Page 2010 of 2733
1 2.008 2.009 2.010 2.011 2.012 2.733

La hipocresía sexual de la sociedad

Por: Ernesto A. Quijada Díaz

Desde hace muchos años, nuestra sociedad se debate y litiga frente a un tema, que por no haberlo consensuado, está generando una serie de traumas en la sociedad que nos afecta en términos generales. Se trata de la actualización sobre Salud Sexual y Reproductiva, que se ha perdido, que no interesa o que no le importa a quienes se oponen a la inclusión de la materia en el pensum de estudios, para mantener el atraso mental, que cada año genera cientos de estudiantes de ambos sexos inmersos en responsabilidades que nos les son propias.

Todos entendemos que hay un alto déficit de atención y seguimiento en los hogares panameños. No es por la apatía de padres y madres. Generalmente se debe a la falta de tiempo de calidad que deben brindarles a sus hijos. Las muchas responsabilidades y limitaciones en las que se debate nuestra sociedad, inciden enormemente en esto.

Casi no existe tiempo para que se estrechen los canales de comunicación en el hogar. La juventud aprende sobre sexo escuchando a neófitos, a depredadores, a personas interesadas en hacer daño o afectar la formación mental en materia sexual de jóvenes adolescentes o por las redes sociales, en donde acecha toda clase de depravados sexuales. Hay variantes diversas en ese sentido. Todos generan traumas en la formación a futuro de nuestra juventud.

Por ello, hace rato como sociedad estamos tratando de conciliar esfuerzos para que se modernicen los estándares que regulan la transmisión de conocimientos en materia de salud sexual y reproductiva en nuestra juventud. Entiendo que deben existir opiniones encontradas, unos por hipocresía, otros por sentido de figuración, otros que dicen defender el género, otros que intentan extraer el tema de la educación sexual en las escuelas, dejándolo solo a los padres de familia y la gran mayoría que basa su oposición en la terminología que debe emplearse para transmitir conocimientos.

En la Asamblea Nacional existe un anteproyecto que presenta por lo menos el inicio de una actualización del tema. Tomando en cuenta los cambios que ha tenido nuestra sociedad que no es la misma de hace 30 o 40 años, cuando existía una mejor formación y se valoraba mucho el ‘qué dirán en nuestra familia o en el entorno social’. Ante lo tétrico de las estadísticas, que se incrementan exponencialmente cada año, generando una población que interrumpe su acceso a la educación por tener que asumir responsabilidad de personas con madurez física y mental.

El caso de la profesora Teresa Argüelles de servicio en la Escuela Profesional, con alto índice de menores embarazadas cada año, que tiene 19 años de docencia y con una gran formación profesional cívica y ciudadana, no puede tildarse de irrespeto, ni ponerse de ejemplo para reivindicar a los que se oponen a que se introduzcan cambios en los cánones que rigen la salud sexual y reproductiva. Ese caso nos debe llevar a pensar que no todo está perdido. Su actuación resulta positiva, dado que enfrenta el problema de transmitir conocimientos de la misma manera que lo hacen los curas o los padres en el hogar. Basta de hipocresías a la hora de conversar con la juventud y decirles que los niños llegan de París, en el pico de una cigüeña. Esas ‘pendejadas’ son las que han generado el desconocimiento de nuestra juventud, que busca y no encuentra respuestas sobre los cambios físicos que experimentan sus cuerpos y su entrada al mundo del sexo responsable.

No creo que exista un padre de familia que se oponga a la posición de la educadora Teresa Argüelles. Ella le está haciendo el trabajo que, por falta de tiempo de calidad, deben brindarles a sus hijos. Su lección, por muy cruda que se le antoje a varios, resulta efectiva. Las cosas en materia de sexo deben enseñarse con los términos que ya esa población entiende. No son infantes, no son niños, son adolescentes que tienen una mínima idea de las cosas, pero no las tienen en secuencia, y allí es donde está el peligro.

No creo que el Meduca deba sancionar a una educadora que abre la vía para que sus colegas que atienden esta población asuman el reto de comunicar diciéndole ‘al pan, pan y al vino, vino’. Dejemos la hipocresía y el miedo a ser honestos con esa juventud ávida de conocimientos en materia de salud sexual y reproductiva.

