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Educar en movimiento, danzar para amar

María del Pilar Cordero César

El movimiento es el medio de la expresión humana. El hombre se mueve con el objeto de alcanzar bienes para satisfacer sus necesidades, a la vez que es movido por valores intangibles (Rebel, 1995).

De la traducción del sánscrito de la palabra danza por “anhelo de vivir” y traspasando los límites de la actividad exclusivamente corporal, algunos autores destacan en primer lugar el aspecto expresivo y afectivo de la misma definiéndola como “un medio capaz de expresar las emociones y los sentimientos mediante la sucesión de movimientos organizados que dependen de un ritmo” (Fernández, 1999, p17, citado de Vicente, Ureña, Gómez y Carrillo, 2010).

Ossona (1984, citado por Vicente, Ureña, Gómez y Carrillo, 2010) enfatiza el elemento personal-afectivo cuando califica de espiritual el impulso que mueve hacia la danza y lo considera una necesidad interior más cercana a lo espiritual que a lo físico.

Para García Ruso (1997) la danza es una actividad humana universal, pues se ha realizado en todas las épocas, espacios geográficos y es practicada por personas de ambos sexos y de todas las edades; motora, ya que utiliza el cuerpo como medio de expresión de ideas, emociones y sentimientos; polifórmica, porque se presenta en diferentes formas (arcaicas, clásica, moderna); polivalente, tiene dimensiones artísticas, educativas, terapéuticas y de ocio; compleja, ya que en ella interactúan factores biológicos, psicológicos, sociológicos, históricos, estéticos, además de ser simultáneamente expresión/técnica y actividad grupal/colectiva.

El uso de la danza como un instrumento terapéutico y catártico es tal vez tan antiguo como la danza misma. En muchas sociedades primitivas la danza es tan esencial como alimentarse o dormir. Provee a los individuos la posibilidad de expresarse, comunicar sentimientos y contactarse con la naturaleza. La danza como parte de un ritual acompaña frecuentemente los cambios de la vida, contribuyendo de este modo a la integración personal, así como también comunitaria (Berger, 1972). La danza del médico, sacerdote o shaman forma parte de la medicina y psicoterapia. La exaltación común y la liberación de tensiones operan disminuyendo el sufrimiento físico y mental transformándolo en una nueva forma más cercana a la salud. En los albores de la civilización, la religión, la música, la danza y la medicina eran inseparable (Merloo, 1960).

Un ejemplo de este contexto es el libro “Danzar o Morir”, de Pedro J. de Velasco R. que narra a partir de una investigación realizada con la cultura rarámuri donde la danza es el elemento central de como viven su religiosidad a partir de la integración católica y la fusión de su filosofía, y a su vez, la danza como manifestación de resistencia al mundo occidental de corte neoliberal. Así los rarámuri rezan bailando, si no danzan, mueren (De Velasco,2006),

Todo terapeuta, médico o sanador es un educador cuando establece la relación terapéutica con el objeto de un cambio de conciencia en el paciente /alumno. Toda relación humana es sanadora cuando parte del corazón. Educar es despertar. Es ser aprendiz de la vida (Paymal, 2010) es anhelo por vivir, es amar la vida y sentirla.

La danza en la educación desarrolla las inteligencias, en particular la inteligencia emocional que implica apertura al conocimiento, aprendizaje motor, sensibilidad a lo externo, gestión de emociones por que deja fluir, relaja, da la pauta para tranquilizar el corazón, la mente y el cuerpo, también dota de aprendizaje significativo, cuyos beneficios han sido tratados por diferentes disciplinas como la pedagogía, psicología, la fisioterapia y/o arteterapia.

El vínculo emocional será siempre un soporte esencial al trabajo cognocitivo (Antunes, 2007) Sin embargo, la danza en la educación no tiene un sentido transversal ni se le ha integrado como un elemento detonador de actitud y apertura al aprendizaje, al contrario, es una materia de relleno, que se mantiene en los últimos recursos que ofrece la educación. Como lo menciona Fux en su libro Danza, experiencia de vida, la danza es considerada como un mero adorno de la educación (1981).

El educador y formados José María Toro indica que la escuela sigue estando más preocupada por enseñar conocimientos que en la calidad y el modo de vida de las personas que han de hacer uso de ellos. Nuestra cultura ha hacho del cuerpo y las emociones algo inferior y de menor rango que la mente y de la razón (Toro, 2005). Es necesario integrar las artes, la danza en la escuela como la posibilidad de mejorar al ser humano en todas sus dimensiones.

Comparto un escrito (se encuentra también como video/texto) de José María Toro, educador,  formador y conferencista sobre educación emocional.

Educar, el arte de hacer danzar la vida en el corazón:

Danza, todo danza.

El movimiento de la vida es un baile sagrado donde cada paso es único y singular y cuyo escenario por excelencia es el corazón.

No hay danza sin bailarines y no hay baile sin alegría de vivir.

Danzar es permitir que la emoción se mueva y que la energía se estremezca construyendo siluetas y formas que se deshacen tan pronto como son trazadas.

La danza es el cuadro que se dibuja en el lienzo del espacio con los pinceles de los brazos, de las piernas y de los dedos.

La danza es una escultura modelada a base de miradas, caricias y sonrisas esculpidas con el cincel de la música.

La danza es la escultura que modela la carne humana dinamizada por el espíritu que la habita, es arquitectura en movimiento, edificios que se desplazan para encontrarse y generan paisajes de belleza.

La danza es la música que se escucha por los ojos, movimiento habitado, presencia consciente, presente absoluto, regalo para quien la ejecuta y para quien la contempla.

Danzar es mover la energía, movernos, rejuvenecernos, recrearnos y sanarnos.

La danza es curativa en cuanto es una invitación a fluir, a dejarnos llevar y nos aligera de los pesados fardos que nos abruman.

Es preciso recuperar la danza como ritual cotidiano, como movimiento doméstico y como fiesta ordinaria.

En las casas y en las escuelas se baila poco.

Es otro modo de decir que son espacios faltos de vida y alegría y en los que la rutina minó el espíritu festivo.

No sólo se trata de incorporar la danza como una actividad más sino de entender que enseñar es hacer bailar las letras, los números, las ideas y las palabras en el corazón de un niño para que allí puedan ser acogidas como celebración exaltación de la Vida que somos.

Educar es trazar coreografías de luz y de energía en el sagrado escenario del corazón humano, es hacer danzar los valores humanos que nos hacen divinos, es bailar con el otro, junto al otro y, sobre todo, hacia al interior de uno mismo.

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Referencias

Berger, Miriam (1972): “Bodily Experience and Expression of Emotion”, American Journal of Dance Therapy, USA

Fischman D. (2005) Tesis doctoral: La mejora de la capacidad empática en profesionales de la salud y la educación a través de talleres de Danza Movimiento Terapia.Universidad de Palermo. Recuperado de: https://dspace.palermo.edu:8443/xmlui/bitstream/handle/10226/1770/Fischman%20Diana%20Tesis.pdf?sequence=1   el día mayo 2017

Garcia Ruso H. (1997) La danza en la escuela. Barcelona, Inde

Meerloo, J. (1960) The Dance. New York: Chilton

Paymal M. (2010) Pedagogía 3000. Guía práctica para docentes y padres. Argentina, edit Bruja

Rebel, Gunter (1995): “El lenguaje corporal”, Editorial Edaf S.A., Madrid.

Toro, José María (2005) Educar con “Co-razón”. España, Desclée

Fuente del articulo: http://www.ruizhealytimes.com/vivir-mejor/educar-en-movimiento-danzar-para-amar

Fuente de la imagen:

 http://www.ruizhealytimes.com/sites/default/files/styles/articles_horizontal/public/articles/2017/06/danza_moderna.jpg?itok=p3MRDr

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Precariado universitario

Enrique Javier Díez Gutiérrez

La gestión neoliberal de nuestra Educación Superior está convirtiendo las universidades públicas en empresas, como constatan investigadores de prestigio como Noam Chomsky.

