrítica que me alertaba ante mi propia indiferencia): “Por mi colonia no pasó el terremoto. Solamente el temblor… ¡y fue muy corto!”

Clasificaciones científicas inoportunas

Parece fácil olvidarse o desentenderse de las tragedias cuando no nos han tocado personalmente (en apariencia); sin embargo, el miedo que despierta en nosotros la posibilidad de ser víctimas suele quedarse debajo de la piel como un animal escondido entre las piedras, listo para saltar al primer rayo de sol. A esta recuperación del recuerdo, a esta intensa reacción emocional, algunos la han llamado, en el caso de los sismos, tremofobia (fobia a los temblores), pero expertos de la UNAM invalidan este término argumentando que el miedo a morir en un terremoto no puede considerarse una fobia, es decir un trastorno mental.  “En nuestros días ―añaden― tendemos a patologizar todo en nuestra vida cotidiana y a catalogar fenómenos normales como enfermedades”. Como tantas otras veces, las clasificaciones científicas nos permiten una cierta higiene mental que tiende a neutralizar nuestras experiencias. Asepsia emocional, podríamos llamarle. ¿Será que de esa manera ―al clasificarlo― podemos contemplar nuestro terror como algo objetivo, algo más o menos externo y manejable? La ilusión, quizás, es que la naturaleza humana sea algo que se puede tratar y hasta curar, y que incluso sea posible neutralizar nuestros recuerdos y anestesiar el temor a morir, así como el dolor que nos despierta la muerte atroz de nuestros semejantes.

Sana distancia, no negación

En el teatro ―y en el arte en general― se reúne nuestra vivencia con la de otros. Al asumir un personaje, el actor encarna a alguien que es su semejante sin ser él mismo. Al actor no le está ocurriendo “realmente” lo que durante un par de horas representa con todo su cuerpo. Es esa pequeña distancia la que les permite tanto a él como al espectador, identificarse y “vivir” la representación de manera profunda, y una vez terminada ésta retomar con sensibilidad la vida que les ha tocado vivir en la realidad y ser empáticos con quienes están cerca. Toda unión exige una distancia; la humanidad entera no es sino una red de pequeñas distancias que nos separan y que nos unen.

Sin embargo, esa distancia, esa tensión entre ser semejantes y distintos, no debe sobrepasar ciertos límites. En la novela Bajo el volcán de Malcolm Lowry, el protagonista es un viejo cónsul inglés, alcohólico, perdido en la Cuernavaca de los años treinta del siglo pasado. A traspiés, flota bajo el rayo del sol candente, sudando entre los integrantes de una procesión de Día de muertos. A su paso encuentra a un hombre tirado, muerto o inconsciente, ni él ni nosotros sabemos. Entre la multitud que lo arrastra, no hay nadie a quien le importe aquel cuerpo, y nadie hace nada; él, que al verlo siente que debe detenerse, se deja llevar por la turbamulta y no actúa tampoco. Eso acaba por perderlo (sí, lo malo de la conciencia es que nos exige actuar). Al final, cuando su propio cadáver yace al fondo de una barranca junto al de unos perros, sólo los árboles se inclinan sobre él, compadecidos.

Amnesia total

En su cuento Todo pasa, la autora estadunidense Sarah K. Viatt imagina una escena espeluznante: dos meses después de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, un avión con más de doscientos pasajeros se viene abajo sobre las casas de uno de los barrios de esa misma ciudad. Hay gente que corre prendida en fuego por las calles también incendiadas. La noticia se da a conocer de inmediato por todos los medios. Es la segunda peor tragedia aérea de los Estados Unidos, y sin embargo, con el paso de las semanas, de los meses, la gente va olvidándola. Finalmente, al cabo de un año todos recuerdan “como si fuera ayer” los atentados de septiembre pero han borrado de su mente ese avionazo, que dejó un saldo de 260 pasajeros, niños, hombres y mujeres muertos, y otros cinco cadáveres en tierra. El protagonista, narrador de los hechos, llega a creer que aquello fue sólo un sueño suyo y tiene que consultar en la web si de verdad ocurrió. Al final…

Estimado lector, perdón si le he hecho caer en una trampa. El cuento Todo pasa no existe, ni tampoco su autora. El acontecimiento que narro arriba es un hecho real que la mayoría de la gente ha olvidado. El 12 de noviembre de 2001, en efecto, el vuelo 587 de American Airlines cayó sobre el barrio neoyorquino de Queens un minuto después de haber despegado rumbo a Santo Domingo. Ahora ya no importa si el acontecimiento estuvo o no ligado con los atentados a las Torres. El inmediato olvido, la total negación y amnesia se encargó de quitarle toda importancia. Yo pasé mucho tiempo azorado al ver que nadie a mi alrededor lo recordaba. Y sí, tuve que consultarlo en Wikipedia para seguir pensando que no había sido un sueño. Aquí se le encuentra.

