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La nueva Ley de FP llega al Consejo de Ministros para su aprobación

Por: Diario de la educación

  • Después de tres años desde que el departamento de Isabel Celaá se propusiera la redacción de un nuevo texto para la formación profesional, el Consejo de Ministros aprobará el nuevo redactado.

Que el Ministerio de Educación fuera también el de Formación Profesional y aglutinase en una sola cartera la formación del sistema educativo y para el empleo, ya fue una declaración de intenciones. De aquella apuesta, y seguramente del hecho de que Isabel Celaá hubiese sido la consejera de Educación del País Vasco, buque insignia de la FP en todo el Estado, está a punto de comenzar el trámite parlamentario de la nueva ley de Formación Profesional.

El texto supone cambios importantes en la ordenación de esta oferta formativa, empezando por el hecho de esa unificación entre la FP educativa y para el empleo. Aunque otros cambios pueden ser también de gran calado, como la posibilidad de realizar microformaciones que, poco a poco, puedan suponer el alcanzar un título de grado medio o superior o que vayan dando acreditaciones de diferente tipo. Una flexibilidad que pretende mejorar la cualificación profesional de muchas personas mientras desarrollan otras labores, como el trabajo.

A partir de la aprobación del texto en el Parlamento, habrá cinco tipos de formación, de la A a la E. La primera, es la parte más pequeña, parcial y acumulable. Se pueden ir superando hasta alcanzar cierta certificación. Cuando se consiguen las suficientes, se salta a la B, también acumulable y que, finalmente conduce a la obtención de una certificación de competencia. El siguiente paso, el C, acumulable como los anteriores, supone un certificado de profesionalidad. El D es lo que se conoce como título de ciclo formativo.

El último de los grados, el E, se refiere a cursos de especialización y están destinados a quienes ya tienen un título de FP. Tendrán carácter modular y podrán estar enclavados en la secundaria postobligatoria o la educación superior. Su duración será de entre 300 y 800 horas y podrán incluir una fase práctica dual. Si se supera esta formación se conseguirá un título de Máster profesional.

El nuevo texto legal, en el que se lleva trabajando muchos meses, no ha supuesto, ni de lejos, el mismo nivel de polémica entre Ministerio y partidos políticos, aunque también ha traído algunas. La más importante ha sido la situación del profesorado técnico y la obligación de que todo el mundo tenga estudios universitarios para poder acceder al cuerpo de secundaria. El problema, que no todas las ramas de la formación profesional tienen un reflejo, más o menos certero, en la universidad. Un agravio que el Ministerio ha insistido, desde hace muchos meses, en que no afectará a quienes estén ejerciendo hoy por hoy.

Para evitar problemas legales con este profesorado, ya Isabel Celaá habló de la posibilidad de crear un nuevo cuerpo docente en el que cupieran quienes no tenían estudios universitarios. El problema, finalmente, radica en que a igualdad de trabajos, estos reciben menor salario.

Tal vez el reto más importante que tendrá que afrontar esta nueva formación profesional sea el de garantizar un número adecuado de plazas públicas en todas las comunidades autónomas. No es nuevo que miles de chicas y chicos pasen días y días, puerta a puerta, buscando plaza en los diferentes centros o que terminen en un centro privado que no siempre pueden sufragar. El Gobierno ha prometido para ello la creación de 200.000 plazas en los próximos cursos.

En los últimos años, algunas comunidades autónomas han hecho un importante esfuerzo en el concierto de plazas de FP en detrimento de la red pública, que no ha crecido al mismo ritmo. Con diferentes modalidades de subvención de las plazas.

Frente al crecimiento, desde el curso 2015-2016, de un único centro público que oferte ciclos formativos, el aumento de los concertados es de 142 centros más. En buena parte de las comunidades autónomas, en realidad, las cifras prácticamente no se han movido, ni en la pública ni en la privada, aunque hay importantes diferencias. Por ejemplo, en Andalucía, hay cuatro centros públicos menos que impartan FP, mientras que los privados han crecido en 50. Algo similar ocurre en Madrid, Comunidad en la que hace años que ya hay más centros privados que públicos. En el curso 2015-2016 públicos eran 157 y privados 151. En 2019-2020 había dos menos públicos y 35 más privados.

