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Aprender a Leer en Japón

Por: Elisa Guerra Cruz

Japón es un país fascinante. No sólo por sus jardines y edificios, si no también por su gente y su cultura.

Tuve la oportunidad de visitar este país asiático por primera vez en el mes de Noviembre de 2014, a raíz de la investigación de Eduardo Andere sobre ambientes de aprendizaje alrededor del mundo. De esta manera, pude visitar con él diversas escuelas en varias ciudades japonesas, desde Tokyo hasta Hiroshima, pasando por Nagoya y otras más.

Siempre me ha interesado el tema de el aprendizaje de la lectura, pero esta fue la primera vez que tuve la oportunidad de explorar cómo aprenden a leer los niños pequeños en un sistema y lenguaje tan diferente al nuestro y al resto de los idiomas occidentales.

Debido a lo apretado de la agenda de investigación de Eduardo, y aunado a la dificultad para conseguir los permisos necesarios para visitar las escuelas y aplicar cuestionarios, no me fue posible realizar un protocolo de investigación sobre el aprendizaje temprano de la lectura en culturas occidentales. En lugar de ello, me centré en una investigación documental y anecdótica, enriquecida por las observaciones realizadas en las escuelas que nos abrieron sus puertas.

Aprender a leer en Japón es cosa de niños… para los niños. Un adulto que, sin haber crecido en Japón ni haber estado expuesto al idioma desde pequeño, quisiera aprender a leer y escribir en japonés, pudiera encontrar esta tarea sumamente difícil, incluso imposible.

¿Por qué?

Para empezar, el japonés tiene tres (o cuatro) maneras de escribirse:

1. El japonés culto o kanji, que consiste en ideogramas heredados del chino. Cada “kanji” representa una palabra o idea.  Al terminar la escuela preparatoria, los jóvenes japoneses deben dominar por lo menos 2000 kanji.

2. Hiragana, o la “fonetización” del lenguaje. En este sistema existen 71 “letras” diferentes: 5 vocales, 1 consonante, y 65 “letras” o símbolos que combinan consonante y vocal. Esto es, existen 65 caracteres que se refieren a sílabas completas: ka, ke, ki, ko, ku, por ejemplo, se representan cada una con una sola y diferente “letra” en hiragana.

3. Katakana, que se usa para escribir palabras extranjeras y que también tiene correspondencia fonética con el lenguaje oral.

Además de estos tres sistemas de escritura, los niños japoneses aprenden “romanji”, o la manera de representar palabras japonesas con escritura occidental. Así es que los pequeños también aprenden las letras del alfabeto que todos conocemos.

IMG_3919Es común que los letreros en las calles incorporen kanji, hiragana y romanji, como puede ilustrase en esta imagen. Este es un letrero que anuncia una de las paradas de la línea azul del metro de Tokyo. El primer ejemplo de escritura, el más grande, es kanji. El segundo, más largo (por que cada signo representa un sonido y no una palabra o idea) es hiragana. Y el tercero, el que nos permite a nosotros, occidentales, saber en dónde estamos y cómo pronunciar el nombre de esta estación, es romanji. Por cierto, “Otemachi”, significa “mano grande”.

¿Cuál de estos sistemas se utiliza más? Bien, esto es lo que hace que el japonés sea increíblemente complejo para los adultos occidentales sin experiencia temprana en el idioma: Se usan los tres, kanji, hiragana y katakana… ¡al mismo tiempo y mezclados!

¿Cuándo y cómo aprenden a leer los niños japoneses?

Supuestamente, la instrucción “formal” de la lectura comienza en el primer grado de primaria. Sin embargo, según nos comentaron algunos docentes, un gran porcentaje de niños, (la gran mayoría, en palabras de un maestro) llegan al primer grado siendo capaces de leer, y no sólo palabras simples, sino libros. La directora de una escuela en la periferia de Tokio nos dijo, en torno al tiempo para aprendizaje de la lectura, que “cuanto antes, mejor”. Esta misma tendencia fue reportada ya desde finales de los años ochenta en una investigación que comparaba el aprendizaje de la lectura en Japón y en Estados Unidos. (Mason et al, 1987).  Los niños japoneses podían leer en hiragana al entrar a la primaria, y a partir de entonces comenzaban el aprendizaje de los primeros “kanji”. Esta labor continuará durante toda la vida académica de los niños y jóvenes y aún en la edad adulta.

La directora de una escuela primaria en un suburbio de Tokio comentó, con respecto al aprendizaje de la lectura: "Cuanto antes, mejor".

La directora de una escuela primaria en un suburbio de Tokio comentó, con respecto al aprendizaje de la lectura: “Cuanto antes, mejor”.

Sin embargo, los jardines de niños japoneses (yochien) supuestamente no enseñan a leer a los niños, por lo menos no de manera formal. ¿Quién les enseña entonces?  Ya desde hace algunas décadas, se cree que las madres japonesas juegan un papel primordial en la enseñanza de la lectura.  Aunque solamente un 15% de ellas afirma que enseña a leer a sus hijos en casa (Uchida, 1987) es muy común que realicen diferentes actividades encaminadas al aprendizaje de la lectura, principalmente una amplia exposición a libros y revistas infantiles, aunado a actividades artísticas, musicales y de excelencia física.  A raíz de la enorme competencia para poder tener acceso a las mejores opciones educativas, las familias  buscan que sus hijos ingresen a escuelas primarias de prestigio académico. Y debido a la alta demanda de espacios en estas instituciones, con frecuencia se hacen exámenes de admisión a los niños preescolares. Los mejores resultados consiguen los codiciados lugares. Así es que posiblemente muchas madres japonesas “preparen” académicamente a sus hijos para estas pruebas, ya sea ellas mismas o con la ayuda de clases particulares.

Creemos que es algo bueno que los niños japoneses puedan aprender muchas cosas a muy temprana edad, pero no por las razones equivocadas. Si una madre enseña a su hijo a leer, no por el disfrute que ello pueda redituar al pequeño, sino con el objetivo de que pueda obtener buenos resultados en un examen, entonces la presión y el estrés entran a la ecuación de la enseñanza. Y la presión y el estrés son enemigos del aprendizaje.