El personal docente e investigador (PDI) se vincula cada vez más con las universidades con fórmulas contractuales caracterizadas por la precariedad y por la temporalidad. La contratación de “profesores y profesoras asociados” y de figuras cada vez más temporales, precarias y con derechos cada vez más recortados, a fin de reducir costes laborales e incrementar el servilismo laboral, es parte del asalto neoliberal general a los servicios públicos, a los bienes comunes, a los denominados “procomunes”.

La Ley Orgánica de Universidades de 2000 (LOU) creó seis modalidades de contratación de carácter temporal. A lo que habría que añadir el profesorado visitante, los y las investigadoras Ramón y Cajal, o Juan de la Cierva, así como las y los técnicos de investigación y el profesorado asociado. Esta última figura, por su bajo coste, por ser los que más carga docente tienen, y por su carácter contingente, ha animado a utilizar profusamente esta figura en las Universidades. Se les despide cada semestre, para no pagarles las vacaciones. La conjunción entre asociados y becarios de investigación, evidencia que buena parte de la docencia universitaria está en manos del profesorado peor pagado de todo el sistema educativo.

Este modelo neoliberal pretende un sistema dual de profesorado, como en su reflejo empresarial: una “élite” investigadora y docente de “fichajes estrella” con contratos blindados y una mayoría de profesorado en condiciones precarias, temporales y dependientes de continuas renovaciones de sus superiores, mal pagados y trabajando “a destajo”, con graves dificultades para mantener una cierta “libertad de cátedra” e independencia académica.

A esa élite hay que añadir la proliferación de otra “élite de ejecutivos” que florecen en este modelo de negocio empresarial universitario. Gerentes, cargos administrativos y burocráticos, y empresas asociadas de gestión, se convierten en imprescindibles si tienes que controlar a la gente: una suerte de despilfarro económico, pero útil para el control. En los últimos años se ha registrado un aumento drástico en nuestras universidades de estos “profesionales” de la gerencia y los cargos burocráticos, más que bien pagados y “afines” a quien los contrata.

No obstante, la fe de los fanáticos talibanes en el credo neoliberal es inquebrantable. Cuando Alan Greenspan, economista norteamericano conocido por haber sido presidente de la Reserva Federal de EE. UU., testificó ante el Congreso en 1997 sobre este modelo económico, explicó que una de las bases de su éxito era que estaba imponiendo lo que él mismo llamó “una mayor inseguridad en los trabajadores”. Según esta ideología, si la clase trabajadora está insegura no exigirá aumentos salariales, no irá a la huelga, no reclamará derechos sociales. Y eso es lo óptimo para la salud económica de las grandes empresas. En su día, a todo el mundo le debió parecer razonable el argumento de Greenspan, a juzgar por la falta de reacciones y los aplausos registrados, recuerda Chomsky.

Eso es lo que se ha transferido a las universidades. Conseguir una mayor “inseguridad” de los profesionales que en ellas trabajan manteniéndoles pendientes de un hilo que puede cortarse en cualquier momento, de manera que mejor que sean dóciles, acepten salarios ínfimos y trabajen a destajo. Esa es la manera como se consiguen universidades “eficientes” desde el punto de vista de la ideología empresarial. Y en la medida en que las universidades avanzan por la vía de un modelo de negocio empresarial, la precariedad es exactamente lo que se impone.

Los efectos de esta lógica neoliberal individualizada, precarizada y competitiva, que fija retribuciones, dedicación y prestigio en función de los resultados, supone un aumento de la presión y del estrés laboral, del ritmo de trabajo. Se perciben con mayor claridad cuando afectan a colectivos precarios de docentes e investigadores porque los hace responsables no sólo de su competencia profesional (de su nivel de reconocimiento) sino de mantener (o de conseguir en un horizonte incierto) el propio puesto de trabajo, responsable de su potencial empleabilidad. En estos colectivos la desregulación laboral se traduce en exigencias de flexibilidad y en mayor precariedad. A la flexibilidad temporal (inestabilidad de contratos, dependencia de las subvenciones variables) hay que añadir la flexibilidad horaria (disponibilidad más allá de lo estipulado) y la flexibilidad funcional (polivalencia y tensión formativa correlativa a los posibles cambios en los requisitos de las distintas instancias evaluadoras). Estas nuevas reglas del juego laboral tienen también como efecto perverso una despolitización del profesorado y una casi exclusiva dedicación a aquello que se considera clave en el reconocimiento académico de méritos, centrándose únicamente lo que permite superar pruebas de rendimiento, tener visibilidad y reconocimiento institucional.

Las políticas públicas de gobiernos conservadores, neoliberales y socialdemócratas han promovido y están incentivando que nuestras universidades públicas se orienten hacia este modelo de gestión empresarial, donde parece que lo que importa es mantener los costos bajos y asegurarse de que el personal contratado es dócil y obediente.

La idea es transferir la mayor parte de la docencia a trabajadores precarios, lo que mejora la disciplina y el control. Los costos, claro está, los pagan los estudiantes y quienes se ven obligados a desempeñar esos puestos de trabajo precarios. Pero es un rasgo típico de una sociedad dirigida por la mentalidad empresarial transferir los costos a la gente. La universidad impone costos a los estudiantes y a un personal docente que, además de dificultar gravemente su carrera académica, se le mantiene en una condición que garantiza un porvenir sin seguridad. Todo eso resulta perfectamente natural en los modelos de negocio empresariales. Es nefasto para la educación, pero está claro que su objetivo no es la educación.

Es sorprendente que el dogma neoliberal sea incapaz de comprender que la Universidad debe ser una institución democrática, en la que la comunidad universitaria (profesorado, estudiantes, personal no docente) debe participar en la determinación de la naturaleza de la institución y de su funcionamiento. Esto no es ninguna propuesta ni siquiera progresista o de izquierda, por cierto. Procede directamente del liberalismo clásico de sus fundadores, como John Stuart Mill, que daba por descontado que los puestos de trabajo tenían que ser gestionados y controlados por la gente que trabajaba en ellos: eso es libertad y democracia.

Es la comunidad universitaria y sus docentes quienes tienen que establecer qué van a enseñar, cuál será el programa, cómo se va a desarrollar las investigaciones y cómo compartirlas y colaborar en ellas. En un sistema representativo, necesitas tener a alguien haciendo labores administrativas, pero tiene que poder ser revocable, sometido como está al servicio de los componentes y la institución que administra.

Es bueno para las personas, para la sociedad e incluso para la economía el que la gente sea creativa e independiente y libre. Todo el mundo sale ganando de que la gente sea capaz de participar, de controlar sus destinos, de trabajar con otros: puede que eso no maximice los beneficios económicos inmediatos ni la dominación de unos pocos sobre otros, pero, como plantea Chomsky también, ¿por qué tendríamos que preocuparnos de esos “valores”?

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=224568

Fuente de la imagen: http://e02-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2015/02/05/14231409414006.jp

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Malgastar 645.955 euros en unas reválidas que deben ser boicoteadas

Agustín Moreno

El gobierno de la Comunidad de Madrid presidido por Cristina Cifuentes aprobó el 21 de marzo la contratación de un servicio de apoyo didáctico y técnico para la realización de las pruebas externas de 3º y 6º de primaria y de 4º de ESO. Las pruebas afectarán en Madrid a 180.000 alumnos y a 2.400 centros. Se trata de la externalización de la realización, tabulación, documentación y análisis de las evaluaciones finales que se empeñan en mantener. El coste de 645.955,20 euros supone más del doble de lo destinado a estas pruebas el curso pasado y permitiría, por ejemplo, la contratación de más de 30 profesores para mejorar la calidad educativa.

Hay que recordar que la comunidad educativa viene movilizándose desde hace tiempo contra estas pruebas que consagra la LOMCE. En concreto, el 26 de octubre de 2016 hubo una huelga general en la educación con un amplio seguimiento, y en noviembre se realizó otra huelga de estudiantes. Como resultado de ellas, y por su debilidad política, el gobierno dio marcha atrás a las reválidas. No fue una retirada completa, solo de sus efectos académicos, dónde se jugaban la titulación el alumnado de 4º de ESO y de 2º de Bachillerato. Pero se dejó en manos de las comunidades autónomas el desarrollo de pruebas en esos niveles.