Es buen síntoma ver el apoyo de los propios estudiantes a su profesora. No se sienten ultrajados ni denigrados en su condición de seres humanos. Espero que también existan padres de familia que se solidaricen con la educadora, así como sus propios colegas. No es justo que una menor aprenda a parir un hijo cuando está en la sala de parto de un hospital, con solo 14 años o menos.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/hipocresia-sexual-sociedad/23994835

Comparte este contenido:

Luis Beltran Prieto Figueroa, maestro

Por: Giulio Parotto Paterno

En el recorrido histórico de la educación en Venezuela nos encontramos con un personaje de gran significación, Luis Beltrán Prieto Figueroa, maestro por excelencia, que le ha configurado teóricamente en todas sus dimensiones filosófica, pedagógica, didáctica, organizativa, administrativa, política y gremial, en la práctica como docente, en todos los niveles y modalidades, como administrador educativo, en los cargos ministeriales, como político en el congreso y comisiones congresuales, como sindicalista en las organizaciones gremiales, y como revolucionario, exilado o preso, con los regímenes dictatoriales de derecha, pseudo izquierda y confesionales católicos. Un educador completo e insigne, como él lo describía y lo soñaba: pedagogo, político, revolucionario y promotor de la democracia popular a través de una educación liberadora de masas, servidor del Estado Docente.

Esta descripción, que por lo concisa queda corta, nos pone frente a un apóstol de la educación, que sin duda, aventaja con creces a todos los que, en el ideario venezolano, se consideran sustentadores de nuestra educación en el pasado hasta el presente. Dado este perfil viene a preguntarnos ¿Por qué a Prieto se le ha invisibilizado y ninguneado? La respuesta viene precisamente de su perfil y pensamiento educativo que entró en conflicto con todos los estamentos de poder, quienes a falta de argumentos, optaron por hacerle el silencio y ejercer libremente su hegemonía educativa protectora de sus respectivos intereses.

Las discrepancias se desarrollaron y siguen presentes alrededor del Estado Docente, la libre enseñanza, la educación popular democratizadora y la sindicalización y militancia política del magisterio. Los estamentos más conservadores, la iglesia católica, la burguesía conservadora, Copei y los militares, se trabaron en el Estado Docente, la libre enseñanza, las clases de religión y la politización comunista del magisterio. Acción Democrática, partido al cual perteneció Prieto, se fue apartando de los ideales educativos democratizadores asumiendo progresivamente el capitalismo neoliberal, conjuntamente con el empresariado parásito del estado petrolero, transformado la educación en un instrumento muy eficiente de la dominación capitalista.

A pesar del diseño, autóctono y extranjero, de un proyecto tras otro la educación en Venezuela no acaba de encontrar su rumbo, y sobre todo de dar respuesta a la construcción del proyecto socialista de país, cuyos lineamientos coinciden sorprendentemente con los planteamientos de Prieto, como si Chávez los hubiera tomados de él como, entre muchos: fortalecimiento del Estado Docente,masificación con calidad, sustento a los estudiantes, localización, participación popular en el proceso educativo, nacionalismo, educación integral, atención educativa agrícola, técnica, comercial y social, formación política, laicidad, pedagogía activa, colectivos magisteriales, formar para el trabajo productivo. Estas coincidencias nos llevan a proponer el rescate del pensamiento socio educativo Prieto, para conformar un proyecto histórico de nuestra educación.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a243718.html

Imagen: http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:149787

Comparte este contenido:

Ciencia y Tecnología: Las promesas incumplidas

Por: Alejandro Canales

La política científica y tecnológica en México no parece figurar como problema a resolver, se semeja más a un misterio insondables. Por alguna razón, casi siempre injustificable, tiene un comienzo prometedor, convincente, racional, persuasivo y cargado de expectativas, para finalizar con resultados completa y absolutamente decepcionantes. También, por razones no del todo comprensibles, la temporalidad para resolver varios de los asuntos del sector, no cuadran con los sexenios, ni con las décadas o los ciclos de desarrollo; una situación que se repite una y otra vez, más o menos, desde la misma creación del Conacyt. Desafortunadamente, la actual administración no ha sido la excepción.

En las páginas de Campus hemos dado seguimiento a algunas de las acciones y errores más destacados que se han verificado en el campo científico y tecnológico, incluyendo este periodo gubernamental. En este último, lo que hasta ahora son omisiones o promesas incumplidas, cada una, por separado, no dejan de contar y ser lamentables. Sin embargo, vistas en conjunto, no solamente nos  anticipan que se producirá la conocida imagen de resultados desencantadores, lo peor es que dan la impresión de que las acciones puestas en marcha pudieron ser de otro modo. Sí, con un mejor desenlace, aunque con mayor esfuerzo y dedicación.

Veamos solamente algunas de las iniciativas más sobresalientes de esta administración que trazan el indeseado e inevitable panorama.