En las escuelas. la manera tradicional de aprender hiragana o katakana es a través de instrucción fonética. Sin embargo, las unidades fonéticas en hiragana son más grandes que las del idioma español: ya hemos comentado que, si bien los niños aprenden la correspondencia fonética a 5 vocales y una consonante (elementos fonéticos simples) hay 65 caracteres que representan sílabas (elementos fonéticos compuestos). Esto significa que, mientras que los niños hispanos que aprenden a leer fonéticamente deben descifrar, para una palabra bisílaba, por lo menos cuatro grafías, el niño japonés con suerte requerirá sólo dos (una por sílaba). Esto podría implicar que el reconocimiento de la palabra podría ser dos veces más rápida por parte del niño japonés, en comparación con el niño hispano.

Por otro lado, los niños japoneses deben aprender kanji de memoria. No hay alternativa. Y para ello ocupan buena parte de la jornada escolar: memorizar y repetir, memorizar y repetir. Muchos adultos recuerdan esta etapa como algo tedioso, aburrido y difícil. ¿Habría otra manera de lograrlo? Nosotros creemos que sí. Nuestros niños japoneses en el programa de Los Institutos, (ya sea sanos o con lesión cerebral) pueden aprender kanji con facilidad y disfrute cuando éste se les presenta de manera ágil, alegre, repetida y breve, en estímulos visuales preparados para este fin, y cuando el cerebro está mejor dispuesto para recibir este tipo de información: en los primeros años de vida. Por cierto, de esta manera pueden aprender a leer todos los niños, cualesquiera que sea su lenguaje.

Las aulas están decoradas con las producciones de los niños. Aquí vemos las hojas  de trabajo que muestran la direccionalidad del trazo.

Las aulas están decoradas con las producciones de los niños. Aquí vemos las hojas de trabajo que muestran la direccionalidad del trazo.

Menor presión a los niños y mayor reconocimiento a los maestros, es algo de lo poco que quizá podría pedirse a la sociedad japonesa.

Lo que sí podemos afirmar es que la educación es un valor sumamente importante para las familias en Japón. Según el Global Teacher Index 2013, publicado por Varkey Gems Foundation, si bien los japoneses califican favorablemente su sistema educativo, no confían mucho en la capacidad de sus maestros -algo que no deja de sorprender, cuando se tiene en cuenta el respeto que tradicionalmente se debía a los docentes, “senseis”, y considerando que el desempeño educativo de Japón en pruebas internacionales, al compararse con otros países, es relativamente alto.

¿Quién enseña a leer a los niños japoneses? Parece que esta es una tarea con diversos actores: las madres, los maestros, y la propia cultura que favorece, de una u otra forma, la exposición temprana al lenguaje escrito.

 Referencias:

Dolton, P; y Marcenaro-Gutiérrez, O (2013) Varkey Gems Foundation Global Teacher Status Index. Recuperado el 18 de Diciembre de https://www.varkeygemsfoundation.org/sites/default/files/documents/2013GlobalTeacherStatusIndex.pdf 

Mason, J; Anderson, R; Omura, A; Uchida, N; e Imai, M. (1989) Learning to Read in Japan, Technical Report 449, Center for the Study of Reading, University of Illinois at Urbana- Champaign.

Uchida, N. (1987) From storytelling to writing composition. Paper presented at the 29th annual meeting of the Japanese Educational Association. Tokyo.

Fuente: https://elisaguerra.net/2014/12/20/aprender-a-leer-en-japon/

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Si quieres encontrar trabajo, deja de buscar ofertas de empleo

Por: Ana Torres Manárguez

Los expertos señalan que para acceder al mercado laboral hay que destinar el 80% del tiempo a hacer contactos

Los españoles no saben buscar trabajo. El sistema de mandar currículums a diferentes empresas y esperar a que alguna responda es desde hace tiempo ineficaz. Aún así, los graduados siguen haciendo lo mismo que se hacía hace 20 años. La clave está, según los expertos, en crear una buena red de contactos y a partir de ahí intentar acceder a las empresas que interesan. “La mayoría dedica el 80% de su tiempo a buscar ofertas de empleo y a enviar su currículum y el 20% restante a hacer contactos. Lo que funciona es justamente lo contrario”, asegura Carolyn Magnani, asesora de carreras profesionales en la Universidad de Lausana, en Suiza.

La fórmula que propone Magnani es identificar a través de plataformas como Linkedin a empleados de las compañías que interesan y tratar de establecer comunicación con ellos, no solo para conocer detalles de los procesos de selección, sino para compartir contenidos interesantes. “No se trata de abordar al CEO, sino a perfiles similares al del recién graduado, con edad parecida. Si contactas a 10, al menos dos responderán”, señala Magnani, que además asesora a estudiantes por Skype a través de la empresa estadounidense Ivy Educational Services. El networking se debe entender casi como un trabajo diario, en el que el candidato tiene que trasladar su marca personal con informaciones y recomendaciones en la Red, y también con encuentros cara a cara en diferentes eventos relacionados con su especialidad.

“No les tiene que dar vergüenza decir abiertamente que están buscando trabajo. Al contrario de lo que piensan, cuanta más lo gente lo sepa mejor, más se asegurarán de que en algún momento alguien les recomiende”, añade Magnani. Las recomendaciones son hoy imprescindibles para acceder a un mercado laboral saturado de licenciados, explica en un post de Linkedin Rich Grant, asesor de carreras en la Southern New Hampshire University, en Estados Unidos. “El trabajo está ahí, conoces la descripción del puesto, tienes un email al que mandar tu currículum y casi puedes oler la oficina, pero hoy el mercado laboral tiene unas puertas que se abren con un código. ¿Cuál es el código? La gente, tu red de contactos, tienes que encontrar a alguien detrás del muro. Las empresas contratan a personas, no a un papel”.

