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Dinero

Por: Fernando Savater

Según Maurice Baring, un escritor amigo de Chesterton, “para saber lo que Dios piensa del dinero no hay más que fijarse en a quién se lo da”. Donald Trump es la mejor ilustración de esta teología económica. El dinero, medio indispensable para el intercambio social, puede ser absolutizado por el deseo como finalidad vital y en ese punto convertirse en droga ponzoñosa. Lo mismo le ocurre al sexo, otro medio que tiende a inflarse en fin. Esa droga es del tipo de la que bebía el doctor Jekyll para convertirse en Hyde: transforma al que la toma en homúnculo procaz y deforme, capaz de atropellar a quien se le cruce en el camino, aunque sea una niña desvalida. Sus adictos nos suelen producir más repugnancia que compasión, aunque en puridad también la merecen. Pero ¿cómo compadecer a Trump, ese payaso siniestro, o a la caterva de felones que vemos en el banquillo por las causas de corrupción? Pero también la envidia envenena. Incluso entre quienes van a insultarles a la puerta del juzgado sospecho que hay más de un indignado no tanto por la sucia rapiña sino porque sea otro quien haya tenido la ocasión de forrarse sin trabas como él mismo sueña… De la envidia a la admiración: ¡el millonario presidente!

Y frente a los poseídos por esa ilusión intangible (nada menos material que el dinero, Schopenhauer lo llamó “felicidad abstracta”), los auténticos materialistas buscan las riquezas verdaderamente indispensables. Las descubrieron sea al verse desposeídos por la catástrofe de comida, agua, cobijo, familiares o medicinas, como en Haití, en Alepo, etcétera… sea guiados por la razón y el sentimiento hacia los bienes que valen más allá de las tarifas bancarias: arte, amistad, conocimiento, amor. Aunque por mucho que intentemos prevenirnos del contagio, de vez en cuando todos somos intoxicados.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/11/11/opinion/1478875911_290034.html

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La contra-revolución sí será transmitida

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Todos los territorios simbólicos que dejemos vacíos serán ocupados por las maquinarias de guerra ideológica burguesas. Sembrarán ahí sus ofensivas y sus “interpretaciones” de la realidad entre anuncios publicitarios y trompadas a la “lógica” hasta deformar integralmente la historia y terminar contándonos su insoportable moralina de la mercancía. Nada está a salvo. Cuando se practique la autopsia del Capitalismo escurrirán torrentes de odios putrefactos, incubados durante siglos contra el proletariado.

Todo el odio burgués (con tufo a Miami) acumulado contra Hugo Chávez, toma (ahora) forma de “tele-serie” para paliar la impotencia de quieres no pudieron derrotarlo ni asesinándolo. Ponen en escena buena parte de las perversiones incubadas en los cerebros de la farándula más reconocida por su mediocridad, su analfabetismo cultural, su lógica pigmea y su revanchismo bobo. En suma “más de lo mismo”. Creatividad de mercenarios.

Todo el esfuerzo que realizan tanto la productora, los anunciantes y las televisoras (acompañadas por prensa, Internet y redes sociales) es engendro de un pecado de tontería originaria que desconoce la Historia y se auto-condena a repetirla: cuanta más propaganda reaccionaria hagan contra Hugo Chávez más ayudarán a consolidar su figura como un líder, socialista y revolucionario, monumental en el siglo XXI. Abran sus apuestas.

Han gastado fortunas en inventar un “personaje” y una serie (mal logrados); se han tomado el trabajo de anunciarlo con toda anticipación; han hecho honores a su lógica publicitaria y han involucrado a sus jaurías de anunciantes para cerrar el cuadro de lo que será uno de los fracasos televisivos más estruendosos de la historia reciente, no sólo en materia de “audiencia” sino en lo contra-producente que les resultará el discurso su propio discurso de odio. Desde hoy ya podemos avisar cómo se expresará su derrota: a) se auto-premiarán con todos los galardones que uno pueda imaginar, b) habrá entrevistas, lisonjas y besamanos de todos los tamaños y géneros c) habrá vítores y habrá leyendas. Muestra clara, todo ello, del fracaso aquí preanunciado.

