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Educación: Alfabetización pasada, PISA presente

Por: José Saturnino Martínez García

Los resultados del último informe PISA muestran grandes disparidades entre comunidades. Estas diferencias no se explican tan solo por las políticas educativas o el nivel de renta.

La interpretación de los resultados de PISA es sumamente compleja, pero desgraciadamente lo que mueve el debate público son las lecturas simplificadores que se hacen de estos informes. Por ejemplo, hemos pasado sin solución de continuidad en tres años de tener uno de los peores sistemas educativos de la OCDE a tener uno de los mejores, si nos dejamos llevar por las declaraciones de Rajoy en 2013 y en 2016. Sin embargo, una mirada rigurosa sobre los datos lo único que nos puede decir es que somos un país en el promedio internacional, antes estábamos ligeramente por debajo de la media, y ahora ligeramente por encima. El mayor error al interpretar PISA es creer que la posición ordinal entre países es informativa, cuando las diferencias en puntuación son tan pequeñas. Si hablásemos de estatura, estaríamos haciendo un relato épico cuando pasamos de medir 1,69 a 1,71 (y la media es 1,70cm)…

Castilla y León y Andalucía

Un efecto no esperado de este error de lectura de los datos ha sido que hayamos centrado el debate en las grandes diferencias entre comunidades autónomas y no en el tradicional papanatismo de compararnos sin reflexionar con otros países. Desde 2009 ya sabíamos que las diferencias entre comunidades autónomas son tan grandes como entre países, pero no se le había prestado tanta atención. Si Castilla y León fuese un país, estaría entre los primeros de la OCDE, mientras que Andalucía, estaría entre los últimos. Podríamos pensar que dichas diferencias son tan grandes debido a la descentralización autonómica. Pero, por un lado, bajo la Dictadura, la desigualdad territorial en indicadores de desempeño educativo era mayor que en la actualidad. Y por otro lado, sistemas educativos más centralizados que el nuestro, como el italiano, arrojan mayores diferencias entre territorios.

La tasa de alfabetización

De todas las características que podamos encontrar relacionadas con estas diferencias territoriales, la tasa de alfabetización es la que guarda más relación con los datos de PISA. La tasa de alfabetización de 1960, incluso la de 1870, guarda más relación con la competencia en lectura en 2015 que otras características, como el PIB per capita actual. Dicho de otra forma, la inercia de la historia es lo suficientemente fuerte en los resultados actuales en PISA como para que debamos ser muy cautos a la hora de establecer relaciones directas entre políticas educativas y resultados en PISA. La historia, por supuesto, no lo explica todo. Es llamativo el caso del País Vasco, con un pasado educativo por encima de la media, con una inversión por estudiante que duplica la media nacional, un buen desempeño en indicadores educativos como abandono educativo temprano, y sin embargo, empeorando en PISA. Habrá que esperar a estudios detallados para saber qué está pasando.

La comparación entre comunidades autónomas ofrece una gran ventaja frente a la comparación entre países. Los cambios de leyes educativas son los mismos, la formación y selección del profesorado, el currículum, los métodos didácticos… son mucho más parecidos  entre comunidades autónomas que entre países, y es más fácil aprender de lo que se hace en la comunidad autónoma de al lado de un exótico país a miles de kilómetros. Pero al mismo tiempo pone sobre la mesa que con las mismas reglas de juego, es posible obtener resultados educativos muy diferentes. Se podría argumentar que las mismas reglas del juego producen resultados distintos según el contexto socioeconómico y cultural de cada comunidad autónoma, pero como hemos señalado previamente, la inercia educativa parece bastante fuerte como para explicar buena parte de estas diferencias, sin necesidad de hipótesis más complejas.

¿Qué mide PISA?

También debemos tener cuidado con saber qué es lo que realmente mide PISA. Julio Carabaña, catedrático de Sociología, ha estudiado con gran detalle los informes PISA, para concluir que lo que miden no es algo que se enseñe principalmente en la escuela. Esto se debe a que las pruebas de PISA se diseñan con gran independencia de los contenidos escolares, para permitir la comparación entre tantos países. A medida que una prueba educativa es más independiente de los contenidos escolares, su resultado tiene menos que ver con lo que sucede en la escuela y más con lo que sucede fuera. Una evidencia a favor de esta tesis es que entre 2000 y 2009 mejoró la inversión por estudiante o la ratio estudiantes/profesorado, sin que mejorasen los resultados, mientras que los recortes en educación no ha llevado a peores resultados educativos.

 

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/alfabetizacion-pasada-pisa-presente-5743247

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La globalización y los trabajadores del mundo

Por: Prabhat Patnaik

La globalización fue anunciada como algo beneficioso para todos, como un vigoroso paso adelante hacia una mejora económica universal. Era claramente falso, y no fueron solo los economistas de izquierdas, sino también muchos economistas de la línea “dominante” como Paul Samuelson los que lo dijeron desde el primer momento.

El motivo que aducían era muy sencillo: si el régimen económico mundial permitía la libre importación en Estados Unidos de mercancías procedentes de China o de la India, ello afectaría negativamente a los salarios reales de los trabajadores norteamericanos, porque los trabajadores norteamericanos, con unos salarios mucho más altos, tendrían que competir, en detrimento suyo, con los salarios más bajos de los trabajadores chinos o indios. Por consiguiente, el hecho de que la globalización perjudicaría necesariamente a los trabajadores de Estados Unidos y de otros países avanzados, les parecía obvio a ellos, y de hecho a todos, de lo que se seguía que no era posible que beneficiase a todos los segmentos de la clase trabajadora mundial. Ahora bien, de acuerdo con esta argumentación, se consideraba que la globalización beneficiaría a los trabajadores de países como China o la India, es decir, de aquellos países del tercer mundo con los salarios bajos.

Formulando este argumento de otro modo, ya que la libre circulación de mercancías y de capitales por todo el mundo intensifica la competencia entre los trabajadores de los diferentes países, se produciría una tendencia hacia una disminución de las diferencias salariales entre estos países, y si bien esto representaría un cierto incremento en los salarios reales de los trabajadores del tercer mundo, también representaría una reducción en los salarios reales de los trabajadores metropolitanos.