Que otros lo resuelvan

Una reacción muy frecuente ante el dolor ajeno es dejar a otros la solución, por ejemplo a las autoridades. Sin duda, esta actitud puede ser correcta cuando apuesta a la eficiencia, pero no está bien llegar al extremo de delegar a la autoridad toda responsabilidad, a veces evadiendo nuestra sensibilidad y hasta nuestro recuerdo. Ello equivale a olvidarse de uno mismo. Aunque parezca una ridícula obviedad, hay que repetirlo: ninguna forma sana de organización social puede prescindir de las personas. Hoy todavía imperan formas de organización perfectamente verticales donde las decisiones son tomadas siempre por la misma instancia o el mismo individuo, y tienden por lo tanto a estandarizarse y a dejar de lado por completo el papel de la gente. Sabiéndose prescindible, ésta opta por olvidar. Sin embargo, todo aquello que olvidemos sin seguir un proceso sanador, tarde o temprano volverá a surgir y se cobrará la cuenta. La autoridad debe ser vista como un representante, al que, en aras de la eficiencia, dejamos actuar, sin que eso signifique que olvidemos que el dolor ajeno nos compete. Volviendo al temblor de 1985, recuerdo que muchas personas criticaban a las multitudes que se arremolinaban en torno a las zonas de desastre. “Que dejen a las autoridades hacer su trabajo ―decían―. ¡Que no estorben!” Seguramente la preocupación de los que así hablaban era legítima, y sin embargo la experiencia nos ha dicho que la reacción espontánea de la sociedad civil ―que algunos califican de morbosa― puede resultar mucho más útil que la indiferencia de quienes dejan que los demás resuelvan todo.

Es muy probable que las redes sociales, con todo su parloteo improvisado y desechable, sean mucho mejores que todas las formas de pseudohigiénica indiferencia.

Persona y multitud

No se trata, tampoco, de hacer la apología indiscriminada de las multitudes. Los pueblos son bárbaros a veces. Todos recordamos algún ejemplo, de antaño o de hace poco. Con frecuencia, ayudar a otros supone atreverse a salir de la inercia del grupo y a separarse de él para poder actuar. Eso supone romper valientemente con la normatividad que exige que uno delegue en otros la responsabilidad personal. Atreverse a ser la excepción tiene sus riesgos (uno, sin duda, es darse cuenta de que se está equivocado). Pero siempre estamos valorando la posibilidad de correrlos, y sin duda hay que hacerlo si la conciencia nos lo dicta con la claridad suficiente.

Si actuar estando equivocado es confrontador, dejar que el olvido cave profundo debajo de la piel, puede ser catastrófico. La típica turbamulta que actúa de manera irracional, como por influjo, no es sino una aglomeración de individuos que súbitamente recuperan la memoria de un gran dolor que yace bajo su piel, y responden de manera desbordada, como un río dispuesto a saciar toda la sed.

Sin embargo, la disyuntiva no necesariamente está entre ser la excepción individual (el héroe único) o unirse a una multitud desbocada o dirigida por un caudillo que se apodera de toda la racionalidad del grupo.

Las multitudes muchas veces han demostrado lograr una organización espontánea casi perfecta; por lo general surgen en ella líderes naturales, a los que todos atienden con una inteligencia que podemos llamar “social” incuestionable. Este tipo de grupo no pocas veces se forma con el objetivo de ayudar a quienes están en problemas (iba a decir “de ayudar a otras personas” pero también hemos visto gente que se organiza de esa forma inmediata y espontánea para salvar animales en peligro).

Horizontalidad

Acudir en ayuda de otros no siempre es una acción espontánea. Se puede estar preparado para hacerlo. El hecho de que en nuestras sociedades no exista una cultura de intervención solidaria, no significa que no podemos impulsarla y prepararnos mejor para el momento en que se requiera de nosotros. Si el lector tiene tiempo puede revisar un artículo anterior en el que describo algunas de las formas en que podemos organizarnos para ayudar a otros cuándo es imperativo actuar. Sin embargo, en este momento creo que la mejor recomendación que puedo hacer es insistir en que siempre hay una manera de sortear la tendencia a olvidar y a delegar nuestra responsabilidad en otros: una forma es seguir luchando por preservar la expresión artística, nuestra y de los demás; otra es dejar de reducir la condición humana a categorías científicas que, útiles en un contexto profesional, en la vida diaria neutralizan la empatía, incluso hacia nosotros mismos; otra es romper los cánones que nos impiden actuar de forma individual cuando es necesario, y una más, favorecer la creación de multitudes solidarias que actúan por el bien comunitario.

