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Música y Educación en México, algunas consideraciones.

Dr. Luis Palacios Ortega.

INTRODUCCIÓN

El medio mágico por sí mismo, que al escucharlo nos altera, nos fascina, nos da energía y hasta nos sana, es la Música. En un instante, la Música es capaz de animarnos, nos despierta el espíritu de oración, de comprensión y amor, nos despeja la mente y hasta puede ayudar a nuestra inteligencia. La música es capaz de llevarse nuestras preocupaciones y tristezas con sólo una melodía. Despierta recuerdos de amantes perdidos, de amigos fallecidos, lugares y situaciones vividas. Provoca al niño a jugar, a la bailarina a moverse al compás y motiva al hombre a superar todos los obstáculos. En el cine nos produce el terror, alegría o tristeza propia de la temática de un film, ¿cómo no recordar los violines disonantes en la escena de la regadera de la película “Psicosis” o evocar la imagen de Darth Vader con la “Marcha Imperial”? Así mismo, los efectos de la música van desde la relajación hasta reencontrar el lenguaje y la expresión a las personas que han tenido una embolia cerebral.

El ser  humano es un ser musical y la música ha formado parte de su organización social desde los inicios de ésta. Storr (1992), en el libro “La música y la mente”, dedica una buena parte de su análisis a describir cómo, en todas las sociedades, la música tiene una función primordial colectiva y comunal, consistente en la unión de los habitantes, logrando que ésta se convierta en una experiencia comunitaria; pareciera un matrimonio con los sistemas nerviosos, una neurogamia (magnetismo animal). La música, desde ese enfoque, surgía y funcionaba como un elemento del entramado sociocultural. Hoy en día ese papel se ha perdido, pues contamos con una clase especializada de compositores, géneros e intérpretes, que funcionan desde una visión comercial y a los que escuchamos de forma pasiva, es decir, no interactúan en nuestro contexto cercano. La música forma parte del ser humano y no existe una cultura en la que no se haya desarrollado y valorado, sin embargo, su misma universalidad nos ha llevado a trivializarla en la vida cotidiana, lo cual ha hecho que se pierda su importancia relacional y cultural.

En el mundo actual la música se ha convertido en un idioma de fácil acceso. Se le dedica más tiempo y dinero al contacto con ella que a libros, películas o deportes. Los cantantes o grupos musicales se convierten en íconos generacionales, modelos de comportamiento y de vida. Aparte de nuestra adicción a los conciertos de rock, discos compactos, aparatos de sonido y música en televisión, las comunicaciones diarias, la publicidad y el comercio se apoyan principalmente en un modelo musical. Esta musicofília (propensión a la música), es una manifestación de nuestra cultura y es probable que se haya iniciado con nuestra especie, “los humanos somos una especie tan lingüística como musical. Es algo que adquiere formas diversas” (Sacks, 2009, p. 11). Nos expresamos con frases con alto contenido musical como: “estamos en armonía con los demás y con el mundo que nos rodea”, “estamos desafinados, desincronizados”, en pleno romance o en relaciones de cualquier tipo, deseamos dar “la nota correcta, tocar la cuerda de la empatía”, reconocemos al ejecutivo que sabe “orquestar un negocio” y observamos, atendemos o esquivamos una “audiencia” (de la raíz audio: “oír”). Comencemos explorando qué es la música…

LA MÚSICA, ¿QUÉ ES?

La palabra “Música” viene de la raíz griega mousa. La mitología nos dice que las nueve musas, hermanas celestiales que rigen la canción, la poesía, las artes y las ciencias y Mnemosina, la diosa de la Memoria, nacieron de Zeus rey de los dioses (Grout y Palisca, 1989), por lo que podríamos decir que la música es hija del amor divino. La música hace crecer las plantas, pero también puede volver locos a nuestros vecinos, induce el sueño en los niños con las canciones de cuna y anima a los hombres a marchar hacia la guerra. Con la música se expulsan los malos espíritus, se entonan alabanzas a la Virgen de Guadalupe, se invoca al Buda de la Salvación Universal, puede hechizarse a líderes y naciones (recordemos el caso de Mozart), cautivar, tranquilizar y transformar; en mi opinión, la música es más que todo esto, representa el sonido de la tierra misma.

En el libro: “Los neandertales cantaban rap: los orígenes de la música y el lenguaje”, Steven Mithen plantea que la música y el lenguaje poseen un origen común, y que una especie de protomúsica y protolenguaje fue construido por los neandertales. Menciona que podría ubicarse como lenguaje de significados cantado, sin palabras individuales tal como las entendemos. A este tipo de lenguaje lo llama “Hmmm (holístico-mimético-musical-multimodal), y especula que se basaba en un conglomerado de destrezas aisladas, incluyendo habilidades miméticas y de tono absoluto (conocido también como oído absoluto)” (Sacks, 2009, p. 160-161).

La música es un lenguaje que posee elementos comunes al ser humano, se dice que es “el lenguaje universal”, ya que es un lenguaje comprensible independientemente de edad, idioma, sexo, raza, religión y nacionalidad. Se dice que el lenguaje musical supera en número a los hablantes de varios idiomas y se disfruta por encima de niveles de ingresos, niveles de desarrollo, clases sociales y educación. Forma parte de la vida de todos los seres humanos y de algunas especies, por ejemplo, los pájaros producen música, cantan, al igual que las ballenas y delfines y las serpientes reaccionan con ella, se sienten hechizadas. La música además, ha trascendido la frontera de la atmósfera terrestre. Con la llegada de la era espacial la nave Voyager llevaba a bordo, en un disco de oro con noventa minutos de música, una selección de piezas de Bach, Beethoven, rock, jazz y música folclórica de varios países (incluyendo música de mariachi), para disfrute de cualquier civilización extraterrestre que pudiera escucharla.

En la escuela tradicional (la de los conservatorios o academias), nos hacían aprender de memoria que la música es el arte de bien combinar los sonidos y los silencios con el tiempo, un concepto un tanto abstracto, fuera de la comprensión de niños de primaria o secundaria. Estos espacios de formación musical se han centrado en dotar de las herramientas teóricas y técnicas para la ejecución instrumental con la finalidad de formar concertistas, es decir, músicos que exclusivamente se dediquen al trabajo orquestal o como solistas de éstas. Contrario a lo anterior surgen diversas pedagogías en el siglo XX con una visión diferente y que contemplan su integración a la educación.

A la mayoría de las personas nos agrada escuchar música, sin darnos totalmente cuenta de su efecto. Es estimulante, a veces demasiado, incluso abrumadora. Sea cual sea la reacción, la música produce efectos mentales y físicos. Para llegar a entender la forma en que nos afecta la música, es necesario mirar con más profundidad sus efectos. A partir de lo expuesto en “El efecto Mozart”, por Campbell (1998), se afirma que la música enmascara los sonidos y sensaciones desagradables, hace más lentas y uniformes las ondas cerebrales. Influye en la respiración, en el ritmo cardiaco y la presión arterial. Reduce la tensión muscular y mejora el movimiento y coordinación del cuerpo, además de influir en la temperatura. Las bandas sonoras de las películas son famosas por explotar efectos sonoros como crujir de puertas, así como por la música disonante (sonidos que el oído percibe con tensión, que parece que se repelen y chocan entre sí) (Fernandez, 2011), para acompañar escenas de incertidumbre, peligro y desastre.

Uno de los beneficios más comentados es que la música aumenta los niveles de endorfinas, neuropéptidos (pequeñas cadenas proteicas) que se liberan a través de la medula espinal y del torrente sanguíneo. Son opiáceos naturales del organismo que puede ser hasta 20 veces más potentes que los medicamentos contra el dolor que se venden en las farmacias. Las actividades como escuchar música, bailar, darse un baño, caminar o convivir con los amigos, hacen que aumenten los niveles de endorfinas en sangre. El cerebro produce como mínimo 20 tipos diferentes de endorfinas, que se almacenan principalmente en el hipotálamo. Las endorfinas tienen un rol importante en la recuperación y tiene funciones esenciales para la salud: Promueven  la calma, crean un estado de bienestar, mejoran el humor, reducen el dolor, retrasan el proceso de envejecimiento, potencian las funciones del sistema inmunitario, reducen la presión sanguínea, contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad. Ayudan a reducir los síntomas, ya que la mente nota que la persona está haciendo caso a la necesidad de más satisfacción emocional.  Demuestran a la mente que la reducción de los síntomas es posible y la recuperación también (Eaton, 2008). La capacidad de la música para regular los niveles de endorfinas en la sangre promete futuras aplicaciones de mucho alcance en la curación.