El uno por ciento respecto al PIB para ciencia y tecnología. Esta fue la promesa más importante de la actual administración, la que estuvo en el Pacto por México y quedó plasmada como el compromiso No. 46: “Se dará cumplimiento a la Ley de Ciencia y Tecnología con el objeto de incrementar el financiamiento para la investigación científica y el desarrollo tecnológico, a fin de alcanzar, de manera gradual, una inversión del uno por ciento del PIB. El incremento presupuestal iniciará en el presupuesto 2013. Complementariamente, se incentivará la participación intensa de los sectores productivos en la investigación científica” (pág. 12).

La promesa constituyó el primer objetivo del Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti): contribuir a que la inversión nacional (pública y particular) en investigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente hasta alcanzar el uno por ciento del PIB para el año 2018.

En su momento, parecía que por fin el gobierno de Peña Nieto daría cumplimiento a lo que establece la ley desde el 2002. Así que en el periodo de la actual administración la inversión pasaría de 0.45 respecto al PIB que tenía en 2013 al uno por ciento para el final del sexenio. Las expectativas y el optimismo se desbordaron.

Y sí, el Presupuesto de Egresos de la Federación en los primeros tres años de este sexenio  fue promisorio y creciente. Todo bien, pero hasta ahí llegó. A partir del 2015 llegaron los recortes al presupuesto y para el final de ese año, con la caída de los precios del petróleo, la inestabilidad de los mercados internacionales y el llamado presupuesto base cero, el panorama comenzó a complicarse todavía más. Incluso, el mismo director de Conacyt adelantó que seguramente no se alcanzaría la meta del uno por ciento y que tal vez se llegaría al 0.8 para el término del periodo (La Jornada 11.12.2015).

Ahora se ve que ni siquiera alcanzaremos el 0.8 por ciento al concluir este sexenio. En este año, según la estimación gubernamental, el indicador es de 0.54 por ciento y no es probable que para el año próximo se incremente para cumplir lo que no se hizo paulatinamente en los años anteriores. La culpa no es del organismo rector de las políticas científicas y tecnológicas, se dirá. Ciertamente, el nivel de inversión puede ser cosa de la baja participación de los empresarios, el establecimiento de prioridades presupuestales que no coinciden con las del sector o la inestabilidad del entorno internacional. Sin embargo, no por ello dejará de ser una promesa incumplida. Además, no toda la responsabilidad está del lado de los recursos financieros.

El rediseño institucional del sistema. Aquí se trataba de elevar de rango la política científica y tecnológica a través de un cambio organizacional importante. Por un lado, esto fue alentado por la idea de que el organismo rector podria convertirse verdaderamente en una secretaría más. Una propuesta expesada con cierta insistencia en los tiempos de campaña de Peña Nieto, respaldada por algunos actores, pero cuya recepción general fue controvertida y después reformulada. Por otro lado, por los antecedentes académicos del actual director del Conacyt, Enrique Cabrero, todo parecía indicar que esatría en condiciones de impulsar una reingeniería institucional, la cual convertiría al organismo en una entidad más eficaz y más eficiente, capaz de revolucionar y articular un sistema frágil, disperso y altamente concentrado.

Sí se modificaron ligeramente las direcciones adjuntas y se crearon otras instancias menores, aunque no hubo tal rediseño institucional. Tampoco se advierte que en el plazo restante se pueda llevar a efecto. El cambio más notable en el sector fue la creación de la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación en abril de 2013. Una instancia vinculada al ejecutivo federal, puesto que sería dependiente de la oficina de la presidencia de la República y, según la norma correspondiente, le tocaría fundamentalmente apoyar las actividades de Conacyt.

El primer titular de la Coordinación fue Francisco Bolivar, cargo al que renunció en septiembre de 2015 para postularse como candidato a la rectoría de la UNAM. Después, en abril del año pasado, fue designado como segundo coordinador Elías Micha. Este último era director adjunto en el Conacyt y antes de ese cargo fue director del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología.

Los contras
Sin embargo, lo cierto es que, con uno o con otro directivo, con poco o mucho dinero, la Coordinación no ha marcado una diferencia en el impulso a las políticas científicas y tecnológicas. La oficina está cerca del ejecutivo federal; las decisiones en la materia siguen quedando lejos, muy lejos. De hecho, la Coordinación estuvo casi un semestre sin titular y públicamente nadie hizo notar su ausencia.