La mejora de la formación profesional, entienden algunos, pasa también por un aumento de la enseñanza de idiomas extranjeros en los ciclos medios y superiores para, de esta manera, poder garantizar cierto nivel de competitividad de las y los futuros trabajadores, así como mejorar su movilidad fuera de nuestras fronteras.

Otro de los elementos en los que se ha insistido mucho desde el Ministerio en los últimos años ha sido en la necesidad de mejorar el grado de digitalización de los centros de formación profesional, así como de su alumnado. Una necesidad que la pandemia, sin duda, ha azuzado aún más.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/09/07/la-nueva-ley-de-fp-llega-al-consejo-de-ministros-para-su-aprobacion/

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Entre el Brasil de Bolsonaro y la memoria de Galeano

Por: Eric Nepomuceno

El pasado jueves, 2 de septiembre, Eduardo Galeano, el hermano mayor que la vida me regaló, cometió la indelicada imprudencia de dejarnos para siempre. Viajero permanente, hizo su único viaje sin vuelta.

Y a cada año el día de su cumpleaños es celebrado en nuestra casa. Son toneladas de recuerdos que vuelven a la mesa, y brindamos por cada uno de ellos. Brindamos por Eduardo.

En los últimos dos años, cada 2 de septiembre vuelve con fuerza total la misma pregunta: ¿qué diría Eduardo de lo que pasa en el mundo y, muy especialmente, en Brasil, este país mío que también era de él?

¿Qué diría del derrumbe de todo, absolutamente todo, del medio ambiente a las universidades, de la cultura y las artes a los derechos de los pueblos originarios, del patrimonio público a la economía, del empleo a la lucha por viviendas y comida? ¿Qué diría?

A veces, como hoy, en una especie de consuelo siento –Helena Villagra, Florencia, Claudio y La Pulga me entenderán– que ha sido una suerte de Eduardo haber partido antes de ver el mundo derrumbarse. Antes de la pandemia, antes de Jair Bolsonaro, cómplice en la muerte de centenares de miles de brasileños, y antes de que la derecha retomara el poder en su Uruguay.

Pero cuando eso ocurre, como hoy, siento a la vez un vacío inmenso en el alma. Su palabra se hace más necesaria que nunca.

Por ejemplo: una aberración itinerante que atiende por el nombre de Jair Bolsonaro, presidente de mi pobre nación amenaza con un golpe el martes, siete de septiembre, Día de la Patria.

Convoca a manifestantes, principalmente, en São Paulo y Brasilia para dar un “ultimátum” a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Y también a la parte del Congreso que considera “enemigos”.

Estimula a policías militares y a integrantes de bajo rango de las fuerzas armadas a que se presenten armados. Estimula a los “milicianos”, sicarios abrigados bajo el manto protector de sus hijos políticos profesionales. ¿Qué pasará?

Es palpable el temor de enfrentamientos y actos de violencia inéditos a lo largo y a lo ancho de todo el país, pero principalmente –vale reiterar– en São Paulo y Brasilia.

Nunca antes, desde el regreso de la democracia, un mandatario estimuló tan descaradamente la violencia contra otros poderes institucionales. Nunca.

¿Qué diría Eduardo?

Ni idea, a no ser un único punto: me diría “cuídate hermanito”.

Y yo le preguntaría: ¿Cómo?

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/09/05/politica/entre-el-brasil-de-bolsonaro-y-la-memoria-de-galeano/

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¿Puedo acompañar a mi hijo hasta su clase en esta vuelta al cole?

Por: Laura Peraita

Muchos padres aún sienten incertidumbre sobre qué tienen que hacer el primer día que lleven a sus hijos al colegio.