La comunidad de Madrid ha ido siempre de kamikaze en los ataques a la escuela pública, a su privatización y a la realización de rankings de centros. En esta línea ha aprobado que la reválida de 4º de ESO se hará el 19 de mayo con carácter censal en todos los centros de Madrid capital, y de forma muestral en las otras cuatro áreas territoriales. Es la forma que tiene el PP de sostenella y no enmendalla. Mantienen una secuela de reválidas para volver a la idea original si retornan a la mayoría absoluta. Asusta pensar en el elevadísimo coste que tendría su generalización y los negocios-chollos derivados.

Los efectos negativos de estas reválidas son evidentes aunque no afecten a la titulación.

• Distorsionan el proceso de enseñanza-aprendizaje en los centros al ponerlos a competir. Desde marzo se han empezado a producir en algunos centros presiones de los equipos directivos sobre el profesorado. Quieren que se centren en la preparación de la reválida de 4º de ESO, obviando el programa que están obligados a dar en el tercer trimestre. Tratando de salvar el prurito del centro, corren el riesgo de convertirlos en academias preparadoras de las pruebas, algo sencillamente contrario a la calidad educativa.

• Sirven para elaborar rankings de centros que se utilizan en la lucha por el mercado del alumnado entre la doble red de centros (públicos y privados-concertados). En este sentido, no hay plenas garantías de que una empresa privada no acabe filtrando de manera selectiva las pruebas a centros amigos, a pesar de las cláusulas de confidencialidad que se puedan establecer. En ese supuesto, los resultados estarían contaminados.

• Estresan al profesorado, al alumnado y a sus familias, y una prueba hecha así no mide nada. Si acaso, las diferencias realmente existentes entre los centros. Éstas se deben más a un proceso de escolarización desequilibrado que potencia la administración educativa (zona única, concentración del alumnado con dificultades en los centros públicos), y al nivel de recursos invertidos. Por ejemplo, los centros del sur de Madrid no tendrán los mismos resultados que los de la zona norte; o los centros de “excelencia” y las secciones de los “bilingües que aquellos que el PP se empeña en convertir en guetos. Para este viaje no hacen falta alforjas.

La evaluación puede ser útil si tiene carácter formativo y no selectivo; si se evalúa todo el proceso de enseñanza-aprendizaje y se valoran los avances conseguidos y no solo el resultado final; si se analiza todo el sistema y no solo una parte y se tienen en cuenta las características socioeconómicas de cada centro; si sirve para aumenta la equidad y dar más recursos a los centros que más lo necesitan. Evidentemente, no es el caso ni en los fines ni en el procedimiento.

Así las cosas, no sería coherente que el alumnado que secundó masivamente las huelgas vaya a realizar las reválidas, ni que las familias que apoyaron esta iniciativa envíen ahora a sus hijos como corderos, ni que el profesorado que tantas veces salió a la calle contra la LOMCE participe en su aplicación. No olvidemos que seguimos dando la titulación de ESO en los centros. En Vallecas hemos empezado a debatirlo y lo tenemos bastante claro, lo hemos llevado a la Marea Verde y nos gustaría que el debate se generalice. Yo estoy esperando que los sindicatos me convoquen a participar en un boicot que debería ser generalizado contra unas pruebas que son una farsa y un despilfarro del dinero público.

Fuente del articulo: https://www.cuartopoder.es/ideas/2017/04/03/malgastar-645-955-euros-unas-revalidas-deben-boicoteadas/

Fuente de la imagen: https://www.cuartopoder.es/wp-content/uploads/2016/11/sindicato-estudiantes-LOMCE-26O.jpg

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Con el móvil enganchado: ¿adicción o apego?

Liliana Arroyo

Si hay alguna expresión que oigo casi a diario es que «vivimos enganchados al móvil». Hay quien lo califica de adicción, pero ello tiene unas connotaciones patológicas serias. Es cierto que hay casos preocupantes y casos patológicos, pero la mayoría sufrimos más apego que adicción. Lo que está claro es que ahí tenemos un reto social a resolver.

Tal es la preocupación, que medir cuántas veces tocamos el móvil se ha convertido en un campo de estudio. Quizá os haga gracia saber que desbloqueamos la pantalla una media de 80 veces diarias -si os apetece probarlo en primera persona, hay decenas de ‘apps’ creadas para eso-. Cada una de estas sesiones quizá dure tan solo unos minutos e incluso segundos. Si sumamos todos esos microratitos, la media son 145 minutos al día. O lo que es lo mismo, cuatro capítulos de esa serie que tenéis a medias.

Diremos, a nuestro favor, que los móviles son como golosinas. Sus colores, sus sonidos y el alud de notificaciones están justamente para eso, para reclamarnos atención constantemente. La distancia entre el estímulo (‘ping’) y la respuesta (¿a ver qué hay?) suele ser corta y la impaciencia mucha, lo que hace que los móviles se unan cuando quedamos a tomar café, o que aprovechemos un semáforo para comprobar que no nos perdemos nada importante. Sea adicción o apego, es evidente que nos falta una reflexión y un pacto de convivencia con los dispositivos.

DESCONEXIÓN TECNOLÓGICA

Esos números, así en frío y sin contextualizar, en realidad funcionan más como anécdota que como información. Y tanta fijación con la cantidad, nos lleva al otro extremo: la reducción drástica, y en ese sentido ya hay respuestas en forma de plan de desconexión tecnológica. Opciones útiles e interesantes seguro, pero si además de apartar el demonio, lo acompañamos de reflexión sobre cómo lo usamos y cómo nos gustaría usarlo, sería mucho más poderoso.

Y es que los hábitos tienen que ver con el sentido que le damos a lo que hacemos, las rutinas que generamos y las motivaciones que nos impulsan a seguirlo haciendo. Olvidar esto deja de lado otras preguntas de mayor calado sobre cómo usamos los móviles y para qué. El móvil, igual que el martillo o la cuchara, son herramientas y no propósitos en sí mismos.

¿Os imagináis si midiéramos todo lo que aprendemos a través al móvil? O lo que llegamos a leer, cuánto nos hace reír, qué fácil es sentirnos cerca de las personas que nos importan, si estamos transmitiendo un «cuenta conmigo» o si estamos cambiando el mundo desde el ciberactivismo.

Decía Einstein que si tuviera una hora para resolver algo, se pasaría 55 minutos identificando el problema y cinco pensando en la solución. Desde luego no tenemos la solución ideal aquí, pero podríamos empezar a integrar más el cómo y el para qué, en lugar de concentrarnos en el cuánto. ¿Quiere decir eso que no abusamos del móvil? En absoluto. Más bien significa que todavía nos falta madurar esa cultura digital, una higiene 2.0 que, en general, nos iría bien pulir.

Fuente del articulo: http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170710/con-el-movil-enganchado-adiccion-o-apego-articulo-liliana-arroyo-6158540

Fuente de la imagen: http://estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/2/7/1491305384072.jpg

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10 plataformas web para realizar cursos universitarios en línea

América Latina, 12 de agosto de 2017.  Fuente: /www.oyejuanjo.com

La red se ha convertido en una fuente inagotable de conocimiento y oportunidades, prueba de ello es la interminable lista de plataformas educativas destinadas a la formación profesional en línea. En el blog Oye Juanjo hemos reunido una selección de los sitios web de mayor prestigio y reconocimiento en el mercado.

El resultado es un ranking de 10 páginas educativas para realizar cursos de acceso gratuito, en línea, y lo más importante, avalados por universidades del extranjero. Para ello analizamos las principales ventajas y desventajas que nos ofrece cada plataforma, incluyendo posibilidades de certificación, proceso de inscripción, y otros datos a tomar en cuenta.

El propósito de este artículo no es otro que brindar la información más completa e imparcial al momento de optar por uno de los cursos virtuales que abundan en la red, eligiendo el que más se ajuste a las necesidades de cada estudiante y su perfil laboral.

Por supuesto, también hacemos extensiva la invitación a participar de la democratización del conocimiento difundiendo este tipo de iniciativas y seguirnos en las redes sociales. ¡Manos a la obra!