Finalmente, acerca de la tendencia a delegar nuestra responsabilidad personal en la autoridad, quiero mostrar un ejemplo de organización horizontal que me deslumbra por su originalidad y eficacia. Una vez más remite a 1985. En su libro Terremoto en la iglesia católica, el historiador y maestro Andrea Mutolo nos describe la acción de un grupo de jesuitas que brindaba ayuda a los damnificados de la colonia Guerrero, una de las más afectadas de la Ciudad de México. El procedimiento que seguían en caso de emergencia era tan simple como innovador (aplicado ahora, lo seguiría siendo). Uno de sus miembros lo describe así: “Teníamos una consigna que era muy disciplinada: el primero (de nosotros) que llegaba (al lugar de la emergencia) asumía la conducción del proceso (de ayuda) y tomaba decisiones que no se discutían; en todo caso, en tiempo posterior se evaluaban”. La idea de confiar en quienes integran un grupo, al grado de dejar a cualquiera de ellos la conducción total de un proceso, me parece una idea revolucionaria. No sé qué tanto se aplica actualmente al interior de empresas e instituciones, pero lo que sí sé es que por lo general se hace algo muy diferente, aún en casos de emergencia: quien primero arriba al lugar de los hechos trata de resolver lo más que se pueda de forma provisional, siempre en espera de que llegue su jefe y tome las decisiones definitivas, que muchas veces implican echar atrás lo avanzado. En el ejemplo que pongo no ocurre así: todos los miembros del grupo de acción están capacitados y empoderados para tomar decisiones y éstas se respetan, dejando la evaluación para el final. Se apela a un aprendizaje colectivo que es la suma (o más bien la multiplicación) de las responsabilidades individuales.

Una fantasía final

El 19 de septiembre pasado ―tercera ocasión en que un sismo intenso sacude la zona centro del país en esa fecha―, todo tipo de reacciones supersticiosas y pseudocientificas intentaron explicar la repetición. Ya veremos, cuando se acerque el próximo septiembre, qué tanto se tendrá que atender a esas posturas, pero por lo pronto no creo que hay que darles mucha importancia. Me parece que afirmar, por ejemplo, que una actitud de temor y alerta multitudinaria es capaz de estremecer las plataformas continentales, es sólo una muestra más de nuestra confusión en torno a la responsabilidad humana.

Sin embargo, para terminar este artículo, quiero traer a colación justamente una de esas versiones. En realidad, parece un relato creado con intención estética. Es el de que, ante la recurrente amnesia humana, la Tierra se ha empeñado en repetir la fecha del temblor para que no lo echemos al olvido. Me parece una idea conmovedora, una imagen poética. Sirva para mostrar cómo una vez más el arte hace acto de presencia para recuperar, aunque sea momentáneamente, lo que hemos perdido, en este caso la sensibilidad ante el dolor vivido, el nuestro y el de nuestros semejantes.


Andrés García Barrios es escritor y comunicador. Su obra reúne la experiencia en numerosas disciplinas, casi siempre con un enfoque educativo: teatro, novela, cuento, ensayo, series de televisión y exposiciones museográficas. Es colaborador de las revistas Ciencias de la Facultad de Ciencias de la UNAM; Casa del Tiempo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y Tierra Adentro, de la Secretaría de Cultura.

Aviso legal: Este es un artículo de opinión. Los puntos de vista expresados en este artículo son propios del autor y no reflejan necesariamente las opiniones, puntos de vista y políticas oficiales del Tecnológico de Monterrey.

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Consejo Técnico Escolar. Vía alterna al piloteo suspendido

Por: Sergio Martínez Dunstan

«El piloteo se llevará a cabo, de una manera u otra, a través de los Consejos Técnicos Escolares.»

Más tardaron en conceder la suspensión del piloteo de la reforma curricular que la Secretaría de Educación Pública (SEP) en encontrar la vía alterna.

Basta recordar que una vez hecha la presentación formal y publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF), mediante el Acuerdo Número 14/08/22, la SEP se alistó poner a prueba los planes y programas de estudios en preescolar, primaria y secundaria en 906 escuelas de acuerdo con el transitorio cuarto. Posteriormente, se dio a conocer a través de una nota informativa, que el Consejo de la Judicatura Federal había admitido la demanda y concedido la suspensión temporal del Programa Piloto. No obstante, se menciona en el comunicado oficial, su ejecución seguiría adelante en tanto continuara el proceso legal porque la dependencia gubernamental no había sido emplazada en el juicio. Aunque la autoridad educativa se retractó después. De acuerdo con la nota del Periódico la Jornada, la Titular de la SEP anunció el aplazamiento indefinido en el marco de la Reunión Nacional de Autoridades Educativa, de manera virtual, sin que ello implique la renuncia a la defensa legal. Pero la formación continua para los docentes sobre los nuevos planes y programas de estudio proseguirá de acuerdo con lo previsto, sentenció la funcionaria federal.