Este mismo argumento puede formularse de un modo más preciso, de acuerdo con las categorías de la economía marxiana, del siguiente modo: la globalización, al transferir determinadas actividades económicas desde los países avanzados a los países del tercer mundo (debido a los salarios más bajos de estos últimos) agotaría las reservas de mano de obra en estos últimos al tiempo que produciría un aumento de las reservas de mano de obra en los primeros. Esto, si no cambian otras circunstancias, provocará una subida de los salarios en los últimos y un descenso de los mismos en los primeros. La globalización, por ejemplo, mientras que no beneficia a todos los trabajadores, reduce las diferencias relativas entre los trabajadores de los países avanzados y los trabajadores del mundo subdesarrollado. Pero, según este argumento, no es posible que empeoren las condiciones de los trabajadores en las dos partes del mundo.

 

EL EMPEORAMIENTO DE LAS CONDICIONES

Esto es, sin embargo, lo que ha sucedido. La globalización, por supuesto, ha empeorado las condiciones de los trabajadores en los países metropolitanos, un hecho recientemente puesto de relieve por el economista Joseph Stiglitz. Casi un 90 por ciento de norteamericanos, lo que significa la casi totalidad de la población trabajadora en aquel país, tiene actualmente unos ingresos reales apenas superiores a los que tenían hace treinta años. Actualmente, el salario mínimo de los trabajadores norteamericanos está en términos reales muy poco por encima de donde estaba hace 60 años. Dado que ha habido ciertas mejoras en estas magnitudes durante la primera parte de los años transcurridos, lo que esto significa es que se ha producido un deterioro en el período más reciente, que coincide con el apogeo de la globalización. Un dato estadístico aún más revelador es el relacionado con el fuerte descenso en la esperanza de vida entre los varones norteamericanos en los últimos tiempos, un descenso que recuerda la fuerte caída en la esperanza de vida que se produjo en Rusia después del colapso de la Unión Soviética. Un descenso en la esperanza de vida cuando no hay ninguna epidemia obvia a la vista es un asunto muy grave, y que este descenso se dé en el país capitalista más avanzado del mundo es una prueba fehaciente del ataque a los medios de vida de la clase trabajadora que ha traído consigo la globalización.

Una historia muy similar es la que puede contarse de otros países capitalistas avanzados. Estados Unidos es considerado normalmente como una de las economías más exitosas, el lugar donde se produjeron los booms de los años noventa del siglo XX y de la primera década del siglo actual, que originaron respectivamente las burbujas de las empresas punto.com y la del mercado inmobiliario, y también la economía que está experimentando aparentemente una recuperación después del colapso de la burbuja inmobiliaria. Dicho esto, el hecho de que la población trabajadora de este país esté pasando tantas dificultades es muy significativo. En los últimos años, en el Reino Unido se ha producido una fuerte caída de los índices salariales reales de los trabajadores No tiene nada de extraño, pues, que el descontento con la globalización esté cada vez más extendido entre los trabajadores de las economías metropolitanas, y dado que la izquierda no ha tenido hasta ahora un conocimiento adecuado de ello, el descontento está siendo explotado por la derecha. Fenómenos como el voto en el Brexit y la emergencia de Donald Trump se explican desde este punto de vista.

Lo que resulta inexplicable en el marco del debate que estamos teniendo hasta aquí, sin embargo, es el hecho de que la situación de los trabajadores ha empeorado incluso en una gran franja de los países del tercer mundo con los salarios bajos, entre los cuales la India es un buen ejemplo. Las pruebas más concluyentes en este sentido las proporcionan los datos sobre el consumo de alimentos básicos. Partiendo de los estudios realizados por el NSS en los períodos 1993-1994 y 2009-2010 , que corresponden en líneas generales al período de políticas neoliberales asociadas con la globalización, los porcentajes de la población rural total con una ingesta calórica de menos de 2200 calorías por persona y día (el “parámetro” que define la pobreza rural) de estos dos períodos anuales fue de un 58,6 y un 76 por ciento respectivamente. Los porcentajes de población urbana por debajo de las 2100 calorías por persona y día (el “parámetro” para definir la pobreza urbana) en estas dos fechas fueron de un 57 y un 73 por ciento respectivamente.

Tan sorprendente fue este incremento, especialmente durante un período en el que se suponía que la India estaba experimentando un crecimiento sin precedentes de su PIB, que el gobierno encargó un nuevo estudio al NSS para el período 2011-2012, durante el cual había habido una cosecha extraordinaria, con la idea de que las cifras de la ingesta calórica en el período 2009-2010, un año con una cosecha pobre, habían sido excepcionalmente bajas debido precisamente a esta escasez en la cosecha. Una vez completado el estudio, las cifras que arrojaba, aunque sin duda eran mejores que las del período 2009-2010, todavía mostraban un notable incremento en los porcentajes de población que estaban por debajo de este umbral de ingesta calórica durante el período de la globalización: en el caso de la población rural, el porcentaje era del 68 por ciento (comparado con el 58,5 por ciento de 1993-1994) y en el de la población urbana era de un 65 por ciento (comparado con el 57 por ciento de 1993-1994). Tanto la ingesta de calorías como la de proteínas per cápita en la población había sufrido un descenso durante el período estudiado.

Este incremento del déficit alimenticio se trató de explicar de diferentes formas, incluida la sugerencia de que tal vez era un indicio de que la gente estaba aprendiendo a diversificar su consumo, reduciendo el de comida en beneficio de otras cosas como la educación y la salud. Pero esta explicación era a todas luces falaz: en cualquier parte del mundo, a medida que los ingresos reales aumentan, la gente consume una mayor cantidad de cereales tanto directa como indirectamente (en forma de alimentos procesados y de productos animales en cuya elaboración entran los cereales como forraje). Así pues, el descubrimiento de que en la India se había producido un descenso real en el consumo de cereales en todos sus usos, y en consecuencia un descenso en la ingesta de calorías y proteínas durante el período de la globalización, indicaba claramente que los ingresos per cápita reales de los trabajadores, después de calcular la incidencia de la inflación, especialmente la subida de precios que acompaña a la privatización de servicios esenciales como la educación y la salud, estaban por término medio disminuyendo en vez de aumentar. Dicho de otro modo, un fenómeno similar al que se producía en los países capitalistas avanzados estaba teniendo también lugar en la India y en otros países del tercer mundo, lo que contradice el argumento presentado más arriba, hasta el punto de que son muy pocos ya los que creen que este sea un argumento correcto. ¿Cómo podemos explicar esta contradicción?