10 plataformas de cursos universitarios en línea

  #01. Coursera


Líder indiscutible en el mundo digital. Coursera es la única plataforma educativa en reunir el mayor número de universidades extranjeras: más de 150 prestigiosas casas de estudio superior, incluyendo un buen porcentaje de universidades de habla hispana.

Como era de esperarse, el catálogo es muy variado: artes y humanidades, negocios, idiomas, ciencias de datos, ciencias biológicas, desarrollo personal, números, física e ingeniería, ciencias sociales, entre otros.

Inscripción: elige el curso de tu interés y regístrate con tus datos personales. Para acceder de forma gratuita es necesario elegir la opción «auditar curso».

Duración de los cursos: de 5 a 11 semanas de duración dependiendo de la extensión de cada curso. También hay programas especializados de hasta cinco meses.

Certificación: aunque los cursos universitarios en Coursera son gratuitos, aquellos estudiantes que requieran una certificación oficial deberán abonar un pago simbólico (es opcional).

Lo bueno de Coursera: cientos de cursos para estudiantes de todas las especialidades, precios accesibles para los certificados, y las universidades más rankeadas del planeta.

Lo malo de Coursera: aún no admite Paypal para pagar los certificados.

  Enlace:   Ir a Coursera

  #02. EDX

Si bien no cuenta con el mismo número de partners, la plataforma EDX tiene entre sus filas a las universidades más exclusivas: Harvard, Berkeley, MIT, Boston, entre otros. La base de datos actual supera los 1300 cursos y una comunidad activa de 10 millones de estudiantes.

El repertorio de EDX también es muy surtido: arte y cultura, arquitectura, negocios y gestión, química, diseño, economía y finanzas, electrónica, ingeniería, literatura, matemáticas, músicas, ciencias sociales, y más.

Inscripción: ingresa al curso de interés y haz clic en el botón «Enroll Now».  Para acceder gratuitamente a los cursos debes elegir la opción «auditar curso». Aunque hay muchos cursos fuera del límite de inscripción, aún es posible acceder a todo el material (hay que tener un poco de suerte).

Duración de los cursos: de cinco a ocho semanas aproximadamente.

Certificación: el privilegio de la certificación tiene un costo simbólico que puedes aceptar o rechazar (depende del criterio de cada estudiante).

Lo bueno de EDX: un catálogo muy amplio de cursos ofrecidos por las universidades más elitistas del extranjero.

Lo malo de EDX: la mayoría de cursos se imparten en inglés, mientras que el catálogo de cursos en español aún es limitado.

  Enlace:   Ir a EDX

  #03. Garage Digital

La primera academia virtual de cursos gratuitos para América Latina. Google no se ha guardado nada y apunta alto con el lanzamiento de esta plataforma que pretende beneficiar a los miles de jóvenes empresarios que hay en la región.

Inscripción: apenas necesitas tener un correo electrónico en Google para inscribirte de forma automática.

Duración de los cursos: 23 módulos de enseñanza

Certificación: la certificación es gratuita al cumplir exitosamente los 23 módulos y aprobar una evaluación final.

Lo bueno de Garage Digital: cursos gratuitos certificados por reconocidas instituciones. Muy intuitivo y videos educativos de corta duración que hace más flexible la experiencia de estudio.

Lo malo de Garage Digital: aún hay poca variedad de cursos.

  Enlace:   Ir a Garage Digital

  #04. Udemy

Udemy es uno de los nombres más conocidos en el público estudiantil. Con el paso de los años ha construido una de las comunidades educativas más solidas que podemos hallar en la red, proponiendo miles de cursos en varios idiomas y para todos los gustos.

Las categorías son muy completas y los instructores cuentan con mucha experiencia en el rubro. A diferencia de otras plataformas, Udemy cuenta con dos secciones importantes: cursos gratis y de pago.

Inscripción: regístrate con tus datos personales o vincula tus redes sociales para loguearte en Udemy en poco tiempo.

Duración de los cursos: hasta 50 horas de clases.

Certificación: únicamente los cursos de pago cuentan con el privilegio de recibir una certificación digital.

Lo bueno de Udemy: si buscas una plataforma con amplia experiencia y garantía, Udemy es una excelente alternativa. Los cursos de pago son muy asequibles.

Lo malo de Udemy: para encontrar un curso gratuito hay que usar los filtros de búsqueda. Los cursos más interesantes se imparten en inglés.

  Enlace:   Ir a Udemy

  #05. Google Actívate

El gigante del Internet cuenta también con una plataforma educativa exclusiva para profesionales del emprendimiento. Google Actívate brinda diplomados en línea 100% gratuitos para aquellos estudiantes que buscan generar una buena impresión en su currículum.

Aunque la mayoría de diplomados son en línea, también hay una sección exclusiva de clases presenciales para estudiantes que viven en España. Los cursos abordan temas como marketing, desarrollo web, comercio electrónico, posicionamiento web, productividad personal, entre otros.

Inscripción: inicia sesión con tu cuenta de Google y concede los permisos correspondientes para participar. Asegúrate de escribir correctamente tus datos.

Duración de los cursos: 40 horas

Certificación: 100% gratuita. Para obtener el certificado es necesario aprobar la evaluación final (tienes hasta tres intentos para conseguir la acreditación).

Lo bueno de Google Actívate: diplomados con certificación gratuita expedidos por reconocidas universidades de España, además del sello distinguido de Google.

Lo malo de Google Actívate: falta algo de variedad a los diplomados en línea, mientras que la oferta de clases presenciales solo está disponible dentro del territorio español.

  Enlace:   Ver diplomados

  #06. MiríadaX

Una comunidad relativamente nuevamente que ya suma más de 3 millones 250 mil estudiantes. En conversación con el equipo MiríadaX pudimos comprobar que un 3% de las visitas diarias que recibe la plataforma educativa provienen del blog Oye Juanjo.

No es para menos, basta con echar un vistazo al repertorio de cursos gratuitos para tener una idea de la calidad de contenidos que nos proponen los chicos de MiríadaX. Actualmente hay más de 80 universidades que colaboran estratégicamente en pro de una formación gratuita e inclusiva.

Inscripción: ingresa al curso que te interesa y revisa la fecha de inicio. Si estás a tiempo haz clic en el botón «Regístrate» y completa el formulario de inscripción que aparece en pantalla con tus datos personales. ¡Es muy fácil!

Duración de los cursos: entre 5 a 7 semanas de duración por curso.

Certificación: el primer certificado de participación es gratuito, sin embargo, también hay un segundo certificado personalizado sujeto a un costo optativo.

Lo bueno de MiríadaX: cursos gratuitos ofrecidos por universidades de habla hispana y con un certificado de participación gratuito.

Lo malo de MiríadaX: hay muchos cursos interesantes que ya no están disponibles ni otorgan el privilegio del certificado. ¡Hay que estar siempre atentos!

  Enlace:   Ir a MiríadaX

  #07. México X

Una de las plataformas educativas especializadas en electrónica, ingeniería, ciencias de datos, física e ingeniería, y ciencias exactas. MéxicoX es una iniciativa que reúne a una treintena de instituciones educativas del país azteca (incluyendo el Tecnológico de Monterrey y la UNAM).

Todos están invitados a participar de los cursos gratuitos que periódicamente se ponen a disposición del público. Eso sí, hay que estar pendientes de los nuevos lanzamientos porque el número de vacantes es limitado.

Inscripción: explora el repertorio de cursos y elige uno de los contenidos disponibles. Haz clic en el botón «Inscribirse» y completa el formulario que aparece en pantalla.

Duración de los cursos: cinco semanas aproximadamente

Certificación: la mayoría de cursos incluyen certificación gratuita (leer información oficial de cada curso antes de inscribirse).

Lo bueno de MéxicoX: muchos cursos técnicos auspiciados por importantes instituciones de reconocimiento internacional.

Lo malo de MéxicoX: el diseño es muy anticuado y no hay forma de ingresar a los cursos pasados. Las vacantes también son muy limitadas y suelen cubrirse con rapidez una vez que se difunden en este blog.