Cabría preguntarse, ¿el plan de estudios está en riesgo? ¿Existe la posibilidad que “tiren” o se “caiga” la reforma curricular? ¿Podría abrogarse el Acuerdo Secretarial 14/08/22? Técnicamente hablando, la respuesta es afirmativa. Pero es muy improbable al menos en corto tiempo. Cabía esperar la defensa del proyecto oficial por parte de quienes la han venía impulsando. No renunciarían, ni renunciarán al derecho legítimo de hacer valer la rectoría de la educación que por ley se les ha atribuido. Cuantimás si consideran que les asiste la razón.

¿Existe un precepto legal que obligue a la SEP pilotear el plan como condición sine qua non para poner en marcha una nueva currícula? No, aunque ciertos grupos tengan motivos para poner en tela de juicio su propósito, alcance y metodología. Es un escollo más pero no imposible de franquear. ¿Las dos últimas reformas curriculares (Reforma Integral a la Educación Básica y Aprendizajes Clave) fueron sometidas a un piloteo?

¿Su concreción estuvo condicionada a ello? Los argumentos argüidos por Educación con Rumbo, Seamos Héroes A. C., al interponer la demanda pudieran tener cierta validez pero quizá carezcan de la fuerza necesaria para derogarla. Habría que poner en cuestión la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley General de Educación y el resto del marco normativo. Nada más, ni nada menos.

¿Quién pierde y quién gana con el aplazamiento del piloteo del plan de estudios? Pierde la educación, la sociedad, la escuela, la familia, los maestros y los alumnos; ganan los poderes fácticos, la asociación civil y los que están atrás de ella, podrían decir los defensores de la reforma curricular. Lo cierto es que se encuentra sitiada entre fuego amigo y fuego cruzado, en mi opinión. Diversos grupos antagónicos entre sí la han colocado al centro de la lucha por el poder político, la disputa por la educación y la pugna al interior de la SEP. Según la Agencia Reforma, el diseño de la iniciativa del cambio del plan educativo recayó en la Dirección General de Materiales Educativos y la de Desarrollo Curricular encabezadas por Marx Arriaga y su cercana colaboradora Claudia Izquierdo Vicuña respectivamente. Aunque ésta última ha sido sustituida recientemente por Xóchitl Leticia Moreno Fernández (ex funcionaria de la Universidad Pedagógica Nacional y ampliamente reconocida en el mundo académico por su trayectoria ejemplar) según se puede constatar en los documentos publicados recientemente a propósito de la Primera Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar, Ciclo Lectivo 2022-2023.

Pero al margen de tales grillas, analicemos someramente su contenido y el fondo del mismo. En el documento “Orientaciones para la Primera Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes” refiere que la dinámica del CTE se transforma en dos aspectos (página 2).

a) Entretejiendo los procesos de formación y gestión

b) Transita de una guía de trabajo a un documento orientador, genérico, sin diferenciarlo por niveles educativos tal y como venía presentándose.

Los motivos aludidos para justificar dicho transformación se relacionan directamente con elementos del plan y programa de estudios (página 2):

  • El reconocimiento de la autonomía profesional
  • La coparticipación de estudiantes, familias y comunidad.
  • El enfoque fundado en el trabajo pedagógico colaborativo y la resolución de problemas identificados por la comunidad
  • La priorización de la formación docente desde una perspectiva situada y contextualizada desde el diálogo colegiado
  • La reorganización y articulación de los procesos administrativos, normativos y de gestión para la mejora del aprendizaje.

Circula en la redes sociales otro documento que lleva por título “Primera Sesión Ordinaria del Consejo técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes” (el archivo lleva por nombre “1a Sesión Ordinaria 211022_VF y está diseñado gráficamente con los logotipos así como con los colores oficiales y tal parece que fue utilizado para apoyar alguna exposición en la pasada reunión nacional del Consejo Nacional de Autoridades Educativas). En la Diapositiva 4, se pretende responder al cuestionamiento ¿Cómo fortalecemos el trabajo colegiado en el CTE? Asimismo, se propone la reapropiación de la diversidad de acciones en el actual espacio del CTE partiendo de las siguientes premisas:

  • Transformación desde la gestión pedagógica. Énfasis en la autonomía profesional de las y los docentes.
  • Construcción colegiada de la acción pedagógica. Identificación de necesidad a partir de los contextos escolares, apropiación y diseño de metodologías y estrategias para contextualizar los contenidos y los trabajos en el aula.
  • Orientación de la acción pedagógica. Establecer una nueva dirección de la acción pedagógica, a partir de los principios de las NEM y el Plan de Estudio (integración curricular, comunidad como núcleo integrador, etc.)

A la luz del Anexo del Acuerdo 14/08/22 en toda su extensión y de manera resumida en la introducción, de la página 1 a la 8, podemos identificar la misma visión y propósitos que en lo anteriores documentos. En la página 1 se menciona que la propuesta curricular es una tarea (…) que comprende:

  1. Plan y programa de estudios incluidos los libros de texto.
  2. La formación docente
  3. El codiseño
  4. El desarrollo de estrategias nacionales
  5. Transformación administrativa y de gestión

Con respecto al punto 1 se señala que, página 4, el Plan de Estudio cuenta con una estructura con cuatro elementos que articulan la propuesta curricular de principio a fin.