Globalización y trabajo

 

LA PRESIÓN SOBRE LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN

El argumento presentado más arriba suponía básicamente que la esencia de la globalización consiste en la transferencia de actividades económicas desde los países avanzados a las economías del tercer mundo, y que esta transferencia reduciría drásticamente las reservas de mano de obra del tercer mundo y provocaría una subida de salarios. Lo que no se decía es que la globalización también tiene otros efectos, incluido sobre todo una restricción de la pequeña producción por parte del sector capitalista. El resultado es que varios pequeños productores dejan sus ocupaciones tradicionales para emigrar a las ciudades en busca de empleo, lo que incrementa el ejército total de mano de obra a disposición del capitalismo. Esta migración, junto con el incremento natural de la población activa, no puede ser totalmente absorbida por el ejército laboral activo debido a que las políticas neoliberales asociadas a la globalización también llevan a la eliminación de todas las restricciones relativas al ritmo del cambio estructural y tecnológico, lo que aumenta el ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo a expensas del crecimiento del empleo.

Se produce de este modo un círculo vicioso. En la medida en que aumenta la reserva de mano de obra respecto a la población activa, esto lleva a un estancamiento o incluso a una disminución en la media de salarios reales (y ciertamente a una disminución de los ingresos reales de los trabajadores, que es igual al índice salarial diario multiplicado por el número de días de empleo). El estancamiento o la disminución del salario real en una situación de mayor productividad laboral tienen como consecuencia un incremento en la tasa de excedentes en la producción. Dado que el superávit, incluso si suponemos que se realiza completamente (es decir, que no hay problemas de insuficiencia de demanda agregada) se gasta normalmente en artículos de consumo que generan menos empleo a nivel nacional que en artículos que se compran con los ingresos salariales, esta transferencia de los salarios a los excedentes tiene también el efecto de producir una contracción en el empleo y en consecuencia contribuye todavía más al incremento del tamaño relativo en las reservas de mano de obra, a una nueva transferencia de salarios a excedentes, y así sucesivamente.

Este círculo vicioso, que se intensifica todavía más cuando se produce una crisis (debido a que las reservas de mano de obra respecto a la población activa crecen todavía más) implica que el efecto de la globalización de agudizar la pobreza absoluta afecta también a los trabajadores de los países del tercer mundo y no se limita solo a los trabajadores metropolitanos, como pretenden los economistas liberales como Samuelson.

Afirmar esto no equivale a sugerir que todos los segmentos de la población activa se ven igual de adversamente afectados por la globalización. Obviamente, el segmento que disfruta de mayores oportunidades de empleo debido a la transferencia de actividades experimenta un incremento en su nivel de vida, y en la India este segmento consiste habitualmente en trabajadores cualificados del sector servicios, como los relacionados con las tecnologías de la información. Este incremento en el nivel de vida de un sector tiene a su vez efectos multiplicadores en el nivel de empleo de otros sectores, y así sucesivamente. Así, un segmento normalmente clasificado como de clase media y cuyo tamaño absoluto es bastante grande (pese a ser pequeño respecto al conjunto de la población activa), se vuelve partidario incondicional de la globalización. Dado que este segmento suele estar bien articulado y tiene un peso desproporcionadamente grande en los medios de comunicación y de creación de opinión pública, resulta un instrumento útil en manos de la oligarquía empresarial y financiera integrada en el proceso de la globalización para propagar sus efectos beneficiosos.

La mejora en las condiciones de un segmento de la clase media de la población activa, y su consiguiente apoyo a la globalización, se utiliza para crear la falsa impresión de que la globalización ha sido positiva para el pueblo indio en su conjunto. Un uso similar es el que hacen segmentos de la clase media en otros lugares del mundo que se han beneficiado entre otras cosas de la enorme “financiarización” que ha acompañado a la globalización. Todo esto ha generado un ruido que nos impide reconocer que la globalización ha tenido realmente como consecuencia un empeoramiento general de las condiciones de los trabajadores, tanto en los países avanzados como en los países en vías de desarrollo.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=221621

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¿Por qué se llama FEMInismo y no Igualitarismo?

Por: Heidy Simons

La autora reflexiona pedagógicamente sobre conceptos de feminismo e igualitarismo ¿son lo mismo?.

A veces, cuando se intenta desprestigiar el movimiento de alguna manera o al menos poner en duda su validez, siempre surge la misma duda…

“¿Si se busca la igualdad por qué no se llama algo así como Igualitarismo? La palabra FEMInismo discrimina a los hombres porque no les incluye, solo nombra a las mujeres”
Primero simplemente decir que antes de opinar sobre un tema es bueno al menos saber algo sobre el… así si surge un debate constructivo, se establece un contexto común. A mí personalmente me molesta esta pregunta, ya que tengo la sensación de que cualquier término que empiece con Fem- parece que molesta.

Que incita a que se inicie una guerra de sexos o un debate por lo menos. Es curioso que nos digan que la palabra “feminismo” excluye a los hombres porque no les nombra cuando toda la vida la historia de la humanidad ha sido la historia “del hombre” y cuando nos quejamos nos dicen que somos unas exageradas… El socialismo también busca la igualdad entre todos los seres humanos, y no os veo quejaros tanto por el nombre.

Empezaremos siempre con definiciones de nuestra quizá no tan querida y no tan feminista RAE:

  • igualdad Del lat. aequalĭtas, -ātis.

1. Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad.

2. Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones.

Bien, como vemos, igualdad es equiparación, es decir que algo NO es igual, que no tiene las mismas características si se compara con otro u otros. Y quiere poseer esas mismas características. Una vez que se hacen las acciones oportunas son IGUALES/SEMEJANTES/EQUIVALENTES.