Ellos necesitan supurar el odio que les quema las entrañas, necesitan exteriorizar los elíxires perversos de su irá de clase y andan como locos a la cacería de pretextos. Chávez les parece idóneo porque acarician la peregrina idea de que muerto el comandante muere el Socialismo y la Revolución. Se aferran a la estupidez de que la ausencia física de Chávez será convertida en debilidad popular que a ellos les facilitará el negocio turbio de entregar Venezuela en charola de plata televisiva. Incluso. Está claro que el odio los ciega.

Casi no vale la pena detenerse en repasar la suma de falsedades que la “tele-serie” “El Comandante” acumula como producto de ignorancia y de la venganza obcecada de sus autores y financistas. Casi no tiene sentido repetir que escribir con tinta de odio desnuda la intencionalidad perversa de un plan de propaganda disfrazado de tele-drama para embelezar a los propios y fabricarse orgasmos revanchistas. Casi es innecesario acudir a un recuento de inexactitudes, episodios falsos, diálogos forzados, ripios, tonterías y inoperancias de la dramaturgia y de la historiografía que saltan a la vista en todos los capítulos de esta serie fallida en todos sus renglones. Pero no se la debe banalizar ni se la debe suponer más paupérrima de los que realmente es.

Este ejercicio de “calumnia” audiovisual o de usurpación simbólica ya ha sido ensayado por muchos especialistas en guerra psicológica de todos los continentes y todos los frentes oligarcas. Una veces y otras han errado en el intento por una suma de razones que hacen ya antología de barbaridades comunicacionales de coyuntura. Lo han intentado con películas, reportajes, documentales, fotografías y “revistas del corazón”. Lo intentaron con Internet, con Twitter, con Factbook y con cuanta cosa han tenido a mano y el fracaso se les hizo costumbre por ignorar tozudamente el lugar excepcional del líder Hugo Chávez en la lucha Revolucionaria y la lucha Socialista de los pueblos encarnada en sus líderes. Más allá de Venezuela y del continente americano.

Pero la peor metedura de pata producida por esta serie televisiva es que nos regala la oportunidad de revisar (y acaso corregir) auto-críticamente nuestras debilidades en el campo de la disputa simbólica y del uso de las herramientas de comunicación para salvaguardar los patrimonios revolucionarios que las luchas han forjado. No se trata de rasgarse las vestiduras, se trata de pasar a la ofensiva, de una vez por todas, en la Revolución de la Comunicación y en la Guerrilla Semiótica que debemos desplegar por todos los medios.

Venezuela cuenta con los expedientes audiovisuales más originales, extraordinarios y potentes que la Revolución ha producido en presencia y en ausencia de Hugo Chávez. Cuenta con documentos históricos avalados por expertos de todo tipo. Cuenta con escritores reconocidos en el mundo entero, por propios y por extraños, cuenta con músicos fenomenales, con actores y actrices de primer nivel. Cuenta con sonidistas, vestuaristas, editores, escenógrafos, maquillistas… historiadores, sociólogos, filósofos y semiólogos. ¿Qué falta para no esperar a que vengan a robarse otros el territorio simbólico que pertenece a la lucha revolucionaria? Quien no tenga estos ingredientes producirá basura como es ya costumbre de muchos medios oligarcas.

Por método y por disciplina de ciencia semiótica (estamos en plena Guerra Mediática) habrá que dar seguimiento a todo lo que inventen para darle oxigeno y artificios a “El Comandante” en las televisoras de las burguesías. Ya se escuchan voces anhelantes de exhibir en sus terruños, los episodios de la estulticia televisada. Ya hablan de “rating” y de “marketing” quieren “prime time” y quieren “branding”. Avanzan hacia el abismo de su desmemoria. Mientras tanto, en otro extremo de la realidad social, los pueblos salen a las calles animados por la búsqueda histórica de su victoria definitiva contra el capitalismo y en labios de no pocos se repite sin cesar la frase “¡Chávez Vive!”