I. Integración Curricular

II. Autonomía profesional del magisterio

III. La comunidad como el núcleo integrado de los procesos de enseñanza y aprendizaje

IV. El derecho humano a la educación

Referente a la fracción I, página 4 también, la integración curricular aglutina los ejes articuladores, los campos formativos y los propósitos curriculares (perfil de egreso genérico y específico), así como la metodología. Y ésta a su vez, la metodología, articula el trabajo interdisciplinario, la problematización de la realidad y la elaboración de proyectos.

Además, en el Transitorio Cuarto del multireferenciado acuerdo —el 14/08/22— se menciona que para atender el carácter regional, local, contextual y situacional que en la elaboración de los planes y programas de estudio serán consideradas las propuestas que respondan a los enfoques humanista, social, crítico, comunitario e integral de la educación (de acuerdo con el artículo 23 de la Ley General de Educación) que durante el piloteo se realizarían acciones que permitan concretar dichos aspectos.

¿Qué se puede inferir al respecto? La relación entre el malogrado piloteo y la transformación de los Consejos Técnicos Escolares con la finalidad de lograr con el segundo lo que se abortó en el primero. En otras palabras, el piloteo se llevará a cabo, de una manera u otra, a través de los Consejos Técnicos Escolares. Lo que no mata fortalece. Y, al parecer, le viene como anillo al dedo a la SEP porque tiene un margen de libertad mayor en cuanto al alcance y los tiempos establecidos. ¿Quién gana o quién pierde? Quizá en el balance, al final de cuentas, resulte que las ganancias sean superiores a las pérdidas para la SEP. ¿Quién lo diría?

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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Venezuela: Investigaciones Lugarizadas – Universidad Nacional Experimental del Magisterio Mérida y Monagas

Investigaciones Lugarizadas – Universidad Nacional Experimental del Magisterio Mérida y Monagas

«La participación activa del colectivo pedagógico del PNFA Dirección y Supervisión Educativa, ha garantizado que el programa continúe dando sus aportes en cada uno de los espacios de formación donde ha sido necesario su apoyo. Durante este periodo ha sido motivante en virtud de que en ocasiones anteriores los participantes consideraban que no era necesario fortalecer estos aspectos, sin embargo cuando se efectúa el llamado para la inscripción del curso nacional multimodal retorno seguro a clases, despertó el interés siendo uno de los curso con mayor participación, en cuanto a los congresos pedagógicos por la dinámica presentada de la medida de bioseguridad solo se reportó 21 participantes.» (Cuadernillo de Monagas, p. 8)

 

«Durante el transitar de la formación de educación primaria, hemos observado los avances que se han reflejado en nuestra área, este programa se inicia un 10 de diciembre del año 2016, con el desarrollo del Congreso Pedagógico Circuital, es a partir de allí que vemos la necesidad de dar a conocer a nuestras maestras ymaestros la importancia de hacer investigaciones desde nuestras realidades, lo importante de sistematizar las experiencias que vivimos en nuestro quehacer educativo.» (Cuadernillo de Monagas, p.16)

Descargar los cuadernillos completos  en los siguientes enlaces con doble clips:

CUADERNILLO MERIDA

 

CUADERNILLO Nº 1 ESTADO MONAGAS

 

Fuente de la Información: Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación CII OVE

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Venezuela: La Etno-Cultura Popular como Propuesta Formativa y Pedagógica

La Etno-Cultura Popular como Propuesta Formativa y Pedagógica

Yuleima Rodríguez Torcatt

El recurso que se expresa a continuación forma parte de la construcción analítica y critica, ya que la génesis de su formulación parte de las realidades y consideraciones del campo problemático presente en los diversos aspectos relevantes de los programas PNF de la Universidad Nacional Experimental del Magisterio “Samuel Robinsón”, los cuales están estrechamente ligados a la propuesta de una pedagogía contextualizada, pertinente, liberadora y aproximada a la comunalización educativa.

Es necesario reconocer que nuestra sociedad requiere mayor interés por parte especifica de los entes educativos, quienes gestionan, diseñan, impulsan y orientan actividades de carácter cultural, ya que desde diversos resultados obtenidos de  investigaciones científicas y estudios territoriales desde la perspectiva  de la cotidianidad se han recabado estadísticas y referencias sustentadas que, comprueban dos visiones: en primer lugar, la carencia de conciencia ciudadana y desconocimiento sobre acciones y acaecimientos discriminatorios en el aspecto étnico  en un alto porcentaje por parte de la población; en segundo lugar que, en una mínima porción se defienden los derechos en comunidades, pueblos y grupos discriminados culturalmente, donde hay que destacar que han sido procesos inéditos para defender activamente sus derechos en todos los aspectos sociales.