  Enlace:   Ir a MéxicoX

  #08. Crehana

La start-up peruana continúa expandiéndose en la red como una de las alternativas más interesantes para profesionales del mundo audiovisual. Cursos de diseño gráfico, fotografía, ilustración, animación 3D, arquitectura digital, y mucho más.

Crehana tiene una lista amplia de cursos gratuitos, así como paquetes de cursos de pago con descuentos muy generosos. Vale la pena echar un vistazo a la web de la plataforma.

Inscripción: ingresa al curso o pack que te interesa y regístrate usando tus redes sociales.

Duración de los cursos: por proyecto

Certificación: los cursos de pago otorgan un certificado.

Lo bueno de Crehana: varios cursos gratuitos para novatos del sector audiovisual, además de otros recursos descargables.

Lo malo de Crehana: los cursos gratuitos son muy cortos, forzando a realizar los cursos más completos para una experiencia óptima.

  Enlace:   Ir a Crehana

  #09. Teachlr

Otra alternativa para estudiantes que buscan cursos de corta duración. Teachlr tiene contenidos muy variados y cursos de pago con precios realmente ridículos. Adicionalmente contamos con una sección de formación en línea para empresas.

Inscripción: ingresa al curso y vincula tus redes sociales. Es simple.

Duración de los cursos: por horas

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Fuente: http://www.oyejuanjo.com/2017/03/10-plataformas-cursos-universitarios.html

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Para repensar y actualizar la educación política

Por: Jorge Díaz Piña

Sin pretensiones de dar lecciones, o de tener la última palabra al respecto, si pretendemos poner en juego reflexivo la pertinencia del uso de algunas pocas significaciones en el terreno de lo político y de la política, valiéndonos para ello de la presentación problematizadora de algunas nociones por autores reconocidos en estos ámbitos, y muy lejos de un enfoque manualesco o dogmático al respecto. Nociones escogidas por el uso disputado frecuentemente en el confrontado espacio político entre la “derecha” y la “izquierda”. Palabras-conceptos desde las que se nos inscribe o sujeta ideológicamente al significar la realidad con ellas, a decir de Juan Carlos Monedero en su texto El gobierno de las palabras (2011), ya que no portan neutralidad u objetividad alguna, como lo indica Rigoberto Lanz en su libro Las palabras no son neutras (2005), poniendo así sobre el tapete la urgencia de elucidar su poder de sentidizar a través de su régimen y lugar o posición semiótica de enunciación, por cuanto el poder circula a través de lo que se hace decir o repetir acríticamente. Sin dejar de considerar que muchos de esos términos o significantes, por agotamiento de su correspondencia instituida de significación con lo que anteriormente  referían o definían hegemónicamente (poder de significación), han quedado a la deriva, sin anclaje sociopolítico en la realidad sociocultural, por lo que han perdido su hegemonía ideológica. Lo que da pié para resignificarlos o reemplazarlos por otros significantes en la lucha por la hegemonía. Y sin confundir con la noción de “significante vacio” propuesta por Ernesto Laclau en su libro Razón populista (2005), con la que quiere referir la generalidad incluyente y unificadora políticamente sentidizadora que puede traducir un significante de modo estratégico, unificando a distintos sectores sociales, al reunir, ampliar y hacer equivalentes trascendentalmente en una cosigna sintetizadora y superadora, por ejemplo, las demandas socioeconómicas populares expresadas con términos reclamantes menos incluyentes o parciales por específicos o particulares respecto de sus necesidades insatisfechas, en su lucha ya no inmediatista, sino estructural, por satisfacerlas.

Incursión ésta que hacemos sin poses ficcionadoras de  erudición, sino desde nuestra implicación en las luchas políticas a favor de la emancipación de nuestro pueblo indoafrolatinoamericano, y más particularmente, venezolano. Asumiendo que no es posible pensar su liberación, sin emancipar previamente al pensamiento de sus ataduras a ideas o concepciones, o a mitos, que reproducen la dominación política. Esta incursión aproximadora  la realizamos a partir de la controversial afirmación de que lo político y la política están en crisis, ocasionando su desfundamentación, y que desde aquí revisamos escuetamente, recurriendo a lo planteado sobre ello por unos cuantos investigadores, en torno a algunas derivaciones para la praxis política. Algunos de ellos europeos pero investigadores internacionalistas impugnadores del eurocentrismo y, por ende,  de la dominación neocolonial capitalista. Revisión que esperamos contribuya en algo a la educación o formación política crítica de los activistas y recién iniciados en el campo de lo político, o al debate fructificador. Hacemos la aclaratoria previa de que con el uso de la variante pronominal “lo”,  precediendo al adjetivo “político”, lo político, no se desea expresar en esta reflexión una orientación filosófica ontológica (caracterización del ser), ni óntica (en tanto ente), de la política, de dichos conceptos.  Aunque no la descartamos, la subsumimos en un intento de aproximación transdisciplinaria y transcompleja.

Lo político y la política pasan por una crisis de fundamentación y de legitimación. Tanto  por la falta de sustentación de lo político debido principalmente a la indecibilidad o inaprehensión de lo social asociado como fundamento en la teoría política, como por el injustificable oportunismo del pragmatismo vulgar y la instrumentalización extrema de la política en su accionar ante la  contigencialidad que rige en la sociedad. Crisis que al parecer, desaconseja la búsqueda de nuevas fundamentaciones y legitimaciones fuertes o sólidas, o ante la cual,  en todo caso,  hay que aceptar las fundamentaciones débiles (Vattimo, 1991) y las legitimaciones líquidas (Bauman, 2006)). Crisis provocada a su vez, por la sobredeterminación de una  crisis de mayor envergadura que  implica y arrastra al imaginario paradigmático de lo político y la política, la crisis de la Modernidad, que se pone en evidencia con la caducidad y el colapso de sus certezas o verdades  incontrovertibles en todos los ámbitos que ficticiamente consolidó (sociales, culturales, económicos, científicos, tecnológicos, educativos, etcétera), y la apertura de las incertidumbres, al fracasar en sus intentos para dar cuenta de la nueva socialidad en constitución imperante (Lanz, 1998)). Modernidad, en tanto modelo epocal civilizatorio agotado y vaciado de sus ideas-fuerza rectoras y hegemónicas en los paradigmas guías construidos histórica y discursivamente desde la Ilustración europea (desarrollo, progreso, emancipación, sujeto,  capitalismo, socialismo, contrato social, democracia, soberanía, representación, ideología, mercado, libertad, revolución, liberalismo, neoliberalismo, igualdad, justicia, fraternidad, autodeterminación de los pueblos, verdad, Estado, república, partidos, sociedad civil, equilibrio de poderes, etcétera). Momento  histórico y socio-cultural éste, que se ha calificado como Posmodernidad.  En un contexto indoafrolatinoamericano en el que se impuso históricamente la modernización política como adaptación funcional a favor de los intereses imperialistas neocoloniales emergentes de entonces, por vía de una fragmentación  desintegradora de la unidad territorial en Estados nacionales no-nacionalistas como remedos de los Estados-Nación europeos. Una neocolonial modernización sin modernidad que nos condujo, después de las luchas anticoloniales o independentistas, debido al ideario o ideología modernista de nuestros independentistas y posteriores dirigentes político-gubernamentales oligárquicos y burgueses, entre otros aspectos, a Estados capitalistas dependientes sin pueblos soberanos; a simulacros jurídicos de los contratos sociales constitucionales por vacios de justicia, igualdad y equidad; a democracias dictatoriales y sin ciudadanos; a  repúblicas sin republicanos, etcétera. Herencia histórica que se instaló como perversa tradición política, y que nos convierte en deudores con la necesidad de repensar críticamente dichas nociones, conceptos y categorías europeriféricas primordialmente, para producir un pensamiento político que nos oriente a superar emancipadoramente esa presente colonialidad atávica, que nos induce a pensar identificadoramente con ella, en contra de nuestras alteridades.