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=217702

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Autoridad docente

Por: Guido Crino

Un estudio de la Subsecretaría de Prevención del Delito muestra que aumentaron en forma significativa las agresiones física y verbal a profesores en los colegios. Desgraciadamente, esta situación se repite con una frecuencia que nos debiera preocupar seriamente. Esta cultura de la impunidad, ya ni siquiera llama la atención.

Las agresiones a profesores no son hechos aislados. Son la culminación de un proceso de minimización de la autoridad pedagógica del docente cada vez más limitada por la legislación que paralelamente empodera al sujeto de la educación sin tener en cuenta el debido respeto a su condición de maestra o maestro. Nada tiene que ver con un proceso de privatización de la educación escolar, como afirmó públicamente el presidente del Colegio de Profesores.

La agresión a una maestra o maestro, cualesquiera sea la forma que revista, genera una conmoción que afecta a toda la escuela, la cual pierde credibilidad como institución, porque no ha cumplido con una condición elemental de funcionamiento -válida especialmente para una organización cuyos objetivos son promover valores, actitudes, la primacía del diálogo, la trascendencia de la razón, el desarrollo espiritual y la promoción humana-, como es el respeto irrestricto a los miembros que la integran.

Sin un reconocimiento de las y los profesores como autoridades incuestionablemente respetadas, jamás una institución escolar logrará imponer sus emprendimientos para mejorar la calidad de la educación. Aunque se haya logrado incrementar los recursos financieros, optimizar la infraestructura, disponer de un currículum reformado y de mayores recursos didácticos como bibliotecas, computadores, acceso gratis a internet; aunque se cuente con una carrera docente y un sistema público para asegurar la calidad de la educación -factores todos muy positivos y muy necesarios-, de poco servirán si las maestras y maestros no son respetados, e incluso son objeto de agresión física o psicológica, sin que hayan mayores consecuencias.

Este desconocimiento de la autoridad de los profesionales de la educación los desmerece como sujetos creíbles de gestionar la tarea educativa. No podrán cumplir con su misión de reconstrucción del conocimiento, socialización, reflexión intelectual, de internalización de valores y de encuentros dialógicos, porque están desmerecidos como autoridad. La escuela se transformará así en un territorio donde los conflictos se resolverán por medio de la violencia, si las soluciones no concuerdan con los deseos.

La convivencia y la valoración de la escuela se fracturará y dejará de ser la misma, y los efectos de la agresión no se subliman en la memoria de los alumnos y docentes. Por el contrario, algo cambia radicalmente en la percepción de los alumnos, y se produce una alteración en la cultura escolar. Los hechos estarán vivos y latentesen aquella comunidad educativa, después que hayan afectado a sus maestros y maestras, enrareciendo el clima organizacional y alterando gravemente la estructura comunitaria de laescuela.

Fuente: http://www.latercera.com/voces/autoridad-docente/

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Folclor: sabiduría popular, de la gente común

Por: Olmedo Carrasquilla

En el folclor descubrimos el legado cultural reflejado en las tradiciones, en la música, en el vestuario, la poesía, las costumbres, los cuentos, las artesanías, los dichos, las creencias, el orgullo ancestral, los rasgos de la etnia misma, y hasta en las luchas populares con todos sus triunfos y derrotas, sus alegrías, y sus tristezas. Estas apreciaciones la encerramos en una profunda sabiduría popular, enriquecida por años de vivencias individuales y colectivas que han ido impregnando la idiosincrasia y el carácter de los grupos humanos, a la vez que conformamos esa valiosa herencia de la que se nutre la patria.