El programa sectorial, la información y las convocatorias. Tal vez es otro ritmo o temporalidad las que rigen las actividades del sector, pero no parece tener demasiada importancia lo que dice la norma sobre fechas o plazos a cumplir. Así como desde el 2002 la ley establece el monto de inversión en el sector y simplemente no se cumple, lo mismo ocurre con otros aspectos.

El caso del Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación es emblemático. Es el máximo órgano de gobierno y de política del sector, creado hace 15 años, presidido por el ejecutivo federal e integrado por los titulares de las secretarías que tienen más relación con la ciencia y la tecnología. La norma establece que el organismo se debe reunir por lo menos dos veces al año y extraordinarias las veces que sea necesario. Algunas de las decisiones clave, como el programa sectorial y la distribución de los recursos financieros pasan por ese Consejo. Pero no, desde su creación incumple lo que dice la ley. Lo mismo sigue ocurriendo en esta administración.

Igualmente, el documento prográmatico para el sector, el  Peciti, no se publicó en abril de 2014, cuando debió aparecer. En una situación jurídicamente anómala, el documento se conocía parcialmente, algunas de las medidas se estaban implementando, sus indicadores eran punto de referencia, pero el documento simplemente carecía de base legal porque el decreto de ley no se publicó en tiempo y forma. Al final, apareció hasta el mes de julio de 2014 y, una vez más, la anomalía careció de importancia.

También pasa con la creación del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico para la industria petrolera que ya debeira estar en operación y no lo está. O bien, con la cuidadosa planeación del Progra estratégico para la formación de recursos humanos en materia de hidrocarburos.

Otro tanto ocurre con múltiples procedimientos y trámites vinculados a los fondos competitivos. Lo mismo pueden ser convocatorias para proyectos, para respaldo de revistas o para el fortalecimiento de redes. En algunos casos, las convocatorias se retrasan y en otros se modifican las bases y se establecen criterios irracionales. O bien, se plantean gestiones imposibles de alcanzar para ingresar la solicitud; también sucede que, una vez aprobada la solicitud, se difiere el apoyo y se entrega cuando está próximo a vencer el ejercicio fiscal. Al final los resultados son sumamente frustrantes y desalentadores.

La publicación de las estadísticas oficiales también es otro asunto. Las cifras del sector, completas y desagregadas, las que se reúnen en el reporte anual (Estado general de la ciencia, tecnología e innovación), no se publican oportunamente. De hecho, el informe más reciente es de 2014. A pesar de que la página electrónica del Conacyt contiene algunos datos, no está la información completa, no es intuitiva y es sumamente complicado encontrar lo que se busca. Una caracterítica de opacidad que comparten todas las páginas electrónicas gubernamentales.

El repositorio nacional, el comité de productividad y las cátedras Conacyt.  Finalmente, están las iniciativas que sonaban muy bien, pero sus logros han sido limitados. Desde el 2014, cuando se modificó el marco normativo para establecer lo que sería el acceso abierto a la información, Conacyt quedó como encargado de operar el Repositorio Nacional. Esto es, responsable de concentrar toda la información de interés social y cultural que se produce en México con fondos públicos, así como permitir el acceso electrónico a la misma.

La propuesta para establecer un Repositorio Nacional fue bien recibida. Sin embargo, ponerla en marcha y que funcione no ha resultado nada sencillo. Otra vez, los plazos que estaban previstos en la norma se han incumplido y a la fecha los contenidos disponibles son sumamente limitados y dispersos; en su mayoría corresponden a tesis de posgrado. Los vínculos electrónicos a los repositorios institucionales de una veintena de centros públicos de investigación aparecen en la página, el problema es que nada más no funcionan.

El CNP y las cátedras
Luego está el Comité Nacional de productividad (CNP), un organismo presidido por el secretario de Hacienda y en el que participan otros secretarios, representantes de instituciones académicas, organizaciones empresariales y el titular de Conacyt. El próximo mes de mayo cumplirá cuatro años de instaurado, con la misión de proponer iniciativas en materia de productividad y empleo, así como para sugerir acciones de coordinación entre difeentes entidades.

Al CNP le ocurre lo mismo que al Consejo General de Investigación Científica, simplemente no se reúne cuando debe hacerlo; no ha cumplido con las cuatro veces al año que prescribe la regla y menos de forma extraordinaria. Tampoco ha sido excepcionalmente activo en la formulación de propuestas. Únicamente  ha formulado medidas para tres sectores productivos.