La música regula las hormonas del estrés, estimula la actividad inmunitaria, aquí es donde toma sentido el efecto Mozart,el cual se centra en los efectos que la música clásica, en especial la de Mozart, cuya escucha promueve la destreza intelectual (Campbell, 1998). Ciertos tipos de música, así como cantar, entonar y diversas formas de vocalización, pueden oxigenar realmente la sangre.  La música cambia nuestra percepción del espacio, cambia nuestra percepción del tiempo,refuerza la memoria y el aprendizaje y favorece la productividad.  La música favorece el romance y la sexualidad, estimula la digestión, favorece la resistencia, mejora la receptividad inconsciente al simbolismo y genera la sensación de seguridad y bienestar. La música conecta con los ritmos más profundos de la vida. Cuando comenzamos a integrar la mente y el cuerpo y a participar plenamente en el proceso de la salud, nos independizamos. Recurriendo a nuestra sabiduría musical recién descubierta podríamos comprobar que los modelos médicos más antiguos (medicina tradicional o natural) se pueden aplicar con más eficacia y creatividad.

En cuanto a los efectos de la música en el ser humano, destaco los efectos en la inteligencia. El Dr. Howard Gardner realizó estudios que concluyen que ésta es una capacidad del ser humano que se convierte en una destreza con la posibilidad de desarrollarse. Gardner no niega la parte genética, cada individuo nace con potenciales marcados, que se van a desarrollar dependiendo del medio ambiente, las experiencias y la educación recibida. Según estudios realizados, Gardner y su equipo de investigación han deducido que existen ocho tipos de inteligencias: lógica-matemática, espacial, lingüística, corporal-kinestésica, intrapersonal, interpersonal naturalista e inteligencia  musical. Así mismo se han realizado estudios a fin de  evaluar los efectos de la música a través de los registros que producen los  electroencefalogramas. Encontró que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa, y que provoca aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños. Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejo. Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje. Estimula la creatividad y la imaginación. Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular. Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto. Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

Una de las áreas del desarrollo poco fomentada en todos los niveles educativos, que se enriquece con el trabajo musical y que es vital para la práctica docente, es la memoria semántica, la cual es una memoria declarativa de la que depende nuestra visión del mundo y el lenguaje, que en conjunto con la memoria explícita y episódica  hacen posible la adquisición y retención de un conocimiento general. En la memoria semántica está organizada toda la información que poseemos relacionada con hechos, conceptos y con el lenguaje. En relación al lenguaje y la música, estos se basan en mecanismos fonatorios (que generan sonido) y articulatorios y en procesos cerebrales dedicados al análisis de flujos de sonidos complejos, segmentados y que cambian rápidamente.

Sin embargo, hay importantes diferencias en el habla y el canto en el cerebro, como ejemplo, el trastorno del habla más común es el tartamudeo, y, como sabían muy bien los griegos y romanos, incluso aquellos que tartamudean mucho hasta el punto de no entenderse, casi siempre cantan con fluidez y libertad, y son capaces de sortear su tartamudeo cantando o hablando con una cantinela.  La música, dadas sus características como lenguaje, influye en los procesos cerebrales facilitándonos la capacidad de organizar, de seguir secuencias complicadas o de contener grandes volúmenes de información en la mente, ese es el poder narrativo o mnemotécnico  de la música. El potencial musical y sus beneficios para los procesos cerebrales, necesitan estímulo para desarrollarse completamente (trabajo en el aula en el caso de los educadores), en su ausencia estos talentos y procesos no llegan a desarrollarse.

¿Afectan a nuestro cerebro los diferentes géneros musicales? La exposición a los sonidos y a la música puede ayudarnos a desarrollar nuestras capacidades cerebrales, con todo lo que eso implica: mayor capacidad de memoria, atención y concentración; mejores habilidades matemáticas, de lenguaje y una buena capacidad para la resolución de problemas. Sin embargo, no toda la música sirve para lo mismo. Algunos tipos de música estimulan la creatividad y la imaginación, otros ayudan a establecer relaciones interpersonales sanas y a integrarse a la sociedad y a su medio ambiente. Y unos más, ligados al baile, brindan también un mejor acondicionamiento físico y otras pueden apoyar procesos terapéuticos. No está comprobado que la música clásica nos haga más inteligentes, pero escucharla al menos media hora al día proporciona al cerebro un mejor ambiente para desarrollar ideas y restablecer conexiones neuronales que, al final del día, nos ayudarán a estar alertas, concentrarnos mejor y optimizar los procesos de aprendizaje (Navarrete, 2011).

LA MÚSICA  EN LA EDUCACIÓN DE MÉXICO

A pesar  de la riqueza musical de México, falta mucho para fortalecer la enseñanza de la música en las escuelas de México, con una presencia significativa en la formación que requieren los diversos niveles educativos bajo un enfoque integral. El problema es holístico, ya que la educación no ha reconocido las múltiples interacciones de la música con las diversas asignaturas que conforman el trayecto educativo de cualquier estudiante. La educación musical en la enseñanza básica de nuestro país atraviesa una situación crítica y compleja. Algunos problemas tienen que ver con los planes de estudio, otros con la formación docente y de docentes especialistas en música, otros con la situación económica y otros son de naturaleza social y cultural. En mi experiencia como educador musical he comprobado que en México la formación musical ha encontrado obstáculos institucionales, estructurales y culturales que han impedido su pleno desarrollo. En contraste, la educación musical es obligatoria en los niveles primario y secundario en países como Argentina, Chile o Uruguay y depende directamente de los Ministerios de Educación Pública a través de departamentos especializados.

La Ley General de Educación de México (2019), propone una visión un poco más “progresista” acerca del área artística en la educación. Menciona “el desarrollo humano integral del educando” (Artículo 11, pág. 9), que la prestación de los servicios educativos impulsará el desarrollo humano integral” (pág.12), que la orientación integral, dentro del Sistema Educativo Nacional, considerará “la apreciación y creación artística, a través de conocimientos conceptuales y habilidades creativas para su manifestación en diferentes formas” (Artículo 18, Inciso X, pág. 9).  Propone que, en los contenidos de los planes y programas de estudio, la enseñanza de la música sirva para potencializar el desarrollo cognitivo y humano, así como la personalidad de los educandos (Artículo 30, Inciso XXII, pág. 13) y establece las atribuciones del sistema educativo, de las cuales la relativa a la música, y las demás artes, se encuentra en el Artículo 115, Inciso XI: Fomentar y difundir las actividades artísticas, culturales y físico-deportivas en todas sus manifestaciones (pág. 42-43).

Cuando se revisa la Ley General de Educación y el plan y programas de estudio en el área de artes, particularmente en el área de música en la educación básica, surge un cuestionamiento central: ¿está preparado el profesor encargado de un grupo para abordar los contenidos de la misma? Otros cuestionamientos están relacionados con agrupaciones musicales como las orquestas, bandas, estudiantinas y otras con las que cuentan algunas escuelas: ¿realmente se está formando musicalmente a los alumnos o sólo se trabaja empíricamente?, ¿cómo vincula la institución la clase de música con ese tipo de agrupaciones?, ¿cómo se vincula con las otras asignaturas? En los contenidos no se especifica su creación; sin embargo, existen y suelen ocupar un papel preponderante en desfiles y festivales escolares. La respuesta en mi experiencia es que no, conceptos como: notación musical, pulso musical, planos de audición, polirrítmia, armonía, entre otros, requieren de una formación técnico-musical y de didáctica musical más que básica.