Noviembre, Mes de la Patria, para celebrar el Patrimonio, ese que está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expresiones de la nacionalidad o identidad de un pueblo, las tradiciones, las costumbres, los hábitos, así como el conjunto de bienes materiales e inmateriales, muebles e inmuebles que poseen un valor especial sea histórico, artístico, estético, plástico, antropológico, ecológico, además de las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular.

Una valiosa contribución a la cristalización de ese legado cultural que, sin este tipo de esfuerzos individuales, no lograría convertirse en tradición, (del latín, tradere, ‘transmitir, confiar, legar, entregar’), precisamente en ese mismísimo sentido de transmitir, le hacemos honor a Ocú, y por ende a la patria, puesto que es uno de los pueblos que conserva, rescata y divulga para la posteridad imágenes y reflejos de las mejores tradiciones folclóricas, sociológicas y artísticas de nuestro pueblo.

Turistas, gestores culturales, investigadores, conocen Ocú, por sus famosos carnavales, otros por su característico y único montuno, su hermosa pollera y el no menos famoso sobrero blanco ocueño, otros conocen al pueblo porque han sido invitados a pasar un 20 de enero (Feria de San Sebastián), o el Festival del Manito, donde el visitante encontrará toda una estela de costumbres, de tamborito, décima, mejorana, gritos y saloma, de ese hombre de cutarra y chácara, que llega al pueblo a comprar los ‘chécheres’, enseres para el sustento de la semana.

Y quién no ha sido aún testigo de la elegancia y la armonía de un Tambor de Orden, con sus cantalantes, y el culto a los tambores, herencia afrohispánica que llegó y se quedó con nosotros. Y qué me dicen de piezas musicales tan hermosas creadas por el Cantor de la Patria, don Dagoberto Carrizo, ‘Viva Panamá, Lucy, Julia’ y otras. ¿No se anima querido lector a adentrarse por las misteriosas veredas del mundo de los cuentos, los amuletos, la tulivieja, los penitentes, el chivato, la silampa, de la bruja de la porcada o de la pavita de tierra que le salía a Micho Quemao?

Descubrir y recordar elementos tan importantes para la comprensión de nuestra nacionalidad, es para todos y cada uno de nosotros portadores de esa maravillosa semilla del vernáculo que junto al amor heredado de nuestros antepasados, son como la savia que nos permite pasarnos toda una vida transmitiendo el saber popular, de la gente común.

Una idea bastante predominante hoy es que con el desarrollo de las sociedades modernas, las tradiciones están perdiendo significado y, poco a poco, su papel en la vida cotidiana está dejando paso a formas de comportamiento, usos y costumbres, ajenos a la idiosincrasia construida históricamente.

Esto, por supuesto, no es cierto del todo. Muchos consideran que las tradiciones son algo que pertenece al pasado, en casi todos los sentidos, y por lo general, como consecuencia lógica, lo contraponen a las sociedades modernas y ya no digamos a las consideradas postmodernas, pues se cree, mecánicamente, que el desarrollo de la modernidad implica un proceso de ‘destradicionalismo’, más aún con el desarrollo de la tecnología de la comunicación e información.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/folclor-sabiduria-popular-gente-comun/23972108

Imagen: olklorep.blogspot.com/2012_09_01_archive.html

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El álgebra, la mecánica cuántica y el bienestar social

Por: Luis A. Montero Cabrera

Uno de los más importantes desarrollos intelectuales de la humanidad es la Matemática. No resulta fácil definirla como ciencia de forma que todos queden satisfechos. La Wikipedia es una excelente colección de saber de libre acceso en internet, con la característica de que lo que aparece en ella goza de consenso. Es decir, todos pueden escribir algo en ella, pero se queda escrito solo aquello que no es negado o cuestionado por otros: lo consensuado. De esa forma, la Wikipedia alcanza un buen grado de credibilidad. ¿Y qué nos dice su versión inglesa acerca de la Matemática? Pues:

“Los matemáticos buscan patrones y los usan para formular nuevas conjeturas. Entonces resuelven la verdad o falsedad de tales conjeturas por medio de la prueba matemática. Cuando las estructuras matemáticas son buenos modelos de los fenómenos reales, entonces el razonamiento matemático puede proporcionar comprensión o predicciones acerca de la naturaleza.”