Es importante señalar que en los últimos 20 años, a través de la creación e impulso de marcos legales y nuevos modos de organización, en Venezuela surgió un sistema nacional incluyente, democrático, participativo y protagónico, hechos prácticamente inalcanzables por la población hasta entonces. A partir de allí se aunaron más esfuerzos, principalmente desde las bases del pueblo con la puesta en praxis de la creatividad, para la conformación de numerosos modos de encuentros, grupos y organizaciones pluri-etnicas, pluri-culturales y bilingües que se encuentran desplegados en todo el territorio nacional.

También hay que señalar  que, la discriminación étnica no es un tema nuevo en  debates, ni en acciones político-culturales, ya que está ha tenido su origen y cimientos a través de representaciones sociales, educativas y culturales con efectos negativos sobre aquellos que, como colectivos, fuerzas activas, movimientos sociales, entre otros,  se han definido como excluidos de sus libres derechos y visibilización en el ejercicio de la ciudadanía, reivindicación y exaltación en sentido de iguales, en el desarrollo educativo y cultural de los pueblos.

Todos estos acontecimientos históricos son el producto de dolorosos procesos colonizadores, los cuales asignaron al pueblo el papel de subordinado por parte de intereses individualistas e intencionalidades europeas, en contra de grupos vulnerables, que supuestamente no se adecuaban a las características exigidas por las y los denominados blancos, pudientes, clasistas, capitalistas, saqueadores y asesinos. Pero desde entonces, las poblaciones afro e indígenas han librado múltiples  batallas, ubicándose en la actualidad como héroes y heroínas que con el transcurrir del tiempo nos dejaron como legado la fuerza, la resistencia y las armas culturales, entre otras, para la defensa y liberación contra fuerzas impositivas, dominantes, capitalistas, hegemónicas y castrantes, en la recuperación de derechos, igualdad e inclusión social.

Actualmente no basta el deseo de reconocer e implementar un sistema de igualdad como un derecho, valor y  principio constitucional. Se requiere generar condiciones y mecanismos formativos para todas las personas que principalmente hacen vida en las instituciones educativas y que estas vayan siendo evaluadas desde el impacto y transformaciones sociales en los sentidos de igualdad étnica que se vayan garantizando en la población, pero desde términos palpables y efectivos.

Dicho lo anterior porque uno de los canales que han permitido la permanencia del problema discriminatorio en el campo cultural ha sido la práctica Docente, que incide en la falta de cauciones propias y colectivas para lograr una verdadera igualdad entre ciudadanas y ciudadanos, pese a que el Estado ha formulado instrumentos y política pública que permiten prevenir, eliminar y sancionar toda forma de discriminación que vulnere la libertad y el derecho ciudadano a la igualdad social.

De esta forma, la propuesta pedagógica tiene como intencionalidad contribuir colectivamente a la transformación de los contextos institucionales y comunitarios, en el desarrollo endógeno de las culturas, tradiciones, saber popular y costumbres de los pueblos.

La propuesta se fundamenta  en la revisión teórica de las leyes, decretos, lineamientos que emana el Ministerio del Poder Popular para la Educación y su aspiración de la Comunalización de la Educación, así como de la sistematización de experiencias y su revisión teórico-práctica de las relaciones sociales, lo cual permitirá aprovechar nuestros modos, medios, instrumentos y avances que en esta materia proporcionen viabilidad para la formulación de nuevas políticas gubernamentales, con la cual se agilice el desarrollo del territorio comunal, local, regional y nacional con apoyo de las herramientas que facilita y favorece las dinámicas colectivizadas de la Universidad Nacional Experimental Samuel Robinson, a través de las y los estudiantes, Redes Lugarizadas de Investigación, diversas estructuras organizativas, entre otros, que se encuentran agitando los territorios del país con investigaciones más acordes a la realidad.

Hay que reflexionar sobre, como la discriminación étnico-educativa-cultural se disimula en los contextos educativos, comunitarios y comunales; pero con riqueza multicultural, pluricultural y popular que se encuentra invisibilizada. En consecuencia estas acciones están  manifiestas  y conllevan a elevar aportes que pueden contribuir a la formulación de nuevas políticas educativas que requieren la comprensión que, la discriminación étnica-educativa- cultural es un hecho que debe ser asumido como una de las principales problemáticas educativas y sociales, para así alcanzar la transformación e impulsar la gestación de un sistema educativo que reivindique al ser humano desde el reconocimiento y la reivindicación a viva luz de su acervo étnico.