Claves para una vuelta al cole de «10»

Los lloros de los niños agarrados a la pierna de su padres junto a una profesora que les tiende los brazos para darles una calurosa bienvenida al nuevo curso, parece que este año tampoco se repetirá, al menos, dentro del aula. El Covid-19 ha dado portazo a la posibilidad de que las familias arropen hasta el último minuto a sus pequeños en su primer día de clase y ahora las despedidas, aunque con lloros igualmente, son de otra manera.

Según el documento «Medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente al Covid-19 para centros educativos 2021-2022» establecido por el Ministerio de Sanidad y Educación, la «entrada y salida se realizará de manera escalonada al centro educativo o, en su caso, se arbitrarán medidas organizativas como la entrada al recinto por puertas o espacios diferenciados u otras que permitan aglomeraciones en dichas entradas y salidas». En esta línea, cada comunidad autónoma ha perfilado la normativa y, en el caso de la Comunidad de Madrid, su protocolo indica, además, que «con carácter general, las familias no deben entrar en los centros a dejar a los alumnos, salvo que por motivos de seguridad, en función de la situación del centro, sea aconsejable, si así lo considera el equipo directivo, cumpliendo siempre las medidas de prevención e higiene y, en ningún caso, si presentan cualquier síntoma compatible con el Covid-19».

Según Marta Pérez, directora del Colegio Europeo de Madrid, una de las preguntas que más hacen los padres ante la vuelta al cole es precisamente «¿qué hago cuando llegue allí con mi hijo?», «¿puedo acompañarle hasta su clase?». La respuesta es clara, apunta Pérez: los padres no pueden entrar al colegio. «Sí que es verdad que para los bebés de cero a un año, sí les permiten acceder hasta una recepción para entregar a su pequeños. Pero para el resto de niños de Infantil, los padres deben dejarles en una puerta corredera que da acceso aun patio».

La directora de este centro reconoce que la medida es «más dura para las familias primerizas y que tienen hijos que nunca han estado escolarizados porque les gustaría poder acompañarles hasta su clase. Sin embargo, «aceptan que es una medida forzada por el covid y que es lo mejor para la seguridad de todos».

Las cosas han cambiado

En el Colegio Julián Marias, su director Antonio Adánez, reconoce que antes de la aparición del Covid-19 en nuestras vidas los padres podían acompañar a sus hijos hasta la puerta de su clase, «pero ahora las cosas han cambiado» porque intentan que la presencia de personas ajenas al centro sea la mínima posible. «Anteriormente todas las familias y alumnos entraban y salían por la misma puerta del colegio, pero desde el año pasado disponemos de dos puertas: una para la entrada y otra para la salida, de manera que el tránsito de personas se realiza de forma más ordenada».

Aún así, explica que en el caso de los niños de Infantil de 3 años, los padres sí pueden entrar en el colegio y acompañarles hasta la misma puerta de su clase. Para el resto de Infantil, sólo podrán llevarles hasta una valla de colores que han situado fuera de cada clase. «No obstante, en ambos casos, la llegada de alumnos se hace de manera escalonada: unos llegan a las nueve en punto de la mañana y otros a las 9.07, al igual que a la salida al final de la jornada, que disponen de media hora y, de este modo, coinciden menos personas en la puerta».

Desde el Colegio Logos aseguran a ABC que en ningún caso los progenitores pueden entrar dentro de las aulas. «Disponemos de una puerta por edades para cada curso de Infantil y Primaria. En el caso de los más pequeños, es una persona auxiliar del centro quien recoge a los alumnos en la misma puerta del colegio y lo traslada al aula, donde le está esperando la tutora. Disponemos de entrada y salida del colegio flexible entre las 9 y 9.30 h de la mañana y las 16.30 y 17.0 h por la tarde».