A partir de lo anterior, puedo vislumbrar que los desafíos a los que se enfrenta la educación musical en la actualidad en nuestro país son variados y se encuentran en diferentes dimensiones y estratos de la educación en el país. Algunos corresponden a la organización e implementación de los planes de estudio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), otros se refieren a cuestiones de índole social y cultural, en otros casos escapan del alcance de las instituciones que apoyan el desarrollo de esta área del conocimiento. Es necesario estudiar las problemáticas y, en la medida de lo posible, resolverlas. Uno de los ámbitos donde me ha sido posible comprobar la necesidad de consolidar la educación musical es el de la educación básica.

Durante casi 20 años me desempeñé como Director fundador de la Orquesta de la Escuela Primaria “Abraham Castellanos” de Xalapa, Veracruz, México, de 1992 a 2011, donde trabajé con alumnos de preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, así como instructor en la formación y actualización de los educadores en formación y en servicio en el estado y asesor técnico-pedagógico del programa de Educación Artística en el Estado de Veracruz, donde tuve la oportunidad de diseñar e implementar cursos de iniciación musical para docentes, promoviendo no sólo el ámbito técnico-musical, sino también los beneficios de esta área del conocimiento en los procesos educativos, por lo que tengo una visión real de las posibilidades y desafíos de ésta área del conocimiento en la realidad.

El escenario es complejo, y aunque aquí lo describo de forma muy general, lo observado a lo largo de mi trabajo en esta actividad, lo que se puede resumir en los siguientes puntos:

  • Existe una insuficiencia de maestros con el perfil adecuado para la enseñanza de las actividades artísticas.
  • La formación que se da en las escuelas normales es poco adecuada, por no decir deficiente o nula en algunos casos.
  • No se realiza investigación educativa en esta área.
  • No se realiza una selección de aspirantes a la docencia de forma adecuada, se valoran los conocimientos en un examen objetivo, pero no las habilidades y/o formación complementaria como al artística.
  • Las horas destinadas para la clase de música en la educación básica son insuficientes, lo cual habla del desconocimiento, casi ofensivo, de los procesos para acceder al lenguaje artístico (musical en particular), y los beneficios de los que he hablado en este escrito.
  • Los temas planteados en el plan de estudios de la SEP no han sido seleccionados de acuerdo con las necesidades de formación de los alumnos de todos los niveles, a la idiosincrasia y acervo cultural de las diversas regiones del país.
  • Debido a las deficiencias de la formación musical en la educación básica, el egresado de bachillerato que pretenda dedicarse a realizar una carrera musical, probablemente la iniciará con un rezago considerable en su formación.
  • Desconocimiento de las carreras relacionadas con la música diferentes al músico ejecutante, es decir, docencia musical, producción, grabación, sonorización, arreglos, dirección orquestal, entre otras
  • La centralización de las escuelas de música dificulta el acceso de la población a una formación musical complementaria.

LA MÚSICA EN LA FORMACIÓN DOCENTE Y EN EL DESARROLLO PERSONAL

He mencionado los beneficios cognitivos de la música y de la educación musical. En relación a aporte de la música en el desarrollo personal, José Antonio Rodríguez-Quiles, catedrático de Educación Musical de la Universidad de Granada, España y coordinador de meNet (Music Education Network) en ese país, en su artículo: ¿Es necesaria una Educación Musical para todos?, resalta las innumerables ventajas que reporta a los niños la práctica prolongada de la música en la escuela. Entre otros beneficios, señala, permite que experimenten por sí mismos su propia capacidad de expresión, favorece el aumento de las competencias sociales gracias a la práctica en grupo y facilita el significado de la forma y el orden. La educación musical reforzada estimula de forma positiva la inteligencia, tanto de los alumnos mejor dotados intelectualmente, como de los que presentan algún déficit de desarrollo. Por otra parte, el rendimiento en otras asignaturas de los estudiantes «reforzados» en música, a pesar del tiempo dedicado a esta actividad, no se vio afectado en ningún momento (Rodriguez-Quilmes, 2003).

La UNESCO (2006), realizó un estudio internacional sobre la importancia de las artes en educación en el que participaron 91 países, se constata que los buenos programas de educación artística (entre los que la música tiene un papel fundamental), además de dar lugar a mejores resultados en otras áreas de conocimiento, tienen un efecto positivo sobre los estudiantes que los reciben y en especial en aquellos con más dificultades de adaptación y más desfavorecidos. El informe de la UNESCO apunta asimismo un dato revelador: los países de la OCDE que obtienen buenos resultados en PISA, parecen coincidir con los que tienen mejores programas educativos en artes.

Más allá de lo informado por la UNESCO, la importancia de la música ha ido evolucionando hasta formar parte significativa en el desarrollo de los sujetos, sin embargo este progreso se ha visto disminuido, básicamente por no conocer sus beneficios o por algún motivo cultural. Como lo he mencionado, muchos de los docentes desconocen la variedad de beneficios que trae la música al desarrollo humano, ya sea por falta de interés y por una mala preparación profesional, a pesar de que existen numerosas fuentes que lo respaldan. Personajes del mundo de la música han estudiado este arte, sus beneficios y otros se enfocado en su enseñanza formal con proponiendo métodos diferentes al tradicional. Menciono algunos de estos.

En la formación de los educadores, la música favorece el desarrollo del razonamiento lógico-matemático, la creatividad y el pensamiento flexible, indispensable para realizar adaptaciones curriculares, por ejemplo. En el plano psicomotor la ejecución de instrumentos favorece el desarrollo de la motricidad fina a la vez que aprende a valorar sus destrezas y aumenta su autoestima (plano afectivo) (Navarrete, 2011). Mills (1997) concuerda con lo beneficiosa que resulta la música en el desarrollo del autoestima y agrega que los docentes debemos ser capaces desarrollar el autoestima en nuestros estudiantes ya que los estudiantes logran más cuando se los estimula a pensar de una manera positiva en sus habilidades y logros, consiguiendo al mismo tiempo un mayor desarrollo. Casas propone que “los distintos planos cognitivos, así como el psicomotor y afectivo pueden verse favorecidos al iniciarse de manera temprana en el aprendizaje de la música” (Casas, 2001, pág. 66). Garretson (1980), menciona que la música puede utilizarse con fines terapéuticos y propone que la musicoterapia puede usarse para remediar problemas de aprendizaje, ayudar a los niños a aprender las interacciones sociales adecuadas, contribuir a motivar a niños que sufren trastornos emocionales o incapacidades formativas, auxiliar a los niños a corregir sus problemas perceptivos y motores, entre otras situaciones. Además, menciona que la práctica vocal e instrumental permite mejorar la postura y la respiración correcta, y que la pertenencia a conjuntos musicales favorece el desarrollo social en ámbitos como el respeto y la colaboración.

Considero que no tan sólo se hace imprescindible el estudio sobre los beneficios en distintos ámbitos que tiene este arte sobre los sujetos, sino que también su enseñanza y la manera en que forma parte importante del desarrollo personal. Un ejemplo es la integración de la música popular y el folclore a la educación y a la formación de los educadores, en virtud de que apoya el desarrollo integral rescatando elementos culturales propios de nuestro país, fortaleciendo el carácter nacionalista. Uno de los métodos para la enseñanza musical, que apoya esta incorporación, es el método Kodály, el cual considera que “el valor de la educación musical está en el ejercicio musical activo, como contribución a las facultades del niño” (Pascual, 2002a, pág.125), así a través de ésta el alumno aprende de manera más contextualizada, activa, acercándolo a cantos más familiares, puesto que el niño viene desde su hogar con un repertorio ya integrado y éste es el que se rescata posteriormente en la escuela, manteniendo siempre una relación firme entre los conocimientos previos y el que adquirirá posteriormente en la escuela. Cabe mencionar que esta metodología se implementa actualmente en Hungría, como un proceso que va desde el preescolar hasta la educación superior, no para la formación de músicos, para la formación integral con elementos culturales propios.