La crisis ha defenestrado y desfondado también el intento progresista de fundar éticamente la orientación de lo político, y de apoyar la política en la normatividad moral, obstaculizando o  paralizando la articulación entre el “sujeto” y el proyecto ético-político transformador que  direccionaría su actuación transformadora. Entrecomillamos el término sujeto por cuanto ha sido  impugnado en su formulación moderna, ya que se considera que su concepción como voluntad histórica predestinada  y como fundamento sociopolítico último trascendente en el caso del sujeto proletario, en tanto garante de la revolución socialista, se ha evidenciado inconsistente; metaforizando posmodernamente esta apreciación, en la frase “muerte del sujeto”); y, por otra parte, a partir de estimar la adscripción acrítica de los individuos a los imaginarios políticos impuestos que lo alienan (a la ideología reproductora, al poder imperialista, al Estado, al partido, etcétera), se advierte que el concepto de sujeto es sinónimo de sujeción, de sujetado).

Bastaría para evidenciar la falta de  fundamentación ética, más allá de la retórica demagógica, la falta de  reconocimiento de la otredad o la alteridad (el compromiso con los otros, el pueblo, con su dignidad, tarea primordial,–desde nuestro punto de    vista-, de la recreación y recontextualización de lo político y de la política);  y la corrupción generalizada de los políticos de oficio o profesionales, como ejemplo de la inmoralidad campeante.  Lo que ha contribuido a la apoliticidad, o a la antipolítica, de extensos sectores sociales en las diferentes sociedades, cuando no a la “transfiguración de lo político” (Maffesoli, 2005), en la que paradójicamente lo público redefinido muestra signos de su  reconfiguración en las denominadas neotribalizaciones (reagrupamientos empáticos y emotivos transitorios pero recurrentes de expresión y manifestación colectivas contra lo instituido), pese a las mediatizaciones massmediáticas que virtualizan digitalmente lo público espectacularizadamente, y que convierten al público  en pasivos espectadores y comentaristas superficiales y efímeros,  banalizando así, los asuntos públicos.  Aspectos diversos de la crisis de lo político y de la política, que han conducido a que se emplee como término descriptivo y metafórico por sus efectos, el de “fin de la política”.

Lo político como noción distinta de la política, surgió como aporte de Carl Schmitt con su texto El concepto de lo político (1999).  En este, plantea como especificidad definitoria de lo político el  par categorial, amigo-enemigo, resaltando, por ende, el antagonismo. Dicho antagonismo, en tanto fundamento, lo autonomiza o independiza de los contextos en que empíricamente pueden producirse conflictos sociales entre actores, grupos o gobiernos antagonistas en un momento dado, así como  de los asuntos prácticos respecto al  Estado o el gobierno, o de relaciones entre estos últimos con otros Estados o gobiernos, para los cuales reserva la denominación de la política. No obstante la diferenciación y autonomización de lo político con relación a la política, esta debe someterse referencialmente a los criterios de lo político, para actualizarse en su despliegue. Es de observar, ante lo expuesto, que el criterio amigo-enemigo schmittiano, conlleva su  inactualidad o inaplicabilidad conceptual de lo político cuando las sociedades o los Estados transitan una relativa estabilidad u orden sin antagonismos o fuertes contradicciones de resolución dialéctica, lo que no quiere decir que dejen de  existir rivalidades o confrontaciones políticas, seguramente existirán como inherentes a lo social, pero de baja intensidad, sin antagonizar.  Sin embargo, para algunos analistas, entre los que se encuentra Chantal Mouffe con su texto La paradoja democrática (2012), de los planteamientos de Schmitt, en torno al antagonismo amigo-enemigo, entre el “nosotros” y el “ellos”, que tiende siempre al desarrollo de la violencia política contra “los otros”, o entre ambos, se puede derivar una consideración crítica  para la posición socialdemócrata de Mouffe, quien reivindica, junto a Ernesto Laclau (ob. cit.), la democracia liberal en tanto defensora e instituyente de los derechos humanos, al transfigurar el término antagonismo en “agonismo” como forma de manifestación de aquél, que implica una relación entre “adversarios” y no entre enemigos, o de “enemigos amistosos”. Siendo también, para Mouffe, la categoría de adversarios, una conceptualización clave para definir la política pluralista y democrática moderna que suscribe, y a la cual  le atribuye el atributo de significante central para la comprensión cabal de la democracia posible en tanto “pluralismo agonista” o  “democracia agonística”. Con estos argumentos, Mouffe cree descartar los planteamientos de Schmitt sobre la imposible conciliación de la democracia igualitaria colectiva,  con el liberalismo disociador de la libertad mercantil individualista, entre lo colectivo y lo individualista, por ser aspectos contradictorios, uno niega la posibilidad de existencia del otro, en el régimen de la democracia liberal, al defender lo que considera como la paradoja democrática, la condición de posibilidad de su coexistencia pese a su contradictoriedad. Libertad individualista calificada por los renombrados filósofos, G.W.F. Hegel y Paul Ricoeur (Ricoeur, 1986), como libertad salvaje por incitadora de la competencia o rivalidad antagonista y de la violencia destructiva, y contraria a la libertad sensata, de aceptación de la diferencialidad igualitaria con los otros y de la necesaria institucionalidad estatal para regularla justicieramente. Asimismo, con esa categoría que asume la imposibilidad de una política sin adversario, Mouffe critica a quienes quieren hacer creer desde posiciones liberales y neoliberales, que el ciclo de la confrontación política, iniciado con la Revolución Francesa (“revolución de los iguales”) en Occidente, culminó en un mundo globalizado sin igualdad, y que, por tanto, la separación y conflictividad entre izquierda y derecha, o entre democracia social radical y fundamentalismo neoliberal capitalista de mercado, es una herencia negativa de un pasado remoto, que debe ser superada y dar paso al dialogismo de una “democracia de las emociones”, fundamentada en el individualismo, como lo planteó Anthony Giddens (Mouffe, 2012). De igual modo, como formuló el neoliberal, John Rawls (ob. cit.), con su noción de “sociedad bien ordenada”, se quiso desdibujar la presencia de un adversario como expresión legítima en los ámbitos de la esfera pública democrática.  De la misma manera, critica a quienes pretenden evacuar neoliberalmente la dimensión del antagonismo o agonismo del plano constitutivo de lo político, al invocar la sobreposición del ilusorio “interés general”, por invisibilizador ideológico de las injustas diferencias y desigualdades existentes.

En definitiva, para Mouffe, son las relaciones disimétricas de poder o de fuerza, la lucha por hegemonía (dirección intelectual y moral de la sociedad en la constitución de las identidades colectivas), y el inevitable antagonismo de lo social (producido estructuralmente por la desigualdades que genera el modo de producción capitalista), devenido éste en agonismo democrático, lo esencial constitutivo de lo político. Aquí, además, habría que agregar en relación con el referido concepto de democracia liberal, lo indicado por Rigoberto Lanz críticamente en torno al discurso democrático en el texto El malestar de la política (1994), al señalar que es una operación ideológica ocultadora de la inseparable relación existente entre toda forma democrática y el poder, cuando se descontextualiza, universaliza o neutraliza  la noción de democracia. Los grados de respeto por las libertades públicas, los márgenes de tolerancia, y los escalones interpuestos institucionalmente entre el ciudadano y el Estado (procedimientos y métodos administrativos “democráticos”), son siempre la resultante de relaciones de fuerza.  Lo que se tendría por democracia, tanto en los países capitalistas hegemónicos, como en los periféricos hegemonizados, al margen de toda mistificación de la democrática “libertad”  vigilada por el Estado imperialista y el dependiente, es un inestable compromiso político de gobernabilidad entre intereses contradictorios.