En este precepto, es favorable resaltar que nuestra propuesta se basa en la incorporación la formación étno-cultural obligatoria y con la misma relevancia que tienen las áreas de conocimientos universales (matemática, lengua, ciencias, química…), pero desde la mirada de nuestros orígenes indígenas y afro. Es por ello que en nuestras prácticas pedagógicas y en los procesos propios de los Proyectos e investigaciones, de las cuales los principios y propósitos de las Redes Lugarizadas de Investigación presentan la esperanza de obtener una educación contextualizada en la que el currículo educativo-cultural se considera invisibilizado, aun cuando siempre ha estado ahí, en lo individual y colectivo de nuestras y nuestros ciudadanos, quienes hacen vida en los centros educativos y comunidades, cuyas realidades se basan en la diversidad de saberes étnicos que bien podrían contribuir a la educación que demanda el país desde el matiz de la producción y transformación social que busca mermar el sistema capitalista y colonizador.

Fuente de la Información: Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación / CII OVE

 

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Mundo Ecológico: Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Fuentes: La marea climática

Muchos de los nombres que pasaron por la Biennal, el espacio de pensamiento celebrado en Barcelona, coincidían en la necesidad de generar horizontes que nos pongan en marcha. Eso sí: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío.

Barcelona se despide, un año más, de una Biennal de Pensament en la que la emergencia climática ha tenido un papel preponderante. Han sido varias las mesas redondas dedicadas a abordar esta temática desde diferentes perspectivas. Ciudad y comidaciudad zerocambio climático y tecnologíainterespecismo o los retos que plantea la proliferación de distopías han copado algunas de las conversaciones.

Cada dos años, la ciudad condal invita a todo el que se quiera acercar a las numerosas conversaciones organizadas a pensar juntas, plantear dudas y proponer respuestas. Y todo es gratis. Este año, además, el festival ha descentralizado la mayoría de sus actos, lo que ha provocado que los tentáculos de esta invitación a pensar se extendiesen por los diferentes barrios de la capital catalana. Y ha sido un éxito.

El mundo se hunde. Y tú, ¿cómo lo llevas?

Es domingo y este es uno de los últimos actos de la Biennal. Las temperatura, veraniega en pleno otoño, nos recuerda la espada de Damocles que llevamos encima: el cambio climático. Es quince de octubre y hay gente con  sandalias, shorts y tirantes. En los medios, dos maneras de enfocarlo: hay quien continua diciendo que es una suerte, que ‘el verano se alarga’; otros, más cautos, más conscientes, y también más responsables, aseguran que el hecho de que el calor se mantenga está lejos de ser una buena noticia.

Emergencia climática, crisis económicas, pandemias, desigualdades, guerras. ¿Qué hacemos con todo esto? Ante este panorama, esta cuestión y delante de más de un centenar de personas, George Monbiot (Reino Unido, 1963) y la filósofa francesa Corine Pellunchon (Francia, 1967) leyeron manifiestos preparados especialmente para la ocasión. La intervención de Monbiot, por videoconferencia, fue contundente: hay que ampliar el círculo de las demandas para poder avanzar. “Los grandes cambios se producen gracias a los grandes pasos de las sociedad, pero tiene que haber una estrategia, una visión; porque esa es la única manera política que existe de conseguir cambiar las cosas”.

El escritor puso como ejemplo la alta efectividad de las campañas de la comunidad LGTBIQ, que, a lo largo de los años, ha ido ampliando las demandas como pura estrategia de supervivencia. “Cuando hay una estrategia, la sociedad van con ella, porque la ciudadanía no se quiere quedar fuera, no quiere vivir en el ostracismo”. Monbiot hacía referencia al dato del 25%: “cuando el mensaje llega a un 25% de la sociedad, entonces es cuando se empieza a producir el cambio; pero tiene que haber ese 25% de consenso”, explicó.

Por su parte, Corine Pellunchon aprovechó la atención del público para hablar de esperanza, “que nada tiene que ver con el optimismo”, y que se diferencian por hacer referencia la primera a aspiraciones colectivas, y la segunda a aspiraciones individuales. “Son tiempos trágicos para la esperanza, porque tenemos ante nosotros la posibilidad de la catástrofe, el final no del mundo, pero sí de nuestro mundo”, insistía ante los asistentes. Ante el catastrofismo, Pellunchon apuesta por “la oportunidad, la posibilidad, la revolución”. Sin embargo, porque siempre hay un sin embargo, advertía: “para poder ver el inicio de una nueva era, la era del vivir, primero tenemos que perder nuestras ilusiones”. ¿Acaso no están perdidas, ya? Quizás no: “la esperanza es el paso de la muerte a la vida, es tener expectación por algo; y eso está relacionado con la belleza y la supervivencia”. Saber el origen del sufrimiento no impide sufrir, pero la amenaza de un colapso inminente debería servirnos para definir qué queremos en la vida y qué no, alegaba Pellunchon en su manifiesto. “Hay que ser pragmático; y plantear dudas y proponer respuestas, una decisión. La utopía es una condición”.

Utopía es una de las palabras que daba título a este encuentro, pero iba, como casi siempre,  acompañada de su contraria: distopía, algo sobre lo que Layla Martínez (Madrid, 1987) ha investigado y escrito vastamente. También la persona que la acompañaba sobre el escenario, el filósofo y escritor catalán Eudald Espluga (Girona, 1990),  ha reflexionado de manera extensa acerca de este género y sobre sus bondades y peligros.