Aseguran que en el caso de los escolares de Primaria llegan también a diferentes horas para no juntarse todos en la puerta. Los padres se quedan fuera del Colegio porque antes del Covid-19 tampoco se les permitía el paso. «No hemos recibido ninguna queja por parte de las familias respecto a esta forma de proceder. Creemos que son conscientes de la nueva situación y comprenden que es la mejor fórmula para el bien de sus hijos y para evitar posibles contagios. Lo más seguro —reconocen a ABC— es que esta forma de actuar se quede implantada después de que pase el coronavirus porque tanto padres como niños parecen estar más tranquilos y las entradas y salidas son más rápidas y organizadas».

Desde el Colegio Retamar señalan que «nos ajustamos a los que dicta la Comunidad de Madrid a este respecto» y permiten que los padres puedan solicitar con una cita previa acompañar a sus hijos de manera extraordinaria durante los tres primeros días de clase. A este centro escolar llegan también muchos alumnos nuevos en algunas de las 16 rutas de autocar que tienen disponibles. «En estos casos, los alumnos son acompañados por el encargado de ruta hasta su clase o, en algunas ocasiones, es el profesor quien sale a recogerles al pie del autobús».

Fuente de la información e imagen: https://www.abc.es

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Una tragedia nacional

Por: Elisabeth De Puig

El método silábico hizo sus pruebas alrededor del mundo y ha producido millones de lectores empoderados. Este método, desplazado por el método global, ha sido revalorizado por los últimos avances de las neurociencias.

Hoy en día todo depende del tono y de la manera como se presentan los acontecimientos a la opinión pública. De la forma de comunicación triunfalista u objetiva dependerán los correctivos que se aporten a los diversos temas en la palestra.

Al momento que nuevos estudios transversales confirman lo que entendidos y no entendidos saben hasta la saciedad sobre las lagunas en lectoescritura y matemáticas de nuestros alumnos y alumnas, el ministro de Educación, encargado de una cartera difícil y espinosa, se vanagloria de haber vencido el pesimismo de quienes no creían que era posible una educación de calidad en medio de la pandemia de la COVID-19.

El ministro afirma también que el pasado año escolar transcurrió sin interrupción y que se implementaron innovadoras y exitosas herramientas que enriquecen el aprendizaje.

Como en todo, unos ven el vaso medio lleno y otros lo ven a mitad vacío. Es permitido preguntarse cómo el año escolar puede tildarse de exitoso sin una medida real del aprendizaje alcanzado durante el tiempo de pandemia y sobre qué base, sin evaluación, se emprenderá un proceso general de nivelación escolar.

El Boletín de Competitividad Sectorial (BCS) 2021, publicado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD), indica que el 62.3 % de la población de 10 años no puede leer ni entender un texto simple.

Esto no es realmente noticia ya que el informe diagnóstico realizado en 2018 por el Ministerio de Educación (MINERD) destacaba que solo el 12% de los niños, niñas y adolescentes (NNA) estaban en capacidad de entender un texto corto, y otro informe del mismo ministerio decía que el 60% de la deserción de los jóvenes se debía a limitaciones en lectoescritura y matemáticas.

Todos estos datos fueron corroborados por nuestro penoso rendimiento en las últimas pruebas PISA y es en estas lamentables condiciones que el gobierno del Cambio recibió la cartera de educación en medio de una pandemia totalmente desconocida.

Las consecuencias de este pasivo acumulado son catastróficas para nuestros NNA, para nuestra economía, para el país. Los pobres resultados de desempeño de los niños y niñas repercuten luego en el mercado laboral al punto que, según el boletín de Competitividad Sectorial 2021, el 48.8 % de los trabajadores tiene un nivel educativo por debajo del necesario para el puesto.

Los niños y niñas arrastran  problemas por generaciones, sin disponer de las bases fundamentales de cualquier proceso de aprendizaje, que es poder leer y comprender lo que se lee.

Debido al hecho de que sus padres padecieron de los mismos aprendizajes deficientes estos se encuentran en muchos casos incapacitados para brindarles cualquier tipo de ayuda, lo que es un agravante a la desigualdad.