Finalmente, la puesta en marcha del programa cátedras Conacyt. Una iniciativa que generó altas expectativas laborales en los posgraduados. A partir del 2014, el organismo sectorial, expide selectivamente nombramientos de confianza a jóvenes investigadores y los comisiona a instituciones públicas de investigación. El Conacyt se reserva para sí el papel de patrón, por lo que los jóvenes no son personal académico de las instituciones.

Independientemente de las características de la nueva figura laboral en el mercado académico y de las facilidades u obstáculos que enfrentan los jóvenes comisionados, conviene notar que el número de cátedras ha disminuido sensiblemente. Si en el primer año se asignaron más de 500 plazas, en los dos años siguientes se redujeron a poco más de la mitad. En total, el número plazas asignadas a través de este programa apenas sobrepasa el millar; una desilusión para los jóvenes.

A la actual administración le resta poco más de un año de ejercicio y no logrará cumplir con lo prometido. Al menos no en lo que concierne a las iniciativas aquí anotadas. Los recursos financieros han sido y serán un factor decisivo. Sin embargo, no todas las fallas,  omisiones y promesas incumplidas se pueden atribuir a los recursos financieros. Las decisiones pudieron tomar otro derrotero y tener otros resultados. No fue así. Ahora solamente resta esperar los componentes de una nueva versión exculpatoria.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=6456:ciencia-y-tecnologia-las-promesas-incumplidas&Itemid=140

Comparte este contenido:

La educación digital de los hijos

Por: Enrique Mendoza Díaz

La Federación de Castilla y León de Fútbol ha impulsado la puesta en marcha de escuelas de padres para prevenir la violencia en el fútbol base. Lamentablemente, algunas de estas situaciones tienen su origen en los propios padres de los jugadores como cuando someten a una enorme presión a sus hijos, o el comportamiento excesivamente violento (verbal y físico) para árbitros, entrenadores, jugadores o, incluso, hacia otros padres. Los padres no deben ser un elemento desequilibrante en el proceso de iniciación deportiva de sus hijos. Por el contrario, deben ser los verdaderos inductores del ambiente que propicie el desarrollo integral de sus hijos brindando su apoyo y comprensión.

El Club Atlético Reino de León, desde sus inicios, ha programado diversas actividades dirigidas a los padres de sus jugadores que desearan formarse en la difícil y, a la vez, apasionante tarea de formar y educar a sus hijos. Así, surgió su ‘Escuela de Padres’ con periódicas charlas-coloquio que pretenden contribuir a cubrir vacíos de información, aclarar ideas imprecisas, ofrecer consejos prácticos, proponer actividades padre-hijo que favorezcan la comunicación entre ellos, etc. En definitiva, abrir un espacio común de diálogo para todas aquellas personas que quieran —al menos, intentarlo— ser mejores padres.

El miércoles 22 de marzo me invitaron a que les hablara sobre el rol de los padres en la educación digital de sus hijos y fue una experiencia muy interesante, sobre todo, porque tuve una oportunidad para compartir experiencias en un asunto clave para la educación de nuestros hijos.

Nos encontramos ante la integración creciente —e imparable— del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICS) como herramientas de apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje de los alumnos. Algunos profesores ya están trabajando en ello. Es clave que los padres también nos formemos. Los profesores sólo cubren el horario escolar. Los padres lo somos 24 horas. Es necesaria nuestra urgente —vamos tarde— incorporación a este proceso, de tal manera que nuestra colaboración resulte eficaz. Es fundamental para el éxito de este proceso. Ello requiere que los padres tomemos conciencia de nuestra necesaria «alfabetización digital». Por ignorancia, el uso de las TICS es percibida, muchas veces, como una amenaza. Y así surgen las dificultades, los problemas.

Nuestros hijos son «nativos digitales». ¿Qué quiere decir esto? No entienden la vida de otra manera. Es su manera de aprender, de relacionarse. Nuestros hijos son tecnófilos. Ellos no han nacido con el concepto de «filtro». Tu preguntabas, te recomendaban un buen libro, o te informaban mediante una conversación. Ellos no, ellos encuentran respuestas a todas sus preguntas en internet. Además, buscan su identidad real en las redes sociales donde las identidades pueden ser falsas y, para ellos, sin embargo, son «los» modelos. Ya no sólo son sus padres. Ahora compiten, por ejemplo, con los «youtubers». Sus relaciones sociales son, en muchos casos, virtuales no personales. Hablan, se enamoran, se pelean, se reconcilian… Ventajas para ellos: nadie me da la «chapa», es mi zona de confort, mi entorno seguro. No tengo que aguantar las preguntas de mis padres: «¿por qué me preguntas?» «¿para qué me preguntas?».