Preparación personal

Los deberes no terminan ahí. Para cuando alguna puerta se abra, el candidato tendrá que haber trabajado en su perfil personal, en las habilidades no técnicas que se aprenden fuera de la universidad. “Son responsables en un 90% de lo que suceda en una entrevista de trabajo. No importa lo que les pregunten, tienen que saber proyectar quiénes son”, indica Magnani. Lo más complicado para los recién graduados es responder a preguntas sin respuesta, como por ejemplo, ¿qué te preocupa?. “No se conocen a sí mismos porque el sistema educativo no les ha enseñado y no saben cómo construir su discurso”. Presentar un buen currículum, redactar cartas de motivación o saber contestar a un email son algunos de los puntos que entrena el llamado coaching educativo, sesiones personalizadas que se centran en reforzar la personalidad y autoestima.

Desde hace unos cinco años en países como Estados Unidos se han multiplicado el número de empresas que ofrecen estos servicios, con un coste que ronda los 200 dólares la hora (178 euros). “Los estudiantes están más confusos que nunca sobre cuál es el siguiente paso”, cuenta Nicole Oringer, copropietaria de Ivy Educational Services, una compañía de coaching educativo que comenzó hace cuatro años en Nueva Jersey. “Les ayudamos a detectar sus fortalezas, a que crean en ellos mismos y a descubrir qué tipo de trabajo encaja con sus valores. También estrategias de búsqueda de empleo y técnicas para saber afrontar una entrevista”.

 

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En España el llamado coaching educativo se está instalando en el sector público y en el privado. El Ayuntamiento de Las Rozas, en Madrid, fue pionero hace cuatro años en incluir esta herramienta dentro de su servicio de orientación laboral, que ofrecen de forma gratuita sin necesidad de estar empadronado en el municipio. “La actitud es lo que más cuenta. La sobreprotección de los padres es, en muchos casos, tan fuerte que los chicos no saben afrontar los retos de fuera. Tienen un problema de autoestima brutal, miedo a comunicar”, explica María Martínez, técnica del servicio de coaching de Las Rozas y ex profesora de la Universidad Carlos III. De su experiencia como docente, recuerda casos de alumnos a los que sus padres les hacían la matrícula. “No les hemos enseñado a tomar las riendas de su vida y eso es lo que hacemos aquí, les insuflamos energía y motivación para la búsqueda de empleo”.

En 2014, una encuesta de la California State University realizada a 482 estudiantes mostró que cuanto mayor es la sobreprotección de los padres, menos capaces se sienten los graduados a la hora de tomar decisiones. Uno de los puntos subrayados por el equipo de investigadores fue la mala adaptación de esos jóvenes al entorno laboral. Para evitar ese tipo de situaciones, la Fundación Junior Achievement, surgida en 1919 en Estados Unidos y con sede en España desde 2001, organiza talleres en los que se simulan escenarios de trabajo. “Están muy desvinculados de la realidad del mundo laboral. La formación universitaria deja esa parcela de lado”, puntualiza Laura González, psicopedagoga de la fundación, que ya ha colaborado con 492 centros educativos españoles.

¿Soy lo suficientemente bueno en lo que hago para destacar? ¿Estarán tomando otros una ruta mejor? Para resolver este tipo de dudas la Universidad Complutense también cuenta con un servicio de coaching orientado a carreras, al menos en algunas facultades como la de Educación. “Nunca les han preguntado qué talento tienen y tal vez el servicio de orientación de los institutos sea poco efectivo. Tienen que trabajar su marca personal porque en las entrevistas de trabajo se ve a la legua”, apunta Cristina Jardón, coordinadora del curso Especialista universitario en coaching y educación emocional, lanzado hace un año por la Complutense y dirigido a docentes en activo y estudiantes de Magisterio con el objetivo de dar un giro a la metodología de enseñanza para incluir la vertiente emocional. Su misión en conseguir que graduarse no sea un salto al vacío.

5 pasos para encontrar trabajo

1- Decide adónde quieres ir. Haz una lista de trabajos a los que podrías dedicarte de acuerdo con tu formación y experiencia.

2- Informa a todos los que te rodean de que estás buscando empleo. Seguramente, te cueste exponerte, pero las oportunidades pueden surgirte en cualquier momento y lugar. Explica lo que podrías aportar a una empresa concreta y cómo lo harías. Aprovecha cualquier oportunidad para hacer networking.

3- Haz una búsqueda de empresas. No esperes a que te lleguen las oportunidades, ve a buscarlas. Identifica en Internet las compañías más relevantes para tu perfil. En webs como Glassdoor puedes recopilar información sobre nuevas tendencias en el mercado laboral. Averigua cuál es el valor de lo que ofreces e identifica qué oportunidades reales hay para ti.

4- Impacta con el currículum. Reflexiona antes de ponerte a escribir. El CV no es una vida laboral: debes plasmas tus logros y destacar la experiencia laboral que sea relevante. No todo vale. Los voluntariados o estancias en el extranjero aportan información sobre tu independencia, capacidad de autogestión y responsabilidad.

5- Prepara la entrevista de trabajo. No tengas miedo de comunicar quién eres. Identifica cuáles son tus fortalezas y pon el foco en contar a la empresa en qué le beneficiaría tu contratación.

Estas recomendaciones son de María Martínez, técnico del servicio de orientación laboral del Ayuntamiento de Las Rozas.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/09/11/actualidad/1473600854_705151.html

 

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Hacia una transición escuela. Trabajo con mayor inclusión

Por: Gabriel Sanchez Zinny

Las brechas entre educación y trabajo alcanzan a miles de jóvenes y adultos en edad productiva

BUENOS AIRES (Gabriel Sánchez Zinny*) ─ La participación de personas con discapacidad en el sistema educativo sigue siendo muy baja en nuestro país. Los índices de empleabilidad, a su vez, indican que este déficit educativo conlleva una deuda en términos de inclusión que debe llevarnos de la reflexión a la acción. Las escuelas y centros de formación técnico profesional tienen la oportunidad de liderar el diseño de una oferta educativa inclusiva que facilite las condiciones para achicar la brecha y acercarlos al mundo del trabajo.