Por lo tanto el igualitarismo pediría la semejanza y equivalencia de derechos y obligaciones en todas las situaciones de la vida. El problema y la genialidad de género, es que NO somos iguales. No tenemos ni las mismas características físicas, ni biológicas, ni las mismas necesidades, ni malditas las ganas de ser iguales que los hombres…

Una cosa es la igualdad, y otra es la EQUIDAD:

  • equidad nombre femenino

1. Cualidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones.
“es un país de desigualdades donde no hay equidad en la distribución de riqueza y cultura”

2.Cualidad que consiste en no favorecer en el trato a una persona perjudicando a otra.

El término “feminismo” no busca excluir, no rechaza al hombre ni mucho menos. Simplemente, visibiliza a ese 50% de la población sistemáticamente ignorada hasta hace poco. Y dar visibilidad como mínimo con el término es básico, porque pretender denominar “igualitarismo” al feminismo anula lo que realmente se pretende (y no, no es estar por encima de los hombres) e invisibiliza de nuevo, negando la causa, negando el sometimiento y la opresión, negando la necesidad de reconocer a la mujer socialmente como tal, no “igualarla” al hombre

.

El feminismo busca la equidad, es decir, según las características de cada persona, que tenga sus derechos sin que esto sea el menoscabo de otra persona.

Un ejemplo muy fácil de entender sería que el tema de la regla. Aunque para muchas personas sea un tema tabú, las mujeres cis cada mes durante unos días sangramos por la vagina. No es algo de lo que escandalizarse, ni estamos enfermas, es algo natural.

Para algunas personas es extremadamente doloroso y molesto, por no mencionar que es bastante caro: el material higiénico (compresas y tampones) tiene un impuesto de lujo. ¿Es justo? ¿No es razonable que se pida que se rebaje el precio de algo que es de primera necesidad aunque solo sea para UN género? (es decir, la mitad de la población mundial). Una política feminista sería quitar el impuesto de lujo a los tampones y compresas: no menoscaba los derechos de nadie aunque beneficia a un sólo género.

Sin embargo, si un estado que se supone que vela por los derechos y libertades de sus ciudadanos no piensa en ello, está siendo discriminatorio e injusto.

Por lo que el feminismo, no se puede llamar igualitarismo porque no busca que TODO sea igual, que la mujer se adapte a las normas y reglas masculinas de la sociedad, sino que cada uno tenga sus propios derechos y libertades según sus características. El feminismo no se llama humanismo ni igualitarismo porque feminismo, humanismo, e igualitarismo son tres teorías distintas.

¿Hubo algo antes que el feminismo que promoviera y exigiera igualdad de derechos para todas las personas independientemente de su sexo? Pues no, no lo hubo. El humanismo es una rama de la filosofía (y la ética) que aboga por la igualdad, la tolerancia y la laicidad (lo que se conoce comúnmente como «la separación de iglesia y estado»).

El humanismo reconoce que los seres humanos no «necesitan» de la religión para desarrollar sistemas morales o establecer un comportamiento moral. Los humanistas abogan por la educación, la tolerancia, la política representativa (en contraposición a la monarquía) y la libertad de pensamiento (en contraposición al dogma religioso). Muchos humanistas eran también grandese misóginos y su concepción de la igualdad se limitaba a la igualdad entre los varones.

El igualitarismo es una forma de filosofía política que defiende que todos los seres humanos son iguales en esencia y por lo tanto tienen el mismo derecho a iguales recursos como los alimentos, la vivienda, el respeto, el estatus social). Puedes facilitar a todo el mundo los mismos elementos y perpetuar la desigualdad y/o la inequidad. El igualitarismo, aun siendo un concepto ético fundamental, no tiene generalmente en cuenta las desigualdades a través de una perspectiva interseccional.

Como apunte histórico de la necesidad de que se llame feminismo: el término procede de una palabra inventada para designar despectivamente a aquellos hombres que apoyaban la causa de las ciudadanas. El adjetivo “feminista” lo utiliza por primera vez con fines políticos y periodísticos Alejandro Dumas hijo en su panfleto ‘El hombre-mujer’ de 1872, escrito antifeminista en el que debate, entre otros temas, sobre el adulterio y se posiciona en contra del divorcio. Para asumir que es necesario el feminismo, hay que ser conscientes primero que no vivimos en un mundo ni “igualitario” ni equitativo.

Que históricamente la mujer ha vivido en un puesto de sumisión, subyugación, y ocultamiento. Igual que hemos asumido que existe el racismo, se puede ser consciente de que existe la misoginia sin que esto sea un ataque para nadie. De la misma manera me gustaría aclarar aunque sea muy obvio que el Feminismo no es lo contrario al machismo.

El Feminismo NO busca la superioridad en todos los aspectos de la vida de la mujer sobre el hombre, ni existe hoy por hoy sistema hembrista alguno que otorgue poder a las mujeres para discriminar sistemáticamente a los hombres.

La definición de machismo es:

  • machismo (nombre masculino)

Actitud o manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer.

Y el de feminismo es:

  • feminismo (nombre masculino) Derechos

Doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres. Definiciones

No es más ciego/a que el que no quiere ver.

Fuente:http://www.locarconio.com/2017/01/por-que-se-llama-feminismo-y-no-igualitarismo/

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El descaro de ser articulista desde Estados Unidos