Recordad como era la adolescencia, por ejemplo, hace 40 años: vida social en la calle de nuestro barrio, consulta de libros en la biblioteca pública, la enciclopedia en casa, fotos, posters, folletos, imaginación… Y siempre bajo la supervisión de nuestros mayores, de nuestra gente. Las nuevas tecnologías son un universo de posibilidades que, bien administrado, nos hacen más fácil la aventura de vivir. Pensad en lo que supone una tableta conectada a la red: videos, acceso a bibliotecas, a cursos (muchas veces gratuitos) de idiomas, de la universidad de Harvard…

La mayoría de los padres con hijos menores de edad desconocen el mundo virtual en el que viven sus hijos. Han oído hablar y seguro que, mayoritariamente, utilizan Wasap, Facebook, Instagram y, en menor medida, Twitter. Y también, seguramente, casi ninguno utilice Snapchat y, es más, ni siquiera sepa lo que es… Y esto sería un problema porque, precisamente, ésta es la red más utilizada por los menores de estas edades. ¿Por qué? Pues porque las publicaciones sólo se pueden visualizar durante unos segundos, no se pueden guardar: no dejan huella.

¿Qué hacer? Según los expertos, los temas claves para promover el uso seguro y responsable de Internet entre los menores son «netiqueta», privacidad, virus y fraudes y las consecuencias de un uso excesivo. Y concretando y dependiendo de la edad.

Con los más pequeños: acompañar, prestar atención a lo que hace mientras está conectado; supervisar, acompañarle durante la búsqueda y su aprendizaje, elegir contenidos apropiados a su edad.

Con los más mayores: dialogar sobre el uso de internet y el comportamiento seguro y responsable. Crear un clima de confianza y respeto mutuo. Que se sienta cómodo solicitando tu ayuda. Dialoga, interésate por lo que hace en línea, conoce su actividad en redes sociales. Enséñale a pensar sobre lo que encuentra en línea.

Y, muy importante: sé el mejor ejemplo. Busca la desconexión, fomenta la comunicación familiar. Existen ya iniciativas en algunos países europeos para regular las horas de conexión a Internet. El lado bueno de este tipo de propuestas es que empezamos a tomar conciencia del efecto invasor de internet en nuestras vidas. Lo que es un medio maravilloso y potente de información, diversión, comunicación, educación o aprendizaje va camino de transformarse en un monstruo tentacular que invade sin ningún tipo de reparo tertulias, relaciones y reuniones.

Conviene tener momento de desconexión real, total. Como, por ejemplo, en las comidas familiares, que tienen una gran importancia: ahí es donde se transmiten las buenas prácticas, los valores, la cultura.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/educacion-digital-hijos_1150695.html

Comparte este contenido:

Herencias Nacionales

Por: Luis A. Montero Cabrera

Las identificaciones de estados nacionales pueden ser cosa reciente para los humanos. Países tan conocidos e importantes hoy como Italia solo llegaron a serlo hace un poco más de siglo y medio, aunque las variantes de la lengua italiana moderna, hija del latín clásico fijado por la Roma imperial y el sucedáneo cristianismo, eran ya habladas por los habitantes de sus actuales territorios y más allá. Sus hablantes tenían unidad histórica y cultural pero no estatal. Así ocurrió también hasta tiempos bastante recientes en otros países bastante establecidos. Algunos estados se harán y desharán en el futuro. Acabamos de conmemorar los 60 años del tratado de Roma que dio origen al hecho trascendental de una Europa unida y en paz. Se trata de una herencia reciente de asociación que debe conservarse para cambiar la anterior de rivalidad y guerras que solo trajo desventuras a los más expuestos, a las mayorías.

En Centro América y en los Andes se construyeron los actuales países y nacionalidades a partir del encuentro de los habitantes originarios con los europeos, desde hace poco más de cinco siglos. Esto ocurrió después de unos trece milenios de fundación, habitación y convivencia humana en estas tierras. Antes de la conquista eran naciones que se habían ido conformando autóctonamente durante el tiempo no tan largo que llevaba homo sapiens existiendo en esta parte del mundo. Las herencias nacionales en esta parte de América son compartidas entre los que llegaron después con los que ya estaban.

Singularmente, en la actual Cuba, en los actuales EEUU, y en algunas otras islas caribeñas la herencia cultural de habitación humana anterior a la conquista prácticamente se disolvió. Los que habían llegado antes nos dejaron una parte importante de sus genes y los nombres de muchos lugares pero casi nada de su lengua y cultura. Los arribantes voluntarios y forzados europeos, africanos y de todas partes han predominado aquí casi absolutamente con sus saberes, sus hábitos y sus espiritualidades.