De acuerdo a datos del INDEC, más de 5 millones de argentinos han manifestado tener una dificultad o limitación permanente. A pesar de que alrededor de la mitad de ellos pertenece a la población económicamente activa, según datos del Ministerio de Salud publicados en el Anuario Estadístico Nacional sobre Discapacidad sólo el 11% tramitó un Certificado de Discapacidad mientas que el 88% no trabaja. La trayectoria educativa de este segmento poblacional no puede leerse aisladamente de este resultado: según consta en el mismo informe, un cuarto no terminó la escuela primaria, más del 40% no cuenta con título secundario y solo el 15% llego a la universidad o nivel terciario, aunque apenas un 5% logro graduarse.

La opción por modalidades educativas que acercan a los alumnos al mundo del trabajo, en particular, también es baja. Los Talleres de Educación Integral, dependientes de la modalidad de Educación Especial, se reparten en 836 instituciones que albergan a más de 31.000 alumnos con discapacidad. Por su parte, las estadísticas sobre educación técnica solo recientemente incorporaron la variable inclusiva en las mediciones. De allí surge que en 2015 solamente en los Centros de Formación Profesional, asistían 4.000 cursantes con esta condición.

Las brechas entre educación y trabajo alcanzan a miles de jóvenes y adultos en edad productiva. Los desafíos son muchos y llevan largo tiempo, pero hemos empezado a dar algunos pasos para superarlos. En particular, desde el Ministerio de Educación de la Nación, en coordinación con el INET y Educación Especial, se está trabajando sobre el Programa de Educación para el Trabajo y la Inclusión Social (PRETIS) con el objetivo de desarrollar los ejes estratégicos necesarios para que en forma gradual y escalonada, estos jóvenes y adultos puedan desarrollar las capacidades necesarias para alcanzar una rápida inserción laboral.

El Proyecto trabaja con una mirada integral sobre 4 ejes: el fortalecimiento institucional de los propios centros educativos, destinado a remover los obstáculos culturales y actitudinales que dificultan la inclusión; el fortalecimiento de las trayectorias educativas a través de certificaciones, mejoras de equipamiento, o talleres; la promoción de igualdad de oportunidades, por medio de becas, dispositivos de apoyo específicos para los alumnos con discapacidad, el desarrollo de material de apoyo y también la facilitación de traslados; y finalmente la mejora en las posibilidades mismas de inclusión laboral de los alumnos, a través de acuerdos con el sector productivo o el diseño de programas de prácticas profesionalizantes.

Con ello aspiramos a que más personas son discapacidad puedan acceder a una sólida formación profesional y una estrecha vinculación con el mundo del trabajo, que les permite emplearse, y desarrollar sus habilidades y capacidades. Una escuela integrada es una mejor escuela para todos los alumnos, y lo mismo sucede con el ambiente laboral. Numerosos estudios muestran que cuando se incluyen las personas con discapacidad, es mejor el resultado que se logra en el mundo socio-productivo.

Es un desafío que asumimos pero que no podremos ni queremos encararlo solo desde el Estado. Pensar una cultura inclusiva, en la que nadie quede marginado o excluido, requiere de la participación y la construcción colaborativa de todos los actores sociales. Sabemos que todos los alumnos pueden tener experiencias de éxito en sus aprendizajes. Es hora de que el Estado en sus distintos niveles, pero también el sector productivo, la matriz de organizaciones sociales, la escuela y las propias comunidades aporten su mejor esfuerzo para saldar esta deuda con un segmento de la población que tiene mucho para aportar al desarrollo del país. (Director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica – INET)

Fuente:http://www.elintransigente.com/sociedad/2016/9/12/hacia-transicion-escuela-trabajo-mayor-inclusion-402082.html

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La Educación para Nicaragua y países centroamericanos en situación similar

Por: Cefas Asensio Flóres

La dinámica social que han tenido los países centro-norte de Centroamérica durante ya muchas décadas, se ha visto afectada por las condiciones de inequidades y pobreza, generando fenómenos como el trabajo infantil, los muchachos y muchachas que ni estudian ni trabajan (llamados “ni ni”), una juventud con empleo precario; la delincuencia juvenil; los hechos de abusos y violencia; la drogadicción, el alcoholismo, la prostitución, el embarazo y la maternidad adolescente; y grandes segmentos multiculturales y multilingües con poca educación pertinente.

Estos y otros fenómenos evidencian la necesidad de educación. Pero, ¿de cuál tipo?
Países como el nuestro, Honduras, Guatemala y El Salvador que tenemos realidades semejantes; aunque Nicaragua tenga algunos indicadores de seguridad en mejores condiciones y muestre un crecimiento económico por encima del promedio regional, estamos llamados a impulsar simultáneamente coberturas con calidad y equidad educativa, a diferencia de países como Costa Rica y Panamá, los que, por sus características menos afectadas socialmente, han seguido la lógica de crecer primero en coberturas y luego profundizar una calidad pertinente a su desarrollo.

Cuando el Estado de la Región 2016 nos invita a no seguir haciendo más de lo mismo, sino a innovar respuestas, creo que estas marcadas diferencias sociales, nos indican también respuestas diferenciadas. Hay que realizar políticas de inversión más inteligentes, enfocadas en nudos críticos que atiendan a necesidades de cobertura, calidad y equidad en forma simultánea, y que capten, retengan y estimulen la formación en esos grupos excluidos y de aquellos que el sistema educativo expulsa año a año en forma de abandono, repetición y extra-edad.

En realidad, hay que considerar un Pacto Fiscal por la Educación, ya que las respuestas a muchos de estos problemas socio-educativos que explican el rezago, son complejas y requieren de una ejecución física y cualitativa eficiente. Algunas ideas para enfocar mejor las inversiones educativas son las siguientes:

Desarrollar modalidades creativas, con modalidades, currículo y pedagogías pertinentes a las áreas rezagadas: rurales, etnias, costeras, urbano-marginales.

Formar y entrenar en competencias docentes para desarrollar competencias para la vida en: lectura fluida y comprensiva desde el nivel básico hasta los más altos niveles; lógica matemática; resolución de problemas; investigación; innovación; pensamiento científico y crítico; emprendimientos; y competencias socio-emocionales, como capacidad de diálogo, tolerancia, liderazgos incluyentes, solidaridad, amor por la naturaleza, y autonomía, entre otros.