EDUCA ha tildado esta situación de “tragedia nacional”.  Si le agregamos los resultados del reciente estudio Kids Online República Dominicana,  realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en conjunto con el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), sobre la utilización de la Internet en el país por los adolescentes, los cuestionamientos  sobre el resultado del año escolar pasado y la implementación de la virtualidad se hacen más apremiantes y deben tomarse en cuenta para el  próximo regreso a clase.

El estudio confirma lo que se ha visto en la práctica, o sea, las importantes desigualdades existentes entre los adolescentes. La mitad de ellos acceden solamente a internet a través del celular, lo que implica una gran limitación en el desempeño.

Esta desigualdad se acentúa en las familias de nivel socioeconómico bajo para ascender al 70% de los adolescentes, y se reduce al 30% en los adolescentes que viven en hogares de nivel socioeconómico medio y alto.

Está claro que algo no ha funcionado en nuestro sistema de enseñanza, al igual que en muchos otros sistemas educativos, lo que no es tampoco un fenómeno nuevo.

Soy de la generación del B, A, BA… B, E, BE, del método silábico y no del método global, y aún menos del modelo virtual. El método silábico hizo sus pruebas alrededor del mundo y ha producido millones de lectores empoderados. Este método, desplazado por el método global, ha sido revalorizado por los últimos avances de las neurociencias.

Más allá del método para aprender realmente a leer y escribir hay que dar un sentido al aprendizaje para que niños, niñas y familias entiendan para qué sirve la lectura,  los libros y el papel de la virtualidad.

Lo importante es que se entienda que estamos ante circunstancias inéditas que amenazan con echar por tierra avances que se habían venido logrando. La calidad del aprendizaje del niño y su bienestar deben estar en el centro de cualquier política de nivelación escolar y de regreso a clase.

Mientras más objetivos seamos evaluando el momento crítico por el que atraviesa la escuela dominicana más estaremos  en capacidad de enfrentar los tremendos desafíos que ella nos plantea.

Fuente de la información: https://acento.com.do/opinion/una-tragedia-nacional-8980665.html

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Centenario del maestro Paulo Freire: legado educativo y praxis revolucionaria

Por: Francisco Daniel Guzmán Obeso

Freire vive y vivirá por siempre, pues su legado es una impronta imborrable en todos los maestros críticos y luchadores que buscamos la emancipación y autonomía de nuestros estudiantes.

El 19 de septiembre de 1921 nació una de las mentes más brillantes y lúcidas en la historia de la pedagogía. Maestro de maestros, hombre radical en el buen sentido de la palabra, utopista, lunático e idealista. Para algunos, peligroso y adoctrinador; para otros, luchador social y humanista. Lo cierto es que ha influido enormemente en la práctica de millones de docentes a lo largo de la historia reciente. Paulo Reglus Neves Freire es, sin duda, una figura polémica por su pensamiento y su ejercicio político, por ser pionero en aclarar que la educación, a la que él llamó liberadora, simple y sencillamente no podía ser neutral. Vivió para transformar al mundo por medio de la praxis: acción y reflexión unidas por el bien de los oprimidos. Así lo deja sentado en su magna obra Pedagogía del oprimido, que curiosamente también cumplió su 50 aniversario el año pasado. Esta obra, revolucionaria y disruptiva, le valió innumerables críticas tanto en su país natal como en otras regiones del globo en donde regímenes más conservadores imperaban.

En la actualidad, por ejemplo, y con el giro de timón hacia el conservadurismo, Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, ha emprendido una campaña de desprestigio contra el maestro por ser, según él y su gobierno, “adoctrinador”, todo gracias a un proyecto de ley tildado: “Escuela Sin partido”, que lamentablemente tiene fuerza y presencia en las instituciones educativas del país carioca. Pero los estultos que ostentan el poder no entienden, ni entenderán, que Freire nunca buscó la partidización ni el activismo acéfalo de los actores educativos. Buscaba algo más importante: la politización de la dupla educador-educando, el diálogo liberador entre iguales y el empoderamiento de los oprimidos.