Por: Ilka Oliva Corado

Por lo menos una vez al día recibo mensajes de lectores que me dicen cuestiones como ésta: “no puedo creer que escribiendo como lo hace, usted viva en Estados Unidos, debería vivir en América Latina,” otros que van con el machete desenvainado: “claro, escribe desde la comodidad de Estados Unidos.” Con esto, en ambos lados buscando desvirtuar mi expresión.
Antes me enojaba mucho, más cuando era gente “humanista” la que me escribía estas cosas. Debo decir que es gente de izquierda más que de derecha la que se dirige a mí con este tipo de pronunciamientos. Ven como traición que yo viva en Estados Unidos y escriba artículos sobre política latinoamericana.
Sin embargo, una cosa es la clase política y la oligarquía y otra la sociedad. La sociedad estadounidense es tan común como cualquier otra, no tiene nada de especial que la haga extraordinaria y nada que la haga más malvada que las demás. La clase trabajadora es la misma en todas partes del mundo. Los parias somos universales.
Comprendo el pensamiento porque de alguna manera lo tuve cuando vivía en Guatemala y todo mi mundo era mi pequeño y hermoso país, pero emigrar me dio una visión más realista de la diáspora. Convivir con personas de otras nacionalidades y culturas también me ha ayudado a formarme otro tipo de criterio, más cimentado, por supuesto, más humano y menos arrogante. Me ha ayudado a dejar la soberbia de ser guatemalteca sobre todas las cosas y aceptarme sin fronteras, con la humanidad como patria. Esto lleva tiempo, no se da de un día para otro. Y se necesita también un tipo de desprendimiento y humildad que solo la da la experiencia de vivir el día a día.
No hay escuela más dura que la de emigrar, porque esto significa salir de la zona de confort, uno se va con la piel en carne viva y como único recurso la memoria y la identidad. No hay más, por más dinero, por más desgracias, por más desolación o por más comodidades; en el alma ninguna de estas trivialidades terrenales tiene cabida. El exilio marca la vida de todo ser humano, no es para bien ni para mal es para un crecimiento espiritual. No cualquiera lo resiste, no cualquiera lo sobrevive, no cualquiera se arma de valor y enfrenta lo desconocido con dignidad. Lo cualquiera se lanza al vacío sin paracaídas.
Por supuesto, si yo viviera en cualquier otro país en cualquier lugar del mundo no sería tan atacada, pero como vivo en Estados Unidos, diríamos que es mi talón de Aquiles como articulista. Lo más fácil sería que dejara de escribir para no recibir estos ataques e insultos diariamente y acomodarme en el silencio y el limbo para estar a salvo. Pero lo fácil me huele a cobardía y llega ese momento en la vida en que el propio reflejo en el espejo nos pregunta si vamos nadar contra la corriente o a escondernos en el lugar más oscuro y desolado, donde nadie nos encuentre.
¿Por qué no tengo derecho a vivir en Estados Unidos? ¿Por qué tendría que sentirme traidora y avergonzada? ¿Acaso no es parte de la tierra? ¿Acaso yo como ser humano no tengo derecho a emigrar y decidir vivir donde yo quiera? ¿Para qué es la tierra entonces? ¿Por qué obligatoriamente tengo que vivir en cierto país o en cierto continente?
Por ejemplo me critican con ferocidad pero esos “humanistas” que me acusan de traidora por vivir en Estados Unidos, en ningún momento dicen: veníte a nuestro país y te conseguimos trabajo y una beca en la universidad para que estudiés y te preparés, aquí entre nosotros “humanistas de izquierda” te conseguimos un lugar dónde vivir, porque lo merece porque amás a Latinoamérica. No, qué esperanzas porque al final, a ninguno de ellos les interesa el bienestar de otro ser humano y mucho menos si se trata de aportar para el crecimiento intelectual de esta persona. Son más egoístas que la derecha más recalcitrante. Son la excelencia para criticar, eso sí.
Conozco la pobreza, la miseria, la exclusión, conozco el trabajo arduo desde mi infancia, sé lo que son las carencias emocionales y económicas. No le tengo miedo a eso porque lo he vivido toda mi vida, pero también tengo derecho a decidir dónde vivir y en dónde mi corazón sienta paz y mi espíritu serenidad. En este momento de mi vida es Estados Unidos, no sé si en el futuro será otro el país o el mío propio. Y si decido quedarme aquí para el resto de mi vida también es mi derecho.
Creo que como humanidad nos hace falta un poco de respeto hacia el otro, comprender que todos tenemos el derecho a decidir, que esa decisión debe ser respetada y que lo importante no es dónde vivamos sino qué aportemos al mundo como seres humanos para transformarlo. ¿Se imaginan todos viviendo en un mismo lugar, con la misma cultura, rituales, formas de pensamiento? La belleza de nuestra especie es la diversidad, es lo que nos engrandece.
¿Acaso no les da felicidad que una latinoamericana viviendo en Estados Unidos ame la Patria Grande, o esperan de mí artículos donde la menosprecie y también a nuestros Pueblos Originarios?
Quítense de la cabeza esa telaraña de dónde vivo, porque ustedes no me dan de comer y no me ayudan a pagar las cuentas, es mi trabajo, sino están de acuerdo con lo que escribo pues no es obligación que me lean, evítense escribirme e insultarme porque son ustedes mismos los que se hacen daño, a mí no me causan ninguno. Ya no.
Y todo esto sucede, ¿saben por qué? Porque soy mujer y me doy el derecho y el lujo de escribir artículos de opinión que tienen que ver con política e ideología. Esos señalamientos e insultos son patriarcales, porque aún hoy en día a las mujeres nos siguen catalogando como inferiores a los hombres.
Si mis artículos trataran trapeadores y pañales de bebé, pasaría inadvertida la tierra donde vivo. Si escribiera de mis carencias emocionales, sería una débil y loca más que lo que necesita (según el patriarcado y muchos humanistas de izquierda) es un marido que se la coja todos los días y tener hijos para encontrar la estabilidad emocional. Nuestro peor enemigo como humanidad es el patriarcado. Tal vez sí, soy una descarada total, como dicen muchos de ustedes, por atreverme a enfrentar al patriarcado (que no respeta ideologías) a mí manera, desde la “comodidad” de Estados Unidos.
En fin, nos creemos inmortales y apenas somos hojas secas que sopla el viento, solas no hacemos nada, en cambio juntas somos una hermosa hojarasca.
Como dijo Cristina, “La Patria es el otro,” cuando lo entendamos vamos a poder avanzar como humanidad. Sí, Cristina, la yegua esa con la que no pudo Obama ni la ultra izquierda latinoamericana.
Fuente: https://www.aporrea.org/ideologia/a239891.html
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Informe Mundial sobre la Información y la Comunicación-Panorama actualizado para la critica, la autocrítica y la unidad en la acción

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Para asegurarnos de que el “problema de la comunicación”, es decir sus modos y sus medios de producción, su régimen de propiedad y su papel ideológico ocupe un lugar prioritario en la preocupaciones -tácticas y estratégicas- de toda agenda política, necesitamos instrumentos esclarecedores y movilizadores capaces de superar la aberración que implica saber que los medios dominantes en el planeta están en unas cuantas manos: “El problema es la concentración oligopólica de los multimedia en Occidente: 1500 periódicos, 1100 revistas, 9 000 estaciones de radio, 1500 televisoras, 2.400 editoriales: ¡Todo controlado por sólo seis trasnacionales! [1]

Todo lo dicho por el Informe MacBride en 1980 en materia de concentración monopólica y obturación de la pluralidad con imposición del discurso único… hoy se queda corto y parece suave. Hoy el panorama es mucho peor y el llamado a un “Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación” es un imperativo y un clamor planetario que parece invisible a los ojos de muchos que creen que el asunto “mediático” es secundario y que puede dejarse para tiempos mejores. Lo demuestran los hechos.