Los músicos y educadores musicales Carl Orff y Emile Jacques Dalcroze, comparten un punto en común en sus metodologías para la enseñanza de la música: la importancia del cuerpo al aprender música, conocerse y expresarse mediante éste y la trascendencia al estudiar el arte, lo cual contribuye al desarrollo del área motriz, mental, la coordinación, entre otras, porque pone en juego al mismo tiempo mente y cuerpo al trabajar, además de aprender a su vez los elementos de la música, como por ejemplo el ritmo, vital en los dos métodos (Pascual, 2002b).

La inteligencia musical, citando la propuesta de Gardner, puede desarrollarse en el estudiante conociendo el impacto que tendrá la música para su desarrollo, en la conciencia de que este impacto está sujeto a las particularidades del contexto en el que se trabajará. Debemos ser capaces de atender a todos los estudiantes, cada uno con necesidades particulares y cubrirlas. La música cumple un rol importante durante el desarrollo de estos, no tan solo los planos cognitivos, también en los afectivos, psicomotores y la forma en que nos expresamos, muchas veces podemos recurrir a la música como medio de expresión para manifestar nuestras emociones. Los educadores debemos tener conocimientos formales de estos beneficios y prepararnos para así poder llevar a cabo una metodología acorde a las necesidades de nuestros estudiantes, guiarlos, facilitar las herramientas adecuadas para que estos puedan explorar sus capacidades y potenciar las áreas necesarias para ayudar a enriquecer su crecimiento, logrando así un desarrollo integral.

Un ámbito que poco se relaciona con la música, y que se fortalece con ella, es la formación en valores. Éste es un proceso integral donde influye todos los recursos disponibles por el docente y no está limitado a la música, pero si el docente conoce los beneficios y alcances de la música como herramienta pedagógica entonces puede sacarle mayor provecho, más allá de crear habilidades y destrezas de ejecución musical y canto (Conejo, 2013). La música y su aplicación como herramienta para la formación en valores me ha permitido reafirmar, a lo largo de mi práctica docente, que la música tiene muchas aplicaciones como recurso pedagógico y efectivamente es una herramienta muy útil para la formación en valores, ya que enseña a compartir entre los alumnos, al participar de manera cooperativa en producciones o grupos musicales, desarrolla el sentido de la sana competencia, permite confrontar los rasgos personales entre los alumnos, establece nexos sociales, fomenta el trabajo en equipo, permite demostrar al alumno su capacidad de alcanzar metas propuestas y facilitan el desarrollo de su identidad nacional a través del uso de elementos propios de nuestra cultura.

REFLEXIONES FINALES O ENCORE, HABLANDO EN TÉRMINOS MUSICALES…

Educar integralmente al incluir a la música en la educación, implica diversos retos en diferentes ámbitos. A continuación expongo algunas reflexiones y alternativas que considero relevantes:

  1. En relación a los planes de estudio: el primer reto es consolidar la importancia de la enseñanza de la música en la educación básica. En los actuales planes, la formación musical se encuentra dentro de la Educación Artística, con una temporalidad de una hora a la semana para una asignatura que abarca cuatro especialidades (música, teatro, danza y artes visuales), tiene carácter obligatorio en el nivel básico y optativo en el nivel medio superior. Estoy convencido que debe existir obligatoriedad en todos los niveles. En cuanto a la organización dentro del sistema educativo, es necesario establecer un Departamento especializado en el área musical, con especialistas formados, como requisito indispensable, en música y docencia.
  2. En cuanto a la formación de docentes: la solución puede comenzar con realizar una selección de aspirantes a la docencia de forma integral, no sólo valorar los conocimientos en un examen objetivo (CENEVAL en este caso), debe valorarse las habilidades y/o formación complementaria (formación musical entre ellas), capacidad de comunicación, empatía, lectura, aptitudes artísticas, matemáticas y tecnológicas. Si el docente en formación conoce los elementos básicos de la música (duración, intensidad, altura, timbre, ritmo), podrá hacer uso en su ámbito de los aportes de la música en el desarrollo del aspecto intelectual, socio afectivo, psicomotor, de crecimiento personal y formación de hábitos en el alumno; sólo entonces puede contar con un recurso muy variado y efectivo en la formación integral del alumno. Los usos y ventajas de éste recurso puede ser adaptados y aprovechados según los objetivos específicos que se deseen alcanzar.
  3. Es necesario realizar investigación orientada a la búsqueda de integración en actividades musicales en todos los niveles educativos y para todos los alumnos, incluyendo a los que presentan limitaciones auditivas, perceptivas y de ejecución. Investigar las necesidades y efectos del trabajo musical en los diversos contextos regionales del país; de manera que puedan disfrutar también de los beneficios y alcances de la música a través de una formación integral. Investigar donde se compruebe, de manera práctica, el uso de la música como herramienta para la formación docente, diseñando herramientas de evaluación para sustentar los alcances. Promover entre los educadores de educadores el uso de la música como herramienta para la formación docente en todos los ámbitos.
  4. La música es una actividad que debe promoverse más allá de sólo formar destrezas musicales. Cultural y políticamente se ha cometido el error de encasillarla como una actividad accesoria, lúdica y sin valor educativo. Esto se observa, por ejemplo, en la asignación de presupuestos y profesiogramas para maestros especializados, así como en presupuestos para infraestructura y materiales. La propuesta es que a partir del trabajo en el aula los educadores promuevan ese cambio de mentalidad.
  5. Es necesaria una metodología propia, unificada y que responda a una realidad nacional multicultural, multilingüística y de acuerdo a las posibilidades económicas para su aplicación. Los que tenemos contacto con la música hemos sido formados a partir de metodologías extranjeras, que poco o nada se identifican con nuestra cultura.

Concluyo definiendo, en términos musicales, la relación de la música con nuestra salud, como una orquesta que recibe y produce una sinfonía de sonidos, sustancias químicas, cargas eléctricas, colores e imágenes. Si estamos sanos, nuestra orquesta funciona fluidamente, en armonía y afinada. Cuando estamos enfermos, una o más secciones instrumentales suena mal, entrecortada, desafinada. Igualmente es posible que el conjunto suene desincronizado. Imaginemos, por otra parte, a todos los instrumentos del cuerpo sonando a todo volumen, ese sería el peor de los sonidos posibles; pero el extremo opuesto, el silencio absoluto, representa un cuerpo sin vida. Es necesario observar nuestra orquesta en su totalidad y valorarla con precisión, a partir de su funcionamiento actual, las experiencias y su capacidad de mejora. Considero que una buena parte de la prevención de la enfermedad está en enseñar al cuerpo y mente a tocar y entender su propia música, no la partitura que dicta la sociedad del conocimiento, el “Mc World” (Barber, 1995), o el sistema económico global.

Comprendemos al mundo de diversas maneras: un campesino describe una tormenta de acuerdo a la devastación y a las pérdidas que le deja, un científico indicando las pulgadas de presión barométrica, el porcentaje de humedad y la velocidad de los vientos; José Revueltas (compositor mexicano),  describe una tormenta haciendo vibrar los metales de una orquesta con el vaivén de los violines. José Clemente Orozco lo expresa con una explosión de colores en un lienzo. La importancia de la música en el desarrollo personal y la formación docente no es una temática contemplada en los planes de estudio relativos a ésta, por lo que considero que representa un vacío importante personal y profesional que debe atenderse, ya que el conocimiento musical, nos permite tener una visión más amplia, complementaria y crítica del mundo.

REFERENCIAS

Barber, B. (1995). Jihad vs. McWorld : How Globalism and Tribalism Are Reshaping the

World. Times Books.

Campbell, D. (1998). El efecto Mozart. Barcelona: Urano.

Casas, M. (2001). ¿Por qué los niños deben aprender música? Colombia: Universidad

del Valle. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28332408.

Conejo, P. (2013). El valor formativo de la música en la formación de valores. Artículo.