Garantizar condiciones básicas en las aulas para ejercitar estas competencias: textos, materiales y equipos didácticos, alusivos a realidades territoriales que fortalezcan la identidad.

Mejorar el sistema de evaluación académica, enfocándolo en aprendizajes para la vida en las materias.

Desarrollar redes de intercapacitación en los territorios, que permitan encontrar respuestas inmediatas a necesidades docente-metodológicas.

Impulsar diagnósticos comunitarios y territoriales para que los centros educativos adecúen el currículo nacional a sus realidades locales, y acompañar estas adecuaciones para que sean auténticas, motivacionales y formativas.

Fortalecer la Educación Intercultural Bilingüe, la cual tiene grandes lecciones de pertinencia y relevancia. Y el Subsistema Educativo Autonómico Regional (SEAR) como estrategia de descentralización.

Propiciar modalidades lúdicas, dinámicas y psicoafectivas para el aprendizaje de la lectura fluida y comprensiva, y el razonamiento matemático en los primeros grados, con una estrategia especial para el primer grado, donde ocurre el mayor desgrane de la matrícula nacional.

Impulsar una reforma educativa enfocada en temas relevantes para la vida. Evaluar el currículo con base en las tendencias del desarrollo humano sostenible internacional y nacional, y modificar los pesos de las materias concentrándolas en temas realmente necesarios y relevantes para la vida, con sus correspondientes ejercitaciones conscientes para su apropiación.

En este marco, se debe desarrollar la propuesta del presidente Ortega de introducir desde el preescolar, el inglés, la informática, el emprendimiento y los deportes, a fin de no crear un sobrepeso curricular, pecado capital de nuestros planes y programas de estudios.

Reforzar la educación secundaria con programas de ciencia, emprendimientos e innovaciones; y otros para el encuentro de vocaciones y selección bien informada de carreras técnicas y profesionales; revitalizar y dar espacios a la red de consejería escolar para acompañar los procesos socio y psicoafectivos de esta población. Asimismo, fortalecer la modalidad de bachilleratos técnicos acordes con las demandas.

Como parte de esta estrategia de focalización de las inversiones educativas, se ha de trabajar una estrategia de educación, capacitación y actualización técnica y profesional, en alianza con el sector privado, organizaciones especializadas en formación técnica, y universidades. Una estrategia dirigida a generar condiciones para empleos de calidad, y para impulsar emprendimientos e innovaciones.

Para impulsar todo lo anterior, son necesarias Alianzas Educativas para el Desarrollo Humano, con el liderazgo de las instituciones educativas, potencializando los aportes y construyendo consensos entre los actores y sectores ligados con la educación: instituciones educativas, organizaciones sociales, empresas y fundaciones privadas, gremios y asociaciones.

Lo anterior debería debatirse e incorporarse como lineamientos de un eje estratégico del Plan Nacional de Desarrollo Humano. Asimismo, generar una cultura del análisis de la información para la toma de decisiones del desarrollo, considerando los escenarios de un plan nacional de desarrollo educativo. Esto ya de por sí sería un aporte estratégico al proceso de integración con una visión del desarrollo regional.

Fuente:http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/404182-educacion-nicaragua-paises-centroamericanos-situac/

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El molde de la reforma educativa

Por: Rosa María Torres

Para El Conejo, en su cumpleaños

El Ministro de Educación de este pequeño país caribeño se acerca a su escritorio y, con gran satisfacción, me alcanza tres volúmenes, Diagnóstico, Recomendaciones y Plan, respectivamente, para la educación de su país en los próximos cinco años. Primeros ejemplares. Acaban de ser concluidos por un equipo de expertos, cuyos nombres e instituciones constan en la tapa de los informes: dos instituciones internacionales y una nacional.

Con sólo hojear el primer volumen, confirmo lo que me temía: se trata del diagnóstico estándar en torno a la educación y sus problemas, el que se repite con asombrosa uniformidad, a lo sumo con las inevitables diferencias de cifras y siglas domésticas, en los países del llamado «Tercer Mundo» y en los de América Latina y el Caribe, en particular. No es necesario siquiera ver los tomos 2 y 3 – las recomendaciones, la propuesta, la estrategia, el plan – porque no es difícil anticipar su contenido: diagnósticos estándares en torno a los problemas suelen traer aparejadas recomendaciones estándares en torno a las soluciones. Al leer los tres volúmenes, ese mismo día, en el hotel, la sospecha queda confirmada: se trata del molde para la reforma educativa que ha venido instalándose en toda América Latina en los últimos años y a la que este pequeño país, además, ingresa tarde, sin siquiera beneficiarse de las lecciones ya aprendidas por los demás.

El Volumen 1, El Diagnóstico, identifica y detalla el listado conocido de “problemas de la educación” – inequidad, repetición, deserción, ineficiencia interna y externa, maja calidad, bajos rendimientos escolares, falta de materiales educativos, deficiente capacitación docente, falta de responsabilidad por los resultados, centralismo en la gestión, etc. – con ayuda de cuadros y gráficos esmerados, de una exuberancia estadística y una precisión cuantitativa que podría hacer suponer que en estos números, en estas cantidades y porcentajes, está la clave del problema y de la solución. Bien sabemos, no obstante, que las estadísticas son sumamente endebles en el campo de la educación y que, a menudo, terminan siendo irrelevantes, incluso inútiles, para orientar la acción superadora.

Los problemas de la educación más que la educación como problema. Los problemas del sistema escolar más que los problemas de la educación. Los problemas del aparato escolar más que los de los alumnos, las familias, las comunidades, los ciudadanos, el país. Diagnóstico (y, por tanto, soluciones) eminentemente sectoriales. Más aún: intra-escolares. Problemas organizados en los rubros clásicos de administración, financiamiento, currículum, gestión, supervisión, evaluación, capacitación, materiales, etc. Análisis por niveles del sistema – preescolar, primaria, media, técnica, profesional – mezclados, como es lo usual, con esos otros ámbitos – educación no-formal, educación de adultos – que nunca se sabe dónde ubicar. La educación superior ausente, desmembrada del sistema escolar, como si no fuera educación, anunciada como objeto específico de informes por venir.