Por alguna razón los reinados que definían las políticas europeas durante la fundación de las actuales naciones americanas difirieron en sus propios enfoques hacia la gestión de la sabiduría. Entre las potencias coloniales, los británicos de la ilustración cultivaron los nuevos conocimientos y los financiaron. Los franceses usaron los ejércitos napoleónicos y así llegaron a trasmitir a casi todo el mundo que lo nuevo era mejor que lo viejo. Los ibéricos cultivaron la belleza, el poder y los afanes de conquista y los llevaron a sus vastas tierras americanas.

Los cubanos heredamos de la parte española de la península una hermosa lengua, hidalguía y gustos envidiables. No es preciso detallar las consecuencias de todo esto aquí. Se dice que la infanta Eulalia, una joven hija de reina y hermana y tía de reyes, que en sus treinta de edad visitó Cuba y los EEUU a finales del siglo XIX, se felicitaba de haber “vuelto a la civilización” cuando llegó a La Habana procedente de Nueva York, en 1894.
También un cierto dislate de la historia puede resumir uno de nuestros lastres heredados. Se atribuye a un paladín del franquismo, Millán Astray, en una polémica salamantina con don Miguel de Unamuno, una exclamación con que lo insultó desde el poder: “¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!”. El desprecio por la sabiduría de los reaccionarios ibéricos y americanos tiene en esa exclamación un paradigma. No es, por cierto, herencia exclusiva de nuestra cultura. Se atribuye a un famoso esbirro nazi alemán la frase de que “Cuando oigo la palabra cultura me llevo la mano al revólver”.

África central dio lugar a nuestra especie en este mundo y cultivó saberes que permitieron probablemente que nos seleccionáramos como especie y predomináramos en un entorno vitalmente riquísimo y variado. Sin embargo, como antesala de América también favoreció hechos que pusieron en desventaja al pensamiento como virtud en los lugares que permitieron y se beneficiaron durante siglos con la trata de personas. Las víctimas engañadas y exportadas como cosas trajeron a nuestras tierras sobre todo sus mentes admirables, sus músculos poderosos, y su ingenio para la supervivencia precaria, pero poco o nada escrito.

En el avatar de esta construcción nacional, ya los cubanos estamos confeccionando nuestra identidad hace más de dos siglos. La Revolución Cubana con Fidel vino a decirnos que “Nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee!” . Fundó además todo un movimiento científico inédito, prácticamente de la nada. “¡Viva la inteligencia! ¡Viva la vida!” podríamos parafrasear al franquista desde la Revolución.

No han faltado también criterios externos (¿e internos?) de que la ciencia no es para nosotros, por ser pobres. Uno de los documentos oficiales más insultantes que se han producido contra Cuba data de la administración del presidente George W. Bush, en 2004, cuando expresaba: “…Grandes sumas [de dinero] se dirigieron también a actividades como el desarrollo de la biotecnología y centros de biociencias no apropiados en magnitud y gastos para una nación como esta, esencialmente pobre, y que han fallado en justificarse financieramente…” . Es algo así como que: “¡Muera la inteligencia de los pobres!”.

La ciencia y la tecnología cubanas aparecieron y progresaron gracias a la Revolución en ese universo de entornos hostiles y sin tradiciones ni idiosincrasia de investigación científica heredables. Ya son parte de la herencia del pueblo cubano, a más de medio siglo de que se nos propusiera que fuéramos un pueblo de hombres de ciencia y de pensamiento. Acciones, o inacciones, sobre ellas tienen que ver con la propia Revolución. Esta es de las herencias que tenemos que consolidar y desarrollar.

No estamos como desearíamos de acuerdo con esta herencia reciente. En el pasado pleno de la Academia de Ciencias de Cuba se sometió a discusión un cuidadoso trabajo elaborado por prestigiosos científicos cubanos acerca de nuestra publicación de resultados. Entre muchos datos interesantes e incontestables conocimos que los artículos de Cuba en las revistas científicas de más importancia han decrecido un 7 % en el período de 2008 a 2014 en el que América Latina como un todo creció un 30 %. En esa misma sesión también se señaló por algunos un estancamiento, por lo menos, de nuestra tecnología endógena a partir de los premios otorgados en ese sector del saber.