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Garretson, R. (1980). La música en el plan de estudios de la escuela moderna. México:

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Grout, D. y Palisca C. (1989). Historia de la música occidental I. Madrid”: Alianza Música.

  1. Congreso de la Unión. Cámara de Diputados (2019). Ley General de Educación.

http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGE_300919.pdf

Mills, J. (1997). Los profesores de enseñanza básica y media. Barcelona: Andrés Bello.

Navarrete, G. (2011) ¿Cómo afecta a tu cerebro cada género musical? Artículo.

Rescatado de www.cnnespanol.cnn.com

Pascual, P. (2002a). Los instrumentos. Madrid: Pearson.

Pascual, P. (2002b). El método Kodály. Madrid: Pearson

Rodriguez-Quilmes, J. (2003). ¿Es necesaria una Educación Musical para todos?

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Sacks, O.  (2009). Musicofilia. Relatos de la música y el cerebro. Barcelona:

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Storr, A. (1992). La música y la mente. El fenómeno auditivo y el porqué de las

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Publicado por: Pluma Invitada

Leticia Nayeli Ramírez-Ramírez *

Monserrat Bravo-Delgado **

Los efectos de la pandemia por COVID-19 en los sistemas educativos ha llevado a poner el foco de atención en las brechas al acceso tecnológico y las deserciones escolares. Las cifras del INEGI (2021) muestran que 740 mil personas desertaron durante el ciclo escolar 2019-2020, lo que representa el 2.2% del total de personas entre 3 y 29 años para ese curso. Cerca del 60% lo hicieron por motivos asociados al COVID-19 y 8.9 por falta de dinero o recursos. Adicionalmente, la cifra de inscritos pasó de 33.6 millones en el ciclo escolar 2019-2020 a 32.9 millones para el ciclo escolar siguiente. Los motivos señalados en mayor porcentaje fueron: considerar poco funcionales las clases a distancia, pérdida de trabajo de alguno de sus padres o tutores y carencia de recursos tecnológicos para las actividades escolares.

Es importante señalar que, dentro de la opinión social, las clases a distancia no han logrado posicionarse como un espacio favorable para la construcción de los aprendizajes. Si bien en el 56.6% de las viviendas se reconoce el beneficio que aportan al salvaguardar la salud de los alumnos, únicamente el 22.3% considera que promueven la convivencia familiar y tan solo el 19.4% percibió un ahorro de dinero en gastos asociados a la educación. En cambio 58.3% consideró que en esta modalidad no se aprende o se aprende menos, el 27.1% reportó falta de seguimiento a los aprendizajes y el 23% reconoció falta de capacidad técnica o habilidades pedagógicas de padres o tutores para transmitir conocimientos (INEGI, 2021).

Re-pensar la construcción del espacio áulico más allá de los límites geográficos del aula tradicional ha sido un reto para todos los sistemas educativos. Las estrategias de implementación de modelos híbridos (Hybrid Model Learning) lleva a plantearse muchas interrogantes y brechas por resolver ¿todas las escuelas cuentan con el equipamiento tecnológico y de soporte técnico para su implementación? ¿qué pedagogías pueden involucrarse en la construcción de un sentido de aula más allá de las fronteras físicas?, ¿qué metodologías y aproximaciones pueden responder a las necesidades de un contexto social permeado por la incertidumbre?  Las cifras no son alentadoras hasta 2019 el uso de la tecnología en las escuelas públicas de educación básica era bastante limitado, como reportó en ese año el Instituto Nacional para la Evaluación en México: menos de la mitad de las escuelas contaban con computadoras para estudiantes e internet, al reportarse un 28.4% en nivel preescolar y un 43.91% en nivel primaria.  Esta situación es todavía más grave en las escuelas pertenecientes a CONAFE, donde menos del 10% cuenta con computadores, y en las escuelas rurales donde menos del 10% cuenta con internet. En este sentido, la implementación de un modelo educativo a distancia acentuó la desigualdad en el acceso a los recursos y obligó a docentes, alumnos y familias a migrar las actividades escolares a un entorno para el cual no estaban preparados.

Es importante destacar que, más allá de las clases implementadas en el programa Aprende en casa, los docentes han movilizado diferentes recursos tecnológicos para mantenerse en contacto con los alumnos y sus familias, así como para generar nuevos entornos de aprendizaje. Los resultados de la Encuesta Nacional a Docentes ante el COVID-19. Retos para la educación a distancia muestran que las principales herramientas para la comunicación con los padres de familia han sido distintas por zona geográfica, pero en términos generales se identificó: el uso del correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Messenger y llamadas tanto a celulares como a teléfonos fijos. En relación con las actividades, las plataformas que se emplearon también fueron diversas, entre las que se encuentran Classroom, Classdojo, uso de videos, simuladores y plataformas de capacitación.

Cuando hablamos de la implementación de un modelo educativo se tienen que discutir también el enfoque pedagógico, la flexibilidad de los contenidos, las estrategias para el diálogo presencial y virtual, la negociación del espacio, reglas, tiempos, el uso de metodologías adecuadas para el aprendizaje en un contexto de incertidumbre, la gestión de las emociones en el espacio áulico, entre otras.

Por ello, será crucial que en el nuevo tránsito a las aulas y la eventual implementación de los modelos híbridos de enseñanza se consideren las necesidades educativas de todas y todos los involucrados en el proceso educativo; que las instituciones educativas cuenten con un sistema de seguimiento de las y los alumnos, padres de familia y comunidades en las que se encuentran localizados. La implementación de programas de Inteligencia Emocional también son aliados importantes en el regreso a las aulas, así como la planeación de contenidos flexibles que permitan dar respuesta a un contexto social permeado de incertidumbre.

Referencias

Baptista Lucio, P., Almazán Zimerman, A., Loeza Altamirano, C. A, López Alcaraz, V. A. & Cárdenas Domínguez, José Luis (2020). Encuesta Nacional a Docentes ante el Covid-19. Retos para la educación a distancia. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, L, 41-88.  https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27063237021

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2020). Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. https://www.inegi.org.mx/investigacion/ecovided/2020/

Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. (2019). La educación obligatoria en México. Informe  2019. Capítulo 2. Computadoras para estudiantes e internet. https://www.inee.edu.mx/medios/informe2019/stage_01/cap_020204.html

*Leticia Nayeli Ramírez-Ramírez 

Doctora en Psicología Educativa y del Desarrollo por la U.N.A.M. Investigadora miembro del SNI-1, asociada titular en el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Coordinadora del grupo de investigación “Formación Profesional e Innovación Educativa”.

**Monserrat Bravo-Delgado 

Doctora en Educación por la UDF. Colaboradora destacada del Laboratorio de Formación Profesional e Investigación Educativa. Investigadora en la línea de docentes y comunidades de aprendizaje. Se desempeña como docente de Licenciatura y Posgrado en Universidad ICEL y Universidad UCAD, en del área de Psicología y Pedagogía. A nivel básico, ha ocupado los cargos de Subdirectora Académica y Subdirectora de Gestión en instituciones públicas.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/entre-el-aula-y-el-zoom-los-modelos-hibridos-como-estrategia-educativa-para-el-escenario-post-covid19/

 

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Brasil: Sufrir con quien sufre: la actualidad de la compasión

Sufrir con quien sufre: la actualidad de la compasión

Un manto de sufrimiento y de dolor cubre toda la humanidad, amenazada por la Covid-19. La cultura del capital, dentro de la cual vivimos, se caracteriza por el individualismo y por una clamorosa falta de cooperación. El Papa, en la isla italiana de Lampedusa, al ver a cientos de africanos que llegaban en barco desde África y eran mal acogidos por la población local, dijo casi entre lágrimas: “nuestra cultura moderna nos ha arrebatado la compasión por nuestros semejantes; nos hemos vuelto incapaces de llorar”.