Será Paul Ricoeur quien posteriormente, con su ensayo La paradoja política (1990), y otros textos, continúe con la diferenciación entre lo político y la política. El establece una distinción entre la autonomía de  lo político respecto de la política pero asumiendo a ambos como aspectos relacionados paradójicamente. Mientras que lo político se corresponde con la racionalidad organizacional de la sociedad, junto con los criterios para la toma de decisiones estatales y la regulación de las relaciones  de poder, con base ideológica en la identidad narrativa que proporciona la interpretación hermenéutica prevaleciente de las tradiciones histórico-políticas asumidas; la política sería  la toma efectiva de las decisiones en el ejercicio práctico del poder pero en el marco de las luchas sociales por éste. La paradoja política, radicaría entonces, en la conflictividad de la racionalidad de lo político y en la inevitabilidad de la lucha por el poder político, en la contradicción entre el ideal racional y la contingencia sociopolítica. Lucha social antagonista que puede violentarse al incidir el residual de violencia que queda luego de luchas previas, y que reaparecería posteriormente, produciendo nuevamente violencia, según Ricoeur. Para él,  la relación de lo político y de la política se manifestaría  en la representación figurativa de una estructura ortogonal compuesta de un plano horizontal y otro vertical. El plano primero, está formado por el querer-vivir-en-conjunto de modo jurídico-racional por medio de la regulación del Estado a través de una constitución, y, el segundo plano, por la distinción jerárquica de tipo institucional entre gobernantes y gobernados, siendo estos últimos, quienes eligen y revocan a los gobernantes. La paradoja política, se evidenciaría  en el desequilibrio de la estructura ortogonal cuando se aspira que el poder proceda del querer-vivir-en-conjunto, sin que la relación jerárquica institucional de poder se debilite o diluya para efectos de la toma de decisiones.  En otros términos, que la tendencia democrática radical igualadora y justiciera del plano horizontal de poder, no obstaculice o impida el plano vertical jerárquico institucional decisional del  poder de Estado.  Un señalamiento crítico a tener en cuenta en las formulaciones de lo político en Ricoeur, sería la de ubicarlo en una esfera demasiado ideal y separada con relación a otros ámbitos de la realidad social, lo que le imposibilitaría  considerar la presencia y actuación, por ejemplo,  de las existentes relaciones sociales de poder en campos como el de las prácticas económicas.  Además, no tiene en cuenta la anticipación estratégica de la trascendental  perspectiva histórica emancipadora futurista posible, de la reabsorción de lo político-estatal y de la política-gubernamental por el pueblo, que al asumirlos reconvertidamente, administrativa y funcionalmente en su cotidianidad, neutralizaría las relaciones de poder dominante del Estado-gobierno sobre la sociedad, en el marco de su extinción, formulación ésta hecha por  Karl Marx.

Ahora resulta pertinente, por la contextualización indoafrolatinoamericana de la teoría política que realiza,  exponer sucintamente la contribución de Enrique Dussel formulada en sus textos 20 tesis de política (2010) y Política de la liberación II (2011), sobre lo político y la política.  Para él, la recreación de la teoría política tiene que trascender los criterios liberales burgueses y los del socialismo real (o “capitalismo de Estado”), porque han devenido en concepciones que favorecen la corrupción política por la fetichización del poder, y la administración burocrática de la dominación del pueblo. La nueva concepción de la teoría política, contraria a la  creada por el imaginario de la Modernidad, que se originaría desde el reconocimiento primario y socialmente trascendente de la voluntad-de-vivir de las comunidades, ha de inscribirse en su revolucionaria teoría de la ética liberadora del pueblo-víctima de la explotación económica, de la dominación política y de la hegemonía ideológico-cultural de las clases sociales oligárquicas y burguesas imperialistas neocolonizadoras y las nativas aliadas, por consiguiente, debe formularse desde la Transmodernidad (negación y superación decolonial del imaginario de la Modernidad eurocéntrica).  Para estudiar lo político y la política, utiliza el concepto de campo político con antecedentes teóricos en las concepciones del sociólogo francés Pierre Bourdieau.  Concibe el campo político como un espacio  ocupado por sujetos  y fuerzas políticas cooperantes, coincidentes y en conflicto porque se disputan el poder político del Estado. Lucha por el poder político que se especifica en dos vertientes: la potentia que siempre refiere al poder potencial y realizador por instituyente, del pueblo,–concebido como comunidad política soberana en su intersubjetividad–, que precede al poder constituyente, y la potestas, que hace referencia a la fundamentación y legitimación del poder instituido y al tipo de interacción  del  pueblo con los que gobiernan por delegación. Quienes tienden a fetichizar al poder al identificarse burocráticamente con él, autoafirmándose despóticamente respecto del pueblo, por la alienación que produce la representación del mismo que poseen (asumen que ellos son el poder soberano), y por la falta de contraloría popular directa sobre ellos y su gestión. Envileciendo así, su relación con el pueblo, el “demos”, al desobedecer el mandato que les confirió, o corrompiéndose por ello (situación ésta que ayudaría en la explicación y superación de la crisis de dirección revolucionaria que atraviesa en la actualidad el bloque de las fuerzas populares socialistas, democrático-radicales y progresistas en Indoafrolatinoamérica, debido al tipo de conducción política neoliberal y neopopulista, o reformista burgués,  que ejercieron y ejercen sus dirigentes desde posiciones alcanzadas en el gobierno de algunas naciones sin propiciar cambios estructurales, en nombre de los sectores populares pero escamoteando la edificación de su poder popular autónomo, de su potentia y potestas).

Interacción conflictual gobernantes-gobernados, ante la que Dussel  opta comprometidamente por favorecer la interacción del tipo democrático radical de “gobernar obedeciendo al pueblo” o “poder obedencial”, que se puede concretar por vía de lograr el consenso en las decisiones y acciones a tomar con base en la simetría de poderes y en argumentos discursivos dados, y no por medio de la usurpación de la participación decisional del pueblo, ni de la violencia o coacción  ilegítimas; de ese modo la razón práctica discursiva otorgaría la legitimidad a la combinación política imbricadora de la potestas con la potentia, de la representación gubernamental con la responsable participación popular fiscalizadora.  Participación popular contralora que se desplegaría y actualizaría a través de mediaciones instrumentales institucionalizadas no burocráticas, en la perspectiva estratégica dialéctica de la transformación revolucionaria de un nuevo momento instituyente del pueblo, de la praxis liberadora o política de la liberación, del paso de la potentia a la potestas, y no de su inclusión en el sistema instituido de la dominación política burguesa; por tanto, no se trata de inclusión, sino de transformación.  Atendiendo además, según Dussel, a la “disolución del Estado” en la sociedad civil, tendencia hacia el gobierno autogestionario al propiciar la identificación progresiva entre representación instituida y representados como factibilidad estratégica (quizás sea ésta, la única posibilidad de superar la recurrente o persistente “crisis de representatividad”, que pone de manifiesto la endeblez, la imposibilidad histórica o la ficción política de tal noción de representación), en la que el Estado es subjetivado por la compartida asunción responsable  de los ciudadanos de las funciones objetivadas en instituciones estatales, que de esa manera, irán  decreciendo. De aquí que Dussel conciba lo político como el despliegue del poder político fundamentalmente como potentia; y la política, como la disyunción necesaria, inevitable y ambigua entre potentia y potestas, expresada esta última, en su determinación institucional por la potentia principalmente.

Para concluir estas anotaciones en torno a lo político y la política, deseamos enfatizar la necesidad de autoemplazarnos intersubjetivamente para repensar críticamente los discursos que regulan nuestras prácticas políticas.  Exigencia que se nos impone frente a la prevaleciente disociación de pensamiento y política, que conduce al practicismo ciego o a su justificación por el pragmatismo teórico estéril (aplicación mecánica de nociones codificadas dogmáticamente en manuales o similares, para interpretar la realidad a cambiar). Estéril por infecundo analíticamente para recrear una teoría que guie la acción política transformadora, que es la exigencia histórica planteada con urgencia, y superar de ese modo, la crisis de dirección o conducción revolucionaria que atraviesa el movimiento popular indoafrolatinoamericano, y que ha ocasionado, junto con el fetichismo del poder denunciado, reveses con retrógrados y trágicos efectos prácticos para la construcción del poder popular autónomo e independiente, único garante de la transformación revolucionaria. Construcción del poder popular autónomo e independiente (“lo político”), que debe ser asumida como un acontecimiento producto del antagonismo social (“lo social”), en un contexto o momento signado por la contingencia de lo estructural-coyuntural. Siendo entonces, el acontecimiento, resultado del agenciamiento (“la política”) entre las condiciones socio-económicas emergentes y la manifiesta  multiplicidad de la multitud subversiva del pueblo, que se expresa como contingencialidad de la crisis estructural capitalista. Contingencia que no es accidental, ni azarosa, por ser emergente coyuntural de condiciones favorables para el agenciamiento del acontecimiento.