Y es que finalmente no existe la neutralidad en las relaciones humanas, como, y eso creo yo, no existe la objetividad absoluta, a no ser que hablemos de ciencias exactas. Las humanidades se nutren de la subjetividad, puesto que son las disciplinas de lo humano. Cuando uno emite su opinión, se está siendo irremediablemente subjetivo, en menor o mayor grado. De ahí que al convivir con otros individuos y al comunicarnos con ellos, estamos, por tanto, diciéndole al otro o a los otros, quiénes somos, de dónde venimos, qué creemos, y qué pensamos. El encuentro entre dos o más seres humanos es un choque de culturas, visiones, ideologías ¡Vaya! Hasta la gesticulación y los ademanes comunican algo a los demás. Formar un juicio acerca del mundo y de lo que nos rodea es ya un acto humano y político. Así lo pensó Freire, y así lo pienso yo. Estamos insertos en el mundo, no nos adaptamos a él, y no somos autómatas que pueden ser dirigidos por los demás, ni títeres, ni depósitos a los que se les debe de llenar, por lo que la libertad y la elección, en suma, la autonomía del ser, son todas búsquedas constantes en este camino del ser más. Nos es dada una voz y una palabra creadora desde que tenemos vida, aun sin haberlo decidido. La educación, entonces, como herramienta formadora de seres humanos y como un intercambio de saberes entre iguales, es política; hacemos política todo el tiempo y negarlo, es negar nuestra condición de seres inacabados y en constante búsqueda de ser más, diría oportunamente el docente brasileño. Pero, y aquí es donde está la trampa, ¿por qué algunos quieren ser más a costa de los otros?, y aludo específicamente a los opresores, a los pocos que controlan la economía mundial, imponiendo agendas educativas, culturales y sociales en todos los rincones del globo terráqueo.

Así pues, las preguntas francas que yo le haría al maestro si viviera serían ¿Se puede ser más sin que el otro, por consecuencia, sea menos? ¿Lograremos algun día igualar la balanza y repartir equitativamente el pastel? ¿Podremos hacerle justicia a los oprimidos del sistema? Durante mucho tiempo, una fracción mínima de individuos ha concentrado la riqueza del mundo, mientras otra parte, los desarrapados, han vivido en condiciones deplorables, y en palabras más coloquiales, con menos de 1.90 dólares al día, esto último sinónimo de pobreza extrema. Joseph Stiglitz, nobel de economía, lo deja claro en su libro más citado: El precio de la desigualdad.

Por ende, comparto la rabia sincera del maestro ante tal grado de barbarie e injustica social, y es por eso por lo que, a cien años del natalicio de Paulo Freire, su pensamiento sigue siendo tan vigente como nunca. Si giramos el telescopio analítico a nuestro país, las condiciones en las que viven millones de personas en México, y ya no digamos en el planeta entero, siguen siendo inhumanas. Ahora bien, estamos conscientes de que nuestro presidente en turno, AMLO, ha realizado esfuerzos no menores en materia de asistencia y subsidio económico, siendo los mayores de edad, grupos primordiales en este sentido por su condición de vulnerabilidad. Los jóvenes son, también, otro sector de la población que ha sido atendido por el gobierno mexicano, puesto que se les ha brindado apoyo con distintas becas, entre las que están Jóvenes Construyendo el Futuro, para los egresados en búsqueda de experiencia laboralBenito Juárez para Educación Media Superior. Estos son algunos aciertos, entre otros, que deben ser aplaudidos. Sin embargo, no es suficiente. Hace falta mucho por recorrer en el largo camino de la justicia social.