Eso ocurre mucho con una estructura matemática, particularmente algébrica, que de forma muy general puede expresarse como “la combinación lineal”. Se trata de un modelo de lógicas que ejercitamos constantemente entre nosotros: la capacidad de expresar algo como resultante de otros factores, que preferentemente deben ser independientes entre sí. Los componentes puramente biológicos de un hijo podrían modelarse teóricamente como una combinación de sus progenitores. En esa combinación decide la participación de cada factor. Una hija que se parece mucho a su madre quizás tenga un 55 % de ella y solo un 45 % del padre. Esos porcentajes serían, groseramente, los coeficientes de la combinación lineal. Si nos permitimos escribirla sería algo así como:

A = (c1 x B) + (c2 x C) + …

y en este caso c1 sería el grado de participación de la madre B en la hija A, y así sucesivamente.

Esto se convierte en una herramienta valiosísima para la Mecánica Cuántica. Cuando se pretende representar un sistema tan inalcanzable a nuestros sentidos como una molécula de escala nanoscópica, mil millones de veces menor que un metro, es bueno recurrir a funciones conocidas B, C, … de átomos para combinarlas linealmente y así tener un modelo de la función que deseamos representar, digamos, de una molécula A.

Lo más importante de este artefacto matemático es que nos puede servir para comprender también muchas cosas de la vida social. Los que creemos que la humanidad debe avanzar de forma natural hacia relaciones de solidaridad, cooperación y progreso para todos, lo que para muchos se llama socialismo, sin que alguien le robe el trabajo a otro, tenemos frecuentemente ante nosotros formas de aplicar este razonamiento.

Cuando se ha creído que toda la propiedad del socialismo debe ser estatal, se plantea un sistema donde esta tiene el 100 % como coeficiente de la combinación lineal. La participación de todas las demás formas de propiedad se decreta como nula. Así lo quisieron hacer algunas revoluciones que se declararon socialistas en los jóvenes tiempos de sus triunfos. La vida las condujo a que es más conveniente una combinación lineal donde la propiedad se pueda expresar en términos de una participación de varios tipos: estatal, cooperativa, individual, etc. Y hoy progresan indeteniblemente, con mucho éxito.

Algo similar ocurre con el bienestar social. Muchos sostienen que la fuente de los recursos que una sociedad dedica a la redistribución para que todos disfruten de derechos inalienables a la condición humana, como es la educación y a salud, solo debe ser estatal: un coeficiente del 100 % en la combinación lineal. La razón es muy clara: los recursos que pueda aportar cualquier individualidad o empresa para ese bienestar social pueden convertirse en una fuente de privilegio para el donante. Pero también es verdad que esa indeseable salida puede estar entre las prohibiciones que se establezcan como condiciones para la donación. De esa forma se puede minimizar el peligro, sin renunciar a importantes ayudas que significan la cooperación específica de muchos individuos, empresas y organizaciones sociales de todo tipo. Aquí la combinación lineal nos vuelve a ayudar como modelo de pensamiento y acción: los coeficientes de participación del estado y otras entidades en el bienestar social es el verdadero objeto de las políticas socialistas. Y darle el 100 % a cualquier participante es una polarización indeseable.

En los EEUU, en una orilla del río Delaware, existe una ciudad llamada Camden del estado de New Jersey, que funciona como un suburbio unido por el puente Franklyn a la fabulosa Filadelfia, que está en el estado de Pennsylvania. De otrora emporio industrial degeneró en barrio marginal durante el proceso de reconversión industrial de la segunda mitad del siglo XX. Cuando en las sociedades aparecen criterios dominantes donde la misericordia y la solidaridad pasan al segundo plano, ese tipo de situaciones económicas provocan que colectivos humanos completos degeneren y que los que otrora creaban valor trabajando en una fábrica queden desamparados. Y sobre todo sus hijos, lo que hace que el futuro se deprima antes de ocurrir.