Es verdad que respecto al rol de los “medios” se han creado (incluso con excesos) debates y exageraciones de todos los colores y tamaños. Es verdad que a veces parece tema decorativo que siempre viene bien en el menú “progre” donde el equilibrismo comunicacional parece muy “democrático” y muy “justiciero” (aunque tal equilibrio suela caerse hacia la derecha). Es verdad que hablar de la “igualdad de oportunidades” para la comunicación suena a “pensamiento crítico” y es verdad que con ese pretexto se han llenado horas y horas de discursos, cátedras y conferencias con sus respectivos libros, revistas y publicaciones. Pero necesitamos igualdad de condiciones. Incluso existen “premios”, “becas” y “subsidios” para fines diversos que pocas veces resuelven los problemas de fondo en el todo o de sus partes. Pero nada de eso eclipsa el núcleo duro del problema y nada de eso resta importancia a una lucha que reclama debates y, sobre todo, aciones en la médula y en el plazo corto.

Hemos aprendido, luego de estos años, es decir de la “Era del Hielo” a que fue sometido el Informe MacBride, (aproximadamente entre el año 1980 y 2000) que los informes son sólo eso y que su utilidad mayor como instrumentos para elevar el nivel de la conciencia no necesariamente repercute en el nivel y extensión de la movilización en las bases. Eso no implica que los informes sean inútiles o que nos deprimamos de manera posmoderna en el desahucio de las malas experiencias. Todo lo contrario, acaso sea la hora de que los informes, los documentos de diagnóstico y pronóstico, vivan un cambio metodológico sustancial y se desarrollen como soporte programático crucial en la acción directa… en la praxis. Vale como ejemplo opuesto el informe sobre industrias culturales dela UNESCO (2016) que en su abrumadora utilidad cuantitativa conlleva el anestésico oportuno para hacernos sentir ínfimos frente al Goliat de las, no poco eufemísticamente llamadas,“Industrias Culturales”. [2]

Hoy el trabajo de producir o actualizar los “Informes” conlleva la responsabilidad de contrastar el comportamiento de los hechos comunicacionales concretos que recorren las bases económico-tecnológicas y conlleva, también el trabajo de visibilizar los efectos subjetivos de cuanta operación psicológica o pedagógica se ensaya sin control con (y por) los “medios”. Especialmente, el trabajo de producir “Informes” o documentos diagnósticos, ha de ser capaz de sustentarse en las luchas que se despliegan en todos los ámbitos sin desprecio por las luchas en el campo de las artes, de las ciencias, de la didáctica o de la ética… en paralelo con las luchas de la clase trabajadora en defensa de su bienestar económico y su dignidad intelectual. Y si es verdad que los informes no sustituyen las luchas también es verdad que sin informes correctos las luchas suelen caminar con debilidades enormes.

Por la trascendencia de impulsar un “Informe MacBride” actualizado que sea capaz de ponerse a salvo de una nueva “Glaciación”. Un nuevo Informe MacBride podrá ratificar lo dicho por el primero y podrá echar luz sobre todo lo que empeoró exponencialmente en casi 40 años de aceleración de los procesos monopólicos, del uso de los medios de comunicación como máquinas de Guerra Ideológica y consumista, del desarrollo desigual y la asimetría en la adquisición de tecnología, el desarrollo incipiente de leyes…en fin de las tareas que debemos encarar con urgencia.

Y, particularmente, desarrollar un Informe emancipador vigente que sea herramienta didáctica general, que muestre todos los “mapas” resultantes de la gran revolución comunicacional del capitalismo, de sus territorios y sus reinos en la geografía espacial, terrestre y submarina sin olvidar las geografía complejas del cerebro humano que es blanco de todos los ataques e invasiones al servicio del dominio de las conductas, de los valores y de los gustos.

Por la Unidad. Un informe nuevo, revitalizador del Informe MacBride, habrá de ser espacio colectivo, centro de reunión, “patio de armas” para la crítica y crítica de las armas mediáticas. Habrá de ser plataforma de despegue hacia una nueva fase de comprensión y articulación que permita a los miles y miles de medios emancipadores, realmente existentes, verse con la autocrítica necesaria para resolver -de una vez y por todas- la tarea de la unidad, de la articulación y del trabajo conjunto que tanta falta nos ha hecho en momentos en que, en materia de comunicación, hemos sido muy débiles, a veces muy irresponsables, y muy frágiles. Nunca más.

Notas

[1] Alfredo Jaliffe. La Jornada 10-04-2016

[2] http://www.worldcreative.org/?lang=es

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=221549

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Los desposeídos

Por:  José Darwin Lenis

Una familia que gana un salario mínimo hoy tiene muchísimas dificultades para fortalecer una educación de “calidad integral” que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) pretende sea de mayores y mejores resultados. Olvida el MEN las prioridades humanas, primero alimentación que educación.

Es ineficaz por tanto la famosa gratuidad escolar y las campañas “todos a estudiar” o “ni uno menos por fuera de la escuela” si no se logra ser incluyente con la población más necesitada, pobre y vulnerable.

Hay en Colombia, más 320.000 jóvenes en edad escolar por fuera del sistema educativo y un 5,7 % de tasa de analfabetismo. Una remesa escolar de solo útiles cuesta en promedio por lo menos $300.000, que es lo que muchas familias de estratos altos invierten mensualmente en apropiación de capital cultural (ir a cine, a teatro, o comprar literatura). La ausencia de estos componentes en los niños influye directamente en los desempeños y competencias sociales que, por cierto, cada vez son más preocupantes; por ejemplo, leer y no comprender tiene relación estrecha con la convivencia ciudadana. Una persona que no comprende está más dispuesta al conflicto y difícilmente acepta el dialogo como herramienta para solucionar contrariedades.