Veamos, por ejemplo, un escenario de acción más radical. En pocos días, estoy seguro, se podría resolver el problema de hambruna que azota a los parias, a los nadies, tanto en México como en otras latitudes mundiales, esto si los que se encuentran en la cima de la pirámide social así lo decidieran y abandonaran su ser necrofílico y avaro, pero aman sus lujos, adoran las posesiones por encima de todo, sus privilegios, su poder. Son materialistas empedernidos. Vemos, pues, que desde las alturas se derrocha en la milicia, se lucra con el dolor humano, se aprieta el cinturón de la clase media deudora, y se desangra y explota a los países subdesarrollados con todo tipo de artimañas politiqueras y capitalistas que, bajo la forma de “tratados» o “acuerdos”, mueven los hilos de ciertas bancadas para la conveniencia de las transnacionales. Este terror neoliberal, vampiro insaciable que se alimenta de la clase trabajadora sin voz y sin fuerza, fue denunciado en su momento por la pluma y la palabra del maestro Freire. Hasta la fecha seguimos padeciendo de los mismos males.

A 100 años de su natalicio:

Vive Freire porque el hambre aún carcome los estómagos de millones en el mundo.

Vive Freire porque la injusticia todavía impera en nuestros tiempos.

Vive Freire porque la utopía sigue estando lejana.

Vive Freire porque aún existen los desarrapados del mundo.

Vive Freire porque los salarios de los maestros siguen siendo miserables.

Freire vive y vivirá por siempre, pues su legado es una impronta imborrable en todos los maestros críticos y luchadores que buscamos la emancipación y autonomía de nuestros estudiantes.

REFERENCIAS

1. Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI

2. Freire, P. (2013) [2000]. Pedagogía de la indignación. Castas pedagógicas en un mundo revuelto. 1. ed. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina.

3. Rojas Merchand, M. (2021). Desigualdad e Ideología neoliberal antidemocrática. Revista Kavilando, 12(1), 175-190. Recuperado a partir de https://www.kavilando.org/revista/index.php/kavilando/article/view/371

4. https://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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Imágenes del retorno a clases

Por: Manuel Gil Antón

  1. Un grupo de 8 niños, en fila, siguen a su maestra. Van a buena distancia por el sendero de la escuela y con cubrebocas. Les dice: miren, este es el salón de música, y el árbol que está junto a la barda lo plantó mi papá; sí, el también fue profesor. Miran con atención: es la primera vez que están ahí. Pregunto, ¿en qué grado van? La maestra dice: son de segundo (de primaria), y le sonríen los ojos. La pandemia los tuvo en clases a distancia todo el ciclo pasado y así cursaron el primero. Los veo, continua, y se miran por primera vez: no conocían las instalaciones. ¿Usted es el director, pregunta una niña? No, no más estoy aquí de paso. ¿Les gusta su escuela? Sí, dicen casi a coro. ¿Y qué les ha gustado más? Pues el patio, señor. Están estrenando el aire, pienso.

  1. Me asomo a un salón. El profesor pregunta: ¿qué aprendieron en estos meses que estuvieron en su casa? Un niño levanta: yo aprendí a hacer arroz, maestro. Me enseñó mi abuelita. Otro, desde atrás, exclama: ¡ni que fueras niña! ¿Qué le hace que no? interviene una chiquilla. El profe pregunta: ¿A poco sólo pueden saber cocinar las niñas? Y se arma la conversación: No, argumenta un chavo: yo le ayudé a mi mamá en el puesto de las quesadillas y me divertí mucho. Pues yo acompañé a mi papá a la carpintería, y ni le hace que sea niña: le supe a clavar los clavos y a lijar. El maestro observa y me ve y con sus ojos me hace un gesto de: mire que suave.

III. A la entrada del colegio, Martha recibe a las criaturas. De tres a cinco años (es preescolar), y aunque tienen tapabocas no es posible evitar que se le acerquen y le den un abrazo. De repente, uno empieza a llorar, porque no quiere quedarse; como si fuera epidemia, el llanto se contagia y hasta quienes ya estaban en el patio regresan a la entrada sollozando. Martha se ríe y consuela. Un rato después, en la primera pausa, me comenta: mira –señala al salón–, un niño está acurrucado sin moverse en una esquina, está muy asustado. Y otra pequeña llegó tartamudeando. Su mamá me dijo que antes de la pandemia hablaba de corridito. Ha estado muy duro. Juegan a los encantados.