Por eso es que es preciso dejar algún coeficiente de la combinación lineal para acciones individuales o de organizaciones caritativas. En este caso Camden tiene la suerte de tener una universidad pública y que en esa universidad existan profesores con iniciativas, innovadores. Nos referimos a la Dra. Gloria Bonilla Santiago, puertorriqueña radicada en New Jersey, que desde su cátedra en la Universidad Rutgers ha desarrollado una acción social que contribuye monumentalmente desde hace varios lustros a que la ciudad quebrada y los hijos de muchos de sus pobladores tengan un futuro cierto. Con el apoyo de donantes, muchos anónimos o anonimizados, ha establecido una serie de entidades educativas que comienzan con una suerte de círculo infantil y terminan en un instituto preuniversitario, en la denominación cubana. Así, una población de muy diversos orígenes, con desigualdades económicas y culturales que a los cubanos nos cuesta imaginar por lo ausentes en nuestra sociedad, está logrando alcanzar los niveles más altos y competitivos de educación, comparables con los de los sectores más privilegiados de la sociedad norteamericana. Una política del 100 % para el estado en el coeficiente de la combinación lineal hubiera hecho imposible este trabajo.

Las diferencias entre las sociedades cubana y norteamericanas actuales suelen ser enormes, para bien y para mal. Las que nos favorecen evitan que la marginalidad social sumerja comunidades completas en la ignorancia, el vicio y la ausencia total de oportunidades. El efecto sobre decenas de comunidades cubanas después de la desaparición de su principal sustento, el de muchos centrales azucareros que dejaron de existir en los años iniciales de este siglo, fue demoledor y se atenuó gracias a la sagrada política del estado revolucionario cubano de no dejar nunca a nadie desamparado y a nuestra propia organización social. Quizás la actividad de Gloria, con su pequeño e importante coeficiente de participación en el bienestar social de nuestros vecinos norteños, tendría poco espacio de necesidad en Cuba.

Sin embargo, ¿podemos garantizar que el estado revolucionario se pueda hacer cargo con un coeficiente del 100 % de este bienestar social en todas las comunidades cubanas? Y si no puede ser así, ¿cuál es la solución? ¿Se deben desarrollar espontáneamente iniciativas privadas de caridad allí donde aparezcan esas necesidades y un poder tan democrático como el nuestro permanecer indiferente, sin participar colaborativamente? ¿Se debe prohibir este tipo de iniciativas? ¿Se deben regular para favorecer o para limitar combinaciones lineales proactivas de bienestar social? Probablemente sea necesario llegar a acuerdos sociales profundos, meditados, democráticos, esencialmente socialistas, para la política más efectiva en este campo tan sensible.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/11/16/el-algebra-la-mecanica-cuantica-y-el-bienestar-social/#.WDSTihJGT_s

Imagen: http://derechoepja.org/la-asesoria-en-la-educacion-de-adultos-una-propuesta-pedagogica-para-la-ensenanza-de-las-matematicas-dentro-del-modelo-educativo-para-la-vida-y-el-trabajo-mevyt-del-instituto-nacional-para-la-educ/

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El movimiento estudiantil venezolano

Por: Elías Jaua Milano

El 21 de noviembre de 1991 lo conmemoramos, con dolor y rabia, enterrando a tres jóvenes: dos estudiantes liceístas, Darwin Capote y José Delgado Soteldo, y al soldado Humberto López Arias, que salió en defensa de los muchachos, los tres víctimas de la masacre ocurrida en Macarao.

Cinco días antes habíamos enterrado a Gimmy Hernández, estudiante del Liceo Andrés Bello; en abril de ese mismo año nos había tocado recoger herida de muerte a nuestra compañera Belinda Álvarez en las puertas de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Todos ellos y Belinda asesinados por la Policía Metropolitana (PM), la mayoría con perdigones aliñados (con metras, clavos y tuercas).