REFERENCIAS

Bauman, Z.  (2006)  Modernidad líquida. México: Edit. FCE.

Dussel, E.  (2009)  Política de la liberación II.  Caracas: Edit. El perro y la rana.

_______  (2010)  20 tesis de política. Caracas: Edit. El perro y la rana.

Lanz, R.  (1994)  El malestar de la política.  Mérida: Edit. ULA.

______  (1998)  Esa incómoda posmodernidad. En Follari, R. y Lanz, R. (Comp.), Enfoques Sobre la posmodernidad en América Latina. Caracas: Edit. Sentido.

______ (2005)  Las palabras no son neutras.  Caracas: Monte Avila Edit.

Maffesoli, M.  (2005)  La transfiguración de lo político, la tribalización de la sociedad. México: Herder Edit.

Monedero, J.C.  (2012)  El gobierno de las palabras. Caracas: Edit. FCE-MPPEU/CIM.

Mouffe, Ch.  (2012)  La paradoja democrática.  Barcelona: Edit. Gedisa.

Ricoeur, P.  (1990)  La paradoja política.  En Historia y Verdad. Madrid: Edit. Encuentro.

________  (2012)  Política, sociedad e historicidad. Buenos Aires: Edit. Prometeo.

Vattimo, G.  (1991)  Posmodernidad: ¿Una sociedad transparente? En Vattimo y otros, En Torno a la posmodernidad. Madrid: Edit. Anthropos.

 

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¿Estamos ante el fin de las humanidades?

Por: Mauricio A. González Zapata

La búsqueda por encajar en los estándares internacionales ha relevado los estudios humanísticos y el pensamiento crítico en Colombia a un segundo plano.

Hoy como nunca antes deseamos ser cada vez más “auténticamente humanos”. En otras palabras: poder ser más y no solo tener más. Pero, también como nunca, hemos fracasado en el intento: dejamos de plantearnos cuestiones fundamentales porque no vemos lo esencial y nos  quedamos en lo aparente, permitiendo que la falsedad irrumpa en nuestras vidas y nos convierta muchas veces en seres huecos, rellenos de paja y  atiborrados de información. Hemos hecho de nosotros mismos una caricatura.

El hombre de estos tiempos convulsos en los que vivimos ha perdido la capacidad de percibir la realidad tal cual es. Las ideologías imperantes que han producido una reducción antropológica, el estrés y la agitada vida del mundo son solo algunas causas que han generado este declive en la facultad de percibir la realidad que aqueja al ser humano.

Es la mirada del artista, esa es la que necesitamos para volver los ojos hacia nuestro interior y ver con renovada frescura la realidad y en ella al hombre con toda su dignidad y potencial. Una visión más profunda y receptiva, una conciencia más intensa, una comprensión más aguda y perspicaz. Las humanidades capacitan al ser humano para llevar una vida verdaderamente humana, ellas permiten hondura y profundidad en los conocimientos y brindan las herramientas necesarias para juzgar críticamente su ser personal y el mundo en el que habita.

Flaco favor se hace a la educación si se entiende el progreso en los términos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que subordina la educación a la maximización de la ganancia con la menor inversión posible. Lo que, en palabras de la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, se denomina la mercantilización de la educación.

Detrás de las políticas que impulsa este organismo se esconde un propósito: modelar ciudadanos y trabajadores incapaces de pensar de forma crítica y, así mismo, expertos en trabajos tecnificados adaptados al consumismo deshumanizado y utilitarista donde la dignidad y el valor de la persona humana han sido reducidos a la mera utilidad.

Algunos medios de comunicación han tenido cierta responsabilidad en el esfuerzo de muchos sectores para que las humanidades desaparezcan de la escena educativa ya que al combinar lo visual con lo auditivo, que en sí mismo no es malo, crearon una audiencia que detesta la reflexión crítica y fomentaron cierta enajenación de los problemas reales en lugar de ilustrar y enriquecer la imaginación y el pensamiento.

Hoy se considera a las humanidades como inútiles para la formación o, más bien, para la instrucción del nuevo individuo de acuerdo con criterios y necesidades establecidas por la globalización mal entendida.  Aunque en los documentos de la OCDE y el proyecto TUNING (instrumentos orientadores para la nueva educación) no se dice explícitamente que las humanidades deban ser excluidas, al no mencionarlas en los análisis quedan marginadas de las estrategias educativas.

Si los colegios y las universidades pretenden realizar una formación seria e integral de la persona no pueden excluir de sus currículums las asignaturas enmarcadas dentro del área de humanidades. Si actúan así, solo irán en detrimento de su razón de ser, pues no lograrán orientar a sus estudiantes en la dirección de contribuir al desarrollo de sus disciplinas y reaccionar de forma crítica frente a las continuas transformaciones que afectan sus propias vidas, permitiéndoles construir sólidos mundos racionales, morales e históricos.

 

 Desconocer el papel de las humanidades en la formación profesional es excluir y pisotear el patrimonio cultural, el pensamiento religioso, las éticas deontológicas y otros saberes prácticos que, consecuentemente, convertirán los centros de estudios superiores en instituciones muertas en espíritu, dedicadas a impartir un saber pobre. Cabe preguntarse entonces cómo los diferentes sistemas de enseñanza universitaria están garantizando a sus estudiantes el acceso a la diversidad de los estudios humanísticos, articulados con los planes de estudio de cada facultad.

Las humanidades están amenazadas en la actualidad por una serie de vicisitudes como la radicalización de tendencias mal llamadas culturales, condicionamientos políticos y limitaciones económicas, a menudo al interior de las instituciones educativas, que pretenden innovar en la educación sin respetar el ser mismo de las cosas. Incluso, muchos avalan el capricho de los estudiantes que demuestran apatía por este tipo de asignaturas, incapaces de salir de su zona de confort y de utilizar el juicio crítico, convirtiéndose en “idiotas culturales” y a la sociedad en la “sociedad de la incultura”, como lo afirmaba Ortega y Gasset.

Los estudios humanísticos articulados adecuadamente en los programas académicos de cada carrera generan una riqueza interdisciplinar que ofrece al futuro profesional conocimientos complementarios que permiten también valorar las distintas culturas.

La innovación no debería desestabilizar la enseñanza de las humanidades en la educación superior. Por el contrario, debe favorecer y orientar la promoción del desarrollo de habilidades éticas, la aptitud al pensamiento crítico y la capacidad de diálogo intercultural – interreligioso de manera colectiva para explicitar el saber teórico y práctico a partir de los problemas cotidianos a los que se enfrentan los alumnos. Una actitud reflexiva que ayude a controlar la crisis de orientación e identidad que caracteriza nuestra época.

Esta valiosa capacidad de reflexión puede desarrollarse a partir de la enseñanza de asignaturas como la Historia, la Filosofía, el Arte, la Literatura, la Cultura e Historia de las Religiones, entre otras. Ese argumento que está a favor de una formación más científica y técnica, y va acompañado de una depreciación de las materias humanísticas, es erróneo, pues estas benefician un arraigo sólido en la identidad cultural de las distintas naciones.

Es muy importante, entonces, identificar cómo los diferentes sistemas de enseñanza universitarios permiten realmente, a pesar del debate contemporáneo, el aprendizaje enmarcado por el cultivo de lo propiamente humano o si,  por el contrario, en los de modelos pedagógicos se esconde la intención de sepultar los estudios humanísticos como complemento de la formación integral de los jóvenes. Con el pretexto de introducir novedades, terminan desfigurando lo que son en realidad las humanidades y su papel fundamental en la educación y en el constructo social, lo que conduce a la muerte de la mente crítica y creativa, a la decadencia de la sociedad y a la inversión de la escala de valores humanos.

Necesitamos, hoy como nunca, volver a ocuparnos de nosotros mismos, de lo que es el hombre y de todo esto es de lo que se encargan los estudios humanísticos.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/opinion-la-importancia-de-las-humanidades/535726

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