Nuestra herencia también es la de que en pleno año 1994, cuando se había tocado fondo en una de las crisis económicas más graves de este país, Fidel inauguró la primorosa obra del centro de investigación – producción, o empresa de alta tecnología, llamado “Centro de Inmunología Molecular”. Esa institución es hoy una de las pioneras en la posibilidad de aportar bienes de altísimo valor agregado por el conocimiento a las relaciones económicas entre Cuba y los EEUU, además de muchas otras cosas. Tenemos que ser dignos de esa herencia y marchar junto a los que más hacen por la sabiduría. También porque así seremos cada vez más ricos si la gestionamos como tiene que ser.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/04/05/herencias-nacionales/#.WOl4wbjau01

Comparte este contenido:

Estonia, educación y tecnología

Miguel Méndez Rodulfo

Estonia es un país báltico de 1.300.000 habitantes que cuenta entre sus logros con la condición de ser el país europeo con mayor cantidad de start up por habitante, además de ser la nación que procreó a Skype. Que Estonia sea una potencia tecnológica no es por azar; se trata de un propósito deliberado que se planteó ese país hace varias décadas. Una sociedad que buscaba la manera de insertarse en el progreso, un liderazgo político que entendió el anhelo de sus ciudadanos y una nación que buscaba su lugar en el mundo, obraron el milagro. Lo demás fue que la educación tuviera un rumbo definido, que se alinearan las universidades, las empresas y el gobierno, que se diera el espacio necesario al emprendimiento, que se tuviera una cultura de tolerancia frente al fracaso, que se atrajera al talento y se le estimulara debidamente, que existiera un clima de apertura en materia racial, sexual así como de de género, que la democracia floreciera y que sus ciudades atrajeran la inversión y tomaran riesgos.

Hoy día crear una empresa tarda 18 minutos, declarar el ISLR 5, y las partidas de nacimiento son tramitadas por internet en 10 minutos. Existe un gobierno electrónico muy desarrollado, el cual proporciona a sus ciudadanos una identificación digital que es un código que se envía al celular y que mediante una clave del usuario se convierte en la firma digital de las personas. La conexión Wi Fi a internet es gratuita para todos los ciudadanos. El número de cédula de identidad permite el acceso al historial médico, pero el ciudadano controla a quien le permite acceder a sus datos. En ese país las transferencias monetarias al extranjero, hechas de manera electrónica, son más baratas que las que se hacen por vía de la banca. El gobierno digital de Estonia cuida de tener en el exterior una copia de seguridad, debido a que ya ha sido víctima de las hackers. Por otra parte el gobierno otorga la nacionalidad digital a empresas extranjeras que usen los servicios de Estonia, favoreciendo la atracción del capital foráneo. Esta práctica favorece la competitividad del país y su crecimiento económico.

En las escuelas de ese pequeño país báltico, los alumnos de tercer grado se conforman en grupos para desarrollar robots que compiten con los de sus condiscípulos. Se trata de organizar torneos donde los robots, de diferentes formas, según como haya sido la inspiración del grupo, tratan de sacar de un círculo al robot rival para ganar la competencia. Por supuesto, el lenguaje de programación que los niños utilizan es adaptado a su edad, pero tiene la capacidad y complejidad de mover al androide a voluntad del creador, de manera que luche e intente ganar. Para los niños de esa nación sus héroes no son Messi y Ronaldo, sino los creadores de Skype. Otra cosa que los colegios promueven que los niños hagan es la creación de videojuegos, algo en lo que también se aplican con dedicación y creatividad.

Lo que ha hecho Estonia en estos años no es algo de extraterrestres, sino de países inteligentes, naciones que tienen una visión de largo plazo que comienzan a ejecutarla con apego a la planificación desde ya y sin pausas. Van paso a paso en pos de un norte promisorio que asegura el bienestar de su sociedad. Si esto lo promueven grupos importantes de ciudadanos y son escuchados por el liderazgo económico, social y sobre todo el político, estos objetivos se pueden alcanzar y el país puede insertarse en una dinámica de desarrollo que mejore la calidad de vida de todos sus ciudadanos. Estonia no tiene recursos naturales, ni está interesada en ser un país minero. Le interesa desarrollar una sociedad del conocimiento. En tanto que esto está ocurriendo ahora en Estonia ¿qué estamos haciendo en Venezuela para insertarnos en la modernidad?

Fuente del articulo: http://www.noticierodigital.com/2017/04/miguel-mendez-rodulfo-estonia-educacion-y-tecnologia/

Fuente de la imagen: http://omicrono.elespanol.com/wp-content/uploads/2012/09/programacion-estonia.jpg

Comparte este contenido:
Page 2010 of 2733
1 2.008 2.009 2.010 2.011 2.012 2.733