Durante 1991 otros cinco estudiantes fueron asesinados y centenares heridos, con lesiones para toda la vida, en distintas partes del país. Prueba de que estábamos enfrentando, una vez más, una política de exterminio por parte del líder adeco Carlos Andrés Pérez, sistemático represor contra el pueblo venezolano.

Con dolores, pero con orgullo, lo digo: yo soy parte de esa corriente estudiantil popular, anti oligárquica, antimperialista, de izquierda democrática y socialista que supo poner el pecho y de abonar con sus mártires, como muchas veces lo reconoció el Comandante Chávez, el camino que se abrió la madrugada del 4 de febrero de 1992 para el pueblo venezolano.

El movimiento estudiantil venezolano tiene un continuo histórico que se remonta a febrero de 1814; a febrero de 1928; al 21 de noviembre de 1957, que da origen al día del estudiante; a la generación de los 60 que tomó el monte, con fusil al hombro, ante la brutal represión del Pacto de Punto Fijo; a las generaciones de los 70, 80 y 90 que en solitario enfrentaron la subasta del país y la exclusión y el atropello contra los sectores más humildes del pueblo. A esa historia pertenezco y a esa historia me debo.

Periodistas al servicio de las élites siempre me preguntan cuál es la diferencia entre las protestas estudiantiles en las cuales yo participé y las protestas en las que participan los estudiantes de derecha. Bien, puntualicemos algunas:

  • Nuestro movimiento era autónomo de cualquier poder interno y externo. Recuerdo que una vez, a finales de los 80, fuimos a la embajada de la Unión Soviética a entregar una carta de denuncia y lo funcionarios diplomáticos nos amenazaron con entregarnos a los órganos de seguridad. En contrario, los estudiantes de derecha están financiados y dirigidos por la embajada e instituciones del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, por sectores paramilitares de Colombia, por poderosos grupos empresariales venezolanos y «bendecidos» por la alta jerarquía de la Iglesia Católica.
  • Nuestros objetivos políticos de lucha eran la defensa de la soberanía nacional, la defensa del derecho a la educación gratuita y demás derechos sociales para el pueblo, la solidaridad con los campesinos, obreros y pobladores de los barrios explotados y reprimidos. Los estudiantes de la derecha han intentado, defendiendo los intereses de poderosas corporaciones mediáticas, empresariales y latifundistas, derrocar al gobierno bolivariano y socialista que recuperó la Independencia y la soberanía nacional, que garantizó la educación pública gratuita, que ha desarrollado un sistema de protección social para los estudiantes y el pueblo, que devolvió la tierra a los campesinos e indígenas, que restituyó plenamente los derechos laborales al pueblo trabajador. En todo esto radica la diferencia ética entre ellos y nosotros.
  • Nosotros tuvimos que enfrentar una sistemática y brutal política de represión, que solo entre 1990 y 1991 arrojó la cifra de media decena de estudiantes asesinados en las calles por efectivos uniformados de los cuerpos de seguridad del Estado, sin posibilidad de denunciar ante los medios, ante la OEA, ante la ONU, ni ante nadie en aquel mundo. En solitario enterramos a nuestros mártires, en solitario lloramos y nuestro dolor lo convertimos en coraje para seguir luchando, sin quebrarnos, sin vender nuestra dignidad. Dejo a ustedes la comparación con los estudiantes de la derecha.

En vísperas del 21 de noviembre de 2016, nosotros, la generación de los 90, nos sentimos orgullosos de la vigorosa Organización Bolivariana de Estudiantes (OBE), de sus logros y sus desafíos hacia el horizonte. En ellos y ellas vemos reflejada nuestra victoria y sobre todo vemos proyectada la vida de nuestros mártires hacia el futuro. Los y las estudiantes bolivarianos, socialistas y chavistas son la continuidad histórica del auténtico movimiento estudiantil venezolano.