Si algo parece evidente es que hemos llegado al fin de la idea del progreso, como aseguraba Layla Martínez: “Uno de los aspectos clave del paso de la modernidad a la posmodernidad es la idea de que el progreso ha dejado de funcionar. El futuro ya no nos parece un lugar mejor, sino todo lo contrario: nos provoca ansiedad y miedo”. Este punto de inflexión que lo cambió todo se empezó a gestar a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta. Es ahí, según Martínez, cuando se inicia este desgaste del futuro, “cuando se empieza a pensar que una sociedad mejor no es posible”.

Esto se ha visto traducido en la disminución contundente de la publicación de utopías y en un aumento considerable de la producción cultural distópica, que nos muestra un futuro catastrófico a todos los niveles. “Ni siquiera hace falta pensar en una sociedad perfecta, sino una un poco mejor. ¿Qué ha pasado para que en cien años haya cambiado tanto la imaginación cultural sobre el futuro?”, se preguntaba la autora.

Esta pregunta puede tener multitud de respuestas, o quizás incluso ninguna. Una de ellas es que la producción cultural a menudo se relaciona con la realidad. Y la realidad en la que vivimos no es buena. Otra es que es la producción cultural produce realidades. El problema no sería tanto la presencia de distopías, que a menudo nos quieren alertar de un mal futuro, sino la sobreproducción actual de estas. “El problema es que no haya otra cosa. Estas distopías conforman nuestra imaginación sobre lo que va a suceder y puede llevar a una especie de parálisis colectiva. Si todo el mundo piensa que el futuro va a ser peor, entonces tendrán la percepción de que el presente no es tan malo”; explicaba Martínez. El virgencita, virgencita, que me quede como estoy de toda la vida. El caso es que estamos muy lejos de vivir en un presente ideal. Todo lo contrario: vivimos un presente violento que nos corrompe y nos maltrata, tanto en el plano individual como en el colectivo. Si refugiarnos en pretérito es problemático porque nos conduce a la melancolía de un pasado idealizado que no fue, negarnos la posibilidad de un futuro mejor es negar la vida

Imaginar el fin del capitalismo es posible

Eudald Espluga tiene una respuesta contundente: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Sin embargo, el filósofo y escritor catalán no quiere quedarse anclado en un mantra que no nos lleva a ningún lado y lanza una propuesta: ¿por qué no romper con la idea de temporalidad explícita que existe en las utopías? “Apuesto por que el concepto de utopía no sea estático, tal y como propone Maggie Nelson con el concepto de libertad. ¿Por qué no dejamos de hablar de utopías y empezamos a hablar de ‘prácticas utópicas’ como un ejercicio constante y continuo de transformación de nuestras condiciones de vida?”. Para poder movernos de la era distópica a una utópica, Espluga ve necesario dejar de ver la utopía como un estadio que predecimos y apostar por una lógica propiciatoria que transforme las condiciones en la que nos encontramos. Sin olvidarnos, obviamente, de “imaginar las transformaciones de poder necesarias”.

Imaginar puede que sea el primer paso para cambiar lo que no nos gusta de nuestro alrededor, pero hace falta más: mucho más. Para comenzar, y como aseguraba Eduardo Galeano: ir dos pasos más allá. “Adelantarnos es lo que nos permite avanzar. Eso, y pensar en medidas que podamos visualizar en un horizonte cercano. Por ejemplo, creer en la reducción de la jornada laboral. Es algo que se puede hacer ya y que es técnicamente factible —de hecho, se están haciendo pruebas piloto en algunas empresas portuguesas—. Hay que buscar medidas, huir de las propuestas tibias y sobre todo, no dejar que el pensamiento utópico caiga en manos del capitalismo”, sentenciaba Layla Martínez.

El pasado domingo en Barcelona, Martínez, Espluga, Monbiot y Pellunchon coincidían en algo: hay que generar horizontes que nos pongan en marcha. Y para llevar a cabo esta tarea, solo hay una manera de hacerlo: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío, frecuentemente aliado del discurso individualista. Para ello, también es necesario alejarse de la nostalgia y mirar a largo plazo. “Los discursos que miran a 30 o 40 años vista no tienen sentido”, aseguraba Espluga.

Para finalizar, Layla Martínez lanzaba una propuesta: “¿por qué no reapropiarnos de la idea del fin del mundo?”. Y tiene razón: es posible que no se acabe el mundo, sino que estemos ante el fin de una era. “Se acaba esto y está bien que se acabe. ¿Por qué no apostar para que se acabe este mundo y para que empiece otro? Esto me parece fértil”. Chapeau.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/cronica-biennal-2022-utopia-distopia/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/cargarse-el-mundo-es-posible-construir-uno-mejor-tambien/

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