Parece que la inflación de racionalidad instrumental y analítica nos ha producido una especie de lobotomía: nos hemos hecho insensibles al sufrimiento del otro. El presidente actual de Brasil es la comprobación más trágica de esta indiferencia. Jamás ha visitado un hospital lleno a tope de personas contaminadas de Covid -19, muchas de ellas muriendo asfixiadas. Sin ningún sentimiento, leyó en un discurso público una fría frase que le prepararon, pero se sentía que no venía de un corazón sensibilizado por las casi 600 mil vidas truncadas por su política necrófila.

La pandemia nos está haciendo descubrir nuestra humanidad profunda: la centralidad de la vida, la interdependencia entre todos, la solidaridad y el cuidado necesario. Nos hace más sensibles. Ha traído de vuelta la compasión. Tener compasión no es tener pena de los otros, mirándolos desde arriba. Compasión es la capacidad de sentir y compartir la pasión del otro, decirle al oído palabras de esperanza, ofrecerle un hombro, y decirle que estás ahí, a su lado para lo que sea, es ser capaz de llorar juntos pero también de animarse mutuamente.

La compasión es un sentimiento humano transcultural. Se encuentra en todas las culturas: todos se inclinan sobre el caído y ante la dignidad del sufrimiento del otro.

Tiempo atrás en un ancestral túmulo egipcio se descubrió esta inscripción, llena de compasión: “yo fui alguien que escuchó la queja de la viuda: fui alguien que lloró por una desgracia y consoló al abatido; fui alguien que oyó el sollozo de la niña huérfana y le enjugué las lágrimas; fui alguien que tuvo compasión de una mujer desesperada”.

Hoy los familiares de los muertos y afectados por la Covid-19, que ha dejado en los curados secuelas graves, nos convocan a vivir este lado mejor de nuestra humanidad: la compasión. Santo Tomás de Aquino escribió en su Suma Teológica que la compasión es más excelente que el amor al prójimo. Este se dirige al otro; la compasión se dirige al otro que sufre.

Aprendemos de la física cuántica, de la cosmología contemporánea y de la bioantropología que la ley fundamental de todas las cosas y de todo el universo no es la competición y el triunfo del más capaz de adaptación sino la cooperación y la sinergia de todos con todos. Hasta el más pequeño y débil tiene derecho a vivir pues posee su lugar en el conjunto de los seres, y lleva en sí un mensaje a ser oído por todos. En este campo también vale la compasión entre todos los seres más allá de los humanos.

De San Francisco, que se compadecía especialmente de los leprosos, de la lombriz que no conseguía hacer un hueco en el suelo duro del camino –la sacaba, compasivo, y la llevaba a la tierra húmeda–, o de la rama rota, se cuenta la siguiente leyenda: Una vez encontró a un niño que llevaba una jaula llena de palomas para venderlas en el mercado. Le pidió: “buen niño, dame estas palomas tan humildes e inocentes para que no sean muertas y comidas por las personas”. El niño, tocado por el amor inocente de San Francisco, le dio la jaula con las palomas. San Francisco les dijo susurrando: “mis queridas hermanitas, sencillas y simples, ¿por qué os dejasteis atrapar? Yo voy a liberaros”. Abrió la jaula pero en vez de salir volando, fueron a colocarse en su pecho y en su capucha y no se querían ir. San Francisco las llevó a la ermita y les dijo: “multiplicaos como lo quiere vuestro Creador”. Tuvieron muchos pichoncitos. No salían de la compañía de San Francisco y de los frailes, como si fuesen domésticas. Sólo levantaron el vuelo y salieron volando por los aires cuando San Francisco las bendijo y las dejó ir.

Como se deduce, la compasión, en la línea del budismo y del Fundamento de la moral (1840) de Arthur Schopenhauer, fundada en la ilimitada compasión para con todos los seres, no es sólo importantísima para quien está sufriendo actualmente, sino para toda la creación.

Concluyamos con las palabras inspiradoras del Dalai Lama: “Ya crea o no crea usted en Dios, ya crea en Buda o no… tenemos que participar en los sufrimientos de las otras personas. Aunque uno no pueda ayudarlas con dinero, siempre es válido expresar apoyo moral y empatía. Ésta debe ser la base de nuestro actuar. Que a esto le llamemos religión o no, es lo que menos importa” (Lógica del amor, 1998).

Nuestra conclusión: más allá de cualquier diferencia o singularidad, lo que importa es la compasión.

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1030

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UNESCO: Informe desvela las Medidas de Auxilio Financiero para los Estudiantes de Educación Superior durante la Pandemia

Informe desvela las Medidas de Auxilio Financiero para los Estudiantes de Educación Superior durante la Pandemia

  • En la región, más de 50% de la matrícula de educación superior la financian los hogares. En Chile, Brasil o Perú, estas proporciones son de 84%, 75% y 70%, respectivamente  
  • Mientras Chile dedica 19% de la inversión pública en educación superior a financiar directamente las instituciones de educación superior y 81% al financiamiento directo de los estudiantes, Perú dedica 90% y 10% de sus recursos al financiamiento de la oferta y la demanda, respectivamente  
  • Durante la pandemia más del 60% de las IES públicas y 90% de las privadas anunciaron descuentos en las matrículas  

    La irrupción de COVID-19 ha impactado la educación superior en América Latina. La crisis económica desatada por la pandemia afecta ampliamente la matrícula universitaria en la región. En Colombia, cifras preliminares muestran una caída en la matrícula universitaria de más del 11% en el segundo semestre de 2020, comparado con 2019. Sin herramientas complementarias de subsidio y financiamiento, muchos estudiantes, especialmente de ingresos medios y bajos o en países con alta prevalencia de la matrícula privada, no podrán acceder o desertarán de la educación superior.  

    En este contexto ¿qué políticas y medidas han adoptado los países para ofrecer apoyo financiero a los universitarios de la región en el marco de la pandemia? ¿Cómo difieren estas ayudas en función de la configuración de los esquemas nacionales de financiamiento de la educación superior? ¿Cómo se complementaron las ayudas provenientes del gobierno con instituciones de crédito educativo (ICE) e instituciones de educación superior (IES), para responder a las necesidades financieras de los alumnos?

    Con la finalidad de analizar las medidas especiales que los principales actores del financiamiento de la educación superior adoptaron para apoyar a los estudiantes durante el 2020, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Asociación Panamericana de Instituciones de Crédito Educativo (APICE), y el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) realizaron el estudio Educación superior y COVID-19 en América Latina y el Caribe: Financiamiento para los estudiantes, presentado oficialmente el 9 de julio de 2021.    

    La publicación se basa en los resultados de una encuesta regional dirigida a los actores públicos y privados encargados del financiamiento de la educación superior en 11 países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Honduras, México, Perú, República Dominicana y Uruguay. De acuerdo a esta, cinco de siete gobiernos participantes tomaron medidas para ayudar a las IES durante el periodo de confinamiento y tres reportaron haber diseñado nuevos programas para su financiamiento o alivio financiero posconfinamiento. Estas medidas comprenden ayudas financieras (transferencias extraordinarias directas y reorientación de recursos financieros) y ayudas no financieras (ayudas en recursos físicos, técnicos y pedagógicos).  

    Entre los principales hallazgos del estudio se cuenta que más del 60% de las IES públicas y 90% de las privadas anunciaron descuentos en las matrículas, y algunas plantearon estrategias de internacionalización virtual con universidades aliadas en el extranjero para incentivar la permanencia de los estudiantes. 

    Por otra parte, ninguno de los países encuestados, con excepción de Chile y Republica Dominicana, cuenta con programas de gobierno de apoyo financiero directo a las IES privadas. Solo las IES públicas recibieron ayudas extraordinarias directas en estos países, aunque, en promedio, más del 50% de la matrícula en educación superior en la región es privada. La encuesta además arroja que las IES públicas presentan alta dependencia financiera de los recursos provenientes del gobierno (61% de los recursos totales, en promedio), mientras que las IES privadas tienen una alta dependencia de los aranceles o matrículas pagados por los estudiantes (84 % en promedio). 