El Volumen 2, Las Recomendaciones, también está lleno de familiaridades: descentralizar y fomentar la autonomía de las instituciones escolares; estimular la participación y los recursos privados; mejorar la calidad; fortalecer la capacidad institucional para el análisis de políticas y la planificación estratégica; diversificar los mecanismos y fuentes de financiamiento de la educación; reforzar la comunicación y la concertación; articular los distintos niveles de enseñanza; revisar los contenidos curriculares para adecuarlos a las condiciones del medio y al mercado laboral; fortalecer y racionalizar la capacitación de los agentes educativos a todos los niveles; revalorizar la función docente, proveer capacitación en servicio, etc. En estos o en términos parecidos, éste es el listado de recomendaciones que viene haciéndose tanto a los países grandes como a los pequeños, los con Indice de Desarrollo Humano alto, mediano y bajo, los con regímenes dictatoriales y los más democráticos, los con población indígena mayoritaria y minoritaria, los con fuerte y débil tradición educativa, los con hiperministerios y los que nunca llegaron siquiera a tener una burocracia estable, los que exportan y los que importan intelectuales y profesionales: todos.

El Volumen 3, El Plan, es como si lo hubieran plagiado: reforma administrativa del Ministerio de Educación, descentralización, concertación y consensos nacionales, focalización en la pobreza, prioridad sobre la educación básica, programas compensatorios, incremento del tiempo de instrucción, mejoramiento de la calidad, provisión de textos y manuales escolares, ajustes al currículo, reciclaje y perfeccionamiento docente, nuevo estatuto docente (ni una palabra sobre los salarios docentes), capacitación de directores, evaluación de desempeño, incentivos, rendición de cuentas, educación a distancia, dobles turnos, gastos compartidos con la familia, mejoramiento de la eficacia externa del sistema, autonomía escolar, articulación del pre-escolar y la escuela, educación inclusiva, consejos de participación y gestión escolar,énfasis sobre el aprendizaje, proyectos educativos institucionales, pruebas estandarizadas,puesta en marcha de un sistema nacional de evaluación y difusión de resultados.

No es Chile ni México ni Argentina ni Brasil ni Costa Rica ni Uruguay ni Colombia. Estamos en un país especial, indescifrable para el visitante externo e incluso para los estudiosos locales, que desafía continuamente a sociólogos y politólogos, que destaca por su Indice de Desarrollo Humano ubicado entre los más bajos del mundo, con una enorme complejidad lingüística, una identidad cultural muy fuerte y creencias religiosas muy arraigadas, en el que florecen el arte, la artesanía y la poesía, donde la luz eléctrica prácticamente no se conoce en las zonas rurales, cerca de la mitad de los niños y niñas continúan quedando al margen de la escuela y en el que – para colmo de males – predomina la educación privada, tanto a nivel primario como secundario.

El propio trayecto al Ministerio me ha mostrado un pedazo importante, fascinante, de esta sociedad: una hora para recorrer una distancia relativamente corta, dentro de la ciudad; el vehículo abriéndose paso, a pura bocina, entre ríos de gente que caminan en plena calle; autos en ambos sentidos, esquivándose unos a otros, con la bocina apretada a fondo para informar y hacerse sentir, con total prescindencia de semáforos o policías que ordenen el tráfico; gente a borbotones, por todos lados, en atuendos y colores vistosos, comprando y vendiendo, meneándose al son de alguna música callejera, o bien sentada afuera, frente a sus casas, en hamacas o en pequeños bancos, hamacándose, aliviándose del calor, durmiendo la siesta, jugando a las cartas, o simplemente espectando el movimiento y el barullo de los demás.

El Ministro de este pequeño país caribeño me pide opinión y yo, con toda franqueza, se la doy. Por más que he hurgado, tratando de leer entre líneas y entre cuadros, no he encontrado a su país en estos informes. Es decir, de no ser por los índices particularmente pronunciados de analfabetismo adulto y falta de acceso a la escuela, que delatan a este país como uno de los más pobres y atrasados de la región, el Diagnóstico, las Recomendaciones y el Plan podrían referirse a prácticamente cualquier país del planeta. Detrás del frío lenguaje tecnocrático y la impersonalidad de las cifras no hay historia, no se percibe una pizca de cultura, algo que permita entender qué clase de país es éste, por qué y cómo llegó a donde está, cómo es su gente, su juventud, sus maestros, cómo son por dentro sus instituciones, qué ha sido y es capaz de hacer como país, qué piensa la gente sobre la educación que tiene, qué clase de educación querría tener. Siendo la educación un campo particularmente sensible a la cultura y a la especificidad de cada contexto, su omisión no es asunto menor: las mismas cifras, en contextos, condiciones y momentos diferentes, significan y dan para hacer cosas muy distintas.

No, no creo que en estos tres volúmenes estén las claves de lo que sucede y de lo que hay que hacer con la educación de este país ni en los próximos cinco años ni en la próxima década. No, no es de esperar que «la reforma» consista ahora simplemente en trasvasar dicha información a quienes deben aplicarla, a través de eso que suele llamarse “capacitación docente”, en traducir las recomendaciones en decretos y en programas, en tratar, en fin, de que la realidad se ajuste a los documentos. Es de esperar, más bien, que la gente de carne y hueso rebote todo esto, no por ignorancia, incapacidad o mala fe sino sencillamente porque la distancia entre estos dos mundos es, de partida, infranqueable.

* Reportaje de una misión de trabajo a Haití en abril 1998. Incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000.

Fuente: http://otra-educacion.blogspot.com/2011/04/el-molde-de-la-reforma-educativa.html

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Los beneficios del juego en la educación universitaria

España / universia.es / 14 de Septiembre de 2016

La idea de jugar es, generalmente, automáticamente asociada a la de niños. Los adultos difícilmente podrían asociar en una primera instancia el juego a la vida adulta. Al mismo tiempo, la consideración de que “jugar es perder el tiempo” se encuentra largamente extendida en ámbitos educativos y profesionales formales.