En tal sentido, la reforma tributaria estructural es directamente antípoda a la política de incentivos educativos promovidos por Mincultura y Mineducación. A menor ingreso económico familiar, disminuye la posibilidad de éxito escolar porque se dificulta cumplir con las exigencias de material escolar, o a mayor incremento en impuestos a la canasta familiar, aumenta el fracaso escolar (deserción y/o débil apropiación de conocimientos/saberes) ya que los estudiantes abandonan la escuela buscando aportar recursos económicos para la sobrevivencia familiar. Por ello, gravar los libros atenta contra el mejoramiento social y diluye las metas del gobierno nacional de elevar los índices de lectura o alcanzar en el 2025 Colombia la mejor educada.

Es una pena que las ministras de Educación y de Cultura, Yaneth Giha y Mariana Garcés, no digan nada, estén calladas, no se pronuncien frente a esta violencia estructural arremetida por el Senado y que claramente afecta transformar el país en un país más lector, educado y pacífico. Solo al analizar los datos de cobertura educativa, de inclusión escolar y de competencias lectoras de interpretación y comprensión de textos, Colombia se raja. Según MEN 2016, seis de cada diez estudiantes de primaria tienen dificultad para entender e interpretar textos complejos, leemos 1,9 libros por año y existe una biblioteca por cada 34.259 habitantes. Todo esto evidencia un fracaso social rotundo, que de seguro se va a agudizar en este año escolar por el apretón tributario.

Pareciera que al Ejecutivo, al Legislativo y a los ministerios sociales se les olvidara que Colombia es uno de los países de América más desigual e inequitativo, al que le exigen las agendas internacionales priorizar la disminución de pobrezas y el mejoramiento de indicadores de necesidades básicas satisfechas. Urge presentar una contrapolítica o contrareforma educativa que en verdad ayude a incluir al sistema cultural y educativo a los más desposeídos, ofreciéndole mayores oportunidades de converger en una sociedad menos discriminadora, más digna y justa.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/los-desposeidos

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Volver a las raíces gracias a la educación

Por: Nicolás Sánchez A.

Los niños de los resguardos emberas chamís de Riosucio, Caldas, estudian con un modelo educativo indígena que les garantiza la conservación de sus usos y costumbres. De esta manera la comunidad ha resistido los embates de la guerra y ahora sueña con tener su propia universidad.

Los niños emberas chamís que estudian en 15 colegios, ubicados en los cuatro resguardos que existen en el municipio caldense de Riosucio, aprenden matemáticas de una manera particular. Los granos de maíz representan las unidades; los fríjoles, las decenas, y las semillas nativas de higuerillo, las centenas. Así aprenden a contar mientras que adquieren conciencia sobre los cultivos ancestrales de su etnia.

A la hora del descanso el orden no se delega solamente en los profesores, un estudiante de cada grado forma parte de la guardia indígena de esas instituciones. Con sus bastones de mando, que nunca utilizan como armas sino que tienen un valor simbólico de respeto, se encargan de que sus compañeros no irrespeten las normas del lugar.

La educación que reciben los niños indígenas de esta etnia está orientada por tres principios filosóficos. El primero es: “Todos enseñamos y todos aprendemos”, en palabras de la profesora María del Carmen Bartolo, quien para afianzar el concepto asegura que los niños no son sepulcros blanqueados, sino que llegan al sistema educativo con conocimientos.

El segundo reza: “El territorio es nuestro mayor pedagogo”. Un pilar de la cosmovisión indígena, según el cual el conocimiento emana de elementos como las plantas, las montañas, los sitios sagrados y las expresiones culturales de las comunidades.
“La flexibilidad de la vida posibilita aprendizajes”, dice el tercer principio, lo que en la práctica significa que la educación indígena se nutre también de saberes de otras culturas.

Esos principios se reflejan en el día a día de los estudiantes. La educación es por ciclos. El uno equivale al preescolar de la educación occidental. En esos años los niños aprenden a fabricar esteras y a practicar la alfarería.

En el ciclo dos, que en la educación occidental correspondería a los grados tercero, cuarto y quinto de primaria, se hace énfasis en la relación de los indígenas con la naturaleza, se imparten clases sobre la historia de la etnia, sus mitos y leyendas, y los médicos tradicionales acuden a las aulas para enseñar sobre sus saberes ancestrales.

En los ciclos tres y cuatro la enseñanza está orientada hacia el conocimiento sobre las danzas, los ritmos y el reconocimiento del territorio ancestral por medio de, por ejemplo, visitas a los sitios sagrados.

Los emberas lograron que el Estado reconociera que para preservarse necesitaban tener un modelo educativo que incluyera sus usos y costumbres.

La recuperación

De esta manera, la comunidad están recuperando todo aquello que les había arrebatado la violencia de la que han sido víctimas. Cuentan que en la década de los 90, cuando el conflicto armado estaba en su punto más alto, muchos preferían negar su origen, porque cuando se desplazaban a otras ciudades y decían que habían nacido en Riosucio los tildaban de guerrilleros. En ese municipio caldense los indígenas son mayoría y se encuentran organizados en 117 comunidades que habitan en cuatro resguardos.

El proceso de pérdida de identidad venía de siglos atrás. Cuando llegaron los españoles a sus tierras ancestrales los obligaron a renunciar a su espiritualidad para convertirse al catolicismo. En un principio los embera no obedecieron, y los estaban exterminando. Negociaron con los invasores y el resultado se puede ver, por ejemplo, en las imágenes religiosas que hay en la catedral: una virgen que pareciera estar abrasada por las llamas del mismísimo infierno. El fuego representa uno de los elementos fundamentales de la cosmovisión embera.

Varios siglos después de la expulsión de los invasores, la educación empezó a ser contemplada por los embera como un medio para no perder su usos y costumbres. Por eso desde que el movimiento indígena se empezó a fortalecer, hacia 1982, esa era una de sus banderas. Sin embargo, la violencia se atravesó. En 1988 José Gilberto Motato fue el primer candidato embera a la alcaldía de Riosucio. En febrero, cuando estaba en plena campaña, cayó asesinado.