Recomendaciones sostenibles de acción 
A través de ejemplos concretos representados por las iniciativas de los actores objeto de este estudio, el mismo propone recomendaciones basadas en buenas prácticas, referidas a la flexibilidad en el financiamiento, la implementación de instrumentos financieros innovadores y sostenibles, y el fomento y creación de alianzas y programas en bloque.  

En el ámbito del financiamiento, el informe recomienda a los gobiernos: incorporar en los subsidios a las IES ajustes innovadores que viabilicen el acceso a instituciones tanto públicas como privadas; promover líneas de crédito de fomento con menos tasas de interés y mayores plazos para ICE e IES para apoyar la financiación de la educación superior; avalar créditos de fomento a las ICE provenientes de créditos externos de la banca multilateral, como mecanismo de financiamiento directo a los estudiantes.  

A las instituciones de educación superior, recomienda diversificar sus fuentes de ingreso para disminuir el riesgo financiero en el contexto de la crisis, por ejemplo, con la oferta de servicios de consultoría pública y privada; y ampliar la oferta educativa mediante la innovación y la transformación digital, incorporando cursos cortos y certificaciones digitales acordes con las nuevas tendencias y necesidades productivas y de la sociedad.  

Con respecto a la implementación de instrumentos financieros innovadores y sostenibles, el informe recomienda: la implementación de modelos de becas con responsabilidad compartida para incentivar el acceso y la permanencia de los estudiantes; la adopción de estrategias de respaldo a los créditos de estudiantes con modelos solidarios como alternativa para quienes no cuentan con codeudores o avalistas; los préstamos de repago contingente a los ingresos, que permiten cuotas que suben y bajan de acuerdo a los ingresos del prestatario; y mejorar los sistemas de gestión educativa universitaria y de los egresados para contar con información sobre los ingresos, monitoreo estudiantil y alertas tempranas, apoyo académico y sicológico para apoyar a los estudiantes en riesgo, entre otros. 

En cuanto al fomento y creación de alianzas y programas en bloque resalta la importancia de fortalecer el trabajo interinstitucional para el despliegue de estrategias comunes, que ha redundado en modelos de atención a los estudiantes con acciones orientadas a mejorar el acceso y evitar la deserción, con sistemas de crédito que favorecen al estudiante.  


Descargue el informe:  https://www.iesalc.unesco.org/wp-content/uploads/2021/07/financiamiento-09072021.pdf

 

Fuente de la Información: https://www.iesalc.unesco.org/2021/07/08/informe-desvela-las-medidas-de-auxilio-financiero-para-los-estudiantes-de-educacion-superior-en-la-region-durante-la-pandemia/

 

 

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Educar la autonomía: un desafío en la pandemia

Educar la autonomía: un desafío en la pandemia

Publicado por: Pluma invitada

Hilda Ana María Patiño Domínguez *

Uno de los retos más importantes que planteó la pandemia por COVID-19 a la educación de las niñas y los niños fue lograr que desarrollaran su capacidad de autonomía para aprender y tomar decisiones. Este asunto parece paradójico porque por un lado, el hecho de no ir a la escuela abría la oportunidad de la flexibilidad de horarios, de usar otras fuentes que no fueran el libro de texto, de pasar más horas fuera del ojo vigilante de la maestra y sin la interrupción del juego con los compañeros, abría un espacio inédito para que los niños y niñas pusieran en marcha sus capacidades de aprender por sí mismos.

De hecho, en muchas circunstancias, el mensaje del Whatsapp era la única vía de comunicación de una maestra que solicitaba la tarea y que confiaba en que sus alumnos la resolverían por sí mismos, por lo que se vieron expuestos a echar mano de sus propios recursos e ingenio.

Esto, definitivamente, abona a la configuración de la autonomía. Sin embargo, por otro lado, esta misma situación se convirtió en un obstáculo para desarrollar personalidades autónomas, pues las madres y padres, al involucrarse más hondamente en la educación escolar de sus hijos, tomaron el papel de los maestros y ejercieron una vigilancia estrecha sobre la conducta de sus hijos. Hubo madres trabajadoras que sentaron a sus hijos junto a ellas para supervisar que realizaran los ejercicios y tareas.

–“Si no lo hago así se me va de pinta”, me dijo una de ellas. “Ahora es muy fácil hacerlo. Basta con darle un click a la pantalla y te vas de la clase al TikTok o a un videojuego…”. 

Padres, madres y maestros coinciden, seguramente, en que la finalidad de toda educación es lograr que las personas se vuelvan autónomas: piensen por sí mismas, decidan por sí mismas y aprendan por sí mismas. Pero construir la autonomía no es cosa fácil. Requiere de años maduración de los factores cognitivos y socioafectivos  que permiten a la persona tomar las riendas de su propia vida y responsabilizarse por sus decisiones y las consecuencias de las mismas.

Se trata de una competencia socioemocional compleja que implica factores cognitivos, afectivos y sociales y que involucra habilidades intrapersonales como la autoconciencia, el autoconocimiento, la autoeficacia, la autoestima, pero también habilidades emocionales interpersonales como la empatía, la colaboración, y las actitudes prosociales en general.

La finalidad de la educación no sería lograr la formación de personas autonómas si esto no coadyuvara a la construcción de una sociedad mejor para todos. Por tanto, la autonomía no debe confundirse con el individualismo, que es la afirmación del yo y sus necesidades y deseos como criterio único de referencia.

Desde luego que la conciencia de ser un individuo es importante para entender que tomamos decisiones y que somos responsables de nuestros actos, pero es preciso añadir a la conciencia individual la conciencia de la intersubjetividad, de la necesaria relación con los demás para lograr nuestra identidad. Es decir,  que la construcción del concepto del yo como sí mismo implica una narrativa a partir de una dialéctica de identificación y diferenciación con el los otros.

La vivencia de la intersubjetividad nos lleva a la conciencia de la interdependencia: todos necesitamos de todos, y lo que yo hago repercute en otros,  así como lo que otros hacen repercute en mí. Llegar a esta conciencia implica un delicado balance a la que una buena educación debe aspirar. ¿Hasta dónde ayudar a un niño a aprender y hasta dónde dejar que aprenda por sí mismo? ¿Hasta dónde le permitimos que tome sus propias decisiones y hasta dónde debemos poner límites para las mismas? Evidentemente, se trata de un proceso gradual que requiere, en el fondo de una amorosa ética del cuidado.

Los tiempos de pandemia nos dejaron desarmados ante lo incierto y es natural que muchas madres y padres hayan exacerbado su instinto de protección. Pero los niños y niñas necesitan crecer y aprender a afrontar sus propios problemas. He dialogado con varias maestras que me han dicho lo importante que es que los padres de familia no traten de intervenir en las tareas de los hijos o resolverles los problemas matemáticos.

Antes de la pandemia, cuando los niños y niños dejaban su hogar para ir a la escuela, el aprendizaje quizás más importante para su vida futura era valerse por sí mismos y ganarse un lugar en una sociedad más amplia y diversa, fuera de la protección familiar.

De algún modo, la escuela les obligaba a  enfrentar sus problemas y a aprender con la ayuda de los profesores y de sus compañeros. Esa función de socialización necesaria para forjar tanto la autonomía como la vida en común se perdió cuando la escuela se trasladó al hogar y los padres se convirtieron en profesores, de manera intempestiva y sin ninguna preparación pedagógica previa. Hicieron lo que pudieron. Y tal vez, en esa necesidad de hacerlo bien, muchos ejercieron una vigilancia extrema sobre sus hijos.

Ahora las maestras y maestros están solicitando a esos padres que no les hagan la tarea a los niños, que respondan los exámenes por ellos, que, por favor, dejen que se equivoquen. Otra vez la virtud como justo medio entre los dos extremos del exceso y del defecto, de la que Aristoteles habló hace tanto siglos en su Ética a Nicómaco, vuelve a darnos luz,  pues para educar en la autonomía responsable tan malo es no guiar ni supervisar como hacerlo en demasía.