En realidad, esta serie de prejuicios y limitaciones aplicados al mundo educativo no hacen más que prohibir el pasaje al aula de una herramienta sumamente útil tanto para docentes como para estudiantes de todos los niveles. El juego, en sus múltiples facetas, puede resultar ampliamente beneficioso en el contexto universitario.

Como oportunidad de desarrollar y poner en práctica todo tipo de habilidades y capacidades de diversas áreas vinculadas a un objetivo de naturaleza exclusivamente lúdica, incorporar determinados tipos de juegos a la educación podría favorecer y mejorar el nivel de aprendizaje de los estudiantes. Los denominados juegos o recursos educativos que incorporan el componente lúdico podrían, de acuerdo a lo que se ha estudiado, cambiar definitivamente la forma en la que comprendemos la enseñanza.

Insertos en sus propios universos particulares, con reglas y preocupaciones individuales  los estudiantes se distancian de sus pares, docentes e incluso del propio conocimiento al permanecer en el aula escuchando las mismas lecciones estáticas durante horas. Agregando a cada lección una mínima parte lúdica, que implique actividades grupales que funcionen como disparadores de la creatividad, tanto la forma en la que se procesa la información como el vínculo con los compañeros y docentes podrían mejorar. Al jugar, se crea un nuevo universo “colectivo” que permite olvidar las reglas y limitaciones individuales, los prejuicios y las dudas, potenciando el completo desarrollo de las propias capacidades y fijando de mejor forma los conocimientos.

En España se han observado numerosos casos de docentes que incorporan a sus aulas el juego como parte del aprendizaje, como una técnica más para enseñar. Es el caso de la Universidad de Sevilla en sus carreras de Turismo, donde se realizan juegos de simulación de empresas que permiten a los estudiantes ponerse en el papel que cumplirían en la vida real al momento de trabajar en una empresa turística. De este modo, los conocimientos se fijan con casos prácticos que permiten una  mayor apreciación de las enseñanzas transmitidas y una verdadera aplicación de lo aprendido en el aula al mundo real.

Aprovechar los beneficios del juego en la educación universitaria es, entonces, solo cuestión de animarse a dar el paso y emplear técnicas que ya han demostrado su efectividad en distintos países y modelos educativos.

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«El lugar perfecto para aprender»: así es el verano de un becario en Google o Tesla

Por: Marta Sofía Ruiz

Solo los mejores logran acceder a unas prácticas en los gigantes tecnológicos. Perseverancia, trabajo duro y una actitud positiva son fundamentales para llegar a ser becario en Google, Tesla o Microsoft. Una vez dentro, los estudiantes disfrutan de unos meses de trabajo duro con sueldos elevados y grandes alicientes. Conseguir un contrato es todavía más difícil.

Cuando Martijn se incorporó a su puesto de becario en Google, una cifra le llamó poderosamente la atención. Seis semanas. Era el tiempo del que disponía este joven diseñador alemán para desarrollar su primer proyecto. “Al principio no podía quitármelo de la cabeza”, reconoce. “Antes de Google, había diseñado aplicaciones enteras en seis días. ¿Cómo se supone que voy a emplear seis semanas en el diseño de una sola página?” Pronto comprendió que en este tipo de empresas hasta el último píxel está sumamente estudiado.

El ritmo de trabajo en el gigante de internet no es un esprint, sino más bien una maratón. “Correr a gran velocidad sobre la línea de meta es gratificante, pero después siempre necesitaba un par de días para recuperarme del todo”, explica a HojaDeRouter.com.

Martijn van den Broeck llegó al famoso buscador tras un largo proceso de selección. Al contrario de lo que mostraba la película ‘Los Becarios’, que marcó un antes y un después en la forma de entender las prácticas en Google, no cualquier persona puede aspirar a hacer prácticas en una tecnológica de primer nivel.

Solo los más cualificados pueden acceder a este selecto club. Estudiantes con un currículum impecable que hayan mostrado su interés por la tecnología de antemano y hayan plantado sus primeros pinitos de forma independiente. Además, las empresas no solo valoran los conocimientos técnicos. Se tienen muy en cuenta el interés y la disposición positiva, una combinación que los de Mountain View han reformulado como ‘googliness’ (traducido por ‘googleza’ en el film) y que está relacionada con que el candidato transmita una actitud acorde a la cultura empresarial de la compañía.

Otra parte reseñable del proceso de selección son las pruebas psicotécnicas y de resolución de conflictos a las que se someten todos los candidatos para comprobar que, aparte de una trayectoria excelente, cuentan con las aptitudes necesarias. Una carrera de obstáculos en toda regla. No en vano, la probabilidad de ser el escogido para unas prácticas es de un insignificante 3,75 %, algo más elevada, eso sí, que la de ser contratado a tiempo completo (por debajo del 1 %).

Como parte de esa minoría excelente, Martijn ha pasado los últimos meses en la sede que los de Mountain View tienen en Múnich (Alemania). Durante su estancia, ha estado trabajando en el diseño del navegador Chrome. “Antes de pasar por Google estuve en IDEO, en San Francisco. Un colega de esta empresa tenía una amiga en Múnich, y ella se animó a ver mi porfolio. Después de eso pasé por un proceso de selección y, finalmente, me contrataron”, nos cuenta.

La experiencia es uno de los factores a los que más peso otorga la firma a la hora de tomar la decisión. También sucedió así en el caso de Alejandra Sandoval, una estudiante mexicana que desde agosto trabaja como becaria en la sede de Tesla en Palo Alto (California, Estados Unidos). “La universidad organizó una convocatoria y yo envié mi CV”, nos cuenta. “Entré en el proceso de selección y, durante la entrevista, les llamaron la atención los sitios donde anteriormente había trabajado”. Fueron precisamente las tablas de Alejandra como diseñadora de interiores lo que permitió que entrase a trabajar en el diseño de la carrocería interna de los vehículos de Tesla.