  1. En lo que va de la pandemia, han tenido que recoger los de atención a la infancia a más de mil doscientos niñas y niños que estaban abandonados en sus casas, o se habían salido a la calle y lloraban extraviado el camino. Acá hay muchas madres que se tienen que ir a la maquila, y con las escuelas cerradas no tenían con quién dejar a sus hijos. A veces podían con una vecina, o con alguna tía, pero no siempre: y dejaban la puerta cerrada. Una tarde empezó un incendio en una casa, y los vecinos tuvieron que romper la ventana para sacar a una niña de cuatro años que cuidaba a su hermana de casi dos. Tienen que ir a la chamba para poder comer.

  1. Si no abrimos la escuela, Manuel, nos echamos encima a las familias pues ya les urge. Le entramos a limpiar, a cortar el zacate, a limpiar los baños en serio. Maestras, maestros y sobre todo las mamás. La SEP mandó dos botellas de cloro de a litro, y unos galones pequeños con gel. Hora sí que la escuela es nuestra: ¿Te imaginas el gasto en escobas, jergas, jabón y hasta aceite para las bisagras? Y todo por coperacha.

  1. Tengo mucho miedo, dicen que sí se mueren. Ya no puedo más, de veras. Mi marido no se para de la computadora porque le quitan el empleo, y yo soy maestra improvisada además de atender al puesto de jugos y gelatinas con que acompletamos el gasto. Casi no duermo, pero tengo miedo, no se me quita. ¿Qué hago?

Fuente de la información:  https://vanguardia.com.mx/opinion/imagenes-del-retorno-a-clases-GX624383

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Silenciamiento hermenéutico

Por: Leonardo Díaz

 

Cuando los discursos de un grupo determinado son ignorados, sus integrantes son degradados como sujetos de conocimiento al excluirlos de la producción colectiva de significados. Estamos ante un acto de “silenciamiento hermenéutico”.

Una comunidad democrática es una confluencia de voces que expresan sus puntos de vista en el espacio público, pero con frecuencia, las voces de determinados grupos son acalladas o marginadas en sociedades formalmente plurales.

Cuando los discursos de un grupo determinado son ignorados, sus integrantes son degradados como sujetos de conocimiento al excluirlos de la producción colectiva de significados. Estamos ante un acto de “silenciamiento hermenéutico”.

Ángeles Eraña, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), abordará este problema en el seminario virtual sobre injusticia hermenéutica que organizaremos el próximo 10 de septiembre desde el Instituto Especializado de Estudios Superiores para Humanidades, Ciencias Sociales y Filosofía Pedro Francisco Bonó.

Un ejemplo de silenciamiento hermenéutico es cuando un determinado gobierno o grupo de poder pretende imponer una determinada reforma o proyecto acallando, excluyendo o mostrando indiferencia hacia las objeciones de grupos marginados a pesar de que pueden ser los más perjudicados de las mencionadas iniciativas.

En muchos casos, se asume un falso paternalismo donde a segmentos importantes de la ciudadanía se les concibe como menores de edad incapaces de pensar, tomar decisiones y ser responsables sobre problemas que atañen a su comunidad.

Las consecuencias de esto es que los grupos excluidos no se hacen partícipes, y más bien se hacen reacios ante los cambios, especialmente en sociedades con una tradición ancestral de autoritarismo, engaño y corrupción.

El silenciamiento hermenéutico agudiza el círculo vicioso de una democracia no participativa. Sin el ejercicio cotidiano del diálogo con la mayor cantidad posible de actores, intentando evitar el conflicto de voces en el espacio público, no podemos construir una ciudadanía crítica y activa, fundamento de una sociedad democrática saludable.

Fuente de la información:  https://acento.com.do/opinion

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