La buena pedagogía desafía a los alumnos a lograr cosas por sí mismos, a descubrir,  a resolver, pero, al mismo tiempo,  sienta las bases necesarias para que puedan dar el salto de lo conocido a lo desconocido. Es el andamiaje del que habla Bruner, siguiendo la idea de la Zona de Desarrollo Próximo de Vigotsky, otra idea del justo medio en la que Aristóteles vuelve a resonar con sentido realista: no poner a los estudiantes retos tan difíciles que se frustren por no resolverlos, ni tan fáciles que no les resulten aburridos.

Darles las armas necesarias para resolver retos emocionantes de manera colaborativa construye, además, el sentido de una comunidad de aprendizaje. Esa es la delicada, loable y muchas veces mal comprendida, labor de los docentes.

La vivencia de ir logrando desafíos forja el carácter de los niños y niñas, y su sentido de autoeficacia, un ingrediente indispensable para construir la autonomía.  El sentirse capaz de lograr algo, además, redunda en la estima que nos tenemos a nosotros mismos.

Educar en la autonomía, por tanto, requiere de promover habilidades como la autoestima, la autoeficacia, la tolerancia a la frustración y la perseverancia, y valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la solidaridad.

Desde el punto de vista cognitivo, el ingrediente clave para lograrlo es la reflexión metacognitiva. Pensar antes de decidir, identificar los pros y los contras de una decisión, conocer cuáles son los propios procesos de conocimiento y las propias motivaciones y deseos, solo se logra cuando emprendemos un viaje al interior de nosotros mismos. Es el viaje que Sócrates realizó motivado por la frase inscrita en el Oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”.  No en vano es el padre de la ética. Sus enseñanzas sentaron las bases del pensamiento crítico que se detona en el diálogo con un maestro que sabe hacer las preguntas pertinentes para tomar las decisiones correctas de cara a una comunidad.

Preguntarnos cómo ayudar a nuestras hijas e hijos a construir su autonomía es por ello, una cuestión ética de primera importancia.

…………….

https://www.muxed.mx/post/educar-la-autonom%C3%ADa-un-desaf%C3%ADo-en-la-pandemia

*Hilda Ana María Patiño Domínguez. Integrante de MUxED, Licenciada en  Filosofía y Maestra en Ciencias de Educación por Syracuse University, Nueva York. Es Doctora en Educación por la Universidad Iberoamericana y actualmente es la directora del Departamento de Educación en esa misma universidad. Sus líneas de investigación son la educación humanista, la educación socioemocional y las prácticas docentes a nivel universitario. Linkedin: linkedin.com/in/hilda-patiño-domínguez-15619111

Referencias:

Bandura, A. (1999). Autoeficacia: Cómo afrontamos los cambios de la sociedad actual. Biblioteca de Psicología. Bilbao, España: Desclée De Bower.

Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis.

Bisquerra, R., & Pérez, N. (2007). Las competencias emocionales. Obtenido de UNED Facultad de Educación: https://casel.org/wp-content/uploads/2019/12/CASEL-wheel-competencies-Spanish.pdf

Vigotsky LS. (2006). “Interacción entre aprendizaje y desarrollo”. En: Segarte AL, compiladora. Psicología del desarrollo escolar. Selección de lecturas. La Habana: Editorial Félix Varela; 2006. p. 45-60.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/educar-la-autonomia-un-desafio-en-la-pandemia/

 

 

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Más de un 1,5 millones de niños precisan ayuda de emergencia en Haití

Más de un 1,5 millones de niños precisan ayuda de emergencia en Haití

Noticias ONU
9 Julio 2021

El país caribeño vive su peor crisis humanitaria de los últimos años y el deterioro aumenta día tras día debido a la violencia, la falta de acceso a servicios básicos, la pandemia y los huracanes. Haití es el único país de América que no ha recibido ninguna vacuna COVID-19.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) dio la alarma este viernes sobre la situación humanitaria en Haití, donde al menos 1,5 millones de niños necesita ayuda urgente para sobrevivir en un entorno de carencias y violencia creciente.

Según la agencia de la ONU, la suma de factores como el aumento de la violencia, el acceso limitado al agua potable, la salud y la nutrición, los servicios de educación y protección interrumpidos por la pandemia de COVID-19, y los huracanes han sumido al país en su peor crisis humanitaria de los últimos años.

Además, el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse ha generado disturbios que podrían acarrear mayor violencia e inseguridad, dificultando la labor de los trabajadores humanitarios que distribuyen asistencia de emergencia a la población más vulnerable.

La violencia obstruye el trabajo humanitario

“Cuando las pandillas luchan en la calle y las balas vuelan, es difícil llegar a las familias más vulnerables con estos suministros que salvan vidas. A menos que se otorgue un paso seguro a las organizaciones humanitarias, miles de niños afectados seguirán con poca o ninguna asistencia”, dijo el representante de UNICEF en Haití.

Bruno Maes señaló que la vida de muchos niños depende de la ayuda humanitaria y de artículos esenciales, como vacunas, jeringas, medicinas y alimentos terapéuticos.

Agregó que aunque UNICEF cuenta con suministros que pueden salvar vidas en el país, la violencia y la inestabilidad prolongadas podrían impedir la entrega y reposición de artículos esenciales para los niños, incluidas vacunas, medicamentos y suministros médicos, así como tratamientos para la desnutrición.

Desde principios de año, la situación humanitaria de las familias haitianas se ha deteriorado mucho y sólo en el primer trimestre se incrementaron un 26% las hospitalizaciones de niños con desnutrición aguda grave, con respecto al año anterior.

Para empeorar el panorama, en junio estallaron los enfrentamientos entre grupos armados en algunas zonas de Puerto Príncipe, provocando incendios y otros daños en cientos de viviendas.

De acuerdo con los datos de la ONU, desde entonces más de 15.000 mujeres y niños han abandonado sus hogares a causa de la violencia en la capital y la periferia.

Al menos 1,5 millones de niños precisan asistencia humanitaria urgente en Haití

Sin vacunas COVID-19

Además, los casos de COVID-19 van en aumento y para fines de junio se habían registrado más de 18.500 infecciones y 425 muertes.

UNICEF reportó que los hospitales dedicados para pacientes con COVID-19 están saturados y enfrentan una escasez de oxígeno. Asimismo, algunos pacientes mueren porque la violencia impide que las ambulancias lleguen a auxiliarlos.

El representante del organismo para la infancia recordó que Haití es el único país de América al que no ha llegado una sola dosis de la vacuna COVID-19.

Es inaceptable. (…) En medio del aumento de los casos de coronavirus en Haití, cualquier día adicional sin vacuna pone en peligro la vida de cientos de personas”, recalcó Maes.

El trabajo de UNICEF

UNICEF solicitó este año 48,9 millones de dólares para aliviar las necesidades humanitarias de 1,5 millones de personas en Haití, incluidos más de 700.000 niños, pero hasta ahora sólo ha recibido el 31% de los fondos requeridos.

El Fondo para la Infancia apoyará la distribución, transporte y almacenamiento de vacunas COVID-19 a la temperatura adecuada.

En los últimos tres años, UNICEF ha instalado más de 920 refrigeradores solares en Haití para fortalecer la cadena de frío, principalmente en áreas remotas donde la electricidad no es confiable. En total, la agencia ha equipado al 96% de las instituciones de salud del país con refrigeradores solares.

UNICEF instó a poner fin a la violencia de las pandillas en Haití y pidió que se garantice el movimiento seguro del personal humanitario para llegar con asistencia a las familias en las zonas más afectadas de Puerto Príncipe.

Fuente de la Información: https://news.un.org/es/story/2021/07/1494192

 

 

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América Latina: Lanzamiento informe: La paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe

Lanzamiento informe: La paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe

 

Persisten los problemas en América Latina: Desigualdades sociales, altos niveles estructurales de pobreza, poca inversión por parte de los estados, la productividad escasa.

Descargue este video de la CEPAL y obtendrá esta interesante información que desnuda la problemática de América Latina y el Caribe.

Fuente de la Información: https://www.cepal.org/es/videos/lanzamiento-informe-la-paradoja-la-recuperacion-america-latina-caribe

 

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