Para esos años en Riosucio se había instalado la guerrilla del Epl y empezaba a llegar un grupo paramilitar creado por Fidel Castaño llamado Los Magníficos.

Si bien el golpe del asesinato de su candidato fue fuerte, los indígenas se repusieron. Según el etnoeducador Juan Pablo Soto: “Cuando nos asesinan a un líder no nos dejamos amilanar, sino que empezamos a fortalecernos más”. Por ese entonces, se proclamó la Constitución de 1991, documento que sintieron como un espaldarazo a sus demandas.

El comienzo

En 1993, un grupo de jóvenes embera que estudiaban Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad de Caldas, hicieron una revisión sobre el estado de la educación propia en los resguardos indígenas del departamento. El pueblo embera sentía la necesidad de que sus principios hicieran parte de los procesos educativos en los territorios. “La educación que nos ofrecía el Estado no nos garantizaba la permanencia como culturas indígenas”, afirma Soto.

Ese proceso desembocó en una propuesta inicial de etnoeducación que se llamó “Educación propia: Un proyecto de vida para las comunidades indígenas de Riosucio y Supía”. El documento quedó en veremos mientras la violencia arreciaba.
En los 90 había entrado al municipio la guerrilla de las Farc. Los frentes 47 y Aureliano Rodríguez imponían la ley. Los habitantes del resguardo de San Lorenzo recuerdan cómo el 2 de diciembre del 2001 esa guerrilla intentó tomarse el casco urbano lanzando cilindros bomba al cuartel de Policía. En la acción murió una menor de edad y cuatro personas resultaron heridas.

Por esos años también hacían presencia en el municipio los hombres del Bloque Central Bolívar de las AUC. Los paramilitares dejaron un rastro de sangre en el territorio. El 24 de noviembre del 2001 miembros de esa estructura armada entraron a un sector conocido como La Rueda, en el resguardo Cañamomo Lomaprieta, y asesinaron a seis indígenas. Pero esa no fue la única vez que los paramilitares atacaron a los embera. El 8 de junio del 2003 hombres de la misma estructura asesinaron a cuatro aborígenes en un sector de la carretera que de Riosucio conduce a Supía conocido como La Herradura.

Los procesos de etnoeducación no salieron ilesos. Juan Loaiza, encargado del área de derechos humanos del Consejo Regional Indígena de Caldas (Cridec), cuenta que los grupos armados siempre se opusieron a que la educación propia tomara vuelo. “Yo pienso que los armados tenían problemas porque la educación propia fortalecía a las comunidades y la desunión hacía que ellos se sintieran más cómodos en el territorio”, afirma.

Por eso la etnoeducación volvió a fortalecerse luego de que la violencia se replegó. En 2005 los embera chamí obtuvieron la Alcaldía de Riosucio en cabeza de Darío Edgardo Tapasco. En ese momento lograron que sus demandas estuvieran en primer plano en la administración municipal. Ese mismo año declararon como centros pilotos de etnoeducación siete instituciones educativas: cinco en Riosucio, una en el municipio de Risaralda (Risaralda) y otra en Belalcázar (Caldas).

Hacia el 2008 hicieron una minga en el sector conocido como Tumbabarreto, ubicado en el resguardo Cañamomo Lomaprieta, por medio de la cual lograron que su demanda de educación fuera escuchada a nivel departamental. Desde ese año existe una mesa de educación departamental en la que los indígenas tienen interlocución directa con las autoridades civiles de Caldas.
Victorias y demandas

El Cridec estima que alrededor de 2300 niños están en el sistema educativo embera y que cada año se gradúan 320. Estos jóvenes reciben durante años una formación que garantiza que al término del bachillerato hayan aprendido aspectos claves de la vida de la etnia como la justicia propia, la lengua embera y la organización social indígena, entre otros.

“En grados décimo y once se nota que los jóvenes estamos fortalecidos y sabemos de dónde venimos, en dónde estamos y para dónde queremos ir partiendo del principio de autonomía y de todo lo que nos han enseñado desde pequeños”, enfatiza Zaidé Morales, quien a sus 16 años cursa grado décimo en la institución educativa María Fabiola Largo, ubicada en el resguardo indígena Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

William Betancour, coordinador de la Secretaría de Cultura del resguardo San Lorenzo, dice que se pueden palpar cambios desde que la etnoeducación se empezó a implementar. “A los niños les gusta mucho la música embera, música de quena, de zampoña, de flauta, las chirimías y los ritmos andinos que tienen mucho que ver con las culturas indígenas”, recalca.
Sin embargo, todavía queda camino por recorrer. En algunas escuelas, los grados décimo y once no se pueden cursar porque el Estado no ha nombrado a los etnoeducadores. El profesor Juan Pablo Soto dice: “no hemos podido graduar a los jóvenes de nuestros colegios porque todavía existen barreras políticas”.

Además, los profesores indígenas piden nivelación salarial frente a los docentes occidentales. Aseguran que la brecha entre un educador de un colegio occidental y un etnoeducador con estudios de maestría puede ser de 800 mil pesos. Afirman que aunque le han expresado esa inconformidad al Gobierno este les ha respondido que para que esas condiciones cambien tienen que elaborar un estatuto docente.

El acceso de los embera a la educación superior tiene muchas barreras. Hablan, sobretodo de la falta de recursos para sostenerse en una ciudad como Manizales mientras cursan carreras profesionales.

Sueñan con la construcción de una universidad indígena en Riosucio, lo cual garantizaría que los embera chamí pudieran recibir toda su formación académica con un enfoque que tenga en cuenta sus necesidades. “Nosotros tenemos los terrenos, pero estamos dando la pelea por los recursos que podrían ser unos mil millones de pesos para desarrollar la infraestructura”, cuenta Martha Motato, exgobernadora del resguardo Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

La educación propia les ha permitido a los embera reponerse como etnia a todas las violencias que han padecido. Además, la etnoeducación ha sido la manera de preservar su cosmovisión que está alejada de las dinámicas de acumulación y parte de la conservación del medio ambiente que les brinda todo lo necesario para vivir. “La educación occidental tiene un propósito, servir a la economía. La educación indígena busca que nuestros usos y costumbres no desaparezcan”, concluye Soto.

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