«¡Por nuestros caídos ni un minuto de silencio, toda nuestra vida de combate! ¡Hasta la victoria siempre! ¡Que vivan los estudiantes de la Patria! Muchachada, el porvenir les pertenece.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a237392.html

Imagen: http://www.psuv.org.ve/temas/noticias/instalan-i-congreso-organizacion-bolivariana-estudiantes/#.WDSwnxJGT_s

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Impulsando el Teletrabajo

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Cesar Augusto Viloria

Cuando escuchamos la palabra “teletrabajo” se nos vienen a la mente aquellas personas que están contratadas por una empresa para desarrollar alguna labor específica y que cobran por trabajo realizado mas no por tiempo laborado: los llamados “freelance”.

En Colombia, está regulada ya la modalidad de teletrabajo para personal de nómina en una empresa, en la que los empleados pueden trabajar desde sus casas, ya sea por la totalidad del tiempo o por algunos días de la semana. En esta regulación se determinan algunas especificaciones que se deben cumplir en el lugar de trabajo del teletrabajador para que sus labores se realicen de manera adecuada. Por ejemplo, la empresa debe definir la conexión que debe tener el trabajador, debe verificar que el escritorio y la silla a utilizar cumplan con las condiciones ergonómicas necesarias, puede definirse un subsidio por conexión a Internet o por utilización de los equipos, o si la empresa le suministra el equipo al trabajador, entre otras cosas.

El teletrabajo, según diversos estudios conlleva a un aumento en la productividad tanto para la empresa como para el empleado. Empecemos a enumerar los beneficios que a simple vista conlleva la aplicación del teletrabajo: ahorro en dinero y tiempos de desplazamiento del empleado hasta la empresa y regreso, menor daño al medio ambiente al disminuir el uso de transporte, disminución del estrés por causa de trancones en la vía, ahorro de espacio de planta física en la empresa, ahorro en algunos casos de costos de alimentación y muchos más.

Sin embargo, estos mismos beneficios y muchos más presentan un mayor impacto cuando hablamos de largas distancias entre la empresa y el domicilio del empleado o cuando hablamos de ciertas características que pueda tener el empleado.

Consideremos primero una persona en condición de discapacidad que tenga dificultades para movilizarse en transporte público y no tenga los recursos para tener su vehículo propio. El poder trabajar desde su casa le brindaría la posibilidad de tener acceso a un empleo a justado a sus limitaciones de movilidad.

Como segundo ejemplo, consideremos ahora el caso de una persona que trabaje en una empresa en Barranquilla y tenga su domicilio el algún municipio del departamento del Atlántico: Juan de Acosta, Santo Tomás, Sabanalarga o cualquier otro. Esta persona debe despertarse por tarde a las 4:00 am, costear por lo menos unos $10.000 diarios solo en transporte, costear además el almuerzo y regresar a su casa a las 8:00 pm o 9:00 pm, en muchos casos, para trabajar sentado en un escritorio y en frente de un computador, realizando tareas que muy bien puede realizar desde su casa.

Sumémosle ahora algunos agravantes al caso. Supongamos que esta persona es una madre cabeza de familia, con niños pequeños. Muchas veces no tendrá con quién dejar a sus hijos, algunas veces le tocará pagar a alguien que los cuide. En muchas ocasiones algunas tendrán que renunciar a su trabajo porque no tienen con quién dejar a sus niños.

Vemos entonces cómo la aplicación del teletrabajo se empieza convertir en una gran estrategia social y a traducir en una mejora en la calidad de vida de las personas. Ya sea que el empleado sea asignado a una modalidad de teletrabajo el 100% del tiempo o algunos días de la semana. Por estos motivos, debemos academia, estado y sector productivo deben estar comprometidos en promover la aplicación del teletrabajo en busca de un aumento en la productividad y del desarrollo humano en la sociedad.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/impulsando-el-teletrabajo/

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