Alejandra en su primer día de trabajo en Tesla Motors (Imagen: Tesla Motors)

Alejandra en su primer día de trabajo en Tesla Motors

A pesar de lo alto que está el listón para entrar, de lo difícil que es quedarse y de la guerra por el talento que libran entre sí los gigantes de la tecnología, la impresión de los becarios consultados es que en estas compañías reina un buen ambiente de trabajo en equipo. Al menos hasta el momento, ninguno ha sido testigo de una lucha de egos.

“Nunca he experimentado ningún tipo de competencia entre mis compañeros. Todas las personas con las que he trabajado solo estaban preocupadas por mejorar la calidad del producto. Aquí he descubierto el significado del término ‘googley’, que significa dejar atrás tu ego y ponerte manos a la obra”, explica Martijn.

“Hay gente muy preparada, pero no creo que haya un ‘yo soy mejor, tú eres peor’”, confirma Alejandra en referencia a Tesla. “Si sabes que una persona del equipo es buena, te acercas a ella y sabes que te va a ayudar. Todos a los que he pedido ayuda han sido muy pacientes y siempre han resuelto mis dudas”.

En Microsoft la sensación es similar. Adam Michael Sasine, un estudiante de Georgia (Atlanta, Estados Unidos), está pasando el verano como becario en la sede central de la compañía en Redmond, a poco más de veinte kilómetros de Seattle. “No siento competitividad alguna y estoy en el lugar perfecto para aprender”, sentencia.

Las horas que hagan falta

Una vez dentro, cada becario tiene una tarea asignada, en la mayoría de los casos fija durante el tiempo que permanece en la empresa. Y no, ninguno de ellos se pasa las prácticas sirviendo cafés a los altos directivos.

En el caso de Martijn, su día a día durante más de dos meses ha consistido en el diseño de dos proyectos, cada uno de seis semanas, para el navegador Chrome: “Mi tutor me ayudó a estructurar mis prácticas y se aseguró de que aprendiera sobre diversas materias. Como diseñador de experiencias (‘UX design’) en prácticas, hice la investigación del usuario, esbocé algunas ideas, desarrollé prototipos y finalmente traté de conseguir que fueran aprobados para su implementación”.

Alejandra nos cuenta que su equipo se encarga de desarrollar “algunas piezas que se quieren modificar para el diseño de los tres coches de Tesla”. También destaca la escasa burocracia que deben superar los proyectos antes de ponerse en marcha: “Todo el trabajo aquí es muy rápido. Todo lo que tú diseñas o propones se lleva directamente a producción. No pasa por tanto trámite como en otras empresas”. Adam, por su parte, trabaja como ingeniero de ‘software’ en Microsoft y afirma que se siente muy apoyado por sus superiores.

A menudo, el trabajo bien hecho viene de la mano de un entorno laboral agradable y divertido. Aunque no todos los campus de Google son como el famoso ‘Googleplex’, la sede central en Mountain View, las oficinas de la compañía alrededor del mundo distan de ser el clásico cubículo en el que se encierra durante ocho horas un trabajador corriente. “Una de las cosas que me sorprende de Google es su nivel de eficiencia. Todos trabajan muy bien juntos y emplean cada minuto de su tiempo en hacer algo productivo”, explica Martijn, que durante su estancia ha dedicado a la compañía una media de nueve horas al día.

Un grupo de becarias de Microsoft atentas a la explicación de su tutor (Imagen: Microsoft Careers)

Un grupo de becarias de Microsoft atentas a la explicación de su tutor

Adam también trabaja mucho, entre ocho y diez horas al día, pero afirma que el ambiente de trabajo es tan estimulante que ponerse manos a la obra no supone un suplicio. El modelo de Tesla, en cambio, es distinto: el becario es quien decide cuántas horas desea trabajar. “Se puede estar desde tres hasta cinco o siete horas, si es que el tutor que te han asignado te lo permite. Tú decides la hora a la que dejas de trabajar, es flexible. No tienes un horario como tal establecido”, señala.

¿Becarios precarios? Ni de lejos…

Además de lujos y caprichos a mansalva (masajes, comida gratis y un largo etcétera), los gigantes tecnológicos ofrecen a sus becarios unos sueldos muy elevados. Se trata de evitar que los más brillantes se vayan a la competencia en un contexto de batalla campal por el talento en Silicon Valley.

Si bien los estudiantes consultados no han querido hablar de cantidades precisas, se trata sin duda de una alta remuneración. Según la red social Glassdoor, donde los usuarios publican su salario de forma anónima, un becario de Microsoft en el campus de Redmond puede llegar a cobrar hasta 7.000 dólares mensuales, unos 6.180 euros. Una cifra asumible, claro, si se compara con lo que percibe un ingeniero de la empresa, que ronda los 130.000 dólares (114.820 euros) anuales.

En Google depende de la sede, pero las cifras van desde los 3.000 dólares al mes (2.650 euros) en Múnich hasta los 9.000 dólares (7.950 euros) en Mountain View. En Tesla, los datos de Glassdoor hacen referencia a la remuneración por horas. En función del departamento en que se encuentre el becario, puede cobrar entre unos 20 y 26 dólares la hora (17 y 22 euros).

Además, todos los becarios de estas empresas, al igual que en Apple, Facebook o Amazon, cuentan con seguro médico, comida gratis y ayudas al transporte. Sin embargo, la mayoría de ellos no llega al año de trabajo y suelen conservar estas nóminas durante tres, seis o nueve meses en el mejor de los casos. Según un estudio de Linkedin, en las empresas dedicadas a la tecnología alrededor del 30 % de los becarios tienen posibilidad de ocupar un puesto a tiempo completo. No obstante, cuando hablamos de gigantes como Google o Facebook este porcentaje se reduce considerablemente.

Con todas estas ventajas, más de un universitario olvidará la idea de pasarse el verano sumergido en la piscina y pensará en aprovechar esos meses como becario en una de estas multinacionales. No es tarea fácil. Quien quiera cambiar sus vacaciones por una estancia en Google, Tesla o Microsoft tendrá que trabajar duro. Al contrario de lo que sucede en la ficción, pocos pueden aspirar a ser becarios de un gigante informático.

Fuente: http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/becarios-practicas-verano-Google-Tesla-Microsoft-Silicon_Valley_0_554344824.html#

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